La conclusión del sistema de cosas
“Dinos: ¿Cuándo serán estas cosas y qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?” (Mat. 24:3).
Con esa pregunta, dio inicio una de las más grandes profecías que jamás se hayan pronunciado y en esta ocasión, directamente por boca del mismo Hijo de Dios, Jesús. Profecía que tendría su cumplimiento precisamente en nuestros días y de la que, como se suele decir, seríamos espectadores privilegiados, es más, tendremos acomodo en primera fila. Es de notar sin embargo, que ya bastante antes, Jesús había relacionado la expresión “conclusión del sistema de cosas” a una siega; y el tiempo de la siega por lo general y más en aquellos tiempos, producía gran gozo a medida que se cosechaba el fruto de meses de trabajo y se juntaba la producción para que hubiera provisión durante los meses futuros. Sin embargo, hay una siega figurada y que es a la que hizo referencia Jesús, que no solo producirá gozo a algunos, sino también horror y desesperación a otros muchos. Esta es una siega de alcance mundial y a ella se refirió Jesús, cuando declaró:
“El campo es el mundo (……) La siega es una conclusión de un sistema de cosas.” (Mat. 13:38-39).
Cuando usted oye expresiones como “el fin del siglo”, “el cierre de la era”, “el fin del mundo” (según versiones) o como más acertadamente traduce la versión NM de los TJ “la conclusión del sistema de cosas” en ese pasaje de Mat. 24:3 citado ¿qué idea tiene de lo que sucederá? Note que Jesús, dio mucho énfasis al hecho de que habría un fin del presente sistema mundial con todas sus dificultades y se refirió a la siega, como la conclusión de un sistema establecido de cosas. La explicación de esta parábola o ilustración y de la que hemos adelantado una pequeña idea, la encontramos en Mat. 13:36-43 y nos dice así:
“Luego, después de despedir a las muchedumbres, entró en la casa. Y sus discípulos vinieron a él y dijeron: “Explícanos la ilustración de la mala hierba en el campo”. 37 En respuesta dijo: “El sembrador de la semilla excelente es el Hijo del hombre; 38 el campo es el mundo; en cuanto a la semilla excelente, estos son los hijos del reino; pero la mala hierba son los hijos del inicuo 39 y el enemigo que la sembró es el Diablo. La siega es una conclusión de un sistema de cosas y los segadores son los ángeles. 40 De manera que, así como se junta la mala hierba y se quema con fuego, así será en la conclusión del sistema de cosas 41 El Hijo del hombre enviará a sus ángeles y ellos juntarán de su reino todas las cosas que hacen tropezar y a los que cometen desafuero 42 y los arrojarán en el horno de fuego. Allí es donde será su llanto y el crujir de sus dientes. 43 En aquel tiempo los justos resplandecerán tan brillantemente como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos, escuche.”
En esta explicación, él dijo que los ángeles serían los segadores y saldrían para efectuar una separación entre los inicuos y los justos; pero los ángeles nunca y de forma literal, han efectuado semejante tarea, ya que eso siempre lo han hecho los hombres, como lo demuestra la tarea emprendida por Jesús y sus seguidores. Y es que la expresión “ángel” significa literalmente “mensajero” y que es la labor que desempeña aquél o aquellos, que transmiten un mensaje divino y acción que como señaló más adelante el propio Jesús, tendría que ver con una gran predicación de las buenas nuevas del reino y de la que se habló en Mat. 24:14 y a continuación de la cual predicación, vendría “el fin”, o conclusión del sistema de cosas anunciado. Sin embargo, lo que dijo a sus apóstoles, fue que continuaran predicando todas las cosas que les había mandado y que él estaría con ellos hasta “la conclusión del sistema de cosas” (Mat. 28:20). Pero sus apóstoles murieron y la conclusión predicha del sistema de cosas, en esos momentos quedó reducida a la destrucción de Jerusalén en el año 70 y que efectivamente fue el final del sistema de cosas judío, porque a partir de ese momento llegaron incluso a desaparecer como nación. No obstante, esa predicación de Mat. 24:14, tenía un cumplimiento futuro, ya que fue una parte de la respuesta dada a sus apóstoles sobre las señales que marcarían su regreso a la tierra, hecho que precede al momento del fin del mundo (sociedad humana), tal como lo conocemos:
“Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”
Pero quizás usted pregunte, cómo podemos identificar el tiempo de esa “conclusión del sistema de cosas” o “el tiempo del fin” y por qué debería interesarnos ahora; y siendo cierto que a muchos se les hace difícil imaginarse un cambio en el presente sistema de cosas en la Tierra, aparentemente tan bien establecido, sin embargo, es precisamente de esto de lo que Jesús habló. El enseño a sus discípulos que oraran pidiendo que el reino de Dios se estableciera en la tierra, que Su voluntad se hiciera en ella como en el cielo; y por supuesto, el que llegara a regir este reino con poder y autoridad, significaría un gran cambio en la historia de la humanidad. Y es que en Dan. 2:44, se predijo proféticamente que este reino trituraría y pondría fin a todos los otros reinos que existieran en todo el mundo en el “tiempo del fin” y que dicho reino, subsistiría para siempre. Luego nada que ver, con ser este reino una mera condición de corazón, como algunas religiones erróneamente afirman que es, sino que será algo muy real y que tendrá dramáticas consecuencias para los diversos sistemas de gobiernos establecidos por toda la tierra y de aquellos que los apoyan.
