¿Antes...... o después?
Bajo el título de “Refutando los textos celestiales”, se publicó en el blog de Apologista un artículo que básicamente tiene que ver con las aparentemente irreconciliables posturas entre aquellos que defienden una partida de los fieles a los cielos y gobernantes con Cristo desde el mismo y aquellos que defienden todo lo contrario. Y cuyo formato, en esta ocasión, es el de preguntas sobre algunos textos bíblicos, se supone que presentadas como objeciones y sus respectivas respuestas aclaratorias. No sabemos por cierto, quien es el autor del mismo, porque se continúa con la mala costumbre de no firmar los escritos, por lo cual ignoramos a quién nos dirigimos cuando objetamos algún planteamiento; pero puesto que aparece publicado en el blog de Apologista Mario Olcese, en principio tendríamos que presumir que suya es la autoría. Pero sea quien sea su autor, que tampoco tiene demasiada relevancia, no cambia el hecho de que hay graves equivocaciones en las citadas respuestas; y llamamos la atención sobre la gravedad del hecho, porque se están respondiendo preguntas de un tema de importancia que tiene que ver con el propósito de Jehová y acerca del cual hay mucho debate, por lo que el que las está respondiendo, de una forma u otra, lo que hace es impartir enseñanza y para lo que uno se tiene que asegurar, muy mucho, acerca lo que dice…... y que no parece ser el caso.
Y prescindiendo que de las 22 respuestas que se formulan, hay algunas más o menos objetables, de momento nos quedaremos con la nº 19 y que desde luego, no tiene desperdicio. Y que como no sabemos, quién es el autor de semejante afirmación, nos limitaremos a dirigirnos “a quien corresponda”, porque a fin de cuentas, más que rectificar a la persona que escribe (que también, si es que se deja), lo que nos lleva a actuar es el deseo de ponerles a ustedes sobre aviso (una vez más), de que hay por ahí mucho "ungido" suelto, en realidad falsos profetas que amparados con la aureola de sus supuestos conocimientos, van diciendo cosas que son puros disparates que para nada se ajustan el contenido escritural y que solo contribuyen a crear confusión entre el personal. Hecha esa matización, veamos ya en primer lugar, la pregunta y su correspondiente respuesta:
¿Pero acaso Juan no ve en el cielo, frente al trono y frente al Cordero, a los 144,000 Hebreos y a la gran multitud gentil? (Apocalipsis 7:4-17).
Respuesta:
La visión de la gran multitud frente al trono y del Cordero de Apocalipsis 7 se refiere a la venida de la Nueva Jerusalén a la tierra después del milenio. Nótese el capítulo 7 y verso 15 que dice: “Dios…extenderá su tabernáculo sobre ellos” y compárese con el capítulo 21:3: “He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres…”. Este capítulo 21 se refiere a la venida de la ciudad santa después del milenio! Una prueba adicional de que Apocalipsis 7:4-17 se refiere a la etapa post milenaria (cuando haya ya bajado la ciudad santa) la encontramos comparando Apocalipsis 7:17 que dice: “y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos” con Apocalipsis 21:4 que dice: “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos…”. ¡Obviamente la misma promesa! (Negritas nuestras).
Y argumento disparatado donde los haya, que no resiste un mínimo análisis bajo la óptica de tan solo la lógica y el sentido común y que aún no sabiendo quien ha preparado la respuesta a esa pregunta, si nos maliciamos que no tiene ni la más remota idea de lo que está diciendo. Porque en nuestra opinión y ya nos perdonarán, esa afirmación es un disparate monumental y una prueba evidente de que quien la ha formulado, en lugar de la Biblia, lo que ha estado leyendo son las aventuras del Capitán Trueno. Porque no estamos hablando en este caso de la posibilidad que se haya mal interpretado un texto bíblico, que bien podría ser (el mejor escribano, hace un borrón), sino del hecho de que con tan esperpéntico razonamiento, se rompe con el más elemental sentido común y de la lógica, que inevitablemente debe guiar a todo aquél que quiere entender algo de las Escrituras y más si cabe, en todo aquél que pretende enseñar a otros, acerca del contenido del registro sagrado.
