sábado, 26 de septiembre de 2015
¿Cómo identificar...... a la “generación que no pasará”?
Una de las profecías más espectaculares de las Escrituras, se encuentra en el libro de Mateo e inserta en el contexto de una amplia respuesta que Jesús dio a una serie de preguntas formuladas por sus apóstoles (Mat. 24:1), ávidos por conocer el futuro que le aguardaba a Jerusalén en particular y al pueblo de Dios (Israel) en general; sin embargo, la característica fundamental en la respuesta del Hijo de Dios, se basa en el hecho de que si bien detalló sucesos a ocurrir en el fututo más inmediato de los preguntantes y que era lo que, en definitiva, a estos les interesaba, Jesús añadió también información relacionada con sucesos aún lejanos en la corriente del tiempo y que alcanzan a nuestros días…… y por lo que, obviamente, nos interesan a nosotros. De ahí que dicha profecía acerca de una “generación que no pasará” y que hallamos en Mat. 24:34, Luc. 21:36 y Mar. 13:30, es del todo interesante en la actualidad y en el bien entendido que tenemos que tener cuidado al separar “el grano de la paja”, eso es, el percibir qué cosas aplicaron en aquel momento y cuáles, aplican en nuestros tiempos…… dicho de otra manera, que algunos aspectos de esa profecía tienen un doble cumplimiento y como es en el caso de la mencionada “generación” que no tendría que pasar hasta que se cumplieran “todas las cosas” profetizadas por el Hijo de Dios.
Decir de entrada, que sobre dicho tema “generacional” nos hemos pronunciado en algunas ocasiones en nuestros escritos, pero de una manera tangencial y sin precisar, eso es, que señalábamos a una “generación” presente en ese momento del resurgir de Israel como nación (el “rebrotar de la higuera” de Mat. 24:32) y que es a partir del momento en que empieza a contar el tiempo de la mencionada “generación” pero, sin concretar de una manera clara y rotunda, si estaríamos hablando de la “generación” de personas que nació en ese tiempo, o de aquella que en ese momento ya tuviera cierta consciencia de las cosas para comprender que es lo que estaba sucediendo (de hecho, hemos publicado ambas cosas) y lo que podría provocar un mínimo desfase generacional de entre unos cinco a diez años, como mucho. Y siendo cierto que dicho desfase no altera prácticamente en nada el tiempo dado por nosotros para que inicie la profética “semana 70” de Dan. 7:27 y que es en donde se va “a vender todo el pescado”, no es menos cierto que el hecho de no tener una visión más clara y precisa de la cuestión, nos ha intrigado por mucho tiempo hasta el punto de continuar investigando para dar con un argumento sólido que nos ayudara a concretar más en este sentido…… y ello siempre, en aras de nuestro empeño por ceñirnos al máximo a lo relatado en el contexto escritural.
Y como dicen que “el que la persigue la consigue”, finalmente hemos logrado alcanzar nuestro objetivo, si bien para ello nos hemos tenido que plantear el analizar este aspecto del término “generación”, estrictamente desde el punto de vista de Jehová Dios; y es que se nos ocurrió razonar que si Este nos ha dado la duración de una “generación” (Sal. 90:10), es obvio que también nos tendría que haber dado el dato de cuando empieza un conjunto de personas a formar parte de una “generación” como tal y a ser, por tanto, punto de partida como señal de algo…… lo que nos ha llevado a retroceder en el tiempo más de 3.500 años, hasta el desierto de Sinaí, para hallar la respuesta a dicho interrogante:
“Jehová ahora habló a Moisés y Aarón y dijo: 2 “Habrá un tomar la cuenta de los hijos de Qohat de entre los hijos de Leví, según sus familias en la casa de sus padres, 3 de treinta años de edad para arriba hasta cincuenta años de edad, todos los que están entrando en el grupo del servicio para hacer el trabajo en la tienda de reunión (o “tabernáculo”).” (Núm. 4:1-3). (Acotación nuestra).
Luego partiendo de esa máxima, resulta que ante los ojos de Dios un hombre estaba cualificado para desempeñar un puesto de responsabilidad ante Él a partir de los 30 años de edad, lo que se convertía en una ley para el pueblo judío; de ahí, que para los judíos esta edad tenía un significado especial en diversos aspectos de la vida…… de hecho, era a partir de esa edad que se alcanzaba el equivalente de lo que hoy conocemos como “la mayoría de edad” en aquellos primeros tiempos y situación que se mantuvo, al menos, hasta los tiempos de Jesús y como veremos a continuación. Se entendía por ese entonces, que después de 30 años conociendo los negocios o asuntos familiares, el hijo tenía ya suficiente capacidad y experiencia como para asumir el control de los mismos; en ese momento era presentado ante la sociedad por su padre, quien públicamente le hacía entrega de la autoridad para asumir dicha tarea desde ese momento en adelante, en lo que era un reconocimiento implícito de que el hijo actuaba en representación de su padre a partir de aquel momento…… ello nos recuerda que según Lucas 3:23, Jesús comenzó su ministerio a los 30 años y lo que nos tendría que hacer reflexionar acerca de por qué no lo hizo antes, si ya con doce años dejó atónitos a los maestros de la Ley (Luc. 2:45-49), por la tremenda sabiduría que mostraba en las cosas de su Padre Celestial.
Pues sin duda alguna, por la razón aludida y la prueba de que ello es así, la tenemos en las Escrituras en dónde se nos relata que cuando Jesús tenía 30 años, Jehová Dios también se apegó a dicho protocolo presentando “en sociedad” a Jesús en el momento de su bautismo, diciéndole al mundo que ese era “su Hijo amado, a quien había aprobado” (Mat. 3:17). De esta manera, el Padre Celestial y a la manera de un padre humano de aquel tiempo, le entregó de manera formal y pública toda potestad y autoridad sobre Sus “negocios” (Mat. 11:27) en la tierra a Jesús…… por lo que a partir de ese momento, cualquier asunto que el hombre tuviera con el Padre, tendría que ser tratado con el Hijo, pues ya era este quien maneja los asuntos del Padre. Por lo tanto, Jesús también comenzó su obra sacerdotal a los 30 años de edad, aunque en su caso estaríamos hablando de un sacerdocio más elevado, pues tenía que interceder ante el Padre por el hombre, pero en esta ocasión derramando su propia sangre para perdón de pecados y no la sangre de sacrificios animales; partiendo de lo dicho, volvamos de nuevo al asunto de la “generación” y prestemos atención a lo que al respecto, dijo Jesús en su momento:
“En verdad les digo que de ningún modo pasará esta generación, hasta que sucedan todas estas cosas. 35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras de ningún modo pasarán.” (Mat. 24:34-35).
¿A cuál “generación” estaba señalando el Hijo de Dios, con la expresión “esta”? Pues sencillamente a la generación adulta de ese momento y de la que él mismo formaba parte, eso es, a todos aquellos que cuando Jesús fue presentado al mundo, tenían al igual que él 30 años (Luc. 3:23), luego “mayores de edad” a los ojos de Dios para entender lo que estaba pasando, por tanto responsables ante Él de su actitud con respecto de Su Hijo y del mensaje que este llevaba. Tres años y medio después de ser presentado públicamente por su Padre Celestial al mundo, eso es, en la Pascua de 33 EC, Jesús fue brutalmente ejecutado como un vulgar delincuente…… 37 años después, Jerusalén y su Templo fueron arrasados por las legiones bajo el mando del general romano Tito, en cumplimiento de lo profetizado por el Hijo de Dios (Mat. 24:1-2); luego, efectivamente, aquella “generación” señalada y que en ese momento estaba sobre los 67 años, no pasó sin que ocurrieran “todas las cosas” profetizadas por el Hijo de Dios.
Bien, ya visto lo que ocurrió en aquella “generación” y teniendo en cuenta que esa profecía tiene un segundo cumplimiento en nuestros días, nos enfrentamos a un pequeño “problemilla”: porque a diferencia de aquel tiempo, a día de hoy no tenemos referente humano alguno (como sí lo fue Jesús) que nos marque un punto de partida donde empezar a hacer números y averiguar de qué “generación” estaríamos hablando…… y es que solo tenemos el dato del momento a partir del cual Israel volvió a aparecer como nación, ello en armonía con las siguientes proféticas palabras de Jesús:
“Ahora bien, aprendan de la higuera (figurativamente la nación de Israel) como ilustración este punto: Luego que su rama nueva se pone tierna y brota hojas (de hecho renace), ustedes saben que el verano está cerca. 33 Así mismo también, ustedes, cuando vean todas estas cosas, sepan que él está cerca, a las puertas. 34 En verdad les digo que de ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan todas estas cosas. 35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras de ningún modo pasarán.” (Mat. 24:32-35). (Acotaciones nuestras).
Dicho evento se produjo en el mes del Mayo del año 1.948, por lo que si tomamos como punto de partida la “generación” que nació en ese momento, esa tendría ahora 67 años y a los que habría que sumar los siete años de la “70 semana” de Dan. 9:27, por lo que es evidente que los números, más o menos, nos cuadrarían…… sin embargo, no se ajustaría a la norma divina en cuanto a lo relativo de una necesaria mayoría de edad (30 años) en el momento de producirse dicho suceso, para responder ante Jehová Dios por la actitud de uno con respecto del mismo. Pero es que si tomamos ese dato como punto de partida, eso es, que la “generación” se refiriera a aquellos que en el momento de aparecer Israel como nación tenían 30 años (bíblicamente mayores de edad y por tanto, responsables ante Dios), nos encontraríamos con que en Mayo de este 2.015 habrían cumplido 107 años (30+67 transcurridos desde 1.948) y a los que se tendrían que sumar también, los siete de la “70 semana” y que nos llevaría a un cómputo de 114 años…… por lo que ni de lejos se ajustaría a lo dicho por nuestro Creador, en cuanto al largo de la vida de una “generación” (Sal. 90:10).
Por lo tanto y cada vez más convencidos de que habíamos cometido un error de forma, que no de fondo, acerca de nuestro entendimiento en cuanto a qué tipo de “generación” nos referíamos, hemos continuado investigando sobre el tema hasta que parece que hemos dado con la “tecla” correcta y que pasa por identificar al “sujeto” del segundo cumplimiento de dicha profecía y que, recordemos, en su momento fue el propio Jesús. Hemos hablado de un “error de forma”, porque ninguna de las dos variante que hemos empleado en nuestros artículos hasta el momento, eso es, que los nacidos en ese años de 1.948 o, en su defecto, aquellos que para ese momento tuvieran unos pocos años, fueran la “generación” a partir de la cual hacer cuentas, alteraran significativamente el resultado final…… lo que ocurre es que ninguna de las dos, se ajustaban en tiempo y forma a la mayoría de edad bíblicamente exigida por Dios: 30 años. Pero no hay “error de fondo”, porque en definitiva nosotros siempre hemos apuntado a los tiempos que hacen referencia a este verano/otoño de 2.015 (a más tardar, en el verano/otoño del 2.016), como aquellos en que tiene que iniciar la profética “semana 70” y con ella, los siete últimos años del mundo como lo conocemos…… en eso, por el momento todo parece indicar que no estamos equivocados, pero lo que no quita el error en cuanto a la “forma” de enfocar la cuestión.
Entonado el “mea culpa” y volviendo a lo que íbamos, resulta que la “tecla” y como ya hemos señalado, radica en identificar al “sujeto” del segundo cumplimiento de la profecía que nos habla del resurgir de Israel como nación…… y “sujeto” que no puede ser otro que la propia nación de Israel, a la cual Jehová en algunas ocasiones se ha dirigido a ella como a “mi hijo”, como por ejemplo, en el crucial momento de su liberación de Egipto:
“Y tendrás que decir a Faraón: ‘Esto es lo que ha dicho Jehová: “Israel es mi hijo, mi primogénito. 23 Y yo te digo: Envía a mi hijo para que me sirva. Pero si rehúsas enviarlo, ¡mira!, voy a matar a tu hijo, a tu primogénito”.” (Éxo. 4:22-23).
