martes, 21 de junio de 2011
La marca de la “bestia”……. ¿un chip?
Y es que “los tiempos adelantan que es una barbaridad”…… al menos así decía el simpático personaje de Don Hilarión en la famosa zarzuela de “La verbena de la Paloma”, del maestro salmantino Tomás Bretón (1850-1923) y que fue estrenada el 17 de Febrero de 1894 en el Teatro Apolo de Madrid. Y si el bueno de D. Hilarión levantara la cabeza en nuestros días, a saber cómo describiría los tiempos actuales, aunque igual le daba tal “telele” que consideraría que mejor sería volver a su descanso temporal y eso, que él no vivió lo suficiente para ver el verdadero “bum” o eclosión de la ciencia y la tecnología, que empezó más o menos sobre los años 50 del siglo pasado. De hecho, la primera transmisión de imágenes por televisión, tuvo lugar solo unos pocos años antes en Alemania (1935), 41 años después de que fuera estrenada dicha zarzuela…… y pronunciada dicha célebre frase; luego ¿qué diría a día de hoy el entrañable D. Hilarión?
Y es que en unos pocos años, el adelanto tecnológico ha sido brutal…… y solo hasta dónde sabemos el común de los mortales, porque es evidente que los gobiernos se guardan mucha información, sobre todo en lo que se refiere al ámbito de la investigación militar. Y tanto adelanto ha dado pie a una teoría que, de tanto repetirse y al igual que la cada vez más contestada “teoría de la evolución”, ha pasado de ser una simple teoría, a convertirse en una supuesta realidad o hecho establecido. Estamos hablando, de lo que se conoce como “la marca de la bestia”, de la que nos habla Rev. 13:15-18 y pasaje que tomaremos como base, a lo largo de este escrito, para desarrollar nuestra reflexión:
“Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase. 16 Y ella hace que a todos, a pequeños y a grandes, a ricos y a pobres, a libres y a esclavos, se les ponga una marca en la mano derecha o en la frente 17 y que nadie pueda comprar ni vender, sino el que tenga la marca, es decir, el nombre de la bestia o el número de su nombre. 18 Aquí hay sabiduría: El que tiene entendimiento calcule el número de la bestia, porque es número de un hombre; y su número es 666.”
A partir de esas palabras y cimentada en el actual avance tecnológico, ha surgido la teoría, cada vez más extendida y aceptada, acerca de la implantación de un microchip debajo de nuestra piel como “marca” identificadora de pertenencia a la bestia citada (siempre según los entendidos) y ello, con la aparente finalidad de ser completamente controlados por el venidero gobierno mundial próximo a instalarse y que dará pie a la aparición del personaje denominado “el anticristo”. Bueno, hasta aquí todo bien, pero claro, inevitablemente surge una pregunta: ¿es esto de lo que nos está hablando la Biblia? Porque veamos:
Si se tratara de un asunto de simple control de personas, tendríamos que objetar que ya estamos suficientemente controlados en la actualidad, aunque cierto es que no por métodos tan sofisticados que, para el caso, tanto nos da que nos da lo mismo, o sea, que pueden modernizar los sistemas, pero no aumentar más el control…… ya es total. Citemos unos cuantos ejemplos: Cuando un servidor, que vive en España, acude a un centro de la Seguridad Social en demanda de atención médica, lo primero que se me pide es mi Tarjeta Sanitaria, que introducida en la correspondiente computadora, facilita un informe completo de todo mi historial clínico, prácticamente desde que nací. Cuando acudo a una entidad bancaria, en demanda de un crédito, se me solicita el número del DNI (Documento Nacional de Identidad) y cuyo número, oportunamente introducido en un ordenador, saca un informe completísimo acerca de mi situación en el mundo de las finanzas: si soy moroso o no y si lo soy, de que entidades, desde cuando, cuantía del importe, etc. etc. (resumiendo, que no me dan el crédito). Cuando circulando por cualquier carretera de España, un agente de la autoridad, por causa de una infracción, de un control rutinario, etc., me pide la documentación del vehículo, el carnet de conducir, etc., el número de identificación que aparece en ellos (y que es el mismo de mi DNI), debidamente introducido en el ordenador que llevan a bordo los vehículos policiales, le facilita al agente, desde la supercomputadora del Ministerio del Interior, una información súper detalladísima de mi persona y mis antecedentes en todo ámbito de mi vida, en definitiva, que saben más de mí que yo mismo. Cuando hablamos por un móvil, entramos en Internet, o usamos un GPS, estamos localizados; nuestros mensajes de móvil (SMS), así como nuestros correos electrónicos, obviamente son todos grabados; además, las calles y en aras de una “mayor seguridad”, están llenas de cámaras que nos vigilan continuamente…… ¿qué más entonces, se podría controlar?
Por otra parte, yo puedo entrar en una tienda de automóviles, elegir uno y entregando mi tarjeta de crédito, esta es pasada a un ordenador conectado a una computadora central la cual, si dispongo del saldo suficiente (qué más quisiera yo), acepta la operación y traspasa la cantidad solicitada de mi cuenta, a la cuenta de la entidad que me ha vendido el vehículo y yo salgo de allí, como propietario de un flamante automóvil nuevo, sin haber tocado con mis manos un solo euro…... y transacción comercial que ya ha quedado oportunamente registrada, donde proceda. Y como eso, mil circunstancias más en las que el uso de tarjetas u otros artilugios electrónicos, se han convertido en elementos de uso cotidiano (y muy cómodos, todo dicho sea de paso), para la mayoría de las sociedades avanzadas de nuestros días y cuya utilización, va dejando un reguero de paso perfectamente controlado y tomado en cuenta por los poderes competentes, que ¡faltaría más! lo hacen para nuestra seguridad. Pero la cuestión en definitiva, es que a día de hoy estamos ya completamente controlados y dándose la paradoja, que el que supuestamente tenía que implantar esas supermedidas de control, el futuro gobierno mundial (la Bestia) con su gobernante al frente, el Anticristo que tiene que presidirlo, aún no han aparecido (al menos de forma oficial) y por lo tanto, al no poderse establecer una relación, causa/efecto, tal parece que los “tiros” (entiéndase el tema de la marca) van por otro sitio…… luego aquí parece que falla algo.
Además, si la marca con la que se nos quiere señalar, solo tuviera que ver con el poder comprar o vender, según pudiera deducirse del versículo 17 del pasaje bíblico que estamos considerando, o sea, establecer transacciones comerciales, la cosa como que no tendría demasiado sentido, ya que cuando uno compra un kilo de manzanas, una barra de pan, una botella de leche, etc., está llevando a cabo una transacción comercial. Sin embargo, la realidad nos dice que a día de hoy existen en nuestro planeta, sobre más/menos 2.000 millones de personas por debajo del umbral de la pobreza (y aumentando), por lo que, ni pueden vender nada porque sencillamente no tienen nada, ni pueden comprar nada porque no disponen del dinero suficiente para ello o en su defecto, carecen de alimentos a su alcance susceptibles de ser cambiados por dinero. Sin embargo, del verso 16 se sobrentiende que todo el mundo tiene que ser marcado:
“Y ella hace que a todos, a pequeños y a grandes, a ricos y a pobres, a libres y a esclavos, se les ponga una marca en la mano derecha o en la frente.”
Entonces ¿tendría algún sentido el que se obligara a casi un tercio de la población mundial, a ser poseedores de una marca identificativa que no les va a servir absolutamente para nada? Tal parece y como les acabamos de señalar, que los “tiros” van en otra dirección.
Y es que nosotros entendemos que quizás no habría que confundir la realidad del mensaje bíblico, con las especulaciones que se hacen en torno a él. Es importante que consideremos que el implante médico de un chip, no necesariamente tiene porque ser una marca que nos identifique como partidarios de algún poder político o religioso, en este caso de la bestia de la profecía. El tener insertado un microchip médico o financiero en la mano derecha o en la frente, habilitado para realizar cualquier tipo de gestión, no sería más que la modernización de los sistemas de control a los que actualmente ya estamos sometidos, bien sea por mor de la seguridad en cuanto al terrorismo, previsión de los delitos económicos, de mayor control del Estado para mejora a los usuarios en cuanto a prestaciones varias, etc., etc.; luego no hay lugar para pensar, en este momento, que eso sería algo que tuviera que ver con la marca de la bestia, entre otras, por la siguiente razón. La marca de la bestia será impuesta cuando esta aparezca (cosa que aún no se ha producido) y la tendrán solo aquellos que acepten el sistema del anticristo y “cuyos nombres no están inscritos en el libro de la vida del Cordero” (Rev. 13:8); pero veamos ahora un nuevo elemento que nos aporta el verso 15:
“También le fue permitido dar aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen de la bestia hablase e hiciera que fueran muertos todos los que no adoraran a la imagen de la bestia.”
Luego vemos que la adoración pasa a tomar el protagonismo y se convierte en el foco central de esta cuestión, ya que el no dar dicha adoración a la imagen de la bestia y no otra cosa, es lo que podría conllevar la muerte para los desobedientes. Y es evidente que el ser portador de un microchip en alguna parte del cuerpo, no te puede convertir en un adorador o no, de algo o de alguien. O sea, que el que uno use una VISA para pagar sus compras, una tarjeta sanitaria para asistencia médica, un TAC para abonar los peajes de la autopista sin tener que detenerse o un GPS que le permita llegar a un destino determinado sin perderse en el trayecto, no le hace un adorador del estado o gobierno de turno. Y si todos estos servicios (y comodidades), se pueden ofrecer mediante un microchip multifunción implantado debajo de la piel, lo único que se hace es modernizar un sistema, pero la cuestión de fondo no cambia: uno no está adorando a ningún gobierno o estado. No obstante, queda una cuestión también intrigante, a la par que esclarecedora de lo que es realmente “la marca de la bestia”: el número 666 del que nos habla el verso 18:
“Aquí hay sabiduría: El que tiene entendimiento calcule el número de la bestia, porque es número de un hombre; y su número es 666.”
El significado del 666 también aparentemente es un misterio, sobre todo cuando para desentrañarlo, se acude a fuentes externas de la Biblia, como son el cumulo de opiniones personales que se emiten al respecto y no permitiéndose por tanto que esta (la Biblia) sea la que se interprete a sí misma, mediante prestar atención a su contexto, tanto el más inmediato como el general, o por no leer correctamente lo que nos dice cada texto, sino entenderlo según nos han dicho que dice. Pero veamos algunas de las posibilidades que en torno a ese número se han barajado.
En su momento, mucha gente especuló que había una conexión con la fecha 6 de Junio de 2006 (06/06/06). Sin embargo nada ocurrió en esa fecha, relativo a lo que estamos considerando. También hay aquellos que afirman que el número 666 identifica a una determinada persona, o sea, que de alguna manera, el número 666 identificará al anticristo. Por lo cual y por siglos, distintos intérpretes de las Escrituras han estado tratando de identificar a ciertos individuos con el 666, sin embargo tampoco ahí, se han alcanzado resultados objetivos. Los hay más simplistas, que pensando también que el número identifica a un hombre, afirman que cuando el anticristo sea revelado (2 Tesalonicenses 2:3-4), estará claro quién es y cómo lo identificará el número 666, por lo tanto ¿para qué preocuparse? Sin embargo, si el esfuerzo de estas personas fue baldío, se debió a que no leyeron atentamente dicho versículo 18, ya que lo que allí se nos dice que el número en cuestión, es el de la bestia (el futuro gobierno mundial) y no el de una fecha o el de un personaje en concreto. Por otra parte, tenemos que señalar que actualmente casi toda actividad humana depende de ese número desde que, en 1970, se empezó a usar como código de identificación de los productos en las tiendas de alimentación; posteriormente el uso se extendió y se creó ya, un estándar universal de identificación de todo tipo de producto…… y la bestia sin aparecer, o sea, que tendríamos marca, pero sin bestia y lo cual, obviamente, ya no se ajusta al registro escritural .
Luego todo considerado, deberíamos repetirnos la pregunta que nos hemos hecho al principio de este artículo, en cuanto a un chip como supuesta marca que relaciona a uno con la bestia: ¿es de eso de lo que nos está hablando la Biblia? Creemos honradamente que no, tal como a continuación intentaremos demostrar; veamos: los nombres bíblicos, normalmente indican algo de las cualidades o características de la vida de su portador, como por ejemplo, en el caso de Abrahán y cuyo nombre significaba “Padre de una multitud”, o el de Jesús, que significaba “Jehová es salvación” y otros muchos más, todos ellos en la misma línea. Así mismo, por lo tanto, es de las características de la bestia de las que nos habla su nombre o número y según leemos en el libro de Daniel, las diversas bestias que aparecen en el capítulo 7 de dicho libro, significan reinos o imperios que un día dominaron en la tierra y que con el tiempo se fueron sucediendo; y simbolizando por tanto la bestia compuesta que se menciona en Revelación 13:1, al último sistema político mundial controlado directamente por Satanás y de quien recibe su poder, según se nos muestra en el verso 2b del capítulo 13 que estamos considerando y significando la expresión “el dragón”, un término que identifica al citado personaje, como se aprecia en Rev. 12:9; pero bien, leamos de nuevo ahora, el versículo 18:
“Aquí hay sabiduría: El que tiene entendimiento calcule el número de la bestia, porque es número de un hombre; y su número es 666.”
Entonces lo que aquí se nos dice, es que mediante nuestro entendimiento, debemos de calcular o “captar” el significado de este nombre o número de la bestia y para ello se nos dan dos pistas: es número de hombre y dicho número es, el 666. Y según ciertas enseñanzas (nosotros ni entramos ni salimos en la veracidad de las mismas), esto es lo que significaría dicho número: siendo evidente que la característica fundamental del hombre y a los hechos podemos remitirnos, es su imperfección, luego la característica de ese súper gobierno mundial, aunque él afirme ser de hechura divina (realizará grandes prodigios y señales, como hacer llover fuego del cielo fin de engañar), queda patente por el hecho de que la bestia tenga un “número de hombre” o una cifra humana, lo cual indica que es una entidad terrestre, de ahí que manifieste aberrantes defectos humanos debido al pecado o error y a la imperfección, pero ¿a qué grado llega su imperfección? Aquí es donde entra en liza el dichoso numerito y que si analizamos los diversos significados de algunos números en las Escrituras, hallaremos la respuesta a dicha pregunta...... por ejemplo:
El número diez significa lo completo a nivel humano. Las diez plagas derramadas sobre Egipto expresaron en su totalidad los juicios de Dios sobre aquel país y eran todo lo que se necesitaba para humillar por completo a los dioses falsos de Egipto y acabar con el dominio egipcio sobre Israel, el pueblo de Dios. Las “Diez Palabras” (Diez Mandamientos) constituían las leyes básicas del pacto de la Ley, mientras que el resto, unas 600 leyes más, sirvieron de recursos aclaratorios para ampliar y explicar la aplicación de dichas leyes básicas (Éxo. 34:28).
El número siete significa lo perfecto a los ojos de nuestro Creador; por ejemplo, Jehová tuvo gran paciencia con Israel pero les advirtió que si a pesar de su disciplina, lo ignoraban, los castigaría “siete veces” (completamente) por sus pecados (Lev. 26:18; 21; 28). Las “siete congregaciones” de Revelación, con sus distintas características, dan un cuadro completo de todos los seguidores de Cristo sobre la Tierra (Rev. 1:20-3:22). Veamos ahora Rev. 5:6: allí se nos muestra al “cordero” (Jesucristo) con siete cuernos y con siete ojos que significaban los “siete espíritus de Jehová”. En la Biblia, con frecuencia los cuernos son símbolo de poder o autoridad y siete indicaría condición de completo (Compárese con 1 Sam. 2:1; 10; Sal. 112:9; 148:14), por lo tanto, los siete cuernos del Cordero representarían la plenitud de poder que Jehová ha confiado a su Hijo Jesucristo, al grado que este pudo afirmar:
“Y Jesús se acercó y les habló, diciendo: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y sobre la tierra”.” (Mat. 28:18).
Y es que él está “muy por encima de todo gobierno y autoridad y poder y señorío y de todo nombre que se nombra, no solo en este sistema de cosas, sino también en el que ha de venir” (Efe. 1:20-23; 1 Ped. 3:22). Además, a Jesús se le muestra completamente lleno de espíritu santo, lo que se representa por los siete ojos del Cordero, que “significan los siete espíritus de Dios”, siendo Jesús el conducto por el cual la plenitud de la fuerza activa de Jehová fluye a Sus siervos terrestres (Tito 3:6). Luego es obvio, que es por este mismo espíritu como él ve desde su posición actual en el cielo, lo que acontece aquí en la Tierra y está al tanto de todo lo que sucede, pues nada queda oculto a su capacidad de visión y discernimiento.
Por otra parte y aquí está lo que nos interesa, el número seis, denota imperfección ya que al no llegar a siete (lo perfecto ante Dios), es sin lugar a dudas un símbolo apropiado de algo imperfecto o defectuoso a los ojos del Creador (1 Cró. 20:6-7).
¿Y qué hay del número tres? Pues el número 3, bíblicamente denota intensidad, énfasis o más fuerza: “Una cuerda triple no puede ser rota en dos pronto” (Ecl. 4:12). Por otra parte, la santidad y limpieza perfectas de Jehová se recalcan con el carácter enfático de la declaración de las criaturas celestiales, que dicen: “Santo, santo, santo es Jehová” (Isa. 6:3; Rev. 4:8). En otro caso, cuando Jehová predijo la caída del último rey del linaje davídico, dijo:
“Ruina, ruina, ruina la haré. En cuanto a esta también, ciertamente no llegará a ser de nadie hasta que venga aquel que tiene el derecho legal y tengo que dar esto a él.” (Ezeq. 21:27).
De esa manera manifestó enfáticamente que ningún otro rey davídico se sentaría sobre el trono de Jerusalén en su nombre (el trono permanecería vacante), hasta que llegase el tiempo por Él señalado para colocar en el poder del reino a su Mesías (Ezeq. 21:27) y como así fue. Por otra parte, la intensidad de los “ayes” que les sobrevienen a los habitantes de la Tierra, durante el juicio al que serán sometidos en la “gran tribulación”, también se representa mediante la repetición triple de la interjección “ay” (Rev. 8:13). Luego todo considerado, podríamos aceptar que el historial de la bestia, su “cifra humana” y la configuración del número 666, o sea, tres veces seis, llevan a una clara conclusión acerca de sus características: extrema deficiencia y fracaso total ante los ojos de Jehová Dios. Porque recordemos una vez más, que el número es el de la bestia y que tiene relación directa, con las características de su personalidad y no con otra cosa...... y este sería el significado del 666 y con el que nos quedamos a falta de otro mejor, pues nosotros no hemos investigado el tema en profundidad y algo que, probablemente, haremos más adelante; por lo que con toda esta información que actualmente poseemos en mente, leamos de nuevo Rev. 13:17:
“…… y que nadie pueda comprar ni vender, sino el que tenga la marca, es decir, el nombre de la bestia o el número de su nombre.”
O sea, que “la marca de la bestia” no es un microchip o algo parecido, sino el significado de su nombre y que a su vez, puede ser calculado con un número (666) y que a su vez, ello tiene relación directa con las características o actitudes, que dan personalidad al citado ente. Luego teniendo en cuenta lo considerado en el párrafo anterior, la marca de la bestia no será otra cosa que la característica de crasa imperfección y extrema deficiencia ante el Creador, que reflejarán la mayoría de las personas en ese momento, a través de sus aberrantes motivaciones, actitudes y conductas que ya son perfectamente distinguibles en la actualidad. No olvidemos, como el apóstol Pablo ya hizo en su momento una perfecta “radiografía” de las características de la humanidad, en esos días finales:
“Mas sabe esto, que en los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar. 2 Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, 3 sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin autodominio, feroces, sin amor del bien, 4 traicioneros, testarudos, hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios, 5 teniendo una forma de devoción piadosa, pero resultando falsos a su poder; y de estos apártate.” (2 Tim. 3:1-5).
Y fíjense en la directa relación causa/efecto, que establece Pablo, entre los tiempos críticos y difíciles de manejar, con las indeseables características manifestadas por la inmensa mayoría de una sociedad embrutecida, apartada de Dios y que son fiel reflejo a su vez, de las execrables características del venidero gobierno mundial satánico. Esto y no otra cosa, tal como un chip, es lo que marca de manera imborrable a una humanidad que de manera mayoritaria, dará todo su apoyo a “la bestia”, o sea, a ese satánico gobierno mundial por llegar. Pero pause un momento y reflexione un poco, querido lector y pregúntese lo siguiente ¿a quién beneficia ese error de interpretación? Pues al mismísimo Satanás, en su intento de destruir a la humanidad apartándola de Dios: no olvide usted, que la mejor estrategia de ese malvado personaje para extraviar al hombre, siempre ha sido precisamente el conseguir que el ser humano no crea en su existencia (la de Satanás, claro).
Y en el tema que hoy nos ocupa, usa la técnica de la dispersión, llevando a las personas a mirar en la dirección contraria en la que tendrían que poner su atención; porque fíjese la sorprendente unanimidad que existe en cuanto al tema del chip implantado como marca de la bestia, en casi todos los autores bíblicos y ¿a qué contribuye ello? Pues a que la persona ingenua centre su atención en este hecho, aparentemente lógico a la luz del gran avance científico y pase por alto, aquello que realmente es lo que la marcará como seguidora de la bestia: su forma de percibir las cosas y de actuar ante ellas. Porque si algo está claro, es que solo hay dos maneras de ver la situación: desde el punto de vista de Dios, o desde el punto de vista de Satanás, actual gobernante del mundo (Juan 14:30)…… no hay término medio; y algo que Jesús dejo claro con las siguientes palabras:
“El que no está de parte mía, contra mí está; y el que no recoge conmigo, desparrama.” (Mat. 12:30).
O sea que en esta “película” no hay actores de relleno, sino que todos los habitantes de la tierra y en ese dramático momento, tendrán su propio “papel” y que implicará, el tener que tomar una importante decisión: ponerse al lado del prometido reino de Dios o ponerse de parte de ese gobierno mundial de Satanás.
Todo razonado, deberíamos llegar a la conclusión de que el meollo del asunto tiene que ver absolutamente con el tema de la adoración: bien a nuestro Creador, mediante ejercer fe en su Hijo Jesucristo y hacernos sus seguidores, lo cual implica no ser parte del mundo, con todo lo que esto significa, o bien de su repudiable opositor Satanás, haciéndonos colaboradores mediante el apoyo al sistema, de todo este opresor movimiento o gobierno mundial por él instigado, al que la Biblia califica de “bestia” (Rev. 13:2) y que exigirá de los habitantes del planeta, total aceptación y sumisión. Luego lo que deberíamos de hacer, es contraponer las dos marcas, la de los fieles a Dios, mediante Cristo y la de los seguidores de Satanás, mediante la bestia y ver si la conclusión a la que llegamos tiene que ver con algo parecido a un chip colocado en cualquier parte del cuerpo; veamos por tanto, que nos dice Deut. 6:6-8:
“Y estas palabras que te estoy mandando hoy tienen que resultar estar sobre tu corazón; 7 y tienes que inculcarlas en tu hijo y hablar de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino y cuando te acuestes y cuando te levantes. 8 Y tienes que atarlas como señal sobre tu mano y estas tienen que servirles de venda frontal entre los ojos.”
Estaremos de acuerdo en que, literalmente, un conjunto de palabras, ni las ideas o líneas de conducta que estas generen en nosotros, de ninguna manera pueden ser atadas en la mano, ni servirnos de venda frontal. Pero si aceptamos de forma figurada este pasaje y captamos su sentido, la cosa se nos aclara un poco y se podría explicar de la siguiente manera: si adquirimos un total entendimiento de esas palabras mandadas por Jehová, serán como un instrumento protector para nuestra mente, moviéndonos por ello a actuar de manera consecuente con ellas, como si las tuviéramos atadas en las manos y evitando por lo tanto, ser víctimas del engaño del sistema dirigido por Satanás. Es significativo el hecho de que dichas palabras, dice el verso 6, deben estar implantadas en nuestro corazón (figurativo) y fuente, en definitiva, de nuestras emociones, pensamientos y actitudes (Mateo 15:19), para movernos a una correcta forma de pensar y en consecuencia, correcta forma de actuar; y siendo en esa línea que va el siguiente pasaje de Rom. 12:2:
“Y cesen de amoldarse (actitudes que tomamos) a este sistema de cosas; más bien, transfórmense rehaciendo su mente (nuestra forma de pensar y de ver las cosas), para que prueben para ustedes mismos lo que es la buena y la acepta y la perfecta voluntad de Dios.”
Por lo tanto, un cristiano no participa en la forma de actuar ni de pensar de este mundo y eso es lo que significa el “no ser parte del mundo” (Juan 17:14), cuando, por ejemplo, no acepta como signos de “progresismo” el aborto (vil asesinato de seres indefensos) como un “derecho” universal de la mujer; la homosexualidad y sus aberrantes manifestaciones públicas (como las mundiales celebraciones del “Día del orgullo Gay”); las bodas entre homosexuales; el adulterio, el divorcio y muchísimas más cosas que marcan a un mundo alejado de Dios y que por tanto, convierte a sus moradores en instrumentos del Diablo. Porque cuando usted ve personas que practican, apoyan, “comprenden”, o defienden activamente actitudes y comportamientos que Jehová detesta (los citados aborto, homosexualidad, adulterio, fornicación, fraude, etc., etc.), usted no necesita de ningún chip identificador para saber quiénes están de parte de Jehová y quiénes están a favor de Satanás. Y esta es “la marca” que un día ya muy cercano será usada para distinguir entre los que son favorables a la instauración del reino de Dios y aquellos que se manifiestan firmes apoyadores del gobierno mundial entrante (la bestia), auspiciado por Satanás y por tanto, determinará quienes serán destruidos en la “gran tribulación” venidera.
Y quizás para resumir lo que pretendemos decir, sería provechoso citar de una vieja profecía que nos habla con nítida claridad, de los parámetros que se sirve Jehová, a la hora de ejecutar juicio…… y es que en definitiva, estamos hablando de un juicio divino; leamos un pasaje del libro de Ezequiel:
“Y he aquí que seis varones venían del camino de la puerta de arriba que mira hacia el norte y cada uno traía en su mano su instrumento para destruir. Y entre ellos había un varón vestido de lino, el cual traía a su cintura un tintero de escribano; y entrados, se pararon junto al altar de bronce. 3 Y la gloria del Dios de Israel se elevó de encima del querubín, sobre el cual había estado, al umbral de la casa; y llamó Jehová al varón vestido de lino, que tenía a su cintura el tintero de escribano 4 y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella. 5 Y a los otros dijo, oyéndolo yo: Pasad por la ciudad en pos de él y matad; no perdone vuestro ojo, ni tengáis misericordia. 6 Matad a viejos, jóvenes y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno; pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os acercaréis......” (Ezeq. 9:2-6).
No olvide por otra parte, que Lot fue salvado de morir en Sodoma “porque este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos”, luego queda claro que “la marca” que distinguirá a las personas justas con respecto de las injustas y por lo que recibirán la salvación de Jehová en la “gran tribulación”, tiene que ver con la actitud que manifiestan frente a la depravada condición de un mundo embrutecido y en franca oposición a Jehová.
Pero hay otra cuestión, que entendemos refuerza nuestro planteamiento en el sentido que no estaríamos hablando de una marca literal (el famoso chip subcutáneo) y que es lo que se está anunciando por parte de numerosos autores bíblicos. Hace unos días publicamos un artículo titulado “Los dos testigos”, en el cual y entre los textos usados figuraba Rev. 20:4 y en donde señalábamos, que precisamente en ese pasaje se encontraba la prueba de que “la marca de la bestia” de Rev. 13:16-17, no se podía referir en ningún caso a nada parecido al citado implante tecnológico. Y como a nuestro entender, no hay mejor manera de probar la veracidad de una interpretación, que el desarrollarla hasta sus últimas consecuencias y ver que resulta de ella, imaginémonos por un momento que nosotros estamos totalmente equivocados y que son los autores que nos hablan de la implantación de un chip subcutáneo, como marca de los seguidores de la bestia, los que efectivamente tienen razón...... ya puestos en esa tesitura, veamos ahora que nos dice Rev. 20:4:
“Y vi tronos; y se sentaron sobre ellos y se les concedió hacer juicio. Y vi las almas de los degollados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios. Ellos no habían adorado a la bestia ni a su imagen, ni tampoco recibieron su marca en sus frentes ni en sus manos. Ellos volvieron a vivir y reinaron con Cristo por mil años.”
Si ustedes leen con atención, actitud necesaria para entender las Escrituras, se darán cuenta de lo siguiente: los que volvieron a vivir y reinaron con Cristo por mil años, son aquellos que fueron degollados por el testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los cuales no habían adorado a la bestia ni habían recibido la marca ni en sus frentes ni en sus manos: esos son los que reinarán con Cristo…… ¿estamos de acuerdo? Luego, lo que nos estaría diciendo subliminalmente este pasaje, es que ni los doce apóstoles de Jesús, ni Pablo, Bernabé, Silas, Apolos, etc., etc., etc., podrían gobernar con Cristo, porque ellos no se enfrentaron a la prueba de adorar a la bestia de Rev. 13:1 y de recibir su marca (el chip) porque en sus días, aún no existía dicha bestia y mucho menos, la posibilidad de la implantación de semejante dispositivo electrónico. Porque lo que sí está claro, siempre según el texto citado, es que solo reinarán con Cristo aquellos que superen dicha prueba, por lo que de ninguna manera pueden estar incluidos entre ellos, aquellos que ni siquiera pasaron por ella…… y eso solo es de lógica y sentido común. Recordemos que es el cuerno pequeño, que emerge de entre los diez cuernos de “la bestia” (Dan. 7:19-21), aún por aparecer, el que hace guerra contra “los santos” y los vence…… obviamente estamos hablando de un “resto” (ver el artículo “Los dos testigos”) y también por aparecer, luego nada que tenga que ver con los apóstoles y resto de personajes del primer siglo; entonces ¿cómo se solventa este desaguisado?
Pues mucho nos tememos que solo hay dos salidas: o es esto que acabamos de señalar y que no deja de ser una consecuencia disparatada de una pésima interpretación de las Escrituras, por parte de de quiénes defienden la teoría del chip, o bien prevalece nuestra tesis de que nada tienen que ver los chips en toda esta historia. Pero eso querido lector y como siempre apuntamos, es usted quien tiene que averiguarlo, ya que nosotros nunca afirmamos si las cosas son así o son asá, por aquello de que también nos podemos equivocar: sencillamente exponemos ante usted, dos distintos planteamientos de un mismo tema y humildemente le sugerimos que deshaga el empate…… siempre en su propio beneficio, por supuesto.
MABEL
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viernes, 17 de junio de 2011
Los “dos testigos”.
Uno de los temas en los que se observa mucha discrepancia y un algo de ignorancia (porque no decirlo), entre distintos autores bíblicos, tiene que ver con el asunto de la identidad de “los dos testigos” de Rev. 11:3. Y es que mientras los unos, por ejemplo, afirman que estaríamos hablando de personajes tales como Enoc y Elías, están los otros, que mantienen que se trataría de Moisés y Elías; pero tenemos a los de más allá, que los personalizan con el Nuevo y el Antiguo Testamento y para que no decaiga la fiesta, algunos más, se decantan por creer que son una representación de “la iglesia” que será arrebatada a mitad de la “gran tribulación”; por otra parte, también están aquellos menos imaginativos que afirman, sin lugar a dudas, que simplemente se trataría de dos judíos que Dios levantaría durante un período de 1.260 días o tres años y medio en la ciudad de Jerusalén. Y ese acontecimiento, según algunos autores, se produciría en la primera mitad de la última semana de Daniel, mientras que otros lo sitúan para la segunda mitad de dicha semana final…… en fin, como pueden ver y como siempre, aquí cada uno diciendo la suya y afirmando (¡faltaría más!), estar en posesión de la verdad. Y mientras tanto, aquellos que observamos el espectáculo desde la distancia, inmersos en una considerable confusión.
Sin embargo no podemos olvidar que, paradójicamente, el libro de Revelación fue escrito precisamente con el ánimo de aclarar las cosas, o sea, para “mostrar a sus esclavos las cosas que tienen que suceder dentro de poco” (Rev. 1:1). Por lo tanto, tiene que haber en las Escrituras una explicación lógica y razonable, que nos desvele el misterio y nos saque de la susodicha confusión; de hecho, la misma palabra “revelación” tiene el sentido de develar, o sea, quitar o descorrer el velo que cubre algo: dicho de otra manera, el poner de manifiesto algo que estaba oculto. Luego es difícil de entender tanta disparidad de criterios, ya que cabría pensar que el libro sagrado nos aclarara, sin lugar a dudas, de qué se nos está hablando. Por lo tanto y partiendo de la premisa, de que es el propio libro sagrado el que se interpreta a sí mismo, vamos a intentar averiguar la identidad de esos personajes citados en Rev. 11:3 y para ello usaremos las “armas” preferidas por los dos autores de este blog: la capacidad de razonar con lógica y sentido común y por supuesto, una lectura correcta de los diferentes textos que nos puedan dar pistas en nuestra investigación, acerca de la identidad de esos dos personajes. Veamos en primer lugar quienes son, según las Escrituras, los entes en cuestión:
“Estos testigos son los dos olivos y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra.” (Rev. 11:4).
Y dada la imposibilidad de que esos personajes a los que nos referimos, capaces de profetizar y defenderse ante una agresión, puedan ser literalmente olivos o candeleros, tenemos que pensar que lo que se nos quiere decir, es que están simbolizados por los dos olivos y los dos candeleros. Entonces el próximo paso sería, averiguar si en el registro sagrado se nos explica de qué son símbolo los dos olivos y los dos candeleros, ya que tenemos que tener en cuenta, como hemos dicho, que siempre es la Biblia la que se interpreta a sí misma. Veamos entonces, qué se nos dice en cuanto a los dos olivos:
“Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?” (Rom. 11:24).