Porque veamos: dicho escritor nos dice en primer lugar, que la visión de la gran multitud frente al trono y del Cordero de Rev. 7:9, se refiere a la venida de la Nueva Jerusalén a la tierra y hecho que ocurre (según él) después de finalizado el milenio y que como burrada, no está nada mal. Y decimos que es una burrada, porque hasta donde nosotros sabemos (y si no es así, que por favor y públicamente nos lo desmienta), la Biblia comprende desde el momento de la creación, hasta la destrucción de Satanás en el simbólico “lago de fuego” y que prefigura la destrucción eterna, al término de los mil años (Rev. 20:7-10) y momento en el que Jesucristo, devuelve a Jehová, ya cumplido con el propósito Divino de la restauración (Hech. 3:21), el reino que le ha sido conferido: más allá de eso, no se nos dice absolutamente nada más, acerca de lo que va a ocurrir. Luego ¿cómo se puede decir, que lo que ocurre a partir del cap. 21 de Revelación, sucede después del milenio? Pero como las cosas, no solo hay que decirlas, sino probarlas, empecemos por la primera cuestión.
Y para ello, no vamos a contra argumentar con planteamientos propios y por tanto susceptibles de ser discutidos, sino que solo nos apoyaremos en el propio comentario de respuesta transcrito y destacando simplemente sus contradicciones e incongruencias. Y para empezar, lo primero que tendríamos que averiguar, es de donde y cuando, sale esa grande multitud de la que se nos habla en Rev. 7:9, o sea, a la que hace referencia el autor de esa respuesta, ya que por arte de birlibirloque desde luego no aparece; por lo que tiene que haber un cómo y un cuando. Y vean ustedes lo que se nos dice al respecto, en ese capítulo 7 de Revelación, en donde se nos habla de la citada gran multitud y a la que se refiere dicho autor (verso 9), solo ¡4 versículos más adelante! o sea, del 13 al 15:
“Y en respuesta, uno de los ancianos me dijo: “Estos que están vestidos de la larga ropa blanca, ¿quiénes son y de dónde vinieron?”. 14 De modo que le dije inmediatamente: “Señor mío, tú eres el que sabe”. Y me dijo: “Estos son los que salen de la gran tribulación y han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. 15 Por eso están delante del trono de Dios; y le están rindiendo servicio sagrado día y noche en su templo; y El que está sentado en el trono extenderá su tienda sobre ellos.”
Y teniendo en cuenta que estamos hablando de la misma gran multitud y que ya hemos averiguado el cómo, o sea, de donde procede ¿nos podría explicar el autor de la respuesta que estamos analizando, cuando se produce esa “gran tribulación” citada en el verso 14? Y desde luego ignoramos si el citado autor sería capaz de respondernos, aunque a tenor de la respuesta que ha perpetrado, es obvio que no; pero afortunadamente tenemos la Biblia que sí nos lo dice:
“……porque entonces habrá gran tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder.” (Mat. 24:21).
Ahora bien, ese adverbio de tiempo “entonces” que se cita ¿a qué tiempo apunta? Pues si tenemos en cuenta que en ese contexto, Jesús (el autor de esas palabras) estaba respondiendo a una pregunta de sus discípulos y que implicaba entre otras cosas, sobre el cuándo de su segunda venida y estaba hablando acerca de las cosas calamitosas que ocurrirían alrededor de ese tiempo, solo es razonable pensar que ese “entonces” se sitúa en la corriente del tiempo antes de que se inicie el milenio y como antesala del momento en que Jesucristo, ya en su segunda venida y como representante del Altísimo, libra la tremenda batalla de Armagedón, destruyendo a todos sus opositores y momento en que se cumple la profecía de Dan. 2:44:
“Y en los días de aquellos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos (los actuales) y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos.”
Luego tenemos que concluir lógicamente, que esto nos sitúa exactamente en el mismo inicio del milenio y por lo que de ninguna manera, los hechos relatados en el capítulo 7 de Revelación, pueden ocurrir después de finalizado ese tiempo. Y repetimos, solo es asunto de lógica y sentido común.
Entonces lo que está claro, es que el citado autor y con su afirmación, plantea serias dudas acerca del conocimiento que pueda tener de la Escrituras, porque eso que hemos citado es tal cual lo dice la Biblia; luego la conclusión a la que hemos llegado es la única razonable. Pero como ya hemos dicho, vamos a usar el mismo argumento del propio autor, pero a la inversa, para desmontar su afirmación. Porque en su comentario de respuesta nos viene a decir más o menos, que puesto que en el libro de Revelación y en los pasajes de 7:15 y 21:3, se nos habla del mismo tabernáculo, sin lugar a dudas los acontecimientos de Rev. 7, ocurren después del milenio, porque este capítulo 21 se refiere a la venida de la ciudad santa y que según dicho autor, ese acontecimiento ocurre después de finalizados los mil años, como ustedes han podido leer. Y considerando él, como prueba adicional de que eso es así y en el sentido de que Rev. 7:4-17 se refiere a la etapa post milenaria, el hecho de que si comparamos Rev. 7:17, con Rev. 21:4, vemos que nos dicen prácticamente lo mismo. Luego por la similitud de contenidos en esos cuatro pasajes citados, él deduce que se hace referencia a acontecimientos por ocurrir después del milenio, porque según su lógica, si el capítulo 21 nos habla de después del milenio y eso es lo que nos afirma, sin lugar a dudas y por afinidad de contenidos también tiene que ocurrir después de ese tiempo, el contenido del capítulo 7.
Pues bien, siguiendo esa misma línea de razonamiento y puesto que ha quedado perfectamente probado que esos acontecimientos de Rev. 7, acontecen antes del milenio y no al finalizar el mismo, por la misma afinidad de contenidos en la que él se apoya, quedaría probado entonces que los acontecimientos de Rev. 21 citados, también se producen antes del período de los mil años. Porque claro, si esta regla vale pare él, también vale para nosotros; pero es que además y ya yendo un poquito más allá, que lo que decimos es cierto lo confirma el siguiente razonamiento: los acontecimientos narrados es este capítulo 7 de Revelación (o Apocalipsis, como prefieran), están circunscritos a la apertura del sexto sello y antes de la apertura del séptimo y sucesos que se producen obviamente (eso no lo niega ni el que asó la manteca), antes de la instauración del reinado milenario. Pero es que además, tenemos que tener en cuenta la circunstancia de que la visión de la gran muchedumbre se produce a continuación del sellar de los 144.000 y que prescindiendo de que este sea un número literal o simbólico, en cualquier caso hace referencia a aquellos que con Cristo han de gobernar en el reino (Rev. 14:1), en calidad de reyes y sacerdotes.
Y suceso que solo pueden ocurrir lógicamente, antes del establecimiento del reinado milenario, porque no solo es que quede por abrir aún un séptimo sello, recordémoslo, sino que además, resulta que con esa disparatada afirmación, lo que se nos estaría dando a entender, puesto que el cumplimiento de Rev. 7 se coloca como posterior al milenio, es que los integrantes de ese gobierno del reino, serán escogidos después de finalizado el tiempo de vigencia del mismo y que ya son narices. Pero como para comprobar si una idea es correcta o no, no hay nada mejor que permitir su desarrollo y ver en que acaba, aceptemos por un momento como correcto el planteamiento que nos hace dicho autor, en el sentido de que el capítulo 21 de Revelación es posterior al milenio y veamos las consecuencias con que nos encontraríamos. Y para ello hagámonos de entrada la siguiente pregunta: ¿hacía adonde apuntan las profecías contenidas en los libros de los profetas? Y siendo la respuesta obvia: siempre apuntan a un cumplimiento dentro del período milenario y algo que queda claro en el siguiente pasaje:
“…… y para que él envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, 21 a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.” (Hech. 3:20-21).
Y tiempo de restauración que se refiere al período milenario, porque un mínimo de sentido común en el análisis de ese pasaje, nos dice que Jesucristo tendrá a su cargo el llevar a cabo esa restauración, durante su tiempo como Rey gobernante del reino de Dios (mil años) y que dicha restauración inevitablemente, pasa por llevar al ser humano a la condición de perfección de la que gozaron en su día Adán y Eva y sentido, en que parece ir la profecía de Isaías en 11:6-9 y 35:5-9, por ejemplo. Y que Jesucristo parece conseguir tan loable objetivo, se deduce de las palabras de Pablo:
“En seguida, el fin, cuando él entrega el reino a su Dios y Padre, cuando haya reducido a nada todo gobierno y toda autoridad y poder. 25 Porque él tiene que reinar hasta que Dios haya puesto a todos los enemigos debajo de sus pies. 26 Como el último enemigo, la muerte ha de ser reducida a nada.” (1 Cor. 15:24-26).
Entonces lo que nos da a entender Pablo, es que Cristo entrega el reino de mil años a su Padre Celestial, cuando ya todo enemigo ha sido subyugado (incluida la muerte), o sea, un mundo perfecto y sin mácula, en definitiva, un paraíso como en los tiempos de Adán. Pero claro, si tomamos por cierta la explicación de dicho caballero, en el sentido de que Rev. 21, aplica después del milenio, resulta que según sus versículos 3-4, cuando baja Jehová para “extender su tienda” sobre la humanidad, se encuentra con que la tierra y después de mil años de gobierno mesiánico, continua siendo un valle de lágrimas, clamor y dolor, además con la muerte aún presente y que según Pablo, ya Jesucristo había reducido a la nada, para cuando devuelve el reino a su Padre; sin embargo y a tenor del planteamiento del autor en cuestión, no parece que Pablo estuviera muy atinado el día que escribió eso, porque …... vean, vean:
“Con eso, oí una voz fuerte desde el trono decir: “¡Mira! La tienda de Dios está con la humanidad y él residirá con ellos y ellos serán sus pueblos. Y Dios mismo estará con ellos. 4 Y limpiará (obviamente Jehová) toda lágrima de sus ojos y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.” (Rev. 21:3-4).
Luego y si como el caballero en cuestión nos dice, los acontecimientos que se relatan en Rev. 21 tienen su cumplimiento después del milenio, resulta que para cuando Jehová toma las riendas del asunto y según nos dice la propia Biblia, se encuentra con un fracaso total del gobierno milenario, porque continúan habiendo en la Tierra y que Él tiene que limpiar, lágrimas, clamor, dolor, muerte y lo cual hace tomar al Creador y para remediar tal fracaso, la siguiente decisión:
“Y Aquel que estaba sentado en el trono dijo: “¡Mira!, voy a hacer nuevas todas las cosas.” (Rev. 21:5).
Luego Jehová, después de mil años de gobierno teocrático y viendo como está el “percal”, de nuevo tiene que cambiar radicalmente todas las cosas, como hizo mil años atrás al destruir todos los gobiernos humanos y establecer el suyo propio (como hemos leído) y haciéndolas otra vez nuevas, porque se tiene que suponer que durante ese reinado milenario y visto el resultado, se han hecho mal, tirando a peor…… de lo contrario ¿qué necesidad habría de cambiarlas? Y es que fíjense en como Jehová se encontraría el patio, según el versículo 8, si el argumento que estamos analizando fuera cierto:
“Pero en cuanto a los cobardes y los que no tienen fe y los que son repugnantes en su suciedad y asesinos y fornicadores y los que practican espiritismo, e idólatras y todos los mentirosos, su porción será en el lago que arde con fuego y azufre. Esto significa la muerte segunda.” (Rev. 21:8).
Entonces, si esto es lo que hay después del reinado milenario de Cristo, una ingente colección de cobardes, repugnantes, asesinos, fornicadores, espiritistas, idólatras, mentirosos…… en fin, lo mejorcito de cada casa, ello nos lleva por lógica a preguntarnos lo siguiente: ¿pero que han hecho Jesucristo y compañía, durante el milenio? ¿No habíamos quedado y según Pablo, que para cuando Este entrega el reino a su Padre Celestial, le entrega un estado de cosas perfecto en todos sus extremos? Y claro, esta última pregunta nos lleva inevitablemente a la siguiente conclusión: o Pablo nos mintió y con él la propia Biblia, o ese señor que ha escrito la respuesta analizada, no tiene ni la más remota idea de que es lo que realmente se nos dice en las Escrituras. Y no sabemos por cuál de las dos opciones se decantarán ustedes, pero nosotros…… lo tenemos clarísimo.
Pero lo que ya es de traca, es que esos disparates se digan desde una página que se postula como difundidora de las prístinas verdades bíblicas y que ya siendo siempre bastante objetables sus artículos acerca de la Biblia, de un tiempo a esta parte parece ser que va tomando el camino del absurdo y del esperpento, convirtiéndose por tanto, en una página de dudosa credibilidad en temas que tengan que ver con las Escrituras. Y haya escrito ese despropósito el propio Apologista o el lucero del alba, que tanto da, que da lo mismo, la responsabilidad de los contenidos corresponde siempre al titular del blog, en definitiva a D. Mario Olcese. Por cierto, si desean información adicional acerca de este tema y que demuestra de manera más que convincente que ese capítulo de Rev. 21, tiene que ver con antes de dar inicio el milenio y no al final del mismo, puede dirigirse a un artículo que publicamos el 15 de Febrero de 2.010, titulado “El Gran Trono Blanco” y que en el que bajo el subtema “Nuevos cielos y nueva tierra”, comentamos acerca del interesante versículo 1 del citado capítulo y del que no hemos dicho nada en este escrito, pero que es el que más claramente demuestra el error de la afirmación analizada. Al menos y hasta el momento, nadie ha presentado ninguna objeción al planteamiento que en el mismo formulamos…... por algo será, pensamos nosotros.
MABEL
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