martes, 22 de abril de 2014

Las “Lunas de sangre”: ¿Casualidad…… o señales que anuncian “algo”?


Probablemente y a estas alturas de la “película”, ya estarán ustedes enterados de la aparición en nuestros cielos entre el 14 y el 15 de este actual mes de Abril, de la primera de una serie de cuatro “lunas rojas” y fenómeno astronómico conocido como “tétrada”, que se produce cuando nuestro satélite se sitúa dentro de la sombra (umbra) que proyecta la Tierra al interponerse entre el Sol y la Luna; en principio, este evento y que no es más que un eclipse lunar de los que los habrá habido por cientos a lo largo de la historia conocida (la mayoría parciales), se ha convertido casi en una singularidad por las circunstancias que concurren en el mismo: dicho fenómeno se producirá cuatro veces seguidas en dos años (de ahí lo de tétrada) y en las mismas fechas, en las que nuestro satélite y por efecto de la reflexión de la luz solar en nuestra atmosfera, adquirirá un acentuado color rojizo cuando entra en su “umbra” y lo que ha derivado en que se conozcan como “lunas de sangre”. A modo de curiosidad, digamos que la coincidencia de la "luna de sangre" con días festivos de la Pascua Judía sólo se ha producido dos veces en los últimos cinco siglos y en ambas ocasiones tenía que ver con Israel, pues estaba en juego la supervivencia de la nación: en 1949, con la guerra de independencia del país tras su proclamación como Estado el año anterior y en 1967, en la Guerra de los Seis Días…… será casualidad o no, pero estos son los hechos.

Por lo que debido a la “escandalera” que dicho evento ha levantado, nos hemos decidido a dar nuestra impresión sobre el particular, aunque no nos extendernos en asuntos técnicos en nuestro escrito; pues no solo no somos expertos en el tema, sino que además cada uno de ustedes tiene la posibilidad de averiguar con todo lujo de detalles en Internet sobre el caso y por lo que nosotros iremos a lo que nos interesa y que tiene que ver con lo que pueda significar dicho evento en nuestros tiempos. Porque es cierto que hemos dicho que no es más que un fenómeno astronómico y, aunque infrecuente, repetido en el tiempo…… pero no es menos cierto, sin embargo, que hay ciertas circunstancias que hacen de este suceso que vamos a vivir por espacio de dos años, algo tan extraordinario como sorprendente: las cuatro “lunas rojas” aparecerán precisamente en coincidencia con dos de las tres fiestas más grandes señaladas en el calendario hebreo y en el que se mueve Israel, como son la Pascua y la fiesta de los Tabernáculos (la otra sería el Pentecostés) de 2.014 y 2.015 y que para los judíos son el 5.774 y 5.775 respectivamente. Añadámosle a ello, el hecho de que entre el segundo y el tercero de esos cuatro eclipses lunares, está intercalado un eclipse total de Sol y también coincidente con otra celebración importante del pueblo de Israel, como es la del final del año hebreo y la entrada al nuevo año (la fiesta del Rosh Hashaná), eso es, un eclipse de Sol que demarcará el fin de 5.774 y el inicio del 5.775, correspondiente al 20 de Marzo de 2.015 de nuestro calendario gregoriano; y que para que no decaiga la fiesta, resulta que según los científicos de la NASA, los tres primeros eclipses de la tétrada se verán desde América y Oceanía (zona del Pacífico), mientras que solo el último y previsto para el 28 de septiembre de 2015 será perfectamente visible en toda Europa, por ende en Israel. Y por aquello de que “para que falte, más vale que sobre” dicho eclipse coincidirá con un máximo acercamiento de nuestro satélite con la Tierra y por lo que lo que se verá desde Jerusalén, será una grandiosa y espectacular “luna roja”…… ¿coincidencias o “señales”?

Bien, nosotros no lo sabemos a ciencia cierta y por lo que evitaremos el pronunciarnos, pero lo que sí que nos atrevemos a decir es que la cosa es como mínimo sorprendente, pues todo apunta a que aquí está pasando algo raro…… y es que como diría nuestro amigo el castizo “tantas casualidades nos confunden”. Porque claro, cuando tenemos en cuenta que la Biblia señala directamente a Israel como el referente de Dios (Dan. 9:24) sobre las cosas que tienen que ver con la humanidad (o dicho en otras palabras, Israel es el reloj profético de Jehová) y que, por otra parte, estamos hablando de fenómenos astronómicos coincidentes con fiestas judías, uno no puede sustraerse de pensar que algo se nos podría estar queriendo decir. Y es que siendo cierto que durante los sucesos mencionados de los años 1.949 y 1.967 en Israel, también ocurrieron otros eventos en distintos lugares del mundo, no es menos cierto y como ya hemos mencionado, que nuestra atención debe de estar dirigida a lo que sucede en Israel, a tenor de lo que leemos en el pasaje de Dan. 9:24 señalado:

Hay setenta semanas (de años) que han sido determinadas sobre tu pueblo (Israel) y sobre tu santa ciudad (Jerusalén), para poner fin a la transgresión y para acabar con el pecado, para hacer expiación por el error, para introducir la justicia para tiempos indefinidos y para imprimir un sello sobre visión y profeta (eso es, el cumplimiento íntegro de todas las profecías) y para ungir el Santo de los Santos.” (Acotaciones nuestras).

Fijémonos en que ese período de tiempo que nos tendría que conducir al reino de Dios, tenía que ver con Israel y su santa ciudad Jerusalén y no con el resto de las naciones del planeta; lo que deja muy claro que lo que ocurra en esa nación nos tiene que mantener alerta al resto de la humanidad, eso es, que todas las cosas que ocurran en el mundo y que estén relacionadas con esa nación, como la coincidencia de esos eventos astronómicos mencionados con las festividades de dicho pueblo, tienen que ponernos en alerta ante posibles sucesos que se puedan producir…… máxime cuando en las Escrituras leemos lo siguiente y que citamos como fundamento sobre el que estructurar nuestro tema:

Y Dios pasó a decir: “Llegue a haber lumbreras en la expansión de los cielos para hacer una división entre el día y la noche; y tienen que servir de señales y para estaciones y para días y años. 15 Y tienen que servir de lumbreras en la expansión de los cielos para brillar sobre la tierra”. Y llegó a ser así. 16 Y Dios procedió a hacer las dos grandes lumbreras, la lumbrera mayor para dominar el día y la lumbrera menor para dominar la noche y también las estrellas. 17 Así las puso Dios en la expansión de los cielos para brillar sobre la tierra 18 y para dominar de día y de noche y para hacer una división entre la luz y la oscuridad. Entonces vio Dios que era bueno. 19 Y llegó a haber tarde y llegó a haber mañana, un día cuarto.” (Gén. 1:14-19).

Según este pasaje, siempre y cuando nuestro análisis del mismo sea el correcto, el Sol y la Luna están para alumbrar al ser humano y hacer una división entre la luz y la oscuridad (vs. 17-18)…… sin embargo, no podemos pasar por alto lo que se nos dice en el verso 14: aparte de dividir el día y la noche, tendrían que servir como “señales” para estaciones, días y años; añadamos el dato y para acabar de entender lo que estamos leyendo del pasaje transcrito, que la palabra hebrea para “estaciones”, significa también “fechas señaladas” o “solemnidades”. Que ello es así, queda corroborado por la interpretación que de esa palabra del verso 14 hacen algunas versiones de la Biblia como, por ejemplo, las siguientes que citamos:

BJ: “Dijo Dios: «Haya luceros en el firmamento celeste, para apartar el día de la noche y valgan de señales para solemnidades, días y años.”

DHH: “Entonces Dios dijo: «Que haya luces en la bóveda celeste, que alumbren la tierra y separen el día de la noche y que sirvan también para señalar los días, los años y las fechas especiales.”

PDT: “Después Dios dijo: «Que haya luces en el firmamento del cielo, para poder así separar el día de la noche y para que sirvan para señalar los días, los años y las festividades.”

SB: “Dijo Dios: "Haya luceros en el firmamento celeste, para apartar el día de la noche y valgan de señales para solemnidades, días y años.”

Luego confirmado en principio dicho extremo, fijémonos en que el común denominador en este pasaje de Gén. 1:14, es que una de las misiones de dichas lumbreras era la de “señalar” algo, eso es, que por medio de algo que sucedería en ellas se anunciarían sucesos o acontecimientos a ocurrir en la corriente del tiempo…… lo que nos lleva hasta la profecía de Joel 2:28-31 y proyectada hacia el final de los tiempos:

Y después de eso tiene que ocurrir que derramaré mi espíritu sobre toda clase de carne y sus hijos y sus hijas ciertamente profetizarán. En cuanto a sus viejos, sueños soñarán. En cuanto a sus jóvenes, visiones verán. 29 Y aun sobre los siervos y sobre las siervas derramaré en aquellos días mi espíritu.

