miércoles, 21 de diciembre de 2016
¿Por qué, la imperiosa necesidad de entender correctamente las Escrituras?
Es cierto y como primera providencia, que éstas solo se pueden entender si Jehová Dios se lo permite a uno, siempre según lo afirmado por Jesús en Luc. 10:21; pero no es menos cierto y ahí radica la personal necesidad que uno tiene en aportar su “granito de arena” (entiéndase esfuerzo genuino), para que ello sea así y según se infiere de lo dicho en Prov. 2:3-5:
“… si, además, clamas por el entendimiento mismo y das tu voz por el discernimiento mismo, 4 si sigues buscando esto como a la plata y como a tesoros escondidos sigues en busca de ello, 5 en tal caso entenderás el temor de Jehová y hallarás el mismísimo conocimiento de Dios.”
Y si consideramos que la base para dicho entendimiento parte del conocimiento que se nos exige y que tiene que ser “exacto” (1 Tim. 2:4), eso es, cabal y completo, la idea que se nos transmite es que uno tiene que esforzarse y no dar por buena cualquier enseñanza que se nos transmita, por poca importancia que esta parezca tener en nuestra vida. Tal es el caso de una de las creencias más extendidas dentro de la cristiandad y en la que se afirma que en el momento de ser derramado el espíritu santo en Pentecostés de 33 E.C., el total de los reunidos en ese momento y por tanto, receptores de dicho espíritu, conformaban un total de 120 personas. Es cierto y como acabamos de señalar, que uno podría objetar en el sentido de que a estas alturas de la “película” la cosa no deja de ser una insignificancia, pues estaríamos ante un hecho que ocurrió hace siglos y para nada nos afecta ahora a los que leemos dicho relato…… pero sigan leyendo y averiguarán por qué el “sacarles punta” a este tipo de cuestiones, tan aparentemente intrascendentes, son de vital importancia en la relación personal de uno para con Dios.
Dicho lo cual, centrémonos en el tema señalado y que encontramos en el relato de Hech. 2:1-4, que nos coloca en el mismo momento que se produce dicho derramamiento y lo primero que podemos observar, es que de entrada no nos habla para nada de una cantidad determinada de personas; veamos pues, el pasaje señalado:
“Ahora bien, mientras estaba en progreso el día de la fiesta del Pentecostés, todos se hallaban juntos en el mismo lugar 2 y de repente ocurrió desde el cielo un ruido exactamente como el de una brisa impetuosa y fuerte y llenó toda la casa en la cual estaban sentados. 3 Y lenguas como de fuego se les hicieron visibles y fueron distribuidas en derredor y una se asentó sobre cada uno de ellos 4 y todos se llenaron de espíritu santo y comenzaron a hablar en lenguas diferentes, así como el espíritu les concedía expresarse.”
Lógicamente y una vez leído el pasaje en cuestión, la primera pregunta que se nos ocurre es la siguiente: ¿en función de qué, entonces, se deduce de este pasaje que ahí y en ese preciso momento, se hallaban reunidas 120 personas? Obviamente en función de nada y por lo que tenemos que llegar, inevitablemente, a una derivada y como es el ¿de dónde entonces, se saca esta enseñanza? Pues de una pésima, cuando no interesada lectura (una vez más) del registro sagrado, ya que dónde se nos habla de dicha cantidad es en Hech. 1:15 y que nada tiene que ver con el pasaje leído, pues no hay relación secuencial alguna entre ellos; pero leamos el texto señalado:
“Ahora bien, durante estos días Pedro se levantó en medio de los hermanos y dijo (la muchedumbre de personas era en conjunto como de ciento veinte)……”.
Luego lo que se ha hecho, es presuponer ambos pasajes como correlativos y situarlos en un mismo espacio temporal y lo cual, a nuestro entender, es totalmente incorrecto a tenor del contexto en que se mueve dicho relato en el libro de Hechos de los Apóstoles. Y si usted, querido lector, es una persona que nos sigue con asiduidad, seguramente recordará que desde este blog sostenemos la razonable idea de que aspectos o requisitos básicos para un cabal entendimiento del registro sagrado, son en primer lugar, el leer correctamente y en segundo lugar, una determinada capacidad para razonar con lógica y sentido común sobre aquello que se ha leído. Pero sobre todo el leer correctamente, porque de no ser así, la idea que transmitimos a nuestro cerebro es equivocada o no ajustada a la realidad del relato leído y en consecuencia, todo razonamiento que edifiquemos alrededor de la misma estará equivocado…… por mucha lógica y sentido común que pretendamos darle. Y ya en tercer lugar, pero en el mismo orden de importancia, tener muy en cuenta la relación existente entre el texto o porción que estemos considerando, bien sea con su contexto más inmediato, bien sea con el general de las Escrituras; luego partiendo de dichas premisas, veamos ahora si los receptores del espíritu santo en ese relato del libro de Hechos de los Apóstoles, fueron un total de 120 personas…... o no; veamos:
Cuando fue derramado el tal espíritu santo, se nos explica que los que lo recibieron estaban sentados en su casa o lugar de residencia, ya que el relato de ese crítico momento nos dice que “de repente, ocurrió desde el cielo un ruido exactamente como el de una brisa impetuosa y fuerte y llenó toda la casa, en la cual estaban sentados.” (Hech. 2:2). Ahora bien, puesto que no se nos habla del templo, de una sinagoga u otro lugar de adoración colectiva, sino de una “casa”, obviamente estaríamos hablando de un lugar para “vivir” y no dedicado a otros menesteres…… luego lo primero que tendríamos que hacer es averiguar cuántas personas vivían en esa casa y respuesta que encontramos en Hech. 1:12-13:
“Entonces ellos se volvieron a Jerusalén desde una montaña llamada el monte de los Olivos (donde se produjo la ascensión), que está cerca de Jerusalén, distante el camino de un sábado. 13 Así, cuando hubieron entrado (en Jerusalén), subieron al aposento de arriba, donde estaban alojados, tanto Pedro como Juan y Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago hijo de Alfeo y Simón el celoso y Judas, hijo de Santiago.” (Acotaciones nuestras).
Luego en ese “aposento de arriba”, solo estaban alojados (“moraban”, según versiones) o por decirlo coloquialmente, “hacían su vida” en esos cruciales días, los 11 apóstoles citados y el recién incorporado Matías (Hech. 1:26), ya que no se nos habla de nadie más; por lo tanto, no habían 120 personas en esa “casa” en el momento del derramamiento del espíritu santo. Y aun si la Biblia no fuera tan nítida y específica, dando incluso el nombre a los moradores de esa casa o aposento, el sentido común nos llevaría a la conclusión de que 120 personas no cabrían en los altos de una casa normal de aquella época, aparte que tal cantidad de personas compuesta por miembros de ambos sexos y con todos los inconvenientes que ello conllevaría, no morarían juntos durante diez días (el intervalo de tiempo entre la ascensión de Cristo y la venida del espíritu santo) en el citado aposento alto. Y todo eso sin tener en cuenta, que dados los “posibles” económicos de los apóstoles, estaríamos hablando de un aposento humilde (quizás una simple buhardilla) y ajustado a sus posibilidades y no de una “suite” cinco estrellas con capacidad para tanto “personal”. Luego solo es razonable pensar, que allí solo moraban los apóstoles y nadie más; y ahí en su casa se encontraban cuando, de repente, fueron llenos del espíritu santo ellos solos y no 120 personas como se nos pretende hacer creer.
Por lo que el problema está en el hecho de que muchos establecen una directa relación de continuidad, entre los versos 13-14 de ese capítulo uno del libro de Hechos con su verso 15 (ya leído) y donde Pedro, probablemente en una reunión en el templo, da inicio al discurso que resultaría en la elección del sustituido del traidor Judas (Matías), en el grupo de apóstoles y hecho muy anterior, al derramamiento del espíritu santo sobre los doce apóstoles. No pasemos por alto que el verso 14 no hace más que señalar una característica que distinguía a aquellas personas (los apóstoles) que habitaban en aquella casa y que los unía, entre otros, con María, la madre de Jesús, con los hermanos de este y con algunas otras mujeres y que era la oración…… nada más. De lo contrario ¿por qué no se añadió a esas personas a la relación de los que vivían en ese aposento y en la que solo figuran los doce apóstoles? Pues porque esas personas no vivían allí y además, porque las reuniones para la adoración u otros temas que tuvieran que ver con asuntos de la incipiente congregación cristiana, las efectuaban aún en el templo y no en casas particulares:
“Más los condujo fuera, hasta Betania y alzó las manos y los bendijo. 51 Mientras los bendecía, fue separado de ellos y comenzó a ser llevado arriba al cielo. 52 Y ellos le rindieron homenaje y regresaron a Jerusalén con gran gozo. 53 Y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios." (Luc. 24:50-53).
Por lo tanto, cuando fue derramado el espíritu santo, los apóstoles no estaban en el templo con otras personas, sino que estaban solos, sentados en su casa, tal como hemos visto; máxime teniendo en cuenta la hora tempranísima en que se produjo el milagroso acontecimiento, ya que nos dice el registro escrito que era “la hora tercera del día” (Hech. 2:15) para cuando Pedro inició su discurso y que sería, según el horario actual, sobre las nueve de la mañana y por lo tanto, repetimos, una hora temprana del día. Sin embargo, ya para ese momento habían ocurrido muchas cosas: el espíritu santo había sido derramado y la multitud de judíos “de todas las naciones bajo el cielo”, alertadas por el estruendo producido en el derramamiento del citado espíritu santo, había tenido tiempo suficiente de juntarse y oír, en sus propias lenguas natales, el mensaje de “las maravillas de Dios” (Hech. 2:4-11). Por lo tanto se podría inferir de ello que dicho derramamiento tuvo lugar, más o menos, entre las seis y las ocho horas de aquella mañana de Pentecostés de 33 E.C., por lo que no sería normal que a esa hora y en ese aposento alto, hubiera más personas de las que habitualmente “moraban” en él, o sea, los 12 apóstoles de Jesús. Luego es obvio que el resto de discípulos hasta los 120, que no vivían en esa casa, no estuvieron presentes cuando fue derramado el espíritu santo y por ello, se sobreentiende que no fueron receptores beneficiarios del tal derramamiento.
Pero continuando con los 120 y solo por aquello de no liarnos, partiremos de la base de que eran 120 además de los 12 apóstoles porque claro, también podría darse el caso de que fuera en conjunto (los doce más otros discípulos) que conformaran la cantidad de 120. Por ello y no sabiendo cuál de las dos posibilidades se ajusta a la realidad (probablemente la segunda, pero no lo sabemos con certeza), repetimos que solo y para no enredarnos, consideraremos que eran, como hemos dicho, 120 además de los apóstoles. Ya todos de acuerdo en ese extremo (suponemos), consideremos unas interrogantes que se plantearían en el supuesto caso de que también esos 120 hubieran recibido el espíritu santo; veamos: en primer lugar, si los 120 recibieron dicho espíritu santo y que les identificaba como Hijos adoptivos de Dios y de ahí los poderes que podían desarrollar ¿por qué Pedro y para explicar la razón de lo acontecido, dirigió la atención hacia ellos, eso es, a los apóstoles y no también a los 120 restantes?:
“Pero Pedro se puso de pie con los once y levantó la voz y les hizo esta expresión: “Varones de Judea y todos ustedes los que son habitantes de Jerusalén, séales conocido esto y presten oído a mis dichos. 15 Estos (refiriéndose a sus once compañeros y por tanto, incluyéndose él mismo, pero no a más personas), de hecho, no están borrachos, como suponen ustedes, pues es la hora tercera del día”.” (Hech. 2:14-15). (Acotación nuestra).
En segundo lugar, si los 120 también hablaron en lenguas y manifestaron poderes ¿por qué entonces, los de la multitud que fueron compungidos en su corazón al oír la verdad sobre Cristo, se dirigieron exclusivamente a Pedro y los otros once restantes, para inquirir acerca de qué hacer?:
“Ahora bien, cuando aquellos oyeron esto se sintieron heridos en el corazón y dijeron a Pedro y a los demás apóstoles: “Varones, hermanos, ¿qué haremos?”.” (Hech. 2:37).
