sábado, 29 de mayo de 2010

Que Pablo dijo...... ¿qué?

Una de las cosas que cuando uno escribe acerca de Jehová, tiene que hacer, es asegurarse de que lo que escribe se ajusta a la verdad reflejada en las Escrituras, para no llevar a engaño a los potenciales lectores que pueda tener o como mínimo, a la posible desorientación de los mismos. No pretendemos decir con ello que en este caso, la intención sea la de engañar o desorientar, porque además nos consta que no es así, pero el hecho de no prestar la debida atención en el tratamiento de las cosas de Dios, es que aún sin intención de ello, sí se puede incurrir en la irresponsabilidad de confundir un poco al personal. Vean porque les decimos esto.

El 26 de Mayo del año en curso y en el blog de Apologista Mario Olcese, se publicó un extenso artículo cuyo título es el siguiente: “¿En qué consiste la fe de Jesús?” y en el cual les rogamos presten atención, porque el autor del mismo nos habla de la fe “de” Jesús, como base para la salvación, cuando en ningún lugar de las Escrituras se nos dice semejante cosa, al menos, como concepto. La Biblia de lo que nos habla, es de la fe “en” Jesús, la cual cosa y para aquellos que conozcan el idioma español, es totalmente distinta. Y sin embargo, como verán ustedes, tanto en el primer párrafo de dicho artículo, como en el segundo, el autor del mismo enfatiza la citada idea y dando la sensación de que no sabe muy bien de que está hablando y que, tratándose de quién se trata, como que nos cuesta un poco llegar a esa conclusión, pero ahí está el escrito, o sea que juzguen ustedes. Veamos el primer párrafo de dicho artículo:

Es interesante lo que Pablo les dice a los Gálatas con estas puntuales palabras: “Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado” (2:16). El Apóstol Pablo es muy claro cuando dice que los creyentes son justificados por ‘la fe de Jesucristo’. Sin embargo, la gran mayoría de cristianos dicen haber alcanzado la justificación por el solo hecho de haber creído en Jesucristo pero sin entender nada en absoluto lo que significa ‘la fe de Jesucristo’ o la fe que tuvo Jesucristo. Sí, Jesús fue un hombre de fe, y él tuvo una fe que debiera ser también la nuestra.”

O sea, que según Mario Olcese afirma, en este párrafo de Gál. 2:16 y que aporta como prueba definitiva y aval de su afirmación, se nos dice que el hombre es justificado por tener la fe de Cristo y por lo tanto, no son justificados aquellos que confían en haber alcanzado dicha justificación, por el “solo hecho” (por lo visto a D. Mario le parece insuficiente), de haber creído en Jesucristo y la cual afirmación, entendemos nosotros, que como disparate no está nada mal. Y conste que lamentamos profundamente tener que expresarnos en estos términos, pero es que la Biblia no dice esto; y uno podría pensar que Mario ha cometido un error involuntario (que lo ha cometido, por cierto), pero no, lo que ocurre es que él piensa de esta manera y de que las cosas son realmente así, tal como él las cree. Porque a diferencia de los autores de este blog, que en cuanto hemos empezado a leer los primeros renglones de ese artículo, ya nos hemos dado cuenta de que algo fallaba y de que esto no podía ser así, porque del contexto general de las Escrituras no se deduce esta idea, Mario se explaya en razones para demostrar como veraz tal argumento, lo cual se ve, cuando por ejemplo, contrasta (más adelante en su artículo) la fe de Abrahán, con la fe de Cristo para probar su afirmación y que dicho sea de paso y hasta donde nosotros alcanzamos a entender, nada tiene que ver una cosa con la otra como más adelante explicaremos. Pasando al segundo párrafo, leemos lo siguiente:

Aquellos hombres que creen que pueden agradar a Dios guardando todas sus leyes, pero sin tener la misma fe de Cristo, están perdidos. Muchos ciertamente tienen la fe en Cristo pero no la fe de Cristo, y esto lo quiero nuevamente subrayar para que no lo olvidemos. Usted debe conocer la fe de Jesucristo para obtener la justificación de Dios. Desafortunadamente la mayoría de los cristianos profesantes no tienen la fe de Cristo sino sólo la fe en Cristo. Usted puede preguntarle a cualquier “cristiano” sobre cuál fue la fe de Cristo que nos puede salvar y se sorprenderá de encontrar que casi todos le responderán de manera distinta.”

Bien, creemos que en este párrafo ha quedado clara la idea de su autor; sin embargo nos permitimos preguntarle, dónde en las Escrituras se nos dice que para obtener la justificación de Dios, tenemos que conocer cuál era la fe de Cristo. Porque esto de ninguna manera, es lo que dijo Pablo:

De manera que la ley ha sido nuestro tutor para llevarnos a Cristo, para que seamos justificados por la fe. 25 Pero como ha venido la fe, ya no estamos bajo tutor. 26 Así que, todos sois hijos de Dios por medio de la fe en Cristo Jesús.” (Gál. 3:24-26).

