martes, 28 de junio de 2016

Cuando usted se mira al espejo…… ¿qué es lo que ve?


Probablemente el objeto más utilizado del mundo, es el espejo; y si no se lo creen, calculen las horas que las mujeres permanecen ante él…… ello sin contar, las miradas de reojo cuando van por la calle y pasan ante un escaparate, puerta acristalada o cualquier mural que sea capaz de reflejar una imagen (lo de los hombres lo dejaremos estar, por aquello de “no hacer sangre”); además, toda persona un poco informada sabe que los descubridores españoles del llamado “nuevo mundo” se hicieron prácticamente de oro, cambiando este noble metal por pequeños pedazos de espejo con los nativos del nuevo continente que “flipaban” al verse por primera vez a sí mismos al ser reflejados en el dichoso “espejito”, especialmente las féminas, claro. Recordemos, por otra parte, el protagonismo del espejo en el cuento de los hermanos Grimm (Jacob y Wilhelm) llevado al cine por Walt Disney con el título “Blancanieves y los siete enanitos”; por lo que volviendo a la idea inicial, podríamos afirmar sin miedo a equivocarnos, que mujer y espejo son realmente términos consustanciales…… algo de lo que los hombres disfrutamos (justo es reconocerlo), al ver los excelentes resultados que se derivan de tanto estar ante el “espejito” de marras.

Pero no es de eso de lo que vamos a tratar, sino de algo más profundo y que tiene que ver con el ser interior, que pocas veces tiene que ver con la imagen que nos devuelve un espejo…… o al menos eso es lo que debiera de ser, fundamentalmente entre aquellas personas que confiamos en las promesas de Dios y en el poder de Este para hacernos poderosos; recordemos al respecto, unas palabras del profeta Isaías y que iremos repitiendo a lo largo de este escrito:

Está dando poder al cansado; y hace que abunde en plena potencia el que se halla sin energía dinámica. 30 Los muchachos se cansan y también se fatigan y los jóvenes mismos sin falta tropiezan, 31 pero los que estén esperando en Jehová recobrarán el poder. Se remontarán con alas como águilas. Correrán y no se fatigarán; andarán y no se cansarán.” (Isa. 40:29-31).

Es cierto que los “achuchones” que nos da la vida nos amilanan un poco, al igual y usando un símil taurino, que el toro más bravo al ser “picado” (“suerte de varas” le llaman) y sufrir la “suerte” de banderillas, le llega ya medio muerto al torero que tiene a su cargo la “suerte” de matar (no entendemos el porqué de la expresión “suerte” en todo este entorno, porque maldita la gracia que le hará al pobre animal tanta “suerte”), a nosotros también las peripecias de la vida nos restan fuerzas, ilusión, esperanza, etc. Pero siendo todo eso cierto, la cuestión radica en cómo nos vemos cuando nos miramos al espejo: si vemos a la persona que ha resultado de los infortunios de la vida, o más bien vemos a la persona que esperamos ser en un futuro…… y todo depende del espejo en el que uno se mire; porque si hablamos del espejo del baño y ante el que nos aseamos cada mañana, este nos reflejará la dura realidad a menos, eso sí, que le echemos un poco de imaginación al asunto.

Y para echarle esa imaginación, tenemos que vivir cada día con la ilusión que genera el futuro que nos aguarda a aquellos que confiamos en las promesas de Dios; porque no solo lo que se nos promete, es un futuro de paz, perfección (física y mental), así como la posibilidad de vivir eternamente y lo que nos tendría que hacer ver nuestras actuales circunstancias, como simples situaciones pasajeras y que nunca más volverán a repetirse, sino que se nos explica que está en nuestras manos el ganarnos tan feliz porvenir. Pero antes de continuar en este tema, veamos algunas de las bendiciones de las que disfrutaremos en ese futuro que nos aguarda; y es que si usted está enfermo en este momento, “disfrute” de ello por que llegará el tiempo en que nadie sabrá qué es eso de estar enfermo:

Y ningún residente (ya dentro del reino de Dios) dirá: “Estoy enfermo”. La gente que more en la tierra constará de los que habrán sido perdonados por su error.” (Isa. 33:24). (Acotación nuestra).

O si usted es una persona que se ve aquejada por los estragos causados por la vejez (en esas estamos aquí los “mendas” autores de este blog), sepa que a no tardar eso será cosa del pasado y por tanto, circunstancia desconocida para las venideras generaciones:

Que su carne se haga más fresca que en la juventud; que vuelva a los días de su vigor juvenil.” (Job 33:25).

Si por el contrario, le da un poquitín de “repelús” la idea de la muerte (¡y a quién no!), consuélese con la siguiente promesa que hallamos en Isa. 25:7-8:

Y en esta montaña (eso es, ya dentro de los límites del reino milenario de Dios) él ciertamente se tragará la cara de la envoltura que está envuelta sobre todos los pueblos y la obra tejida que está entretejida sobre todas las naciones (eso es, la muerte). 8 Porque Él realmente se tragará a la muerte para siempre (es decir, que ésta como tal dejará de existir) y el Señor Soberano Jehová ciertamente limpiará las lágrimas de todo rostro.” (Acotaciones nuestras).

Y ese limpiar “las lágrimas de todo rostro”, tiene que ver también con el reparar la pérdida más dolorosa que sufre el ser humano: la desaparición en la muerte de un ser querido:

Tus muertos vivirán. Cadáver mío... se levantarán. ¡Despierten y clamen gozosamente, residentes del polvo (los muertos)! Porque tu rocío es como el rocío de malvas y la tierra misma dejará que hasta los que están impotentes en la muerte caigan en nacimiento (eso es, que vuelvan a la vida).” (Isa. 26:19). (Acotaciones nuestras).

Estaríamos hablando, por tanto, de la resurrección de los muertos que se va a producir a partir del establecimiento del reino de Dios en la tierra, entre otras muchas cosas más y que tienen que ver con la restauración del medio ambiente, de la paz y de tantas otras cosas de las que hablamos extensamente en su momento, en un escrito fechado el 14/02/14 y todo ello a ocurrir (insistimos en la idea) a partir del momento en que inicie el período de tiempo de mil años del reino de Dios y que es lo que esperamos según promesa divina (Hech. 3:20-21). Pero dicho lo cual, no tenemos más remedio que volver al pasaje de Isa. 40:29-31, porque esas palabras y según el contexto en el que están situadas, no parecen apuntar al reino de Dios como el tiempo de su cumplimiento, sino un poco antes de entrar en él…… por lo que volveremos a leerlas con un poco más de atención:

Está dando poder al cansado; y hace que abunde en plena potencia el que se halla sin energía dinámica. 30 Los muchachos se cansan y también se fatigan y los jóvenes mismos sin falta tropiezan, 31 pero los que estén esperando en Jehová recobrarán el poder. Se remontarán con alas como águilas. Correrán y no se fatigarán; andarán y no se cansarán.”

Luego tal como está estructurada la frase, todo apunta a un momento en que todos aquellos que confían en Sus promesas, serán dotados de una fuerza adicional que les permitirá llevar a cabo algo que está más allá de las posibilidades del ser humano actual y que no puede ser otra cosa, que la que se nos indica en la llamada “parábola de las ovejas y las cabras” (Mat. 25:31-46) y que tiene que ver con lo que les acabamos de señalar en el sentido que cada uno tendrá en su mano la oportunidad de ganarse un sitio en el reino de Dios. Resumiendo la cosa, la cuestión tiene que ver con el ayudar dentro de poquísimo tiempo, a unos impresionantes personajes enviados por Dios en llevar adelante la comisión que se les ha encomendado de anunciar por todo el mundo y en un reducido espacio de tiempo (1.260 días, según Rev. 11:3), el inmediato establecimiento del reino de Dios en la tierra y predicación anunciada por Jesús en Mat. 24:14:

Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”

Podríamos detenernos un momento en este pasaje, para señalar que dicho fin se produce inmediatamente después del cese de la mencionada predicación y de la que sabemos su duración; también sabemos la duración de la mencionada “gran tribulación” y que es de igualmente 1.260 días o tres años y medio, en virtud de la profecía de Dan. 9:27:

Y él tiene que mantener el pacto en vigor para los muchos por una semana (de años); y a la mitad de la semana hará que cesen el sacrificio y la ofrenda de dádiva…” (Acotación nuestra).

Si ello lo complementamos con el contexto de Rev. 11:7, la ecuación es clara: la “gran tribulación” es inmediata al término de dicho tiempo de predicación y, recordemos, tiene una duración de tres años y medio; pero veámoslo:

Y cuando hayan terminado de dar su testimonio (esos enviados que hemos mencionado y labor, insistimos en ello, que hemos visto tiene una duración de tres años y medio), la bestia salvaje que asciende del abismo hará guerra contra ellos y los vencerá y los matará.” (Acotación nuestra).