Ya en tercer lugar, si los 120 primeros y aquellos 3.000 que fueron añadidos ese mismo día (Hech. 2:41), hubieran recibido también poderes sobrenaturales del espíritu al igual que los apóstoles ¿por qué nos indica la Escritura, que las señales y portentos eran realizados solo por estos? (Hech. 8:18). Súmenle a ello, además, que si bien sería fácil de entender que si tanto los 120 como los posteriores 3.000 convertidos y ya después de su bautismo, hubieran empezado a hablar en lenguas y realizar otras señales poderosas, lo que ya no es tan fácil de entender es cómo en la Biblia se pudiera pasar por alto un evento milagroso tan extraordinario como ese…… sin embargo, nada en las Escrituras nos habla de ello, mientras que sí se nos continúa señalando solo a los apóstoles como protagonistas directos en la realización de obras poderosas:
“En realidad, empezó a sobrevenirle temor a toda alma y muchos portentos presagiosos y señales ocurrían mediante los apóstoles.” (Hech. 2:43).
No obstante, algún lector perspicaz y algo puesto en estos temas, nos podría recordar que la promesa a aquellas personas que se sintieron heridas en el corazón y acudieron a Pedro y resto de apóstoles en demanda de ayuda, había sido la siguiente:
“Pedro les dijo: “Arrepiéntanse y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados y recibirán la dádiva gratuita del espíritu santo.” (Hech. 2:38).
Y obviamente no estaría equivocado; pero si algo está claro, es que en el contexto en el que nos movemos, nada hay que nos indique que tanto los 120, como esas 3.000 personas recién convertidas (Hech.2:41), ni las que posteriormente se fueron añadiendo (Hech. 4:4), pudieran desplegar los poderes de los apóstoles. De hecho, si todos hubieran hablado en lenguas y hecho milagros ¿por qué tan tarde como en Hech. 5:12 aún se continúa leyendo que “mediante las manos de los apóstoles continuaron efectuándose muchas señales y portentos presagiosos entre el pueblo”?
¿Por qué, por otra parte, se “sacaban a los enfermos hasta a los caminos anchos y los ponían allí sobre camitas y camillas, para que, al pasar Pedro (o en su defecto, algún otro de los apóstoles), por lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos”? Si había tantos miles de convertidos y todos hubieran recibido el mismo poder que los apóstoles recibieron en el día de Pentecostés y como afirman algunos teólogos ¿por qué no entraron en todas las casas de la ciudad sanando a todos los enfermos y hablando a todos en sus lenguas propias, en una gran tarea divulgativa del mensaje? ¿Por qué no salieron a otras ciudades sanando, hablando lenguas y dando testimonio para que así, no tuvieran los familiares el trabajo de traer a Jerusalén a los poseídos por espíritus inmundos, enfermos, paralíticos, etc., para que los apóstoles los sanasen? (Hech. 5:13-16). En definitiva ¿por qué, si hubiera habido tanta gente con poderes, continuaba existiendo tanta dependencia de la labor de los susodichos apóstoles? Y la respuesta solo puede estar, en que los únicos dotados con esos sobrenaturales poderes eran los doce apóstoles y por tanto, los únicos sobre quienes fue derramado el referido espíritu santo.
Lo que nos lleva a una derivada porque, entonces ¿cuál podría ser esa “dádiva gratuita del espíritu santo” prometida por Pedro? Nosotros pensamos que el propio pasaje dónde se halla esta cita, nos da la solución; porque recordemos que al rechazar a Jesús, el pueblo de Israel había sido a su vez, rechazado por el propio Jehová, cuando por boca de Jesús dijo aquello registrado en Mat. 23:38-39
“¡Miren! Su casa se les deja abandonada a ustedes. 39 Porque les digo: No me verán de ningún modo de aquí en adelante hasta que digan: “¡Bendito es el que viene en el nombre de Jehová!”.”
Ahora sí, volvamos a leer el pasaje donde se contiene la promesa de Pedro:
“Pedro les dijo: “Arrepiéntanse y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados y recibirán la dádiva gratuita del espíritu santo.” (Hech.2:38).
Pero “dádiva gratuita” (se nos ocurre pensar a nosotros), que bien podría referirse a que Jehová y a nivel individual, les perdonaba a esos judíos (anteriormente rechazados) sus pecados y los volvía a aceptar a una posición de favor ante Él, ya que mediante su bautismo “en el nombre” de Jesucristo, habían declarado o reconocido “bendito” al Hijo de Dios…… y deseamos dejar claro, que no es más que una opinión. Pero en todo caso y fuere como fuere, de lo que sí estamos seguros es que de ninguna manera podría significar esa “dádiva gratuita” prometida por Pedro, el recibir ese mismo espíritu santo que él y sus correligionarios habían recibido y que los identificaba como Hijos de Dios, amén de los poderes que dicho reconocimiento llevaba inherentes, pues el contexto es categórico al mostrarnos que eso no pudo ser así con el resto de seguidores de Jesús en esos momentos. Por lo tanto, habría que hacer una distinción, entre el recibir uno el espíritu santo de Jehová en señal de haber recobrado una posición aprobada ante Él, mediante el ejercer fe en el sacrificio redentor de Cristo y otra muy distinta, el desarrollar poderes sobrenaturales y que solo unos pocos elegidos, reconocidos como Hijos de Dios, podían llevar a cabo.
Y ello parece indicarlo, un suceso que se registra en Hech. 4 y cuyo desarrollo culmina en una oración (versículos 23-30), elevada al Altísimo en demanda de ayuda ante las presiones recibidas, para poder continuar “hablando tu palabra con todo denuedo” y a lo que Jehová respondió de la siguiente manera:
“Y cuando hubieron hecho ruego, el lugar donde estaban reunidos fue sacudido; y todos sin excepción quedaron llenos del espíritu santo y hablaban la palabra de Dios con denuedo.”(Hech. 4:31).
Luego lo que hizo el Altísimo mediante esa manifestación de poder (el lugar fue “sacudido” o “tembló” según versiones), no fue otra cosa que manifestar que se daba por enterado y mediante su espíritu santo o fuerza activa, insuflarles el ánimo o valor necesario para vencer esos obstáculos y continuar con su obra divulgadora. Nada en ese pasaje nos da a entender otra cosa, porque la acción de Jehová resultó en que de nuevo y ya fortalecidos “hablaban la Palabra de Dios con denuedo”…… pero no se nos dice que a partir de ese momento, se manifestaran en lenguas extrañas o desarrollaran otros poderes y que de haber sido así, obviamente habría quedado registrado en las Escrituras.
Que ello es así como lo decimos, nos lo prueba y como ya hemos citado hace un momento, Hech. 5:12, en dónde se nos sigue señalando que era mediante las manos de los apóstoles, que continuaron efectuándose muchas señales y portentos presagiosos entre el pueblo, al grado que las multitudes (verso 15) sacaban a los enfermos a los bordes del camino por dónde tenían que pasar los apóstoles y los ponían allí sobre camillas, para que al paso de alguno de ellos (en el caso citado, Pedro), por lo menos su sombra cayera sobre alguno de los enfermos y este resultara sanado y como solía ser el caso. Pero eso no sería razonable, si muchísimas más personas y como parece querer darnos a entender el pasaje que acabamos de considerar, hubieran estado en posesión de los poderes de los apóstoles ¿no creen? Luego parece ser que una cosa era disfrutar de la fuerza verificadora del espíritu santo y otra muy distinta, poseer los poderes de los que estaban revestidos los apóstoles que, repetimos, hasta ese momento solo poseían ellos…… al menos, eso entendemos nosotros.
Y es que por otra parte, aunque es obvio que otros estuvieron presentes cuando Cristo ascendió a los cielos, no es menos cierto que Jesús se dirigió exclusivamente a los apóstoles cuando declaró que “recibirían poder" (Hech. 1:8); incluso momentos después de la ascensión de Jesucristo, los ángeles observaron idéntica actitud, al dirigirse únicamente a los apóstoles como “varones galileos”. Así por tanto, vemos que la promesa de Jesucristo de dar poderes sobrenaturales fue cumplida primero y por algún tiempo, en los apóstoles y después, de manera gradual, esa capacidad ya fue transmitida a otros miembros de la iglesia por medio de estos (mediante el ritual de la imposición de manos) y siendo el primer caso que se conoce de discípulos que recibieron poderes mediante el concurso de los apóstoles, el de los siete escogidos para desempeñar el papel de diáconos en la iglesia en Jerusalén (Hech. 6:1-8). Pero si bien estos recibieron sus dones mediante la imposición de manos por parte de los apóstoles, sin embargo no recibieron la misma medida del espíritu que habían recibido los apóstoles, pues si bien podían desarrollar parecidos poderes a estos, lo que ya no tenían era la capacidad de poder transmitírselos a otros y como fue en el caso de Felipe en Samaria (Hech. 8:14-17).
Otro detalle que nos muestra que los 120 de Hech. 1:15 no recibieron ningún tipo de poder, queda claro cuando repasamos un poco quiénes conformaban dicho grupo; veámoslo:
“Todos estos persistían de común acuerdo en oración, junto con algunas mujeres y María la madre de Jesús y con los hermanos de él.
15 Ahora bien, durante estos días Pedro se levantó en medio de los hermanos y dijo (la muchedumbre de personas era en conjunto como de ciento veinte)...” (Hech. 1:15-16).
Entonces vemos que dicho grupo de personas estaba compuesto tanto de varones como de mujeres, entre las que se contaba María, la madre de Jesús; pero si volvemos a lo que se nos dice del momento en que fue derramado el espíritu santo en el aposento alto, esto es lo que se lee:
“Y lenguas como de fuego se les hicieron visibles y fueron distribuidas en derredor y una se asentó sobre cada uno de ellos 4 y todos se llenaron de espíritu santo y comenzaron a hablar en lenguas diferentes, así como el espíritu les concedía expresarse.” (Hech. 2:3-4).
Sin embargo, en ningún lugar de las Escrituras se nos habla de una mujer con la capacidad de llevar a cabo obra poderosa alguna; más bien al contrario, la posición de la mujer dentro de la congregación era de total sumisión al varón:
“Que la mujer aprenda en silencio, con plena sumisión. 12 No permito que la mujer enseñe, ni que ejerza autoridad sobre el hombre, sino que esté en silencio. 13 Porque Adán fue formado primero, luego Eva. 14 También, Adán no fue engañado, sino que la mujer fue cabalmente engañada y llegó a estar en transgresión. 15 No obstante, a ella se le mantendrá en seguridad mediante el tener hijos, con tal que continúen en fe y amor y santificación junto con buen juicio.” (1 Tim. 2:11-15).
Luego todo considerado, entendemos que queda perfectamente establecido, que en Pentecostés de 33 E.C., solo sobre los apóstoles fue derramado el espíritu santo de adopción como Hijos de Dios y con ello, los poderes que dicha condición llevaba inherentes y no sobre una multitud de 120 personas. Ahora bien, quizás alguno se pregunte, hasta qué grado eso importante esa cuestión, para personas que vivimos casi 2.000 años después de ese suceso y a lo que, por nuestra parte tenemos que responder, que como mínimo nos lleva a cumplir con la voluntad expresa de Jehová y algo de lo que dependerá nuestra vida en un futuro…… y que no es poco:
“Esto es excelente y acepto a vista de nuestro Salvador, Dios, 4 cuya voluntad es que hombres de toda clase se salven y lleguen a un conocimiento exacto (cabal o pleno, según versiones) de la verdad.” (1 Tim. 2:3-4). (Acotación nuestra).
Porque si uno aprende algo distinto de lo que dice el registro sagrado, estará aprendiendo una mentira y por tanto rebelándose en contra de esa voluntad expresada, por lo que podría ser hallado opositor a Jehová…… y eso no es ninguna broma; pero es que además y dado que la Biblia como un todo es un relato armonioso, si falla un solo aspecto de ella se resiente todo el relato y las cosas empiezan a no cuadrar. Es como hemos dicho al principio: cuando se parte de un supuesto equivocado, todo lo que se pretenda edificar a partir de este estará equivocad0, al estar viciado ya de inicio.
Pero supongamos que aceptamos el hecho de que aquellos 120, así como los que se siguieron sumando a ellos, también recibieron el espíritu santo como lo recibieron los apóstoles: pues bien, ello nos llevaría a tener que aceptar y contrario al contexto bíblico (ver nuestro artículo del 14/07/11 titulado “Ungidos…… ¿y ungidas?”), que las mujeres también formarán parte del gobierno del reino de Dios, en calidad de reyes y sacerdotes (o reinas y sacerdotisas). Porque claro, entre esas 120 personas y como ya hemos señalado, se hallaba María, la madre de Jesús, junto a otras mujeres así como también entre los creyentes que se fueron añadiendo posteriormente, pues lo que se nos dice es que fueron “multitudes de varones, así como de mujeres” (Hech. 5:14)…… pero si eso no es lo que dice Jehová Dios en su Palabra y no lo es, usted estaría aprendiendo una mentira.
Por otra parte, si este espíritu santo y los poderes que llevaba inherentes, no hubieran estado limitados a los doce apóstoles y a aquellos que por dirección divina, estos transfirieron mediante la directa imposición de manos y que, recordemos, los que así lo recibieron ya no podían transmitírselo a otros, esa selección de personas “ungidas” por espíritu santo y por tanto reconocidas como Hijos de Dios (con los consiguientes poderes), no se habrían acabado nunca. Y ello resultaría, por una parte, en que desde que inició el cristianismo y hasta nuestros días, la cantidad de personas reconocidas como Hijos de Dios y por tanto, con derecho de gobernar en el reino de Dios junto a Jesucristo, sería astronómica cuantitativamente hablando; circunstancia esta que se daría de bofetadas, con lo que Jesús menciono acerca de esta cuestión:
Y es que de no estar limitado a los apóstoles el transmitir esa condición de Hijo de Dios y los poderes que le eran inherentes a dicha condición, mediante la imposición de manos, sino que se hubiera ido transmitiendo libremente de unos a otros y de forma automática mediante el simple bautismo en agua y así hasta el día de hoy (según la teología actual al respecto), obviamente tendríamos que encontrar personas con esta capacidad de desplegar poderes sobrenaturales, hasta debajo de las piedras, pero…… ¿usted ha visto alguna persona, capaz de hablar en lenguas (entendibles por supuesto), expulsar demonios, sanar enfermos, restaurar paralíticos…… y hasta levantar muertos? Nosotros desde luego no, por lo que de nuevo tenemos que maliciarnos, que algo está fallando en esta enseñanza…… dicho en otras palabras, es mentira; porque si resulta que realmente solo los apóstoles recibieron ese espíritu santo y con ello, los poderes que llevaba inherentes y solo ellos tenían la autoridad de transmitírselos a otros, con la muerte del último de ellos obviamente “se acabó lo que se daba”. Por lo que todos aquellos que hoy defienden lo contrario y se reconocen como “ungidos”, no pasarían de ser unos farsantes y engañosos maestros, personajes de los que ya nos advierten las Escrituras:
“Sin embargo, llegó a haber también falsos profetas entre el pueblo, como también habrá falsos maestros entre ustedes. Estos mismísimos introducirán calladamente sectas destructivas y repudiarán hasta al dueño que los compró, trayendo sobre sí mismos destrucción acelerada.” (1 Ped. 2:1).
Luego sería obvio que nada de lo que proviniera de esas personas, sería algo que resultara beneficioso para usted en la relación con su Creador y por tanto, su vida futura puesta en peligro; no olvide que Pablo, que como todos los escritores bíblicos hablaba bajo inspiración divina (2 Tim. 3:16), luego el consejo viene directamente de Jehová, ya nos estimuló a lo siguiente:
“Asegúrense de todas las cosas; adhiéranse firmemente a lo que es excelente.” (1 Tes. 5:21).
Queda claro entonces, que una enseñanza que no se ajusta a la verdad, no puede ser considerada como algo excelente ¿no es sí? Y si nuestro Creador nos aconsejó en ese sentido…… por algo lo hizo. Luego no es asunto baladí el que hemos tratado sobre los supuestos 120 “ungidos” en el día de Pentecostés de 33 E.C., porque ya ha visto la que se puede montar cuando se parte de una falsa concepción del asunto del que se trate.
Y eso que usted acaba de leer, querido lector y volviendo al inicio de este escrito, es la resultante de lo que nosotros entendemos por leer correctamente, razonar con lógica y sentido común, a la vez que respetar el contexto en el que se halla circunscrito un pasaje o porción escritural, bien sea el más inmediato o, si procede, al general de las Escrituras. Y si no estamos equivocados en nuestra pretensión, el tomar nota de ello le tiene que ayudar a usted, querido lector, a aprender el “separar el grano de la paja” en aquellas cosas relacionadas con nuestro Creador y asegurarse así, que lo que está aprendiendo es solo la verdad y con lo que cumplirá con Su Voluntad expresada:
“Esto es excelente y acepto a vista de nuestro Salvador, Dios, 4 cuya voluntad es que hombres de toda clase se salven y lleguen a un conocimiento exacto (cabal o pleno, según versiones) de la verdad.” (1 Tim. 2:34). (Acotación nuestra).
De que uno haga caso o no a dicha admonición divina, dependerá el que este uno (o una, que para todos hay “en la viña del Señor”) pueda entrar al reino de Dios en un futuro ya muy cercano…… tan cercano, que ya estamos prácticamente tocándolo. Es por eso que nosotros siempre aconsejamos el no fiarse un pelo de lo que le puedan contar (venga de quién venga y se lo cuente quién se lo cuente) y, Biblia en mano, comprobar por sí mismo si lo que le han dicho o ha leído se ajusta al contenido escritural o no; no pase por alto el hecho de que en última instancia, cada uno será el responsable último ante su Creador de las decisiones que tome en un momento determinado (Gál. 6:5)…… recuerde que la voluntad de Éste, es que nuestro conocimiento acerca de Su Palabra sea “exacto”.
MABEL
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jueves, 24 de noviembre de 2016
¿Iguales?…… ¿en qué?
Hace como un par de meses (14/10/16), la prensa publicaba una curiosa situación que se produjo durante la visita oficial del presidente de Nigeria, Sr. Muhammadu Buhari, a la Alemania de la Sra. Angela Merkel; y es que en la posterior rueda de prensa conjunta de ambos mandatarios, un periodista con muy mala “milk” preguntó al Sr. Buhari acerca de unas declaraciones de su esposa en las que ésta ponía en tela de juicio el buen hacer de su marido en la gobernación del país nigeriano y siendo la respuesta del dignatario en cuestión, la siguiente:
“¿El pronunciamiento político de mi esposa? No lo sé exactamente. En realidad su lugar es mi cocina, mi comedor y el resto de habitaciones de mi casa."
Y así, sin más, despachó el hombre la pregunta del periodista, ante la sorpresa de la canciller Meckel que no daba crédito a lo que estaba oyendo y que se vio, obviamente, en una situación más que embarazosa…… pero no nos quedemos solo en la anécdota, pues lo sustancial tiene que ver en cómo titularon esa “historia” la mayoría de medios de comunicación: “El presidente de Nigeria responde, de forma machista, a qué partido pertenece su mujer.” (Negritas nuestras).
A partir de ahí, se pueden imaginar el “jolgorio” que se montó entre los movimiento feministas que estaban que “bramaban” contra el autor de semejante afrenta y que a nuestro entender, no hizo más que constatar una realidad: una esposa no está para discutir las acciones de su esposo y menos de forma pública, sino de atender los asuntos de la casa y cuidar de su familia, mientras que el del esposo es el de proveer lo necesario para el bienestar de esta…… luego estamos ante dos tareas que se complementan y que hacen que la estructura familiar se mantenga equilibrada, ello siempre según el relato bíblico y que es en el que nos apoyamos para sostener nuestra opinión. Pero hete aquí que para “alegrar la fiesta” en su momento (sobre el siglo XVIII) nos salieron los llamados “movimientos feministas” reivindicando la igualdad entre sexos y con aquello del “nos casamos el mismo día”, dieron al traste con el arreglo divino y cuestión que nos lleva a formularnos la siguiente pregunta: iguales…… ¿en qué? Pero para poder responder a esta pregunta con propiedad, tenemos que remontarnos al principio de la creación del hombre y la mujer y ver qué papel le fue asignado a cada uno por su Creador y que algo, pensamos nosotros, sabría de este asunto; veámoslo:
“Y Jehová Dios pasó a decir: “No es bueno que el hombre continúe solo. Voy a hacerle una ayudante, como complemento de él”. 19 Ahora bien, Jehová Dios estaba formando del suelo toda bestia salvaje del campo y toda criatura voladora de los cielos y empezó a traerlas al hombre, para ver lo que llamaría a cada una; y lo que el hombre la llamaba, a cada alma viviente, ese era su nombre. 20 De modo que el hombre iba dando nombres a todos los animales domésticos y a las criaturas voladoras de los cielos y a toda bestia salvaje del campo, pero para el hombre no se halló ayudante como complemento de él.” (Gén. 2:18-20).
Ahora bien ¿qué fue probablemente lo que vio Adán en los animales a los que ponía nombre, para darse cuente que no había un “complemento” para él? Quizás algo tan sencillo como el que mientras los animales tenían su par para aparearse y perpetuar la especie, él no la tenía; de ahí el que Jehová y atendiendo dicha inquietud, hiciera de una costilla del hombre a su “media naranja”, llamada Eva (Gén. 2:21-23). Pero la cuestión que nos ocupa es otra y tiene que ver en calidad de qué hizo Dios a la mujer y que para nada tiene que ver con la posición que la mujer quiere alcanzar hoy dentro de la sociedad, eso es, el querer colocarse en un plano de igualdad con el hombre y algo que no tiene sentido porque, repetimos, iguales…… ¿en qué? Porque si uno se asoma a Internet y busca un poco de información al respecto, la diferencia entre hombre y mujer queda patente al grado que tal parece que estamos hablando de personas de planetas distintos, pues son más las cosas que nos separan que las que nos igualan; pero veamos unos pocos ejemplos:
Es sabido que los hombres y las mujeres, físicamente son muy diferentes principalmente atendiendo a sus distintos sistemas reproductores y algo que no discute (esperemos), ni la feminista más radical. Pero es que también hay algunos aspectos psicológicos y de comportamiento que distinguen a estas dos versiones de la especie humana (hombre y mujer), que de hecho son tan diferentes que bien se podría decir, repetimos, que los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus; pero veamos alguna de dichas diferencias: la primera la tenemos en cuanto a la forma de sentir dolor, pues la mujer tiene un alto nivel de tolerancia frente al mismo (mucho mayor que el hombre) y ello demostrado, por ejemplo, en el momento del parto y de lo que se afirma que el hombre podría parir solamente un hijo y no sería capaz de repetir la hazaña.
Por otra parte, tenemos que los hombres pueden mantenerse en mejor forma que las mujeres, pasados los 65 años de edad, pues el sistema muscular de los hombres se mantienen más óptimo por el mejor aprovechamiento de los alimentos ingeridos. En cuanto a capacidad cerebral, el hombre tiene un cerebro 14% más pesado y voluminoso, pero tiene una menor conexión entre los hemisferios y lo que le provoca un mayor esfuerzo para poder simultanear varias tareas en un mismo espacio de tiempo. Además, si bien los hombres son superiores en los test de problemas matemáticos y de números, como también en cuestiones espaciales y mecánicas, es reconocida en la mujer una clara superioridad en la expresión verbal. Súmenle a ello, el hecho de que fisiológicamente el hombre crece 7% más que la mujer y es, por mucho, más propenso a la calvicie…… ya para que hablar del alto grado de intuición en la mujer y no así el hombre, ya que este se guía más por la lógica y por lo que es sumamente más práctico, a diferencia de la mujer que es por mucho más emotiva.
