sábado, 26 de abril de 2014
¿Y qué hacemos...... con tanto “ungido” suelto por ahí?
Si en algo existe unanimidad entre los distintos representantes de las innumerables confesiones religiosas que existen dentro de la llamada “cristiandad” (y mira que ya es difícil que se pongan de acuerdo en algo) y que en la mayoría de ellas se incluye a su feligresía, es en que todos se consideran “ ungidos” o Hijos de Dios, eso es, bautizados con el espíritu santo de adopción de Este, por tanto hermanos de Jesucristo y en consecuencia, herederos con él en calidad de inmortales reyes y sacerdotes del reino milenario por venir; y con la particularidad, de que como cada uno de ellos afirma pertenecer a la religión “verdadera”, obviamente se da por descontado que los “ungidos” del resto de organizaciones religiosas a su alrededor, son más falsos que “un duro sevillano”. Y para que no hayan malos entendidos, ya les adelantamos que este no es el caso de aquí “los mendas”, eso es, de los dos autores de este blog, pues no pertenecemos a organización religiosa alguna (ni falta que nos hace), ni nos consideramos “ungidos”; es más, lo que nosotros afirmamos es que a día de hoy y eso desde el primer siglo en adelante, no ha existido ni existe sobre la tierra persona alguna que ostente dicha condición de Hijo de Dios y por tanto, que pueda reinar junto a Jesucristo en el milenio…… afirmación que pone al borde de un ataque de nervios a más de uno.
Porque claro, de ser esta cierta, ello dejaría al descubierto a dichos supuestos “hijos” de Dios y futuros “reyes” con Cristo, en el sentido que los expondría públicamente como lo que son: unos vulgares charlatanes mentirosos o “falsos maestros” (2 Ped. 2:1) y por lo que nada de lo que enseñan debe ser tomado en cuenta, pues ya mienten en su primera declaración, eso es, la de ser “ungidos” y por lo que de ningún modo pueden tener la aprobación de Dios; y es que la mentira nunca puede estar asociada con la verdad, como se nos señala en el siguiente pasaje:
“La fuente no hace que lo dulce y lo amargo salgan burbujeando por la misma abertura, ¿verdad? 12 Hermanos míos, la higuera no puede producir aceitunas, ni la vid higos, ¿verdad? Tampoco puede el agua salada producir agua dulce.” (Sant. 3:11-12).
Y es que según la teoría de estos auto-proclamados “ungidos”, cuando uno se bautiza por inmersión en el nombre de Jesucristo, ya recibe el espíritu santo de adopción y por lo que a partir de ese momento ya es declarado Hijo de Dios, con todo lo que eso comporta y que hemos citado al inicio de este escrito…… así es de fácil el alcanzar reinar con Cristo, según dichos caballeros; por lo tanto y según su lógica, si uno no se considera hijo “ungido” de Dios y como es nuestro caso, no puede ser un cristiano por muy bautizado que esté, pues en su empanada mental, solo se puede ser hijo de Dios o hijo de Satanás (algo que sabemos por experiencia, pues de eso último se nos ha acusado a nosotros). Ahora bien, el problema está en que ese planteamiento acerca de las bondades del bautismo en agua, ni se insinúa en las Escrituras, sino que lo que estas más bien nos dicen es que solo con la intervención directa de los apóstoles se concedía el espíritu de adopción de uno como Hijo de Dios…… algo que ya señalábamos en un artículo que publicamos el 24/09/13. Y por lo que nosotros desde este blog, no tenemos nada clara esta supuesta pertenencia de esas personas a un grupo de “ungidos” actualmente presente aquí en la tierra y sin que ello signifique que pongamos en duda la sinceridad de tan personales convicciones; no obstante, sí desearíamos pasar dicha afirmación por el filtro de las Escrituras y contrastando para ello los argumentos en los que se apoyan para confirmar o apoyar tal idea, con lo que estas nos dicen …… porque sencillamente entendemos que la Biblia no corrobora dicha afirmación y por lo que la realidad de ser un “ungido”, tiene que apoyarse no en la convicción personal de uno y por muy sincero que este sea, sino en algo más sólido y como son los hechos que avalan dicha condición, tal como nos demuestra la historia contenida en el registro sagrado.
Pero para centrar el tema, deberíamos primero responder a una pregunta clave que nos puede llevar a una conclusión correcta ¿qué es un “ungido”? Y que simplificando al máximo la cuestión y lejos de toda mitificación, la cosa quedaría así: un “ungido” es aquella persona que ha sido comisionada por el Altísimo, para llevar a cabo una tarea por Él encomendada, por lo que al igual que Jesús, estaríamos hablando de una persona enviada en representación de Jehová:
“Pero él les dijo: “También a otras ciudades tengo que declarar las buenas nuevas del reino de Dios, porque para esto fui enviado.” (Luc. 4:43).
Esta expresión fue una constante en Jesús mientras permaneció en la tierra, hasta tal grado que con frecuencia y a lo largo del evangelio de Juan, le encontramos refiriéndose a Dios, no como “Dios”, ni como “mi Padre”, sino como “el que me envió”; por lo tanto y por extensión, queda claro que un “ungido” es una persona elegida y comisionada por Jehová, “enviada” en su representación para dar adelanto a determinada tarea y prescindiendo por supuesto, del hecho de que reciba la adopción de Hijo de Dios o no: Moisés, por ejemplo, fue “enviado” por Dios para liberar a su pueblo de las garras de Egipto y no gozó de dicha relación paterno/filial con el Creador, como ninguno de los personajes del AT que fueron “enviados” por Jehová para cumplir con determinado propósito del Altísimo…… sin embargo, sí vemos que en su práctica totalidad desarrollaron poderes milagrosos en mayor o menor grado. Luego el primer principio que debemos aceptar en cuanto a la obra de Dios, es que todos Sus obreros son personas “enviadas”; por lo que extendiéndonos en la idea, tenemos que concluir que si no hay comisión divina, no puede haber manifestación divina de poder y por lo que parece quedar claro, que el poder milagroso para cambiar las situaciones en el mundo físico, es una manifestación necesaria en la afirmación de ser uno un “ungido” o comisionado por Dios. Por lo que asumir el rol de “enviado” del Dios Omnipotente y que repetimos, es lo que significa básicamente el término “ungido” y sin embargo, estar incapacitados ante situaciones que desafían Su poder y con las que normalmente se enfrentan aquellos que actúan en Su Nombre, sería una clamorosa contradicción y en la que entran todos esos “iluminados” que, según afirman, serán “reyes” al lado de Jesucristo.
Luego lo dicho nos lleva a una derivada que nos propone la cuestión de cuáles personas son “ungidas”, eso es, el porqué y el cómo de dicho ungimiento; para ello debemos tener en cuenta que las expresiones “ungido” y elegido (o escogido), aunque no son sinónimas, sí son ambas ciertamente interdependientes. Uno no puede ser un “ungido”, sin previamente haber sido elegido (véase el caso de David), del mismo modo que uno no puede afirmar que ha sido “elegido”, sin posteriormente mostrar y mediante el poder recibido por el espíritu santo, su “ungimiento” mediante algún tipo de manifestación externa (tal y como acabamos de afirmar) que de prueba de ello. Otro detalle a tener en cuenta, es el significado de las expresiones “elegido” o “escogido”, que sí son sinónimas y que según el diccionario de la RAE, ambas tienen su raíz en la palabra del latín saligêre, cuyo participio pasivo es selectus (en español “selecto”) y que significa: “Que es o se reputa como mejor, entre las cosas de su especie”. O sea, de ello podemos concluir que escoger o elegir y en el caso que nos ocupa, se refiere a, de entre iguales, escoger o elegir a algunos y que por alguna razón Jehová considera más óptimos para llevar a cabo con la comisión asignada (el caso de Pablo) o bien por orden de aparición en escena (como es el caso que nos ocupa), derecho que por demás tiene el Altísimo, como en su momento nos recordó:
“Pero él dijo: “Yo mismo haré que toda mi bondad pase delante de tu rostro y ciertamente declararé el nombre de Jehová delante de ti; y ciertamente favoreceré al que favorezca y ciertamente mostraré misericordia al que le muestre misericordia.” (Exo. 33:19).
Entonces es un “ungido” y ya desde Jesucristo en adelante, aquella persona que elegida de entre otras de igual condición, o sea, de entre seguidores de este, recibió mediante el bautismo en espíritu santo (un bautismo diferente del bautismo en agua), el reconocimiento como Hijo de Dios y con ello los poderes necesarios para llevar a cabo cualquier comisión recibida de Jehová. Luego vemos que en el I siglo, no todos los cristianos bautizados tenían por qué ser “ungidos” (muchísimos no lo fueron), mientras que sí todos los que fueron “ungidos” o elegidos como sus representantes, tenían que ser cristianos bautizados; y entendiendo, como ya hemos comentado, que el poder referido es un poder que les permitía el realizar actos impensables para el ser humano normal, como nos muestran los primeros capítulos del libro de Hechos de los Apóstoles, con los Pedro, Juan y resto de apóstoles (Pablo entre ellos), así como en el caso de Felipe, Bernabé y otros:
“Por lo tanto, ellos (Pablo y Bernabé) pasaron bastante tiempo hablando con denuedo por la autoridad de Jehová, quien daba testimonio de la palabra de su bondad inmerecida, concediendo que mediante las manos de ellos ocurrieran señales y portentos presagiosos.” (Hech. 14:3). (Acotación nuestra).
Y si se nos permite la observación, hoy en día no hay nadie con capacidad de realizar tales logros o portentos presagiosos, porque habría que pensar que de haberlos, ya nos habríamos enterado de ello; por lo que, en consecuencia, no hay actualmente nadie en nuestros días que pueda afirmar el haber sido escogido/ungido/enviado por el Altísimo, para una comisión en particular, por ejemplo, la tan “cacareada” predicación de las buenas nuevas del reino en toda la tierra habitada que afirman estar llevando a cabo los supuestos “ungidos” actuales, pues dicha obra anunciada en Mat. 24:14 no se puede estar realizando en nuestros días, pues aún no hay mandato divino al respecto. Ya sabemos que más de uno se escandalizará ante esta afirmación (sobre todos, los TJ), pero es que si esa obra se estuviera realizando en el momento actual y como continuación de la iniciada por Jesús en su momento, se nos plantearía la siguiente cuestión ¿para qué entonces, se le tendría que haber dicho al apóstol Juan en la Revelación, que le sería necesario “profetizar de nuevo”? (“otra vez” según versiones); veamos:
“Y me dicen: “Tienes que profetizar de nuevo respecto a pueblos y naciones y lenguas y muchos reyes.” (Rev. 10:11).
La prueba de que esta comisión de Mat. 24:14, reservada para los últimos días y como preludio de la gran tribulación (que aún no ha llegado), no es la que se está efectuando en nuestros días, es que Jehová aún no ha enviado a nadie para poner en marcha dicha comisión, algo que se deduce de lo que leemos en Rev. 11:3-6 en donde se nos dice lo siguiente:
“Y haré que mis dos testigos profeticen mil doscientos sesenta días vestidos de saco”. 4 (……). 5 Y si alguien quiere hacerles daño, de la boca de ellos sale fuego y devora a sus enemigos; y si alguien quisiera hacerles daño, tiene que ser muerto de esta manera. 6 Estos tienen la autoridad para cerrar el cielo de modo que no caiga lluvia durante los días de su profetizar y tienen autoridad sobre las aguas para tornarlas en sangre y para herir la tierra con toda clase de plaga cuantas veces deseen.”
Entonces si aún no han aparecido esos poderosísimos “dos testigos” o pequeño resto de personas de la clase de Juan (eso es, “ungidos” verdaderos) y que de haberlo hecho ya lo habríamos notado, es obvio que dicha comisión divulgadora aún no se ha iniciado y que, notemos, se tiene que llevar a cabo en tan solo 1.260 días o tres años y medio…… ahora solo preguntémonos el tiempo que llevan predicando esos falsos “ungidos” o las organizaciones en nombre de las que afirman hablar esos supuestos “enviados” de Dios y saquemos la cuenta: la que menos lleva, rondará los 90 o 100 años dando “la matraca”; con el añadido, de que en todo ese tiempo no hemos tenido noticia alguna de ese tremendo despliegue de poder del que nos habla el pasaje en cuestión, así como que la condición del “personal” en la tierra no solo no mejora con tanta predicación, sino que empeora cada día más.
Por lo que y aunque es cierto que hoy en día se están haciendo muchos esfuerzos en ese sentido, las organizaciones dedicadas a ello han resultado fraudulentas (Testigos de Jehová, Adventistas, Mormones, etc. etc. etc.), por lo cual es obvio que las tales no pueden ser un instrumento usado por nuestro Creador; tenemos por otra parte a Internet con el inmenso caudal de información al respecto, pero que de ninguna manera llega a toda la tierra habitada (por falta de medios, pues aún hay millones de personas en zona subdesarrolladas que no disponen de dicho instrumento) y que además, en aquellos lugares adelantados que sí tienen acceso a dicho medio, la inmensa mayoría de las personas no tiene el más mínimo interés en ese tema, ocupadas como están en mantener el ritmo trepidante de sus vidas…… luego ¿por qué tan nulos resultados, ante tan loables esfuerzos por extender las “buenas nuevas” del reino? Porque recordemos que estas se tendrán que conocer en “toda la tierra habitada” antes de que venga “el fin”; pero para encontrar la respuesta a esa pregunta formulada, nos tendríamos que remontar muy atrás en el tiempo y escuchar unas palabras de Jehová, de las que dejó constancia Jeremías:
“Yo no envié a esos profetas y ellos corrieron. No les hablé y ellos profetizaron (predicaron o anunciaron).” (Jer. 23:21). (Acotación nuestra).
Y veamos ahora, las consecuencias de ese actuar, eso es, el hablar sin mandato expreso de Jehová:
“Aquí estoy yo contra los profetas de sueños falsos, es la expresión de Jehová, que los cuentan y hacen que mi pueblo ande errante debido a sus falsedades y debido a su jactancia (por identificarse como enviados Suyos, cuando no lo son). Pero yo mismo no los envié ni les di orden. Así que de ninguna manera aprovecharán (sus palabras o prédicas) a este pueblo”, es la expresión de Jehová.” (Jer. 23:32). (Acotaciones nuestras).
Entonces vemos una directa relación causa/efecto, entre la tremenda falta de resultados con el no haber sido esas personas o las organizaciones a las que pertenecen, comisionadas o “enviadas” directamente por Jehová y lo que nos lleva a considerar lo que nos señala nuestro Creador en el siguiente pasaje de Jeremías, acerca de la efectividad de su palabra, según la versión DHH y que les rogamos presten atención al verso 29:
“¡Si un profeta tiene un sueño, que diga que es un sueño, pero si recibe mi palabra, que la anuncie fielmente! No se puede comparar la paja con el trigo. 29 Mi palabra es como el fuego, como un martillo que hace pedazos la roca (eso es, que produce sin falta resultados). Yo, el Señor, lo afirmo.
30 Por eso me declaro contra esos profetas que se roban unos a otros mis palabras (eso es, cada uno asegura tener él la verdad y no así el resto). Yo, el Señor, lo afirmo. 31 Me declaro contra esos profetas que hacen pasar como mensaje mío, cosas que ellos inventan. 32 Me declaro contra esos profetas que cuentan sueños mentirosos; que con sus mentiras y habladurías hacen que mi pueblo se extravíe. Yo no los he enviado ni les he dado orden alguna, así que son incapaces de ayudar al pueblo. Yo, el Señor, lo afirmo.” (Jer. 23:28-32). (Acotaciones nuestras).
O lo que es lo mismo, que Su palabra y en boca de Sus “enviados”, tiene efecto y deja huella de su paso en las personas; todo lo contrario a lo que estamos observando en nuestros días, donde nadie en absoluto y por diversas circunstancias, hace el más mínimo caso de la predicación de los innumerables “profetas” existentes hoy en día. Según Jehová, profetas que Él “no ha enviado”, manteniéndose por lo tanto la máxima antes expuesta en el sentido de que “si no hay comisión divina, no puede haber obra divina” y por tanto, manifestaciones de poder del espíritu santo. Y es que de lo que nos está hablando la Biblia en Mat. 24:14, es de una predicación mundial persona a persona y por medio de unos agentes debidamente reconocidos como representantes legales de Jehová, mediante las obras poderosas (a modo de tarjeta de presentación) que les será permitido llevar a cabo, como se nos dice de los “dos testigos” de Rev. 11:3-6 y personajes, dicho sea de paso, que serán elegidos de entre cristianos de hoy en día y que tengan las debidas cualidades espirituales requeridas por Jehová…… y que habrá una inmensa cantidad de personas que les apoyarán en su comisión y sin necesidad de ser “ungidos”, lo prueba el contenido de la profecía de Joel 2:28-29 y refrendada por el apóstol Pedro en Hech. 2:17-18, en esta ocasión, según versión de la TLA:
“En los últimos tiempos les daré a todos de mi Espíritu: hombres y mujeres hablarán de parte mía; a los jóvenes les hablaré en visiones y a los ancianos, en sueños. 18 También en esos tiempos les daré de mi Espíritu a los esclavos y a las esclavas, para que hablen en mi nombre.”
Eso es, que el Altísimo haría una manifestación de su espíritu santo de mucho más calado que en el I siglo y que abarcaría no solo a unos pocos (como ocurrió en ese tiempo), en este caso al resto “ungido” por aparecer y prefigurado por los mencionados “dos testigos” de Rev. 11:3, sino también a todos aquellos que colaboren con estos en llevar adelante dicha comisión, como se desprende de la parábola de “las ovejas y las cabras” de Mat. 25:31-46 y de la que ya en su momento les hablamos……y de ahí, que solo se precisen tres años y medio o 1.260 días, para abarcar el planeta entero. Pero fíjense que lo que se nos dice en ese pasaje que recién hemos leído, es que esas personas hablarán de “parte suya” o en su nombre y algo que, como en el I siglo, quedará probado por los hechos poderosos que dicho espíritu santo les permitirá llevar a cabo y cómo no puede ser de otra manera; y dado que de momento y por mucho que lo afirmen, nadie puede probar que ha sido comisionado por Jehová mediante el llevar a cabo dichas obras del espíritu santo, ninguna organización religiosa aquí en la tierra puede probar que ha sido comisionada por el Altísimo para representarle por medio de sus pastores o como quieran llamarles, eso es, el hablar “en su nombre”…… por lo que eso que nos cuentan, no son más que “fantasías engañosas” y como hemos leído en la profecía de Jeremías.
Por lo tanto, cuando se les acerque alguno de esos supuestos “hijos de Dios” que se identifican a sí mismos como “ungidos” y que les hablan de un rapto, o que si usted se bautiza en nombre de Cristo será aceptado para reinar con él, o que el reino de Dios ya fue instaurado en el cielo en 1.914, etc. etc. etc., sepan que les están mintiendo; y si quieren convencerse de que ello es como se lo decimos, hagan una simple prueba: exíjanles que les muestren sus “credenciales” como “enviados” de Dios, eso es, alguna manifestación del poder del espíritu santo obrando en uno. Recuerden que acabamos de leer en Joel, que todos los que vengan en Su Nombre, podrán demostrarlo mediante las obras milagrosas que llevarán a cabo y que les identificará como Sus “enviados”…… al menos, eso es lo que corroboró Jesús con sus palabras en Mar. 16:15-20:
“Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen las buenas nuevas a toda la creación. 16 El que crea y sea bautizado será salvo, más el que no crea será condenado. 17 Además, estas señales acompañarán a los que crean: Mediante el uso de mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas; 18 y con las manos tomarán serpientes y si beben algo mortífero, no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y estos sanarán”.
19 Entonces el Señor Jesús, después de haberles hablado, fue tomado arriba al cielo y se sentó a la diestra de Dios. 20 Por consiguiente, ellos salieron y predicaron por todas partes, mientras el Señor obraba con ellos y apoyaba el mensaje por las señales que acompañaban a este.”
Señales que obraban como “credencial” de estar uno representando al Soberano del Universo, Jehová Dios, pues esto es lo que siempre ha hecho Este: cuando a comisionado a alguna persona para hacer algo y la Biblia está llena de ejemplos de ello, siempre la ha dotado de los poderes necesarios para llevarla a cabo…… de no ocurrir así en ese momento ya cercano de iniciar la gran predicación de Mat. 24:14, las palabras que acabamos de leer serían mentira. Sin embargo, nos encontramos con la contradicción de que esos supuestos “ungidos” actuales, nos dicen que a día de hoy ya no son necesarias manifestaciones poderosas para demostrar uno su condición de enviado de Dios y con lo que están llamando mentiroso al propio Hijo de Este, Jesucristo…… luego la pregunta es ¿a quién se cree usted? Si se cree a Jesucristo, lo primero que tiene que hacer en salirse de ese entramado infecto de religión falsa que es la “cristiandad” en toda su extensión, pues este es el mandato divino:
“Y oí otra voz procedente del cielo decir: “Sálganse de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados y si no quieren recibir parte de sus plagas”.” (Rev. 18:4).
Y con la particularidad, de que estas palabras son muy usadas por los TJ (lo sabemos por experiencia) para hablarle de la necesidad de salirse de la religión “falsa” en la que usted está encuadrado y sin darse cuenta de que ellos también se encuentran en semejante situación de peligro, pues la organización a la que pertenecen y de la que se les ha contado la “milonga” de que es la “verdadera” (encima van y se lo creen), resulta ser tan falsa como todas las demás…… y ahí están los hechos que lo demuestran. Recordemos por otra parte y para apoyar nuestra afirmación, que esta secta también tienen sus propios “ungidos” y que tampoco pueden demostrar dicha condición de forma alguna; es más, fueron estos mismos “ungidos” y miembros de su famoso “Cuerpo Gobernante”, órgano de dirección del que emanan todas las enseñanzas o “alimento espiritual” que reciben los TJ, los que en la revista conocida como La Atalaya (órgano oficial de adoctrinamiento) del año 1.981 y en su número del 15 de Julio, pág. 29, afirmaron lo siguiente con relación a sus constantes cambios de rumbo y bajo el suave planteamiento “¿Por qué ajustes en el entendimiento?”…… pero veamos lo que dijeron:
“El “esclavo” no está bajo inspiración divina; más bien, continúa escudriñando las Escrituras y examinando detenidamente los acontecimientos mundiales, así como la situación en que se encuentra el pueblo de Dios, a fin de entender el cumplimiento progresivo de las profecías bíblicas (eso es, que “levantan la cola al burro” y saben si es macho o hembra). Debido a limitaciones humanas, a veces puede haber un entendimiento incompleto o incorrecto de algún asunto que quizás requiera corrección más tarde.” (Obviamente, acotación nuestra).
Por lo que si esos personajes que dirigen a los TJ, resulta que “no están bajo inspiración divina” (y estamos hablando de una declaración de parte), por tanto sujetos a las “limitaciones humanas”, lo que hay que entender es que mienten como bellacos al afirmar que son miembros de la “clase ungida”, eso es, Hijos de Dios y por tanto “reyes” durante el milenio junto a Cristo. Y es que según nos cuentan, reinarán desde “el cielo” sobre su gran muchedumbre de “otras ovejas”, que serán sus súbditos aquí en la tierra; pero claro, ello se topa con lo que dijo Pablo en Rom. 8:14 y leído de su propia traducción bíblica:
“Porque todos los que son conducidos por el espíritu de Dios, estos son los hijos de Dios.”
Luego sí reconocen no estar bajo inspiración divina, eso es, que no son conducidos o guiados por el espíritu santo y que es lo que significa el “no estar bajo inspiración divina”, según las palabras de Pablo obviamente no son Hijos de Dios y por lo que está claro que Jehová no los está usando para nada, por lo que al igual que las demás organizaciones religiosas de la cristiandad, no son más que falsos profetas y contra los que el Altísimo dice estar. Sin embargo, sus adeptos y en el colmo del absurdo, a pesar de esa concluyente declaración de parte continúan con “la burra en el pesebre”, eso es, afirmando pertenecer a la religión “verdadera” y contribuyendo por tanto a expandir la mentira entre aquellas personas que les escuchan, lo que las hace culpables ante Dios de proclamar falsedades; y que no se crean esas personas que escaparán del juicio divino, pues esto es lo que dijo Jesús respecto de aquellas organizaciones religiosas que predican falsedades y de aquellos que se las creen y contribuyen a su expansión:
“En respuesta, él dijo: “Toda planta que mi Padre celestial no ha plantado será desarraigada. 14 Déjenlos. Guías ciegos es lo que son. Por eso, si un ciego guía a un ciego, ambos caerán en un hoyo”.” (Mat. 15:13-14).
MABEL
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