30 Y ciertamente daré portentos presagiosos en los cielos y en la tierra, sangre y fuego y columnas de humo. 31 El sol mismo será convertido en oscuridad y la luna en sangre, antes de la venida del día de Jehová, grande e inspirador de temor.”

Por lo que si leemos el pasaje correctamente, vemos que lo que se nos anuncia son “portentos presagiosos” en el cielo, por una parte y “sangre, fuego y columnas de humo” en la Tierra por otra y lo que vendría a ser el equivalente de situación calamitosa en esta, eso es, violencia, guerra y terribles desastres naturales, como terremotos, inundaciones, brutales sequías, pavorosos incendios, misteriosos socavones que aparecen de repente, etc. etc. y que es lo que estamos viendo hoy en día a nuestro alrededor. Y que esta profecía aplicaría fundamentalmente en el final de los tiempos, queda claro por la forma en que la aplicó el apóstol Pedro cuando esta tuvo un primer cumplimiento en el Pentecostés de 33 E.C y en donde encontramos el siguiente matiz:

Y en los últimos días -dice Dios- (eso no está en la profecía de Joel) derramaré algo de mi espíritu sobre toda clase de carne y sus hijos y sus hijas profetizarán y sus jóvenes verán visiones y sus viejos soñarán sueños; 18 y aun sobre mis esclavos y sobre mis esclavas derramaré algo de mi espíritu en aquellos días y profetizarán (o predicarán). 19 Y daré portentos presagiosos en el cielo arriba y señales en la tierra abajo, sangre y fuego y neblina de humo; 20 el sol será convertido en oscuridad y la luna en sangre antes que llegue el grande e ilustre día de Jehová.” (Hech. 2:17-20). (Acotaciones nuestras).

Entonces y partiendo del hecho de que no hay constancia de que la segunda parte de dicha profecía (vs. 19-20) se cumpliera en el primer siglo, parece quedar claro que los sucesos predichos y como indicó Pedro, tendrán que ocurrir en nuestros tiempos; y dado que las “señales en la tierra” ya las tenemos identificadas (“sangre, fuego y neblina de humo”, o sea y como ya hemos apuntado, violencia y destrucción de todo tipo), pues estas están ocurriendo desde hace tiempo, solo podemos entender que los “portentos presagiosos” anunciados para el cielo y que complementarían a los mencionados sobre la Tierra, tendrían que ver con sorprendentes fenómenos astronómicos como los que estamos enfrentando y que tuvieron su inicio el 14/15 de este mes de Abril de 2.014, con la aparición de la primera de las “lunas rojas” de una serie de cuatro. Y fíjense además, que en las palabras de ambos personajes (Joel y Pedro) se nos advierte de que dichos sucesos y en conjunto, ocurrirían antes de la llegada el “gran día” de Jehová, eso es, la “gran tribulación” y a ocurrir durante la segunda parte de la profética semana 70 de Dan. 9:27; lo que nos lleva y volviendo a esos versos 19 y 20 parafraseados por Pedro de la profecía de Joel, a las palabras de Jesús que se registran en Luc. 21:25-28 y en donde, efectivamente, se nos habla de la confluencia en el tiempo de una situación de conflicto extremo en la Tierra con los mencionados sucesos astronómicos y pasaje en el que leemos como sigue:

También, habrá señales en el sol y en la luna y en las estrellas y sobre la tierra angustia de naciones, por no conocer la salida a causa del bramido del mar y de su agitación, 26 mientras que los hombres desmayan por el temor y la expectación de las cosas que vienen sobre la tierra habitada; porque los poderes de los cielos serán sacudidos. 27 Y entonces verán al Hijo del hombre viniendo en una nube con poder y gran gloria. 28 Pero al comenzar a suceder estas cosas, levántense erguidos y alcen la cabeza, porque su liberación se acerca.”

Es obvio que entre estas “señales” del Sol concretamente y aparte de ese mencionado eclipse solar tan estratégicamente situado entre la segunda y la tercera “luna de sangre”, habría de mencionarse la inusitada actividad del astro rey en ese final de ciclo solar en el que ha estado inmerso y que aún tiene sorprendidos a los científicos, que no saben que es lo que realmente está pasando en nuestra estrella. Pero es cierto que alguien nos podría señalar que no se cumple lo de las señales “en las estrellas” del verso 25…… pero no es menos cierto que a quién diga esto se le pasa algo por alto; y es que por estrella se entiende, no solo los soles que contemplamos en nuestra galaxia, sino cualquier objeto que esté situado en el espacio y que en cualquier momento determinado brille, como puede ser un meteorito (de ahí, figurativamente, lo de “lluvia de estrellas” cuando caen masivamente). Y lo que está claro en este aspecto, es que incluso los astrónomos están desconcertados por lo gran cantidad de misteriosas “bolas de fuego” avistadas en todo el mundo y de las que se desconoce su origen, pues mientras unos afirman que nos encontramos ante la de caída de “chatarra espacial”, eso es, restos de satélites artificiales, otros lo niegan y afirman que se trata de meteoritos de más o menos tamaño que se nos vienen encima con una frecuencia inusitada, como el que cayó en la ciudad rusa de Cheliabinsk en los Urales y que dejó más de mil heridos y pérdidas materiales por valor de treinta millones de dólares, o como el del pasado día 19 de este mes de Abril, en que nos desayunábamos con la noticia de que otro meteorito cayó cerca de la ciudad también rusa de Murmansk, cercana a la frontera con Finlandia…… y ello sin contar, la innumerable cantidad de ellos que han caído en lugares desiertos o en el mar y detectados en la NASA por las explosiones que producen a su entrada en la atmosfera terrestre.

Pero volviendo al tema de las “lunas rojas”, tenemos y como ya hemos señalado, que siempre que ha ocurrido dicho fenómeno astronómico coincidiendo con fiestas de Israel, han ocurrido sucesos importantes en el devenir de esta nación; pero siendo el caso que hoy nos ocupa un tanto peculiar. Y es que en esta ocasión, lo inusual no radica tanto en la ocurrencia del hecho en sí mismo y en su coincidencia con señaladas festividades judías, sino por la circunstancia de que este fenómeno astronómico y en la misma secuencia en la que se va a producir, no se volverá a repetir en aproximadamente 500 años, según los expertos…… y lo que hace del mismo algo a lo que prestar atención de una manera muy especial, pues no sería descartable la posibilidad de que realmente nos encontremos antes “señales” que nos adviertan de que algo va a suceder . No pasemos por alto el hecho de que cuando Jesús estuvo aquí en la tierra y en una de las muchas “trifulcas” que mantuvo con los escribas y fariseos, les hizo notar lo siguiente y según la versión DHH:

Los fariseos y los saduceos fueron a ver a Jesús y, para tenderle una trampa, le pidieron que hiciera alguna señal milagrosa que probara que él venía de parte de Dios. 

2 Pero Jesús les contestó: «Por la tarde dicen ustedes: “Va a hacer buen tiempo, porque el cielo está rojo”; 3 y por la mañana dicen: “Hoy va a hacer mal tiempo, porque el cielo está rojo y nublado.” Pues si ustedes saben interpretar tan bien el aspecto (o señales) del cielo (por medio de acontecimientos normales en este), ¿cómo es que no saben interpretar las señales de estos tiempos? 4 Esta gente malvada e infiel pide una señal milagrosa; pero no va a dársele más señal que la de Jonás.” (Mat. 16:1-4). (Acotaciones nuestras).

O sea, que lo que aquí se nos dice realmente, es que a aquellas personas no se les daría una señal adicional o especial, sino que tenían que conformarse con lo que estaba a su alcance en esos momentos como era la “señal de Jonás”, eso es, el estar tres días y tres noches en lo profundo. Luego lo que parece que se nos está diciendo a nosotros, es que tampoco se nos dará una señal específica que marque el regreso de Jesucristo, sino que también tenemos que echar mano de lo que está a nuestro alcance y como son los signos de los tiempos…… lo que nos llevaría a unas señales que Jesús nos dio en Mat. 24:29 y en donde leemos así:

Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días el sol será oscurecido y la luna no dará su luz, las estrellas caerán del cielo y los poderes de los cielos serán sacudidos.”