Luego esos olivos simbolizarían a los judíos naturales y a los gentiles, que conjuntamente pasaron a formar la iglesia o cuerpo de Cristo. Pero veamos ahora, que se nos dice de los dos candeleros:
“El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias y los siete candeleros que has visto, son las siete Iglesias.” (Rev. 1:20).
Luego de nuevo tenemos a la iglesia o cuerpo de Cristo, representada en esta ocasión, por los candeleros. Y cuando hablamos de “la iglesia”, estamos hablando del grupo de personas que junto a Jesucristo, participarán en la gobernación del reino milenario, en calidad de reyes y sacerdotes (Rev. 20:6) y que comúnmente conocemos como los “ungidos”; por ello y siendo esto así, de ahora en adelante nos referiremos a esa clase co-gobernante, por medio de la expresión “ungidos”. Veamos ahora un pasaje interesante, que nos ayuda a descubrir quienes formarán parte, de ese grupo de los “dos testigos”:
“Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. 10 Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? 11 Y se les dieron vestiduras blancas y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos.” (Rev. 6:9-11).
¿Y básicamente de quién se está hablando en este pasaje? Pues de aquellos primeros “ungidos” que fueron muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían de Jesús y que en un futuro serán levantados en la primera resurrección, para ocupar sus regios puestos tal como se nos aclara en Rev. 20:4:
“Y vi tronos y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.”
Y nos permitimos hacer un pequeño inciso, para señalarles que en este texto que acabamos de citar y siempre según nuestro entender, es en donde se nos da la clave para asegurar, sin lugar a dudas, que la marca de la Bestia no será ni un microchip, ni un código de barras o algo parecido, insertado en nuestro cuerpo. Y es que si se lee con atención y se razona con lógica y sentido común su contenido, la conclusión no puede ser más clara y evidente…… y si a alguien se le escapa, pues que contacte con nosotros y gustosamente le daremos la pertinente explicación, aunque a no tardar, publicaremos algo acerca de este asunto. Dicho esto, retomemos el tema que nos ocupa.
Entonces vemos que queda perfectamente establecido que, a tenor de lo considerado, estamos hablando del grupo de los “ungidos” y coherederos del reino con Cristo, pero que según el capítulo 6, verso 11 que recién hemos leído, para nuestros días aún estaría pendiente de completarse el número de ellos. Y si tenemos en cuenta que al envejecido apóstol Juan y escritor del libro de Revelación, se le comisionó para que profetizara “de nuevo sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes” (Rev. 10:11) y dado que, por razones obvias, él no podía hacer tal cosa, solo es razonable pensar que Juan prefiguro a un “resto” indeterminado de personas que, como clase “ungida”, aparecerían en los últimos días para dar cumplimiento a Mat. 24:14:
“Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”
Entonces esos dos testigos de Rev. 11:3 prefiguran a su vez, a ese resto de “ungidos” por aparecer y que tienen que llevar la delantera en esa predicación mundial que precede al fin. Luego ya averiguada la identidad de los misteriosos “dos testigos”, tendríamos que preguntarnos ahora, porque a ese “resto” aún por aparecer, se les presenta como los “dos testigos”…… ¿o es que acaso eran solo dos los que faltaban para completar el numero de gobernantes con Cristo”, del que se nos habla Rev. 6:11? Obviamente, tal circunstancia no parece ser la más razonable, a tenor del contexto en el que nos movemos y que nos muestra, en primer lugar, que la predicación tiene que efectuarse por “toda la tierra habitada” y no parece ser que se cuente con demasiado tiempo para ello, a lo sumo y según los entendidos en la materia, los primeros tres años y medio de la última semana profética (Dan. 9:27). Por lo cual, no parece probable que solo dos personas, por poderosas que fueran, pudieran culminar con éxito tal empresa, en un planeta de casi 7.000 millones de habitantes, máxime cuando aparentemente solo hacen uso de ese poder cuando son violentadas (Rev. 11:5); porque no olvidemos que el testimonio tiene que darse en toda la Tierra habitada. Y en segundo lugar, como otro detalle importante a tener en cuenta y también relacionado con la cantidad, tenemos que considerar Joel 2:28-29, que si bien tuvo un cumplimiento parcial en el primer siglo, se tiene que volver a producir en nuestros días, en una escala inmensamente mayor:
“Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños y vuestros jóvenes verán visiones. 29 Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.”
Luego es obvio que estaríamos hablando y por mucho, de más de dos personas envueltas en el asunto y lo cual refuerza la idea de que los “dos testigos”, no son sino la prefiguración de ese resto “ungido”, al que se suman las personas que se asocian con ellos (a tenor del verso 29) en esa tarea de predicación. Porque no podemos olvidar, que en la parábola (o ilustración) de “las ovejas y las cabras” (Mat. 25:31-46), la razón por la que algunos serán colocados a la derecha del Rey (Jesucristo), eso es, en una posición de favor, tiene que ver con las cosas buenas que hicieron para con los hermanos de Este, o sea, por la colaboración que les prestaron:
“Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te sustentamos, o sediento y te dimos de beber? 38 ¿Y cuándo te vimos forastero y te recogimos, o desnudo y te cubrimos? 39 ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel y vinimos a ti? 40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que al grado que lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.” (Versos 37-40).
Luego lo que está claro, es que las personas a las que se dirigieron esas palabras no eran hermanos de Jesucristo y todos sabemos además, que solo los hermanos de Jesucristo (por tanto Hijos de Dios) son co-herederos del reino milenario en calidad de reyes y sacerdotes, o sea, los “ungidos”. Y puesto que Jehová solo hablo de que haría que Sus “dos testigos” profetizaran, sin mencionar a nadie más, es obvio que los tales y a tenor de los considerado, tienen que ser una representación del completo conjunto de personas que en su momento, tomarán parte activa en esa gran predicación pendiente de Mat. 24:14. Y reino de Dios, que unos heredarán como gobernantes del mismo (los hermanos de Jesús) y otros, el resto de colaboradores de estos, que lo heredarán en calidad de súbditos y pasando de esa manera a conformar, la “gran muchedumbre que ningún hombre podía contar” que sobrevive a la “gran tribulación” (Rev. 7:9; 14)…… aunque la pregunta continua en pie ¿por qué lo de dos testigos? Y para responderla dejaremos que, una vez más, sea la Biblia la que se interprete a sí misma.
En el simbolismo bíblico, la presencia de “dos testigos” tiene que ver con la veracidad, rectitud y justicia en un juicio. Por ello es apropiado que en el mensaje de juicio que se va a publicar, se implique la figura de “dos testigos” y lo cual nos lleva a una norma o ley de Jehová, dada a su pueblo:
“Por boca de dos testigos o de tres testigos debe dársele muerte al que ha de morir. No se le dará muerte por boca de un solo testigo.” (Deut. 17:6).
Recordemos que Jesús, no solo mandó a predicar a sus discípulos de dos en dos, de acuerdo con esa máxima, sino que en un asunto que tenía que ver con un juicio, se la repitió a sus seguidores:
“Pero si no escucha, toma contigo a uno o dos más, para que por boca de dos o tres testigos se establezca todo asunto.” (Mat. 18:16).
Luego lo que se desprende de estos pasajes, es el sentido de seriedad y firmeza, aparte de la veracidad del asunto considerado, que debe rodear a todo asunto de importancia; porque lo que es evidente, es que sin ningún problema Jehová podría haber dicho perfectamente “mandaré a mis testigos”, sin que por ello se alterara la situación. Pero la justicia divina requería, como hemos visto, la presencia de cómo mínimo dos testigos para establecer un asunto de juicio, porque “no se le dará muerte (al delincuente) por boca de un solo testigo”. Luego lo que se hace en Rev. 11:3, es establecer un principio de legalidad y respeto a las justas normas de Jehová y a las que el propio Jesús se sujetó:
“Si yo solo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. 32 Hay otro que da testimonio acerca de mí y sé que el testimonio que él da acerca de mí es verdadero. 33 Ustedes han despachado hombres a Juan (el Bautista) y él ha dado testimonio de la verdad. 34 Sin embargo, yo no acepto el testimonio de parte de hombre, pero digo estas cosas para que ustedes se salven. 35 (…...) 36 Pero yo tengo el testimonio mayor que el de Juan, porque las obras mismas que mi Padre me asignó realizar, las obras mismas que yo hago, dan testimonio acerca de mí, de que el Padre me despachó. 37 También, el Padre que me envió ha dado testimonio él mismo acerca de mí……” (Juan 5:31-37). (Acotación nuestra).
Recordemos que Jehová dio testimonio en el mismo momento en que Jesús salió del agua bautismal, cuando dijo “…… Este es mi hijo, el amado, a quien he aprobado” (Mat. 3:17), o también en el caso de la trasfiguración:
“Mientras él todavía hablaba, ¡mire!, una nube brillante los cubrió con su sombra y, ¡mire!, una voz procedente de la nube, que decía: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado; escúchenle”.” (Mat. 17:5).
Por lo tanto, Jesús presentó ante sus detractores, tres testimonios (como testigos de su identidad) que confirmaban su condición de hijo de Dios y que por lo tanto, refrendaban su autoridad como tal: el de Juan el Bautista (Juan 1:32-34), el de sus obras poderosas (Juan 10:38) y el del propio Creador del Universo, su Padre Celestial (Mat. 3:17; 17:5). Dicho esto y aunque nos podríamos extender un poco más para defender nuestro planteamiento, creemos que para dar una idea de lo que pretendemos decir, es más que suficiente y por lo que no nos extenderemos más.
Luego este es, más o menos bien explicado, nuestro punto de vista en cuanto al significado de Rev. 11:3 y que por lo que hemos ido leyendo por ahí, es bastante diferente de la interpretación mayoritaria, lo cual no significa que estemos equivocados…… ni que tengamos la razón, por supuesto: sencillamente estamos planteando una opción más. Pero el resolver la “incógnita” de quién tiene la razón, querido lector, le corresponde a usted, mediante (sería lo aconsejable) un contrastar lo que decimos nosotros, con lo que dicen otros y luego pasarlo todo por el tamiz de las Escrituras. Lo que si nos permitimos sugerirle, es que no se tome este asunto como de poca importancia, porque cuando dichos personajes aparezcan (y están ya por aparecer), ello significará que al mundo tal como lo conocemos, le quedan y dicho sea coloquialmente, dos telediarios. Y que con toda seguridad, en un momento dado, esos personajes se plantarán ante usted para transmitirle el mensaje divino y que usted, no otro en su lugar, tendrá que tomar la decisión más trascendental de su vida: aceptar ese mensaje y obrar en consecuencia…… o rechazarlo. Pero antes de tomar la decisión, recuerde que esas dos personas que le visitarán (y nada que ver con los TJ), también van acompañadas, 1º: por el testimonio de sus obras poderosas (Rev. 11:5-6) y 2º: por el testimonio del mismísimo Creador del Universo, Jehová Dios: “Y haré que mis dos testigos profeticen mil doscientos sesenta días vestidos de saco.”
MABEL
Uno de los temas en los que se observa mucha discrepancia y un algo de ignorancia (porque no decirlo), entre distintos autores bíblicos, tiene que ver con el asunto de la identidad de “los dos testigos” de Rev. 11:3. Y es que mientras los unos, por ejemplo, afirman que estaríamos hablando de personajes tales como Enoc y Elías, están los otros, que mantienen que se trataría de Moisés y Elías; pero tenemos a los de más allá, que los personalizan con el Nuevo y el Antiguo Testamento y para que no decaiga la fiesta, algunos más, se decantan por creer que son una representación de “la iglesia” que será arrebatada a mitad de la “gran tribulación”; por otra parte, también están aquellos menos imaginativos que afirman, sin lugar a dudas, que simplemente se trataría de dos judíos que Dios levantaría durante un período de 1.260 días o tres años y medio en la ciudad de Jerusalén. Y ese acontecimiento, según algunos autores, se produciría en la primera mitad de la última semana de Daniel, mientras que otros lo sitúan para la segunda mitad de dicha semana final…… en fin, como pueden ver y como siempre, aquí cada uno diciendo la suya y afirmando (¡faltaría más!), estar en posesión de la verdad. Y mientras tanto, aquellos que observamos el espectáculo desde la distancia, inmersos en una considerable confusión.
Sin embargo no podemos olvidar que, paradójicamente, el libro de Revelación fue escrito precisamente con el ánimo de aclarar las cosas, o sea, para “mostrar a sus esclavos las cosas que tienen que suceder dentro de poco” (Rev. 1:1). Por lo tanto, tiene que haber en las Escrituras una explicación lógica y razonable, que nos desvele el misterio y nos saque de la susodicha confusión; de hecho, la misma palabra “revelación” tiene el sentido de develar, o sea, quitar o descorrer el velo que cubre algo: dicho de otra manera, el poner de manifiesto algo que estaba oculto. Luego es difícil de entender tanta disparidad de criterios, ya que cabría pensar que el libro sagrado nos aclarara, sin lugar a dudas, de qué se nos está hablando. Por lo tanto y partiendo de la premisa, de que es el propio libro sagrado el que se interpreta a sí mismo, vamos a intentar averiguar la identidad de esos personajes citados en Rev. 11:3 y para ello usaremos las “armas” preferidas por los dos autores de este blog: la capacidad de razonar con lógica y sentido común y por supuesto, una lectura correcta de los diferentes textos que nos puedan dar pistas en nuestra investigación, acerca de la identidad de esos dos personajes. Veamos en primer lugar quienes son, según las Escrituras, los entes en cuestión:
“Estos testigos son los dos olivos y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra.” (Rev. 11:4).
Y dada la imposibilidad de que esos personajes a los que nos referimos, capaces de profetizar y defenderse ante una agresión, puedan ser literalmente olivos o candeleros, tenemos que pensar que lo que se nos quiere decir, es que están simbolizados por los dos olivos y los dos candeleros. Entonces el próximo paso sería, averiguar si en el registro sagrado se nos explica de qué son símbolo los dos olivos y los dos candeleros, ya que tenemos que tener en cuenta, como hemos dicho, que siempre es la Biblia la que se interpreta a sí misma. Veamos entonces, qué se nos dice en cuanto a los dos olivos:
“Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?” (Rom. 11:24).
Luego esos olivos simbolizarían a los judíos naturales y a los gentiles, que conjuntamente pasaron a formar la iglesia o cuerpo de Cristo. Pero veamos ahora, que se nos dice de los dos candeleros:
“El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias y los siete candeleros que has visto, son las siete Iglesias.” (Rev. 1:20).
Luego de nuevo tenemos a la iglesia o cuerpo de Cristo, representada en esta ocasión, por los candeleros. Y cuando hablamos de “la iglesia”, estamos hablando del grupo de personas que junto a Jesucristo, participarán en la gobernación del reino milenario, en calidad de reyes y sacerdotes (Rev. 20:6) y que comúnmente conocemos como los “ungidos”; por ello y siendo esto así, de ahora en adelante nos referiremos a esa clase co-gobernante, por medio de la expresión “ungidos”. Veamos ahora un pasaje interesante, que nos ayuda a descubrir quienes formarán parte, de ese grupo de los “dos testigos”:
“Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. 10 Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? 11 Y se les dieron vestiduras blancas y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos.” (Rev. 6:9-11).
¿Y básicamente de quién se está hablando en este pasaje? Pues de aquellos primeros “ungidos” que fueron muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían de Jesús y que en un futuro serán levantados en la primera resurrección, para ocupar sus regios puestos tal como se nos aclara en Rev. 20:4:
“Y vi tronos y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.”
Y nos permitimos hacer un pequeño inciso, para señalarles que en este texto que acabamos de citar y siempre según nuestro entender, es en donde se nos da la clave para asegurar, sin lugar a dudas, que la marca de la Bestia no será ni un microchip, ni un código de barras o algo parecido, insertado en nuestro cuerpo. Y es que si se lee con atención y se razona con lógica y sentido común su contenido, la conclusión no puede ser más clara y evidente…… y si a alguien se le escapa, pues que contacte con nosotros y gustosamente le daremos la pertinente explicación, aunque a no tardar, publicaremos algo acerca de este asunto. Dicho esto, retomemos el tema que nos ocupa.
