lunes, 25 de enero de 2016

¿Qué versión bíblica es la que traduce correctamente el texto de Mat. 8:22...... y por qué?


Uno de los problemas que nos encontramos aquellos que intentamos explicar a otros acerca del contenido de las Escrituras, es el de escoger los textos adecuados para sostener nuestros planteamientos y con lo que no estaríamos hablando de un tema menor; en primer lugar, porque hay algunos de los cuales que parecen no tener sentido y, en segundo lugar, porque no todas las traducciones bíblicas que tenemos a nuestro alcance vierten un mismo mensaje con la misma fraseología…… eso es, que una misma idea puede estar expuesta con diferentes términos y lo que lleva a algunos “quisquillosos” y ante la falta de fundamentos bíblicos para afrontar cuestiones de mayor enjundia, a “adornarse” señalando esas nimiedades o, como nos dice 1Tim. 6:3-5, a entrar en estériles debates acerca del significado de “palabras”:

Si alguno enseña otra cosa y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo y a la doctrina que es conforme a la piedad, 4 está envanecido, nada sabe y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, 5 disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad (eso es, del correcto entendimiento escritural), que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales.” (RV 1960). (Acotación nuestra).

Entre estos se cuenta ese siseante e incapaz personaje que responde al nombre de Apologista Mario Olcese, que ha hecho del criticar “palabras” de algunos pasajes contenidos en la TNM de los Testigos de Jehová (por lo visto todas las demás traducciones son “canela en rama” para él), la razón de ser de toda su línea editorial y contrastando los pasajes en las que dichas palabras aparecen, con el resto de traducciones bíblicas y ello, repetimos, a falta de un mínimo de recursos escriturales para emprender tareas mayores como, por ejemplo, el rebatir los planteamientos que en este blog se exponen y totalmente contrarios a sus disparatadas “enseñanzas”…… cuando resulta que lo importante no es el término usado por las distintas versiones en un determinado texto, sino si lo que se dice en el mismo y en la versión que estamos usando, expone la idea con la debida corrección, eso es, ajustada al contexto que la envuelve.

El pasaje que vamos a analizar, incluye esos dos puntos dificultosos antes señalados y que son, como hemos dicho, un texto algo incomprensible para los no iniciados y un término en determinado texto que, en el caso que nos ocupa, la TNM difiere del resto de traducciones; pero veamos en primer lugar, qué es lo que se lee en ese pasaje de Mat. 8:22, ya colocado en su contexto natural:

Entonces otro de los discípulos le dijo: “Señor, permíteme primero ir y enterrar a mi padre”. 22 Jesús le dijo: “Continúa siguiéndome y deja que los muertos entierren a sus muertos”. 23 Y cuando hubo subido en una barca, le siguieron sus discípulos.”

Luego empecemos por analizar el primer obstáculo y que tiene que ver con el entender un texto que en principio parece contradictorio para los no entendidos, en el caso que nos ocupa por esa frase relativa a que “los muertos entierren a sus muertos”, porque ¿a qué se estaba refiriendo Jesús, con esas palabras? Para poder comprender la idea que se nos quiere transmitir, no tenemos más remedio que recurrir a la propia Biblia y que se interpreta a sí misma (siempre y cuando uno la entiende ¡claro!, circunstancia que no se da en el caso del personaje que nos ocupa), para que sea esta la que nos diga de qué o de quién, nos estaba hablando Jesús; para ello recurriremos a las palabras del apóstol Pedro, que entendió perfectamente la idea y que en su momento también se expresó en parecidos términos:

De hecho, con este propósito las buenas nuevas fueron declaradas también a los muertos, para que fueran juzgados en cuanto a la carne desde el punto de vista de los hombres, pero vivieran en cuanto al espíritu desde el punto de vista de Dios.” (1 Ped. 4:6).

