domingo, 16 de marzo de 2014
¿Cómo puede ser, que a los “ancianos” de los Testigos de Jehová, se les haya “escapado” esto?
Si ustedes siguen este blog, sabrán que nunca hemos destacado por ser demasiado beligerantes con dicha organización y a la que pertenecimos por muchos años, pues con decir que es una más de entre las falsas religiones de la cristiandad existentes en la actualidad, está todo dicho y prescindiendo de lo que ellos digan de sí mismos…… por otra parte, nada que no digan otras denominaciones religiosas sobre sí mismas, eso es, que son la religión “verdadera”. Por lo tanto, nada nuevo bajo el Sol y que queda perfectamente evidenciado por los errores que cometen todas y cada una de esas distintas denominaciones, que quedan en ridículo cuando lo que enseñan se contrasta con lo que dice el registro escritural y en el que dicen apoyarse.
Uno de estos errores garrafales, lo cometen los TJ con respecto de su catastrófica aplicación de la profecía de las 70 semanas de Daniel y profecía fundamentalísima, por otra parte, para averiguar dónde estamos situados en la corriente del tiempo, eso es, lo cercano del reino de Dios. Porque recordarán ustedes, queridos lectores, que en este blog hemos dado bastante atención últimamente a dicho tema y en donde destaca el artículo publicado el 29/12/13 y en el que nos preguntábamos cuán cerca estamos del cumplimiento de Dan. 9:27, o en su defecto, uno más reciente en el que teorizábamos con la posibilidad de que dicha profecía se cumpliera en este próximo verano y publicado el día 11 del pasado mes de Febrero…… siendo dicho artículo y en cierto aspecto, complementario del primero mencionado. Luego si contrastamos lo que dicen los TJ con respecto de lo que leemos en dicha profecía bíblica (importante donde las haya, repetimos, pues tiene que ver con los siete últimos años del mundo tal como lo conocemos y a ser sustituido por el reino de Dios), veremos lo disparatado de su planteamiento y que, repetimos, no entendemos como sus “ancianos” no han reparado en ello…… máxime cuando para hacerlo, no hace falta tener mucho conocimiento bíblico y que se les presupone a dichos personajes, sino solo el saber leer con un mínimo de corrección y que también se les tendría que presuponer; pero veamos en primer lugar, que se lee en dicha porción escritural y según lo vierten esos señores en su propia versión de las Escrituras, eso es, la TNM:
“Hay setenta semanas que han sido determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para poner fin a la transgresión y para acabar con el pecado y para hacer expiación por el error y para introducir la justicia para tiempos indefinidos y para imprimir un sello sobre visión y profeta y para ungir el Santo de los Santos.
25 Y debes saber y tener la perspicacia de que desde la salida de la palabra de restaurar y reedificar a Jerusalén hasta Mesías el Caudillo, habrá siete semanas, también sesenta y dos semanas. Ella volverá y será realmente reedificada, con plaza pública y foso, pero en los aprietos de los tiempos.
26 Y después de las sesenta y dos semanas Mesías será cortado, con nada para sí. Y a la ciudad y al lugar santo el pueblo de un caudillo que viene los arruinará. Y el fin del tal será por la inundación. Y hasta el fin habrá guerra; lo que está decidido es desolaciones.
27 Y él tiene que mantener el pacto en vigor para los muchos por una semana; y a la mitad de la semana hará que cesen el sacrificio y la ofrenda de dádiva. Y sobre el ala de cosas repugnantes habrá el que cause desolación; y hasta un exterminio, la misma cosa que se ha decidido irá derramándose también sobre el que yace desolado.” (Dan. 9:24-27).
Decir de entrada, que se está haciendo referencia al “pueblo” de Daniel y que era el pueblo hebreo y sobre la “santa ciudad”, que no era otra que la ciudad de Jerusalén, lo que convierte a Israel en el “reloj” profético de Dios y de ahí, la vital importancia de dicha profecía bíblica en nuestros tiempos.
Fijémonos, por otra parte, que las 70 semanas determinadas nos son mostradas en tres fracciones o períodos de tiempo, eso es, 7+62+1=70 y lo que significa, según los entendidos y los hechos conocidos así lo avalan, que no tendrían por qué ser períodos de tiempo correlativos; y puesto que sabemos por la cronología bíblica que las dos primeras fracciones sí fueron prácticamente correlativas, ello solo puede significar que la tercera fracción no sería correlativa con la segunda (de lo contrario no tendría sentido lo de presentar dicha cantidad en fracciones) y por tanto, existiría entre ellas un tiempo intermedio y al que el propio Jesús identificó como “los tiempos señalados de las naciones” (Luc. 21:24). Resumiendo, que con la muerte del Mesías al final del segundo período compuesto de 62 semanas, se llegaba al cómputo de 69 semanas (7+62=69) y a partir de lo cual se abría un paréntesis hasta el inicio de la semana 70 y última del período total decretado por el Altísimo; que ello es así como se lo decimos, queda probado por lo que nos cuenta la profecía que tenía que ocurrir en esa final semana 70 y que no ocurrió en el I siglo…… pero antes, veamos lo que dicha organización enseña acerca de dicha profecía, según lo que nos explicaban en un libro publicado el 1.999, bajo el título de “Prestemos atención a las profecías de Daniel” y en donde en el capítulo 11, bajo el subtítulo “Se revela el tiempo de la llegada del Mesías” se nos habla de dicha profecía en concreto y del que citaremos solo los párrafos 23-24 y 26 (por aquello de abreviar un poco), donde se lee lo siguiente:
“23 ¿Qué habría de lograrse durante la septuagésima semana? Gabriel indicó que el período de “setenta semanas” se había determinado “para poner fin a la transgresión, y para acabar con el pecado, y para hacer expiación por el error, y para introducir la justicia para tiempos indefinidos, y para imprimir un sello sobre visión y profeta, y para ungir el Santo de los Santos”. Para que esto se consiguiera, “Mesías el Caudillo” tendría que morir. ¿Cuándo? Gabriel dijo: “Después de las sesenta y dos semanas Mesías será cortado, con nada para sí. [...] Y él tiene que mantener el pacto en vigor para los muchos por una semana; y a la mitad de la semana hará que cesen el sacrificio y la ofrenda de dádiva” (Daniel 9:26a, 27a). El momento crítico llegaría “a la mitad de la semana”, es decir, a mediados de la última semana de años.
24 El ministerio público de Jesucristo se inició en los últimos meses de 29 E.C. y se extendió tres años y medio. Tal como se había profetizado, Cristo fue “cortado” a principios de 33 E.C., cuando murió en un madero de tormento y de ese modo entregó su vida como rescate por la humanidad (Isaías 53:8; Mateo 20:28). Los sacrificios animales y las ofrendas de dádiva que la Ley prescribía, dejaron de ser necesarios cuando el resucitado Jesucristo presentó en los cielos a Dios el valor de su vida humana sacrificada. Aunque los sacerdotes judíos siguieron efectuando ofrendas hasta la destrucción del templo de Jerusalén, en el año 70 E.C., Dios ya no aceptaba esos sacrificios. Los había reemplazado un sacrificio mejor, uno que nunca tendría que repetirse. El apóstol Pablo escribió: “[Cristo] ofreció un solo sacrificio por los pecados perpetuamente [...]. Porque por una sola ofrenda de sacrificio él ha perfeccionado perpetuamente a los que están siendo santificados” (Hebreos 10:12, 14).”
“26 Por lo tanto, Jehová abolió el pacto de la Ley en 33 E.C., por medio de la muerte de Cristo. ¿Por qué se dijo, entonces, que el Mesías “mantendría el pacto en vigor para los muchos por una semana”? Porque mantuvo en vigor el pacto abrahámico. Hasta el final de la septuagésima semana, Dios siguió concediendo las bendiciones de ese pacto a la prole hebrea de Abrahán. Pero cuando concluyeron las “setenta semanas” de años en 36 E.C., el apóstol Pedro predicó a un italiano devoto llamado Cornelio, a la casa de este y a otros gentiles. A partir de aquel día, las buenas nuevas empezaron a declararse a la gente de las naciones (Hechos 3:25, 26; 10:1-48; Gálatas 3:8, 9, 14).” (Negritas nuestras).
