domingo, 22 de diciembre de 2013
La nueva “gamberrada” de Apologista Mario Olcese.
Si usted, querido amigo que nos lee y como tantos otros, se ha visto sorprendido últimamente por la ausencia de escritos en esta página, criticando las “gansadas” que Apologista Mario Olcese suele contar por artículos o videos publicados (con alguna rara excepción y oportunamente señalada por el autor material de los temas escritos en este blog, u séase aquí el menda -Armando López Golart- y servidor de ustedes o, en su defecto y como suele llamarme D. Mario, “el españolillo matador”), no crea que ha sido debido al buen hacer de dicho caballero y que me haya llevado a estar de acuerdo con sus postulados, sino que ha sido fruto del hecho que ya he dado a ese señor por amortizado, eso es, que ha sido tan brutal el descenso de su popularidad y pérdida de prestigio en la Red, que ha dejado de ser un referente entre las páginas que publican artículos bíblicos…… entonces ¡para qué perder el tiempo ¿no creen?! Prueba de ello, es que desde hace bastante ídem, dicho autor “malvive” en YouTube, mediante insulsos y repetitivos temas en contra de los TJ, actividad que hasta los tontos de pueblo en España y cuando no tienen nada mejor que hacer…… ¡pues haaala! a meterse con los TJ.
Claro, el problema de dicho caballero, ignorante del contenido escritural hasta las mismísimas “cachas”, es que usando las flagrantes contradicciones de la Sociedad Wachtower pretende aclarar puntos de la Biblia y con ello, impartir enseñanzas a todas luces equivocadas; por ejemplo: es cierto que hay un gran desbarajuste de entendimiento entre lo que los TJ afirman acerca de su clase “ungida”, con relación a los de su clase de las “otras ovejas” y tema del que últimamente ha estado tratando ese señor. Pero ello no significa en modo alguno, que el reino de Dios y según las Escrituras, no se componga por una parte, de una “clase” dirigente o gobernante compuesta de 144.000 miembros que acompañará a Jesucristo en dicho gobernar (Rev. 14:1 vs. Sal. 2:5-6) y por otra, de una “clase” diferente que serán los súbditos o gobernados por los primeros (Rev. 7:9; 14) y por tanto, de distinta condición que estos …… en definitiva “dos clases” y que son los dos distintos y únicos grupos de personas en los que se divide un reino a la usanza y como siempre se ha entendido: una minoría gobernante, que ejerce su condición de tal sobre una inmensa mayoría que es gobernada y a los que se conoce como “súbditos” del reino en cuestión.
Ahora bien, puesto que los TJ cometen ese error de aplicación (que no de interpretación y que no es lo mismo), ya que se adjudican a sí mismos una profecía aún por cumplirse y en la que se han adelantado por más de cien años; de ahí que les fallen tanto los números, pues la realidad es que actualmente no existe “ungido” alguno sobre la tierra (Apologista y por mucho que “chifle” tampoco lo es), ni persona alguna que se pueda identificar como miembro de la “gran muchedumbre”. Pero D. Mario y basándose en ese error mayúsculo de los mencionados TJ, ya entiende y así lo enseña, que lo de las dos “clases” ni siquiera se menciona en la Biblia y lo que me lleva a mí, a formular aquella pregunta tan clásica de “¡Qué ver tendrá, el regaliz con el tocino!”; y es que en definitiva lo que ocurre, es que nos encontramos ante una nueva demostración de la presbicia escritural del caballero en cuestión, u séase, que no tiene ni puñetera idea de lo que habla…… a menos eso sí, que nos pueda explicar de manera razonable, de cuántos grupos se hace mención en Rev. 7:4; 9 y en donde a Juan, en una visión, se le muestra el reino y a los que del mismo formarán parte.