Entonces tenemos que inmediatamente a la mencionada predicación de esos enviados divinos y a los que Jesús identificó como sus “hermanos más pequeños” (Mat. 25:40; 45), sigue la llamada “gran tribulación” y en donde recibirán su merecido castigo, todos aquellos que habrán rechazado la oferta de colaborar en la difusión de dicho mensaje, extendida por esos poderosos personajes y según se lee en 2 Tes. 1:6-9:

Esto toma en cuenta que es justo por parte de Dios pagar con tribulación a los que les causan tribulación, 7 pero, a ustedes que sufren la tribulación, con alivio juntamente con nosotros al tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles 8 en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen (porque no han querido) a Dios y sobre los que no obedecen (más bien al contrario, han rehusado hacerlo) las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús. 9 Estos mismos sufrirán el castigo judicial de destrucción eterna de delante del Señor y de la gloria de su fuerza…” (Acotaciones nuestras).

Luego aquellos que habrán colaborado con esos “hermanos más pequeños” de Jesús en el adelanto de la comisión dada a estos, serán los que se librarán de la “gran tribulación” al ser guardados en seguridad (Isa. 26:20-21) por Jehová Dios durante esos fatídicos tres años y medio que cerrarán el ciclo de los siete últimos años del mundo tal como lo contemplamos. Pero puestas así las cosas, recapitulemos y volvamos a aquellos que confiando en las promesas divinas se pondrán a disposición de esos “hermanos más pequeños” de Jesús y de los que las Escrituras nos dicen lo siguiente:

Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen las buenas nuevas a toda la creación. 16 El que crea y sea bautizado será salvo, más el que no crea será condenado. 17 Además, estas señales acompañarán a los que crean: Mediante el uso de mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas, 18 con las manos tomarán serpientes y si beben algo mortífero, no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y estos sanarán” (En todo caso, dichas señales no serán otra cosa que la “credencial” que identificará a uno como enviado de Dios).

19 Entonces el Señor Jesús, después de haberles hablado, fue tomado arriba al cielo y se sentó a la diestra de Dios. 20 Por consiguiente, ellos salieron y predicaron por todas partes, mientras el Señor obraba con ellos y apoyaba el mensaje por las señales que acompañaban a este (luego habría que razonar, que dichas señales son consustanciales con el mensaje).” (Mar. 16:15-20). (Acotaciones nuestras).

Y siendo cierto que esas palabras iban dirigidas a los once apóstoles y tuvieron un primer cumplimiento en el I siglo, no es menos cierto que como la mayoría de las cosas narradas en las Escrituras, tendrán una nueva aplicación en un futuro inmediato en aquellos que “creerán” en el mensaje de los mencionados “hermanos más pequeños” del Hijo de Dios y por lo que cuya obra de colaboración también será “apoyada” por éste, mediante las señales que permitirá que dichos colaboradores lleven a cabo y, repetimos, como “credencial” de estar al servicio de Dios.

Ahora bien, retomando el tema de la ayuda a prestar a esos poderosos personajes por aparecer, resulta y por poner un ejemplo de primera mano, que aquí a los “mendas” (entiéndase los autores de este blog) con 82 años mi compañero (Manolo) y 71 el que suscribe (Armando), solo nos vemos aptos para ingresar en una “chatarrería” para desguace, pues por no poder ya no podemos siquiera andar de una forma normal y nos duelen hasta las pestañas y por lo que la tarea se nos presenta, sino imposible, sí muy difícil de poderla llevar a cabo y por muy buena voluntad que le pongamos a ello. Y lo que agrava la cosa, hasta donde nosotros sabemos y en función de lo que conocemos acerca de las personas que nos siguen en el blog y los únicos que comparten nuestro punto de vista acerca de lo que está por ocurrir y lo que se demandará de nosotros (nadie enfoca la parábola de “las ovejas y las cabras” como nosotros), es que no solo estas son pocas, sino además avanzadas en años, luego…… ¿significa ello que la obra se quedará sin hacer, por falta de “mano de obra”? Obviamente no, pues si bien es cierto que no seremos devueltos a la perfección de la que se nos habla ocurrirá dentro del reino de Dios, no es menos cierto que un pequeño “arreglillo de “chapa y pintura” sí se nos hará a aquellos que lo precisemos, según se sobreentiende del pasaje ya por dos veces leído de Isa. 40:29-31:

Está dando poder al cansado; y hace que abunde en plena potencia el que se halla sin energía dinámica. 30 Los muchachos se cansan y también se fatigan y los jóvenes mismos sin falta tropiezan, 31 pero los que estén esperando en Jehová recobrarán el poder. Se remontarán con alas como águilas. Correrán y no se fatigarán; andarán y no se cansarán.”

Luego si ello es así y así será ¿por qué cuando nos miramos al espejo cada mañana, no muchos no ven en el mismo la imagen de lo que Dios hará en cada uno de nosotros, probablemente dentro de unos pocos días? Porque como ya señalábamos en nuestro escrito del 11/06/16, la cosa está al caer y por lo que no tenemos que olvidar las palabras de Jesús que se hallan registradas en Luc. 21:28:

Pero al comenzar a suceder estas cosas (las señales anunciadas en los versos 25-26), levántense erguidos y alcen la cabeza, porque su liberación se acerca.” (Acotación nuestra).

Ya con la mente puesta en la circunstancia apuntada, en el sentido de que somos los dueños de nuestro propio destino, pues de nosotros depende exclusivamente el colaborar con esos “hermanos más pequeños” de Jesús o el no hacerlo, ahora sí, vuelva a mirarse en el espejo y vea qué imagen es la que este le devuelve.

MABEL


domingo, 19 de junio de 2016

¡Levanten los ojos a lo alto y vean…!


Probablemente el solo hecho de plantear una posible relación existente entre la Biblia y la ciencia de la astronomía, haría que alguien al leer estas palabras se sorprendiera y pensara aquello tan castizo del “qué ver tendrá, la gimnasia con la magnesia” y le mirara a uno de un modo “rarito” y protegiendo rápidamente su cartera. Y es que la realidad nos dice que una inmensa mayoría de personas son desconocedoras de dicha relación y siendo este el razonamiento en el que se apoyan: la Biblia es un libro que nos habla de profecía, de historia, así como de los planes de Dios con respecto del hombre, mientras que la ciencia que trata de la astronomía nos habla de estrellas, galaxias, planetas, cometas, asteroides, etc.; pero siendo esto cierto, no deja de ser menos cierto que en las Escrituras sí se nos hace referencia a las cosas creadas como “carta de presentación” de nuestro Creador a la humanidad. En todo caso, veamos un elocuente ejemplo de ello:

Porque las cualidades invisibles de él se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por las cosas hechas, hasta su poder sempiterno y Divinidad, de modo que ellos son inexcusables.” (Rom. 1:20).

Eso es, que son inexcusables aquellos que niegan la existencia de un Dios Todopoderoso, bien sea de hecho o de facto y todos con un denominador común: porque la inmensa mayoría de estas personas y ante dicho pasaje, se encallan en el absurdo razonamiento de que, si todo fue creado por Dios ¿quién, entonces, creó a Dios? Ello les lleva a no tomarse el contenido escritural como verídico y, prefiriendo con ello vivir “sin Dios”, no atienden al siguiente razonamiento del Sal. 90:2:

Antes que nacieran las montañas mismas, o tú procedieras a producir como con dolores de parto la tierra y el terreno productivo, aun de tiempo indefinido a tiempo indefinido (o “desde la eternidad, hasta la eternidad” según versiones) tú eres Dios.” (Acotación nuestra).

De hecho, lo que se lee en 1 Tim. 1:17 es algo que tendría que hacer reflexionar a aquellos que no acaban de tener clara la idea de un Dios sin principio ni final; porque veamos qué se nos dice ahí:

Ahora bien, al Rey de la eternidad, incorruptible, invisible, el único Dios, sea honra y gloria para siempre jamás. Amén.”

Esta expresión “Rey de la eternidad” es vertida por algunas traducciones bíblicas por la de “Rey de los siglos”; pero sea cual fuere le terminología usada, lo que se nos quiere decir con esas palabras es que Dios reina “sobre el tiempo”, eso es, que a diferencia del ser humano Él no está sujeto al mismo…… de hecho, el tiempo como magnitud física, no deja de ser más que una creación divina pues hubo un momento y algo en lo que está de acuerdo la ciencia, en que no existía ni tiempo, ni espacio, ni luz, ni materia: todo apareció de repente y prácticamente de la nada, en lo que se ha dado en llamar como la teoría del “Big Bang” (o gran explosión). Ello significaría que todo lo que contemplamos hoy, el Sol, la Tierra y el resto de los planetas que orbitan alrededor del mismo, así como la galaxia en la que estamos situados, nuestra Vía Láctea y que no es más que una entre las, según se calcula, casi 200.000 millones de galaxias existentes en el universo (que por cierto y contrario a lo que se proponía, este en lugar de contraerse, se continúa expandiéndose a casi la velocidad de la luz) y todo lo que dicho universo contiene de materia y energía, estaba concentrada en un ínfimo punto al que llaman “singularidad”.

