miércoles, 18 de septiembre de 2013

Las “sacerdotisas” del reino de Dios y Juan 5:28-29…… o el 2+2=5.


O como un disparate y al igual que cerezas en un cesto, inevitablemente va seguido de otro y sobre todo en algo tan sensible como puede ser el texto sagrado, que siendo como es un todo armonioso, en cuanto violentas en lo más mínimo una de sus enseñanzas repercute inmediatamente en todas las demás. La cosa ya pasa a mayores, cuando siendo el caso que la incorrecta interpretación de un solo pasaje de las Escrituras, altera significativamente una determinada enseñanza bíblica, el “teólogo” en cuestión al ver que su particular punto de vista sobre la misma ya no le cuadra con la siguiente, lejos de rectificar su personal entendimiento de aquella, lo que intenta es cambiar el sentido de la susodicha siguiente enseñanza, para que esta se ajuste a su subjetiva manera de enfocar las cosas; y con lo que de seguir así, lo que al final nos encontramos, es con una Biblia paralela. Y un ejemplo sencillo de lo que pretendemos decirles, le tendríamos en aquel matemático al que la suma de 2+2 le salen 5 y que en lugar de reconsiderar su postura, pues las leyes de la matemática dicen que 2+2 solo pueden resultar 4, lo que intenta es cambiar dicha ley mediante cualquier subterfugio para que esta diga que 2+2=5…… y salirse de esta manera con la suya; y eso es lo que hacen esos “genios” de la teología que nos rodean por tierra, mar y aire y que queda perfectamente plasmado en las consecuencias producidas a causa de la desafortunada interpretación de un texto perdido entre los muchos de los que conforman las Escrituras y del que muchos llamados “cristianos” no siquiera saben de su existencia; pero esperpéntica interpretación que nos lleva a encontrarnos ante el monumental disparate de que las mujeres también gobernarán en el reino de Dios, en calidad de “inmortales reinas y sacerdotisas” al lado de Cristo: nos referimos al texto de Rev. 20:5 y en el que leemos lo siguiente:

Los demás de los muertos no llegaron a vivir sino hasta que se terminaron los mil años. Esta es la primera resurrección.” (Rev. 20:4-6).

Palabras que analizamos con detalle en nuestro artículo del 19/08/10, titulado “El incomprendido pasaje de Rev. 20:5” y que los “teólogos” actuales ponen en directa relación con lo que leemos en Juan 5:28-29 y con lo que ya tenemos el “sarao” montado; pero veamos que nos dice ese pasaje de Juan:

No se maravillen de esto, porque viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz 29 y saldrán, los que hicieron cosas buenas a una resurrección de vida, los que practicaron cosas viles a una resurrección de juicio.”

Entonces blanco y en botella para esos “genios” de la interpretación bíblica: la primera de esas dos resurrecciones de la que nos habla Juan para los “justos”, es la mencionada en Rev. 20:6 y que lleva al personal a reinar con Cristo…… y la segunda para los “injustos”, ocurre al final de esos mil años (aquí es en donde entra Rev. 20:5), para juicio o destrucción eterna de los tales y con lo que ya empieza a asomar ante nosotros la ecuación del 2+2=5. Porque para que la mujer no sea destruida en esta segunda resurrección, hay que montarse la “película” de que si puede esta ejercer de “reina” y “sacerdotisa” con Cristo en el reino de Dios y así, ya la tenemos colocada en la primera de dichas resurrecciones y problema resuelto; pero claro, resulta que según las Escrituras la ecuación lógica es la de 2+2=4, pues estas nos dicen que la mujer no puede acceder de ninguna manera a un puesto en el gobierno del reino de Dios…… entonces, ¿qué hacer? Porque si ello es tal como nosotros afirmamos, dicha circunstancia elimina a la mujer de poder participar de dicha primera resurrección para “vida” y lo que la coloca, irremediablemente y aquí está el quid de la cuestión, en la segunda de esas dos resurrecciones de Juan 5:28-29 y en calidad de persona “injusta”, por lo que debe ser destruida eternamente…… y con toda franqueza: colocar a Sara, Rebeca, Rut, Raquel, Lea, Noemí y tantísimas otras mujeres fieles a Jehová y que vivieron en tiempos precristianos, o las que vivieron en tiempos posteriores como María (la madre de Jesús), Elizabeth, Marta y María (las hermanas de Lázaro), María Magdalena, Ana “la profetisa”, Lidia, Loida, Eunice y a todas aquellas que se bautizaron posteriormente en el nombre de Jesús (Hech. 8:12), en una segunda resurrección para destrucción eterna, no nos negarán que resulta un “pelín” fuerte.