Por otra parte, no debería sorprender a nadie que la Biblia hable acerca de esto; porque ¿deberíamos pensar que Jehová Dios, el gran Creador, continuaría dejando que la Tierra fuera arruinada y estropeada, que Su Santo Nombre fuese vilipendiado y profanado, mientras la gente y ante la actual situación por la que pasa la humanidad, se pregunta y casi responsabilizando al propio Dios de los males que nos aquejan…… ¿por qué no hace algo Dios?; Si existe Dios ¿por qué no hace nada? ¿Se habrá muerto, quizás? Por otra parte ¿por qué debería el Creador del universo continuar dejando que Satanás, extravíe a la gente mediante una multitud de religiones falsas que enseñan doctrinas que no están en armonía con su voluntad y propósito? Y la realidad, es que en vez de dejar Dios que continúen esas condiciones, la Biblia muestra de forma clara que Jehová ha fijado un límite de tiempo y que ha determinado una conclusión o momento final, para este sistema de cosas:
“El gran día de Jehová está cerca. Está cerca, y hay un apresurarse muchísimo de él. El sonido del día de Jehová es amargo. Allí un hombre poderoso da un grito. 15 Ese día es día de furor, día de angustia y de zozobra, día de tempestad y de desolación, día de oscuridad y de tenebrosidad, día de nubes y de densas tinieblas, 16 día de cuerno y de señal de alarma, contra las ciudades fortificadas y contra las elevadas torres de las esquinas. 17 Y ciertamente causaré angustia a la humanidad y ciertamente andarán como ciegos; porque han pecado contra Jehová. Y su sangre realmente será derramada como polvo y sus entrañas como el estiércol. 18 Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día del furor de Jehová; sino que por el fuego de su celo toda la tierra será devorada, porque él hará un exterminio, realmente uno terrible, de todos los habitantes de la tierra.” (Sof. 1:14-18).
Después de eso y mediante su reino, es su promesa el traer un sistema mejor con incalculables bendiciones a toda persona que ejerza fe en Él (Gén. 22:18). Mientras tanto ¿qué vemos a nuestro alrededor en todo el mundo? Pues toda clase de dificultades...... cada vez más crímenes y falta de honradez; muchos países padecen de forma aumentante grandes sequías, con sus inevitables secuelas de hambre y plagas, cuando no, desastrosas inundaciones con el inevitable de dolor y sufrimiento, por las pérdidas, sobre todo en vidas humanas; la gente sufre de enfermedades, vejez y muerte; brutales terremotos, tsunamis, constante aumento en el nivel del mar, huracanes y otros desmanes causados por un medio ambiente desmadrado y a lo que hay que sumar, entre otras cosas, los despropósitos de la inmoralidad humana, como violencia de todo tipo, abortos, matrimonios contra natura (hombres con hombres y mujeres con mujeres), divorcios, etc., etc. Por otra parte, las guerras causan estragos en muchos países, con su resultante pérdida de vidas y propiedad, derivando de ella, huérfanos lastimosos, viudas acongojadas y una larga lista de mutilados que han visto sus vidas arruinadas para siempre. Y en donde no hay guerras, la gente está atribulada por los impuestos elevados, viviendas deficientes, el desempleo, la inflación y muchos otros problemas. Y por otra parte y por si faltara algo, el riesgo de una inminente guerra de proporciones incalculables en Oriente Medio y que fácilmente podría degenerar en un conflicto de alcance mundial, con sus catastróficas consecuencias para la humanidad en general. Y eso no nos lo inventamos nosotros, esto lo puede leer, ver u oír, en los distintos medios de difusión a su alcance, todos los días.