Pero como resulta que no hay dos sin tres, el amigo Mario y siguiendo en su habitual línea de “aciertos”, se ha descolgado con una afirmación de aquellas que hacen época ¡vamos, que el hombre “sa pasao siete pueblos”! qué diría nuestro amigo el castizo, cuando en el video publicado el pasado día 13 del corriente mes de Diciembre bajo el título de “CRISTO FUE HECHO SEMEJANTE EN TODO A SUS PAISANOS (Hb.2:17)...¡PERO LA WT DICE QUE NO!” afirmó sin lugar a duda alguna que Jesucristo no era un hombre perfecto…… sí, sí, han leído ustedes bien: Jesús no era un hombre “perfecto” y por lo que obviamente, su cuerpo era tan imperfecto como el de sus seguidores y según propias palabras de D. Mario, que pueden oír en dicha grabación desde el minuto 4’55 al 5’45. Claro, cuando uno que como un servidor no se considera un “ungido” o Hijo de Dios, como sí afirma serlo el personaje en cuestión y por tanto, guiado por el espíritu santo…… ¡ah, que ustedes no sabían que ese “genio” de la teología se las da de ser un “ungido” y de recibir revelaciones directas del espíritu santo! ¡Vaya por Dios…… y yo con estos pelos y sin haberles informado! Pero no se preocupen que todo tiene arreglo y rápidamente les pongo en antecedentes para que se vayan poniendo al día, acerca de con quién se juegan “los cuartos”; y para que vean que no les miento, fíjense en lo que en su momento dijo dicho “caballero” y a poco de iniciar su andadura en Internet (posición que ha mantenido en el tiempo), eso es, el 07/09/2007 bajo el título “No toquéis a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas” y en donde en su párrafo 3, nos decía lo siguiente:
“Yo soy un UNGIDO del Señor, y nadie debe o puede tocarme a mí, o a usted, si en verdad es un cristiano, sin tener luego que pagar un precio muy caro. Yo me considero un UNGIDO del Señor, y si usted no se considera así, entonces usted no ha entendido lo que significa ser un cristiano o un ungido.” (Negritas mías).
O esto otro, publicado el 29 de Marzo 2008 en un artículo que llevaba el título “¡Todos los bautizados somos “Cristos”!”:
“Ahora bien, “Ungidos con el Espíritu Santo” resalta otras bendiciones colaterales que Dios nos añade cuando nos entrega el Espíritu Santo, PERO LO MÁS IMPORTANTE ES QUE NOS GUÍA A LA VERDAD (Ver Juan 16:13). NADIE PUEDE SER GUIADO A LA VERDAD SIN EL ESPÍRITU OBRANDO EN ÉL.” (Negritas mías).
Observen que habla en primera persona y lo que significa, que reconoce tener el espíritu santo operativo sobre él; de hecho unos meses antes, eso es, el 28/08/2007, en el tema “Consejos oportunos para miles de testigos de Jehová desanimados” y hablando de la liberación que había supuesto para él, el salirse de dicha secta (como, por otra parte, para cualquiera de los que hemos tenido la fortuna de haberlo conseguido), hacía la siguiente y presuntuosa afirmación:
“Al contrario, soy un hombre muy feliz y dichoso, ya que por fin tengo la libertad que no gozan ellos para escribir y tener mi sitio web donde puedo exponer mis creencias personales y mis “descubrimientos” bíblicos según me lo revela el Espíritu de Dios. Sólo el Espíritu de Dios nos guía a la verdad.” (Negritas mías).
Aproximadamente un año después, el 30 de Marzo del 2008, publicaba el artículo “Mi llamado para anunciar el evangelio del reino” y en el que después de un primer párrafo “glorioso”, firmaba dicho artículo de la siguiente manera:
“Su servidor,
Ing° Mario A Olcese (Apologista)
Embajador Plenipotenciario del Reino de Dios”
Y fórmula que empleó también en varias cabeceras de artículos en esa época, como por ejemplo, en este escrito del 30/03/2008:
“USTED DEBE SER APTO PARA EL REINO DE DIOS
Por Ing° Mario A Olcese (Apologista)
Embajador Plenipotenciario del Reino de Dios”
Palabras que ahora ha traducido a música, pues solo hay que oír la banda sonora “hollywoodiense” con la que abre sus videos en YouTube y al más puro estilo de “mega estrella” del celeuloide; pues bien, esa es la “joyita” que con tanto énfasis afirma ser un Hijo de Dios y por tanto, “guiado” por el espíritu divino (Rom. 8:14) y que nos acaba de decir (quiero suponer que en una nueva “revelación” del espíritu santo de Dios) que Jesús no tenía un cuerpo perfecto. Y claro, uno que no se da tantas ínfulas como ese caballero, pues no me creo ser un Hijo de Dios, ni que el espíritu santo me susurre al oído secretos sagrados, ni nada que se le parezca (¡qué quieren ustedes, no todos hemos nacido “en la calle Mayor”, como el Sr. Olcese!), lo primero que se me ocurre ante tan “divina revelación” es preguntarme ¿para qué sirvió entonces, todo el “follón” montado alrededor de Jesús desde su nacimiento hasta su muerte, si resulta que este no tenía un cuerpo perfecto, sino imperfecto como tenemos todos y lo cual quiere decir, ni más no menos, que “cualquiera” hubiera podido dar su cuerpo como rescate por el resto de humanidad, o sea, habría podido conseguir el mismo resultado que él obtuvo y sin tanta “escandalera”? El problema está, en que eso no es lo que nos dicen las Escrituras, acerca de si un hombre con un cuerpo imperfecto y como D. Mario nos afirma que tuvo Jesús, podía haber rescatado a la humanidad del pecado:
“…… ni uno de ellos puede de manera alguna redimir siquiera a un hermano, ni dar a Dios un rescate por él (eso es, para uno mismo); 8 y el precio de redención del alma de ellos (de la humanidad) es tan precioso (o tan elevado) que ha cesado hasta tiempo indefinido (eso es, imposible de alcanzar), 9 para que todavía viva para siempre y no vea el hoyo.” (Sal. 49:7-9). (Acotaciones mías).
