martes, 13 de noviembre de 2012

El mar…… y el predicador Sr. David Diamond 

Y ya les advertimos de entrada (por aquello de evitar malos entendidos), que no les estamos hablando de una melodía romántica a la forma de “La niña y el mar” del excelente cantante y compositor español (gallego para más señas) Juan Pardo, o de otras melodías sobre el tema: no, no, queridos amigos, nada de eso; a nosotros y con el “oído” que tenemos, como que no parece que nos haya llamado el Altísimo por el camino de crítica musical…… y muchísimo menos después de oír, lo que acabamos de oír y que nos ha dejado los oídos “zumbando”. Y es que continuando con esa incursión que nos propusimos hacer al mundo de los distintos “predicadores” o “evangelistas” pululantes por esos mundos de Dios, que con sus sermones y enseñanzas no hacen otra cosa más que engañar vilmente al personal, estaríamos hablando hoy de la afirmación de un personaje “mundialmente” conocido y especialmente por nuestros queridos amigos sudamericanos, pues dicho caballero emite su señal televisiva desde Puerto Rico y al parecer, con amplio seguimiento en toda Latinoamérica…… extremos que pueden comprobar, si acceden al video del que estamos hablando y en donde se halla el “cuerpo del delito” (eso es, la brutalidad con la que nos obsequia dicho predicador), buscando en You Tube por “David Diamond/2012 y el arrebatamiento” .

Decir de entrada, que dicho caballero defiende a capa y espada la “teoría del rapto” y que ya al inicio de dicha grabación, manifiesta su sorpresa por el hecho de que pueda haber alguien, en este caso unas personas a las que califica de “pseudo-apóstoles de la prosperidad” (ignoramos a quienes se refiere), que tenga la “osadía” de negar la veracidad de esta enseñanza, cuando según el Sr. Diamond estaríamos hablando de una de las doctrinas más difundidas actualmente…… pero que nos permitimos el atrevimiento de señalarle a dicho caballero y sin negarle el hecho que, efectivamente, estaríamos hablando de una enseñanza muy difundida en nuestros días, que la misma tiene aproximadamente unos doscientos años de existencia, lo que la hace relativamente reciente y por tanto, obviamente desconocida por los apóstoles de Jesús y los más directos seguidores de estos…… en consecuencia, no contenida en las Escrituras y por lo que nos encontraríamos ante una enseñanza totalmente falsa. Y que si dicho caballero nos permite la temeridad, dicha enseñanza también es negada desde este blog, por ejemplo y entre otros, en nuestro último artículo publicado el pasado día ocho del mes en curso, bajo el título “¿Qué ocurrirá con nosotros, en la ya cercana “Gran Tribulación”?”. Por lo que nos arrogamos la facultad de ponerle nosotros a él “entre la espada y la pared” (pues así se titula el programa desde el que hace sus prédicas), al rogarle que intente rebatir los argumentos bíblicos en los que apoyamos nuestro planteamiento opuesto a dicha enseñanza…… aunque a tenor de lo oído en boca de dicho “predicador”, dudamos mucho que tenga la altura suficiente de conocimiento bíblico requerido para ello, porque ¡cuidadito la que nos ha soltado el “nene”! 

Aunque también sería justo decir, que apoyada dicha extravagante afirmación (al menos no la niega) por el caballero que con el Sr. Diamond comparte programa y que responde al nombre de “pastor” Arturo Norero (otro que tal baila, a tenor de sus afirmaciones)…… lo que nos hace pensar que tampoco se distingue dicho Sr. Norero, por un especial entendimiento del registro escritural. Es más y haciendo honor a la claridad con la que siempre se habla desde este blog, entendemos que no tienen ni el uno ni el otro, puñetera idea de lo que están hablando…… pero veamos con la que se nos han descolgado los Sres. Diamont y Norero. En el citado video, entre el minuto 4 y 5 de grabación y ante la pregunta (preparada de antemano, obviamente) a cargo del moderador del programa “¿Porque se escribe el Apocalipsis en “pasado”?”, el Sr. Diamond pasa a citar directamente de Rev. 21:1 para responder a dicha pregunta y en donde se lee lo siguiente:

Y vi un nuevo cielo y una nueva tierra; porque el cielo anterior y la tierra anterior habían pasado y el mar ya no existe.”