Entonces vemos que queda perfectamente establecido que, a tenor de lo considerado, estamos hablando del grupo de los “ungidos” y coherederos del reino con Cristo, pero que según el capítulo 6, verso 11 que recién hemos leído, para nuestros días aún estaría pendiente de completarse el número de ellos. Y si tenemos en cuenta que al envejecido apóstol Juan y escritor del libro de Revelación, se le comisionó para que profetizara “de nuevo sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes” (Rev. 10:11) y dado que, por razones obvias, él no podía hacer tal cosa, solo es razonable pensar que Juan prefiguro a un “resto” indeterminado de personas que, como clase “ungida”, aparecerían en los últimos días para dar cumplimiento a Mat. 24:14:
“Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”
Entonces esos dos testigos de Rev. 11:3 prefiguran a su vez, a ese resto de “ungidos” por aparecer y que tienen que llevar la delantera en esa predicación mundial que precede al fin. Luego ya averiguada la identidad de los misteriosos “dos testigos”, tendríamos que preguntarnos ahora, porque a ese “resto” aún por aparecer, se les presenta como los “dos testigos”…… ¿o es que acaso eran solo dos los que faltaban para completar el numero de gobernantes con Cristo”, del que se nos habla Rev. 6:11? Obviamente, tal circunstancia no parece ser la más razonable, a tenor del contexto en el que nos movemos y que nos muestra, en primer lugar, que la predicación tiene que efectuarse por “toda la tierra habitada” y no parece ser que se cuente con demasiado tiempo para ello, a lo sumo y según los entendidos en la materia, los primeros tres años y medio de la última semana profética (Dan. 9:27). Por lo cual, no parece probable que solo dos personas, por poderosas que fueran, pudieran culminar con éxito tal empresa, en un planeta de casi 7.000 millones de habitantes, máxime cuando aparentemente solo hacen uso de ese poder cuando son violentadas (Rev. 11:5); porque no olvidemos que el testimonio tiene que darse en toda la Tierra habitada. Y en segundo lugar, como otro detalle importante a tener en cuenta y también relacionado con la cantidad, tenemos que considerar Joel 2:28-29, que si bien tuvo un cumplimiento parcial en el primer siglo, se tiene que volver a producir en nuestros días, en una escala inmensamente mayor:
“Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños y vuestros jóvenes verán visiones. 29 Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.”
Luego es obvio que estaríamos hablando y por mucho, de más de dos personas envueltas en el asunto y lo cual refuerza la idea de que los “dos testigos”, no son sino la prefiguración de ese resto “ungido”, al que se suman las personas que se asocian con ellos (a tenor del verso 29) en esa tarea de predicación. Porque no podemos olvidar, que en la parábola (o ilustración) de “las ovejas y las cabras” (Mat. 25:31-46), la razón por la que algunos serán colocados a la derecha del Rey (Jesucristo), eso es, en una posición de favor, tiene que ver con las cosas buenas que hicieron para con los hermanos de Este, o sea, por la colaboración que les prestaron:
“Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te sustentamos, o sediento y te dimos de beber? 38 ¿Y cuándo te vimos forastero y te recogimos, o desnudo y te cubrimos? 39 ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel y vinimos a ti? 40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que al grado que lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.” (Versos 37-40).
Luego lo que está claro, es que las personas a las que se dirigieron esas palabras no eran hermanos de Jesucristo y todos sabemos además, que solo los hermanos de Jesucristo (por tanto Hijos de Dios) son co-herederos del reino milenario en calidad de reyes y sacerdotes, o sea, los “ungidos”. Y puesto que Jehová solo hablo de que haría que Sus “dos testigos” profetizaran, sin mencionar a nadie más, es obvio que los tales y a tenor de los considerado, tienen que ser una representación del completo conjunto de personas que en su momento, tomarán parte activa en esa gran predicación pendiente de Mat. 24:14. Y reino de Dios, que unos heredarán como gobernantes del mismo (los hermanos de Jesús) y otros, el resto de colaboradores de estos, que lo heredarán en calidad de súbditos y pasando de esa manera a conformar, la “gran muchedumbre que ningún hombre podía contar” que sobrevive a la “gran tribulación” (Rev. 7:9; 14)…… aunque la pregunta continua en pie ¿por qué lo de dos testigos? Y para responderla dejaremos que, una vez más, sea la Biblia la que se interprete a sí misma.
En el simbolismo bíblico, la presencia de “dos testigos” tiene que ver con la veracidad, rectitud y justicia en un juicio. Por ello es apropiado que en el mensaje de juicio que se va a publicar, se implique la figura de “dos testigos” y lo cual nos lleva a una norma o ley de Jehová, dada a su pueblo:
“Por boca de dos testigos o de tres testigos debe dársele muerte al que ha de morir. No se le dará muerte por boca de un solo testigo.” (Deut. 17:6).
Recordemos que Jesús, no solo mandó a predicar a sus discípulos de dos en dos, de acuerdo con esa máxima, sino que en un asunto que tenía que ver con un juicio, se la repitió a sus seguidores:
“Pero si no escucha, toma contigo a uno o dos más, para que por boca de dos o tres testigos se establezca todo asunto.” (Mat. 18:16).
Luego lo que se desprende de estos pasajes, es el sentido de seriedad y firmeza, aparte de la veracidad del asunto considerado, que debe rodear a todo asunto de importancia; porque lo que es evidente, es que sin ningún problema Jehová podría haber dicho perfectamente “mandaré a mis testigos”, sin que por ello se alterara la situación. Pero la justicia divina requería, como hemos visto, la presencia de cómo mínimo dos testigos para establecer un asunto de juicio, porque “no se le dará muerte (al delincuente) por boca de un solo testigo”. Luego lo que se hace en Rev. 11:3, es establecer un principio de legalidad y respeto a las justas normas de Jehová y a las que el propio Jesús se sujetó:
“Si yo solo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. 32 Hay otro que da testimonio acerca de mí y sé que el testimonio que él da acerca de mí es verdadero. 33 Ustedes han despachado hombres a Juan (el Bautista) y él ha dado testimonio de la verdad. 34 Sin embargo, yo no acepto el testimonio de parte de hombre, pero digo estas cosas para que ustedes se salven. 35 (…...) 36 Pero yo tengo el testimonio mayor que el de Juan, porque las obras mismas que mi Padre me asignó realizar, las obras mismas que yo hago, dan testimonio acerca de mí, de que el Padre me despachó. 37 También, el Padre que me envió ha dado testimonio él mismo acerca de mí……” (Juan 5:31-37). (Acotación nuestra).
Recordemos que Jehová dio testimonio en el mismo momento en que Jesús salió del agua bautismal, cuando dijo “…… Este es mi hijo, el amado, a quien he aprobado” (Mat. 3:17), o también en el caso de la trasfiguración:
“Mientras él todavía hablaba, ¡mire!, una nube brillante los cubrió con su sombra y, ¡mire!, una voz procedente de la nube, que decía: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado; escúchenle”.” (Mat. 17:5).
Por lo tanto, Jesús presentó ante sus detractores, tres testimonios (como testigos de su identidad) que confirmaban su condición de hijo de Dios y que por lo tanto, refrendaban su autoridad como tal: el de Juan el Bautista (Juan 1:32-34), el de sus obras poderosas (Juan 10:38) y el del propio Creador del Universo, su Padre Celestial (Mat. 3:17; 17:5). Dicho esto y aunque nos podríamos extender un poco más para defender nuestro planteamiento, creemos que para dar una idea de lo que pretendemos decir, es más que suficiente y por lo que no nos extenderemos más.
Luego este es, más o menos bien explicado, nuestro punto de vista en cuanto al significado de Rev. 11:3 y que por lo que hemos ido leyendo por ahí, es bastante diferente de la interpretación mayoritaria, lo cual no significa que estemos equivocados…… ni que tengamos la razón, por supuesto: sencillamente estamos planteando una opción más. Pero el resolver la “incógnita” de quién tiene la razón, querido lector, le corresponde a usted, mediante (sería lo aconsejable) un contrastar lo que decimos nosotros, con lo que dicen otros y luego pasarlo todo por el tamiz de las Escrituras. Lo que si nos permitimos sugerirle, es que no se tome este asunto como de poca importancia, porque cuando dichos personajes aparezcan (y están ya por aparecer), ello significará que al mundo tal como lo conocemos, le quedan y dicho sea coloquialmente, dos telediarios. Y que con toda seguridad, en un momento dado, esos personajes se plantarán ante usted para transmitirle el mensaje divino y que usted, no otro en su lugar, tendrá que tomar la decisión más trascendental de su vida: aceptar ese mensaje y obrar en consecuencia…… o rechazarlo. Pero antes de tomar la decisión, recuerde que esas dos personas que le visitarán (y nada que ver con los TJ), también van acompañadas, 1º: por el testimonio de sus obras poderosas (Rev. 11:5-6) y 2º: por el testimonio del mismísimo Creador del Universo, Jehová Dios: “Y haré que mis dos testigos profeticen mil doscientos sesenta días vestidos de saco.”
MABEL
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lunes, 13 de junio de 2011
¡¡Que viene el lobo!!
Seguramente la mayoría de ustedes conocen esta fábula, que trata de un zagal de tiempos ha, que tenía la mala costumbre de alborotar a sus conciudadanos mediante entrar en la pequeña aldea en la que vivía, gritando desaforadamente ¡¡que viene el lobo!! ¡¡que viene el lobo!! Y lo cual causaba la alarma general, para alborozo del zagal en cuestión, que una vez más, se había burlado de sus paisanos. Pero hete aquí, que un día que sí venían los lobos y con ellos un evidente peligro, de nuevo el muchacho entró en la aldea con el consabido grito de alarma, sin que en esta ocasión nadie le hiciera el menor caso…… porque ya nadie se lo creía y claro, ocurrió el desastre. Pero como toda fábula tiene su moraleja, veamos lo que se nos quiere enseñar mediante la que acabamos de citar: la moraleja que entresacamos de esa fábula, es la de que cuando a las personas se les están dando mensajes engañosos vez tras vez, se corre el riesgo que cuando se les dice la verdad, no hagan el mínimo caso y se pongan por ello en un grave peligro y cuya responsabilidad, es compartida por el mentiroso contumaz.
Bien, dicho esto, establezcamos el paralelo actual de dicha situación: ¡¡que viene el fin del mundo!! ¡¡que viene el fin del mundo!!...... ¿les suena eso de algo? Y es que últimamente (principios del siglo XX, hasta nuestros días) muchas han sido las veces que ese grito de advertencia a resonado en todo el orbe, formulado por las más variopintas denominaciones religiosas o de solitarios “iluminados” y a los que Internet les brinda el cauce necesario, para consumir su “minuto de gloria”. Destacan en esa actividad, los conocidos Testigos de Jehová que, como grupo, han sido la estrella invitada en función de la cantidad de veces que han anunciado el fin del mundo y…… se han equivocado, claro. Sin embargo, el más reciente en saltar al ruedo, ha sido el Sr. Harold Camping al anunciar el fin del mundo para el 21 del pasado mes de Mayo, algo que con anterioridad ya había predicho para el 4 de Septiembre de 1994 y que como es obvio, en ambos se equivocó. Sin embargo y al igual que los TJ, ya el hombre ha “razonado” el desaguisado y ya ha apuntado a otra cercana fecha: 21 de Octubre de 2011…… y si cuela, cuela. Por cierto, la nueva fecha que los TJ proponen para el fin del mundo, aunque no de forma tan directa y clara como en anteriores ocasiones (por si acaso), es el año 2034 y, prescindiendo de que en esta ocasión les pueda “sonar la flauta”, nos permitimos recordarles, tanto a ellos como a otros pronosticadores citados, lo siguiente:
“…… cuando hable el profeta en nombre de Jehová y la palabra no suceda ni se realice, esa es la palabra que Jehová no ha hablado. Con presunción la habló el profeta. No debes atemorizarte de él.” (Deu. 18:22).
Luego siendo esto así, todas esas personas u organizaciones quedan desautorizadas como voceros de Jehová, o sea: el Altísimo no habla por medio de ellos y pudiendo ser consideradas por tanto, como falsos profetas que no tienen de ninguna manera el apoyo del Soberano de todo el Universo y que por lo tanto, no hay que hacerles caso ni tenerles en cuenta. Y tómense esto, queridos lectores, como un aviso para navegantes para que no se dejen embaucar por tanto “iluminado” suelto por ahí, bien sea a título personal o a nivel de organización religiosa.
Dicho esto, no es menos cierto que realmente la Biblia se pronuncia en el sentido de que sí habrá un fin del mundo y en el bien entendido que, cuando hablamos del fin del mundo, no nos referimos a la destrucción del planeta Tierra como tal, sino al juicio que Jehová someterá a la humanidad desobediente:
“Cierto, Dios ha pasado por alto los tiempos de tal ignorancia; sin embargo, ahora está diciéndole a la humanidad que todos en todas partes se arrepientan. 31 Porque ha fijado un día en que se propone juzgar la tierra habitada con justicia por un varón a quien ha nombrado y ha proporcionado a todos los hombres una garantía con haberlo resucitado de entre los muertos.” (Hech. 17:30-31).
Pero veamos ahora algo muy interesante y es de vital importancia para cada uno de nosotros: hacia quiénes irá dirigido ese juicio por venir. Veámoslo:
“Esto toma en cuenta que es justo por parte de Dios pagar con tribulación a los que les causan tribulación, 7 pero, a ustedes que sufren la tribulación, con alivio juntamente con nosotros al tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles 8 en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús. 9 Estos mismos sufrirán el castigo judicial de destrucción eterna de delante del Señor y de la gloria de su fuerza, 10 al tiempo en que él viene para ser glorificado con relación a sus santos y para ser considerado en aquel día con admiración con relación a todos los que han ejercido fe, porque el testimonio que dimos fue recibido con fe entre ustedes.” (2 Tes. 1:6-10).
Entonces vemos con claridad, que Pablo nos habla de aquellos que sufrirán destrucción eterna por no conocer a Dios y no obedecer las buenas nuevas, en contraposición a otros que sí serán bendecidos por haber ejercido fe en las promesas de Jehová, contenidas en Su Palabra escrita, la Biblia. Ya cuando estuvo aquí en la tierra, Jesús certificó este suceso por venir, con las siguientes palabras comparativas:
“Además, así como ocurrió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: 27 comían, bebían, los hombres se casaban, las mujeres se daban en matrimonio, hasta aquel día en que Noé entró en el arca y llegó el diluvio y los destruyó a todos. 28 De igual modo, así como ocurrió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban. 29 Pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre y los destruyó a todos. 30 De la misma manera será en aquel día en que el Hijo del hombre ha de ser revelado.” (Luc. 21:26-30).
Y siendo cierto que en este pasaje transcrito, se incluyen dos de los juicios más conocidos del registro escritural, como son el del Diluvio del día de Noé y la destrucción de Sodoma y Gomorra, no es menos cierto también, que son considerados por la mayoría de las personas como simples leyendas o mitos, sin ningún atisbo de realidad y lo que hace que para ellas no tengan el valor de un “ejemplo amonestador” (Jud. 7); o dicho más claro y para entendernos: que a la inmensa mayoría del componente humano le trae al fresco lo que dice la Biblia. Sin embargo no podemos olvidar, que hace un momento acabamos de leer que solo aquellos que ejerzan fe en las promesas del Creador y que están reflejadas precisamente en ese libro sagrado, se salvarán de ese juicio por venir. Lo que obviamente hace pensar, que esas personas que hacen mofa y befa de las Escrituras, tendrán “ciertas dificultades” cuando se produzca el citado juicio y de las que ya el apóstol Pedro, nos habló en los siguientes términos:
“Porque ustedes saben esto primero, que en los últimos días vendrán burlones con su burla, procediendo según sus propios deseos 4 y diciendo: “¿Dónde está esa prometida presencia de él? Pues, desde el día en que nuestros antepasados se durmieron en la muerte, todas las cosas continúan exactamente como desde el principio de la creación”. 5 Porque, conforme al deseo de ellos, este hecho se les escapa, que hubo cielos desde lo antiguo y una tierra mantenida compactamente fuera de agua y en medio de agua por la palabra de Dios; 6 y por aquellos medios el mundo de aquel tiempo sufrió destrucción cuando fue anegado en agua. 7 Pero por la misma palabra (la de Jehová) los cielos y la tierra que existen ahora están guardados para fuego y están en reserva para el día del juicio y de la destrucción de los hombres impíos.” (2 Ped.3:3-7). (Acotación nuestra).
Entonces vemos que es muy arriesgado, el burlarse o el no hacer caso del registro bíblico, porque lo que está viniendo sobre nuestra generación es terrible y así lo dejan entrever, las palabras del evangelista Lucas:
“También, habrá señales en el sol y en la luna y en las estrellas y sobre la tierra angustia de naciones, por no conocer la salida a causa del bramido del mar y de su agitación, 26 mientras que los hombres desmayan por el temor y la expectación de las cosas que vienen sobre la tierra habitada; porque los poderes de los cielos serán sacudidos.” (Luc. 21:25-26).
Y es que el propio Jesús calificó dicho juicio como de una “gran tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder” (Mat. 24:21) y de la que la profecía, nos habla en los siguientes términos:
“El gran día de Jehová está cerca. Está cerca y hay un apresurarse muchísimo de él. El sonido del día de Jehová es amargo. Allí un hombre poderoso da un grito. 15 Ese día es día de furor, día de angustia y de zozobra, día de tempestad y de desolación, día de oscuridad y de tenebrosidad, día de nubes y de densas tinieblas, 16 día de cuerno y de señal de alarma, contra las ciudades fortificadas y contra las elevadas torres de las esquinas. 17 Y ciertamente causaré angustia a la humanidad y ciertamente andarán como ciegos; porque han pecado contra Jehová. Y su sangre realmente será derramada como polvo y sus entrañas como el estiércol. 18 Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día del furor de Jehová; sino que por el fuego de su celo toda la tierra será devorada, porque él hará un exterminio, realmente uno terrible, de todos los habitantes de la tierra.” (Sof. 1:14-18).
Luego la cosa, querido lector, no va de broma sino que este acontecimiento sin falta se va a producir, porque sencillamente todas las evidencias así lo indican. Sí, sí, ya sabemos que aquí entra en juego la fábula que hemos explicado al principio: tantas veces se ha dicho lo mismo, que ya nadie se cree que algo semejante pudiera ocurrir. Pero observe querido lector, que lo que se pone en cuestión, no es el hecho de si el tal juicio va a ocurrir o no, sino cuándo se va a producir. Porque en definitiva, equivocados como han estado esos citados falsos pronosticadores en cuanto a la fecha en que, según ellos, tenía que producirse el evento en cuestión, lo cierto es que nadie medianamente enterado del asunto, duda ni por un momento que ese suceso profético, en un momento u otro, sí tiene que llegar: otra cosa, es que se le intente poner fecha y no se acierte con la adecuada. Por lo tanto, no se deje confundir por tanta fecha equivocada y piense que eso no es más que otra artimaña de Satanás para confundir al personal; y es que tal como la mejor baza que dicho pérfido personaje tiene para entrampar a los incautos, es precisamente hacerles creer que él no existe, en el caso que nos ocupa estaríamos hablando de lo mismo: la mejor baza para extraviar a las personas, sería ese ¡¡que viene el lobo!! ¡¡que viene el lobo!!, lanzado en repetidas ocasiones por sus servidores y sin que haya tenido efecto, ya que ello llevaría a la humanidad en general a despreocuparse totalmente del tema y a no prestar la necesaria atención a los requerimientos o advertencias del Altísimo, por medio de Su Palabra…… como desgraciadamente así está ocurriendo.
Por lo tanto y si usted es una de esas personas frustradas ante tanta falsa alarma, permítanos darle una pista que le indicará cuando la cosa ya irá en serio. Y pista que tiene que ver con una profecía conocida como “la profecía de las 70 semanas”, que podemos leer en el libro profético de Daniel y en la que se nos dice lo siguiente:
“Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar con la transgresión, para acabar con el pecado, para expiar la iniquidad, para traer la justicia eterna, para sellar la visión y la profecía y para ungir el lugar santísimo. 25 Conoce, pues y entiende que desde la salida de la palabra para restaurar y edificar Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas y sesenta y dos semanas; y volverá a ser edificada con plaza y muro, pero en tiempos angustiosos. 26 Después de las sesenta y dos semanas, el Mesías será quitado y no tendrá nada; y el pueblo de un gobernante que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario. Con cataclismo será su fin, hasta el fin de la guerra está decretada la desolación. 27 Por una semana él confirmará un pacto con muchos, y en la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Sobre alas de abominaciones vendrá el desolador, hasta que el aniquilamiento que está decidido venga sobre el desolador.” (Dan. 9:24-27).
Según el verso 24, 70 semanas es el plazo que se da Jehová para completar Su Plan sobre el pueblo de Israel y dejarlo a las puertas de iniciar el período milenario. En los versos siguientes, se nos muestra que dicha cantidad de 70 semanas (recordemos que estamos hablando de semanas de años) se subdivide en tres partes: una de siete semanas (49 años), otra de sesenta y dos semanas (434 años) y una semana final (7 años) y lo que nos lleva a un cómputo final de 490 años. Pero mientras que las dos primeras partes se sucedieron de forma ininterrumpida, entre estas y la última semana aún pendiente de cumplir, hay un espacio de tiempo de prácticamente 2.000 años y los que Jesús calificó como “los tiempos señalados de las naciones” o los “tiempos de los gentiles”, según traducciones (Luc. 21:24). ¿Y de dónde salen esos “tiempos”? Veamos:
Básicamente, el registro bíblico que comprende el llamado Antiguo Testamento, es en esencia el relato de la historia de la relación del pueblo de Israel con su Creador: su origen, sus encuentros, desencuentros, rebeliones, juicios, reconciliaciones, etc. Pero en el año 70 E.C. y en cumplimiento de una advertencia de Jehová (Deut. 28:64-65) y como justa retribución a sus reiterados actos de rebeldía, Israel fue eliminada como ente nacional al ser destruida su ciudad capital Jerusalén así como su Templo, destruidos todos sus registros históricos y genealógicos, esparcidos los sobrevivientes por sobre la faz de toda la tierra y por lo tanto, extinguida como nación. Luego con Israel desaparecida como nación, se abrió un paréntesis temporal en esa relación de Jehová con un Israel que ya no existía oficialmente, dando inicio un largo tiempo de prevalencia de otros pueblos sobre el antiguo territorio judío, en espera de que culminara esa dominación de las naciones sobre dicho suelo. Circunstancia que, cumpliendo profecía (Deut. 30:4-5; Isa. 66:8; Jer. 31:10-17; Ezeq. 11:16-17) aconteció en 1.948, con la instauración sobre su antiguo territorio de la renacida nación de Israel y cuya historia se retomará, cuando se firme un pacto de paz y estabilidad entre Israel y sus vecinos (países árabes), intermediado por un poderoso personaje por aparecer y al que se identifica como el Anticristo:
“Y él (el citado Anticristo) tiene que mantener el pacto en vigor para los muchos por una semana; y a la mitad de la semana hará que cesen el sacrificio y la ofrenda de dádiva.” (Dan. 9:27). (Acotación nuestra).
Entonces, a lo que hay que estar alerta es al momento en que se produzca ese acuerdo de paz, porque en ese mismo momento se retoma la historia de Israel y se pone en marcha la última semana de la profecía, o lo que es lo mismo, los últimos siete años del mundo tal como lo conocemos. Veamos que nos dice Mat. 24:15-18:
“Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), 16 entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. 17 El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; 18 y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa.”
Luego si analizamos debidamente este pasaje, nos daremos cuenta que es a partir del momento en que se ve la abominación desoladora en el lugar santo, cuando se insta a los fieles a tomar acción y no antes de eso. Y según algunos autores, eso ocurrió en un principio en el año 66 E.C., cuando los ejércitos romanos, pisando suelo santo, rodearon Jerusalén para asediarla y lo cual tendría su correspondencia moderna cuando, propiciado por el pacto de paz firmado, las banderas de la ONU y de los palestinos, ondeen en una dividida Jerusalén. Los citados autores (la inmensa mayoría), relacionan la firma de ese tratado de paz, con las palabras de 1 Tes.5:1-3:
“Ahora bien, en cuanto a los tiempos y a las sazones, hermanos, no tienen necesidad de que se les escriba nada. 2 Porque ustedes mismos saben bastante bien que el día de Jehová viene exactamente como ladrón en la noche. 3 Cuando los hombres estén diciendo: “¡Paz y seguridad!”, entonces destrucción repentina ha de sobrevenirles instantáneamente, como el dolor de angustia a la mujer encinta; y no escaparán de ninguna manera.”
Y algo que en este blog no tenemos tan claro, porque hay algunos detalles que no nos encajan, pero dado que eso ya sería tema para otro debate y por otra parte, aún no tenemos datos suficientes para probar nuestro planteamiento, evitaremos el pronunciarnos y lo aceptaremos así como nos lo cuentan.
Pero sea como fuere, la cuestión mollar es que al término de esos citados siete años, a todos aquellos que sí hayan prestado atención a los sucesos por ocurrir, les espera la entrada a un nuevo mundo de paz y felicidad, en donde maravillosos acontecimientos se llevarán a cabo: sus cuerpos serán sanados de cualquier dolencia; no existirá la vejez porque los cuerpos serán rejuvenecidos hasta llegar al máximo de su potencialidad y vigor juvenil; las enfermedades, la delincuencia, las guerras, el terrorismo, las nocivas divisiones raciales, así como la misma muerte, serán cosas de un pasado que jamás volverán. Y para colmo de la felicidad, hasta las personas fallecidas en cualquier tiempo, serán devueltas a la vida mediante la resurrección. En definitiva, que la humanidad está a las puertas de tal cambio en la situación mundial, que el hombre no es capaz siquiera de intuir, según las palabras del apóstol Pablo:
“Pero así como está escrito: “Ojo no ha visto, ni oído ha oído, ni se han concebido en el corazón del hombre, las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman”.” (1 Cor. 2:9).
Efectivamente, querido lector, un tiempo en donde el Soberano de todo el Universo, Jehová Dios y mediante el gobierno milenario de Su Cristo, satisfará el deseo de toda cosa viviente:
“Estás abriendo tu mano y satisfaciendo el deseo de toda cosa viviente.” (Sal. 145:16).
Y es cierto que estamos viviendo una realidad muy distinta, enfrentando tiempos muy duros y a los que el apóstol Pablo calificó de “tiempos críticos, difíciles de manejar” (2 Tim. 3:1); pero no es menos cierto que son la inmediata antesala de tiempos mejores y de los que solo disfrutarán, aquellos que se tomen muy en serio el contenido de las Escrituras y convengan en la necesidad de progresar en su estudio, para adquirir el conocimiento necesario que les permita acceder a ese mundo de maravilla y al que un Jesús agonizante, calificó como de “Paraíso”:
“Y pasó a decir: “Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu reino”. 43 Y él le dijo: “Verdaderamente te digo hoy: Estarás conmigo en el Paraíso”.” (Luc. 23:42-43).
Luego es nuestra recomendación, que estén muy al tanto de los acontecimientos mundiales que tienen que ver con Israel y ver hasta que grado cumplen profecía, porque ese pueblo que un día Jehová tomo como posesión suya (Deut. 7:7-8), es por medio del cual se bendecirán en un futuro todas las naciones de la tierra. A ese respecto, vean las palabras que se dirigieron a Jacob y de quién proviene el nombre Israel:
“Será tu descendencia como el polvo de la tierra y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente.” (Gén. 28:14).
A la nación de Israel se la suele llamar “el reloj profético de Jehová”, no solo porque lo que en ella ocurra, tendrá repercusión mundial, sino porque nos marca dónde estamos situados en la corriente del tiempo. Y es que todos estamos muy apegados a nuestro origen, procedencia o nacionalidad, en definitiva, que nos imaginamos a nuestras respectivas patrias como el ombligo del mundo, cuando nada está más lejos de la realidad. Y es que por poderosas que puedan ser o parecer algunas de esas naciones, como por ejemplo EEUU, China, Rusia u otras, no son más que simples beneficiarias de las bendiciones que en un futuro serán derramadas a través del minúsculo (en contraste) pueblo de Jehová, Israel. No que en este momento el pueblo israelí, tenga la bendición o el favor de Dios, porque ciertamente no se da tal circunstancia: no hay que olvidar, que fue ese mismo pueblo, no solo el que rechazó al enviado de Jehová, su hijo Jesús, sino el que lo ajustició como a un vulgar criminal. Es más, a día de hoy, aún no reconocen a Jesús como el Mesías del Altísimo y por lo tanto, continúan esperando que Jehová les mande a alguien, mientras siguen rigiéndose por La Tora (ley dada al pueblo judío por medio de Moisés) y suspirando por volver a edificar el templo y continuar con los sacrificios animales del pasado, en cumplimiento de una Ley que ya quedó obsoleta después del sacrificio expiatorio de Jesús, el cual “borró el documento manuscrito contra nosotros, que consistía en decretos y que estaba en oposición a nosotros; y Él lo ha quitado del camino clavándolo al madero de tormento” (Col. 2:14). Y logro, la reconstrucción del Templo y el reinicio de los sacrificios animales, que parece ser conseguirán a tenor de lo afirmado en el libro profético de Daniel y del que ya hemos citado:
“Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda.” (Dan. 9:27a).
Y es obvio que para que haya “sacrificio” y “ofrenda”, obviamente tiene que haber un Templo (que de momento aún no existe) y del que ya tienen, según fuentes bien informadas, prácticamente todo preparado para levantar el llamado “tercer templo” (los materiales de construcción, los ropajes, candelabros, etc., etc.) para en un momento determinado, rápidamente iniciar la construcción del mismo. Sin embargo, antes de ser bendecidos de nuevo por el Altísimo, serán disciplinados hasta que reconozcan a Jesucristo como la persona que tiene que reinar en Jerusalén, como representante legal al Trono de Jehová aquí en la tierra. Ahora bien ¿por qué le tiene nuestro Creador tanta consideración a un pueblo, cuya característica principal ha sido siempre la rebeldía ante su Dios? Porque no olvidemos que solo había pasado mes y medio (Éxo. 16:1) de su espectacular liberación (de cuyo impacto probablemente aún no se habían recuperado), cuando ya estaban rebelándose contra su Salvador (verso 18); aunque de hecho, ya a tres días de haber vivido su salvación ante los ejércitos de Faraón en el mar Rojo y por lo tanto, el poder inmenso del Altísimo a su favor, ya estaban “murmurando” contra Moisés (realmente contra Jehová) por la falta de agua. Y es que su distorsionado corazón, les impedía razonar con lógica, en el sentido de que un Dios que los había liberado con tal despliegue de poder, obviamente no los iba a dejar morir en un desierto por falta de agua, como si en la operación de rescate, a Jehová se le hubiera “escapado” algún detalle…… y así, por más de setecientos años; luego repetimos la pregunta: ¿por qué Jehová los continúa considerando como Su pueblo?
Pues por la misma razón, que en un futuro inmediato Israel recobrará de nuevo el favor de Jehová y las naciones del mundo serán bendecidas:
“Por lo tanto, di a la casa de Israel: “Esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: No por causa de ustedes lo hago, oh casa de Israel, sino por mi santo nombre, el cual ustedes han profanado entre las naciones adonde han ido”.” (Ezeq. 36:22).
Por lo tanto y como conclusión, si no nos hemos equivocado en todo lo considerado (eso, querido lector, le corresponde a usted averiguarlo), tenemos que estar muy pendientes de los sucesos por acaecer en Israel, sobre todo en lo que tiene que ver con la firma de ese acuerdo de paz, porque será el detonante de una serie de acontecimientos pasmosos en la historia de la humanidad y que culminarán, introduciendo a “una gran muchedumbre” (Rev. 7:9; 14) de personas que se habrán mostrado fieles y obedientes, a un mundo completamente distinto del que estamos padeciendo actualmente y en donde “la justicia, habrá de morar” (2 Ped. 3:13). Entonces la pregunta es…… ¿estará usted entre ellas?
MABEL
Seguramente la mayoría de ustedes conocen esta fábula, que trata de un zagal de tiempos ha, que tenía la mala costumbre de alborotar a sus conciudadanos mediante entrar en la pequeña aldea en la que vivía, gritando desaforadamente ¡¡que viene el lobo!! ¡¡que viene el lobo!! Y lo cual causaba la alarma general, para alborozo del zagal en cuestión, que una vez más, se había burlado de sus paisanos. Pero hete aquí, que un día que sí venían los lobos y con ellos un evidente peligro, de nuevo el muchacho entró en la aldea con el consabido grito de alarma, sin que en esta ocasión nadie le hiciera el menor caso…… porque ya nadie se lo creía y claro, ocurrió el desastre. Pero como toda fábula tiene su moraleja, veamos lo que se nos quiere enseñar mediante la que acabamos de citar: la moraleja que entresacamos de esa fábula, es la de que cuando a las personas se les están dando mensajes engañosos vez tras vez, se corre el riesgo que cuando se les dice la verdad, no hagan el mínimo caso y se pongan por ello en un grave peligro y cuya responsabilidad, es compartida por el mentiroso contumaz.
Bien, dicho esto, establezcamos el paralelo actual de dicha situación: ¡¡que viene el fin del mundo!! ¡¡que viene el fin del mundo!!...... ¿les suena eso de algo? Y es que últimamente (principios del siglo XX, hasta nuestros días) muchas han sido las veces que ese grito de advertencia a resonado en todo el orbe, formulado por las más variopintas denominaciones religiosas o de solitarios “iluminados” y a los que Internet les brinda el cauce necesario, para consumir su “minuto de gloria”. Destacan en esa actividad, los conocidos Testigos de Jehová que, como grupo, han sido la estrella invitada en función de la cantidad de veces que han anunciado el fin del mundo y…… se han equivocado, claro. Sin embargo, el más reciente en saltar al ruedo, ha sido el Sr. Harold Camping al anunciar el fin del mundo para el 21 del pasado mes de Mayo, algo que con anterioridad ya había predicho para el 4 de Septiembre de 1994 y que como es obvio, en ambos se equivocó. Sin embargo y al igual que los TJ, ya el hombre ha “razonado” el desaguisado y ya ha apuntado a otra cercana fecha: 21 de Octubre de 2011…… y si cuela, cuela. Por cierto, la nueva fecha que los TJ proponen para el fin del mundo, aunque no de forma tan directa y clara como en anteriores ocasiones (por si acaso), es el año 2034 y, prescindiendo de que en esta ocasión les pueda “sonar la flauta”, nos permitimos recordarles, tanto a ellos como a otros pronosticadores citados, lo siguiente:
“…… cuando hable el profeta en nombre de Jehová y la palabra no suceda ni se realice, esa es la palabra que Jehová no ha hablado. Con presunción la habló el profeta. No debes atemorizarte de él.” (Deu. 18:22).