Por lo que, entre reconsiderar la postura adoptada sobre dichas dos resurrecciones citadas por Juan o tratar de minimizar el desaguisado creado por tan absurda formulación, esos “artistas” de la interpretación bíblica optan por lo segundo y que en este caso sería el buscar métodos alternativos, mediante “retocar” las distintas enseñanzas afectadas, aunque ello signifique el retorcer textos o sacarlos de sus contextos naturales para conseguir el fin perseguido: que las Escrituras se ajusten a su particular forma de entenderlas y lo que pasa por decir que la mujeres sí gobernarán en el reino milenario al lado de Jesucristo, en calidad de inmortales “reinas” y “sacerdotisas” y lo que ya sí les permite a estas, el pasar por la “primera” resurrección para salvación. Claro, ello lleva a esos “genios” de la ciencia teológica y como ya les hemos señalado, a las más disparatadas afirmaciones para defender su insostenible postura; y como muestra de lo que estamos diciendo, veamos lo que respondía uno de esos “entendidos” a la objeción presentada por este blog, en el sentido de que las mujeres no pueden reinar en el reino de Dios. Ese autor y para defender su postura, claramente inclinada a favor de que las mujeres sí pueden ejercer de “reinas” y “sacerdotisas” en el reino de Dios, respondía a nuestro artículo del pasado día 11 del corriente mes de Septiembre y en el que mostrábamos las razones bíblicas del porqué esa afirmación es una auténtica salvajada, diciéndonos y para empezar su tarea de mostrar que 2+2=5, que si bien en Rev. 14:4 y hablando de los 144.000, se nos dice de estos que “no se contaminaron con mujeres, de hecho son vírgenes”, lo que solo puede significar (siempre según el autor señalado), que estaríamos hablando de varones, nada sin embargo tiene que ver este pasaje con el de Rev. 20:6, en el que leemos lo siguiente:

Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.”

Luego en su empeño de que 2+2=5, dicho autor pone el énfasis en la expresión “cualquiera” y afirmando con ello, que lo que hay de entender de dicha palabra es que tanto hombres como mujeres pueden participar de dicha “primera” resurrección; pero claro, para ello sería necesario que realmente las personas que participan de esta no fueran parte de esos 144.000 varones de los que se nos habla Rev. 7:4 y 14:1 y que es precisamente lo que afirma dicho autor…… amparándose, eso sí, en el hecho de que en ninguna de esas dos citas se usa explícitamente la palabra “reinarán” y que sí se usa en cambio, en Rev. 20:6. Como ustedes pueden ver, queridos amigos que nos leen, una “magistral” lección de los fundamentos teológicos que adornan a ese “genio” de la interpretación bíblica; porque veamos lo que a Juan le fue mostrado en visión, en esa porción escritural que comprende el pasaje de Rev. 14:1…… y no perdiendo de vista, que la Revelación fue dada “para mostrar a sus esclavos, las cosas que tienen que suceder” y en ese momento, en un futuro aún muy distante:

Y vi y, ¡miren!, el Cordero (Jesucristo) de pie sobre el monte Sión y con él ciento cuarenta y cuatro mil que tienen escritos en sus frentes el nombre de él y el nombre de su Padre.” (Acotación nuestra).

 Luego puesto que la visión, obviamente, tenía el propósito de transmitir un mensaje o información, la pregunta pertinente sería ¿qué tipo de información era, la que se le quería transmitir al bueno de Juan en esa visión?...... y respuesta que encontramos en el Sal. 2:4-6:

El Mismísimo que se sienta en los cielos se reirá; Jehová mismo hará escarnio de ellos. 5 En aquel tiempo les hablará en su cólera y en su ardiente desagrado los perturbará, 6 diciendo: “Yo, sí, yo, he instalado a mi rey sobre Sión, mi santa montaña.”

Entonces lo que se le estaba mostrando a Juan en ese momento y en formato de visión, era el cumplimiento por adelantado de esas proféticas palabras dichas por boca del propio Jehová, eso es, a Jesucristo ya ejerciendo en su posición de encumbrado rey sobre el monte Sión…… siendo esto así y algo de lo que no queda ninguna duda ¿quiénes son entonces, esos 144.000 que se encuentran a su lado en ese preciso momento? ¡Exactamente, querido amigo, dio usted en el clavo! Porque esos 144.000 personajes que en ese momento flanquean a Jesucristo, solo pueden ser aquellos que le acompañan en su tarea de reinar y por lo tanto, aquellos que inexcusablemente participan de la “primera” resurrección de Rev. 20:6, pues esta es la vía por la que se accede a la inmortalidad y al derecho a reinar con Cristo y de los que se nos dice, que “serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años”. Luego es una falacia, propia de un total indocumentado, primero, el negar la relación entre Rev. 14:1-4 y 20:6 y segundo, el afirmar que no se dice explícitamente de esos 144.000 de Rev.14:1, que “reinarán” con Cristo en el reino de Dios. Pero es que dicho “estudioso” nos dice algo más, en su intento de cuadrar el círculo, eso es, que 2+2=5…… y es que nos afirma que esas restricciones impuestas a la mujer en tiempos pre-cristianos, formaban parte de la antigua “dispensación”, pero que con la muerte de Cristo se entró en una nueva “dispensación” y por tanto, abolida dicha restricción; y pasando con ello las mujeres, a tener ya los mismos derechos y oportunidades que los hombres, lo que les permite ya el poder ejercer de “reinas y sacerdotisas” en el gobierno milenario y con ello lo más importante (y que es de lo que se trata), el poder colocarse en una “salvadora” primera resurrección.

Porque no pierdan de vista, queridos amigos que nos leen, que el interés de esos “entendidos” en las Escrituras y en el tema que estamos analizando, no es tanto el que las mujeres gobiernen en calidad de inmortales “reinas y sacerdotisas” en el reino de Dios y lo cual les importa exactamente un pimiento, con tal que ellos sí puedan estar ahí (pues esta es su esperpéntica esperanza y en un claro desconocimiento del propósito de Dios), sino el poder colocarlas en la “primera” resurrección y no en la “segunda” para destrucción eterna, salvando con ello su disparatada interpretación de las “dos” resurrecciones de Juan 5:28-29; en donde y dicho sea de paso, se nos habla de una sola resurrección, con dos distintas retribuciones, siempre dependiendo estas de la personal actitud de cada uno a partir del momento en que sea resucitado y de lo que hablaremos más adelante. Es por eso que formulan esos disparatados argumentos que estamos analizando para “probar” que las mujeres sí pueden “reinar” y ejercer de “sacerdotisas” en el milenio, pues de lo contrario y en función de su disparatado planteamiento de Juan 5:28-29, obviamente las tienen que meter en la “segunda” de dichas resurrecciones y lo que las lleva directas a la destrucción eterna; y como en su orgullo y altanería no se quieren “bajar del burro” reconociendo su error, ahí están enrocados en ese 2+2=5 y que es el meter a las mujeres a gobernar en el milenio al lado de Cristo, como inmortales “reinas y sacerdotisas” y soltándonos, entre otras disparatadas afirmaciones, el “rollo” de las mencionadas dispensaciones y afirmando que en la actual, ya no existe restricción alguna sobre nuestra congéneres femeninas…… solo que cuando uno lee las palabras de Pablo y que fueron dichas ya muy adentrados en dicha nueva “dispensación”, dirigidas a establecer el rol de la mujer dentro del organigrama de la congregación cristiana, como que no suena muy creíble la afirmación del autor al que nos referimos:

Que la mujer aprenda en silencio, con plena sumisión. 12 No permito que la mujer enseñe, ni que ejerza autoridad sobre el hombre, sino que esté en silencio.” (1 Tim. 2:11-12).