Entonces vemos, que la Biblia no nos dice semejante cosa, sino todo lo contrario y como queda refrendado en el siguiente pasaje:

Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él (o “en él crea”, según versiones) no sea destruido, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3:16). (Acotación nuestra).

Luego la idea que se refleja en esos textos, tal como lo vierten la mayoría de las traducciones consultadas, es la de que aquellos que crean en él, no aquellos que crean como él, alcanzarán el favor de Dios y en consecuencia la vida eterna. Y a nuestro entender, es la forma más correcta de reflejar el sentido general de la Escritura, por lo cual, nos cuesta entender semejante error por parte de Mario Olcese. Y quede claro que no hacemos más que transcribir lo que dicen las Escrituras, porque nada más lejos de nuestra intención, entrar en cualquier clase de polémica. Y si señalamos esta circunstancia, es porque entendemos que el error cometido por el Sr. Olcese, es el de haber tomado como referencia para los textos usados en su artículo (aparentemente), la versión RVR 1960 y sin haber contrastado dichos pasajes con otras traducciones.

Por ejemplo, el texto de Gál. 2:16, texto sobre el que cimenta su tesis el Sr. Olcese, así como otros que dicho autor toma como referencia, no transmiten la misma idea, en las versiones siguientes:

La Santa Biblia (versión Evaristo Martín Nieto).

La Biblia de las Américas

Versión Castilian de la Biblia

Nueva Versión Internacional

Biblia en Lenguaje Sencillo

Biblia Sagrada Escritura

Dios Habla Hoy

Biblia de Jerusalén

También la propia RVR 1989 y al igual que las citadas, vierte dicho pasaje con la siguiente orientación:

“...... pero sabiendo que ningún hombre es justificado por las obras de la ley, sino por medio de la fe en Jesucristo, hemos creído nosotros también en Cristo Jesús, para que seamos justificados por la fe en Cristo y no por las obras de la ley. Porque por las obras de la ley, nadie será justificado.”

Luego se nos está nos hablando de la fe en Jesucristo y no de la fe de Jesucristo, exactamente como ocurre con el texto de Rom. 3:26, otro de los textos clave para apoyar tal errónea idea. Y aunque es cierto que algún que otro texto, si nos habla de la fe de Jesucristo (los menos), también es cierto y no obviamos reiterar, que Juan 3:16 como hemos señalado y para la consecución de la vida eterna, no deja lugar a dudas acerca de que se nos habla de la fe en... y no de la fe de… Pero recordemos que al inicio, hemos dicho que explicaríamos en donde estaba la diferencia, cuando dicho autor establece un paralelismo entre la fe de Abrahán y la fe de Jesucristo y que como nosotros hemos apuntado, no tiene nada que ver una cosa con la otra.

¿Cuál era la fe de Abrahán? Veamos si podemos resumirlo: Abrahán ejerció fe en la promesa de Dios acerca de que haría de él una gran nación; creyó en una tierra prometida; creyó que por medio de él se bendecirían las naciones de la tierra; creyó en un Mesías o enviado de Jehová, para rescatar a la humanidad del pecado y la muerte; creyó en la restauración de todas las cosas al estado anterior de los tiempos de Adán; creyó en la resurrección de los muertos...… en definitiva, en todas y cada una de las promesas de nuestro Creador. Esa fue la fe de Abrahán más o menos bien expresada y de la que Pablo les hablaba a los hermanos de Roma. Pero es que resulta que Jesús fue el cumplimiento de dichas expectativas, ya que él era el personaje en quién se tenía que realizar o en torno de quién giraba el entero propósito Divino. Por lo menos, eso es lo que nos vino a decir Pablo en 2 Cor. 1:20:

Porque no importa cuántas sean las promesas de Dios, han llegado a ser Sí mediante él. Por eso también mediante él (Jesucristo) se dice el “Amén” a Dios, para gloria por medio de nosotros.” (Acotación nuestra).

Por lo tanto, decir que Jesús tenía esa fe, partiendo de lo que conocemos por fe, no entendemos que cuadre demasiado:

Fe es la expectativa segura de las cosas que se esperan, la demostración evidente de realidades aunque no se contemplen.” (Hebr. 11:1).

Y es que Jesús no tenía que esperar nada, porque él era eso que se esperaba, él era esa realidad que todos querían contemplar. Luego es en ese sentido que decimos que no eran equivalentes la fe de Abrahán con la fe de Jesús y por supuesto que Jesús fue un hombre de fe, faltaría más, pero puesto que él era el cumplimiento de las promesas divinas, lo que procedía era el poner fe en él como el instrumento usado por Jehová para llevar a cabo su propósito y que nada tenía que ver, con tener la fe de él.