En cuanto a las relaciones de pareja y por aquello de querer abarcar todas las facetas, el interés del hombre por el sexo es mucho mayor que el de la mujer; por otra parte y ya metidos “en harina”, señalar que siéndole a la mujer más difícil el alcanzar un orgasmo, una vez que lo hace puede llegar a ser mucho más intenso que el del hombre, quien tiene que recuperarse completamente para comenzar a prepararse para el siguiente, mientras que el orgasmo de la mujer puede repetirse muchas veces y sin interrupción…… y todo lo dicho, solo con el interés de señalar algunas de las diferencia existentes entre el hombre y la mujer. Sin embargo, la pregunta podría ser ¿colocan esas evidentes diferencias entre el hombre y la mujer, a esta en un plano de inferioridad con respecto del hombre? Ni muchísimo menos, sino que la cuestión gira alrededor de que cada uno tiene que ocupar la posición o papel que le asignó su Creador y ante el cual se rebela la mujer actual; notemos al respecto, lo que en Prov. 31:10-29 se nos dice de la mujer perfecta a los ojos de su Creador y en donde se lee como sigue:
“Una esposa capaz, ¿quién la puede hallar? Su valor es mucho más que el de los corales. 11 En ella el corazón de su dueño ha cifrado confianza y no falta ninguna ganancia. 12 Ella le ha recompensado con bien y no mal, todos los días de su vida.
13 Ha buscado lana y lino, y trabaja en todo cuanto es el deleite de sus manos. 14 Ha resultado ser como naves de mercader. Desde lejos trae su alimento. 15 Se levanta también mientras todavía es de noche y da alimento a su casa y la porción prescrita a sus mujeres jóvenes.
16 Ha considerado un campo y ha procedido a obtenerlo; del fruto de sus manos ha plantado una viña. 17 Ha ceñido de fuerza sus caderas y vigoriza sus brazos. 18 Ha percibido intuitivamente que su comercio es bueno; su lámpara no se apaga de noche. 19 Ha alargado sus manos a la rueca y sus propias manos asen el huso.
20 Ha extendido la palma de su mano al afligido y ha alargado sus manos al pobre. 21 No teme por su casa a causa de la nieve, porque toda su casa está vestida de prendas de vestir dobles. 22 Se ha hecho colchas. Su ropa es de lino y lana teñida de púrpura rojiza.
23 Su dueño es alguien conocido en las puertas, cuando se sienta con los ancianos del país. 24 Ella ha hecho hasta prendas de vestir interiores y ha procedido a venderlas y ha dado cintos a los comerciantes. 25 Fuerza y esplendor son su ropa y se ríe de un día futuro.
26 Ha abierto la boca con sabiduría y la ley de bondad amorosa está en su lengua. 27 Vigila cómo marchan los asuntos de su casa y el pan de la pereza no come. 28 Sus hijos se han levantado y han procedido a pronunciarla feliz; su dueño se levanta y la alaba. 29 Hay muchas hijas que han demostrado capacidad, pero tú... tú has ascendido por encima de todas ellas.”
Pues bien, esta es la “ayudante y complemento” que el Creador le proporcionó al hombre y a la que dotó, obviamente, de las capacidades necesarias (tanto físicas como psíquicas) para cumplir con su cometido en el arreglo divino del matrimonio; ahora bien ¿convierte lo dicho acerca de la mujer, a esta como la esclava del hombre? Obviamente tampoco, si dentro de dicho arreglo el hombre cumple con la comisión que también le ha sido asignada y que el apóstol Pablo describió de la siguiente manera:
“Esposos, continúen amando a sus esposas, tal como el Cristo también amó a la congregación y se entregó por ella (eso es, hasta el grado del sacrificio), 26 para santificarla, limpiándola con el baño de agua por medio de la palabra, 27 para presentarse él a sí mismo la congregación en su esplendor, sin que tenga mancha, ni arruga, ni ninguna de tales cosas, sino que sea santa y sin tacha.
28 De esta manera (eso es, con dicha capacidad de sacrificio en favor de su esposa) los esposos deben estar amando a sus esposas como a sus propios cuerpos. El que ama a su esposa, a sí mismo se ama, 29 porque nadie jamás ha odiado a su propia carne; antes bien, la alimenta y la acaricia, como también el Cristo hace con la congregación, 30 porque somos miembros de su cuerpo. 31 “Por esta razón el hombre dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su esposa y los dos llegarán a ser una sola carne.” 32 Este secreto sagrado es grande. Ahora bien, yo estoy hablando tocante a Cristo y la congregación. 33 Sin embargo, también, que cada uno de ustedes individualmente ame a su esposa tal como se ama a sí mismo; por otra parte, la esposa debe tenerle profundo respeto a su esposo.” (Efe. 5:25-33). (Acotaciones nuestras).
Si las dos partes cumplen con lo señalado, eso es, que el marido ame a su esposa como a sí mismo y a su vez, esta le tenga profundo respeto al marido, la institución matrimonial se mantiene sin altibajo alguno; sin embargo, lo que vemos a día de hoy, es una total inestabilidad en dicha relación y lo que hace del divorcio la resultante de la mayoría de relaciones matrimoniales. ¿Responsabilidades?...... pues compartidas, ya que ninguna de las dos partes ha respondido a lo que se demandaba de ellas: por una parte, el hombre tendió a ser despótico con su mujer, mientras que esta abandonó la sujeción al marido que le es exigida y con lo que ya tenemos el “machismo” y el “feminismo” en escena. Cierto es que el hecho de que para vivir hoy en un mundo “consumista”, la mayoría de hogares precisan de dos salarios para subsistir con un mínimo de bienestar y lo que ha sido un factor determinante en el desequilibrio de la institución matrimonial, al sacar a la mujer de su habitar natural y para el que está preparada, como es la dirección del hogar y la crianza de sus hijos.
También es cierto que en un mundo tan caótico como el que vivimos, todos esos conceptos o roles asignados a cada miembro de la unidad conyugal suenan a rancio o a cosas más propias de generaciones pasadas; pero no es menos cierto que en los hogares de nuestros abuelos había mucha más paz, armonía, compenetración, sentido de familia, etc. con respecto de lo que hoy se ve. Tan es eso así, que el término “familia” en nuestros días ha perdido gran parte de su significado y lo que nos lleva a preguntarnos cómo se puede volver a tal como eran las cosas en un principio, eso es, a recobrarse las debidas posiciones de hombre y mujer en las relaciones de pareja y algo que no está muy lejos de ocurrir, porque dentro de poco el reino de Dios tomara el gobierno de la tierra y todas las cosas serán “restauradas” o devueltas a su condición original:
“…… y para que él envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, 21 a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.” (Hech. 3:20-21).
Y entre esas cosas a restaurar, es obvio que tiene que estar la prevalencia del hombre sobre la mujer y a tomar esta el papel de “ayudante y complemento” del hombre, según decisión de su Creador; recordemos que lo que se le exige a la mujer en Efe. 5:33, es que le tenga “profundo respeto” a su esposo. Por otra parte, la posición de la mujer con respecto al hombre siempre ha sido la de sujeción al mismo; recordemos que la admonición de un hombre guiado por el espíritu santo de Dios y como era el apóstol Pablo, fue la siguiente:
“Que la mujer aprenda en silencio, con plena sumisión. 12 No permito que la mujer enseñe, ni que ejerza autoridad sobre el hombre, sino que esté en silencio. 13 Porque Adán fue formado primero, luego Eva. 14 También, Adán no fue engañado, sino que la mujer fue cabalmente engañada y llegó a estar en transgresión. 15 No obstante, a ella se le mantendrá en seguridad mediante el tener hijos (eso es, por medio de cumplir con el propósito para el que fue hecha), con tal que continúen en fe y amor y santificación junto con buen juicio.” (1 Tim. 2:11-15). (Acotación nuestra).
¿Estaríamos ante una declaración “machista” del bueno de Pablo? No, sino ante la admonición de un hombre que tenía el espíritu santo de Dios operativo en él y que incluso levantaba muertos; luego lo que estamos es ante la voluntad divina transmitida por un siervo de Dios, como queda reflejado en una situación anterior y en la que de nuevo Pablo se pronunció en el mismo sentido:
“Como en todas las congregaciones de los santos, 34 las mujeres guarden silencio en las congregaciones, porque no se permite que hablen, sino que estén en sujeción, tal como dice la Ley. 35 Pues, si quieren aprender algo, interroguen a sus propios esposos en casa, porque es vergonzoso que una mujer hable en la congregación.
36 ¿Qué? ¿Fue de ustedes de quienes salió la palabra de Dios, o fue solamente hasta ustedes hasta quienes llegó? 37 Si alguno piensa que es profeta o está dotado del espíritu, que reconozca las cosas que les escribo, porque son mandamiento del Señor.” (1 Cor. 14:33-37).
Luego es obvio que lo que estaba haciendo Pablo era sencillamente transmitir una información que el Altísimo quería que quedara clara entre la “concurrencia” y como aviso a “navegantes”, que lo único que hace es resaltar el hecho de que la mujer está un segundo plano con respecto del hombre y a quién fue sujetada toda la creación material (al hombre, no a la mujer). Y es que en el reino de Dios no tendrán cabida ni los “machistas” ni las “feministas”, sino aquellos que se ajusten a las exigencias de nuestro Creador; y conste que no estamos hablando de quién es primero y quién es segundo, lo que no deja de ser en última instancia más que un tema baladí, sino de quién está cumpliendo con el papel que Dios le asigno en su creación. Por lo tanto, cuando la mujer quiere hacerse igual al hombre, no solo está violentando la voluntad divina, sino la realidad de los hechos porque, repetimos, iguales…… ¿en qué?
Ya para concluir y por aquello de las “lenguas viperinas de doble filo”, señalar que para nada los autores de este blog somos “machistas” acérrimos, sino más bien al contrario estamos muy de acuerdo con la admonición paulina de amar uno a su esposa como a su propia carne y cuidarla como es debido…… siempre que ella se deje, claro.
MABEL
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martes, 15 de noviembre de 2016
¡El que haya aguantado hasta el fin…!
Hace unos días recibíamos un correo de una muy buena amiga de este blog y que, con evidentes síntomas de desaliento, nos decía lo siguiente acerca de la cada día más difícil situación mundial:
“Que te perece esta pesadilla? Espero venga el reino desesperadamente”…… “Te digo estoy cansada de este mundo horrible y caótico. Te digo se siente opresión severa.”
Pues ¡bienvenida la club!, querida amiga, porque así estamos todos aquellos que esperamos en la justicia del reino y que abominamos de este mundo corrupto y cruel; y parecido estado de ánimo que también anidaba en el corazón del profeta Isaías, en una situación que no debería de estar muy alejada de lo que vivimos hoy en día, a tenor de las proféticas palabras que siguen a continuación:
“Y empecé a oír la voz de Jehová que decía: “¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?”. Y yo procedí a decir: “¡Aquí estoy yo! Envíame a mí”. 9 Y él pasó a decir: “Ve y tienes que decir a este pueblo: “Oigan vez tras vez, pero no entiendan; y vean vez tras vez, pero no consigan conocimiento”. 10 Haz el corazón de este pueblo indispuesto a recibir y haz sus mismísimos oídos indispuestos a responder y pégales los mismísimos ojos, para que no vean con los ojos y no oigan con los oídos y para que su propio corazón no entienda, para que realmente no se vuelvan y consigan curación para sí.”
11 Ante esto, dije: “¿Hasta cuándo, oh Jehová?”. Entonces él dijo: “Hasta que las ciudades realmente caigan estrepitosamente en ruinas, para estar sin habitante y las casas estén sin hombre terrestre y el suelo mismo sea arruinado hasta ser una desolación; 12 y Jehová realmente aleje a los hombres terrestres y la condición desértica de veras llegue a ser muy extensa en medio de la tierra”.”
Profecía que tuvo su cumplimiento en la deportación de la nación de Israel a Babilonia (pasaron casi 200 años desde que fue hecha la tal, hasta que tuvo su cumplimiento), pero que como toda profecía tiene una posterior aplicación, pues estas no son más que advertencias de lo que nos puede ocurrir si se cae en los mismos errores del pasado. Y puesto que esa “condición desértica” en cuanto a la actual población mundial de ninguna manera puede ser tomada literalmente (esta como tal no puede ser deportada a ningún lugar), es obvio que dicha expresión también podría estar haciendo referencia a la carencia total del “conocimiento de Jehová” en la inmensa mayoría de los actuales habitantes del planeta y causa fundamental, en su momento, de la deportación de los judíos (ello es lo que nos muestra el contexto del pasaje leído, versos 8-10), así como del caos total en el que estamos sumidos actualmente; por lo tanto, solo desde este punto de vista se puede entender la situación por la que transitamos. Porque la relación “conocimiento de Dios” y correcto funcionamiento de la sociedad humana son consustanciales, tal como nos apunta el rey Salomón en Prov.1:7:
“El temor de Jehová es el principio del conocimiento. La sabiduría y la disciplina, son lo que han despreciado los que simplemente son tontos.”
