miércoles, 18 de abril de 2012

Respondiendo a D. Pablo

Hace poco, concretamente el día 2 del actual mes de Abril, recibimos el siguiente correo y que según tenemos por costumbre con aquellos que nos parecen interesantes, lo respondemos en formato de artículo; y escrito que transcribimos tal cual lo hemos recibido, a fin de no alterar en lo más mínimo su contenido:


Me gustaría que brindaran un extenso (como siempre lo han hecho en esta página) estudio BÍBLICO sobre el por qué solo los 144,000 pueden beber el vino y comer el pan en “La Conmemoración de la muerte de Jesucristo” y por qué la gran muchedumbre NO. He leído algunos artículos de su página y en verdad los encuentro INTERESANTES (puesto que muestran textos bíblicos) ya que me han resuelto algunas dudas… Esperando con ansias su respuesta..

Pablo



En primer lugar, rogarle a D. Pablo (ignoramos sus apellidos, así como su origen), sepa disculpar la tardanza en responder a su amable comunicado, pues teníamos entre manos nada menos que tres temas que nos llevaban a mal traer (los publicados en los días 4, 9 y 12) y que deseábamos sacarnos de delante cuanto antes; al tiempo que le agradecemos la deferencia que nos tiene al leer algunos de nuestros artículos y que si encima, le han sido útiles para aclararle alguna de sus dudas…… ¡pues para qué queremos más!

Dicho lo cual, pasemos a intentar aclarar la cuestión que nos transmite el amigo Pablo y que tiene que ver, con el porqué mientras unos (los 144.000) pueden participar de los emblemas (el pan y el vino) en la conmemoración de lo muerte de Cristo, otros (la “gran muchedumbre”) no puede hacerlo…… y que hasta dónde sabemos nosotros, esa es una característica que identifica básicamente a los Testigos de Jehová; aunque para responder a dicha cuestión, tendríamos que averiguar primero, con quién estableció Jesús dicho arreglo y para lo cual, nos dirigiremos a las Escrituras, concretamente al relato de Luc. 22:14-20:

Al fin, cuando llegó la hora, él se reclinó a la mesa y los apóstoles con él. 15 Y les dijo: “En gran manera he deseado comer con ustedes esta pascua antes que sufra; 16 porque les digo: No volveré a comerla hasta que quede cumplida en el reino de Dios”. 17 Y, aceptando una copa, dio gracias y dijo: “Tomen esta y pásenla del uno al otro entre ustedes; 18 porque les digo: De ahora en adelante no volveré a beber del producto de la vid hasta que llegue el reino de Dios”.

19 También, tomó un pan, dio gracias, lo partió y se lo dio a ellos, diciendo: “Esto significa mi cuerpo que ha de ser dado a favor de ustedes. Sigan haciendo esto en memoria de mí”. 20 También, la copa de la misma manera después que hubieron cenado, diciendo él: “Esta copa significa el nuevo pacto en virtud de mi sangre, que ha de ser derramada a favor de ustedes”.”

Luego en ese pasaje se nos dan dos datos importantísimos que nos ayudarán a resolver la duda de nuestro amable lector: Jesús estaba en ese momento con sus doce apóstoles (con nadie más) y la copa era o significaba, la ratificación de un pacto…… pero ¿de qué pacto estaríamos hablando? Veamos entonces, que leemos solo uno versos más adelante:

Sin embargo, ustedes son los que con constancia han continuado conmigo en mis pruebas; 29 y yo hago un pacto con ustedes (luego no con otros), así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, 30 para que coman y beban a mi mesa en mi reino y se sienten sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.” (Versículos 28-29). (Acotación nuestra).

Entonces queda claro que dicho pacto, se estableció entre Jesús y esos doce apóstoles que en ese momento estaban con él y arreglo que nada tenía que ver por tanto, con el resto de innumerables seguidores que Jesús tenía y por lo cual, vemos que dicho pacto no implicaba a todos…… luego los que tenían que seguir “haciendo eso en memoria de…”, solo eran esas doce personas que habían participado personalmente en el mismo y no aquellas que estuvieron ausentes en ese momento. Y pacto que se sustanció, cuando en el Pentecostés de 33 E.C., sobre esos doce apóstoles (el traidor Judas ya había sido sustituido) fue derramado el espíritu santo y pasaron a convertirse en Hijos adoptivos del Altísimo y por tanto, herederos con Cristo del reino de Dios en calidad de gobernantes, eso es, como inmortales reyes y sacerdotes (Rev. 20:6).