Y sin embargo y aunque Jesús previó esas dificultades, oró confiadamente a su Padre celestial y enseñó a los cristianos que hicieran lo mismo, diciendo “hágase tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra” (Mat. 6:10), pero, ¿cómo llegará a suceder esto? No mediante una conversión general de alcance mundial, como algunos simplistas bien intencionados afirman, sino más bien, como dijo el apóstol Pedro, mediante la conclusión de este sistema de cosas y la introducción de “nuevos cielos y una nueva tierra” en los cuales la justicia habrá de morar (2 Ped. 3:13). Es interesante notar que exactamente la misma esperanza fue registrada por escritores inspirados en Isa. 65:17 y Rev. 21:1. Estos tres escritores bíblicos: Isaías, Pedro y Juan, fueron inspirados por Dios; de modo que tenemos la promesa positiva de Dios de que él va a establecer nuevos cielos y una nueva tierra (un nuevo sistema justo de gobernación, por medio de su reino) y Dios no miente (Tito 1:2).
Hay buena razón, por lo tanto, para regocijarse a causa de que se acerque este nuevo sistema, al tomar en cuenta las bendiciones y cambios provechosos que traerá a la humanidad. Como dice Sal. 37:9-11:
“Porque los malhechores mismos serán cortados, pero los que esperan en Jehová son los que poseerán la tierra. 10 Y solo un poco más de tiempo y el inicuo ya no será; y ciertamente darás atención a su lugar y él no será. 11 Pero los mansos mismos poseerán la tierra y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz.”
Solo Jehová Dios, la gran fuente de sabiduría y poder, puede efectuar esto; se le describe en la profecía de Daniel, como el “Anciano de Días”, el de mayor edad del universo, el único sin principio y sin fin, o sea, el único eterno. Y Él es el que da a su Hijo Jesucristo, la gobernación de este mundo:
“Seguí contemplando en las visiones de la noche y, ¡pues vea!, con las nubes de los cielos sucedía que venía alguien como un hijo del hombre; y al Anciano de Días obtuvo acceso y lo presentaron cerca, aun delante, de Aquel. 14 Y a él fueron dados gobernación y dignidad y reino, para que los pueblos, grupos nacionales y lenguajes todos le sirvan aun a él. Su gobernación es una gobernación indefinidamente duradera que no pasará y su reino uno que no será reducido a ruinas.” (Dan. 7:13-14).
Extendiéndose por tanto, su gobernación hasta los cabos de la Tierra, no habrá más límites ni fronteras entre los países, divisiones tribuales o nacionales. Todos los humanos serán súbditos del Rey nombrado por Creador del Universo, con lo cual ya no habrá más división ni guerras bajo la gobernación del Príncipe de Paz. Condiciones de vida deficientes e injustas, ya no fomentarán revoluciones ni cambios traumáticos de gobierno, puesto que su gobernación será “indefinidamente duradera”, con paz abundante y seguridad para todas las personas.
Y hay que tener en cuenta que la paz, no es tan solo ausencia de guerra. Para que haya paz genuina y entre otros graves problemas, este nuevo sistema de cosas tendrá que promover la total erradicación de los barrios bajos y la pobreza que conllevan la falta de un trabajo digno. En este sentido, la profecía registrada en Isa. 65:21-22, dice que los que vivan en el nuevo sistema por venir, edificarán sus propios hogares y plantarán sus propios jardines (o huertos), no para que algún otro derive el provecho de su trabajo, sino para que ellos mismos disfruten de estas cosas con sus familias. Todos disfrutarán de salud perfecta y nunca más los habitantes de la Tierra dirán “…… estoy enfermo” (Isa. 33:24). De hecho, el hambre en el mundo dejará de ser un problema (Sal. 72:16) y aun la muerte dejará de ser una amenaza para la humanidad obediente (Rev. 21:4); y los que hayan muerto con anterioridad, serán resucitados de nuevo a la vida para recibir instrucción en justicia en una Tierra paradisíaca, teniendo en mira la posibilidad de alcanzar la vida eterna (Juan 5:27-28). También aquellas personas que sufren los estragos de la edad avanzada, verán como su cuerpo rejuvenece hasta alcanzar el pleno vigor de la juventud:
“Que su carne se haga más fresca que en la juventud; que vuelva a los días de su vigor juvenil.” (Job 33:25).