Luego está claro que es la falta de dicho “conocimiento” y que solo se encuentra en la Biblia, el causante del desbarajuste en el que nos encontramos y que tiende a empeorar, aunque ello parezca empresa imposible; sin embargo, las palabras que dan título a este escrito fueron dichas por el propio Hijo de Dios como respuesta a una pregunta que le formularon sus discípulos y situadas las tales, en el siguiente contexto:
“Porque se levantará nación contra nación y reino contra reino y habrá escaseces de alimento y terremotos en un lugar tras otro. 8 Todas estas cosas son principio de dolores de angustia.
9 Entonces los entregarán a tribulación y los matarán, y serán objeto de odio de parte de todas las naciones por causa de mi nombre. 10 Entonces, también, a muchos se les hará tropezar y se traicionarán unos a otros y se odiarán unos a otros. 11 Y muchos falsos profetas se levantarán y extraviarán a muchos; 12 y por el aumento del desafuero se enfriará el amor de la mayor parte. 13 Pero el que haya aguantado hasta el fin, es el que será salvo.” (Mat. 24:7-13).
Recordemos que estamos ante una profecía de largo alcance (luego aplica en nuestros días) y que no pintaba precisamente un “camino de rosas” para sus verdaderos seguidores, como es en el caso que nos ocupa…… sin embargo y según Jesús, nuestra salvación y que tiene que ver con el poder alcanzar el reino de Dios como súbditos del mismo, pasa ineludiblemente por el “aguantar hasta el fin” y lo que implica el sacar fuerzas de dónde parece que ya no las hay; por ello la pregunta bien podría ser la de ¿nos estaba pidiendo el Hijo de Dios, algo más allá de nuestras posibilidades? De ninguna manera, pues él era muy consciente de algo que se nos dice en las Escrituras y que a veces solemos pasar por alto, tomado en este caso de la versión bíblica DHH:
“Ustedes no han pasado por ninguna prueba que no sea humanamente soportable. Y pueden ustedes confiar en Dios, que no los dejará sufrir pruebas más duras de lo que pueden soportar. Por el contrario, cuando llegue la prueba, Dios les dará también la manera de salir de ella, para que puedan soportarla.” (1 Cor. 10:13).
Entonces y partiendo de esa base, es algo ilógico el preocuparnos en exceso acerca de nuestra capacidad de aguante ante las pruebas por venir (y que vendrán); pero ello no es óbice para que una persona que se esfuerza por seguir tras los pasos de Cristo, pase por momentos de presión y algo que puede estar relacionado con una mala salud, un trágico suceso inesperado, etc., que mine nuestra capacidad de aguante y veamos las cosas de color hormiga, eso es, oscuro tirando a negro…… no que sean las cosas las que cambien, sino que lo que cambia es nuestra percepción de las mismas y en función de nuestro estado de ánimo. Pensemos por otra parte, que aquellos que confiamos en las promesas divinas tenemos un adversario (Satanás) que es muy listo y sabe aprovechar esos momentos de debilidad para zarandearnos y hacernos tropezar…… e incluso hasta hacernos caer; y la pregunta, llegados a esta situación y de la que nadie está libre, es la de cuál es la solución ante el estropicio causado. Y siendo cierto que cada uno tendrá su personal forma de ver las cosas, los autores de este blog siempre hemos tenido una máxima en nuestra vida y que es la de tener siempre muy presente, lo que acerca de nuestro Creador se nos recuerda en el Sal. 103:8-14:
“Jehová es misericordioso y benévolo, tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa. 9 No por todo tiempo seguirá señalando faltas, ni hasta tiempo indefinido se quedará resentido.10 No ha hecho con nosotros aun conforme a nuestros pecados, ni conforme a nuestros errores ha traído sobre nosotros lo que merecemos.
11 Porque así como los cielos son más altos que la tierra, su bondad amorosa es superior para con los que le temen. 12 Tan lejos como está el naciente del poniente, así de lejos ha puesto de nosotros nuestras transgresiones. 13 Como un padre muestra misericordia a sus hijos, Jehová ha mostrado misericordia a los que le temen. 14 Pues él mismo conoce bien la formación de nosotros y se acuerda de que somos polvo.”
Y la convicción de que ello es así, es lo que nos debe ayudar a continuar andando el camino hacia el reino de Dios y que nadie nos dijo que ello fuera tarea fácil, sino más bien todo lo contrario; vean de lo que advirtió Jesús a aquellos que quisieran seguirle:
“No piensen que vine a poner paz en la tierra; no vine a poner paz, sino espada. 35 Porque vine a causar división y estará el hombre contra su padre, la hija contra su madre y la esposa joven contra su suegra. 36 Realmente, los enemigos del hombre serán personas de su propia casa. 37 El que le tiene mayor cariño a padre o a madre que a mí no es digno de mí; y el que le tiene mayor cariño a hijo o a hija que a mí no es digno de mí. 38 Y cualquiera que no acepta su madero de tormento y sigue en pos de mí no es digno de mí. 39 El que halle su alma la perderá y el que pierda su alma por causa de mí, la hallará.” (Mat. 10:34-39).
Por lo tanto y dado el camino ya recorrido (nos falta ya muy poco para conseguir nuestro objetivo), recordarle a nuestra buena amiga y a todos aquellos que como ella se encuentren de “desanimadillos”, que no es el momento de bajar los brazos, sino más bien de hacer acopio de fuerzas y teniendo muy presentes las palabras del salmista:
“Son muchas las calamidades del justo, pero de todas ellas, lo libra Jehová.” (Sal. 34:19).
MABEL
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sábado, 5 de noviembre de 2016
¿Quiénes somos, de dónde venimos…… y hacia dónde vamos?
Cuestión esta que ha traído “a mal traer” a la humanidad desde sus inicios y que aún ahora, continúa siendo un auténtico galimatías para el común de los mortales, por lo que se nos plantea la siguiente disyuntiva: ¿no encontramos ante una cuestión de proporciones irresolubles, o más bien es que no hemos buscado la respuesta en la dirección correcta? Los autores de este blog nos decantamos por la segunda opción, dado que el continente de dicha información ha sido siempre tenido en menos por el hombre, cuando no denostado, incluso hasta perseguido a muerte…… sí, sí, lo han adivinado ustedes: estamos hablando de La Biblia y que inicia con estas prometedoras palabras:
“En el principio, Dios creó los cielos y la tierra.” (Gén. 1:1).
Luego si ello es así y no hay porque dudarlo, solo cabe suponer que lo que siguió a dicho “principio” también tendría que estar reflejado en dicho conjunto de pequeños “libritos” y escritos en distintos momentos de la historia del hombre, que en conjunto conocemos como La Biblia o Las Escrituras; partiendo de esta base, pasemos a intentar averiguar la primera de las tres cuestiones cruciales para el hombre, eso es, ¿quiénes somos?
Y simplificando la cuestión, habría que concluir que no somos más que unos cretinos que hemos arruinado el lugar donde habitamos en un vasto Universo y que identificamos como el planeta Tierra, a tal grado que hemos pasado ya del punto de no retorno y por lo que la expectativa más razonable, a ojos de los científicos, es el buscarnos otro planeta para poder seguir viviendo y no extinguirnos como especie…… y sin con todos los insalvables inconvenientes que dicha posibilidad plantea, es la más barajada entre los entendidos, no quieran ni imaginarse como estará “el percal” para aquellos que mueven “el cotarro” y que realmente conocen la realidad de las cosas. Pero ¿nos habla la Biblia de tan negativa contingencia? Claro que sí y además, nos dice la razón de porque hemos llegado a dicha situación; veámoslo:
“Sin embargo, los que están resueltos a ser ricos caen en tentación y en un lazo y en muchos deseos insensatos y perjudiciales, que precipitan a los hombres en destrucción y ruina. 10 Porque el amor al dinero es raíz de toda suerte de cosas perjudiciales y, procurando realizar este amor, algunos han sido descarriados de la fe y se han acribillado con muchos dolores (y arrastrando a la humanidad con ellos).” (1 Tim. 6:9-10). (Acotación nuestra).
Pero otra pregunta sería: ¿tenía prevista dicha terminal situación el Creador de todas las cosas? Por supuesto que sí, a tenor de lo que leemos en Rev. 11:18:
“Pero las naciones se airaron y vino tu propia ira y el tiempo señalado para que los muertos sean juzgados y para dar su galardón a tus esclavos los profetas y a los santos y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes; y para causar la ruina, de los que están arruinando la tierra.”
Y tan caótica situación que nos muestra el “quiénes somos”, nos lleva a la segunda de la cuestiones planteadas, eso es, el ¿de dónde venimos? y algo perfectamente explicado en las Escrituras, porque veamos: en los primeros tres capítulos de libro de Génesis se nos explica y por aquello de resumir, cómo Dios creó al primer hombre y a la primera mujer (nuestros primeros padres, Adán y Eva) completamente perfectos y preparados sus cuerpos para vivir eternamente, lo que implica la no existencia de las enfermedades, vejez y muerte que nos asolan a sus descendientes. Porque tan excelente inicio y al posibilidad de mantenerlo eternamente estaba condicionado a la continua sujeción a su Creador, algo totalmente comprensible y perfectamente asumible, pues en nada gravaba su situación…… todo bien, hasta que ocurrió lo siguiente y según se nos relata en Gén. 3:1-7:
“Ahora bien, la serpiente (usada por Satanás como títere) resultó ser la más cautelosa de todas las bestias salvajes del campo que Jehová Dios había hecho. De modo que empezó a decir a la mujer: “¿Es realmente el caso que Dios ha dicho que ustedes no deben comer de todo árbol del jardín?”. 2 Ante esto, la mujer dijo a la serpiente: “Del fruto de los árboles del jardín podemos comer. 3 Pero en cuanto a comer del fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios ha dicho: No deben comer de él, no, no deben tocarlo para que no mueran”. 4 Ante esto, la serpiente dijo a la mujer: “Positivamente no morirán. 5 Porque Dios sabe que en el mismo día que coman de él tendrán que abrírseles los ojos y tendrán que ser como Dios, conociendo lo bueno y lo malo”.
6 Por consiguiente, la mujer vio que el árbol era bueno para alimento y que a los ojos era algo que anhelar, sí, el árbol era deseable para contemplarlo. De modo que empezó a tomar de su fruto y a comerlo. Después dio de este también a su esposo cuando él estuvo con ella y él empezó a comerlo. 7 Entonces se les abrieron los ojos a ambos y empezaron a darse cuenta de que estaban desnudos. Por lo tanto cosieron hojas de higuera y se hicieron coberturas para los lomos.” (Acotación nuestra).
Pero el daño ya estaba hecho y su castigo, ya pre-advertido por su Creador, fue el de su condena a muerte y el ser expulsados del paraíso en el que Dios los había puesto, por lo tanto obligados a “ganarse el pan con el sudor de su frente” (Gén. 3:19) y siendo esta la herencia que nos dejaron nuestros “puñeteros” primeros padres…… y de ahí, es “de dónde venimos”. No obstante, la más importante de las tres cuestiones planteadas tienen que ver con la tercera, eso es, el “hacia dónde vamos” y que ya se nos presenta un poco más apetecible, porque lo que nos dicen las Escrituras al respecto es lo siguiente:
“…… y para que él (Jehová Dios) envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, 21 a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.” (Hech. 3:20-21). (Acotación nuestra).
Notemos que no solo se nos anuncia una “restauración” y que significa el devolver una situación a una posición anterior (en este caso, de la que disfrutaban Adán y Eva), sino que además se nos dice que las cosas a restaurar las comunicó Dios a través de sus “profetas de tiempo antiguo”…… y siendo lo que nos transmitieron dichos profetas fue tanto como esto que sigue y que empieza con lo que tiene que ver con maltrecho medio ambiente que hoy contemplamos:
“… pues en el desierto habrán brotado aguas y torrentes en la llanura desértica. 7 Y el suelo abrasado por el calor se habrá puesto como un estanque lleno de cañas; y el suelo sediento, como manantiales de agua. En el lugar de habitación de los chacales, un lugar de descanso para ellos, habrá hierba verde con cañas y papiros (vegetación esta, que precisa de agua en abundancia).” (Isa. 35:6b-7). (Acotación nuestra).