Está claro entonces que Pedro tampoco se refiere a muertos literales en ese pasaje, lo cual no tendría sentido ya que a un muerto literal no se le pueden declarar buenas nuevas ni, por supuesto, puede este enterrar a otro muerto. Pero veamos ahora, si el apóstol Pablo y que a nuestro entender, fue el que más correctamente capto la idea de los conceptos divinos, nos puede aportar un poco más de luz al asunto:

Además, a ustedes (las personas vivas a las que se dirigía) Dios los vivificó aunque estaban muertos en sus ofensas y pecados……” (Efe. 2:1 y 5; vea también Col. 2:13). (Acotación nuestra).

Por lo que queda claro, que esos “muertos” a los que se hace mención eran personas físicamente vivas, pero “muertas” a los ojos de Jehová, como directa consecuencia del pecado heredado; luego lo que estaba haciendo Jesús en ese texto de Mat. 8:22, era poner en evidencia la condición como de “muertas” a los ojos de Dios de aquellas personas que pasan por alto o rechazaran el contenido de Su Palabra, eso es, que anteponen las cosas cotidianas a lo que es verdaderamente importante, como es el ser seguidor de Jesucristo y con todas sus consecuencias…… resumiendo: los “muertos” que enterraban muertos, eran personas físicamente vivas, pero muertas a los ojos de Dios, a menos que se acogieran al rescate proveído por Este y que implicaba el ejercer fe en el sacrificio de Su Hijo, como de todos es conocido (Juan 3:16).

Esperando haber dejado el primer obstáculo solventado, pasemos al segundo y que tiene que ver con los distintos términos empleados en pasajes paralelos entre distintas traducciones y que repetimos, es “peccata minuta”, si el término usado se apega al sentido de lo que el contexto indica. Es cierto que en el pasaje señalado y como apunta el Sr. Olcese casi al final de su exposición (m. 6 de grabación), no es lo mismo decir “sígueme”, que “continúa siguiéndome”, pero repetimos que en lo que hay que fijarse es en si el término usado se ajusta al contexto en el que se encuentra y como resulta ser en el caso en la TNM y no así en el resto de otras versiones. Porque lo correcto del término usado y en el caso que nos ocupa, quedaría determinado por el hecho de que el “discípulo” mencionado fuera alguien que ya estaba siguiendo a Jesús a donde este iba…… o no: si este ya era seguidor de Jesús, aplacaría el término “continúa siguiéndome”, mientras que de no ser así, el término procedente sería el de “sígueme”.

Y lo que el Sr. Olcese afirma, es que no estamos ante una persona que ya formaba parte del grupo de discípulos que acompañaban Jesús en sus desplazamientos, obviamente para apuntalar su argumento y lo que inevitablemente nos lleva a tener que averiguar a quién se consideraba un “discípulo” y que era lo que les caracterizaba…… no perdamos de vista el hecho de que dicho término es usado en los evangelios, por lo general, para identificar al grupo de seguidores más íntimos de Jesús y que le acompañaban en sus viajes evangelizadores y mucho antes de que escogiera a los doce apóstoles. Veamos por tanto, distintos pasajes que nos muestran el que Jesús desde un principio era acompañado en su tarea de evangelización por una corte de seguidores o discípulos y partiendo de la base de que lo que se nos dice acerca del que le hizo la petición a Jesús, es que era “otro de sus discípulos” (Mat. 8:21); pero veamos ya alguno de esos pasajes y que el más cercano lo tenemos en el verso 23 de ese mismo capítulo ocho de Mateo:

Y cuando hubo subido en una barca, le siguieron sus discípulos.”

Con lo que todo parece indicar, que los llamados discípulos, acompañaban a Jesús en sus viajes; veamos en todo caso, lo que el Hijo de Dios demandaba de ellos y la respuesta de estos a dicha demanda, en el caso del recaudador de impuestos mencionado en Luc. 5:27-28:

Ahora bien, después de estas cosas él salió y vio a un recaudador de impuestos de nombre Leví sentado en la oficina de los impuestos y le dijo: “mi seguidor”. 28 Y dejándolo todo atrás, él se levantó y se puso a seguirlo (o “le siguió”, o “le seguía”, según versiones). (Acotación nuestra).