Y espíritu de adopción, que como tantas veces hemos explicado desde este blog, solo pudo ser transmitido a otros mediante la imposición de manos por parte de los apóstoles, pues si bien aquellos que lo recibían de manos de estos, podían desarrollar los poderes que dicha adopción como Hijos de Dios llevaba inherentes y entraban a formar parte de ese pacto y por lo tanto, a contarse entre aquellos que tenían que seguir “haciendo eso en memoria de…”, ya no podían sin embargo, transmitir dicho espíritu de adopción a otros (para más información, ver nuestro artículo “No es eso, Sr. Olcese…… no es eso” de 14/09/10). Y con lo que queda claro, por tanto, que con la muerte del último de los apóstoles se acabó la posibilidad de continuar transmitiendo dicho espíritu de adopción y con ello, el seguir aumentando el número de aquellos que estaban en esa relación de pacto con Jesucristo…… y con la muerte del último de los que recibieron dicho espíritu de manos de los apóstoles, pero que ya no podían transmitirlo a otros, se acabaron aquellos que tenían el mandato de Jesús de “continuar haciendo eso en memoria de mí”. Por lo tanto y a partir de ese momento, se acabó la celebración de este Memorial (así se le suele llamar) por falta de asistentes, pues ya no quedaba con vida sobre la tierra ningún miembro implicado en dicho pacto…… y así, hasta el día de hoy.

Por lo que la respuesta a la cuestión planteada por D. Pablo, no puede ser otra que la de afirmar que toda celebración actual de dicho “Memorial”, no es más que una “mamarrachada” por parte de los que la llevan a cabo, bien sean organizaciones religiosas (como los TJ u otras si las hubiere) o particulares y que van por libre, pues ni existe hoy nadie que esté en esa relación de pacto con Jesucristo, ni existe la “gran muchedumbre” como tal (Rev. 7:9; 14), pues esta no aparecerá hasta que se produzca la gran predicación de Mat. 24:14, aún futura. Y para lo cual, antes tiene que dar inicio la profética semana 70 de Dan. 9:27, con la aparición del personaje del “Anticristo”, así como de la aparición sobre la tierra de un pequeño resto de esos Hijos de Dios (Rev. 6:9-11), para dar inicio a dicha predicación y prefigurados por lo “dos testigos” de Rev. 11:3…… y puesto que todo eso aún no ha ocurrido, no tenemos a ningún miembro de los 144.000 con nosotros, ni a una “gran muchedumbre” que les pueda disputar el participar de dicha ceremonia conmemorativa.

Y prueba de que todo ello es así, tal como se lo contamos, la tiene D. Pablo precisamente en el propio marco donde se celebra dicho “Memorial”: en el seno de una cristiandad totalmente dividida en mil y una denominaciones, cada una con sus propias creencias o doctrinas y por tanto, apóstata y alejada del favor de Dios…… así como abundante en una colección de supuestos hijos de Dios, pues los tenemos a patadas y de todo color o denominación religiosa, así como de aquellos que van por libre y acusándose, eso sí, unos a otros de ser falsos “ungidos”; pero que sorpresivamente y a diferencia de aquellos “ungidos” del primer siglo, que podían levantar muertos, expulsar demonios, restaurar paralíticos, ciegos, sordos o mudos, ninguno de los actuales puede curar un simple catarro. Pero eso sí, ostentosa y presuntuosamente hablan de su supuesta condición de “ungidos”, cuando no son más que unos farsantes e impostores, incapaces siquiera de interpretar correctamente un texto bíblico y de ahí, sus erráticas y disparatadas enseñanzas. Porque no podemos olvidar, lo que entre otras cosas dijo Jesús acerca de esas personas que ostentarían después de su resurrección, esa relación paterno/filial con el Altísimo y que no se cumple ni por el forro, en los actuales supuestos “ungidos” y demostrando con ello, ser falsos en su afirmación de ser Hijos de Dios…… a menos eso sí, que Jesús nos hubiera mentido:

El que crea y sea bautizado será salvo, más el que no crea será condenado. 17 Además, estas señales acompañarán a los que crean: Mediante el uso de mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas, 18 y con las manos tomarán serpientes y si beben algo mortífero no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y estos sanarán.” (Mar. 16:16-18).

Por lo tanto, lo dicho: todo es una falsedad, propia de un cristianismo apartado totalmente de los postulados de su originador, Jesucristo y por lo que ninguna celebración, sea la que sea, puede contar con el beneplácito del mismo, ni mucho menos con la de su Padre Celestial, Jehová Dios. Y ese es nuestro punto de vista acerca de la cuestión que nos plantea dicho caballero y que esperamos haya quedado complacido y atendida razonablemente su pregunta…… de no ser así, gustosamente responderemos a alguna posible aclaración.

MABEL

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