Obviamente y como no podría ser de otra manera, dicha restauración pasa también por aquello que tiene que ver con nuestros cuerpos:
“En aquel tiempo (eso es, a partir del momento en que Jesucristo tome posesión del gobierno del reino de Dios y que es cuando inicia la mencionada “restauración”) los ojos de los ciegos serán abiertos y los oídos mismos de los sordos serán destapados. 6 En aquel tiempo el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo y la lengua del mudo clamará con alegría...”. (Isa. 35:5-6). (Acotación nuestra).
Restauración que tiene que ver también con la total eliminación de las enfermedades:
“Y ningún residente dirá: “estoy enfermo”. La gente que more en la tierra constará de los que habrán sido perdonados por su error (recordemos que las enfermedades son resultado del pecado heredado).” (Isa. 33:24). (Acotación nuestra).
Por otra parte, esto es lo que nos dijeron esos “profetas de tiempo antiguo” y voceros del Dios Altísimo, acerca de la vejez, que tanto nos limita y antesala de la muerte:
“Que su carne se haga más fresca que en la juventud; que vuelva a los días de su vigor juvenil.” (Job 33:25).
O lo que es lo mismo, que la persona anciana y decrépita retroceda en el tiempo en cuanto a lo físico y sea devuelta (o “restaurada”) a los momentos de su máximo esplendor juvenil, tanto en lozanía como en vigor; pero veamos algo más de lo que se nos dijo por medio de esos “profetas de tiempo antiguo” y ello para el momento en que (según se lee en Hech. 3:20-21), Cristo regrese a la tierra para empezar a reinar en ella y relacionado con lo que Jehová hará con la muerte en ese período de mil años de gobernación divina por medio de Su Hijo:
“Él realmente se tragará a la muerte para siempre (eso es, la muerte como tal dejará de existir) y el Señor Soberano Jehová ciertamente limpiará las lágrimas de todo rostro (causadas fundamentalmente por el dolor ante tan luctuoso suceso). Y el oprobio de su pueblo (el pecado que nos condena) quitará de toda la tierra, porque Jehová mismo lo ha hablado.” (Isa. 25:8). (Acotaciones nuestras).
Pero “restauración de todas las cosas” que quedaría incompleta, si de ella quedaran excluidas todas aquellas personas que murieron antes de que ese momento tan esperado por aquellos que confiamos en las promesas de nuestro Creador se hayan hecho realidad…… por eso, otra de las cosas de las que se nos hablaron “por boca de Jehová los profetas de tiempo antiguo”, tiene que ver con la resurrección de los muertos:
“Tus muertos vivirán. Cadáver mío... se levantarán. ¡Despierten y clamen gozosamente, residentes del polvo! Porque tu rocío es como el rocío de malvas y la tierra misma dejará que hasta los que están impotentes en la muerte caigan en nacimiento (eso es, que vuelvan a la vida mediante una resurrección).” (Isa. 26:19). (Acotación nuestra).
Todas estas cosas, la restauración física, la eliminación de las enfermedades, la restauración del medio ambiente, el devolver al hombre la juventud interminable, el eliminar la muerte y el devolver la vida a los que han sido tragados por esta, son todas las cosas a “restaurar” y que fueron prometidas por Jehová Dios mediante “sus santos profetas de tiempo antiguo”.
Y con lo dicho, que a algunos les parecerá como de “perogrullo” (pero eso es lo que hay), se cierra la tercera de las cuestiones planteadas que, recordemos, tienen que ver con el “quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos”; y todo ello lo hemos averiguado, sencillamente por acudir a la fuente de información adecuada y que se encuentra, como hemos señalado, en las Escrituras…… por eso, un mundo totalmente apartado de Dios y por tanto de Su Palabra, la Biblia, no tiene respuesta a tan sencillas cuestiones.
MABEL
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miércoles, 2 de noviembre de 2016
La cuestión de fondo.
Aquellos que escribimos de la Biblia, sabemos que cuando se hace una interpretación errada de las Escrituras, esta se vuelve rápidamente en contra del que la formula y haciendo cierto un acervo popular muy español, en el sentido de que “el que tiene boca, se equivoca” y más, si resulta que uno habla sin tener demasiada idea de aquello de lo que habla y como sucede en el caso que hoy nos ocupa; porque ocurre que nos acabamos de topar con un video publicado en YouTube (20/10/16) por el ínclito personaje Apologista Mario Olcese, titulado “Jesús disiente absolutamente con la Watchtower sobre los términos vida eterna e inmortalidad” y en el que de nuevo nos hace una “demostración”, no solo de una total incapacidad de entendimiento escritural, sino de su constatada “habilidad” para entender aquello que lee y que, siendo suaves, ambas capacidades son manifiestamente mejorables. Y es que dicho personaje, que se distingue por contar sus “enseñanzas” por auténticos y aberrantes disparates, insta en la entradilla de presentación del citado video a que los Testigos de Jehová se pronuncien sobre el particular “con la más absoluta precisión”, pues considera que dichos señores tergiversan las Escrituras cuando afirman lo siguiente, por ejemplo, en su revista La Atalaya del 15/11/12, pág. 13, párr. 11:
“La muerte de Jesús también sirvió para pagar el rescate de la humanidad (Mat. 20:28). De este modo, Jehová puede perdonar a los seres humanos pecadores sin pasar por alto las normas divinas de justicia y darles la oportunidad de vivir para siempre. Pablo escribió: “Mediante un solo acto de justificación el resultado a toda clase de hombres es el declararlos justos para vida” (Rom. 5:18). El sacrificio de Cristo les dio a los cristianos ungidos por espíritu la esperanza de ir al cielo y recibir la inmortalidad, y a las “otras ovejas”, la esperanza de disfrutar de vida eterna en la Tierra (Juan 10:16; Rom. 8:16, 17).” (Negritas nuestras).
Como pueden ver, esos señores no pueden ser más precisos al afirmar que mientras unos pocos disfrutarán de la “inmortalidad”, los muchos accederán a la “vida eterna”…… luego más precisión nos parece difícil de poder hacer; ya otra cosa es que el que lee dicho párrafo “haya salido a por uvas” y no se entere de qué va el tema y como resulta ser una constante en el caso de tan “eminente” teólogo. Porque noten la clara diferencia entre lo que reciben aquellos que han de reinar con Cristo, eso es, la “inmortalidad” (por cierto, no en el cielo como dicen los TJ, sino sobre la tierra y que es muy diferente) y aquellos que heredan el reino de Dios en calidad de súbditos del mismo, con la “vida eterna” en perspectiva; y sabiendo como sabemos que quizás este sea un tema baladí a efectos prácticos desde el punto de vista de muchas personas (en circunstancias normales, ambos términos conllevan el equivalente a vivir una vida sin fin), no podemos pasar por alto la cuestión de fondo y que tiene que ver con el que de no tomarse uno en serio dicha cuestión y por muy trivial que esta pudiera parecer, el tal uno (quién sea) estaría violentando flagrantemente la voluntad divina, expresada en los siguientes términos:
“Esto es excelente y acepto a vista de nuestro Salvador, Dios, 4 cuya voluntad es que hombres de toda clase se salven y lleguen a un conocimiento exacto (“cabal”, “pleno” o “completo”, según versiones) de la verdad.” (1 Tim. 2:3-4). (Acotación nuestra).
Por lo tanto y en busca de ese “conocimiento exacto” con respecto del propósito exigido por nuestro Creador, vamos a examinar el significado de ambos términos, “inmortalidad” y “vida eterna”, pues de no existir una sustancial diferencia entre ambos no tendría la Biblia razón alguna por la que hacer hincapié en dicha distinción; veamos por tanto qué es aquello que tiene que ver con la “inmortalidad” y a quiénes aplica desde el punto de vista bíblico. Para ello y partiendo de la base que el Único que es inmortal es Jehová Dios (1 Tim. 6:15-16), tendríamos que considerar lo que de dicho término nos dijo el apóstol Pablo y que algo sabría del tema; veámoslo:
“Ahora bien, al Rey de la eternidad (en consecuencia, inmortal), incorruptible, invisible, el único Dios, sea honra y gloria para siempre jamás. Amén.” (1 Tim. 1:17). (Acotación nuestra).
Notemos que en este pasaje tomado de la TNM de los Testigos de Jehová y que es nuestra Biblia de cabecera (con diferencia la más fiable, ya otra cosa es la aplicación que de ella hacen sus autores), se relaciona la “inmortalidad” con la “incorruptibilidad” y lo nos lleva a unas palabras del apóstol Pablo en 1 Cor. 15:50-54 que añaden luz al asunto:
“Sin embargo, esto digo, hermanos: que carne y sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni tampoco la corrupción hereda la incorrupción. 51 ¡Miren! Les digo un secreto sagrado: No todos nos dormiremos en la muerte, pero todos seremos cambiados, 52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, durante la última trompeta. Porque sonará la trompeta y los muertos serán levantados incorruptibles y nosotros seremos cambiados. 53 Porque esto que es corruptible tiene que vestirse de incorrupción y esto que es mortal tiene que vestirse de inmortalidad (queda claro entonces, que la “inmortalidad” es consustancial con la “incorrupción”). 54 Pero cuando esto que es corruptible se vista de incorrupción y esto que es mortal se vista de inmortalidad, entonces se efectuará el dicho que está escrito: “La muerte es tragada para siempre”.” (Acotación nuestra).
Luego todo considerado, lo que queda claro si uno “rasca” un poquito en lo que va implícito en el término “incorrupción”, verá que las personas que hereden dicha condición ya no pueden ser destruidas por un juicio adverso, pues son “inmortales”, eso es, hechas a la semejanza del Altísimo en sustancia y concepto este que se podría explicar de la siguiente manera a modo de ilustración: cuando uno se acerca al vasto e inmenso mar y toma de él un cuenco de agua, lo que tiene en dicho cuenco es sencillamente parte de ese mar, si bien en una porción infinitamente más pequeña…… pero “mar” al fin y al cabo. Trasladado ello al tema que nos ocupa, cuando uno esté frente a uno de esos inmortales personajes, estará sencillamente ante una visible ínfima porción del Dios Altísimo, pues tal personaje será esencia de Éste; porque eso es lo que resulta si tomamos el mar citado representando al Dios Creador y a cada uno de esos futuros personajes, con el contenido de ese cuenco de agua tomado de ese inmenso e infinito mar descrito y que, insistimos, como prefiguración y salvando todas las distancias, del Dios Altísimo; recordemos al respecto y en previsión de que nos salga alguien diciendo que eso no se ajusta a lo dicho en las Escrituras, eso es, la posible futura existencia de tan encumbrados personajes, que ya en estas se nos habla de dicha posibilidad como real, en el pasaje de Gál. 6:15 y tomado en este caso, de la versión PDT:
“En realidad tener la circuncisión o no tenerla, no significa nada. Lo que de verdad importa es la nueva creación que Dios está haciendo.”
Y “nueva creación” que inició en Jesucristo, al ser éste resucitado ya como ser inmortal y como nos explica el apóstol Pedro en su primera carta:
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, porque, según su gran misericordia, nos dio un nuevo nacimiento a una esperanza viva mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos (ya como ser inmortal), 4 a una herencia incorruptible (por tanto, indestructible) e incontaminada e inmarcesible. Está reservada en los cielos para ustedes, 5 que están resguardados por el poder de Dios mediante la fe para una salvación que está lista para ser revelada en el último período.” (1 Ped. 1:3-5). (Acotaciones nuestras).
Lo que nos lleva al tema de quiénes serán aquellos que disfrutarán de dicha condición de “inmortalidad” y cuestión que nos aclara Pablo en su segunda carta a la congregación de Corinto:
“Por consiguiente, si alguien está en unión con Cristo, es una nueva creación; las cosas viejas pasaron, ¡miren!, cosas nuevas han llegado a existir.” (2 Cor. 5:17).
