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jueves, 26 de abril de 2018

La "cosa"...... como que podría estar más cerca de lo que algunos creen ¿no?



Hará poco más de medio año, para ser un poco más concretos el 7 de Septiembre de 2017, se publicaba en este blog nuestro último artículo titulado “Empezamos la cuenta atrás…” y ello, en clara referencia a los acontecimientos que derivarán en los últimos siete años del mundo tal como lo conocemos actualmente. Pero antes de continuar, permítannos el excusar tan prolongada ausencia de artículos en esta página y que tiene que ver con algo tan sencillo como entendible: a nuestra edad ya no estamos para muchos “trotes”, pues no solo nos cuesta centrar las ideas, sino el retenerlas y lo que es más importante, el poder desarrollarlas con un mínimo de coherencia en el momento de trasladarlas a la página escrita; pequeño “defectillo” que seguramente podrán comprobar si siguen leyendo y razón por la que este artículo será muy corto. Pero es que además, lo único que pretendemos (ya solo a eso llegamos y no con poco esfuerzo) es el transmitirles una simple idea y que, cada cual, la desarrolle según su buen criterio o, como diría nuestro buen amigo el castizo, “a quién Dios se la dé, San Pedro se la bendiga”.

Pero continuando con el tema que nos ocupa, esto es, la presunta cercanía a la que hacemos referencia en el titular de este escrito sobre la que presuntamente será la última semana de años que cerrarán el capítulo del mundo tal como lo conocemos y, entrando con ello, a lo que identificamos como el Reino de mil años Dios (o “milenio”), es de obligado cumplimiento el detenernos en un fecha que desde hace cierto tiempo está dando mucho que hablar en los mentideros religiosos: el 14 de Mayo de 2018 y fecha  que ya tenemos a la vuelta de la esquina; ahora bien: ¿por qué se convierte dicha fecha en un referente de la actualidad religiosa? Sencillamente, porque en la tal se cumplen los 70 años del restablecimiento de Israel como nación reconocida en el ámbito mundial y lo que nos lleva, inevitablemente, a considerar un pasaje bíblico del todo relevante en este asunto:

En sí mismos los días de nuestros años son setenta años; y si debido a poderío especial son ochenta años, sin embargo su insistencia está en penoso afán y cosas perjudiciales. Porque tienen que pasar rápidamente y volamos.” (Sal. 90:10).

Partiendo de ahí, es fácil deducir que la vida de aquello a lo que denominamos como “una generación” quedaría limitada, más o menos, a unos 70 años. Es cierto, en todo caso, que actualmente la esperanza de vida en los países más desarrollados gira entorno a los 80 años, merced a los avances científicos en el ámbito de la medicina y a las sustanciales mejoras en la alimentación del “personal”, circunstancias estas que ya parecen dejarse traslucir en el mismo pasaje que acabamos de leer al concedérsele 10 años más a la duración de una “generación”; en cualquier caso, lo que queda constatado bíblicamente es que el cómputo general de la vida de un ser humano queda tasada en esos 70 años y es desde ahí, obviamente, de donde tenemos que partir para hacer nuestras cuentas y asunto focal de la cuestión que nos ocupa. Porque notemos las siguientes palabras de Jesús pronunciadas en un contexto de denuncia a la rebelde nación de Israel, personificada en ese momento en su capital Jerusalén:

En verdad les digo, que de ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan todas estas cosas.” (Mat. 24:34).

Eso es, todas las cosas que tenían que ocurrirle como castigo por su rebeldía al pueblo judío y que culminaría la tal, con el mismísimo asesinato del Hijo de Dios colgado de un madero como un vulgar criminal por la decisión de Poncio Pilatos, pero instigada tal decisión por los propios miembros del Sanedrín judío...... incluido, por supuesto, el momento de su glorioso retorno a la tierra. Sin embargo, el punto álgido de la cuestión gira en torno al hecho de que cuando Jesús fue crucificado tenía 33 años y que fue 37 años más tarde (en 70 E.C.) y en cumplimiento de su propia profecía, cuando Jerusalén fue efectivamente desolada por las legiones romanas bajo el mando del general romano Tito y por lo que, obviamente, estaríamos hablando en ese caso de una “generación” de 70 años y lo que avala la idea de que una generación, siempre desde el punto de vista bíblico y que es el patrón al que debemos ceñirnos, se reduce a esos 70 años citados.

Todo considerado, volvamos de nuevo a la fecha señalada del 14 de Mayo del año en curso en donde Israel cumple, insistimos en la idea, 70 años desde su renacimiento de nuevo como nación y, por supuesto, de lo que podemos esperar a partir de ese momento; quede claro que con ello no pretendemos elucubrar sobre acontecimientos futuros, sino más bien el desarrollar un argumentario razonable en el que nos podamos apoyar (más o menos) para conocer por dónde “nos soplará el viento” a partir de la fecha mencionada. Porque la hipótesis más razonable (día arriba, día abajo) es la de que en ese momento empezar a correr la “semana setenta” de Daniel y última del mundo tal como lo conocemos:

Hay setenta semanas que han sido determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para poner fin a la transgresión, para acabar con el pecado, para hacer expiación por el error, para introducir la justicia para tiempos indefinidos, para imprimir un sello sobre visión y profeta y, para ungir el Santo de los Santos. 25Y debes saber y tener la perspicacia que desde la salida de la palabra de restaurar y reedificar a Jerusalén hasta Mesías el Caudillo, habrá siete semanas, también sesenta y dos semanas (notemos que 7 más 62 suman 69 y por lo que nos falta una para el cómputo de 70). Ella volverá y será realmente reedificada, con plaza pública y foso, pero en los aprietos de los tiempos. Y después de las sesenta y dos semanas Mesías será cortado, con nada para sí.

Y a la ciudad y al lugar santo el pueblo de un caudillo que viene los arruinará. Y el fin del tal será por la inundación. Y hasta el fin habrá guerra; lo que está decidido es desolaciones. 27Y él (el “caudillo” señalado y no el Mesías) tiene que mantener el pacto en vigor para los muchos por una semana; y a la mitad de la semana hará que cesen el sacrificio y la ofrenda de dádiva.” (Dan. 9:26-27). (Acotaciones nuestras).

El hecho de que se nos fraccione el tiempo, eso es, 7 semanas, seguida por 62 semanas y finalmente 1 semana, significa que no se nos habla de períodos de tiempo correlativos, sino espaciados en la corriente del mismo. Notemos también en este relato, que el que tenía que causar la ruina de Jerusalén era el pueblo de un caudillo “que viene”, eso es, que el citado personaje aún está por aparecer y cuya presencia se prevé para un futuro más bien inmediato a tenor de los acontecimientos que estamos viviendo y al que identificamos como “el anticristo”; en todo caso, resultará ser el detonante que propiciará el inicio de la semana mencionada en la profecía de Daniel y de ahí, la necesidad de estar alerta para saber dónde nos encontramos situados en la corriente de los tiempos.

Entonces se nos plantea la siguiente cuestión: ¿empieza la semana de años referida por el profeta, el próximo 14 de Mayo del año en curso? Para poder dar respuesta a tal pregunta, tendríamos que plantearnos una simple ecuación: si como hemos mencionado, una “generación” está delimitado por esos 70 años preceptivos y le sumamos esos siete años proféticos, subdivididos entre los tres y medio para la gran predicación anunciada por Jesús (Mat. 24:14) y tres y medio para la “gran tribulación” que le acaecerá a aquellos que no hayan hecho caso de la advertencia recibida, nos encontraríamos con una generación de 77 años, pero aún dentro de lo señalado en el Sal. 90:10, que recordemos, nos habla de una generación que en parte bien podría rondar los 80 años.

Partiendo de lo considerado y si no estamos equivocados en nuestra percepción de las cosas, nos estaríamos acercando a una fecha clave en el devenir del ser humano sobre la tierra y lo que nos advierte de la necesidad de tomar medidas; y siendo la primera de ellas y en orden de importancia, la de informarse adecuadamente de “cómo está el percal”, como diría nuestro amigo el castizo y no se nos coja como se dice en el refranero popular español con “todo lo más caliente, aún en el fregadero”, que traducido al “cristiano” significa, con los deberes aún por hacer. Y sin ánimo de querer incordiar, nos permitimos señalar que estamos a menos de un mes de ese 14 de Mayo señalado.


MABEL

jueves, 26 de marzo de 2015

El futuro inmediato…… según nos lo cuenta el profeta Daniel.


Como ustedes habrán comprobado, si son sufridos lectores de este blog, los últimos artículos publicados giran alrededor de la cercanía en el tiempo del cumplimiento de ciertas profecías que nos alertan del pronto establecimiento del reino de Dios en la tierra y que los autores de este blog (“atrevidillos” donde los haya, hay que reconocerlo), auguramos que los acontecimientos preliminares que llevarán a tan feliz y esperado acontecimiento, podrían iniciarse alrededor del mes de Septiembre del año en curso. Lo cual quiere decir (tampoco hay que “amontonarse”), que antes de que dicho reino de Dios en manos de Jesucristo tome las riendas del gobierno de la humanidad, hay un preludio temporal perfectamente delimitado y que conocemos gracias a la información que se nos da en el libro escrito por dicho profeta y máximo exponente de lo que se entiende por profecía.