Por lo que mucho nos tememos que el punto de vista de Pablo (en última instancia de Jehová), distaba mucho del que tiene el autor en cuestión y todas sus chorradas de las distintas dispensaciones; porque en esa supuesta “nueva” dispensación, el varón continuaba siendo el varón y llevando la delantera en la adoración al Dios verdadero y la mujer continuaba siendo la mujer, que seguía sujeta al varón, tanto en el ámbito de las relaciones de pareja, como en el ámbito de las relaciones dentro de la congregación cristiana…… y no olvidemos, que dichas palabras fueron dichas casi treinta años después de la muerte de Jesús y en un momento de máximo esplendor de la congregación cristiana. Por lo que vemos, que la condición de sujeción de la mujer al varón, entre los adoradores de Dios, no había cambiado en absoluto con respecto de los tiempos precristianos o “antigua” dispensación; sin embargo, permítannos un inciso que creemos necesario para hacer una puntualización y dejar las cosas en su justa posición: cuando hablamos de la autoridad del hombre sobre la mujer, en primer lugar señalar que no estamos hablando de “autoritarismo” y que es algo muy distinto…… y en segundo lugar, que ello siempre depende de la relación existente entre ambos. Y es que una mujer que va por la calle, no está sujeta a la autoridad del primer varón que pase por su lado y que le pueda decir en un momento determinado, haz esto o lo otro o lo de más allá y ella tenga que obedecerlo…… nada de eso, por lo que tranquilamente lo puede mandar a hacer puñetas y encima, llamar al policía más próximo, pues no es de eso de lo que nos habla Jehová. Y es que la autoridad del hombre sobre la mujer, solo se activa y por decirlo de alguna manera, en cuanto esta entra en relación con el hombre, bien sea por medio de una relación afectiva, o por medio de un ámbito común como puede ser una reunión de creyentes cuyo objetivo sea la adoración verdadera. Es en esos ámbitos, en los que se ponen en marcha las disposiciones divinas acerca de la relación entre ambos sexos; dicho lo cual, volvamos a lo que íbamos y veamos como en un esfuerzo digno de mejor causa, ese autor (por supuesto, tomado como ejemplo de los que así piensan) añadiendo al 2+2=5, nos retrotrae ahora a los tiempos de Adán y Eva y en donde según extraña afirmación de ese caballero, no existía dicha posición de autoridad del hombre sobre la mujer…… algo que nos intenta probar, en una nueva demostración de su “capacidad” teológica, con el pasaje de Gén. 1:26-28:

Y Dios pasó a decir: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza, y tengan ellos en sujeción los peces del mar y las criaturas voladoras de los cielos y los animales domésticos y toda la tierra y todo animal moviente que se mueve sobre la tierra”. 27 Y Dios procedió a crear al hombre a su imagen, a la imagen de Dios lo creó; macho y hembra los creó. 28 Además, los bendijo Dios y les dijo Dios: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla y tengan en sujeción los peces del mar y las criaturas voladoras de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra.”

Y dado que estas instrucciones están formuladas en plural, dicho “genio” de la teología ya interpreta de ellas que, ambos, hombre y mujer, tenían el mismo rol ante Dios pues a ambos y en virtud de esas palabras, se les dio la misma responsabilidad de dominar sobre la creación o “señorear” sobre ella…… y siendo que solo por causa del pecado, se pasó a la dominación del hombre sobre la mujer. ¡Claro! cuando uno razona con un mínimo de lógica y sentido común, lo primero que se le ocurre preguntarse es qué ver tendrá, con que ambos dominaran sobre una creación inferior, con el que existiera determinada primacía del varón sobre la mujer en el arreglo divino, o dicho de otra manera, que la mujer pudiera imponer su voluntad sobre un león o cualquier animal salvaje y sin embargo, estar ella bajo la sujeción del varón, pues este es el lugar en que Jehová la había colocado. Un ejemplo de lo que queremos señalar, lo encontramos en Efe. 6:1 en dónde el consejo de Pablo a los hijos, era que estos fueran “obedientes a sus padres (también en plural) en unión con el Señor, porque esto es justo”, lo cual no significaba en absoluto y como ha quedado perfectamente claro, que hombre y mujer tuvieran el mismo rol dentro del matrimonio, sino que como hemos visto en lo dicho hasta el momento, la mujer estaba en sujeción al marido y por lo que habría de considerarse esa “autoridad” de la madre sobre el hijo como “relativa”, eso es, como una “extensión” de la autoridad del padre y no que emanara de la mujer a título individual. De hecho y según el apóstol Pablo, el arreglo teocrático era de que “la cabeza de todo varón es el Cristo; a su vez, la cabeza de la mujer es el varón; a su vez, la cabeza del Cristo es Dios” (1 Cor. 11:3)…… y todos entendemos perfectamente, la distancia que hay del hombre respecto a su cabeza Jesucristo, así como la de este con respecto a su cabeza Jehová Dios; por lo tanto ¿cuál se supone que debería ser en dicho organigrama divino, la distancia de la mujer, con respecto de su cabeza, el varón? Recordemos que lo que dijo Jehová con relación de la creación de la mujer, fue lo siguiente:

Y Jehová Dios pasó a decir: “No es bueno que el hombre continúe solo. Voy a hacerle una ayudante, como complemento de él”.” (Gén. 2:18).

Por lo que habría que entender, que la fémina no era más que el complemento del varón, porque probablemente lo que Jehová vio que el hombre Adán echaba en falta para sí y a diferencia de la creación animal a la que estaba poniendo nombre y como parece indicar el verso 20 del capítulo citado de Génesis “pero para el hombre no se halló ayudante como complemento de él”, era que no tenía pareja correspondiente que le complementara y con la que poder aparejarse y producir descendencia. De ahí que Pablo, remontándose también al principio de la creación y en clara discrepancia con lo que nos dice dicho autor (y algo más que ese señor, sabría Pablo), afirmara lo siguiente y que demuestra la veracidad de nuestra argumentación:

Porque el varón no debe tener cubierta la cabeza, puesto que es la imagen y gloria de Dios; pero la mujer es la gloria del varón (obviamente, bastante menos). 8 Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón; 9 y, más aún, el varón no fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón. 10 Por eso la mujer debe tener una señal de autoridad sobre la cabeza (eso es, en reconocimiento de la autoridad dada por Dios al varón, sobre ella), debido a los ángeles.” (1 Cor. 11:7-10). (Acotaciones nuestras).

No obstante, la cosa se va complicando, pues en ese empeño de que las mujeres han de ocupar esa posición de privilegio en el reino de Dios y para salvar el escollo de las dos resurrecciones de Juan 5:28-29, ese autor y para añadir fuerza a su argumentación, afirma que si bien esa escala jerárquica mencionada por Pablo en 1 Cor. 11:3 es correcta en la actual situación del hombre y con el fin de evitar la anarquía en las relaciones humanas, ya no sucederá así en los dominios del reino de Dios, en donde ya no existirá el matrimonio, ni la procreación entre aquellos que participen de esa “primera” resurrección; así como tampoco, entre aquellos que pasen con vida a dicho reino de Dios y en donde la esposa de uno ya no será su esposa, ni sus hijos serán sus hijos, sino que todos ellos pasarán a convertirse en sus hermanos y por lo que dejará de existir esa posición jerárquica del hombre sobre la mujer, al desaparecer la institución del matrimonio. Porque según ese “genio” de la teología del que estamos citando, todos esos personajes pasan a reinar con Cristo y serán como los ángeles en el cielo, que ni se casan ni se reproducen…… pero claro, en primer lugar, dicho planteamiento ya se topa con el primer escollo y que nos muestra la supina ignorancia del “intelecto” que lo presenta, dado que según se lee de Rev. 20:6, solo aquellos que participan de esa “primera” resurrección, son lo que reinarán con Cristo y no así, aquellos que como nos acaba de señalar el “genio” en cuestión, pasan con vida al reino de Dios (Rev. 7:13-17); “pequeño” detalle que les impide participar de dicha “primera” resurrección (pues si no han muerto, difícilmente pueden resucitar) y con ello, alejados de toda posibilidad de alcanzar el título de rey y sacerdote al lado de Cristo. No obstante y ya en segundo lugar, ese autor nos ha afirmado que en el reino de Dios no existirán ni el matrimonio ni la procreación, cuando lo que leemos en Hech. 3:20-21 es lo siguiente:

“…… y para que él envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, 21 a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.”

