jueves, 1 de noviembre de 2012

¡…… y el mundo los odiará! 

Y discúlpennos si incidimos de nuevo en este tema, pues de él hablábamos en un fragmento de nuestro anterior escrito “Usted…… y nuestros primeros padres, Adán y Eva” (24/10/12), pero resulta que a tenor de algunos correos recibidos, tal parece que hay aspectos del mismo que no han sido debidamente entendidos (sin duda alguna, por nuestra dificultad en transmitir nuestras ideas o planteamientos); y por lo que desearíamos hacer unas aclaraciones al respecto, acerca de los dos aspectos básicos sobre los que se llamó nuestra atención, por lo que empezaremos analizando el primero de ellos.

Porque si recuerdan ustedes, hablábamos en el citado artículo acerca de la afirmación de Jesús en el sentido de que sus seguidores, no tenían que ser parte del mundo y que dicho mundo, les “odiaría” por ello (Juan 15:19); y por lo que intentamos explicar lo que significaba “el odio” que las personas de nuestro entorno más inmediato, eso es, la actitud de rechazo que se sentiría hacia aquellos que debido a nuestra posición adoptada de no ser parte del mundo, no nos sintiéramos como parte activa de él . Pues bien, recibimos unos correos en el sentido de hacernos notar que una cosa es la actitud de nuestros convecinos en su relación diaria con nosotros, los que tal posición adoptamos y otra muy distinta, lo que ocurre en lejanos países del orbe en donde los llamados “cristianos” son masacrados por “fanáticos religiosos”…… al menos, eso es lo que se nos cuenta en los distintos medios de información.

Sin embargo y después de decir que lamentamos profundamente estas situaciones de violencia entre personas, en el supuesto que dichos conflictos se produzcan y de los que desconocemos detalles del porqué se han producido, nos vemos obligados a señalar determinada circunstancia y para llevar las cosas a su justo contexto…… y sin que ello signifique, por supuesto, el que de alguna manera nosotros “justifiquemos” dichos actos violentos. Porque resulta que en dichos conflictos y hasta donde sabemos nosotros, no se ven envueltos en ellos personas que, como dijo Jesús “no son parte de este mundo”, sino personas que son miembros reconocidos de distintas organizaciones religiosas implantadas en el actual panorama mundial y que en conjunto, conforman el imperio mundial de religión falsa y que las Escrituras identifican como “Babilonia la Grande, la madre de las rameras y de las cosas repugnantes de la tierra” (Rev. 17:5). Luego estaríamos hablando de personas que de alguna manera sí son “parte” de este mundo, pues toman partido por alguna de las facciones en las que éste está dividido, bien sea religiosa (como es el caso que nos ocupa), política o de otra índole y lo cual, lógicamente, expone a uno a determinadas consecuencias…… por lo que no estaríamos hablando de lo mismo, pues lo que caracteriza a aquellas personas que no son parte del mundo, es precisamente y puesto que esperan en Jehová y sus promesas y por lo tanto, tienen diferentes expectativas, metas, ilusiones y proyectos para su vida, que no se envuelven en los asuntos de este sistema actual de cosas.

Dicho lo cual y esperando haber aclarado dicho punto, pasemos al siguiente y obviamente relacionado con el anterior, pues se nos ha criticado la extrema “radicalidad” con la que sobre dicho tema, nos manifestábamos en el citado artículo…… y opinión de la que respetuosamente discrepamos, pues nosotros entendemos que solo nos limitamos a decir las cosas claras, para que la persona que nos lee “se entere” y no le queden dudas acerca de lo que le queremos decir; porque aunque algunos no lo sepan, es mucho lo que está en envuelto en el asunto, tanto para el que recibe el mensaje…... como para el que lo transmite y siempre a tenor, de las palabras que Jehová dirigió a sus profetas de tiempo antiguo:

En cuanto a una tierra, en caso de que yo traiga sobre ella una espada y la gente de la tierra, todos sin excepción, realmente tomen a un hombre y lo pongan como su atalaya 3 y él verdaderamente vea venir la espada sobre la tierra y toque el cuerno y advierta a la gente 4 y el que oye, realmente oiga el sonido del cuerno, pero no acepte de ningún modo la advertencia y una espada venga y lo quite, la propia sangre de este llegará a estar sobre su propia cabeza. 5 El sonido del cuerno oyó, pero no aceptó la advertencia. Su propia sangre llegará a estar sobre sí mismo. Y si él mismo hubiera aceptado la advertencia, su propia alma habría escapado. 

6 Ahora bien, en lo que respecta al atalaya, en caso de que él vea venir la espada y realmente no toque el cuerno y la gente misma no reciba ninguna advertencia y una espada venga y quite de ellos alma, por su propio error esta gente misma tiene que ser quitada, pero su sangre la reclamaré de mano del atalaya mismo. 

7 Ahora bien, en cuanto a ti, oh hijo del hombre, atalaya (centinela o vigilante) es lo que te he hecho a la casa de Israel y de mi boca (en este caso de las Escrituras) tienes que oír la palabra y darles advertencia de parte de mí. 8 Cuando yo diga a alguien inicuo: “¡Oh inicuo, tú positivamente morirás!”, pero tú realmente no te expreses para advertir al inicuo en cuanto a su camino, él mismo, como inicuo, morirá en su propio error, pero de tu propia mano reclamaré su sangre. 9 Pero en lo que respecta a ti, en caso de que tú realmente adviertas a alguien inicuo en cuanto a su camino para que él se vuelva de este, pero él realmente no se vuelva de su camino, él mismo morirá en su propio error, mientras que tú mismo ciertamente librarás tu propia alma.” (Ezeq. 33:2-9). (Acotaciones nuestras).

Luego dado que la cosa no parece ir de broma, al menos desde este blog no nos lo tomamos para nada en broma, es obvio que todos aquellos que conocemos los propósitos de Jehová en cuanto a traer juicio a la tierra y las consecuencias que el mismo tendrá sobre las personas, en función de determinada actitud tomada al respecto, tenemos la ineludible obligación ante nuestro Creador, de poner dicha información al alcance de cualquiera que desee oírla…… lo que cada uno después haga con ella, ya no es asunto nuestro. Pero lo que es asunto nuestro y como nos señala el versículo 4 del pasaje citado, es que las personas “realmente oigan”, o sea, que entiendan sin lugar a duda alguna, de qué les estamos hablando y así quedar nosotros, como atalayas que somos, libres de culpa de derramamiento de sangre. Pero claro, la cuestión está en cómo hacer para que nuestro mensaje realmente llegue “alto y claro” a las personas en cuestión, de tal manera que no haya excusa posible…… y que quizás la habría si no habláramos con la suficiente claridad; por lo que la única manera de transmitir dicho mensaje para que “cale” entre el personal, es el hablar “sin pelos en la lengua” y provocar con ello la reacción de las distintas personas ante nuestra advertencia: o bien mostrando una postura receptiva a la misma y en consecuencia, cambiando su derrotero de vida y agradeciéndole al Altísimo, el que las haya advertido por medio de Sus atalayas, o por el contrario (y como es el caso que nos ocupa) revolviéndose en contra de estos y acusándoles de ser demasiado “radicales” o “salidos de tono” al transmitir la advertencia divina. Pero quedando claro en todo caso, que han captado perfectamente el mensaje que se les ha transmitido, ya que se han dado por aludidos (pues si les ha molestado, es que se han enterado de qué va la película) y que nosotros a la vez, como buenos atalayas, hemos cumplido con nuestro cometido de transmitir el mensaje con la claridad debida y quedando por tanto, libres de culpa de sangre ante nuestro Creador…… tan sencillo como esto. Y sin perder de vista el hecho, que dicho juicio lo tenemos a las puertas y por lo que no habría tiempo que perder:

“…… al tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles 8 en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús. 9 Estos mismos sufrirán el castigo judicial de destrucción eterna de delante del Señor y de la gloria de su fuerza.” (2 Tes. 1:7-9).