Luego lo que queda claro de estas palabras, es que el ser humano por sí mismo no podía proporcionar un “rescate” de la condena a muerte que nos transmitió el pecado heredado de Adán, lo nos lleva a preguntarnos ¿por qué eso así? y que solo tiene una respuesta: mientras que Adán era un ser “perfecto” y puesto que a partir de él, ya todos sus descendientes nacieron con la “tara” o “mancha” del pecado, eso es, en “imperfección”, era completamente imposible pagar el precio que se ajustara a la ley divina:
“Pero si ocurre un accidente mortal, entonces tienes que dar alma por alma, 24 ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, 25 marca candente por marca candente, herida por herida, golpe por golpe.” (Éxo. 21:23-25).
O lo que es lo mismo, lo aportado en compensación por el perjuicio o daño causado, tenía que ser equivalente al objeto o valor sujeto a rescate, eso es, la vida “perfecta” que se perdió y a tenor de lo que leemos en 1 Tim. 2:5-6:
“Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, un hombre, Cristo Jesús, 6 que se dio a sí mismo como rescate correspondiente (eso es, de igual valor a lo que se había perdido) por todos... de esto ha de darse testimonio a sus propios tiempos particulares.” (Acotación mía).
Ello nos llevaría a considerar qué es lo que se perdió con Adán y para lo cual, tenemos que retrotraernos al libro de Génesis y en donde en su capítulo uno y a partir del tercer día creativo en donde empezó ya propiamente la creación terrestre, la expresión divina al concluir el día tercero, cuarto y quinto fue “Y vio Dios que era bueno”. Sin embargo, al concluir el sexto día y en donde había sido creado el hombre, la expresión divina cambió sustancialmente, pues Jehová exclamó:
“Después de eso vio Dios todo lo que había hecho y, ¡mire!, era muy bueno. Y llegó a haber tarde y llegó a haber mañana, un día sexto.”
Luego tendríamos que llegar a la conclusión, de que dicha exclamación en boca del Altísimo, no podía significar otra cosa que lo creado hasta ese momento era sencillamente “perfecto”…… incluido el cuerpo de Adán; de hecho, eso es lo que entendemos de Deut. 32:4:
“La Roca, perfecta es su actividad, porque todos sus caminos son justicia. Dios de fidelidad, con quien no hay injusticia: justo y recto es él.”
Por lo que solo se puede concluir que Adán como ser humano creado por Dios, tenía un cuerpo sencillamente “perfecto”, tanto mental como físicamente y que no se deterioraba con el paso del tiempo, ya que Jehová lo había creado para vivir para siempre y funcionando como un reloj de precisión…… algo que solo la desobediencia a las normas establecidas por Su Creador podría alterar y, de ahí, la advertencia divina:
“Y también impuso Jehová Dios este mandato al hombre: “De todo árbol del jardín puedes comer hasta quedar satisfecho. 17 Pero en cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, no debes comer de él, porque en el día que comas de él, positivamente morirás”.” (Gén. 2:16-17).
