Los problemas de la “falsa religión”
Y es que una innumerable cantidad de personas sinceras que estudian las Escrituras y que ven con sorpresa como las organizaciones religiosas que tiene a su alrededor, no se ajustan al registro escritural, se topan con unos cuantos problemas (aparentemente irresolubles), como por ejemplo, el siguiente y que tiene que ver con Hebr. 10:25:
“Y considerémonos unos a otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes, 25 sin abandonar el reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos unos a otros y tanto más al contemplar ustedes que el día se acerca.”
Porque claro, eso representa un problemón, si tenemos en cuenta que el apóstol Pablo y hablando de esa clase de personas (u organizaciones) que tergiversan las Escrituras, citando de Isa. 52:11 dijo lo siguiente:
“Por lo tanto, “sálganse de entre ellos y sepárense (dice Jehová) y dejen de tocar la cosa inmunda y yo los recibiré. 18 Y yo seré para ustedes padre y ustedes me serán hijos e hijas”, dice Jehová el Todopoderoso.” (2 Cor. 6:17-18).
Por lo tanto ¿cómo poder conciliar esos dos pasajes? Pero es que además, se nos presenta una derivada y que tiene que ver con el poder llevar a cabo el mandato de Jesús de bautizarnos, porque si nos tenemos que apartar de las organizaciones religiosas que tergiversan las Escrituras y son todas (en mayor o menor grado)…… ¿quién nos bautiza? Pero esa segunda cuestión, la dejaremos para más adelante y en este artículo nos ceñiremos solo al tema de la asociación y que es muy complejo; pero antes y para ponernos en situación, permítannos una pequeña introducción.
Una de las ideas más aceptadas por las personas en general, es la de que la Biblia es un libro para la “cristiandad”, como por ejemplo el islam tiene el Corán y otras formas de religión, como el Hinduismo, Budismo, etc., disponen de sus propios libros/guía, o lo que podríamos considerar, como sus libros “sagrados”. Sin embargo y a diferencia del resto, la Biblia ha dado muestras a través del tiempo, de ser el único libro sagrado procedente de un Dios Todopoderoso, creador del Universo con todo lo que contiene y portador de un mensaje de salvación para la humanidad en general; por tanto, estaríamos hablando de un libro universal y dirigido a todas las personas del mundo, prescindiendo de la forma de religión que actualmente pudieran profesar. Lo que con ello estaríamos diciendo, que si cualquier seguidor de esos otros libros “sagrados” no renuncia a su religión de referencia y se apega a las enseñanzas de Jesucristo, contenidas en la Biblia, no sobrevivirá al fin de este sistema de cosas tal como lo conocemos; veamos la razón de ello:
“Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3:16).
Luego lo que queda claro y por pasiva, es que todo aquél que no ejerza fe en el Hijo de Dios, Jesucristo, será destruido. Pero claro, la pregunta sería ¿qué valor pudieran tener esas palabras, para un budista, un sintoísta u otra persona que profesa otro tipo de religión, de esas que nosotros entendemos como “raras”? Pues lo mismo que para los miembros de la llamada cristiandad y que según un estudio que lleva como fecha el año 2005, habría más de 2.100 millones de personas que se declaran cristianas, lo que significa cerca de un tercio de la población mundial y siendo por tanto, la forma de religión con más seguidores del mundo. No obstante y por sorprendente que pueda parecer, esa forma de religión sustentada en la Biblia, el único libro sagrado y que también conocemos como Las Santas Escrituras, es la más fraccionada de cuantas usted pueda conocer: dividida en tres grandes ramas, la Iglesia Católica, la Iglesia Protestante y la Iglesia Ortodoxa, se subdividen a su vez en incontables facciones o distintas denominaciones (anglicanos, pentecostales, regeneracionistas, adventistas, etc., etc., etc.) y en las que cada una tira por su lado, dicho sea coloquialmente. Sin embargo, fíjense en la advertencia que se nos da en dicho libro sagrado y que tiene que ver con nuestros tiempos:
“Y oí otra voz procedente del cielo decir: “Sálganse de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados y si no quieren recibir parte de sus plagas”.” (Rev. 18:4).