Veamos otra referencia, en el mismo sentido:
“Con llanto vendrán y con sus súplicas de favor los traeré. Los haré andar a valles torrenciales de agua, por un camino recto en el cual no se les hará tropezar. Porque he llegado a ser para Israel un Padre; y en cuanto a Efraín (otro nombre para Israel), él es mi primogénito.” (Jer. 31:9). (Acotación nuestra).
O como en este otro pasaje, en este caso, Ose. 11:1:
“Cuando Israel era muchacho (por tanto, no adulto), entonces lo amé y de Egipto llamé a mi hijo.” (Acotación nuestra).
Y que en la versión TLA, dicho pasaje se vierte de la siguiente manera y que facilita su comprensión:
“Dios le dijo a su pueblo: “Israel, cuando eras un país joven (luego, aún no adulto), yo te demostré mi amor por ti. Yo te saqué de Egipto, porque eres un hijo para mí”.” (Acotación nuestra).
Por tanto, vemos que si tomamos como “sujeto” de referencia del renacer de la “higuera” simbólica, a la propia nación de Israel, tendríamos lo siguiente: Israel “nació” de nuevo en 1.948, alcanzando la edad adulta y en armonía con la disposición divina, 30 años después y lo que nos llevaría al año 1.978…… luego para cumplir con la duración de una “generación” (70 años, según el Sal. 90:10 y para que ocurrieran “todas las cosas”), tendrían que pasar sobre ella otros 40 años y que nos llevarían al año 2.018, a los que habría de sumarse los siete de la “70 semana” de Dan. 9:27 y lo que nos situaría en el año 2.025, como el año del establecimiento del reino de Dios en la tierra. Es cierto que alguien podría decir que ello tampoco es factible, pues nos llevaría a una generación más allá de los 70 años, pues en ese momento la tal tendría 77 años y con lo que tampoco se cumpliría lo dicho en el Sal. 90:10…… ello nos lleva a analizar con más atención, lo que se nos dice en dicha porción bíblica y que es como sigue:
“En sí mismos los días de nuestros años son setenta años; y si debido a poderío especial son ochenta años, sin embargo su insistencia está en penoso afán y cosas perjudiciales; porque tiene que pasar rápidamente y volamos (o “morimos”).” (Acotación nuestra).
Noten que es el propio Jehová Dios quien pone una condicional que permite aceptar la prolongación de la vida de una “generación” y de forma excepcional…… que es justo lo que pasa en nuestros días y algo que Jehová, obviamente, sabía que ocurriría y de ahí esa matización en dicho Salmo. Y es que actualmente en los países más desarrollados y merced a los adelantos de la medicina, así como a otros factores relacionados con el bienestar, la esperanza de vida promedio en zonas como pueden ser Europa, EEUU, Japón, China o Australia entre otros, está alrededor de los 77’5 años; luego nada que se apartara de lo dicho en las Escrituras.
Por otra parte y por aquello de que “más vale prevenir que curar”, queremos adelantarnos a “las lenguas viperinas de doble filo” y que pudieran objetar, en el sentido de que si la generación vence en 2.018 y para lo cual aún nos faltan tres años ¿cómo podemos señalar nosotros entonces a este 2.015 (en su defecto, el 2.016), como el momento del inicio de la “70 semana” de Dan. 9:27 y, consecuentemente, de los siete últimos años del mundo como lo contemplamos? Al respecto tenemos que decir, que las palabras de Jesús en Mat. 24:34 en ningún momento indican que la “generación” aludida tuviera que cumplir escrupulosamente sus años, sino que lo que dice es que esta no pasaría sin que se cumplieran todas las cosas profetizadas y que es algo muy distinto. Hemos visto y en el bien entendido que nuestro razonamiento sea correcto, que la generación a la que perteneció Jesús en el año 70 E.C. no tenía más de 67 años, luego no pasó (aunque no llegara a su límite) sin que antes se cumplieran todas las cosas profetizadas por Jesús y que es de lo que se trataba…… y que continúa siendo de lo que se trata en nuestros días.
Todo considerado, entendemos como explicación más factible acerca del asunto de la actual “generación que no pasará” hasta que se cumpla todo lo que está escrito en la profecía bíblica, la que les acabamos de dar y que creemos más razonada que las que en otras ocasiones les hayamos podido dar que, aunque cercanas, no se ajustan estrictamente al espíritu del registro escrito; porque ésta ya no depende de una simple intuición de los autores de este blog, sino de un planteamiento sustentado en argumentos bíblicos que en definitiva son los que valen y que en ese momento no teníamos, por lo que nos abstuvimos de profundizar en el tema. En todo caso ¿entienden ahora, porque tantas veces les hemos dicho que nosotros…… también nos podemos equivocar?
¡Pues eso…!
MABEL
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lunes, 21 de septiembre de 2015
Acompañado…… ¿por quién?
Se le atribuye al filósofo griego Aristóteles la frase “El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona”…… y no es que nos haya dado ahora a los autores de este blog por meternos a “pensadores”, sino que la referencia viene a cuento de una nueva “pasada de frenada” de ese “genio” de la teología que responde al nombre de Apologista Mario Olcese, pues veamos cuál es la nueva “fechoría” escritural que ha perpetrado: hace unos días, publicó un video (12/09/15) titulado “¿Quiénes acompañan a Cristo en su venida, sus ángeles o su iglesia fiel?” y en el que afirma con toda la rotundidad de la que es capaz (actitud propia de los ignorantes, según Aristóteles), que los que acompañarán a Jesús en el momento de su regreso a la tierra y para derrotar a los gobiernos del mundo e inmediatamente, establecer el reino de Dios en la misma, serán miríadas de “ángeles” y no los miembros de la “iglesia”, entendiéndose por tal definición al conjunto de los “santos” que con él van a reinar (Dan. 7:27) durante el milenio…… de hecho, ya en la misma entradilla del video citado se nos “amenaza” con la siguiente afirmación:
“La verdad bíblica de que Jesús viene del cielo con sus ángeles, no con su iglesia, después de 7 años de tribulación.” (Negritas nuestras).
Para empezar, permítannos señalar que hablar de un período de “7 años de tribulación”, lejos de ser una “verdad bíblica”, no es más que una muestra de supina ignorancia en cuanto al relato escritural, cuando no de una terquedad digna de mejor causa; porque desde este blog se le ha explicado hasta la saciedad al personaje en cuestión, que los siete años mencionados y últimos del mundo tal como lo conocemos, son los que conforman la profética “70 semana” de Dan. 9:27 y período de tiempo que se divide en dos partes claramente diferenciadas: tres años y medio para llevar a cabo la gran predicación de Mat. 24:14 y tiempo caracterizado por una relativa calma a nivel global, que permitirá el desarrollo de la misma y según se nos señala en Rev. 7:1-3. Finalizada dicha primera parte de la semana y ya terminada la predicación señalada, inicia y por los restantes tres años y medio la llamada “gran tribulación” (Rev. 7:14), período de tiempo también conocido como “el gran día de la ira de Jehová Dios” (Sof. 1:14-18) y dirigido contra aquellos que habrán despreciado el ofrecimiento divino de someterse a la soberanía de Su reino en manos de Jesucristo, por los siguientes mil años.
Hecha esta aclaración, pasemos ahora al meollo de la cuestión y que tiene que ver con esa supuesta “verdad bíblica”, según el Sr. Olcese, en el sentido de que Cristo en su regreso a la tierra lo hará acompañado con sus “santos ángeles” y no con la “iglesia” o conjunto de aquellos que en su momento identificó como sus “hermanos” (Juan 20:17), por tanto Hijos de Dios y herederos junto a él del gobierno del reino de Dios; para ello, el citado personaje usa el texto inicial de la llamada “parábola de las ovejas y las cabras” (Mat. 25:31) y en el que se lee como sigue:
“Cuando el Hijo del hombre llegue en su gloria y todos los ángeles con él, entonces se sentará sobre su glorioso trono.”
Apoyándose en este solo pasaje y olvidándose de que es el contexto el que nos permite poder determinar el sentido correcto de cada porción de las Escrituras, el personaje aludido afirma de forma categórica que Cristo en su regreso a la tierra será acompañado por “ángeles” y no por sus fieles seguidores o “hermanos”, señalando además de forma enfática que no hay en las Escrituras texto bíblico alguno que diga lo contrario y, por ello, retando a que se levante alguien que le demuestre lo contrario…… y haciendo buenas, en su caso, las palabras del genial Aristóteles en el sentido de que “el ignorante afirma” mientras que el sabio “duda y reflexiona”.
Porque haciendo honor a dicha máxima y reconociendo los autores de este blog que “espabilaos”, aquello que se dice “muy espabilaos” tampoco somos, pero que en cuanto a cuestiones bíblicas le damos al Sr. Olcese “sopas con honda” continuamente y ahí está la hemeroteca para comprobarlo, aquí los “miuras españolillos” (que embestimos al primer quite que nos hacen) y siguiendo el consejo “aristotélico”, después de “dudar” acerca de la veracidad de la estrafalaria ocurrencia del personaje en cuestión y de “reflexionar” adecuadamente sobre ello, hemos llegado a la conclusión de que sí existe el pasaje que desmonta la afirmación de ese “genio” de la teología (de hecho existen varios), en el sentido de que los acompañantes de Jesucristo en el momento de su regreso sean “ángeles”, cuando el caso y según el pasaje hallado, es que los que le acompañan en ese momento tan esperado por aquellos que confiamos en las promesas divinas, no son otros que los miembros de la “iglesia” o conjunto de “hermanos” de Cristo que junto a él tienen que reinar y algo que queda perfectamente establecido en el siguiente texto de Rev. 17:14, tomado en esta ocasión de la versión bíblica PDT, por ser una de las que con más claridad expresa la idea:
“Pelearán contra el Cordero, pero el Cordero los vencerá porque él es Señor de señores y Rey de reyes. Él los vencerá y los que están con él (copartícipes por tanto, en tan gloriosa victoria) son sus fieles seguidores (no los ángeles), a quienes él mismo eligió y llamó.” (Acotaciones nuestras).
Contundente pasaje este que elimina de raíz la afirmación del Sr. Olcese en el sentido de que son los ángeles los que acompañan a Jesucristo en su regreso a la tierra, pues nada se nos habla en el mismo de la presencia de seres angelicales como figuras protagonistas en ese evento, sino solo de los “seguidores” de Cristo y que en su momento él mismo “eligió”…… y por tanto, repetimos, texto contundente que elimina la “gansada” en la que ha incurrido dicho personaje. Pero como ustedes saben, lo que caracteriza a los autores de este blog es que no somos partidarios de que sea un solo texto el que determine el sentido de una idea o planteamiento y lo que nos ha llevado a continuar investigando para dar más soporte a nuestra teoría, acerca de quiénes son los que acompañan al Hijo de Dios en su regreso a la tierra; y dicha investigación pasa por analizar tres puntos esenciales de la cuestión: primero, qué es una parábola; segundo, cual es, el significado del término “ángel” y ya, en tercer lugar, cuando y para hacer qué regresa Jesucristo a la tierra…… y dado que el Sr. Olcese para sostener su planteamiento, se ha apoyado en un texto que forma parte de una parábola, veamos por tanto en primer lugar qué se entiende por una “parábola” y que según aquellos que saben de la materia, es algo parecido a esto:
“Una “parábola” es una comparación o símil, una narración corta, generalmente ficticia, de la que se puede obtener una verdad moral o espiritual.”
De ello se deduce, por tanto, que una parábola es un todo indivisible y de la que no se puede aislar un texto concreto para demostrar algo y como se ha hecho en el caso que nos ocupa (máxime cuando estamos ante un relato ficticio o figurado, luego nada que tenga que ver con hechos reales), sino que tiene que ser tomada en su conjunto y ver que enseñanza o moraleja nos transmite…… en este caso, de la “parábola de las ovejas y las cabras” la enseñanza focal que se nos pretende transmitir, no es quién acompaña a Jesucristo en su regreso, sino la de que solo aquellos que colaboren con esos “hermanos más pequeños” del “rey” mencionado en la misma, son los que entrarán al reino de Dios; expuesto este primer punto, pasemos al segundo y que tiene que ver con el significado del término “ángel”.