Y todos sabemos que Adán no murió el mismo día que pecó y fue expulsado del Edén, sino que vivió hasta los 930 años y entretanto engendró “hijos e hijas” (Gén. 5:4-5)…… luego ¿qué había ocurrido? Pues que a partir del momento en que se cometió el pecado de desobediencia, para Jehová Adán ya estaba muerto, pues el cuerpo perfecto de este sufrió una alteración y a partir de la cual, empezó a deteriorarse progresivamente hasta acabar en la muerte y su regreso al lugar de donde había sido sacado, eso es, al polvo de la tierra y lo que significaba la muerte eterna: lo que conllevó que ese “deterioro” en el estado de perfección que en su momento disfrutó nuestro primer padre y que como consecuencia de la desobediencia, llevó a este a la muerte, es lo que Adán y al igual que un molde defectuoso, “transmitió” a sus descendientes y que conocemos como “imperfección”. Ello nos lleva a concluir que el “cuerpo” perfecto de Adán y preparado para vivir eternamente, es lo que se perdió y de ahí que su descendencia ya “imperfecta” no pudiera recuperar; de hecho, lo que se nos dice en Rom. 5:12 no es otra cosa que la que acabo de afirmar:
“Por eso, así como por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo y la muerte mediante el pecado; y así la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos habían pecado (por la herencia recibida).” (Acotación mía).
Luego antes del pecado no existía la muerte ni la corrupción y derivadas ambas de la “imperfección” en la que sumió el pecado a la humanidad; pero volviendo al Sr. Olcese, vemos que para sostener su infumable afirmación en el sentido de que Jesús no tenía un cuerpo perfecto, usa el texto de Hebr. 2:17 para demostrar que Jesús era “en todo igual” a sus seguidores, texto que transcribiré de la misma traducción que usa el Sr. Olcese:
“Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.” (RV 1960).
Ya después de citar Hebr. 4:15 y que analizaremos más adelante, pasa a apoyar su discurso en Rom. 8:3, en dónde leemos lo siguiente y que dicho caballero nos ofrece en distintas versiones, con el objetivo de “apuntalar” su disparata afirmación:
RV 1960: “Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne.”
TLA: “Dios ha hecho lo que la ley de Moisés no era capaz de hacer, ni podría haber hecho, porque nadie puede controlar sus deseos de hacer lo malo. Dios envió a su propio Hijo, y lo envió tan débil como nosotros, los pecadores. Lo envió para que muriera por nuestros pecados. Así, por medio de él, Dios destruyó al pecado.”
LBLA: “Pues lo que la ley no pudo hacer, ya que era débil por causa de la carne, Dios lo hizo: enviando a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y como ofrenda por el pecado, condenó al pecado en la carne.”
BLP: “Es decir, lo que era imposible para la ley a causa de la debilidad humana, lo llevó a cabo Dios enviando a su propio Hijo que compartió nuestra condición pecadora y, a fin de eliminar el pecado, dictó sentencia condenatoria contra el pecado a través de su naturaleza mortal.”
NTV: “La ley de Moisés no podía salvarnos, porque nuestra naturaleza pecaminosa es débil. Así que Dios hizo lo que la ley no podía hacer. Él envió a su propio Hijo en un cuerpo como el que nosotros los pecadores tenemos; y en ese cuerpo, Dios declaró el fin del dominio que el pecado tenía sobre nosotros mediante la entrega de su Hijo como sacrificio por nuestros pecados.”
A partir de ahí y considerado todo lo leído, puesto que ninguno de sus seguidores a los que Jesús fue hecho “a semejanza” era perfecto, ese “genio” de la teología deduce que este no podía tener un cuerpo perfecto y a diferencia que sus apóstoles que eran “imperfectos” (y algo que ya les he señalado)…… pero claro, tenemos que tener en cuenta y como hemos visto, que la imperfección es causada por el pecado (Rom. 12:5) y que según el pasaje de Hebr. 4:15 que hemos citado, pero que no hemos transcrito, ésta era la condición de Jesús con respecto del pecado:
“Porque no tenemos como sumo sacerdote a uno que no pueda condolerse de nuestras debilidades, sino a uno que ha sido probado en todo sentido igual que nosotros, pero sin pecado.”
Luego si no hay pecado, no hay imperfección, pues la línea que delimita entre la perfección y la imperfección es sencillamente el pecado: un hombre nacido en pecado (cualquiera de nosotros) es imperfecto, mientras que un hombre nacido sin pecado (Jesús) es un hombre perfecto y en el bien entendido de que “un hombre” es un “cuerpo” físico y todo lo que este contiene, bien sea de orden moral, espiritual, intelectual, etc.…… y es que no nos podemos sustraer a lo que leemos en Hebr. 7:26:
“Porque tal sumo sacerdote nos era apropiado: leal, sin engaño, incontaminado, separado de los pecadores y llegado a ser más alto que los cielos.”
Entonces y puesto que Jesús no tenía pecado, no podía tener un cuerpo “imperfecto” y lo que nos lleva a pedirle al “genio” en cuestión, que antes de pronunciarse en cuanto al significado de un texto bíblico aprenda a leer, como mínimo, pues no se ha enterado de lo que ha leído; porque de entrada y algo que se puede encontrar en cualquier diccionario, es que la expresión “semejante” no significa “igual a…”, sino “parecido a…”. Por lo que cuando leemos en Rom. 8:3 y leemos eso de que Dios envió a Su Hijo “en semejanza de carne de pecado” se estaba refiriendo a la semejanza física (dos piernas, dos brazos, dos ojos, dos orejas, una nariz, pelo, etc. etc. etc.) y no en el sentido de que ese cuerpo fuera depositario del pecado y como nos aclara lejos de toda duda el pasaje ya leído de Hebr. 4:15, ya que en su engendramiento no intervino hombre alguno y que es el único que puede transmitir el pecado. Tengamos en cuenta que lo hace el organismo de la mujer es “moldear” o dar “forma” a esa fuerza vida que el varón ha introducido en su matriz mediante su esperma, mantenerla y finalmente, traerla al mundo dando a luz…… luego es el varón el que transmite el pecado y no la mujer, que lo único que hace y por decirlo de una manera que nos entendamos, es recibir en su cuerpo ese producto seminal ya contaminado por el pecado y gestionar el desarrollo del mismo; de ahí, lo que leemos en Luc. 1:34-35:
“Pero María dijo al ángel: “¿Cómo será esto, puesto que no estoy teniendo coito con varón alguno?”. 35 En respuesta, el ángel le dijo: “Espíritu santo vendrá sobre ti y poder del Altísimo te cubrirá con su sombra (eso es, haría la función de varón). Por eso, también, lo que nace será llamado santo (o “limpio de pecado”), Hijo de Dios.” (Acotaciones mías).
Y decir que un Hijo engendrado directamente por el propio Jehová, era imperfecto, ya merece calificativos un tanto gruesos…… ¡y para que me voy a andar con rodeos, si ustedes ya conocen como me las gasto y saben lo que pienso: de burro para arriba, oigan! Ahora bien, para entender de qué va la “película” hay que investigar un poco y desde la óptica correcta, porque ¿cómo fue, que envió Dios a su hijo en la “semejanza de la carne pecaminosa”, cómo hemos leído en Rom. 8:3?...... pues cuando lo hizo nacer de una mujer y, supuestamente, de un varón, ya que según las propias Escrituras Jesús era hijo “según se opinaba” (Luc. 3:23) de José y así quedó reflejado en el libro de las genealogías de Israel. Luego a todos los efectos y ante la opinión del “personal”, puesto que Jesús había nacido de un varón (José) y una mujer (María) ambos imperfectos, el resultado solo podía ser un hijo imperfecto…… y al permitir Jehová eso con Su Hijo, es por lo que se puede decir que Este lo envió en la “semejanza” (por nacimiento) a carne pecaminosa. De hecho, hay un pasaje que no solo confirma este extremo, sino que añade detalles adicionales que nos ayudan a entender el caso y que encontramos en Fil. 2:5-8, en donde Pablo nos explica lo siguiente:
“Mantengan en ustedes esta actitud mental que también hubo en Cristo Jesús, 6 quien, aunque existía en la forma de Dios (cómo Hijo de Dios, Jesús era un ser poderoso, tanto mental como físicamente), no dio consideración a una usurpación, a saber, que debiera ser igual a Dios (como sí hizo Adán). 7 No; antes bien, se despojó a sí mismo (o renunció a...) y tomó la forma de un esclavo y llegó a estar en la semejanza de los hombres. 8 Más que eso, al hallarse a manera de hombre, se humilló y se hizo obediente hasta la muerte, sí, muerte en un madero de tormento.” (Acotaciones mías).
El hecho de que se nos diga que Jesús existía “en la forma” de Dios, ya es suficiente para indicarnos que no era igual a cualquiera de sus contemporáneos, sino que allí había algo fuera de lo normal y que lo elevaba por encima de los seres imperfectos que le rodeaban: que ello era así, queda claro cuando se nos dice que “se despojó a sí mismo”, obviamente de algo que no tenían los demás (su condición divina), para poder llegar a estar en la “semejanza” de los hombres, eso es, en una aparente misma condición de pecador…… ¿y cuándo hizo Jesús esto? Pues sencillamente cuando acudió al bautismo; porque recordarán ustedes el intercambio de palabras habido en ese momento entre Jesús y Juan “el bautizante”:
“Entonces Jesús vino de Galilea al Jordán a Juan, para ser bautizado por él. 14 Pero este trató de impedírselo, diciendo: “Yo soy el que necesito ser bautizado por ti…… ¿y vienes tú a mí?”. 15 En respuesta Jesús le dijo: “Deja que sea, esta vez, porque de esa manera nos es apropiado llevar a cabo todo lo que es justo”. Entonces él dejó de impedírselo.” (Mat. 3: 13-15).
Pero ¿por qué objetó Juan? Pues porque el bautismo de Juan, era un “bautismo de arrepentimiento” de pecados (Mar. 1:4) y que se sustanciaba en un simbólico acto público de inmersión en agua y en el que el participante reconocía su condición de pecador contra Jehová Dios; y Juan, que sabía quién era Jesús, estaba al tanto de que este no tenía pecado y al contrario que él, que sí había nacido de un hombre y una mujer que tenían pecado, por tanto imperfectos, por lo que no tenía por qué someterse al bautismo. Luego al presentarse públicamente a dicho bautismo, Jesús simbólicamente “se despojó a sí mismo” y ante los que contemplaban la escena, de su condición exenta de pecado, para asumir ante todos la condición humana en el sentido de que el “también” era pecador y lo que se escenificó mediante el someterse al bautismo de Juan…… luego ante la opinión pública, Jesús pasó a no ser más que uno de tantos y por tanto “semejante” a carne pecaminosa; de ahí que los fariseos cogieran un buen “rebote” en su momento y quisieran apedrearlo, porque “se había hecho igual a Dios”:
“Otra vez los judíos alzaron piedras para apedrearlo. 32 Jesús les respondió: “Muchas obras excelentes les exhibí de parte del Padre. ¿Por cuál de esas obras me apedrean?”. 33 Los judíos le contestaron: “No por obra excelente te apedreamos, sino por blasfemia; sí, porque tú, aunque eres hombre, te haces a ti mismo un dios.” (Juan 10:31-33).
Ahora bien ¿qué se esperaba que ofreciera Jehová como rescate por el cuerpo perfecto que dilapidó Adán, sino que otro cuerpo perfecto y que el ser humano de ninguna manera podía ofrecer, pues todo descendiente a Adán nació con la mancha del pecado y por tanto, en cuerpos de imperfección? Recordarán lo que les hemos señalado al inicio de este escrito, en el sentido de como el Sal. 49:7-9 nos muestra que el ser humano no puede pagar un rescate por sí mismo, dado que lo que se exige es la ofrenda de un “cuerpo perfecto” y algo de lo que ningún ser humano dispone; lo que nos lleva a analizar de nuevo el pasaje de Rom. 8:3 y en el que como hemos dicho, básicamente se apoya esa “joya de la corona” de la interpretación bíblica que es Apologista Mario Olcese, cuando resulta que éste pasaje está diciendo todo lo contrario de lo que este afirma que dice, porque veamos que se nos cuenta en el mismo y tomado de la misma versión (NTV) que lo toma el “caballero” en cuestión:
“La ley de Moisés no podía salvarnos, porque nuestra naturaleza pecaminosa es débil. Así que Dios hizo lo que la ley no podía hacer (eso es, suministrar un cuerpo perfecto con el que efectuar el rescate). Él envió a su propio Hijo en un cuerpo como el que nosotros los pecadores tenemos (pero “sin pecado”, según Hebr. 4:15 y circunstancia que cambia radicalmente la situación); y en ese cuerpo, Dios declaró el fin del dominio que el pecado tenía sobre nosotros, mediante la entrega de su Hijo como sacrificio por nuestros pecados (y algo que no hubiera sido posible, de ser Jesús un hombre con pecado, eso es, imperfecto como el resto).” (Acotaciones mías).