Bien, veamos ahora la “magistral” interpretación que hace dicho caballero del texto en cuestión y apoyada por el silencio más absoluto del Sr. Norero y que no sabemos si se produce porque comparte dicha interpretación…… o porque se había quedado convertido en piedra al oírla; y que en todo caso, transcribimos literalmente del contenido de dicho video y en donde después de leer el citado pasaje, el Sr. Diamond dice algo parecido a esto:

¿De qué está hablando? En efecto, vivimos en un planeta que debería llamarse planeta agua y no planeta tierra, pues prácticamente estamos rodeados de mar; sin embargo en Apoc. 21:1 se describe una tierra nueva en dónde no hay mar…… ¿qué es lo que describe Juan?... un viaje al futuro prácticamente; por eso…

Y a partir de ese momento, nos pasa a anunciar un libro titulado “Historia del futuro” que, junto al programa de televisión en el que está hablando, así como en la página web a la que nos dirige, se habla del libro de Revelación como de una historia del futuro, porque para Dios, el futuro es historia…… y hay que reconocer que el juego de palabras está muy bien logrado. Pero volviendo al tema que nos ocupa, habría que entender y siempre según lo afirmado por dicho caballero, que lo que nos muestra Jehová a través de la Revelación dada a Juan por medio de su Hijo Jesucristo, es el mundo tal como será en un futuro: un mundo sin mares y océanos, o lo que es lo mismo, una tierra sin agua…… y salvajada que se topa con unas “pequeñas” objeciones, que a su vez nos llevan a enfrentarnos con una triste y grave realidad. En primer lugar, hablaremos de las citadas “pequeñas” objeciones, recordando por ejemplo, que cuando el Altísimo terminó su obra creativa, dijo lo siguiente:

Después de eso vio Dios todo lo que había hecho y, ¡mire!, era muy bueno. Y llegó a haber tarde y llegó a haber mañana, un día sexto.” (Gén. 1:31).

Luego ¿qué razón habría, para cambiar algo que ya en un principio, Dios había declarado como “muy bueno” y lo cual significaba, que era sencillamente perfecto? Porque además, si el primer hombre no hubiera transgredido el mandato divino, las cosas tal como fueron hechas, obviamente habrían continuado como habían sido creadas en un principio, pues fueron creadas a la medida y necesidades del hombre ¿o no es así? Pero es que por otra parte, la promesa del Altísimo en Hech. 3:20-21 es la siguiente:

“…… y para que él (Jehová) envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, 21 a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.” (Acotación nuestra).

Entonces lo que vemos en este pasaje es lo siguiente: a partir de la segunda venida de Jesucristo y momento en donde comienza el período de mil años o “reino de Dios”, es cuando se produce la “restauración de todas las cosas”; y todos sabemos que la palabra “restaurar”, significa el devolver algo a su condición original, eso es, exactamente igual a cómo era, pues de lo contrario no podríamos hablar de una “restauración”, sino de una remodelación de las cosas…… y no pequeña a tenor de lo que nos plantea dicho caballero. Pero es que se nos dice que dicha restauración implica a “todas las cosas” y lo que nos lleva a preguntarnos ¿de qué “cosas” estaríamos hablando? Obviamente de aquellas que existieron en tiempos de Adán antes del pecado y que, acordes a las necesidades estructurales del hombre, el Altísimo había creado y declarado como “muy buenas”; y entre las que estaban los mares y los océanos: en definitiva el agua…… pero es que yendo un poco más allá y según el pasaje transcrito, Jehová ya había hablado o comunicado “por boca de sus santos profetas de tiempo antiguoqué cosas serían las restauradas. Y prescindiendo que en algunos de nuestros anteriores artículos, ya hemos dado una amplia relación de las mismas, como por ejemplo en el titulado “¡Y el sapo se convirtió en un príncipe!” (09/04/12), veamos una de las que nuestro Creador nos cita, como que va a ser restaurada durante el milenio y que tiene directa relación con el agua:

“…… pues en el desierto habrán brotado aguas y torrentes en la llanura desértica. 7 Y el suelo abrasado por el calor se habrá puesto como un estanque (y todos sabemos lo que es un estanque) lleno de cañas; y el suelo sediento, como manantiales de agua. En el lugar de habitación de los chacales, un lugar de descanso para ellos, habrá hierba verde con cañas y papiros (lo cual requiere de abundantísima agua).” (Isa. 35:6-7). (Acotaciones nuestras).

Por lo que estaríamos hablando de una autentica transformación, eso es, el pasar de la actual grave carencia de agua dulce apta para el consumo humano que padecemos en nuestros días (al grado que se afirma que las próximas guerras, serán por el control de tan preciado y escaso líquido elemento), a una abundancia inimaginable del mismo por toda la tierra…... como era en un principio. Pero si esta fue una de las cosas prometidas por Jehová en “boca de sus profetas de tiempo antiguo” ¿cómo cuadraría esto, en un mundo sin mares ni océanos, cuando son estos la fuente primaria del agua dulce, imprescindible para toda forma de vida, al menos tal como esta se manifiesta en nuestro planeta? Y continuamos recordando, que Jehová prometió una restauración y no una remodelación y que es lo que habría, si Dios cambiara algo de su diseño original; pero veamos algo más:

Y ustedes, hijos de Sión, gocen y regocíjense en Jehová su Dios; porque de seguro les dará la lluvia de otoño en la medida correcta y hará bajar sobre ustedes un aguacero, lluvia de otoño y lluvia de primavera (eso es, ciclos perfectamente regulados e inalterables), como al principio.” (Joel 2:23). (Acotación nuestra).

Por lo tanto si eso y como nos dicen las Escrituras, era lo que había en un “principio”, esos es, ciclos de lluvias perfectamente regulados, eso es lo que tiene volver a existir si las cosas son “restauradas”…… ¿o no, Sres. Diamond y Norero? Pero es que además, el que continuarán existiendo mares y océanos como en la actualidad y desde que el mundo es mundo (y es que parece increíble el tener que estar hablando aún de tales cosas a estas alturas de la “película”), lo prueba otra profecía que hace referencia a la gobernación de Jesucristo durante el milenio o “reino de Dios”:

Ponte muy gozosa, oh hija de Sión. Grita en triunfo, oh hija de Jerusalén. ¡Mira! Tu rey mismo viene a ti. Es justo, sí, salvado; humilde y cabalga sobre un asno, aun sobre un animal plenamente desarrollado, hijo de una asna. 10 Y ciertamente cortaré de Efraín el carro de guerra y de Jerusalén el caballo. Y el arco de batalla tiene que ser cortado. Y él realmente hablará paz a las naciones; y su gobernación será de mar a mar y desde el Río (el Éufrates) hasta los cabos de la tierra.” (Zac. 9:9-10). (Acotación nuestra).

Luego ¿cómo se puede entender que la gobernación de Jesucristo, la mida Dios de “mar a mar”, si los tales dejaran de existir? ¿De qué, entonces, nos estaría hablando Jehová? Por otra parte ¿cómo podríamos estar hablando de ríos, sin la existencia de mares y origen de los mismos, cuando además todos ellos tienen la “rara” costumbre de desembocar en los tales mares? ¿Nos podrían explicar esos señores, cómo se “come” esto?

Y ya nos disculparán ustedes que insistamos en ello, pero es que el planteamiento presentado, como burrada no está nada mal; pero con todo y ya refiriéndonos a la triste realidad que habría detrás de semejante barbaridad, lo grave del asunto no está tanto en afirmar semejante salvajada (y que también), ni en que de los muchos que siguen a esos dos “genios” de la interpretación bíblica y que ya son como para darles de comer a parte (los que les siguen, pues ¡hay que ver hasta dónde llega el papanatismo!), ninguno se haya percatado de semejante fechoría…… sino en el significado de la afirmación realizada. Porque si esos “caballeros” (algo habrá que llamarles) y a los que el apóstol Pedro calificó de “falsos maestros” (2 Ped. 2:1), por tanto agentes de Satanás, no son capaces de entender el pasaje de Rev. 21:1 y lo que queda probado por la aplicación literal que hacen del mismo y que ha dado lugar a esa animalada que nos han “regalado”, la realidad es que no tiene ni la más remota idea de lo que dicen las Escrituras y en consecuencia, no conocen nada del Plan de Dios para con nosotros…… con lo que de entrada estarían mintiendo a los que les escuchan, en todo aquello que dicen y con el riesgo que ello comporta ante el Altísimo; porque engañar al personal en las cosas de Dios, es algo muy serio, a tenor de las palabras de Jesús:

Pero cualquiera que haga tropezar (o enseñe incorrectamente) a uno de estos pequeños que creen, mejor le sería que se le pusiera alrededor del cuello una piedra de molino como la que el asno hace girar y realmente fuera arrojado al mar.” (Mar. 9:42). (Acotación nuestra).

Porque una cosa es equivocarse en la aplicación de un texto bíblico y error en el que podemos incurrir todos (el mejor escribano comete un borrón ¡ya se sabe!) y otra muy distinta y como es el caso que nos ocupa, el afirmar algo que va contra toda lógica y sentido común y que además, no aguanta un mínimo contraste con el texto escritural. Pero como no saben realmente ni de qué hablan, se permiten el atrevimiento de hacer tan extravagantes interpretaciones, mostrando con ello que desconocen lo fundamental que tiene que saber toda persona que habla de Dios…… eso es, cual es el método apropiado para interpretar correctamente las Escrituras y algo que nos fue dicho hace más de 3.500 años; pero veámoslo:

Por lo cual le dijeron: “Hemos soñado un sueño y no hay intérprete con nosotros”. De modo que les dijo José: “¿No pertenecen a Dios las interpretaciones? Cuéntenmelo, por favor”.” (Gén. 40:8).

Entonces si las interpretaciones pertenecen a Dios y este nos habla a través de Su Palabra, es obvio que es en ellas en dónde tenemos que buscar el significado correcto de las cosas; de hecho es conocido por todos los que más o menos entienden de esto, que la Biblia se interpreta a sí misma…… luego lo que hay que hacer sencillamente, es leerla con mucha atención y luego razonar sobre lo leído, con lógica y sentido común. Al menos eso es lo que se hace en este blog y algo que nos ha funcionado muy bien, pues hasta el día de hoy y partiendo de un absoluto desconocimiento en Teología, Hermenéutica y ciencias afines, además de una total ignorancia en los idiomas originales en los que se escribieron distintas partes de la Biblia, hemos objetado muchas enseñanzas erróneas y disparatadas como la que hoy nos ocupa, sin que nadie por el momento haya podido rebatir nuestros argumentos…… al menos de manera razonable; veremos por tanto, si los Sres. Diamond y Norero son capaces de ello (aunque visto lo visto ¡algo “dificilillo” sí lo tienen!).

Pero hemos dicho que lo grave de la aplicación literal del pasaje de Rev. 21:1, está en la falta general de entendimiento en las Escrituras que subyace detrás de semejante tropelía, por parte de esos dos “genios” contemporáneos de la interpretación bíblica; porque si para esos señores y en el pasaje en cuestión, la afirmación sobre que “el mar ya no existe” resulta literal, obviamente también lo tienen que ser las referencias acerca de un “cambio” por otros “nuevos”, de los demás elementos que aparecen en el mismo, como son el “cielo” y la “tierra” mencionados…… pero resulta que en el contexto general de las Escrituras, no se nos habla para nada de algo parecido a una tierra y cielo literales, que tengan que ser “cambiados” por otros “nuevos”:

Isa. 45:18: “Porque esto es lo que ha dicho Jehová, el Creador de los cielos, Él, el Dios verdadero, el Formador de la tierra y el Hacedor de ella, Él, Aquel que la estableció firmemente, que no la creó sencillamente para nada, que la formó aun para ser habitada (luego no para ser destruida y sustituida por otra): “Yo soy Jehová y no hay ningún otro.” (Acotación nuestra).

Prov. 3:19: “Jehová mismo con sabiduría fundó la tierra. Afirmó sólidamente los cielos con discernimiento.”

Luego lo dicho: no vemos en esas palabras signo alguno de que ambos, cielo y tierra, tengan que ser cambiados, como si Jehová hubiera cometido algún error en su diseño y construcción (y que es lo que daría a entender el simple acto de cambiarlos), sino todo lo contrario, a tenor de lo que leemos en el siguiente pasaje:

Jer. 10:12: “Él es el Hacedor de la tierra por su poder, Aquel que firmemente estableció la tierra productiva por su sabiduría y Aquel que por su entendimiento extendió los cielos.”

Pero si esto es así (y fijo que lo es), probablemente se preguntarán ustedes de qué entonces, se nos habla en Rev. 21:1…… y puesto que la pregunta es oportuna, dejemos y tal como hemos mencionado, que sean las propias Escrituras las que se interpreten a sí mismas y así, evitaremos el meter la “gamba” como de forma tan estrepitosa han hecho esos dos señores. Porque ¿podrían ellos darnos una mínima explicación, de a qué se refiere la Biblia, cuando habla de “nuevos cielos”, de una “nueva tierra” y de un “mar” que ya no existe, más allá de la “golfada” que nos han soltado? Y como entendemos que ni por el forro son capaces de hacerlo, porque con su disparatada afirmación han demostrado ser unos auténticos ignorantes del texto escritural, permítannos que seamos nosotros los que demos dicha explicación. Porque es costumbre en este blog, cuando se rebate cualquier afirmación o enseñanza de otro autor, dar un planteamiento alternativo para que ustedes y como decía un famoso anuncio televisivo “Busquen, comparen y si encuentran algo mejor…… cómprenlo”; por lo que empezaremos y para ponernos en situación, leyendo de nuevo el pasaje de Rev. 21:1:

Y vi un nuevo cielo y una nueva tierra; porque el cielo anterior y la tierra anterior habían pasado y el mar ya no existe.”

Tengamos en cuenta que la expresión “nuevos cielos y nueva tierra”, aparece solo cuatro veces en las Escrituras y en ninguno de esos lugares, tiene que ver con una tierra o cielos literales…… esos pasajes son los siguientes y por este orden: Isa. 65:17; 66:22; 2 Ped. 3:13 y Rev. 21:1. Y somos conscientes de que puede parecer una exageración, pero es que a juzgar por la interpretación tan disparatada que han hecho acerca del “mar que ya no existe”, estamos convencidos que los Sres. Diamond y Norero no tienen ni la más ligera aproximación, a la idea que se nos quiere transmitir con las palabras del pasaje que estamos analizando; ahora bien, si no es (y obviamente no lo es) lo que afirman esos señores ¿cómo podríamos entender esas palabras?

Fijémonos de entrada que en el texto en cuestión, mientras un “nuevo cielo” y una “nueva tierrasustituyen al cielo y tierra anteriores, el mar al que se hace referencia en dicho texto, no es sustituido sino que deja de existir. De ello se podría deducir, cosa que han hecho dichos caballeros y aplicando su particular y cavernícola lógica de tomar dicho texto de forma literal, que mares y océanos al no tener sustituto, pasarán a formar parte en el nuevo mundo, del baúl de los recuerdos. Y suponemos que eso es así, porque no se nos ocurre otra cosa que pueda justificar dicho disparatado planteamiento; ahora bien ¿nos permite la lógica y el sentido común, tomar ese pasaje de forma literal y llegar a semejante conclusión? Pues no, ya que ni la lógica, ni el sentido común, ni un mínimo conocimiento del registro bíblico, ni siquiera el más elemental sentido del ridículo, nos permite hacer eso; porque veamos.

Algo que sabemos todos aquellos que hablamos sobre las Escrituras o deberíamos de saber y como ya hemos mencionado (pero creemos oportuno el enfatizarlo), es que estas se interpretan a sí mismas y por lo tanto, no hay necesidad de que nosotros le estemos buscando los cinco pies al gato. Porque resulta que este pasaje de Rev. 21:1 y que hace referencia directa a las palabras de 2 Ped. 3:13, tiene estrecha relación con lo que se dice en Isa. 65:17…… y que siendo en donde por primera vez leemos semejante planteamiento, solo sería razonable pensar que dicha circunstancia nos marca ya una línea a seguir y de la que, lógicamente, dependería el significado de Rev. 21:1; por lo que veamos que se nos dice en ese pasaje de Isaías:

Porque, ¡miren!, voy a crear nuevos cielos y una nueva tierra; y las cosas anteriores no serán recordadas, ni subirán al corazón.”

Y a partir de ahí, la pregunta obligada sería ¿en qué contexto se cumplieron estas palabras? Pues en el momento en que el pueblo judío fue liberado de Babilonia y devuelto a su tierra de Israel…… y que hasta donde sabemos, Jehová en ese momento no creó otra tierra física con otros cielos literales; entonces ¿qué podrían significar estas palabras? Evidentemente nada que ver con una nueva creación literal, ya que cuando Jehová por boca de Isaías dijo esas palabras, según podemos leer en el capítulo 65 del libro que lleva el nombre de ese profeta, se centró concreta y exclusivamente en las condiciones que reinarían cuando los israelitas regresaran a su tierra natal; por ello en Isa. 65:17-19, leemos lo siguiente:

Porque, ¡miren!, voy a crear nuevos cielos y una nueva tierra; y las cosas anteriores no serán recordadas, ni subirán al corazón. 18 Pero alborócense y estén gozosos para siempre en lo que voy a crear. Porque, ¡miren!, voy a crear a Jerusalén una causa para gozo y a su pueblo una causa para alborozo. 19 Y ciertamente estaré gozoso en Jerusalén y me alborozaré en mi pueblo; y ya no se oirá más en ella el sonido de llanto ni el sonido de un lastimero clamor.”

