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domingo, 17 de mayo de 2015

Tic-tac, tic-tac, tic-tac…


Onomatopeya del sonido que siempre ha estado asociada con el paso del tiempo, que salía de aquellos aparatosos despertadores de nuestra juventud y que si uno se ponía en plan filósofo, nos recordaba lo efímero de la existencia del hombre sobre la tierra y lo cual, todo hay que decirlo, tampoco es que fuera un recordatorio como para “tirar cohetes”; porque sus connotaciones más bien eran tendentes a recordarnos la dramática situación del condenado a muerte que sabe que va a morir y al que no le han dicho ni el día ni la hora, pero que sabe que eso va a suceder…… pero que dejando la parte filosófica a un lado y poniéndose ya en plan práctico, lo que también le recordaba a uno era que tenía que levantarse para ir a “currar” y ganarse las “habichuelas”, como todo hijo de vecino. Es cierto, por otra parte y retomando ya la parte seria del asunto, que si bien no estamos literalmente en una cárcel y privados de libertad como el reo de muerte al que hemos hecho mención, no es menos cierto que la “cárcel” de nuestro propio cuerpo y en su proceso de envejecimiento, con las limitaciones que ello lleva aparejadas, es señal inequívoca de que el tiempo se nos acaba…… así ha sido, al menos, desde que el mundo es mundo.

Pero dicho lo cual ¿qué es el “tiempo”? Ello explicado por profanos en la materia y que solo hablamos a partir del razonamiento lógico sobre lo que conocemos, como resulta ser en el caso de los autores de este blog, el “tiempo” es un elemento intangible (“dimensión física” lo llaman los entendidos) cuyo efecto es universal, pues todo lo que existe y ocurre lo hace dentro de esa corriente temporal: cuando decimos que una estrella tiene una “edad” de 4.000 millones de años o que la luz generada en la galaxia Andrómeda tarda 2,000.000 de años en llegar hasta nosotros, estamos hablando de “tiempo”; o cuando medimos la velocidad de la luz, cuantificada en 300.000 kms./segundo (realmente 299.792,458), o la distancia que nos separa de otro punto al que pretendemos llegar, más que de distancia o velocidad, estamos hablando inexorablemente de “tiempo”…… ahora bien ¿es cierto que todo lo que existe y como hemos afirmado en este párrafo, está sujeto al férreo dominio de ese fenómeno llamado “tiempo”? Veamos una información pasada por alto por el común de los científicos y que si bien son capaces de explicarnos científicamente qué es el “tiempo”, resulta que niegan el origen de este…… información esta que es crucial para entender todo lo que nos rodea y que se halla en una brevísima, a la par que grandiosa, declaración:

En el principio Dios creó los cielos y la tierra.” (Gén. 1:1).

Y entendiendo por “cielos”, al universo contemplado y todo lo que hay en él, material o inmaterial e incluyendo en este apartado de “inmaterial” y aunque quizás no sea muy “científico”, cosas como el propio “tiempo”, el electromagnetismo o la gravedad, la energía, etc. etc., pero que en todo caso rigen con majestuosidad en dicho universo. Luego partiendo de la inconmensurable grandeza dentro de su sencillez, de la declaración señalada, nos encontramos con que el “tiempo” fue creado…… por lo tanto, es obvio que dicha dimensión no existía antes de ser llevada a la existencia (valga la redundancia), por lo que su Creador tendría que ser de rango infinitamente superior, eso es, sin principio ni final y eso es lo que se nos dice en la Biblia, libro este que pasa por ser el más leído en el mundo y que inicia, precisamente, con la mencionada declaración; dicho lo cual, veamos qué es lo que se nos dice en ese libro acerca de la intemporalidad de dicho Creador:

Antes que los montes fueran engendrados y nacieran la tierra y el mundo (éste como sinónimo de “universo”), desde la eternidad y hasta la eternidad, tú eres Dios.” (Sal. 90:2). (Acotación nuestra).

De hecho, el concepto “eternidad” no puede ser entendido sin la presencia de un ser sin principio ni fin, por tanto anterior a todo lo creado…… incluido el “tiempo”, por supuesto; medición del cual y a partir de instrumentos rudimentarios como relojes de sol, de arena, etc., fue adquiriendo más notoriedad a medida que el ser humano iba progresando en sus conocimientos y también, porque no, necesidades, para llegar al momento en que prácticamente somos esclavos de este, eso es, del tiempo y no del ser humano (que también, para desgracia de este y como nos recuerda Ecle. 8:9). Es justo reconocer, por otra parte, que también hemos sacado beneficios de ello, es decir, de medir el tiempo (que no dominarlo y que ya es harina de otro costal), circunstancia solo enturbiada por el hecho de que lo corto de nuestras vidas hace que las queramos vivir con intensidad, lo que a su vez nos lleva a querer hacer muchas cosas en poco tiempo y lo que implica el estar luchando constantemente en contra de este; de tal suerte que la exclamación “¡no tengo tiempo!” es de uso cotidiano en el día a día de cualquier persona…… y con una agravante: cuanto más viejo se hace uno, más rápido parece pasar el “desgracio” y con lo que aumenta la angustia del “personal”. Todo considerado, quizás lo que se pudiera llegar a concluir es que el “tiempo” es una maldición para el hombre y el peor enemigo de este; y es que otra característica puñetera del “tiempo” es que es unidireccional (siempre va hacia delante) y constante (no se detiene), por lo que aquello de si “pudiera volver atrás en el tiempo” no haría esto, lo otro o lo de más allá, o quizás aquello de “si pudiera parar el tiempo” y que tantos enamorados habrán dicho en algún momento, es tarea imposible para el ser humano…… ¿se acuerdan de aquel bolero del genial cantante y compositor mejicano, Roberto Cantoral, titulada “El reloj” y que empezaba diciendo: “Reloj, no marques las horas...”?...... pues eso.

Y es que parar el tiempo, ha sido el deseo inalcanzado del ser humano en su fallido intento de no enfrentarse al negro e insoslayable futuro que tiene ante sí: nacer, crecer, envejecer y finalmente morir, todo ello en medio de incontables sufrimientos, penas y privaciones de todo tipo que hacen para el común de los mortales un verdadero infierno el transitar por este bien llamado “valle de lágrimas”…… ya a partir de tan estimulante y “animadora” disertación que les hemos hecho sobre el “tiempo” y sus fatales consecuencias, entendemos perfectamente el que uno esté barajando entre si cortarse las venas o ahorcarse en el “ficus” que tiene en el porche de su casa (que mancha menos, eso sí), pero ¡quieto ahí “parao”, que no cunda el pánico, porque la cosa tiene arreglo! Sí, sí, lo que están oyendo: la cosa sí tiene arreglo; y tanto es ello así, que dicho “enemigo” (el “tiempo”) puede pasar a convertirse en nuestro aliado más fiel, pues de hecho lo ha sido siempre y aunque dicha afirmación pueda sorprender, al grado que las personas bien informadas estamos como locas para que pase el “tiempo” lo más rápido posible…… ¡no, no, no que estemos locas de remate las personas que esperamos eso!, sino “como locas”, eso es, con gran impaciencia para que este transcurra lo más rápido posible y ello, por los beneficios que traerá consigo y de los que se nos da una primera perspectiva en el siguiente pasaje:

“…… y para que él (Jehová) envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, 21 a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.” (Hech. 3:20-21). (Acotación nuestra).

Noten, que ese “tiempo” por venir, tiene que ver con el regreso del Hijo de Dios para tomar el poder del reino milenario…… luego todo lo hablado por Dios en boca de “sus santos profetas de tiempo antiguo” tiene que llevarse a cabo dentro de ese período de “tiempo” y del que se nos explica, que es durante el mismo en donde se lleva a cabo la “restauración de todas las cosas”; pero ¿de qué cosas, son las que hablaron dichos profetas por encargo divino y que puedan hacer del “tiempo”, nuestro más preciado aliado? Pues tanto como esto, con respecto de las actuales limitaciones físicas:

En aquel tiempo (eso es, a partir del momento en que Jesucristo tome posesión del gobierno del reino de Dios) los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos mismos de los sordos serán destapados. 6 En aquel tiempo el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo y la lengua del mudo clamará con alegría...” (Isa. 35:5-6a). (Acotación nuestra).

En cuanto al recobro de nuestro entorno medioambiental, incluyendo los parajes más extremos, se lee como sigue:

“… pues en el desierto habrán brotado aguas y torrentes en la llanura desértica. 7 Y el suelo abrasado por el calor se habrá puesto como un estanque lleno de cañas; y el suelo sediento, como manantiales de agua. En el lugar de habitación de los chacales, un lugar de descanso para ellos, habrá hierba verde con cañas y papiros.” (Isa. 35:6b-7).

Veamos, por otra parte, que nos dijeron esos “profetas de tiempo antiguo” y voceros del Dios Altísimo, acerca de la vejez, que tanto nos limita y antesala de la muerte:

Que su carne se haga más fresca que en la juventud; que vuelva a los días de su vigor juvenil.” (Job 33:25).

O lo que es lo mismo, que la persona anciana y decrépita retroceda en el “tiempo” en lo físico y sea devuelta a los momentos de su máximo esplendor juvenil, tanto en lozanía como en vigor; pero veamos más de lo que se nos dijo por boca de esos “profetas de tiempo antiguo” y ello para el momento en que, como hemos leído en Hech. 3:20-21 Cristo regresara a la tierra, con relación a lo que Jehová hará con la muerte en ese período de mil años de gobernación divina:

Él realmente se tragará a la muerte para siempre y el Señor Soberano Jehová ciertamente limpiará las lágrimas de todo rostro (causadas fundamentalmente por el dolor ante dicho suceso). Y el oprobio de su pueblo quitará de toda la tierra, porque Jehová mismo lo ha hablado.” (Isa. 25:8). (Acotación nuestra).

Y cumplimiento cabal de ese “tragarse la muerte”, que no sería posible si los muertos no volvieran a la vida:

Tus muertos vivirán. Cadáver mío... se levantarán. ¡Despierten y clamen gozosamente, residentes del polvo! Porque tu rocío es como el rocío de malvas y la tierra misma dejará que hasta los que están impotentes en la muerte caigan en nacimiento (eso es, que vuelvan a la vida mediante una resurrección).” (Isa. 26:19). (Acotación nuestra).

Todas estas cosas, absolutamente todas ellas, fueron dichas por Jehová Dios por “boca de sus santos profetas de tiempos antiguos” y por lo que si el pasaje de Hech. 3:20-21 que hemos leído no nos ha “colado un gol”, todas “esas cosas” tienen que ocurrir dentro del período de mil años del reino de Dios y ello a partir del momento en que es establecido el reino de Dios en la tierra (y no mil años después de dicho establecimiento, como disparatadamente afirma determinado “teólogo” de pizarrín que va suelto por ahí) y hecho que se produce, según dicho pasaje, con el tiempo del regreso de Jesucristo a la tierra…… luego la pregunta es obvia: ¿no estamos ante unas perspectivas deseables y que nos tendrían que hacer ver el “tiempo” que falta para que las tales se cumplan, como excesivamente largo? De hecho, lo que se nos dice con relación a los momentos que se nos avecinan, es lo siguiente:

Pero al comenzar a suceder estas cosas (eso es, los acontecimientos preliminares que anunciarían que el tiempo para dicha “restauración” prometida, lo estaríamos tocando ya con la punta de los dedos, es decir prácticamente inmediata), levántense erguidos y alcen la cabeza, porque su liberación se acerca.” (Luc. 21:28). (Acotación nuestra).

Ante tan espectacular promesa y puesto que la tal nos ha sido formulada por nuestro Creador, por tanto segurísima en su cumplimiento ¿no es cierto que ahora tal parezca que el tiempo que resta hasta el cumplimiento de la tal, parece haberse ralentizado? Porque esta es otra aparente vertiente de ese fenómeno llamado “tiempo”; y decimos “aparente” porque ahora de lo que estaríamos hablando no es tanto del “tiempo” y su transcurrir (que como hemos dicho es unidireccional e inmutable), sino de la forma que tenemos de percibirlo los seres humanos y según sea nuestra particular situación en un momento determinado: si es de felicidad, pedimos que se “pare el reloj” pues el “tiempo” parece haberse desbocado…… mientras que si la situación es de dificultad, parece haberse ralentizado en extremo, eso es, como si se hubiera quedado dormido. Luego dado que todo parece depender “del color del cristal con que se mira”, este es un buen barómetro con el que medir el grado de confianza y fe en las promesas divinas de cada cual, porque veamos:

En su momento (20/02/15) los autores de este blog nos atrevimos a apuntar como el punto de inflexión para la puesta en marcha de los siete últimos años del mundo como lo contemplamos, eso es, inmediatamente anteriores a la instalación del reino de Dios en la tierra, para el final del verano del año en curso y lo que nos lleva a Septiembre/Octubre, como el inicio de la profética “semana 70” de Dan. 9:27 (semana de años) y en dónde explicábamos el orden de cómo ocurrirán las cosas: aparición del personaje “anticristo” y hecho delatado por la firma de un tratado de paz por siete años que este establecerá “entre los muchos”, eso es, entre Israel y sus vecinos árabes; también al unísono, aparecen unos poderosísimos enviados de Jehová identificados como los “dos testigos” (Rev. 11:3) y que darán inicio a la predicación mundial anunciada por Jesús en Mat. 24:14 (nada que ver con la ya centenaria “pachanga dominguera” de los TJ), con una duración de 1.260 días o tres años y medio (la primera mitad de la semana mencionada), para cerrar la última parte de esta semana de años (los restantes tres años y medio) con la “gran tribulación” que acabará con aquellos que no hayan hecho caso a lo ofertado en esa predicación (2 Tes. 1:6-9) en la que se alcanzará al mundo entero…… eso es, a grandes rasgos, lo que afirmábamos va a ocurrir y planteamiento en el que nos ratificábamos en artículos posteriores (14/03/15 / 26/03/15 / 04/04/15 / 16/04/15 o 01/05/15).

