Lo uno…… y lo contrario
Y no interprete esta frase que abre nuestro tema de hoy, querido amigo que nos lee, como dicha en un tono crítico o descalificador, pues nada más lejos de nuestra intención; sencillamente es que estamos muy sorprendidos, por el contenido de un artículo que acabamos de leer y por lo que hemos intentado ajustar nuestro encabezamiento, con la idea que más se ajusta a la realidad que se nos plantea en el mismo…… pero permita que le expliquemos de qué va la cosa en esta ocasión.
Hace unos días, se publicó en el blog del Dr. Javier Rivas Martínez, el artículo “¿Salva el bautismo en agua, ciertamente?” (31/03/12) y del que ya decimos de entrada, en el supuesto que hayamos entendido correctamente su planteamiento, que estamos totalmente de acuerdo con el contenido de ese escrito. Y es que la respuesta a esa pregunta que da origen a su artículo, D. Javier ya nos la da en los siguientes términos:
“Existen controversias “no muy nuevas” acerca de si el bautismo en agua salva o no. Demostraremos en este sencillo estudio que el bautismo en agua no está involucrado en lo más ínfimo en la «regeneración espiritual» del creyente, en su «conversión», en su «salvación».” (Negritas nuestras).
Luego lo que nos dice quiere decir dicho autor, según entendemos nosotros, es que el bautismo en agua no tiene absolutamente nada que ver con la regeneración espiritual del individuo, eso es, la conversión y posterior salvación del mismo. Por lo que habría de reconocerse, en este tercer párrafo del artículo en cuestión (y que como tenemos por costumbre, transcribimos tal cual figura en el artículo de referencia), que el Sr. Rivas lo podía haber dicho quizás más alto, pero nunca más claro: el bautismo en agua (el único que existe hoy y de cuya validez, personalmente dudamos…… permítasenos aclararlo) no tiene nada que ver, con la conversión y posterior salvación del individuo. Y conclusión que no nace por nuestra parte, de la simple lectura de este único párrafo, sino de la exhaustiva consideración del desarrollo argumental que le sigue y que es demoledor por su contundencia; y en donde, por ejemplo, podemos leer cosas como las siguientes:
“En 1 de P. 3:21, no se proporciona o se sugiere la idea, y en ninguna otra parte, que el bautismo en agua logre salvar de un modo u otro.” (Negritas nuestras).
“El bautismo en agua, es un «antitipo» de la liberación de Noé y su familia del agua que anegaba el mundo pecador (1 P. 3:20). «Ahora os salva» (humas nun sözei, gr.), es un verbo simple que denota que la salvación, la que Pedro concibe precisamente, es tan sólo simbólica.” (Negritas nuestras).
Pero antes de continuar con el análisis del argumento presentado por D. Javier para sustentar su tesis, permítanos querido lector, un pequeño inciso. Y es que desde este blog, nos las hemos tenido tiesas con dicho caballero en multitud de ocasiones, a causa de nuestro desacuerdo con alguna de sus diferentes enseñanzas que enfrentaban fuertemente (a nuestro juicio) al registro escritural; ahora bien, jamás le hemos negado al Sr. Rivas, el mérito de que redacta sus escritos de forma correctísima y transmitiendo perfectamente las ideas o planteamientos que desea comunicar a sus lectores; de tal manera, que no quedan dudas acerca de lo que ha querido decir en su momento, en un determinado escrito…… como sucede en el caso que nos ocupa. Dicho esto (a cada uno lo suyo), continuemos resaltando algunas de las cosas que nos dice el Dr. Rivas Martínez en defensa de su idea; por ejemplo y para no extendernos en demasía, pues ustedes pueden leer dicho artículo en su totalidad, accediendo a su blog www.ladoctrinadedios.blogspot.com, veamos por último, el párrafo de conclusión de dicho escrito:
“En el Nuevo Testamento, el bautismo en agua es la declaración pública, la confesión inicial de la fe en Cristo. Es el testimonio del creyente que ha sido salvado y el cual se ha comprometido con Dios para «vida nueva», para «servirle, para «amarle», y para «obedecerle».” (Negritas nuestras).