Pero antes de empezar a desarrollar dicho pasaje y en una nueva confirmación de que toda la obra de Jehová es “perfecta”, veamos qué es lo que se nos dice sobre la Ley que Dios dio al pueblo de Israel, con respecto de estos:
“Mis decisiones judiciales deben poner por obra y mis estatutos deben guardar de modo que anden en ellos. Yo soy Jehová su Dios. 5 Y tienen que guardar mis estatutos y mis decisiones judiciales, los cuales, si el hombre los hace, entonces tendrá que vivir por medio de ellos. Yo soy Jehová.” (Lev. 18:4-5).
Entonces lo que se entiende de esas palabras, es que un hombre que fuera capaz de cumplir con la Ley de Dios dada por medio de Moisés, no tenía necesidad de ningún sacrificio propiciatorio añadido para continuar viviendo, pues eso es lo que leemos; sin embargo, Rom. 8:3 pone las cosas en su punto al decir que si bien la Ley “perfecta” de Dios no podía salvarnos, no era por defecto de esta, sino porque no había nadie que pudiera cumplirla…… de hecho, lo que Pablo afirmó, es que la ley fue “añadida para poner de manifiesto las transgresiones” (Gál. 3:19), eso es, que no podíamos cumplirla y por tanto nos hacíamos merecedores de muerte, a menos que hubiera una intervención de nuestro Creador; convendría recordar este respecto, que ya en su momento el Hijo de Dios dijo que él no había venido a destruir la ley, sino a “cumplirla” (Mat. 5:17) y algo que ningún ser humano podía hacer. De ahí, lo que nos continúa diciendo el pasaje de Rom. 8:3, en el sentido de que lo que la ley no podía hacer (no por culpa de la Ley en sí misma), lo hizo Jehová Dios al enviar a alguien “sin pecado”, luego un cuerpo perfecto, que fuera capaz de “cumplirla” y de ese modo propiciar un rescate “equivalente” a lo que se había perdido: un cuerpo perfecto, por un cuerpo perfecto; que eso es así, queda probado por lo que leemos en Heb. 10:5-10 y referido a Jesús:
“Por eso, cuando entra en el mundo, él dice: “Sacrificio y ofrenda no quisiste, pero me preparaste un cuerpo. 6 No aprobaste holocaustos ni ofrenda por el pecado. 7 Entonces dije yo: ¡Mira! He venido (en el rollo del libro está escrito de mí) para hacer tu voluntad, oh Dios”. 8 Después de primero decir: “No quisiste ni aprobaste sacrificios ni ofrendas ni holocaustos ni ofrenda por el pecado” -sacrificios que se ofrecen según la Ley (eso es, sacrificios animales) - 9 entonces realmente dice: “¡Mira! He venido para hacer tu voluntad”. Elimina lo primero para establecer lo segundo. 10 Por dicha “voluntad” hemos sido santificados mediante el ofrecimiento del cuerpo de Jesucristo una vez para siempre.” (Acotación mía).
Luego no queda duda alguna que lo que nos rescató del pecado, fue la entrega del “cuerpo” perfecto de Jesús…… y es que si ese cuerpo no hubiera sido “perfecto” y correspondiente al que se perdió, ni Pablo podría haber escrito lo que escribió, ni el Sr. Olcese no se podría considerar ahora “salvo” mediante el sacrificio de Jesús. Porque recordemos, que según el propio Pablo y citando de Ecle. 7:20 “no hay justo, ni siquiera uno” (Rom. 3:10)…… y en el bien entendido que “justo” es equivalente a “perfecto”; que ello es así, lo tenemos expuesto en las siguientes palabras de Pablo:
“Además, que por ley nadie es declarado justo para con Dios es evidente, porque “el justo vivirá a causa de la fe.” (Gál. 3:11).
Eso es, que a falta de un cuerpo perfecto que poder afrecer, nuestra fe en el sacrificio del cuerpo perfecto de Jesús es lo que nos da la condición de “justos” ante Dios y nos redime del pecado heredado; luego el nacimiento de Jesús, no fue simplemente un despliegue espectacular de poder divino, sino que sirvió para fines muy definidos: proveyó un ser humano “perfecto”, un “segundo” Adán (luego dos seres totalmente distintos al resto de la humanidad), alguien capaz de santificar el nombre de su Padre, borrar el oprobio que el primer ser humano perfecto había acarreado a ese nombre y así, probar lo falso del argumento de Satanás. Además Jesús, como hombre perfecto, suministraría una base legal (Éxo. 21:23) para rescatar a la humanidad obediente de las garras de los que hoy nos gobiernan como “reyes”, eso es, el pecado y la muerte; ahora bien ¿en qué sentido fue hecho Jesús “semejante” a sus hermanos, seres en ese momento “imperfectos” aquí en la tierra? Pues en el sentido de que siendo perfecto y por ello no sujeto a muerte, se ofreció a sufrir las mismas pruebas y penalidades a las que ellos posteriormente fueron sometidos y probados, llegando hasta el extremo de tener que dar la vida en defensa de su integridad a Dios, según nos vierte la NTV:
“Nuestro Sumo Sacerdote comprende nuestras debilidades, porque enfrentó todas y cada una de las pruebas que enfrentamos nosotros, sin embargo él nunca pecó.” (Hebr. 4:15).