A este respecto ya hay “más tela que cortar”, pues tanto el término hebreo mal·ʼákj como el griego ág·gue·los y que aparecen en conjunto unas cuatrocientas veces en las Escrituras, significan literalmente “mensajero”: cuando el mensajero referido se entiende que es un espíritu, los traductores bíblicos suelen verter el término como “ángel”, mientras que si es obvio que se trata de una criatura humana y para señalar la distinción, lo transcriben como “mensajero”. No obstante esta no es una regla fija, pues en Revelación o Apocalipsis, libro lleno de simbolismos, algunas de las referencias a “ángeles” vemos que se dirigen también a criaturas humanas, cuando en dicho libro y en sus capítulos 2 y 3 se alude a los dirigentes humanos de las distintas iglesias cristianas del I siglo, como “al ángel de la congregación que está en…”; y dado que aquellas iglesias estaban dirigidas por personas “ungidas” o Hijos de Dios y destinadas a reinar con Cristo, bien se les podría aplicar a estas el término “ángel” (como veremos más adelante) y que, repetimos, significa “mensajero”.
No abandonando esta línea argumental, señalar que están aquellos que pensando como el Sr. Olcese en el sentido que serán “ángeles” los que acompañarán a Jesucristo en su regreso a la tierra, complementan el pasaje de Mat. 25:31 usado por el personaje en cuestión, con el de Mat. 24:31 y que transcribimos de la versión TLA, por su sencillez:
“Y enviaré por todo el mundo a mis ángeles con una gran trompeta (entiéndase como gran repercusión mundial), para que reúnan a mis seguidores.” (Acotación nuestra).
Con lo cual estamos en lo mismo, pues este evento se corresponde al momento en que se lleva a cabo la gran predicación anunciada por Jesús en Mat. 24:14 y llevada a cabo, no por “ángeles”, sino por seres humanos como son los “dos testigos” de Rev. 11:3 y que mediante su labor, recogen de toda la tierra a los verdaderos seguidores de Cristo y que, a diferencia de ellos, no tenemos nada que ver con el participar en el gobierno del reino; recordemos que en la “parábola de las ovejas y las cabras” a esas personas recogidas, se las premia por lo que han hecho a favor de otros personajes y a los que Jesucristo llama “mis hermanos más pequeños”, por lo que queda claro que esas personas no pueden ser parte de ellos. En definitiva y enfatizando la idea, dado que dicha labor de reunir a los fieles seguidores de Jesús que estamos esperando su venida, es llevada a cabo por hombres, en definitiva, seres humanos (el resto “ungido” por aparecer e identificado como los “dos testigos”), resulta que de nuevo nos encontramos ante otro pasaje mal entendido y peor aplicado, por culpa de decir lo primero que se nos ocurre a simple vista, sin tomar en cuenta el contexto bíblico y que es el que marca la pauta.
No podemos pasar por alto dos circunstancias que podrían ayudar a aclarar esta cuestión relacionada con Mat. 24:31 y 25:31, entre otros: la primera tiene que ver con el hecho de que lo que leemos hoy en nuestras actuales biblias, no es más que el fruto de copias, hechas de otras copias, de las miles de copias de la primeras copias que se hicieron de los texto originales…… y la mayoría de ellas ejecutadas a mano (la imprenta no se inventó hasta el siglo XV) por personas, fundamentalmente monjes de monasterios, que en su inmensa mayoría no sabían ni leer ni escribir, aunque eso sí, eran habilidosos copiando signos o letras; luego esas personas copiaban lo que se les ponía enfrente, pero sin saber lo que decía y lo que aumentaba el riesgo de error. Sumémosle a ello que dicho trabajo era muy costoso y por ello caro, lo que hacía que solo los poderosos pudieran encargar dichas copias…… y claro, aprovechando la ignorancia de esos amanuenses, estos poderosos y que “casualmente” eran los líderes religiosos del momento que dominaban el cotarro (en definitiva, la Iglesia Católica), podían rectificar textos a su antojo y conveniencia; ahí tenemos, por ejemplo, el tema de la “Trinidad” sostenido sobre textos evidentemente adulterados.
Porque si en esos pasajes citados, en lugar del término “ángel” se hubiera usado el sinónimo “mensajero”, el significado del pasaje habría cambiado radicalmente; por ello consideramos un puro disparate, el cifrar todo el soporte de una idea en la literalidad de un solo pasaje (cuando en realidad solo usando un sinónimo, se puede cambiar toda le idea expresada en el mismo) y que es lo que ha hecho el ignorante del Sr. Olcese, pues desconocemos que es lo que realmente se decía en el manuscrito original; lo que nos obliga a ser muy cautelosos y echar mano constantemente del contexto escritural, siempre que queramos sostener determinado planteamiento con un mínimo de rigor. Y es que en un libro como el de Revelación o Apocalipsis, lleno de simbolismos, tenemos que tener mucho cuidado con lo que es simbólico y diferenciarlo de lo que es literal; por lo que el consejo es que cuando en dicho libro encontramos la palabra “ángel”, la sustituyamos por el sinónimo “mensajero” (pauta a seguir en el resto de las Escrituras) y dejando que sea el contexto el que nos indique si se trata de un ser celestial o de uno terrenal…… o sea y para entendernos: no dejar que sean otros los que nos interpreten las Escrituras a su conveniencia y por no tomarnos la “molestia” de hacerlo nosotros, sencillamente porque es más cómodo; veamos un pequeño ejemplo de la idea que queremos transmitirles, usando dos pasajes en los que sustituiremos el término “ángel” que aparece en los mismos, por su sinónimo “mensajero” y verán lo fácil que es:
“Una revelación por Jesucristo, que Dios le dio, para mostrar a sus esclavos las cosas que tienen que suceder dentro de poco. Y él (Jesucristo) envió a su mensajero y mediante este la presentó en señales a su esclavo Juan.” (Rev. 1:1). (Acotación nuestra).
Es obvio que en este caso estamos hablando de un “mensajero” celestial, por tanto de un ser “angélico” que transmite un mensaje a un hombre; pero veamos ahora la parte contraria, en este otro pasaje:
“Al mensajero de la congregación que está en Éfeso escribe: Estas son las cosas que dice el que tiene las siete estrellas en su mano derecha, el que anda en medio de los siete candelabros de oro: 2 ”Conozco tus hechos, tu labor y aguante y que no puedes soportar a hombres malos y que pusiste a prueba a los que dicen ser apóstoles, pero no lo son y los hallaste mentirosos. 3 También estás mostrando aguante y has soportado por causa de mi nombre y no te has cansado”.” (Rev. 3:1-3).
En este caso estamos ante un “mensajero” terrenal, por tanto de un hombre, pues ningún “ángel” como tal ha gobernado nunca en congregación humana alguna; además, que el contexto nos habla de dificultades por las que los ángeles no pasan, pero sí los hombres…… tan fácil y sencillo como esto. Sin embargo, si en ambos pasajes usamos la expresión “ángel” que aparece en las biblias actuales, la cosa se presta a confusión porque partimos de una idea preconcebida, pues así se nos ha inculcado, de lo que es un “ángel”…… y que es lo que ocurre en los pasajes tomados como referentes del tema, eso es, Mat. 24:31 y 25:31, que inducen a muchos a tener una idea equivocada del verdadero significado del mensaje.
La segunda circunstancia y ya como un hipotético asunto de lógica, tiene que ver con el hecho de que cuando esas personas fieles seguidoras de Jesucristo sean resucitadas y dotadas de la inmortalidad, tendrán más de seres sobrenaturales (o de esencia divina al igual que los ángeles, aunque infinitamente más poderosos por ser Hijos de Dios) que de hombres y según entendemos por el concepto “hombre”…… y dado que Jesús sí sabía esto, tampoco es descartable (y entiendan que estamos conjeturando) que pudiera haber hecho usado la expresión “ángeles” tal como la leemos hoy en día, solo con el propósito de dar a entender a sus seguidores, más o menos de forma aproximada y entendible para ellos, la condición divina que alcanzarían si le continuaban siendo fieles y no, obviamente, con la intención de hacer de los ángeles los protagonistas del asunto y que es la idea que se nos ha ido transmitido a través del tiempo, merced a los intereses de los primeros traductores de los manuscritos originales, pero idea que “se da de bofetadas” con el contexto escritural y que es el que en todo momento debe prevalecer.
Establecidas estas dos premisas, pasemos a la tercera cuestión y que tiene que ver con el cuándo regresa Jesucristo a la tierra y para hacer qué…… en cuanto al “cuándo”, tenemos que considerar un par de textos que nos aclaran el tema y siendo el primero de ellos, 1 Tes. 4:15-17 y en dónde se lee como sigue:
“Porque esto les decimos por palabra de Jehová: que nosotros los vivientes que sobrevivamos hasta la presencia del Señor, no precederemos de ninguna manera a los que se han dormido en la muerte; 16 porque el Señor mismo descenderá del cielo con una llamada imperativa, con voz de arcángel y con trompeta de Dios y los que están muertos en unión con Cristo se levantarán primero. 17 Después nosotros los vivientes que sobrevivamos seremos arrebatados, juntamente con ellos, en nubes al encuentro (saldrán a recibirlo) del Señor en el aire; y así siempre estaremos con el Señor (no siempre “en el aire”, sino siempre “a su lado”…… y lo aclaramos, por aquello de los malos entendidos).” (Acotaciones nuestras).
De lo que aquí se nos está hablando, es del momento en que se produce la llamada “primera” resurrección (Rev. 20:6) y como consecuencia directa e inmediata del regreso de Cristo a la tierra; pero como dicho dato tampoco nos aclara el “cuando” que intentamos averiguar, no tenemos más remedio que continuar buscando otro pasaje que complementando al anterior, nos indique el momento en que se produce dicha “primera” resurrección y, hete aquí, que encontramos dicha información en la porción bíblica de Rev. 11:3-12 y en donde se nos muestra el período temporal en el que se produce el reencuentro “en el aire” de un Jesucristo ya de regreso a la tierra, con el completo de sus “hermanos” (Juan 20:17) que acaban de ser levantados en esa “primera” resurrección…… pero porción bíblica de la que solo transcribiremos los textos más representativos y por aquello de abreviar:
“Y haré que mis dos testigos profeticen mil doscientos sesenta días vestidos de saco”. (……) 7 Y cuando hayan terminado de dar su testimonio (eso es, finalizados ya los 1.260 días), la bestia salvaje que asciende del abismo hará guerra contra ellos y los vencerá y los matará. (……) 11 Y después de los tres días y medio, espíritu de vida procedente de Dios entró en ellos y se pusieron de pie (instante preciso en el que se produce la “primera” resurrección y en la que participan solo aquellos que tiene que reinar con Cristo) y gran temor cayó sobre los que los contemplaban. 12 Y oyeron una voz fuerte procedente del cielo decirles: “Suban acá” (a recibir a Cristo). Y subieron al cielo en la nube y sus enemigos los contemplaron.” (Acotaciones nuestras).
Dicho lo cual, pasemos a analizar lo leído: los “dos testigos” aparecen simultáneamente con el personaje “anticristo” y evento con el que inicia la profética “semana 70” de Dan. 9:27 y últimos siete años del mundo como lo contemplamos; luego si su labor se extiende por “1.260 días” o tres años y medio (la mitad de dicha “semana 70”), al final de los cuales son asesinados por “la bestia” o imperio mundial dirigido por el “anticristo” y tres días y medio después, son resucitados simultáneamente con los Pedro, Juan, Pablo y compañía…… blanco y en botella: Jesucristo regresa vencida ya la primera mitad de esa “semana 70”, pues recuerden que hemos comentado que la “primera” resurrección y que es de lo que estamos hablando, es consecuencia directa e inmediata del regreso de éste a la tierra.
Averiguado ya el “cuando”, centrémonos ahora en la segunda cuestión y que tiene que ver con el “qué”, o dicho de otra manera, cuál va a ser y siempre según las Escrituras, el próximo movimiento del Hijo de Dios en su calidad de rey nombrado por el Altísimo (el primero habría sido el resucitar a sus leales seguidores con la condición de inmortales reyes y sacerdotes) y teniendo en cuenta que los tres años y medio restantes son los destinados a la “gran tribulación”, dirigida contra todos aquellos que no hayan aceptado el someterse a la soberanía divina…… y lo que las Escrituras nos dicen al respecto, es lo siguiente:
“Y vi el cielo abierto y, ¡miren!, un caballo blanco. Y el que iba sentado sobre él se llama Fiel y Verdadero y juzga y se ocupa en guerrear con justicia. 12 Sus ojos son una llama de fuego y sobre su cabeza hay muchas diademas. Tiene un nombre escrito que nadie conoce sino él mismo 13 y está vestido de una prenda de vestir exterior rociada de sangre y el nombre con que se le llama es La Palabra de Dios. 14 También, los ejércitos que estaban en el cielo le seguían en caballos blancos y estaban vestidos de lino fino, blanco y limpio. 15 Y de su boca sale una aguda espada larga, para que hiera con ella a las naciones y las pastoreará con vara de hierro. Pisa también el lagar de vino de la cólera de la ira de Dios el Todopoderoso. 16 Y sobre su prenda de vestir exterior, aun sobre su muslo, tiene un nombre escrito: Rey de reyes y Señor de señores.” (Rev. 19:11-16).
Luego tenemos que el segundo movimiento de Cristo es el “guerrear” contra las “naciones” que se le oponen y destruirlas, tal como se destruye una vasija de barro hasta reducirla a simple polvo (ver Sal. 2)…… y aquí es donde entramos el punto que nos interesa, porque ¿quiénes componen, ese ejército celestial que le acompaña en su justo guerrear? ¿Los ángeles…… o los miembros de su “iglesia” que tienen que reinar con él? Es cierto que lo que parece indicarnos el pasaje leído con la expresión “los ejércitos que estaban en el cielo”, es que serán los ángeles los que acompañarán a Jesucristo y ante lo que el “ignorante” y según la máxima de Aristóteles, rápidamente convendría que ello es así y eso es lo que ha hecho el Sr. Olcese…… pero el “sabio” duda de semejante posibilidad, pues se contradice con el contexto escritural y por lo que “reflexiona” para ver el porqué de las cosas y que es lo que hemos hecho los autores de este blog; y siendo que lo que proféticamente nos dicen las Escrituras, acerca de este episodio bélico, es esto:
“Y Jehová (representado por la persona de Jesucristo) ciertamente saldrá y guerreará contra aquellas naciones como en el día de su guerrear (en referencia a 2 Crón. 20:15), en el día de pelea. 4 Y sus pies realmente se plantarán en aquel día sobre la montaña de los olivos, que está enfrente de Jerusalén, al este; y la montaña de los olivos tendrá que partirse por en medio, desde el naciente y hacia el oeste. Habrá un valle muy grande; y la mitad de la montaña realmente será movida hacia el norte y la mitad de ella hacia el sur. 5 Y ustedes ciertamente huirán al valle de mis montañas; porque el valle de las montañas llegará hasta Azel misma. Y ustedes tendrán que huir, tal como huyeron debido al temblor de tierra en los días de Uzías el rey de Judá. Y Jehová mi Dios ciertamente vendrá (regreso de Jesucristo) y con él estarán todos los santos (o “fieles”, según otras versiones y no los “ángeles”).” (Zac. 14:3-5). (Acotaciones nuestras).
Luego ya tenemos que en este pasaje profético para nada se nos habla de “ángeles” como acompañantes de Cristo en su cruzada en la tierra, sino de los “santos” y término que como se ve en la profecía de Daniel y en todas las ocasiones que se usa en el NT, aplica exclusivamente a los fieles seguidores de Cristo; que no se nos habla de “ángeles”, queda corroborado por lo que se lee en Rev. 17:14 y texto que ya hemos considerado en la versión PDT, pero que ahora lo haremos en la RV 1960 y por ser esta la que usa ese “genio” de la teología llamado Apologista Mario Olcese, por lo que no tiene excusa que justifique su tremenda incapacidad para entender siquiera aquello que lee:
“Pelearán contra el Cordero (las naciones con sus reyes al frente) y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él (en dicha batalla, lógicamente) son llamados y elegidos y fieles.” (Acotaciones nuestras).
Y estando de acuerdo en que los ángeles también pueden ser “fieles”, lo que no son, obviamente, es “llamados” y “elegidos” por Jesucristo…… esto lo fueron los apóstoles y todos aquellos que siguieron a estos, por lo que queda meridianamente claro que los personajes que acompañan a Cristo en su justo guerrear, no son otros que los resucitados Pedro, Juan, Pablo, Felipe, Timoteo y tantísimos otros fieles del I siglo, junto a los “dos testigos”, resto o remanente “ungido” aún por aparecer y a los que en la profecía de Daniel se les identifica, repetimos, como “los santos del Supremo” (o del “Altísimo”, según versiones) y que han de reinar con Cristo por los mil años. Pero en nuestro deseo de asegurarnos que lo que decimos es cierto, en el sentido de que los ángeles como tal, no tienen nada que ver con esa “fiesta” a ocurrir en la tierra y como no quedamos plenamente convencidos con lo averiguado hasta el momento, continuamos aplicando la máxima “aristotélica”, eso es, el continuar “reflexionando” sobre el tema, hasta que nos apareció el pasaje que vamos a leer a continuación y que parece redondear la cuestión, pues descarta la posibilidad de que los “ángeles” tengan protagonismo alguno en el regreso de Cristo a la tierra y en la “limpia” que va a llevar a cabo sobre esta…… vean el pasaje en cuestión:
“Por su parte, el Dios que da paz aplastará a Satanás bajo los pies de ustedes en breve. Que la bondad inmerecida de nuestro Señor Jesús esté con ustedes.” (Rom. 16:20).
Noten que ahí no dice bajo los pies “de los ángeles” sino bajo los pies de los fieles seguidores de Cristo; pero no convencidos aún del todo (puntillosos que somos los “nenes”), continuamos con nuestras pesquisas hasta que nos topamos con unas palabras del apóstol Pablo, que también contribuyen a esclarecer el tema y que se hallan en Efe. 6:11-13:
“Pónganse la armadura completa que proviene de Dios para que puedan estar firmes contra las maquinaciones del Diablo; 12 porque tenemos una lucha, no contra sangre y carne, sino contra los gobiernos, contra las autoridades, contra los gobernantes mundiales de esta oscuridad, contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales.”
De nuevo notamos algo significativo: la mencionada lucha no la tenían los “ángeles”, sino esos seguidores fieles de Jesucristo y lucha en la que aparentemente Satanás salió vencedor en un primer “round”, al conseguir arrebatarles la vida; pero falta por jugar la segunda mitad del partido y que es la que se va a dilucidar en el período de la “gran tribulación” de los días finales…… y esa revancha, los “llamados, elegidos y fieles” de Jesucristo, no la pueden dejar en manos de ángeles. Pero es que además y en línea con nuestra propuesta, tenemos un pasaje casi olvidado y medio suelto por ahí, que es del todo explícito sobre el particular:
“Estos son los que no se contaminaron con mujeres; de hecho, son vírgenes. Estos son los que van siguiendo al Cordero no importa adónde vaya. Estos fueron comprados de entre la humanidad como primicias para Dios y para el Cordero.” (Rev. 14:4).
Luego si Cristo viene a derrotar a los gobiernos humanos dirigidos por Satanás y apresar a este por mil años (Rev. 20:1-3), es solo lógico pensar que estarán también a su lado en ese crítico momento; por lo que todo lo considerado hasta el momento, apunta a que Jesucristo regresará comandando a sus 144.000 hermanos y no a miríadas de “ángeles”, porque ¿sería razonable que en un momento tan decisivo de la historia de la humanidad, Jesucristo regresara acompañado por “ángeles” y esos prominentes personajes se quedaran en la “grada”, viendo el partido como meros espectadores? Entendemos que no, primero, porque de ser así, las palabras que acabamos de leer no se cumplirían y, en segundo lugar, por lo que vamos a leer a continuación en otro pasaje también olvidado por ahí y que tiene que ver con una promesa que hizo Jesucristo con relación a su segunda venida:
“Y al que venza y observe mis hechos hasta el fin, le daré autoridad sobre las naciones 27 y pastoreará a la gente con vara de hierro, de modo que serán hechos pedazos como vasos de barro, como lo que he recibido de mi Padre.”
Dicho en “román paladino”, que cuando Jesucristo regrese a poner “firmes al personal” y a dar “estopa” a diestro y siniestro (destrozar a las naciones rebeldes a su soberanía), a su lado para ayudarle estarán los 144.000 “que han vencido” y no los “ángeles”. Y es que ellos solos se bastan y sobran para reducir a escombros el diabólico imperio del mal montado por Satanás, tanto en el ámbito espiritual, como en el material; al respecto podríamos añadir y por aquello de enfatizar la cosa, que uno solo de esos excelsos personajes tiene más gloria y poder que todos los ángeles juntos, pues mientras ellos son “Hijos” de Dios, los ángeles solo son “creación” de Dios…… de ahí que se nos diga, que tan encumbrados personajes “juzgarán a ángeles” (1 Cor. 6:3). Es cierto que alguien podría pensar que poco importa con quién venga acompañado Jesucristo, si la conclusión del asunto es la misma, eso es, que “no importa el color del gato, lo importante es que cace ratones”…… solo hay un “pero” a tal forma de pensar, que tiene que ver con el siguiente pasaje:
“Esto es excelente y acepto a vista de nuestro Salvador, Dios, 4 cuya voluntad es que hombres de toda clase se salven y lleguen a un conocimiento exacto de la verdad.” (1 Tim. 2:3-4).
Y como el creer que Jesucristo regresa acompañado de los “ángeles”, puede ser cualquier cosa, menos el tener un conocimiento exacto o pleno de “la verdad”, entendemos que lo que uno estaría haciendo en tal caso es violar de forma flagrante la “voluntad” divina. Por lo que los autores de este blog, nos tomamos muy en serio el tener en cuenta la voluntad de Dios, pues entendemos que la misma, por venir de Quién viene, tiene rango de mandato y lo que nos mueve a apresuramos en investigar aquello que con respecto de Su Palabra nos suena mal y a compartirlo con otros a través de este blog, para que no se nos impute responsabilidad alguna (Ezeq. 3:17-21)…… ya lo que cada uno haga con dicha información, es asunto suyo, pues cada uno puede hacer “de su capa un sayo”; pero en todo caso y por aquello de parafrasear a Pablo, nosotros queremos estar “limpios de la sangre de todo hombre” (Hech. 20:26), pues hemos advertido de la situación.
Luego resumiendo y por aquello de ir terminando, no solo le hemos mostrado a ese “genio” de la teología llamado Apologista Mario Olcese, que sí existen numerosos textos que prueban que Jesucristo regresa a la tierra acompañado, no por ángeles, sino por los miembros de su congregación de seguidores fieles o “iglesia” y por emplear la misma terminología del personaje en cuestión, sino que además se lo hemos demostrado con argumentos contextuales y que es como se debe de hacer. En todo caso, la conclusión del asunto y todo considerado, es que de nuevo nos encontramos ante otro “patinazo” del personaje en cuestión, que como sexador de pollos quizás tenga futuro, pero que como teólogo tiene menos recorrido que un “chupa-chups” en la puerta de un colegio; lo cual no le impide, eso sí, hacer tajantes afirmaciones del todo disparatadas y apoyándose para ello en solitarios textos y encima, mal interpretados…… y es que ya lo dijo Aristóteles: “El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona”.
MABEL
lunes, 14 de septiembre de 2015
Pero…… ¿y cómo sabremos, que ha llegado el momento de empezar a andar?
