¡Efectivamente, nos toma a todos por...
… tontos, tal como apuntábamos como posibilidad, en un artículo anterior (en su antepenúltimo párrafo) titulado “Miqueas 4:1-3” y es que lamentablemente, no parece quedarnos otra opción que tener que creerlo así, dado como está llevando las cosas el caballero que vamos a citar. Porque probablemente estarán ustedes al tanto de unos correos que publicamos en este blog y en los que Apologista Mario Olcese (remitente de los mismos), nos instaba a responderle a la cuestión de si a nuestro juicio, la gran muchedumbre de sobrevivientes Rev. 7:9 y 14, es la que sería tratada con la “vara de hierro” que se menciona en el Sal. 2:9. Y ello tenía que ver con un artículo publicado el 4 de Diciembre pasado por el citado autor y en que se planteaba la cuestión, con la variante eso sí, de si sería la “gran muchedumbre de otras ovejas” de los TJ, quienes serían tratados con semejante dureza; y que aprovechando la pertenencia en su día a dicha organización de los autores de este blog, dirigía personalmente a uno de ellos. Por nuestra parte, una vez leído dicho escrito y puesto que en él habíamos sido aludidos, inmediatamente preparamos una respuesta y que colgamos en nuestra página, el siguiente día 8 (solo cuatro días después) y con todos los argumentos y matices que creímos oportunos, en el sentido de que eso no era así: la gran muchedumbre de sobrevivientes de Rev. 7:9; 14, pero en abstracto o sin etiquetas, no son los destinatarios de esa vara de hierro, como afirma dicho caballero.
Sin embargo y lejos de darle la oportuna atención, discutiendo u objetando su contenido y en un intento de llegar a una razonable conclusión, beneficiosa e instructiva para todos, el Sr Olcese inició esa serie de correos que les hemos citado, en demanda de una respuesta a su solicitud y que ya desde el día 8 tenía a su disposición; y correos que hicimos públicos en artículos publicados los días 16, 19 y 22 del mismo mes. Este último bastante escueto por cierto y recordándole una vez más (la tercera), en dónde tenía la respuesta que con tanta urgencia nos demandaba, pero que para facilitarle la in in embargo y lejos de darle la oportuna atención, discutiendo u objetando su contenido y en un intento de llegar a una razonable conclusión, beneficiosa e instructiva para todos, el Sr Olcese inició esa serie de correos que les hemos citado, en demanda de una respuesta a su solicitud y que ya desde el día 8 tenía a su disposición; y correos que hicimos públicos en artículos publicados los días 16, 19 y 22 del mismo mes. Este último bastante escueto por cierto y recordándole una vez más (la tercera), en dónde tenía la respuesta que con tanta urgencia nos demandaba, pero que para facilitarle la embargo y lejos de darle la oportuna atención, discutiendo u objetando su contenido y en un intento de llegar a una razonable conclusión, beneficiosa e instructiva para todos, el Sr Olcese inició esa serie de correos que les hemos citado, en demanda de una respuesta a su solicitud y que ya desde el día 8 tenía a su disposición; y correos que hicimos públicos en artículos publicados los días 16, 19 y 22 del mismo mes. Este último bastante escueto por cierto y recordándole una vez más (la tercera), en dónde tenía la respuesta que con tanta urgencia nos demandaba, pero que para facilitarle la cuestión, le transcribimos el párrafo de conclusión de nuestro artículo de respuesta y en donde se resumía claramente nuestra posición y con lo que esperábamos que se diera por enterado de una vez por todas. Pues bien, después de un tiempo prudencial y dejando pasar las fiestas navideñas, ya saben, por aquello de “paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”, etc., etc., hemos de hacer constar que el Sr. Olcese aún no ha dicho esta boca es mía y hecho que no llegamos a entender, después de tan apremiante exigencia. Bueno, lo cierto es que somos nosotros los que pensamos que no nos ha respondido, aunque quizás y desde su punto de vista si lo ha hecho, porque vean lo que ha ocurrido:
El día 3 de este recién estrenado mes de Enero, D. Mario publicó el siguiente artículo: “Esto dicen los Testigos de Jehová, de los gobernantes y súbditos del reino de Cristo” y en el que, al no ser aludidos directamente ni hacerse referencia al artículo de respuesta que en su día publicamos, obviamente no podíamos considerarlo como una respuesta dirigida a nosotros y por lo tanto, dejamos a los TJ (si así lo creían oportuno) el resolver sus cuitas con dicho caballero. Sin embargo y después de la amplia transcripción de una información sacada de las mismas publicaciones de los TJ, el Sr. Olcese pasa a exponer lo que podríamos considerar como su comentario de conclusión, acerca de esa información transcrita y en donde una vez más, se reafirma en sus argumentos en el sentido que esa gran muchedumbre de sobrevivientes de Rev. 7:9/14, es la que sí tiene que ser gobernada con vara de hierro y en donde parece que empieza a tomar forma la idea de que posiblemente y de una manera indirecta, nos estuviera respondiendo a nosotros. Vean lo que dice, en el tercer párrafo de su comentario de conclusión:
“Por otro lado, ¿no resulta paradójico que siendo la grande muchedumbre, o los llamados “súbditos” del reino, los Testigos de Jehová convertidos al evangelio que han demostrado ser siervos leales a Jehová y a su organización en estos tiempos, y además, porque han desarrollado un carácter manso y humilde de corazón, necesiten ser regidos por Cristo y su “manada pequeña” de co-gobernantes con “VARA DE HIERRO”? ( Ver Salmo 2:9; Apo. 2:27; Apo.12:5; Apo. 19:15).” (Negritas nuestras).
Luego si tomáramos ese comentario como una respuesta a nuestro escrito, la cosa sería muy grave ya que con ello nos vendría a decir, que nos pongamos como nos pongamos, digamos lo que digamos y aportemos las pruebas que aportemos, no nos hace ni puñetero caso y continúa con su rollo a machaca martillo y si no estamos conformes…… pues eso. Y ello conllevaría el implícito reconocimiento de que nosotros tenemos razón, mejor dicho, la Biblia tiene razón (ya que solo usamos argumentos bíblicos) y que D. Mario está equivocado completamente en sus postulados y por eso no puede rebatir nuestros argumentos. Ello, más agravado aún si cabe, por el hecho de no tener la necesaria humildad para reconocerlo y además, por esa constante actitud del “mantenella e no enmendalla”, mediante la que continua esparciendo enseñanza falsa, con el grave perjuicio espiritual que ello puede reportar a todos aquellos que le lean…… y le crean; y ahí está la gravedad del asunto.
Luego como les hemos dicho, nos toma a todos, incluidos los que le leen, por tontos, porque esos argumentos los tiene rebatidos, pero no ha sido capaz de responder a dicha objeción, de lo contrario tengan por cierto que ya lo habría hecho. Por lo tanto, solo el sentido común nos dice, que hasta que no lo haga y se aclare el tema, no está en disposición de reafirmarse de nuevo en tales extremos y lo que es peor: que no tiene ningún crédito, mientras no resuelva semejante cuestión, para ser tenido en cuenta en nada de lo que publique. Porque una persona que presume de una Diplomatura en Teología, de ser un adalid de la verdad y máximo exponente de la prístinas verdades de la Biblia y que como guinda del pastel, se auto-proclama un “ungido”…… pues hombre, como mínimo y con la voluntad de enseñarnos y sacarnos de esa oscuridad en la que estamos metidos el resto de mortales, tendría que manifestarse en algún sentido ¿no creen? Pero claro, como a ese señor eso le tiene sin cuidado y a la mayoría de los que le leen parece que también, ya que ninguno de ellos es capaz de coger una Biblia y ponerle las peras al cuarto si lo que les cuenta, no se ajusta al registro sagrado, pues todos tan contentos…… y tan engañados: en el país de los ciegos, el tuerto es el rey.
Pero ya puestos en harina y aunque ese artículo nada tenga que ver con nosotros (eso queremos pensar y así dar la palabras dichas, por no dichas), veamos algunas afirmaciones del Sr. Olcese en su citado comentario de conclusión y en el que demuestra una vez más, no saber ni por donde le da el aire, al menos hablando en términos bíblicos o como mínimo, que no sabe explicarse correctamente. Veamos el primer párrafo del citado comentario de conclusión:
“Sin duda, los Testigos de Jehová tienen un concepto muy sui géneris del reino de Cristo, al hacer de los salvos dos clases o grupos de personas: Los que gobiernan y los gobernados. Los que gobiernan según la WT son los TJ que son sellados o comprados para la vida celestial para convertirse en los reyes y sacerdotes de Dios, reinando con Cristo desde los cielos. En cambio, los súbditos del reino son todos aquellos que sin ser sellados, comprados, o ungidos, son llamados para una vida terrenal en un paraíso restaurado, porque han obedecido a Dios y han creído en las Buenas Nuevas del reino de buena gana, y han apoyado a la organización mundial de Jehová que lleva el mensaje verdadero a los pueblos.” (Negritas nuestras).
Y esa opinión de la Watchtower, acerca de los que gobiernan y los que son gobernados (y si la sacamos del ámbito watchtoweriano, o sea, universalizándola), es exactamente lo que nos dice la Biblia de lo que será el reino de Dios: unos pocos “sellados” o elegidos para gobernar (Luc. 12:32), sobre otros muchos (Rev. 7:9) no sellados o elegidos para tal fin: eso en esencia es el reino de Dios. Por ello ¿nos podría decir el Sr. Olcese entonces, cual es su idea acerca de cómo estará estructurado dicho reino? O en su defecto ¿qué entendían aquellos judíos a los que se dirigía Jesús en el primer siglo de nuestra era, por la expresión “reino”? El común de los mortales entendemos que estamos hablando de unos (los menos) que gobiernan y de otros (la inmensa mayoría) que son gobernados: o sea dos grupos ¿o no es así? Luego la idea de los TJ, lejos de ser “rarita”, se ajusta perfectamente a lo que todos entendemos, porque a menos que Pitágoras estuviera loco 1+1=2; o sea: un grupo, más otro grupo, igual dos grupos. Luego el concepto que tienen los TJ de lo que es el reino, es el correcto y lo cual nos indica, puesto que el Sr. Olcese les contradice el citado planteamiento, que el que tiene un concepto erróneo de lo que es el reino es él, porque ¿de qué se compondría entonces y según entiende dicho caballero, el reino de Dios? Y que no deja de ser una buena pregunta ya que hasta el momento, con todo lo que D. Mario lleva hablado del reino, en ningún momento se ha descolgado en el sentido de decir: el reino de Dios, estará compuesto de esto, de aquello y de lo de más allá. Por ello preguntamos…… ¿cómo estará organizado el reino, según usted, D. Mario? ¿Nos podría hacer una pequeña descripción? Y ya sabemos que no lo va a hacer, pero por preguntar que no quede.