Es sorprendente como este libro, escrito hará unos 2.500 años atrás en el tiempo y que contiene, si mucho nos apuran, una de las más impresionantes profecías del registro escritural y ello por la directa implicación que tiene en lo relativo al período de tiempo que antecede al fin de los días o conclusión del sistema de cosas actual, resulta ser una de las menos entendidas. Porque en el mismo encontramos lo que se conoce como la “Profecía de las 70 semanas de Daniel” y registrada en su capítulo 9, concretamente en los versículos 24-27 y en donde brilla con luz propia lo registrado en el verso 27 y en el que se alude a la última de esas 70 semanas de años (en definitiva, la que nos aplica directamente en nuestros días), que no siendo otra cosa más que un periodo de siete años, subdividido en dos mitades con diferentes y marcadas características, es lo que nos da la clave para averiguar cuándo el reino de Dios tomará el poder en esta Tierra de nuestras entretelas…… y de ahí, la urgente necesidad de entender correctamente dicha profecía.

Razón por lo que en aras de la información de aquellos que no sean asiduos a este blog, pues dicho tema lo hemos considerado en diversas ocasiones (de paso refrescamos la memoria del “personal” que sí haya leído de ello), creemos conveniente el explicar de dónde sale dicha profética “semana 70” y lo que nos lleva a analizar dicha profecía, que para una exposición más clara y entendible fraccionaremos su contenido, explicando de forma pormenorizada texto por texto y empezando por el versículo 24 que subdividiremos en dos partes…… y siendo que en la primera de ellas lo que se lee es esto:

Hay setenta semanas que han sido determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad……”

De entrada, estas palabras ya hacen de Israel el reloj profético del Altísimo y lo que nos tiene que llevar a no perder de vista a dicho pueblo, pues su proceso histórico es de suma importancia para entender dónde nos encontramos situados en determinado momento en la corriente de los tiempos. Por otra parte, el período de tiempo abarcado por dicha profecía ya nos indica que estaríamos hablando de semanas de años, lo que nos llevaría a un cómputo de 490 años y que es la resultante de multiplicar 70 semanas x 7 años cada una de ellas; dicho lo cual, sigamos con la segunda parte de ese versículo 24 y en donde se nos detalla la razón fundamental del porqué de dicho período de tiempo:

“…… para poner fin a la transgresión y para acabar con el pecado, para hacer expiación por el error, para introducir la justicia para tiempos indefinidos, para imprimir un sello sobre visión y profeta y para ungir el Santo de los Santos.”

O sea, que es al término de esos 490 años cuando se tienen que conseguir esos logros y lo que nos sitúa ya dentro del reino de Dios, que es donde realmente se cumplen dichos objetivos; es cierto que no son pocos los miembros de las distintas organizaciones religiosas que por medio de sus respectivos representantes o, en su defecto, por parte de escritores de artículos bíblicos que afirman no pertenecer a “ganadería” alguna, luego “van por libre” y como es en el caso de los autores de este blog (la semejanza está en lo de ir por libre y no en el mensaje transmitido, obviamente), que afirman que dicha “semana 70” tuvo su cumplimiento en el primer siglo, durante la actividad evangelizadora de Jesús y punto que consideraremos más adelante.

Es cierto que uno podría decir que los números no acaban de cuadrar, pues la citada profecía hemos dicho que se escribió como unos 2.500 años atrás en el tiempo y sin embargo, estamos hablando de solo 490 años para el cumplimiento de la profecía en cuestión y que es la resultante, repetimos, de multiplicar las 70 semanas anunciadas, por los siete años de cada semana…… para razonar lo cual, continuaremos con el análisis de dicha profecía y que nos permitirá entender ese desfase de años, considerando ahora el verso 25:

Y debes saber y tener la perspicacia de que desde la salida de la palabra de restaurar y reedificar a Jerusalén hasta Mesías el Caudillo, habrá siete semanas, también sesenta y dos semanas. Ella volverá y será realmente reedificada, con plaza pública y foso, pero en los aprietos de los tiempos.”

Este pasaje en sí mismo ya nos da a entender que estamos hablando de semanas, no de días, sino de años, pues un mínimo ejercicio de razonamiento lógico nos indica que la citada restauración de Jerusalén y su templo, destruidos por Nabucodonosor en 587 a. E.C. no se podía llevar a cabo en tan solo 49 días y circunstancia que queda avalada por los hechos conocidos a través del relato escritural (y confirmado por la arqueología), que nos habla de dichos conflictivos tiempos para el pueblo de Dios. Por otra parte, el hecho de que el cómputo inicial de esas “70 semanas” se nos dé en fracciones o grupos 7+62+1= 70), indica claramente que su cumplimiento no tenía que ser necesariamente correlativo y como es evidente en el último parcial, eso es, la “semana 70” y de la que se nos habla en el verso 26. Noten además, que lo que hace la porción que acabamos de leer, es establecer el tiempo de 69 semanas de años (7+62) o 483 años después de hecha dicha profecía, como el momento en que tendría que aparecer el Mesías esperado (Jesús) y aparición que se produjo cuando este fue bautizado, no solo en agua sino también en espíritu santo e inmediatamente después, reconocido por Dios como Su Hijo “amado”:

Después que Jesús fue bautizado, inmediatamente salió del agua; y, ¡mire!, los cielos se abrieron y él vio descender como paloma el espíritu de Dios que venía sobre él. 17 ¡Mire! También hubo una voz desde los cielos que decía: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado.” (Mat. 3:16-17).

Fue en este preciso momento en el que apareció el Mesías prometido por Dios y por siglos esperado por el pueblo de Israel (Luc. 3:15), cuando se cumplieron las 69 semanas anunciadas por la profecía…… y ahí se detuvo el tiempo relacionado con las “70 semanas” de Dan. 9:24, pues Jesús tuvo un ministerio de tres años y medio posterior a dicho cumplimiento; de hecho, lo que leemos en el versículo 26 en su parte primera, es lo siguiente:

Y después de las sesenta y dos semanas Mesías será cortado, con nada para sí.”

Luego lo que está claro, es que el tiempo que duró dicho ministerio no computaba como parte de las “69 semanas” cumplidas, pero tampoco tenía nada que ver con la “semana 70” o última del ciclo (algo en lo que incidiremos más adelante); señal inequívoca, entonces, de que el tiempo y en cuanto a la profecía de Daniel se había parado, dejando por tanto pendiente de ocurrir en un futuro aún lejano el cumplimiento de dicha “semana 70” (de hecho, aún estamos esperando que ello ocurra) y algo que los sucesos posteriores a la muerte de Jesús acreditan con solvencia, pues veamos como continúa la segunda parte del citado verso 26 y en donde radica la carga de la profecía en su conjunto:

Y a la ciudad y al lugar santo el pueblo (como raza o etnia) de un caudillo que viene (luego aún estaba en el futuro) los arruinará. Y el fin del tal será por la inundación. Y hasta el fin habrá guerra; lo que está decidido es desolaciones.” (Acotaciones nuestras).

Lo que aquí se lee, entonces, es que “el caudillo” que estaba “por venir”, procedería o sería descendiente del “pueblo” (raza o etnia) que en un futuro posterior a la ejecución de Jesús destruiría el templo y la ciudad de Jerusalén; y los hechos conocidos, es que dicha destrucción ocurrió casi 37 años después de que el Mesías fuera “cortado” y siendo que en ese momento no se tenía la menor idea de tal destrucción y muchísimo menos, qué “pueblo” la llevaría a cabo; por tanto, se desconocía totalmente la identidad del “caudillo” (o “príncipe” según versiones, en todo caso estaríamos hablando de un personaje poderoso) que estaba aún por venir…… pero queda claro que en ningún caso podía ser Jesús ese personaje por venir en ese momento, por razones obvias de puro sentido común. Pero veamos ahora, que es lo que se nos dice que hará ese enigmático personaje, leyendo el verso 27 en su primera parte y que es la interesante para nuestros días, pues lo relativo a las primeras “69 semanas” ya lo conocemos:

Y él (el “caudillo” en cuestión) tiene que mantener el pacto en vigor para los muchos por una semana; y a la mitad de la semana hará que cesen el sacrificio y la ofrenda de dádiva.” (Acotación nuestra).

Luego aquí tenemos ya la esperada “semana 70” o última de un ciclo de “70 semanas” de años, que completa los 490 años que tenían que transcurrir para el cumplimiento de los objetivos marcados en el versículo 24 y que como hemos señalado, ello implica que ya se estará dentro del reino de Dios…… lo que ocurre y por aquello de que la felicidad “dura poco en casa del pobre”, es que para situarnos correctamente en la corriente del tiempo a partir de dicha profecía, nos es necesario el averiguar la identidad del personaje señalado y que es el que establece o confirma “un pacto con los muchos” por una semana de años y sobre lo que hay mucha confusión. Porque pasamos y reduciendo mucho la lista, de aquellos que afirman que fue el propio general romano Tito el personaje del que se nos habla en ese pasaje 27, a otros que señalan al propio Jesús como el “caudillo” señalado, pasando por aquellos a los que dicha profecía les importa más bien un pimiento como referente y lo que nos obliga a despejar incógnitas, porque veamos:

No pudo ser el general romano Tito el caudillo mencionado, porque en ningún lugar de la historia, religiosa o seglar, se hace referencia a que este hubiera establecido pacto alguno con nadie, puesto que no era esta la misión que le llevó a la tierra de Judea, mientras que la dimensión del personaje aludido en la profecía estriba precisamente en la consecución de dicho pacto; y puesto que si descartamos a aquellos que no tienen ningún interés por dicha profecía, solo nos quedan aquellos que tienen en Jesús como al personaje aludido como el autor del pacto citado, veamos ahora por qué no pudo ser Jesús el muñidor de dicho pacto: en primer lugar y añadiendo a lo ya dicho, que cuando murió Jesús no se tenía ni idea de quién o quiénes destruirían Jerusalén y su templo…… en segundo lugar, tenemos que el único pacto que Jesús estableció y del que hay constancia, es el que está registrado en Luc. 22:28-30:

Sin embargo, ustedes son los que con constancia han continuado conmigo en mis pruebas; 29 y yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, 30 para que coman y beban a mi mesa en mi reino y se sienten sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.”

Pacto que nada tenía que ver “con los muchos”, pues solo implicó a once de sus apóstoles, relacionado este con el reinar con él en el reino de Dios que en un futuro sería establecido en la tierra y que no aplicaba a todos los integrantes del pueblo de Israel, sino solo a unos pocos de ellos…… además, no estaríamos hablando de un pacto limitado en el tiempo o con fecha de caducidad (y mucho menos roto antes de su íntegro cumplimiento, por el mismo que lo había establecido), en este caso por “una semana” de años, sino de un pacto como mínimo por mil años. Por otra parte y para dar más solidez a nuestro planteamiento, tenemos que añadir a nuestro argumentario el hecho de que el “caudillo” (o “príncipe”, según versiones) por aparecer del versículo 26, tenía que emerger del “pueblo” o etnia que en su momento destruyó a Jerusalén, así como a su templo; y aunque está comúnmente adjudicada a los “romanos” la autoría del “desaguisado” ocurrido, la realidad es que eran mercenarios árabes reclutados en la zona por el Imperio Romano, bajo estandartes y oficialidad romana (fundamentalmente los componentes de la X Legión y que fue la que más protagonismo tuvo en dicha destrucción) y que para el caso es lo mismo, pues lo fundamental es que Jesús era hebreo y no árabe o romano…… luego nada que ver con el “pueblo” que causó dicha desolación y por lo que de ninguna manera podía ser el “caudillo” mencionado en Dan. 9:27.

Por lo que el planteamiento de que la “semana 70” y última del ciclo de “70 semanas” profetizadas se cumplió en tiempos de Jesús, no se sostiene por ningún lado; y aunque es cierto que ese planteamiento es mayoritario entre las distintas denominaciones de la cristiandad, eso no lo hace correcto y algo que queda claro cuando contrastamos dicha teoría con lo que se nos dice en Dan. 9:24b acerca de la razón por la que se determinan las “70 semanas” sobre el pueblo de Daniel y que volveremos a considerar:

“…… para poner fin a la transgresión y para acabar con el pecado, para hacer expiación por el error, para introducir la justicia para tiempos indefinidos, para imprimir un sello sobre visión y profeta (eso es, certificar el completo cumplimiento de todo lo profetizado) y para ungir el Santo de los Santos.” (Acotación nuestra).

Y siendo cierto que los que defienden dicho argumento dicen que todo eso se logró con la muerte de Jesús, la realidad es que de todas esas condiciones no se ha cumplido ni una, sino que más bien al contrario lo que estamos viendo es lo mismo que había antes de la muerte en sacrificio de Cristo, pero corregido y aumentado, porque veamos: la transgresión en la tierra continúa; con el pecado (se entiende que con el pecado adámico heredado y causante de nuestras desgracias) no se ha terminado, pues continuamos naciendo con él y sufriendo sus desastrosas consecuencias. Por otra parte, de ningún modo ha habido expiación por el error, pues la humanidad en su inmensa mayoría continúa siendo tan “borde” como siempre; ya qué decir acerca de una justicia implantada para tiempos indefinidos, cuando vivimos rodeados de injusticia por tierra, mar y aire…… y aunque nos digan que esos son los logros del sacrificio de Jesús sobre la humanidad, la cosa no “cuela” pues el siguiente de esos requisitos, eso es, el “imprimir un sello sobre visión y profeta”, tiene que ver con el cumplimiento de todas y cada una de las profecías registradas en la Biblia y lo cual no es el caso, cuando la cosa se analiza desde la perspectiva correcta.

Porque la profecía del reino de Dios y promesa fundamental sobre la que gira el registro sagrado, por ejemplo, aún no se ha cumplido, pues este aún no ha sido instalado en la tierra (los TJ disparatadamente lo colocan en el cielo, pero que a todos los efectos sería lo mismo) y con ello, la restauración tanto física como espiritual del ser humano, así como de su entorno medioambiental y coincidente dicha restauración, no con la muerte de Jesús y como algunos nos quieren vender, sino con el regreso a la tierra de este en el poder del reino y que es muy distinto, pues esto es lo que leemos en las Escrituras acerca del tema:

“…… y para que él (Jehová Dios) envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, 21 a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.” (Hech. 3:20-21). (Acotación nuestra).

Luego está claro que es la venida de Jesucristo en el reino la que cumple con los objetivos reseñados en Dan. 9:24, pues está directamente relacionada con el cumplimiento de las promesas de Dios hechas por medio de sus “santos profetas de tiempo antiguo” y que tienen que ver con la restauración física de la humanidad, así como de su entorno medioambiental y del mundo animal en su relación con el hombre (Isa. 11:6-9), como se sobreentiende de las siguientes palabras proféticas:

En aquel tiempo (eso es, cuando se establezca el reino de Dios en la tierra), los ojos de los ciegos serán abiertos y los oídos mismos de los sordos serán destapados. 6 En aquel tiempo el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo y la lengua del mudo clamará con alegría. Pues en el desierto habrán brotado aguas y torrentes en la llanura desértica.” (Isa. 35:5-6). (Acotación nuestra(.

A tal grado será esto así, que la promesa divina es clara al respecto:

Y ningún residente dirá: “Estoy enfermo”. La gente que more en la tierra constará de los que habrán sido perdonados por su error.” (Isa. 33:24).

Sin embargo, no es esto lo que contemplamos a nuestro alrededor, como no vemos tampoco por ningún lado, el cumplimiento de la profecía registrada en Job 33:24-25 en estos términos:

“…… entonces lo favorece y dice: “¡Líbralo de bajar al hoyo! ¡He hallado un rescate! 25 Que su carne se haga más fresca que en la juventud; que vuelva a los días de su vigor juvenil”.”

Porque de lo que se nos está hablando aquí, es que cuando se establezca el reino de Dios en la tierra las personas dejarán de morir como consecuencia del pecado heredado, pues la muerte será “tragada para siempre” (Isa. 25:8) por dicha gobernación de hechura divina y como consecuencia, lo que va a ocurrir con las personas ancianas que en ese momento existan sobre la tierra, es que serán devueltas a los tiempos de su juventud vital…… al tiempo que aquella inmensa cantidad de personas muertas en el transcurso de la historia de la humanidad, serán devueltas a la vida en la resurrección que tendrá lugar en dicho espacio de mil años de reinado divino, algo garantizado por el propio Hijo de Dios:

No se maravillen de esto, porque viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz 29 y saldrán, los que hicieron cosas buenas a una resurrección de vida, los que practicaron cosas viles a una resurrección de juicio.” (Juan 5:28-29).

Todo esto expuesto y que no son otra cosa más que profecías bíblicas, no las vemos cumplidas a pesar de que los TJ continúan diciendo y en otra de sus disparatadas enseñanzas, que el reino de Dios fue instaurado en 1.914…… luego si 100 años nos contemplan desde que esa supuesta instauración se produjo y nosotros continuamos “con estos pelos”, aquí está fallando algo. Porque si lo que hemos leído en Hech. 3:20-21, es que el regreso de Jesucristo a la Tierra está directamente relacionado con la instauración del reino de Dios en la misma y como inmediata consecuencia de ello, inicia la “restauración” de todas las cosas como estaban en un principio antes del pecado y en Dan. 9:24 se corrobora dicho extremo, cuando se nos dice que se pondrá “un sello sobre visión o profeta” y con lo que queda claro que a partir de ese momento ya se verán cumplidas todas las profecías “que Dios habló por boca de sus profetas de tiempo antiguo” y resulta que, repetimos, 100 años después del supuesto establecimiento del reino de Dios no vemos nada de nada de lo prometido …… o bien la Biblia nos miente, o bien el establecimiento de dicho reino aún está en el futuro y los que mienten son los TJ y todos aquellos que, de alguna u otra forma, niegan la existencia de un reino literal.