Lo cierto es que una gran mayoría de textos que nos hablan del tema, siempre inciden en la necesidad de tener fe en Jesucristo y no en manifestar la fe de él y con todo lo excelente que eso sería. Por ejemplo, ya que el autor de dicho artículo, cita como texto referente a Gálatas 2:16 y para no ir más lejos, citaremos de Gál. 3:26 que nos habla en el sentido de que “...... todos sois hijos de Dios por medio de la fe en Cristo Jesús” y según todas las versiones citadas. O sea, que algo tan importante como conseguir la adopción como Hijos de Dios, se podía conseguir, no por tener la fe de Jesucristo, sino por la fe en Jesucristo, como Hijo genuino del Altísimo, heredero legal al trono de David y por tanto, rey en el gobierno milenario que será el instrumento utilizado por Jehová, para llevar a cabo la restauración de “todas las cosas” (Hech. 3:21). Y no olvidemos que dicho autor, en su segundo párrafo enfatiza con claridad meridiana, pero errónea, que no es la fe en Jesucristo la que nos puede salvar, sino la fe de Jesucristo. Pero lo que está claro, es que la fe de Jesús, le fue útil a él, pero a cada uno de nosotros lo único que nos vale para nuestra salvación, es la fe que ejercemos en él como el precioso medio de Jehová para la salvación de la humanidad. Decir otra cosa es no ajustarse a las Escrituras e ir más allá de lo que estas dicen (1 Cor. 4:6). Pero veamos otros ejemplos que nos muestran, para poder acceder con confianza ante nuestro Creador, cuál es el requisito y que nos señala Pablo como indispensable:

En él tenemos libertad y acceso a Dios con confianza, por medio de la fe en él (y no, de la fe de él)” (Efe. 3:12). (Acotación nuestra).

También según Pablo, es un privilegio el creer o tener fe en él y no el tener la fe de él:

Porque se os ha concedido a vosotros, a causa de Cristo, no solamente el privilegio de creer en él, sino también el de sufrir por su causa.” (Fil. 1:29).

En esta misma carta y en su cap. 3, verso 9, se nos dice que la justicia de Dios viene, no por la fe de Cristo, sino por la fe en Cristo:

“.….. y ser hallado en él; sin pretender una justicia mía, derivada de la ley, sino la que es por la fe en Cristo, la justicia que proviene de Dios por la fe.”

Por otra parte, vemos como Pablo alabó la firmeza de sus hermanos en la fe en Cristo y no en su firmeza en la fe de Cristo:

Pues aunque estoy ausente en el cuerpo, no obstante, en espíritu estoy con vosotros, gozándome y mirando vuestro buen orden y la firmeza de vuestra fe en Cristo.” (Col. 2:5).

Luego ¿es la fe de Cristo lo que hay que tener, o más bien fe en él? Veamos qué nos dice el apóstol Pedro al respecto:

A él le amáis, sin haberle visto. En él creéis (o ejercéis fe); y aunque no lo veáis ahora, creyendo en él os alegráis con gozo inefable y glorioso, 9 obteniendo así el fin de vuestra fe (no la de Jesús), la salvación de vuestras almas.” (1 Ped. 1:8-9). (Acotaciones nuestras).

Entonces de lo que nos habla aquí Pedro, es de obtener el fin (o meta), de nuestra fe y no la de la fe de Jesucristo. Jesús nunca nos habló de la fe que tenía, es más, Jesús nunca dijo que por tener su fe uno se salvaría, sino que por medio de él o por medio de tener fe en él, uno conseguiría la salvación; porque lo que Jesús aconsejo en su momento, no fue el que uno buscara tener su fe, sino el que ejerciera fe en él y lo cual es muy distinto:

No se les perturbe el corazón. Ejerzan fe en Dios, ejerzan también fe en mí.” (Juan 14:1).

En fin, esto es a nuestro entender lo que dice la Biblia y no lo que afirma Mario Olcese en su artículo; sencillamente son cosas totalmente distintas y que no entendemos cómo pueden tergiversarse de esta manera, cuando la Biblia habla con tanta claridad. Y es por eso que tantas y tantas veces nosotros, hemos enfatizado la necesidad de que comprueben con sus ejemplares de las Escrituras, si las cosas son como se las contamos o no. Por lo tanto y por si acaso, continúe confiando y ejerciendo fe en Jesucristo como el medio usado por nuestro Creador para la completa restauración del ser humano a un mundo pleno de felicidad y rebosante de paz, mientras continúa edificando su propia fe, la suya, la de usted, mediante el análisis personal de la Biblia, para ver si las cosas son como se las cuentan:

Y cesen de amoldarse a este sistema de cosas; más bien, transfórmense rehaciendo su mente, para que prueben para ustedes mismos lo que es la buena y la acepta y la perfecta voluntad de Dios.” (Rom. 12:2).

MABEL

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