Luego siendo esto así, todas esas personas u organizaciones quedan desautorizadas como voceros de Jehová, o sea: el Altísimo no habla por medio de ellos y pudiendo ser consideradas por tanto, como falsos profetas que no tienen de ninguna manera el apoyo del Soberano de todo el Universo y que por lo tanto, no hay que hacerles caso ni tenerles en cuenta. Y tómense esto, queridos lectores, como un aviso para navegantes para que no se dejen embaucar por tanto “iluminado” suelto por ahí, bien sea a título personal o a nivel de organización religiosa.
Dicho esto, no es menos cierto que realmente la Biblia se pronuncia en el sentido de que sí habrá un fin del mundo y en el bien entendido que, cuando hablamos del fin del mundo, no nos referimos a la destrucción del planeta Tierra como tal, sino al juicio que Jehová someterá a la humanidad desobediente:
“Cierto, Dios ha pasado por alto los tiempos de tal ignorancia; sin embargo, ahora está diciéndole a la humanidad que todos en todas partes se arrepientan. 31 Porque ha fijado un día en que se propone juzgar la tierra habitada con justicia por un varón a quien ha nombrado y ha proporcionado a todos los hombres una garantía con haberlo resucitado de entre los muertos.” (Hech. 17:30-31).
Pero veamos ahora algo muy interesante y es de vital importancia para cada uno de nosotros: hacia quiénes irá dirigido ese juicio por venir. Veámoslo:
“Esto toma en cuenta que es justo por parte de Dios pagar con tribulación a los que les causan tribulación, 7 pero, a ustedes que sufren la tribulación, con alivio juntamente con nosotros al tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles 8 en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús. 9 Estos mismos sufrirán el castigo judicial de destrucción eterna de delante del Señor y de la gloria de su fuerza, 10 al tiempo en que él viene para ser glorificado con relación a sus santos y para ser considerado en aquel día con admiración con relación a todos los que han ejercido fe, porque el testimonio que dimos fue recibido con fe entre ustedes.” (2 Tes. 1:6-10).
Entonces vemos con claridad, que Pablo nos habla de aquellos que sufrirán destrucción eterna por no conocer a Dios y no obedecer las buenas nuevas, en contraposición a otros que sí serán bendecidos por haber ejercido fe en las promesas de Jehová, contenidas en Su Palabra escrita, la Biblia. Ya cuando estuvo aquí en la tierra, Jesús certificó este suceso por venir, con las siguientes palabras comparativas:
“Además, así como ocurrió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: 27 comían, bebían, los hombres se casaban, las mujeres se daban en matrimonio, hasta aquel día en que Noé entró en el arca y llegó el diluvio y los destruyó a todos. 28 De igual modo, así como ocurrió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban. 29 Pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre y los destruyó a todos. 30 De la misma manera será en aquel día en que el Hijo del hombre ha de ser revelado.” (Luc. 21:26-30).
Y siendo cierto que en este pasaje transcrito, se incluyen dos de los juicios más conocidos del registro escritural, como son el del Diluvio del día de Noé y la destrucción de Sodoma y Gomorra, no es menos cierto también, que son considerados por la mayoría de las personas como simples leyendas o mitos, sin ningún atisbo de realidad y lo que hace que para ellas no tengan el valor de un “ejemplo amonestador” (Jud. 7); o dicho más claro y para entendernos: que a la inmensa mayoría del componente humano le trae al fresco lo que dice la Biblia. Sin embargo no podemos olvidar, que hace un momento acabamos de leer que solo aquellos que ejerzan fe en las promesas del Creador y que están reflejadas precisamente en ese libro sagrado, se salvarán de ese juicio por venir. Lo que obviamente hace pensar, que esas personas que hacen mofa y befa de las Escrituras, tendrán “ciertas dificultades” cuando se produzca el citado juicio y de las que ya el apóstol Pedro, nos habló en los siguientes términos:
“Porque ustedes saben esto primero, que en los últimos días vendrán burlones con su burla, procediendo según sus propios deseos 4 y diciendo: “¿Dónde está esa prometida presencia de él? Pues, desde el día en que nuestros antepasados se durmieron en la muerte, todas las cosas continúan exactamente como desde el principio de la creación”. 5 Porque, conforme al deseo de ellos, este hecho se les escapa, que hubo cielos desde lo antiguo y una tierra mantenida compactamente fuera de agua y en medio de agua por la palabra de Dios; 6 y por aquellos medios el mundo de aquel tiempo sufrió destrucción cuando fue anegado en agua. 7 Pero por la misma palabra (la de Jehová) los cielos y la tierra que existen ahora están guardados para fuego y están en reserva para el día del juicio y de la destrucción de los hombres impíos.” (2 Ped.3:3-7). (Acotación nuestra).
Entonces vemos que es muy arriesgado, el burlarse o el no hacer caso del registro bíblico, porque lo que está viniendo sobre nuestra generación es terrible y así lo dejan entrever, las palabras del evangelista Lucas:
“También, habrá señales en el sol y en la luna y en las estrellas y sobre la tierra angustia de naciones, por no conocer la salida a causa del bramido del mar y de su agitación, 26 mientras que los hombres desmayan por el temor y la expectación de las cosas que vienen sobre la tierra habitada; porque los poderes de los cielos serán sacudidos.” (Luc. 21:25-26).
Y es que el propio Jesús calificó dicho juicio como de una “gran tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder” (Mat. 24:21) y de la que la profecía, nos habla en los siguientes términos:
“El gran día de Jehová está cerca. Está cerca y hay un apresurarse muchísimo de él. El sonido del día de Jehová es amargo. Allí un hombre poderoso da un grito. 15 Ese día es día de furor, día de angustia y de zozobra, día de tempestad y de desolación, día de oscuridad y de tenebrosidad, día de nubes y de densas tinieblas, 16 día de cuerno y de señal de alarma, contra las ciudades fortificadas y contra las elevadas torres de las esquinas. 17 Y ciertamente causaré angustia a la humanidad y ciertamente andarán como ciegos; porque han pecado contra Jehová. Y su sangre realmente será derramada como polvo y sus entrañas como el estiércol. 18 Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día del furor de Jehová; sino que por el fuego de su celo toda la tierra será devorada, porque él hará un exterminio, realmente uno terrible, de todos los habitantes de la tierra.” (Sof. 1:14-18).
Luego la cosa, querido lector, no va de broma sino que este acontecimiento sin falta se va a producir, porque sencillamente todas las evidencias así lo indican. Sí, sí, ya sabemos que aquí entra en juego la fábula que hemos explicado al principio: tantas veces se ha dicho lo mismo, que ya nadie se cree que algo semejante pudiera ocurrir. Pero observe querido lector, que lo que se pone en cuestión, no es el hecho de si el tal juicio va a ocurrir o no, sino cuándo se va a producir. Porque en definitiva, equivocados como han estado esos citados falsos pronosticadores en cuanto a la fecha en que, según ellos, tenía que producirse el evento en cuestión, lo cierto es que nadie medianamente enterado del asunto, duda ni por un momento que ese suceso profético, en un momento u otro, sí tiene que llegar: otra cosa, es que se le intente poner fecha y no se acierte con la adecuada. Por lo tanto, no se deje confundir por tanta fecha equivocada y piense que eso no es más que otra artimaña de Satanás para confundir al personal; y es que tal como la mejor baza que dicho pérfido personaje tiene para entrampar a los incautos, es precisamente hacerles creer que él no existe, en el caso que nos ocupa estaríamos hablando de lo mismo: la mejor baza para extraviar a las personas, sería ese ¡¡que viene el lobo!! ¡¡que viene el lobo!!, lanzado en repetidas ocasiones por sus servidores y sin que haya tenido efecto, ya que ello llevaría a la humanidad en general a despreocuparse totalmente del tema y a no prestar la necesaria atención a los requerimientos o advertencias del Altísimo, por medio de Su Palabra…… como desgraciadamente así está ocurriendo.
Por lo tanto y si usted es una de esas personas frustradas ante tanta falsa alarma, permítanos darle una pista que le indicará cuando la cosa ya irá en serio. Y pista que tiene que ver con una profecía conocida como “la profecía de las 70 semanas”, que podemos leer en el libro profético de Daniel y en la que se nos dice lo siguiente:
“Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar con la transgresión, para acabar con el pecado, para expiar la iniquidad, para traer la justicia eterna, para sellar la visión y la profecía y para ungir el lugar santísimo. 25 Conoce, pues y entiende que desde la salida de la palabra para restaurar y edificar Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas y sesenta y dos semanas; y volverá a ser edificada con plaza y muro, pero en tiempos angustiosos. 26 Después de las sesenta y dos semanas, el Mesías será quitado y no tendrá nada; y el pueblo de un gobernante que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario. Con cataclismo será su fin, hasta el fin de la guerra está decretada la desolación. 27 Por una semana él confirmará un pacto con muchos, y en la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Sobre alas de abominaciones vendrá el desolador, hasta que el aniquilamiento que está decidido venga sobre el desolador.” (Dan. 9:24-27).
Según el verso 24, 70 semanas es el plazo que se da Jehová para completar Su Plan sobre el pueblo de Israel y dejarlo a las puertas de iniciar el período milenario. En los versos siguientes, se nos muestra que dicha cantidad de 70 semanas (recordemos que estamos hablando de semanas de años) se subdivide en tres partes: una de siete semanas (49 años), otra de sesenta y dos semanas (434 años) y una semana final (7 años) y lo que nos lleva a un cómputo final de 490 años. Pero mientras que las dos primeras partes se sucedieron de forma ininterrumpida, entre estas y la última semana aún pendiente de cumplir, hay un espacio de tiempo de prácticamente 2.000 años y los que Jesús calificó como “los tiempos señalados de las naciones” o los “tiempos de los gentiles”, según traducciones (Luc. 21:24). ¿Y de dónde salen esos “tiempos”? Veamos:
Básicamente, el registro bíblico que comprende el llamado Antiguo Testamento, es en esencia el relato de la historia de la relación del pueblo de Israel con su Creador: su origen, sus encuentros, desencuentros, rebeliones, juicios, reconciliaciones, etc. Pero en el año 70 E.C. y en cumplimiento de una advertencia de Jehová (Deut. 28:64-65) y como justa retribución a sus reiterados actos de rebeldía, Israel fue eliminada como ente nacional al ser destruida su ciudad capital Jerusalén así como su Templo, destruidos todos sus registros históricos y genealógicos, esparcidos los sobrevivientes por sobre la faz de toda la tierra y por lo tanto, extinguida como nación. Luego con Israel desaparecida como nación, se abrió un paréntesis temporal en esa relación de Jehová con un Israel que ya no existía oficialmente, dando inicio un largo tiempo de prevalencia de otros pueblos sobre el antiguo territorio judío, en espera de que culminara esa dominación de las naciones sobre dicho suelo. Circunstancia que, cumpliendo profecía (Deut. 30:4-5; Isa. 66:8; Jer. 31:10-17; Ezeq. 11:16-17) aconteció en 1.948, con la instauración sobre su antiguo territorio de la renacida nación de Israel y cuya historia se retomará, cuando se firme un pacto de paz y estabilidad entre Israel y sus vecinos (países árabes), intermediado por un poderoso personaje por aparecer y al que se identifica como el Anticristo:
“Y él (el citado Anticristo) tiene que mantener el pacto en vigor para los muchos por una semana; y a la mitad de la semana hará que cesen el sacrificio y la ofrenda de dádiva.” (Dan. 9:27). (Acotación nuestra).
Entonces, a lo que hay que estar alerta es al momento en que se produzca ese acuerdo de paz, porque en ese mismo momento se retoma la historia de Israel y se pone en marcha la última semana de la profecía, o lo que es lo mismo, los últimos siete años del mundo tal como lo conocemos. Veamos que nos dice Mat. 24:15-18:
“Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), 16 entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. 17 El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; 18 y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa.”
Luego si analizamos debidamente este pasaje, nos daremos cuenta que es a partir del momento en que se ve la abominación desoladora en el lugar santo, cuando se insta a los fieles a tomar acción y no antes de eso. Y según algunos autores, eso ocurrió en un principio en el año 66 E.C., cuando los ejércitos romanos, pisando suelo santo, rodearon Jerusalén para asediarla y lo cual tendría su correspondencia moderna cuando, propiciado por el pacto de paz firmado, las banderas de la ONU y de los palestinos, ondeen en una dividida Jerusalén. Los citados autores (la inmensa mayoría), relacionan la firma de ese tratado de paz, con las palabras de 1 Tes.5:1-3:
“Ahora bien, en cuanto a los tiempos y a las sazones, hermanos, no tienen necesidad de que se les escriba nada. 2 Porque ustedes mismos saben bastante bien que el día de Jehová viene exactamente como ladrón en la noche. 3 Cuando los hombres estén diciendo: “¡Paz y seguridad!”, entonces destrucción repentina ha de sobrevenirles instantáneamente, como el dolor de angustia a la mujer encinta; y no escaparán de ninguna manera.”
Y algo que en este blog no tenemos tan claro, porque hay algunos detalles que no nos encajan, pero dado que eso ya sería tema para otro debate y por otra parte, aún no tenemos datos suficientes para probar nuestro planteamiento, evitaremos el pronunciarnos y lo aceptaremos así como nos lo cuentan.
Pero sea como fuere, la cuestión mollar es que al término de esos citados siete años, a todos aquellos que sí hayan prestado atención a los sucesos por ocurrir, les espera la entrada a un nuevo mundo de paz y felicidad, en donde maravillosos acontecimientos se llevarán a cabo: sus cuerpos serán sanados de cualquier dolencia; no existirá la vejez porque los cuerpos serán rejuvenecidos hasta llegar al máximo de su potencialidad y vigor juvenil; las enfermedades, la delincuencia, las guerras, el terrorismo, las nocivas divisiones raciales, así como la misma muerte, serán cosas de un pasado que jamás volverán. Y para colmo de la felicidad, hasta las personas fallecidas en cualquier tiempo, serán devueltas a la vida mediante la resurrección. En definitiva, que la humanidad está a las puertas de tal cambio en la situación mundial, que el hombre no es capaz siquiera de intuir, según las palabras del apóstol Pablo:
“Pero así como está escrito: “Ojo no ha visto, ni oído ha oído, ni se han concebido en el corazón del hombre, las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman”.” (1 Cor. 2:9).
Efectivamente, querido lector, un tiempo en donde el Soberano de todo el Universo, Jehová Dios y mediante el gobierno milenario de Su Cristo, satisfará el deseo de toda cosa viviente:
“Estás abriendo tu mano y satisfaciendo el deseo de toda cosa viviente.” (Sal. 145:16).
Y es cierto que estamos viviendo una realidad muy distinta, enfrentando tiempos muy duros y a los que el apóstol Pablo calificó de “tiempos críticos, difíciles de manejar” (2 Tim. 3:1); pero no es menos cierto que son la inmediata antesala de tiempos mejores y de los que solo disfrutarán, aquellos que se tomen muy en serio el contenido de las Escrituras y convengan en la necesidad de progresar en su estudio, para adquirir el conocimiento necesario que les permita acceder a ese mundo de maravilla y al que un Jesús agonizante, calificó como de “Paraíso”:
“Y pasó a decir: “Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu reino”. 43 Y él le dijo: “Verdaderamente te digo hoy: Estarás conmigo en el Paraíso”.” (Luc. 23:42-43).
Luego es nuestra recomendación, que estén muy al tanto de los acontecimientos mundiales que tienen que ver con Israel y ver hasta que grado cumplen profecía, porque ese pueblo que un día Jehová tomo como posesión suya (Deut. 7:7-8), es por medio del cual se bendecirán en un futuro todas las naciones de la tierra. A ese respecto, vean las palabras que se dirigieron a Jacob y de quién proviene el nombre Israel:
“Será tu descendencia como el polvo de la tierra y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente.” (Gén. 28:14).
A la nación de Israel se la suele llamar “el reloj profético de Jehová”, no solo porque lo que en ella ocurra, tendrá repercusión mundial, sino porque nos marca dónde estamos situados en la corriente del tiempo. Y es que todos estamos muy apegados a nuestro origen, procedencia o nacionalidad, en definitiva, que nos imaginamos a nuestras respectivas patrias como el ombligo del mundo, cuando nada está más lejos de la realidad. Y es que por poderosas que puedan ser o parecer algunas de esas naciones, como por ejemplo EEUU, China, Rusia u otras, no son más que simples beneficiarias de las bendiciones que en un futuro serán derramadas a través del minúsculo (en contraste) pueblo de Jehová, Israel. No que en este momento el pueblo israelí, tenga la bendición o el favor de Dios, porque ciertamente no se da tal circunstancia: no hay que olvidar, que fue ese mismo pueblo, no solo el que rechazó al enviado de Jehová, su hijo Jesús, sino el que lo ajustició como a un vulgar criminal. Es más, a día de hoy, aún no reconocen a Jesús como el Mesías del Altísimo y por lo tanto, continúan esperando que Jehová les mande a alguien, mientras siguen rigiéndose por La Tora (ley dada al pueblo judío por medio de Moisés) y suspirando por volver a edificar el templo y continuar con los sacrificios animales del pasado, en cumplimiento de una Ley que ya quedó obsoleta después del sacrificio expiatorio de Jesús, el cual “borró el documento manuscrito contra nosotros, que consistía en decretos y que estaba en oposición a nosotros; y Él lo ha quitado del camino clavándolo al madero de tormento” (Col. 2:14). Y logro, la reconstrucción del Templo y el reinicio de los sacrificios animales, que parece ser conseguirán a tenor de lo afirmado en el libro profético de Daniel y del que ya hemos citado:
“Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda.” (Dan. 9:27a).