Planteamiento que no ha sido rebatido por ninguno de esos líderes religiosos, pastores o predicadores que van intoxicando con lo del “arrebatamiento” y zarandajas por el estilo, reuniendo a su alrededor a una multitud ignorante en su inmensa mayoría (independientemente de la buena disposición que tengan de corazón, así como de su calidad como personas, de las que no dudamos) o, en su defecto, personajes que desde la intimidad de su despacho y presumiendo de “expertos” en teología (Apologista Mario Olcese es un ejemplo de ello), van produciendo disparatados videos en los que afirman, por ejemplo y como es en el caso del personaje citado, que el paraíso no será restaurado en el reino de Dios, sino a partir del término de este, eso es, finalizados ya los mil años; no solo no explicándonos para qué sirven entonces esos mil años de prolongación del sufrimiento humano, así como el porqué de una Biblia girando totalmente alrededor de tan magno evento como única esperanza de la humanidad y con un Jesús enviado con la única finalidad de predicar las bondades de dicho reino (Luc. 4:43), sino que además, contradiciendo lo dicho por el mismísimo Hijo de Dios en el sentido de que “reino” era equivalente a “paraíso” y viceversa, tal como se afirma en Luc. 23:43. Pero como a dicho “caballero” lo voy a poner en posición de “firmes” en mi próximo artículo (lo haré a título personal, pues no le permito que me toque “la moral” ni al lucero del alba ¡y es que uno es muy suyo, qué quieren ustedes que le diga!), dejaremos el tema de ese “mercachifle” de la teología y volveremos a donde estábamos, eso es, que nuestro planteamiento de un inmediato inicio de ese período de tiempo profetizado por el bueno de Daniel, no ha sido objetado por nadie y por lo que parece que ha sido dado como bueno.

No obstante a dónde queremos ir a parar, es al hecho de que ese artículo inicial y seguido por otros en el mismo sentido, se publicó en el mes de Febrero del año en curso, por lo que quedaban aún por delante en ese momento y de ser cierta nuestra tesis, entre siete y ocho meses para que ya viéramos “cosas”…… cuando el caso ahora es que ya estamos y en el momento de publicar estas líneas, a solo cuatro meses (cinco a lo más) para que se organice “la mundial” con esa gran predicación que marcará el inicio de los siete últimos años del mundo como lo conocemos y a ser seguidos, de manera inmediata, por el establecimiento en la tierra del tan ansiado, por muchos, reino de Dios en manos de Jesucristo. Es en este sentido, que en el transcurso de este escrito les hemos señalado que realmente el “tiempo” ha corrido siempre a favor del hombre, pues desde la pérdida de la perfección por el pecado de Adán y con ello el inicio de los problemas de la humanidad que hoy plagan a la humanidad y ya enumerados, lo que el “tiempo” ha estado haciendo es acercándonos cada día más al momento en que de nuevo recuperaremos el rol que Jehová en un principio se propuso para el hombre y que como acabamos de señalar, momento que está al caer; pero veamos como en las Escrituras ya se nos muestra que el “tiempo” nunca ha sido nuestro enemigo, sino nuestro mejor aliado:

Ahora bien, sabemos que Dios hace que todas sus obras (el “tiempo” incluido) cooperen juntas para el bien de los que aman a Dios, los que son llamados según su propósito.” (Rom. 8:28). (Acotación nuestra).

Entonces y dado que ya hemos señalado que el “tiempo” pasa rápido o lento en función de las expectativas personales de cada uno, la pregunta es la siguiente: ¿cómo de corto o largo se le hace a usted ese reducido espacio de “tiempo” que queda pendiente para el cumplimiento de la promesa divina de “restauración” y siempre en el bien entendido, de que aquí “los mendas” no hayamos metido “la gamba” hasta el corvejón en nuestra predicción?

Porque si para usted el “tiempo” continúa pasando con la monotonía que nos tiene acostumbrados (algunos prefiriendo incluso que no fuera tan rápido el llegar de ese momento y que “haberlos haylos”), ello significa que poca o ninguna confianza tiene en ese maravilloso futuro que se nos promete…… si por el contrario, el “tiempo” para usted parece haberse ralentizado en su discurrir hacia ese momento tan esperado ¡enhorabuena, porque usted muestra tener firmemente agarrada la esperanza del reino de Dios y sus promesas!

MABEL


jueves, 26 de marzo de 2015

El futuro inmediato…… según nos lo cuenta el profeta Daniel.


Como ustedes habrán comprobado, si son sufridos lectores de este blog, los últimos artículos publicados giran alrededor de la cercanía en el tiempo del cumplimiento de ciertas profecías que nos alertan del pronto establecimiento del reino de Dios en la tierra y que los autores de este blog (“atrevidillos” donde los haya, hay que reconocerlo), auguramos que los acontecimientos preliminares que llevarán a tan feliz y esperado acontecimiento, podrían iniciarse alrededor del mes de Septiembre del año en curso. Lo cual quiere decir (tampoco hay que “amontonarse”), que antes de que dicho reino de Dios en manos de Jesucristo tome las riendas del gobierno de la humanidad, hay un preludio temporal perfectamente delimitado y que conocemos gracias a la información que se nos da en el libro escrito por dicho profeta y máximo exponente de lo que se entiende por profecía.

Es sorprendente como este libro, escrito hará unos 2.500 años atrás en el tiempo y que contiene, si mucho nos apuran, una de las más impresionantes profecías del registro escritural y ello por la directa implicación que tiene en lo relativo al período de tiempo que antecede al fin de los días o conclusión del sistema de cosas actual, resulta ser una de las menos entendidas. Porque en el mismo encontramos lo que se conoce como la “Profecía de las 70 semanas de Daniel” y registrada en su capítulo 9, concretamente en los versículos 24-27 y en donde brilla con luz propia lo registrado en el verso 27 y en el que se alude a la última de esas 70 semanas de años (en definitiva, la que nos aplica directamente en nuestros días), que no siendo otra cosa más que un periodo de siete años, subdividido en dos mitades con diferentes y marcadas características, es lo que nos da la clave para averiguar cuándo el reino de Dios tomará el poder en esta Tierra de nuestras entretelas…… y de ahí, la urgente necesidad de entender correctamente dicha profecía.

Razón por lo que en aras de la información de aquellos que no sean asiduos a este blog, pues dicho tema lo hemos considerado en diversas ocasiones (de paso refrescamos la memoria del “personal” que sí haya leído de ello), creemos conveniente el explicar de dónde sale dicha profética “semana 70” y lo que nos lleva a analizar dicha profecía, que para una exposición más clara y entendible fraccionaremos su contenido, explicando de forma pormenorizada texto por texto y empezando por el versículo 24 que subdividiremos en dos partes…… y siendo que en la primera de ellas lo que se lee es esto:

Hay setenta semanas que han sido determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad……”

De entrada, estas palabras ya hacen de Israel el reloj profético del Altísimo y lo que nos tiene que llevar a no perder de vista a dicho pueblo, pues su proceso histórico es de suma importancia para entender dónde nos encontramos situados en determinado momento en la corriente de los tiempos. Por otra parte, el período de tiempo abarcado por dicha profecía ya nos indica que estaríamos hablando de semanas de años, lo que nos llevaría a un cómputo de 490 años y que es la resultante de multiplicar 70 semanas x 7 años cada una de ellas; dicho lo cual, sigamos con la segunda parte de ese versículo 24 y en donde se nos detalla la razón fundamental del porqué de dicho período de tiempo:

“…… para poner fin a la transgresión y para acabar con el pecado, para hacer expiación por el error, para introducir la justicia para tiempos indefinidos, para imprimir un sello sobre visión y profeta y para ungir el Santo de los Santos.”

O sea, que es al término de esos 490 años cuando se tienen que conseguir esos logros y lo que nos sitúa ya dentro del reino de Dios, que es donde realmente se cumplen dichos objetivos; es cierto que no son pocos los miembros de las distintas organizaciones religiosas que por medio de sus respectivos representantes o, en su defecto, por parte de escritores de artículos bíblicos que afirman no pertenecer a “ganadería” alguna, luego “van por libre” y como es en el caso de los autores de este blog (la semejanza está en lo de ir por libre y no en el mensaje transmitido, obviamente), que afirman que dicha “semana 70” tuvo su cumplimiento en el primer siglo, durante la actividad evangelizadora de Jesús y punto que consideraremos más adelante.

Es cierto que uno podría decir que los números no acaban de cuadrar, pues la citada profecía hemos dicho que se escribió como unos 2.500 años atrás en el tiempo y sin embargo, estamos hablando de solo 490 años para el cumplimiento de la profecía en cuestión y que es la resultante, repetimos, de multiplicar las 70 semanas anunciadas, por los siete años de cada semana…… para razonar lo cual, continuaremos con el análisis de dicha profecía y que nos permitirá entender ese desfase de años, considerando ahora el verso 25:

Y debes saber y tener la perspicacia de que desde la salida de la palabra de restaurar y reedificar a Jerusalén hasta Mesías el Caudillo, habrá siete semanas, también sesenta y dos semanas. Ella volverá y será realmente reedificada, con plaza pública y foso, pero en los aprietos de los tiempos.”

Este pasaje en sí mismo ya nos da a entender que estamos hablando de semanas, no de días, sino de años, pues un mínimo ejercicio de razonamiento lógico nos indica que la citada restauración de Jerusalén y su templo, destruidos por Nabucodonosor en 587 a. E.C. no se podía llevar a cabo en tan solo 49 días y circunstancia que queda avalada por los hechos conocidos a través del relato escritural (y confirmado por la arqueología), que nos habla de dichos conflictivos tiempos para el pueblo de Dios. Por otra parte, el hecho de que el cómputo inicial de esas “70 semanas” se nos dé en fracciones o grupos 7+62+1= 70), indica claramente que su cumplimiento no tenía que ser necesariamente correlativo y como es evidente en el último parcial, eso es, la “semana 70” y de la que se nos habla en el verso 26. Noten además, que lo que hace la porción que acabamos de leer, es establecer el tiempo de 69 semanas de años (7+62) o 483 años después de hecha dicha profecía, como el momento en que tendría que aparecer el Mesías esperado (Jesús) y aparición que se produjo cuando este fue bautizado, no solo en agua sino también en espíritu santo e inmediatamente después, reconocido por Dios como Su Hijo “amado”:

Después que Jesús fue bautizado, inmediatamente salió del agua; y, ¡mire!, los cielos se abrieron y él vio descender como paloma el espíritu de Dios que venía sobre él. 17 ¡Mire! También hubo una voz desde los cielos que decía: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado.” (Mat. 3:16-17).

Fue en este preciso momento en el que apareció el Mesías prometido por Dios y por siglos esperado por el pueblo de Israel (Luc. 3:15), cuando se cumplieron las 69 semanas anunciadas por la profecía…… y ahí se detuvo el tiempo relacionado con las “70 semanas” de Dan. 9:24, pues Jesús tuvo un ministerio de tres años y medio posterior a dicho cumplimiento; de hecho, lo que leemos en el versículo 26 en su parte primera, es lo siguiente:

Y después de las sesenta y dos semanas Mesías será cortado, con nada para sí.”

Luego lo que está claro, es que el tiempo que duró dicho ministerio no computaba como parte de las “69 semanas” cumplidas, pero tampoco tenía nada que ver con la “semana 70” o última del ciclo (algo en lo que incidiremos más adelante); señal inequívoca, entonces, de que el tiempo y en cuanto a la profecía de Daniel se había parado, dejando por tanto pendiente de ocurrir en un futuro aún lejano el cumplimiento de dicha “semana 70” (de hecho, aún estamos esperando que ello ocurra) y algo que los sucesos posteriores a la muerte de Jesús acreditan con solvencia, pues veamos como continúa la segunda parte del citado verso 26 y en donde radica la carga de la profecía en su conjunto:

Y a la ciudad y al lugar santo el pueblo (como raza o etnia) de un caudillo que viene (luego aún estaba en el futuro) los arruinará. Y el fin del tal será por la inundación. Y hasta el fin habrá guerra; lo que está decidido es desolaciones.” (Acotaciones nuestras).

