jueves, 18 de abril de 2013

El “resto ungido” de Rev. 11:3, aún por aparecer. 

Si algo caracteriza al mundo de la cristiandad, es que un infinito número de sus miembros, en particular aquellos que llevan la delantera en las distintas denominaciones religiosas que la componen, creen ser “ungidos” o lo que es lo mismo, se reconocen como Hijos adoptivos de Dios a la manera de los apóstoles de Jesús y circunstancia que los convertiría, de ser así, en hermanos de Jesucristo y por tanto co-herederos del reino con él, en calidad de inmortales reyes y sacerdotes de Dios. Sumémosles a estos, a aquellos que van por libre y llenan las páginas de Internet, postulándose como futuros reyes sobre la humanidad y que cuando uno ve el “pelaje”, tanto de los unos como de los otros, lo primero que se le viene a la cabeza es aquello tan castizo de “virgencita, virgencita, que me quede como estoy”, o sea, que para que nos gobierne esa patulea de indocumentados, ya estamos bien como estamos, porque…… ¿para qué empeorar más las cosas?

Sin embargo y a pesar de las convencidas manifestaciones por parte de los interesados de ostentar tan preciada posición (y de ahí que huyan del pasaje mencionado como el gato del agua hirviendo) hay algunas cosas que no acaban de cuadrar con lo que sería razonable esperar, si la situación fuera como nos la pintan esos supuestos “ungidos”; porque veamos lo que dijo uno que lo era de verdad, en el primer siglo:

“…… esforzándose solícitamente por observar la unidad del espíritu en el vínculo unidor de la paz. 4 Un cuerpo hay y un espíritu, así como ustedes fueron llamados en la sola esperanza a la cual fueron llamados; 5 un Señor (Jesucristo), una fe, un bautismo (el de espíritu santo y no el de agua); 6 un Dios y Padre de todos, que es sobre todos y por todos y en todos.” (Efe. 4:3-6). (Acotaciones nuestras).

Obviamente, un total llamado a la unidad…… sin embargo, lo que observamos dentro de la llamada cristiandad y dirigida por tanto “ungido”, es una brutal división entre sus ya citadas numerosas denominaciones, cada una con sus propios credos, doctrinas, líderes, liturgias, etc.; y a lo que no contribuyen en nada a arreglar las cosas esos “satélites” que van por libre, sino a empeorarlas en el sentido de añadir más confusión al asunto, cuando la indicación del registro sagrado y nuevamente por boca del mismo autor, el apóstol Pablo, fue la siguiente:

Ahora los exhorto, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que todos hablen de acuerdo, y que no haya divisiones entre ustedes, sino que estén aptamente unidos en la misma mente y en la misma forma de pensar.” (1 Cor. 1:10).

O sea, lo más parecido a un huevo como pueda ser una castaña, entre lo dicho y el panorama real que contemplamos a nuestro alrededor y en donde para terminar de arreglar las cosas, los “ungidos” de una determinada confesión religiosa acusan a los “ungidos” de las otras de ser falsos y viceversa; a lo que se añaden y por aquello de que no decaiga la fiesta, los “ungidos” que van por libre, al afirmar que puesto que no hay ninguna forma de religión que tenga la aprobación de Dios, solo ellos tienen el verdadero ungimiento divino, al no estar contaminados por su relación con alguna de ellas…… y lo que nos plantea al personal que no tenemos tantos “humos” y nos conformamos con ser simples súbditos de dicho reino, la cuestión de cuales son entonces, los verdaderos “ungidos” en estos días y solo por aquello de saber con quién nos tenemos que “jugar los cuartos”. Y que si usted es un lector habitual de este blog, ya conocerá nuestra opinión al respecto y los argumentos en los que la sustentamos, en el sentido que no hay que fiarse de ninguno de ellos pues todos son más falsos que Judas Iscariote…… y si usted no es un habitual de nuestros artículos, permítannos que les expliquemos por qué opinamos de esta manera.

Lo primero que habría que preguntarles a esos farsantes, es por medio de quién han recibido dicho ungimiento como Hijos de Dios y algo que solo se puede conseguir, con el bautismo en espíritu santo y que solo Jesús después de haber resucitado podía impartir, según palabras de uno de los doce primeros agraciados con dicha unción, el apóstol Pedro:

Por eso, debido a que fue ensalzado a la diestra de Dios y recibió del Padre el espíritu santo prometido, él ha derramado esto que ustedes ven y oyen.” (Hech. 2:33).

Y “esto” que aquellos perplejos moradores de Jerusalén estaban “viendo” y “oyendo” en ese momento, no eran más que los resultados o consecuencias de un bautismo en espíritu santo y que les otorgó la condición de Hijos adoptivos de Dios y con ello, los poderes que el mismo llevaba inherentes y de los que estaban haciendo uso en esos instantes…… ahora bien: ya tenemos a doce personas que podían demostrar por medio de las obras poderosas que como Hijos de Dios podían llevar a cabo, su condición de “ungidos”. Entonces la pregunta sería, si ello se quedó ahí o Jehová continuó añadiendo a ese reducido grupo y cuya respuesta es que sí continuó el Altísimo con dicha selección, pero ya por medio de la intermediación directa de los apóstoles en dicha tarea de bautizar en espíritu santo, mediante el ritual de lo que se conocía como la “imposición de manos”…… no que dicho ritual en sí mismo confiriera unción alguna, sino la autoridad recibida por Dios en la persona que las imponía, de poder otorgar dicha condición de Hijo adoptivo de Este sobre el individuo en que se llevara a cabo dicha imposición de manos. Pero dado que los que recibieron dicho ungimiento de manos de los apóstoles ya no podían hacer lo mismo con otros, eso es, que ya no tenían la capacidad de poderla transmitir, con la muerte del último apóstol se acabó lo que se dada…… y pormenores de lo cual, el que lo desee los puede encontrar (entre otros), en nuestro artículo “No es eso, Sr. Olcese…… no es eso” (14/09/10) y precisamente dirigido a uno de esos “aspirantes” a tener su parcelita de poder en el reino de Dios.

Por lo que cuando alguien nos salga diciendo ser un “ungido”, solo hay que pensar de dicha persona que no es más que una persona que no sabe ni lo que dice; porque cuando hablamos de un Hijo adoptivo de Dios y ahí está el registro sagrado para corroborar nuestra afirmación, estaríamos hablando del ser más poderoso que puede pisar la tierra, pues aquellos que tenían dicha condición curaban enfermedades graves, sanaban a inválidos de nacimiento, devolvían la vista a los ciegos, levantaban muertos y encima, expulsaban demonios y lo que demuestra el poder que tenían sobre estos…… eso entre otras “menudencias” parecidas; sin embargo ¿qué hacen los actuales “ungidos”, aparte de escribir las mamarrachadas con las que nos quieren convencer de su condición divina? ¿Será por ventura que el Altísimo tiene hijos de primera e hijos de segunda, pues mientras unos (los del primer siglo) pudieron hacer todo lo mencionado por el poder de Dios, los actuales no pueden hacer absolutamente nada de eso, ni siquiera algo que mínimamente se le parezca?

Es cierto que para salvar ambas objeciones, la de que no existen apóstoles que impartan dicho bautismo en espíritu y el que no puedan desarrollar poderes como en el primer siglo, dichos personajes afirman que dicha unción se administra ahora mediante el bautismo en agua y que el desarrollar poderes, no hace falta en nuestros días al tener ya el poder da las Escrituras en sí mismas…… pero argumentos que se caen por su propio peso, pues en primer lugar, nunca el bautismo en agua fue sustituido por el de espíritu santo sino que este fue añadido al primero, después de la muerte de Jesús y con un propósito totalmente distinto. Y que aun aceptando (que ya sería mucho aceptar) que ello fuera así, que hubiera cambiado el “método” para ungir a uno como Hijo de Dios, ello no tendría por qué afectar al resultado final y que tendría que continuar siendo el de transformar a una persona normal, a una con la capacidad de efectuar obras poderosas como fue en un principio; y en segundo lugar, si hoy no hacen falta poderes personales, pues ya tenemos las Escrituras ¿qué necesidad hay entonces, de que existan Hijos de Dios sobre la tierra, si Jehová ya tiene Su Palabra para interactuar sobre las personas?

Pero es que además, tenemos otro aspecto a considerar y que nos confirmaría el hecho de que con los apóstoles terminó dicha capacidad de conversión, que encontramos en Rev. 6:9-11 y en donde se lee lo siguiente:

Y cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido degollados a causa de la palabra de Dios y a causa de la obra de testimonio que solían tener. 10 Y clamaban con voz fuerte y decían: “¿Hasta cuándo, Señor Soberano santo y verdadero, te abstienes de juzgar y de vengar nuestra sangre en los que moran en la tierra?”. 11 Y a cada uno de ellos se dio una larga ropa blanca; y se les dijo que descansaran por un poco de tiempo más, hasta que se completara también el número de sus coesclavos y de sus hermanos que estaban a punto de ser muertos como ellos también lo habían sido.”

Y versículo 11 que para dar más claridad a la idea, trascribiremos ahora de la versión Palabra de Dios para todos:

Cada uno recibió una vestidura blanca y se les dijo que esperaran un poco más porque aún había algunos hermanos y siervos de Cristo que debían ser asesinados como habían sido asesinados ellos.”

Analizando objetivamente dicho pasaje en ambas versiones, vemos que lo que se nos está diciendo es que la recolección de aquellas personas que con Cristo tenían que reinar (pues de esas personas se nos habla en dicho pasaje), se interrumpió momentáneamente con la muerte de los apóstoles y que se reanudaría en un tiempo futuro, en el que de nuevo aparecerían poderosos personajes a los del primer siglo y con la recolección de los cuales, se completaría un número determinado previamente por el Altísimo, para ese conjunto de gobernantes con Cristo en el reino y algo acorde con lo que leemos en Rev. 11:3-7:

Y haré que mis dos testigos profeticen mil doscientos sesenta días vestidos de saco”. 4 Estos son simbolizados por los dos olivos y los dos candelabros y están de pie delante del Señor de la tierra. 

5 Y si alguien quiere hacerles daño, de la boca de ellos sale fuego y devora a sus enemigos; y si alguien quisiera hacerles daño, tiene que ser muerto de esta manera. 6 Estos tienen la autoridad para cerrar el cielo de modo que no caiga lluvia durante los días de su profetizar y tienen autoridad sobre las aguas para tornarlas en sangre y para herir la tierra con toda clase de plaga cuantas veces deseen. 

7 Y cuando hayan terminado de dar su testimonio, la bestia salvaje que asciende del abismo hará guerra contra ellos y los vencerá y los matará.”

Entonces de lo que se nos está hablando aquí, es de “un resto” poderosísimo por aparecer y del que se nos habla en Rev. 6:9-11 mencionado, que completará el número que Jehová tiene predeterminado para aquellos que tienen que reinar con Cristo en el reino de Dios…… lo que deja claro que en un momento de la historia dejaron de aparecer personajes con esas características y momento que solo cuadra con la desaparición del último de los apóstoles, pues estos y según el registro sagrado, eran los únicos con la autoridad para bautizar en espíritu santo y único bautismo que otorgaba la condición de Hijo adoptivo de Dios. Pero dado que aún no han aparecido dichos poderosos personajes, a la manera de los apóstoles y sus directos seguidores del primer siglo y algo de lo que ya nos habríamos enterado, ello significa que desde estos y hasta el momento actual, no existen Hijos de Dios sobre la tierra y por lo que esos que así mismos se reconocen como tales, no son más que unos farsantes embaucadores sin un mínimo conocimiento del contenido escritural. Por otra parte y con relación a la cantidad de miembros en ese “resto” por aparecer y que no se menciona en las Escrituras, no se puede tomar el número de “dos testigos” cómo el total de miembros por aparecer y que en consecuencia faltaría para completar una cantidad última (el número de los que han de reinar con Cristo), porque tenemos por ahí una profecía paralela relacionada con el mismo evento y que parece ir en línea con nuestra afirmación, en la que leemos lo siguiente:

Y él (Jesucristo) ciertamente estará de pie y hará pastoreo en la fuerza de Jehová, en la superioridad del nombre de Jehová su Dios. Y ellos ciertamente seguirán morando, porque ahora él será grande hasta los cabos de la tierra. 5 Y este tiene que llegar a ser paz. En cuanto al asirio, cuando entre en nuestro país y cuando pise sobre nuestras torres de habitación, nosotros también tendremos que levantar contra él siete pastores, sí, ocho adalides de la humanidad.” (Miq. 5:4-5). (Acotación nuestra).

Viendo por tanto que sobre una misma profecía tenemos tres cifras distintas, no podemos hacer otra cosa que buscar razones para ello, pues la Biblia no se contradice a sí misma y lo que nos lleva a razonar lo siguiente: el que se nos hable de “dos testigos”, probablemente tiene que ver con la regla divina de que toda cuestión que implique juicio y que en cierto momento hasta podría implicar la muerte de personas (como es el caso que nos ocupa), tiene que ser sostenida “por boca de dos o tres testigos” (Mat. 18:15-17). Por otra parte, el que se nos hable de “siete pastores” y “ocho adalides” (personajes prominentes estos), habría que relacionarlo con el hecho de que puesto que el “siete” significa lo completo a los ojos de Dios, el que se nos añada el número “ocho” a continuación se podría entender que en todo caso y prescindiendo de un número concreto (que, repetimos, la Biblia no nos da), serán los suficientes, eso es, ni uno más ni uno menos, para llevar a cabo la comisión asignada y para completar la cantidad predeterminada por el Altísimo de gobernantes en Su reino…… y que dicha última selección tiene que ver, con la comisión asignada a ese “resto” por aparecer, de llevar la delantera en la futura gran predicación de Mat. 24:14 durante esos 1.260 días mencionados en Rev. 11:3, que son los tres años y medio de la primera parte de la profética semana 70 de Dan. 9:27 y a los que sigue “el fin”, eso es, la “gran tribulación” que abarca los tres años y medio restantes de dicha semana, la cual finaliza con la batalla de Armagedón y con la que queda borrado del mapa, el sistema corrupto de cosas tal como lo hemos conocido hasta ahora, dando paso ya al reino de Dios.

Luego todo considerado, no ha lugar a la existencia actual de supuestos “ungidos” y carentes de poder alguno, pues nada de eso se nos dice en las Escrituras, por mucho que se empeñen esos “iluminados” y para lo cual, se apoyan en textos sacados de las cartas cruzadas entre esas personas del primer siglo y que nada tiene que ver su contenido con nosotros, pues dichas misivas tenían a sus destinatarios concretos y personas que sí eran Hijos adoptivos de Dios y dotados, por tanto, de los poderes inherentes a dicha condición. Pero les hemos hablado de las mamarrachadas que dichos farsantes escriben para convencernos de su supuesta condición de privilegio y lo que nos lleva a mostrarles el escrito de uno de esos “mandangas”, en el que se exponían las “22 razones” que avalan la creencia de esa patulea de indocumentados, en el sentido que están llamados a reinar con Cristo y que no nos resistimos a transcribírselas tal cual están publicadas, para que vean la “consistencia” de sus argumentos:

1.- Porque somos hijos de Dios, y coherederos con Cristo. 

2.- Porque somos miembros del cuerpo Ungido (iglesia) de Cristo. 

3.- Porque hemos sido santificados para reinar con Cristo. 

4.- Porque hemos sido llamados para ser resucitados a la semejanza de Cristo. 

5.- Porque seguimos las pisadas de Cristo lealmente hasta la muerte. 

6.- Porque somos hermanos de Cristo. 

7.- Porque nos ofreció un reino para que comamos y bebamos con él en su mesa. 

8.- Porque somos nacidos de nuevo por agua y espíritu. 

9.- Porque somos guiados por el Espíritu Santo de la adopción. 

10.- Porque hemos lavado nuestras ropas con su sangre preciosa, la sangre del nuevo pacto. 

11.- Porque Dios nos hizo sentar con Cristo en los lugares celestiales. 

12.- Porque El Señor ya no nos llama siervos, sino amigos, y los amigos andan juntos, no alejados. 

13.- Porque Jesús prometió volver y estar con nosotros en el mismo lugar donde él estará. 

14.- Porque hemos escuchado el llamado celestial por el evangelio. 

15.- Porque El Señor nos ha prometido darnos la inmortalidad en la gloria. 

16.- Porque somos un reino de sacerdotes, y nuestra ciudadanía, como nuestros tesoros, están reservados en el cielo. 

17.- Porque nos ha dado grandiosas y preciosas promesas (una salvación tan grande) las cuales ningún hombre ha podido jamás imaginarse. 

18.- Porque seremos arrebatados para recibir al Señor en el aire y así estaremos para siempre con él. 

19.- Porque el Señor le pidió al Padre para que los suyos estén con él en el mismo lugar donde él está. 

2o.- Porque somos simiente de Abraham al igual que Cristo por la fe. 

21.- Porque hemos sido llamados a una misma esperanza de nuestra vocación celestial. 

22.- Porque el Señor nos prometió sentarnos con él en su trono. 

Y si ustedes se fijan, verán que todos esos puntos (aparte de absurdos, infantiles e impropios de alguien que con un mínimo de seriedad, afirme conocer las Escrituras), dependen de la veracidad de esa primera afirmación “Porque somos hijos de Dios...” y que resulta que ya se empieza por no poder demostrar por ningún lado semejante afirmación…… porque no sabemos a ustedes, pero a nosotros la simple afirmación de “ser algo” (¡y nada menos que un Hijo adoptivo de Dios!), no nos basta y por lo que nos hace falta una prueba fehaciente de que ello es así. Porque esto es lo que observamos en todos aquellos que en el primer siglo disfrutaban de tal condición y que mostraban a modo de “credencial”, las obras poderosas que dicha unción les permitía llevar a cabo, de tal forma que no quedaba duda alguna de quiénes o qué eran…… observen lo que el propio Jesús manifestó y argumento que resulta totalmente demoledor, para las presuntuosas expectativas de los supuestos “ungidos” actuales:

“…… ¿me dicen ustedes a mí, a quien el Padre santificó y despachó al mundo “blasfemas”, porque dije: Soy Hijo de Dios? 37 Si no hago las obras de mi Padre, no me crean. 38 Pero si las hago, aun cuando no me crean a mí, crean las obras, a fin de que lleguen a saber y continúen sabiendo, que el Padre está en unión conmigo y yo estoy en unión con el Padre (eso es, que realmente era Hijo de Dios).” (Juan 10:36-38). (Acotación nuestra).

Es obvio, por tanto y así lo demostró Jesús con sus hechos, que la obras relacionadas con el Padre tenían que ver con actos poderosos y lejos del alcance del ser humano…… y si uno no los puede llevar acabo y como hemos leído en palabras del propio Hijo de Dios, no tenemos por qué creerle; y es que afirmar ser Hijo de Dios y no poder desarrollar poderes superiores a los de cualquier ser humano normal, aquello creíble, lo que se dice creíble ¡pues que quieren que les digamos!...... pero a nosotros no nos lo parece, siempre a la luz del registro sagrado en general y de estas palabras tan clarificadoras de Jesús, en particular. Por lo tanto y según nuestro entender (cada uno que haga lo que crea oportuno), hay que “pasar” totalmente de tanto “iluminado” vendedor de “humo” y esperar la aparición de dicho “resto” por aparecer, personajes poderosísimos a la manera de los primeros seguidores de Jesucristo y que nos mostrarán el camino para poder sobrevivir a la “gran tribulación” venidera y con ello, el acceso al tan ansiado reino de Dios…… esperanza de la humanidad, tanto de los que vivimos actualmente, como de aquellos que descansando en sus tumbas, esperan el poder volver a la vida mediante la resurrección de los muertos durante dicho período milenario (Hech. 24:15).

Pero en fin, queridos amigos, esta es nuestra posición y siempre en función de lo que entendemos que nos explican las Escrituras, con respecto de aquellos que se auto-nombran “ungidos” y que, lógicamente, niegan los planes de Dios (pues eso les desmonta el “chiringuito” a ellos), en el sentido que Este tenga previsto en un momento determinado el enviar a un pequeño “resto” a la manera de los Pedro, Juan, Pablo, etc., que dará continuidad al propósito divino de hacer de la tierra nuevamente un paraíso y algo que prácticamente ya estamos tocando,. Sin embargo, no nos crean a nosotros, sino cojan sus ejemplares de las Escrituras y comprueben por ustedes mismos si las cosas son así, o no…… y es que ya saben: nosotros, también nos podemos equivocar.

MABEL

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