Aquellos que sean asiduos seguidores de este blog (¡...“pelín masoquista” ya hay que ser!), seguramente concordarán en que este se caracteriza por no alinearse nunca con lo que se entiende por lo “políticamente correcto”, que en este caso sería el seguir el mismo discurso de esa inmensa cantidad de “charlatanes” que a sí mismos de denominan “ungidos” o Hijos de Dios y que desde sus iglesias, púlpitos, lugares de reunión, medios audiovisuales o página escrita están difundiendo, por ejemplo, el mensaje de que ahora es el momento adecuado para conseguir una plaza en el reino de Dios; aunque para ello ¡faltaría más!, uno tiene que asociarse con la organización que le promete esa plaza en dicho reino…… sin ir más lejos, en su momento y hará de ello unos 50/60 años, la Iglesia Católica y al menos en España, aún vendía “parcelitas” en el cielo a sus fieles y por un módico precio ¡y no crean que les estamos hablando en broma! O también, hacerse seguidor del predicador de turno que anda por libre y quizás líder de alguna pequeña iglesia, que se define a sí mismo como poseedor de la “verdadera verdad” y no como el resto de “pelanas” de sus congéneres, que no son otra cosa más que profetas tan falsos como “un duro sevillano”…… ello siempre (¡claro esta!), desde el punto de vista del “pelanas” que en ese momento le esté hablando a usted.
Y como este punto es muy importante, pues el verdadero objetivo del cristiano es esforzarse (Luc. 13:24) por alcanzar el reino de Dios que en su momento convertirá la tierra en un paraíso en donde no existirán ni la maldad, ni la enfermedad, ni la vejez, además de ser la muerte será cosa del pasado y con el añadido, de que los muertos serán devueltos a la vida, entendemos necesario aportar nuestro granito de arena para que el “personal” no viva engañado por tanto farsante suelto por ahí (básicamente, repetimos, todos aquellos que se presentan como “ungidos” o Hijos de Dios) y que, en el colmo del paroxismo, van predicando un supuesto “evangelio verdadero” del reino de Dios como el “santo grial” que permitirá a uno alcanzar dicho reino, cuando la realidad es que no tienen ni puñetera idea de qué es ese “evangelio” y que como tal, para más inri, resulta que no existe…… algo que con todo detalle explicamos en nuestro escrito del 07/07/15.
Volviendo al punto que realmente nos interesa, resulta que el acceso al reino de Dios no tiene nada que ver en absoluto con lo que uno haya podido hacer en un pasado, ni en lo que haga en el presente, ni mucho menos en que pertenezca a tal o cual organización religiosa, sino en aquello que tendrá que hacer en un futuro que ciertamente ya está muy cercano; porque si han estado siguiendo nuestros escritos, sabrán que la clave del asunto gira entorno a la llamada “parábola de las ovejas y las cabras” (Mat. 25: 31-46) y en donde se nos muestra que aquellos que consiguen la aprobación del “rey” que está impartiendo juicio (en este caso Jesucristo) y con ello conseguir el pasaporte al reino de Dios que hace expedito el camino hacia la vida eterna, son aquellos que han obrado o actuado en favor de los “hermanos más pequeños” del monarca en cuestión…… personajes de los que se nos habla en Rev. 11:3 y en donde leemos como sigue:
“Y haré que mis dos testigos profeticen mil doscientos sesenta días vestidos de saco.”
De lo que se nos está informando aquí y según el contexto bíblico, es de la aparición en la tierra y que los autores de este blog auguramos para este otoño de 2.015 y paralela a la del llamado “anticristo”, de un pequeño “resto” de enviados de Dios a la manera de los apóstoles y con idéntica labor, eso es, liderar una predicación de ámbito global que en este caso tendrá una duración de tan solo 1.260 días o tres años y medio y a los que “el rey” de la parábola mencionada, reconoce como a sus “hermanos más pequeños” y ello, probablemente, en función de que han sido los últimos en aparecer a escena; luego todo considerado, tenemos que los que accederán al reino de Dios, serán solo aquellos que hayan colaborado con esos personajes por venir, en llevar a cabo la tarea divina encomendada de anunciar cierto mensaje a la humanidad, eso es, que les habrán ayudado en la difusión de dicho mensaje y que “el rey” mencionado considera dicha ayuda, como si se la hubieran prestado a él directamente.
Hasta aquí, lo que nos dicen las Escrituras sobre el tema…… ya lo que sigue a continuación, es aquello que los autores de este blog nos permitimos elucubrar como una mera posibilidad entre las muchas que pueda haber sobre el patrón a seguir, porque veamos: la cuestión que se plantea a partir de lo considerado, es la formulada en el titular de este escrito y que gira en torno a cómo nos enteraremos de la aparición de dichos personajes y con ello, que ha llegado el momento de ponernos en marcha. Y como resulta que esto no se nos explica en las Escrituras, pero como la cuestión radica en estar “alerta” (Mat. 24:42) para que no se nos “escape el tren”, los autores de este blog nos atrevemos a sugerir una posibilidad que entendemos amparada, tanto por textos bíblicos proféticos, como por ejemplos del primer siglo…… dicho lo cual, veamos cómo, probablemente, nos enteraremos de que el momento de “dejar todas las cosas” (Mat. 19:27) e iniciar nuestra andadura al servicio de Dios, ha llegado.
Lo primero a tener en cuenta y según se desprende de las Escrituras, es que cuando Jehová ha comisionado a alguien para cualquier empresa (Jesús hizo lo propio con aquellos a quienes envió), siempre lo ha dotado de los medios y capacidades necesarias para llevarla a cabo…… partiendo de dicha premisa, consideremos lo siguiente: los autores de este blog y que no nos queremos “perder la fiesta”, somos dos ancianos decrépitos, mi compañero Manuel con 80 “tacos” y que debido a una rara enfermedad en sus piernas, anda con mucha dificultad, aparte de las deficiencias propias de la edad. Pero que por aquello de no personificar en otros, lo dejaré a parte y me centraré en mi caso: héteme aquí que me encuentro con 70 años, sordo total de un oído, dificultad en la visión (veo pasar un carro cargado de paja y digo aquello de ¡“adiós rubia”!), artrosis degenerativa en la cadera izquierda y lo que imposibilita el moverme con soltura, circunstancia agravada por mi exceso de peso y además, aunque no soy calvo, podríamos decir que la cosa anda “rozando el larguero”…… y dejémoslo aquí, porque de lo contrario y con semejante propaganda, desde luego “no vendo la burra”. Por lo tanto es obvio que con esos mimbres, pocos cestos se pueden hacer, eso es, que no estamos en condiciones para emprender comisión alguna y por mucho empeño que pongamos en ello…… pero parece que la cosa afortunadamente tiene remedio, pues veamos qué es lo que se nos dice acerca de nuestro Dios con relación a aquellos que nos encontramos en tan “airosa” situación:
“Está dando poder al cansado; y hace que abunde en plena potencia el que se halla sin energía dinámica. 30 Los muchachos se cansan y también se fatigan; y los jóvenes mismos sin falta tropiezan, 31 pero los que estén esperando en Jehová (como es en nuestro caso y prescindiendo de la avanzada edad), recobrarán el poder. Se remontarán con alas como águilas. Correrán y no se fatigarán; andarán y no se cansarán.” (Isa. 40:29-31). (Acotación nuestra).
Sin embargo y siendo razonable pensar, que dicho “recobro” no solo tenga que ver con la movilidad, sino que afecte también a las demás deficiencias señaladas y que podrían ser un lastre en el desempeño de nuestra tarea divulgadora, ello no nos resuelve la cuestión de saber para cuándo es el momento de salir en ayuda de esos “hermanos más pequeños” de Jesucristo; pero si continuamos echándole imaginación al asunto y hacemos una pequeña amalgama de lo dicho, nos podría dar el siguiente resultado y no olvidando, que estamos situados en el territorio de la especulación: imaginemos que una noche me acuesto con las limitaciones señaladas (hecho un estropajo ¡para qué nos vamos a engañar!) y a la mañana siguiente resulta que me despierto siendo una persona “nueva”, eso es, viendo nítidamente, oyendo por ambos oídos con suma claridad, sin dolor alguno en mi cadera y en perfecto estado de revista ¡vamos, hecho “un pincel” que diría nuestro amigo el castizo!…… esa sería la señal que me indicaría que es el momento de ponerme en movimiento y con ello colaborar con esos personajes por aparecer y que, probablemente, ni siquiera contactaremos con ellos durante el desempeño de nuestra comisión de ayuda. Dicho de otra manera, que cuando el espíritu santo haya actuado sobre uno de manera tan clara (solo el espíritu santo de Dios puede llevar a cabo dicho “recobro”), a este no le tiene que quedar ninguna duda de que el momento de tomar acción ha llegado, pues indiscutiblemente ha sido habilitado para ello.
Otra cuestión ya tiene que ver con el qué decir en nuestra tarea de divulgación y lo cual tampoco presenta problema alguno, pues de la misma manera que el espíritu santo ha actuado sobre las deficiencias físicas de uno y en armonía por lo dicho en el pasaje leído de Isaías, de igual manera se nos facilitará por inspiración divina el mensaje a divulgar, tal como se hizo en otras ocasiones:
“Por lo tanto, resuélvanlo en sus corazones que no ensayarán de antemano cómo hacer su defensa, 15 porque yo les daré boca y sabiduría (entiéndase argumentos contundentes), que todos sus opositores juntos no podrán resistir ni disputar.” (Luc. 12:11-12). (Acotación nuestra).
Y si bien es cierto que en ese contexto, Jesús se refería al momento en que sus seguidores fueran llevados ante tribunales de justicia o autoridades diversas, no es menos cierto que los que nos pongamos a ayudar a eso “hermanos más pequeños” de Jesucristo, también nos toparemos con poderosos adversarios (Efe. 6:11-12) que querrán derribar nuestros razonamientos y por lo que dichas palabras también nos aplicarían. Porque como hemos dicho, parece ser que al “resto ungido” por venir y señalado en Rev. 11:3, probablemente ni los veremos durante el tiempo que dure nuestro ministerio y por lo que no podremos recibir instrucciones directas de ellos, pues todo indica que su actividad quedará circunscrita a la nación de Israel y que es a quien va dirigida la profecía…… ello se podría deducir, partiendo del dato que se nos da en Rev. 11:7-8 y que inequívocamente señala a dicha nación:
“Y cuando hayan terminado de dar su testimonio, la bestia salvaje que asciende del abismo hará guerra contra ellos y los vencerá y los matará. 8 Y sus cadáveres estarán en el camino ancho de la gran ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también el Señor de ellos fue fijado en el madero.”
Dicha presunción por nuestra parte, parece quedar corroborada por lo que leemos en Isa. 1:10 y dirigido también a la nación de Israel con sus líderes religiosos al frente, a los que simbólicamente se les compara con esas ciudades de pecado:
“Oigan la palabra de Jehová, dictadores de Sodoma. Presten oído a la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra.”
Por lo que si ello fuera así, que dicho remanente no saliera de dicha zona y no pudiera dar instrucciones a sus ayudantes esparcidos por lejanos y remotos lugares ¿cómo se podría extender dicha predicación alrededor del mundo, a menos que fuera como nosotros lo planteamos? Para hacernos una idea de lo que pretendemos decir, de nuevo pondremos a trabajar a la imaginación y lo que nos permite el explicarlo de la siguiente manera a modo de ejemplo: suponiendo que estemos en lo cierto en todo aquello que hemos publicado, tenemos que nuestro blog se lee en diferentes lugares de los cinco continentes…… cierto es que la cantidad de lectores que tenemos es exigua en todos esos lugares (no pasamos de las 100 entradas diarias entre los dos blogs que con idéntico contenido publicamos), pero no es menos cierto que están estratégicamente distribuidos en puntos tan dispares como China, Australia, Rusia, Malasia, Japón, todo el continente americano y en distintos puntos de Europa, así como algunos países de Oriente como Irak, Turquía, Arabia Saudí, también en la India, así como en la zona africana con naciones como Costa de Marfil, Mozambique o Kenya, por ejemplo. Lo que significaría que si nuestros lectores, aunque unos pocos en cada lugar de los mencionados, tuvieran el mismo convencimiento que nosotros y en ellos se produjera también la restauración física presupuesta como señal y respondiendo a la misma se pusieran en marcha, resultaría que al unísono con la aparición de esos “hermanos más pequeños” de Jesucristo en Jerusalén y como foco central de la gran predicación de Mat. 24:14, se iniciarían en distintos lugares del planeta pequeños focos que, en armonía con el principio que se desprende en la mencionada “parábola de las ovejas y las cabras”, irían en aumento de forma progresiva hasta abarcar el mundo entero.
O sea, que al igual que pequeñas manchas de aceite, la divulgación del mensaje divino se iría extendiendo desde distintos y dispares puntos del globo, hasta abarcarlo completamente y en lo que parece ser la única posibilidad de cumplir con el plazo señalado de 1.260 días para terminar la tarea encomendada (Rev. 11:3; 7); sin embargo, repetimos, que estamos hablando desde el plano de la especulación y por lo que nada nos confirma de manera concluyente que ello tenga que ser tal como lo planteamos, pues solo estamos proponiendo una posibilidad de las muchas que Jehová Dios tiene en su mano, acerca de cómo podrían ser las cosas. Pero en todo caso, consideramos que es mejor tener esos pensamientos en la cabeza y que demuestra que uno está expectante y alerta de los acontecimientos, que no estar pensando en la final de la Champions Ligue, o en el partido de liga del domingo, o de las próximas fiestas navideñas o de las venideras verbenas del pueblo (por aquello de decir algo) y que nos ocurra lo que señaló Jesús en su momento: que con la rutina de lo cotidiano, perdamos de vista las “señales de los tiempos” (Mat. 16:3) y que al igual como aquellas personas del tiempo de Noé “no hagamos caso” (Mat. 24:38-39) a las cosas de Dios y “nos pille el toro”.
Dicho lo cual, nosotros ahí lo dejamos y reiterando que lo planteado no es más que una pura especulación de cómo entendemos nosotros que se podrían desarrollar los acontecimientos; ahora pues, ya les toca a ustedes que nos leen sacar sus propias conclusiones y estar alerta de los tiempos que se avecinan, no dejándose entrampar por la vorágine del día a día; porque si los autores de este blog estamos en lo cierto y que no es del todo descartable, eso lo tenemos a solo unos pocos días vista, eso es, para este otoño de 2.015…… y recuerden que, aunque se equivoque, “el que avisa no es traidor”.
MABEL
jueves, 10 de septiembre de 2015
¡“Tranqui”, que no va a ocurrir catástrofe mundial alguna!
Y este llamado a la calma y a la tranquilidad, tiene que ver con el hecho de que si usted entra en YouTube y busca algo relacionado con “el fin del mundo”, le saldrán una infinidad de páginas de distintos pelajes, bien sean de orden religioso, científico o sencillamente de tendencia catastrofista, pero que sin embargo coinciden en un mismo punto: sea lo que sea que tenga que suceder y con grave perjuicio para la humanidad en general, ello acontecerá en este mes de Septiembre de 2.015 y entre los días del 23 al 28. Excusamos decir que todo ello tan catastrófico para el “personal”, como la supuesta caída de un gigantesco asteroide de esos que van rondando por ahí, o un gran terremoto de alcance mundial, o bien la erupción de un gigantesco volcán (¡quien no habrá oído hablar de la famosa “caldera de Yellowstone” en EEUU!), cuando no un desgraciado “accidente” en el colisionador de hadrones del CERN instalado en Suiza porque a sus científicos se les “ido un poco la mano” en sus experimentos…… en definitiva, algo que implique un potencial peligro para la pervivencia de la vida en nuestro hogar planetario.
Sorprendentemente y como ya hemos apuntado, todos esos autores si bien es cierto que divergen en cuanto al suceso a ocurrir y desde las más dispares teorías, no es menos cierto que coinciden plenamente en el tiempo señalado para la ocurrencia del suceso del que se trate, eso es, para finales de Septiembre (entre el 23 y el 28) de esta año actual y lo cual no deja de ser, repetimos, sorprendente…… tan sorprendente como el hecho de que con algunos matices, dicha postura también es compartida por los autores de este blog, tan tendentes siempre a llevar la contraria a los “entendidos” de turno. Porque recordarán ustedes que desde hace casi un año, por tanto antes de la publicación de la mayoría de esos anuncios catastrofistas, desde este blog venimos advirtiendo acerca de que algo está por ocurrir entre Septiembre/Octubre de este 2.015…… y que por aquello de estirarnos un poco (¡tampoco hay que ser tan rígidos!), podríamos circunscribir dicho evento al período otoñal y que en el hemisferio norte, se le sitúa (oficialmente) entre el 21 de Septiembre hasta el 21 de Diciembre, si bien en términos coloquiales el general de las personas nos referimos como otoño al período Septiembre/Noviembre y considerando el mes de Diciembre ya como invierno; y si señalamos el hemisferio norte, es porque es en este donde está situada la nación a la que va dirigida la profecía bíblica, eso es, Israel.
Volviendo al hecho coincidente de que los autores de esos videos apocalípticos mencionados apuntan todos en la misma dirección en cuanto al tiempo de ocurrir dicha supuesta catástrofe y barruntando aquí “los mendas” que es demasiada coincidencia, para ser una simple coincidencia, no nos queda más remedio que tomarnos en serio aquello que decían nuestros abuelos en el sentido de que “cuando el rio suena, agua o piedra lleva”…… luego dando por buena la sabiduría ancestral, la cuestión está en averiguar si el rio trae “piedra” o trae “agua”; eso es, si lo que supuestamente va a ocurrir es algo que nos tenga que encoger de temor o, más bien, es algo que anhelar. Porque lo que sí es cierto, es que ante los precarios y dificultosos tiempos a nivel mundial que estamos viviendo y empeorando a ojos vista y que dan pábulo a tanto planteamiento catastrofista, no estaría demás considerar lo que la Biblia nos dice al respecto:
“También, habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas y sobre la tierra angustia de naciones, por no conocer la salida a causa del bramido del mar y de su agitación (en clara referencia al “mar” de la humanidad, según Isa. 57:20), 26 mientras que los hombres desmayan por el temor y la expectación de las cosas que vienen sobre la tierra habitada (en definitiva un futuro oscuro e incierto); porque los poderes de los cielos (como gobiernos humanos) serán sacudidos. 27 Y entonces verán al Hijo del hombre viniendo en una nube con poder y gran gloria. 28 Pero al comenzar a suceder estas cosas, levántense erguidos y alcen la cabeza, porque su liberación se acerca.” (Luc. 21:25-28). (Acotaciones nuestras).
Luego si estamos ya viviendo en esos conflictivos tiempos y de lo que se nos habla es de “liberación” y algo más sabría Jesús acerca del tema, que tanto “profeta” suelto por ahí, no es posible que ocurra en este tiempo sobre la tierra debacle alguna que ponga en peligro la existencia del ser humano sobre este planeta; porque de lo que estamos hablando nosotros que posiblemente vaya a ocurrir y como tantas veces hemos señalado, tiene que ver con el inicio de la profética “70 semana” de Dan. 9:27 que comprende los siete últimos años del mundo como lo conocemos y que está subdividida en dos partes: una primera mitad de 1.260 días (Rev.11:3) o tres años y medio, en la que será protagonista la gran predicación anunciada por Jesús en Mat. 24:14 y a la que sigue “el fin” del sistema de cosas. Y una segunda mitad, los restantes tres años y medio, en el que la protagonista será la “gran tribulación” dirigida contra aquellos que no habrán aceptado la oferta divina hecha durante dicha predicación y en lo que significará su destrucción eterna (Sof. 1:14-18), para dar paso a continuación al reino de Dios establecido en la tierra…… y esto es lo que nosotros sencillamente estamos anunciando como una posibilidad real de que ocurra: que en este otoño (Septiembre/Noviembre) se inicie la cuenta atrás de ese cómputo de siete años previos al establecimiento del reino de Dios en este “valle de lágrimas” y siete años que, bíblicamente, se conocen como la “70 semana” de Daniel.
De ahí que en el pasaje de Lucas leído y en su versículo 28, se advierta de una “liberación” que se acerca…… ahora bien, la liberación ¿de quién? Porque notemos que en dicho pasaje se nos habla de dos clases de personas, claramente diferenciadas: aquellas que desmayarán por el temor de las cosas que les aguardan en el futuro inmediato y aquellas que están anhelando con esperanza una liberación de la situación actual, por lo que la pregunta es la siguiente…… ¿dónde está la razón de tan diametralmente opuesta actitud? Pues sencillamente en que mientras las primeras se bambolean al vaivén de las tendencias actuales, bien sea en materia religiosa, científica o de los “chiquilicuatres” de la profecía (esos que se dicen “ungidos” y que afirman que el espíritu de Dios les revela las cosas por venir), las segundas nos aferramos al “ancla segura” que es la esperanza en las promesas divinas contenidas en las Escrituras (Heb. 6:19) y mediante estudio personal, eso es, no creernos lo que otros nos dicen que la Biblia dice, para así no caer en el error que nos señala Pablo:
“…… a fin de que ya no seamos pequeñuelos, aventados como por olas y llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza por medio de las tretas de los hombres, por medio de astucia en tramar el error.” (Efe. 4:14).
Hombres que siguen consciente o inconscientemente los designios de Satanás y con lo que contribuyen a confundir al “personal”; porque la trampa consiste en alarmar al “populacho” sembrando el pánico, para que llegado el momento (y como tantas veces ha ocurrido en la historia de la humanidad) no pase nada de lo pronosticado y las personas, cada vez más escarmentadas con tanta fecha fallida, ya no se crean absolutamente nada de lo que les dicen y que presas de dicha incredulidad, sean incapaces de distinguir una verdadera advertencia y con fundamento, entre tantas de falsas…… esta es la gran trampa de Satanás en la que caen todos aquellos que no investigan las Escrituras por su cuenta y a los que les aplican las palabras mencionadas por el apóstol Pablo. Que les personas han cauterizado su sentido de percepción de la realidad que las envuelve, queda probado por el hecho de que ante el amplio despliegue de información en Internet acerca de ese negro futuro que se nos anuncia para ya, así como su alcance prácticamente a todos los rincones del mundo, ningún comentario se hace acerca del particular entre la inmensa mayoría de medios comunicación (radio, tv o prensa escrita) y mucho menos entre el “personal” de a pie, como si la cosa no fuera con nosotros…… mientras tanto el común de los mortales, absortos en la rutina del día a día, centrándose en los pobres y escasos placeres que la vida les depara, sigue sin hacer caso de la advertencia divina, como claramente indicó Jesús que sucedería en nuestros días:
“Porque así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre. 38 Porque como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, los hombres casándose y las mujeres siendo dadas en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca; 39 y no hicieron caso (ni a la advertencia dada por Noé, según 2 Ped. 2:5, ni a la colosal obra que estaba emprendiendo) hasta que vino el diluvio y los barrió a todos, así será la presencia del Hijo del hombre.” (Mat. 24:37-39). (Acotación nuestra).
Prueba más que evidente de que Satanás ha conseguido su propósito, eso es, el lograr la incredulidad y el pasotismo total de la gente acerca de este tema; y es que en ese no creerse nada acerca del peligro que acecha y del que se les advierte, son totalmente incapaces de separar “el grano de la paja”, eso es, identificar de entre todas las informaciones falsas, a la que puede resultar ser veraz. Y que cuando hayan pasado esas fechas y nada catastrófico haya ocurrido, las personas se reafirmaran en su incredulidad y continuarán pasando por alto el hecho de que el mundo (y de ser cierta la predicción que hacemos los autores de este blog, acerca de lo que está por acontecer y que si no lo es, se le parece mucho) habrá entrado en su siete últimos años de dominación humana sobre el mismo y con todos los males que esta ha aportado al propio hombre, como ya señalaba un sabio de la antigüedad:
“Todo esto he visto y hubo un aplicar mi corazón a toda obra que se ha hecho bajo el sol, durante el tiempo que el hombre ha dominado al hombre para perjuicio suyo.” (Ecle. 8:9).
Por lo que prescindiendo de que nosotros nos podamos equivocar en nuestro vaticinio (algo que entra dentro de lo posible), lo que sí está claro es que ningún acontecimiento catastrófico acontecerá en la tierra que haga peligrar la vida sobre ella, porque veamos: ese período de tiempo en el que se tiene que desarrollar la predicación anunciada por Jesús en Mat. 24:14 y que es a la que sigue “el fin”, tiene que desarrollarse en las siguientes condiciones:
“Después de esto vi a cuatro ángeles de pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, reteniendo los cuatro vientos de la tierra (símbolos de destrucción), para que no soplara viento alguno sobre la tierra ni sobre el mar ni sobre ningún árbol. 2 Y vi a otro ángel que ascendía del nacimiento del sol, teniendo un sello del Dios vivo; y clamó con voz fuerte a los cuatro ángeles a quienes estaba concedido hacer daño a la tierra y al mar 3 y dijo: “No hagan daño a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta después que hayamos sellado en la frente a los esclavos de nuestro Dios”.” (Rev. 7:1-3). (Acotación nuestra).
O sea, que no puede ocurrir en la tierra evento apocalíptico alguno, hasta después de que hayan sido selladas determinadas personas para el servicio de Dios…… y eso se hace por medio de esa predicación anunciada por Jesús (que aún no ha iniciado, pues es coincidente con la aparición del “anticristo o futuro gobernante mundial, así como a la de los “dos testigos” de Rev. 11:3 y que en ambos casos, tampoco han aparecido todavía) y a la que ya sí, sigue “el fin”, eso es, la suelta de esos “cuatro vientos” destructivos causantes de la llamada “gran tribulación” final y que como reflejo de la ira divina (Sof. 1:14-18), arramblará con todos aquellos que se hayan opuesto a sujetarse al rey nombrado, Jesucristo.
Luego paz, tranquilidad y buenos alimentos, que lo que está por venir no tiene nada que ver con un cataclismo de destrucción indiscriminada, sino algo controlado por el propio Jehová Dios y que significará liberación para aquellos que estamos alerta en el cumplimiento de las señales dadas, mientras que acabará en destrucción eterna para aquellas personas que “no haciendo caso” las pasen por alto…… luego estaríamos hablando, no de un “arrabatamiento” como intentan ver algunos en el siguiente pasaje, sino de una destrucción selectiva:
“Entonces dos hombres estarán en el campo: uno será llevado y el otro será abandonado; 41 dos mujeres estarán moliendo en el molino de mano: una será llevada, y la otra será abandonada. 42 Manténganse alerta, pues, porque no saben en qué día viene su Señor.” (Mat. 24:40-42).
Por tanto, queridos amigos, sosiego y relax ante esos informes tremendistas, que lo único que pretenden es limitar nuestra capacidad de raciocinio y así caer en la treta de Satanás, pues lo que está por acontecer nada tiene que ver con catástrofe global alguna, sino como dijo Jesús con nuestra liberación del yugo de la gobernación del hombre sobre el hombre y, con ello, alcanzar la condición de súbditos del reino de Dios y abismal diferencia, si se nos permite, entre una cosa y la otra. Por lo que la pregunta que tenemos que plantearnos es ¿caeremos en la trampa tendida por Satanás a través del tiempo y haremos caso omiso, a la advertencia divina recibida a través de las Escrituras? Pregunta que genera una derivada…… ¿seremos capaces, de separar “el grano de la paja”?
MABEL
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martes, 1 de septiembre de 2015
¡Dicen que el que avisa, no es traidor!
Sin embargo, parece ser que el último artículo publicado en este blog (24/08/15) titulado “¿Se acuerdan ustedes…… del tema de las “lunas de sangre”?”, ha levantado ciertas reticencias entre algunos de nuestros lectores y es que ya se sabe: cuando uno se aventura a publicar en Internet y más si estamos ante un contenido ciertamente “atrevidillo” como es el caso, se arriesga a que sus motivaciones, así como sus planteamientos sean objeto de crítica o reconvención, eso sí, con más o menos acierto en la mismas; en esta ocasión creo que con bastante poco acierto, todo hay que decirlo, pero que en todo caso le obliga a uno y si se quiere mantener un mínimo de credibilidad, a salir al paso de cualquier objeción que en un momento determinado pueda surgir.
Por lo que un servidor, Armando López Golart y autor de todos los artículos que se publican en este blog, por tanto máximo responsable de todo lo que se propone en los mismos, me veo en la obligación de salir al paso de misma a título personal y objeción que, básicamente, gira en torno a tres puntos centrales: que si ya me sale la “venilla” de mi anterior militancia en la organización de los TJ (siempre están poniendo fechas para “el fin” y en ninguna aciertan), que si por mí posición alejada de los cánones al uso me aplica el contenido de Deut. 18:20-22 y también, que si algunos de mis detractores (como Apologista Mario Olcese, por ejemplo y al que continuamente le estoy dando “sopas con honda”), ya se están preparando para devolvérmelas “todas juntas”, cuando se sustancie el supuesto fracaso de la teoría en cuestión y que vengo sosteniendo en esta página desde hace más de un año. Teoría que gira en torno a la idea de que entre Septiembre/Octubre de este año de 2.015, podría dar inicio la llamada “semana 70” de Dan. 9:27 y con ello, los siete últimos años del mundo como lo conocemos y a ser seguidos, definitivamente, por el establecimiento del reino de Dios sobre la tierra…… y porque se entiende que estoy siguiendo, aunque con matices, el mismo erróneo derrotero que los TJ, de ahí que algunos afirmen que me aplica el severo pasaje de Deut. 18:20-22 y en el que leemos lo siguiente:
“Sin embargo, el profeta que tenga la presunción de hablar en mi nombre una palabra que yo no le haya mandado hablar, o que hable en el nombre de otros dioses, ese profeta tiene que morir. 21 Y en caso de que digas en tu corazón: “¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado?”, 22 cuando hable el profeta en nombre de Jehová y la palabra no suceda ni se realice, esa es la palabra que Jehová no ha hablado. Con presunción la habló el profeta. No debes atemorizarte de él.”
Por lo que en mi defensa tengo que señalar, que de entrada ya nos topamos con el primer error de interpretación de aquellos que tales palabras me aplican: y es que servidor jamás se ha arrogado la licencia de hablar “en nombre” de Jehová Dios y por lo que es obvio que dicho pasaje no es aplicable en mi caso de ninguna manera, con lo que estaríamos ante un incorrecto uso del mismo e impropio de cualquier persona que se precie de entender las Escrituras. Por otra parte y en línea con mi afirmación de que jamás me he arrogado representación divina alguna, en claro contraste con toda esa “ralea” de supuestos “ungidos” o Hijos de Dios actuales (algunos de los cuales se nos presentan como “embajadores plenipotenciarios del reino de Dios” y aseguran que el espíritu santo “les revela” nuevos conocimientos bíblicos) y que sí se postulan como representantes de Jesucristo (en última instancia del Supremo Hacedor), lo que a un servidor le ha caracterizado han sido los periódicos llamamientos a mis lectores en el sentido de que tomen conciencia que no deben creer en aquellos supuestos que yo propongo, sino que tienen que asumir personalmente la responsabilidad de hacer su particular investigación bíblica en cuanto a si los tales son ciertos o no y sacar con ello sus propias conclusiones…… para no ir más lejos, el último de estos recordatorios se encuentra en mi artículo del 01/07/15 titulado “La imagen de la vergüenza…… o la gota que coma el vaso” y que cerraba con la siguiente apostilla:
“De todas maneras, un elemental sentido de la prudencia debería de llevarle a uno a no tomar nuestra propuesta como un hecho cierto, sino como una mera posibilidad y, por lo tanto, en hacer sus propias averiguaciones en torno al particular; porque como tantas veces les hemos repetido desde esta página…… nosotros, también nos podemos equivocar.”
Siendo así la cosa, repito que es del todo incorrecta la aplicación que se me ha hecho del pasaje de Deut. 18:20-22 y siempre que se lea dicho pasaje (como el resto del contenido escritural, por supuesto) con un mínimo de solvencia; pero dado que ya estoy metido en harina y que no suelo cortarme un pelo en señalar actitudes contrarias a lo expresado en las Escrituras (cuando de esto se trata, no tengo “ni amigos ni parientes”), permítanme señalar alguna de las razones bíblicas que muchos supuestos entendidos en el manejo del contenido escritural, alegan para “no mojarse” en cuestiones que impliquen riesgo de quedar en ridículo y en una evidente muestra de no entender nada del contexto escritural, lo que les lleva a aplicar erróneamente pasajes bíblicos en defensa de su pasiva actitud, como puede ser el de Mat. 24:36 y en dónde leemos como sigue:
“Respecto a aquel día y hora nadie sabe, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino solo el Padre.”
Leído este, preguntémonos lo siguiente: ¿estableció Jesús con esas palabras, un “principio” que marcara actitud alguna a seguir para el cristiano actual? De ninguna manera, puesto que en estas palabras solo se señalaba la evidencia de que una determinada información, en ese preciso momento no estaba al alcance de nadie, ni siquiera de él mismo…… que dichas palabras quedan sencillamente reducidas a eso, de deduce claramente cuando dicho texto se lee teniendo en cuenta su entorno más inmediato, eso es, desde el versículo 32 al 39 y no perdiendo de vista que nos encontramos en el contexto de una amplia respuesta que el Hijo de Dios estaba dando a unas inquisitivas preguntas formuladas por sus más directos seguidores acerca del futuro inmediato y que Jesús, complemento con información que aplicaba a un futuro aún más lejano y que tenía que ver con nuestros días:
“Ahora bien, aprendan de la higuera como ilustración este punto: Luego que su rama nueva se pone tierna y brota hojas, ustedes saben que el verano está cerca. 33 Así mismo también, ustedes, cuando vean todas estas cosas (las que les había estado mencionando), sepan que él está cerca, a las puertas. 34 En verdad les digo que de ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan todas estas cosas. 35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras de ningún modo pasarán.” (Acotación mía).
Es obvio entonces, que lo que Jesús estaba haciendo era dar “señales” que identificaban un momento determinado en el futuro y en el que ellos, como nosotros hoy, tenían que investigar las tales para conocer dónde estaban situados en cada momento en la corriente del tiempo y sacar el máximo provecho de la situación; es a continuación de estas palabras que les informa acerca de que:
“36 Respecto a aquel día y hora nadie sabe, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino solo el Padre.”
Pero que en ese momento nadie supiera de ello, no significa que no se tuviera que hacer un esfuerzo por intentar ubicar dichas señales en la corriente del tiempo y así averiguar, en nuestro caso y por aproximación, la cercanía de su regreso a la tierra…… porque ¿para qué sino, dio Jesús dichas señales?; pero es que a continuación, éste continúa añadiendo más información a modo de “señales” acerca de cómo serían los tiempos que marcarían su regreso:
“37 Porque así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre. 38 Porque como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, los hombres casándose y las mujeres siendo dadas en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca; 39 y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos, así será la presencia del Hijo del hombre.”
Por lo que nuevamente nos encontramos ante una invitación a intentar averiguar, si los tiempos en los que uno vive se ajustan a lo que se nos adelantó a modo de información profética…… luego ¿cómo se nos puede decir que ese verso 36 nos incita a estar pasivos en cuanto a investigar el cumplimiento de dichas señales y usarlas en nuestro favor, cuando fue el propio Hijo de Dios el que estaba dando las tales para que identificáramos un tiempo específico y sacar el debido provecho de ello? Porque de ser tal actitud pasiva la línea a seguir ¿por qué no lo dijo Jesús cuando sus apóstoles le plantearon las preguntas (Mat. 24:3) que originaron tan amplia respuesta y en la que se explayó en dar una gran cantidad de datos que a modo de “señales”, identificarían un época concreta en la corriente del tiempo? Pero es que además y en línea con lo afirmado, está la advertencia/invitación del apóstol Pablo a intentar identificar determinado momento en la historia del mundo, merced a una serie de actitudes generalizadas entre el “personal” y que nos indicarían que ya estaríamos instalados en los dramáticos “últimos días”:
“Más sabe esto, que en los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar. 2 Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, 3 sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin autodominio, feroces, sin amor del bien, 4 traicioneros, testarudos, hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios, 5 teniendo una forma de devoción piadosa, pero resultando falsos a su poder; y de estos apártate.” (2 Tim. 3:1-5).
Tenemos por otra parte, la reiterada advertencia del Hijo de Dios en el sentido de mantenernos en constante “alerta”; pero según la tesis de las pasivas personas de las que estamos hablando…… “alerta” ¿de qué y para qué? Porque si según estas y puesto que “el día ni la hora” no se pueden conocer, es absurdo investigar en las Escrituras y sacar conclusiones al respecto (como yo estoy haciendo y por lo que se me critica), ¿con respecto de qué y según estas personas, habría que estar alera? Por otra parte, están también aquellos que apoyan dicha actitud de contemplativa espera, en las palabras del apóstol Pablo en 1 Tes. 5:2:
“Porque ustedes mismos saben bastante bien que el día de Jehová viene exactamente como ladrón en la noche.”
Por lo que estas personas deducen que puesto que dicho día viene como “ladrón en la noche”, eso es, en un momento inesperado, ello significa que no está a nuestro alcance el avizorar en modo alguno para cuándo, más o menos, se pude predecir la llegada de dicho “día de Jehová” y estar preparados para librarnos del mismo (Sof. 2:3); con lo que nos encontramos de nuevo ante un disparate interpretativo, amén de una nefasta aplicación por parte de personas que usan las Escrituras para justificar una injustificable pasiva actitud; porque la pregunta inmediata tiene que ver con el ¿para quienes llegará dicho día a modo de “ladrón en la noche”, eso es, de manera sorpresiva? Y algo que se responde de manera clara, cuando dicho pasaje se lee en su contexto natural y haciéndolo de una forma mínimamente solvente, con lo que queda claro para quién o quienes, dicho día llega como “ladrón en la noche”; veámoslo leyendo dicho pasaje dentro de su contexto más inmediato y tomado en este caso de la versión TLA:
“Hermanos míos, no hace falta que yo les escriba acerca del momento exacto en que todo esto ocurrirá. 2 Ustedes saben muy bien que el Señor Jesús regresará en el día menos esperado, como un ladrón en la noche. 3 Cuando la gente (la humanidad alejada de Dios) diga: “Todo está tranquilo y no hay por qué tener miedo”, entonces todo será destruido de repente. Nadie podrá escapar, pues sucederá en el momento menos esperado (obviamente por falta de información), como cuando le vienen los dolores de parto a una mujer embarazada. ¡No podrán escapar! 4 Pero ustedes, hermanos, no viven en la ignorancia (eso es, estaban al tanto de los registros escritos a su alcance), así que el regreso del Señor Jesús no los sorprenderá como un ladrón en la noche. 5 Todos ustedes confían en el Señor Jesús (eso es, en las señales por éste dadas) y eso es como vivir a plena luz del día, y no en la oscuridad.” (1 Tes. 5:1-5). (Acotaciones mías).
Porque con relación a lo dicho, nos podríamos preguntar ¿qué es lo que salvó a los cristianos informados del primer siglo, de perecer en la catástrofe del año 70 E.C. sobre Jerusalén y su Templo? Sencillamente el prestar atención a las señales dadas por Jesús en su momento y a modo de advertencia, que en este caso fueron las siguientes:
“Además, cuando vean a Jerusalén cercada de ejércitos acampados, entonces sepan que la desolación de ella se ha acercado. 21 Entonces (al ver el cumplimiento de dicha señal) los que estén en Judea echen a huir a las montañas, los que estén en medio de Jerusalén retírense y los que estén en los lugares rurales no entren en ella; 22 porque estos son días para hacer justicia, para que se cumplan todas las cosas que están escritas.” (Luc. 20:21-22). (Acotación mía).
Esta señal aconteció en el año 66 E.C., cuando los ejércitos romanos al mando de Cestio Galo rodearon Jerusalén y tras un cerco de unos 5/6 meses aproximadamente, de forma inesperada se retiraron cuando tenían prácticamente la victoria asegurada y en la acción más incomprendida por parte de prestigiosos profesionales en estrategia militar; la cuestión es que, tal como afirmó Jesús, se abrió la opción de abandonar Jerusalén y el territorio de Judá, con destino a las lejanas tierra del otro lado del Jordán y alcanzar así la salvación…… y es que cuatro años más tarde, Jerusalén fue arrasada, su templo demolido hasta la última piedra y sus habitantes (más de un millón de personas) murieron en ese trágico episodio. Sin embargo y los hechos lo demuestran, aquellos que no esperaron a que la divina providencia actuara en su momento y les “sacara las castañas del fuego”, sino que tomando acción atendieron las señales dadas por Jesús y estuvieron atentos al tiempo de su cumplimiento (para eso fueron dadas), salvaron sus vidas; luego ¿cuál es el mensaje divino para nuestros días: prestar la debida atención a las señales que para nuestros tiempos nos dan las Escrituras ( y para ello hay que investigar) y actuar en consecuencia, o más bien adoptar una actitud pasiva esperando que la misericordia divina se apiade de nosotros de alguna manera?
Es obvio que la personas que perecieron en tan trágico episodio fueron aquellas que adoptaron esta última actitud y seguida por muchos en la actualidad, que magníficamente instalados en la pasividad no ven con buenos ojos que alguien “escarbe” en las Escrituras en cuanto al cumplimiento de determinadas señales y su significado actual; personas que mantienen el mantra, repito, que lo que procede es esperar y confiar en que la divina providencia de alguna manera se apiade de ellas…… y en lo que es una total negación de le exigencia divina, por lo tanto una clara demostración de su bajo entendimiento escritural. Porque tenemos en la Biblia una parábola que deja perfectamente clara la actitud que uno tiene que adoptar ante las cosas de Dios y que anda muy lejos de la actitud contemplativa de la mayoría de los que están, de una manera u otra, reprobando mi vigilante conducta y que ha dado su fruto en el artículo objeto de debate, así como de otros anteriores del mismo tenor…… la parábola en cuestión es la conocida como “de los talentos” (Mat. 25:14-30) y en la que se nos muestra que los esclavos que tuvieron una actitud activa en negociar el bien recibido, obtuvieron su correspondiente premio, mientras que el que mantuvo una actitud de completa pasividad, fue castigado severamente.
Pero es que aparte de dicha parábola y confirmando lo cierto de mis palabras, tenemos un mandato directo de Jehová Dios que aplica a todos aquellos que nos ocupamos en el estudio de las Escrituras y en particular, a aquellos que de una forma u otra tenemos la oportunidad de poner nuestras conclusiones al alcance de otras personas interesadas en dicho conocimiento:
“Hijo del hombre, atalaya (vigía o centinela) es lo que te he hecho a la casa de Israel; y tienes que oír habla de mi boca y tienes que advertirles de mi parte. 18 Cuando yo diga a alguien inicuo: “Positivamente morirás” y tú realmente no le adviertas y hables para advertir al inicuo de su camino inicuo para conservarlo vivo, por ser él inicuo, en su error morirá, pero su sangre la reclamaré de tu propia mano (eso es, se hará a uno responsable de la muerte del inicuo y tendrá que pagar con su propia vida). 19 Pero en cuanto a ti, en caso de que hayas advertido a alguien inicuo y él realmente no se vuelva de su iniquidad y de su camino inicuo, él mismo por su error morirá; pero en cuanto a ti, habrás librado tu propia alma. 20 Y cuando alguien justo se vuelva de su justicia y realmente haga injusticia y yo tenga que poner un tropiezo delante de él, él mismo morirá porque tú no le advertiste. Por su pecado morirá y sus hechos justos que él hizo no serán recordados, pero su sangre la reclamaré de tu propia mano. 21 Y en cuanto a ti, en caso de que hayas advertido a alguien justo para que el justo no peque y él mismo realmente no peca, sin falta él seguirá viviendo porque se le había advertido y, tú mismo, habrás librado tu propia alma.” (Ezeq. 3:17-21). (Acotaciones mías).
Y si bien esta seria advertencia divina fue dada hace milenios y a determinadas personas (en este caso, a los guías religiosos de la nación de Israel), no es menos cierto que por provenir de Jehová Dios adquieren el rango de “principio” con el que regir nuestro comportamiento aquellos que creemos en Él y Su Propósito para con nosotros; por tanto, aplicado este principio divino al tiempo actual y en el caso que nos ocupa, tendríamos lo siguiente: si uno es un estudioso de las Escrituras y en un momento determinado llega a la conclusión de que “pintan bastos” y siempre teniendo en cuenta que si uno entiende de la Palabra de Dios es porque Este se lo concede (Luc. 10:21), su obligación ante su Creador que le ha permitido entender, es ponerlo en conocimiento de tanta gente como pueda dicha información y con ello quedar exento de culpa ante Dios, que es quien le ha permitido conocer el mensaje contenido en ella…… ¡obviamente con algún propósito en mira, como por ejemplo, el advertir a los demás! Y si me expreso en estos términos tan duros con respecto de las personas que manifiestan esa actitud de contemplativa espera, es sencillamente para que salgan se su ensimismamiento y reaccionen “poniéndose las pilas”, pues dicha indolente posición les coloca en una mala posición ante nuestro Creador, pues choca frontalmente con Su Voluntad expresada en el pasaje leído; y como salvando todas la distancias, servidor no quiere ser responsable de “la sangre” de nadie ante Jehová Dios, aplico en mí caso lo aconsejado por el apóstol Pablo en su momento:
“Por eso los llamo para que este mismo día sean testigos de que estoy limpio de la sangre de todo hombre, 27 porque no me he retraído de decirles todo el consejo de Dios.” (Hech. 20:26-27).
Ya otra cosa es que me equivoque o no en mis conclusiones (lo cual está aún por ver) y que de ser así, Jehová no imputa delito alguno por su error si uno se expresa a título personal…… en todo caso me enfrentaría al “cachondeo” general y con pedir perdón y cerrar el blog (si me equivoco en esto, me puedo haber equivocado en otras cosas y por tanto, mentido a mis lectores) asunto arreglado ¡y tan amigos! Pero de todas maneras, eso sería “peccata minuta” ante la responsabilidad que servidor adquiriría ante Dios, de ser cierta mi conclusión y que yo no lo hubiera puesto en conocimiento del “personal”; y responsabilidad que alcanza a todo aquél que se considera un creyente seguidor de Jesucristo y accede a este tipo de proposiciones como de las que soy autor, pues también tiene la obligación ante Dios de hacerlas extensivas a otros por los medios que tenga a su alcance, para que estos también puedan tomar la decisión que crean más oportuna…… y es que así funciona, hasta donde yo entiendo, el sistema divino para propagar su mensaje alrededor del mundo, máxime cuando ello es facilitado por la tecnología actual. Pero claro, cuando uno tiene los medios y la capacidad para ello, se retrae porque piensa que lo mejor es esperar y no hacer nada y confiando en que la divina providencia se apiade de él, resulta que la cadena se rompe y muchas personas resultan afectadas…… y eso, obviamente, es tenido muy en cuenta por Jehová Dios y según el pasaje leído de Ezeq. 3:17-21.
Sin embargo y considerando como cierta la posibilidad de que servidor se puede equivocar, de nuevo les reitero la necesidad de que hagan su particular comprobación con su ejemplar de las Escrituras y saquen las oportunas conclusiones, pues llegado el momento y según Gal. 6:4, responderán de sus propias decisiones: bien sea la de creerme a mí, bien sea la de no fiarse un pelo y hacer sus propias investigaciones (servidor les recomienda esta última) sobe el tema propuesto. Porque tenga yo razón o no y que esto ya es lo de menos, en cuanto a la proximidad de los eventos por venir, lo que está claro es que en algún momento tienen que ocurrir (pues están profetizados) y aspecto en el que todos los que entendemos algo de las Escrituras estaremos de acuerdo; por lo tanto y aunque solo sea por aquello de que “el miedo guarda la viña”, no pierdan de vista el hecho de que “a lo tonto, a lo tonto” estamos ya en el mes de Septiembre…… ¡y dicen que el que avisa (aunque se equivoque), no es traidor!
Armando López Golart
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