Luego según los TJ, dicha profética “semana 70” ya se cumplió en el primer siglo, eso es, que siguió correlativa a las 62 semanas que culminaron con la aparición y muerte del Mesías y con lo que de entrada, ya se nos presenta un problema: acontecimientos señalados para ese período de tiempo y que, como hemos señalado, no se cumplieron en el I siglo (como es público y notorio desde la perspectiva actual), como la aparición del “anticristo” por un lado, la de los “dos testigos” y que por espacio de 1260 días (Rev. 11:3) tienen que llevar a cabo la predicación de Mat. 24:14 y a la que sigue inmediatamente a su conclusión, “el fin” del sistema inicuo de cosas mediante la “gran tribulación” de Rev. 7:14 y con lo que resulta que para los TJ no existen tales eventos. Porque dichos sucesos, están por ocurrir dentro del tiempo comprendido en dicha semana 70 y con ello y al final de la misma, la instauración del reino de Dios…… por lo que si ya no hay semana 70 para los TJ, puesto que según enseñan esos señores dicho periodo de tiempo ya se cumplió hace cerca de 2.000 años, solo usando un poco de lógica tenemos que concluir que tampoco hay establecimiento del reino de Dios, dado que dicho evento es consecutivo secuencialmente a la mencionada “gran tribulación” y que se desata precisamente en la segunda mitad de dicha profética semana 70 y que los TJ dan por concluida en el siglo I. Ahora bien…… ¿es eso lo que nos dicen las Escrituras?
Obviamente no, pues queda claro que entre esa semana 69 y que finalizó con la aparición del Mesías, hasta el comienzo de la semana 70 y que aún no ha iniciado, hay un período de tiempo intermedio que como ya hemos señalado, tenía que ver con “los tiempos de los gentiles” mencionados. Ello queda probado por un dato pasado por alto por muchos, como es el hecho de que Jesús murió dentro de ese período conocido como de “los tiempos señalados de las naciones” y algo que comprobamos si leemos con atención Dan. 9:25-26 a:
“Y debes saber y tener la perspicacia de que desde la salida de la palabra de restaurar y reedificar a Jerusalén hasta Mesías el Caudillo, habrá siete semanas, también sesenta y dos semanas. Ella volverá y será realmente reedificada, con plaza pública y foso, pero en los aprietos de los tiempos.
26 Y después de las sesenta y dos semanas, Mesías será cortado con nada para sí.”
Y “Mesías el Caudillo” apareció, cuando Jesús fue bautizado y reconocido publicamente por Jehová Dios como Su Hijo, según se nos relata en el pasaje de Mat. 3:16-17:
“Después que Jesús fue bautizado, inmediatamente salió del agua; y, ¡mire!, los cielos se abrieron y él vio descender como paloma el espíritu de Dios que venía sobre él. 17 ¡Mire! También hubo una voz desde los cielos que decía: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado”.”
Fue en ese preciso momento, que se cumplieron esas 62 semanas de años, por lo que todo lo que ocurrió después, ocurrió fuera de los límites del tiempo establecido por Jehová y con la última semana profética aún en el futuro; recordemos, que hemos leído que Jesús murió “después” de cumplidas las 62 semanas del segundo período de tiempo establecido por el Altísimo…… luego y como ya hemos señalado, Jesús murió ya dentro del período de tiempo de dominio de los gentiles o naciones. Prueba de ello, es lo que leemos en Dan. 9:24 y donde se nos habla de lo que tiene que ocurrir al finalizar ese período de 70 semanas decretado por el Dios Altísimo y que los hechos actuales, sin lugar a duda alguna, muestran que dicho período aún no se ha completado; veamos:
“Hay setenta semanas que han sido determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para poner fin a la transgresión y para acabar con el pecado, para hacer expiación por el error y para introducir la justicia para tiempos indefinidos y para imprimir un sello sobre visión y profeta (o sea, el cumplimiento de todas las profecías) y para ungir el Santo de los Santos (eso es, Jesucristo tomando posición de su reino).” (Acotaciones nuestras).
Es obvio y como hemos dicho, que las circunstancias actuales del mundo en el que vivimos, nos muestran claramente que eso no se produjo en el I siglo, ni en los 20 siguientes y lo que claramente nos indica que dicha semana 70 aún está en el futuro…… sirva como ejemplo, el hecho de que los eventos proféticos mencionados en el libro de Revelación o Apocalipsis, todavía no se han producido; ahora bien ¿cómo ha llegado esa organización de enseñar el brutal disparate, de que dicho período se cumplió en tiempos de Jesús? Pues ¡asómbrense ustedes!: por no saber ni leer lo que ellos mismos dicen en su propia traducción de las Escrituras; que ello es así como lo decimos nosotros, queda claro cuando se analiza lo que se nos dice acerca de esta última semana de años:
“Y después de las sesenta y dos semanas Mesías será cortado, con nada para sí. Y a la ciudad y al lugar santo el pueblo de un caudillo que viene los arruinará. Y el fin del tal será por la inundación. Y hasta el fin habrá guerra; lo que está decidido es desolaciones.
27 Y él tiene que mantener el pacto en vigor para los muchos por una semana; y a la mitad de la semana hará que cesen el sacrificio y la ofrenda de dádiva.” (Dan. 9:26-27).
Ahora bien: fíjense que en la porción que hemos transcrito del libro “Prestemos atención a las profecías de Daniel” y que encontramos en el párrafo 23, ellos citan de dicho pasaje, pero transcrito de la siguiente manera:
“Después de las sesenta y dos semanas Mesías será cortado, con nada para sí. [...] Y él tiene que mantener el pacto en vigor para los muchos por una semana; y a la mitad de la semana hará que cesen el sacrificio y la ofrenda de dádiva.” (Daniel 9:26a, 27a).”
Luego noten que la parte b del verso 26, está incomprensiblemente sustituida por un paréntesis con puntos suspensivos, bien porque no lo consideran interesante, o bien con la intención de engañar al “personal” y que es lo que nos barruntamos los autores de este blog, pues expuesto de esa manera, uno es inducido a creer que el personaje “él” mencionado al inicio de verso 27 es, efectivamente, el Mesías del que se nos habla en el verso anterior. Sin embargo, es en esa parte omitida en donde está la clave que nos muestra que ese personaje “él” con que inicia el verso 27, no puede de ninguna manera ser Jesucristo y por lo que en esa porción de la profecía, se nos está dirigiendo a un tiempo aún en el futuro distante. Que eso es tal como nosotros lo planteamos, queda claro cuando leemos con la debida corrección esa parte b del versículo 26 y razonamos con lógica y sentido común sobre lo leído:
“Y a la ciudad y al lugar santo, el pueblo de un caudillo que viene los arruinará. Y el fin del tal será por la inundación. Y hasta el fin habrá guerra; lo que está decidido es desolaciones.”
Lo que aquí leemos, es que “el pueblo” (como etnia), de un caudillo “que viene” (dicho caudillo pertenecería a dicho pueblo), eso es, que dicho “caudillo” aún no estaba presente en el momento que su “pueblo” de procedencia, llevó a cabo el arruinamiento de Jerusalén y su Templo, algo que ocurrió en el año 70 de nuestra era…… luego la primera cuestión que prueba la fiabilidad de nuestra afirmación, es la siguiente: ¿qué pueblo fue el que destruyó Jerusalén y su templo en el año 70? Obviamente no fue el pueblo hebreo y al que pertenecía el Caudillo Mesías, sino como nos explica la historia, fueron las legiones romanas (formadas por nativos de las naciones alrededor de Israel, eso es, árabes y para entendernos) al mando del general Tito…… y segunda cuestión: si eso ocurrió en el año 70, eso es, 37 años después de la muerte del “Mesías” y dicho “caudillo” aún no había aparecido, obviamente no podemos estar hablando de Jesús.
Queda entonces claro, que la enseñanza de los TJ con respecto de la profecía de las 70 semanas de Daniel es un puro disparate y que se mantiene en vigor, sencillamente porque los que la enseñan no saben siquiera leer…… y con ello, no estamos diciendo que el “esclavo” o la clase dirigente más elevada de dicha secta, no conozcan que han “metido la gamba hasta el corvejón”, pues esos altos dirigentes lo que hacen es continuar con el “tinglado” que se tienen montado y que les da pingües beneficios, aguantando mientras haya tontos que les vayan haciendo ricos o al menos, que les permitan continuar viviendo del “cuento”. Y lo que aplica y en orden jerárquico descendente, desde el presidente de dicho fraudulenta organización, hasta a los superintendentes de circuito y que todos cobran por hacer su trabajo; ahora bien ¿por qué entonces, hemos puesto nosotros en el punto de mira, en los “ancianos” que dirigen las distintas congregaciones locales de dicha organización y que son los únicos que no cobran un céntimo?
Pues porque son los verdaderos responsables de dicho desaguisado y por ello, los más miserables de todos; porque mientras los anteriores al menos sacan beneficio económico y viven tan ricamente de ello, estos se venden por esa pequeña cuota de poder o “galoncito” que les concede la organización sobre sus compañeros de congregación y mediante la cual, pueden arruinar la vida de una persona, con solo decidir si debe ser expulsada o no…… y eso da mucho poder y el respeto temeroso del “personal”; algo que los autores de este blog, conocemos en primera persona, si bien es cierto que nunca agradeceremos bastante a Jehová, el que nos hubiera sacado de ese antro diabólico. Por eso y en nuestros artículos de crítica a dicha organización, siempre hemos dirigido fundamentalmente esta, no a los miembros de su base militante, en su gran mayoría formada por personas de pocas luces, pero que destacan por su bondad y deseo sincero de servir a Dios, sino a esos personajes que los dirigen llamados “ancianos” y en los que confían ciegamente; ahora bien ¿sobre qué está fundada nuestra inquina en contra de esos personajes?
Obviamente, no por nuestra personal experiencia, pues lejos de guardarles rencor, les estamos más que agradecidos de que nos echaran de dicha secta; luego para encontrar la verdadera razón que nos motiva a ello, tendríamos que averiguar las cualidades que, según Pablo, les son exigidas a cada uno de esos personajes en 1 Tim. 3:2 y entre las que destaca, el estar “capacitado para enseñar”. Y mal se puede estar capacitado para enseñar, si no se sabe leer correctamente un texto escrito y algo demasiado común entre los ancianos de las congregaciones de los TJ, cuya inmensa mayoría destaca por su mediocridad intelectual…… sin embargo, esta es una exigencia que la misma organización les demandaba a esas personas (se supone que se lo seguirá demandando), en una revista La Atalaya del 15/01/84, pág. 24-25 y en donde hablando de lo requerido a un anciano para ocupar dicho cargo, bajo el subtema “Se adhiere a la fiel palabra” se puede leer esto:
“¿Qué contribuirá a que el anciano cultive a mayor grado las cualidades esenciales? De hecho, en algunos casos, ¿qué puede hacer para conservarlas? Hallamos la respuesta en las palabras de Pablo:
“Que se adhiera firmemente a la fiel palabra en lo que toca a su arte de enseñar, para que pueda exhortar por la enseñanza que es sana y también censurar a los que contradicen”. (Tito 1:9.)
“Capacitado para enseñar”. (1 Timoteo 3:2.)
¿Qué puede hacer el anciano para ‘adherirse firmemente a la fiel palabra’ y estar “capacitado para enseñar”? Primero, tiene que apartar tiempo con regularidad para el estudio personal de la Biblia. Eso abarca la preparación que debe realizar para las reuniones cristianas y sus asignaciones de discursos. Por su propia salud espiritual, tal preparación no debe ser superficial. Por ejemplo, puede que él subraye en un breve lapso las respuestas a las preguntas de un artículo de estudio de La Atalaya, pero ¿significa eso que se ha estudiado la información? ¿Entiende él a cabalidad el desarrollo del tema? ¿Se han examinado los textos bíblicos citados para determinar cómo aplican? Claro, no es posible lograr eso en una breve sesión de subrayar respuestas. El estudio personal y el de familia requieren tiempo.” (Negritas nuestras).
Luego la pregunta que nos hacemos nosotros es la siguiente: si los “ancianos” de los TJ hacen caso a esta admonición y que de obligado cumplimiento parece ser ¿cómo es posible que ninguno de ellos y son legión, se haya dado cuenta del error de interpretación de Dan. 9:26-27? Porque una cosa es que la organización oculte y como hemos visto, determinados pasajes porque no le convienen a sus intereses (en este caso, el tener que reconocer que de nuevo se han equivocado y por lo que de “ungidos” nada de nada) y otra muy distinta, que el anciano de turno que tenga que dirigir un estudio semanal del libro, o la consideración de La Atalaya en la reunión dominical, o pronunciar un discurso público y en donde se toque dicho tema, no sea capaz de darse cuenta del “error” cometido por el “esclavo” al publicar el planteamiento mencionado y denunciarlo públicamente, en beneficio de aquellos que están bajo su custodia espiritual. Y lo que nos lleva a la dos únicas razones que se nos ocurren, por la que ninguno de esos personajes diga “esta boca es mía” y que no sabemos cuál es la peor, porque veamos: o bien estaríamos hablando de un indocumentado que no sabe ni leer, pues no entiende lo que el texto de la información que está leyendo le está explicando, o bien que, entendiéndolo, se hace el “loco” para no tener un enfrentamiento con la organización y lo que le costaría el cargo (cuando no la expulsión), perdiendo con ello ese plus de autoridad que tiene sobre los miembros de la congregación y que le hace sentirse más o menos de “capitán general” para arriba.
En el primer caso, el sujeto en cuestión es despreciable, porque si no entiende lo que lee, es obvio que no está “capacitado para enseñar” y por lo que lo que está haciendo no es más que engañar al “personal”, contravenir las propias disposiciones de la organización y, lo que es peor, burlarse de Jehová ocupando un cargo de gran responsabilidad y para el que no está capacitado…… todo, por continuar disfrutando del “galoncito” que el ser “anciano” conlleva aparejado y que le da autoridad sobre sus correligionarios; cuando la realidad, es que no es más que un miserable que juega con el bienestar espiritual (pues contribuye a transmitir información falsa) de sus compañeros de creencia que confían en él, en función de espurios intereses personales.
En el segundo caso, obviamente más miserable si cabe que el primero, tenemos al que entendiendo lo que lee (que “haberlos haylos”, como diría un gallego) se hace el “loco” y sube a la plataforma a enseñar lo que dice la organización (no lo que dicen las Escrituras), a sabiendas de que ello es falso…… y todo por lo mismo: conservar el “galoncito” que le hace sentirse un general con mando en plaza e ignorando con ello la tremenda responsabilidad que contrae, pues con dicha actitud lo que hace, es no solo violar las normas más elementales de honradez exigidas por Jehová, sino desobedecer directamente una admonición de Este y que leemos en Tito 1:7-9:
“Porque el superintendente (o “anciano”) tiene que estar libre de acusación como mayordomo de Dios, no ser voluntarioso, ni propenso a la ira, ni borracho pendenciero, ni golpeador, ni ávido de ganancia falta de honradez (en este caso, su “ganancia” está en el plus de autoridad que se le da), 8 sino hospitalario, amador del bien, de juicio sano, justo, leal (a Jehová, no a la organización), que ejerza autodominio, 9 que se adhiera firmemente a la fiel palabra (eso es, a la Biblia y no a la Sociedad Watchtower) en lo que toca a su arte de enseñar, para que pueda exhortar por la enseñanza que es saludable (y no es “saludable”, si no procede de las Escrituras y como es el caso) y también censurar a los que contradicen.” (Acotaciones nuestras).
De todo ello, lo único que aplican a rajatabla dichos mezquinos personajes, es la parte final del pasaje, en el sentido de “censurar a los que contradicen”…… obviamente y como no podía ser de otra manera, interpretando todo lo contrario de lo que en dicho pasaje se nos dice. Porque a lo que ahí se les insta, es a que se censure al que contradice las Escrituras y ellos lo que hacen y con la aquiescencia de la Sociedad Watchtower, es echar a la calle al que contradice a la Organización y prescindiendo de que este tenga “más razón que un santo”…… y de eso, repetimos, los autores de este blog sabemos un rato. U séase, que si uno se va al anciano de turno y le plantea la razonable objeción que hemos desarrollado en este escrito (u otras que otros autores, también correctamente desarrollan en sus artículos), lo tiene más claro que el agua: será señalado como “apóstata” y como no se retracte “ipso facto” de lo dicho y jure y perjure fidelidad eterna a la Sociedad Watchtower (no a Jehová)…… pues eso ¡que se va a la puñetera calle y con todo lo que eso significa!
Y hemos dicho, con la aquiescencia de la organización, pues aunque se hace la pantomima de que para nombrar a uno “anciano” se tienen que pasar un montón de “filtros” y ello, a cargo de “ancianos” más maduros de la congregación y que son los que presentan la recomendación, no es menos cierto que lo que se busca no es la calidad espiritual e intelectual del recomendado (recuerden, “capacitado para enseñar”) y que les importa un pimiento, sino el grado de sumisión de este a la organización. Pues a esta no le interesan los “entendidos”, sino que prefiere a los “obedientes” y más en ese crucial eslabón de la cadena de “mando”; pues esos personajes, los tales “ancianos”, son los que manipulan directamente a “las ovejas” y las cuales son la fuente directa de ganancias de los que mandan en ese cotarro, pues son los verdaderos “paganos del invento”. Eso es lo que hace despreciables a esos sujetos (que no son más que “policías” al servicio de la Watchtower), que por desconocimiento o por omisión, contribuyen directamente a esquilmar, espiritual y económicamente al “rebaño” del que dicen cuidar y que confía ciegamente en ellos; porque un superintendente de circuito y siendo tan impresentable como los ancianos (de hecho, es un anciano mucho más cualificado, luego mucho más sinvergüenza) y por los mismos motivos expuestos, en definitiva aparece cada siete u ocho meses por la congregación (a los de distrito, esta ya ni les huele) y durante unos días hace el “papelón”, recibe una cantidad en metálico en concepto de dietas y se larga…… y si te he visto, no me acuerdo: eso es, que no existen lazos afectivos.
Pero claro, resulta que en el caso de los “ancianos” de congregación, estos conviven continuamente con los miembros de la misma y parte del “rebaño” a su cuidado, compuesto este de familiares, amigos, convecinos…… en definitiva, personas allegadas que confían en ellos para ser enseñados y a los que tienen la responsabilidad de cuidar espiritualmente. Y a los que como hemos visto, mienten continuamente, bien sea por desconocimiento (imperdonable en un anciano, pues si uno no sabe, que no se meta en ese “fregao”), o bien por omisión de la verdad, para conservar el “galoncito” y olvidándose de algo que dicen las Escrituras y que les aplica directamente:
“Y la palabra de Jehová continuó ocurriéndome y dijo: 2 “Hijo del hombre, profetiza contra los pastores de Israel. Profetiza y tienes que decirles a ellos, a los pastores (en esta caso, a dichos “ancianos”): “Esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: ¡Ay de los pastores de Israel, que se han hecho apacentadores de sí mismos! ¿No es el rebaño lo que deben apacentar los pastores? 3 La grasa es lo que ustedes comen y con la lana se visten a sí mismos. El animal gordo es lo que degüellan. Al rebaño mismo no apacientan. 4 A las enfermas no han fortalecido y a la doliente no han sanado, a la quebrada no han vendado, a la dispersada no han traído de vuelta y a la perdida no han procurado hallar, sino que con dureza las han tenido en sujeción, hasta con tiranía”.
7 Por lo tanto, pastores, oigan la palabra de Jehová: 8 “Tan ciertamente como que estoy vivo —es la expresión del Señor Soberano Jehová—, de seguro debido a que mis ovejas llegaron a ser algo para saqueo y mis ovejas continuaron siendo alimento para toda bestia salvaje del campo, porque no había pastor y mis pastores no buscaron mis ovejas, sino que los pastores siguieron apacentándose a sí mismos (eso es, buscando sus propios intereses) y a mis propias ovejas no apacentaron”; 9 por lo tanto, pastores, oigan la palabra de Jehová. 10 Esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: “Aquí estoy yo contra los pastores y ciertamente reclamaré mis ovejas de su mano y haré que cesen de apacentar mis ovejas y los pastores ya no se apacentarán a sí mismos; y ciertamente libraré mis ovejas de su boca y no llegarán a ser alimento para ellos (o explotadas por esos pastores, para ganancia personal)”.” (Ezeq. 34:1-4; 7-10). (Acotaciones nuestras).
Y palabras que aplican a todos aquellos que toman a su cargo el cuidar del “rebaño” de Dios, eso es, a personas que quieren aprender de Él y se confían a esos “pastores” para alcanzar dicho fin; contenido de dicho pasaje que el propio Hijo de Dios y bajo de cuya superintendencia afirman estar dichos “ancianos” (Rev. 1:20), refrendó con la siguiente advertencia:
“Pero cualquiera que haga tropezar (eso es, engañe) a uno de estos pequeños que ponen fe en mí, más provechoso le es que le cuelguen alrededor del cuello una piedra de molino como la que el asno hace girar y que lo hundan en alta mar. 7 ¡Ay del mundo, debido a los tropiezos! Pues, forzosamente tienen que venir los tropiezos, pero ¡ay del hombre por medio de quien viene el tropiezo!” (Mat. 18:6-7). (Acotación nuestra).
Luego está claro, que esos deleznables personajes están metidos en un “pequeño” problema, pues inexorablemente y si no cambian de actitud, en el momento de juicio serán llamados a capítulo. Pero claro, resulta que no es menos “envidiable” la posición de los miembros de base de los TJ en las distintas congregaciones esparcidas por el mundo que, viendo todo este panorama (corrupto en todos sus extremos), “quieren” continuar pensando que forman parte de la “religión verdadera” y personas a las que aplican estas palabras:
“En respuesta, él dijo: “Toda planta (u organización religiosa) que mi Padre celestial no ha plantado será desarraigada (eso es, destruida). 14 Déjenlos. Guías ciegos es lo que son. Por eso, si un ciego guía a un ciego, ambos caerán en un hoyo.” (Mat. 15:14). (Acotaciones nuestras).
Por lo tanto y por la parte que les toca, pues dichas personas que se dejan guiar por esos “guías ciegos” que son los “ancianos” de congregación, sufrirán el mismo destino que ellos, creemos que lo más oportuno que podría hacer un miembro de dicha organización y por aquello de “por sí las moscas”, es averiguar si realmente esta es la “religión verdadera” tal como le han hecho creer o, por el contrario, está contribuyendo con su esfuerzo y dinero a sostener una de tantas organizaciones que forman parte del entramado de la llamada “Babilonia la Grande” (Rev. 17:5-6), eso es, el imperio mundial de religión falsa dirigido por Satanás y que Jehová desprecia…… y con dicha colaboración, enfrentándose al mandato divino de salirse de todo contacto con dicha religión falsa, pues contribuye a mantenerla. E investigación que podría empezar, por ejemplo, leyendo un artículo que publicamos en este blog bajo el título ¡Sálganse de ella, pueblo mío! y ya a partir de ahí, si uno entiende que efectivamente está en la “verdad”, pues ¡nada!, “pelillos a la mar” y que continúe…… y si no es así, que cada uno tome su decisión en el sentido de servir de verdad a Jehová Dios o, en su defecto, continuar al servicio de la Sociedad Watchtower y bajo la vigilante mirada de sus esbirros más directos, los “ancianos” de congregación.
MABEL
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