Lo que aquí se lee, entonces, es que “el caudillo” que estaba “por venir”, procedería o sería descendiente del “pueblo” (raza o etnia) que en un futuro posterior a la ejecución de Jesús destruiría el templo y la ciudad de Jerusalén; y los hechos conocidos, es que dicha destrucción ocurrió casi 37 años después de que el Mesías fuera “cortado” y siendo que en ese momento no se tenía la menor idea de tal destrucción y muchísimo menos, qué “pueblo” la llevaría a cabo; por tanto, se desconocía totalmente la identidad del “caudillo” (o “príncipe” según versiones, en todo caso estaríamos hablando de un personaje poderoso) que estaba aún por venir…… pero queda claro que en ningún caso podía ser Jesús ese personaje por venir en ese momento, por razones obvias de puro sentido común. Pero veamos ahora, que es lo que se nos dice que hará ese enigmático personaje, leyendo el verso 27 en su primera parte y que es la interesante para nuestros días, pues lo relativo a las primeras “69 semanas” ya lo conocemos:

Y él (el “caudillo” en cuestión) tiene que mantener el pacto en vigor para los muchos por una semana; y a la mitad de la semana hará que cesen el sacrificio y la ofrenda de dádiva.” (Acotación nuestra).

Luego aquí tenemos ya la esperada “semana 70” o última de un ciclo de “70 semanas” de años, que completa los 490 años que tenían que transcurrir para el cumplimiento de los objetivos marcados en el versículo 24 y que como hemos señalado, ello implica que ya se estará dentro del reino de Dios…… lo que ocurre y por aquello de que la felicidad “dura poco en casa del pobre”, es que para situarnos correctamente en la corriente del tiempo a partir de dicha profecía, nos es necesario el averiguar la identidad del personaje señalado y que es el que establece o confirma “un pacto con los muchos” por una semana de años y sobre lo que hay mucha confusión. Porque pasamos y reduciendo mucho la lista, de aquellos que afirman que fue el propio general romano Tito el personaje del que se nos habla en ese pasaje 27, a otros que señalan al propio Jesús como el “caudillo” señalado, pasando por aquellos a los que dicha profecía les importa más bien un pimiento como referente y lo que nos obliga a despejar incógnitas, porque veamos:

No pudo ser el general romano Tito el caudillo mencionado, porque en ningún lugar de la historia, religiosa o seglar, se hace referencia a que este hubiera establecido pacto alguno con nadie, puesto que no era esta la misión que le llevó a la tierra de Judea, mientras que la dimensión del personaje aludido en la profecía estriba precisamente en la consecución de dicho pacto; y puesto que si descartamos a aquellos que no tienen ningún interés por dicha profecía, solo nos quedan aquellos que tienen en Jesús como al personaje aludido como el autor del pacto citado, veamos ahora por qué no pudo ser Jesús el muñidor de dicho pacto: en primer lugar y añadiendo a lo ya dicho, que cuando murió Jesús no se tenía ni idea de quién o quiénes destruirían Jerusalén y su templo…… en segundo lugar, tenemos que el único pacto que Jesús estableció y del que hay constancia, es el que está registrado en Luc. 22:28-30:

Sin embargo, ustedes son los que con constancia han continuado conmigo en mis pruebas; 29 y yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, 30 para que coman y beban a mi mesa en mi reino y se sienten sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.”

Pacto que nada tenía que ver “con los muchos”, pues solo implicó a once de sus apóstoles, relacionado este con el reinar con él en el reino de Dios que en un futuro sería establecido en la tierra y que no aplicaba a todos los integrantes del pueblo de Israel, sino solo a unos pocos de ellos…… además, no estaríamos hablando de un pacto limitado en el tiempo o con fecha de caducidad (y mucho menos roto antes de su íntegro cumplimiento, por el mismo que lo había establecido), en este caso por “una semana” de años, sino de un pacto como mínimo por mil años. Por otra parte y para dar más solidez a nuestro planteamiento, tenemos que añadir a nuestro argumentario el hecho de que el “caudillo” (o “príncipe”, según versiones) por aparecer del versículo 26, tenía que emerger del “pueblo” o etnia que en su momento destruyó a Jerusalén, así como a su templo; y aunque está comúnmente adjudicada a los “romanos” la autoría del “desaguisado” ocurrido, la realidad es que eran mercenarios árabes reclutados en la zona por el Imperio Romano, bajo estandartes y oficialidad romana (fundamentalmente los componentes de la X Legión y que fue la que más protagonismo tuvo en dicha destrucción) y que para el caso es lo mismo, pues lo fundamental es que Jesús era hebreo y no árabe o romano…… luego nada que ver con el “pueblo” que causó dicha desolación y por lo que de ninguna manera podía ser el “caudillo” mencionado en Dan. 9:27.

Por lo que el planteamiento de que la “semana 70” y última del ciclo de “70 semanas” profetizadas se cumplió en tiempos de Jesús, no se sostiene por ningún lado; y aunque es cierto que ese planteamiento es mayoritario entre las distintas denominaciones de la cristiandad, eso no lo hace correcto y algo que queda claro cuando contrastamos dicha teoría con lo que se nos dice en Dan. 9:24b acerca de la razón por la que se determinan las “70 semanas” sobre el pueblo de Daniel y que volveremos a considerar:

“…… para poner fin a la transgresión y para acabar con el pecado, para hacer expiación por el error, para introducir la justicia para tiempos indefinidos, para imprimir un sello sobre visión y profeta (eso es, certificar el completo cumplimiento de todo lo profetizado) y para ungir el Santo de los Santos.” (Acotación nuestra).

Y siendo cierto que los que defienden dicho argumento dicen que todo eso se logró con la muerte de Jesús, la realidad es que de todas esas condiciones no se ha cumplido ni una, sino que más bien al contrario lo que estamos viendo es lo mismo que había antes de la muerte en sacrificio de Cristo, pero corregido y aumentado, porque veamos: la transgresión en la tierra continúa; con el pecado (se entiende que con el pecado adámico heredado y causante de nuestras desgracias) no se ha terminado, pues continuamos naciendo con él y sufriendo sus desastrosas consecuencias. Por otra parte, de ningún modo ha habido expiación por el error, pues la humanidad en su inmensa mayoría continúa siendo tan “borde” como siempre; ya qué decir acerca de una justicia implantada para tiempos indefinidos, cuando vivimos rodeados de injusticia por tierra, mar y aire…… y aunque nos digan que esos son los logros del sacrificio de Jesús sobre la humanidad, la cosa no “cuela” pues el siguiente de esos requisitos, eso es, el “imprimir un sello sobre visión y profeta”, tiene que ver con el cumplimiento de todas y cada una de las profecías registradas en la Biblia y lo cual no es el caso, cuando la cosa se analiza desde la perspectiva correcta.

Porque la profecía del reino de Dios y promesa fundamental sobre la que gira el registro sagrado, por ejemplo, aún no se ha cumplido, pues este aún no ha sido instalado en la tierra (los TJ disparatadamente lo colocan en el cielo, pero que a todos los efectos sería lo mismo) y con ello, la restauración tanto física como espiritual del ser humano, así como de su entorno medioambiental y coincidente dicha restauración, no con la muerte de Jesús y como algunos nos quieren vender, sino con el regreso a la tierra de este en el poder del reino y que es muy distinto, pues esto es lo que leemos en las Escrituras acerca del tema:

“…… y para que él (Jehová Dios) envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, 21 a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.” (Hech. 3:20-21). (Acotación nuestra).

Luego está claro que es la venida de Jesucristo en el reino la que cumple con los objetivos reseñados en Dan. 9:24, pues está directamente relacionada con el cumplimiento de las promesas de Dios hechas por medio de sus “santos profetas de tiempo antiguo” y que tienen que ver con la restauración física de la humanidad, así como de su entorno medioambiental y del mundo animal en su relación con el hombre (Isa. 11:6-9), como se sobreentiende de las siguientes palabras proféticas:

En aquel tiempo (eso es, cuando se establezca el reino de Dios en la tierra), los ojos de los ciegos serán abiertos y los oídos mismos de los sordos serán destapados. 6 En aquel tiempo el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo y la lengua del mudo clamará con alegría. Pues en el desierto habrán brotado aguas y torrentes en la llanura desértica.” (Isa. 35:5-6). (Acotación nuestra(.

A tal grado será esto así, que la promesa divina es clara al respecto:

Y ningún residente dirá: “Estoy enfermo”. La gente que more en la tierra constará de los que habrán sido perdonados por su error.” (Isa. 33:24).

Sin embargo, no es esto lo que contemplamos a nuestro alrededor, como no vemos tampoco por ningún lado, el cumplimiento de la profecía registrada en Job 33:24-25 en estos términos:

“…… entonces lo favorece y dice: “¡Líbralo de bajar al hoyo! ¡He hallado un rescate! 25 Que su carne se haga más fresca que en la juventud; que vuelva a los días de su vigor juvenil”.”

Porque de lo que se nos está hablando aquí, es que cuando se establezca el reino de Dios en la tierra las personas dejarán de morir como consecuencia del pecado heredado, pues la muerte será “tragada para siempre” (Isa. 25:8) por dicha gobernación de hechura divina y como consecuencia, lo que va a ocurrir con las personas ancianas que en ese momento existan sobre la tierra, es que serán devueltas a los tiempos de su juventud vital…… al tiempo que aquella inmensa cantidad de personas muertas en el transcurso de la historia de la humanidad, serán devueltas a la vida en la resurrección que tendrá lugar en dicho espacio de mil años de reinado divino, algo garantizado por el propio Hijo de Dios:

No se maravillen de esto, porque viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz 29 y saldrán, los que hicieron cosas buenas a una resurrección de vida, los que practicaron cosas viles a una resurrección de juicio.” (Juan 5:28-29).

Todo esto expuesto y que no son otra cosa más que profecías bíblicas, no las vemos cumplidas a pesar de que los TJ continúan diciendo y en otra de sus disparatadas enseñanzas, que el reino de Dios fue instaurado en 1.914…… luego si 100 años nos contemplan desde que esa supuesta instauración se produjo y nosotros continuamos “con estos pelos”, aquí está fallando algo. Porque si lo que hemos leído en Hech. 3:20-21, es que el regreso de Jesucristo a la Tierra está directamente relacionado con la instauración del reino de Dios en la misma y como inmediata consecuencia de ello, inicia la “restauración” de todas las cosas como estaban en un principio antes del pecado y en Dan. 9:24 se corrobora dicho extremo, cuando se nos dice que se pondrá “un sello sobre visión o profeta” y con lo que queda claro que a partir de ese momento ya se verán cumplidas todas las profecías “que Dios habló por boca de sus profetas de tiempo antiguo” y resulta que, repetimos, 100 años después del supuesto establecimiento del reino de Dios no vemos nada de nada de lo prometido …… o bien la Biblia nos miente, o bien el establecimiento de dicho reino aún está en el futuro y los que mienten son los TJ y todos aquellos que, de alguna u otra forma, niegan la existencia de un reino literal.

Consideración aparte y no menos importante, merece el hecho afirmado de que dicha “semana 70” y última del ciclo, está dividida en dos partes con distintas características; pero dicho esto y por aquello de empezar por el principio, habría que explicar cuáles serán los sucesos que nos permitirán identificar el momento en que la tal inicia y en el bien entendido de que el segundo ciclo de “69 semanas”, terminó con la aparición del Mesías en el año 29 de nuestra era. Ello significa que han pasado casi 2.000 años desde ese momento hasta nuestros días, circunstancia que podría dar a entender a más de uno que Jehová se ha olvidado del tema y lo cual nada tiene que ver con la realidad…… es más, ya Jesús en su momento y en clara alusión a los sucesos por acontecer sobre el pueblo judío, advirtió de dicha circunstancia temporal cuando dijo lo siguiente:

“…… y caerán a filo de espada y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por las naciones, hasta que se cumplan los tiempos señalados de las naciones.” (Luc. 21:14).