Y esto sí se lo creen aquellos que niegan la existencia de un Dios creador, sencillamente porque no se les puede explicar quién, entonces, creó a Dios; sin embargo, la misma creencia en lo que acabamos de señalar, es la que debería de hacer razonar a esas personas acerca de una cuestión que planteó el Sr. Albert Einstein y aceptada por todo científico que se precie y sin discusión alguna, que queda reflejada en la siguiente ecuación matemática: E=mc2…… que traducido al “cristiano” significa que, así como la masa o materia se puede transformar en energía, la energía a su vez se puede transformar en materia. Partiendo de esa premisa, insistimos, aceptada universalmente, queda claro que si no hay energía no puede existir materia o masa…… de ahí que esos que creen en esos datos científicos, no pueden negar de ninguna manera la existencia de un Creador, a tenor de lo que nos dicen las Escrituras acerca de Él y que se ajusta perfectamente a esa fórmula matemática aceptada por todo el mundo científico; pero veamos que nos dicen estas al respecto:

Levanten los ojos a lo alto y vean. ¿Quién ha creado estas cosas? Es Aquel que saca el ejército de ellas aun por número, todas las cuales él llama aun por nombre. Debido a la abundancia de energía dinámica, porque él también es vigoroso en poder, ninguna de ellas falta.” (Isa. 40:26).

Luego porque estamos ante una poderosa, ilimitada e infinita fuente de energía, puede existir toda la materia que vemos a nuestro alrededor y, sobre todo, en el magnificente Cosmos y de lo que les hablaremos más adelante; afirmación que nos lleva a continuar con el tema inicial de este escrito, eso es, la relación entre la Biblia y la ciencia de la astronomía, en este caso en el plano negativo, pues lo cierto es que de forma lamentable ambas tienen algo en común: y es el que ni la una ni la otra, son habituales en las tertulias de bar, o de sobremesa y mucho menos causa de tertulias en los medios de información, sean estos escritos, de radio o televisión…… si acaso en algún periódico y muy de tarde en tarde, se da alguna breve noticia del mundo científico que trata de la susodicha rama de la ciencia. Es cierto que ello no quita, para que haya alguna revista especializada en temas científicos que verse sobre dicha cuestión; de hecho en España se edita mensualmente una revista con un llamativo nombre “Muy interesante” y que suele hablar de los últimos hallazgos científicos en materia de astronomía, pero paren ustedes de contar…… y es que como se suele decir en nuestra tierra, “una flor no hace Mayo”.

Sin embargo, la realidad es que de forma misteriosa, sin habla, sin palabras, sin voz, el imponente espectáculo de la bóveda celeste en una noche despejada de las de antes, realmente sobrecoge a cualquiera y nos habla constantemente de la infinita sabiduría y poder sobrepujante de Su creador, Jehová Dios y así se declara de Su gloria, noche tras noche. Porque la creación celeste nunca cesa de proclamar la gloria de Dios y uno se siente insignificante al contemplar cómo este testimonio silencioso sale a “toda la tierra” (Sal. 19:4), para que la totalidad de sus habitantes lo contemple y se sientan en la necesidad de dar honra a su Todopoderoso Creador:

Los cielos están declarando la gloria de Dios; y de la obra de sus manos la expansión está informando. 2 Un día tras otro día hace salir burbujeando el habla y una noche tras otra noche manifiesta conocimiento. 3 No hay habla y no hay palabras; no está oyéndose ninguna voz de parte de ellos.” (Sal. 19:1-3).

No obstante, el mensaje que los cielos nos transmiten es del todo clamoroso y lo que hace que solo los tercos o los ignorantes no “oigan” dicho mensaje, haciéndoles recapacitar acerca de su errático modo de entender los asuntos; de hecho, tenemos la reflexión que un personaje de la antigüedad se hizo ante tan magnificente espectáculo:

Cuando veo tus cielos, las obras de tus dedos, la luna y las estrellas que tú has preparado 4 ¿qué es el hombre mortal para que lo tengas presente y el hijo del hombre terrestre, para que cuides de él?” (Sal. 8:3-4).

Personaje al que también se le atribuyen las siguientes palabras, en este caso referentes a la máxima creación hecha por Dios en la tierra y obra cumbre de toda la creación material: el ser humano:

Te elogiaré porque de manera que inspira temor estoy maravillosamente hecho. Tus obras son maravillosas, como muy bien percibe mi alma.” (Sal. 139:14).

Y siendo cierto que dicho personaje (el mismísimo rey David) y volviendo al tema de la astronomía del que estábamos hablando, tenía una mejor visión de los cielos estrellados de la que tenemos nosotros hoy en día por culpa de una polución rampante, así como de una perniciosa y galopante contaminación lumínica y de la que algo se nos habla en un artículo del periódico español ABC de fecha 13/06/10, no es menos cierto que a día de hoy y por mor de los modernos telescopios, se nos ha permitido conocer maravillas del universo que ni siquiera nos podríamos imaginar en sueños que existieran: agujeros negros con 17.000 millones de veces la masa de nuestro Sol (06/04/16), un diamante del tamaño de la tierra (24/06/14) o, una gigantesca reserva de agua que supera en 140.000 millones a la contenida en todos los océanos terrestres (07/03/16) y estrellas que superan en más de 2.000 veces el radio de nuestro Sol (11/10/15) y dentro del cual (de nuestro Sol, obviamente) cabrían ¡1,300.000 Tierras!…… y solo por citar algo de lo que anda suelto “por ahí arriba”.

Por otra parte, los científicos nos hablan de la existencia de una “materia oscura”, eso es, la hipotética materia que no emite suficiente radiación electromagnética para ser detectada con los medios técnicos actuales, pero cuya existencia se puede deducir a partir de los efectos gravitacionales que causa en la materia visible (estrellas y galaxias) y de la que se nos dice que, mientras la materia observable compone el 5% del universo que conocemos, dicha “materia oscura” (no visible) constituye del orden del 23% de la masa/energía de este. Pero se nos habla también de otro elemento y que compone el 72% del universo y al que denominan como “energía oscura”, que estaría presente en todo el espacio, produciendo una presión que tiende a acelerar la expansión del universo y por lo que bien podría ser considerada como una fuerza gravitacional repulsiva. Considerar la existencia de la energía oscura es la manera más frecuente de explicar las observaciones recientes de que el universo parece estar en expansión acelerada y que, repetimos, dicha “energía oscura” aporta casi tres cuartas partes de la masa-energía total del universo conocido; aunque la pregunta sería ¿energía oscura…… o poder divino en acción?

Y quedémonos ahí, pues no somos expertos en el tema y más bien lo que podríamos hacer es “liarla” diciendo alguna “chorrada” que desvirtuaría todo lo que estamos diciendo, pero que en todo caso y como somera mención de cómo está la cosa, creemos que con lo dicho ya vale…… y que lo dicho tendría que llevar a algunos a hacerse la siguiente reflexión ¿quién está detrás de esas poderosísimas fuerzas que aún desconocemos y que dominan el Cosmos, así como de la brutal energía contenida en este y prescindiendo de que “ese quién” haya sido creado o no? Esto es lo que las Escrituras nos dicen al respecto:

Esto es lo que ha dicho Jehová, tu Recomprador y el Formador de ti desde el vientre: “Yo, Jehová, estoy haciendo todo, extendiendo los cielos, yo solo, tendiendo la tierra. ¿Quién estuvo conmigo?” (Isa. 44:24).

Luego todo hace pensar que si nuestro Creador estaba solo antes de su acto de creación, es obvio que no pudo ser creado por nadie (pues de lo contrario ya no estaría solo) y algo que a la mente humana le resulta difícil de entender, pues nosotros sí fuimos creados y por lo que nos movemos en una dimensión distinta a la de nuestro Creador; por lo que no son pocos los que, al no aceptar esa lógica, están presos en esa disyuntiva de qué fue primero, si el huevo o la gallina y por demás, algo facilísimo de dilucidar: primero tuvo que ser la gallina, a tenor de lo que se lee en las Escrituras:

Y Dios pasó a decir: “Produzca la tierra almas vivientes según sus géneros (eso es, macho y hembra), animal doméstico y animal moviente y bestia salvaje de la tierra según su género”. Y llegó a ser así. 25 Y Dios procedió a hacer la bestia salvaje de la tierra según su género y el animal doméstico según su género y todo animal moviente del suelo según su género. Y Dios llegó a ver que era bueno.” (Gén. 1:24-25). (Acotación nuestra).