Pero es que además, el Sr. Olcese hace gala de una limitada capacidad de entendimiento, porque los TJ, no dividen a los que son salvos en dos grupos, unos gobernando sobre los otros, como nos afirma. Cierto es que a continuación y como es característico en él, ya en la siguiente frase se contradice totalmente, al afirmar que según los mismos TJ, aquellos que gobiernan son los sellados, comprados de la tierra o “ungidos” para ser reyes (luego los salvos, según Rev. 20:6), sobre aquellos que no siendo sellados, comprados o “ungidos” para ser reyes, no participan de ese gobierno del reino; luego en armonía con el mismo texto, esos no serían salvos. Luego no existe, contrario a lo que nos indica en la primera frase del citado párrafo, ninguna división entre el grupo de los salvos. Entonces ¿nos podría aclarar el Sr. Olcese, qué es lo que realmente dicen los TJ?
Y lo que ellos dicen, efectivamente y que es de lo que nos habla la Biblia (no olvidemos ese “pequeño detalle”), es que el grupo de los que gobernarán con Cristo y que han sido “sellados” y comprados de entre la humanidad, son los únicos que ya son salvos y que han de gobernar sobre otros, que aún no son salvos. Luego estaríamos hablando de dos grupos perfectamente diferenciados, con distintas atribuciones y distintas responsabilidades. Y universalizando dicha idea y no circunscribiéndola solo, al entorno de esa organización, por supuesto. Y vean ahora, el texto que apoya dicha idea:
“Y vi y, ¡miren!, el Cordero de pie sobre el monte Sión y con él ciento cuarenta y cuatro mil que tienen escritos en sus frentes el nombre de él y el nombre de su Padre (……) 3…… y nadie pudo dominar aquella canción sino los ciento cuarenta y cuatro mil, que han sido comprados de la tierra. 4 Estos son los que no se contaminaron con mujeres; de hecho, son vírgenes. Estos son los que van siguiendo al Cordero no importa adónde vaya. Estos fueron comprados de entre la humanidad como primicias para Dios y para el Cordero” (Rev. 14:1; 3-4).
Y que son los únicos que son salvos, porque son los únicos que por participar de la primera resurrección, ya se levantan con inmortalidad:
“Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.” (Rev. 20:6).
Luego si sobre estos no tiene autoridad la muerte segunda y son los que van a reinar con Cristo, significa que hay otros, que no participando de esa primera resurrección y que por lo tanto no van a reinar con Cristo, la muerte segunda sí tiene autoridad sobre ellos y con lo cual estaríamos hablando de los que serán súbditos de ese reino. Entonces tenemos un grupo de ya salvos que reina (gobierna), sobre otro grupo de no salvos y que son gobernados: en todo caso dos grupos distintos. Y para confirmar que esto es así, veamos a continuación el pasaje bíblico que nos habla de esos súbditos, la gran muchedumbre de sobrevivientes de Rev. 7:9; 14 y que prescindiendo de etiquetas (al menos por nuestra parte), en el que se nos muestra que aún no son salvos, a tenor de las necesarias medidas que se tendrán que tomar con ellos:
“Ya no tendrán hambre ni tendrán más sed, ni los batirá el sol ni ningún calor abrasador, 17 porque el Cordero (y evidentemente el resto de los salvos que con Él están), que está en medio del trono, los pastoreará y los guiará a fuentes de aguas de vida. Y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos.” (Rev. 7:16-17).
Y a menos que D. Mario nos rectifique (no creemos que se atreva), esa actuación progresiva de pastoreo y guía hacia fuentes de aguas de vida, solo denota la necesidad que tienen que ser ayudados para conseguir la vida eterna, que no poseen aún y algo que de ninguna manera, necesitan los gobernantes de ese reino, que ya son inmortales. Y que eso “pinta” de esa manera, mal le pese al Sr. Olcese, tiene que ver con el hecho de que los integrantes de ese gobierno, aparte que reyes, Jehová también los ha hecho sacerdotes y lo cual implica una labor de mediación entre Dios y el hombre (por deducción de 1 Tim. 2:5) y que, permítasenos repetir, labor mediadora de la que no precisan los que con Cristo gobiernan, puesto que ya han sido aprobados directamente por Jehová y por ello ya han recibido la inmortalidad: ellos ya vencieron en la prueba a la que fueron sometidos (Rev. 2:11) y por eso ya en el mismo momento de su resurrección, les es concedida la citada inmortalidad. Por lo tanto, la condición de sacerdotes de esos gobernantes, remarcaría el hecho de que la citada gran muchedumbre de sobrevivientes de la gran tribulación, aún no ha adquirido la condición salva y que necesita de ayuda exterior para conseguirlo. Luego y para enfatizar la idea, tenemos un grupo de salvos, que gobiernan sobre otro de no salvos y que es algo muy distinto de lo que nos dice el Sr. Olcese, que afirman los TJ (porque aunque se contradiga ya en el mismo párrafo, eso es lo que ha dicho).