Luego si las cosas han de ser “restauradas”, ello significa que tienen que ser devueltas a su estado original, eso es, al mismo estado en el que se encontraban en tiempos de Adán y Eva antes del pecado…… ¿y cuál fue la comisión que Jehová les dio a estos? Veámosla:

Y Dios procedió a crear al hombre a su imagen, a la imagen de Dios lo creó; macho y hembra los creó. 28 Además, los bendijo Dios y les dijo Dios: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla; y tengan en sujeción los peces del mar y las criaturas voladoras de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra”.” (Gén. 1:27-28).

Entonces ¿cómo que no existirá en el reino de Dios el matrimonio y la lógica consecuencia del mismo, que es la reproducción para perpetuar la especie, siendo como era esta la razón fundamental de dicha institución? Por lo que resulta, que de nuevo nos encontramos con otra enseñanza afectada por la idiocia de ese “personajillo” que no teniendo ni idea de lo que habla, va diciendo las cosas según se le van ocurriendo para defender un esperpéntico planteamiento, como resulta ser el de las “dos” resurrecciones de Juan 5:28-29, con una primera (como ya hemos señalado) para salvación de los “justos” y una segunda al término de los mil años, para juicio de los “injustos” y posterior destrucción eterna de ellos. Con lo que es del todo punto necesario, que las mujeres puedan reinar con Cristo, ya que ello las coloca en la primera resurrección, pues de lo contrario su destino final es la destrucción eterna al término del milenio y lo cual no tendría ni pies ni cabeza…… y esta es toda la esperpéntica historia que se montan esos ignorantes patológicos, acerca de las mujeres como “reinas y sacerdotisas” en el reino de Dios, eso es, el 2+2=5 de esos “entendidos” en las Escrituras

Sin embargo, querido amigo que nos lee, cierre los ojos solo por un momento y piense en una “primera” resurrección (Rev. 20:6) en la que participan solo aquellos 144.000 “comprados de entre la humanidad, como primicias para Dios y para el Cordero” (Rev. 14:1.4) como gobernantes en el reino de Dios y en una “segunda” (Juan 2:28-29), a ocurrir durante el milenio en la cual se levantarán (como súbditos del mismo) todas aquellas personas fallecidas desde los inicios de la historia de la humanidad, hasta el momento actual y que se hallen en el recuerdo de Jehová, entre ellas a aquellos seres amados a los que la muerte apartó de nuestro lado, para ser restauradas a las mismas condiciones de perfección de las que gozaron nuestros primeros padres Adán y Eva y al igual que ellos en su momento, poder iniciar una nueva vida de paz y felicidad y en la que la muerte no existirá, pues “el Cordero, que está en medio del trono, los pastoreará y los guiará a fuentes de aguas de vida. Y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos” (Rev. 7:17). Ya al final del milenio y lejos de hablársenos de una resurrección (otro error de bulto de esos “enteraos”), de lo que se nos habla es de que Satanás será soltado de sus encarcelamiento y saldrá “a extraviar a aquellas naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra” (Rev. 20:7-10), tal como en su momento “extravió” a Adán y Eva; y siendo que los que superen dicha prueba y como dice Juan, su resurrección habrá resultado “para vida”, mientras que en el caso de aquellos que no lo consigan, su resurrección habrá resultado ser, una para “juicio” o destrucción eterna.

Y ahora, querido amigo que nos lee, díganos si esa sencilla explicación que le acabamos de dar, precisa para ser creída, de los disparatados enredos que se nos han contado y que pueden encontrar en el siguiente link http://www.youtube.com/watch?v=HO0siSV2Bpo y en un burdo intento de hacernos tragar tan esperpéntico planteamiento de la mujeres como “reinas” y “sacerdotisas” en el reino de Dios…… y es que en definitiva, la ecuación bíblica continúa siendo la del 2+2=4.

 MABEL

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