Estas palabras proyectaban el cumplimiento de la profecía de Daniel más allá en el tiempo, eso es, el período determinado por Jehová Dios para castigo de la infiel y rebelde nación de Israel; no olvidemos que en 135 E.C. esta desapareció como nación para aparecer de nuevo más de 1.800 años después, concretamente el 15 de Mayo de 1.948 cuando recibió reconocimiento legal por la ONU, si bien este se hizo oficial un año después. Pero dicho esto, no nos resistimos a hacer una pequeña puntualización acerca de cuándo, a nuestro entender, empezaron a regir esos “tiempos de los gentiles” y que muchos entienden que fue a partir del año 70 de nuestra era, con la destrucción de Jerusalén y su templo a cargo de las legiones romanas mandadas por el general Tito o, en su defecto, el trágico suceso de 135 E.C. mencionado y en que definitivamente los judíos fueron expulsados de su tierra por el emperador Adriano y borrado del mapa el nombre de Israel…… sin embargo, parece que el contexto escritural coloca el inicio de esos “tiempos de los gentiles (o “naciones”, según la traducción bíblica que se use) para mucho antes de esos sucesos, porque veamos:

Con la caída de Jerusalén en 587 a. E.C. a manos de Nabucodonosor, la dinastía y el gobierno davídicos quedaron interrumpidos “in témpore” y Jerusalén, o lo que ésta representaba (la nación escogida por Dios, Israel), habría de continuar siendo “hollada” por los sucesivos gobiernos gentiles que durante la historia han dominado sobre esa parte del globo, mientras la regencia delegada del reino de Dios (1 Crón. 29:23) establecida en la tierra y ejercida por la casa de David, se ha mantenido en un estado inoperante bajo esas distintas potencias gentiles que, de forma alternativa y periódica, han dominado sobre esa tierra de Oriente Medio. Por lo tanto, este “tiempo de los gentiles” de hollar Jerusalén y lo que ésta representa, inició en ese momento histórico de 587 a. E.C. y durará hasta que de nuevo se levante un rey de la línea de David, que gobierne sobre la tierra en nombre del Dios Altísimo…… y como eso no ocurrirá hasta que Jesucristo acceda al trono de su antepasado David en representación de su Padre Celestial, dicho dominio se prolongará hasta el establecimiento de dicha gobernación divina sobre nuestro planeta; dicho lo cual, retomemos el tema y que habíamos dejado en el averiguar qué sucesos nos indicarán (noten que hablamos en plural) que dicha última semana del ciclo de 70 ha comenzado ya su discurrir.

Y hablamos de “sucesos”, porque aunque es cierto que la inmensa mayoría de autores bíblicos centra toda la atención en la aparición del “anticristo” como el caudillo profetizado que tiene que establecer ese pacto por siete años para “los muchos” (en todo caso estaríamos hablando de un influyente y poderoso personaje) y por tanto, el detonante temporal que marca el momento en que inicia dicho período de tiempo de la “semana 70” y lo cual es cierto, no es menos cierto que paralelamente y ya algo menos conocido (pues apenas se le dedica atención por parte de los “gurús” religiosos de la cristiandad, entiéndase teólogos), aparecerán otros relevantes personajes y de los que se nos habla en Rev. 11:3 e identificados como los “dos testigos”, eso es, un pequeño resto de personas enviadas por Jehová, equiparables en poder a los Pablo, Pedro, Juan, Elías, Moisés, etc. según los versos 5-6 de ese capítulo 11, para llevar a cabo lo que en definitiva es “la madre del cordero” de lo que realmente muchos estamos esperando y que no es otra cosa que el “pasaporte” que nos permita acceder al reino de Dios en calidad de súbditos, algo que muchos no conseguirán y como veremos a continuación.

Porque ese pequeño resto “ungido” por aparecer, tendrán a su cargo la obra de “profetizar” o anunciar al mundo y por espacio de 1.260 días o tres años y medio, la inmediata llegada de la “gran tribulación”, a ser seguida por el establecimiento del reino de Dios sobre este valle de lágrimas que responde al nombre de planeta Tierra…… luego cuando veamos aparecer dichos personajes, eso es, el llamado “anticristo” por un lado y que establece el pacto de 7 años entre Israel con sus vecinos árabes y los “dos testigos” por el otro, es cuando empieza la cuenta atrás que nos llevará al término de la última semana de años pendiente del ciclo de 70 y con ello, a los últimos siete años del mundo como lo conocemos y a ser seguidos por el establecimiento del reino de Dios en la Tierra. Semana dividida en dos mitades bien diferentes: una primera en que mediante dicha predicación, se dará la oportunidad al conjunto de la humanidad de tomar posición y asegurarse con ello el poder acceder al reino de Dios en calidad de súbditos del mismo (los que acepten la propuesta, obviamente) y marcada, lógicamente y contrario a lo vaticinado por la mayoría de “entendidos” en la materia, por una época de calma y bienestar que en este momento nos parece imposible de alcanzar, pero necesaria para el normal desarrollo de la mencionada predicación y algo de lo que se nos habla en Rev. 7:1-3:

Después de esto vi a cuatro ángeles de pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, reteniendo los cuatro vientos de la tierra (símbolos de destrucción), para que no soplara viento alguno sobre la tierra ni sobre el mar ni sobre ningún árbol. 2 Y vi a otro ángel que ascendía del nacimiento del sol, teniendo un sello del Dios vivo; y clamó con voz fuerte a los cuatro ángeles a quienes estaba concedido hacer daño a la tierra y al mar 3 y dijo: “No hagan daño a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta después que hayamos sellado en la frente a los esclavos de nuestro Dios”.” (Acotación nuestra).

No perdamos de vista, el hecho de que dicho “sellar” tiene que ver con esas personas que Jehová envía y no a los que, aceptando su mensaje en el sentido de que el reino de Dios ya ha tomado el poder, serán súbditos del mismo; porque el “sello” que acredita la condición de aceptado por Dios solo se recibe cuando uno da su vida en sacrificio para alcanzar el reino como gobernante del mismo…… no olvidemos las palabras de Jesús “pruébate fiel hasta la misma muerte y yo te daré la corona de la vida” en Rev. 2:10 y que claramente muestran que uno primero tenía que dar su vida en sacrificio, para que luego y en premio, se le concediera la “corona de la vida” y que no significa otra cosa que la inmortalidad de la que gozarán todos aquellos que junto a Cristo reinarán. De ahí lo que leemos en Rev. 11:7, en el sentido de que “cuando hayan terminado de dar su testimonio, la bestia salvaje que asciende del abismo hará guerra contra ellos y los vencerá y los matará”…… y eso es lo que ocurre al término de dicho periodo de 1.260 días o tres años y medio o primera mitad de esa última “semana 70” de años y caracterizada, como hemos dicho, por un período de calma para permitir la predicación anunciada por Jesús en Mat. 24:14 y pasaje en el que se nos da una pista de lo que va a ocurrir en la segunda parte de dicha última semana o tres años y medio restantes:

Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”

Es decir, cuando finalice dicha predicación que da contenido a los primeros tres años y medio de la final “semana 70” y ya ejecutados los “dos testigos” o resto “ungido” por aparecer, es cuando se produce la llamada “primera” resurrección (Rev. 20:6) y que implica, no solo a ese “resto” aún por aparecer y víctima de la violencia del poder gobernante en ese momento y controlado por el “anticristo”, sino también a los apóstoles y a todos aquellos que en el primer siglo siguieron las pisadas de Jesús…… es en ese momento en el que se produce el punto de inflexión que nos introduce ya en la segunda parte de esa última semana, en donde la llamada “gran tribulación” será la protagonista y con lo que estaríamos hablando del mayor tiempo de angustia sobre este planeta (diluvio universal incluido) y dirigida contra aquellos que habrán mostrado desprecio por la misericordia divina, al rechazar la oportunidad ofertada de conseguir una plaza en el reino de Dios; ello se nos confirma en las siguientes palabras:

Esto toma en cuenta que es justo por parte de Dios pagar con tribulación a los que les causan tribulación, 7 pero, a ustedes que sufren la tribulación, con alivio juntamente con nosotros al tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles 8 en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen a Dios (obviamente porque no han querido) y sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús (pues han rechazado el conocerlas). 9 Estos mismos sufrirán el castigo judicial de destrucción eterna (durante la “gran tribulación”) de delante del Señor y de la gloria de su fuerza.” (2 Tes. 1:6-9). (Acotaciones nuestras).

Terminados esos fatídicos tres años y medio restantes de esta segunda parte de la “70 semana”, es cuando finalmente toma posesión de la tierra el reino de Dios y adquieren carta de naturaleza los eventos anunciados en Dan. 9:24…… excusamos decir, que mientras la humanidad desobediente se enfrenta a su justo castigo, aquellos que si escucharon y decidieron acogerse a los beneficios del reino de Dios sobre la humanidad, habrán sido “ocultados” o protegidos por nuestro Creador de la destrucción causada por la “gran tribulación” (Sof. 2:3; Isa. 26:20; Salmo 91). Y aunque no sabemos cómo lo hará en esta ocasión, lo que sí sabemos es que a lo largo de la historia en general y en particular del pueblo de Israel, Jehová Dios siempre trató bondadosamente con aquellos que le fueron leales y preservó sus vidas del peligro al que se enfrentaban, pues la máxima de nuestro Supremo Hacedor es esta:

Con alguien leal, tú actuarás en lealtad; con el hombre físicamente capacitado, exento de falta, tratarás de un modo exento de falta.” (Sal. 18:25).

Pero habrán observado unos párrafos atrás, que hemos mencionado y con respecto de aquellos que pretendan hacerse con una plaza como súbditos en el reino de Dios, acerca de responder a una “propuesta” que será extendida a todo el mundo por parte de los “dos testigos” o enviados de Dios y que solo aquellos que la acepten, serán beneficiarios de tan codiciada plaza: el colaborar con esos mensajeros de Dios, en la tarea de extender el contenido del mensaje predicado por todo el mundo y contenido del que se nos habla en Rev. 14:6-7:

Y vi a otro ángel que volaba en medio del cielo y tenía buenas nuevas eternas que declarar como noticias gozosas a los que moran en la tierra y a toda nación y tribu y lengua y pueblo 7 y decía con voz fuerte: “Teman a Dios y denle gloria, porque ha llegado la hora del juicio por él, de modo que adoren al que hizo el cielo y la tierra y el mar y las fuentes de las aguas”.”

Que solo aquellos que colaboren en dicha comisión, tendrán acceso al reino de Dios como súbditos del mismo, es lo que se infiere de una de las parábolas que usó Jesús y que tenía que ver fundamentalmente con nuestros tiempos, que encontramos en Mat. 25:31-46 y conocida como “la parábola de las ovejas y las cabras”…… contenido de la cual que nos indica sin lugar a duda alguna, lo imprescindible de dicha actitud “colaboradora” para situarse uno en una posición de favor ante el Altísimo y que le permita el acceso a dicho reino venidero, porque esto es lo que enseñó el Hijo de Dios en dicha parábola:

Cuando el Hijo del hombre llegue en su gloria y todos los ángeles con él, entonces se sentará sobre su glorioso trono. 32 Y todas las naciones serán reunidas delante de él y separará a la gente unos de otros, así como el pastor separa las ovejas de las cabras. 33 Y pondrá las ovejas a su derecha (una posición aprobada), pero las cabras a su izquierda (posición de desaprobación).” (v. 31-33). (Acotaciones nuestras).

La pregunta a la que nadie ha respondido aún o al menos, nosotros no nos hemos topado con ella (es cierto que a esa parábola y a pesar de su importancia en el asunto, se le ha prestado muy poca atención), es cómo o en función de qué baremo se hará dicha separación y algo que se nos explica en los siguientes versículos 34-40:

Entonces dirá el rey a los de su derecha: “Vengan, ustedes que han sido bendecidos por mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo. 35 Porque me dio hambre y ustedes me dieron de comer; me dio sed y me dieron de beber. Fui extraño y me recibieron hospitalariamente; 36 desnudo estuve y me vistieron. Enfermé y me cuidaron. Estuve en prisión y vinieron a mí”. 37 Entonces los justos le contestarán con las palabras: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber? 38 ¿Cuándo te vimos extraño y te recibimos hospitalariamente, o desnudo y te vestimos? 39 ¿Cuándo te vimos enfermo, o en prisión y fuimos a ti?’. 40 Y en respuesta el rey les dirá: “En verdad les digo: Al grado que lo hicieron a uno de los más pequeños de estos hermanos míos, a mí me lo hicieron”.”

Y puesto que las ayudas que aquí se mencionan no es probable que sean necesarias en este período histórico que estamos por vivir, visto el inmenso poder que tendrán esos “hermanos pequeños” y en clara referencia al resto “ungido” por aparecer, en el desarrollo de su comisión (Rev. 11:5-6), es obvio que de lo que se nos está hablando es de una colaboración activa en dicha tarea de predicación encomendada…… pero veamos ahora, en los versículos 41-46 siguientes, la cara negativa de esta moneda:

Entonces dirá, a su vez, a los de su izquierda: “Váyanse de mí, ustedes que han sido maldecidos, al fuego eterno (equivalente a destrucción eterna) preparado para el Diablo y sus ángeles. 42 Porque me dio hambre, pero ustedes no me dieron de comer y me dio sed, pero no me dieron de beber. 43 Fui extraño, pero no me recibieron hospitalariamente; desnudo estuve, pero no me vistieron; enfermo y en prisión, pero no me cuidaron”. 44 Entonces ellos también contestarán con las palabras: ‘Señor, ¿cuándo te vimos con hambre, o con sed, o extraño, o desnudo, o enfermo, o en prisión y no te ministramos?’. 45 Entonces les contestará con las palabras: “En verdad les digo: Al grado que no lo hicieron a uno de estos más pequeños, no me lo hicieron a mí”. 46 Y estos partirán al cortamiento eterno (eso es, a enfrentarse con la “gran tribulación”), pero los justos a la vida eterna (en el reino de Dios).” (Acotaciones nuestras).