Luego indisputablemente hay un grupo de salvos, cuantificados en 144.000 según Rev. 14:1, pero que dado lo discutido que es ese tema, lo vamos a obviar, aunque es evidente que siempre según Jesús (Luc. 12:32), estaríamos hablando en todo caso de un reducido grupo de integrantes y que gobernarán con Él, sobre una gran muchedumbre que ningún hombre podía contar, de sobrevivientes de la gran tribulación (Rev. 7:9; 14). Y personas que aún no son salvas, por las razones que ya hemos apuntado, pero además, con el “pequeño detalle” añadido de que al pasar con vida al reino de Dios y con la posibilidad de ya no morir jamás (aunque eso se resolverá en la prueba final, según Rev. 20:7-9) no han participado de la primera resurrección y que es la única que concede automáticamente la inmortalidad. Sin embargo y volviendo al número de integrantes de dicho gobierno, la opinión que el Sr. Olcese no parece coincidir con la de Jesús en cuanto a una reducida cantidad de miembros, ya que según él y muy al contrario, serán millones, miles de millones los co-gobernantes con Cristo en el reino; luego eso nos llevaría a preguntarnos ¿sabría Jesús de lo que estaba hablando? ¡¡Mira que decir eso, sin antes consultarle al Sr. Olcese!! Pero en fin, mientras el Sr. Olcese solventa con Jesús esa “pequeña diferencia”, lo que está claro es que gobiernen cuantos gobiernen, de momento y como hemos dicho, gobernarán sobre otros que a diferencia de ellos, no tienen aún la condición de salvos. Y mientras tanto, esperaremos que el Sr. Olcese, que en varias ocasiones ha “entrevistado” al Hijo de Dios y que por cierto, nunca ha hablado de ese tema con Él, un día de estos se ponga de nuevo en contacto y le pegunte acerca de estas tres cuestiones, que nos llevan a mal traer y que no nos dejan dormir:
1º ¿Son 144.000 (en todo caso, un grupo pequeño) o son millones, miles de millones los que conformarán el gobierno del reino?
2º ¿Participarán los notables del A.T. de la primera resurrección?
3º ¿Formará parte Juan el Bautizante, del gobierno del reino?
Porque claro, semejante fuente de información, habría que usarla a modo cabal; luego esperamos que a no tardar, D. Mario nos aclare nuestras dudas y nos ayude con ello, a alcanzar ese conocimiento exacto (o pleno) de la verdad, que nos exige el Altísimo (1 Tim. 2:4) y a lo que él, en su calidad de “ungido”, no puede negarse. Por lo tanto, esperamos con ansia contenida, el desvelar de esas cuestiones; y no que las mismas no estén suficientemente explicadas en las Escrituras, sino que lo que ocurre, es que partiendo de los mismos textos, se sacan distintas conclusiones. Por lo tanto una ayuda no vendría nada mal para unificar criterios ¿no creen?
Pero es que además y volviendo al citado comentario de conclusión de Apologista, lo que queda clara es su nula capacidad para entender textos bíblicos y cosa que se complica aún más, cuando se muestra incapaz de mantenerlos en su debido contexto. “¿En su debido con…… ¡queeeeé!?”, seguramente se estará preguntando D. Mario ahora mismo, ya que todo parece indicar que no sabe de lo que le estamos hablando; y que será cierto o no (queremos pensar que no), pero al menos y a tenor de lo visto, eso es lo que parece. Porque como siempre, usa textos sin ton ni son, para apoyar planteamientos que poco o nada tienen que ver con el contenido de los mismos. Porque veamos: en un intento por probar que efectivamente la gran muchedumbre (primeros súbditos del reino) de sobrevivientes de Rev. 7:9; 14, son los que serán gobernados con dureza (o vara de hierro), como consecuencia (según afirma el Sr. Olcese) de que ni conocerán a Dios y muchísimo menos a Jesucristo y que además, serán rebeldes empecinados y por tanto susceptibles de ser tratados a patadas, D. Mario nos cita algunos textos que según nos asegura él, así lo indican. Y no se esfuercen intentando convencer a tan erudito “entendido” en las Escrituras, de que Rev. 7:13-15, nos dice todo lo contrario: nosotros lo hemos intentando en un montón de ocasiones y ya ven el resultado. Pero volviendo a los textos que usa para demostrar lo indemostrable, veamos uno de ellos, según nos cita en el último párrafo de su artículo y que es el de Lucas 19:27:
“En Lucas 19:27 leemos que Jesús dirá: “Y también a aquellos mis ENEMIGOS que no querían que yo REINASE sobre ellos, traedlos acá, y decapitadlos delante de mí”. Esto sugiere que habrá enemigos del rey que aceptarán ser gobernados por Cristo, pero que necesitarán ser regidos con mano de hierro hasta que aprendan la ley de Dios y la pongan en práctica en el milenio, porque de Sión saldrá la ley y de Jerusalén la palabra de Jehová” (Isa. 2:3; Miq.4:2).” (Negritas nuestras).
Y de nuevo y como nos tiene acostumbrados, D. Mario coge un texto que dice algo que él necesita que diga, lo saca de su contexto y si cuela, cuela. Pero además, resulta que en este caso estamos hablando de un texto que forma parte de un todo, como es una parábola y que al extrapolarlo, o bien pierde todo su sentido o bien convierte en un verdadero contrasentido el planteamiento que con él se pretende apoyar, como es el caso. Porque de lo que nos habla ese pasaje, es de un merecido ajuste de cuentas y que nada tiene que ver con algo parecido a una forma de gobernar, más o menos dura y que es de lo que estamos hablando. Sin embargo a D. Mario, ese texto le sugiere que habrá enemigos que a regañadientes aceptarán ser gobernados por Cristo y que en consecuencia, al no ser supuestamente muy anuentes a tal regir, necesitarán ser conducidos con mano dura o “vara de hierro”. Pero sin embargo y si tuviéramos que sacar forzosamente una conclusión de ese pasaje de Lucas, es obvio que nos dice justo todo lo contrario de lo que plantea dicho caballero: el rey en cuestión lo que hace, es coger a todos aquellos enemigos que no le querían como rey, les corta la cabeza y les impide así, formar parte de sus súbditos; por lo cual si algo se desprende de esa actitud, es que el citado rey solo acepta como súbditos a aquellos que si le quieren como rey: justo lo que nos dice la Biblia. Y es que entender otra cosa, es sencillamente disparatar; sin embargo, como hemos visto, el Sr. Olcese entiende otra cosa…… en fin.
Por lo tanto, lo único que de este párrafo transcrito se puede inferir, es la incapacidad de la que hace gala D. Mario, de sacar una conclusión mínimamente lógica y razonable de un texto bíblico, al tiempo de ser incapaz de respetar su contexto. Y es que el texto citado de Lucas 19:27, no sugiere ni por el forro, que los citados sobrevivientes de los que estamos hablado, tengan que ser tratados con “vara de hierro”, porque sencillamente no está hablando de ellos. Y es que dicho pasaje, tiene que ver con lo que conocemos como la “parábola de las 10 minas” (que se halla en Luc. 19:11-27) y que tenía como único objetivo, el sacar a los discípulos del error de pensar, que el reino tenía que manifestarse en ese tiempo. Pero primero, veamos lo que se entiende por una parábola, según el diccionario de la RAE: “Narración de un suceso fingido, del que se deduce, por comparación o semejanza, una verdad importante o una enseñanza moral.” Y es que para entender las Escrituras, también necesitamos entender el significado correcto de las palabras (Negritas nuestras).
Luego Jesús, mediante esa parábola, intentaba establecer una analogía entre el mensaje subyacente en el relato y el instaurar del reino en un tiempo aún futuro: nada más…… eso es todo. Porque claro, entre otras cosas, no nos imaginamos el iniciar del gobierno del reino, cortando cabezas de la gente por muy cabritos que sean, ya que algún tiempo habría que darles para enmendar su actitud ¿no creen? Pero claro, como D. Mario ha leído que en ese texto se hablaba de enemigos, que no querían que Jesús reinase y que se cortaban cabezas, pues nada, ni que venido al pelo: conclusión…… la gran muchedumbre será gobernada a estacazos; que el contexto se da de bofetadas con lo que él interpreta ¿y qué? ¿qué importa eso? ¡Si la gente es tonta y no se entera! Pero es que resulta que cuando eso lo leemos personas, que más o menos entendemos algo de las Escrituras y sí nos enteramos de que va la película, no podemos evitar el ponerle la cara roja, diciéndole que es un farsante, por lo de “ungido” y un falso maestro, por sus disparatadas enseñanzas. Pero quizás usted querido lector, se preguntará si estamos seguros de nuestra afirmación en el sentido de que ese pasaje de Lucas, no tiene nada que ver con lo que lo relaciona el Sr. Olcese. Bueno, por supuesto que estamos seguros, de lo contrario no diríamos nada ya que nunca hablamos de aquello que no sabemos (por lo menos algo); pero en cualquier caso, de lo que sí estamos completamente seguros, es de que eso mismo que les estamos diciendo nosotros, es lo que nos afirmaba el citado autor en un artículo publicado el 26 de Junio de 2.009 bajo el título de “¿Por qué pronunció Jesús la parábola de las diez minas?” y del que les transcribimos sus tres primeros párrafos:
“Pocos estudiantes de la Biblia se han detenido para preguntarse para qué Jesús pronunció la famosa parábola de las Diez Minas de Lucas 19:11-27. Pues bien, esta es una de las pocas parábolas que Jesús habló para responder a una inquietud o expectativa de sus seguidores con relación a su tan anhelado reinado mesiánico.
¿Un reino que se manifestaría inmediatamente?
En Lucas 19:11 descubrimos la razón por la que Jesús pronunció la parábola de la Diez Minas, con estas palabras: “Oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente”. Nótese que Jesús elaboró esta parábola porque sus partidarios pensaban que su reino se manifestaría inmediatamente o que estaba muy próximo a cumplirse.
¿Pero qué les hizo pensar que el reino era inminente?
La respuesta se obtiene del mismo verso 11, el cual dice: “por cuanto estaba cerca de Jerusalén”. Sí, los partidarios del Mesías y su reino creyeron que Jesús ya iba inaugurar el reino esperado porque estaba acercándose a Jerusalén, la ciudad capital que Jesús había llamado: “la ciudad del gran rey” (Mateo 5:35). Recordemos que los antiguos reyes ungidos de Israel habían hecho de Jerusalén la capital del reino de Dios, y como era de esperarse, el heredero al trono tendría que entrar en esta misma ciudad para retomar el reino y el trono de sus ancestros.” (Negritas nuestras).