Aun los animales serán pacíficos y convivirán en paz con los hombres: ¡Imagínese un becerro y un león o una vaca y una osa paciendo juntos! Los padres no temerán si ven a su hijo jugar con un león o un leopardo. De hecho, el texto de Isaías 11:6-9 pinta a un lobo y un cordero viviendo juntos pacíficamente y a los niños de pecho jugando sobre el agujero de la cobra, “sobre la abertura para la luz de una culebra venenosa realmente pondrá su propia mano un niño destetado”. Y con la garantía del propio Jehová, de que no harán ningún daño ni causarán ninguna ruina en toda Su santa montaña; porque la tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Su Santo Nombre, como las aguas cubren el mismísimo mar.
Con estas bendiciones procedentes de Dios, ya nadie preguntará ¿Quién es Jehová?”, como lo hizo Faraón de la antigüedad; más bien, el conocimiento de Jehová llenará la tierra como las aguas cubren el mar y toda la gente que viva en ese entonces, llegará a inclinarse delante de Él en adoración pura (Isa. 66:23); ciertamente nuestro Creador y mediante el instrumento del reino, en manos de su Hijo Jesucristo y asociados, hará nuevas todas las cosas (Rev. 21:5).
Pero quizás usted pregunte ¿cómo sabemos que estas cosas realmente vendrán…… que verdaderamente habrá una conclusión de este sistema impío de cosas? Bien, hay varias pruebas de las que nos habla la historia y que se han registrado algunos de esos acontecimientos, de cuando ciertos sistemas de cosas de tiempos anteriores terminaron y acontecimientos, que fueron representaciones típicas, que proféticamente señalaban a un tiempo futuro...... nuestro tiempo; pero veamos cómo nos lo resume Pablo:
“Porque todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que mediante nuestro aguante y mediante el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza.” (Rom. 15:4)
También tenemos el testimonio de Jesús y el de otros escritores inspirados tocante a la conclusión de este sistema y la cronología bíblica nos indica que se acerca rápidamente el fin de este viejo sistema que está bajo el poder del dios de este mundo, Satanás (Juan 14:30). Entre las muchas pruebas adicionales, se incluyen profecías bíblicas que ahora están cumpliéndose y el testimonio de líderes mundiales de nuestros tiempos que muestran preocupación aumentante en cuanto al sistema actual, al no ver salida de los problemas cada vez más insolubles y agobiantes de éste (Luc. 21:25:26). De modo que hoy esta pregunta que los discípulos le hicieron a Jesús es especialmente apropiada:
“Dinos: ¿Cuándo serán estas cosas y qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?” (Mat. 24:3).
Al dar respuesta a esa pregunta y en una amplia profecía para un futuro aún lejano, Jesús comparó su segunda presencia y el fin de este sistema, a los acontecimientos del día de Noé y que concluyeron con el diluvio (Mat. 24:36-39). En aquellos días la gente comía, bebía y se casaba, ajena a la advertencia de Noé, hasta que el diluvio los barrió a todos; Jesús y haciendo referencia a nuestros días, comentó:
“…… y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos, así será la presencia del Hijo del hombre.” (Versículo 39).
Con este paralelo, Jesús indicó que también tendría su final, no el mundo literal (el planeta Tierra), sino el grueso de la humanidad apoyadora del presente y caduco sistema de cosas, que comenzando después del diluvio y perpetuándose hasta nuestros días, finalizará en la “gran tribulación” y con el encarcelamiento de Satanás en el abismo (Mat. 24:21). Pero Jesús ya advirtió en cuanto a la importancia de estar alerta a este tiempo de cambio, ya que dijo que dos hombres estarían en el campo “uno sería tomado y el otro abandonado” (Mat. 24:40); por eso Jesús aconsejó:
“Demuestren estar listos, porque a una hora que no piensan que es, viene el Hijo del hombre.” (Mat. 24:44).