Y esto es, más o menos bien contado, todo lo relativo a la “Profecía de las 70 semanas de Daniel” registrada en el libro bíblico que lleva el nombre de este profeta y que nos pone en antecedentes, no solo de los acontecimientos por suceder, sino de su orden de aparición y lo que es más importante, de la secuencia temporal de los mismos. Es cierto que nos hemos extendido un poco en explicarlo, pero en todo caso entendemos que el tema es de suficiente importancia como para, no solo leérselo con atención, sino para que uno dedique un tiempo a meditar sobre ello y, si se tercia, complementar lo aquí dicho con otras fuentes de información que puedan añadir más datos sobre el particular. Porque no hay que pasar por alto, el hecho de que lo contado no es más que la particular visión de los autores de este blog, respecto de dicha profecía y lo que debería llevar a uno a poner de su parte, eso es, a contrastar dicha información con aquellas que tenga a su alcance o en su defecto, del personal conocimiento que ya se tenga sobre el particular; y es que como tantas veces hemos señalado, nosotros...... también nos podemos equivocar.

MABEL


sábado, 14 de marzo de 2015

¡Buena pregunta!


“Pero…… ¿y si no pasa nada?” Más o menos eso es lo que nos vinimos a plantear y en una especie de conversación informal entre los autores de este blog, acerca de nuestra personal convicción sobre el supuesto inicio de la 70 semana de Dan. 9:27 y lo que derivaría en los últimos siete años del mundo como lo hemos conocido hasta el momento y que, según nuestras cuentas, ya está muy próximo en el tiempo. Porque recordarán ustedes que en fecha 20/02/15, publicábamos un escrito en el que apuntábamos al verano del año en curso como momento en el que se podría producir dicho evento y ya más recientemente, en un artículo fechado el 02/03/15, nos “arrimábamos” un poquitín más al “morlaco” y apuntando ya más concretamente para el próximo mes de Septiembre, como el momento más probable para tan esperado suceso.

En todo caso, la auto-pregunta es del todo procedente y lo que nos llevó a reflexionar sobre lo acertado o no de nuestra presunción, lo que a su vez nos condujo a plantearnos el porqué de nuestra plena convicción de que ello tiene que ser así como lo contamos y cuestión que ni se nos había pasado por la cabeza cuando escribimos los artículos mencionados, eso es, el que pudiéramos estar equivocados en nuestra visión de las cosas…… y tenemos que reconocer, que la única respuesta que se nos ocurrió nos dejó helados. Porque si estamos equivocados en nuestra forma de ver las cosas y no ocurre lo que nosotros auguramos que va a ocurrir, nos quedamos totalmente “en blanco”, eso es, sin recursos o referencia alguna de lo que pudiera ocurrir en un futuro más lejano…… pero permítannos que se lo expliquemos.

Todo lo que publicamos en este blog está sustentado (eso es lo que honestamente creemos) por el registro sagrado, en el sentido de que todo lo dicho está de acuerdo con un entendimiento razonable de lo expuesto en las profecías bíblicas, pues analizamos estas con mucho detenimiento y contrastamos luego su contenido de manera exhaustiva con el contexto escritural, por lo que la posibilidad de error es ciertamente limitada…… al menos por el momento y hasta dónde nosotros conocemos, nadie nos ha podido señalar fallo alguno en nuestros planteamientos; ya otra cosa es que algunos discrepen de los mismos, aunque en realidad no puedan probar sus refutaciones y esperen que se les crea, sencillamente porque lo expresado sea su personal punto de vista sobre el tema refutado, entendiendo que con ello es más que suficiente y lo que ciertamente no es el caso, pues no basta con afirmar algo, sino que hay que demostrarlo.

Pero claro, con todo y eso no podemos “escaquearnos” al hecho de que lo que hemos publicado es “muy gordo”, pues lo que estamos diciendo es que aquello que la humanidad ha esperado por más de 2.500 años, eso es, el inicio de la 70 semana de Dan. 9:27 y con ello, la cuenta atrás de los siete últimos años que preceden a la instauración definitiva del reino de Dios en la Tierra y lo que representará un antes y un después en la historia de la humanidad, lo tenemos a solo 6 o 7 meses por delante; porque lo cierto es que el inicio de dicha semana conlleva la aparición del personaje el “anticristo” que validará un pacto de paz “entre los muchos” (eso es, entre Israel y sus vecinos árabes) y evento que sirve de punto de referencia para averiguar cuándo empieza dicha semana 70, al mismo tiempo que aparecen los “dos testigos” o resto “ungido” enviado por Dios (Rev. 11:3) para iniciar la predicación mundial anunciada por Jesús en Mat. 24:14 y también como señal o “pistoletazo” de salida hacia el tiempo del fin:

Y estas buenas nuevas del reino (eso es, el anuncio de la definitiva toma de posesión de dicho reino, luego nada que ver con lo que vino a anunciar Jesús en el primer siglo) se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” (Acotación nuestra).

Recordemos que dicha tarea se llevará a cabo por un limitado espacio de tiempo de 1.260 días o tres años y medio (Rev. 11:3), a ser seguidos por el período de la “gran tribulación” con lo que se completarán los restantes tres años y medio de dicha semana 70, en lo que significará la total eliminación de todos aquellos que no hayan aceptado dicho mensaje divino; a partir de ese momento, el reino de Dios se establece definitivamente en la tierra y con él, la restauración del ser humano, así como la tan ansiada resurrección de los muertos (Hech. 3:20-21; 24:15)…… y el punto de inflexión para que todo eso inicie, repetimos, lo tenemos tan solo a 6/7 meses vista.

Entonces el problema radica en el hecho de que de no ocurrir las cosas tal como nosotros las hemos “anunciado”, nos quedamos totalmente sin referentes bíblicos que nos pudieran reportar a más allá en el tiempo, porque veamos: si pasara este año de 2.015 sin que ocurriera nada de lo señalado por las profecías ¿dónde en la corriente del tiempo, se nos señalan circunstancias parecidas a lo que está ocurriendo en nuestros días, eso es, las señales en el cielo que ya estamos viendo (las “lunas de sangre” y un notorio eclipse solar), por demás coincidentes con fechas señaladas en el calendario judío y fenómeno, que según expertos de la NASA, no se volverá a repetir en aproximadamente 500 años, así como con el cumplimiento de la “generación que no pasaría” (a partir de la nueva aparición de Israel como nación en 1.948) sin que ocurrieran todas las cosas anunciadas? Luego en nuestra personal interpretación de la situación, si el tiempo pasara sin que ocurriera “algo” en este año en el que nos encontramos, ya para el 2.016 la Biblia carecería prácticamente de contenido profético (al menos hasta donde nosotros llegamos), pues ya no se nos da ninguna pista adicional que señale a futuros eventos que pudieran servirnos como referentes en la corriente del tiempo, para determinar el momento ante que el propio Jesús nos instó a permanecer alerta:

También, habrá señales en el sol y en la luna y en las estrellas y, sobre la tierra angustia de naciones, por no conocer la salida a causa del bramido del mar y de su agitación, 26 mientras que los hombres desmayan por el temor y la expectación de las cosas que vienen sobre la tierra habitada; porque los poderes de los cielos serán sacudidos. 27 Y entonces verán al Hijo del hombre viniendo en una nube con poder y gran gloria. 28 Pero al comenzar a suceder estas cosas (luego habría que estar pendiente de ello), levántense erguidos y alcen la cabeza, porque su liberación se acerca.” (Luc. 21:25-28). (Acotación nuestra).

Y a nuestro entender, esos sucesos ya hace tiempo que comenzaron “a suceder”, por lo que inevitablemente nosotros tendríamos que estar en la idea correcta…… pero no es menos cierto y algo que también nos confunde, que el hecho es que somos los únicos (al menos hasta donde sabemos) que hemos tomado posición y nos hemos pronunciado al respecto; todos los demás representantes de distintas organizaciones religiosas de la cristiandad, eso es, predicadores, evangelistas, pastores, autores de páginas bíblicas, etc., no han hecho más que continuar, unos de su cansina “cantinela” en el sentido de que el arrebatamiento ya está más cerca (pero sin “mojarse” en cuanto a dar un tiempo aproximado para que el tal se produzca), otros con sus críticas a los TJ, otros que si Jesús no es Dios y cosas todas ellas ya sin importancia, de ser cierto nuestro argumentario. Porque nosotros pensamos que todo lo que se podía decir ya está dicho y que solo hay que esperar a que “ocurran” las cosas profetizadas en las Escrituras; recordemos y a modo de ilustración de lo que pretendemos decir, las palabras que un Jesús ya resucitado dirigió a sus apóstoles:

Y estando reunido con ellos, les dio las órdenes: “No se retiren de Jerusalén, sino sigan esperando lo que el Padre ha prometido, acerca de lo cual oyeron de mí; 5 porque Juan, en verdad, bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en espíritu santo no muchos días después de esto”.” (Hech. 1:4-5).

Lo que aquí se les estaba proponiendo a los apóstoles, sencillamente, era que cesaran momentáneamente de su actividad divulgadora hasta que el espíritu santo descendiera sobre ellos y cosa que ocurrió diez días después de pronunciadas esas palabras, el cual les dotó de los poderes necesarios para sostener sus afirmaciones…… es a partir de ese momento, cuando empieza la recolección de aquellos que tenían que reinar al lado de los apóstoles junto a Cristo en el reino de Dios; luego lo que estamos viendo, es que hubo una especie de “impasse” entre la ascensión de Jesús a los cielos y la continuación de la labor de predicación sobre la tierra. Por lo que salvando todas las distancias habidas y por haber, tal parece ser lo que está ocurriendo ahora: solo queda esperar a que se produzcan los acontecimientos que abran “la caja de los truenos” y con ello, que empiece la gran predicación anunciada por Jesús y que antecede al fin:

Y estas buenas nuevas del reino (el anuncio de la instauración del reino de Dios en la tierra) se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” (Mat. 24:14). (Acotación nuestra).

Por otra parte y por aquello de seguir con el paralelo de los tiempos, si bien como hemos dicho los apóstoles fueron restringidos de su actividad hasta la llegada del espíritu santo y por la razón señalada, veamos lo que leemos en la profecía de Joel y que habiendo tenido una primera aplicación en el primer siglo, señala a una segunda y de mucho mayor alcance para nuestros tiempos, a tenor de estas palabras:

Y después de eso tiene que ocurrir que derramaré mi espíritu sobre toda clase de carne y sus hijos y sus hijas ciertamente profetizarán. En cuanto a sus viejos, sueños soñarán. En cuanto a sus jóvenes, visiones verán. 29 Y aún sobre los siervos y sobre las siervas, derramaré en aquellos días mi espíritu.

30 Y ciertamente daré portentos presagiosos en los cielos y en la tierra, sangre y fuego y columnas de humo (lo que señala destrucción en la tierra y provocada por el mismo hombre). 31 El sol mismo será convertido en oscuridad y la luna en sangre, antes de la venida del día de Jehová, grande e inspirador de temor.” (Joel 2:28-31). (Acotación nuestra).

Luego de lo que se nos está hablando es de un brutal derramamiento de espíritu santo que alcanzará, no solo a unos pocos, como fue en el caso del primer siglo, sino a “toda clase de carne”; y si colocamos en orden lógico esos acontecimientos mencionados en el pasaje señalado, vemos que tal derramamiento sigue secuencialmente a lo señalado en los versos 30-31 y de lo que no hay constancia de que ocurriera en el primer siglo, mientras que sí está ocurriendo en nuestros días sin duda alguna, pues no solo tenemos violencia de todo tipo y destrucción sin límite en la tierra, sino que también ya hemos contemplado las dos primeras “lunas de sangre”. Notemos, por otra parte, que se nos dice que esas señales ocurren antes “de la venida del día de Jehová, grande e inspirador de temor” y que tiene que ver con el tiempo de la “gran tribulación”, dirigida como hemos dicho contra aquellos que hayan rehusado aceptar el mensaje predicado por los enviados de Jehová Dios…… y dado que de momento no vemos predicación alguna acompañada de grandiosas manifestaciones de poder del espíritu santo de Dios (Rev. 11:5-6) y eso es de lo que se nos habla en la profecía de Joel, ello quiere decir que esta se encuentra situada entre las señales que estamos hoy contemplando y el tiempo de la “gran tribulación”, eso es, en los primeros tres años y medio de la mencionada 70 semana de Dan. 9:27, por lo que esta tiene que iniciar ¡ya!

Porque lo que muchos no parecen tener en cuenta, a tenor de lo que se lee por ahí, es de la cronología de los distintos eventos por suceder y que a modo de recordatorio (ya los hemos reseñado en artículos anteriores), los exponemos de nuevo: la profética semana 70 de Dan. 9:27 inicia con la aparición del personaje “el anticristo” confirmando un pacto de paz por siete años “entre los muchos”, eso es, entre Israel y sus vecinos árabes; al alimón, aparecen los “dos testigos” o un pequeño resto de poderosos enviados de Dios, con la comisión de anunciar al mundo la instauración del reino de Dios y ello por un espacio de tiempo de solo 1.260 días o tres años y medio (Rev. 11:3), en la que serán ayudados por todos aquellos que progresivamente vayan aceptando dicho mensaje…… circunstancia de la que se nos habla en la parábola de “las ovejas y las cabras” y que por su relevante importancia, creemos necesario el incidir en ella:

Cuando el Hijo del hombre llegue en su gloria y todos los ángeles con él, entonces se sentará sobre su glorioso trono. 32 Y todas las naciones serán reunidas delante de él y separará a la gente unos de otros, así como el pastor separa las ovejas de las cabras. 33 Y pondrá las ovejas a su derecha, pero las cabras a su izquierda.

34 Entonces dirá el rey a los de su derecha: “Vengan, ustedes que han sido bendecidos por mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo. 35 Porque me dio hambre y ustedes me dieron de comer; me dio sed y me dieron de beber. Fui extraño y me recibieron hospitalariamente; 36 desnudo estuve y me vistieron. Enfermé y me cuidaron. Estuve en prisión y vinieron a mí”. 37 Entonces los justos le contestarán con las palabras: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber? 38 ¿Cuándo te vimos extraño y te recibimos hospitalariamente, o desnudo y te vestimos? 39 ¿Cuándo te vimos enfermo, o en prisión y fuimos a ti?”. 40 Y en respuesta el rey les dirá: “En verdad les digo: Al grado que lo hicieron a uno de los más pequeños de estos hermanos míos (eso es, a ese resto “ungido” aún por aparecer y personificado en los “dos testigos”), a mí me lo hicieron”.” (Mat. 25:31-40). (Acotación nuestra).

Todo lo contrario les será dicho a los que rehúsen aceptar el mensaje difundido durante esos 1.260 días de predicación (Rev. 11:3), pues la sentencia que reciben por su falta de aceptación y por tanto, de no colaboración en la obra, es la siguiente:

Entonces dirá, a su vez, a los de su izquierda: “Váyanse de mí, ustedes que han sido maldecidos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. 42 Porque me dio hambre, pero ustedes no me dieron de comer; y me dio sed, pero no me dieron de beber. 43 Fui extraño, pero no me recibieron hospitalariamente; desnudo estuve, pero no me vistieron; enfermo y en prisión, pero no me cuidaron”. 44 Entonces ellos también contestarán con las palabras: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre, o con sed, o extraño, o desnudo, o enfermo, o en prisión y no te ministramos?”. 45 Entonces les contestará con las palabras: “En verdad les digo: Al grado que no lo hicieron a uno de estos más pequeños (y a los que sí pudieron ver), no me lo hicieron a mí”. 46 Y estos partirán al cortamiento eterno (eso es, al encuentro con la “gran tribulación”), pero los justos a la vida eterna.” (Mat. 25:41-46). (Acotaciones nuestras).

El hecho de que el destino final de la persona quede determinado por la actitud colaboradora con esos de Dios, nos muestra dos cosas: primero, que cada uno queda “retratado” ante Dios en función de la determinación que tome en cuanto el apoyar o no a esos “hermanos pequeños” de Jesús y, segundo, que contrario a lo que nos quieren “vender” las actuales organizaciones religiosas y para su particular beneficio económico, nada de lo que se haga ahora con relación al reino de Dios, tiene que ver con el destino final de cada uno, pues este depende exclusivamente de lo que uno haga cuando se ponga en marcha dicha predicación. De ahí nuestra afirmación, en el sentido de que ahora es un tiempo de espera hasta que inicie dicha semana 70…… lo que no quita, para que cuanto más ocupado esté uno en las cosas de Dios ahora, menos peligro tendrá de ser engañado por las huestes de Satanás en ese momento crucial (Mat. 24:24).

Luego la parábola de “las ovejas y las cabras” aplica a las personas de las que se nos habla en Rev. 7:9: 14, como “sobrevivientes” de la destrucción causada en la segunda mitad de la 70 semana de Dan. 9:27…… personas a las que en su colaboración con la obra de difusión del mensaje divino durante esos primeros 1.260 días, les será dada la capacidad de llevar a cabo también manifestaciones de poder, según lo leído en Joel 2:28-29; y espacio temporal, caracterizado por una relativa tranquilidad y acompañada de cierta recuperación en la precaria situación mundial existente en la actualidad o, como lo podríamos considerar, un período de “calma chicha” necesario para llevar a cabo el proceso de predicación señalado, pues de eso es de lo que se nos habla en el siguiente pasaje:

Después de esto vi a cuatro ángeles de pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, reteniendo los cuatro vientos de la tierra (símbolos de destrucción), para que no soplara viento alguno sobre la tierra ni sobre el mar ni sobre ningún árbol. 2 Y vi a otro ángel que ascendía del nacimiento del sol, teniendo un sello del Dios vivo; y clamó con voz fuerte a los cuatro ángeles a quienes estaba concedido hacer daño a la tierra y al mar 3 y dijo: “No hagan daño a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta después que hayamos sellado en la frente a los esclavos de nuestro Dios” (y con lo que concluyen los 1.260 días de dicha predicación).” (Rev. 7:1-3). (Acotaciones nuestras).

Es en ese momento, cuando el “anticristo” mata al resto ungido enviado por Dios, se produce la primera resurrección y empieza la llamada “gran tribulación” (Rev. 11:7-13) y que ocupa los restantes tres años y medio…… acabados estos, el reino de Dios es establecido en la tierra; hay que señalar de nuevo, que dicha “gran tribulación” tiene que ver con el “día de la ira de Dios” y dirigido de forma divina, expresamente contra aquellos que han rehusado escuchar el mensaje anunciado y según se sobreentiende de lo que se lee en 1 Tes. 1:7-9:

“…… al tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles 8 en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen a Dios (porque no han querido) y sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús (pues han rehusado el conocerlas). 9 Estos mismos sufrirán el castigo judicial de destrucción eterna de delante del Señor y de la gloria de su fuerza.” (Acotaciones nuestras).

La pregunta es qué ocurre durante ese tiempo de tribulación o destrucción de la humanidad desobediente, con aquellos que sí han obedecido y algo que tienen perfectamente explicado, entre otros, en el artículo publicado en este blog el 01/05/11, también en el que se publicó el 20/02/13, así como en el publicado el 02/11/13 y en los que se pone en paralelo lo ocurrido en el diluvio del día de Noé, en el juicio de Sodoma y Gomorra y en el caso de las diez plagas de Egipto con aquellos que fueron fieles a Dios en esos críticos momentos, con lo que ocurrirá con los futuros sobrevivientes de la “gran tribulación” final…… eso es, de cómo serán divinamente protegidos.

Pero volviendo al tema central de este escrito y que tiene que ver con nuestra firme convicción de que estamos a pocos meses de que ocurran hechos sorprendentes para el general de los “mortales” y que viven “voluntariamente” ajenos a lo que está por venir (sencillamente no quieren ni oír hablar de ello), de nuevo nos topamos con la posibilidad de que no ocurra nada…… y que de ser ello así, ya les confesamos que no tendríamos más remedio y salvando las distancias, que hacer nuestro el razonamiento de Pablo cuando a este le negaban el hecho de la resurrección:

Ahora bien, si de Cristo se está predicando que él ha sido levantado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos entre ustedes que no hay resurrección de los muertos? 13 Realmente, si no hay resurrección de los muertos, tampoco ha sido levantado Cristo. 14 Pero si Cristo no ha sido levantado, nuestra predicación ciertamente es en vano y nuestra fe es en vano. 15 Además, también se nos halla falsos testigos de Dios, porque hemos dado testimonio contra Dios de que él levantó al Cristo, pero a quien no levantó si los muertos verdaderamente no han de ser levantados.

16 Porque si los muertos no han de ser levantados, tampoco ha sido levantado Cristo. 17 Además, si Cristo no ha sido levantado, la fe de ustedes es inútil; todavía están en sus pecados. 18 De hecho, también, los que se durmieron en la muerte en unión con Cristo perecieron (de manera definitiva, si no existe la resurrección). 19 Si solo en esta vida hemos esperado en Cristo (eso es, en la esperanza de una resurrección futura), de todos los hombres somos los más dignos de lástima.” (1 Cor. 15:12-19). (Acotaciones nuestras).

Porque si toda nuestra confianza está puesta en unas profecías que no tuvieran el cumplimiento esperado y la promesa del reino de Dios se viera postergara más allá del horizonte de nuestras vidas, probablemente seríamos tan dignos de lástima (vulgo, los más “chorras del barrio”) como afirmaba el bueno de Pablo, pues repetimos: si las señales puestas ante nosotros , eso es, lo del Sol en oscuridad y las “lunas de sangre” coincidentes con señaladas fiestas judías no fueran tales, así como lo de la “generación” que evidentemente sí “pasaría” sin que ocurriera nada…… ¿qué más podríamos esperar? Máxime, cuando todo indica que estamos viviendo en los proféticos tiempos señalados en Luc. 21:25-27 y que leeremos otra vez:

También habrá señales en el sol y en la luna y en las estrellas; y sobre la tierra angustia de naciones, por no conocer la salida a causa del bramido del mar y de su agitación (en terminología bíblica, se hace referencia a la humanidad como un todo), 26 mientras que los hombres desmayan por el temor y la expectación de las cosas que vienen sobre la tierra habitada (¡quién puede negar esta realidad!); porque los poderes de los cielos serán sacudidos. 27 Y entonces verán al Hijo del hombre viniendo en una nube con poder y gran gloria.” (Acotaciones nuestras).

Luego si todo eso y que el común de la humanidad lo está viviendo en primera persona, no se ajusta como un guante a lo que ocurre en nuestros días ¿para cuándo, entonces, se puede esperar dicho cumplimiento? De todas maneras y ya para concluir, señalar que lo dicho queda a la personal interpretación de cada uno, pues nosotros no estamos más que manifestando nuestra posición de personal reconocimiento en el sentido de que, como las cosas no ocurran como nosotros las esperamos, eso es, para finales del verano de este 2.015 y, repetimos, que estaríamos hablando del inicio de la 70 semana de Dan. 9:17 y con ello, de los últimos siete años del mundo como hasta hoy lo hemos contemplado, aquí “los mendas” nos quedamos sin puntos de referencia y barruntando aquello de ¡...... que alguien nos lo explique!

MABEL


sábado, 1 de noviembre de 2014

¿Qué ocurrirá, durante el milenio o reino de Dios?


Una de las enseñanzas más atractivas de la secta de los Testigos de Jehová (lo que no quita sus inmensos errores en otras) y que cautiva a numerosas personas, es aquella en la que se enseña que durante el reinado de mil años en manos de Jesucristo, los sobrevivientes de la “gran tribulación”, más aquellos que se levantarán en la resurrección de los muertos, todos juntos serán llevados a la perfección de la que disfrutaron nuestros primeros padres Adán y Eva antes del pecado (eso es, tanto física como espiritual) y preparados por tanto, para hacer frente al desafío final de Satanás que será soltado de su cautiverio por un breve período de tiempo al término de esos mil años, según Rev. 20:7-10…… y en dónde dependiendo de la respuesta que cada cual dé a la cuestión que en ese momento se va a plantear, se determinará ya de manera definitiva si uno alcanza la vida eterna o por el contrario, la destrucción eterna.

Enseñanza que levanta ampollas entre la inmensa mayoría de teólogos actuales que rechazan tal planteamiento, pero que es la que más se ajusta a lo que se lee en el registro sagrado y sin que ello signifique que desde este blog defendamos a dicha organización religiosa, algo de lo que con toda seguridad, algún lechuguino “iluminado” suelto por ahí nos acusará…… organización a nuestro entender, tan falsa como todas las existentes dentro del ámbito de la “cristiandad”; pero dicho lo cual y ya dejando a esos señores con sus disparadas incongruencias y que no son pocas, veamos qué es lo que se nos cuenta realmente en las Escrituras acerca del tema planteado, empezando con el pasaje al que hemos hecho referencia:

Ahora bien, luego que hayan terminado los mil años, Satanás será soltado de su prisión 8 y saldrá a extraviar a aquellas naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, para reunirlos para la guerra. El número de estos (de los extraviados) es como la arena del mar. 9 Y avanzaron sobre la anchura de la tierra y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada. Pero descendió fuego del cielo y los devoró. 10 Y el Diablo que los estaba extraviando fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde ya estaban tanto la bestia salvaje como el falso profeta; y serán atormentados día y noche para siempre jamás.” (Rev. 20:7-10). (Acotación nuestra).

Pasaje que, como en la totalidad de los que están contenidos en las Escrituras, por reducidos que estos sean, si se analiza con detenimiento se le puede sacar mucho jugo, porque veamos: lo que se nos está diciendo es que “terminados” los mil años del reinado de Jesucristo, el “amigo” de los cuernos (u séase, Satanás) intentará extraviar a “naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra” y con lo que implícitamente se nos está diciendo, que para ese tiempo la tierra estará llena de personas que conformarán naciones y a las que Satanás querrá extraviar; circunstancia esta que a su vez, nos lleva a concluir que dichas personas estarán en una condición aprobada ante su Dios Jehová…… al menos hasta ese momento, pues de lo contrario no habría necesidad alguna de extraviarlas. Se nos dice también, que el número de los “extraviados” es como la “arena del mar”, imaginamos que por lo numerosos y que son destruidos eternamente, pues esto es lo que significa el ser devorado uno por “fuego del cielo” (Judas 7)…… y ahora procedamos a desarrollar estas dos ideas.

En primer lugar, hemos dicho que para ese tiempo la tierra estará llena de personas que cuentan con la aprobación de Dios y lo que nos lleva a preguntarnos lo siguiente: ¿qué ha ocurrido en la tierra, durante ese espacio de tiempo de mil años, para que al final del milenio la tierra esté poblada por miles de millones de personas, en perfecta sintonía con su Creador? Pues sencillamente, lo que el apóstol Pedro denominó como la “restauración” de todas las cosas y expresión que encontramos en Hech. 3:20-21:

“…… y para que él envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, 21 a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.”

Pasaje en el que si rascas también un poquito, te abre un mundo de información y necesario para entender el propósito de Dios para con la humanidad: fijémonos, por ejemplo, en el hecho de que las cosas a restaurar ya habían sido habladas por Dios “por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo”; luego las cosas objeto de restauración, tienen que estar escritas en el AT y eso es con lo que nos encontramos, cuando buceamos un poco en el mismo y de lo que entresacaremos unas pequeñas muestras de aquello prometido por nuestro Creador, mediante sus voceros en la tierra:

Y ningún residente dirá: “Estoy enfermo”. La gente que more en la tierra constará de los que habrán sido perdonados por su error.” (Isa. 33:24).

En aquel tiempo, los ojos de los ciegos serán abiertos y los oídos mismos de los sordos serán destapados. 6 En aquel tiempo, el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo y la lengua del mudo clamará con alegría. Pues en el desierto habrán brotado aguas y torrentes en la llanura desértica. 7 Y el suelo abrasado por el calor se habrá puesto como un estanque lleno de cañas; y el suelo sediento, como manantiales de agua. En el lugar de habitación de los chacales, un lugar de descanso para ellos, habrá hierba verde con cañas y papiros.” (Isa. 35:5-7).

Que su carne se haga más fresca que en la juventud; que vuelva a los días de su vigor juvenil.” (Job 33:25).

Y el lobo realmente morará por un tiempo con el cordero y el leopardo mismo se echará con el cabrito y el becerro y el leoncillo crinado y el animal bien alimentado todos juntos; y un simple muchachito será guía sobre ellos. 7 Y la vaca y la osa mismas pacerán; sus crías se echarán juntas. Y hasta el león comerá paja justamente como el toro. 8 Y el niño de pecho ciertamente jugará sobre el agujero de la cobra; y sobre la abertura para la luz de una culebra venenosa realmente pondrá su propia mano un niño destetado. 9 No harán ningún daño ni causarán ninguna ruina en toda mi santa montaña; porque la tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mismísimo mar.” (Isa. 11:6-9).

Él realmente se tragará a la muerte para siempre y el Señor Soberano Jehová ciertamente limpiará las lágrimas de todo rostro. Y el oprobio de su pueblo quitará de toda la tierra, porque Jehová mismo lo ha hablado.” (Isa. 25:8).

Luego esa “restauración” anunciada, va desde el quitar la enfermedad del ser humano, erradicar totalmente las limitaciones físicas, devolver a los ancianos a la plena juventud, eliminar cualquier peligro que nos pueda causar inseguridad incluso con respecto de nuestros hijos más pequeños, hasta el hacer desaparecer para siempre la muerte de sobre la tierra y cosas que tienen que ver, con la “restauración” física del ser humano y su entorno…… pero también se nos señala una restauración espiritual, cuando en Isa. 11:9 se nos dice que la causa primaria de que las cosas cambien radicalmente para nosotros en todos los ámbitos, tiene que ver con el hecho de que “la tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová”. Pero continuando con el desarrollo del pasaje leído de Hech. 3:20-21 y exprimiéndolo un poco más para sacarle todo su jugo, prestemos atención al hecho de que se habla de la “restauración de todas las cosas”, lo que significa el devolver estas a su estado inicial antes del pecado y momento en el que la tierra rebosaba de perfección, tanto física, como espiritual y la muerte no se conocía; pero es que además, lo dicho nos lleva por otros vericuetos que nos dicen que para poder devolver al ser humano a su condición de perfección original y eso en toda su extensión, se precisa de la existencia de un imprescindible acontecimiento para que la mencionada “restauración” realmente se cumpla a cabalidad o “en todas las cosas”, como es el devolver la vida a los muertos en una resurrección…… y esperanza fundamental en el hombre, esperanza que albergaba el propio Job:

¡Oh que en el Seol me ocultaras, que me mantuvieras secreto hasta que tu cólera se volviera atrás, que me fijaras un límite de tiempo y te acordaras de mí! 14 Si un hombre físicamente capacitado muere, ¿puede volver a vivir? Todos los días de mi trabajo obligatorio esperaré, hasta que llegue mi relevo. 15 Tú llamarás y yo mismo te responderé. Por la obra de tus manos sentirás anhelo.” (Job 14:13-15).

Es obvio que este patriarca esperaba ser resucitado en algún momento, siendo significativo el hecho de que cuando Jesús habló de esta resurrección, dijo aquello de “oirán mi voz y saldrán” (Juan 5:28-29) y lo que cuadra perfectamente con la perspectiva futura de Job; por lo que la resurrección de los muertos se convierte en el evento más importante del reino de Dios y directamente relacionado con el sacrificio vicario de Cristo, pues con su muerte “compró” la vuelta a la vida de aquellas personas que a lo largo de la historia de la humanidad, han ido falleciendo como consecuencia del pecado heredado y de ahí, que se le dé el título de “Padre Eterno” en Isa. 9:6…… por lo que si no hay resurrección de los muertos durante el milenio (algo que afirman no pocos indoctos por ahí y que se las van dando de teólogos) y para que con ellos la prometida “restauración” tenga los efectos descritos, ni el sacrificio de Cristo sirve para nada, ni realmente “todas las cosas” serían restauradas, pues se quedarían por el camino los miles de millones de personas fallecidas desde la creación del mundo hasta nuestros días, como consecuencia del pecado heredado y para las que el mencionado sacrifico del Hijo de Dios, carecería de todo sentido, pues no tendría efecto alguno sobre ellos…… y es que si solo un muerto quedara sin resucitar, no solo el sacrificio redentor de la sangre de Cristo se vería obstaculizado, sino que no se podrían cumplir las siguientes palabras:

Y el mar entregó los muertos que había en él y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos……” (Rev. 20:13).

Sin embargo y cómo les hemos dicho, no son pocos los que mantienen posiciones contrarias a este planteamiento de los TJ (solo porque lo dicen estos), mientras que otros, en este caso las denominaciones religiosas derivadas del adventismo, sostienen la disparatada idea de que durante ese espacio de tiempo de mil años, la tierra (supuestamente destruida por el juicio divino) permanecerá derruida y en tinieblas, siendo sus únicos habitantes Satanás y sus demonios que permanecen prisioneros en ella, barruntando su desgracia y esperando el momento en que serán destruidos eternamente al final de dicho periodo de tiempo (para más información sobre este particular, ver nuestro escrito del 14/10/12). Para ello es necesario que antes de iniciar este, se produzca un gran rapto del “personal” creyente conjuntamente con los participantes de la “primera” resurrección de Rev. 20:6. para todos juntos ser llevados al cielo ante la presencia del Divino, ya como gloriosas y perfectas criaturas inmortales, para ser devueltos a la tierra al término de dicho período de mil años…… y ya “todos felices, comieron muchas perdices”.

El problema está, en que aquellos que participen del supuesto “rapto”, sus cuerpos y al igual que ocurre con los participantes de la “primera” resurrección, tienen que ser transformados en inmortales cuerpos perfectos, pues de lo contrario no pueden acceder a la presencia de Dios en el cielo; pero claro, si ello fuera así, los adventistas nos tendrían que explicar donde y cuando, se produce entonces, la mencionada “restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo” de Hech. 3:20-21...... pues esta también tiene que ver con restauraciones físicas, algo innecesario en personas que ya regresan a la tierra al término de los citados mil años, en cuerpos perfectos e inmortales. Pero es que además, si profundizamos un poco más en dicho pasaje, queda claro que la “restauración” prometida tiene que producirse durante ese espacio de tiempo de los mil años, pues esto es lo que se lee en el mismo:

“…… y para que él (Dios) envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, 21 a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.” (Acotación nuestra).

Y todos sabemos que Jesucristo regresa con sus fieles (Rev. 17:14), precisamente para instalar el reino de mil años de Dios aquí en la tierra…… luego los tiempos de la “restauración” (resurrección incluida) y según el pasaje señalado, inician cuando Cristo regresa a la tierra para tomar el dominio sobre ella y hecho que se produce, repetimos, antes de iniciar el milenio y no al término de este y seguido por todos los “raptados”, como nos afirma esa disparatada enseñanza del sector adventista. Razonamiento que también aplicaría a aquellos que niegan que la resurrección de los muertos se produzca dentro de dicho periodo milenial…… y nos permitimos señalar, que cuando hablamos de resurrección “a secas”, nos referimos a la de los muertos en general y no a la “primera” resurrección de Rev. 20:6 y que solo afecta a aquellos que tienen que reinar con Cristo en el reino de Dios. Luego resumiendo, la “restauración de todas las cosas” (resurrección general incluida) se produce durante el periodo milenial y aplica en todos los extremos señalados, a toda persona que haya vivido en algún momento sobre la tierra, excepto aquellas que hayan sido destruidas por un juicio adverso de Jehová Dios (estas no serán resucitadas) y circunstancia que se ha dado en no pocas ocasiones, algo que mencionaremos más adelante.

Dicho lo cual, veamos ahora la segunda idea planteada y que tiene que ver con aquellas personas que son extraviadas por Satanás, cuando este es soltado de su encierro al término de los mil años; recuerden que hemos señalado que en ese momento la tierra está llena de personas temerosas de Dios y que viven en perfecta armonía con las disposiciones divinas establecidas por Jesucristo y sus gobernantes…… luego ¿a quiénes extravía Satanás? Veamos: las Escrituras nos hablan de un ingente conjunto de personas que sobreviven a la “gran tribulación” final y por lo que entran con vida al reino de Dios, convirtiéndose por ello en los primeros súbditos de este, pero también nos dicen el por qué se les concede este premio:

Y, en respuesta, uno de los ancianos me dijo: “Estos que están vestidos de la larga ropa blanca, ¿quiénes son y de dónde vinieron?”. 14 De modo que le dije inmediatamente: “Señor mío, tú eres el que sabe”. Y me dijo: “Estos son los que salen de la gran tribulación (luego sobreviven a la misma) y han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. 15 Por eso están delante del trono de Dios; y le están rindiendo servicio sagrado día y noche en su templo; y El que está sentado en el trono extenderá su tienda sobre ellos”.” (Rev. 7:13-15). (Acotación nuestra).

Entonces lo que han hecho estas personas para acceder a tan privilegiada posición de pasar con vida al reino de Dios, es haber ejercido fe en el sacrificio redentor de Cristo (eso es lo que significa el que hayan “lavado” y “emblanquecido” su ropas con la sangre de Cristo) y por tanto, en las promesas del Altísimo Soberano del Universo, Jehová Dios y por lo que, repetimos, pasan a convertirse en los primeros súbditos del reino de Dios y condición que se han ganado a pulso; a continuación de esto y que ya es en donde se empieza a complicar la cosa, inicia la resurrección de los muertos. Y decimos que se empieza a complicar la cosa, porque en dicho grandioso evento y en donde se pone de manifiesto el infinito poder y misericordia de nuestro Creador, se levantan personas de todos los “pelajes”, pues recordemos lo que nos dijo el apóstol Pablo:

“…… y tengo esperanza en cuanto a Dios, esperanza que estos mismos también abrigan, de que va a haber resurrección así de justos como de injustos.” (Hech. 24:15).

Lo que significa, que entre personajes “justos” como los Abraham, Noé, Job, Daniel, Moisés, Daniel, Isaac, Jacob y tantísimos otros que, como ellos, en su momento fueron fieles a Dios, se van a levantar personas “injustas” entre las que estarán aquellas que por diversas circunstancias no conocieron al Dios verdadero y por lo que no pudieron servirle...... pero también muchos delincuentes de más o menos consideración, así como auténticos “pendones verbeneros” que nunca se preocuparon de las cosas de Dios y personas que, en conjunto, tendrán que ser enseñadas en el “conocimiento de Jehová”.

Tarea, en principio, relativamente fácil para dichas personas, pues a diferencia de aquellos que sobrevivan a la mencionada “gran tribulación”, que habrán tenido que “lavar” y “emblanquecer” sus ropas o apariencia ante Dios, con la “sangre del Cordero” en medio de un mundo turbulento y totalmente alejado de Jehová y por ello, en franca oposición a su esfuerzo de acercamiento a nuestro Creador y además, lastrados con la carga del pecado y que para nada ayuda en el empeño (luego se lo han tenido que “currar”), estaríamos hablando de personas que resucitan en una condición de perfección física, en una tierra en condiciones óptimas, sin ningún tipo de presión satánica y, más importante aún, que dichas personas ya resucitan sin la carga del pecado y por lo que les será relativamente fácil el acomodarse a dicha nueva situación. Estas personas y como hemos dicho, serán enseñadas y fortalecidas espiritualmente a lo largo de esos mil años, por las nuevas instrucciones que se proveerán, según se lee en Rev. 20:12:

Y vi a los muertos, los grandes y los pequeños, de pie delante del trono y se abrieron rollos (eso es, nuevas instrucciones). Pero se abrió otro rollo; es el rollo de la vida. Y los muertos fueron juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los rollos, según sus hechos.” (Acotación nuestra). (Para más información al respecto, ver nuestro artículo del 07/07/13)

No perdamos de vista el hecho de que los “rollos” que actualmente tenemos a nuestro alcance, son el conjunto de libros que conocemos como la Biblia y que solo tienen el propósito de conducirnos hasta el reino de Dios; cumplida dicha misión y al igual como el AT, cuando en su conjunto cumplió con la comisión de llevar a Israel hasta el Mesías (Gál. 3:24), fue sustituido por el NT y que concluyendo con la Revelación o Apocalipsis nos sitúa a las puertas del reino de Dios, este a su vez también será sustituido por nueva información divina, acorde con la nueva situación en la que se hallará el hombre y con el propósito de fortalecerle espiritualmente para estar en disposición el término de dicho periodo de tiempo, de rechazar el engaño de Satanás. Engaño del que se nos habla en Rev. 20:7-10 y que a modo de curiosidad, permítannos que les hagamos notar que es el único pasaje bíblico en dónde se nos habla de algo que ocurrirá después de finalizado el milenio y de lo que ya se nos empezó a advertir, hace casi 2.000 años, cuando se escribió el mencionado libro. Pero volviendo a los resucitados durante el milenio y sus diferentes actitudes ante el idílico panorama con el que se encontrarán, vemos que si bien ya no tendrán la carga del pecado, si conservarán probablemente actitudes y formas de conducta anteriores, que son las que se intentarán corregir mediante el contenido de los “rollos” mencionados…… pero que algunos más cerriles no se dejarán y algo de lo que ya se nos advierte en las Escrituras:

Aunque se muestre favor al inicuo, simplemente no aprenderá justicia. En la tierra de derechura (el milenio) actuará injustamente y no verá la eminencia de Jehová.” (Isa. 26:10). (Acotación nuestra).

Eso es, que rehusarán reconocer en las bondades del nuevo mundo en el que han sido introducidos y en el hecho de haber sido devueltos a la vida en cuerpos físicamente perfectos, el poder y la majestuosa gloria de Jehová, por lo que continuarán actuando con maldad; pero tales individuos serán destruidos de inmediato, por lo que no se permitirá que alteren la vida y perturben la paz (como ocurre ahora) de aquellos que sí apreciarán dichas favorables circunstancias…… de ahí que se lea en Isa. 65:20, lo siguiente:

Ya no llegará a haber de aquel lugar un niño de pecho de unos cuantos días de edad, ni un viejo que no cumpla sus días; porque uno morirá como simple muchacho, aunque tenga cien años de edad; y en cuanto al pecador, aunque tenga cien años de edad se invocará el mal contra él.”

Lo que nos quieren decir estas palabras y prescindiendo de que las mismas aplicaban a los regresados del destierro en Babilonia hará unos 2.500 años (año arriba, año abajo), cuando las aplicamos al reino de Dios nos transmiten la idea de que dentro del mismo no existirá la muerte como consecuencia del pecado, por lo que uno solo puede ser eliminado por un juicio sumarísimo de Dios y de forma inmediata; de ahí, que la primera parte de dicho pasaje enfatice el hecho de que no habrá niño de pecho ni viejo y prescindiendo de su edad, que no “cumpla sus días”, eso es, como mínimo los mil años decretados por Dios y tener con ello la oportunidad de decidir por su propia vida, en el momento de la suelta de Satanás (Rev. 20:7-10). Por otra parte y ya atendiendo a la segunda parte del pasaje en cuestión, lo que se nos viene a decir y por resumirlo, es que tenga la edad que tenga el pecador, será eliminado al ser invocado el mal contra él: resumiendo, que ya una vez dentro del reino de Dios y prescindiendo de la edad con que uno acceda al mismo (por ejemplo, a los 95 años) ya no se podrá morir, si no es por decreto directo de Dios y como resultado de una impenitente mala actitud.

Pero continuamos sin saber por qué serán muchos los “extraviados” por Satanás al término de los mil años y cuestión que tiene que ver con otra probable conducta por parte del “personal”; porque hemos dicho que la vida en el reino de Dios será indescriptiblemente placentera…… tanto, que muchos de los resucitados se dedicarán más a saborear los placeres de la misma, que dedicarse en cuerpo y alma a documentarse debidamente de lo “rollos” que se abrirán (Rev. 20:12), con miras a la edificación espiritual de los súbditos del reino milenial y en una total falta de aprecio por el alimento espiritual proveniente de Dios y que según Jesús, es el más importante (Mat. 4:4)…… y algo que se da también hoy en día, pues el interés en la Palabra de Dios, la Biblia, está completamente bajo mínimos, cuando el caso es que en esta se explica que hacer para poder salvarse uno de este mundo en total descomposición. En todo caso, alimento espiritual el suministrado por los mencionados “rollos” que dotará adecuadamente a los que se tomen la cosa en serio, para afrontar la cuestión que se pondrá ante todos y cada uno de los habitantes de la tierra, en el momento que finalice el milenio: la cuestión acerca de la Soberanía Universal y que es la que se puso ante Adán y Eva, eso es, si querían ser gobernados por Dios o gobernados por Satanás y en la que estos fallaron miserablemente tal como han demostrado los hechos…… y en la que probablemente también fallarán, todos aquellos que durante el milenio habrán desperdiciado el tiempo, al ocuparse más de las cosas materiales, que de las espirituales.

Porque lo que ocurrirá al término de los mil años del reino de Dios, es tan sencillo como esto: Jehová pondrá ante todo ser humano, la oportunidad y en el uso de su libre albedrío, de poder decidir por sí mismo sobre qué decisión tomar en ese momento tan crucial de la historia de la humanidad y no continuar pagando los “platos rotos” por la decisión que otros, en su momento, tomaron por nosotros y que es lo que está ocurriendo desde que el mundo es mundo; y que al igual que en los tiempos de Adán y Eva, dicha decisión determinará y ya de forma definitiva, el destino final y personal de cada uno: vida eterna para los que elijan lo correcto y destrucción eterna y en este caso inmediata, de aquellos que se decanten por lo incorrecto…… y que la experiencia, amarga experiencia soportada por milenios, nos muestra que la elección de nuestros primeros padres no fue la correcta.

Por lo tanto, nada que tenga que ver con la tontería que algunos “enteradillos” están proponiendo, en el sentido de la barbaridad que significa que si ya hemos sido “probados” en vida, tanto personajes fieles del AT, como aquellos que sobrevivan a la “gran tribulación”, de nuevo se nos tenga que “poner a prueba” durante el periodo milenial, como si no hubiera habido bastante con lo que estas personas ya pasaron o han pasado en sus respectivas épocas. Planteamiento que no hace más que poner “en solfa” el entendimiento de las Escrituras por parte de esos “entendidos”, pues de entrada el reino de Dios no será más que la demostración práctica y tangible de los beneficios de ser gobernados por nuestro Creador, en total contraste con lo que ha sido la amarga historia de la humanidad, bajo la sujeción de Satanás (Luc. 4:5-7).

De ahí que lo que ocurrirá al término de esos mil años de ensueño, será sencillamente que al ser humano se le permitirá elegir libremente de entre dos tipos de gobernación, la que más le convenga; cierto es, que el “mandangas” ese de los cuernos, intentará extraviar al “personal” para que este acepte su propuesta y con bastante éxito, todo sea dicho…… pero no es menos cierto y algo de lo que no hemos leído en ninguna parte (por lo que estaríamos hablando como tantas otras veces, de una “novedad” que incorporamos desde este blog al panorama general), que solo lo podrá hacer por medio de la mentira, pues el hombre ya restaurado será tan poderoso como lo era Adán antes del pecado y por lo que Satanás no podrá presionarnos mediante la amenaza o el miedo. De hecho, no podrá tocarnos ni un pelo, como no lo pudo hacer en el caso de nuestro primer padre (algo que sí lo ha practicado con la humanidad a lo largo de su deleznable gobernación) y por lo que tuvo que recurrir a la mentira; por lo que uno, solo con no hacer caso a los “cantos de sirena” de tan repugnante personaje y pasar olímpicamente de él (otra “novedad” que introducimos en el asunto), ya calificará para la vida eterna…… mientras que aquellos que se dejen extraviar por dichas mentiras (no por acoso físico, pues repetimos, Satanás no nos podrá tocar un solo pelo), tendrán todos los boletos en el sorteo para la destrucción eterna.

Y esta es la “terrible prueba” que nos espera al final del milenio, a aquellos que ciframos nuestra esperanza en las promesas de nuestro Creador, según “falsos maestros” (2 Ped. 2:1) actuales y que en un claro desconocimiento escritural, pretenden tergiversar su contenido y poniendo con ello el miedo en el cuerpo del “respetable” con absurdas y disparatadas afirmaciones. Cuando la realidad, es tan simple como que si todos aquellos que a día de hoy y en tiempos pretéritos, somos y fueron fieles a Dios (cada uno en sus particulares circunstancias), continuamos durante el milenio firmes en esta posición y cosa infinitamente más fácil que ahora, por las favorables condiciones en que allí se vivirá, ya tenemos la vida eterna asegurada, sin ningún tipo de complicación…… otra cosa ya es, que mil años son muy largos y como hemos señalado, quizás alguno se empiece a relajar un poquito ante la buena vida que se disfrutará allí y a pensar, en cuanto a la nutrición espiritual, aquello de “ya lo haré mañana” y al final, le pille el toro. Razón por lo que no se puede olvidar, que aquella máxima de “tienes que amar a Jehová tu Dios (no a la comodidad o bienestar) con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza vital” (Deut. 6:5), no tiene fecha de caducidad…… recordemos que el número de los extraviados por Satanás será numeroso “como la arena del mar” y por lo que hay que pensar, que en algo habrá fallado tanto “personal”.

Resumido brevemente, la cosa será como sigue: los sobrevivientes de la “gran tribulación” serán devueltos a la perfección, tanto física como espiritual; se producirá la resurrección de los muertos de todas las épocas de la historia de la humanidad y que experimentan igual transformación (nada que ver esta resurrección con la mencionada en Rev. 20:6 y que se produce tres años y medio antes de que inicie el milenio), excepto aquellos destruidos por Dios en juicio sumarísimo, tales como en el caso del diluvio de los día de Noé, o en el caso de Sodoma y Gomorra, o los Coré, Datán y Abiram y sus seguidores que resistieron a Moisés, entre otros ejemplos. Por otra parte, se abrirán nuevas fuentes de información para fortalecernos espiritualmente y hacernos inmunes a las futuras maquinaciones del Diablo, mientras comprobamos de primera mano los inmensos beneficios de vivir bajo la gobernación de nuestro creador, Jehová Dios…… quién dentro de ese orden actúe con un mínimo de corrección, se mantendrá en la “pomada”, mientras que el que haga “el burro” de forma sistemática, será destruido de inmediato.

Con todos los objetivos conseguidos y llegados al término de los mil años, ya como perfectos seres humanos a la manera de Adán, será soltado Satanás y que por medio de mentiras procurará entrampar al “personal”, pues ya no podrá usar la violencia física contra nosotros (como no lo pudo hacer con Adán) y por lo que solo pasando olímpicamente de él, eso es, no hacer caso de sus propuestas engañosas y que es lo que simplemente se esperaba de nuestros primeros padres, uno ya tendrá plaza asegurada para la vida eterna. Y esta es toda la historia de lo que ocurrirá durante los mil años del reino de Dios, en manos de su Hijo Jesucristo y su conclusión final…… fácil, entendible y atractivo ¿no creen?

MABEL