Exactamente, como ocurrió con una forma de vida muy superior a la de los animales: primero se creó a un hombre y de este una mujer, a los que se dotó de la capacidad de reproducirse y perpetuar con ello la especie; y como es obvio, ello solo lo pudo hacer un Ser Supremo situado fuera de ese plano tridimensional en el que nos movemos los seres vivos y algo que solo puede entender uno partiendo de ese tándem que conforman la Biblia y la obra creativa del Dios Altísimo. Sin embargo, están aquellos que despreciando estos recursos puestos a nuestro alcance, continúan moviéndose en ese círculo vicioso de “qué fue primero, si el huevo o la gallina” y con lo que queda patente la terca ignorancia de esas personas, que no es que no sepan, sino que no quieren saber. Ya al inicio de este escrito hemos hecho referencia al pasaje de Rom. 1:20 y que ahora situaremos en su contexto más inmediato, en dónde ya se nos hace una descripción de esas personas y en donde ya se nos explica el porqué de su terca actitud:

Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que suprimen la verdad de un modo injusto, 19 porque lo que puede conocerse acerca de Dios está entre ellos manifiesto, porque Dios se lo ha puesto de manifiesto. 20 Porque las cualidades invisibles de él se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por las cosas hechas, hasta su poder sempiterno y Divinidad, de modo que ellos son inexcusables; 21 porque, aunque conocieron a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se hicieron casquivanos en sus razonamientos y se les oscureció su fatuo corazón. 22 Aunque afirmaban que eran sabios, se hicieron necios 23 y tornaron la gloria del Dios incorruptible en algo semejante a la imagen del hombre corruptible (por ejemplo, al decir eso de “¿y quién creó a Dios?”) y de aves y cuadrúpedos y cosas que se arrastran (en todo caso, en lo que no es más que un intento de rebajar al Supremo Hacedor/Creador, a la condición de mera criatura creada).” (Rom. 1:18-23). (Acotaciones nuestras).

Sin embargo, volviendo a ese pasaje 20 y siendo cierto que en el mismo lo que se nos dice es que todas las cualidades de un Magnífico Hacedor se perciben por medio de las cosas hechas, no es menos cierto que ello no significa que con solo ver con los ojos literales lo que nos rodea, ya de ello se pueda inferir la grandiosidad de ese Magnífico Ser y que es de lo que se trata; eso es y en el caso que nos ocupa, que no basta con levantar los ojos y ver lo que se percibe a simple vista, pues eso no es lo que se nos dice en este pasaje, sino que el mensaje que se nos quiere transmitir con ese “Levanten los ojos a lo alto y vean…” de Isa. 40:26, es totalmente otro. Porque así como con solo ver una Biblia no basta para conocer al Dios Altísimo y sus propósitos, sino que hay que leerla e investigar en ella, así ocurre también con el universo: no basta con echarle una ojeada casual al cielo en una noche clara, porque esto poco o nada se nos va a decir acerca de su Creador, sino que hay que investigar y profundizar acerca de ello, por medio de la información que sobre ello tengamos a mano y que hoy es mucha, para captar la personalidad de nuestro Supremo Hacedor:

¡Oh la profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán inescrutables son sus juicios e ininvestigables sus caminos! 34 Porque “¿quién ha llegado a conocer la mente de Jehová, o quién se ha hecho su consejero?”. 35 O, “¿Quién le ha dado primero, para que tenga que pagársele?”. 36 Porque procedentes de él y por él y para él son todas las cosas. A él sea la gloria para siempre. Amén.” (Rom. 11:33-36).

Y es que como decía el Sr. Dale Carnegie en su excelente libro “Cómo ganar amigos e influir sobre las personas”, no se puede apreciar aquello que no se conoce…… por lo que si uno nunca ha abierto una Biblia, o no se ha preocupado de qué es lo que hay allá arriba más allá de lo que se ve a simple vista, difícilmente conocerá a Dios. Y por conocer a Dios, se entiende algo que va bastante más allá de tener una pequeña noción de Él por lo que ha oído en la iglesia dominical, pues tiene que ver con el averiguar el porqué de la creación, eso es, por qué nos creó, qué propósito tiene un universo que se expande a casi la velocidad de la luz, eso es, a 300.000 kms./segundo (concretamente a 299.792’458), cuando resulta que con dificultad los hombres podemos viajar a la Luna y, cuanto menos, el poder vivir en ella…… luego ¿qué fin persigue tanto despliegue de poder, en un Dios de propósito como sabemos que es nuestro Creador? Pero como de esto hablaremos más adelante, continuemos con lo que estábamos.

Se nos habló en su momento de las pirámides de Egipto (concretamente la de Guiza) como de una Biblia en piedra y lo que no es más que un solemne disparate que se le ocurrió al fundador de la organización religiosa de los Testigos de Jehová, Charles Taze Russell (afirmación que sus más directos seguidores rápidamente quitaron de sus enseñanzas), pues nada siquiera parecido a eso se nos señala en las Escrituras; sin embargo y por el contrario, en las Escrituras sí se nos insta a profundizar en otra vía ajena a la Biblia (la astronomía) como fuente adicional para aumentar nuestro conocimiento acerca del Ser más Excelso del Universo que, en algunas Biblias, recibe el nombre de Yahveh (Biblia de Jerusalén) y al de Jehovah (Reina Valera), como expresiones más cercanas a las cuatro consonantes que traducidas del hebreo vierten el nombre de Dios y que son YHWH (o JHVH), pero que como en definitiva se refieren a la misma Persona, no hay problema alguno en aceptar ambas propuestas.

Dicho lo cual y recuperando “el hilo” de lo que hablábamos, veamos ahora a qué realmente nos estimula la Biblia con esas palabras de “levanten los ojos a lo alto y vean” que dan título a este escrito y con las que inicia, repetimos, el pasaje de Isa. 40:26; porque estas no se refieren a un solo mirar de pasada lo que hay encima de nuestras cabezas, si no a investigar acerca de ello y que tiene que ver con el ser consciente de aquello que hemos comentado hace un momento: no solo es necesario saber lo que hay “ahí arriba”, sino entender para qué ha sido creado lo de “ahí arriba”. Porque ello y de forma no audible nos habla del propósito divino con respecto del ser humano, que para nada está condenado a habitar solo este minúsculo planeta Tierra y perdido en un rincón de una pequeña galaxia, entre los casi 200.000 millones que de ellas existen en el universo (según, repetimos, últimas estimaciones), sino que estamos destinados a poblar el entero universo…… ¿o se le ocurre a usted, querido amigo que nos lee, alguna otra idea de cómo pudiera ser la cosa? Al menos, lo que se desprende del pasaje de Isa. 66:1, parece estar en línea con lo que acabamos de afirmar y por descabellada que suene la cosa:

Esto es lo que ha dicho Jehová: “Los cielos son mi trono y la tierra (nuestro planeta) es el escabel (eso es, lo más cercano al trono, aunque de hecho es parte del mismo) de mis pies. ¿Dónde, pues, está la casa que ustedes pueden edificar para mí y dónde, pues, está el lugar que me es lugar de descanso?”.” (Acotaciones nuestras).

O lo que, traducido, significa que en un futuro aún muy lejano, la tierra como planeta será el centro del universo con respecto de la vida inteligente (pues todo parte de aquí) y a menos, eso sí, que alguien nos pueda explicar para qué tanto despliegue sideral, si no hay una finalidad concreta detrás de ello y sabiendo como sabemos, que estamos ante un Dios de propósito:

Porque esto es lo que ha dicho Jehová, el Creador de los cielos, Él, el Dios verdadero, el Formador de la tierra y el Hacedor de ella; Él, Aquel que la estableció firmemente, que no la creó sencillamente para nada, que la formó aun para ser habitada: “Yo soy Jehová y no hay ningún otro”.” (Isa. 45:18).

Luego si ello es así en el caso del planeta Tierra ¿por qué razón, no tendría que ser lo mismo con el resto de planetas existentes en el espacio? ¿Qué hay para cuando nuestro planeta Tierra ya convertido en un paraíso (Luc. 23:42-43) y en el que no existirá la muerte (Isa. 25:8), esté lleno? ¿O es que aquí quedará limitado el poder divino y lo que entraría en contradicción, con tanto espacio para habitar “ahí afuera”?

Es cierto que alguien podría decir que los astrónomos y hasta donde han alcanzado ver, no han hallado aún planeta alguno susceptible de ser habitado por el ser humano y por lo que tal parecería que estamos fantaseando con nuestro planteamiento…… pero no es menos cierto que en su momento el planeta Tierra tampoco era habitable, hasta que fue preparada para ello (Gén. 1:1-31; 2:1-3). Por lo tanto, nada impide que la historia se repita de nuevo, por ejemplo, en el vecino planeta Marte y que una vez debidamente habilitado, pueda ser habitado por el ser humano y así, gradualmente, ir colonizando planetas y extenderse este por todo el universo…… de hecho y en plan “chapucilla”, eso es lo que la ciencia actual está proponiendo para dentro de 20 o 30 años vista y preparando ya lo necesario para llevar a cabo dicho proyecto; al menos eso se desprende de los informes de prensa especializados, como el fechado en 20/05/16.