Entonces y para enfatizar la cosa, si bien Jesús y por no tener pecado, no tenía por qué enfrentar dichas pruebas, tal como hemos leído en Fil. 2:8 en el sentido de que “al hallarse a manera de hombre, se humilló y se hizo obediente hasta la muerte”, eso es, que hasta el grado extremo se sometió a la consecuencias de la condición imperfecta humana y no siendo merecedor de ello…… de ahí que el sentido de la justicia divina se viera satisfecho (Éxo. 21:23-25), pues un ser humano “perfecto” había muerto para recuperar lo que otro ser humano “perfecto” había perdido en su momento; no olvidemos y para dar más peso a esta idea, lo que se expone en Sant. 3:2:
“Porque todos tropezamos muchas veces. Si alguno no tropieza en palabra, este es varón perfecto, capaz de refrenar también su cuerpo entero (o no incurrir en pecado).” (Acotación mía).
Y siendo esto es lo que se nos dice de Jesús, en 1 Ped. 2:21-22:
“De hecho, ustedes fueron llamados a este curso, porque hasta Cristo sufrió por ustedes, dejándoles dechado (eso es, un modelo o ejemplo) para que sigan sus pasos con sumo cuidado y atención. 22 Él no cometió pecado, ni en su boca se halló engaño.” (Acotación mía).
Del cual, ya proféticamente se había dicho esto:
“Y él hará su sepultura hasta con los inicuos y con la clase rica en su muerte, a pesar de que no había hecho violencia (no cometió ningún acto pecaminoso que requiriera el morir como un criminal) y no hubo engaño en su boca.” (Isa. 53:9). (Acotación mía)
Por lo que tenemos que estar hablando de un “cuerpo perfecto” en todos sus extremos, eso es, tanto en lo mental como en lo físico, a diferencia del resto de seres humanos y como nos decía un pasaje que ya hemos considerado, palabras que quizás se nos pasaron por alto y que recordaremos, transcrito de la versión BLP:
“Un sumo sacerdote así era el que nosotros necesitábamos: santo, inocente, incontaminado, sin connivencia con los pecadores y encumbrado hasta lo más alto de los cielos. 27 No como los demás sumos sacerdotes que necesitan ofrecer sacrificios a diario, primero por sus propios pecados y después por los del pueblo. Jesús lo hizo una vez por todas ofreciéndose a sí mismo. 28 La ley de Moisés, en efecto, constituye sumos sacerdotes a personas frágiles, mientras que la palabra de Dios, confirmada con juramento y posterior a la ley, constituye al Hijo sacerdote perfecto para siempre.” (Hebr. 7:26-28).
O lo que es lo mismo, Jesús no solo no tenía que ofrecer sacrificio a su favor como un sumo sacerdote imperfecto, sino que él mismo se ofreció como sacrificio propiciatorio y que fue aceptado por Dios…… lo que prueba fuera de toda duda, que Jesús y desde que nació, fue un ser “perfecto” tanto en mente como en cuerpo y de ahí que su Padre Celestial lo aprobara:
“Después que Jesús fue bautizado, inmediatamente salió del agua; y, ¡mire!, los cielos se abrieron y él (Juan “el bautizante”) vio descender como paloma el espíritu de Dios que venía sobre él (Jesús). 17 ¡Mire! También hubo una voz desde los cielos que decía: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado”.” (Mat. 3:16-17). (Acotaciones mías).
A partir de ahí y teniendo en cuenta que lo que se nos dice de Jehová es que es de ojos “tan puros” que ni siquiera puede “ver” lo que es malo (Hab. 1:13), decir que Jesús no era un ser “perfecto”…… pues eso ¡que me parece una “perfecta” gamberrada!
Armando López Golart
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