Obviamente tenemos que admitir, que Isaías describió “condiciones” que serían mucho mejores que las que los judíos seguramente conocieron y vivieron mientras permanecían cautivos en Babilonia: predijo gozo, alborozo y felicidad. Ahora analicemos la expresión “nuevos cielos y una nueva tierra” a la luz de los hechos ocurridos, en la que tal como hemos mencionado, resulta ser la primera de las cuatro veces que aparece esta frase en la Biblia y teniendo los cuatro pasajes, una relación directa con nuestro futuro, ya que son proféticos.

El cumplimiento inicial de dicha expresión, relatado en Isa. 65 y como hemos mencionado, tuvo que ver con judíos de la antigüedad, quienes tal como este profeta había predicho con exactitud unos doscientos años antes, regresaron de su destierro por 70 años en Babilonia a su tierra natal y en donde restablecieron la adoración verdadera (Esd. 1:1-4; 3:1-4). Luego es obvio que regresaron a una tierra que se hallaba en este mismo planeta, la tierra de sus antepasados y no en otro “nuevo” planeta; este hecho puede ayudarnos a analizar lo que Isaías quiso decir por “nuevos cielos y una nueva tierra”. Pero que no tenemos necesidad de especular, pues tal y como hemos dicho, es la misma Biblia la que nos aclara lo que Isaías quiso decir, pues en las Escrituras la palabra “tierra” no siempre se refiere a nuestro globo terráqueo; por ejemplo el Sal. 96:1 dice literalmente: “Cante a Jehová, toda la tierra”, así como por su parte el Sal. 66:4, también literalmente dice: “¡Toda la tierra te adorará y cantará a ti! ¡Cantarán a tu nombre!

Sin embargo sabemos que nuestro planeta, eso es, la tierra firme y los inmensos océanos que esta contiene, no pueden ni adorar ni cantar…… es la gente que la habita, quien adora o canta; luego tanto el Sal. 96:1, como el Sal. 66:4 (en este caso, en la segunda parte del mismo), hacen expresa referencia a la gente de la tierra y siendo este, el sentido que se le da al término “tierra” en el pasaje de Isaías. Pero Isa. 65:17 también menciona “nuevos cielos”…… luego entonces y si aceptamos que la “nueva tierra” representaba en ese contexto, a una nueva sociedad de personas en el suelo natal de esos judíos ¿qué se entendería por “nuevos cielos”? Veamos lo que una reputada Enciclopedia Teológica (de McClintock y Strong), nos dice al respecto:

Cuando la palabra “cielo” se menciona en una visión profética, significa [...] el conjunto de los poderes gobernantes [...] que están por encima de sus súbditos y los gobiernan, tal como el cielo natural está por encima de la tierra y la gobierna.”

En cuanto a la expresión combinada “cielo y tierra”, dicha Enciclopedia explica lo siguiente:

En lenguaje profético, la expresión significa la condición política de personas de diferentes rangos. El cielo es la soberanía; la tierra son los súbditos: hombres que son gobernados por sus superiores.”

Y en línea perfectamente, con lo que se sobreentiende del relato de Isa. 65:17-19, pues cuando los judíos regresaron a su tierra natal, entraron en lo que podríamos considerar como un nuevo orden de cosas; tuvieron un nuevo cuerpo gobernante en el que Zorobabel, descendiente del rey David, era el gobernador y siendo Josué, por otra parte, el sumo sacerdote (Ageo 1:1; 12; 2:21)…… estos (y sus colaboradores) como gobierno, pasaron a constituir los “nuevos cielos”, pero ¿por encima de qué? Pues por encima de una “nueva tierra”, o sea, la nueva sociedad limpia de personas obedientes a Dios, que habían regresado a su tierra natal a fin de reconstruir Jerusalén y su templo, para restaurar la adoración verdadera a Jehová. Por tanto y en este sentido, es que verdaderamente hubo unos “nuevos cielos” y una “nueva tierra” simbólicos en el cumplimiento profético que vivieron los judíos en aquel tiempo.

Luego si en lógica correspondencia, en 2 Ped. 3:13 y en Rev. 21:1, los “nuevos cielos” hacen referencia como hemos visto, a una nueva forma de gobierno (en manos de Jesucristo, en este caso) y la “nueva tierra”, a una renovada sociedad humana (los sobrevivientes de la “gran tribulación”) obediente a su Creador ¿qué significaría en ese contexto “el mar” que deja de existir? Cualquier cosa, afirmamos nosotros, menos aquello que tenga que ver con la literalidad del término, pues veamos de nuevo como la Biblia se interpreta a sí misma y nos da la clave del asunto; en Jer. 50:41-42, por ejemplo, se compara el sonido de los ejércitos que atacaron Babilonia, con un mar que está bullicioso:

¡Miren! Un pueblo viene desde el norte; y una nación grande y reyes grandiosos mismos serán suscitados desde las partes más remotas de la tierra. 42 Arco y jabalina manejan. Son crueles y no mostrarán misericordia. El sonido de ellos es como el mar que está bullicioso y montarán sobre caballos; dispuestos en orden como un solo hombre para guerra contra ti, oh hija de Babilonia.”

Por lo que cuando se predijo que “el marsubiría sobre Babilonia, según Jer. 51:42 (algo dificilillo de producirse literalmente, como no fuera con un nuevo diluvio), debió referirse a la “inundación” figurativa de las tropas de ataque de medos y los persas mencionadas y de ninguna manera, a un mar literal: en primer lugar, por la diferencia de altura sobre el nivel del mar y en segundo lugar, porque no hay registros de la época que mencionen ninguna inundación literal sobre dicha ciudad; pero veamos que se nos dice en el pasaje de Jer. 51:41-42, refiriéndose a la citada Babilonia:

¡Oh, cómo ha sido tomada Sesac y cómo llega a ser capturada la Alabanza de toda la tierra! ¡Cómo ha llegado a ser Babilonia simplemente un objeto de pasmo entre las naciones! 42 El mar ha subido aun sobre Babilonia. Por la multitud de sus olas ha sido cubierta.”

Y dado que el mar no puede “tomar” ni “capturar” nada, es obvio que ese mar mencionado solo puede ser la referencia simbólica al poderoso ejército medo-persa y que en una sola noche, tomó Babilonia. Isaías, por otra parte, asemejó a las personas inicuas de la Tierra, o sea, las muchedumbres alejadas de Dios, al “mar que está siendo agitado” cuando dijo:

Pero los inicuos son como el mar que está siendo agitado, cuando no puede calmarse, cuyas aguas siguen arrojando alga marina y fango.” (Isa. 57:20).

En Rev. 17:1, como otro ejemplo más, se nos muestra a la “gran ramera” sentada sobre “muchas aguas”, mientras que en el versículo 15 del mismo capítulo, se nos explica que “las aguas” sobre las que está sentada Babilonia la Grande (la gran ramera) significan “pueblos y muchedumbres y naciones y lenguas”; Isaías de nuevo, por otra parte, también profetizó en cuanto a la simbólica “mujer” de Dios, Sión, diciendo:

Porque a ti se dirigirá la riqueza del mar; los recursos mismos de las naciones vendrán a ti.” (Isa. 60:1; 5).

Luego estas palabras que evidentemente relacionan la riqueza del “mar” con los recursos de las naciones, solo puede significar que muchas personas de entre las multitudes (semejantes a un mar) de esas naciones de la Tierra, se volverían hacia la adoración verdadera.

También Daniel describió cuatro “bestias” que salieron “del mar” y reveló que simbolizaban reyes o reinos políticos, lo cual evidencia que no estaba hablando de un mar literal, sino del simbólico “mar” de la humanidad (Dan. 7:2-3; 17; 23), ya que el mar literal no produce reyes o reinos ¿no es cierto? De manera similar, Juan habló de una “bestia salvaje que ascendía del mar”, o sea, de la extensa parte de la humanidad que está apartada de Dios; el que se mencione en dicho pasaje unas diademas y un trono, indicaría que esta bestia que sale del “mar” simboliza una organización política…… luego de forma evidente y clara, tiene que tener su origen en el “mar” simbólico de la humanidad y no en un mar literal de agua (Rev. 13:1-2). Y puesto que es el mismo Juan, el que en Rev. 21:1 nos dice que vio en visión el tiempo en que habría “un nuevo cielo y una nueva tierra” (que ya hemos visto cuál es su significado) y que en el mismo contexto, también nos habla de un “mar” que deja de existir, es obvio que lejos de referirse a un mar literal, se estaba refiriendo y al igual que en otras partes de su escrito, a un mar “figurativo” y que hace referencia, como hemos comentado, a las masas turbulentas de personas alejadas de Dios y que en un futuro ya cercano, serán destruidas en la “gran tribulación” y dejaran de existir, como consecuencia del juicio adverso que Jehová ejecutará sobre ellas.

Por eso, en dicho pasaje el mar citado no tiene sustituto, dado que al igual que el cielo y tierra “anteriores” (gobiernos imperfectos y una humanidad apartada de Dios, respectivamente), no es aprovechable y por lo tanto, destruido eternamente. Luego queridos amigos, dejen de preocuparse, que los que lleguen a vivir bajo esos “nuevos cielos y nueva tierra” prometidos, en donde la justicia tendrá su morada eterna (2 Ped. 3:13), podrán (o podremos) seguir disfrutando de los deliciosos productos que Jehová bondadosamente creó para nuestro disfrute en los mares, océanos y ríos, tales como diversas clases de peces, mariscos, etc. sin ningún tipo de problema…… y si nos lo permiten, les recomendamos la langosta con un poquitín de salsa picante canaria, que está realmente para “mojar” pan. Pero es que por otra parte y ya fuera de bromas, nos tendrían que explicar los Sres. Diamond y Norero, no solo a qué se refería Pedro, sino cuándo se producirá el evento futuro, señalado en las siguientes palabras:

Pero hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según su promesa y en estos la justicia habrá de morar.” (2 Ped. 3:13).

Porque no olvidemos, que en Rev. 21:1, se nos habla sencillamente de la visión dada a Juan con respecto del cumplimiento de las palabras de Pedro…… y palabras en las que vemos que se nos menciona que hay una “promesa” de por medio, obviamente que solo podía hacer Jehová y que de nuevo nos lleva a las palabras del propio Pedro en Hech. 3:20-21, pues ahí está localizada dicha promesa de Dios y pasaje que podríamos volver a leer:

“…… y para que él (Jehová) envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, 21 a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración (esta es la promesa en cuestión) de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.” (Acotaciones nuestras).

Luego esa promesa divina de “restauración”, está directamente relacionada con las cosas “de que habló Dios por boca de sus profetas de tiempo antiguo” y que se producirán, cuando Él envíe de nuevo al Cristo y en el espacio de tiempo que este anunció como “el reino de Dios” o período de mil años en donde se producirá la “restauración de todas las cosas” y entre ellas el medio ambiente, como ya hemos señalado (recuerden aquello de los estanques llenos de cañas, etc. etc.); por lo que estaríamos hablando de la misma tierra que estamos habitando hoy y no una de nueva…… porque si se tuviera que empezar ya “restaurando” una “nueva tierra” ¡pues que quieren que les digamos, pero algo mal sí empezaríamos! Pero volviendo a los Sres. Diamond y Norero y de los que estamos hablando, les emplazamos públicamente a que nos expliquen, para cuando fijan ellos, la instalación de esos “nuevos cielos y nueva tierra” de los que se nos habla en Rev. 21:1, pues habría que suponer que si no tienen problema para interpretar lo del “mar” que ya no existe más, obviamente tendrían que saber también cuándo se producirá dicha cambio; y ya puestos a pedir, de qué manera se llevaría a cabo ese trasvase de personal, de una tierra a otra…… ¡a que no! 

Bien, hasta aquí lo que queríamos decirles, al tiempo de señalarles que a partir de ese momento, ya es competencia personal de cada uno el averiguar quién les está diciendo la verdad y quién les está mintiendo ¡y no por nada en especial!...... “solo” por aquello de que la voluntad de Dios, es que cada uno llegue a un conocimiento exacto (pleno o completo, según versiones) de la verdad, por lo que ahí no tiene cabida la mentira y lo cual nos obliga, a ser muy selectivos en cuanto a creernos todo aquello que nos cuentan; pero veámoslo:

Esto es excelente y acepto a vista de nuestro Salvador, Dios, 4 cuya voluntad es que hombres de toda clase se salven y lleguen a un conocimiento exacto de la verdad.” (1 Tim.2:3-4).

Y lo que está claro como el agua, es que o bien los Sres. Diamond y Norero…… o en su caso, los autores de este blog, una de las dos partes y puesto que decimos cosas diametralmente opuestas, no les está contando la verdad acerca del propósito manifestado de Dios. Y eso es precisamente lo que les toca averiguar a ustedes, si es cierto que se interesan en las cosas de Jehová; por lo que no se olviden, como tantas veces les hemos señalado en nuestros artículos, que según Gál. 6:5 cada uno responderá de sí mismo ante su Creador…… y en dónde, obviamente, tendrá que ver mucho con el resultado final, el aprecio que ya ahora uno muestre por las cosas divinas.

MABEL

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