Luego puesto que se repite el mismo mensaje de Pablo, vamos a ver de dónde tenemos que salirnos: según el contexto en el que se mueve dicho pasaje, se nos estaría hablando, no de una determinada religión en particular, sino del entero conjunto de religiones falsas del mundo y en el que la cristiandad, con sus innumerables y divisivas escisiones, ocupa un lugar preferente. No olvidemos que la profecía nos indica, que está por aparecer un súper gobierno de alcance mundial y al que se conoce bíblicamente como “la bestia” (Rev. 17:3-6) y que irá acompañado por una segunda bestia (Rev. 13:11) y a la que se le da el nombre de “el falso profeta” (Rev. 19:20), lo cual nos indica que estamos hablando de un sistema religioso mundial falso. Luego, cuando hablamos de la “religión falsa”, estamos hablando de un entero sistema de religión de alcance mundial ya existente y que si bien aún no está unificado formalmente, se están dando muchos pasos hacia ello y teniendo como máximo valedor al Vaticano, en un intento por unificar en una sola tendencia a todas las religiones del mundo; movimiento que se conoce como “La unión de religiones” y que periódicamente, se van realizando reuniones para llevarlo a cabo y repetimos, todas ellas auspiciadas por la Iglesia Católica Romana.
Luego lo que queda claro, es que la cosa y como diría el castizo se está poniendo “a huevo” con el cumplimiento de las últimas profecías, para que llegue el momento de la tan ansiada segunda venida de Jesucristo y poner orden en este “gallinero” en el que se ha convertido toda la tierra, religiones incluidas. Y que todas las religiones llamadas cristianas (a partir de aquí, ya solo nos referiremos a ellas) resultarían falsas en estos tiempos que estamos viviendo y para los escépticos a esa realidad, veamos las palabras de Pablo en 2 Tes. 2:3 y en dónde hablando de la segunda venida de Cristo, dijo lo siguiente:
“Que nadie los seduzca de manera alguna, porque no vendrá a menos que primero venga la apostasía y el hombre del desafuero quede revelado, el hijo de la destrucción.”
Y en donde ya entramos en esa espinosa y delicada cuestión, de averiguar con quién se pueden reunir, aquellos que investigan sinceramente en las Escrituras, para apegarse lo más posible al sentido correcto de las mismas y en cumplimiento de la voluntad del Altísimo:
“Esto es excelente y acepto a vista de nuestro Salvador, Dios, 4 cuya voluntad es que hombres de toda clase se salven y lleguen a un conocimiento exacto (cabal o completo, según versiones) de la verdad.” (1 Tim. 2:3-4). (Acotación nuestra).
Obviamente, no con aquellos que no tienen esa misma meta y que por lo tanto, solo rinden una adoración de conveniencia y dejan que otros (el pastor, el sacerdote o el anciano de turno, en última instancia, una organización religiosa) tomen la responsabilidad de escudriñar las Escrituras, mientras ellos se limitan a “calentar silla” los días asignados para la asistencia al culto, contribuir con su “diezmo” o en su defecto, la debida contribución voluntaria y poco más. Cuando salen del culto, vuelven a su rutina normal…… y hasta la próxima reunión; pero claro, eso lleva aparejado el que esos “líderes” citados y con el ánimo de mantener esas donaciones, les digan lo que ellos quieren oír: que son los más buenos, que están en la iglesia que Dios aprueba, que tienen el cielo o el paraíso asegurado, etc., etc., o como dijo Pablo, que se les regalen los oídos:
“Porque habrá un período en que no soportarán la enseñanza saludable, sino que, de acuerdo con sus propios deseos, acumularán para sí mismos maestros para que les regalen los oídos.” (2 Tim. 4:3).
Y olvidándose por lo tanto, en lo que Jesús dijo acerca de que “un ciego no puede guiar a un ciego, porque ambos caerán en un hoyo” (Luc. 6:39). Entonces y si las cosas están así ¿cómo se puede solventar esta cuestión de no dejar de reunirnos? Pues permítannos que les pongamos el ejemplo de una experiencia personal:
Los dos autores de este blog, mi compañero Manuel Bel Bordes y un servidor, Armando López Golart, desde que nos salimos de los TJ (nos echaron, por contestatarios) y ya van para más de diez años de ello, nunca hemos vuelto a poner el pie en ninguna iglesia o lugar en donde se reúnan personas de manera formal, para adorar a Dios. Y es que nos dimos un tiempo de reflexión, para no tomar una decisión precipitada, que probablemente nos habría llevado a integrarnos en otra organización; y lo que nos llevó a la conclusión, que con ello lo que habríamos hecho, sería el salirnos de las llamas, para meternos en las brasas. Por lo tanto tomamos la decisión de ir por libre: sencillamente cuando podíamos y básicamente los fines de semana, nos encontrábamos en un bar para tomar un café con leche y nos pasábamos horas hablando de lo único que desde que nos conocemos (y son casi 40 años, o sea, desde que militábamos en dicha organización) hemos sabido hablar: de Jehová. De hecho y en numerosas ocasiones, nos preguntaban si es que no sabíamos hablar de otra cosa…… y es cierto: no sabemos ni queremos hablar de otra cosa, porque no hay nada que nos llene y nos edifique tanto, como el hablar de nuestro Creador. Es cierto, que eso creó un vacío a nuestro alrededor, ya que nunca se nos ha unido nadie en nuestras tertulias, pero estamos convencidos de que tomamos la decisión correcta, por lo menos a tenor de lo que hemos expuesto y que ya conocíamos en aquellos tiempos. Luego no estamos hablando de una decisión caprichosa, sino de una actitud responsable y acorde con la Escrituras.
Pues bien, querido amigo que nos lee, esas eran y continúan siendo nuestras “reuniones” y que nunca, siguiendo el consejo del escritor del libro de Hebreos, hemos olvidado de llevar a cabo; a tal grado eso es así, que cuando yo estuve dos años en Rumanía, separado por tanto de mi compañero, hablábamos de Jehová por Internet continuamente; ahora, ya de vuelta a España, pero separados por unos 30 kms. (antes de todo eso, vivíamos en la misma localidad y los encuentros eran más frecuentes), cada diez o doce días, uno va a la localidad del otro y nos vamos a comer juntos (nuestras esposas no quieren saber nada de Jehová, lamentablemente) y pasamos “reunidos” 5 o 6 horas que se nos hacen cortísimas…… y hablando de lo mismo: de Jehová.
Y ahora nosotros les preguntamos a aquellos que dan tanta importancia al reunirse en un local dedicado específicamente al culto y con todo el ceremonial o parafernalia implicados (cánticos, oraciones, sermones, etc.) ¿para qué o con qué finalidad nos aconsejó el escritor de Heb. 10:24-25 y pasaje antes considerado, el no abandonar el reunirnos? Leámoslo de nuevo:
“Y considerémonos unos a otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes, 25 sin abandonar el reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos unos a otros y tanto más al contemplar ustedes que el día se acerca.”
Pues sencillamente para estimularnos unos a otros en mantener nuestra fe en las promesas de Jehová, luego ¿no es eso lo que estamos haciendo nosotros, al dirigirles este escrito y ustedes al leerlo? Claro que sería excelente, queridos amigos, que nos pudiéramos reunir en un hogar y tomando una taza de café, pudiéramos dedicar nuestro tiempo en hablar de nuestro Creador y de sus propósitos para con nosotros, pero como no puede ser (los pocos que somos estamos esparcidos por todo el mundo), ahí tenemos Internet, para mediante cruzarnos correos y desde cualquier punto del globo, edificarnos unos a otros en nuestra esperanza…… ¿o creen de verdad, que hace falta el lugar “apropiado” u “oficial” para ello? No según lo que dijo Jesús:
“Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” (Mat. 18:20).
