Pero…… ¿qué hay de nosotros?
Acabamos de recibir un amable correo de un tal Sr. Angel (desconocemos los apellidos), en donde nos plantea una interesante pregunta sobre el artículo recientemente publicado “El Sr. Olcese…… y sus Cristos”; e interesante, porque ello podría estar en la mente de algunos de aquellos que también lo hayan leído. Y como solemos hacer con todos aquellos correos que nos parecen de interés, respondemos a la tal cuestión públicamente, pero primero vean el correo citado y en el que hemos omitido las direcciones pertinentes:
Autor: angel (IP: 190.43.101.126 , 190.43.101.126)
Correo electrónico: …….
URL: …….
Whois: http://whois.arin.net/rest/ip/190.43.101.126
Comentario:
Si se acabaron los ungidos y los hijos de Dios, con el ultimo apóstol ¿dónde quedamos aquellos que seguimos a Jesus?
Y pregunta que podría ser respondida y por aquello de resumir un poco la cuestión, diciendo que aquellos que somos fieles seguidores de Jesucristo y que no hayamos sido elegidos para gobernar con él en el reino de Dios (prácticamente el caso de la inmensa mayoría), quedamos a la espera de la ya inmediata aparición de un pequeño resto de esos “ungidos” o elegidos, representados proféticamente por los dos testigos de Rev. 11:3 y colaborar con ellos (Mat. 25: 34-40) en llevar adelante la gran predicación pendiente de Mat. 24:14 y ya cumplida dicha comisión y que tiene una duración de 1.260 días (o sea, tres años y medio), según el citado pasaje de Rev. 11:3, ser protegidos personalmente por Jehová (Salmo 91), durante el día de Su ira contra la humanidad desobediente, entrando a continuación y ya como parte de la “gran muchedumbre” de sobrevivientes de la “gran tribulación” (Rev. 7:9; 14), al reino milenario de Dios, profetizado en Dan. 2:44-45:
“Y en los días de aquellos reyes (nuestros días) el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos (los que rigen actualmente) y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos; 45 puesto que contemplaste que de la montaña una piedra fue cortada, no por manos y que trituró el hierro, el cobre, el barro moldeado, la plata y el oro. El magnífico Dios mismo ha hecho saber al rey lo que ha de ocurrir después de esto. Y el sueño es confiable y la interpretación de él es digna de confianza.” (Acotaciónes nuestras).
Y que presidido por Jesucristo, es ayudado en esa tarea por aquellos que al igual que él, recibieron de Jehová el ser reconocidos como Hijos Suyos (en este caso, por adopción) y que según el propio Jesús tenían que ser un grupo de reducido tamaño, por lo que ahí, obviamente, no cabíamos todos y lo cual, no es más que un asunto de pura lógica y sentido común:
“No teman, rebaño pequeño, porque su Padre ha aprobado darles el reino.” (Luc. 12:32).
Ahora bien ¿y qué sucede a partir del momento en que uno entra en ese período de mil años del reino de Dios? Pues que pasa a vivir en un tiempo en donde se gozará, por ejemplo, de un tiempo de paz inimaginable:
Salmo 37:11: “Pero los mansos mismos poseerán la tierra y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz.”
Salmo 72:7: “En sus días el justo brotará y la abundancia de paz hasta que la luna ya no sea.”
Isaías 9:6: “Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; y el regir principesco vendrá a estar sobre su hombro. Y por nombre se le llamará Maravilloso Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz.”
Ahora bien, es obvio que para ello no tendrían que existir las guerras ¿verdad queridos lectores? Pues vean cual es la promesa de Jehová:
Salmo 46:9: “Hace cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra. Quiebra el arco y verdaderamente corta en pedazos la lanza; quema los carruajes en el fuego.”
Miqueas 4:3: “Y él ciertamente dictará el fallo entre muchos pueblos y enderezará los asuntos respecto a poderosas naciones lejanas. Y tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzarán espada, nación contra nación, ni aprenderán más la guerra.”
Por otra parte, sería muy difícil gozar de esta paz a plenitud, si uno estuviera afectado por alguna enfermedad, defecto físico o por la misma vejez, que tantas limitaciones nos impone. Pues no se preocupen, porque también eso será atendido debidamente, por los miembros gobernantes del citado reino:
Isaías 33:24: “Y ningún residente dirá: “Estoy enfermo”. La gente que more en la tierra constará de los que habrán sido perdonados por su error.”
Isaías 35:5-6: “En aquel tiempo, los ojos de los ciegos serán abiertos y los oídos mismos de los sordos serán destapados. 6 En aquel tiempo, el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo y la lengua del mudo clamará con alegría…...”
Job 33:25: “Que su carne se haga más fresca que en la juventud; que vuelva a los días de su vigor juvenil.”
Pero quizás alguien se pregunte, que como se podrá disfrutar a cabalidad de esas bendiciones, cuando vemos por toda la tierra una desertización galopante; sequías brutales; mares, ríos, lagos y otras diversas fuentes de agua contaminadas; la protectora capa de ozono, quebrantada y tantos y tantos otros aspectos nocivos que afectan directamente nuestra calidad de vida. Pero de nuevo no se preocupe, que Jehová también tiene en cuenta esta circunstancia:
Isaías 35:6-7: “…… Pues en el desierto habrán brotado aguas y torrentes en la llanura desértica. 7 Y el suelo abrasado por el calor se habrá puesto como un estanque lleno de cañas; y el suelo sediento, como manantiales de agua. En el lugar de habitación de los chacales, un lugar de descanso para ellos, habrá hierba verde con cañas y papiros.”
Rev. 11:18: “…… y para causar la ruina de los que están arruinando la tierra.”
Y no pase cuidado, que esa paz que Jehová le ofrece, no se verá ensombrecida por la falta de un trabajo remunerador y satisfaciente, de una vivienda apropiada o carencia alguna de alimentos, con los que sustentar su vida y la de sus seres queridos…… de lo contrario, no estaríamos hablando de una paz completa:
Isaías 65:21-22: “Y ciertamente edificarán casas y las ocuparán; y ciertamente plantarán viñas y comerán su fruto. 22 No edificarán y otro lo ocupará; no plantarán y otro lo comerá. Porque como los días de un árbol serán los días de mi pueblo; y la obra de sus propias manos, mis escogidos usarán a grado cabal.”
Miqueas 4:4: “Y realmente se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera y no habrá nadie que los haga temblar; porque la boca misma de Jehová de los ejércitos lo ha hablado.”
Salmos 72:16: “Llegará a haber abundancia de grano en la tierra; en la cima de las montañas habrá sobreabundancia.”
Tan abundante y completa será esta paz proveniente de nuestro Dios Jehová, que se extenderá también al reino animal y a la relación de este con el hombre:
Isaías 11:6-8: “Y el lobo realmente morará por un tiempo con el cordero y el leopardo mismo se echará con el cabrito y el becerro y el leoncillo crinado y el animal bien alimentado todos juntos; y un simple muchachito, será guía sobre ellos. 7 Y la vaca y la osa mismas pacerán; sus crías se echarán juntas. Y hasta el león comerá paja justamente como el toro. 8 Y el niño de pecho ciertamente jugará sobre el agujero de la cobra; y sobre la abertura para la luz de una culebra venenosa, realmente pondrá su propia mano un niño destetado.”
Pero por otra parte, ¿no sería lamentable que esas bendiciones se acabaran con la muerte de uno? Por supuesto y por eso mismo, la muerte tampoco existirá:
Isaías 25:8: “Él realmente se tragará a la muerte para siempre y el Señor Soberano Jehová ciertamente limpiará las lágrimas de todo rostro. Y el oprobio de su pueblo quitará de toda la tierra, porque Jehová mismo lo ha hablado.”
1 Cor. 15:26: “Como el último enemigo, la muerte ha de ser reducida a nada.”
Rev. 21:4: “Y limpiará toda lágrima de sus ojos y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.”
Luego entonces, ¡cuánto echaremos de menos en medio de esas felices circunstancias, a aquellos seres queridos que en su día perdimos en la muerte! Pero un momento: recuerde que la esperanza del malhechor ajusticiado al lado de Jesús (Luc. 23:42), se basaba precisamente en la creencia de una resurrección, luego ¿sería razonable el pensar en que se produzca tal milagro? Bueno, ciertamente ya se produjo en el pasado y no solo en la propia resurrección de Jesucristo, pues hasta donde sabemos del relato bíblico, tanto los profetas Elías, como Eliseo, así como el apóstol Pedro y posteriormente Pablo, sin olvidarnos del propio Jesús, tuvieron que ver con el traer de nuevo a la vida a otras personas que en su momento habían fallecido. Pues bien, Jehová se propone llevar a cabo dicho milagro, pero en una escala sin precedentes:
Daniel 12:2: “Y habrá muchos de los que están dormidos en el suelo de polvo que despertarán, estos a vida de duración indefinida y aquellos a oprobios y a aborrecimiento de duración indefinida.”
Juan 5:28-29: “No se maravillen de esto, porque viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz 29 y saldrán, los que hicieron cosas buenas a una resurrección de vida, los que practicaron cosas viles a una resurrección de juicio.”
Hechos 24:15: “…... y tengo esperanza en cuanto a Dios, esperanza que estos mismos también abrigan, de que va a haber resurrección así de justos como de injustos.”
Y llegado el final de ese período milenario, la humanidad, habiendo alcanzado ya el mismo grado de perfección que en su día disfrutaron Adán y Eva, será sometida a la misma prueba a la que fueron sometidos ellos y con el objetivo, de poner punto y final a la cuestión del derecho a la Soberanía Universal:
“Ahora bien, luego que hayan terminado los mil años, Satanás será soltado de su prisión 8 y saldrá a extraviar a aquellas naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, para reunirlos para la guerra. El número de estos es como la arena del mar. 9 Y avanzaron sobre la anchura de la tierra y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada. Pero descendió fuego del cielo y los devoró.” (Rev. 20:7-9).
Luego aquellos que sean extraviados por Satanás y por lo tanto, fallen en la prueba, como lamentablemente ocurrió con nuestros primeros padres (ahí están los hechos que lo demuestran), serán destruidos eternamente. Pero aquellos que se decidan por la opción correcta, de apoyar la Soberanía de Jehová, serán recompensados con la vida eterna…… a partir de ahí, quedan abiertas todas las posibilidades y que nosotros, personalmente optamos por la que explicamos en nuestro artículo “Y después…… ¿qué?”, publicado el día 7 de este mismo mes de Julio y opción que por supuesto, puede no coincidir con la de otros.
Y eso es, queridos amigos, lo que nos espera a aquellos que somos fieles seguidores de Jesucristo y que no hemos sido elegidos para formar parte de ese reducido grupo que han de gobernar con Cristo en el citado reino de Dios. Reconocemos por otra parte, que la respuesta concreta a la pregunta en cuestión y reducida a un solo párrafo (el segundo de este artículo), puede parecer muy limitada; pero les rogamos que comprendan que no es tarea fácil explicar de la A a la Z y de una sola tacada, un asunto tan complejo. Por ello nos permitimos señalar a todos aquellos interesados en conocer más acerca de este tema, que (entre otros muchos) ya solo en los tres artículos anteriores al que hace referencia la pregunta en cuestión, tenemos expuestos todos los argumentos necesarios para probar lo que les decimos de forma tan resumida. Luego, si gustan……
Pero yendo ya un poco más allá del ámbito de la respuesta a nuestro amable comunicante, no podemos dejar de destacar, por su importancia, el hecho de lo cercano que está el tiempo de la instauración de ese reino de Dios y que según Dan. 2:44 “…… triturará y pondrá fin a todos estos reinos (los actuales) y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos”. Y lo cual significará también, un juicio a la entera humanidad, que tendrá que decidir entre apegarse a esos reinos existentes y condenados a desaparecer, o apegarse firmemente a ese reino de Dios entrante. Y según nos dijo Jesús, una de las características coincidentes en el tiempo con la llegada o instauración de dicho reino, tendría que ver con una total y gravísima inestabilidad social entre la humanidad, probablemente causada (es nuestra opinión) por la falta de respuesta de sus propios gobernantes, a los gravísimos problemas a los que se tienen que enfrentar, como consecuencia (por ejemplo) de la brutal crisis económica que tienen países otrora líderes mundiales como EEUU, literalmente al borde de la quiebra o suspensión de pagos y condenando con ello a sus ciudadanos al desempleo, ausencia de prestaciones sociales, miseria y hambre, algo que ya se está observando desde hace algún tiempo.
En idéntica situación, tenemos a la Comunidad Europea, incapaz de reconducir la dramática situación generada por Grecia, Irlanda y Portugal, a las que se suman (por aquello de que éramos pocos y parió la abuela) España, Italia y probablemente Bélgica y con la posible consecuencia de, si no se encuentra una solución acorde al problema, la casi segura caída o desaparición del Euro como moneda unitaria y por lo tanto, la desaparición de la Comunidad Europea como tal…… y con fatales consecuencias para la mayoría de naciones que la componen, como pueden ser, más paro, mas miseria, más sufrimiento en definitiva. Y qué decir de los países del tercer mundo, donde la gente está ya literalmente muriendo de hambre y de enfermedades propias de la escasez de agua, sin que nadie haga nada útil para remediar la situación…… muchas reuniones de los organismos que dicen ocuparse de ello, mucha fotografía, muchos proyectos o planes “a estudiar”, pero la gente continúa muriendo por falta de los más elementales medios para el sostenimiento de la vida…… penúltimo caso, Somalia.
Si a ello le sumamos las persistentes sequías o gigantescas inundaciones en cualquier parte del mundo, que destruyen innumerables cosechas (encareciendo con ello el precio en los mercados) y que conllevan el desplazamiento de miles y en algunos casos, de millones de afectados a otros países y con el consiguiente problema para los países receptores, pues lo cosa como muy bien, aquello que se dice muy bien, no pinta. Pero tenemos además y por aquello de que “para que falte, más vale que sobre”, los brutales terremotos con su secuela de destrucción, dolor y muerte en algunos casos (Indonesia, Haití, Japón, etc.), con su secuela de miedo e inseguridad entre la población, amén de la destrucción de recursos de las personas afectadas y que la mayoría de ellas, jamás se recuperarán de las pérdidas sufridas…… si acaso son capaces de hacerlo sus respectivos gobiernos, que esta es otra. Y como guinda del pastel, las guerras entre países vecinos, luego generándose más muerte, dolor, miseria y hambre; la violencia en sus vertientes callejera, doméstica, de género, etc.; o el terrorismo, en auge en estos los últimos tiempos y afectando a países que nunca lo habían padecido, al grado que no cuentan siquiera con la legislación adecuada para combatirlo, como queda patente en el reciente caso de Noruega.
Bien, todo ello y gracias a medios de comunicación como Internet, mantiene a la gente informada al detalle de cómo está el patio a nivel mundial y por ello, en un general estado de excitación, inseguridad e inquietud, provocando ello constantes revueltas que se producen en todo el mundo, en demanda de soluciones…… que sencillamente, no existen al alcance del ser humano. ¿Y qué tal, si por aquello de que la cosa esté a gusto de todos, completamos lo ya dicho, con la más que probable caída de algún pedrusco de esos que van perdidos por ahí en el espacio, que cada día nos enteramos de que son más y que nos pasan más cerca y que de darnos, nos causaría un buen “estropicio”? (ya saben, tanto va el cántaro a la fuente, que al final…… pues eso). O algo mucho más probable y real, de efectos letales para la pervivencia de la humanidad, pero que sin embargo, no es un tema que la gente en general, le dé excesiva importancia; porque ¿qué hay si el Sol continúa haciendo el burro (y que es lo que prevén los científicos) y nos alcanza de lleno con una de esas andanadas de radiación electromagnética y en unos segundos, nos “fríe” los transformadores de las centrales eléctricas, así como los tendidos cableados que distribuyen dicha energía, debido a una extrema sobrecarga y por supuestísimo, a todo aquello que contenga de un “chip” en adelante, desde satélites de comunicaciones, hasta cualquier electrodoméstico de nuestros hogares, pasando lógicamente por ordenadores, móviles y todo artilugio electrónico que se le ocurra a usted en este momento? Porque eso es lo que ocurriría, de producirse dicho supuesto.
Pero conste en que el problema no está en esos excesos de radiación electromagnética que nos manda el Sol cíclicamente y que por tanto, no son nada nuevo en su historia y que apenas son percibidas por ser humano a nivel físico. De hecho, un suceso parecido y conocido como “evento (o tormenta) de Carrington”, ocurrió en 1.859 y aunque había muy pocos aparatos eléctricos en aquella época, los pocos que había dejaron de funcionar, entre otros, los sistemas telegráficos (casi recién estrenados) que quedaron totalmente fuera de servicio, tanto en Europa como en América del Norte, al fundirse sus terminales, tendido cableado e incendiándose algunas de las oficinas operativas. Luego si la “tormenta de Carrington” no tuvo consecuencias fatales, fue debido a que nuestra estructura de civilización en aquél momento, continuaba siendo básicamente rural y la tecnológica todavía estaba en pañales. Pero si se diese a día de hoy una situación de igual potencial (se presume que superará en magnitud a la mencionada) y tal como hemos dicho, en una sociedad totalmente dependiente de la tecnología, el caos sería espantoso, ya que los satélites artificiales dejarían de funcionar, las comunicaciones por radio se interrumpirían y los apagones eléctricos tendrían proporciones de alcance mundial y sus servicios dependientes, quedarían interrumpidos durante semanas, meses y en algunos casos, por años. Imagínese por un momento, querido amigo, sin luz, sin ascensores en los edificios altos, sin suministro de agua (ya que las bombas elevadoras no funcionan sin electricidad), así como tampoco los surtidores de combustible, con lo cual el transporte de todo tipo de mercancías a nuestros puestos de abastecimiento (supermercados, gasolineras, etc.) sería tarea imposible; sin calefacción o sin aire acondicionado (según), sin asistencia médica ni servicios de ambulancia, sin servicios de transporte (metro, taxi, autobús, trenes, avión); sin fuentes de información, como radio, televisión, Internet; y etc., etc., etc., etc. Y todo ello, como hemos dicho, por semanas, meses o posiblemente y en algunos caso, por años…… ¿se puede imaginar la magnitud de la catástrofe a la que se enfrentaría la humanidad?
Y no olvidemos que estamos hablando de una posibilidad real, porque el Sol está ahí; que sus explosivas manifestaciones están más que confirmadas; luego todo depende de que una de ellas se produzca en una posición orientada hacia la Tierra y eso, se puede producir en cualquier momento…… o sea, una lotería en la que llevamos casi todos los números. Luego la tenebrosa realidad, es que la cosa está seriamente complicada y la humanidad, sino está casi al borde de la extinción, por lo menos está “rozando el larguero” y por usar un símil futbolístico. Por ello, la imperiosa necesidad de la instauración de un gobierno procedente de Jehová (Él sí tiene el poder de arreglar las cosas) y que como les íbamos diciendo (perdonen si nos hemos apartado un poco del tema), coincide en el tiempo con una sorprendente señal anunciada por Jesús:
“También, habrá señales en el sol y en la luna y en las estrellas y sobre la tierra angustia de naciones, por no conocer la salida a causa del bramido del mar (la humanidad en su conjunto) y de su agitación, 26 mientras que los hombres desmayan por el temor y la expectación de las cosas que vienen sobre la tierra habitada; porque los poderes de los cielos serán sacudidos. Y entonces verán al Hijo del hombre viniendo en una nube con poder y gran gloria.” (Luc. 21:25-27). (Acotación nuestra).
Y no pasen por alto, queridos lectores, el hecho de que Jesús asoció esa “angustia de naciones” a señales “en el Sol, la Luna y las estrellas”, luego a señales en los cielos físicos, como las citadas explosiones en el astro rey y que nos pudieran afectar directamente, o el más que probable impacto de asteroides sobre la tierra. Porque note que Jesús, no dijo que los tales sucesos tuvieran que ocurrir realmente, sino que la expectativa o posibilidad de que pudieran ocurrir, es lo que contribuiría a la citada “angustia de naciones” y situación, que es la que se produce hoy en día.
Por lo tanto y visto el panorama que tenemos a nuestro alrededor, la cosa está como muy madura y por lo tanto, al caer y lo que no deja demasiado tiempo a uno, de hacer los arreglos necesarios para poder librarse de los horrores por venir y alcanzar un puesto en ese nuevo reino, que traerá las bendiciones citadas sobre la humanidad obediente. Y una forma de conseguirlo y ya nos perdonarán la inmodestia (cada uno arrima el ascua a su sardina), es el leer los artículos publicados en este blog, tanto pasados como futuros…… pero siempre, eso sí, con una Biblia a mano y comprobando exhaustivamente por ustedes mismos, mediante contraste, si las cosas son tal cual se las pintamos nosotros…… o no.
Recuerden: “Cualquiera que es inexperto pone fe en toda palabra, pero el sagaz considera sus pasos.” (Prov. 14:15).
MABEL
miércoles, 27 de julio de 2011
sábado, 23 de julio de 2011
El Sr. Olcese…… y sus “Cristos”
Y es que hace unos días y en la nueva faceta de Apologista Mario Olcese como “estrella” de la pantalla, visionamos una de sus últimas grabaciones (18 de este mes), en la que nos hablaba del tema “Los cristianos son Cristos” y que viene a ser la reposición en audio, de un artículo que ha ido repitiendo en el tiempo en sus blogs, por ejemplo y sin ir más lejos, el pasado día 10 del mes en curso y que tiene su origen más temprano (hasta donde nosotros sabemos), el 30 de Marzo de 2009 y en un escrito titulado “¡Usted está llamado para ser un Cristo…… un hijo de Dios!” Y artículo en donde demostró andar un poco “perdido” en el tema del que trata…… y que para ser todo un “ungido”, como él afirma ser, no está nada mal. Pero circunstancia que se ha ido agravando en el tiempo, porque desde que nosotros inauguramos nuestro blog a finales del 2009 y desde que leímos el citado artículo, cada vez que Apologista ha publicado algo, repitiéndose en el mismo planteamiento, nosotros hemos salido a la palestra para recordarle que dicho planteamiento es incorrecto, porque las Escrituras no dicen nada en este sentido. No obstante y lejos de intentar aclarar la situación (que sería lo razonable), lo que ha hecho y ante la falta de recursos para responder a nuestras objeciones (suponemos), ha sido ignorar por completo las mismas y continuar con su idea de forma machacona, como si nada pasara y la cosa no fuera con él.
Por lo tanto, la realidad actual es que el Sr. Olcese continúa en sus trece y no ha dejado de ratificarse en su planteamiento (el video citado es una muestra de ello), sin atender al hecho de que lo tiene fuertemente cuestionado como falso y que ha sido incapaz de poder aportar argumentos que demuestren lo contrario; es más, ni lo ha intentado porque obviamente no puede…... y él lo sabe. Y todos aquellos que han ido siguiendo nuestra trayectoria, leyendo nuestros escritos, pueden dar fe de nuestra insistencia en cuanto a rebatirle el tema y los que no, pues ahí están nuestros blogs para que lo puedan comprobar cuando crean oportuno. Y actitud de D. Mario que nos parece en extremo irrespetuosa, no solo con los que hemos presentado la objeción y por supuesto, con los que le leen diariamente, sino lo que es más grave, con el propio Jehová ya que a sabiendas, está adulterando la Palabra de Dios al promover una enseñanza falsa y engañosa, como es la de que todos aquellos bautizados mediante inmersión y en el nombre de Cristo, son automáticamente “ungidos” con el Espíritu Santo de adopción como Hijos de Dios y por tanto, hechos hermanos de Jesucristo y consecuentemente, co-gobernantes con él en el reino de Dios, en calidad de reyes y sacerdotes…… y eso es sencillamente falso. De ahí, ya saca unas derivadas y una de la cuales, por ejemplo, es la de que todos aquellos que no son Hijos de Dios, son unos parias, o unos desheredados o ya en última instancia, hijos de satanás y por lo cual su horizonte final, no es otro que su destrucción en el lago de fuego (Rev. 20:15)…… o sea, un disparate detrás de otro. Y es que la lógica nos dice, que cuando uno edifica sobre un planteamiento defectuoso, todo lo edificado sale “torcido”; no obstante, nos centraremos en esa idea base de D. Mario y veremos que sacamos en claro, aunque solo sea para refrescarle la memoria y decirle de nuevo, que está totalmente equivocado en su planteamiento, como a través de los argumentos que presentaremos, comprobará cualquier persona capaz de razonar con un poco de lógica y sentido común.
Obviamente el Sr. Olcese, se reconoce a sí mismo como un ungido (¡faltaría más!), ahora bien, lo que no ha hecho nunca el citado caballero, es responder a nuestra continua demanda de que nos dé una prueba de ello, ya que no nos basta con una simple afirmación de parte y petición, por otra parte, que nos parece de lo más razonable. Porque cuando uno va a pedir trabajo en una empresa de informática (por decir algo) afirmando ser Ingeniero informático, lo lógico es que le pidan algún documento que acredite o avale su afirmación…… y nadie considera esto como una ofensa o descortesía, sino como un requisito de obligado cumplimiento. Sin embargo el Sr. Olcese (ni nadie que actualmente afirme ser un “ungido” y los tenemos a patadas en derredor), puede aportar una mínima prueba que acredite su condición de “ungido” o Hijo de Dios. Y relacionado con el tema que nos ocupa, nosotros recordamos un artículo de dicho caballero, publicado el 25 de Abril de 2007 y titulado “¿Quiénes son los 144.000 de Apocalipsis 7:4 y 14:1?”, en el que citando de los TJ, en un párrafo del mismo se expresaba en los siguientes términos y que les rogamos, lean con mucha atención, porque no tiene desperdicio:
“ ¿Cómo sabe un “T.J” que es un miembro de los 144,000 y no de la “GRAN MULTITUD” y viceversa? Bueno, aquí aparece el subjetivismo puro. Yo, como ex-”T.J”, me hacía la misma pregunta. Una vez le pregunté a uno de la clase de la Iglesia o de los 144,000, lo siguiente: ¿cómo sabe usted que es de la clase ungida?, y me contestó: “Yo siento un llamado celestial” o “Mi corazón me dice que mi paradero final y eterno está en el cielo y no en la tierra”. ¡Punto final! Caramba dije: ¡qué fácil es saber si uno es miembro de la iglesia! Como si nuestro destino final dependiera de lo que a uno le guste o le parezca. Los más de los “T.J” dicen no sentir el deseo de vivir en el cielo sino en la tierra. A éstos les corresponde vivir en la tierra, pues así lo han decidido ellos en su corazón. ¡Qué tontería! ¿Acaso se han olvidado los “T.J” que engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; y quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9). ¿Acaso no recordamos que el Diablo suele usar “el corazón” de los hombres para engañarlos? (Ver Juan 13:2). Por tanto, debemos basarnos en lo que realmente dice la Biblia sobre algún asunto, y no en nuestras propias elucubraciones.” (Transcrito directamente del artículo).
Sin embargo y muy a pesar de lo afirmado en esa última frase del citado párrafo, acerca de lo necesario de basarse en lo que dice la Biblia sobre el asunto y no según propias elucubraciones, para determinar uno su condición de “ungido” o no, veamos una afirmación del Sr. Olcese, categórica donde las haya y que encontramos en el artículo “No toquéis a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas” (párrafo tres), del 7 de Septiembre de 2007 y que de nuevo, transcribimos tal cual:
“Yo soy un UNGIDO del Señor, y nadie debe o puede tocarme a mí, o a usted, si en verdad es un cristiano, sin tener luego que pagar un precio muy caro. Yo me considero un UNGIDO del Señor, y si usted no se considera así, entonces usted no ha entendido lo que significa ser un cristiano o un ungido.” (Negritas nuestras).
Luego y resumiendo, lo que el Sr. Olcese nos viene a decir, es que él se considera a sí mismo un “ungido” y si no nos lo creemos…… pues eso, que nos den morcilla; porque resulta que el problema está en nosotros, que no entendemos nada de nada y no que sea él, el que esté desbarrando. Y nos tendrá que reconocer dicho caballero, que cómo mínimo y por aquello de ser suaves, es víctima del mismo subjetivismo que les imputa a los “ungidos” de los TJ, porque ¿cómo ha averiguado él, de forma tan convincente, su condición de “ungido”? Y lo que es más ¿por qué tenemos que creerle? ¿Solo porque él lo afirma? Porque lo cierto es que lo único que aporta, es su firme convencimiento de que la cosa es así…… luego no hace nada más que imitar a los TJ, en algo que les acaba de criticar. Porque ¿no le podría engañar su corazón lo mismo que, según dice, les ocurre a los TJ? Y es que estos, los TJ, les aseguramos a ustedes que tienen el mismo convencimiento personal de su ungimiento, que el que tiene el Sr. Olcese del suyo propio, porque de lo contrario no harían el ridículo como lo están haciendo. ¿O es que a D. Mario no le aplican las palabras de Jer. 17:9 y su corazón está “blindado”, frente a un engaño potencialmente perverso? ¿O quizás se cree inmune, a las peligrosas maquinaciones del diablo?
Si Satanás ya consiguió influir en el corazón de tantos TJ, así como de otros muchos y llevarles a un razonamiento equivocado ¿se cree a salvo de dicha maligna influencia el Sr. Olcese? Porque claro, el que dicho caballero se considere a sí mismo y en función de un personal convencimiento, como depositario de semejante privilegio (ser un “ungido”), lo pone exactamente en el mismo plano o posición que los TJ y que de forma tan vehemente critica, acusándolos, precisamente, de ser falsos “ungidos”. Porque debemos de tener en cuenta, por otra parte, que aunque él nos diga que se apoya en las Escrituras para llegar a semejante convencimiento, no es menos cierto, que los textos que usa el Sr. Olcese para avalar su afirmación de pertenencia, son exactamente los mismos que usan los miembros supuestamente “ungidos” de dicha organización, secta o como quieran llamarla. Y de la que, dicho sea de paso, los dos autores de este blog fuimos miembros por más de treinta años cada uno, por lo cual sabemos perfectamente de qué les estamos hablando. Luego y resumiendo ¿por qué tenemos que creerle a él y a los TJ no? ¿Cómo puede ser, que los mismos textos que hacen de uno un “ungido”, no lo hagan sin embargo en el caso de otros? ¿Nos podría explicar eso D. Mario, de una manera que lo entendamos todos? Nosotros no creemos que lo vaya a hacer, pero por pedirlo……
Y es que la verdadera cuestión, está en que el Sr. Olcese nos miente en su afirmación de pertenencia al grupo o clase ungida y él lo sabe, ya que puesto que lee nuestros artículos, lógicamente tiene que estar al tanto de cuál es nuestra posición acerca de su planteamiento. Por lo tanto, si es incapaz de desmontar nuestros argumentos (de poder hacerlo, ya lo habría hecho), está demostrándose a sí mismo el error en el que está sumido; pero que en lugar de moverle a reconsiderar su actitud y rectificar (váyanse a saber por qué), pues nos ignora y sigue dándole a la “matraca” como si la cosa no fuera con él…… como si por medio de insistir en una mentira, esta se convirtiera en verdad. Pero no obstante, como nosotros siempre hemos afirmado, que para conocer lo veraz de determinado planteamiento, no hay nada mejor que permitir su desarrollo y ver en que acaba, vamos a seguir la idea de D. Mario de cómo, al ser uno bautizado en agua, ya se recibe y de forma automática el ungimiento como Hijo de Dios, para así ver, hasta dónde nos lleva el experimento.
Empezaremos diciendo, que nosotros acabamos de publicar un artículo, el pasado día 19 del mes en curso y titulado “120 “ungidos”…… ¿o no?”, en donde hablamos de como en el Pentecostés de 33 E.C., el Espíritu Santo solo fue derramado sobre los doce apóstoles y no sobre 120 personas, como es comúnmente entendido. Y Espíritu Santo que significaba el ser adoptado como Hijo de Dios y recibir los poderes que el mismo llevaba inherentes, siendo el primero en ser usado, el hablar en lenguas…… ya posteriormente se sanaron enfermos, se expulsaron demonios, se restauraron inválidos, se levantaron muertos, etc. Nosotros dejamos probamos (al menos, eso intentamos) en el citado artículo y siempre apoyado en las Escrituras, que esos poderes no solo los ejercían únicamente los doce apóstoles, sino que solo mediante la imposición de manos por parte de los mismos, se podía recibir el citado espíritu de adopción como Hijo de Dios y con ello, los poderes que llevaba aparejados; pero dándose la circunstancia, que aquellos que de tal manera recibían dicho Espíritu Santo, si bien podían desplegar esos poderes citados, a diferencia de los apóstoles ya no podían transmitírselo a otros. Y por sí les interesa, tienen mucha más información de lo que estamos afirmando, en el artículo “No es eso Sr. Olcese…… no es eso”, publicado el 14 de Septiembre de 2010.
Pero volviendo al tema que nos ocupa, nos encontramos en la siguiente encrucijada: o bien el Espíritu Santo de adopción como Hijo de Dios y los poderes que llevaba inherentes, solo podía ser transmitido mediante la imposición de manos por parte de los apóstoles, como sostenemos nosotros, o bien y como sostiene el amigo Olcese, era recibido y de forma automática, en el mismo momento en que uno recibía el bautismo en agua y fórmula que se ha mantenido hasta el día de hoy (siempre según su entender, claro). Vean como nos confirma esta idea, en el artículo (entre otros) que citamos en el primer párrafo de este escrito y de fecha 30 de Marzo de 2009:
“La Biblia nos dice que los cristianos, los que hemos sido bautizados para el perdón de los pecados, hemos sido automáticamente ungidos por Dios para ser ‘Cristos’, y por lo tanto, coherederos con él del reino de Dios.” (Negritas nuestras).
De entrada, ya no sabemos dónde en la Biblia se nos dice algo semejante, porque el Sr. Olcese no nos lo aclara y no lo hace, porque sencillamente esa idea, o algo que mínimamente se le parezca (y hasta donde llegamos nosotros), no se encuentra en ningún lugar de las Escrituras. Y por ello, rogamos al citado caballero que nos muestre el texto o textos en donde se hace semejante afirmación; pero dejando esto a parte, la postura de D. Mario ha quedado clara ¿no? Por lo tanto, vamos a ver lo que ocurriría de ser verdad la primera opción, de las dos que hemos planteado y que es la que nosotros defendemos; veamos:
Si nosotros tenemos razón y dicho Espíritu Santo de adopción como Hijo de Dios, más lo poderes que llevaba implícitos, solo podía ser transmitido mediante la imposición de manos por parte de los apóstoles y con la particularidad, de que los que de esta manera lo recibían, ya no podían transmitírselo a otros, ello significaría y en primer lugar, que con la muerte del apóstol Juan sobre 98/99 del primer siglo, finalizó la oportunidad de que alguien más pudiera llegar a ser declarado Hijo adoptivo de Dios. Por lo tanto y en segundo lugar, a la muerte del último de los que lo habían recibido de manos de los apóstoles y que si bien podían manifestar su poderes, ya no podían transmitírselo a otros, obviamente desapareció de sobre la faz de la tierra, el último “ungido” o Hijo de Dios y por tanto, cualquier manifestación de poderes sobrenaturales…… y situación que, a la vista de los hechos, permanece inalterable en nuestros días. Luego el Sr. Olcese y si nuestro planteamiento fuera cierto, nos estaría mintiendo al hablarnos de su condición de “ungido” o Hijo de Dios; recordemos su anterior afirmación:
“Yo soy un UNGIDO del Señor, y nadie debe o puede tocarme a mí, o a usted, si en verdad es un cristiano, sin tener luego que pagar un precio muy caro. Yo me considero un UNGIDO del Señor, y si usted no se considera así, entonces usted no ha entendido lo que significa ser un cristiano o un ungido”. (Negritas nuestras).
Y obviamente estarán de acuerdo con nosotros, que existe una sustancial diferencia entre uno “ser” algo y que uno se “considere” ser ese algo; pero vamos a dejarlo ahí…… pelillos a la mar. Veamos ahora, la versión defendida por el citado caballero, en el sentido de que dicho Espíritu Santo se recibía (y se continúa recibiendo, según D. Mario) en el momento de ser uno bautizado mediante inmersión y en nombre de Jesucristo, de forma automática; recordemos también, su comentario al respecto:
“La Biblia nos dice que los cristianos, los que hemos sido bautizados para el perdón de los pecados, hemos sido automáticamente ungidos por Dios para ser ‘Cristos’, y por lo tanto, coherederos con él del reino de Dios.” (Negritas nuestras).
Pues bien, si ello fuera así, significaría que desde tiempos apostólicos, ese mismo Espíritu Santo recibido por los apóstoles y que les permitió desarrollar poderes sobrenaturales, se ha ido transmitiendo de manera ininterrumpida de unos a otros, hasta llegar a nuestros días e idea que queda perfectamente sobreentendida, en el párrafo que acabamos de transcribir. Por lo tanto, nos gustaría que el Sr. Olcese fuese tan amable de explicarnos a todos los que le leemos, la siguiente cuestión: cómo es posible, que el mismo Espíritu Santo que declaró a los apóstoles y a sus seguidores, Hijos de Dios y los revistió de poderes sobrenaturales, casi 2.000 años después, continúe nombrando Hijos de Dios…… pero sin poderes sobrenaturales (¿curioso, no?). ¿O es que acaso Jehová, tiene Hijos de primera categoría e Hijos de segunda? Por otra parte ¿dónde en las Escrituras, se nos habla de un posible y posterior cambio en la manera de actuar del Espíritu Santo, con relación al primer siglo? Porque lo que encontramos en ellas, son unas palabras que más bien dan a entender todo lo contrario, o sea, una continuidad en la forma de actuar de ese Espíritu:
“Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen las buenas nuevas a toda la creación. 16 El que crea y sea bautizado será salvo, más el que no crea será condenado. 17 Además, estas señales acompañarán a los que crean: Mediante el uso de mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas 18 y con las manos tomarán serpientes y si beben algo mortífero no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y estos sanarán.” (Mar. 16:15-18).
Luego si Jesús no nos mintió (algo que no se cree nadie, ni harto de vino), todos los “salvos”, o sea, los “ungidos” o Hijos de Dios, tenían que estar capacitados para manifestar poderes sobrenaturales. Por lo tanto, solo cabría esperar que si D. Mario realmente es un “ungido” o Hijo de Dios, como afirma ser y por lo tanto, un “salvo”, pudiera manifestar la misma capacidad de realizar portentos milagrosos, que aquellos “ungidos” del primer siglo…… sin embargo no lo puede hacer. Entonces (repetimos), o bien Jesús nos mintió, o bien el que nos miente es el Sr. Olcese al afirmar ser un “ungido” o Hijo de Dios, ya que no puede realizar las señales que el propio Jesús dijo de forma taxativa, que acompañarían a todos aquellos que creyeran y fueran bautizados. Entonces el sentido común nos dice que si estas señales no están realizando en el día de hoy, es porque actualmente no existen “salvos” o Hijos de Dios entre nosotros.
Ahora bien, Jesús dijo “el que crea y sea bautizado, será salvo”, pero ¿bautizado en qué? Pues bautizado en agua y…… en Espíritu Santo (Juan 3:5), pero recordemos que lo que hace de uno un “ungido” o Hijos de Dios, no es el bautismo en agua en sí mismo, sino el bautismo en Espíritu Santo; y si vamos a las palabras de Juan el Bautista, veremos que solo Jesucristo, podía bautizar en Espíritu Santo:
“Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo.” (Juan 1:33).
Pero siendo el caso que a partir de 33 E.C., Jesucristo delegó esa responsabilidad en sus doce apóstoles y que desde entonces, ellos fueron ya los encargados de transmitirlo, mediante la imposición de manos, sobre aquellos que Jehová determinara como merecedores. Porque algo a tener en cuenta, es que, a tenor de lo que se deduce del registro escrito, no todos los que fueron bautizados en agua, fueron bautizados con Espíritu Santo: por ejemplo, en el caso de aquellos “varones reverentes, de toda nación de las que hay bajo el cielo” (Hech. 2:5) que en 33 E.C., estaban en Jerusalén con motivo de la Pascua y que en número de 3.000 “abrazaron su palabra de buena gana fueron bautizados” (Hech. 2:41), porque como razonablemente y al final de la celebración, volvieron a sus lejanos lugares de residencia, no lo pudieron recibir, ya que la primera imposición de manos por parte de los apóstoles de la que se nos habla en las Escrituras, se produjo algún tiempo después de su partida, en el caso de los siete varones de Hech. 6:1-6.
Otro caso, lo tenemos en el eunuco etíope que fue bautizado en agua por Felipe y que siendo éste, del grupo de los siete varones mencionados que recibieron el Espíritu de mano de los apóstoles, él no estaba habilitado para podérselo transmitir al eunuco. Y como este continuó su camino hasta la lejana Etiopía, tampoco pudo recibirlo de mano de los apóstoles (Hech. 8:26-39). Luego una cosa es que uno se bautice en agua y otra cosa muy distinta, es que haya alguien habilitado por Jehová, que a modo de los Pedro, Juan, Pablo, etc., pueda transmitir ese Espíritu Santo; y puesto que desde hace casi 2.000 años, no hay nadie que pueda hacerlo…… pues eso. Por lo tanto, el planteamiento de D. Mario, de algo parecido a un bautismo en agua, con un reconocimiento automático de uno como Hijo de Dios y continuado en el tiempo, es sencillamente un disparate que no se sostiene y en consecuencia, de nuevo hallamos mentiroso al citado caballero, en su afirmación de pertenencia a la clase “ungida”.
Y disparate que puede aumentar, porque si nos extendemos un poco más en el desarrollo de esta estrambótica teoría de D. Mario, ello nos llevaría a la siguiente y rocambolesca cuestión: si todos los bautizados desde el tiempo de Jesús en adelante, hubieran adquirido la condición de Hijos de Dios y por tanto, gobernantes con Cristo en el reino (Rev. 20:6) y los que no hubieran alcanzado esa relación paterno/filial con Jehová y considerados por dicho caballero, como hijos de Satanás y lo cual implica destrucción eterna en la segunda resurrección al final de los mil años (en otra sicodélica interpretación, en este caso de las dos resurrecciones de Juan 5:28-29), que nos diga por favor, sobre quienes gobernarán esos Hijos de Dios en el reino milenario y sobre quienes además, serán derramados sus benéficos servicios sacerdotales; no olvidemos que Jehová y según el pasaje citado de Rev. 20:6, no solo los hace reyes, sino también sacerdotes y se tendría que suponer, que por algo Jehová les dotaría de esa capacidad. Por lo tanto, entendemos nosotros, que mientras tenga esta espinosa cuestión pendiente de resolver y no lo tiene nada fácil, no es de recibo que vaya publicando planteamientos que sabe están fuertemente cuestionados y que por lo tanto, carecen de cualquier credibilidad.
Y tendría que saber el Sr. Olcese, que su actitud es gravísima, porque de ser cierto lo que nosotros afirmamos y eso es lo que él tiene que averiguar, resultaría que está tergiversando y por tanto, adulterando la Palabra de Dios, mediante enseñar un evangelio distinto, del que predicó Jesús, porque hasta donde nosotros conocemos, él jamás dijo nada de esto…… y ya saben lo que dijo Pablo al respecto:
“Más si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. 9 Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.” (Gál. 1:8-9).
Y no ignorarán ustedes, que el significado de la expresión “anatema”, tiene que ver con ser “maldito”, por lo que entendemos que el Sr. Olcese, debería de tomarse la cosa con un poco más de seriedad y aclarar este asunto de una puñetera vez…… y es que con las cosas de Jehová, pocas bromas. Por nuestra parte, por lo tanto, quedamos a la espera de que atienda nuestra objeción, aunque visto lo visto, mucho nos tememos que nos volveremos a quedar con las ganas…… pero advertido, queda.
MABEL
Y es que hace unos días y en la nueva faceta de Apologista Mario Olcese como “estrella” de la pantalla, visionamos una de sus últimas grabaciones (18 de este mes), en la que nos hablaba del tema “Los cristianos son Cristos” y que viene a ser la reposición en audio, de un artículo que ha ido repitiendo en el tiempo en sus blogs, por ejemplo y sin ir más lejos, el pasado día 10 del mes en curso y que tiene su origen más temprano (hasta donde nosotros sabemos), el 30 de Marzo de 2009 y en un escrito titulado “¡Usted está llamado para ser un Cristo…… un hijo de Dios!” Y artículo en donde demostró andar un poco “perdido” en el tema del que trata…… y que para ser todo un “ungido”, como él afirma ser, no está nada mal. Pero circunstancia que se ha ido agravando en el tiempo, porque desde que nosotros inauguramos nuestro blog a finales del 2009 y desde que leímos el citado artículo, cada vez que Apologista ha publicado algo, repitiéndose en el mismo planteamiento, nosotros hemos salido a la palestra para recordarle que dicho planteamiento es incorrecto, porque las Escrituras no dicen nada en este sentido. No obstante y lejos de intentar aclarar la situación (que sería lo razonable), lo que ha hecho y ante la falta de recursos para responder a nuestras objeciones (suponemos), ha sido ignorar por completo las mismas y continuar con su idea de forma machacona, como si nada pasara y la cosa no fuera con él.
Por lo tanto, la realidad actual es que el Sr. Olcese continúa en sus trece y no ha dejado de ratificarse en su planteamiento (el video citado es una muestra de ello), sin atender al hecho de que lo tiene fuertemente cuestionado como falso y que ha sido incapaz de poder aportar argumentos que demuestren lo contrario; es más, ni lo ha intentado porque obviamente no puede…... y él lo sabe. Y todos aquellos que han ido siguiendo nuestra trayectoria, leyendo nuestros escritos, pueden dar fe de nuestra insistencia en cuanto a rebatirle el tema y los que no, pues ahí están nuestros blogs para que lo puedan comprobar cuando crean oportuno. Y actitud de D. Mario que nos parece en extremo irrespetuosa, no solo con los que hemos presentado la objeción y por supuesto, con los que le leen diariamente, sino lo que es más grave, con el propio Jehová ya que a sabiendas, está adulterando la Palabra de Dios al promover una enseñanza falsa y engañosa, como es la de que todos aquellos bautizados mediante inmersión y en el nombre de Cristo, son automáticamente “ungidos” con el Espíritu Santo de adopción como Hijos de Dios y por tanto, hechos hermanos de Jesucristo y consecuentemente, co-gobernantes con él en el reino de Dios, en calidad de reyes y sacerdotes…… y eso es sencillamente falso. De ahí, ya saca unas derivadas y una de la cuales, por ejemplo, es la de que todos aquellos que no son Hijos de Dios, son unos parias, o unos desheredados o ya en última instancia, hijos de satanás y por lo cual su horizonte final, no es otro que su destrucción en el lago de fuego (Rev. 20:15)…… o sea, un disparate detrás de otro. Y es que la lógica nos dice, que cuando uno edifica sobre un planteamiento defectuoso, todo lo edificado sale “torcido”; no obstante, nos centraremos en esa idea base de D. Mario y veremos que sacamos en claro, aunque solo sea para refrescarle la memoria y decirle de nuevo, que está totalmente equivocado en su planteamiento, como a través de los argumentos que presentaremos, comprobará cualquier persona capaz de razonar con un poco de lógica y sentido común.
Obviamente el Sr. Olcese, se reconoce a sí mismo como un ungido (¡faltaría más!), ahora bien, lo que no ha hecho nunca el citado caballero, es responder a nuestra continua demanda de que nos dé una prueba de ello, ya que no nos basta con una simple afirmación de parte y petición, por otra parte, que nos parece de lo más razonable. Porque cuando uno va a pedir trabajo en una empresa de informática (por decir algo) afirmando ser Ingeniero informático, lo lógico es que le pidan algún documento que acredite o avale su afirmación…… y nadie considera esto como una ofensa o descortesía, sino como un requisito de obligado cumplimiento. Sin embargo el Sr. Olcese (ni nadie que actualmente afirme ser un “ungido” y los tenemos a patadas en derredor), puede aportar una mínima prueba que acredite su condición de “ungido” o Hijo de Dios. Y relacionado con el tema que nos ocupa, nosotros recordamos un artículo de dicho caballero, publicado el 25 de Abril de 2007 y titulado “¿Quiénes son los 144.000 de Apocalipsis 7:4 y 14:1?”, en el que citando de los TJ, en un párrafo del mismo se expresaba en los siguientes términos y que les rogamos, lean con mucha atención, porque no tiene desperdicio:
“ ¿Cómo sabe un “T.J” que es un miembro de los 144,000 y no de la “GRAN MULTITUD” y viceversa? Bueno, aquí aparece el subjetivismo puro. Yo, como ex-”T.J”, me hacía la misma pregunta. Una vez le pregunté a uno de la clase de la Iglesia o de los 144,000, lo siguiente: ¿cómo sabe usted que es de la clase ungida?, y me contestó: “Yo siento un llamado celestial” o “Mi corazón me dice que mi paradero final y eterno está en el cielo y no en la tierra”. ¡Punto final! Caramba dije: ¡qué fácil es saber si uno es miembro de la iglesia! Como si nuestro destino final dependiera de lo que a uno le guste o le parezca. Los más de los “T.J” dicen no sentir el deseo de vivir en el cielo sino en la tierra. A éstos les corresponde vivir en la tierra, pues así lo han decidido ellos en su corazón. ¡Qué tontería! ¿Acaso se han olvidado los “T.J” que engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; y quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9). ¿Acaso no recordamos que el Diablo suele usar “el corazón” de los hombres para engañarlos? (Ver Juan 13:2). Por tanto, debemos basarnos en lo que realmente dice la Biblia sobre algún asunto, y no en nuestras propias elucubraciones.” (Transcrito directamente del artículo).
Sin embargo y muy a pesar de lo afirmado en esa última frase del citado párrafo, acerca de lo necesario de basarse en lo que dice la Biblia sobre el asunto y no según propias elucubraciones, para determinar uno su condición de “ungido” o no, veamos una afirmación del Sr. Olcese, categórica donde las haya y que encontramos en el artículo “No toquéis a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas” (párrafo tres), del 7 de Septiembre de 2007 y que de nuevo, transcribimos tal cual:
“Yo soy un UNGIDO del Señor, y nadie debe o puede tocarme a mí, o a usted, si en verdad es un cristiano, sin tener luego que pagar un precio muy caro. Yo me considero un UNGIDO del Señor, y si usted no se considera así, entonces usted no ha entendido lo que significa ser un cristiano o un ungido.” (Negritas nuestras).
Luego y resumiendo, lo que el Sr. Olcese nos viene a decir, es que él se considera a sí mismo un “ungido” y si no nos lo creemos…… pues eso, que nos den morcilla; porque resulta que el problema está en nosotros, que no entendemos nada de nada y no que sea él, el que esté desbarrando. Y nos tendrá que reconocer dicho caballero, que cómo mínimo y por aquello de ser suaves, es víctima del mismo subjetivismo que les imputa a los “ungidos” de los TJ, porque ¿cómo ha averiguado él, de forma tan convincente, su condición de “ungido”? Y lo que es más ¿por qué tenemos que creerle? ¿Solo porque él lo afirma? Porque lo cierto es que lo único que aporta, es su firme convencimiento de que la cosa es así…… luego no hace nada más que imitar a los TJ, en algo que les acaba de criticar. Porque ¿no le podría engañar su corazón lo mismo que, según dice, les ocurre a los TJ? Y es que estos, los TJ, les aseguramos a ustedes que tienen el mismo convencimiento personal de su ungimiento, que el que tiene el Sr. Olcese del suyo propio, porque de lo contrario no harían el ridículo como lo están haciendo. ¿O es que a D. Mario no le aplican las palabras de Jer. 17:9 y su corazón está “blindado”, frente a un engaño potencialmente perverso? ¿O quizás se cree inmune, a las peligrosas maquinaciones del diablo?
Si Satanás ya consiguió influir en el corazón de tantos TJ, así como de otros muchos y llevarles a un razonamiento equivocado ¿se cree a salvo de dicha maligna influencia el Sr. Olcese? Porque claro, el que dicho caballero se considere a sí mismo y en función de un personal convencimiento, como depositario de semejante privilegio (ser un “ungido”), lo pone exactamente en el mismo plano o posición que los TJ y que de forma tan vehemente critica, acusándolos, precisamente, de ser falsos “ungidos”. Porque debemos de tener en cuenta, por otra parte, que aunque él nos diga que se apoya en las Escrituras para llegar a semejante convencimiento, no es menos cierto, que los textos que usa el Sr. Olcese para avalar su afirmación de pertenencia, son exactamente los mismos que usan los miembros supuestamente “ungidos” de dicha organización, secta o como quieran llamarla. Y de la que, dicho sea de paso, los dos autores de este blog fuimos miembros por más de treinta años cada uno, por lo cual sabemos perfectamente de qué les estamos hablando. Luego y resumiendo ¿por qué tenemos que creerle a él y a los TJ no? ¿Cómo puede ser, que los mismos textos que hacen de uno un “ungido”, no lo hagan sin embargo en el caso de otros? ¿Nos podría explicar eso D. Mario, de una manera que lo entendamos todos? Nosotros no creemos que lo vaya a hacer, pero por pedirlo……
Y es que la verdadera cuestión, está en que el Sr. Olcese nos miente en su afirmación de pertenencia al grupo o clase ungida y él lo sabe, ya que puesto que lee nuestros artículos, lógicamente tiene que estar al tanto de cuál es nuestra posición acerca de su planteamiento. Por lo tanto, si es incapaz de desmontar nuestros argumentos (de poder hacerlo, ya lo habría hecho), está demostrándose a sí mismo el error en el que está sumido; pero que en lugar de moverle a reconsiderar su actitud y rectificar (váyanse a saber por qué), pues nos ignora y sigue dándole a la “matraca” como si la cosa no fuera con él…… como si por medio de insistir en una mentira, esta se convirtiera en verdad. Pero no obstante, como nosotros siempre hemos afirmado, que para conocer lo veraz de determinado planteamiento, no hay nada mejor que permitir su desarrollo y ver en que acaba, vamos a seguir la idea de D. Mario de cómo, al ser uno bautizado en agua, ya se recibe y de forma automática el ungimiento como Hijo de Dios, para así ver, hasta dónde nos lleva el experimento.
Empezaremos diciendo, que nosotros acabamos de publicar un artículo, el pasado día 19 del mes en curso y titulado “120 “ungidos”…… ¿o no?”, en donde hablamos de como en el Pentecostés de 33 E.C., el Espíritu Santo solo fue derramado sobre los doce apóstoles y no sobre 120 personas, como es comúnmente entendido. Y Espíritu Santo que significaba el ser adoptado como Hijo de Dios y recibir los poderes que el mismo llevaba inherentes, siendo el primero en ser usado, el hablar en lenguas…… ya posteriormente se sanaron enfermos, se expulsaron demonios, se restauraron inválidos, se levantaron muertos, etc. Nosotros dejamos probamos (al menos, eso intentamos) en el citado artículo y siempre apoyado en las Escrituras, que esos poderes no solo los ejercían únicamente los doce apóstoles, sino que solo mediante la imposición de manos por parte de los mismos, se podía recibir el citado espíritu de adopción como Hijo de Dios y con ello, los poderes que llevaba aparejados; pero dándose la circunstancia, que aquellos que de tal manera recibían dicho Espíritu Santo, si bien podían desplegar esos poderes citados, a diferencia de los apóstoles ya no podían transmitírselo a otros. Y por sí les interesa, tienen mucha más información de lo que estamos afirmando, en el artículo “No es eso Sr. Olcese…… no es eso”, publicado el 14 de Septiembre de 2010.
Pero volviendo al tema que nos ocupa, nos encontramos en la siguiente encrucijada: o bien el Espíritu Santo de adopción como Hijo de Dios y los poderes que llevaba inherentes, solo podía ser transmitido mediante la imposición de manos por parte de los apóstoles, como sostenemos nosotros, o bien y como sostiene el amigo Olcese, era recibido y de forma automática, en el mismo momento en que uno recibía el bautismo en agua y fórmula que se ha mantenido hasta el día de hoy (siempre según su entender, claro). Vean como nos confirma esta idea, en el artículo (entre otros) que citamos en el primer párrafo de este escrito y de fecha 30 de Marzo de 2009:
“La Biblia nos dice que los cristianos, los que hemos sido bautizados para el perdón de los pecados, hemos sido automáticamente ungidos por Dios para ser ‘Cristos’, y por lo tanto, coherederos con él del reino de Dios.” (Negritas nuestras).
De entrada, ya no sabemos dónde en la Biblia se nos dice algo semejante, porque el Sr. Olcese no nos lo aclara y no lo hace, porque sencillamente esa idea, o algo que mínimamente se le parezca (y hasta donde llegamos nosotros), no se encuentra en ningún lugar de las Escrituras. Y por ello, rogamos al citado caballero que nos muestre el texto o textos en donde se hace semejante afirmación; pero dejando esto a parte, la postura de D. Mario ha quedado clara ¿no? Por lo tanto, vamos a ver lo que ocurriría de ser verdad la primera opción, de las dos que hemos planteado y que es la que nosotros defendemos; veamos:
Si nosotros tenemos razón y dicho Espíritu Santo de adopción como Hijo de Dios, más lo poderes que llevaba implícitos, solo podía ser transmitido mediante la imposición de manos por parte de los apóstoles y con la particularidad, de que los que de esta manera lo recibían, ya no podían transmitírselo a otros, ello significaría y en primer lugar, que con la muerte del apóstol Juan sobre 98/99 del primer siglo, finalizó la oportunidad de que alguien más pudiera llegar a ser declarado Hijo adoptivo de Dios. Por lo tanto y en segundo lugar, a la muerte del último de los que lo habían recibido de manos de los apóstoles y que si bien podían manifestar su poderes, ya no podían transmitírselo a otros, obviamente desapareció de sobre la faz de la tierra, el último “ungido” o Hijo de Dios y por tanto, cualquier manifestación de poderes sobrenaturales…… y situación que, a la vista de los hechos, permanece inalterable en nuestros días. Luego el Sr. Olcese y si nuestro planteamiento fuera cierto, nos estaría mintiendo al hablarnos de su condición de “ungido” o Hijo de Dios; recordemos su anterior afirmación:
“Yo soy un UNGIDO del Señor, y nadie debe o puede tocarme a mí, o a usted, si en verdad es un cristiano, sin tener luego que pagar un precio muy caro. Yo me considero un UNGIDO del Señor, y si usted no se considera así, entonces usted no ha entendido lo que significa ser un cristiano o un ungido”. (Negritas nuestras).
Y obviamente estarán de acuerdo con nosotros, que existe una sustancial diferencia entre uno “ser” algo y que uno se “considere” ser ese algo; pero vamos a dejarlo ahí…… pelillos a la mar. Veamos ahora, la versión defendida por el citado caballero, en el sentido de que dicho Espíritu Santo se recibía (y se continúa recibiendo, según D. Mario) en el momento de ser uno bautizado mediante inmersión y en nombre de Jesucristo, de forma automática; recordemos también, su comentario al respecto:
“La Biblia nos dice que los cristianos, los que hemos sido bautizados para el perdón de los pecados, hemos sido automáticamente ungidos por Dios para ser ‘Cristos’, y por lo tanto, coherederos con él del reino de Dios.” (Negritas nuestras).
Pues bien, si ello fuera así, significaría que desde tiempos apostólicos, ese mismo Espíritu Santo recibido por los apóstoles y que les permitió desarrollar poderes sobrenaturales, se ha ido transmitiendo de manera ininterrumpida de unos a otros, hasta llegar a nuestros días e idea que queda perfectamente sobreentendida, en el párrafo que acabamos de transcribir. Por lo tanto, nos gustaría que el Sr. Olcese fuese tan amable de explicarnos a todos los que le leemos, la siguiente cuestión: cómo es posible, que el mismo Espíritu Santo que declaró a los apóstoles y a sus seguidores, Hijos de Dios y los revistió de poderes sobrenaturales, casi 2.000 años después, continúe nombrando Hijos de Dios…… pero sin poderes sobrenaturales (¿curioso, no?). ¿O es que acaso Jehová, tiene Hijos de primera categoría e Hijos de segunda? Por otra parte ¿dónde en las Escrituras, se nos habla de un posible y posterior cambio en la manera de actuar del Espíritu Santo, con relación al primer siglo? Porque lo que encontramos en ellas, son unas palabras que más bien dan a entender todo lo contrario, o sea, una continuidad en la forma de actuar de ese Espíritu:
“Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen las buenas nuevas a toda la creación. 16 El que crea y sea bautizado será salvo, más el que no crea será condenado. 17 Además, estas señales acompañarán a los que crean: Mediante el uso de mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas 18 y con las manos tomarán serpientes y si beben algo mortífero no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y estos sanarán.” (Mar. 16:15-18).
Luego si Jesús no nos mintió (algo que no se cree nadie, ni harto de vino), todos los “salvos”, o sea, los “ungidos” o Hijos de Dios, tenían que estar capacitados para manifestar poderes sobrenaturales. Por lo tanto, solo cabría esperar que si D. Mario realmente es un “ungido” o Hijo de Dios, como afirma ser y por lo tanto, un “salvo”, pudiera manifestar la misma capacidad de realizar portentos milagrosos, que aquellos “ungidos” del primer siglo…… sin embargo no lo puede hacer. Entonces (repetimos), o bien Jesús nos mintió, o bien el que nos miente es el Sr. Olcese al afirmar ser un “ungido” o Hijo de Dios, ya que no puede realizar las señales que el propio Jesús dijo de forma taxativa, que acompañarían a todos aquellos que creyeran y fueran bautizados. Entonces el sentido común nos dice que si estas señales no están realizando en el día de hoy, es porque actualmente no existen “salvos” o Hijos de Dios entre nosotros.
Ahora bien, Jesús dijo “el que crea y sea bautizado, será salvo”, pero ¿bautizado en qué? Pues bautizado en agua y…… en Espíritu Santo (Juan 3:5), pero recordemos que lo que hace de uno un “ungido” o Hijos de Dios, no es el bautismo en agua en sí mismo, sino el bautismo en Espíritu Santo; y si vamos a las palabras de Juan el Bautista, veremos que solo Jesucristo, podía bautizar en Espíritu Santo:
“Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo.” (Juan 1:33).
Pero siendo el caso que a partir de 33 E.C., Jesucristo delegó esa responsabilidad en sus doce apóstoles y que desde entonces, ellos fueron ya los encargados de transmitirlo, mediante la imposición de manos, sobre aquellos que Jehová determinara como merecedores. Porque algo a tener en cuenta, es que, a tenor de lo que se deduce del registro escrito, no todos los que fueron bautizados en agua, fueron bautizados con Espíritu Santo: por ejemplo, en el caso de aquellos “varones reverentes, de toda nación de las que hay bajo el cielo” (Hech. 2:5) que en 33 E.C., estaban en Jerusalén con motivo de la Pascua y que en número de 3.000 “abrazaron su palabra de buena gana fueron bautizados” (Hech. 2:41), porque como razonablemente y al final de la celebración, volvieron a sus lejanos lugares de residencia, no lo pudieron recibir, ya que la primera imposición de manos por parte de los apóstoles de la que se nos habla en las Escrituras, se produjo algún tiempo después de su partida, en el caso de los siete varones de Hech. 6:1-6.
Otro caso, lo tenemos en el eunuco etíope que fue bautizado en agua por Felipe y que siendo éste, del grupo de los siete varones mencionados que recibieron el Espíritu de mano de los apóstoles, él no estaba habilitado para podérselo transmitir al eunuco. Y como este continuó su camino hasta la lejana Etiopía, tampoco pudo recibirlo de mano de los apóstoles (Hech. 8:26-39). Luego una cosa es que uno se bautice en agua y otra cosa muy distinta, es que haya alguien habilitado por Jehová, que a modo de los Pedro, Juan, Pablo, etc., pueda transmitir ese Espíritu Santo; y puesto que desde hace casi 2.000 años, no hay nadie que pueda hacerlo…… pues eso. Por lo tanto, el planteamiento de D. Mario, de algo parecido a un bautismo en agua, con un reconocimiento automático de uno como Hijo de Dios y continuado en el tiempo, es sencillamente un disparate que no se sostiene y en consecuencia, de nuevo hallamos mentiroso al citado caballero, en su afirmación de pertenencia a la clase “ungida”.
Y disparate que puede aumentar, porque si nos extendemos un poco más en el desarrollo de esta estrambótica teoría de D. Mario, ello nos llevaría a la siguiente y rocambolesca cuestión: si todos los bautizados desde el tiempo de Jesús en adelante, hubieran adquirido la condición de Hijos de Dios y por tanto, gobernantes con Cristo en el reino (Rev. 20:6) y los que no hubieran alcanzado esa relación paterno/filial con Jehová y considerados por dicho caballero, como hijos de Satanás y lo cual implica destrucción eterna en la segunda resurrección al final de los mil años (en otra sicodélica interpretación, en este caso de las dos resurrecciones de Juan 5:28-29), que nos diga por favor, sobre quienes gobernarán esos Hijos de Dios en el reino milenario y sobre quienes además, serán derramados sus benéficos servicios sacerdotales; no olvidemos que Jehová y según el pasaje citado de Rev. 20:6, no solo los hace reyes, sino también sacerdotes y se tendría que suponer, que por algo Jehová les dotaría de esa capacidad. Por lo tanto, entendemos nosotros, que mientras tenga esta espinosa cuestión pendiente de resolver y no lo tiene nada fácil, no es de recibo que vaya publicando planteamientos que sabe están fuertemente cuestionados y que por lo tanto, carecen de cualquier credibilidad.
Y tendría que saber el Sr. Olcese, que su actitud es gravísima, porque de ser cierto lo que nosotros afirmamos y eso es lo que él tiene que averiguar, resultaría que está tergiversando y por tanto, adulterando la Palabra de Dios, mediante enseñar un evangelio distinto, del que predicó Jesús, porque hasta donde nosotros conocemos, él jamás dijo nada de esto…… y ya saben lo que dijo Pablo al respecto:
“Más si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. 9 Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.” (Gál. 1:8-9).
Y no ignorarán ustedes, que el significado de la expresión “anatema”, tiene que ver con ser “maldito”, por lo que entendemos que el Sr. Olcese, debería de tomarse la cosa con un poco más de seriedad y aclarar este asunto de una puñetera vez…… y es que con las cosas de Jehová, pocas bromas. Por nuestra parte, por lo tanto, quedamos a la espera de que atienda nuestra objeción, aunque visto lo visto, mucho nos tememos que nos volveremos a quedar con las ganas…… pero advertido, queda.
MABEL
martes, 19 de julio de 2011
120 “ungidos”…… ¿o no?
Una de las enseñanzas más extendidas entre la cristiandad, es la que hace referencia a que en el momento de ser derramado el Espíritu Santo en Pentecostés de 33 E.C., el total de personas reunidas en ese momento y por tanto, receptoras de dicho espíritu, era de 120. Sin embargo y sorprendentemente, este relato que encontramos en Hech. 2:1-4 y que nos coloca en el mismo momento que se produce dicho derramamiento, no nos habla para nada de ninguna cantidad determinada de personas. Veamos la siguiente explicación:
“Ahora bien, mientras estaba en progreso el día de la fiesta del Pentecostés, todos se hallaban juntos en el mismo lugar 2 y de repente ocurrió desde el cielo un ruido exactamente como el de una brisa impetuosa y fuerte y llenó toda la casa en la cual estaban sentados. 3 Y lenguas como de fuego se les hicieron visibles y fueron distribuidas en derredor y una se asentó sobre cada uno de ellos 4 y todos se llenaron de espíritu santo y comenzaron a hablar en lenguas diferentes, así como el espíritu les concedía expresarse.”
Lógicamente y una vez leído el pasaje, la primera cuestión que se nos ocurre es la siguiente: ¿en función de qué, se deduce de este pasaje, que ahí y en ese momento se hallaban reunidas 120 personas? Obviamente en función de nada, por lo que tenemos que llegar, inevitablemente, a una segunda cuestión: entonces ¿de dónde se saca esta enseñanza? Pues de una mala e interesada lectura (una vez más), del registro sagrado, ya que dónde se nos habla de dicha cantidad, es en Hech. 1:15 y que nada tiene que ver, pues no hay relación secuencial, con el pasaje anterior:
“Ahora bien, durante estos días Pedro se levantó en medio de los hermanos y dijo (la muchedumbre de personas era en conjunto como de ciento veinte)……”.
Luego lo que se ha hecho, es entender ambos pasajes como correlativos y situarlos en el mismo lugar y en un mismo momento y lo cual, a nuestro entender, es totalmente incorrecto a tenor del contexto en que se mueve dicho relato en el libro de Hechos de los Apóstoles. Y si usted, querido lector, es una persona que nos sigue con asiduidad, seguramente recordará que desde este blog sostenemos la idea, que aspectos o requisitos básicos para un cabal entendimiento del registro sagrado, son en primer lugar, el leer correctamente y la capacidad de razonar con lógica y sentido común, sobre aquello que se ha leído. Pero sobre todo el leer correctamente, porque de no ser así, la idea que transmitimos a nuestro cerebro es equivocada o no ajustada a la realidad y en consecuencia, todo razonamiento que edifiquemos alrededor de la misma estará equivocado…… por mucha lógica y sentido común que pretendamos darle. Y en segundo lugar, pero en el mismo orden de importancia, tener muy en cuenta la relación existente entre el texto o porción que estemos considerando, con su contexto, tanto el más inmediato, como el general de las Escrituras. Luego y partiendo de estos dos requisitos, veamos si los “ungidos” en ese relato del libro de Hechos, fueron 120…... o no.
Nosotros sostenemos, como ya hemos dicho, que esa idea de 120 personas recibiendo el Espíritu Santo al mismo tiempo, es el producto de un relato pésimamente leído y lógicamente mal interpretado, que ha dado lugar a una enseñanza incorrecta y que conlleva muchas derivadas, que no hacen otra cosa que crear confusión. Y para defender nuestro planteamiento, vamos a establecer una serie de observaciones y partiendo, por supuesto, de esos dos requisitos de los que les acabamos de hablar. Veamos:
Cuando fue derramado el Espíritu Santo, se nos explica que los que lo recibieron estaban sentados en su casa o lugar de residencia, ya que el relato de ese crítico momento nos dice que “de repente, ocurrió desde el cielo un ruido exactamente como el de una brisa impetuosa y fuerte y llenó toda la casa, en la cual estaban sentados” (Hech. 2:2). Ahora bien, puesto que no se nos habla del templo, de una sinagoga u otro lugar de adoración, sino de una “casa”, obviamente estaríamos hablando de un lugar para “vivir” y no dedicado a otros menesteres, por lo tanto, tendríamos que averiguar cuántos vivían en esa casa. Y respuesta que encontramos en Hech. 1:12-13:
“Entonces ellos se volvieron a Jerusalén desde una montaña llamada el monte de los Olivos (donde se produjo la ascensión), que está cerca de Jerusalén, distante el camino de un sábado. 13 Así, cuando hubieron entrado (en Jerusalén), subieron al aposento de arriba, donde estaban alojados, tanto Pedro como Juan y Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago hijo de Alfeo y Simón el celoso y Judas, hijo de Santiago.” (Acotaciones nuestras).
Luego en ese “aposento de arriba”, solo estaban alojados (“moraban”, según versiones) o por decirlo coloquialmente, “hacían su vida” en esos cruciales días, los 11 apóstoles citados, ya que no se nos habla de nadie más; por lo tanto, no habían 120 personas en “la casa” en el momento del derramamiento del Espíritu Santo. Y aun si la Biblia no lo dijera tan claramente (al citar por nombre a los moradores de esa casa o aposento), el sentido común nos llevaría a la conclusión de que 120 personas no cabrían en los altos de una casa, aparte que 120 personas de ambos sexos y con todo lo que ello conlleva, no morarían juntos durante diez días (el intervalo de tiempo entre la ascensión de Cristo y la venida del Espíritu Santo) en el citado aposento alto. Y todo eso sin tener en cuenta, que dados los “posibles” económicos de los apóstoles, estaríamos hablando de un aposento humilde y ajustado a sus posibilidades y no de una “suite” cinco estrellas. Luego solo es razonable pensar, que allí solo moraban los apóstoles y nadie más; y ahí en su casa se encontraban cuando, de repente, fueron llenos del Espíritu Santo…… ellos y no los 120.
Luego el problema está, en el hecho de que muchos establecen una directa relación de continuidad, entre el verso 14 de ese pasaje citado y el verso 15 (que ya hemos leído) y en donde Pedro da inicio al discurso que resultaría en la elección del sustituido del traidor Judas, en el grupo de apóstoles. Y es que el verso 14 no hace más que señalar una característica que distinguía a aquellas personas (los apóstoles) que habitaban en aquella casa y que los unía, entre otros, con María, la madre de Jesús, con los hermanos de este y con algunas otras mujeres y que era la oración…… nada más. De lo contrario ¿por qué no se añadió a esas personas a la relación de los que vivían en ese aposento y en la que solo figuran los once apóstoles? Pues porque esas personas no vivían allí y además, porque las reuniones para la adoración, las efectuaban en el templo y no en una casa particular:
“Más los condujo fuera, hasta Betania y alzó las manos y los bendijo. 51 Mientras los bendecía, fue separado de ellos y comenzó a ser llevado arriba al cielo. 52 Y ellos le rindieron homenaje y regresaron a Jerusalén con gran gozo. 53 Y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios" (Luc. 24:50-53).
Por lo tanto, cuando fue derramado el Espíritu Santo, los apóstoles no estaban en el templo con otras personas, sino que estaban solos, sentados en su casa, tal como hemos visto. Máxime teniendo en cuenta la hora en que se produjo el hecho, ya que nos dice el registro escrito, que era “la hora tercera del día” (Hech. 2:15), para cuando Pedro inició su discurso y que sería, según nuestro horario actual, sobre las nueve de la mañana y por lo tanto, una hora temprana del día. Sin embargo, ya para ese momento habían ocurrido algunas cosas: el Espíritu Santo había sido derramado y la multitud de judíos “de todas las naciones bajo el cielo”, alertadas por el estruendo producido en el derramamiento del citado Espíritu Santo, había tenido tiempo suficiente de juntarse y oír, en sus propias lenguas natales, el mensaje de “las maravillas de Dios” (Hech. 2:4-11). Por lo tanto se podría deducir de ello, que el Espíritu Santo fue derramado más o menos, entre las seis y las ocho horas de aquella mañana de Pentecostés de 33 E.C., por lo que no sería normal que a esa hora y en ese aposento alto, hubiera más personas de las que habitualmente “moraban” en él, o sea, los ya en ese momento, 12 apóstoles. Por lo tanto, el resto de discípulos hasta los 120, que no vivían en esa casa, no estuvieron presentes cuando fue derramado el Espíritu Santo y por ello, se sobreentiende, no fueron receptores beneficiarios de ese derramamiento.
Por otra parte, todos los que hablaron en lenguas en el día de Pentecostés eran galileos, según la observación de los presentes: “¿no son galileos todos estos que hablan?” (Hech. 2:7). Y según el pasaje de Hech, 1:11, los apóstoles eran todos de Galilea, aunque bien es cierto, que no se nos dice si todos los demás discípulos también fuesen de Galilea. Pero como nosotros siempre hemos defendido la opinión, de que los detalles, matices u observaciones registrados en las Escrituras, son muy importantes porque nada de ello está escrito porque sí, sino con algún propósito determinado, pensamos que la observación de la multitud y registrada en las Escrituras, de que todos los que hablaban lenguas eran galileos es, como mínimo, una prueba circunstancial de que solamente los apóstoles hablaban lenguas extrañas en aquel día. Es cierto, que quizás alguien muy observador, nos podría decir y con razón, que cuando el ángel después de la ascensión de Jesús a los cielos se dirigió a los apóstoles con la expresión “Varones de Galilea” (Hech. 1:11), solo había presentes once apóstoles, luego se pudo dar la circunstancia de que el nuevo elegido, Matías, según Hech.1:26, no fuera galileo. Y aunque no lo consideramos como probable, es cierto que como opción no se podría descartar; pero no es menos cierto también que como grupo, tendríamos que seguir considerándolos como galileos. De todas maneras, ya hemos dicho que mencionamos esa cuestión, solo como un mero detalle circunstancial.
Pero volviendo a los 120 y que solo con el fin de no liarnos, supondremos que eran 120 además de los 12 apóstoles; porque claro, también podría darse el caso de que fuera en conjunto (los doce más otros discípulos) que conformaran la cantidad de 120. Por ello y no sabiendo cuál de las dos posibilidades se ajusta a la realidad (probablemente la segunda, pero…..), repetimos que solo y para entendernos, consideraremos que eran, como hemos dicho, 120 además de los apóstoles. Ya todos de acuerdo en ese extremo (suponemos), consideremos unas interrogantes que se plantearían, en el supuesto caso de que también ellos hubieran recibido el Espíritu Santo; veamos:
En primer lugar, si los 120 recibieron dicho Espíritu Santo ¿por qué Pedro y para explicar la razón de lo acontecido, dirigió la atención hacia ellos, los apóstoles y no también a los 120 restantes?:
“Pero Pedro se puso de pie con los once y levantó la voz y les hizo esta expresión: “Varones de Judea y todos ustedes los que son habitantes de Jerusalén, séales conocido esto y presten oído a mis dichos. 15 Estos (refiriéndose a sus once compañeros y por tanto, incluyéndose él mismo, pero no a más personas), de hecho, no están borrachos, como suponen ustedes, pues es la hora tercera del día”.” (Hech. 2:14-15). (Acotación nuestra).
En segundo lugar, si los 120 también hablaron en lenguas y manifestaron poderes ¿por qué entonces, los de la multitud que fueron compungidos en su corazón al oír la verdad sobre Cristo, se dirigieron exclusivamente a Pedro y los otros once restantes, para inquirir acerca de qué hacer?:
“Ahora bien, cuando aquellos oyeron esto se sintieron heridos en el corazón y dijeron a Pedro y a los demás apóstoles: “Varones, hermanos, ¿qué haremos?”.” (Hech. 2:37).
Y en tercer lugar, si los 120 primero y luego los 3.000 que fueron añadidos ese mismo día (Hech. 2:41), recibieron poderes sobrenaturales del Espíritu, ¿por qué nos indica la Escritura, que las señales y portentos eran realizados solo por los apóstoles? Pero además, es fácil entender que si los 3.000 convertidos y ya después de su bautismo, hubieran empezado a hablar en lenguas y realizar otras señales poderosas, la Biblia no habría pasado por alto un evento milagroso tan extraordinario como ese; sin embargo, no se nos dice nada de ello y sí se nos continúa señalando solo a los apóstoles, como protagonistas directos en la realización de obras poderosas:
“En realidad, empezó a sobrevenirle temor a toda alma y muchos portentos presagiosos y señales ocurrían mediante los apóstoles.” (Hech. 2:43).
No obstante, algún lector perspicaz y algo puesto en estos temas, nos podría recordar que la promesa a aquellas personas que se sintieron heridas en el corazón y acudieron a Pedro y resto de apóstoles en demanda de ayuda, había sido la siguiente:
“Pedro les dijo: “Arrepiéntanse y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados y recibirán la dádiva gratuita del espíritu santo.” (Hech. 2:38).
Y obviamente no estaría equivocado; pero si algo está claro, es que en el contexto en el que nos movemos, nada hay que nos indique que tanto los 120, como esas 3.000 personas recién convertidas (Hech.2:41), ni las que posteriormente se fueron añadiendo (Hech. 4:4), pudieran desplegar los poderes de los apóstoles. De hecho, si todos hubieran hablado en lenguas y hecho milagros ¿por qué tan tarde como en Hech. 5:12, continuamos leyendo que “mediante las manos de los apóstoles continuaron efectuándose muchas señales y portentos presagiosos entre el pueblo”? ¿Por qué, por otra parte “sacaban a los enfermos hasta a los caminos anchos y los ponían allí sobre camitas y camillas, para que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos”? Si había tantos miles de convertidos y todos recibieron el mismo poder que los apóstoles recibieron en el día de Pentecostés, ¿por qué no entraron en todas las casas de la ciudad sanando a todos los enfermos y hablando a todos en sus lenguas propias, en una gran tarea divulgativa del mensaje? ¿Por qué no salieron a otras ciudades sanando, hablando lenguas y dando testimonio para que así, no tuvieran los familiares el trabajo de traer a Jerusalén a los poseídos por espíritus inmundos, enfermos, paralíticos, etc., para que los apóstoles los sanasen? (Hech. 5:13-16). En definitiva ¿por qué, si había tanta gente con poderes, continuaba existiendo tanta dependencia de la labor de los apóstoles? Y la respuesta solo puede estar, en que los únicos dotados con esos sobrenaturales poderes eran los doce apóstoles y por tanto, los únicos sobre quienes fue derramado el referido Espíritu Santo.
Entonces ¿cuál podría ser esa “dádiva gratuita del Espíritu Santo” prometida por Pedro? Nosotros pensamos que el propio pasaje dónde se halla esta cita, nos da la solución; porque recordemos que al rechazar a Jesús, el pueblo de Israel había sido a su vez, rechazado por el propio Jehová, cuando por boca de Jesús dijo aquello de……:
“¡Miren! Su casa se les deja abandonada a ustedes. 39 Porque les digo: No me verán de ningún modo de aquí en adelante hasta que digan: “¡Bendito es el que viene en el nombre de Jehová!”.” (Mat. 23:38-39).
Ahora sí, volvamos a leer el pasaje donde se contiene la promesa de Pedro:
“Pedro les dijo: “Arrepiéntanse y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados y recibirán la dádiva gratuita del espíritu santo.” (Hech.2:38).
Luego esa “dádiva gratuita” (se nos ocurre pensar a nosotros), bien podía referirse a que Jehová y a nivel individual, les perdonaba a esos judíos (anteriormente rechazados), sus pecados y los volvía a aceptar a una posición de favor ante Él, ya que mediante su bautismo “en el nombre” de Jesucristo, habían declarado o reconocido “bendito” al Hijo de Dios…… y deseamos dejar claro, que no es más que una opinión. Pero en todo caso y fuere como fuere, de lo que sí estamos seguros es que de ninguna manera podría significar esa “dádiva gratuita” prometida por Pedro, el recibir ese mismo Espíritu Santo que ellos habían recibido y en consecuencia, los poderes que llevaba inherentes, porque el contexto es categórico al mostrarnos que eso no pudo ser así. Por lo tanto, habría que hacer una distinción, entre el recibir uno el Espíritu Santo de Jehová en señal de haber recobrado una posición aprobada ante el Creador, mediante el ejercer fe en el sacrificio redentor de Cristo y otra muy distinta, el desarrollar poderes sobrenaturales y que solo unos pocos elegidos, reconocidos como Hijos de Dios, pudieron llevar a cabo.
Y ello parece indicarlo, un suceso que se registra en Hech. 4 y cuyo desarrollo culmina en una oración (versículos 23-30), elevada al Altísimo en demanda de ayuda ante las presiones recibidas, para poder continuar “hablando tu palabra con todo denuedo” y a lo que Jehová respondió de la siguiente manera:
“Y cuando hubieron hecho ruego, el lugar donde estaban reunidos fue sacudido; y todos sin excepción quedaron llenos del espíritu santo y hablaban la palabra de Dios con denuedo.”(Hech. 4:31).
Luego lo que hizo el Jehová mediante esa manifestación de poder (el lugar fue sacudido), no fue otra cosa que darse por enterado y mediante su Espíritu Santo o fuerza activa, insuflarles el ánimo o valor necesario para vencer esos obstáculos y continuar con su obra divulgadora. Nada en ese pasaje nos da a entender otra cosa, porque la acción de Jehová resultó en que de nuevo y ya fortalecidos “hablaban la Palabra de Dios con denuedo”…… pero no se nos dice que a partir de ese momento, se manifestaran en lenguas extrañas o desarrollaran otros poderes y que de haber sido así, obviamente habría quedado registrado en los Santos Escritos.
Y que ello es así como lo decimos, nos lo prueba y como ya hemos citado hace un momento, Hech. 5:12, en dónde se nos sigue señalando que era mediante las manos de los apóstoles, que continuaron efectuándose muchas señales y portentos presagiosos entre el pueblo, al grado que las multitudes (verso 15) sacaban a los enfermos a los bordes del camino por dónde tenían que pasar los apóstoles y los ponían allí sobre camillas, para que al paso de alguno de ellos (en el caso citado, Pedro), por lo menos su sombra cayera sobre alguno de los enfermos y este fuera sanado. Pero eso no sería razonable, si muchísimas más personas y como parece querer darnos a entender el pasaje que acabamos de considerar, hubieran estado en posesión de los poderes de los apóstoles…… ¿no creen? Luego parece ser que una cosa era disfrutar del Espíritu Santo y otra muy distinta, poseer los poderes de los que estaban revestidos los apóstoles, que repetimos, hasta ese momento, solo poseían ellos…… al menos, eso entendemos nosotros.
Y es que por otra parte, aunque es obvio que otros estuvieron presentes cuando Cristo ascendió a los cielos, no es menos cierto que Jesús se dirigió exclusivamente a los apóstoles cuando declaró que “recibirían poder" (Hech. 1:8). Incluso momentos después de la ascensión de Jesucristo, los ángeles observaron idéntica actitud, al dirigirse únicamente a los apóstoles como “varones galileos”. Así por tanto, vemos que la promesa de Jesucristo de dar poderes sobrenaturales fue cumplida primero y por algún tiempo, en los apóstoles y después, de manera gradual, esa capacidad ya fue transmitida a otros miembros de la iglesia y siendo el primer caso que se conoce de discípulos que recibieron poderes, el de los siete escogidos para desempeñar el papel de diáconos en la iglesia en Jerusalén (Hech. 6:1-8). Estos recibieron sus dones mediante la imposición de las manos de los apóstoles, pero sin embargo, no recibieron la misma medida del Espíritu que habían recibido los apóstoles, ya que si bien podían desarrollar distintos poderes, no tenían la capacidad de poder transmitírselos a otros.
Por lo que queda claro, que en un principio, solo los apóstoles hablaron en lenguas extrañas (otros idiomas que podían hablar y entender mediante el poder sobrenatural del Espíritu) y pudieron hacer portentos o actos milagros. Después y como ya hemos dicho, muchos otros y siempre mediante la imposición de manos por parte de los apóstoles, recibieron de Jehová, la capacidad de efectuar obras poderosas, excepto y como hemos señalado, el poder transmitir esa capacidad a otros; y es que esa capacidad de poder transmitir el Espíritu Santo que reconocía a uno como Hijo adoptivo de Dios y los poderes que llevaba inherentes, inició el Pentecostés de 33 E.C. en un pequeño aposento en la ciudad de Jerusalén, sobre doce personas (los apóstoles) y acabó, en el año 99 de ese primer siglo, con la muerte de la última de esas personas que quedaba con vida, el apóstol Juan. Por lo tanto y a partir de ese momento y digan lo que digan algunos que absurdamente se hacen llamar “ungidos” y como tal, se consideran Hijos de Dios, no ha existido sobre la Tierra nadie que pueda probar su ungimiento mediante las preceptivas obras poderosa que acompañaron a aquellos que sí lo eran, como los apóstoles y acreditar por tanto, ser un verdadero Hijo de Dios.
Luego todo considerado, entendemos que queda perfectamente establecido, que en Pentecostés de 33 E.C., solo sobre los apóstoles fue derramado el Espíritu Santo de adopción como Hijos de Dios y con ello, los poderes que llevaba inherentes y no sobre una multitud de 120 personas. Ahora bien, quizás alguno se pregunte, hasta qué grado eso importante esa cuestión, para personas que vivimos casi 2.000 años después de ese suceso y a lo que, por nuestra parte tenemos que responder, que como mínimo nos lleva a cumplir con la voluntad de Jehová y algo de lo que dependerá nuestra vida en un futuro…… y que no es poco:
“Esto es excelente y acepto a vista de nuestro Salvador, Dios, 4 cuya voluntad es que hombres de toda clase se salven y lleguen a un conocimiento exacto de la verdad.” (1 Tim. 2:3-4).
Porque si usted aprende algo distinto de lo que dice el registro sagrado, usted estará aprendiendo una mentira y por tanto, rebelándose en contra de esa voluntad manifestada, por lo que será hallado opositor a Jehová y eso no es ninguna broma.
Pero es que además y dado que la Biblia es un relato armonioso como un todo, si falla un solo aspecto de ella, se resiente todo el relato y las cosas empiezan a no cuadrar. Es como hemos dicho al principio: cuando se parte de un supuesto equivocado, todo lo que se pretenda edificar en torno a él estará equivocad0, al estar viciado de inicio. Porque supongamos que aceptamos el hecho de que aquellos 120, así como los que se siguieron sumando a ellos, también recibieron el Espíritu Santo como lo recibieron los apóstoles; pues bien, ello nos llevaría a tener que aceptar y contrario al contexto bíblico (ver nuestro artículo “Ungidos…… ¿y ungidas?”), que la mujeres también formarán parte del gobierno del reino de Dios, en calidad de reyes y sacerdotes (o reinas y sacerdotisas, claro). Porque claro, entre esos 120, se hallaba María, la madre de Jesús, junto a otras mujeres y porque entre los que se fueron añadiendo posteriormente, se nos dice que fueron “multitudes de varones, así como de mujeres” (Hech. 5:14). Pero si eso no es lo que dice Jehová en su Palabra, usted estaría aprendiendo una mentira.
Por otra parte y si este Espíritu Santo y los poderes que llevaba inherentes, no hubieran estado limitados a los doce apóstoles y a aquellos que por dirección divina, ellos transfirieran mediante la directa imposición de manos y que recordemos, ya no podían transmitírselo a otros, esa selección de personas “ungidas” por Espíritu Santo y por tanto reconocidas como Hijos de Dios (con los consiguientes poderes), no se habría acabado nunca. Y ello resultaría, por una parte, en que desde que inició el cristianismo y hasta nuestros días, la cantidad de personas reconocidas como Hijos de Dios y por tanto, con derecho de gobernar en el reino de Dios junto a Jesucristo, sería astronómica cuantitativamente hablando. Pero circunstancia que se daría de bofetadas, con lo que Jesús menciono acerca de esta cuestión:
“No teman, rebaño pequeño, porque su Padre ha aprobado darles el reino” (Luc. 12:32).
Luego parece claro, que la voluntad del Altísimo era dar el reino a un reducido grupo de personas y no el que una cantidad astronómica, quizás “millones miles de millones”, como tan alegremente afirma el amigo Apologista Mario Olcese, tomaran posesión de él en calidad de reyes y sacerdotes…… por lo tanto, aquí hay algo que no cuadra.
Por otra parte y de no estar limitado a los apóstoles, el transmitir ese Espíritu Santo y los poderes que le acompañaban, mediante la imposición de manos, sino que se hubiera ido transmitiendo libremente de unos a otros y de forma automática (mediante el bautismo en agua, según Apologista) y hasta el día de hoy, obviamente tendríamos que encontrar personas con esta capacidad de desplegar poderes sobrenaturales, hasta debajo de las piedras, pero…… ¿usted ha visto alguna persona, capaz de hablar en lenguas (entendibles por supuesto), expulsar demonios, sanar enfermos, restaurar paralíticos…… o quizás levantar muertos? Nosotros desde luego no, por lo que de nuevo tenemos que maliciarnos, que algo está fallando en esta enseñanza…… dicho en otras palabras, es mentira.
Pero si resulta que realmente solo los apóstoles recibieron ese Espíritu Santo y con ello, los poderes que llevaba inherentes, todos los que hoy defienden lo contrario, resultarían ser falsos y engañosos maestros:
“Sin embargo, llegó a haber también falsos profetas entre el pueblo, como también habrá falsos maestros entre ustedes. Estos mismísimos introducirán calladamente sectas destructivas y repudiarán hasta al dueño que los compró, trayendo sobre sí mismos destrucción acelerada.” (1 Ped. 2:1).
Luego sería obvio que nada de lo que proviniera de esas personas, sería algo que resultara beneficioso para usted en la relación con su Creador y por lo tanto, su vida futura puesta en peligro. No olvide que Pablo, que como todos los escritores bíblicos hablaba bajo inspiración divina (2 Tim. 3:16), luego el consejo viene directamente de Jehová, ya nos estimuló a lo siguiente:
“Asegúrense de todas las cosas; adhiéranse firmemente a lo que es excelente.” (1 Tes. 5:21).
Y queda claro, que una enseñanza que no se ajusta a la verdad, no puede ser considerada como algo excelente ¿no es sí? Y si nuestro Creador nos aconsejó en ese sentido…… por algo lo hizo. Luego no es asunto baladí el que hemos tratado sobre los supuestos 120 “ungidos” en el día de Pentecostés de 33 E.C., porque ya ha visto la que se puede montar, partiendo de esa falsa concepción del asunto en cuestión.
Y eso querido lector, es lo que nosotros entendemos por leer correctamente, razonar con lógica y sentido común, a la vez que respetar el contexto en el que se halla circunscrito un pasaje o porción escritural, bien sea el más inmediato o si procede (que no ha sido el caso), al general de las Escrituras. Y si no estamos equivocados en nuestra pretensión, el tomar nota de ello le tiene que ayudar a aprender el separar el grano de la paja, en aquellas cosas relacionadas con su Creador y asegurarse que lo que está usted aprendiendo, es solo la verdad.Y es por eso que nosotros siempre aconsejamos, no fiarse un pelo de lo que le puedan contar (venga de quién venga y se lo cuente quién se lo cuente) y Biblia en mano, comprobar si lo que le han dicho o ha leído, se ajusta al contenido escritural o no, ya que en última instancia, usted será el responsable ante su Creador de las decisiones que tome en un momento determinado (Gál. 6:5).
MABEL
Una de las enseñanzas más extendidas entre la cristiandad, es la que hace referencia a que en el momento de ser derramado el Espíritu Santo en Pentecostés de 33 E.C., el total de personas reunidas en ese momento y por tanto, receptoras de dicho espíritu, era de 120. Sin embargo y sorprendentemente, este relato que encontramos en Hech. 2:1-4 y que nos coloca en el mismo momento que se produce dicho derramamiento, no nos habla para nada de ninguna cantidad determinada de personas. Veamos la siguiente explicación:
“Ahora bien, mientras estaba en progreso el día de la fiesta del Pentecostés, todos se hallaban juntos en el mismo lugar 2 y de repente ocurrió desde el cielo un ruido exactamente como el de una brisa impetuosa y fuerte y llenó toda la casa en la cual estaban sentados. 3 Y lenguas como de fuego se les hicieron visibles y fueron distribuidas en derredor y una se asentó sobre cada uno de ellos 4 y todos se llenaron de espíritu santo y comenzaron a hablar en lenguas diferentes, así como el espíritu les concedía expresarse.”
Lógicamente y una vez leído el pasaje, la primera cuestión que se nos ocurre es la siguiente: ¿en función de qué, se deduce de este pasaje, que ahí y en ese momento se hallaban reunidas 120 personas? Obviamente en función de nada, por lo que tenemos que llegar, inevitablemente, a una segunda cuestión: entonces ¿de dónde se saca esta enseñanza? Pues de una mala e interesada lectura (una vez más), del registro sagrado, ya que dónde se nos habla de dicha cantidad, es en Hech. 1:15 y que nada tiene que ver, pues no hay relación secuencial, con el pasaje anterior:
“Ahora bien, durante estos días Pedro se levantó en medio de los hermanos y dijo (la muchedumbre de personas era en conjunto como de ciento veinte)……”.
Luego lo que se ha hecho, es entender ambos pasajes como correlativos y situarlos en el mismo lugar y en un mismo momento y lo cual, a nuestro entender, es totalmente incorrecto a tenor del contexto en que se mueve dicho relato en el libro de Hechos de los Apóstoles. Y si usted, querido lector, es una persona que nos sigue con asiduidad, seguramente recordará que desde este blog sostenemos la idea, que aspectos o requisitos básicos para un cabal entendimiento del registro sagrado, son en primer lugar, el leer correctamente y la capacidad de razonar con lógica y sentido común, sobre aquello que se ha leído. Pero sobre todo el leer correctamente, porque de no ser así, la idea que transmitimos a nuestro cerebro es equivocada o no ajustada a la realidad y en consecuencia, todo razonamiento que edifiquemos alrededor de la misma estará equivocado…… por mucha lógica y sentido común que pretendamos darle. Y en segundo lugar, pero en el mismo orden de importancia, tener muy en cuenta la relación existente entre el texto o porción que estemos considerando, con su contexto, tanto el más inmediato, como el general de las Escrituras. Luego y partiendo de estos dos requisitos, veamos si los “ungidos” en ese relato del libro de Hechos, fueron 120…... o no.
Nosotros sostenemos, como ya hemos dicho, que esa idea de 120 personas recibiendo el Espíritu Santo al mismo tiempo, es el producto de un relato pésimamente leído y lógicamente mal interpretado, que ha dado lugar a una enseñanza incorrecta y que conlleva muchas derivadas, que no hacen otra cosa que crear confusión. Y para defender nuestro planteamiento, vamos a establecer una serie de observaciones y partiendo, por supuesto, de esos dos requisitos de los que les acabamos de hablar. Veamos:
Cuando fue derramado el Espíritu Santo, se nos explica que los que lo recibieron estaban sentados en su casa o lugar de residencia, ya que el relato de ese crítico momento nos dice que “de repente, ocurrió desde el cielo un ruido exactamente como el de una brisa impetuosa y fuerte y llenó toda la casa, en la cual estaban sentados” (Hech. 2:2). Ahora bien, puesto que no se nos habla del templo, de una sinagoga u otro lugar de adoración, sino de una “casa”, obviamente estaríamos hablando de un lugar para “vivir” y no dedicado a otros menesteres, por lo tanto, tendríamos que averiguar cuántos vivían en esa casa. Y respuesta que encontramos en Hech. 1:12-13:
“Entonces ellos se volvieron a Jerusalén desde una montaña llamada el monte de los Olivos (donde se produjo la ascensión), que está cerca de Jerusalén, distante el camino de un sábado. 13 Así, cuando hubieron entrado (en Jerusalén), subieron al aposento de arriba, donde estaban alojados, tanto Pedro como Juan y Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago hijo de Alfeo y Simón el celoso y Judas, hijo de Santiago.” (Acotaciones nuestras).
Luego en ese “aposento de arriba”, solo estaban alojados (“moraban”, según versiones) o por decirlo coloquialmente, “hacían su vida” en esos cruciales días, los 11 apóstoles citados, ya que no se nos habla de nadie más; por lo tanto, no habían 120 personas en “la casa” en el momento del derramamiento del Espíritu Santo. Y aun si la Biblia no lo dijera tan claramente (al citar por nombre a los moradores de esa casa o aposento), el sentido común nos llevaría a la conclusión de que 120 personas no cabrían en los altos de una casa, aparte que 120 personas de ambos sexos y con todo lo que ello conlleva, no morarían juntos durante diez días (el intervalo de tiempo entre la ascensión de Cristo y la venida del Espíritu Santo) en el citado aposento alto. Y todo eso sin tener en cuenta, que dados los “posibles” económicos de los apóstoles, estaríamos hablando de un aposento humilde y ajustado a sus posibilidades y no de una “suite” cinco estrellas. Luego solo es razonable pensar, que allí solo moraban los apóstoles y nadie más; y ahí en su casa se encontraban cuando, de repente, fueron llenos del Espíritu Santo…… ellos y no los 120.
Luego el problema está, en el hecho de que muchos establecen una directa relación de continuidad, entre el verso 14 de ese pasaje citado y el verso 15 (que ya hemos leído) y en donde Pedro da inicio al discurso que resultaría en la elección del sustituido del traidor Judas, en el grupo de apóstoles. Y es que el verso 14 no hace más que señalar una característica que distinguía a aquellas personas (los apóstoles) que habitaban en aquella casa y que los unía, entre otros, con María, la madre de Jesús, con los hermanos de este y con algunas otras mujeres y que era la oración…… nada más. De lo contrario ¿por qué no se añadió a esas personas a la relación de los que vivían en ese aposento y en la que solo figuran los once apóstoles? Pues porque esas personas no vivían allí y además, porque las reuniones para la adoración, las efectuaban en el templo y no en una casa particular:
“Más los condujo fuera, hasta Betania y alzó las manos y los bendijo. 51 Mientras los bendecía, fue separado de ellos y comenzó a ser llevado arriba al cielo. 52 Y ellos le rindieron homenaje y regresaron a Jerusalén con gran gozo. 53 Y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios" (Luc. 24:50-53).
Por lo tanto, cuando fue derramado el Espíritu Santo, los apóstoles no estaban en el templo con otras personas, sino que estaban solos, sentados en su casa, tal como hemos visto. Máxime teniendo en cuenta la hora en que se produjo el hecho, ya que nos dice el registro escrito, que era “la hora tercera del día” (Hech. 2:15), para cuando Pedro inició su discurso y que sería, según nuestro horario actual, sobre las nueve de la mañana y por lo tanto, una hora temprana del día. Sin embargo, ya para ese momento habían ocurrido algunas cosas: el Espíritu Santo había sido derramado y la multitud de judíos “de todas las naciones bajo el cielo”, alertadas por el estruendo producido en el derramamiento del citado Espíritu Santo, había tenido tiempo suficiente de juntarse y oír, en sus propias lenguas natales, el mensaje de “las maravillas de Dios” (Hech. 2:4-11). Por lo tanto se podría deducir de ello, que el Espíritu Santo fue derramado más o menos, entre las seis y las ocho horas de aquella mañana de Pentecostés de 33 E.C., por lo que no sería normal que a esa hora y en ese aposento alto, hubiera más personas de las que habitualmente “moraban” en él, o sea, los ya en ese momento, 12 apóstoles. Por lo tanto, el resto de discípulos hasta los 120, que no vivían en esa casa, no estuvieron presentes cuando fue derramado el Espíritu Santo y por ello, se sobreentiende, no fueron receptores beneficiarios de ese derramamiento.
Por otra parte, todos los que hablaron en lenguas en el día de Pentecostés eran galileos, según la observación de los presentes: “¿no son galileos todos estos que hablan?” (Hech. 2:7). Y según el pasaje de Hech, 1:11, los apóstoles eran todos de Galilea, aunque bien es cierto, que no se nos dice si todos los demás discípulos también fuesen de Galilea. Pero como nosotros siempre hemos defendido la opinión, de que los detalles, matices u observaciones registrados en las Escrituras, son muy importantes porque nada de ello está escrito porque sí, sino con algún propósito determinado, pensamos que la observación de la multitud y registrada en las Escrituras, de que todos los que hablaban lenguas eran galileos es, como mínimo, una prueba circunstancial de que solamente los apóstoles hablaban lenguas extrañas en aquel día. Es cierto, que quizás alguien muy observador, nos podría decir y con razón, que cuando el ángel después de la ascensión de Jesús a los cielos se dirigió a los apóstoles con la expresión “Varones de Galilea” (Hech. 1:11), solo había presentes once apóstoles, luego se pudo dar la circunstancia de que el nuevo elegido, Matías, según Hech.1:26, no fuera galileo. Y aunque no lo consideramos como probable, es cierto que como opción no se podría descartar; pero no es menos cierto también que como grupo, tendríamos que seguir considerándolos como galileos. De todas maneras, ya hemos dicho que mencionamos esa cuestión, solo como un mero detalle circunstancial.
Pero volviendo a los 120 y que solo con el fin de no liarnos, supondremos que eran 120 además de los 12 apóstoles; porque claro, también podría darse el caso de que fuera en conjunto (los doce más otros discípulos) que conformaran la cantidad de 120. Por ello y no sabiendo cuál de las dos posibilidades se ajusta a la realidad (probablemente la segunda, pero…..), repetimos que solo y para entendernos, consideraremos que eran, como hemos dicho, 120 además de los apóstoles. Ya todos de acuerdo en ese extremo (suponemos), consideremos unas interrogantes que se plantearían, en el supuesto caso de que también ellos hubieran recibido el Espíritu Santo; veamos:
En primer lugar, si los 120 recibieron dicho Espíritu Santo ¿por qué Pedro y para explicar la razón de lo acontecido, dirigió la atención hacia ellos, los apóstoles y no también a los 120 restantes?:
“Pero Pedro se puso de pie con los once y levantó la voz y les hizo esta expresión: “Varones de Judea y todos ustedes los que son habitantes de Jerusalén, séales conocido esto y presten oído a mis dichos. 15 Estos (refiriéndose a sus once compañeros y por tanto, incluyéndose él mismo, pero no a más personas), de hecho, no están borrachos, como suponen ustedes, pues es la hora tercera del día”.” (Hech. 2:14-15). (Acotación nuestra).
En segundo lugar, si los 120 también hablaron en lenguas y manifestaron poderes ¿por qué entonces, los de la multitud que fueron compungidos en su corazón al oír la verdad sobre Cristo, se dirigieron exclusivamente a Pedro y los otros once restantes, para inquirir acerca de qué hacer?:
“Ahora bien, cuando aquellos oyeron esto se sintieron heridos en el corazón y dijeron a Pedro y a los demás apóstoles: “Varones, hermanos, ¿qué haremos?”.” (Hech. 2:37).
Y en tercer lugar, si los 120 primero y luego los 3.000 que fueron añadidos ese mismo día (Hech. 2:41), recibieron poderes sobrenaturales del Espíritu, ¿por qué nos indica la Escritura, que las señales y portentos eran realizados solo por los apóstoles? Pero además, es fácil entender que si los 3.000 convertidos y ya después de su bautismo, hubieran empezado a hablar en lenguas y realizar otras señales poderosas, la Biblia no habría pasado por alto un evento milagroso tan extraordinario como ese; sin embargo, no se nos dice nada de ello y sí se nos continúa señalando solo a los apóstoles, como protagonistas directos en la realización de obras poderosas:
“En realidad, empezó a sobrevenirle temor a toda alma y muchos portentos presagiosos y señales ocurrían mediante los apóstoles.” (Hech. 2:43).
No obstante, algún lector perspicaz y algo puesto en estos temas, nos podría recordar que la promesa a aquellas personas que se sintieron heridas en el corazón y acudieron a Pedro y resto de apóstoles en demanda de ayuda, había sido la siguiente:
“Pedro les dijo: “Arrepiéntanse y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados y recibirán la dádiva gratuita del espíritu santo.” (Hech. 2:38).
Y obviamente no estaría equivocado; pero si algo está claro, es que en el contexto en el que nos movemos, nada hay que nos indique que tanto los 120, como esas 3.000 personas recién convertidas (Hech.2:41), ni las que posteriormente se fueron añadiendo (Hech. 4:4), pudieran desplegar los poderes de los apóstoles. De hecho, si todos hubieran hablado en lenguas y hecho milagros ¿por qué tan tarde como en Hech. 5:12, continuamos leyendo que “mediante las manos de los apóstoles continuaron efectuándose muchas señales y portentos presagiosos entre el pueblo”? ¿Por qué, por otra parte “sacaban a los enfermos hasta a los caminos anchos y los ponían allí sobre camitas y camillas, para que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos”? Si había tantos miles de convertidos y todos recibieron el mismo poder que los apóstoles recibieron en el día de Pentecostés, ¿por qué no entraron en todas las casas de la ciudad sanando a todos los enfermos y hablando a todos en sus lenguas propias, en una gran tarea divulgativa del mensaje? ¿Por qué no salieron a otras ciudades sanando, hablando lenguas y dando testimonio para que así, no tuvieran los familiares el trabajo de traer a Jerusalén a los poseídos por espíritus inmundos, enfermos, paralíticos, etc., para que los apóstoles los sanasen? (Hech. 5:13-16). En definitiva ¿por qué, si había tanta gente con poderes, continuaba existiendo tanta dependencia de la labor de los apóstoles? Y la respuesta solo puede estar, en que los únicos dotados con esos sobrenaturales poderes eran los doce apóstoles y por tanto, los únicos sobre quienes fue derramado el referido Espíritu Santo.
Entonces ¿cuál podría ser esa “dádiva gratuita del Espíritu Santo” prometida por Pedro? Nosotros pensamos que el propio pasaje dónde se halla esta cita, nos da la solución; porque recordemos que al rechazar a Jesús, el pueblo de Israel había sido a su vez, rechazado por el propio Jehová, cuando por boca de Jesús dijo aquello de……:
“¡Miren! Su casa se les deja abandonada a ustedes. 39 Porque les digo: No me verán de ningún modo de aquí en adelante hasta que digan: “¡Bendito es el que viene en el nombre de Jehová!”.” (Mat. 23:38-39).
Ahora sí, volvamos a leer el pasaje donde se contiene la promesa de Pedro:
“Pedro les dijo: “Arrepiéntanse y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados y recibirán la dádiva gratuita del espíritu santo.” (Hech.2:38).
Luego esa “dádiva gratuita” (se nos ocurre pensar a nosotros), bien podía referirse a que Jehová y a nivel individual, les perdonaba a esos judíos (anteriormente rechazados), sus pecados y los volvía a aceptar a una posición de favor ante Él, ya que mediante su bautismo “en el nombre” de Jesucristo, habían declarado o reconocido “bendito” al Hijo de Dios…… y deseamos dejar claro, que no es más que una opinión. Pero en todo caso y fuere como fuere, de lo que sí estamos seguros es que de ninguna manera podría significar esa “dádiva gratuita” prometida por Pedro, el recibir ese mismo Espíritu Santo que ellos habían recibido y en consecuencia, los poderes que llevaba inherentes, porque el contexto es categórico al mostrarnos que eso no pudo ser así. Por lo tanto, habría que hacer una distinción, entre el recibir uno el Espíritu Santo de Jehová en señal de haber recobrado una posición aprobada ante el Creador, mediante el ejercer fe en el sacrificio redentor de Cristo y otra muy distinta, el desarrollar poderes sobrenaturales y que solo unos pocos elegidos, reconocidos como Hijos de Dios, pudieron llevar a cabo.
Y ello parece indicarlo, un suceso que se registra en Hech. 4 y cuyo desarrollo culmina en una oración (versículos 23-30), elevada al Altísimo en demanda de ayuda ante las presiones recibidas, para poder continuar “hablando tu palabra con todo denuedo” y a lo que Jehová respondió de la siguiente manera:
“Y cuando hubieron hecho ruego, el lugar donde estaban reunidos fue sacudido; y todos sin excepción quedaron llenos del espíritu santo y hablaban la palabra de Dios con denuedo.”(Hech. 4:31).
Luego lo que hizo el Jehová mediante esa manifestación de poder (el lugar fue sacudido), no fue otra cosa que darse por enterado y mediante su Espíritu Santo o fuerza activa, insuflarles el ánimo o valor necesario para vencer esos obstáculos y continuar con su obra divulgadora. Nada en ese pasaje nos da a entender otra cosa, porque la acción de Jehová resultó en que de nuevo y ya fortalecidos “hablaban la Palabra de Dios con denuedo”…… pero no se nos dice que a partir de ese momento, se manifestaran en lenguas extrañas o desarrollaran otros poderes y que de haber sido así, obviamente habría quedado registrado en los Santos Escritos.
Y que ello es así como lo decimos, nos lo prueba y como ya hemos citado hace un momento, Hech. 5:12, en dónde se nos sigue señalando que era mediante las manos de los apóstoles, que continuaron efectuándose muchas señales y portentos presagiosos entre el pueblo, al grado que las multitudes (verso 15) sacaban a los enfermos a los bordes del camino por dónde tenían que pasar los apóstoles y los ponían allí sobre camillas, para que al paso de alguno de ellos (en el caso citado, Pedro), por lo menos su sombra cayera sobre alguno de los enfermos y este fuera sanado. Pero eso no sería razonable, si muchísimas más personas y como parece querer darnos a entender el pasaje que acabamos de considerar, hubieran estado en posesión de los poderes de los apóstoles…… ¿no creen? Luego parece ser que una cosa era disfrutar del Espíritu Santo y otra muy distinta, poseer los poderes de los que estaban revestidos los apóstoles, que repetimos, hasta ese momento, solo poseían ellos…… al menos, eso entendemos nosotros.
Y es que por otra parte, aunque es obvio que otros estuvieron presentes cuando Cristo ascendió a los cielos, no es menos cierto que Jesús se dirigió exclusivamente a los apóstoles cuando declaró que “recibirían poder" (Hech. 1:8). Incluso momentos después de la ascensión de Jesucristo, los ángeles observaron idéntica actitud, al dirigirse únicamente a los apóstoles como “varones galileos”. Así por tanto, vemos que la promesa de Jesucristo de dar poderes sobrenaturales fue cumplida primero y por algún tiempo, en los apóstoles y después, de manera gradual, esa capacidad ya fue transmitida a otros miembros de la iglesia y siendo el primer caso que se conoce de discípulos que recibieron poderes, el de los siete escogidos para desempeñar el papel de diáconos en la iglesia en Jerusalén (Hech. 6:1-8). Estos recibieron sus dones mediante la imposición de las manos de los apóstoles, pero sin embargo, no recibieron la misma medida del Espíritu que habían recibido los apóstoles, ya que si bien podían desarrollar distintos poderes, no tenían la capacidad de poder transmitírselos a otros.
Por lo que queda claro, que en un principio, solo los apóstoles hablaron en lenguas extrañas (otros idiomas que podían hablar y entender mediante el poder sobrenatural del Espíritu) y pudieron hacer portentos o actos milagros. Después y como ya hemos dicho, muchos otros y siempre mediante la imposición de manos por parte de los apóstoles, recibieron de Jehová, la capacidad de efectuar obras poderosas, excepto y como hemos señalado, el poder transmitir esa capacidad a otros; y es que esa capacidad de poder transmitir el Espíritu Santo que reconocía a uno como Hijo adoptivo de Dios y los poderes que llevaba inherentes, inició el Pentecostés de 33 E.C. en un pequeño aposento en la ciudad de Jerusalén, sobre doce personas (los apóstoles) y acabó, en el año 99 de ese primer siglo, con la muerte de la última de esas personas que quedaba con vida, el apóstol Juan. Por lo tanto y a partir de ese momento y digan lo que digan algunos que absurdamente se hacen llamar “ungidos” y como tal, se consideran Hijos de Dios, no ha existido sobre la Tierra nadie que pueda probar su ungimiento mediante las preceptivas obras poderosa que acompañaron a aquellos que sí lo eran, como los apóstoles y acreditar por tanto, ser un verdadero Hijo de Dios.
Luego todo considerado, entendemos que queda perfectamente establecido, que en Pentecostés de 33 E.C., solo sobre los apóstoles fue derramado el Espíritu Santo de adopción como Hijos de Dios y con ello, los poderes que llevaba inherentes y no sobre una multitud de 120 personas. Ahora bien, quizás alguno se pregunte, hasta qué grado eso importante esa cuestión, para personas que vivimos casi 2.000 años después de ese suceso y a lo que, por nuestra parte tenemos que responder, que como mínimo nos lleva a cumplir con la voluntad de Jehová y algo de lo que dependerá nuestra vida en un futuro…… y que no es poco:
“Esto es excelente y acepto a vista de nuestro Salvador, Dios, 4 cuya voluntad es que hombres de toda clase se salven y lleguen a un conocimiento exacto de la verdad.” (1 Tim. 2:3-4).
Porque si usted aprende algo distinto de lo que dice el registro sagrado, usted estará aprendiendo una mentira y por tanto, rebelándose en contra de esa voluntad manifestada, por lo que será hallado opositor a Jehová y eso no es ninguna broma.
Pero es que además y dado que la Biblia es un relato armonioso como un todo, si falla un solo aspecto de ella, se resiente todo el relato y las cosas empiezan a no cuadrar. Es como hemos dicho al principio: cuando se parte de un supuesto equivocado, todo lo que se pretenda edificar en torno a él estará equivocad0, al estar viciado de inicio. Porque supongamos que aceptamos el hecho de que aquellos 120, así como los que se siguieron sumando a ellos, también recibieron el Espíritu Santo como lo recibieron los apóstoles; pues bien, ello nos llevaría a tener que aceptar y contrario al contexto bíblico (ver nuestro artículo “Ungidos…… ¿y ungidas?”), que la mujeres también formarán parte del gobierno del reino de Dios, en calidad de reyes y sacerdotes (o reinas y sacerdotisas, claro). Porque claro, entre esos 120, se hallaba María, la madre de Jesús, junto a otras mujeres y porque entre los que se fueron añadiendo posteriormente, se nos dice que fueron “multitudes de varones, así como de mujeres” (Hech. 5:14). Pero si eso no es lo que dice Jehová en su Palabra, usted estaría aprendiendo una mentira.
Por otra parte y si este Espíritu Santo y los poderes que llevaba inherentes, no hubieran estado limitados a los doce apóstoles y a aquellos que por dirección divina, ellos transfirieran mediante la directa imposición de manos y que recordemos, ya no podían transmitírselo a otros, esa selección de personas “ungidas” por Espíritu Santo y por tanto reconocidas como Hijos de Dios (con los consiguientes poderes), no se habría acabado nunca. Y ello resultaría, por una parte, en que desde que inició el cristianismo y hasta nuestros días, la cantidad de personas reconocidas como Hijos de Dios y por tanto, con derecho de gobernar en el reino de Dios junto a Jesucristo, sería astronómica cuantitativamente hablando. Pero circunstancia que se daría de bofetadas, con lo que Jesús menciono acerca de esta cuestión:
“No teman, rebaño pequeño, porque su Padre ha aprobado darles el reino” (Luc. 12:32).
Luego parece claro, que la voluntad del Altísimo era dar el reino a un reducido grupo de personas y no el que una cantidad astronómica, quizás “millones miles de millones”, como tan alegremente afirma el amigo Apologista Mario Olcese, tomaran posesión de él en calidad de reyes y sacerdotes…… por lo tanto, aquí hay algo que no cuadra.
Por otra parte y de no estar limitado a los apóstoles, el transmitir ese Espíritu Santo y los poderes que le acompañaban, mediante la imposición de manos, sino que se hubiera ido transmitiendo libremente de unos a otros y de forma automática (mediante el bautismo en agua, según Apologista) y hasta el día de hoy, obviamente tendríamos que encontrar personas con esta capacidad de desplegar poderes sobrenaturales, hasta debajo de las piedras, pero…… ¿usted ha visto alguna persona, capaz de hablar en lenguas (entendibles por supuesto), expulsar demonios, sanar enfermos, restaurar paralíticos…… o quizás levantar muertos? Nosotros desde luego no, por lo que de nuevo tenemos que maliciarnos, que algo está fallando en esta enseñanza…… dicho en otras palabras, es mentira.
Pero si resulta que realmente solo los apóstoles recibieron ese Espíritu Santo y con ello, los poderes que llevaba inherentes, todos los que hoy defienden lo contrario, resultarían ser falsos y engañosos maestros:
“Sin embargo, llegó a haber también falsos profetas entre el pueblo, como también habrá falsos maestros entre ustedes. Estos mismísimos introducirán calladamente sectas destructivas y repudiarán hasta al dueño que los compró, trayendo sobre sí mismos destrucción acelerada.” (1 Ped. 2:1).
Luego sería obvio que nada de lo que proviniera de esas personas, sería algo que resultara beneficioso para usted en la relación con su Creador y por lo tanto, su vida futura puesta en peligro. No olvide que Pablo, que como todos los escritores bíblicos hablaba bajo inspiración divina (2 Tim. 3:16), luego el consejo viene directamente de Jehová, ya nos estimuló a lo siguiente:
“Asegúrense de todas las cosas; adhiéranse firmemente a lo que es excelente.” (1 Tes. 5:21).
Y queda claro, que una enseñanza que no se ajusta a la verdad, no puede ser considerada como algo excelente ¿no es sí? Y si nuestro Creador nos aconsejó en ese sentido…… por algo lo hizo. Luego no es asunto baladí el que hemos tratado sobre los supuestos 120 “ungidos” en el día de Pentecostés de 33 E.C., porque ya ha visto la que se puede montar, partiendo de esa falsa concepción del asunto en cuestión.
Y eso querido lector, es lo que nosotros entendemos por leer correctamente, razonar con lógica y sentido común, a la vez que respetar el contexto en el que se halla circunscrito un pasaje o porción escritural, bien sea el más inmediato o si procede (que no ha sido el caso), al general de las Escrituras. Y si no estamos equivocados en nuestra pretensión, el tomar nota de ello le tiene que ayudar a aprender el separar el grano de la paja, en aquellas cosas relacionadas con su Creador y asegurarse que lo que está usted aprendiendo, es solo la verdad.Y es por eso que nosotros siempre aconsejamos, no fiarse un pelo de lo que le puedan contar (venga de quién venga y se lo cuente quién se lo cuente) y Biblia en mano, comprobar si lo que le han dicho o ha leído, se ajusta al contenido escritural o no, ya que en última instancia, usted será el responsable ante su Creador de las decisiones que tome en un momento determinado (Gál. 6:5).
MABEL
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jueves, 14 de julio de 2011
Ungidos…… ¿y “ungidas”?
Sí, sí, ya sabemos que nos metemos en un berenjenal de cuidado y que menos bonitos, probablemente nos van a decir de todo, empezando por machistas y de ahí, para arriba. Pero permítasenos decir en nuestro descargo, que lejos de intentar establecer cualquier tipo de discriminación, lo que pretendemos es abrir un debate inexistente en la actualidad, sencillamente porque todos los expertos en el tema y de forma sorprendente, dan por sentado que habrá entre los “ungidos”, o sea, aquellos elegidos por Jehová para gobernar con Su hijo Jesucristo en el reino milenario, tanto hombres…… como mujeres. Y nosotros, los autores de este blog (y para variar), no lo tenemos tan claro y siempre en función, no de nuestra personal opinión, sino de lo que entendemos que dicen las Escrituras. Y queremos señalar, antes de seguir adelante con la línea argumental de nuestro planteamiento, que no estamos hablando acerca de la posible ordenación de mujeres como sacerdotes o guías espirituales dentro de las iglesias cristianas de distinta denominación, tema en donde si hay debate y en el que voces muy autorizadas se pronuncian a favor de ello…… no, no, nosotros estamos planteando otra cosa.
Lo que estamos planteando, es la cuestión relacionada con la posibilidad de que, entre los miembros que formarán parte del gobierno milenario del reino de Dios y presidido por Jesucristo, se incluya a mujeres. Y es que nos parece a nosotros, que a tenor de la posición que ocupaba la mujer en la sociedad judía, en tiempos precristianos e incluso después, ya en la etapa cristiana y siempre según el contexto bíblico (que más adelante pasaremos a considerar), no parece probable que eso vaya a ser así; por otra parte, no conocemos de ningún texto que afirme taxativamente dicha posibilidad. Sin embargo, como dicen que la felicidad en casa del pobre suele durar poco, nos ha aparecido uno que sí parece sugerir esa circunstancia y que nos está desconcertando, porque eso contradice de “cabo a rabo” (como diría el castizo), ese contexto escritural al que acabamos de hacer referencia. Y estamos hablando concretamente del versículo 28 del capítulo tres de Gálatas, aunque para mayor comprensión del asunto, citaremos también los versos 26- 27. Por lo tanto, leamos el pasaje en cuestión:
“Todos ustedes, de hecho, son hijos de Dios mediante su fe en Cristo Jesús. 27 Porque todos ustedes los que fueron bautizados en Cristo se han vestido de Cristo. 28 No hay ni judío ni griego, no hay ni esclavo ni libre, no hay ni varón ni hembra; porque todos ustedes son una persona en unión con Cristo Jesús.” (Gál. 3:26-28).
Y antes de continuar, permítannos hacer una pequeña declaración: nosotros estamos plenamente convencidos de que “toda escritura es inspirada por Dios” (2 Tim. 3:16), así como que “hombres hablaron de parte de Dios al ser llevados por espíritu santo” (2 Ped. 1:21b). Por eso a la Biblia se la conoce como la Palabra de Dios y que por lo tanto y por definición, ni miente ni se contradice...... otra cosa distinta, es el hecho de que lo que se está leyendo hoy en el registro inspirado, sea el fruto de copias, de otras copias y que a su vez, fueron copiadas de copias de otras copias de los textos originales y todo ello y por espacio de casi quince siglos, hasta que se inventó la imprenta, copiado a mano. Ello obviamente, ya implica en sí mismo la existencia de numerosos errores, unos involuntarios y otros probablemente no tan involuntarios, que han hecho que algunos textos lleguen hasta nosotros con un sentido que quizás no tenían sus originales; y con ello, no estamos afirmando que este sea el caso en el texto citado de Gálatas…… pero, sinceramente, lo parece. Ahora súmenle a lo dicho, los pequeños “arreglillos” que algunas denominaciones religiosas actuales y que han publicado su propia traducción de las Escrituras, han introducido para ajustar el texto sagrado a lo que ellos entienden que determinado pasaje “debería” decir, para ajustarse a su particular forma de entender un asunto. El resultado de todo esto, es que existe cierta confusión en determinados temas y por lo tanto, aquellos que escribimos sobre religión, tenemos que asegúranos muy mucho antes de usar cualquier texto como apoyo de los argumentos que usamos en nuestros distintos planteamientos, básicamente mediante el contrastarlo con diferentes traducciones para sacar algo en claro respecto al posible sentido original del texto en cuestión…… y con todo y eso, a veces aún metemos la pata.
Sin embargo y afortunadamente, siempre nos quedará el contexto general de las Escrituras, para distinguir lo correcto o incorrecto de cada pasaje y aclararnos, cuál era el verdadero sentido de lo que supuestamente se pretendía decir en su original. Por lo tanto y con el ánimo de aclarar la presunta credibilidad del citado texto de Gál. 3:28, consideraremos, en primer lugar, otros dos pasajes en los que Pablo se pronuncia en parecidos términos:
“Porque, de hecho, por un solo espíritu todos nosotros fuimos bautizados para formar un solo cuerpo, seamos judíos o griegos, seamos esclavos o libres y a todos se nos hizo beber un solo espíritu.” (1 Cor. 12:13).
Obviamente no sabemos que es lo que realmente pretendía decir Pablo en ese pasaje de Gál. 3:28, pero en principio y tomado tal cual pinta, parece querer indicar que las diferencias de rol existentes entre hombre y mujer en la sociedad precristiana y en función del sacrificio de Cristo, habían llegado a su fin. Pero lo que si observamos en este pasaje que acabamos de leer, es que si bien Pablo repite la misma idea, contraponiendo unas cosas con otras y prácticamente palabra por palabra, no menciona para nada acerca de la contraposición entre varones con hembras y a la que se había referido un tiempo antes, al dirigirse a los gálatas. Y uno podría pensar, que sencillamente Pablo no fue tan preciso en ese caso como en el anterior, pero es que se da la circunstancia que tenemos otro pasaje escrito unos años después y que repitiéndose en su planteamiento, tampoco menciona nada que tenga que ver con varones y hembras:
“...... y vístanse de la nueva personalidad, que mediante conocimiento exacto va haciéndose nueva según la imagen de Aquel que la ha creado, 11 donde no hay ni griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, extranjero, escita, esclavo, libre, sino que Cristo es todas las cosas y en todos.” (Col. 3:10-11).
Y así, nos encontramos con dos pasajes que dicen algo distinto con respecto de otro y que nos transmiten dos ideas distintas: en Gal. 3:26-28 se nos da a entender que las mujeres sí pueden participar de ese gobierno del reino, mientras que en los dos restantes, 1 Cor. 12:13 y Col. 3:10-11 y en perfecta armonía con el entero contexto bíblico, parece que eso queda reservado solo para los varones. Porque veamos: en los tres pasajes citados, Pablo se está dirigiendo a aquellos que en su momento habrían de gobernar con Cristo en el reino de Dios y transmitiéndoles la idea de que, mediante su ungimiento como Hijos de Dios, habían sido eliminadas las distintas diferencias de todo tipo existentes entre ellos. Pero claro, es que resulta que en Gál. 3:28, una de estas diferencias hace alusión a las existentes entre un varón y una hembra, con lo cual se nos estaría indicando, como hemos dicho, que las mujeres también formarían parte de ese cuerpo de gobernantes asociados con Cristo, en igualdad de condiciones (como no podría ser de otra manera) con los hombres.
Pero eso no cuadraría, con las directrices que Pablo marcó para las mujeres que formaban parte precisamente, de esas congregaciones compuestas de “ungidos” o Hijos de Dios y que deberíamos de suponer, igualmente “ungidas” por el mismo Espíritu Santo y por lo tanto, razonablemente, con los mismos derechos que los hombres. Recordemos que según Gál: 3:28, Pablo les recuerda que ya había sido removida la diferencia existente entre hombre y mujer en tiempos precristianos y por lo tanto, todos pasaban a ser una sola persona en Cristo e idea esta última, que también se transmite en los pasajes de 1 Cor. 12:13 y Col. 3:10-11 citados y por lo que todos pasaban a adquirir una posición de total igualdad, sin ninguna distinción entre ellos…... se supone. Porque vean las palabras que Pablo pasa a escribir, en esa misma primera carta a los Corintios, solo dos capítulos más adelante:
“Como en todas las congregaciones de los santos, 34 las mujeres guarden silencio en las congregaciones, porque no se permite que hablen, sino que estén en sujeción, tal como dice la Ley. 35 Pues, si quieren aprender algo, interroguen a sus propios esposos en casa, porque es vergonzoso que una mujer hable en la congregación.” (1 Cor. 14:33-35).
Y no sabemos con certeza a qué Ley se refería Pablo, pero lo que sí queda claro, es que la mujer, lejos de estar en igualdad de condiciones con el varón y en virtud de un mismo espíritu recibido, estaba sujeta al varón y se le imponían unas normas de obligado cumplimiento dentro de las congregaciones, que recordemos, estaban compuestas solo por “los santos”. Y por lo tanto, eso nos dice que ellas no formaban parte del conjunto de personas elegidas por Jehová (los santos) para gobernar con Cristo; y en consecuencia, si Gál 3:28 dice lo que parece que dice, Pablo habría entrado en franca contradicción consigo mismo, en ese escrito dirigido a la congregación de Corinto. Pero ya hemos dicho que la Biblia no se contradice, porque no fueron los hombres los que escribieron la Biblia, sino que el Espíritu Santo de Jehová fue el que guió a esos hombres en la escritura…… y Jehová no se equivoca. Por lo tanto, algo raro hay en ese texto de Gál. 3:28, porque no se ajusta de ninguna manera la idea que nos transmite, al entero contexto escritural.
Ya hemos dicho por otra parte, que a tenor de ese contexto general de las Escrituras, no parece aceptable la idea de que a las mujeres se les conceda el participar en ese gobierno del reino y para ello, expondremos algunas razones. En primer lugar, empezaremos remontándonos al momento de la creación de nuestros primeros padres y averiguar con qué propósito Jehová, creó a la mujer y que queda perfectamente establecido, con las siguientes palabras:
“Y Jehová Dios pasó a decir: “No es bueno que el hombre continúe solo. Voy a hacerle una ayudante, como complemento de él”.” (Gén. 2:18).
Y es cierto que la mayoría de las traducciones vierten ese pasaje diciendo “una ayudante idónea” o “adecuada”, pero nosotros preferimos más la versión del NM de los TJ, porque el ayudante idóneo o adecuado es aquel que “complementa” perfectamente las carencias de la persona ayudada y por lo tanto, consideramos que esa versión se ajusta más al sentido real del texto y por ello, transmite mejor la idea. Pero en todo caso, la expresión “ayudante”, siempre tiene la connotación de alguien subordinado a……. o sea, bajo las ordenes o dirección de otro, superior a él y ese es el rol que desempeña la mujer, en todo el mensaje contenido en las Escrituras. Tanto es eso así, que a medida que uno va progresando en la lectura de la Biblia, más certeza adquiere de que ese mensaje ha sido escrito para hombres; veamos un ejemplo ilustrativo de ello, en el relato de la salida de Israel de Egipto:
“Y los hijos de Israel procedieron a partir de Ramesés para Sucot, en número de seiscientos mil hombres físicamente capacitados a pie, además de pequeñuelos. 38 Y también subió con ellos una vasta compañía mixta (egipcios), así como también rebaños y vacadas, un numerosísimo conjunto de animales.” (Éxo. 12:37-38). (Acotación nuestra).
Fíjense que no se mencionan en ese relato, ni a las mujeres ni a las “pequeñuelas”, en definitiva, no se menciona a las mujeres y solo se hace referencia a los varones…… pues bien, esa es la línea seguida en todo el entro registro bíblico. Y por otra parte, tampoco hay constancia que Jehová hubiera elegido en alguna ocasión a una mujer para ocupar el puesto de rey (reina) sobre Israel; solo se nos habla en el registro escrito, de dos reinas consortes, luego no titulares del trono y por tanto, no elegidas por Jehová. Una de ellas fue Jezabel, pagana de origen sidonio, esposa del inicuo Acab, rey de Israel y la otra, fruto de esa unión, su hija Atalía, dada en matrimonio a Jehoram, rey de Judá y de las cuales se guarda un nefasto recuerdo de oposición a Jehová, por la manera en que influyeron sobre sus respectivos regios maridos para promocionar la adoración falsa, tanto en el reino de Israel, como en el reino de Judá.
Tampoco se nos dice nada acerca de una mujer, ejerciendo de Sumo Sacerdote u ocupando el cargo de sacerdote auxiliar o, en su defecto, ejerciendo de anciano sobre el pueblo de Israel y puestos todos ellos, que por definición, solo podían ser ocupados por varones y que por lo tanto, eran inaccesibles para las mujeres: los hombres podían ocupar esos puestos…… y las mujeres no. Incluso en el templo de Israel, a las mujeres no les era permitido el adorar a Jehová en el mismo lugar en dónde estaban los hombres, sino que lo hacían en un lugar separado, llamado “patio de las mujeres”. Y aunque la venida de Jesús, suavizo un tanto la cosa y por ejemplo, ya podían reunirse todos en un mismo lugar, la mujer y como hemos visto, continuaba sometida a restricciones. Por lo tanto, podríamos decir que la tendencia no cambió dentro de la congregación cristiana, donde los puestos de dirección ya fueron inicialmente ocupados a varones; por ejemplo, el propio Jesús, que tanto dignificó a la mujer, escogió de entre sus numerosos seguidores y entre quienes indudablemente, habría muchas mujeres, a doce varones como apóstoles; por otra parte, tanto los superintendentes como los siervos ministeriales y máximos responsables de cada una de las distintas congregaciones, tenían que ser esposos de una sola mujer, por lo que no hay constancia de ninguna mujer ejerciendo la superintendencia en alguna congregación.
Y que sepamos, tampoco en ningún lugar del NT, se nos muestra a los apóstoles imponiendo las manos para transmitir el espíritu santo de adopción como Hijo de Dios, a una mujer. No olvidemos, que a pesar de lo que muchos afirman en el sentido que en Pentecostés de 33 EC, el Espíritu Santo fue derramado sobre 120 discípulos, entre los que se hallaban algunas mujeres (y de ahí viene esa idea que estamos discutiendo), la realidad es que si se lee atentamente el relato, solo fue derramado sobre los doce apóstoles escogidos por Jesús y a quienes se les concedió el poder de transmitírselo a otros, mediante la imposición de las manos. Con la salvedad, que aquellos que lo recibieron por mediación de los apóstoles, si bien podían desarrollar los poderes que dicho Espíritu Santo llevaba inherentes (tales como el sanar enfermos, expulsar demonios, hablar en lenguas, etc.), no podían sin embargo, trasmitírselo a otros. Por otra parte y ya que hablamos de los poderes que otorgaba la unción como Hijo de Dios, no hay constancia de ninguna mujer que tuviera la capacidad de desplegarlos; o sea, que no hay constancia de una mujer expulsando un demonio, o sanando un enfermo, o hablando en lenguas y así por el estilo. Y dado que solo se nos habla de hombres, desplegando dichos poderes, solo es razonable pensar que las mujeres no estaban incluidas en ese grupo privilegiado de “los santos” o “ungidos” como Hijos de Dios.
Pero volviendo al tema que nos ocupa, todo lo considerado nos muestra que, dentro de la congregación cristiana primitiva, se respetaba a rajatabla el precepto de sujeción y que Pablo expuso con la siguiente argumentación:
“Pero quiero que sepan que la cabeza de todo varón es el Cristo; a su vez, la cabeza de la mujer es el varón; a su vez, la cabeza del Cristo es Dios.” (1 Cor. 11:3).
Y a nadie se le ocurriría pensar, que el hombre se pueda siquiera igualar a Jesucristo, su cabeza, o que este pudiera ser igual al mismísimo Jehová, también su respectiva cabeza; y lo cual nos muestra, qué realmente quiso enseñar Pablo con referencia a la seriedad en la relación de autoridad del hombre sobre la mujer y de la debida sujeción de ésta, bajo la autoridad del hombre. O dicho de otro modo, la tremenda diferencia de posición, entre el que es cabeza y el/la que está en sujeción a esa cabeza y por lo que Pablo, razonó su planteamiento de la siguiente manera, en los siguientes versos 7 al 10:
“Porque el varón no debe tener cubierta la cabeza, puesto que es la imagen y gloria de Dios; pero la mujer es la gloria del varón. 8 Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón; 9 y, más aún, el varón no fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón. 10 Por eso la mujer debe tener una señal de autoridad sobre la cabeza, debido a los ángeles.”
Luego la mujer y dicho en términos claros y para entendernos, está en el orden creativo de Jehová, un escalón por debajo del hombre; y aunque es cierto que eso pudiera sonar mal en una sociedad tan reivindicadora de los derechos de la mujer como la actual, en donde ésta (la mujer) lucha con todas sus fuerzas por ser igual al hombre, no es menos cierto que lo que estamos diciendo es lo que muestra la Biblia…… y ¡hombre! habría que pensar, que algo sobre el tema tiene que saber Jehová ¿o no?
Y otra cosa que se nos muestra también en este pasaje y en línea con lo indicado, es la gran diferencia existente entre ser la imagen y gloria del Altísimo, a ser la imagen y gloria del hombre y lo cual, junto con todo lo considerado hasta este momento, sobre todo el pasaje en dónde Pablo señala cual es la correcta actitud de la mujer dentro de la congregación (1 Cor. 14:33-35), nos lleva a razonar que la mujer no tiene acceso al reino en calidad de gobernante. Y para añadir más fuerza a nuestro planteamiento, consideremos otra cuestión y que está relacionada con la función que tienen que llevar a cabo, los designados para ser gobernantes en el reino de Dios. Pero veamos en primer lugar, lo que años después de haber pronunciado esas palabras que acabamos de considerar, dijo Pablo:
“Que la mujer aprenda en silencio, con plena sumisión. 12 No permito que la mujer enseñe, ni que ejerza autoridad sobre el hombre, sino que esté en silencio.” (1 Tim. 2:11-12)
Y desde luego, lo que no podemos hacer, es atribuir estas palabras a un posible ramalazo de machismo puro y duro desplegado por Pablo en un momento determinado, pues recordemos que al inicio de este estudio hemos dicho que “hombres hablaron de parte de Dios, al ser llevados por espíritu santo”, por lo cual y debido a que tales palabras figuran en el registro sagrado, deben serle atribuidas directamente al propio Jehová. Luego siendo esto así, a nosotros continúa sin cuadrarnos, esa afirmación acerca de que las mujeres también pueden ser “ungidas” y por tanto, llegar a gobernar con Cristo en el reino de Dios. Porque veamos qué se nos dice en Rev. 20:6:
“Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.”
Luego estamos hablando de personas que ejercerán como reyes y sacerdotes, pero...... ¿cuándo ha nombrado Jehová a una “reina”, para gobernar sobre su pueblo? ¿O cuándo Jehová ha permitido, que una mujer acceda al sacerdocio? Es más, en caso de producirse esa circunstancia, nos encontraríamos con el hecho de que esas mujeres que ocuparían esos “tronos” de gobernante (Rev. 20:4) en calidad de “reinas”, sí ejercerían autoridad sobre los hombres que, formando parte de la “gran muchedumbre” de sobrevivientes de la “gran tribulación” (Rev. 7:9: 14) en calidad de súbditos del reino, llegarían a estar bajo su autoridad durante el período milenario y por lo tanto, en franca contradicción con las palabras de Pablo en el citado pasaje de 1 Tim. 2:12…… en definitiva, toda la sensación de que Jehová se estaría contradiciendo a sí mismo, algo impensable.
Pero fíjense ustedes y ya como mera curiosidad, pero que adquiere cierto peso específico en nuestra argumentación, lo que ocurriría si pudiéramos borrar del texto de Gál. 3:28, las palabras “varón” y “hembra”; veamos entonces, cómo nos quedaría el texto modificado y en dónde la expresión “no hay ni varón ni hembra”, queda sustituida por los puntos suspensivos entre paréntesis:
“No hay ni judío ni griego, no hay ni esclavo ni libre (……); porque todos ustedes son una persona en unión con Cristo Jesús.”
Entonces ese texto resultante, nos solo se ajustaría al sentido expresado en 1 Cor. 12:13 y Col. 3:10-11, sino que además, se ajustaría como un guante al entero contexto general del registro bíblico. Luego vemos como una simple y reducidísima frase, nos complica la vida hasta el extremo y distorsiona nuestra percepción sobre qué realmente nos quiere decir la Biblia, en determinados temas. Es cierto por otra parte, que bien pudiera ser que no entendiéramos del todo lo que Pablo quiso decir, aunque parece estar claro; por ello y dado que no sería el primer caso, nuestra opinión personal es la de que hay muchas posibilidades de que este texto haya sido víctima de una adulteración, voluntaria o involuntaria (eso a saber), al igual que otros muchos en las Escrituras. Y sabido y aceptado por todos los que hablamos de la Biblia, es el hecho de que nunca el sentido u orientación de un texto determinado, puede prevalecer sobre el entero contexto general de las Escrituras…… y aquí, está ocurriendo precisamente eso: un solo texto, pretende cambiar el sentido de todo el contexto escritural, en un determinado asunto. Sobre algo parecido y que les puede servir de ejemplo para entender lo que pretendemos decirles, tenemos publicado en este blog, el 3 de Febrero de 2010, un artículo titulado “El misterioso pasaje de Mat. 27:52-57” y que también tiene todas las características de haber sufrido algún tipo de alteración, con respecto de su original y ya en el bien entendido, que haya tenido su original y no se trate de una simple y espuria incorporación posterior.
Bien, llegados a este punto y teniendo aún muchos más argumentos para defender nuestro planteamiento, pondremos el punto final, ya que como hemos dicho nuestra intención solo es el abrir un debate entorno de esa teoría de mujeres gobernando en el reino de Dios. Nosotros pensamos y siempre en función, claro está, de lo que leemos en las Escrituras, que eso no puede ser así y por lo que aportamos aquellos argumentos que entendemos apoyan nuestro punto de vista, pero obviamente, también nos podemos equivocar; por lo tanto, aquellos que defienden la susodicha idea o teoría y si lo tiene a bien, que aporten sus razones o argumentos y a ver a que conclusión se puede llegar…… no olvidemos las palabras de Jehová, en el sentido de que “en la multitud de consejeros, hay logro” (Prov. 15:22).
MABEL
Sí, sí, ya sabemos que nos metemos en un berenjenal de cuidado y que menos bonitos, probablemente nos van a decir de todo, empezando por machistas y de ahí, para arriba. Pero permítasenos decir en nuestro descargo, que lejos de intentar establecer cualquier tipo de discriminación, lo que pretendemos es abrir un debate inexistente en la actualidad, sencillamente porque todos los expertos en el tema y de forma sorprendente, dan por sentado que habrá entre los “ungidos”, o sea, aquellos elegidos por Jehová para gobernar con Su hijo Jesucristo en el reino milenario, tanto hombres…… como mujeres. Y nosotros, los autores de este blog (y para variar), no lo tenemos tan claro y siempre en función, no de nuestra personal opinión, sino de lo que entendemos que dicen las Escrituras. Y queremos señalar, antes de seguir adelante con la línea argumental de nuestro planteamiento, que no estamos hablando acerca de la posible ordenación de mujeres como sacerdotes o guías espirituales dentro de las iglesias cristianas de distinta denominación, tema en donde si hay debate y en el que voces muy autorizadas se pronuncian a favor de ello…… no, no, nosotros estamos planteando otra cosa.
Lo que estamos planteando, es la cuestión relacionada con la posibilidad de que, entre los miembros que formarán parte del gobierno milenario del reino de Dios y presidido por Jesucristo, se incluya a mujeres. Y es que nos parece a nosotros, que a tenor de la posición que ocupaba la mujer en la sociedad judía, en tiempos precristianos e incluso después, ya en la etapa cristiana y siempre según el contexto bíblico (que más adelante pasaremos a considerar), no parece probable que eso vaya a ser así; por otra parte, no conocemos de ningún texto que afirme taxativamente dicha posibilidad. Sin embargo, como dicen que la felicidad en casa del pobre suele durar poco, nos ha aparecido uno que sí parece sugerir esa circunstancia y que nos está desconcertando, porque eso contradice de “cabo a rabo” (como diría el castizo), ese contexto escritural al que acabamos de hacer referencia. Y estamos hablando concretamente del versículo 28 del capítulo tres de Gálatas, aunque para mayor comprensión del asunto, citaremos también los versos 26- 27. Por lo tanto, leamos el pasaje en cuestión:
“Todos ustedes, de hecho, son hijos de Dios mediante su fe en Cristo Jesús. 27 Porque todos ustedes los que fueron bautizados en Cristo se han vestido de Cristo. 28 No hay ni judío ni griego, no hay ni esclavo ni libre, no hay ni varón ni hembra; porque todos ustedes son una persona en unión con Cristo Jesús.” (Gál. 3:26-28).
Y antes de continuar, permítannos hacer una pequeña declaración: nosotros estamos plenamente convencidos de que “toda escritura es inspirada por Dios” (2 Tim. 3:16), así como que “hombres hablaron de parte de Dios al ser llevados por espíritu santo” (2 Ped. 1:21b). Por eso a la Biblia se la conoce como la Palabra de Dios y que por lo tanto y por definición, ni miente ni se contradice...... otra cosa distinta, es el hecho de que lo que se está leyendo hoy en el registro inspirado, sea el fruto de copias, de otras copias y que a su vez, fueron copiadas de copias de otras copias de los textos originales y todo ello y por espacio de casi quince siglos, hasta que se inventó la imprenta, copiado a mano. Ello obviamente, ya implica en sí mismo la existencia de numerosos errores, unos involuntarios y otros probablemente no tan involuntarios, que han hecho que algunos textos lleguen hasta nosotros con un sentido que quizás no tenían sus originales; y con ello, no estamos afirmando que este sea el caso en el texto citado de Gálatas…… pero, sinceramente, lo parece. Ahora súmenle a lo dicho, los pequeños “arreglillos” que algunas denominaciones religiosas actuales y que han publicado su propia traducción de las Escrituras, han introducido para ajustar el texto sagrado a lo que ellos entienden que determinado pasaje “debería” decir, para ajustarse a su particular forma de entender un asunto. El resultado de todo esto, es que existe cierta confusión en determinados temas y por lo tanto, aquellos que escribimos sobre religión, tenemos que asegúranos muy mucho antes de usar cualquier texto como apoyo de los argumentos que usamos en nuestros distintos planteamientos, básicamente mediante el contrastarlo con diferentes traducciones para sacar algo en claro respecto al posible sentido original del texto en cuestión…… y con todo y eso, a veces aún metemos la pata.
Sin embargo y afortunadamente, siempre nos quedará el contexto general de las Escrituras, para distinguir lo correcto o incorrecto de cada pasaje y aclararnos, cuál era el verdadero sentido de lo que supuestamente se pretendía decir en su original. Por lo tanto y con el ánimo de aclarar la presunta credibilidad del citado texto de Gál. 3:28, consideraremos, en primer lugar, otros dos pasajes en los que Pablo se pronuncia en parecidos términos:
“Porque, de hecho, por un solo espíritu todos nosotros fuimos bautizados para formar un solo cuerpo, seamos judíos o griegos, seamos esclavos o libres y a todos se nos hizo beber un solo espíritu.” (1 Cor. 12:13).
Obviamente no sabemos que es lo que realmente pretendía decir Pablo en ese pasaje de Gál. 3:28, pero en principio y tomado tal cual pinta, parece querer indicar que las diferencias de rol existentes entre hombre y mujer en la sociedad precristiana y en función del sacrificio de Cristo, habían llegado a su fin. Pero lo que si observamos en este pasaje que acabamos de leer, es que si bien Pablo repite la misma idea, contraponiendo unas cosas con otras y prácticamente palabra por palabra, no menciona para nada acerca de la contraposición entre varones con hembras y a la que se había referido un tiempo antes, al dirigirse a los gálatas. Y uno podría pensar, que sencillamente Pablo no fue tan preciso en ese caso como en el anterior, pero es que se da la circunstancia que tenemos otro pasaje escrito unos años después y que repitiéndose en su planteamiento, tampoco menciona nada que tenga que ver con varones y hembras:
“...... y vístanse de la nueva personalidad, que mediante conocimiento exacto va haciéndose nueva según la imagen de Aquel que la ha creado, 11 donde no hay ni griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, extranjero, escita, esclavo, libre, sino que Cristo es todas las cosas y en todos.” (Col. 3:10-11).
Y así, nos encontramos con dos pasajes que dicen algo distinto con respecto de otro y que nos transmiten dos ideas distintas: en Gal. 3:26-28 se nos da a entender que las mujeres sí pueden participar de ese gobierno del reino, mientras que en los dos restantes, 1 Cor. 12:13 y Col. 3:10-11 y en perfecta armonía con el entero contexto bíblico, parece que eso queda reservado solo para los varones. Porque veamos: en los tres pasajes citados, Pablo se está dirigiendo a aquellos que en su momento habrían de gobernar con Cristo en el reino de Dios y transmitiéndoles la idea de que, mediante su ungimiento como Hijos de Dios, habían sido eliminadas las distintas diferencias de todo tipo existentes entre ellos. Pero claro, es que resulta que en Gál. 3:28, una de estas diferencias hace alusión a las existentes entre un varón y una hembra, con lo cual se nos estaría indicando, como hemos dicho, que las mujeres también formarían parte de ese cuerpo de gobernantes asociados con Cristo, en igualdad de condiciones (como no podría ser de otra manera) con los hombres.
Pero eso no cuadraría, con las directrices que Pablo marcó para las mujeres que formaban parte precisamente, de esas congregaciones compuestas de “ungidos” o Hijos de Dios y que deberíamos de suponer, igualmente “ungidas” por el mismo Espíritu Santo y por lo tanto, razonablemente, con los mismos derechos que los hombres. Recordemos que según Gál: 3:28, Pablo les recuerda que ya había sido removida la diferencia existente entre hombre y mujer en tiempos precristianos y por lo tanto, todos pasaban a ser una sola persona en Cristo e idea esta última, que también se transmite en los pasajes de 1 Cor. 12:13 y Col. 3:10-11 citados y por lo que todos pasaban a adquirir una posición de total igualdad, sin ninguna distinción entre ellos…... se supone. Porque vean las palabras que Pablo pasa a escribir, en esa misma primera carta a los Corintios, solo dos capítulos más adelante:
“Como en todas las congregaciones de los santos, 34 las mujeres guarden silencio en las congregaciones, porque no se permite que hablen, sino que estén en sujeción, tal como dice la Ley. 35 Pues, si quieren aprender algo, interroguen a sus propios esposos en casa, porque es vergonzoso que una mujer hable en la congregación.” (1 Cor. 14:33-35).
Y no sabemos con certeza a qué Ley se refería Pablo, pero lo que sí queda claro, es que la mujer, lejos de estar en igualdad de condiciones con el varón y en virtud de un mismo espíritu recibido, estaba sujeta al varón y se le imponían unas normas de obligado cumplimiento dentro de las congregaciones, que recordemos, estaban compuestas solo por “los santos”. Y por lo tanto, eso nos dice que ellas no formaban parte del conjunto de personas elegidas por Jehová (los santos) para gobernar con Cristo; y en consecuencia, si Gál 3:28 dice lo que parece que dice, Pablo habría entrado en franca contradicción consigo mismo, en ese escrito dirigido a la congregación de Corinto. Pero ya hemos dicho que la Biblia no se contradice, porque no fueron los hombres los que escribieron la Biblia, sino que el Espíritu Santo de Jehová fue el que guió a esos hombres en la escritura…… y Jehová no se equivoca. Por lo tanto, algo raro hay en ese texto de Gál. 3:28, porque no se ajusta de ninguna manera la idea que nos transmite, al entero contexto escritural.
Ya hemos dicho por otra parte, que a tenor de ese contexto general de las Escrituras, no parece aceptable la idea de que a las mujeres se les conceda el participar en ese gobierno del reino y para ello, expondremos algunas razones. En primer lugar, empezaremos remontándonos al momento de la creación de nuestros primeros padres y averiguar con qué propósito Jehová, creó a la mujer y que queda perfectamente establecido, con las siguientes palabras:
“Y Jehová Dios pasó a decir: “No es bueno que el hombre continúe solo. Voy a hacerle una ayudante, como complemento de él”.” (Gén. 2:18).
Y es cierto que la mayoría de las traducciones vierten ese pasaje diciendo “una ayudante idónea” o “adecuada”, pero nosotros preferimos más la versión del NM de los TJ, porque el ayudante idóneo o adecuado es aquel que “complementa” perfectamente las carencias de la persona ayudada y por lo tanto, consideramos que esa versión se ajusta más al sentido real del texto y por ello, transmite mejor la idea. Pero en todo caso, la expresión “ayudante”, siempre tiene la connotación de alguien subordinado a……. o sea, bajo las ordenes o dirección de otro, superior a él y ese es el rol que desempeña la mujer, en todo el mensaje contenido en las Escrituras. Tanto es eso así, que a medida que uno va progresando en la lectura de la Biblia, más certeza adquiere de que ese mensaje ha sido escrito para hombres; veamos un ejemplo ilustrativo de ello, en el relato de la salida de Israel de Egipto:
“Y los hijos de Israel procedieron a partir de Ramesés para Sucot, en número de seiscientos mil hombres físicamente capacitados a pie, además de pequeñuelos. 38 Y también subió con ellos una vasta compañía mixta (egipcios), así como también rebaños y vacadas, un numerosísimo conjunto de animales.” (Éxo. 12:37-38). (Acotación nuestra).
Fíjense que no se mencionan en ese relato, ni a las mujeres ni a las “pequeñuelas”, en definitiva, no se menciona a las mujeres y solo se hace referencia a los varones…… pues bien, esa es la línea seguida en todo el entro registro bíblico. Y por otra parte, tampoco hay constancia que Jehová hubiera elegido en alguna ocasión a una mujer para ocupar el puesto de rey (reina) sobre Israel; solo se nos habla en el registro escrito, de dos reinas consortes, luego no titulares del trono y por tanto, no elegidas por Jehová. Una de ellas fue Jezabel, pagana de origen sidonio, esposa del inicuo Acab, rey de Israel y la otra, fruto de esa unión, su hija Atalía, dada en matrimonio a Jehoram, rey de Judá y de las cuales se guarda un nefasto recuerdo de oposición a Jehová, por la manera en que influyeron sobre sus respectivos regios maridos para promocionar la adoración falsa, tanto en el reino de Israel, como en el reino de Judá.
Tampoco se nos dice nada acerca de una mujer, ejerciendo de Sumo Sacerdote u ocupando el cargo de sacerdote auxiliar o, en su defecto, ejerciendo de anciano sobre el pueblo de Israel y puestos todos ellos, que por definición, solo podían ser ocupados por varones y que por lo tanto, eran inaccesibles para las mujeres: los hombres podían ocupar esos puestos…… y las mujeres no. Incluso en el templo de Israel, a las mujeres no les era permitido el adorar a Jehová en el mismo lugar en dónde estaban los hombres, sino que lo hacían en un lugar separado, llamado “patio de las mujeres”. Y aunque la venida de Jesús, suavizo un tanto la cosa y por ejemplo, ya podían reunirse todos en un mismo lugar, la mujer y como hemos visto, continuaba sometida a restricciones. Por lo tanto, podríamos decir que la tendencia no cambió dentro de la congregación cristiana, donde los puestos de dirección ya fueron inicialmente ocupados a varones; por ejemplo, el propio Jesús, que tanto dignificó a la mujer, escogió de entre sus numerosos seguidores y entre quienes indudablemente, habría muchas mujeres, a doce varones como apóstoles; por otra parte, tanto los superintendentes como los siervos ministeriales y máximos responsables de cada una de las distintas congregaciones, tenían que ser esposos de una sola mujer, por lo que no hay constancia de ninguna mujer ejerciendo la superintendencia en alguna congregación.
Y que sepamos, tampoco en ningún lugar del NT, se nos muestra a los apóstoles imponiendo las manos para transmitir el espíritu santo de adopción como Hijo de Dios, a una mujer. No olvidemos, que a pesar de lo que muchos afirman en el sentido que en Pentecostés de 33 EC, el Espíritu Santo fue derramado sobre 120 discípulos, entre los que se hallaban algunas mujeres (y de ahí viene esa idea que estamos discutiendo), la realidad es que si se lee atentamente el relato, solo fue derramado sobre los doce apóstoles escogidos por Jesús y a quienes se les concedió el poder de transmitírselo a otros, mediante la imposición de las manos. Con la salvedad, que aquellos que lo recibieron por mediación de los apóstoles, si bien podían desarrollar los poderes que dicho Espíritu Santo llevaba inherentes (tales como el sanar enfermos, expulsar demonios, hablar en lenguas, etc.), no podían sin embargo, trasmitírselo a otros. Por otra parte y ya que hablamos de los poderes que otorgaba la unción como Hijo de Dios, no hay constancia de ninguna mujer que tuviera la capacidad de desplegarlos; o sea, que no hay constancia de una mujer expulsando un demonio, o sanando un enfermo, o hablando en lenguas y así por el estilo. Y dado que solo se nos habla de hombres, desplegando dichos poderes, solo es razonable pensar que las mujeres no estaban incluidas en ese grupo privilegiado de “los santos” o “ungidos” como Hijos de Dios.
Pero volviendo al tema que nos ocupa, todo lo considerado nos muestra que, dentro de la congregación cristiana primitiva, se respetaba a rajatabla el precepto de sujeción y que Pablo expuso con la siguiente argumentación:
“Pero quiero que sepan que la cabeza de todo varón es el Cristo; a su vez, la cabeza de la mujer es el varón; a su vez, la cabeza del Cristo es Dios.” (1 Cor. 11:3).
Y a nadie se le ocurriría pensar, que el hombre se pueda siquiera igualar a Jesucristo, su cabeza, o que este pudiera ser igual al mismísimo Jehová, también su respectiva cabeza; y lo cual nos muestra, qué realmente quiso enseñar Pablo con referencia a la seriedad en la relación de autoridad del hombre sobre la mujer y de la debida sujeción de ésta, bajo la autoridad del hombre. O dicho de otro modo, la tremenda diferencia de posición, entre el que es cabeza y el/la que está en sujeción a esa cabeza y por lo que Pablo, razonó su planteamiento de la siguiente manera, en los siguientes versos 7 al 10:
“Porque el varón no debe tener cubierta la cabeza, puesto que es la imagen y gloria de Dios; pero la mujer es la gloria del varón. 8 Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón; 9 y, más aún, el varón no fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón. 10 Por eso la mujer debe tener una señal de autoridad sobre la cabeza, debido a los ángeles.”
Luego la mujer y dicho en términos claros y para entendernos, está en el orden creativo de Jehová, un escalón por debajo del hombre; y aunque es cierto que eso pudiera sonar mal en una sociedad tan reivindicadora de los derechos de la mujer como la actual, en donde ésta (la mujer) lucha con todas sus fuerzas por ser igual al hombre, no es menos cierto que lo que estamos diciendo es lo que muestra la Biblia…… y ¡hombre! habría que pensar, que algo sobre el tema tiene que saber Jehová ¿o no?
Y otra cosa que se nos muestra también en este pasaje y en línea con lo indicado, es la gran diferencia existente entre ser la imagen y gloria del Altísimo, a ser la imagen y gloria del hombre y lo cual, junto con todo lo considerado hasta este momento, sobre todo el pasaje en dónde Pablo señala cual es la correcta actitud de la mujer dentro de la congregación (1 Cor. 14:33-35), nos lleva a razonar que la mujer no tiene acceso al reino en calidad de gobernante. Y para añadir más fuerza a nuestro planteamiento, consideremos otra cuestión y que está relacionada con la función que tienen que llevar a cabo, los designados para ser gobernantes en el reino de Dios. Pero veamos en primer lugar, lo que años después de haber pronunciado esas palabras que acabamos de considerar, dijo Pablo:
“Que la mujer aprenda en silencio, con plena sumisión. 12 No permito que la mujer enseñe, ni que ejerza autoridad sobre el hombre, sino que esté en silencio.” (1 Tim. 2:11-12)
Y desde luego, lo que no podemos hacer, es atribuir estas palabras a un posible ramalazo de machismo puro y duro desplegado por Pablo en un momento determinado, pues recordemos que al inicio de este estudio hemos dicho que “hombres hablaron de parte de Dios, al ser llevados por espíritu santo”, por lo cual y debido a que tales palabras figuran en el registro sagrado, deben serle atribuidas directamente al propio Jehová. Luego siendo esto así, a nosotros continúa sin cuadrarnos, esa afirmación acerca de que las mujeres también pueden ser “ungidas” y por tanto, llegar a gobernar con Cristo en el reino de Dios. Porque veamos qué se nos dice en Rev. 20:6:
“Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.”
Luego estamos hablando de personas que ejercerán como reyes y sacerdotes, pero...... ¿cuándo ha nombrado Jehová a una “reina”, para gobernar sobre su pueblo? ¿O cuándo Jehová ha permitido, que una mujer acceda al sacerdocio? Es más, en caso de producirse esa circunstancia, nos encontraríamos con el hecho de que esas mujeres que ocuparían esos “tronos” de gobernante (Rev. 20:4) en calidad de “reinas”, sí ejercerían autoridad sobre los hombres que, formando parte de la “gran muchedumbre” de sobrevivientes de la “gran tribulación” (Rev. 7:9: 14) en calidad de súbditos del reino, llegarían a estar bajo su autoridad durante el período milenario y por lo tanto, en franca contradicción con las palabras de Pablo en el citado pasaje de 1 Tim. 2:12…… en definitiva, toda la sensación de que Jehová se estaría contradiciendo a sí mismo, algo impensable.
Pero fíjense ustedes y ya como mera curiosidad, pero que adquiere cierto peso específico en nuestra argumentación, lo que ocurriría si pudiéramos borrar del texto de Gál. 3:28, las palabras “varón” y “hembra”; veamos entonces, cómo nos quedaría el texto modificado y en dónde la expresión “no hay ni varón ni hembra”, queda sustituida por los puntos suspensivos entre paréntesis:
“No hay ni judío ni griego, no hay ni esclavo ni libre (……); porque todos ustedes son una persona en unión con Cristo Jesús.”
Entonces ese texto resultante, nos solo se ajustaría al sentido expresado en 1 Cor. 12:13 y Col. 3:10-11, sino que además, se ajustaría como un guante al entero contexto general del registro bíblico. Luego vemos como una simple y reducidísima frase, nos complica la vida hasta el extremo y distorsiona nuestra percepción sobre qué realmente nos quiere decir la Biblia, en determinados temas. Es cierto por otra parte, que bien pudiera ser que no entendiéramos del todo lo que Pablo quiso decir, aunque parece estar claro; por ello y dado que no sería el primer caso, nuestra opinión personal es la de que hay muchas posibilidades de que este texto haya sido víctima de una adulteración, voluntaria o involuntaria (eso a saber), al igual que otros muchos en las Escrituras. Y sabido y aceptado por todos los que hablamos de la Biblia, es el hecho de que nunca el sentido u orientación de un texto determinado, puede prevalecer sobre el entero contexto general de las Escrituras…… y aquí, está ocurriendo precisamente eso: un solo texto, pretende cambiar el sentido de todo el contexto escritural, en un determinado asunto. Sobre algo parecido y que les puede servir de ejemplo para entender lo que pretendemos decirles, tenemos publicado en este blog, el 3 de Febrero de 2010, un artículo titulado “El misterioso pasaje de Mat. 27:52-57” y que también tiene todas las características de haber sufrido algún tipo de alteración, con respecto de su original y ya en el bien entendido, que haya tenido su original y no se trate de una simple y espuria incorporación posterior.
Bien, llegados a este punto y teniendo aún muchos más argumentos para defender nuestro planteamiento, pondremos el punto final, ya que como hemos dicho nuestra intención solo es el abrir un debate entorno de esa teoría de mujeres gobernando en el reino de Dios. Nosotros pensamos y siempre en función, claro está, de lo que leemos en las Escrituras, que eso no puede ser así y por lo que aportamos aquellos argumentos que entendemos apoyan nuestro punto de vista, pero obviamente, también nos podemos equivocar; por lo tanto, aquellos que defienden la susodicha idea o teoría y si lo tiene a bien, que aporten sus razones o argumentos y a ver a que conclusión se puede llegar…… no olvidemos las palabras de Jehová, en el sentido de que “en la multitud de consejeros, hay logro” (Prov. 15:22).
MABEL
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