Luego si la intención de Jesús en ese pasaje y según afirma el propio Sr. Olcese, no nosotros (que también) tenía como propósito el sacar de un error a sus discípulos, en cuanto al debido tiempo de la instauración del reino, ¿por qué ahora le da un sesgo totalmente distinto y lo usa para mostrarnos “la calaña” y consiguiente trato que recibirán los primeros súbditos de ese reino, cuando esa no fue nunca, la intención de Jesús? Pues porque a D. Mario y como ya hemos dicho, le trae al fresco el contexto, tanto el más inmediato al texto de que se trate, como del general de la Escritura. Ese pasaje parece que dice lo que él necesita que se diga, para sostener determinado planteamiento y sencillamente lo usa ¿qué el contexto del mismo no tiene nada que ver con su planteamiento? Pues nada, “peccata minuta”, algo sin importancia, porque como cree que los que le leemos somos tontos…… ¿qué más da?
Pero veamos otro ejemplo y que también se lo hemos razonado al Sr. Olcese, pero como si nada, él a su bola: habrán notado ustedes que en el primer párrafo que hemos transcrito de dicho caballero, hemos marcado en negrita uno de los textos que usa para apoyar su afirmación (el Sal. 2:9) y que es en donde básicamente se usa dicho texto en su contexto natural. Los otros tres textos de Rev. 2:27; 12:5 y 19:15 citados, no son más que referencias que tienen su origen en el Salmo 2 y en cuyo contexto queda delimitada la cuestión del uso de la vara de hierro:
Sal. 2:9: “Los quebrantarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás.”
Y a partir de ese texto, obviamente mal interpretado, formula D. Mario su planteamiento en el sentido de que los miembros de la gran muchedumbre, debido a su pésima condición, tienen que ser gobernados con “vara de hierro”. Sin embargo, noten ustedes de entrada y por eso decimos que está mal interpretado, que las expresiones “quebrantar” y “desmenuzar”, según el diccionario de la RAE, nada tienen que ver con gobernar, sino con destruir y reducir a “picadillo”. Luego no son sinónimas y no tienen nada que ver las unas, con la otra. Sin embargo, de lo que nos habla el Sr. Olcese es de cómo se gobernará sobre esos primeros súbditos del reino ¿o no es así? Luego en principio, nada que ver una cosa con la otra; o sea, no puede ser usado dicho pasaje con relación a una determinada forma de gobernar, porque sencillamente nos habla de destruir, con la facilidad que una vara de hierro destruye una vasija de barro. Pero leamos el siguiente versículo:
Sal. 2:10: “Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes; admitid amonestación, jueces de la tierra.”
Luego la pregunta solo puede ser una: ¿de qué reyes se nos habla y de que jueces, que deberían supuestamente cambiar de actitud, para no recibir “leña” de la buena, mediante esa “vara de hierro”? Porque claro, averiguando eso, sabríamos a quién realmente se dirigen las palabras del verso 9: y ello nos obliga a considerar el contexto en que se producen esas palabras, si queremos salir de dudas. Para ello vamos a leer el Salmo 2 entero: del verso 1 al 12 y al que le hemos añadido negritas, para remarcar el argumento central:
“¿Por qué han estado en tumulto las naciones y los grupos nacionales mismos han seguido hablando entre dientes una cosa vacía? 2 Los reyes de la tierra toman su posición y los altos funcionarios mismos se han reunido en masa como uno solo contra Jehová y contra su ungido 3 y dicen: “¡Rompamos sus ataduras y echemos de nosotros sus cuerdas!”. 4 El Mismísimo que se sienta en los cielos se reirá; Jehová mismo hará escarnio de ellos. 5 En aquel tiempo les hablará en su cólera y en su ardiente desagrado los perturbará, 6 diciendo: “Yo, sí, yo, he instalado a mi rey sobre Sión, mi santa montaña”. 7 Déjeseme hacer referencia al decreto de Jehová; Él me ha dicho: “Tú eres mi hijo; yo, hoy, yo he llegado a ser tu padre. 8 Pídeme, para que dé naciones por herencia tuya y los cabos de la tierra por posesión tuya propia. 9 Las quebrarás con cetro de hierro, como si fueran vaso de alfarero las harás añicos”. 10 Y ahora, oh reyes, ejerzan perspicacia; déjense corregir, oh jueces de la tierra. 11 Sirvan a Jehová con temor y estén gozosos con temblor. 12 Besen al hijo, para que Él no se enoje y ustedes no perezcan del camino, porque su cólera se enciende fácilmente. Felices son todos los que se refugian en él.”
Luego no hay que ser un lince, sino tener solo un poco de sentido común y capacidad de razonar con lógica, para darse cuenta de que esas duras palabras del verso 9 son dirigidas a aquellas naciones que con sus dirigentes al frente se oponen a la instauración del reino de Dios sobre la tierra y situación que se solventa en la final batalla de Armagedón y que por lo tanto, no tiene ese contexto nada que ver con una determinada manera de ejercer una gobernación. Porque no nos imaginamos a Jehová, burlándose y haciendo escarnio, en cólera y ardiente desagrado, además de amenazarlas con el ser destruidas si no cambian de actitud (como cita el Salmo), a aquellas personas a las que Él mismo, ha considerado dignas de pasar con vida a través de la gran tribulación, porque eso sería un disparate. Veamos el texto que nos confirma esa idea:
“Y siguen clamando con voz fuerte y dicen: “La salvación se la debemos a nuestro Dios, que está sentado en el trono y al Cordero.” (Rev. 7:10).
Luego en ese Salmo 2, solo se nos está hablando de un enfrentamiento futuro y que acaba con la destrucción total de los opositores (Rev. 19:19-21) al establecimiento del reino de Dios aquí en la Tierra. Y situación límite que se producirá como consecuencia del resultado final de la última de las señales que nos anuncian la inminente venida de “el gran día de la cólera de Jehová” (Sof. 2:2): la gran predicación de Mat. 24:14:
“Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”
Y resultado final que se traduce en que muchísimas personas de todas las naciones, independientemente de sus rango, religión u opción política y que renunciando a tales condicionantes, aceptarán esas buenas nuevas (se convertirán), pondrán fe en la promesa de Jehová y aceptarán el sacrificio redentor de Jesús y de ahí saldrá la gran muchedumbre de personas, de las que se dice que han lavado sus ropas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero (Rev. 7:14) y por ello han sido preservadas con vida a través de la gran tribulación. No olvidemos la última frase del último verso del Salmo 2: “Felices son todos los que se refugian en él.” Sof. 2:3, nos lo explica de esta manera:
“…… busquen a Jehová, todos ustedes los mansos de la tierra, los que han practicado Su propia decisión judicial. Busquen justicia, busquen mansedumbre. Probablemente se les oculte en el día de la cólera de Jehová.”
Y a todos aquellos que no desarrollen dicha actitud, las naciones opositoras y sus gobernantes al frente, es a quienes les aplica el Sal. 2:9: son quebradas y destrozadas con la facilidad con que una vara de hierro destroza la frágil estructura de una vasija de barro, obra de alfarero y de lo que se nos habla el ya señalado pasaje de Rev. 19:19-21:
“Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo y contra su ejército. 20 Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre. 21 Y los demás (los miembros de las naciones que rechazaron la oportunidad) fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.”
Luego nada que ver el uso de la “vara de hierro” con aquellos que sobrevivan a ese momento y pasen a convertirse en los primeros súbditos del reino y de los que sin embargo, el Sr. Olcese dice entre otras cosas y haciendo gala del “gran entendimiento” bíblico que tiene, lo siguiente en el artículo que publicó el día 4 del pasado mes de diciembre y del que ya les hemos hecho referencia al inicio, titulado: “¿Será la gran muchedumbre de Testigos de Jehová, regida con vara de hierro?” y al que nosotros respondimos adecuadamente cuatro días después (el día ocho) con otro titulado: “¡Por disparates…… que no quede!” y en el que, como también les hemos dicho, exponíamos nuestro punto de vista, como siempre con un amplio despliegue de textos bíblicos probatorios y que por cierto, aún no ha sido respondido y circunstancia que también hemos señalado. Pero volvamos a lo que afirmaba el Sr. Olcese en ese artículo:
“Debemos entender que los súbditos de ese reino no son perfectos, y menos, mansos, como para ser regidos sin usar una vara de hierro. Estos súbditos tendrán que ser reeducados e instruidos en el camino del Señor a fin de que puedan conocer al rey y someterse a él. Así lo podrán honrar como corresponde a un rey recto y justo, pues será el mismísimo Hijo de Dios quien los gobierne.” (Negritas nuestras).
O esto otro, en un siguiente párrafo:
“Sin duda alguna estos súbditos del reino son los sobrevivientes de las naciones (gente aún no conversa) que habrán quedado vivos después de la destrucción sobrenatural del anticristo y sus fuerzas, al final de la Gran tribulación (Zacarías 14:16).” (Negritas nuestras).
Y disparatado razonamiento éste donde los haya, permítannos señalar, porque ello significaría que la gran tribulación es un acontecimiento indiscriminado, no selectivo, que pilla a quién pilla y negando con ello, lo que implica de juicio de Dios sobre la humanidad y que como burrada (disculpen la equina expresión), es difícilmente superable. Porque lo que nos dice la Biblia, por ejemplo en el texto ya considerado de Sof. 2:3, es que una actitud acorde con la voluntad de Jehová y no la simple casualidad, es lo que puede llevar a uno a ser ocultado (o preservado) o no de la ira del Altísimo. Y que con esa afirmación, lo que hace el Sr. Olcese es de nuevo poner en entredicho unas palabras de Jesús:
“De hecho, a menos que se acortaran aquellos días, ninguna carne se salvaría; mas por causa de los escogidos aquellos días serán acortados.” (Mat. 24:22).
Y aunque en principio esas palabras señalaban a los acontecimientos que tendrían lugar en 66 E.C., es obvio que apuntaban a un hecho de mayor envergadura, ya que Jesús estaba hablando de una gran tribulación, en los siguientes términos:
“…… porque entonces habrá gran tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder.” (Mat. 24:21).
Y dado que en la historia de Jerusalén, habían ocurrido episodios más trágicos, por ejemplo en el año 587 a. E.C. con la total destrucción de Jerusalén (templo incluido) y el destierro de los judíos a Babilonia por 70 años, que los cinco meses y algo que duró el sitio de Cestio Galo, antes de que de manera incomprensible se retirara y permitiera a los seguidores de Jesús, escapar de una muerte segura tal como éste prometió, la cosa tenía que ver obviamente con algo más lejano en el tiempo. Prueba de ello, es lo que se nos dice en Rev. 7:14 y que nos habla de los sobrevivientes que entrarán en calidad de primeros súbditos del reino de Dios:
“De modo que le dije inmediatamente: “Señor mío, tú eres el que sabe”. Y me dijo: “Estos son los que salen de la gran tribulación y han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.”
Luego de nuevo vemos, que una actitud positiva de esas personas (lavaron y emblanquecieron sus ropas con la sangre del Cordero), es lo que les permitió sobrevivir a esa tribulación y lo que nos lleva a razonar, que los que no hicieron así, no sobrevivieron: luego de casualidad nada de nada. Y que no podemos olvidar, por otra parte, que la revelación a Juan se dio para mostrar “las cosas que deben suceder pronto” (Rev. 1:1) y para ese entonces, la gran tribulación anunciada para la Jerusalén del primer siglo, quedaba ya 30 años atrás en el tiempo, o sea, ya había sucedido, luego se estaba señalando a otra tribulación futura y en la que de nuevo, solo el actuar de acuerdo a la voluntad del Creador (Sof. 2:3), resultará en salvación. Pero continuando con el “ínclito” Sr. Olcese y sus afirmaciones, veamos esta otra en un artículo posterior (22/12/10) titulado: “Miqueas 4:1-2 e Isaías 2:2-3, nos indican que los que……”:
“Sin embargo, la Biblia parece indicarnos que los individuos que entren en el milenio de Cristo como súbditos no serán arquetipos de la fe y de la piedad, y mucho menos aún, conocedores de Dios, puesto que necesitarán ser aleccionados y corregidos por el mismo Dios dentro del reino milenial, como lo veremos a continuación……” (Negritas nuestras).
Luego resumiendo la cuestión y según tan “entendido” caballero, nos encontraríamos con lo siguiente: los sobrevivientes de la gran tribulación de Rev. 7:9; 14, no conocen a Jehová; no conocen a Jesucristo como Rey ungido de Jehová; no serán mansos; no tendrán fe; será gente no conversa y que por lo tanto, todo considerado, necesariamente precisarán del “jarabe de palo” (entiéndase vara de hierro) para ser gobernados y llevados al “buen camino”. Y todo ello partiendo de un único texto (Sal. 2:9) que nada dice de esto y solo porque la Biblia parece indicarnos…… y afirmación que sin lugar a dudas ya significa que la Biblia no dice nada de eso en ningún lugar (de lo contrario ya nos lo habría mostrado). Y ello provoca que le digamos a D. Mario que si no sabe, que se calle y no haga más el ridículo, porque precisamente la Biblia nos dice todo lo contrario de lo que él afirma:
Sí conocen a Jehová:
Miq. 4:1-2: “Y en la parte final de los días tiene que suceder (……) 2 Y muchas naciones ciertamente irán y dirán: “Vengan y subamos a la montaña de Jehová y a la casa del Dios de Jacob; y él nos instruirá acerca de sus caminos y ciertamente andaremos en sus sendas.”
Rev. 7:10: “Y siguen clamando con voz fuerte y dicen: “La salvación se la debemos a nuestro Dios, que está sentado en el trono y al Cordero.”
Sí conocen a Jesucristo:
Rev. 7:9-10: “Después de estas cosas vi y, ¡miren!, una gran muchedumbre (......) 10 Y siguen clamando con voz fuerte y dicen: “La salvación se la debemos a nuestro Dios, que está sentado en el trono y al Cordero.”
Juan 3:16: “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.”
Sí son mansos:
Sof. 2:3: “…… busquen a Jehová, todos ustedes los mansos de la tierra, los que han practicado Su propia decisión judicial. Busquen justicia, busquen mansedumbre. Probablemente se les oculte en el día de la cólera de Jehová.”
Sal. 37:11: “Pero los mansos mismos poseerán la tierra y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz.”
Sal. 76:8-9: “Desde el cielo hiciste oír el litigio; la tierra misma temió y se quedó quieta 9 cuando Dios se levantó a juicio, para salvar a todos los mansos de la tierra.”
Sí tienen fe:
Juan 3:16: “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.”
Heb. 11:6: “Además, sin fe es imposible serle de buen agrado, porque el que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que llega a ser remunerador de los que le buscan solícitamente.”
Rev. 21:8: “Pero en cuanto a los cobardes y los que no tienen fe (……), su porción será en el lago que arde con fuego y azufre. Esto significa la muerte segunda.”
Sí es gente conversa:
Sof. 2:3: “…… busquen a Jehová, todos ustedes los mansos de la tierra, los que han practicado Su propia decisión judicial……”
Heb. 11:6: “Además, sin fe es imposible serle de buen agrado, porque el que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que llega a ser remunerador de los que le buscan solícitamente.”
Luego vemos en este breve resumen, que las Escrituras nos dicen todo lo contrario de D. Mario y lo cual tendría que hacerle reflexionar un poco. Es más, dada su auto-supuesta condición de “ungido” y por tanto, se supone que dirigido por el “espíritu de verdad” (Juan 16:13), no tendría que tener ningún problema en desmontar nuestros argumentos, sacar textos que digan lo contrario (algo dificilillo se lo ponemos) y demostrarnos que estamos equivocados. Pero no se preocupen que no caerá esa breva; que vuelva a publicar algo reafirmándose en tan disparatada idea y sin tomarse la lógica, necesaria y decente tarea de responder a las objeciones recibidas, es lo más probable. O sea, nos toma a todos por tontos.
MABEL
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