Luego Jesús no solo no desaprobó esta forma de “reunirse”, sino que la bendice con su “presencia” ¿y acaso mencionó Jesús acerca de un lugar específico para ello? Pues no, porque él señaló que lo importante es el hecho de reunirse y el propósito por el cual te reúnes y no el lugar donde uno se reúne. Recuerde que el sacrificio a Jehová, no tiene que ver con el lugar en donde estás, sino lo que haces en él:
“Mediante él ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que hacen declaración pública de su nombre.” (Hebr. 13:15).
Y prescindiendo de que eso lo podemos hacer en cualquier lugar, les vamos a decir más, pues fíjense en lo que dijo Jehová:
“En aquel tiempo (o sea, en nuestros días) los que estaban en temor de Jehová hablaron unos con otros, cada uno con su compañero y Jehová siguió prestando atención y escuchando. Y un libro de recuerdo empezó a ser escrito delante de él para los que estaban en temor de Jehová y para los que pensaban en su nombre.” (Mal. 3:16). (Acotación nuestra).
¿Y porque creen ustedes, que Jehová hace esa referencia a “en aquel tiempo”? ¿Es que en los días de Malaquías, a Jehová no le importaban los que pensaban en Su Nombre? Claro que sí, pero mientras que ellos tenían un lugar de reunión establecido por el propio Jehová, o sea, el Templo de Jerusalén, en dónde poder “fichar” (Exo. 34:23) y para entendernos, nosotros no lo tenemos y por lo que se nos asegura, que solo el hablar unos con otros de Él (no de fútbol, cine, política o de cómo está el tiempo, en definitiva de cosas mundanas), no le pasa desapercibido; al tiempo que el pensar en Su Nombre y que significa el guiar nuestra vida según sus principios, o sea, tenerlo en cuenta en nuestra vida, no lo pasa por alto y a los que así lo hacen, son apuntados en Su libro de recuerdo…… para cuando vengan las bofetadas (Sof. 1:14-18), ponernos a cubierto y protegernos de todo mal (Salmo 91). De hecho, fíjense en lo que Jesús le dijo a una samaritana, con respecto del lugar apropiado de adoración:
“Jesús le dijo: “Créeme, mujer: La hora viene cuando ni en esta montaña ni en Jerusalén adorarán ustedes al Padre. 22 Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación se origina de los judíos. 23 No obstante, la hora viene y ahora es, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre con espíritu y con verdad, porque, en realidad, el Padre busca a los de esa clase para que lo adoren. 24 Dios es un Espíritu y los que lo adoran tienen que adorarlo con espíritu y con verdad.” (Juan 4:21-24).
Luego fíjense, en que Jesús no sustituyó esos lugares de adoración por otros, sino que habló de adorar al Padre con “espíritu”. Y adorarlo con espíritu, significa adorarlo sin templos, ni iglesias, ni lugares de culto preestablecidos y lo que vendría a ser el equivalente de una imagen…… en definitiva, sin ningún tipo de ayuda externa; ya Pablo nos dijo que “andamos por fe, no por vista” (2 Cor. 5:7). Porque el verdadero templo de Dios, querido amigo que nos lee, es uno mismo:
“…… Porque nosotros somos templo de un Dios vivo; así como dijo Dios: “Yo residiré entre ellos y andaré entre ellos y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo”.” (2 Cor. 6:16; 1 Cor. 3:16; 6:19).
Por eso dijo Jesús, que los verdaderos adoradores, adorarían con “espíritu y verdad”, o sea, de acuerdo a la nueva norma establecida por el Hijo de Dios. Por lo tanto, no necesitamos de un lugar físico para adorar a nuestro Creador, quién de hecho “…... no está muy lejos de cada uno de nosotros.” (Hech. 17:27). Y unas palabras que parecen confirmar nuestro punto de vista, las encontramos en Sant. 1:27 y que pasamos a analizar:
“La forma de adoración que es limpia e incontaminada desde el punto de vista de nuestro Dios y Padre es esta: cuidar de los huérfanos y de las viudas en su tribulación y mantenerse sin mancha del mundo.”
Luego la verdadera adoración a Dios, nada tiene que ver con la asistencia a lugares de culto determinados y que no hacen sino el colocarnos una etiqueta y distinguirnos de otros (unos son católicos, otros protestantes, otros adventistas, otros anglicanos, otros TJ, etc., etc., etc.), creando división y apartándonos por tanto, de la unión que demandó Jesús:
“Hago petición, no respecto a estos solamente, sino también respecto a los que pongan fe en mí mediante la palabra de ellos; 21 para que todos ellos sean uno, así como tú, Padre, estás en unión conmigo y yo estoy en unión contigo, que ellos también estén en unión con nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.” (Juan 17:20:21).
Luego ¿dónde cree usted que se puede conseguir esa unión con Jehová y con Su Hijo Jesucristo, como no sea bebiendo directamente de las Escrituras y sin intermediario alguno? No olvide que a día de hoy, todas las iglesias sin excepción, son producto de la apostasía denunciada por Pablo en 2 Tes. 2:3 y la prueba de ello, es que todas tienen su sello de “denominación de origen” y por decirlo de alguna manera, que las distingue de las otras, con lo que ello tiene de ruptura de la unidad demandada por Jesús; y es que hasta una denominación tan aséptica como La Iglesia de Cristo (nada que ver con el Cuerpo de Cristo), es en sí misma una marca distintiva que la hace diferente de otras. Pero es que volviendo a las palabras de Santiago, la forma de adoración que tiene el favor de Dios, tiene que ver con actitudes personales hacía otras personas necesitadas y nada con asociación de cualquier tipo con organización religiosa alguna; no olvidemos que según 1 Juan 5:19 “…… el mundo yace en el poder del inicuo” y eso, dicho en el año 98 E.C. que es cuando se escribieron dichas palabras y teniendo en cuenta que el propio Juan acababa de decir lo siguiente:
“Niñitos, es la última hora y así como han oído que el anticristo viene, aun ahora ha llegado a haber muchos anticristos; del cual hecho adquirimos el conocimiento de que es la última hora.” (1 Juan 2:18).
Por lo tanto, imagínese como estará el patio a estas alturas y lo que nos lleva a razonar, que los verdaderos seguidores de Jesucristo no se encuentran encuadrados en ninguna organización religiosa de hechura humana, sino en sus casas tranquilamente, asociándose con aquellos que como ellos piensan; y reuniéndose cuando pueden en cualquier lugar, esperando el momento en que Jehová traerá juicio a la tierra y seremos liberados de esta opresiva y agónica situación en la que nos ha tocado vivir. Y si no podemos reunirnos físicamente por la distancia, lo hacemos mediante Internet, cruzando correos estimuladores y que nos ayudan a entender que no estamos solos y que son bastantes los que componemos este pueblo de Dios, al que se le aconsejó salirse de la religión falsa. Por lo tanto querido amigo que nos lee, solo le falta el tomar la iniciativa de contactar con alguien como nosotros…… y ya se irán sumando al grupo, no se preocupe.
Y quién no lo entienda así y a tenor de lo considerado, no está en sintonía con Jehová; y es que damos tanta importancia a la forma, que nos olvidamos la mayoría de las veces, del fondo. Pero en fin, no nos hagan mucho caso y a partir de lo que les hemos dicho, analícenlo con cuidado y saquen sus propias conclusiones…… y es que en este blog, somos muy contestatarios y algo de lo que se irán dando cuenta, si nos continúan honrando con sus visitas; por eso nos llevamos tan bien con los escritos de Pablo.
MABEL
miércoles, 7 de septiembre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario