¿Está Ud. seguro de lo que dice, D. Javier?
Y es que hace unos días, concretamente el 25 de este mes de Marzo, el Dr. Javier Rivas Martínez publicó un artículo titulado “La Parusía y el Antiguo Testamento” y el cual nos sorprendió por la ligereza con que estaba escrito, pues D. Javier nos hace unas afirmaciones un tanto sorprendentes…… como mínimo; y es que vean el planteamiento que dicho caballero propone, en el primer párrafo del citado artículo:
“La Parusía o la segunda venida de Cristo, no es una revelación exclusiva del Nuevo Testamento. Este suceso, es descrito en el Antiguo Testamento, precisamente y con harta claridad en el libro del profeta Daniel. Cristo dijo que vendría por segunda vez al mundo, y acontecerá al término inmediato del la Gran Tribulación Final (Mt. 24:29) y el propósito es el de instalar un Nuevo Orden Terrenal de Mil años bajo un gobierno teocrático y que el mismo Señor Jesucristo regirá al sentarse en Su Trono de Gloria (Sal. 2:8; Is.9:7; Mt. 25:31;Ap.19:15), gobierno, de carácter celestial y que se le denomina o se le conoce como Reino de Dios (Mr.1:15), o Reino de los Cielos (Mt.3:2). Pero antes de que así sea, Cristo juzgará las naciones del mundo (Mt.25:31-32), separará a los suyos de los malvados, las ovejas de las cabras (Mt.25; Mt.25:33), permitiendo solamente la entrada al Reino Terrenal a sus fieles santos (Mt.25:34), y a los impíos los destinará al Infierno de Fuego, que es el Castigo Eterno y la Muerte Segunda (Mt.10:28; Mt.25:46; Ap.20:14; Mt.20:14-15). La venida del Señor al mundo, en su Parusía, será visible y gloriosa (Mt.24:29-30; Tit. 2:13; Jud. 14; Ap.1:7).” (Negritas nuestras).
Y párrafo que como tenemos por costumbre, transcribimos tal cual para evitar alterar su contenido y en el que se nos plantea una duda, que tenemos claro que el Sr. Rivas no nos va a solventar. Porque quién es capaz de cometer la serie de errores que D. Javier ha cometido en un solo párrafo, es que no tiene ni idea de lo que escribe…… salvo eso sí, que se trate de un lapsus monumental y que tampoco hablaría demasiado bien de su autor, si nos atenemos (siempre según declaración de parte) al hecho de que escribe en calidad de “erudito”, “maestro bíblico”, “investigador de las Escrituras” y “evangelista”; por lo que pensamos nosotros, que alguna responsabilidad implicará, el hablar desde tan “elevada” posición.
Pero sea como fuere, resulta D. Javier comete el primer error al afirmar que Jesucristo regirá en el reino de Dios al sentarse en su trono de gloria (hasta aquí bien), pero que antes de que eso se produzca, juzgará a las naciones, separando a “los suyos” de los malvados, etc. etc. etc. Pero es que resulta que el mismo texto que nos da como apoyo de dicha idea, eso es, Mat. 25:31-32 nos dice exactamente todo lo contrario, ya que dicho evento de selección se produce después de sentarse Cristo en el mencionado trono y no antes:
“Cuando el Hijo del hombre llegue en su gloria y todos los ángeles con él, entonces se sentará sobre su glorioso trono. 32 Y todas las naciones serán reunidas delante de él (sentado ya en el trono e investido de autoridad, obviamente) y separará a la gente unos de otros, así como el pastor separa las ovejas de las cabras.” (Acotación nuestra).
Y no se le escapará a un lector normal, que la secuencia de los hechos (según se lee en dicho pasaje) es la siguiente: Jesucristo llega en su gloria, se sienta en su trono, a continuación las naciones son traídas a su presencia y empieza seguidamente, el proceso de selección…… y esa es la secuencia lógica, porque no hay lugar para otra. Pero ¿por qué comete dicho error, tan “entendido” caballero? Pues porque no sabe cuándo Jesucristo accede a su trono, ni de qué manera se produce dicha separación, ni quiénes son las ovejas, ni quien son las cabras…… o sea, que no sabe nada de nada, pues de lo contrario no habría publicado semejante disparate.
Y prueba de que eso es así, es el segundo error que comete y que ya es de aurora boreal, tratándose de tan “cualificada” persona, cuando nos dice que Jesucristo separará a “los suyos” de los malvados, eso es, las ovejas de las cabras y permitiendo solamente la entrada al Reino Terrenal a su “fieles santos”, mientras que a los impíos los destinará al fuego eterno y que no significa otra cosa, que la destrucción eterna. Pero claro, resulta que más adelante D. Javier nos identifica a esos “fieles santos”, como aquellos que han de reinar con Cristo en el mencionado reino de Dios, al citarnos de Dan. 7:18…… luego ¿sobre quiénes reinarán? Porque de nuevo, si analizamos la secuencia de los hechos, notamos que lo que ocurre es lo siguiente: una vez Jesucristo sentado en su trono de gloria, es cuando todas las naciones son reunidas ante él y las divide en dos partes; una, las ovejas o los que “son suyos” (siempre según la extraña afirmación de D. Javier), eso es “los santos” y que son los que han de reinar con él y la otra, los impíos que son mandados al “tostaero”…… pero es que nos encontramos con que ya no queda nadie más; luego repetimos la pregunta ¿sobre quiénes reinarán esos “santos”?
Pero como dicen que no hay dos sin tres, veamos un tercer error, este clamoroso por la carencia absoluta, no ya de entendimiento bíblico por parte de tan “laureado” caballero (que también), sino de un mínimo de lógica y sentido común, inaceptable por otra parte en un titulado universitario ¡nada menos que en medicina!…… a menos eso sí, que los doctorados en medicina en Méjico los sorteen en una tómbola; porque recordemos (y ya volviendo al tema que nos ocupa) que lo que nos ha dicho el Sr. Rivas, es que las ovejas en cuestión, son los “fieles santos” y de los cuales, se nos dice en Dan. 7:27 lo siguiente:
“Y el reino y la gobernación y la grandeza de los reinos bajo todos los cielos fueron dados al pueblo que son los santos del Supremo. Su reino es un reino de duración indefinida y todas las gobernaciones servirán y obedecerán aun a ellos.”
Y si hay algo que no tiene discusión, es que para reinar con Cristo hay que ser Hijo de Dios y en consecuencia, hermano de Jesucristo; pues bien, veamos ahora lo que Jesucristo responde a las ovejas, ante la siguiente pregunta de estas:
“¿Cuándo te vimos enfermo, o en prisión y fuimos a ti? 40 Y en respuesta el rey les dirá: “En verdad les digo: Al grado que lo hicieron a uno de los más pequeños de estos hermanos míos, a mí me lo hicieron”.”
Luego, obviamente, solo la lógica y el sentido común nos dicen que no estamos hablando de las mismas personas ¿no es así? Porque lo que queda claro de dicha parábola, es que tanto las ovejas como las cabras, reciben su justa retribución en función de lo que han hecho o no han hecho, a otro grupo de personas que Jesucristo identifica como “estos hermanos míos”…… luego ni las ovejas ni las cabras, pueden pertenecer a ese grupo compuesto por los que Jesucristo reconoce como sus “hermanos” y con respecto de quiénes, además, han sido juzgadas. Y este razonamiento de “pizarrín”, tan lógico y de sentido común, se le escapa a D. Javier, porque sencillamente no tiene ni la más remota idea de lo que habla, pues como hemos señalado, ni sabe cuándo accede Jesucristo a su trono, ni cómo ni cuándo se hace dicha separación, ni muchísimo menos a quienes prefiguran las ovejas o las cabras. Y es cierto que nosotros le podríamos recomendar a dicho caballero, que leyera nuestro artículo “Las ovejas y las cabras” (20/06/10) para que se documentara un poco, pero es que eso nos consta que ya lo hizo en su momento y sin que pudiera discutir nuestro planteamiento…… al menos no lo hizo (insultarnos sí, pero aclarar el tema, no). Y es que ya en esos tiempos pretéritos, instamos a los Sres. Rivas y Olcese (Apologista), a que aunaran esfuerzos y publicaran entre los dos, un artículo hablando de la citada parábola (¡tampoco es que pidiéramos mucho!), para ver si podían desmontar nuestra explicación de la misma en el artículo citado…… y excusamos decir, que nuestra petición no fue atendida; sin embargo, ya ven lo que acaba de publicar el Dr. Rivas y se queda tan ancho el hombre…… “total (debe de pensar D. Javier) los que me leen son tontos y no se enteran”. Y es que dichos dos personajes citados y muchos otros como ellos, tampoco hay que olvidarlo, no respetan a Jehová y por ello, se ajustan al perfil que de tales personas nos proporcionó el apóstol Pedro:
“Sin embargo, llegó a haber también falsos profetas entre el pueblo, como también habrá falsos maestros entre ustedes. Estos mismísimos introducirán calladamente sectas destructivas y repudiarán (mediantes sus falsas enseñanzas) hasta al dueño que los compró, trayendo sobre sí mismos destrucción acelerada.” (2 Ped. 2:1). Acotación nuestra).
Y es que de lo contrario, se asegurarían muy mucho de lo que dicen y atenderían las objeciones recibidas, para aprender de ellas si fuera el caso o para enseñarnos a otros, si tuvieran razón…… pero lejos de esto, uno da la callada por respuesta (Olcese) y el otro (Rivas) nos insulta; pero eso sí, continúan publicando los mismos disparates vez tras vez, como si los demás fuéramos tontos y no nos acordáramos de que los tienen objetados. Y eso es precisamente lo que les califica de “falsos maestros” y por tanto, como “obreros de desafuero” (Mat. 7:23), o lo que es la mismo, agentes de Satanás; porque una cosa es el error involuntario (y en el todos podemos caer) y otra muy distinta y ya delictiva ante Jehová, la voluntariosa terquedad de continuar publicando enseñanzas que se han demostrado falsas o que como mínimo, han sido puestas en tela de juicio, sin resolver la cuestión y como si la cosa no fuera con ellos. Por ello, el tono más bien duro y sin contemplaciones de este escrito, porque sabemos con quién nos estamos jugando los “cuartos” (u séase el dinero) y por lo que ya es más sangrante: el inmenso mal que están haciendo, entre muchos de aquellos que les están leyendo y que pasan por alto, la máxima bíblica de que “si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en un hoyo” (Mat. 15:14).
Pero en fin, queridos amigos, como la cosa tampoco da para más, pues nos remitimos a lo que siempre les aconsejamos: lean un artículo, compárenlo con el otro, luego lo pasan todo por el cedazo de las Escrituras…… y saquen sus propias conclusiones.
MABEL
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario