miércoles, 9 de abril de 2014

El cristianismo…… y la construcción del “tercer Templo”.


Para todos los interesados en el tema religioso, no es un secreto que los judíos están maniobrando y desde el mismo momento de alcanzar su nuevo status como nación en Mayo de 1.948, no ya para restaurar el Templo de Jehová en Jerusalén, pues este fue totalmente destruido en 70 E.C., sino para levantar lo que sería y a lo largo de la historia, el tercer templo que estos edificarían dedicado al Dios Altísimo: el primero fue el de Salomón y el segundo, el que reedificó Zorobabel a partir de las ruinas del primero, después del regreso del destierro en Babilonia…… y hasta ahí, ni tan mal la cosa. Lo que ocurre, es que dentro de la llamada “cristiandad”, hay muchas de sus distintas denominaciones que, sorprendentemente, se mueven también en esta dirección; es más, afirmando algunas de ellas que durante el milenio, continuarán los sacrificios de animales en dicho templo y algo que pueden comprobar, entrando en el video protagonizado por un tal “pastor” Javier Villalobos y que parece militar en la “Iglesia los de el camino” o algo parecido, en donde se nos cita de la profecía de Ezeq. 40 y 42.

 Pero dejando aparte las barbaridades que nos cuenta ese señor y que, como no podía ser de otra manera, también resulta que se nos las da de “ungido”, o sea, “guiado” por el espíritu santo, cuando en realidad no sabe ni de lo que está hablando y algo que el mismo reconoce en el video mencionado ¡y que ya son narices!…… pero qué se puede esperar de un individuo, que presenta un discurso (el día 2 de Marzo de 2011), oración incluida, vestido como si viniera de sembrar patatas, móvil en el bolsillo y tocado con una gorra de beisbol de la marca Nike (quede claro, que no tenemos nada en contra de la marca), en una reunión en Montebello en el estado de California (EEUU); dicho esto, vamos a ver de qué va realmente la “película” en cuanto a dicha profecía. Porque es cierto que en esos capítulos del libro de Ezequiel, del 40 al 48 se nos habla de lo que parecen ser las medidas de una gran edificación y que se correspondería con el templo de Jerusalén…… pero no es menos cierto que las cosas hay que colocarlas en su lógico contexto, para averiguar de qué se nos está hablando en determinado momento. Y el contexto nos sitúa, en este caso, en tiempos de Isaías el profeta y que unos 200 años antes de que ocurriera la destrucción total de Jerusalén y su templo a manos de Nabucodonosor y con sus habitantes llevados cautivos a Babilonia, ya profetizó lo siguiente:

Aquel que dice de Ciro: “Es mi pastor y todo aquello en que me deleito él lo llevará a cabo por completo; aun en mi decir de Jerusalén: Será reedificada y del templo: Te será colocado tu fundamento”.”(Isa. 44:28).

Eso es, que ya Jehová anunciaba por adelantado la liberación de un cautiverio que aún quedaba lejanos en el tiempo, a manos de un tal Ciro, así como la reconstrucción de Jerusalén y la reedificación del templo, como realmente así ocurrió: setenta años después de ser llevados al exilio, Ciro el grande, rey del imperio Medo Persa, derrotó a Babilonia y propicio, en armonía con las palabras profetizadas, la liberación del pueblo israelita…… y siendo que un resto de israelitas fieles regresó a su tierra de origen y, efectivamente, reconstruyeron Jerusalén y el templo de su Dios; por lo que dicha profecía se cumplió a rajatabla y lo que nos lleva a intentar averiguar qué papel desempeñó Ezequiel en todo este “engrudo”, aunque para ello nos tenemos que situar un poco en la secuencia de los hechos. Tengamos en cuenta, que en realidad no fue una sola invasión, sino que fueron 3 invasiones con sus otras tantas deportaciones (traslado de cautivos) a Babilonia, siendo que la primera de las cuales ocurrió sobre el año 606 a.E.C. y en la que Nabucodonosor se llevó cautivos al rey Joaquín y a los principales y más destacados de sus habitantes (entre los que figuraban Daniel, así como los tres compañeros de este entre otros), dejando a Sedequías como rey vasallo. Mientras que Ezequiel fue deportado a Babilonia en la segunda invasión en 597 y produciéndose una tercera y última en el año 587, siendo en esta cuando el templo fue destruido y quemado hasta en sus cimientos, los vasos y demás utensilios sagrados robados y Jerusalén convertida en un humeante montón de ruinas; de entre los sobreviviente de la destrucción, solo fueron dejados atrás unos pocos y entre los que se contaba el profeta Jeremías, mientras que el resto fue llevado también a Babilonia.

Por lo tanto, cuando Ezequiel escribió la primera parte de su profecía, la dirigió a la futura destrucción de Jerusalén y su templo y como castigo al desapego constante del pueblo de Israel, hacia su Creador y Dios. Ya en una segunda parte y por subdividir dicha profecía en sus facetas más importantes, pasa a describir la certeza de un retorno al favor de Dios, por lo que su labor ya pasó a ser la de animar y exhortar al “personal” en el sentido de que Jehová les rescataría y con ello a sus símbolos identitarios, como la ciudad de Jerusalén y el templo que serían recobrados; estimulándolos además, para que no cayeran presos de las enseñanzas paganas de la nación en la que vivían, sino que tuvieran en mente el futuro regreso a su tierra de origen, ya que aún faltaba mucho tiempo para que se produjera dicha liberación. Por lo tanto, de lo único que podía estar hablando el profeta y en lo tocante al templo en los capítulos 40 en adelante, sería de la edificación del “segundo” templo y que fue llevada a cabo posteriormente bajo la dirección de Zorobabel; y es que dado que no puede haber tres sin dos, la referencia no podía ser de manera alguna acerca de un “tercer” templo situado en el tiempo para aproximadamente 2.500 años en el futuro distante (en nuestros días), sino de un “segundo templo” y a levantarse después de la liberación de los desterrados, como así fue…… y “segundo” templo que fue remozado y ampliado (los judíos jamás entendieron de que se tratara de un nuevo o “tercer” templo) sobre el año 17/16 a. E.C. por Herodes el Grande, siempre según lo que unos judíos le dijeron a Jesús, después de que este hubiera tenido su primer “cambio de impresiones” (Juan 2:14-17) con los mercaderes que ocupaban dicho templo:

Por lo tanto, en respuesta, los judíos le dijeron: “¿Qué señal tienes para mostrarnos, ya que haces estas cosas?”. 19 En respuesta, Jesús les dijo: “Derriben este templo y en tres días lo levantaré”. 20 Por eso dijeron los judíos: “Este templo fue edificado en cuarenta y seis años ¿y tú en tres días lo levantarás?”. 21 Pero él hablaba acerca del templo de su cuerpo. 22 Sin embargo, cuando fue levantado de entre los muertos, sus discípulos recordaron que él solía decir esto; y creyeron la Escritura y el dicho que Jesús dijo.” (Juan 2:18-22).

Vemos por otra parte, que la profecía de Ezequiel sí se extiende más allá en el tiempo, a la manera en cómo Jesús respondió a la pregunta de Mat. 24:3, eso es, que si bien dio información de lo que ocurriría a corto plazo, su respuesta fue más allá, pues se extendió mucho más allá en el tiempo y prediciendo sucesos que ocurrirían en el mismo momento de su segunda venida y que aún en nuestros días, no se ha producido…… de la misma manera, Ezequiel nos habla en primer término de una reedificación a ser llevada a cabo a corto plazo y como hemos ya mencionado, a cargo de Zorobabel, pero señala también a una monumental construcción futura y en la que nada tendrán que ver los judíos. Y ello sin despreciar el dato que se nos proporciona en Dan. 9:27, en el sentido de que el “anticristo”, a la mitad de la semana 70 de Daniel y últimos siete años del mundo como lo conocemos “hará que cesen el sacrificio y la ofrenda de dádiva”; y cuestión que nos podría sugerir, razonablemente, que para ello se precisa de un templo y que se correspondería en principio con el que pretenden construir actualmente lo judíos…… pero una cosa es la pretensión del pueblo de Israel y otra muy distinta, el que Jehová esté por la labor y apruebe dicha construcción; no pasemos por alto que en Dan. 9:27, solo se nos habla de un suceso que ocurrirá en determinado tiempo y no de que se tenga que construir un templo para que ocurra dicho suceso y que es algo muy distinto. En todo caso, nada tiene que ver dicho supuesto “tercer” templo, con el que se nos menciona para un futuro lejano en la profecía de Ezequiel y algo que explicaremos más adelante.

Sin embargo, para entender cabalmente de qué estamos hablando, hay que partir de la base y de ahí nuestra extrañeza de que miembros de la llamada “cristiandad” apoyen dicho proyecto, que los judíos aún están bajo el pacto de la Ley Mosaica y de ahí que se esfuercen en construir un templo en el que llevar a cabo los sacrificios preceptivos, pues continúan sin reconocer a Jesús como “el Mesías” enviado de Jehová, por lo que tampoco reconocen el valor supremo de su sangre redentora en favor de la humanidad…… de ahí que precisen de dichos sacrificios animales, hasta que para ellos, llegue el prometido Mesías. Pero claro, lo disparatado es que como hemos señalado, sean miembros de la “cristiandad” y que por otra parte, afirman creer en el sacrifico vicario de Cristo, los que apoyen y colaboren de una forma u otra en semejante iniciativa de edificar un nuevo templo y restaurar los sacrificios animales prescritos por la Ley; y es que lo que leemos en las Escrituras es esto:

Además, aunque estaban muertos en sus ofensas y en el estado incircunciso de su carne, Dios los vivificó junto con él. Bondadosamente nos perdonó todas nuestras ofensas 14 y borró el documento manuscrito (la Ley) contra nosotros, que consistía en decretos y que estaba en oposición a nosotros; y Él lo ha quitado del camino clavándolo al madero de tormento. 15 Desnudando por completo a los gobiernos y a las autoridades, los exhibió a la vista pública como vencidos y los condujo en una procesión triunfal mediante ello. 

16 Por lo tanto, que nadie los juzgue (obviamente, con respecto de la Ley) en el comer y beber, o respecto de una fiesta, o de una observancia de la luna nueva, o de un sábado (pues ya no se estaba bajo Ley); 17 porque esas cosas (las de la Ley) son una sombra de las cosas por venir, pero la realidad pertenece al Cristo.” (Col. 2:13-17). (Acotaciones nuestras).

Entonces si la Ley con sus sacrificios y observancias fue “quitada del camino”, eso es, abolida (no así sus principios morales o sustancia, según Rom. 2:14-15) ¿qué objetivo tiene el edificar un templo para continuar con unos sacrificios que Jehová no puede aceptar, a menos que se contradiga y reconozca que con el de Jesús no fue suficiente? Porque lo que está escrito en la Biblia y rogamos que lo lean con más de la acostumbrada atención, va en sentido contrario, pues lo que en ella se dice es como sigue:

Porque, puesto que la Ley tiene una sombra de las buenas cosas por venir, pero no la sustancia misma de las cosas, nunca pueden los hombres con los mismos sacrificios que ofrecen continuamente de año en año perfeccionar a los que se acercan. 2 De otro modo, ¿no habrían dejado de ofrecerse los sacrificios, por cuanto los que rendían servicio sagrado, habiendo sido limpiados una vez para siempre, no tendrían ya ninguna conciencia de pecados? 3 Al contrario, por estos sacrificios se hace recordar los pecados de año en año, 4 porque no es posible que la sangre de toros y de machos cabríos quite los pecados. 

5 Por eso, cuando entra en el mundo, él dice: “Sacrificio y ofrenda no quisiste, pero me preparaste un cuerpo. 6 No aprobaste (o “aceptaste” por insuficientes en su valor cualitativo) holocaustos ni ofrenda por el pecado”. 7 Entonces dije yo: “¡Mira! He venido (en el rollo del libro está escrito de mí) para hacer tu voluntad, oh Dios”. 8 Después de primero decir: “No quisiste ni aprobaste sacrificios ni ofrendas ni holocaustos ni ofrenda por el pecado” —sacrificios que se ofrecen según la Ley— 9 entonces realmente dice: “¡Mira! He venido para hacer tu voluntad”. Elimina lo primero (los sacrificios de animales) para establecer lo segundo (el sacrificio perfecto de Jesús). 10 Por dicha voluntad, hemos sido santificados (o limpiados del pecado) mediante el ofrecimiento del cuerpo de Jesucristo una vez para siempre.” (Hebr. 10:1-15). (Acotaciones nuestras).

Entonces es obvio que los sacrificios de animales fueron eliminados y con ellos la Ley, para dar paso a un sacrificio mayor y ya sí aceptado por Jehová, como fue el de Jesús y de ahí, que este sea prefigurado como “el “cordero” de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). Prueba inequívoca de que la Ley fue eliminada y con ella sus prácticas, eso es, observancias tanto de sacrificios, como de fiestas, así como guardar el sábado (muchos murieron por no hacerlo) o cuales cosas comer, la tenemos en un signo de identidad del pueblo hebreo como era la circuncisión y obligatoria dentro del mismo, desde Abraham en adelante. Porque este fue en su momento un tema muy conflictivo dentro de la joven congragación cristiana y que provocó el que Pablo subiera a Jerusalén y pusiera “verdes” a los apóstoles que allí estaban; pero veamos la secuencia de los hechos acontecidos y que derivaron en la situación mencionada:

Y ciertos hombres bajaron de Judea y se pusieron a enseñar a los hermanos: “A menos que se circunciden conforme a la costumbre de Moisés, no pueden ser salvos”. 2 Pero cuando hubo ocurrido no poca disensión y disputa de Pablo y Bernabé con ellos (ambos contrarios a dicha idea), hicieron los arreglos para que Pablo y Bernabé y algunos otros de ellos subieran a donde los apóstoles y ancianos en Jerusalén respecto a esta disputa.” (Acotación nuestra).

Recuerden que la enseñanza provenía de conversos judíos venidos de Jerusalén a Antioquía y que estaban enseñando algo que, aparentemente se aceptaba en Judea y por lo tanto, aceptado por los propios apóstoles y con lo que Pablo no estaba de acuerdo. Que dicha enseñanza era aceptada incluso por los apóstoles (con su autoridad ellos la podrían haber borrado del mapa en un “santiamén”), queda claro por el hecho de que cuando la cuestión fue admitida a debate, algunos de dentro de ese grupo compuesto por apóstoles y ancianos (eso es “la creme de la creme”) defendían dicha enseñanza; pero veamos lo que ocurrió cuando Pablo estuvo ante los apóstoles y expuso su objeción a dicha exigencia:

Llegados a Jerusalén, fueron amablemente recibidos por la congregación y por los apóstoles y los ancianos y refirieron las muchas cosas que Dios había hecho por medio de ellos. 5 Sin embargo, algunos de los de la secta de los fariseos que habían creído se levantaron de sus asientos y dijeron: “Es necesario circuncidarlos y ordenarles que observen la ley de Moisés”. 

6 Y los apóstoles y los ancianos se reunieron para ver acerca de este asunto. 7 Ahora bien, cuando se hubo disputado mucho (la cosa no estaba clara, que digamos), se levantó Pedro y les dijo: “Varones, hermanos, bien saben ustedes que desde los primeros días Dios hizo de entre ustedes la selección de que, por mi boca, gente de las naciones (el caso de Cornelio y su casa) oyera la palabra de las buenas nuevas y creyera; 8 y Dios, que conoce el corazón, dio testimonio dándoles el espíritu santo, así como nos lo dio también a nosotros. 9 Y no hizo ninguna distinción entre nosotros y ellos (eso es, entre circuncisos y no circuncisos), sino que purificó los corazones de ellos por fe. 10 Ahora, pues, ¿por qué están ustedes poniendo a Dios a una prueba, imponiendo sobre el cuello de los discípulos un yugo (la observancia de la Ley) que ni nuestros antepasados ni nosotros fuimos capaces de cargar? 11 Por el contrario, confiamos en ser salvados mediante la bondad inmerecida del Señor Jesús de la misma manera como esa gente también”. 

12 Ante aquello, toda la multitud calló y empezaron a escuchar a Bernabé y a Pablo contar las muchas señales y portentos presagiosos que Dios había hecho mediante ellos entre las naciones (o sea, a personas que ni siquiera conocían la Ley, ni estaban circuncidadas)”. (Hech. 15:4-12). (Acotaciones nuestras).

Fíjense y como prueba adicional de lo que decimos, que en el versículo 10 Pedro afirma que las personas que sostenían la necesidad de dicha observancia, estaban “poniendo a prueba a Dios” o como dice la versión TLA, “ir en contra de lo que Dios ha hecho”, eso es, el eliminar tanto la Ley como la circuncisión y, por lo tanto, la no exigencia de su observancia. Por lo que queda claro de este relato, por demás explícito, que ya no existía la Ley y sin esta, no había necesidad de circuncisión, luego tampoco el hacer sacrificios, así como tampoco el guardar fiestas o sábados…… por lo que sin estos tampoco había necesidad de templo alguno en que llevarlos a cabo; y planteamiento que queda probado fehacientemente, por una afirmación que hizo en su momento el apóstol Pablo:

¿No saben que ustedes son el templo de Dios y que el espíritu de Dios mora en ustedes? 17 Si alguien destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo, el cual son ustedes.” (1 Cor. 3:16-17).

Lo que entendemos de dichas palabras, es que no solo que no había necesidad de un templo material en el que pudiera morar el espíritu de Dios, sino que las personas eran el verdadero templo en donde habitaría desde Cristo en adelante, el espíritu del Altísimo…… obviamente, estaríamos haciendo referencia expresa de aquellos que en su momento fueron reconocidos por Jehová como Sus Hijos y que en conjunto, se los identifica como la “iglesia” o “cuerpo de Cristo”; y personajes que desaparecieron de la escena terrestre al final el primer siglo, inicios del segundo (algunos de los que habían recibido dicha relación filial con Dios de manos de los apóstoles, eran más jóvenes), pues desde ese momento no han existido ni existen actualmente, personas que puedan demostrar tener dicha relación paterno/filial con el Creador. Ello queda probado, eso es, el planteamiento que les hemos presentado sobre la no existencia de la Ley y todo su contenido de requisitos, cuando desde Jerusalén y aprobadas por los apóstoles, salen las nuevas instrucciones (se podrían considerar como un decreto de mínimos) necesarias para mantener la paz dentro de la primitiva congregación cristiana y que tanto conflicto había creado entre conversos judíos y conversos gentiles, en donde ni se mencionaba la obligatoriedad de guardar la Ley, ni la práctica de la circuncisión:

Porque al espíritu santo (luego dicha decisión tenía la aprobación divina) y a nosotros mismos nos ha parecido bien no añadirles ninguna otra carga, salvo estas cosas necesarias (como hemos señalado, para mantener el orden y la paz dentro de las congregaciones): 29 que sigan absteniéndose de cosas sacrificadas a ídolos y de sangre y de cosas estranguladas y de fornicación. Si se guardan cuidadosamente de estas cosas, prosperarán. ¡Buena salud a ustedes!” (Hech. 15:28-29). (Acotaciones nuestras).