Pero partamos de la base que ese estar en “unión con Cristo”, tiene que ver con el participar de su muerte o, dicho de otra manera, el morir como él murió, eso es, “ejecutado con hacha” (asesinado) en defensa de su lealtad a Dios (Rev. 20:4); recordemos al respecto, unas palabras de Jesucristo dirigidas a los miembros de la congregación de Esmirna y dichas en los siguientes términos:
“No tengas miedo de las cosas que estás para sufrir. ¡Mira! El Diablo seguirá echando a algunos de ustedes en la prisión para que sean puestos a prueba plenamente y para que tengan tribulación diez días. Pruébate fiel hasta la misma muerte y yo te daré la corona de la vida (o lo que es lo mismo, la “inmortalidad”).” (Rev. 2:10). (Acotación nuestra).
Que ello es así, queda refrendado por las palabras de Pablo cuando dijo que si uno moría a la “semejanza” de Cristo, también sería resucitado a la semejanza de éste (Rom. 6:5), eso es, con la condición de “inmortal” criatura y con todo lo que esto significa, que ya hemos explicado. Llegados a este punto y ya averiguado qué es la “inmortalidad”, e identificado a un grupo que disfrutará de ella y compuesto por aquellos que junto a Cristo tienen que gobernar en el reino de Dios en calidad de reyes y sacerdotes, veamos ahora qué es la “vida eterna” y quiénes tienen acceso a esta; decir de entrada, que el primero que tuvo acceso a la posibilidad de vivir eternamente fue nuestro primer padre Adán y al que le fue dicho lo siguiente:
“Y Jehová Dios procedió a tomar al hombre y a establecerlo en el jardín de Edén para que lo cultivara y lo cuidara. 16 Y también impuso Jehová Dios este mandato al hombre: “De todo árbol del jardín puedes comer hasta quedar satisfecho. 17 Pero en cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, no debes comer de él, porque en el día que comas de él, positivamente morirás”.” (Gén. 2:15-17).
Luego está claro que si Adán no hubiera comido del fruto del árbol prohibido, aún hoy seguiría con vida y sin ser “inmortal”, lo que nos lleva a la siguiente y lógica conclusión: la “vida eterna” es una vida sin fin, pero condicionada por la obediencia a unas normas o mandatos establecidos y situación en la que también se encuentran los ángeles; porque si bien es cierto que estos no puede morir, no es menos cierto que sí pueden ser destruidos si infringen las normas para ellos establecidas:
“Deseo recordarles, a pesar de que saben todas las cosas de una vez para siempre, que Jehová, aunque salvó a un pueblo de la tierra de Egipto, después destruyó a los que no mostraron fe. 6 Y a los ángeles que no guardaron su posición original, sino que abandonaron su propio y debido lugar de habitación, los ha reservado con cadenas sempiternas bajo densa oscuridad para el juicio del gran día (y que tiene que ver con la destrucción eterna de los implicados)”. (Judas 5-7). (Acotación nuestra).
Todo considerado queda claro que no es lo mismo la “inmortalidad” que la “vida eterna” o la posibilidad de vivir eternamente y que era lo que le fue ofertado a nuestro primer padre que, aun pudiendo vivir para siempre, continuaba siendo mortal y por tanto, sujeto a normas establecidas por un Supremo Legislador…… no así en el caso de los seres inmortales, que al haber sido convertidos en esencia de ese mismo Legislador no pueden ser alcanzados por el pecado (Sant. 1:13). Pero si eso es así y así es (para más información, vean nuestro escrito del 28/10/13), la pregunta es la siguiente: ¿de dónde saca entonces el “teólogo” Apologista Mario Olcese, la idea de que “inmortalidad” y “vida eterna” son la misma cosa? Pues sencillamente de un pasaje mal leído y peor entendido, sobre el que soporta tan disparatada idea y que encontramos en Mat. 19:27-29, tomado este de la misma versión que usa tan “entendido” personaje, eso es, la RV 1960:
“Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos?
28 Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.
29 Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.”
Según el “teólogo” mencionado y para sostener su disparada afirmación, retuerce con saña no solo el sentido del texto, sino también la sintaxis o estructura de la frase, al afirmar que las personas señaladas en el verso 29 son las mismas que las del versículo anterior o 28 y por lo que la “vida eterna” mencionada en este le aplicaban a Pedro (ver minuto 6 a 6’21 de grabación del video señalado) y al conjunto de los que con Cristo se sentarían sobre tronos a su lado, en lo que no es más que una verdadera salvajada, porque veamos: la respuesta a la pregunta de Pedro queda circunscrita en el verso 28 cuando se le dice que él y los que como él le hayan seguido, se sentarán junto a Cristo en tronos para gobernar sobre otros. Luego y con un punto y aparte de por medio, lo que significa que lo que sigue ya no tiene relación con lo anterior, en el versículo 29 se añade que, además “cualquiera” que no pertenezca al grupo de los Pedro y compañía, pero que como ellos se haya significado en favor del reino de Dios, también recibirán su correspondiente recompensa y lo que nos lleva a pensar en la “gran muchedumbre” de Rev. 7:9 que “sobrevive” (verso 14) a la “gran tribulación” final, porque de estas personas es de las que se nos habla en el versículo 29 considerado…… luego no es que Jesús disienta de la Watchtower en ese tema, sino que el “teólogo” en cuestión por no saber, no sabe ni leer con un mínimo de corrección.
Que el planteamiento que proponemos es correcto, queda claro si contrastamos el contenido de dicho verso 29, con una precisión que en su momento hizo Jesús; porque recordemos que la recompensa a esas personas que renuncian a todo lo que tienen para seguirle, esta relacionada con el aumentar significativamente las posesiones abandonadas, tanto materiales como familiares y entre las que figuran “mujer e hijos”…… sin embargo, de haber sido dirigidas dichas palabras a los Pedro y compañía tal como nos propone el Sr. Olcese, ello no cuadraría con las palabras de Jesús en Luc. 20:34-36:
“Jesús les dijo: “Los hijos de este sistema de cosas se casan y se dan en matrimonio (las personas del versículo 29 que estamos analizando), 35 pero los que han sido considerados dignos de ganar aquel sistema de cosas y la resurrección de entre los muertos (Pedro y el resto de aquellos que reinan con Cristo del verso 28) ni se casan ni se dan en matrimonio. 36 De hecho, tampoco pueden ya morir, porque son como los ángeles y son hijos de Dios, por ser hijos de la resurrección.” (Acotaciones nuestras).
Porque si ello es así ¿cómo se entendería que su recompensa y según ese “genio” de la teología que afirma ser Apologista Mario Olcese, fuera el de darles a esas personas más hijos e hijas, así como la esposa preceptiva? De hecho y por aquello de “apuntalar” la idea, tenemos que el que se nos diga que esos personajes “son como los ángeles” solo puede ser entendido en el sentido que no pueden reproducirse para perpetuar la especie, algo que solo está permitido a la creación material, eso es, a los “hijos de este sistema de cosas” y siempre según el pasaje leído…… recordemos que mientras los seres “inmortales” no pueden ya ser destruidos, los ángeles y como hemos visto, sí pueden serlo y por lo que la alusión de Jesús solo se podía referir a lo que hemos señalado.
Todo considerado, queda claro que la interpretación que nos ha hecho tan histriónico personaje del pasaje de Mat. 19:27-29 no puede ser más disparatada y cayendo por ello en el error que nos señala, al ser víctima de una interpretación equívoca que, lógicamente, se le ha vuelto en contra. Pero es que no contento con eso, de nuevo vuelve a meter “la gamba” cuando, para sostener su disparatada interpretación, nos cita de Juan 6:54 en dónde se lee como sigue:
“El que se alimenta de mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día.”
Porque la cuestión radica en a quiénes se hacía referencia con esas palabras y que no era a los Pedro y compañía, o sea, a aquellos que Jesús seleccionó para reinar a su lado y que nunca fueron el foco de atención de la predicación del reino de Dios (por raro que ello suene a oídos de algunos); pero volviendo al tema que nos ocupa, que ese pasaje no iba dirigido a los también llamados “ungidos” se desprende de la afirmación del Hijo de Dios en el sentido de que aquellos que “se alimentan de su carne y beben su sangre” (que no significa otra cosa, sino que confían en los beneficios de su sacrificio vicario) serán resucitados “en el último día”…… lo que nos lleva a unas palabras de Marta, la hermana de Lázaro, a Jesús:
“Jesús le dijo: “Tu hermano se levantará”. 24 Marta le dijo: “Yo sé que se levantará en la resurrección en el último día”.” (Juan 11:23-24).
Por lo que la clave está en averiguar qué se entiende por “último día” y queda claro que solo puede hacer referencia al período de mil años del reino de Dios, dentro del cual se llevará a cabo la resurrección de los muertos…… sin embargo, aquellos que con Cristo tienen que reinar, se levantan en la llamada “primera” resurrección (Rev. 20:6) y que se produce tres años y medio antes de que se establezca el reino de Dios en la tierra e inicie la resurrección aludida por Marta (recordemos que Jesús no invalido el razonamiento de ésta), por lo que no podemos estar hablando de los mismos muertos. Y es que no podemos perder de vista, por otra parte, que la predicación del reino de Dios tenía y tiene que ver con la gente en general que es a quién se dirigen las Escrituras, fundamentalmente el llamado AT y que es el contenido al que debemos prestar atención, puesto esto es lo que de dicho contenido se nos dice:
“…… y para que él envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, 21 a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.” (Hech. 3:20-21).
Luego todo lo que tiene que acontecer durante con reinado de Jesucristo en la tierra para beneficio del ser humano, ya nos fue dicho por los profetas que hablaron en nombre de Dios, mientras que lo que Jesús hizo con su presencia no fue más que certificar o avalar el cumplimiento de lo anunciado, como reconoce el apóstol Pablo en las siguientes palabras:
“Porque no importa cuántas sean las promesas de Dios, han llegado a ser Sí mediante él. Por eso también mediante él se dice el “Amén” a Dios, para gloria por medio de nosotros.” (2 Cor. 1:20).
Es cierto que como primera provisión y por aquello de “no empezar la casa por el tejado”, Jesús tuvo que empezar por seleccionar a aquellos que tendrían que acompañarle en dicho gobierno, en cumplimiento de la promesa divina que encontramos en Éxo. 19:5-6:
“Y ahora si ustedes obedecen estrictamente mi voz y verdaderamente guardan mi pacto, entonces ciertamente llegarán a ser mi propiedad especial de entre todos los demás pueblos, porque toda la tierra me pertenece a mí. 6 Y ustedes mismos llegarán a ser para mí un reino de sacerdotes y una nación santa. Estas son las palabras que has de decir a los hijos de Israel.”
Y que estaríamos ante los preparativos fundamentales para establecer el reino de Dios sobre la tierra, queda probado por el hecho de que el Hijo de Dios fue públicamente reconocido en su momento, como el rey enviado por Dios (Mat. 21:1-10). Por lo que a continuación de dicho reconocimiento, lo que procedía era el buscar a aquellos israelitas que aceptaran la propuesta de participar en dicho reino y que fueron tan pocos, que el Altísimo tuvo que completar su número de entre gente de las naciones, también llamados “gentiles” (Hech. 13:44-47). Pero que la predicación del reino de Dios siempre tuvo como destino final a la humanidad en general y no a unos pocos escogidos (en realidad y según Rev. 14:1, solo 144.000 miembros), es algo que afirmó el propio Jesús en la llamada “parábola de las ovejas y las cabras” y en donde se lee como sigue:
“Cuando el Hijo del hombre llegue en su gloria y todos los ángeles con él, entonces se sentará sobre su glorioso trono. 32 Y todas las naciones serán reunidas delante de él, y separará a la gente unos de otros, así como el pastor separa las ovejas de las cabras. 33 Y pondrá las ovejas a su derecha, pero las cabras a su izquierda.
34 Entonces dirá el rey a los de su derecha: Vengan, ustedes que han sido bendecidos por mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo”.” (Mat. 25:31-34).