Consideración aparte y no menos importante, merece el hecho afirmado de que dicha “semana 70” y última del ciclo, está dividida en dos partes con distintas características; pero dicho esto y por aquello de empezar por el principio, habría que explicar cuáles serán los sucesos que nos permitirán identificar el momento en que la tal inicia y en el bien entendido de que el segundo ciclo de “69 semanas”, terminó con la aparición del Mesías en el año 29 de nuestra era. Ello significa que han pasado casi 2.000 años desde ese momento hasta nuestros días, circunstancia que podría dar a entender a más de uno que Jehová se ha olvidado del tema y lo cual nada tiene que ver con la realidad…… es más, ya Jesús en su momento y en clara alusión a los sucesos por acontecer sobre el pueblo judío, advirtió de dicha circunstancia temporal cuando dijo lo siguiente:

“…… y caerán a filo de espada y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por las naciones, hasta que se cumplan los tiempos señalados de las naciones.” (Luc. 21:14).

Estas palabras proyectaban el cumplimiento de la profecía de Daniel más allá en el tiempo, eso es, el período determinado por Jehová Dios para castigo de la infiel y rebelde nación de Israel; no olvidemos que en 135 E.C. esta desapareció como nación para aparecer de nuevo más de 1.800 años después, concretamente el 15 de Mayo de 1.948 cuando recibió reconocimiento legal por la ONU, si bien este se hizo oficial un año después. Pero dicho esto, no nos resistimos a hacer una pequeña puntualización acerca de cuándo, a nuestro entender, empezaron a regir esos “tiempos de los gentiles” y que muchos entienden que fue a partir del año 70 de nuestra era, con la destrucción de Jerusalén y su templo a cargo de las legiones romanas mandadas por el general Tito o, en su defecto, el trágico suceso de 135 E.C. mencionado y en que definitivamente los judíos fueron expulsados de su tierra por el emperador Adriano y borrado del mapa el nombre de Israel…… sin embargo, parece que el contexto escritural coloca el inicio de esos “tiempos de los gentiles (o “naciones”, según la traducción bíblica que se use) para mucho antes de esos sucesos, porque veamos:

Con la caída de Jerusalén en 587 a. E.C. a manos de Nabucodonosor, la dinastía y el gobierno davídicos quedaron interrumpidos “in témpore” y Jerusalén, o lo que ésta representaba (la nación escogida por Dios, Israel), habría de continuar siendo “hollada” por los sucesivos gobiernos gentiles que durante la historia han dominado sobre esa parte del globo, mientras la regencia delegada del reino de Dios (1 Crón. 29:23) establecida en la tierra y ejercida por la casa de David, se ha mantenido en un estado inoperante bajo esas distintas potencias gentiles que, de forma alternativa y periódica, han dominado sobre esa tierra de Oriente Medio. Por lo tanto, este “tiempo de los gentiles” de hollar Jerusalén y lo que ésta representa, inició en ese momento histórico de 587 a. E.C. y durará hasta que de nuevo se levante un rey de la línea de David, que gobierne sobre la tierra en nombre del Dios Altísimo…… y como eso no ocurrirá hasta que Jesucristo acceda al trono de su antepasado David en representación de su Padre Celestial, dicho dominio se prolongará hasta el establecimiento de dicha gobernación divina sobre nuestro planeta; dicho lo cual, retomemos el tema y que habíamos dejado en el averiguar qué sucesos nos indicarán (noten que hablamos en plural) que dicha última semana del ciclo de 70 ha comenzado ya su discurrir.

Y hablamos de “sucesos”, porque aunque es cierto que la inmensa mayoría de autores bíblicos centra toda la atención en la aparición del “anticristo” como el caudillo profetizado que tiene que establecer ese pacto por siete años para “los muchos” (en todo caso estaríamos hablando de un influyente y poderoso personaje) y por tanto, el detonante temporal que marca el momento en que inicia dicho período de tiempo de la “semana 70” y lo cual es cierto, no es menos cierto que paralelamente y ya algo menos conocido (pues apenas se le dedica atención por parte de los “gurús” religiosos de la cristiandad, entiéndase teólogos), aparecerán otros relevantes personajes y de los que se nos habla en Rev. 11:3 e identificados como los “dos testigos”, eso es, un pequeño resto de personas enviadas por Jehová, equiparables en poder a los Pablo, Pedro, Juan, Elías, Moisés, etc. según los versos 5-6 de ese capítulo 11, para llevar a cabo lo que en definitiva es “la madre del cordero” de lo que realmente muchos estamos esperando y que no es otra cosa que el “pasaporte” que nos permita acceder al reino de Dios en calidad de súbditos, algo que muchos no conseguirán y como veremos a continuación.

Porque ese pequeño resto “ungido” por aparecer, tendrán a su cargo la obra de “profetizar” o anunciar al mundo y por espacio de 1.260 días o tres años y medio, la inmediata llegada de la “gran tribulación”, a ser seguida por el establecimiento del reino de Dios sobre este valle de lágrimas que responde al nombre de planeta Tierra…… luego cuando veamos aparecer dichos personajes, eso es, el llamado “anticristo” por un lado y que establece el pacto de 7 años entre Israel con sus vecinos árabes y los “dos testigos” por el otro, es cuando empieza la cuenta atrás que nos llevará al término de la última semana de años pendiente del ciclo de 70 y con ello, a los últimos siete años del mundo como lo conocemos y a ser seguidos por el establecimiento del reino de Dios en la Tierra. Semana dividida en dos mitades bien diferentes: una primera en que mediante dicha predicación, se dará la oportunidad al conjunto de la humanidad de tomar posición y asegurarse con ello el poder acceder al reino de Dios en calidad de súbditos del mismo (los que acepten la propuesta, obviamente) y marcada, lógicamente y contrario a lo vaticinado por la mayoría de “entendidos” en la materia, por una época de calma y bienestar que en este momento nos parece imposible de alcanzar, pero necesaria para el normal desarrollo de la mencionada predicación y algo de lo que se nos habla en Rev. 7:1-3:

Después de esto vi a cuatro ángeles de pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, reteniendo los cuatro vientos de la tierra (símbolos de destrucción), para que no soplara viento alguno sobre la tierra ni sobre el mar ni sobre ningún árbol. 2 Y vi a otro ángel que ascendía del nacimiento del sol, teniendo un sello del Dios vivo; y clamó con voz fuerte a los cuatro ángeles a quienes estaba concedido hacer daño a la tierra y al mar 3 y dijo: “No hagan daño a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta después que hayamos sellado en la frente a los esclavos de nuestro Dios”.” (Acotación nuestra).

No perdamos de vista, el hecho de que dicho “sellar” tiene que ver con esas personas que Jehová envía y no a los que, aceptando su mensaje en el sentido de que el reino de Dios ya ha tomado el poder, serán súbditos del mismo; porque el “sello” que acredita la condición de aceptado por Dios solo se recibe cuando uno da su vida en sacrificio para alcanzar el reino como gobernante del mismo…… no olvidemos las palabras de Jesús “pruébate fiel hasta la misma muerte y yo te daré la corona de la vida” en Rev. 2:10 y que claramente muestran que uno primero tenía que dar su vida en sacrificio, para que luego y en premio, se le concediera la “corona de la vida” y que no significa otra cosa que la inmortalidad de la que gozarán todos aquellos que junto a Cristo reinarán. De ahí lo que leemos en Rev. 11:7, en el sentido de que “cuando hayan terminado de dar su testimonio, la bestia salvaje que asciende del abismo hará guerra contra ellos y los vencerá y los matará”…… y eso es lo que ocurre al término de dicho periodo de 1.260 días o tres años y medio o primera mitad de esa última “semana 70” de años y caracterizada, como hemos dicho, por un período de calma para permitir la predicación anunciada por Jesús en Mat. 24:14 y pasaje en el que se nos da una pista de lo que va a ocurrir en la segunda parte de dicha última semana o tres años y medio restantes:

Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”

Es decir, cuando finalice dicha predicación que da contenido a los primeros tres años y medio de la final “semana 70” y ya ejecutados los “dos testigos” o resto “ungido” por aparecer, es cuando se produce la llamada “primera” resurrección (Rev. 20:6) y que implica, no solo a ese “resto” aún por aparecer y víctima de la violencia del poder gobernante en ese momento y controlado por el “anticristo”, sino también a los apóstoles y a todos aquellos que en el primer siglo siguieron las pisadas de Jesús…… es en ese momento en el que se produce el punto de inflexión que nos introduce ya en la segunda parte de esa última semana, en donde la llamada “gran tribulación” será la protagonista y con lo que estaríamos hablando del mayor tiempo de angustia sobre este planeta (diluvio universal incluido) y dirigida contra aquellos que habrán mostrado desprecio por la misericordia divina, al rechazar la oportunidad ofertada de conseguir una plaza en el reino de Dios; ello se nos confirma en las siguientes palabras:

Esto toma en cuenta que es justo por parte de Dios pagar con tribulación a los que les causan tribulación, 7 pero, a ustedes que sufren la tribulación, con alivio juntamente con nosotros al tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles 8 en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen a Dios (obviamente porque no han querido) y sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús (pues han rechazado el conocerlas). 9 Estos mismos sufrirán el castigo judicial de destrucción eterna (durante la “gran tribulación”) de delante del Señor y de la gloria de su fuerza.” (2 Tes. 1:6-9). (Acotaciones nuestras).

Terminados esos fatídicos tres años y medio restantes de esta segunda parte de la “70 semana”, es cuando finalmente toma posesión de la tierra el reino de Dios y adquieren carta de naturaleza los eventos anunciados en Dan. 9:24…… excusamos decir, que mientras la humanidad desobediente se enfrenta a su justo castigo, aquellos que si escucharon y decidieron acogerse a los beneficios del reino de Dios sobre la humanidad, habrán sido “ocultados” o protegidos por nuestro Creador de la destrucción causada por la “gran tribulación” (Sof. 2:3; Isa. 26:20; Salmo 91). Y aunque no sabemos cómo lo hará en esta ocasión, lo que sí sabemos es que a lo largo de la historia en general y en particular del pueblo de Israel, Jehová Dios siempre trató bondadosamente con aquellos que le fueron leales y preservó sus vidas del peligro al que se enfrentaban, pues la máxima de nuestro Supremo Hacedor es esta:

Con alguien leal, tú actuarás en lealtad; con el hombre físicamente capacitado, exento de falta, tratarás de un modo exento de falta.” (Sal. 18:25).

Pero habrán observado unos párrafos atrás, que hemos mencionado y con respecto de aquellos que pretendan hacerse con una plaza como súbditos en el reino de Dios, acerca de responder a una “propuesta” que será extendida a todo el mundo por parte de los “dos testigos” o enviados de Dios y que solo aquellos que la acepten, serán beneficiarios de tan codiciada plaza: el colaborar con esos mensajeros de Dios, en la tarea de extender el contenido del mensaje predicado por todo el mundo y contenido del que se nos habla en Rev. 14:6-7:

Y vi a otro ángel que volaba en medio del cielo y tenía buenas nuevas eternas que declarar como noticias gozosas a los que moran en la tierra y a toda nación y tribu y lengua y pueblo 7 y decía con voz fuerte: “Teman a Dios y denle gloria, porque ha llegado la hora del juicio por él, de modo que adoren al que hizo el cielo y la tierra y el mar y las fuentes de las aguas”.”

Que solo aquellos que colaboren en dicha comisión, tendrán acceso al reino de Dios como súbditos del mismo, es lo que se infiere de una de las parábolas que usó Jesús y que tenía que ver fundamentalmente con nuestros tiempos, que encontramos en Mat. 25:31-46 y conocida como “la parábola de las ovejas y las cabras”…… contenido de la cual que nos indica sin lugar a duda alguna, lo imprescindible de dicha actitud “colaboradora” para situarse uno en una posición de favor ante el Altísimo y que le permita el acceso a dicho reino venidero, porque esto es lo que enseñó el Hijo de Dios en dicha parábola:

Cuando el Hijo del hombre llegue en su gloria y todos los ángeles con él, entonces se sentará sobre su glorioso trono. 32 Y todas las naciones serán reunidas delante de él y separará a la gente unos de otros, así como el pastor separa las ovejas de las cabras. 33 Y pondrá las ovejas a su derecha (una posición aprobada), pero las cabras a su izquierda (posición de desaprobación).” (v. 31-33). (Acotaciones nuestras).

La pregunta a la que nadie ha respondido aún o al menos, nosotros no nos hemos topado con ella (es cierto que a esa parábola y a pesar de su importancia en el asunto, se le ha prestado muy poca atención), es cómo o en función de qué baremo se hará dicha separación y algo que se nos explica en los siguientes versículos 34-40:

Entonces dirá el rey a los de su derecha: “Vengan, ustedes que han sido bendecidos por mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo. 35 Porque me dio hambre y ustedes me dieron de comer; me dio sed y me dieron de beber. Fui extraño y me recibieron hospitalariamente; 36 desnudo estuve y me vistieron. Enfermé y me cuidaron. Estuve en prisión y vinieron a mí”. 37 Entonces los justos le contestarán con las palabras: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber? 38 ¿Cuándo te vimos extraño y te recibimos hospitalariamente, o desnudo y te vestimos? 39 ¿Cuándo te vimos enfermo, o en prisión y fuimos a ti?’. 40 Y en respuesta el rey les dirá: “En verdad les digo: Al grado que lo hicieron a uno de los más pequeños de estos hermanos míos, a mí me lo hicieron”.”

Y puesto que las ayudas que aquí se mencionan no es probable que sean necesarias en este período histórico que estamos por vivir, visto el inmenso poder que tendrán esos “hermanos pequeños” y en clara referencia al resto “ungido” por aparecer, en el desarrollo de su comisión (Rev. 11:5-6), es obvio que de lo que se nos está hablando es de una colaboración activa en dicha tarea de predicación encomendada…… pero veamos ahora, en los versículos 41-46 siguientes, la cara negativa de esta moneda:

Entonces dirá, a su vez, a los de su izquierda: “Váyanse de mí, ustedes que han sido maldecidos, al fuego eterno (equivalente a destrucción eterna) preparado para el Diablo y sus ángeles. 42 Porque me dio hambre, pero ustedes no me dieron de comer y me dio sed, pero no me dieron de beber. 43 Fui extraño, pero no me recibieron hospitalariamente; desnudo estuve, pero no me vistieron; enfermo y en prisión, pero no me cuidaron”. 44 Entonces ellos también contestarán con las palabras: ‘Señor, ¿cuándo te vimos con hambre, o con sed, o extraño, o desnudo, o enfermo, o en prisión y no te ministramos?’. 45 Entonces les contestará con las palabras: “En verdad les digo: Al grado que no lo hicieron a uno de estos más pequeños, no me lo hicieron a mí”. 46 Y estos partirán al cortamiento eterno (eso es, a enfrentarse con la “gran tribulación”), pero los justos a la vida eterna (en el reino de Dios).” (Acotaciones nuestras).

Y esto es, más o menos bien contado, todo lo relativo a la “Profecía de las 70 semanas de Daniel” registrada en el libro bíblico que lleva el nombre de este profeta y que nos pone en antecedentes, no solo de los acontecimientos por suceder, sino de su orden de aparición y lo que es más importante, de la secuencia temporal de los mismos. Es cierto que nos hemos extendido un poco en explicarlo, pero en todo caso entendemos que el tema es de suficiente importancia como para, no solo leérselo con atención, sino para que uno dedique un tiempo a meditar sobre ello y, si se tercia, complementar lo aquí dicho con otras fuentes de información que puedan añadir más datos sobre el particular. Porque no hay que pasar por alto, el hecho de que lo contado no es más que la particular visión de los autores de este blog, respecto de dicha profecía y lo que debería llevar a uno a poner de su parte, eso es, a contrastar dicha información con aquellas que tenga a su alcance o en su defecto, del personal conocimiento que ya se tenga sobre el particular; y es que como tantas veces hemos señalado, nosotros...... también nos podemos equivocar.

MABEL


sábado, 17 de enero de 2015

¿Está seguro de lo que dice, Sr. Sospedra?


Y es que acabamos de recibir un correo con un extenso comentario acerca de uno de nuestros escritos, concretamente el titulado “¿Cuándo “aparecen” en escena, los 144.000 cogobernantes con Cristo?” y publicado el 13/06/14, en donde se nos hacen una serie de puntualizaciones y que, como tenemos por costumbre, al entender que son de interés general responderemos públicamente. En el correo en cuestión, que lo remite uno de nuestros asiduos lectores (así más o menos se identifica) y que responde al nombre de D. Carlos Sospedra (Willy), se nos hacen una serie de afirmaciones en las que queda claro que dicho caballero, o bien no se ha leído con la atención debida dicho artículo, o bien que no ha entendido nada de lo que ha leído, pues lo que nos plantea lo tiene explicado en el mismo; porque una cosa es que no se esté de acuerdo con nuestras afirmaciones y las mismas se rebatan con textos bíblicos procedentes que las puedan contrarrestar, lo cual es enriquecedor y otra muy distinta, el que se objete porque a uno no le gusta lo que nosotros planteamos y sin aportar prueba convincente alguna que avale su disconformidad con lo publicado.

Dicho lo cual, pasemos a exponer los dos puntos fundamentales que se nos discuten y que ya muestran que dicho caballero no está muy puesto en eso del entendimiento bíblico, al menos atendiendo a lo que él mismo nos dice ya de entrada en lo referido al primer punto en discordia y que pone en nuestro conocimiento con las siguientes palabras…… palabras que transcribimos sin retoque alguno, eso es, tal cual nos han llegado y en las que nos permitiremos resaltar en “negrita” algunas palabras significativas:

Sabemos que los 144.000 son literales,no hay duda,pero a pesar de haber escudriñado mucho tiempo éste pasaje polémico y haber defendido la pertenencia de los primeros cristianos a él,he de admitir por puro sentido y continuación del pasaje,que los 144.000 son sellados enteramente en la tribulación.TODOS.No indica el sentido del texto para nada,un sellamiento dividido en dos tiempos diferentes y distanciados en 2000 años. Es verdaderamente torcer el texto y acomodarlo forzosamente a nuestra idea pre-concebida.

Yo mismo defendía su idea,e incluso la torcí,pero hay que admitir y reconocer que los 144.000 son sellados ¨todos juntos¨ en un momento determinado.¿Sabemos quienes serán?,No.¿Sabemos si serán los únicos que acompañarán en su gobierno a Yahshua?,No.

¿Por qué aparecen sólo ellos en Sión junto a él?.No lo sabemos.

Las escrituras no lo revelan,y tú lo sabes.”

Luego dicho caballero y que afirma tener muchas lagunas en cuanto a conocimiento escritural para tanta objeción presentada, de entrada ya nos está acusando de mentir flagrantemente y a sabiendas de ello (luego nos imputa mala fe o perversas intenciones), pues si resulta que nosotros sabemos algo y publicamos lo contrario de lo que sabemos y eso es lo que nos está diciendo…… ¡pues juzguen ustedes mismos! Pero volviendo al tema que nos ocupa, estaríamos hablando del pasaje de Rev. 7:2-4 y en donde se lee como sigue:

Y vi a otro ángel que ascendía del nacimiento del sol, teniendo un sello del Dios vivo; y clamó con voz fuerte a los cuatro ángeles a quienes estaba concedido hacer daño a la tierra y al mar 3 y dijo: “No hagan daño a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta después que hayamos sellado en la frente a los esclavos de nuestro Dios”. 4 Y oí el número de los que fueron sellados, ciento cuarenta y cuatro mil, sellados de toda tribu de los hijos de Israel.”

Ya leído dicho pasaje, veamos ahora lo que nos objeta dicho caballero en su comentario: 1º, los primeros cristianos no tienen nada que ver con esos sellados; 2º, los 144.000 son sellados todos juntos durante la “gran tribulación”; 3º no sabemos quiénes serán; 4º, no sabemos, además, si serán los únicos que acompañarán a Cristo en su reinar y, 5º, no sabemos tampoco que hacen o representan al lado de Jesucristo “sobre el monte Sión” y según nos los muestra Rev. 14:1. Es decir, que ese caballero no sabe nada de de nada acerca de todo eso (de nuevo nos remitimos a su afirmación en este sentido) y lo que pone seriamente en entredicho su aseveración de que nos sigue desde hace tiempo, pues dichos puntos los tenemos perfectamente explicados en numerosos artículos…… sin embargo, se permite la licencia de afirmar que nosotros “torcemos los textos” para acomodarlos a nuestra particular forma de entender el asunto y lo cual no es más que una falacia, pues tal como muestra nuestra trayectoria siempre nos movemos en función del contexto escritural, como haremos también en esta ocasión.

Por lo que atendiendo a dicha ignorancia reconocida, pasaremos a enseñarle de “qué va la película” al caballero mencionado, desmontándole punto por punto su planteamiento y que es obligado iniciar con lo que se nos dice en Rev. 14:1 y del que dicho caballero afirma no saber que hacen esos 144.000 al lado de Jesucristo en dicho monte Sión:

Y vi, y ¡miren!, el Cordero de pie sobre el monte Sión y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tienen escritos en sus frentes el nombre de él y el nombre de su Padre.”

Es cierto que si uno lee dicho pasaje con ideas preconcebidas, no parece aclararnos mucho en sí mismo, acerca de qué se nos quiere decir con la presencia de esos personajes al lado de Jesucristo y más si uno tiene las “lagunas” escriturales que parecen adornar al comunicante en cuestión…… ya otra cosa es, cuando dicho pasaje se entiende a la luz del contexto escritural y que para algo está, por ejemplo en lo que se lee en el Sal. 2:5-6:

En aquel tiempo les hablará en su cólera y en su ardiente desagrado los perturbará, 6 diciendo: “Yo, sí, yo, he instalado a mi rey sobre Sión, mi santa montaña”.”

Entonces y teniendo en cuenta que la Revelación o Apocalipsis es una narración de cosas que tenían “que suceder en la tierra” aún en un futuro lejano (Rev. 1:1), lo que se le mostró a Juan en esa visión de Rev. 14:1 era el momento en que Jesucristo toma el control del mundo en calidad de rey delegado de Jehová sobre el monte Sión y donde siempre estuvo el trono de Dios (1 Crón. 29:23), ocupado por Su rey designado…… luego si ello es así y así es, pues es el propio Dios Altísimo el que pronuncia dichas palabras, esos 144.000 acompañantes de Cristo en esa visión solo pueden ser aquellos que le acompañan en su reinar durante el milenario reino de Dios. Entonces y contrario a lo que nos dice el Sr. Sospedra, sí sabemos de entrada que esos 144.000 son los únicos que gobiernan al lado de Jesucristo en el reino de Dios…… y partiendo de dicha premisa, también sabemos que esos 144.000 personajes de los que nos habla Rev. 7:4, no son todos “sellados” en ese tiempo final de la “gran tribulación”, a tenor de lo que leemos en Luc. 22:28-30:

Sin embargo, ustedes son los que con constancia han continuado conmigo en mis pruebas; 29 y yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, 30 para que coman y beban a mi mesa en mi reino y se sienten sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.”

Por lo tanto, dado que dentro de esa cantidad 144.000 están contabilizados también los apóstoles y resto de seguidores de estos del I siglo y con los que Jesús estableció dicho pacto, es obvio que Rev. 7:4 nos tiene que estar diciendo otra cosa distinta a la que entiende D. Carlos en el sentido de que es en ese momento cuando serán sellados “todos” aquellos que con Cristo tienen que reinar…… y lo que está haciendo dicho pasaje no puede ser otra cosa, que darnos simplemente la cantidad total y hasta ese momento desconocida, de aquellos que participarían en dicho gobierno del reino. Porque recordemos la directa relación existente entre esos personajes mencionados en Rev. 7:4 y los mencionados en Rev. 14:1, en el sentido de que todos ellos (y a diferencia de la “gran muchedumbre” de Rev. 7:9:14 y que sobrevive a la mencionada “tribulación”), están “sellados en sus frentes” con el sello del Dios vivo, eso es, “el nombre de él (Jesucristo) y el nombre de su Padre”…… y circunstancia que nos lleva indudablemente al hecho de que estamos hablando de las mismas personas; ahora bien, quizás el Sr. Sospedra podría objetar acerca del significado de Rev. 7:3, pues probablemente tampoco sabrá de lo que se nos está hablando en el mismo:

“…… y dijo: “No hagan daño a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta después que hayamos sellado en la frente a los esclavos de nuestro Dios”.”

Porque si nos fijamos, en dicho pasaje y si bien se nos habla de sellar “a alguien”, es obvio y por lo ya explicado, que no pueden ser todos los 144.000 del verso cuatro, sino un resto de estos y que aún no han aparecido…… pero ¿nos habla la Biblia de esto, o estamos ante suposiciones nuestras para “torcer el texto y acomodarlo a ideas preconcebidas” para salir airosos del supuesto “atolladero” en el que nos haya podido meter la objeción del Sr. Sospedra? Nada de esto, sino que dado que los autores de este blog jamás decimos algo que no podamos demostrar, veamos que se nos dice que ocurre en la apertura del quinto sello, de los siete que abre Jesucristo:

Y cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido (noten el verbo en tiempo pretérito) degollados a causa de la palabra de Dios y a causa de la obra de testimonio que solían tener. 10 Y clamaban con voz fuerte y decían: “¿Hasta cuándo, Señor Soberano santo y verdadero, te abstienes de juzgar y de vengar nuestra sangre en los que moran en la tierra?”. 11 Y a cada uno de ellos se dio una larga ropa blanca; y se les dijo que descansaran por un poco de tiempo más, hasta que se completara también el número de sus coesclavos y de sus hermanos que estaban a punto (luego suceso posterior a la reclamación de los personajes citados) de ser muertos como ellos también lo habían sido (eso es, asesinados en defensa de su fe).” (Rev. 6:9-11). (Acotaciones nuestras).

De nuevo vemos como el registro sagrado contradice lo dicho por el Sr. Sospedra, pues él sostiene que no estamos ante un sellamiento dividido en dos tiempos con una separación de casi 2.000 entre ambos, cuando la realidad es totalmente la contraria, porque veamos: sabemos que con la muerte de los apóstoles, finalizó la dispensación del bautismo en espíritu santo y que era el que daba la condición a uno de Hijo de Dios (algo que hemos explicado con harta frecuencia en diferentes artículos y citando para ello de Hech. 8:1-20), así como el que dotaba de poderes sobrenaturales a sus poseedores y que les identificaba como aquellos que reinarían con Cristo, con lo que hubo un “parón” en la obra iniciada por Jesús de búsqueda de aquellos que tenían que reinar a su lado…… de hecho, con dicha interrupción temporal finalizó la oportunidad extendida al ser humano de poder luchar para alcanzar dicho privilegio y así hasta el tiempo actual. Porque estaríamos hablando de la próxima aparición en la tierra de un pequeño “resto” de esos poderosos personajes y que serán elegidos ya directamente por Jesucristo (eso es, a la manera de Pablo) y no como en el I siglo, mediante búsqueda por medios humanos (los apóstoles en ese caso) y como premio al esfuerzo personal de uno, completando con ello la cantidad pendiente de redondear y de la que nos habla el pasaje que acabamos de mencionar; luego leamos lo que se nos dice en Rev. 11:3-6:

Y haré que mis dos testigos (obviamente un pequeño resto “ungido”) profeticen mil doscientos sesenta días vestidos de saco”. 4 Estos son simbolizados por los dos olivos y los dos candelabros y están de pie delante del Señor de la tierra.

5 Y si alguien quiere hacerles daño, de la boca de ellos sale fuego y devora a sus enemigos; y si alguien quisiera hacerles daño, tiene que ser muerto de esta manera. 6 Estos tienen la autoridad para cerrar el cielo de modo que no caiga lluvia durante los días de su profetizar y tienen autoridad sobre las aguas para tornarlas en sangre y para herir la tierra con toda clase de plaga cuantas veces deseen.” (Acotación nuestra).

Luego poderosísimos personajes a la manera de los apóstoles, Moisés o Elías, que tienen una comisión divina que llevar a cabo por espacio de 1.260 días o tres años y medio, para lo cual se decreta por orden divina un tiempo de tregua en la tierra (Rev. 7:1-3) y después de lo cual, ocurre esto:

Y cuando hayan terminado de dar su testimonio, la bestia salvaje que asciende del abismo hará guerra contra ellos y los vencerá y los matará. 8 Y sus cadáveres estarán en el camino ancho de la gran ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también el Señor de ellos fue fijado en el madero. (……)

11 Y después de los tres días y medio, espíritu de vida procedente de Dios entró en ellos y se pusieron de pie y gran temor cayó sobre los que los contemplaban. 12 Y oyeron una voz fuerte procedente del cielo decirles: “Suban acá”. Y subieron al cielo en la nube y sus enemigos los contemplaron.” (Rev. 11:7-12).

Es en ese momento y completado ya el número de los que con Cristo tienen que reinar, cuando se produce la “primera” resurrección de Rev. 20:6 y ello conjuntamente con el arrebatamiento de esos personajes (1 Tes. 4:16-17); momento en el que inicia la segunda parte de la profética 70 semana de Dan. 9:26-27 y con ello la “gran tribulación” (para más información, ver el artículo mencionado al inicio de este escrito). Lo cual nos lleva a la segunda objeción que nos plantea dicho caballero y que, como la primera, transcribimos directamente de su correo…… obviamente sin hacer corrección alguna a dicho contenido, salvo el añadir de nuevo “negritas” para destacar puntos clave que nos plantea:

A pesar de decir que es sólo tu opinión personal lo que cuentas en éste y otros temas,pareces tener una obsesión con la ¨famosa semana setenta¨. Amigo Armando,en las escrituras no existe ninguna semana de siete años guardada para la tribulación.Eso es una falsa doctrina que se ha establecido en numerosas sectas.Tú bien sabes, que tanto en Daniel como en Revelación, se nos detalla el único tiempo de duración de la gran tribulación y que dura únicamente 1260 días,42 meses o tres tiempos y medio.No existe ningún periodo de 7 años para la gran tribulación.La misma biblia nos lo indica en varias formas el mismo periodo de duración como para tergiversarlo. Tú mismo siempre has dejado patente,tu humildad a la hora de tener que reconocer que uno se puede equivocar y que estarías dispuesto,como debe hacer todo cristiano, a rectificar.

¿Puedes objetar algo a ésto que te expongo?

Dan 9:26 (DESPUÉS) de las sesenta y dos semanas el Mesías será muerto y no tendrá nada, y el pueblo del príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario. Su fin vendrá con inundación; aun hasta el fin habrá guerra; las desolaciones están determinadas.

Dan 9:27 Y él hará un pacto firme con muchos por una semana, pero a la mitad de la semana pondrá fin al sacrificio y a la ofrenda de cereal. Sobre el ala de abominaciones vendrá el desolador, hasta que una destrucción completa, la que está decretada, sea derramada sobre el desolador.

En todas las traducciones,compruébalo, aparece traducido DEPUÉS, Y DESPUÉS, PASADAS, CUANDO PASEN, las 7+62 semanas=69 Por lo tanto, PASADAS las 69 semanas, no puede significar otra cosa que ¨ESTAR YA DENTRO DE LA SEMANA 70¨

Es incongruente y saltarse el puro sentido común, afirmar que aun no se llegó a la semana 70. Luego es evidente y claro, que el Mesías sería cortado ¨DENTRO DE LA SEMANA 70¨ por la sencilla razón de que ¨DESPUÉS DEL 69 VIENE EL 70¨.

Daniel 9:26 también nos afirma la destrucción de Jerusalén por Tito,el hijo del emperador romano y por lo tanto príncipe, a pesar de que él mismo, no quiso destruir el Santuario,sino el ¨pueblo islámico¨ que regía bajo su legión y que desobedecieron sus óredenes.También se predice las contínuas guerras ¨hasta el fin¨ que soportaría Jerusalén. No podemos objetar nada a ésta evidencia.

Daniel 9:27 sigue hablando del Mesías,el cual haría un pacto¨CON MUCHOS¨ por ¨una semana¨. ¿Cual pacto?

Mat_26:28 porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que es derramada ¨POR MUCHOS¨para el perdón de los pecados.

Ésta es la ¨misma semana 70¨ o periodo de tiempo.

En medio o mitad de esa misma semana 70 en que se efectuará el pacto de expiación con su propia sangre, el Mesías pondrá ¨fin¨ a los sacrificios del Templo de Yahveh, pues ya nunca harían falta.”

Y después de algunas expresiones reiterativas a la objeción presentada, nos dice esto otro y a modo de conclusión:

Por lo tanto, sólo queda ¨MEDIA SEMANA PENDIENTE¨ o ¨3.5 AÑOS¨ o ¨TRES TIEMPOS Y MEDIO¨ y que está acorde con el tiempo decretado por las escrituras para la gran tribulación.

Luego, el intentar forzar sucesos en una semana de siete años partida en dos tramos, es un tanto infructuoso y algo temeroso.”

Por lo que con la claridad que nos caracteriza en este blog, tenemos que decir que lo que es realmente temerario es hablar, cuando no se tiene ni puñetera idea de lo que se habla y lo que es peor, ni siquiera de lo que se lee; porque veamos lo que se nos dice en el libro de Daniel, acerca de dicha profecía de las 70 semanas:

Hay setenta semanas que han sido determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para poner fin a la transgresión, para acabar con el pecado, para hacer expiación por el error, para introducir la justicia para tiempos indefinidos, para imprimir un sello sobre visión y profeta y para ungir el Santo de los Santos. 25 Y debes saber y tener la perspicacia de que desde la salida de la palabra de restaurar y reedificar a Jerusalén hasta Mesías el Caudillo, habrá siete semanas, también sesenta y dos semanas. Ella volverá y será realmente reedificada, con plaza pública y foso, pero en los aprietos de los tiempos.

26 Y después de las sesenta y dos semanas Mesías será cortado, con nada para sí.

Y a la ciudad y al lugar santo el pueblo de un caudillo que viene los arruinará. Y el fin del tal será por la inundación. Y hasta el fin habrá guerra; lo que está decidido es desolaciones.

27 Y él tiene que mantener el pacto en vigor para los muchos por una semana; y a la mitad de la semana hará que cesen el sacrificio y la ofrenda de dádiva.”

Luego de lo que estamos hablando es de tres periodos de tiempo y lo que se nos quiere dar a entender con ello, es que no estaríamos hablando de 70 semanas de años correlativas, sino fraccionadas en períodos de 7 semanas+62 semanas+1 semana=70 semanas de años y que suman un total de 490 años en tres fracciones que, repetimos, no son correlativas; notemos y como nos apunta dicho caballero con insistencia, que el verso 26 nos habla de que la muerte de Jesús se produjo “después” de las sesenta y dos semanas, eso es, ya fuera de dicho computo de tiempo, mientras lo que leemos en el verso 25 es que “desde la salida de la palabra de restaurar y reedificar a Jerusalén hasta Mesías el Caudillo, habrá siete semanas, también sesenta y dos semanas” que suman un total de 69 semanas de años…… y aparición de dicho Mesías que se produjo cuando Jesús fue bautizado y reconocido por Dios como Su Hijo (Mat. 3:17); sin embargo, este murió mucho tiempo después del cumplimiento de la 62 semana, pues se cifra dicha muerte sobre los tres años y medio de haber iniciado su ministerio.

Pero ello no significa, como en una simplista y más bien rudimentaria lógica sustentada por dicho caballero y en el sentido de que “después del 69 viene el 70”, que dicha muerte se produjera dentro de la última semana de años pendiente, pues ya hemos señalado que no son períodos de tiempo correlativos y que además, esta no puede ser fraccionada. Y algo que incomprensiblemente nos apunta dicho caballero al decir que los primeros tres años y medio se cumplieron durante el ministerio de Jesús y, casi 2.000 años después, aún quedan pendientes de cumplirse los restantes tres años y medio, pues ya estaríamos hablando de cuatro intervalos de tiempo y no de los tres marcados por la profecía de Daniel. Por otra parte, si se lee correctamente el verso 26, queda claro que no puede ser Jesús el caudillo que mediará el “pacto con los muchos” del versículo 27 y por lo que dicha semana 70 no pudo iniciar con él, como de forma incomprensible nos asegura el Sr. Sospedra, pues veamos que se nos dice en la parte b de dicho verso 26:

Y a la ciudad y al lugar santo, el pueblo de un caudillo que viene los arruinará…”

O sea, que “la ciudad (Jerusalén) y el lugar santo (el templo)” serían arruinados por “el pueblo de un caudillo que viene”, eso es, de un caudillo que aún tenía que aparecer y procedente del pueblo, raza o etnia que destruiría Jerusalén y su templo, por lo que no se podría elucubrar acerca de quién pudiera tratarse, hasta después de que se averiguara que pueblo arruinaría Jerusalén y algo que ocurrió más de 30 años después de muerto Jesús, por lo que en vida de este, dicho misterioso personaje aún quedaba en el futuro…… o dicho de otra manera, que el caudillo que establecería “el pacto entre los muchos” pertenecería al pueblo o “etnia” que desolaría posteriormente a Jerusalén y su templo y que no fueron en realidad los llamados “romanos” (como pueblo o raza), sino miembros de etnia asiria (o “pueblo islámico” según nos apunta el Sr. Sospedra) y de las que estaban compuestas las legiones mandadas por el general romano Tito, cuyos componentes era mayoritariamente mercenarios de la zona en las que estaban acantonadas dichas legiones,eso es, de lo que hoy conocemos como Oriente Medio. En todo caso y para añadir fuerza a nuestro argumento, resaltar que no fue el pueblo hebreo y al que pertenecía Jesús, el que causó la ruina de Jerusalén y su templo en el año 70 E.C., por lo que queda descartado el Hijo de Dios como el “caudillo” promotor del futuro pacto mencionado en el versículo 27 y al que dicho caballero de forma disparatada relaciona con Mat. 26:28; luego con lo que nos encontramos, no es con la disparatada afirmación de que solo restan tres años y medio de “gran tribulación”, sino que lo que resta por cumplirse es la entera semana 70 de Daniel y que aún no ha iniciado, pues veamos de nuevo que se lee en Rev. 7:1-3:

Después de esto vi a cuatro ángeles de pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, reteniendo los cuatro vientos de la tierra, (vientos que son símbolo de destrucción) para que no soplara viento alguno sobre la tierra ni sobre el mar ni sobre ningún árbol (lo que significa un tiempo de calma sobre la tierra). 2 Y vi a otro ángel que ascendía del nacimiento del sol, teniendo un sello del Dios vivo; y clamó con voz fuerte a los cuatro ángeles a quienes estaba concedido hacer daño a la tierra y al mar 3 y dijo: “No hagan daño a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta después que hayamos sellado en la frente a los esclavos de nuestro Dios”.” (Acotaciones nuestras).

Y ya hemos dicho que los “dos testigos” de Rev. 11:3, tienen que profetizar o predicar por espacio de 1.260 días o tres años y medio, por lo que dicha calma anunciada se produce para que dicha predicación (la de Mat. 24:14) se pueda extender hasta la extremidad de toda la tierra habitada; solo después de finalizada dicha comisión, es cuando se da muerte a dichos personajes por su lealtad a Dios y momento en el que reciben “el sello” de aprobación divina; pues lo que se lee en Rev. 2:10, es que uno no puede recibir dicho sello acreditativo, sino sufre una muerte de sacrificio en defensa de su fe, pues lo que allí se dice es “pruébate fiel hasta la misma muerte y yo te daré la corona de la vida”, eso es, la inmortalidad. Luego no se puede “sellar” a esos personajes mencionados, hasta que no sean ejecutados después de cumplir con su comisión; ya a partir de dicho suceso y con lo que se acaban los 1.260 días o primeros tres años y medio de “calma chicha” anunciada en Rev. 7:1-3 que acabamos de mencionar, se inicia el segundo período de tiempo pendiente (tres años y medio más) y en el que los cuatro ángeles de Rev. 7:1 dejarán de retener a los “cuatro vientos” de destrucción, con lo que inicia el período de la “gran tribulación” que destruirá a todos aquellos que no hayan aceptado el mensaje predicado por esos poderosos personajes y que culmina con la batalla de Armagedón.

Por cierto y para que conste “en acta”, desde este blog jamás se ha dicho que la “gran tribulación” tenga una duración de siete años y como nos imputa dicho caballero, lo que demuestra que nos ha leído muy poco, o que no se ha enterado de lo que ha leído: porque lo que nosotros siempre hemos dicho, es que la primera mitad de dicha semana se desarrolla la gran predicación anunciada por Jesús en Mat. 24:14 y acabado ésta a los 1.260 días, es cuando inicia el período restante de tres años y medio en el que se produce dicha “gran tribulación” sobre aquellos y como ya hemos señalado, no hayan hecho caso al mensaje publicado. Y 70 semana de Daniel que aún no se ha iniciado, pues ni ha aparecido el príncipe o caudillo que tiene que validar el “pacto entre los muchos” y que se conoce como el “anticristo”, ni han aparecido esos poderosos personajes (los “dos testigos”) que tendrán la comisión de anunciar al mundo el establecimiento del reino de Dios; por otra parte y para añadir más a favor de nuestra afirmación, veamos qué es lo que se espera de dicha semana, según le fue explicado al profeta Daniel:

Hay setenta semanas que han sido determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para poner fin a la transgresión y para acabar con el pecado, para hacer expiación por el error y para introducir la justicia para tiempos indefinidos; y para imprimir un sello sobre visión y profeta (eso significa el cumplimiento total de la profecía bíblica) y para ungir el Santo de los Santos (entendemos que se refiere a la instauración del reino de Dios en la tierra).” (Dan. 9:24). (Acotaciones nuestras).

Y más de 2.500 años nos contemplan desde el momento en que se escribió dicha profecía y ni uno solo de esos logros mencionados se ha conseguido, sino que lo que estamos viendo a nuestro alrededor es totalmente lo contrario; luego repetimos, profética semana 70 de Daniel que aún queda en el futuro, aunque su próximo cumplimiento lo tengamos prácticamente encima…… pero futura al fin y al cabo.

Por lo que al “desconocimiento” de algunos puntos importantes en este tema y circunstancia reconocida por el mismo Sr. Sospedra, habría que añadir su incapacidad para leer correctamente un texto y que le ha llevado a la brutalidad de afirmar la división de la mencionada semana 70 en dos mitades y con casi 2.000 años de por medio, pues según él la primera mitad corrió a cargo de Jesús y en una incomprensible aplicación del pasaje de Mat. 26:28 (como ya hemos señalado) y una segunda mitad, de la que aún no sabemos nada. Y por otra parte y dado que como hemos visto, Jesús no pertenecía al pueblo que más de treinta años después de su muerte arruinó Jerusalén y a su templo, nos tendría que explicar el Sr. Sospedra quién es entonces el caudillo proveniente de dicho pueblo, etnia o raza, que tiene que venir para establecer un pacto “para los muchos” y al que las Escrituras identifican como “el asirio”:

Y el asirio tiene que caer a espada, no la de un hombre; y una espada, no la del hombre terrestre, lo devorará (referencias directas a la batalla de Armagedón, en la que el “anticristo” es derrotado y destruido junto a sus seguidores, por el ejército celestial liderado por Jesucristo).” (Isa. 31:8ª). (Acotación nuestra).

En todo caso, un personaje aparentemente proveniente del mundo islámico y por lo que resulta que si Jesús no es dicho caudillo por aparecer y por lo que la semana 70 no pudo iniciar con él, el disparatado planteamiento de dicho caballero se cae por su propia base; también nos tendría que explicar de qué “pacto para los muchos” se nos habla en Dan. 9:27 y que dicho caballero relaciona disparatadamente con el de Mat. 26:28, cuando el caso es que el pacto mencionado en Daniel no solo está en el futuro, sino que aún no ha aparecido el personaje que tiene que validarlo, mientras que el pacto del pasaje de Mateo fue establecido o validado en ese mismo momento entre Jesús y aquellos que participaron del pan y del vino, por lo que no tenía nada de futuro ya que se estableció hace casi 2.000 años.

Y es que cuando uno no sabe de lo que habla, como parece ser el caso, es muy temerario pronunciarse de forma tan tajante y ya ni que decir, de acusar a otros de mentir diciendo aquello contrario a lo que saben, como nos ha acusado a nosotros de forma tan clara…… y claridad por claridad, esta es nuestra respuesta.

MABEL