Y es obvio que para que haya “sacrificio” y “ofrenda”, obviamente tiene que haber un Templo (que de momento aún no existe) y del que ya tienen, según fuentes bien informadas, prácticamente todo preparado para levantar el llamado “tercer templo” (los materiales de construcción, los ropajes, candelabros, etc., etc.) para en un momento determinado, rápidamente iniciar la construcción del mismo. Sin embargo, antes de ser bendecidos de nuevo por el Altísimo, serán disciplinados hasta que reconozcan a Jesucristo como la persona que tiene que reinar en Jerusalén, como representante legal al Trono de Jehová aquí en la tierra. Ahora bien ¿por qué le tiene nuestro Creador tanta consideración a un pueblo, cuya característica principal ha sido siempre la rebeldía ante su Dios? Porque no olvidemos que solo había pasado mes y medio (Éxo. 16:1) de su espectacular liberación (de cuyo impacto probablemente aún no se habían recuperado), cuando ya estaban rebelándose contra su Salvador (verso 18); aunque de hecho, ya a tres días de haber vivido su salvación ante los ejércitos de Faraón en el mar Rojo y por lo tanto, el poder inmenso del Altísimo a su favor, ya estaban “murmurando” contra Moisés (realmente contra Jehová) por la falta de agua. Y es que su distorsionado corazón, les impedía razonar con lógica, en el sentido de que un Dios que los había liberado con tal despliegue de poder, obviamente no los iba a dejar morir en un desierto por falta de agua, como si en la operación de rescate, a Jehová se le hubiera “escapado” algún detalle…… y así, por más de setecientos años; luego repetimos la pregunta: ¿por qué Jehová los continúa considerando como Su pueblo?
Pues por la misma razón, que en un futuro inmediato Israel recobrará de nuevo el favor de Jehová y las naciones del mundo serán bendecidas:
“Por lo tanto, di a la casa de Israel: “Esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: No por causa de ustedes lo hago, oh casa de Israel, sino por mi santo nombre, el cual ustedes han profanado entre las naciones adonde han ido”.” (Ezeq. 36:22).
Por lo tanto y como conclusión, si no nos hemos equivocado en todo lo considerado (eso, querido lector, le corresponde a usted averiguarlo), tenemos que estar muy pendientes de los sucesos por acaecer en Israel, sobre todo en lo que tiene que ver con la firma de ese acuerdo de paz, porque será el detonante de una serie de acontecimientos pasmosos en la historia de la humanidad y que culminarán, introduciendo a “una gran muchedumbre” (Rev. 7:9; 14) de personas que se habrán mostrado fieles y obedientes, a un mundo completamente distinto del que estamos padeciendo actualmente y en donde “la justicia, habrá de morar” (2 Ped. 3:13). Entonces la pregunta es…… ¿estará usted entre ellas?
MABEL
jueves, 2 de junio de 2011
¡Vayamos por partes!
Y es que vean el sorprendente correo que hemos recibido, de un tal Sr. César Efraín, en los siguientes términos:
“Autor : cesar efrain (IP: 200.87.129.213 , 200.87.129.213)
Comentario:
LOS CRISTIANOS COMO MABEL QUE NO TIENEN CAPACIDAD DE RAZONAMIENTO Y COMPRENSION, SINO SOLO LA VISION DE FANATISMO RELIGIOSO, QUE NO LES PERMITE VER Y OIR NADA MAS LO QUE QUIEREN CREER EN SU FANATISMO RELIGIOSO ALOCADO.”
De entrada debemos señalar, que no tenemos el gusto de conocer a este caballero, pero como dicen que lo cortés no quita lo valiente, nuestros respetos para dicho comunicante y como no, por la opinión manifestada, pero ello no es óbice, para que mostremos nuestro total desacuerdo con su contenido. Y es que en principio, no parece serio que se formule una acusación sobre nuestro supuesto “fanatismo religioso alocado” sin explicar el motivo de ello, es decir, si en algún momento hemos dicho algo que bíblicamente se pueda demostrar como falso y alejado de la realidad escritural. Por otra parte, no sabemos de dónde saca el citado caballero, nuestra carencia de “capacidad de razonamiento y comprensión”, porque hasta donde sabemos, no nos ha formulado ese señor ningún planteamiento sobre el cual poder hacer un ejercicio de razonamiento o comprensión, ni por otra parte y nos parece oportuno el señalarlo, hasta el momento y que sepamos, han podido ser rebatidas bíblicamente las muchas objeciones que hemos planteado a diversos autores. Y se nos ocurre pensar que por algo será…… quizás porque tenemos más razón que un santo en plantear las citadas objeciones.
Pero como dicho comentario tiene como referencia un artículo que publicamos en su día, titulado “Respondiendo al Sr. Félix Guttmann”, ello nos lleva a pensar que nuestro comunicante probablemente será un fiel seguidor (y por tanto defensor) del autor en cuestión, lo cual haría la situación aún más sorprendente si cabe, porque “cuidadín” con las cosas que dicho señor enseña por medio de sus videos. De hecho, tenemos publicado en este blog un artículo titulado “Será una broma…… ¿no Sr. Guttmann?” y que se supone que nuestro amable comunicante no ha leído, en el que damos cuenta de algunos de los disparates que perpetra dicho autor y resultado, obviamente, de contrastar sus enseñanzas con lo que dicen las Escrituras. Que por favor se lo lea y si lo tiene a bien, que nos diga que le parece.
Por otra parte y de ahí ese “Vayamos por partes” inicial, creemos que nuestro trabajo es muy difícil que objetivamente pueda ser considerado como producto de un “fanatismo religioso alocado”, porque nosotros no impartimos enseñanza, ni establecemos doctrina y mucho menos, intentamos condicionar la mente de nuestros lectores. Dicho de otra manera, que nosotros nunca decimos si las cosas son de esta manera, de la otra o la de más allá: sencillamente leemos lo que esos “maestros” como el Sr. Guttmann publican, lo contrastamos con lo que entendemos que las Escrituras dicen acerca del tema del que se trate y si en nuestra opinión, no cuadra lo uno con lo otro, lo denunciamos en beneficio de la verdad y punto: a partir de ahí, que cada uno y según su personal análisis bíblico, saque las lógicas conclusiones. Luego queda claro, que para desempeñar nuestra actividad, hace falta una elevada dosis de capacidad de “razonamiento y de comprensión” del texto sagrado, exenta totalmente de “fanatismo religioso alocado” del que se nos acusa, porque de lo contrario, nos estarían sacando los colores diariamente y circunstancia, que al menos hasta el momento y de forma seria, eso es, con textos bíblicos por delante, aún no se ha producido. Luego “algo tendrá el agua cuando la bendicen”, que diría el castizo.
Ya otra cuestión es (como hace nuestro comunicante), que se nos acuse de cualquier cosa que a uno se le ocurra, pero no acompañando dicha acusación con los argumentos necesarios para probar la veracidad de la misma; o sea, denunciando aquellos textos bíblicos en los que presuntamente nos hayamos equivocado en nuestros escritos, bien sea en su interpretación o en su defecto, en su aplicación. Y decimos esto, porque nos avala el hecho de que jamás hemos formulado una aseveración que no esté sustentada por su correspondiente texto bíblico; luego como hemos dicho antes, nosotros jamás emitimos una opinión personal, fundada en nuestros conocimientos (escasos por otra parte). Sencillamente nos limitamos a seguir el desarrollo lógico de los textos bíblicos que usamos, no sin antes haberlos contrastado con el contexto general del registro sagrado, para asegurarnos, lógicamente, que dicen aquello que nosotros entendemos que dicen. Y como ejemplo de lo que pretendemos explicar, en cuanto a nuestra forma de proceder, le vamos a señalar a nuestro amable comunicante un hecho, más o menos reciente, protagonizado por el citado Sr. Guttmann y a ver qué le parece.
Dicho caballero tiene publicados en Youtube, entre otros muchos, una serie de nueve videos, relacionados con una intervención que tuvo ante determinado auditorio (en Colombia, parece ser), bajo el tema “En los últimos días” y a los que nosotros hemos tenido acceso. Pues bien, aunque es cierto que podríamos estar de acuerdo con algunos de los puntos de los que trata a lo largo de su exposición (con algunos matices), sin embargo y en el octavo de esos videos, vean con que dos afirmaciones se nos descuelga el autor en cuestión: Satanás no es un ángel, ya que en ningún momento, según él Sr. Guttmann, la Biblia se pronuncia en el sentido de que sí lo es; y una segunda afirmación, que tiene que ver con el hecho, según dice, que el planeta Tierra no fue el único en que se produjo una rebelión contra Jehová…… o sea que hay otros. Enseñanzas que por otra parte, ya tiene publicadas en videos anteriores, luego la cosa no es nueva; pero sea como sea, vamos a analizar qué hay de verdad en esos dos planteamientos y que, como tenemos por costumbre, lo haremos usando algunos textos y a partir del razonamiento lógico de sus contenidos. Veamos:
Si Satanás, no es un ser espiritual (un ángel), obviamente tenemos que estar hablando de un ser terrenal (un hombre), lo cual es exactamente y si no hemos entendido mal, lo que nos propone el Sr. Guttmann. Y dicho caballero se apoya para tal afirmación, en la circunstancia que en el registro escrito (según entiende él), no existe ningún texto que explícitamente diga que Satanás es un ángel y lo cual, de entrada, ya no se ajusta a la verdad. Y puesto que en dicho video desafía a quien pueda, a que le muestre lo contrario, pues le invitamos a que lea 2 Cor. 11:14:
“Y no es maravilla, porque Satanás mismo sigue transformándose en ángel de luz.”
Pero claro, como hemos dicho, para refrendar esa afirmación como correcta, hay que acudir lógicamente el contexto general de las Escrituras, para ver si nos lleva a la misma conclusión que parece desprenderse del pasaje citado. Y resulta que al hacerlo nos encontramos en que hay mil y una evidencias más de que eso es así, porque veamos: en primer lugar, de lo primero que se rodeó Jehová, antes de la creación material y por tanto, de la creación del primer ser humano, fue de ángeles:
“¿Dónde te hallabas tú cuando yo fundé la tierra? Infórmame, si de veras conoces el entendimiento. 5 ¿Quién fijó sus medidas, si acaso lo sabes, o quién extendió sobre ella el cordel de medir? 6 ¿En qué han sido hundidos sus pedestales con encajaduras, o quién colocó su piedra angular, 7 cuando las estrellas de la mañana gozosamente clamaron a una y todos los hijos de Dios empezaron a gritar en aplauso?” (Job 38:4-7).
Y dado que en ese contexto, con la expresión “estrellas de la mañana” o “hijos de Dios”, se hace referencia a ángeles, nos encontramos con las dos únicas formas de vida que, al menos hasta donde sabemos, existen en el universo: los seres espirituales, o sea, los ángeles (en sus diversos rangos o categorías) y los seres materiales, o humanos y que no tienen acceso al plano espiritual. Luego partiendo de esa premisa (de su inaccesibilidad al mundo espiritual), no podemos pasar por alto el episodio relatado, de nuevo, en el libro bíblico de Job y en donde acerca de Satanás, se nos dice lo siguiente:
“Ahora bien, llegó a ser el día en que los hijos del Dios verdadero entraban para tomar su puesto delante de Jehová y hasta Satanás procedió a entrar allí mismo entre ellos. 7 Entonces Jehová dijo a Satanás: “¿De dónde vienes?”. Ante esto, Satanás contestó a Jehová y dijo: “De discurrir por la tierra y de andar por ella”. 8 Y Jehová pasó a decir a Satanás: “¿Has fijado tu corazón en mi siervo Job, que no hay ninguno como él en la tierra, un hombre sin culpa y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?”. 9 Ante esto, Satanás contestó a Jehová y dijo: “¿Ha temido Job a Dios por nada? 10 ¿No has puesto tú mismo un seto protector alrededor de él y alrededor de su casa y alrededor de todo lo que tiene en todo el derredor? La obra de sus manos has bendecido y su ganado mismo se ha extendido en la tierra. 11 Pero, para variar, sírvete alargar la mano y toca todo lo que tiene y ve si no te maldice en tu misma cara”. 12 Por consiguiente, Jehová dijo a Satanás: “¡Mira! Todo lo que tiene está en tu mano. ¡Solo que contra él mismo no alargues la mano!”. De manera que Satanás salió de ante la persona de Jehová.” (Job 1:6-12).
Y dado que fue el propio Jesús el que dijo que ningún hombre ha ascendido al cielo (Juan 3:13), solo los ángeles podían acceder a esas asambleas ante la presencia de Jehová…… y puesto que Satanás estaba entre ellos, obviamente estamos hablando de un ser espiritual o angélico. Por otra parte, vemos que se nos dice que dicho personaje estaba ante la persona de Jehová y todos conocemos, lo que nos dice Exo. 33:20:
“Y añadió: “No puedes ver mi rostro, porque ningún hombre puede verme y sin embargo vivir.”
Pero es que además, aún queda otra cuestión, porque…… ¿quién es el que fue (o será) arrojado desde el cielo a la tierra?:
“Y estalló guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron con el dragón y el dragón y sus ángeles combatieron, 8 pero este no prevaleció, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. 9 De modo que hacia abajo fue arrojado el gran dragón, la serpiente original, el que es llamado Diablo y Satanás, que está extraviando a toda la tierra habitada; fue arrojado abajo a la tierra y sus ángeles fueron arrojados abajo con él.” (Rev. 12:7-9).
Por otra parte y a título anecdótico, añadámosle a lo dicho, que Adán, el primer ser humano creado sobre la Tierra, precisamente porque se encontraba solo (luego no había nadie más con él), fue por lo que Jehová le dio una compañera:
“Y Jehová Dios pasó a decir: “No es bueno que el hombre continúe solo. Voy a hacerle una ayudante, como complemento de él.” (Gén. 2:18).
Entonces ¿nos podría explicar el Sr. Guttmann, de dónde sale ese personaje que engañando a la primera pareja humana, reclamó para sí la adoración y obediencia que solo le pertenecían al Altísimo? Según todo lo considerado ¿estaríamos hablando de un ser espiritual o de un ser material, en definitiva, de un ángel rebelde o de un ser humano (o material)? No olvidemos el hecho de que puesto que pedía la adoración del hombre para sí, obviamente tenía que ser más poderoso que la primera pareja humana ¿o no? Y es que en resumidas cuentas, lo que el Sr. Guttmann parece que nos está planteando, es la no existencia de un personaje real llamado Satanás y con lo cual dicho caballero, no solo deja sin sentido el relato bíblico, sino que pronuncia mentiroso a Jehová, porque veamos ¿a quién se dirigía nuestro Creador cuando decía lo siguiente? Veamos:
“Y Jehová Dios procedió a decir a la serpiente: “Porque has hecho esta cosa, tú eres la maldita de entre todos los animales domésticos y de entre todas las bestias salvajes del campo. Sobre tu vientre irás y polvo es lo que comerás todos los días de tu vida. 15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón.” (Gén. 3:14-15).
Entonces ¿estaba en ese momento Jehová dirigiéndose a una vulgar serpiente, o más bien al personaje oculto detrás de ese animal? ¿O es que ese reptil, cuando se dirigió a Eva, actuó por cuenta propia y lo cual equivaldría a decir que tenía capacidad de planificar, razonar, a la par que ansias de poder, ya que pedía la adoración de la primera pareja humana para sí? Esperamos que el autor en cuestión, tenga a bien solventarnos esas dudas.
Y prescindiendo que hay mucho más que se podría añadir en este asunto, pasaremos a la otra extraña afirmación del ínclito Sr. Guttmann, en el sentido de que hay más planetas implicados en la rebelión contra Dios, aparte de la que se produjo en la Tierra. Porque de ser esto así, tendríamos que estar hablando de planetas actualmente “habitados”, porque el plan de redención del Altísimo aún no se ha completado. Sin embargo y a tenor de los más expertos científicos, dotados de los más sofisticados sistemas de detección en el campo de la astronomía, la vida es una rara “singularidad” en medio del universo observable, o dicho de otra manera, estamos más solos que la una en nuestro entorno espacial más inmediato, o sea, nuestra galaxia. Por otra parte, para ello ser realmente como dice el Sr. Guttmann, el “suceso” Adán y Eva, con su posterior tentación por Satanás, supuestamente se tendría que haber producido en todos esos otros planetas y en los que a su vez, se tendría que haber producido otro proceso de “redención”, o sea, tendría que haber existido en cada uno de los planetas implicados, otro Jesús, otros apóstoles, otro sacrificio expiatorio…… ¿o cómo sería eso, según dicho caballero?
Y dicho lo cual, esperamos que D. Cesar Efraín, reconsidere lo de nuestro presunto “fanatismo religioso”, o lo de nuestra presunta incapacidad para “razonar y comprender” las cosas y nos aclare si entiende como “razonables” las objeciones que nosotros planteamos a esos dos disparates enseñados por el Sr. Guttmann…… o si en su defecto, considera correctas dichas enseñanzas y de ser así, quizás nos pueda explicar sobre qué principios bíblicos se fundamentan.