No obstante, este pasaje no solo nos sirve de advertencia, sino también de esperanza, ya que siendo el caso que Noé y su familia sobrevivieron a través del fin cataclísmico de aquel sistema de cosas temprano, también eso tiene que tener su correspondencia en estos tiempos, por lo cual entendemos que hay fundada esperanza de sobrevivir al fin de este viejo orden. Porque si bien Jehová fijó un límite de tiempo para el fin del sistema inicuo que existía antes del Diluvio (Gén. 6:3), también hizo provisión para la protección de los que le servían en ese momento, mediante la construcción de un arca. Notamos que Noé halló favor a los ojos de Jehová, puesto que conservó una familia en seguridad, crió a sus hijos en justicia separados de la violencia que los rodeaba y como resultado, todos fueron salvados con sus esposas pasando vivos a través de aquel cataclismo.
Luego para ser sobrevivientes del fin de este sistema de cosas en nuestro día, es preciso que tengamos presentes las palabras de advertencia de Jesús y sigamos el ejemplo fiel de Noé. Éste se apegó con firmeza a la dirección dada por Jehová y se convirtió en un ejemplo amonestador para su generación, al tiempo que no se abstuvo de advertir de las cosas por venir y eso es lo que tiene que hacer hoy, todo aquel que desee sobrevivir a esta nueva debacle a la que se enfrenta el mundo (2 Ped. 2:5). Es preciso que entremos en el sistema de cosas cristiano, que fue representado por el arca; porque si el Arca en su momento significó un lugar de salvación, lo mismo ocurre ahora con el verdadero cristianismo y no se olvide que ser cristiano, no es otra cosa que ser seguidor de Cristo…… no de una u otra organización religiosa de hechura humana, como tampoco de algún iluminado que vaya haciendo ostentación de un supuesto “ungimiento” como Hijo de Dios y que nos pretenda engañar con sus enseñanzas apartadas de la verdad contenida en la Palabra de Dios.
Este salvador sistema cristiano, empezó a ser edificado por Jesús y ha reemplazado al sistema de cosas mosaico que terminó legalmente cuando este aplicó el valor de su muerte en el madero de tormento (Col. 2:14) Este sistema cristiano incluye la adoración pura de Jehová, siguiendo las normas elevadas de la conducta cristiana que Jesús promulgó, como el ser fiel a tu cónyuge, la honradez en toda ocasión, el ser personas pacíficas y como no, el mostrar los frutos del espíritu de Dios, entre otras muchas cosas. Significa cooperar en la edificación de este sistema cristiano tal como los hijos de Noé ayudaron a construir el arca, mostrándose en todo tiempo separado de este inicuo sistema impío y apartado de Jehová. Nadie puede esperar ser preservado a través del fin de este sistema, a menos que muestre estar sujeto al sistema cristiano y de dar adelanto a sus intereses (Mat. 6:33), al grado que le sea posible.
Jesús también profetizó, de forma paralela, el fin del sistema de cosas judío que existía en su tiempo (Mat. 23:37-38) y que había comenzado más de quince siglos antes, cuando Jehová dio la Ley a los israelitas en el monte Sinaí, siendo que dicho sistema judío abarcaba el Pacto de la Ley con su sacerdocio, sacrificios, adoración en el tabernáculo o templo y fiestas, así como también un sistema organizado nacional en que estaba envuelto un rey humano y su correspondiente gobierno. Llegó a su fin legal en 33 E.C. cuando el establecimiento del nuevo pacto hizo anticuado al pacto antiguo (Heb. 8:13); y sin embargo y como muestra la historia, Israel lejos de tomar nota de dicha circunstancia, rechazó al Mesías enviado por su Dios Jehová y continuó practicando los diversos arreglos sacerdotales y sacrificiales bajo el Pacto de la Ley hasta 70 E.C., cuando los romanos finalmente capturaron y destruyeron a Jerusalén…... en fiel correspondencia a las palabras de Jesús “Miren, su casa se les deja abandonada a ustedes” (Luc. 13:35).
