Las “dos” resurrecciones de Juan 5:28-29
Una de las enseñanzas más extendidas entre los autores de temas religiosos y que gozan de cierto relieve en la actualidad (los autores, no los temas, que son manifiestamente mejorables) tiene que ver con las palabras que Jesús dijo en el pasaje citado y que según interpretan los citados autores de ellas, lo que este quiso decirnos era que cuando él llegara en su reino, se producirían dos resurrecciones: una “primera” de vida para los “justos” y una “segunda” de juicio o destrucción eterna para los “injustos” y entre ambas, un espacio de tiempo de mil años…… o lo que es lo mismo, la “primera” en el momento de la futura venida de Jesucristo y con la que iniciaría el reino milenario de Dios y la “segunda”, justo al final del mismo, eso es, mil años después. Sin embargo, dicho planteamiento y que de entrada niega la enseñanza de Jesús, en cuanto a la esperanza de la resurrección para todas las personas y con ello, la posibilidad de alcanzar la vida eterna, se enfrenta a una dificultad y la cual tiene que ver, precisamente con aquello que nos cuentan las Escrituras que realmente se produce en esas dos franjas de tiempo; porque lo que se nos dice para el momento de la venida de Cristo y con lo que inicia el milenio, es lo siguiente:
“Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.” (Rev. 20:6).
Luego ya tenemos la “primera” de dos resurrecciones mencionadas en marcha, colocada al inicio del período milenario…… sin embargo, la “segunda” y que supuestamente, tendría que ocurrir al final de los mil años y siempre a la luz de lo que nos dicen dichos “entendidos”, resulta que no aparece por ningún lado, pues lo que se nos dice que ocurre al final de ese tiempo es esto:
“Ahora bien, luego que hayan terminado los mil años, Satanás será soltado de su prisión 8 y saldrá a extraviar a aquellas naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, para reunirlos para la guerra. El número de estos (los que son entrampados por Satanás) es como la arena del mar. 9 Y avanzaron sobre la anchura de la tierra y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada. Pero descendió fuego del cielo y los devoró.” (Rev. 20:7-9). (Acotación nuestra).
Entonces lo que se nos cuenta que ocurre “terminados los mil años” y por llamarlo de alguna manera, es una revuelta orquestada por Satanás y en la que todos aquellos que le sigan en su fechoría, serán devorados por el fuego divino y lo que nada tiene que ver, obviamente, con algo parecido a una resurrección…… sin embargo, puesto que hemos leído de una “primera” resurrección, solo es razonable que exista una “segunda” y a la que habría que ubicar, visto lo visto y de todas, todas, dentro del espacio tiempo que media entre la “primera” resurrección mencionada y el momento de la suelta de Satanás al fin de los mil años, eso es, durante el período milenario y algo que con insistencia niegan, los que defienden el planteamiento que da pie a este artículo. Por lo tanto y para ver qué ocurre aquí, tendríamos que empezar por averiguar qué fue realmente lo que dijo Jesús en el mencionado pasaje de Juan 5:28-29 y ver, si de lo que nos estaba hablando era de la “segunda” resurrección y compuesta de personas con diferentes actitudes en función de sus particulares circunstancias (a renglón seguido de la mencionada en Rev. 20:6) y por acontecer durante ese intervalo de mil años, como afirmamos nosotros…… o por el contrario y dando la razón a esos autores reseñados, Jesús estaba hablando en el pasaje de Juan, de dos resurrecciones distintas y separadas en el tiempo por ese espacio de tiempo señalado; pero veamos qué nos dijo Jesús:
“No se maravillen de esto, porque viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz 29 y saldrán, los que hicieron cosas buenas a una resurrección de vida, los que practicaron cosas viles a una resurrección de juicio.”
Habría que señalar como primera providencia, que no se aprecia en dicho pasaje nada que nos transmita la idea de algo parecido a una “primera” y una “segunda” resurrección y mucho menos, de la existencia de mil años de separación entre las mismas; más bien y si uno analiza con atención el texto en sí mismo, tal parece que de lo que nos está hablando es de una sola resurrección, con dos retribuciones distintas. Pensar lo contrario, parece más bien propio de personas que en lugar de leer la Biblia, lo que han leído en toda su vida no ha sido otra cosa que el periódico local; sin embargo, dichos autores y en un intento de reafirmar su planteamiento, incorporan al mismo, el texto que encontramos en la profecía de Dan. 12:2 y en donde se lee algo expuesto en parecidos términos:
“Y habrá muchos de los que están dormidos en el suelo de polvo que despertarán, estos a vida de duración indefinida y aquellos a oprobios y a aborrecimiento de duración indefinida.”
Con lo que de nuevo nos encontramos con el mismo panorama: que nada se nos habla en dicho pasaje, de una “primera” y una “segunda” resurrección, ni de mil años que las separen en el tiempo…… por lo que otra vez tenemos que concluir y después de analizar el contenido del texto en cuestión, que de nuevo se nos estaría hablando de una misma resurrección, con dos resultados claramente opuestos. Sin embargo, sorprendentemente, lo que no hacen esos caballeros es usar con la misma frecuencia y para hablar de “sus” dos resurrecciones, el pasaje de Hech. 24:15 y del que más bien huyen como el gato del agua hirviendo, pues en el mismo si se nos habla de una sola resurrección, con dos retribuciones distintas:
“…… y tengo esperanza en cuanto a Dios, esperanza que estos mismos también abrigan, de que va a haber resurrección (en singular) así de justos como de injustos.” (Acotación nuestra).
Parece que aquí, el apóstol Pablo y que sí captó el verdadero sentido de las palabras de Jesús, nos presenta una sola resurrección conjunta en la que se levantarán tanto los considerados “justos”, como aquellos que son llamados “injustos” y cuya única diferencia entre ambos, estaría en el hecho de que mientras los primeros fueron fieles a Dios mientras vivieron, los segundos no y, probablemente, por el simple hecho en la inmensa mayoría de los casos, que no tuvieron relación con Él por no pertenecer a su pueblo, al ser personas de culturas distintas y esparcidas por distintas partes de la tierra…… excusamos decir y según entendemos nosotros del contenido escritural, que no entrarían a formar parte de ese grupo de “injustos”, aquellos que como los habitantes de Sodoma y Gomorra, o los del día de Noé, o los destruidos por la “gran tribulación” (aún por venir) y otros casos de menor relieve, murieron ejecutados por un juicio sumarísimo de Jehová.
Hecha esta importante y necesaria puntualización y ya volviendo al pasaje mencionado de Pablo, quizás sería oportuno para confirmar nuestra posición en el sentido que dicho apóstol, nos estaba señalando que las palabras de Jesús en Juan 5:28-29 hacían referencia a una sola resurrección, con dos retribuciones distintas, acudir a otras versiones bíblicas para considerar lo que sus distintos traductores, entendieron acerca del particular; por lo que, veamos por ejemplo, cómo se nos vierte dicho pasaje de Hech. 24:15 en otras versiones:
TLA: “Yo creo que Dios hará que los muertos (en general) vuelvan a vivir, no importa que hayan sido buenos o malos. Y también los que me acusan, creen lo mismo.” (Acotación nuestra).
NVI: “Tengo en Dios la misma esperanza que estos hombres profesan, de que habrá una (no dos) resurrección de los justos y de los injustos.” (Acotación nuestra).
LBLA: “……teniendo la misma esperanza en Dios que éstos también abrigan, de que ciertamente habrá una resurrección tanto de los justos como de los impíos (luego una sola resurrección, que incluiría a ambos grupos).” (Acotación nuestra).
BJ: “…… y tengo en Dios la misma esperanza que estos tienen, de que habrá una resurrección, tanto de los justos como de los pecadores.”
Luego queda claro como el agua, que estos traductores entendieron y al igual que nosotros, que el apóstol Pablo se estaba refiriendo a una misma resurrección en la que participarían tanto los unos como los otros…… por tanto, una “segunda” resurrección totalmente distinta a la “primera” de la que nos habla Rev. 20:6 y en la que se nos dice que sus participantes y solo dos versículos antes (el 4), tendrían que reunir las siguientes características:
“Y vi tronos y hubo quienes se sentaron en ellos y se les dio poder para juzgar. Sí, vi las almas de los que fueron ejecutados con hacha por el testimonio que dieron de Jesús y por hablar acerca de Dios y los que no habían adorado ni a la bestia salvaje ni a su imagen y que no habían recibido la marca sobre la frente ni sobre la mano. Y llegaron a vivir y reinaron con el Cristo por mil años.”
En la versión Traducción en lenguaje actual (TLA), se vierte dicho pasaje de manera más sencilla y por tanto, más comprensible, que complementa la idea que nos transmite la TNM de los TJ y que es la que usamos como referente en este blog:
“Luego vi unos tronos; y en esos tronos estaban sentados los que habían sido asesinados por mantenerse fieles a la enseñanza de Jesús y al mensaje de Dios. Ellos no habían adorado al monstruo ni a su estatua, ni se habían dejado poner su marca en la frente ni en las manos. Ellos volvieron a vivir y Dios les dio tronos para que gobernaran con el Mesías durante mil años.”
Siendo la cosa así y tal parece que así es, quedarían descartados para tomar parte en esa “primera” resurrección, aquellos que nacieron, vivieron y murieron antes de la aparición de Jesús como el Mesías de Jehová y que probablemente, se cuentan en miles de millones de personas y entre los que estarían, obviamente, personajes bíblicos de relumbrón como los Noé, Abraham, Isaac, Moisés, David, Daniel, etc. etc. etc., pues la mayoría de estos personajes no solo murieron en su vejez “satisfechos y colmados de días” (Gén. 9:28.29; 25:8; 35:29; Deut. 34:5-6; 1 Crón. 29:28; Dan. 12:13), sino que no pudieron ser fieles a la “enseñanza de Jesús”, pues este aún tardaría siglos en aparecer…… por lo que nadie que vivió en esa franja de tiempo que conocemos como el AT, pudo reunir los requisitos exigidos para reinar con Cristo.
Quedando claro, por lo tanto, que estos personajes del AT no tuvieron una muerte como la exigida en Rev. 20:4 y que les permitiera levantarse en una “primera” resurrección y que, precisamente, es la que concede la inmortalidad y el poder reinar con Cristo en el milenio (Rev. 20:6), esto plantea un serio problema a los autores que defienden una “segunda” resurrección para juicio (o destrucción eterna) para el final de los mil años de reino milenario. Y es que esos notables del AT, se cuentan sin lugar a duda alguna, entre aquellos que Jehová considera como “justos”, por lo que va contra toda lógica el que sean destinados a tan horrendo castigo…… y con lo que queda claramente probado que Juan 5:28-29, nos habla de una resurrección durante el período milenario y en donde serán levantadas dichas personas “justas” ante El Divino, junto a otras que por no haber sabido de Él, no tuvieron oportunidad de servirle y las cuales se identifican, en las palabras de Jesús, como de “injustas”. Obviamente y dado que en este grupo evidentemente se incluye a todo tipo de personas, como niños que a lo largo de la historia murieron a temprana edad y por tanto, sin uso de razón que les hiciera responsables de sus actos ante el Creador, o deficientes mentales y que estarían en la misma situación, así como un largo etc. de personas que vivieron ignorantes de las disposiciones divinas, el término “injustos” y desde el punto de vista del Hijo de Dios, no necesariamente tiene relación con una “voluntariosa” actitud personal incorrecta y delictiva con respecto de Dios, sino más bien se nos vendría a decir, que dadas las particulares circunstancias de dicho personal, estos no pudieron “hacer méritos” y por decirlo de alguna manera, para merecer una resurrección y que sí los había en el caso de los personajes o notables del AT citados previamente…… una forma como otra cualquiera de “distinguir” a unos de otros.
Ahora bien y prescindiendo de lo ya afirmado ¿cómo se puede sostener bíblicamente, el que no pueda existir algo parecido a una resurrección al término de los mil años para juicio y posterior aniquilación eterna de los involucrados en ella, como retribución por actos llevados a cabo en una vida anterior? Y el que ello es así, lo prueba el hecho del sinsentido que significaría el que una persona tuviera que morir dos veces por el mismo pecado y que es lo que ocurriría, si una persona fuera resucitada para responder por los pecados cometidos en su vida anterior y por los que ya pagó con su muerte…… algo que contradeciría totalmente el texto sagrado; porque veamos lo que nos dijo Pablo en Rom. 6:7:
“Porque el que ha muerto ha sido absuelto (“liberado”, “justificado”, “libertado”, “redimido” según versiones) de su pecado.”
Eso es, “absuelto” de los pecados derivados de nuestra imperfección, heredada de nuestros primeros padres y que tienen por precio la muerte, pues eso es lo que nos dice el apóstol Pablo, solo unos versos más adelante, concretamente en el 23:
“Porque el salario que el pecado paga, es muerte……”
Visto lo cual y para poder entender de qué estamos hablando, nos tendríamos que plantear una pregunta que al menos nosotros, nunca la hemos visto plantear a nadie y respuesta que nos imaginamos, la inmensa mayoría de personas que se dicen cristianas desconocen totalmente: ¿Por cuál pecado muere actualmente el ser humano realmente: por el que cometió Adán en su momento…… o por los que comete uno individualmente? Es obvio, que por aquellos que cometemos nosotros individualmente contra Dios y que según el texto mencionado, acarrean muerte; por lo tanto y en un intento por aclarar lo que pretendemos explicar, veamos parte de una conversación mantenida por Dios con Adán:
“Pero en cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, no debes comer de él, porque en el día que comas de él, positivamente morirás.” (Gén. 2:17).
Entonces la conducta pecaminosa de nuestros primeros padres, desobedeciendo a Dios, fue la que les llevó a la muerte a ellos, así como son nuestros propios pecados, los que nos hacen reos de muerte a los ojos de Este, pues esto es lo que le fue dicho al hombre:
“Y tienen que guardar mis estatutos y mis decisiones judiciales, los cuales, si el hombre los hace (o los guarda), entonces tendrá que vivir por medio de ellos. Yo soy Jehová.” (Lev. 18:5). (Acotación nuestra).
La versión Reina Valera Contemporánea, vierte dicho pasaje de la siguiente manera:
“Por lo tanto, obedezcan mis estatutos y mis ordenanzas. Todo el que los cumpla, vivirá por ellos. Yo soy el Señor.”
Parece ser entonces y noten que lo ponemos en condicional, que si un hombre fuera capaz de guardar las disposiciones reglamentarias del Altísimo cabalmente, eso es, que no cometiera pecado, según propias palabras de Este no tendría por qué experimentar la muerte y lo que deja perfectamente claro, por otra parte, que respondemos con nuestra vida ante Jehová, por los pecados que cometemos personalmente contra Este y cuyo precio es la muerte. Porque lo que ocurre realmente, es que el pecado adámico conllevó como consecuencia colateral, la imperfección de nuestros primeros padres y que es la herencia genética que estos transmitieron a su descendencia, lo que inhabilitó totalmente al ser humano para seguir un camino de rectitud ante su Dios; pues tal como un molde defectuoso transmite a todas las piezas moldeadas en él el mismo defecto, así también nuestros primeros padres nos transmitieron su imperfección…… por lo que si bien somos víctimas de la herencia recibida, eso es, la imperfección que nos lleva inevitablemente al pecado, no somos sin embargo, culpables del pecado original cometido y por el que no pagamos, sino de los que cometemos nosotros en contra del Altísimo y por lo que contraemos una deuda personal e intransferible con Este, que se salda solo con la muerte de uno (Gén. 2:17; Rom. 6:23).
Para ejemplificar el asunto, podríamos hacer el siguiente planteamiento: cuando la persona muere por las consecuencias derivadas del pecado adánico (la imperfección que nos impide llevar a cabo lo correcto) y siempre según los pasajes señalados, por decirlo de alguna manera dicha persona devuelve en pago a Jehová por los pecados cometidos durante su existencia, la vida que este le ha “prestado” hasta el día de su muerte…… y con ello el individuo en cuestión, queda libre de pecado, eso es, ya ha pagado su deuda personal con su Creador. Para expresarlo de una manera que nos entendamos, queda en paz con el Altísimo y se acabó el “chiringuito”, o sea, Jehová se queda con lo que es suyo, eso es, la vida del ser que ha dejado de existir y el muerto, vuelve al polvo del suelo o lo que es lo mismo, a la inexistencia eterna (como fue en el caso de Adán y Eva) y asunto finiquitado:
“Cuando llegue ese día (el de la muerte), volverás a ser polvo, porque polvo fuiste y el espíritu (o aliento de vida) volverá a Dios, pues él fue quien lo dio.” (Ecle. 12:7, en la versión Traducción en lenguaje actual). (Acotaciones nuestras).
La cuestión está, en que si bien con la vida hemos pagado la deuda, ello de poco nos sirve como seres vivientes, pues resulta que al morir dejamos de existir y sin solución de continuidad, por lo que se acabó todo lo que se daba: sencillamente no hay más…… y lo cual es terrible, porque el ser humano está creado para vivir y lo prueba el hecho constatado, que la idea de la muerte no está en sus genes:
“Todo lo ha hecho bello a su tiempo. Aun el tiempo indefinido (o el sentido de la eternidad) ha puesto en el corazón de ellos, para que la humanidad nunca descubra la obra que el Dios verdadero ha hecho desde el comienzo hasta el fin.” (Ecle. 3:11). (Acotación nuestra).
Y es aquí, en este preciso y trágico momento del ser humano, cuando entra en juego el más maravilloso regalo que Dios jamás ha hecho al hombre y que es el sacrificio vicario de Su propio Hijo, Jesucristo, como “rescate correspondiente por todos” (1 Tim. 2:5-6); y que devuelve a los descendientes de Adán y no responsables por tanto, del pecado de este (hacemos esta aclaración, porque contrario a lo que muchos afirman, ni Adán ni Eva serán resucitados y algo de lo que hablaremos en un próximo artículo), la posibilidad de vivir otra vida ya exenta de la imperfección que genera el pecado, mediante la dádiva divina de la resurrección y lo cual nos introduce de lleno, en el cuándo esta se llevará a cabo para que la misma tenga lógica y sentido…… por lo que para hacernos entender en lo que pretendemos decirles, permitámonos un ejercicio de imaginación y acompáñennos en la visualización de una escena celestial, en la que mostramos una hipotética conversación entre nuestro Excelso Creador Jehová y Su Hijo Jesucristo, en el momento de morir una persona, la que sea, eso es, justa o injusta; y veamos a Jehová diciendo lo siguiente:
“Mira hijo, fulanito, sotanito y menganito acaban de morir y por lo tanto, ya están en paz conmigo y no me deben nada: yo tengo sus vidas y ellos han vuelto al polvo de la tierra…… por lo tanto, deuda satisfecha.”
A lo que Jesucristo responde:
“Cierto es, pero recuerda que tú ofreciste mi vida por sus pecados y yo acepté gustoso dicho sacrificio, por lo que ahora sus vidas me pertenecen a mí, pues las compré con mi sangre sin pecado.”
Y esta es la respuesta de nuestro Amoroso Creador:
“Es verdad y por ello, te he dado el poder de resucitarlos y devolverlos a una nueva vida en perfección durante tu reinado y ayudarles durante ese tiempo, si son “justos”, a que continúen en su justicia y si son “injustos”, ayudarles a regresar al camino de la justicia…… ya al término de los mil años, les dejaremos que sean ellos mismos los que determinen que quieren hacer con su vida, mediante la prueba que significará el soltar de nuevo a Satanás.”
Volviendo ya a la realidad y pidiendo disculpas por ser tan “horterillas” en nuestros ejemplos gráficos, queda claro que la “segunda” resurrección y para que cumpla con su objetivo, tiene que producirse durante el período milenario; y que ello es así, luego no fruto de nuestra fértil imaginación, lo comprobamos cuando leemos Rev. 20:11-15 y que nos coloca en el mismo momento en que Jesucristo toma el control de las cosas en la tierra y espacio de tiempo, en donde inicia el llamado “reino milenario de Dios”:
“Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él (Jesucristo). De delante de él huyeron la tierra y el cielo y no se halló lugar para ellos. 12 Y vi a los muertos, los grandes y los pequeños, de pie delante del trono y se abrieron rollos (eso es, nueva información). Pero se abrió otro rollo; es el rollo de la vida. Y los muertos fueron juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los rollos según sus hechos (obviamente, hechos posteriores a su resurrección, pues de lo contrario lo dicho en Rom. 6:7 y 23, sería mentira). 13 Y el mar entregó los muertos que había en él y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados individualmente según sus hechos. 14 Y la muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esto significa la muerte segunda: el lago de fuego. 15 Además, cualquiera a quien no se halló escrito en el libro de la vida, fue arrojado al lago de fuego.” (Acotaciones nuestras).
