viernes, 6 de septiembre de 2013

¡Ya disculpará usted mi torpeza, Sr. Olcese…!


… pero es que se me olvidó decirle algo en mi anterior correo; y que tiene que ver con dos cuestiones que aún tiene pendientes de aclararme y dado que no las acabo de entender (¡ya sabe usted, los que no somos “teólogos”, tenemos esas cosas!), le agradecería que usted iluminara mi mente y quitara de ella esa terrible oscuridad bíblica que me aprisiona, dándome razón de las susodichas dos cuestiones.

Y es que se escapa a mis limitados conocimientos, cómo puede ser y según afirma usted, que los “que salen” de la “gran tribulación” (Rev. 7:14), luego estaríamos hablando de sobrevivientes de la misma, eso es, personas que pasan con vida al reino de Dios, puedan reinar con Cristo si para ello y según Rev. 20:6, es del todo punto imprescindible el pasar por la “primera” resurrección y que es la que da la inmortalidad y la autoridad para participar del gobierno del reino de Dios, en calidad de inmortal rey y sacerdote…… pero veamos dicho pasaje:

Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos (luego no sobre otros, Sr. Olcese) la muerte segunda no tiene autoridad (lo que significa la inmortalidad), sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.”

Y lo que nos lleva directamente a la otra cuestión que quería plantearle, porque si como dice este pasaje transcrito (y más claro no puede estar ¡fíjese que lo entiende hasta un ignorante como yo!), solo pueden participar de esta “primera” resurrección aquellos que han de reinar con Cristo ¿qué hacemos, entonces, con aquellas mujeres del AT y del NT que murieron fieles a Dios, habida cuenta de que usted está enseñando que solo existen dos resurrecciones, una primera “para vida” de los “justos” al inicio del milenio y que son los que reinarán con Jesucristo y otra al final de los mil años para los “injustos”, esta “para juicio” o destrucción eterna?

Porque recordemos, que no hace mucho usted nos explicaba y apoyándose en 1 Tim. 2:11-12 (planteamiento que yo siempre he defendido desde este blog), que la mujer no puede reinar en el milenio y lo que, lógicamente, la excluye de poder participar de dicha “primera” resurrección, preparada solo para aquellos que han de desempeñar tan alta magistratura; luego le repito la pregunta ¿qué hacemos pues, con mujeres como Sara, Rebeca, Rut, Raquel, Lea, Noemí y tantísimas otras mujeres fieles a Jehová y que vivieron en tiempos precristianos, o con las que vivieron en tiempos posteriores como María (la madre de Jesús) y a la que se le dijo ser “bendita entre las mujeres” (Luc. 1:48), Elizabeth, Marta y María (las hermanas de Lázaro), María Magdalena, Ana la profetisa, Lidia, Loida, Eunice y a todas aquellas que se bautizaron posteriormente en el nombre de Jesús (Hech. 8:12)? ¿Debemos entender que lo que usted nos plantea, es que serán destruidas en esa “segunda” resurrección “para juicio”, dado que al no poder reinar con Cristo por su condición de mujeres, no pueden participar de la “primera”? Y si no es así ¿en dónde nos las coloca, Sr. Olcese? ¿O es que al igual que con su enseñanza de los “millones, miles de millones” que según nos contaba usted, tenían que reinar con Cristo y de la que le obligué a retractarse (ahí está la hemeroteca para probar lo que digo), de nuevo está equivocado y no sabe interpretar el pasaje de Juan 5:28-29, resultando con ello que la llamada “segunda” resurrección, ni se produce la fin de los mil años de gobierno teocrático ni es para destrucción eterna, como usted afirma, sino que se lleva a cabo durante el milenio y para la total “restauración” de la humanidad, tal como yo mantengo en mis escritos?

Espero que comprenda, Sr, Olcese, que son puntos interesantes y que nos debería resolver para general conocimiento y sacarnos con su sapiencia “teológica”, del pozo de oscuridad en el que nos encontramos sumidos algunos “ignorantes” como un servidor; o sea, Sr. “Teólogo”, que junto al “análisis a fondo” que le demandé del Sal. 45:16, incluya por favor estas otras dos cuestiones y demuéstrenos así, que tiene la cabeza para algo más que para llevar sombreros…… y yo ya sé, no se llame a engaño, Sr. Olcese, que usted no lo va a hacer, porque de poder hacerlo ya hace tiempo que lo habría hecho. Porque la realidad, es que usted no es más que un indocumentado que presume de unos conocimientos que no posee, en definitiva, que no es más que un pobre hombre que vive de la ilusión de sentirse algo, por medio de esa bazofia que publica en sus videos; y si no es así, responda con claridad meridiana a esas tras cuestiones que le planteo y hágame quedar en ridículo…… tan sencillo como esto, pero ¡a que no puede hacerlo, Sr. Olcese! 

Y ya puestos, explíquenos que ocurrió con aquella falacia que publicó usted sobre los TJ y a los que falsamente acusó de adulterar el texto escritural, diciéndonos que en su versión TNM habían quitado del pasaje de Mat. 26:49, el término “Rabí” y algo totalmente falso, como yo le demostré en mi artículo del 05/08/13…… a lo que usted respondió borrando todo registro de su felonía, como si ello nunca hubiera pasado; pero como sí pasó, aquí estoy yo para recordárselo y exigirle que responda de sus actos, en este caso pidiendo las oportunas y públicas disculpas a dicha organización. Pero lo grave de este sucedido, Sr. Olcese, no está en el hecho en sí mismo y que no deja de ser una más de las payasadas a las que nos tiene acostumbrados, sino en el hecho de que usted mintió y no solo mintió, sino que en una actitud despreciable, maniobró para ocultar dicha mentira y manteniéndose aún instalado en dicha posición: algo parecido y salvando por supuesto, todas las distancias habidas y por haber, a la actitud que mostró Caín cuando al serle pedidas explicaciones de lo que había hecho con su hermano, por parte de Jehová, lo que hizo fue hacerse “el loco” como si allí no hubiera pasado nada…… y lo cual nos habla de su catadura moral (no de la de Caín, Sr. Olcese, sino de la suya) y que a mi entender, es manifiestamente mejorable; pero que en todo caso, su desvergüenza al actuar de este modo, le descalifica totalmente para hablar de las cosas de Dios.

Armando López Golart

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