Este acontecimiento, como en el caso de Noé, es de interés particular para nosotros debido a que en aquel entonces, también algunos judíos fueron sobrevivientes del fin de un sistema de cosas, ya como cristianos. Ellos habían reconocido y aceptado, el fin legal de aquel sistema de cosas bajo la Ley y que un nuevo arreglo o sistema se había hecho posible mediante la muerte, resurrección y ascensión al cielo de Jesucristo. Comprendieron que tenían un nuevo mediador, un nuevo pacto y una nueva relación con Dios mediante Jesucristo; por lo tanto, prestaron atención a la advertencia de Jesús acerca de echar a huir a las montañas cuando vieran a Jerusalén cercada de ejércitos acampados (Luc. 21:20-22). Por eso, cuando los romanos se retiraron después de rodear inicialmente la ciudad en 66 E.C., los que tenían puesta su fe en las palabras de Jesús y que reconocían que el sistema cristiano estaba en vigor, aunque el sistema judío todavía funcionaba exteriormente, salieron de Jerusalén y huyeron lo más lejos posible, mostrando fe y perseverancia hasta que Jerusalén fue arrasada en la terrible matanza del año 70 E.C.
Su huida a las montañas y su permanencia en Pela de Perea hasta que se cumplió la profecía de Jesús, puede asemejarse a la huida a la seguridad de los cristianos de la actualidad, que lejos de seguir doctrinas falsas de organizaciones llamadas cristianas, tendentes a la confusión y dispersión, se han apegado a la sana enseñanza de las Escrituras y permiten que estas dirijan sus vidas. Ellos no se dejan envolver en las falsas promesas de este sistema de cosas actual con su política y conjuntos de religiones falsas y han optado por huir al lugar de protección que ha provisto Jehová: la plena y total confianza en Él y en sus promesas, a través de las Escrituras:
“El nombre de Jehová es una torre fuerte. A ella corre el justo y se le da protección.” (Prov. 18:10).
Así como las palabras proféticas de Jesús resultaron veraces en cuanto a Jerusalén, podemos estar seguros de que su profecía acerca de la “conclusión del sistema de cosas” también ha de ser veraz, puesto que estas palabras “fueron escritas para amonestación de nosotros a quienes los fines de los sistemas de cosas han llegado” (1 Cor. 10:11). Por eso considere ahora, cómo la respuesta de Jesús a la pregunta de los apóstoles acerca de la señal de su presencia, nos ayuda a identificar con seguridad los tiempos que marcan el fin de este sistema. Para subrayar su importancia, se registraron en la Biblia diversos rasgos de dicha señal, en los capítulos 24 y 25 de Mateo; el 13 de Marcos; el 21 de Lucas; el 3 de 2 Timoteo y el 6 de Revelación. Probablemente nosotros hoy en día, somos parte de esa generación que tendrá que experimentar dichos angustiosos tiempos, de hecho las circunstancias nos señalan la evidencia de que ya estamos inmersos en ellos. Y es que hoy por todos lados, vemos el fruto de la incompetencia del ser humano en su intento de auto gobernarse y la Tierra dista mucho de ser aquel paraíso que Jehová se propuso en un principio. Seguramente a no tardar, dará inicio la última gran predicación profetizada por Jesús en Mat. 24:14, en donde las personas deberán de decidir a favor de quién se pondrán: si del gobierno mundial de hechura humana auspiciado por Satanás, próximo a emerger y encabezado por el “anticristo”, o del heredero legal del reino de Dios establecido aquí en la Tierra, Jesucristo...... dilucidada dicha cuestión y como dice el texto, “entonces vendrá el fin.”
Jesús predijo que debido a dicha intensa predicación de las buenas nuevas del reino de Dios, aunada al odio contra los que las predicaran, que el amor de muchos a Dios se enfriaría y que se levantarían falsos profetas. Advirtió del establecimiento de algo repugnante a la vista de Dios que causaría desolación; subrayó que habría un tiempo de dificultad mayor que cualquier otro, desde el principio del mundo hasta aquel tiempo y cualquiera que sucediera después de eso (Mat. 24:6-21). Y a usted, querido lector, le ha tocado vivir en esos días, pero no obstante y si ya está barruntando en cuál es la dirección correcta, le aplican las siguientes palabras:
“Pero al comenzar a suceder estas cosas, levántense erguidos y alcen la cabeza, porque su liberación se acerca.” (Luc. 21:28).
¿Y qué hacer para tomar esa dirección correcta? Pues si nos permite la sugerencia, continúe leyéndonos y comprobando cuidadosamente que lo que le decimos, encaja perfectamente con lo que usted lee y entiende en su propio ejemplar de las Escrituras. Si así lo hace, usted podrá ver y lo que es más importante, podrá sobrevivir, a la conclusión de este sistema de cosas.
MABEL
miércoles, 5 de mayo de 2010
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