Y entendiendo por “la tribulación de aquellos días” en este pasaje, los sufrimientos actuales y que la humanidad lleva padeciendo por siglos; por otra parte y bíblicamente, dichos “poderes de los cielos” hacen referencia a gobernación humana y que es lo que estamos viendo a día de hoy, en el sentido que los gobiernos son incapaces de encontrar una solución a las tremendas dificultades por las que pasa la humanidad y de ahí, las palabras de Lucas en el sentido de que “sobre la tierra angustia de naciones, por no conocer la salida” a tanta dificultad (Luc. 21:25). Luego todo considerado y tomando en cuenta las palabras de Jesús en Mat. 16:1-4, habría que pensar que estos sucesos por acontecer y tomados en su conjunto, no son señales expresamente puestas ahí como una advertencia o anuncio al “personal” para determinar el momento del regreso de Jesucristo, sino que lo que se nos está diciendo es que dicho regreso se produciría cuando se produjeran determinados acontecimientos en el firmamento y coincidentes en el tiempo con lo que ocurriera sobre la Tierra, lo cual es muy diferente. Porque no tener eso en cuenta no contribuye más que a confundir al “respetable”, pues este alega que dichos fenómenos son propios del movimiento estelar y siempre han existido, así como que en la tierra siempre han habido épocas más críticas que otras y lo cual sería cierto, por lo que no estaríamos más que ante una simple casualidad…… pero no: lo que se nos está diciendo es que cuando sean coincidentes ambas situaciones en el tiempo, las astronómicas con las de un grave deterioro en la situación en la Tierra (nunca esta ha estado tan al borde de la auto-aniquilación), en ese momento es en el que se iniciarían los acontecimientos que derivarían en el regreso de Jesucristo; eso es, el comienzo de la profética semana 70 de Dan. 9:27. Porque si analizamos lo que sigue a continuación de Mat. 24:29 y que ya hemos leído, vemos que es esto:

Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días el sol será oscurecido y la luna no dará su luz, las estrellas caerán del cielo y los poderes de los cielos serán sacudidos. 30 Y entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre y entonces todas las tribus de la tierra se golpearán en lamento y verán al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria. 31 Y él enviará sus ángeles con un gran sonido de trompeta y ellos reunirán a los escogidos de él desde los cuatro vientos, desde un extremo de los cielos hasta su otro extremo.” (Mat. 24:29-31).

Y ese reunir de los siervos de Dios, sabemos que se produce en la primera mitad de dicha semana 70 de Daniel y por lo que estaríamos hablando de una secuencia correlativa en el tiempo, de los sucesos que estamos contemplando e iniciados el 14/15 de Abril del año en curso, con los prolegómenos del establecimiento del reino de Dios en la tierra y de lo que se nos habla precisamente en Rev. 7:1-3:

Después de esto vi a cuatro ángeles de pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, reteniendo los cuatro vientos de la tierra, para que no soplara viento alguno sobre la tierra ni sobre el mar ni sobre ningún árbol. 2 Y vi a otro ángel que ascendía del nacimiento del sol, teniendo un sello del Dios vivo; y clamó con voz fuerte a los cuatro ángeles a quienes estaba concedido hacer daño a la tierra y al mar 3 y dijo: “No hagan daño a la tierra ni al mar ni a los árboles (inicio de la “gran tribulación”), hasta después que hayamos sellado en la frente a los esclavos de nuestro Dios”.” (Acotación nuestra).

Por lo que se podría decir y recurriendo una vez más a nuestro amigo el castizo, aquello de que “cuando el rio suena, agua o piedra lleva”; porque, repetimos, sin pronunciarnos sobre el tema (aunque sí tenemos una opinión formada), lo que sí es cierto es que nos encontramos ante demasiadas “casualidades”. Luego lo que les recomendamos, es que busquen toda la información que puedan y con la Biblia en la mano, contrástenla con lo que nosotros les hemos dicho y saquen sus propias conclusiones…… y que para ayudarles, ahí les dejamos un dato: lo que está ocurriendo hoy en el mundo (básicamente dentro del cristianismo), se ajusta al milímetro con las siguientes palabras de Jesús:

Porque así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre. 38 Porque como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, los hombres casándose y las mujeres siendo dadas en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca; 39 y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos, así será la presencia del Hijo del hombre.” (Mat. 24:37-39).

Y es que la gente está tan absorta en sus asuntos cotidianos, que no prestan ninguna atención a las cosas de Dios, por lo que les ocurre como a los escribas y fariseos del día de Jesús: saben distinguir las “señales de los cielos”, pero pasan por alto las “señales de los tiempos”.

MABEL

No hay comentarios:

Publicar un comentario