De nuevo, todo parece indicar que los “discípulos” se caracterizaban por el acompañar a su “maestro” en sus desplazamientos; pero veamos este otro ejemplo y que nos habla en la misma dirección:

Andando a lo largo del mar de Galilea, vio a dos hermanos: Simón, a quien llaman Pedro y Andrés su hermano, que bajaban una red de pescar en el mar, pues eran pescadores. 19 Y les dijo: “Vengan en pos de mí y los haré pescadores de hombres”. 20 Abandonando en seguida las redes, le siguieron. 21 Al seguir adelante de allí también, vio a otros dos que eran hermanos: Santiago, hijo de Zebedeo y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, remendando sus redes y los llamó. 22 Ellos, dejando en seguida la barca y a su padre, le siguieron.” (Mat. 4:18-22).

Parece ser, entonces, por lo leído y dada la prontitud en que fue atendida la demanda, que lo que se esperaba de un “discípulo” de Jesús era que le siguiera a dónde fuera…… y recordemos que no estamos hablando de los doce apóstoles y que aparecieron después de los acontecimientos que estamos señalando; de hecho, lo cierto es que Jesús era acompañado por un número amplio de “discípulos” y como se nos confirma a continuación:

Más tarde sucedió que estuvo reclinado a la mesa en casa de este y muchos recaudadores de impuestos y pecadores estaban reclinados con Jesús y sus discípulos, porque había muchos de ellos y le seguían.” (Mar. 2:15).

No podemos pasar por alto, por otra parte, el hecho de que cuando se pronunció el famoso “sermón del monte” y como ha sido dado llamarle, las Escrituras hacen una perfecta distinción entre sus “discípulos” que le seguían y las “muchedumbres” que ocasionalmente se juntaban para escucharle:

Cuando vio las muchedumbres, subió a la montaña; y después que se sentó, vinieron a él sus discípulos; 2 y él, abriendo la boca, se puso a enseñarles, diciendo (……). Ahora bien, cuando Jesús terminó estos dichos, el efecto fue que las muchedumbres quedaron atónitas por su modo de enseñar; 29 porque les enseñaba como persona que tiene autoridad y no como sus escribas.” (Mat. 5:1-2; 28-29).

Luego queda claro que no eran lo mismo las “muchedumbres” que ocasionalmente le escuchaban y quedaban asombradas de lo que decía, que aquellos que le seguían de continuo en su recorrido por las distintas poblaciones que visitaba enseñando, como eran sus discípulos”; y queda también claro, que esos “discípulos” que en ese momento le seguían no eran los apóstoles, porque los ejemplos que les hemos mostrado fueron anteriores a la elección por Jesús de esos doce y elección que se produjo después de haber sido Juan “el bautizante” encarcelado…… que ello es así como se lo decimos, queda claro en el siguiente relato de Juan 3:22-24:

Después de estas cosas, Jesús y sus discípulos entraron en el país de Judea (luego es obvio que le seguían en sus desplazamientos) y allí pasó algún tiempo con ellos y bautizaba. 23 Pero Juan también estaba bautizando en Enón cerca de Salim, porque allí había una gran cantidad de agua y la gente seguía viniendo y bautizándose; 24 porque Juan todavía no había sido echado en la prisión.” (Acotación nuestra).

De hecho y sobre dicha circunstancia, se lee lo siguiente en Mar. 1:14-15:

Ahora bien, después que Juan fue arrestado, Jesús entró en Galilea, predicando las buenas nuevas de Dios 15 y diciendo: “El tiempo señalado se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado. Arrepiéntanse y tengan fe en las buenas nuevas”.”

O sea, que es a partir de ese momento de la detención de Juan, cuando comenzó su ministerio y procedió a escoger a sus doce “apóstoles” de entre aquellos discípulos que le seguían de continuo (Luc. 6:12-13) y que desde ese momento en adelante, ya fueron estos los únicos que le acompañarían…… extremo este que se deduce de lo que se lee en Mar. 3:13-15 y que es lo siguiente:

Y ascendió a una montaña y mandó llamar a los que quiso y ellos se fueron a donde él. 14 Y formó un grupo de doce, a quienes también dio el nombre de “apóstoles”, para que continuaran (pretérito imperfecto del verbo “continuar”, pues estamos hablando de personas que ya estaban con él antes de ser elegidos) con él y para enviarlos a predicar 15 y a tener autoridad para expulsar los demonios.” (Acotación nuestra).

Entonces y volviendo al tema que nos ocupa, queda claro que ese personaje que le pidió a Jesús que le permitiera el ir a “enterrar” a su padre (obviamente a cuidarlo hasta el momento de su cercana muerte), ya formaba parte de aquellos que en calidad de “discípulos” acompañaban a Jesús en sus idas y venidas y por lo que en ese pasaje objeto de análisis de Mat. 8:22 y situado en su contexto, la forma correcta de verterlo es como la hace la TNM:

Entonces otro de los discípulos (luego este se contaba entre aquellos que ya seguían a Jesús) le dijo: “Señor, permíteme primero ir y enterrar a mi padre”. 22 Jesús le dijo: “Continúa siguiéndome y deja que los muertos entierren a sus muertos”. 23 Y cuando hubo subido en una barca, le siguieron sus discípulos.” (Acotación nuestra).

Por lo que contrario a lo mantenido por ese “genio” de la teología, Apologista Mario Olcese, resulta que dicha traducción es la única que vierte el pasaje de forma correcta, siempre con respecto al contexto del mismo; porque la expresión “sígueme” que usan las restantes versiones bíblicas y que es la que defiende ese personaje, es el imperativo del verbo “seguir” y que marca el comienzo de una acción y que sería lo correcto en una persona que iniciara el discipulado en ese momento en el que nos coloca el pasaje…… mientras que la forma “continúa siguiéndome”, nos habla de una acción continuada en el tiempo y previa a las palabras de Jesús en Mat. 8:22, aplicable solo en una persona que ya fuera en ese momento “discípulo” (por tanto seguidor) de Jesús, como es en el caso que nos ocupa y extremo este que queda patente, por lo señalado en el pasaje de Mat. 8:21.

Tema aparte, es que de nuevo el personaje Apologista Mario Olcese incurre en el error criticado por Jesús a los líderes religiosos de su tiempo, de “colar el mosquito y tragar el camello” (Mat. 23:24); porque lo verdaderamente importante del mensaje en este pasaje analizado no está en lo correcto de la expresión usada en las respectivas traducciones bíblicas, bien sea esta “sígueme” o “continúa siguiéndome”, sino de lo necesario en el cristiano de no anteponer en su vida, cosa alguna que le aparte de seguir en las directrices de servicio que marcó Jesús y por muy importantes que estas nos parezcan: ésta es y no otra, la enseñanza fundamental que nos quiso transmitir Jesús con tan categórica respuesta. Luego lo que menos se podría esperar el Hijo de Dios, es que casi 2.000 años después de ese incidente, algunos estuvieran aun discutiendo si eran “galgos o podencos”, eso es, si lo importante es si Jesús dijo “sígueme”, o dijo “continúa siguiéndome”…… ¡no nos negarán, que ya tiene “bemoles” el asunto!

Todo considerado, con lo que nos topamos de nuevo es con la congénita ignorancia de un personaje que creyéndose el ombligo de la teología, no es más que un inepto intelectual y al que le queda como un guante el famoso “dicho” español de “Como el maestro Ciruela, que no sabía leer y puso escuela”; de ahí, que la realidad sea totalmente la contraria de lo que nos plantea ese personaje: el error no está en la TNM, sino en el resto de traducciones…… aunque parezca mentira.

MABEL


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