¿Qué es, realmente, la “gran tribulación”?
En líneas generales y según nos cuentan los que afirman conocer del tema (que lo conozcan realmente, ya es harina de otro costal) estaríamos hablando del tiempo final o “últimos días” (2 Tim. 3:1) de este mundo tal como lo conocemos, caracterizados por una extrema dificultad, destrucción y muerte, que llevaría a aquellos que superaran todas las dificultades y en consecuencia sobrevivieran a ese tempestuoso período (una “gran muchedumbre”, según Rev. 7:9), a entrar con vida en lo que conocemos como el “reino de Dios” en calidad (¡ni más ni menos!) de inmortales reyes y sacerdotes, para gobernar con Cristo por un período de mil años…… todo sea dicho de forma resumida, pues pensamos que los que acceden a leer este tipo de artículos, obviamente alguna idea tienen del tema y no precisan por lo tanto, de grandes explicaciones para saber de qué les estamos hablando.
Sin embargo y según nuestro modo de ver las cosas, por muy entendidos que afirmen ser los autores que defienden dicho planteamiento (y son legión), la Biblia no dice nada que siquiera se parezca a esto…… esto es y para fijar claramente el tema sobre el que hoy gira nuestro artículo, que la citada “grande muchedumbre” de sobrevivientes de esa “gran tribulación” anunciada (Rev. 7:14), tenga que reinar con Cristo en el reino de Dios y muchísimo menos que para ello, tengan que “vencer” a todas las dificultades que dicho período “tribulacional” pondrá frente a ellos y afirmación, que no siendo más que una falacia, solo contribuye a meter el miedo en el cuerpo del personal. Y para que ustedes conozcan nuestro punto de vista sobre el particular, empezaremos por averiguar qué se nos quiere decir cuando se nos habla de “tribulación” o de su variante “gran tribulación” y que bíblicamente no tienen las mismas connotaciones. Y es que mientras que por tener tribulación, se entiende en la Biblia como el sufrir dificultades más o menos severas, la expresión “gran tribulación” nos habla de un período de tiempo concreto y determinado que sobrevendrá sobre la humanidad y que conlleva un severo juicio de parte de Jehová sobre ella; pero dejemos que sean las Escrituras las que avalen nuestra afirmación.
Y es que el término “tribulación”, tiene que ver con el vocablo griego thlí-psis y que significa básicamente angustia, aflicción o sufrimiento ocasionado por la presión a la que uno es sometido en determinadas circunstancias. En la Biblia lo encontramos, por ejemplo, en relación con la angustia del parto (Juan 16:21); el encarcelamiento (Rev. 2:10); el hambre (Hech. 7:11); la pobreza y las adversidades comunes a los huérfanos y a las viudas (Sant. 1:27); la persecución (Mat. 24:9; Hech 11:19; 20:23; 2 Cor. 1:8; Hebr. 10:33; Rev. 1:9), o el castigo por mala conducta (Rom. 2:9; Rev. 2:22). Incluso la “tribulación” que se nos menciona en 2 Cor. 2:4, bien pudiéramos entenderla como la angustia que sintió el apóstol Pablo debido a la conducta impropia de los cristianos de Corinto y por lo que se vio obligado a tener que darles un poquito de “caña”, eso es, corregirlos con severidad…… y con lo que estaríamos añadiendo un nuevo concepto al término “tribulación”. En todo caso, situaciones que siendo penosas, unas más que otras (pues en algunas circunstancias podían llevar hasta la muerte), no obstante no dejaban de estar circunscritas al ámbito de lo cotidiano; sin embargo no se usa para este menester, la expresión “gran tribulación” y que se traduce del griego thlí-psis me-gá-le…… y que hasta donde nosotros sabemos, solo se encuentra cuatro veces en el registro escritural: una ya citada (Hech. 7:11) pero que aunque se use dicho término en el contexto en el que se encuentra, no tiene connotaciones apocalípticas, mientras que las tres restantes sí la tienen y nos hablan de una situación futura y de traumáticas consecuencias para la humanidad, eso es, marcando un antes y un después de algo:
Mat. 24:21: “…… porque entonces habrá gran tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder.”
Rev. 2:22: “¡Mira! Estoy a punto de echarla en un lecho de enfermo y a los que cometen adulterio con ella, en gran tribulación, a menos que se arrepientan de los hechos de ella.”
Rev. 7:17: “De modo que le dije inmediatamente: “Señor mío, tú eres el que sabe”. Y me dijo: “Estos son los que salen de la gran tribulación y han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.”
Y como hemos dicho, todas ellas nos proyectan hacia un período de tiempo futuro en concreto y que se conoce como “el gran día de Jehová” y en el que van a ocurrir cosas tan “divertidas”, como las que pueden leer a continuación:
“El gran día de Jehová está cerca. Está cerca y hay un apresurarse muchísimo de él. El sonido del día de Jehová es amargo. Allí un hombre poderoso da un grito. 15 Ese día es día de furor, día de angustia y de zozobra, día de tempestad y de desolación, día de oscuridad y de tenebrosidad, día de nubes y de densas tinieblas, 16 día de cuerno y de señal de alarma, contra las ciudades fortificadas y contra las elevadas torres de las esquinas. 17 Y ciertamente causaré angustia a la humanidad y ciertamente andarán como ciegos; porque han pecado contra Jehová. Y su sangre realmente será derramada como polvo y sus entrañas como el estiércol. 18 Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día del furor de Jehová; sino que por el fuego de su celo toda la tierra será devorada, porque él hará un exterminio, realmente uno terrible, de todos los habitantes de la tierra.” (Sof. 1:14-18).
Luego estaríamos hablando de un juicio directo de Jehová, con resultado de destrucción eterna y en el que todos los habitantes de la tierra se ven involucrados…… sin embargo, esos “insignes” intérpretes de las Escrituras señalados al principio (entre los cuales el que más se prodiga en ello, es Apologista Mario Olcese), apoyándose incorrectamente en Rev. 3:5 y en el que entre otras cosas, se lee que “el que venza será vestido así de prendas de vestir exteriores blancas; y de ninguna manera borraré su nombre del libro de la vida…”, sacan la siguiente ecuación: el vestir ropas blancas es consustancial con el poseer la inmortalidad y reinar con Cristo, pues a las mismas personas a las que se dirigieron dichas palabras, también se les dijo “al que venza, le concederé sentarse conmigo en mi trono…” (Rev. 3:21), eso es, cogobernar con él. Por lo tanto y en un alarde de “capacidad interpretativa”, ellos deducen que puesto que esos sobrevivientes de la “gran tribulación”, han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero, al salir ya vestidos de largas ropas blancas del citado período tribulacional, dicha circunstancia solo puede significar que indisputablemente esas personas pertenecen a esa clase gobernante que reinará con Cristo y que goza de la inmortalidad……. y las vacas volando de flor en flor y las abejas pastando en los verdes prados, añadimos nosotros ¡porque cuidadito que hay que ser indocumentado para establecer semejante relación!
Porque en primer lugar, no parece que las palabras de Jehová mencionadas de Sof. 1:14-18, permitan suponer la presencia de supervivientes en ese período llamado la “gran tribulación”, cuando se nos habla del exterminio de todos los habitantes de la tierra ¡vamos, como si a Jehová se le pudiera “colar” alguien! En segundo lugar, porque el figurativamente vestir de blanco solo significa el que uno tiene la aprobación de Dios, pero de ninguna manera el reinar con Cristo y poseer la inmortalidad…… a los ángeles por ejemplo, también se les muestra siempre vestidos de ropas blancas y nadie en su sano juicio, se le ocurriría pensar que son inmortales y mucho menos, el que reinen con Jesucristo en el reino milenario. Y en tercer lugar, porque la segunda parte de Rev. 3:21 que hemos citado, nos dice que “así como yo vencí y me senté con mi Padre en su trono”…… luego preguntémonos: ¿En qué pudo vencer, un hombre que fue vilipendiado, escupido, coronado burlonamente rey con una corona de espinas, escarnecido y finalmente, ejecutado como el peor de los criminales? Solo el sentido común nos dice, que su victoria estuvo en el hecho de que prefirió sufrir todas estas ignominias, antes que transigir en su lealtad a Jehová…… ahora bien ¿a manos de quién murió Jesús? ¿No fue a manos de los enemigos de Dios? Sin embargo, vemos que la “gran tribulación” es un juicio de Jehová contra sus enemigos y por lo tanto, nada que ver con esa milonga que nos quieren colar esos señores tan “entendidos”; recordemos que fue el propio Jesús el que afirmó haber vencido al mundo:
“Les he dicho estas cosas para que por medio de mí tengan paz. En el mundo están experimentando tribulación, pero ¡cobren ánimo! yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33).
Y solo se puede aceptar dicha afirmación, en el sentido de haber vencido por no haber transigido en su lealtad al Padre Celestial y aguantar hasta la misma muerte…… otra cosa no tendría sentido. Luego lo que habría que entender, es que aquellos que quieran reinar con Cristo en su reino, solo lo pueden conseguir venciendo como el venció (Rom. 6:5), eso es, aguantando hasta la misma muerte…… algo que obviamente es incompatible, con el sobrevivir a esa “gran tribulación” venidera. Pero por otra parte y que es en donde dichos autores meten la pata hasta el corvejón en este asunto, demostrando no tener ni idea de lo que dicen las Escrituras, es que pasan por alto al exponer su teoría, el pasaje de Rev. 20:6 y que precisamente apoya de manera incontestable nuestra afirmación:
“Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos (luego no sobre otros) la muerte segunda no tiene autoridad (lo que significa la inmortalidad), sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.” (Acotaciones nuestras).
Luego si algo queda claro en la lectura de este texto (si uno sabe leer con la debida corrección, por supuesto), es que solo aquellos que participan de la citada “primera” resurrección, adquieren la inmortalidad y el poder reinar con Cristo en el reino de Dios; por lo que la afirmación de que los sobrevivientes de esa “gran tribulación”, porque vayan vestidos de blanco, de azul cielo o de gris merengo, ya consiguen la inmortalidad y pasan a reinar con Jesucristo, no deja de ser una auténtica salvajada, la diga quien la diga. Y es que si esas personas sobreviven a la “gran tribulación”, es porque pasan con vida al reino de Dios; y si pasan con vida al reino de Dios, no pueden participar, lógicamente, de dicha “primera” resurrección (ni de ninguna otra, claro está) porque no han muerto, luego no pueden adquirir la inmortalidad ni reinar con Jesucristo en el reino de Dios…… y esto que lo razona hasta el tonto de cualquier pueblo, por lo visto no entra en las entendederas de esos “diplomados” en teología, algunos de los cuales van dando conferencias por ahí y haciendo el ridículo, al ir enseñando algo que solo la lógica y el sentido común, le dicen a uno que esa enseñanza no puede ser verdad.
Sin embargo, lo que queda claro y a tenor de Rev. 7:14, es que de esa “gran tribulación” venidera habrá sobrevivientes y que pasarán a conformar el grupo de los primeros súbditos del venidero reino de Dios y que serán seguidos, por aquellos que de forma progresiva se irán levantando en lo que podríamos considerar como una “segunda” resurrección. Porque no podemos olvidar, que esa acción punitiva del Altísimo, no será general sino selectiva, a tenor de lo que leemos en el libro que cierra el AT:
“Porque, ¡miren!, viene el día que está ardiendo como el horno y todos los presuntuosos y todos los que hacen iniquidad (ya vemos una selección, en estas palabras) tienen que llegar a ser como rastrojo. Y el día que viene ciertamente los devorará, ha dicho Jehová de los ejércitos, de modo que no les dejará raíz ni rama mayor. 2 “Y a ustedes, los que están en temor de mi nombre, el sol de la justicia ciertamente brillará con curación en sus alas (se confirma la selección); y realmente saldrán y escarbarán el suelo como becerros engordados. 3 Y ustedes ciertamente pisotearán a los inicuos, porque ellos llegarán a ser como polvo debajo de las plantas de sus pies el día en que voy a actuar”, ha dicho Jehová de los ejércitos.” (Mal. 4:1-3). (Acotaciones nuestras).
No hay que olvidar, por otra parte, otros pasajes bíblicos que nos hablan de que nuestro Creador (y ejemplos de juicios pasados lo avalan), mantendrá ocultos o protegidos durante ese período de “gran tribulación”, luego no se verán afectados por ella, a esos que están “en temor” de Su Nombre:
Isa. 26:20-21: “Anda, pueblo mío, entra en tus cuartos interiores y cierra tus puertas tras de ti. Escóndete por solo un momento hasta que pase la denunciación (eso es, el período de la “gran tribulación”). 21 Porque, ¡mira!, Jehová está saliendo de su lugar para pedir cuenta por el error del habitante de la tierra contra él; y la tierra ciertamente expondrá su derramamiento de sangre y ya no encubrirá a los de ella a quienes han matado.” (Acotación nuestra).
Sof. 2:2-3: “Antes que el estatuto dé a luz algo, antes que el día haya pasado justamente como el tamo, antes que venga sobre ustedes la cólera ardiente de Jehová, antes que venga sobre ustedes el día de la cólera de Jehová, 3 busquen a Jehová, todos ustedes los mansos de la tierra, los que han practicado Su propia decisión judicial. Busquen justicia, busquen mansedumbre. Probablemente se les oculte en el día de la cólera de Jehová.”
Y si a eso se le suma la lectura del entero Salmo 91, se dará cuenta querido lector, que estamos hablando de personas que milagrosamente son apartadas por el Creador del período destructor de la “gran tribulación” y que por tanto, esta afectará solo al resto de la humanidad. Ahora bien, uno podría preguntarse que han tenido que hacer dichas personas para conseguir ser apartadas o protegidas y sobrevivir así al juicio divino, sobre una humanidad rebelde y pecadora; y para lo cual, las Escrituras tienen una respuesta fácil:
“Y, en respuesta, uno de los ancianos me dijo: “Estos que están vestidos de la larga ropa blanca, ¿quiénes son y de dónde vinieron?”. 14 De modo que le dije inmediatamente: “Señor mío, tú eres el que sabe”. Y me dijo: “Estos son los que salen de la gran tribulación y han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.” (Rev. 7:13-14).
Sin embargo, la cuestión parece que tiene que ver con el conseguir averiguar la forma de poder lavar y emblanquecer simbólicamente nuestras ropas y que nos permitan tener una apariencia apropiada ante nuestro Creador, en el día de juicio por Él; pero eso es algo que el propio Jehová ya nos indicó mucho tiempo atrás, según una invitación que extendió a todos los hombres:
“Vengan, pues y enderecemos los asuntos entre nosotros (dice Jehová). Aunque los pecados de ustedes resulten ser como escarlata, se les harán blancos justamente como la nieve; aunque sean rojos como tela de carmesí, llegarán a ser aun como la lana. 19 Si ustedes muestran buena disposición y de veras escuchan, comerán lo bueno de la tierra. 20 Pero si rehúsan y realmente son rebeldes, por una espada serán comidos; porque la mismísima boca de Jehová lo ha hablado.” (Isa. 1:18-20).
Y la cuestión es la siguiente: a no tardar, usted querido amigo, verá acontecer un suceso que le tiene que poner los pelos como escarpias, pues es el pistoletazo de salida a los últimos siete años del mundo como lo conocemos. Y suceso que tiene que ver, con la aparición de una figura de renombre y a la que bíblicamente se le conoce como el “Anticristo”, que conseguirá reconducir una dramática situación en Oriente Medio, mediante la firma de un pacto de paz por una “semana” de años (Dan. 9:17) entre Israel y el mundo musulmán…… en ese mismo momento, dará inicio una gran predicación a escala mundial anunciada por Jesús en su momento (Mat. 24:14), a cargo de personas que podrán acreditar venir en nombre de Dios (nada que ver por tanto, con los Testigos de Jehová u otros que tal bailan, bien sean organizaciones o “evangelistas” que vayan por libre, como por ejemplo, los Apologista, Rivas, Buzzard, Ureña, Tito Martínez y tantísimos otros), que le comunicarán que el reino de Dios ha tomado el control de la tierra (Dan. 2:44) y lo que usted tiene que hacer, si quiere beneficiarse del mismo.
La tal predicación, tendrá una duración en el tiempo de 1.260 días (Rev. 11:3), eso es, tres años y medio y que abarcará la primera mitad de la citada semana profética; justo al cumplirse ese tiempo, el personaje que confirmó el pacto de paz entre israelís y musulmanes y que, repetimos, se le conoce en términos bíblicos como el “Anticristo”, rompe el pacto establecido (Dan. 9:27) al tiempo que se vuelve en contra esos proclamadores del reino de Dios, enviados por Jehová y los elimina (Rev. 11:7). A partir de ese momento, es cuando nuestro Creador pone a buen recaudo a los que han escuchado, eso es, han respondido favorablemente a la mencionada predicación del reino (Mat. 25:31-33) y comienza la “gran tribulación” o el día de la ira de Dios en contra de la humanidad rebelde que, bajo el dominio del “Anticristo”, no ha aceptado vivir bajo la gobernación de Dios, o sea, han rehusado aceptar las condiciones del reino; eso es al menos, lo que se infiere del siguiente pasaje bíblico y que se proyecta hacia nuestros días:
“…… al tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles 8 en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen a Dios (porque no han querido) y sobre los que no obedecen las buenas nuevas (pues han rehusado escucharlas) acerca de nuestro Señor Jesús. 9 Estos mismos sufrirán el castigo judicial de destrucción eterna de delante del Señor y de la gloria de su fuerza.” (2 Tes. 1:7-9). (Acotaciones nuestras).
Pero por aquello de dejar las cosas perfectamente aclaradas y que no quede ni la más mínima sombra de duda, incidiremos en un hecho que probablemente a usted, amigo que nos lee, no le ha pasado por alto y que quizás le ha llevado a exclamar eso tan célebre de “¡Cuate, aquí hay tomate!”, que traducido significa “Aquí hay algo que no cuadra”. Y es que resulta que en las Escrituras, por una parte se nos afirma que todos los habitantes de la tierra serán destruidos en la “gran tribulación”, mientras que por otra se nos habla de que habrán sobrevivientes de la misma; por ello, dedicaremos un poco de tiempo a analizar dicha circunstancia, pues es un punto ciertamente un tanto contradictorio y por lo que es necesario aclararlo de forma conveniente.
Porque resulta que hablando de la citada “gran tribulación” (solo hay una), mientras que en Sof. 1:18, se nos dice que Jehová “hará un exterminio, realmente uno terrible, de todos los habitantes de la tierra”, sin embargo en Rev. 7:9; 14, se nos habla de “una gran muchedumbre, que ningún hombre podía contar” (entendemos que por numerosa) de sobrevivientes de la misma…… o sea, dos afirmaciones totalmente antagónicas entre sí. Pero puesto que partimos del hecho cierto de que la Biblia no se contradice, nos permitiremos el aventurar una teoría y para lo cual, consideraremos unas palabras de Jesús y partiendo siempre de la base, que las Escrituras hay que verlas desde el punto de vista de Dios y no del nuestro…… dicho esto, volvamos a nuestra teoría y veamos las palabras de Jesús:
“Si ustedes fueran parte del mundo, el mundo le tendría afecto a lo que es suyo. Ahora bien, porque ustedes no son parte del mundo, sino que yo los he escogido del mundo, a causa de esto el mundo los odia.” (Juan 15:19).
Luego si en ese momento hubiera venido la “gran tribulación” y por aquello de establecer un ejemplo gráfico, esas personas (en este caso los apóstoles), no habrían sido consideradas por Jehová como habitantes de aquel mundo (a pesar de haber nacido y estar viviendo en él), porque sencillamente no se identificaban con el mismo, sino que como dijo Pedro en su momento “...... hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según su promesa y en estos la justicia habrá de morar.” (2 Ped. 3:13). Luego al igual que Abrahán y tantos otros, los que ejercemos fe en la promesa divina de una nueva tierra en la que “la justicia habrá de morar”, no nos consideramos parte de este mundo, sino “extraños” o “residentes temporales” en este sistema dominado por Satanás…… sencillamente no es nuestro mundo:
“En fe murieron todos estos, aunque no consiguieron el cumplimiento de las promesas, pero las vieron desde lejos y las acogieron y declararon públicamente que eran extraños y residentes temporales en la tierra.” (Hebr. 11:13).
Y esta manifestación pública de residencia temporal o el considerarnos como extraños y residentes de paso en este mundo (pues esperamos otro), la hará uno cuando se lleve a cabo la futura gran predicación de Mat. 24:14 en donde, mientras unos decidirán acogerse a los beneficios del reino de Dios y que inaugurará la “nueva tierra” prometida, otros decidirán rechazarlo y permanecer como súbditos de una tierra gobernada por el opositor del Altísimo y por lo cual, así serán considerados por Jehová cuando traiga juicio destructor sobre esta tierra: como los genuinos habitantes de un mundo (o sociedad) destinado al juicio divino de destrucción eterna…… y mundo que nosotros no deseamos y por lo que Dios no nos contará como parte de sus habitantes en ese dramático momento. Por eso y apara enfatizar un poco el tema, cuando Jehová dice en Sof. 1:18 que “hará un exterminio, realmente uno terrible, de todos los habitantes de la tierra”, se refiere a todos aquellos que han rechazado su oferta de una nueva tierra de paz y justicia, pues han preferido seguir siendo súbditos del corrompido gobierno satánico y continuar como residentes de pleno derecho, en una tierra corrupta y depravada con la cual obviamente se identifican. Y algo que avala nuestra idea, lo encontramos en unas palabras de Jesús acerca del diluvio del día de Noé y en donde nos señaló su correspondencia o paralelismo con los tiempos por venir…… y de los cuales estamos hablando:
“Porque así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre. 38 Porque como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, los hombres casándose y las mujeres siendo dadas en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca; 39 y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos, así será la presencia del Hijo del hombre.” (Mat. 24:37-39).
En este relato observará, amigo lector, que también se nos habla en el sentido de que todos los habitantes del planeta de ese entonces, fueron barridos o eliminados…… sin embargo, la humanidad actual es prueba fidedigna de que eso no fue así, sino que hubo sobrevivientes (en concreto ocho personas), pues somos descendientes de ellos: Noé, su esposa, los hijos de ambos, Sem, Cam y Jafet y sus respectivas esposas…… entonces ¿se contradice la Biblia en este relato? Pues no, ya que todo se reduce a que sencillamente nos explica que fueron destruidos todos aquellos que no hicieron caso a la advertencia dada por Noé y demostrando con ello, que querían continuar viviendo en un mundo o estado de cosas que Jehová había condenado…… y exactamente de la misma manera, tenemos que interpretar el relato de Sofonías. En fin, creemos que la idea ha quedado clara y que podría ser dada por buena; pero si alguien tiene otra…… pues eso, que la publique y aprenderemos todos.
Y esta es a nuestro entender toda la historia, obviamente resumida, de lo que es la “gran tribulación” y como el poder sobrevivir a ella, eso es, el formar parte de esa “gran muchedumbre” que pasa a través de ella con vida…… y privilegio que se gana antes de que dicha “gran tribulación” estalle. O lo que es lo mismo, exactamente todo lo contrario de lo que afirman esos “genios” de la interpretación bíblica y que se autoproclaman “ungidos” o Hijos de Dios (otra falacia), cuando nos dicen que esa ingente cantidad de personas mencionada en Rev. 7:9, sobreviven porque “han vencido” sobre las dificultades que la citada “gran tribulación” les ha planteado…… cuando lo que nos dicen las Escrituras y como hemos podido comprobar, es que Jehová las oculta durante la duración de la misma, como fue “ocultado” Noé en su momento, o los israelitas en Egipto en el caso de las siete últimas plagas y que puede leer cualquiera en nuestro artículo “Usted…… y las diez plagas de Egipto” (17/03/12), o en el caso de los judíos del año 64 E.C. y como ejemplo de juicio divino más cercano, que haciendo caso de la advertencia de Jesús, salieron huyendo en el momento oportuno:
“Además, cuando vean a Jerusalén cercada de ejércitos acampados, entonces sepan que la desolación de ella se ha acercado. 21 Entonces los que estén en Judea echen a huir a las montañas y los que estén en medio de Jerusalén retírense y los que estén en los lugares rurales no entren en ella; 22 porque estos son días para hacer justicia, para que se cumplan todas las cosas que están escritas.” (Luc. 21:20-22).
Y si usted amable lector, conoce algo de dicha historia, sabrá que en el año 64 E.C. las legiones del Imperio Romano, al mando del general Cestio Galo, atacaron Jerusalén y cuando después de un cerco de unos cinco meses, estaban a punto de tomarla (de hecho ya la habían reducido), inesperadamente se retiraron y sin que ningún estratega militar actual entienda, por qué dicho general tomo tal decisión. Pero sea como fuere, aquellos judíos que confiaron en la advertencia de Jesús, aprovecharon tal circunstancia para tomar “las de Villadiego” (eso es, salir “pitando”) y se fueron cuanto más lejos mejor. Pasados algo más de tres años, mientras los que se quedaron en Jerusalén sin hacer caso a las palabras de Jesús, se las prometían muy felices, de nuevo volvieron las legiones romanas (año 70 E. C.), esta vez al mando del general Tito y las palabras de Jesús se cumplieron al pie de la letra, pues no quedó piedra sobre piedra que no fuera derribada (Mat. 24:2)…… resultado de la escabechina y según el historiador Flavio Josefo: 1,100.000 muertos (tengamos en cuenta que los romanos cercaron la ciudad, cuando se celebraba la fiesta de la Pascua y que reunía en ese momento a judíos de todas partes del mundo) y 90.000 cautivos, la mayoría de los cuales no corrieron mejor suerte que los que murieron en el cerco. Una vez más, vemos que hubo quienes se libraron o fueron “ocultados” del juicio adverso de Jehová sobre el infiel pueblo judío, al hacer caso a una advertencia dada uno 30 años antes y huir a un lugar de seguridad…… y es que hay que observar una constante en todos los juicios de Jehová: cuando se inician, afectan a todos, a continuación se dan las oportunas vías de escape y luego, se intensifican destructoramente sobre aquellos que no las han aprovechado.
Pero en fin, querido amigo, es usted muy dueño de creerse a quien le parezca más oportuno; nosotros lo único que pretendemos es tranquilizar al personal, mediante darles lo que creemos es información correcta de los planes del Altísimo y siempre partiendo del registro escrito, acerca del cómo sucederán las cosas en ese venidero día de juicio…… ya otra cosa es lo que cada cual haga con dicha información. Sin embargo, permítanos el atrevimiento de aconsejarle que antes de tomar la decisión de decantarse por una u otra opción, lea lo que le dicen unos muchos y lo que le dicen otros pocos, u séase nosotros, aquí los “mendas” (no nos consta que nadie más comparta nuestro planteamiento), contrástelo con su ejemplar de las Escrituras y ya a partir de ahí, pues como se decía en un antiguo anuncio de detergente para máquinas lavadoras: “Busque, compare y si encuentra algo mejor…… cómprelo”.
MABEL
miércoles, 4 de abril de 2012
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