Y personas que “no conocen” a Dios (o Sus propósitos con respecto de la humanidad obediente) sencillamente porque no han querido, pues el mensaje de advertencia les ha llegado y como ya hemos dicho “alto y claro”, evidenciado ello por su virulenta reacción ante el mismo y lo que les lleva en consecuencia, a “no obedecer” las condiciones divinas exigidas (no ser parte del mundo) para conseguir una posición acepta ante Dios, manifestadas a través de las “buenas nuevas” acerca de Jesucristo; porque la realidad es que en su fuero interno, dichas personas desean continuar siendo parte de este mundo y tener la aceptación del mismo, cuando resulta que el mismo está condenado a la destrucción y en un futuro ya inmediato…… siempre a tenor de los acontecimientos mundiales y que cuadran perfectamente con las señales dadas en las Escrituras, para mostrar la proximidad de tan trágico evento.

Lo que nos lleva a recordar una pequeña historieta (con moraleja incluida), que nos contaban de pequeños y que nos sirve como ilustración de lo que pretendemos decir: tiene que ver con dos liebres, que viendo desde la distancia venir hacia ellas una nube de polvo (obviamente levantada por el correr de perros de caza), se pusieron a discutir acerca de si los perros que se acercaban serían “galgos” o “podencos”. El caso es que una de las liebres, la más precavida obviamente, lejos de considerar dicha disquisición como “oportuna” en ese momento, tomó rápida acción y empezó a poner tierra de por medio, cuando aún había espacio suficiente para ello; sin embargo la otra, pensó que cuando llegara a divisar de que raza eran los perros en cuestión, aún le quedaría tiempo para tomar acción y escapar…… lamentablemente ello no fue así, pues cuando los tuvo al alcance de su vista y pudo averiguar si eran lo uno o lo otro, prácticamente ella también estuvo al alcance de la mandíbulas de los citados perros y fue muerta por ellos. Y así, lamentablemente, pasará con aquellas personas que cuando reciben la advertencia divina de apartarse de un mundo próximo a la destrucción (“no ser parte” de este, según palabras de Jesús), continúan manteniendo su posición en el sentido que puesto que de momento aún estamos en dicho mundo, hay que seguir su ritmo y que cuando la cosa esté “más madura”, ya empezarán a dar los pasos oportunos; solo que para ese entonces y como en el caso de la liebre curiosa e imprudente, quizás ya sea demasiado tarde…… y tomen eso como una simple opinión.

Pero siendo en todo caso lo verdaderamente lamentable, el hecho que haya personas que en lugar de agradecerle a Jehová, que les haya hecho llegar un mensaje claro y diáfano que les permita salvar la vida en ese juicio venidero mencionado y alcanzar con ello, la posibilidad de vivir eternamente en un mundo paradisíaco, se revuelvan en contra del mensajero y con lo que dejan claro con dicha actitud, que este (el atalaya mencionado) ha cumplido perfectamente con la responsabilidad encomendada de transmitir una información de forma clara y entendible y quedando por tanto ante el Altísimo, libre de toda culpa. Porque como dijo Pablo en su carta a los creyentes de la en su día, provincia romana de Galacia, cada uno será responsable directo ante Jehová de sus propias decisiones (Gál. 6:5). Por lo que no valdrá en ese momento de ajuste de cuentas, el decir eso de “… es que no me hablaron claro y por ello no entendí el mensaje”, pues su propia reacción ante el mismo es lo que delatará a la persona ante su Creador: o bien porque haya cambiado de actitud y haya ajustado su vida a las normas divinas (señal inequívoca que ha entendido el mensaje) y por lo cual será bendecida, o en su defecto, por el revolverse en contra el mensajero diciendo que dicho mensaje es demasiado radical y hasta ofensivo, con lo cual uno, obviamente, también reconoce el haberlo entendido y por tanto, al no hacerle caso, único responsable de su destrucción eterna…… de ahí la cualidad requerida al centinela o atalaya de turno, de hablar claro, alto y entendible.

 MABEL

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