Y en cuanto a usted, querido lector, nos atrevemos a recomendarle una vez más, que compruebe por sí mismo lo correcto o no, de lo que le estamos planteando, mediante hacer un examen meditado con su propio ejemplar de la Biblia acerca de estas cuestiones u otras que se vayan publicando. Porque si usted hace esto, poco a poco se irá documentando y aprendiendo a separar “la paja del grano” y a distinguir a la legua, a tanto falso maestro que pulula por ahí y que lo único que hacen es extraviar a las personas que ingenuamente les hacen caso en sus disparatadas enseñanzas. Y como consecuencia de ello, uno es apartado de cumplir con la voluntad de Dios y que es la siguiente:
“Esto es excelente y acepto a vista de nuestro Salvador, Dios, 4 cuya voluntad es que hombres de toda clase se salven y lleguen a un conocimiento exacto de la verdad.” (1 Tim. 2:3-4).
Y sobre usted recae, querido amigo, la responsabilidad de llegar a conocer la verdad…… o la mentira y todo ello va en función de la “fuente” en la que usted beba, dicho sea en términos coloquiales, claro. Y es que nosotros no podemos hacer más para la consecución de este, su particular logro, que el darle alguna orientación que le lleve a conseguirlo y es que hasta ahí, es dónde nosotros podemos llegar. Porque no olvide que nosotros…… también nos podemos equivocar.
MABEL
Y es que vean el sorprendente correo que hemos recibido, de un tal Sr. César Efraín, en los siguientes términos:
“Autor : cesar efrain (IP: 200.87.129.213 , 200.87.129.213)
Comentario:
LOS CRISTIANOS COMO MABEL QUE NO TIENEN CAPACIDAD DE RAZONAMIENTO Y COMPRENSION, SINO SOLO LA VISION DE FANATISMO RELIGIOSO, QUE NO LES PERMITE VER Y OIR NADA MAS LO QUE QUIEREN CREER EN SU FANATISMO RELIGIOSO ALOCADO.”
De entrada debemos señalar, que no tenemos el gusto de conocer a este caballero, pero como dicen que lo cortés no quita lo valiente, nuestros respetos para dicho comunicante y como no, por la opinión manifestada, pero ello no es óbice, para que mostremos nuestro total desacuerdo con su contenido. Y es que en principio, no parece serio que se formule una acusación sobre nuestro supuesto “fanatismo religioso alocado” sin explicar el motivo de ello, es decir, si en algún momento hemos dicho algo que bíblicamente se pueda demostrar como falso y alejado de la realidad escritural. Por otra parte, no sabemos de dónde saca el citado caballero, nuestra carencia de “capacidad de razonamiento y comprensión”, porque hasta donde sabemos, no nos ha formulado ese señor ningún planteamiento sobre el cual poder hacer un ejercicio de razonamiento o comprensión, ni por otra parte y nos parece oportuno el señalarlo, hasta el momento y que sepamos, han podido ser rebatidas bíblicamente las muchas objeciones que hemos planteado a diversos autores. Y se nos ocurre pensar que por algo será…… quizás porque tenemos más razón que un santo en plantear las citadas objeciones.
Pero como dicho comentario tiene como referencia un artículo que publicamos en su día, titulado “Respondiendo al Sr. Félix Guttmann”, ello nos lleva a pensar que nuestro comunicante probablemente será un fiel seguidor (y por tanto defensor) del autor en cuestión, lo cual haría la situación aún más sorprendente si cabe, porque “cuidadín” con las cosas que dicho señor enseña por medio de sus videos. De hecho, tenemos publicado en este blog un artículo titulado “Será una broma…… ¿no Sr. Guttmann?” y que se supone que nuestro amable comunicante no ha leído, en el que damos cuenta de algunos de los disparates que perpetra dicho autor y resultado, obviamente, de contrastar sus enseñanzas con lo que dicen las Escrituras. Que por favor se lo lea y si lo tiene a bien, que nos diga que le parece.
Por otra parte y de ahí ese “Vayamos por partes” inicial, creemos que nuestro trabajo es muy difícil que objetivamente pueda ser considerado como producto de un “fanatismo religioso alocado”, porque nosotros no impartimos enseñanza, ni establecemos doctrina y mucho menos, intentamos condicionar la mente de nuestros lectores. Dicho de otra manera, que nosotros nunca decimos si las cosas son de esta manera, de la otra o la de más allá: sencillamente leemos lo que esos “maestros” como el Sr. Guttmann publican, lo contrastamos con lo que entendemos que las Escrituras dicen acerca del tema del que se trate y si en nuestra opinión, no cuadra lo uno con lo otro, lo denunciamos en beneficio de la verdad y punto: a partir de ahí, que cada uno y según su personal análisis bíblico, saque las lógicas conclusiones. Luego queda claro, que para desempeñar nuestra actividad, hace falta una elevada dosis de capacidad de “razonamiento y de comprensión” del texto sagrado, exenta totalmente de “fanatismo religioso alocado” del que se nos acusa, porque de lo contrario, nos estarían sacando los colores diariamente y circunstancia, que al menos hasta el momento y de forma seria, eso es, con textos bíblicos por delante, aún no se ha producido. Luego “algo tendrá el agua cuando la bendicen”, que diría el castizo.
Ya otra cuestión es (como hace nuestro comunicante), que se nos acuse de cualquier cosa que a uno se le ocurra, pero no acompañando dicha acusación con los argumentos necesarios para probar la veracidad de la misma; o sea, denunciando aquellos textos bíblicos en los que presuntamente nos hayamos equivocado en nuestros escritos, bien sea en su interpretación o en su defecto, en su aplicación. Y decimos esto, porque nos avala el hecho de que jamás hemos formulado una aseveración que no esté sustentada por su correspondiente texto bíblico; luego como hemos dicho antes, nosotros jamás emitimos una opinión personal, fundada en nuestros conocimientos (escasos por otra parte). Sencillamente nos limitamos a seguir el desarrollo lógico de los textos bíblicos que usamos, no sin antes haberlos contrastado con el contexto general del registro sagrado, para asegurarnos, lógicamente, que dicen aquello que nosotros entendemos que dicen. Y como ejemplo de lo que pretendemos explicar, en cuanto a nuestra forma de proceder, le vamos a señalar a nuestro amable comunicante un hecho, más o menos reciente, protagonizado por el citado Sr. Guttmann y a ver qué le parece.
Dicho caballero tiene publicados en Youtube, entre otros muchos, una serie de nueve videos, relacionados con una intervención que tuvo ante determinado auditorio (en Colombia, parece ser), bajo el tema “En los últimos días” y a los que nosotros hemos tenido acceso. Pues bien, aunque es cierto que podríamos estar de acuerdo con algunos de los puntos de los que trata a lo largo de su exposición (con algunos matices), sin embargo y en el octavo de esos videos, vean con que dos afirmaciones se nos descuelga el autor en cuestión: Satanás no es un ángel, ya que en ningún momento, según él Sr. Guttmann, la Biblia se pronuncia en el sentido de que sí lo es; y una segunda afirmación, que tiene que ver con el hecho, según dice, que el planeta Tierra no fue el único en que se produjo una rebelión contra Jehová…… o sea que hay otros. Enseñanzas que por otra parte, ya tiene publicadas en videos anteriores, luego la cosa no es nueva; pero sea como sea, vamos a analizar qué hay de verdad en esos dos planteamientos y que, como tenemos por costumbre, lo haremos usando algunos textos y a partir del razonamiento lógico de sus contenidos. Veamos:
Si Satanás, no es un ser espiritual (un ángel), obviamente tenemos que estar hablando de un ser terrenal (un hombre), lo cual es exactamente y si no hemos entendido mal, lo que nos propone el Sr. Guttmann. Y dicho caballero se apoya para tal afirmación, en la circunstancia que en el registro escrito (según entiende él), no existe ningún texto que explícitamente diga que Satanás es un ángel y lo cual, de entrada, ya no se ajusta a la verdad. Y puesto que en dicho video desafía a quien pueda, a que le muestre lo contrario, pues le invitamos a que lea 2 Cor. 11:14:
“Y no es maravilla, porque Satanás mismo sigue transformándose en ángel de luz.”
Pero claro, como hemos dicho, para refrendar esa afirmación como correcta, hay que acudir lógicamente el contexto general de las Escrituras, para ver si nos lleva a la misma conclusión que parece desprenderse del pasaje citado. Y resulta que al hacerlo nos encontramos en que hay mil y una evidencias más de que eso es así, porque veamos: en primer lugar, de lo primero que se rodeó Jehová, antes de la creación material y por tanto, de la creación del primer ser humano, fue de ángeles:
“¿Dónde te hallabas tú cuando yo fundé la tierra? Infórmame, si de veras conoces el entendimiento. 5 ¿Quién fijó sus medidas, si acaso lo sabes, o quién extendió sobre ella el cordel de medir? 6 ¿En qué han sido hundidos sus pedestales con encajaduras, o quién colocó su piedra angular, 7 cuando las estrellas de la mañana gozosamente clamaron a una y todos los hijos de Dios empezaron a gritar en aplauso?” (Job 38:4-7).
Y dado que en ese contexto, con la expresión “estrellas de la mañana” o “hijos de Dios”, se hace referencia a ángeles, nos encontramos con las dos únicas formas de vida que, al menos hasta donde sabemos, existen en el universo: los seres espirituales, o sea, los ángeles (en sus diversos rangos o categorías) y los seres materiales, o humanos y que no tienen acceso al plano espiritual. Luego partiendo de esa premisa (de su inaccesibilidad al mundo espiritual), no podemos pasar por alto el episodio relatado, de nuevo, en el libro bíblico de Job y en donde acerca de Satanás, se nos dice lo siguiente:
“Ahora bien, llegó a ser el día en que los hijos del Dios verdadero entraban para tomar su puesto delante de Jehová y hasta Satanás procedió a entrar allí mismo entre ellos. 7 Entonces Jehová dijo a Satanás: “¿De dónde vienes?”. Ante esto, Satanás contestó a Jehová y dijo: “De discurrir por la tierra y de andar por ella”. 8 Y Jehová pasó a decir a Satanás: “¿Has fijado tu corazón en mi siervo Job, que no hay ninguno como él en la tierra, un hombre sin culpa y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?”. 9 Ante esto, Satanás contestó a Jehová y dijo: “¿Ha temido Job a Dios por nada? 10 ¿No has puesto tú mismo un seto protector alrededor de él y alrededor de su casa y alrededor de todo lo que tiene en todo el derredor? La obra de sus manos has bendecido y su ganado mismo se ha extendido en la tierra. 11 Pero, para variar, sírvete alargar la mano y toca todo lo que tiene y ve si no te maldice en tu misma cara”. 12 Por consiguiente, Jehová dijo a Satanás: “¡Mira! Todo lo que tiene está en tu mano. ¡Solo que contra él mismo no alargues la mano!”. De manera que Satanás salió de ante la persona de Jehová.” (Job 1:6-12).
Y dado que fue el propio Jesús el que dijo que ningún hombre ha ascendido al cielo (Juan 3:13), solo los ángeles podían acceder a esas asambleas ante la presencia de Jehová…… y puesto que Satanás estaba entre ellos, obviamente estamos hablando de un ser espiritual o angélico. Por otra parte, vemos que se nos dice que dicho personaje estaba ante la persona de Jehová y todos conocemos, lo que nos dice Exo. 33:20:
“Y añadió: “No puedes ver mi rostro, porque ningún hombre puede verme y sin embargo vivir.”
Pero es que además, aún queda otra cuestión, porque…… ¿quién es el que fue (o será) arrojado desde el cielo a la tierra?:
“Y estalló guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron con el dragón y el dragón y sus ángeles combatieron, 8 pero este no prevaleció, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. 9 De modo que hacia abajo fue arrojado el gran dragón, la serpiente original, el que es llamado Diablo y Satanás, que está extraviando a toda la tierra habitada; fue arrojado abajo a la tierra y sus ángeles fueron arrojados abajo con él.” (Rev. 12:7-9).
Por otra parte y a título anecdótico, añadámosle a lo dicho, que Adán, el primer ser humano creado sobre la Tierra, precisamente porque se encontraba solo (luego no había nadie más con él), fue por lo que Jehová le dio una compañera:
“Y Jehová Dios pasó a decir: “No es bueno que el hombre continúe solo. Voy a hacerle una ayudante, como complemento de él.” (Gén. 2:18).
Entonces ¿nos podría explicar el Sr. Guttmann, de dónde sale ese personaje que engañando a la primera pareja humana, reclamó para sí la adoración y obediencia que solo le pertenecían al Altísimo? Según todo lo considerado ¿estaríamos hablando de un ser espiritual o de un ser material, en definitiva, de un ángel rebelde o de un ser humano (o material)? No olvidemos el hecho de que puesto que pedía la adoración del hombre para sí, obviamente tenía que ser más poderoso que la primera pareja humana ¿o no? Y es que en resumidas cuentas, lo que el Sr. Guttmann parece que nos está planteando, es la no existencia de un personaje real llamado Satanás y con lo cual dicho caballero, no solo deja sin sentido el relato bíblico, sino que pronuncia mentiroso a Jehová, porque veamos ¿a quién se dirigía nuestro Creador cuando decía lo siguiente? Veamos:
“Y Jehová Dios procedió a decir a la serpiente: “Porque has hecho esta cosa, tú eres la maldita de entre todos los animales domésticos y de entre todas las bestias salvajes del campo. Sobre tu vientre irás y polvo es lo que comerás todos los días de tu vida. 15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón.” (Gén. 3:14-15).
Entonces ¿estaba en ese momento Jehová dirigiéndose a una vulgar serpiente, o más bien al personaje oculto detrás de ese animal? ¿O es que ese reptil, cuando se dirigió a Eva, actuó por cuenta propia y lo cual equivaldría a decir que tenía capacidad de planificar, razonar, a la par que ansias de poder, ya que pedía la adoración de la primera pareja humana para sí? Esperamos que el autor en cuestión, tenga a bien solventarnos esas dudas.
Y prescindiendo que hay mucho más que se podría añadir en este asunto, pasaremos a la otra extraña afirmación del ínclito Sr. Guttmann, en el sentido de que hay más planetas implicados en la rebelión contra Dios, aparte de la que se produjo en la Tierra. Porque de ser esto así, tendríamos que estar hablando de planetas actualmente “habitados”, porque el plan de redención del Altísimo aún no se ha completado. Sin embargo y a tenor de los más expertos científicos, dotados de los más sofisticados sistemas de detección en el campo de la astronomía, la vida es una rara “singularidad” en medio del universo observable, o dicho de otra manera, estamos más solos que la una en nuestro entorno espacial más inmediato, o sea, nuestra galaxia. Por otra parte, para ello ser realmente como dice el Sr. Guttmann, el “suceso” Adán y Eva, con su posterior tentación por Satanás, supuestamente se tendría que haber producido en todos esos otros planetas y en los que a su vez, se tendría que haber producido otro proceso de “redención”, o sea, tendría que haber existido en cada uno de los planetas implicados, otro Jesús, otros apóstoles, otro sacrificio expiatorio…… ¿o cómo sería eso, según dicho caballero?
Y dicho lo cual, esperamos que D. Cesar Efraín, reconsidere lo de nuestro presunto “fanatismo religioso”, o lo de nuestra presunta incapacidad para “razonar y comprender” las cosas y nos aclare si entiende como “razonables” las objeciones que nosotros planteamos a esos dos disparates enseñados por el Sr. Guttmann…… o si en su defecto, considera correctas dichas enseñanzas y de ser así, quizás nos pueda explicar sobre qué principios bíblicos se fundamentan.
Y en cuanto a usted, querido lector, nos atrevemos a recomendarle una vez más, que compruebe por sí mismo lo correcto o no, de lo que le estamos planteando, mediante hacer un examen meditado con su propio ejemplar de la Biblia acerca de estas cuestiones u otras que se vayan publicando. Porque si usted hace esto, poco a poco se irá documentando y aprendiendo a separar “la paja del grano” y a distinguir a la legua, a tanto falso maestro que pulula por ahí y que lo único que hacen es extraviar a las personas que ingenuamente les hacen caso en sus disparatadas enseñanzas. Y como consecuencia de ello, uno es apartado de cumplir con la voluntad de Dios y que es la siguiente:
“Esto es excelente y acepto a vista de nuestro Salvador, Dios, 4 cuya voluntad es que hombres de toda clase se salven y lleguen a un conocimiento exacto de la verdad.” (1 Tim. 2:3-4).
Y sobre usted recae, querido amigo, la responsabilidad de llegar a conocer la verdad…… o la mentira y todo ello va en función de la “fuente” en la que usted beba, dicho sea en términos coloquiales, claro. Y es que nosotros no podemos hacer más para la consecución de este, su particular logro, que el darle alguna orientación que le lleve a conseguirlo y es que hasta ahí, es dónde nosotros podemos llegar. Porque no olvide que nosotros…… también nos podemos equivocar.
MABEL
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