Por lo que si dicha circuncisión y con todo lo que ello significó en la nación de Israel, pues era un mandato directo de Jehová al patriarca Abraham y cuya desobediencia se castigaba con la muerte, ya no tenía vigor alguno ¿qué puede hacernos pensar que la Ley, con sus sacrificios tenía que ser mantenida y con ello, la necesidad de un templo con todos sus rituales, sacerdocio, etc.? Fijémonos que en dichas cuatro “cosas necesarias”, en ninguna de ellas se contempla la necesidad de presentar sacrificios en el templo por parte del “personal”, sino que se dice que solo con la simple observancia de estas “prosperarían”, eso es, tendrían al beneplácito o bendición del Dios Altísimo. Es cierto, por otra parte, que algunos hacen referencia a Mal. 3:1, para aseverar la necesidad de la existencia de un templo para el momento en que regrese Jesús a la tierra; por lo que vamos a ver qué se nos dice en dicho pasaje y luego lo analizaremos con la debida atención, para averiguar si su contenido cuadra con aquello que, según nos dicen, en el mismo se afirma:

¡Miren!, envío mi mensajero y él tiene que despejar un camino delante de mí. Y súbitamente vendrá a Su templo el Señor verdadero, a quien ustedes buscan y el mensajero del pacto en quien se deleitan. “¡Miren! Ciertamente vendrá”, ha dicho Jehová de los ejércitos.”

Ese pasaje y sacado de su contexto, quizás podría mostrar la necesidad de la existencia de un templo para cuando regrese Cristo a la tierra y que daría pie, a la necesidad de edificar el tercer templo mencionado y como así señalan algunos; a sí mismo se podría entender y ua puestos, que a menos que haya templo, no puede haber venida de Jesucristo…… pero claro, si ponemos dicho pasaje en su justo contexto, la cosa cambia radicalmente de orientación. Porque si analizamos con detenimiento dicho pasaje, veremos que tiene su aplicación en los tiempos de Jesús, pues el personaje que tenía que “despejar un camino” para que llegara el personaje que habla en primera persona en dicho versículo, era Juan “el bautizante”, pues esto es lo que se nos dice de él en Luc. 3:3-6:

De modo que él (Juan) entró en toda la comarca del Jordán, predicando bautismo en símbolo de arrepentimiento para perdón de pecados, 4 así como está escrito en el libro de las palabras de Isaías el profeta: “¡Escuchen! Alguien clama en el desierto: Preparen el camino de Jehová (en la figura de Su “enviado”), hagan rectas sus veredas. 5 Todo barranco tiene que ser rellenado y toda montaña y colina allanada; y las curvas tienen que convertirse en caminos rectos y los lugares escarpados en caminos llanos. 6 Y toda carne verá el medio de salvar de Dios” (eso es, a Jesús).” (Acotaciones nuestras).

Por lo que Juan no fue más que el precursor de Jesús, pues se identificó a sí mismo como “la voz de alguien que clama en el desierto: Hagan recto el camino de Jehová” (Juan 1:23) y citando de la profecía de Isa. 40:3. Y la labor que le fue asignada, tal como se señala en el citado Mal. 3:1, no era otra que la de “despejar el camino de Jehová”, eso es, el preparar al pueblo para recibir al “mensajero” del pacto o “el medio de salvar de Dios” como acabamos de leer, pues esto es lo que les fue dicho a los padres de Juan, cuando se les anunció su nacimiento:

Sin embargo, el ángel le dijo: “No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido oído favorablemente y tu esposa Elisabet llegará a ser para ti madre de un hijo y has de ponerle por nombre Juan. 14 Y tendrás gozo y gran alegría y muchos se regocijarán por su nacimiento; 15 porque él será grande delante de Jehová. Más no debe beber en absoluto vino ni bebida alcohólica alguna y estará lleno de espíritu santo hasta desde la matriz de su madre; 16 y a muchos de los hijos de Israel los volverá a Jehová, Dios de ellos. 17 También, irá delante de él (de Jesús) con el espíritu y poder de Elías, para volver los corazones de padres a hijos y los desobedientes a la sabiduría práctica de los justos, para alistar para Jehová un pueblo preparado (para recibir a Jesús, el Mesías).” (Luc. 1:13-17). (Acotaciones nuestras).

Resumiendo, que en Mal. 3:1 no se nos habla de un templo para la segunda venida de Jesucristo, aún en el futuro, sino que dicho pasaje se cumplió en el I siglo cuando Jesús se presentó en el templo y la “montó parda” y a modo de tarjeta de presentación, con los mercaderes y cambistas que allí actuaban (imaginamos que estos últimos, precursores de los actuales bancos ¡claro!):

Pues bien, se acercaba la pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. 14 Y halló en el templo a los que vendían ganado vacuno y ovejas y palomas y a los corredores de cambios en sus asientos. 15 Por consiguiente, después de hacer un látigo de cuerdas, expulsó del templo (eso es, los corrió “a gorrazos”) a todos aquellos junto con las ovejas y el ganado vacuno y desparramó las monedas de los cambistas y volcó sus mesas. 16 Y dijo a los que vendían las palomas: “¡Quiten estas cosas de aquí! ¡Dejen de hacer de la casa de mi Padre una casa de mercancías!”. 17 Sus discípulos recordaron que está escrito: “El celo por tu casa me consumirá”.” (Juan 2:13-17). (Acotación nuestra).

Imagínense por un momento el espectáculo que se montó en ese momento y el tremendo poder desplegado por Jesús, pues fue como un huracán violento que arrasara con todo lo que encontraba a su paso…… y es en ese preciso momento, que se cumplió lo dicho en Mal. 3:1: vino a su templo “el señor verdadero y mensajero del pacto”, eso es, el Mesías. Por lo que para cuando de nuevo vuelva Jesucristo a la tierra, no precisa ya de ningún templo en el que entrar, pues él es el “templo” del Dios vivo, pues esto es lo que dijo cuándo fue interrogado por los fariseos y les habló lo siguiente:

En respuesta, Jesús les dijo: “Derriben este templo y en tres días lo levantaré”. 20 Por eso dijeron los judíos: “Este templo fue edificado en cuarenta y seis años, ¿y tú en tres días lo levantarás?”. 21 Pero él hablaba acerca del templo de su cuerpo.” (Juan 2:19-21).

Es sorprendente y lo mencionamos como un detalle curioso, que cuando en el momento del juicio sumarísimo al que fue sometido se buscaban cargos contra él, se presentaron falsos testigos que afirmaban lo siguiente:

Muchos, en realidad, testificaban falsamente contra él, pero sus testimonios no estaban de acuerdo. 57 También, algunos se levantaban y daban falso testimonio contra él, diciendo: 58 “Nosotros le oímos decir: “Yo derribaré este templo que fue hecho de manos y en tres días edificaré otro, no hecho de manos”. 59 Pero tampoco sobre esta base estaba de acuerdo su testimonio.” (Mar. 14:56-59).

Es cierto que Jesús no dijo que él derribaría el templo construido por el hombre y que levantaría otro no hecho por manos, por lo que esta era realmente una falsa acusación…… pero no es menos cierto, que la esencia o mensaje subliminal contenido en las palabras de Jesús en Juan 2:19-21 ya mencionado, iban precisamente en esa dirección, como veremos a continuación. Porque podríamos concluir, después de todo lo dicho, que no entra dentro de los planes del Altísimo la edificación de un “tercer templo” e idea que solo se sustenta por el empecinamiento del pueblo judío como consecuencia de no haber reconocido a Jesús como el Mesías, eso es, que dicha iniciativa se soporta sobre un brutal error y por lo que no puede tener la aprobación de Jehová “ni por el forro” ¡vamos! Luego todos aquellos cristianos que de algún modo participen de dicha idea, están oponiéndose a la voluntad divina al promover algo que no cuenta con el beneplácito de Dios: y es que Este destruyó el templo en 70 E.C. mediante un instrumento terrestre (el imperio dominante en aquel momento), para que jamás fuera reedificado, pues sería sustituido por otro en el que ya no intervendría el pueblo judío actual. Y lo que nos lleva a retomar el argumento presentado sobre Ezeq. 40-48, en el sentido antes mencionado de que apuntaba también a un futuro mucho más allá de los tiempos de Ezequiel y a un templo más complejo…… e idea coincidente con el mensaje que subyacía detrás de las palabras de Jesús que acabamos de analizar; ello se desprende de algunos pasajes contenidos en dicha profecía y que veremos más adelante, que prefiguran un glorioso “edificio” a modo de templo que aparece al inicio del milenio. No obstante, empecemos por ver lo que dijo Jesucristo al respecto y en línea con el mensaje subliminal mencionado en el pasaje citado de Juan, pues sus palabras apuntan a un templo singular y que empezó a ser edificado en el I siglo:

Al que venza... lo haré columna en el templo de mi Dios y ya no saldrá de este nunca; y sobre él escribiré el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén que desciende del cielo desde mi Dios y ese nuevo nombre mío.” (Rev. 3:19). 

A su vez, el apóstol Pablo y que como siempre fue el que captó mejor dicha idea, escribió lo siguiente:

“¿No saben que ustedes son el templo de Dios y que el espíritu de Dios mora en ustedes?” (1 Cor. 3:16). 

O esto otro, ya ampliando dicha idea y que corrobora lo que subyacía detrás de las palabras de Jesús en Juan 2:19-21:

“Ciertamente, por lo tanto, ustedes ya no son extraños y residentes forasteros, sino que son conciudadanos de los santos y son miembros de la casa de Dios 20 y han sido edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular de fundamento. 21 En unión con él, el edificio entero, unido armoniosamente, va creciendo para ser un templo santo para Jehová. 22 En unión con él (con Cristo, como piedra de fundamento), ustedes, también, están siendo edificados juntamente para ser lugar donde habite Dios por espíritu.” (Efe. 2:19-22). (Acotación nuestra). 

Luego es obvio que estamos hablando de un templo “singular” no hecho de manos, pues sabemos que en el pasado, Jehová “habitaba” en un templo físico (primero en el Tabernáculo y posteriormente en el templo edificado sobre el monte Sión, al lado de Jerusalén), mientras que ahora se nos habla, no ya de un templo físico o material, sino de uno espiritual, conformado por Jesucristo y el conjunto de sus hermanos menores; algo de lo que nos habla también el apóstol Pedro:

Llegando a él (Jesucristo) como a una piedra viva, rechazada, es verdad, por los hombres, pero escogida, preciosa, para con Dios, 5 ustedes mismos también como piedras vivas están siendo edificados en casa espiritual (o templo) para el propósito de un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales (no materiales) aceptos a Dios, mediante Jesucristo.” (1 Pedro 2:4-5). (Acotaciones nuestras).

Fijémonos en que se nos está hablando de una casa o templo “espiritual”, así como de sacrificios “espirituales”, luego en ambos casos no materiales y lo que descarta totalmente la existencia de un templo físico…… ahora bien ¿cuál es la prueba definitiva que nos muestra que durante el milenio no habrá templo material o estructura física en Jerusalén? Ella la encontramos en el libro de Revelación o Apocalipsis, en dónde se nos muestran vívidamente los sucesos ocurrentes durante la instauración del reino de Dios aquí en la tierra; veámoslo:

Y vi un nuevo cielo y una nueva tierra; porque el cielo anterior y la tierra anterior habían pasado, y el mar ya no existe. 2 Vi también la santa ciudad, la Nueva Jerusalén, que descendía del cielo desde Dios y preparada como una novia adornada para su esposo.” (Rev. 21:1-2).

Entonces, si se nos presenta una “nueva Jerusalén” descendiendo del cielo, ello es porque la antigua ha sido desechada y ello por decirlo de una manera que nos entendamos…… y recordemos que la antigua ciudad, tenía a su lado y sobre el monte de Sion, el edificio del templo; pero resulta que cuando leemos en el verso 22 de dicho capítulo 21, nos encontramos que de dicha “nueva Jerusalén”, se nos dice esto:

Y no vi en ella templo, porque Jehová Dios el Todopoderoso es su templo; también lo es el Cordero.”

Por lo que queda claro que Jehová Dios es el único templo y representado aquí en la tierra por la persona de Su Hijo Jesucristo y resto de hermanos…… luego sea como sea la “nueva Jerusalén”, en todo caso lo que dicha expresión significa, en definitiva, es el fin de algo viejo y caduco, a ser sustituido por algo nuevo, eso es, un cambio total en las estructuras tal como ahora las conocemos; recordemos que en Col. 2:17 se lee que las cosas actuales son “una sombra de las cosas por venir, pero la realidad pertenece al Cristo”: eso es, que lo real es lo que viene, mientras que lo que está por pasar, no es más que una prefiguración al alcance del ojo humano. Por otra parte, en Rev. 21:1 vemos que se nos habla de “nuevos cielos” y que significan una nueva forma de gobernación humana, a ser sustituida por una gobernación de hechura divina y de una “nueva tierra” que significa una nueva sociedad humana obediente a su Creador, por tanto diferente a la actual que es desobediente…… en conclusión, un cambio radical en las cosas. Entonces y volviendo a la profecía de Ezequiel y en lo relativo al templo, que ella se extendía mucho más allá en el tiempo queda probado por unas similitudes entre lo que dicho personaje escribió, con lo que se encuentra en el libro de Revelación y escrito casi 700 años después; porque en Ezeq. 47:1-9; 12 se nos dice lo siguiente y tomado de la traducción Biblia de Jerusalén:

Me llevó a la entrada de la Casa y he aquí que debajo del umbral de la Casa salía agua, en dirección a oriente, porque la fachada de la Casa miraba hacia oriente. El agua bajaba de debajo del lado derecho de la Casa, al sur del altar. 
2 Luego me hizo salir por el pórtico septentrional y dar la vuelta por el exterior, hasta el pórtico exterior que miraba hacia oriente; y he aquí que el agua fluía del lado derecho. 
3 El hombre salió hacia oriente con la cuerda que tenía en la mano, midió mil codos y me hizo atravesar el agua: me llegaba hasta los tobillos. 
4 Midió otros mil codos y me hizo atravesar el agua: me llegaba hasta las rodillas. Midió mil más y me hizo atravesar el agua: me llegaba hasta la cintura. 
5 Midió otros mil: era ya un torrente que no pude atravesar, porque el agua había crecido hasta hacerse un agua de pasar a nado, un torrente que no se podía atravesar. 
6 Entonces me dijo: ¿Has visto, hijo de hombre? Me condujo y luego me hizo volver a la orilla del torrente. 7. Y a volver vi que a la orilla del torrente había gran cantidad de árboles, a ambos lados. 
8 Me dijo: Esta agua sale hacia la región oriental, baja a la Arabá, desemboca en el mar, en el agua hedionda y el agua queda saneada.
9 Por dondequiera que pase el torrente, todo ser viviente que en él se mueva vivirá. Los peces serán muy abundantes, porque allí donde penetra esta agua lo sanea todo, y la vida prospera en todas partes adonde llega el torrente (……) 12 A orillas del torrente, a una y otra margen, crecerán toda clase de árboles frutales cuyo follaje no se marchitará y cuyos frutos no se agotarán: producirán todos los meses frutos nuevos, porque esta agua viene del santuario. Sus frutos servirán de alimento y sus hojas de medicina.” 

Luego y en síntesis, vemos se nos habla de un chorro de agua que saliendo de la “Casa” se convierte en un gran torrente, que da vida a quién entre en contacto con él, con árboles a ambos lados y que darán su fruto todos los meses; obviamente, siendo este fruto alimento espiritual para las personas y sus hojas para curación de estas, para borrar los efectos del pecado…… ahora veamos lo que se lee en Rev. 22:1-2:

“Y él me mostró un río de agua de vida, claro como el cristal, que fluía desde el trono de Dios y del Cordero, 2 por en medio de su camino ancho. Y de este lado del río y de aquel lado, había árboles de vida que producían doce cosechas de fruto y que daban sus frutos cada mes. Y las hojas de los árboles eran para la curación de las naciones.”

Por lo que solo podemos pensar, ante las similitudes de ambos textos, que si bien es cierto que la profecía de Ezeq. 40-48 nos habla en un principio de la restauración del templo ocurrida después del regreso del exilio de los israelitas, no es menos cierto que se extiende en el tiempo y en un doble cumplimiento, a un futuro templo espiritual que se implantaría en el milenio. Por lo tanto, es impensable que la idea de que dicha profecía nos hable de la construcción de un “tercer templo” literal en Israel, como es el caso y que en todo caso perpetuaría el sistema de cosas actual, sea del agrado de nuestro Creador Jehová Dios; más bien habría que pensar, que es una instigación de Satanás en su intento de apartar a las personas de “la verdad” que “libera” (Juan 8:32)…… máxime teniendo en cuenta que el proyecto parte de personas que no reconocen al Mesías prometido en la persona de Jesús y, por lo tanto, alejadas totalmente de Jehová Dios.

Porque los judíos podrán levantar dicho tercer templo o no, pero lo que sí está claro es que este no tendrá cabida en el reino de mil años de Dios a tenor de lo que hemos leído hasta el momento y por lo que su duración será, en todo caso, efímera; en consecuencia, todo aquél que este colaborando en dicho proyecto de una manera u otra, está colaborando en una empresa satánica y por lo tanto, rebelándose contra la voluntad del Dios Verdadero…… por muy buenas que sean sus intenciones y algo que no penemos en duda. Y es que en cualquier caso y aunque brutalmente equivocados, no es menos cierto que los judíos con ese proyecto, son consecuentes con sus creencias; pero que esto lo apoye un cristiano que, al menos se supone, confía en el rescate de Cristo para acceder al reino de Dios y con ello, alcanzar la vida eterna en el mismo…… pues ¡qué quieren que les digamos, como no sea que es lo más parecido “a un cristo con dos pistolas”!, como diría nuestro amigo el castizo. No obstante y como siempre, les animamos a que abran sus ejemplares de las Escrituras y comprueben por ustedes mismos, si lo que les contamos tiene sentido…… o no; ya a partir de ahí ¡que cada uno saque sus conclusiones!

MABEL

No hay comentarios:

Publicar un comentario