Entonces queda claro que el reino de Dios tiene su razón de ser en el general beneficio de la humanidad (pues para esta fue “preparado”) y no para aquellos que gobernarán en el mismo; ello solo se puede entender con una clara visión del contexto bíblico y de la que carece totalmente el personaje de Apologista Mario Olcese. Porque el reino de Dios como un todo, tema único y fundamental de las Escrituras (el propio Jesús, su sacrificio y el de todos aquellos que lo abrazaron, dando su vida por ello y el hecho de precisar de una “nueva creación”), no era un fin en sí mismo, sino un “instrumento” o el medio usado por Jehová Dios para liberar del pecado a una humanidad perdida y algo que se nos explica claramente en Juan 3:16:
“Porque tanto amó Dios al mundo (eso es, a la humanidad en general) que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna (afirmación que excluye a aquellos que heredan la inmortalidad y reinan con Cristo).” (Acotaciones nuestras).
Luego y para enfatizar el tema, el reino de Dios como tal y todo lo que le rodea (resurrección incluida), no deja de ser más que el instrumento mediante el cual nuestro Creador devolverá al ser humano la posibilidad de vivir eternamente y cómo fue su propósito en un principio con Adán y que es lo que tiene que ser restaurado…… “vida eterna” que eternamente y valga la redundancia, continuará estando condicionada a la obediencia a las normas divinas. Y es que de no ser así, el ser humano como tal sería privado de aquello que le da su razón de ser y que es lo que conocemos como “libre albedrío”, o sea, la capacidad de tomar una decisión o la contraria: en este caso, el someterse a la gobernación de su Creador…… o no.
Concluido el asunto, ha quedado meridianamente claro que una errada interpretación de las Escrituras, bien sea por no atender al contexto, bien sea por no saber leer con un mínimo de corrección un pasaje determinada, puede conducir a hacer uno a violentar la voluntad divina (fundamental cuestión de fondo) y como hemos señalado al inicio de este escrito, así como el cometer el mayor de los ridículos ante los seguidores de uno…… si bien es cierto que en el caso del personaje mencionado no existe tal posibilidad, pues ha acreditado con suficiencia el no tener el menor sentido del ridículo.
MABEL
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miércoles, 19 de octubre de 2016
¿Qué son, las “riquezas de las naciones”, mencionadas en Isa. 60:11?
Uno de los requisitos fundamentales para entender la Biblia, no nos cansaremos de repetirlo, es un claro conocimiento del contexto escritural y cuya carencia lleva a conclusiones totalmente erróneas, cuando no a disparatadas elucubraciones; y aunque no es tan estrepitoso el caso que hoy nos ocupa, lo cierto es que deja en muy mal lugar a la persona que incurre en dicho error. Ese es el caso del autor de un correo que hemos recibido, como respuesta a nuestro último artículo (13/10/16) y que, recordemos, finalizábamos con el siguiente párrafo:
“Palabras que nos garantizan autosuficiencia, verdadera paz y, sobre todo, según el versículo 24, el atento y amoroso cuidado de nuestro Creador por medio de Su gobierno en la tierra, presidido por Su Hijo Jesucristo…… por cierto: dicho gobierno no nos cobrará impuestos.”
Y siendo que el autor de dicho correo, tal parece que anda un poco “escasillo” en cuanto al manejo del contexto escritural referido, veamos el matiz que nos apunta y usando el pasaje de Isa. 60:11-12 como probatorio de la supuesta veracidad de dicha aseveración y que nos transcribe de la RV 1960:
“Impuestos no, pero sí serán bienvenidas las riquezas de las naciones...Isaías 60:11 Tus puertas estarán de continuo abiertas; no se cerrarán de día ni de noche, para que a ti sean traídas LAS RIQUEZAS DE LAS NACIONES, y conducidos a ti sus reyes. 60:12 Porque la nación o el reino que no te sirviere perecerá, y del todo será asolado.”
Luego todo parece indicar que dicho comunicante da por sentado que con lo de “las riquezas de las naciones” se hace referencia a riquezas literales, eso es, lo que podría ser oro, plata, papel moneda, joyas, etc. y lo cual no parece cuadrar con la lógica más elemental y mucho menos con el mencionado contexto bíblico; porque si estamos hablando del reino de Dios, excelso en gloria y majestad, no entendemos muy bien que pintan en ese panorama las riquezas materiales que le tienen que ser ofrendadas…… máxime, cuando y como apuntábamos en el artículo citado, estaríamos hablando de personas autosuficientes y por lo que para nada precisan de dinero para subsistir:
“Y ciertamente edificarán casas y las ocuparán; y ciertamente plantarán viñas y comerán su fruto. 22 No edificarán y otro lo ocupará; no plantarán y otro lo comerá. Porque como los días de un árbol serán los días de mi pueblo; y la obra de sus propias manos mis escogidos usarán a grado cabal (luego queda claro que en el reino de Dios no habrá asalariados, ni nadie que trabaje por dinero). 23 No se afanarán para nada, ni darán a luz para disturbio; porque son la prole que está compuesta de los benditos de Jehová y sus descendientes con ellos. 24 Y realmente sucederá que, antes que ellos clamen, yo mismo responderé; mientras todavía estén hablando, yo mismo oiré.” (Acotación nuestra).
Nada de lo leído, entonces, nos permite suponer la existencia de dinero y entendiendo a este como riqueza, siendo como es además que en ese tiempo nuestras peticiones serán atendidas por el propio Dios Altísimo por medio de su gobierno encabezado por Jesucristo…… luego ¿qué falta hará el dinero tal como lo conocemos, cuando además este es un invento satánico para exaltar la codicia del ser humano? No podemos olvidar que el sentido primario del término “riqueza” es abundancia de dinero…… porque uno es “rico” cuando tiene mucho dinero; pero veamos la advertencia divina sobre el particular:
“Sin embargo, los que están resueltos a ser ricos caen en tentación y en un lazo y en muchos deseos insensatos y perjudiciales, que precipitan a los hombres en destrucción y ruina. 10 Porque el amor al dinero es raíz de toda suerte de cosas perjudiciales y, procurando realizar este amor, algunos han sido descarriados de la fe y se han acribillado con muchos dolores.” (1 Tim. 6:9-10).
Por lo que carecería de sentido el que dicha fuente de perturbación no fuera eliminada totalmente de la faz de la tierra en el reino de Dios venidero, cuando lo que se nos dice en las Escrituras es lo siguiente:
“Al estar bajo prueba, que nadie diga: “Dios me somete a prueba”. Porque con cosas malas Dios no puede ser sometido a prueba, ni somete a prueba él mismo a nadie.” (Sant. 1:13).
Pudiéndose entender por tanto, que si nuestro Creador permitiera la existencia del “vil metal” dentro de su reino, en cierto grado asumiría la responsabilidad de que uno pudiera ser probado y caer en el “envite”, algo que nos lleva a la lógica cuestión planteada por Abraham en su momento y que encontramos en Gén. 18:25b:
“¿El Juez de toda la tierra, no va a hacer lo que es recto?”
Algo del todo impensable para el bueno de Abraham e idea que compartimos todos y que en este caso “lo recto” es el eliminar de Su reino todas las causas de tropiezo, dado que todas las personas que alcancen dicho reino, es porque confían ciegamente en Él (Deut. 32:4)…… y hasta aquí, lo que tiene que ver con la lógica antes mencionada del porqué en Isa. 60:11 no se nos puede estar hablando de dinero o cosas materiales de un valor determinado. Pero ahora veamos la cuestión desde el punto de vista contextual y con ello, el por qué en dicho pasaje de ninguna manera se nos puede estar hablando de “riquezas” materiales cuando se nos cita de “las riquezas de las naciones” sino de otra cosa; veamos al respecto lo que se nos dice en el contexto bíblico, en este caso sito en el pasaje de Ageo 2:7:
“... “Y ciertamente meceré todas las naciones y las cosas deseables de todas las naciones tienen que entrar; y ciertamente llenaré de gloria esta casa”, ha dicho Jehová de los ejércitos.”
Ahora situemos el pasaje leído en su debido contexto y con lo que nos encontramos con que ese “mecer” de todas las naciones (eso es, como el pasar por un cedazo con un efecto separador) tiene que ver con el momento de juicio venidero y en donde uno tendrá que decidir de qué parte está: si a favor del gobierno del hombre por el hombre como tenemos ahora o, por el contrario, posicionarse por el gobierno del reino de Dios sobre la humanidad (ver nuestro escrito del 25/06/15)…… y si ello es así, la pregunta es obvia ¿cuáles serían entonces y desde esa perspectiva “las cosas deseables de las naciones”? Pues sencillamente aquellas personas que se hayan posicionado a favor del propósito divino de establecer Su reino sobre la tierra y que con su actitud de reconocimiento al derecho del Altísimo de gobernar sobre su creación “llenarán de gloria” la casa de Dios…… y que en este caso se podría inferir o entender como “casa de Dios”, al venidero reino del Altísimo (Dan. 2:44) en manos de Jesucristo; personas de las que se nos habla en Rev. 7:13-15:
“Y, en respuesta, uno de los ancianos me dijo: “Estos que están vestidos de la larga ropa blanca ¿quiénes son y de dónde vinieron?”. 14 De modo que le dije inmediatamente: “Señor mío, tú eres el que sabe”. Y me dijo: “Estos son los que salen de la gran tribulación (eso es, que sobreviven a la misma, por su actitud receptiva) y han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. 15 Por eso están delante del trono de Dios; y le están rindiendo servicio sagrado día y noche en su templo (eso es, alabando y glorificando); y El que está sentado en el trono extenderá su tienda sobre ellos.” (Acotaciones nuestras).
Y es que no tendría sentido alguno que un reino divino que se supone que tiene que cambiar la tierra como de la noche al día, continuara manteniendo las riquezas materiales, repetimos, de origen satánico, como máximo exponente de la pleitesía rendida al rey delegado de Jehová Dios en la llamada “Nueva Jerusalén”. Que ello no puede ser así, queda claramente expuesto en un pasaje en donde nuestro Creador nos dice en qué cosas se complace Él y que son las que nos pide de vuelta, a cambio de su amoroso cuidado:
“¿Con qué me presentaré a Jehová? ¿Con qué me inclinaré ante Dios en lo alto? ¿Me presentaré con holocaustos, con becerros de un año de edad? 7 ¿Se complacerá Jehová con miles de carneros, con decenas de miles de torrentes de aceite? ¿Daré mi hijo primogénito por mi sublevación, el fruto de mi vientre por el pecado de mi alma? 8 Él te ha dicho, oh hombre terrestre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que Jehová está pidiendo de vuelta de ti, sino ejercer justicia, amar la bondad y ser modesto al andar con tu Dios?” (Miq. 6:6-8).
Requisitos que son consustanciales con el ser humano, eso es, que no tenemos que ir a conseguirlos en algún lado, sino que los tenemos en nuestros propios genes; por lo que la mayor ofrenda que le podemos hacer a nuestro Creador como “compensación” (por decirlo de alguna manera) por todo lo que ha hecho y hará por nosotros, es sencillamente potenciarlos y que estos nos guíen constantemente en nuestra relación con nuestro Supremo Hacedor…… tanto en este mundo, como en el mundo por venir.
Luego todo considerado, queda claro (obviamente, a nuestro entender) que en Isa. 60:11 no se nos puede estar hablando de “riquezas” materiales, sino de riquezas “morales” como la más valiosa ofrenda que podemos presentar ante el Dios Altísimo a través de Su rey delegado, Jesucristo…… tanto en nuestros días, como ya cuando estemos dentro del cercano reino de Dios. Por lo tanto, el autor del correo analizado se ha equivocado en su conclusión, al afirmar que en el citado pasaje se nos estaría hablando de “riquezas materiales”…… y todo ello, por un total desconocimiento del contexto escritural; y siendo cierto que el error se podría considerar como “venial” a efectos prácticos, no es menos cierto que el mismo descalifica a quién dándoselas de “teólogo” y como es el caso que nos ocupa, pretende enseñar de las Escrituras en su página de videos en YouTube y en lo que es un auténtico despropósito.
Por lo que nuestro consejo es el de que se aseguren muy mucho de todo aquello que algunos les cuentan que dicen las Escrituras, eso es, por medio de investigación personal de estas y poniendo “negro sobre blanco”, incluso si los que se lo cuentan somos nosotros…… y es que nosotros, también nos podemos equivocar.
MABEL
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