Ya para ir concluyendo, incidir en lo dicho, eso es, en el hecho de que uno solo empieza a percibir el proyecto divino para el ser humano cuando uno empieza a documentarse en estas cosas; y es que la enseñanza divina tal parece que es un compendio entre la palabra escrita y la obra creada, siendo que mientras que con su creación se nos muestra Dios a sí mismo en toda su Majestuosidad, Sabiduría y Poder, con Su Palabra escrita nos explica el porqué de lo creado y resultando de ello, que la creación en su conjunto es un soberbio acto de amor hacia lo creado y teniendo ello, como figura central, al ser humano.

Pero esto solo se puede entender si uno es capaz de aceptar la intrínseca relación existente entre dos cosas tan aparentemente distintas, como puedan ser la Biblia y la astronomía…… no olvidemos, lo leído en el Sal. 19:1 y que, como colofón a este escrito nos viene al pelo, pues en el mismo se nos muestra que es la propia Biblia la que nos dirige a la astronomía, como recurso para aprender más de nuestro Creador:

Los cielos están declarando la gloria de Dios; y de la obra de sus manos la expansión está informando.”

De ahí, que el consejo divino sea: “Levanten los ojos a lo alto y vean”; la cuestión es…… ¿seguirá usted dicho consejo?

MABEL


sábado, 11 de junio de 2016

¿Estamos preparados…… o más bien, aún no nos lo acabamos de creer?


En el relato bíblico, está perfectamente reflejado el regreso de Jesucristo a la tierra para, después de una “limpia” selectiva (Mat. 24:40-41), establecer lo que conocemos como el reino de Dios en la tierra, eso es, una restauración del ser humano a la perfección de la que gozaron nuestros primeros padres (Adán y Eva) y con ello, la posibilidad de este de vivir eternamente en un mundo convertido en un paraíso…… y este es, en esencia, el mensaje contenido en las Escrituras.

Lo que ocurre es que la Biblia es un libro con muchos siglos de antigüedad, pues se empezó a escribir en el año 1.657 a.E.C. y se terminó en el año 98 E.C. con la tercera de las cartas del apóstol Juan y de lo que hace casi dos milenios, por lo que es considerado como un libro “antiguo y desfasado” para el mundo actual; súmenle a ello, el hecho que desde la muerte del último apóstol en el siglo I en adelante no ha habido movimiento alguno en cuanto a ella, eso es, que ya no se ha levantado a ningún muerto, no se ha devuelto la vista a ningún ciego, ni ha aparecido profeta alguno y hablamos de profetas, profetas y no de esos “iluminados” actuales, sino que más bien al contrario, dicho libro (de hecho es un conjunto de pequeños libritos) fue perseguido por siglos, quemado y con él aquellos que lo leían por la Iglesia Católica, precisamente aquella que se reconoce a sí misma como descendiente directa de las enseñanzas de Jesús y heredera de la labor de los primeros apóstoles de este…… ¡y que ya tiene narices el asunto! Es cierto, por otra parte, que a finales del siglo XVIII, inicios del XIX, hubo un importante resurgir alrededor de la Biblia con la aparición de numerosos grupos religiosos que se apoyaron en esta para establecer con el tiempo diferentes iglesias, como la Iglesia Adventista, la de los Testigos de Jehová; la de los Mormones y otras muchísimas más, que volvieron a colocar dicho libro de nuevo en el candelero y movimiento que vino a ser llamado por algunos como el “reavivamiento de la iglesia”…… pero resultando en todo caso y ello no dudando en absoluto de la buena intención en las personas implicadas en dicho proceso, que fuera “peor el remedio que la enfermedad”.

Porque lo que hicieron esas organizaciones religiosas de nuevo cuño, con sus distintas interpretaciones y partiendo todas de un mismo contenido, fue confundir al “personal” transmitiendo de forma subliminal la idea de que la Biblia era un libro controvertido, difícil de entender y por lo que su comprensión estaba solo al alcance de unos pocos “elegidos” (obviamente los líderes de las distintas organizaciones religiosas y que a sí mismos se reconocen como “ungidos”, eso es, el equivalente a Hijos de Dios y con la autoridad moral que ello da para que sean respetadas sus enseñanzas), convirtiéndose por tanto los tales en los “únicos” que podían enseñarla a sus respectivas greyes…… y así hasta el día de hoy, en donde se hace realidad aquel dicho tan español en el sentido que “de aquellos polvos, vienen estos lodos”. Porque resulta que a día de hoy la llamada “cristiandad” está subdividida en más de 30.000 denominaciones distintas y pasándose por tanto las tales por el forro de los pantalones, lo dicho por Pablo en 1 Cor. 1:10 y que para más inri, cada una de ellas afirma, indefectiblemente, ser la única religión “verdadera” con respecto de las demás y la única por tanto, que acerca a uno al Dios Todopoderoso. Pero dicho esto, volvamos al inicio de este artículo y recuperemos ese propósito final reflejado en las Escrituras, eso es, la instauración del reino de Dios en la tierra y que si bien es cierto que hace casi 2.000 años que el tal nos fue anunciado (Luc. 4:43) y sin que hasta el momento haya ocurrido nada, solo la lógica nos indica que en algún momento en la corriente del tiempo se tendrá que producir dicho acontecimiento…… y si ello es así y así es ¿por qué no en estos días?

Y cuando en este blog hablamos de “estos días”, siempre según el planteamiento hacíamos en nuestro escrito del 07/05/16, estamos haciendo referencia a la inmediatez con la que esperamos suceda algo y que no estaría más allá de finales de este mes de Junio o, en su defecto y estirando mucho la cosa, no más allá de la franja que va entre el mes de Julio y Agosto y, repetimos, estirando mucho la cosa…… a menos eso sí, que nosotros estemos totalmente equivocados en nuestros cálculos y posibilidad que tampoco habría que descartar. De ahí, eso es, de ese pálpito que nos embarga, la doble pregunta que se fórmula en el titular de este escrito en el sentido de si estamos “preparados” para la llegada de dicho momento o sí más bien al contrario, no contemplamos la posibilidad real de una inmediata ocurrencia de tan esperado cumplimiento y ello debido probablemente a la duda de si no estamos aún “preparados” para afrontar dicha situación; por lo tanto, vamos a intentar despejar ambas incógnitas, empezando con el tema de estar “preparados” para hacer algo en nuestro propio beneficio, pues veamos a lo que nos tendremos que enfrentar.

Hemos explicado en numerosas ocasiones en este blog, que actualmente todo se circunscribe al inicio de la llamada “70 semana” de Dan. 9:27 y recordemos que estamos hablando de una semana de años, la cual se divide en dos mitades: una primera mitad, eso es, tres años y medio (Rev. 11:3), en la que se llevara a cabo la gran predicación anunciada por Jesús en Mat. 24:14 y, los restantes tres años y medio, que se dedicarán a lo que en las Escrituras se identifica como la “gran tribulación” (Rev. 7:14) y para destrucción de aquellos que no hayan aceptado las condiciones ofertadas durante ese tiempo de predicación y según se sobreentiende de 2 Tes. 1:6-9:

Esto toma en cuenta que es justo por parte de Dios pagar con tribulación a los que les causan tribulación, 7 pero, a ustedes que sufren la tribulación, con alivio juntamente con nosotros al tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles 8 en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen (porque no han querido) a Dios y sobre los que no obedecen (al contrario, las han rechazado) las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús. 9 Estos mismos sufrirán el castigo judicial de destrucción eterna de delante del Señor y de la gloria de su fuerza.” (Acotaciones nuestras).

Ello de entrada ya significa que habrá habido aquellos que sí las han aceptado y por lo que son bendecidos “con alivio”, lo que plantea la siguiente cuestión: si unos son castigados con “destrucción eterna” por no conocer a Dios y por no obedecer las buenas nuevas del reino de Dios ¿quiénes son esos que por hacer lógicamente lo contrario, es solo razonable que sean bendecidos con lo contrario a la destrucción eterna y que solo puede ser, la vida eterna? Ello nos lleva a una ilustración o parábola usada por el Hijo de Dios, referida a los tiempos finales y que conocemos como la de “las ovejas y las cabras” (Mat. 25;36-41); en ella se nos enseña que esas personas de condición de “oveja”, eso es, receptivas y obedientes, son premiadas con la vida eterna…… pero que para demostrar ser merecedoras de dicha condición, han tenido que hacer algo y que tiene que ver con el colaborar en dar adelanto a lo obra asignada a unos venideros enviados de Dios al modo de los apóstoles y a los que el “rey” de la parábola (Jesucristo), identifica como a “sus hermanos más pequeños” (por ser los últimos en aparecer a escena) y de los que se nos habla en Rev. 11:3:

Y haré que mis dos testigos (en todo caso, estaríamos hablando de un pequeño resto “ungido” por aparecer) profeticen mil doscientos sesenta días vestidos de saco.” (Acotación nuestra).

