miércoles, 31 de julio de 2013

"Cuando los hombres estén diciendo: ¡Paz y seguridad!"...... ¿qué ocurrirá entonces?


Estas palabras que encontramos en el pasaje de 1 Tes. 5:2-3, son entendidas por muchos como una referencia directa al tan traído y llevado acuerdo de paz entre palestinos e israelís, el cual inició en lo que se conoce como los acuerdos de Camp David y que fueron firmados por el presidente egipcio, Sr. Anwar el-Sadat y el primer ministro israelí, Sr. Menachem Begin el 17 de septiembre de 1978, tras doce días de negociaciones secretas con la mediación del presidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter y mediante los cuales, Egipto e Israel, firmaron la paz en los conflictos territoriales entre ambos países. Pero aunque el Sr. Jimmy Carter había iniciado contactos directos entre los dirigentes de Egipto, Siria, Jordania e Israel para impulsar un proceso de paz que pusiera término a los enfrentamientos fronterizos entre Israel y sus vecinos árabes, lo que realmente subyacía en el fondo de la cuestión (de ahí que junto a delegados de esas naciones mencionadas, hubiera también numerosos representantes palestinos), era la resolución del problema palestino y que perdura hasta nuestros días, pues en el mismo estaba envuelta la división de Jerusalén en dos mitades (recordemos que en 1.967 fue reconquistada por los israelitas y desde entonces ha permanecido bajo la soberanía de Israel), pues en la parte oriental de la ciudad, identificada habitualmente como Jerusalén Este o Jerusalén Oriental y que incluye la Ciudad Vieja, es donde el emergente Estado Palestino pretende establecer su capital y lo cual complicaba las cosas y de momento sigue complicándolas, pues en principio el estado de Israel considera totalmente inaceptable dicha condición. Hasta tal grado era (y es) complicado dicho asunto, que 35 años nos contemplan desde esos inicios, plagados de numerosos intentos de negociación para alcanzar una paz estable entre representantes de ambas partes y sin fruto alguno (al menos duradero), mientras que el tema y de ser en un principio un conflicto meramente regional, ya ha adquirido dimensiones de importancia y alcance mundiales; de hecho y en previsión de cómo se desarrolle la situación, las naciones más poderosas del mundo tienen parte de sus flotas navales patrullando por la zona y cumpliéndose con ello, la siguiente profecía:

Y en aquel día (eso es, en nuestros días) tiene que ocurrir que haré de Jerusalén una piedra pesada (o una carga pesada) para todos los pueblos. Todos los que la alcen, sin falta se conseguirán severos rasguños; y contra ella todas las naciones de la tierra ciertamente serán recogidas.” (Zac. 12:3). (Acotaciones nuestras).

Y es que un acuerdo político entre israelís y los palestinos supondría actualmente una situación de contrapeso en un Oriente Medio actualmente inestable por lo que está ocurriendo en Siria y Egipto. Una paz israelí-palestina, implicaría no solo la normalización de las relaciones entre Israel y los países árabes (gracias a la iniciativa árabe del 2.002), sino también las de Israel con los países musulmanes, según lo establecido en su momento en la conferencia de países musulmanes (Organización para la Cooperación Islámica). El intercambio de territorios sobre la base de las líneas fronterizas de 1.967, permitiría que Israel se anexionase los barrios judíos de Jerusalén Este y los asentamientos más próximos a la antigua frontera, de tal suerte que la mayoría de los israelíes residentes al otro lado de la línea de “alto el fuego”, vivirían por primera vez bajo una soberanía reconocida actualmente. Los palestinos necesitan independencia, mientras que los israelís necesitan fronteras para asegurar una mayoría judía en su Estado, al tiempo que los europeos y resto de la comunidad internacional verían con buenos ojos cualquier acuerdo firmado entre las dos partes y por lo que la cuestión no es tanto si lo firmarán, sino el cuándo lo harán, pues el mismo conviene a todos. Establecida dicha premisa y en un intento de averiguar qué es realmente lo que debemos de esperar aquellos que confiamos en los planes del Altísimo, veamos de qué nos habla ese pasaje de 1 Tes. 5:2-3:

Porque ustedes mismos saben bastante bien que el día de Jehová viene exactamente como ladrón en la noche. 3 Cuando los hombres estén diciendo: “¡Paz y seguridad!”, entonces destrucción repentina ha de sobrevenirles instantáneamente, como el dolor de angustia a la mujer encinta…… y no escaparán de ninguna manera.”

Pero lo primero que notamos, es que inmediatamente después de la exclamación de ¡Paz y seguridad! mencionada, sobreviene una destrucción repentina y algo que no cuadra con lo que nos dice Dan. 9:27 en referencia a la 70 semana profética y que da paso a los últimos 7 años del mundo como lo conocemos, que efectivamente da inicio con un tratado de paz o pacto de no agresión:

Y él (el “anticristo”) tiene que mantener el pacto en vigor para los muchos por una semana (de años); y a la mitad de la semana hará que cesen el sacrificio y la ofrenda de dádiva.” (Acotaciones nuestras).

Entonces lo que vemos es que el pacto establecido “entre los muchos” y del que, lógicamente, se hará pública ostentación, es seguido inmediatamente por una destrucción de la que no se nos habla en la profecía de Daniel, pues lo que se nos habla en ella es de que el pacto es roto a la “mitad” de la semana (o tres años y medio) y por lo que aún tenemos tres años y medio más…… luego habría que descartar la inmediatez de la destrucción anunciada, a partir de que se anuncie a bombo y platillo la firma del tratado mencionado. Por lo que nos encontramos y por decirlo de alguna manera, ante la duda de cuál será esa la declaración de “¡Paz y seguridad!” que necesitamos para que nos instale correctamente en la corriente del tiempo y sepamos qué es lo que tenemos que esperar, para empezar a respirar con alivio. Y tal parece que no es el suceso relatado en 1 Tes. 5:2-3 el que aplique en este caso, pues este se produce cuando a la mitad de la semana 70 mencionada, el “anticristo” toma medidas “drásticas” y acción que se nos cuenta de la siguiente manera:

Y cuando hayan terminado de dar su testimonio, la bestia salvaje que asciende del abismo hará guerra contra ellos y los vencerá y los matará. 8 Y sus cadáveres estarán en el camino ancho de la gran ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también el Señor de ellos fue fijado en el madero. 9 Y los de los pueblos y tribus y lenguas y naciones mirarán sus cadáveres por tres días y medio y no permiten que sus cadáveres sean puestos en una tumba. 10 Y los que moran en la tierra se regocijan sobre ellos y gozan y se enviarán regalos los unos a los otros, porque estos dos profetas atormentaron a los que moran en la tierra.” (Rev. 11:7-10).

Luego lo que se nos está diciendo, es que al término de los tres años y medio primeros, el “anticristo” rompe la tregua o pacto establecido y asesina a ese “pequeño resto” por aparecer y prefigurado en Rev. 11:3 por los “dos testigos”, que con su predicación a “atormentado” a los que moran en la tierra, lo cual genera un gran alborozo entre las naciones y sus dirigentes, que se mandan regalos entre ellos, pues al fin se han librado (o eso creen ellos) de tan incordiantes mensajeros y lo que lleva a la falsa exclamación de ¡Paz y seguridad!, pues ya nadie hay que perturbe sus proyectos o planes apartados de Dios…… pero esto es lo que ocurre inmediatamente:

Y después de los tres días y medio, espíritu de vida procedente de Dios entró en ellos y se pusieron de pie y gran temor cayó sobre los que los contemplaban. 12 Y oyeron una voz fuerte procedente del cielo decirles: “Suban acá”. Y subieron al cielo en la nube y sus enemigos los contemplaron. 13 Y en aquella hora ocurrió un gran terremoto y la décima parte de la ciudad cayó; y siete mil personas fueron muertas por el terremoto y los demás se atemorizaron y dieron gloria al Dios del cielo.” (v. 11-13).

Lo cual no quiere decir que se arrepintieran de sus actos, sino que al igual que el Faraón de Egipto en su momento, reconocieron la procedencia de los castigos por venir; pero yendo a lo que íbamos, no es este el evento que tenemos que esperar, pues cuando se produzca el mismo, por una parte, ya estaremos los que amamos de Jehová y confiamos en sus propósitos, a buen recaudo o protegidos de todas las cosas por las que va a pasar la humanidad desobediente, como con toda claridad se nos dice en Isa. 26:20-21, o Sof. 2:3 y fundamentalmente en el Salmo 91…… y algo sobre lo que pueden leer, en nuestro artículo “¿Qué ocurrirá con nosotros, en la ya cercana “gran tribulación”?” (08/11/12) y en el que les citamos otros artículos de referencia, que contribuyen a ampliar la perspectiva del lector sobre el tema que nos ocupa; y por otra parte, ese suceso ocurre a la mitad de la semana 70 mencionada y a nosotros lo que nos interesa conocer, es cuándo se inicia la misma. Pero dicho lo cual y si el mencionado no es elpunto de referencia que nos coloque en el lugar apropiado dentro de la corriente del tiempo, para saber cuánto nos queda para el ansiado momento de nuestra liberación (Luc. 21:28) ¿cuál es, entonces, ese referente al que tenemos que dirigir nuestra atención y que nos marcará el inicio de esa profética semana 70?

Pues a nuestro entender, a ese pacto por celebrar entre israelís y palestinos, por algunas razones de pura lógica: uno de los firmantes proféticos es Israel y este es el caso según la profecía y por otra parte, el detonante e inicio de los últimos siete años del mundo como lo conocemos actualmente, según Dan. 9:27, tiene que ver con la firma de un pacto o tratado de paz y que es el asunto que se está cociendo; y si bien es cierto que en todo el mundo se han firmado miles de pactos de paz, no es menos cierto que ninguno ha sido tan perseguido, deseado y ha adquirido tanta relevancia entre la naciones más poderosas del mundo, como el que implica a Israel con sus vecinos árabes…… y dado que Israel es el reloj profético del Altísimo, tal parece que no vamos muy desencaminados si decimos que nos encontramos ante el momento decisivo que cambiará la historia de la humanidad: la firma de un tratado de paz y que tiene que ser validado por un poderoso personaje que tenga la aceptación o el reconocimiento de ambas partes y al que bíblicamente se le conoce como el “anticristo”. A partir de ahí, dicha semana profética que se dividirá en tres años y medio de predicación (Rev. 11:3) y a continuación, los tres años y medio restantes que tienen que ver con la “gran tribulación” y de la que los leales a Jehová se librarán, que finalizando con la batalla de Armagedón, nos introducirá ya en la “nueva tierra” o sociedad limpia y adoradora de Jehová , bajo unos “nuevos cielos” o nuevo gobierno teocrático, encabezado por Jesucristo y período de tiempo en el que contemplaremos las cosas más maravillosas que jamás haya contemplado ser humano alguno: entre otras cosas, la inmediata restauración física del ser humano y su entorno medioambiental, o la ausencia de la muerte, o la paz completa en la tierra y lo que incluirá la relación del hombre con los animales y ya como máximo exponente de la Grandiosidad de nuestro Creador, la resurrección de los muertos…… todo ello, dentro del período milenario o reino de Dios, como no puede ser de otra manera.

Eso es a grandes rasgos lo que nosotros opinamos del tema y que de no estar equivocados, queridos amigos que nos leen, habría que seguir con interés el día a día de esas negociaciones que ya han empezado y según se desarrollen las mismas, empezar a prepararnos para asumir las tareas que se nos encomienden, por parte de ese “resto ungido” por aparecer y como hemos dicho, prefigurado por los “dos testigos” de Rev. 11:3, que básicamente tendrán que ver con el participar activamente en la gran predicación de Mat. 24:14 y apoyados directamente por el espíritu santo de Jehová...... a menos, eso sí, que desde este blog no entendamos con la corrección debida el alcance del segundo y definitivo cumplimiento de la profecía de Joel:

Y después de eso tiene que ocurrir que derramaré mi espíritu sobre toda clase de carne y sus hijos y sus hijas ciertamente profetizarán. En cuanto a sus viejos, sueños soñarán. En cuanto a sus jóvenes, visiones verán. 29 Y aun sobre los siervos y sobre las siervas derramaré en aquellos días mi espíritu.” (Joel 2:28-29).

En todo caso, repetimos, una simple especulación de los autores de este blog y siempre en función de cómo parecen apuntar el desarrollo de los acontecimientos con los que nos desayunamos todos los días…… ya a partir de ahí, que cada uno saque sus propias conclusiones y actúe como crea más conveniente.

MABEL

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