Obviamente, el verso 11 nos coloca en el momento que inicia el reinado milenario y algo que pensamos haber dejado claro en nuestro artículo del 29/01/12 “El misterio del “gran trono blanco”…… ¿antes o después del milenio?” y en dónde también hablamos de la “segunda” resurrección…… por lo que no estaría de más y tómenselo como una simple sugerencia, que le dedicaran un poco de atención, por la información complementaria que añade a este escrito que están ustedes leyendo. Ya volviendo a lo que estábamos, este pasaje que acabamos de leer, nos está hablando de una gran resurrección durante el reinado milenario de Cristo, pues es durante el mismo que se produce la entrega por parte del mar y de la muerte y el Hades de todos los muertos sin excepción (prescindiendo de si son “justos” o “injustos”, pues ni el mar, ni la muerte, ni el Hades pueden establecer diferencia alguna, obviamente) y con lo que se lleva a cabo, la razón de ser del reino milenario de Cristo, eso es: la resurrección de los muertos y sin la cual, el reino de Dios no tendría ningún sentido. Y es que de lo contrario, que nos explique alguien qué objetivos, aparte del citado, pudieran ser tan esperados durante esos mil años de gobernación divina; de hecho, esta esperanza de la resurrección, es la que llevó a Pablo a decir que “si los muertos no han de ser levantados, comamos y bebamos, porque mañana hemos de morir” (1 Cor. 15:32); luego lo que Pablo vino a decir, es que si no existe una resurrección de los muertos, nada tendría sentido y por lo que no habría razón alguna para mantener uno una conducta correcta y ajustada a los requisitos divinos, pues si la muerte acabara todo, todo esfuerzo sería en vano. Pero es que resulta que la gran promesa de Jesús para el hombre, tuvo que ver con una resurrección durante el milenio y esperanza final de la humanidad que yace en el polvo de la tierra, para conseguir la vida eterna y lo que nos devuelve al origen de este escrito:
“No se maravillen de esto, porque viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz 29 y saldrán, los que hicieron cosas buenas a una resurrección de vida, los que practicaron cosas viles a una resurrección de juicio.” (Juan 5:28-29).
Y palabras de Jesús que solo significan, que aquellos que después de su resurrección observen una conducta correcta cuidando la parte espiritual, que les permita al término del milenio superar la prueba final, dicha resurrección habrá sido una “de vida”, mientras que aquellos que se habrán aprovechado de las ventajas materiales de vivir en un paraíso en perfección física, pero habrán descuidado el fortalecerse espiritualmente, con toda seguridad serán entrampados por Satanás y destruidos eternamente por Dios (Rev. 20:9b)…… y con lo que su resurrección, habrá resultado ser una “de juicio”. Eso es, sencillamente, lo que nos quiso decir Jesús y como aviso a navegantes, para aquellos que sobrevivan a la “gran tribulación” y a los que posteriormente vayan resucitando durante el milenio: no dormirse en los laureles y aprovechar bien el tiempo, pues el simplemente pasar al nuevo orden de Dios, bien sea sobreviviendo a la “gran tribulación”, bien sea a través de la “segunda” resurrección y que imaginamos será progresiva en el tiempo, no garantiza en manera alguna el alcanzar la vida eterna…… para ello, habrá que tenérselas tiesas primero, con el “amigo” de los cuernos (Rev. 20:7-8).
Sin saber si lo hemos conseguido, lo cierto es que con este escrito hemos intentado probar que la mencionada “enseñanza” de las dos resurrecciones de Juan 45:28-29, propuesta por una gran mayoría de autores de temas bíblicos, eso es, una “primera” al inicio del milenio para vida de los “justos” y una “segunda” para juicio o destrucción eterna, al final de los mil años para los “injustos” es sencillamente un disparate sin pies ni cabeza. Y “enseñanza” que para más inri, se produce a partir de la incorrecta aplicación de determinado texto bíblico y que probablemente, ni siquiera es un texto como tal, sino una mera acotación aclaratoria de la “calidad” diferencial entre dos distintas resurrecciones (la de Rev. 20:6 y la de Juan 5:28-29) y de ahí, que alguna traducción coloque dichas palabras entre paréntesis, lo cual probaría como correcta nuestra afirmación en el sentido que dichos autores mencionados, lo más cercano que han leído de la Biblia es la hoja dominical de sus respectivas parroquias. Y siendo el texto pésimamente entendido y rematadamente mal aplicado, el de Rev. 20:5 y del que damos una amplia explicación, en nuestro artículo del 19/08/10, bajo el título “El incomprendido pasaje de Rev. 20:5”.
Dicho lo cual y si lo tienen a bien, les dejamos con la consideración de los dos artículos de referencia mencionados, eso es, este último y el señalado del día 29/01/12, pues ambos complementan al actual…… al tiempo, por supuesto, que nos ponemos a su disposición para cualquier consulta que crean oportuno formularnos.
MABEL
sábado, 6 de abril de 2013
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