Profetizar que tiene que ver directamente con la predicación anunciada por Jesús en Mat. 24:14 y en la que tendrán que involucrarse sí o sí, todos aquellos que deseen entrar como súbditos en el reino de Dios, al menos según se deduce de la parábola mencionada…… y aquí es en donde entra la cuestión de si estamos “preparados” para participar en dicha predicación, que nos llevará a hacer cosas insospechadas para un ser humano normal y que la inmensa mayoría de aquellos que esperamos en las promesas divinas, resulta que no lo estamos ¡vamos, al menos los dos autores de este blog desde luego que no lo estamos, pues nunca nos hemos visto en semejante “fregao”! Ahora bien ¿tiene que ser esto una circunstancia disuasoria para retraernos de hacer aquello que espera Jehová que hagamos, todos aquellos que confiamos en Él? Obviamente no, si de verdad confiamos en nuestro Creador y en la veracidad de las palabras que figuran en la imagen que encabeza este escrito en el sentido que Dios no elige a los preparados, sino que prepara a aquellos a los que elige y que es algo muy distinto...... pero por raro que les parezca eso a tanto “intelectual de las Escrituras” suelto por ahí, esto es lo que se nos muestra en las Escrituras.

De hecho, en la Biblia se nos relatan experiencias de personas que no se creían capacitadas para llevar a cabo la misión encomendada por el Altísimo, pero que sí lo hicieron: tenemos el ejemplo de Jeremías que cuando Jehová Dios le comisionó, este y que no tenía nada clara la cosa, se excusó alegando que debido a su juventud, no estaba preparado para ello (Jer 1:6). Sin embargo, al comparar esta observación con el denuedo y la firmeza que Jeremías demostró a lo largo de su ministerio profético, se puede deducir que esas cualidades excepcionales no eran inherentes, sino el resultado de la fortaleza que uno adquiere cuando pone su plena confianza en Jehová; tenemos también el caso de Moisés (Éxo. 4:10-17) y en el que Jehová Dios de una forma u otra complementó las carencias de este, al colocarle a su lado a su hermano Aarón. Y qué decir del caso de los apóstoles cuando fueron enviados a predicar y aunque tenían un ejemplo en la labor llevada a cabo por su maestro Jesús, el salir solos a predicar era totalmente nuevo para ellos y tuvieron que ser muy valientes para aceptar la comisión que el Hijo de Dios les encomendó, pues recordemos la advertencia que éste en su momento les dio a aquellos a los que enviaba:

Vayan. ¡Miren! Los envío como a corderos en medio de lobos.” (Luc. 10:3).

Lo que no nos augura a nosotros una tarea fácil en los tiempos que corremos, pues solo hay que ver como está “el percal” en nuestros días; sin embargo, nos anima el saber que todos aquellos que fueron enviados por Jehová Dios y confiaron plenamente en Él, cumplieron perfectamente con su cometido, pues se les preparó convenientemente para ello y ejemplificándolo en el caso de estos últimos: se les dijo qué decir y se les dotó de poder necesario para llevar adelante su comisión:

Al ir, prediquen, diciendo: “El reino de los cielos se ha acercado”. 8 Curen enfermos, levanten muertos, limpien leprosos, expulsen demonios. Recibieron gratis; den gratis.” (Mat. 10:7).

Y todos esos a los que se dio semejante autoridad, regresaron exultantes diciendo lo siguiente:

Entonces los setenta volvieron con gozo y dijeron: “Señor, hasta los demonios quedan sujetos a nosotros por el uso de tu nombre.” (Luc.10:17).

Luego “tranquillité” que diría un buen “gabacho”, porque todos seremos preparados y dotados adecuadamente para cumplir con nuestra comisión…… ya otro cantar y pasando a la segunda cuestión planteada, es si realmente nos creemos de verdad que el momento ha llegado ya y lo tenemos a unos pocos días vista, tal como hemos apuntado al inicio de este escrito. Porque no es menos cierto y volviendo a las actuales denominaciones religiosas, que estas han creado una especie de permafrost entre la capacidad de creencia del creyentes y la Biblia, generando gran confusión entre estos, bien unas ni hablando de ese esperado momento y otras (como los TJ) que de cuando en cuando y por aquello de “hacer caja”, se sacan una fecha de la chistera para dicha ocurrencia y sin que nunca se hayan cumplido sus vaticinios, lo que lleva a la gente a no creerse ya nada de nada…… eso es, que tanto ¡Qué viene el lobo! ¡Que viene el lobo! y sin que este aparezca nunca, que al final se acaba dudando ya hasta de la misma existencia del lobo. Pero en todo caso, el problema no está en que Jehová Dios se retrase en el cumplimiento de sus promesas, sino en que los hombres somos reacios a medir las cosas desde la perspectiva divina:

Sin embargo, no vayan a dejar que este hecho en particular se les escape, amados, que un día es para con Jehová como mil años y mil años como un día. 9 Jehová no es lento respecto a su promesa, como algunas personas consideran la lentitud, sino que es paciente para con ustedes porque no desea que ninguno sea destruido; más bien, desea que todos alcancen el arrepentimiento.” (2 Pedro 3:8-9).

Eso es, que nuestro Creador mide el tiempo de manera totalmente distinta a como lo hacemos los finitos seres humanos y ello, con la loable intención de que muchas más personas alcancen el arrepentimiento y lo que genera una pregunta…… ¿nos beneficia ello a los que le somos fieles, o más bien nos perjudica? Y siendo que probablemente habrá opiniones para todos los gustos, los autores de este blog creemos sinceramente que nos beneficia y mucho, pues esa paciencia divina nos permite poderle demostrar constantemente a nuestro Creador nuestra fidelidad, aún en las circunstancias más adversas…… lo que significa que estamos “acumulando” méritos para ser ayudados en el momento oportuno; aunque como hemos señalado, puede que haya opiniones distintas.

Pero volviendo a lo que nos ocupa, eso es, si nos creemos lo de la inmediata cercanía del momento que estamos esperando, ya en fecha 20/02/15 publicamos un artículo titulado “El inicio del fin…… ¿para este verano de 2.015?” y en el que nos pronunciábamos con mucha cautela acerca de si ello pudiera ser así,; y en el bien entendido que con la expresión “inicio” a lo que señalábamos era al comienzo de la “70 semana” de Dan. 9:27. Pero nuestra duda estaba en que la última de las lunas rojas mencionadas en Luc. 21:25 era esperada para el día 28/09/15, eso es ya vencido el verano de dicho año (finalizó el día 23 de dicho mes de Septiembre) y por lo que “poniéndonos la venda antes de que nos pegaran la pedrada”, apuntábamos como una posibilidad más, el verano del presente año 2.016 y en dónde estarán ya cumplidas todas las señales dadas en las Escrituras que sirven de pista para marcar el momento de la pronta liberación del ser humano de todas sus penalidades (Luc. 21:28)…… siempre y cuando se cumpla la última y decisiva: la aparición del personaje “anticristo” con lo que se da el pistoletazo de salida de la citada “semana 70” y que es la última señal de un conjunto de ellas que aún queda por cumplir, aunque parece que la cosa está al caer y como explicábamos en nuestro escrito del 10/03/16.

Recordemos que la aparición de esos “hermanos más pequeños” de Jesús (Mat. 25:40; 45), es coincidente en el tiempo con la del personaje mencionado y a los que habrá que ayudar en su comisión, para adquirir la posibilidad de vivir eternamente (Mat. 25:46) en una tierra renovada y de condiciones paradisíacas. Porque esto es lo que será puesto en juego en un cortísimo espacio de tiempo y que empieza a contar a partir del momento en que estas palabras sean publicadas…… a menos eso sí, que nosotros estemos radicalmente equivocados y que siéndoles sinceros, no lo creemos; pero aún siendo cierto que pudiéramos estar equivocados en cuanto a la inmediatez de dicha ocurrencia, no es menos cierto que no nos equivocaríamos de mucho, dado que las profecías que apuntan al regreso de Jesucristo está prácticamente todas cumplidas (Luc. 21:28). Por otra parte, si hasta el momento parece que no nos hemos equivocado en ninguna de las cosas que hemos publicado y siempre, al decir de nuestros lectores…… ¿por qué nos tendríamos que equivocar ahora en esto?

Tengamos en cuenta que según las Escrituras, solo se pueden entender estas si nuestro Creador se lo permite a uno (Luc. 10:21)…… y según algunos de nuestros más asiduos lectores, en este blog estamos “tocados” por el dedo de Dios en el sentido de que sí se nos permite el hacerlo; por lo que si ello fuera realmente así (no descartemos la posibilidad contraria), no se entendería que en este caso no se nos permitiera el hacerlo, cuando resulta que nos movemos en la misma línea de siempre. Pero es que además y como ya les hemos avanzado al inicio de este escrito, tenemos a nuestro favor el hecho incontestable de que en algún momento tiene que cumplirse lo que nos ha sido prometido…… recordemos al respecto, las palabras de Jesús en Luc. 21:33:

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras de ningún modo pasarán.”

Por lo tanto…… ¿por qué no ahora?

MABEL


domingo, 5 de junio de 2016

El rebrotar de la “higuera”.


A raíz de la publicación de nuestro escrito titulado “Sábado, 14 de mayo de 2.016” (22/05/16), hemos recibido algunos correos, unos apoyando y otros criticando, como viene a ser normal en estos casos; sin embargo, entre estos últimos figuraba uno que nos sorprendió y en el que se cuestionaban dos de los puntos que mencionábamos en el artículo referido de la siguiente manera:

¿la restauración de Israel esta en la profecía?¿los gentiles se encuentran también reclamando algo?

Su remitente y del que obviaremos dar el nombre, tal parece ser uno de esos personajes que a sí mismos se postulan como personas que van a reinar al lado de Cristo (ya conocen nuestra opinión sobre dichos “iluminados”), al menos a tenor de lo que nos dice en otro correo remitido a nuestro último escrito fechado el 27/05/16 , titulado “¿Se contradice la biblia?...... ¿Qué opina usted?” y redactado en los términos que van a ver a continuación, no sin antes recordarles nuestra costumbre de no alterar nunca el contenido de los correos que nos llegan ni en una coma y por lo que, tal cual estos se reciben, así se transcriben: primero, por aquello de evitar suspicacias acerca de una posible adulteración de contenidos y, segundo, porque entendemos que de la misma redacción de un correo ya se puede inferir del “pie que cojea” el que lo ha redactado…… dicho lo cual, veamos el caso que nos ocupa:

SI uno lo humaniza con las taras dogmáticas teológicas como es consuetudinario,viene el caos cerebral y se comprenden una cosa x otra hasta llegar a la locura.Cada libro que lo integra debe leerse todo hermenéuticamente ,pues al leerse un extracto de cada versículo se puede incurrir en medias verdades.Como una enciclopedia espiritual ,contiene LEYES(que no interpreten leguleyos "cristianos" gentiles por favor),SOCIOLOGÍA,FÍSICA,GEOGRAFIA,ASTRONOMÍA,NUTRICIÓN,ALGEBRA,MATEMÁTICAS,SALUD,ECONOMÍA,LÓGICA con sus paradojas que busca la verdad , ALTÍSIMA FILOSOFÍA. La biblia definía Miguel Cervantes y Saavedra como la DIVINA ESCRITURA, en el está la manifestación del DIOS invisible, aquel eterno inmortal que mora en otra dimensión imperceptible a nuestro torpe entendimiento.COSA distinta CUAndo espiritualizamos nuestro entendimiento, alcanzamos la esperanza de que algún nuestro Dios no vestirá de inmortalidad y así vencer a la muerte para siempre.Grande DIOS DE Abrhamm,ISAAK,JACOB y de los gentiles.” (Negritas nuestras).

Es obvio que lo que se pretendía decir es “algún día nuestro Dios nos vestirá de…”, pero parece que se le ha quedado el término “día”, así como la “s” por el camino y “errorcillo” que podemos cometer todos aquellos que escribimos, pues los que no se dedican a tan noble tarea no corren el riesgo de cometerlo…… no parece sin embargo y es tan solo una opinión personal, que la “madre naturaleza” haya llamado al autor de este correo por el camino de las letras y de las que el genial D. Miguel de Cervantes fulgura con luz propia; en todo caso y volviendo al tema que nos ocupa, dado que solo aquellos que reinan con Cristo son los que reciben la condición de inmortalidad (Rev. 20:6), si dicho caballero espera ser investido con ella es porque se postula como un “ungido” o Hijo de Dios y con lo que demuestra, ya de entrada y siempre según nuestro criterio, no tener ni la más remota idea de lo que al respecto dicen las Escrituras.

Por otra parte y por el “tonillo” que subyace en dicha transcripción, mucho nos tememos que estamos ante una nueva crítica de nuestro comunicante a lo expuesto en el artículo al que dirige dicho correo y que nos parece muy bien; pero no deja de extrañarnos, eso sí, que una persona que se presenta como tan “docta” y siempre a tenor de la exposición que nos hace acerca de su “sapiencia”, ignore cosas tan fundamentales como las que nos plantea en el primer tema que nos discute y que, recordemos, tenía que ver con si en las Escrituras hay alguna referencia al resurgir de Israel de nuevo como nación, como primera cuestión y, como segunda, si los “gentiles” esperamos algo de ello…… expuesto lo cual, veamos la primera de estas dos cuestiones.

Efectivamente, dicha ocurrencia está profetizada en la Biblia, si bien es cierto que hay que acudir a los contextos para percibir dicha idea y dado que no hay un pasaje que por sí solo la exponga con rotunda literalidad; luego lo primero que veremos son unas palabras del profeta Jeremías y dirigidas por Jehová a la doliente nación de Israel, a causa del abandono de sus “pastores” o líderes religiosos:

Recoge de la tierra tu bulto de carga, oh mujer que moras bajo tensión. 18 Porque esto es lo que ha dicho Jehová: “Aquí estoy tirando como con honda (eso es, muy lejos) a los habitantes de la tierra en esta ocasión y ciertamente les causaré angustia a fin de que se enteren”.

19 ¡Ay de mí a causa de mi quebranto! Mi golpe se ha hecho crónico. Y yo mismo he dicho: “De seguro esta es mi enfermedad y yo la llevaré. 20 Mi propia tienda ha sido despojada con violencia y todas mis propias cuerdas de tienda han sido rotas en dos. Mis propios hijos se han ido de mí y ya no son. Ya no hay nadie que despliegue mi tienda ni que levante mis telas de tienda. 21 Porque los pastores se han portado irrazonablemente y no han buscado siquiera a Jehová. Por eso no han obrado con perspicacia y todos sus animales apacentados (o “las ovejas de mi apacentamiento”, según Ezeq. 34:31) han sido esparcidos”.

22 ¡Escucha! ¡Un informe! Aquí ha venido, también un gran golpeteo de la tierra del norte, a fin de hacer de las ciudades de Judá un yermo desolado, albergue de chacales.” (Jer. 10:17-22). (Acotaciones nuestras).

Situación ésta que se produjo en 587 a.E.C., cuando las huestes babilónicas al mando de Nabucodonosor asolaron la tierra de Judá y con ella su capital Jerusalén, su templo destruido y sus habitantes deportados a las lejanas tierras de Babilonia, por lo que Israel permaneció prácticamente sin moradores por espacio de casi 70 años. (2 Rey. 24:8-16). Sin embargo, como todas las grandes profecías que afectaron al Israel precristiano, esta tuvo un cumplimiento mayor y en la que dicha nación desapareció literalmente del concierto mundial como tal; ello ocurrió en el año 135 E.C. cuando el emperador Adriano (de ascendencia hispana el hombre…… ¡y es que somos como el perejil, oigan: estamos en todas las “ensaladas”!), expulsó de dicha tierra a sus moradores naturales bajo pena de muerte si volvían a ella y lo que se conoce como “la diáspora”, llegando incluso a cambiar el nombre de Israel por el de Philistina y para escarnio de los judíos…… dramática situación de estos que desde entonces y según lo profetizado (Lev. 26:14-33), anduvieron errantes por el mundo y circunstancia que se mantuvo así por más de 1.800 años, eso es, hasta el 14 de Mayo de 1.948 cuando Israel fue reconocida de nuevo como nación y con ello, el regreso a ella de los descendientes de aquellos exiliados de los que acabamos de hablar. No obstante, que dicho recobro ya entraba dentro de los planes de Dios, queda constatado en las siguientes proféticas palabras:

Porque esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: “Aquí estoy, yo mismo y ciertamente buscaré a mis ovejas y las cuidaré. 12 Según el cuidado de uno que apacienta su hato en el día de llegar a estar en medio de sus ovejas que han sido dispersadas, así es la manera como cuidaré de mis ovejas; y ciertamente las libraré de todos los lugares a los cuales han sido esparcidas en el día de nubes y densas tinieblas. 13 Y ciertamente las sacaré de los pueblos y las juntaré de las tierras y las traeré a su suelo y las apacentaré en las montañas de Israel, junto a los cauces de los arroyos y junto a todos los lugares de morada de la tierra. 14 En buenos pastos las apacentaré y en las montañas altas (símbolos de seguridad) de Israel, su lugar de habitación (o morada permanente) llegará a ser. Allí se echarán en buen lugar de habitación y en pingües pastos se apacentarán sobre las montañas de Israel.” (Ezeq. 34:11-14). (Acotaciones nuestras).

Luego es obvio que la restauración de Israel como nación, está perfecta y claramente expuesta en la parte que hoy conocemos de las Escrituras y que identificamos como el AT; sin embargo, es el mayor profeta que ha existido en todos los tiempos, el Hijo de Dios, quien dejó clara constancia del seguro cumplimiento de dicha profecía, cuando dijo lo siguiente acerca del fin de los tiempos:

Con eso les habló una ilustración: “Noten la higuera y todos los demás árboles: 30 Cuando ya echan brotes, ustedes, al observarlo, saben para sí que ya se acerca el verano”.”

La pregunta es ¿tenía alguna connotación de carácter profético la especial mención de la “higuera” con respecto al resto de árboles, para aquellos que le estaban escuchando? Obviamente sí, si nos atenemos a unos hechos acaecidos durante el ministerio de Jesús y que ya identificaban a ese árbol en concreto como prefiguración de la nación de Israel…… recordemos, además, que en las escrituras existentes en ese momento y que conocemos hoy, repetimos, como el AT, era común el identificar figurativamente a dicha nación con la higuera y sus habitantes como el fruto de ella (Jer. 24:1-10), así como con la vid (Isa. 5:7) y por lo que Jesús en esos momentos, no hizo más que ceñirse a algo que les era familiar a sus oyentes; pero veamos esos hechos y que inician con una parábola o ilustración de Jesús:

Entonces pasó a decirles esta ilustración: “Cierto hombre tenía una higuera plantada en su viña y vino buscando fruto en ella, pero no lo halló. 7 Luego dijo al viñador: “Mira que ya van tres años que he venido buscando fruto en esta higuera, pero no lo he hallado. ¡Córtala! ¿Por qué, realmente, debe hacer que la tierra permanezca inútil?”. 8 En respuesta él le dijo: “Amo, déjala también este año, hasta que cave alrededor de ella y le eche estiércol; 9 y si entonces produce fruto en el futuro, bien está; pero si no, la cortarás”.” (Luc. 13:5-9).

En esta parábola o ilustración, el amo de la viña prefiguraba a Jehová Dios, el viñador a Jesús y la higuera, obviamente, a la nación de Israel…… y siendo que el tiempo de cuidado dado a dicha higuera, hacía referencia al período de tiempo que Jesús llevaba de ministerio hasta ese momento en la nación judía. La resolución de este asunto y que desembocaría en la total destrucción de la nación de Israel, fue prefigurada y ya al final de dicho ministerio, usando de nuevo a la higuera como referente y que se nos relata en el siguiente suceso:

Cuando volvía a la ciudad muy de mañana, le dio hambre. 19 Y alcanzó a ver una higuera junto al camino y fue a ella, pero no halló nada en ella sino hojas solamente y le dijo: “Nunca más venga fruto de ti para siempre”. Y la higuera se marchitó al instante.” (Mat. 21:18-19).

Eso es, que los continuados cuidados y la paciencia de parte del “amo de la viña” Jehová Dios a esa higuera simbólica, que por medio de su “viñador” Jesús la quería llevar a dar fruto, fueron totalmente estériles en una nación tendente al pecado y por lo que con estas palabras premonitorias, el Hijo de Dios señalaba al fin de la antigua nación de Israel como tal; sin embargo, poco después fue el propio Jesús el que señaló que la desaparición de la escena mundial de dicha nación no sería definitiva, cuando dijo lo siguiente en una profecía de largo alcance y de aplicación al final de los tiempos:

“…… Porque habrá gran necesidad sobre la tierra e ira sobre este pueblo; 24 y caerán a filo de espada y serán llevados cautivos a todas las naciones (con referencia a lo por ocurrir en el año 70 E.C. y que culminó con lo ocurrido 65 años después, en el 135 E.C. y como ya hemos comentado); y Jerusalén será hollada por las naciones, hasta que se cumplan los tiempos señalados de las naciones.” (Luc. 21:23-24). (Acotación nuestra).

Eso es, que habría un revertir de dicha situación en la corriente de los tiempos y en donde Israel, volvería a estar presente en la escena mundial…… eso sí, sin su Ley, sin su templo, sin su sacerdocio y sin sus sacrificios animales según vemos hoy, por lo que podríamos aceptar que estaríamos hablando de una “nueva” Israel; en cualquier caso, lo que queda claro y que es de lo que se trata, es que la restauración de Israel como nación si está anunciada en las Escrituras.

Dicho lo cual, veamos ahora la segunda cuestión presentada y que tiene que ver con si los “gentiles” también están esperando algo, pero cuestión en la que ya empezamos por negarle la mayor a nuestro comunicante; y es que desde la muerte de Jesús no existe tal cosa como una división entre judíos y “gentiles”, sino que solo existen “cristianos” y “no cristianos”, eso es, de aquellos que siguen a Jesucristo y de aquellos que no lo hacen, prescindiendo de su procedencia y circunstancia esta que avalan las siguientes palabras:

Ante aquello, Pedro abrió la boca y dijo: “Con certeza percibo que Dios no es parcial, 35 sino que, en toda nación (sea esta judía o gentil), el que le teme y obra justicia le es acepto.” (Hech. 10:34). (Acotación nuestra).

Palabras de Pedro que quedan refrendadas por las que pronunció otro personaje de no menos relumbrón y como era el mismísimo apóstol Pablo, al decir lo siguiente:

E hizo de un solo hombre toda nación de hombres, para que moren sobre la entera superficie de la tierra y decretó los tiempos señalados y los límites fijos de la morada de los hombres, 27 para que busquen a Dios (todos, no solo unos pocos), por si buscaban a tientas y verdaderamente lo hallaban, aunque, de hecho, no está muy lejos de cada uno de nosotros (eso es, de cada ser humano y prescindiendo de su color, raza u origen, pues recordemos que en ese momento se dirigía a personas que no eran de origen judío).” (Hech.17:26-27). (Acotaciones nuestras).

Circunstancia ésta reconocida por el propio Hijo de Dios tiempo antes, cuando pronunció las siguientes reconfortantes palabras:

Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él (fuera judío, gentil o “mediopensionista”) no sea destruido, sino que tenga vida eterna. 17 Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para que juzgara al mundo, sino para que el mundo (eso es, el ser humano en general) se salve por medio de él.” (Juan 3:16-17). (Acotaciones nuestras).

Es obvio que a partir de ahí, cualquiera, sea de origen judío o no, tenga puesta su esperanza en la promesa divina y espere en ella, con lo que queda atendida la segunda cuestión planteada por el autor de dicho correo; autor que debería de tener en cuenta, que la creación de Israel no tenía más objeto que el de proporcionar un descendencia libre de mácula, de la que tendría que salir el redentor del mundo Jesucristo y no la de establecer una división entre personas…… cierto es que temporalmente y para mantener la pureza del linaje, se tuvo que establecer dicha separación pero que, conseguido el objetivo, la tal ya no tenía sentido. Por ello, nada hace que ante Dios y como hemos señalado, un judío sea más que un gentil o viceversa y división que, insistimos en ello, ya no existe y por lo que no procede la pregunta formulada en el sentido de si los “gentiles” y como algo separado de los “judíos”, puedan también estar esperando algo y lo que implica que el autor de la misma da por cierta dicha división, cuando la tal, de nuevo insistimos, desde Jesús en adelante ya no tiene sentido alguno; y ello no es algo que nos hayamos “sacado de la manga” los autores de este blog, sino que es lo que se deduce de unas palabras de Pablo registradas en Rom. 10:11-13:

Pues dice la Escritura: “Ninguno que cifre su fe en él será desilusionado”. 12 Porque no hay distinción entre judío y griego (o “gentil”), puesto que hay el mismo Señor sobre todos, que es rico para con todos los que lo invocan. 13 Porque “todo el que invoque el nombre de Jehová será salvo” (y ello prescindiendo, repetimos, de su procedencia, color, origen o raza)”. (Acotaciones nuestras).

Ya para concluir y si se nos permite el comentario (quién nos conoce, sabe que desde este blog siempre hablamos claro y para que se nos entienda), le aconsejamos a nuestro amable comunicante que menos promover lecciones de “hermenéutica” o “altísima filosofía” y más conocer el contexto bíblico, que en definitiva es lo que vale; porque todos los “inventos” que se hagan a partir de ahí, no dejan de ser más que meras puñetas…… a menos, eso sí, que invalidemos las palabras del mismísimo Hijo de Dios:

En aquella misma hora se llenó de gran gozo en el espíritu santo y dijo: “Te alabo públicamente, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido cuidadosamente estas cosas de los sabios e intelectuales (eso es, de aquellos que dominan esas “técnicas” de las que nos habla nuestro comunicante) y las has revelado a los pequeñuelos (eso es, a los que no tenemos ni zorra idea de ellas). Sí, oh Padre, porque el hacerlo así vino a ser la manera aprobada por ti.” (Luc. 10:21). (Acotaciones nuestras).

Y puesto que tampoco estamos como para discutirle a nuestro Creador…… pues eso.

MABEL