Y párrafo en el que podría existir una aparente contradicción, con el planteamiento dado al resto del artículo objeto de análisis, cuando en el mismo se nos dice que estamos hablando del “testimonio del creyente que ha sido salvado…”. Pero puesto que en su inicio, el párrafo citado ya nos habla del bautismo como la declaración pública inicial de la persona de la que se trate, eso es, simplemente el primer paso dado en busca de una salvación futura, solo podemos entender dicha frase en el sentido de que uno ha sido “recuperado” de este mundo inicuo, para la causa del Creador. O lo que vendría a ser lo mismo, el bautismo en agua como manifestación pública de una decisión interior y personal, luego una mera declaración de intenciones en la que uno se compromete con su Creador y ante testigos, a amarle, servirle y obedecerle para siempre…… y lógicamente, sin que ello implique una contraprestación por parte de Jehová. No olvidemos y algo que avalaría nuestra interpretación de dicha frase, que hace un momento y citando de 1 Ped. 3:20, D. Javier nos menciona que el propio Pedro nos habla de una salvación “simbólica”; por lo que no cabe ninguna duda que es en esa línea, en la que se mantiene el Sr. Rivas en la citada porción del texto de su escrito y por lo que no ha lugar, a una posible contradicción.
Bien, hasta aquí estamos completamente de acuerdo con dicho planteamiento y que nosotros llevamos defendiendo desde que abrimos nuestro primer blog; ahora bien, ese planteamiento de D. Javier y si se nos permite el símil naval, es todo un torpedo en la línea de flotación del “buque insignia” de Apologista Mario Olcese, o sea, su enseñanza de que el bautismo en agua es consustancial con recibir el espíritu santo, o lo que es lo mismo, el recibir uno la adopción como Hijo de Dios y circunstancia que convierte a dicho bautismo en agua, en parte fundamental para conseguir la salvación…… o sea, exactamente todo lo contrario de lo afirmado por D. Javier. Pero veamos algunas afirmaciones del citado autor (Apologista) en la línea mencionada, en algunos de sus artículos publicados, por ejemplo, en el ya sugerentemente titulado “Todos los bautizados somos Cristos”, del 05/02/2007 y en donde en su párrafo cinco nos dice lo siguiente:
“Los primeros creyentes no estaban esperando una experiencia futura de ungimiento del Espíritu Santo, porque Dios ya los había ungido el mismo día de su conversión y bautismo, de lo contrario no podrían haber sido considerados cristianos, ni menos, ser parte de la iglesia de Corinto.” (Negritas nuestras).
Luego vemos como se establece una directa relación causa/efecto, entre el bautismo en agua y el conseguir el reconocimiento como Hijo de Dios y por tanto, la salvación; pero veamos ahora un artículo del 30/03/2009, en donde bajo el subtítulo “Los otros Cristos”, en el primer párrafo del mismo y ya precisando un poco más, el citado autor nos dice en esta ocasión, lo siguiente:
“La Biblia nos dice que los cristianos, los que hemos sido bautizados para el perdón de los pecados, hemos sido automáticamente ungidos por Dios para ser ‘Cristos’, y por lo tanto, coherederos con él del reino de Dios.” (Negritas nuestras).
Y enseñanza mantenida en el tiempo, en la que D. Mario nos afirma que es la propia Biblia la que nos dice (sin aclararnos dónde en la Escrituras, se nos hace semejante afirmación), que en el mismo momento de someternos al bautismo en agua, ya somos automáticamente “ungidos” por Dios para ser Cristos, eso es, adoptados o reconocidos como Hijos Suyos y por tanto, hermanos de Jesucristo y cogobernantes en calidad de reyes y sacerdotes en el reino de Dios, junto a él. Luego queda claro en el planteamiento del Sr. Olcese, la vital importancia que tiene el bautismo en agua en la salvación de la persona en cuestión, pues sin el mismo no se puede conseguir el ser reconocido como Hijo adoptivo de Dios y por tanto, ser “salvo”…… luego si no se pasa por el participar de ese bautismo en agua y por aquello de enfatizar la cosa, no se puede conseguir la condición de Hijo adoptivo de Dios y en consecuencia, conseguir la salvación; y que de ser así la cuestión, sería este bautismo en agua el que realmente otorgaría la condición de Hijo del Altísimo y el alcanzar la inmortalidad. Pero como hemos señalado con anterioridad, resulta que la afirmación del Sr. Rivas es totalmente contraria a dicha enseñanza, como comprobamos al recordar parte de su argumentado razonamiento:
“Demostraremos en este sencillo estudio que el bautismo en agua no está involucrado en lo más ínfimo en la «regeneración espiritual» del creyente, en su «conversión», en su «salvación».
En 1 de P. 3:21, no se proporciona o se sugiere la idea, y en ninguna otra parte, que el bautismo en agua logre salvar de un modo u otro.” (Negritas nuestras).
Más claro imposible y algo en lo que como ya hemos dicho al inicio de este escrito, estamos totalmente de acuerdo; ahora bien, siendo las cosas así, la cuestión que se nos plantea, por una parte, es la siguiente: ¿Dónde ha conseguido entonces D. Javier, la adopción como Hijo de Dios? Porque no podemos pasar por alto, que dicho caballero se reconoce a sí mismo como un Hijo adoptivo de Dios y que, recordemos, son los únicos que son “salvos” pues son los únicos sobre los que la muerte segunda ya no tiene autoridad o lo que es lo mismo, les ha sido concedida la inmortalidad y por ello, ya resucitan como inmortales Hijos de Dios…… y siendo eso lo que en definitiva significa el alcanzar la salvación (Rev. 20:6). Luego repetimos ¿dónde y cómo, ha conseguido dicha condición el Sr. Rivas?...... en el momento de ser bautizado en agua y según el planteamiento del Sr. Olcese, obviamente no, pues ya el propio D. Javier ha dejado claro como el agua (y disculpen la redundancia), que en absoluto dicho bautismo logra salvar “de un modo u otro”, o lo que es lo mismo, de nada que dependa o tenga relación con el mismo.
Pero por otra parte también nos tenemos que preguntar, como puede dicho caballero hacer semejante afirmación, cuando es obvio que comparte de hecho la misma enseñanza predicada por Apologista y de universal aceptación (nosotros somos la honrosa excepción) y lo cual queda patente con su personal reconocimiento de ser un “ungido” o Hijo de Dios…… pues no existe actualmente ningún otro medio para, supuestamente, conseguir esa relación paterno/filial con el Altísimo, fuera del bautismo en agua. Porque si bien es cierto que a partir de la muerte de Jesús, por un tiempo coexistieron dos bautismos, eso es, el bautismo en agua y el bautismo en espíritu santo, no es menos cierto que después de la muerte de los apóstoles, ambos bautismos desparecieron. Y bautismo en espíritu santo que solo Jesús, después de ser resucitado, podía impartir y algo que fue señalado explícitamente por el apóstol Pedro:
“Por eso, debido a que fue ensalzado a la diestra de Dios y recibió del Padre (en ese momento, no antes) el espíritu santo prometido, él ha derramado esto que ustedes ven y oyen.” (Hech. 2:33). (Acotación nuestra).
Y palabras del apóstol Pedro que no dejan lugar a ninguna duda de lo razonable del actual planteamiento de D. Javier (así como nuestra frontal oposición a la citada enseñanza de D. Mario Olcese), en el sentido que el bautismo en agua no tiene absolutamente nada que ver, con el ser reconocido como Hijo adoptivo de Dios y conseguir con ello la salvación. Pues lo que convirtió a los apóstoles en Hijos adoptivos del Altísimo, no fue el bautismo en agua y que habían llevado a cabo más de tres años antes, sino el espíritu santo recibido por Jesucristo de su Padre celestial y que a modo de bautismo fue derramado sobre ellos y algo, que previamente les había sido comunicado con unas palabras que claramente nos muestran la absoluta falta de relación de un bautismo de agua, con el recibir uno dicho espíritu santo de adopción y ser reconocido por Jehová, como Su Hijo adoptivo:
“Y estando reunido con ellos, les dio las órdenes: “No se retiren de Jerusalén, sino sigan esperando lo que el Padre ha prometido, acerca de lo cual oyeron de mí; 5 porque Juan, en verdad, bautizó con agua, pero ustedes (eso es, sus apóstoles y a los que se dirigía en ese momento y a diferencia del resto de otros seguidores, que también habían sido bautizados en agua) serán bautizados en espíritu santo no muchos días después de esto”.” (Hech. 1:4-5). (Acotación nuestra).
Luego fue ese “bautismo” en espíritu santo, lo que cambió la condición de aquellas primeras doce personas y sobre las que fue derramado y no su anterior bautismo de agua y ya lejano en el tiempo…… y hecho que se sustanció, cuando en Pentecostés de 33 E.C. fueron “ungidos” con el espíritu santo de adopción como Hijos de Dios, los doce apóstoles que en ese momento permanecían juntos en un aposento en Jerusalén:
“Ahora bien, mientras estaba en progreso el día de la fiesta del Pentecostés, todos se hallaban juntos en el mismo lugar 2 y de repente ocurrió desde el cielo un ruido exactamente como el de una brisa impetuosa y fuerte y llenó toda la casa en la cual estaban sentados. 3 Y lenguas como de fuego se les hicieron visibles y fueron distribuidas en derredor; y una se asentó sobre cada uno de ellos, 4 y todos se llenaron de espíritu santo y comenzaron a hablar en lenguas diferentes, así como el espíritu les concedía expresarse.” (Hech. 2:1-4).
Luego no solo recibieron la adopción como Hijos de Dios, sino la capacidad de desplegar los poderes que esta nueva condición llevaba inherentes y que eran los mismos que en su momento manifestó el propio Jesús; recordemos algo que les había sido dicho por este, en el momento de ser elevado al cielo:
“…… pero recibirán poder cuando el espíritu santo llegue sobre ustedes y serán testigos de mí tanto en Jerusalén como en toda Judea y en Samaria y hasta la parte más distante de la tierra”. 9 Y después que hubo dicho estas cosas, estando ellos mirando, fue elevado y una nube se lo llevó de la vista de ellos.” (Hech. 1:8-9).
Y llegando ya a la parte mollar del asunto y relacionada con el tema que nos ocupa, lo que nos muestran las Escrituras es que Jesucristo delegó en esos doce discípulos, el poder que él tenía para “bautizar” en espíritu santo y por tanto, el impartir a otros dicho espíritu de adopción como Hijos de Dios, hecho que se producía mediante la imposición de manos por parte de dichos apóstoles; y que curiosamente, aquellos que habiendo recibido de estos (los apóstoles) dicho espíritu de adopción y que si bien podían desplegar los mismos poderes que ellos, no podían ya sin embargo, transmitírselos a otros…… y documentación que avala nuestra afirmación, la pueden encontrar (entre otros) en nuestro artículo “No es eso, Sr. Olcese…… no es eso” de 14/09/10.
Por lo que habría que pensar, razonablemente, que con la muerte del último de los apóstoles (Juan en este caso) se acabó la posibilidad de bautizar en espíritu santo o lo que es lo mismo, el poder transmitir dicho espíritu de adopción como Hijo del Altísimo y con lo que la figura del “ungido” o Hijo de Dios, desapareció de sobre la faz de la tierra…… y así hasta el día de hoy. Y razón por lo que nos gustaría que D. Javier nos explicara, de qué manera y por medio de quién, le ha sido dada a él dicha condición de Hijo adoptivo de Dios; pues por una parte, vemos que ya van para casi 2.000 años sin que exista sobre la tierra quién pueda bautizar en espíritu santo (la única manera de impartir dicha adopción divina) y por otra, que es el propio Sr. Rivas el que nos afirma (y tiene toda la razón del mundo) que el bautismo en agua nada tiene que ver con la salvación, eso es, con el poder adquirir dicha condición de inmortal Hijo adoptivo de Dios…… luego de nuevo ¿dónde y cómo, ha conseguido tal reconocimiento dicho caballero? Porque lo que no se puede hacer, es “seguir en procesión y al mismo tiempo, estar repicando las campanas”, o lo que es lo mismo, afirmar una cosa y aplicarse la contraria. Pues eso es lo que significa el decir que el bautismo en agua no tiene la más ínfima relación con la salvación del creyente y al mismo tiempo afirmar, que se es un Hijo de Dios (o sea, un “salvo”), en virtud del espíritu de adopción recibido supuestamente en dicho bautismo de agua, pues no existe otra fórmula reconocida de recibirlo; luego lo dicho: lo uno…… y lo contrario.
Pero por aquello de añadirle un poquitín más de “salsa a los caracoles, pues pican poco”, habrá que ver cómo responde ahora D. Mario Olcese, a esta andanada en la misma línea de flotación de su enseñanza estrella, eso es, que el recibir esa adopción como Hijo de Dios es consustancial con el recibir el bautismo en agua y lo que convierte a dicho bautismo en el centro gravitacional del asunto, pues sin el mismo no se podría llegar a ser un “ungido”…… y andanada que le viene ahora, no frontalmente (o sea, de nuestra parte), sino desde su propia retaguardia, ya que procede de uno de sus correligionarios. Y que de no poder rebatir D. Mario el planteamiento del Sr. Rivas, resultaría que no solo dicho caballero es falso en su afirmación de ser un “ungido” o un “Cristo” (como el gusta en llamarse), sino que nos habría estado mintiendo en todos y cada uno de los artículos en los que apoyándose en semejante esperpéntica enseñanza, pretendía convencer al personal de que todos los bautizados en agua (el bautismo que supuestamente aún queda) eran y son, inmediata y automáticamente reconocidos como Hijos adoptivos de Jehová…… y algo que las Escrituras no dicen, ni siquiera dan a entender en ningún lugar. Y que solo por ver la cara que se les quedaría a esos “catetos” que le escribían correos a D. Mario (y que este encima presumía publicándolos), dándole las gracias porque dicha enseñanza les había “arreglado la vida”, pues ahora ya eran felices al saber que “reinarían” con Cristo en el reino de Dios…… créannos que gustosos pagaríamos por ello.
Pero permítanos, querido lector, añadir un comentario de corte más personal: si el planteamiento que nos hace el Sr. Rivas, es producto de un viraje consciente de su enfoque anterior, sinceramente decir que nos alegraría infinito tal decisión; pues conocido es aquello que dice “De humanos es errar…… y de sabios el rectificar.” Y es que de ser así (y hacemos votos para que así sea) significaría, entre otras cosas de mayor calado, que concretamente y en el caso que nos ocupa, ya no estaríamos solos frente a D. Mario Olcese en objetar a tan disparatada y absurda enseñanza, sino que tendríamos compañía en nuestra particular “cruzada”…… y que si hemos de ser sinceros, tenemos que reconocer que un apoyo de esa altura y dimensión, significarían muchos “caballos de fuerza” en nuestra labor.
Sin embargo, no adelantemos acontecimientos y quedemos a la espera, de ver lo que el Sr. Rivas nos responde a nosotros (si es que tiene a bien el hacerlo) y lo que a su vez, D. Mario le responda al Sr. Rivas…… y en un asunto, en el que ambos se juegan su prestigio; luego no nos negarán que la cosa promete ¿no es cierto?
MABEL
jueves, 12 de abril de 2012
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