domingo, 24 de noviembre de 2013

El curioso caso de la “última” Pascua de Jesús.


Recordarán ustedes que no hace mucho, el día 13 del corriente mes de Noviembre, publicamos un artículo en el que hacíamos referencia a la celebración que, tanto dicha organización como cualquier otra denominación religiosa de la cristiandad que se precie, tienen por punto referencial en sus respectivas doctrinas; y que según las cuales organizaciones, dicha “Conmemoración” o “Memorial” tiene que ver con la última cena que Jesús celebró con sus discípulos y en la que, supuestamente, se estaba llevando a cabo la celebración de la Pascua judía y siendo por tanto esta, según se nos cuenta, la última Pascua que celebró Jesús. Y algo que los autores de este blog no tenemos nada claro, pues existen datos objetivos que dan a entender que Jesús no conmemoraba en esa cena/reunión con sus apóstoles, nada que tuviera que ver con la celebración de la cena de la Pascua judía y por tanto, la “ultima” de su vida; no obstante y si leyeron dicho artículo, quizás recordarán que en un momento del mismo hacíamos la siguiente afirmación:

“…… esto, unido al contexto en el que se produjo dicho acontecimiento y que era en la celebración de la Pascua ordenada por Jehová y que tenía un tratamiento anual, solo permite el pensar que la intención de Jesús iba en el sentido de que dicha observancia tenía que reunir el mismo requisito, eso es, que se observara anualmente; de tal suerte que si en determinada franja horaria, en este caso, a la caída del Sol (Juan 13:30) del día 14 de Nisán de 33 E.C. se mandó un recordatorio del acto celebrado en ese momento, a la caída del Sol del 14 de Nisán de 34 E.C. se tendría que llevar a cabo la acción recordatoria del mismo y así, sucesivamente.” (Final del párrafo cuatro y no tomando los textos bíblicos transcritos como tales).

Sin embargo, cuando escribíamos lo señalado ahora en negrita (en el artículo de referencia no lo está) y si bien es cierto que nosotros no decíamos expresamente que dicha cena fuera la de la celebración de la Pascua, tal parecería que lo estábamos dando por sentado, al situar el evento llevado a cabo entre Jesús y sus seguidores más inmediatos “en el contexto” de la celebración pascual…… y algo que no nos acababa de “cuadrar”, aunque no teníamos claro el porqué; lo cierto es que no le dimos más vueltas a la cuestión y de momento así se quedó, pues es lo comúnmente aceptado entre las distintas denominaciones de la mencionada cristiandad. Denominaciones que afirman, al menos la inmensa mayoría de ellas, que la cena que compartió Jesús con sus apóstoles se correspondía con la celebración de la citada Pascua, eso es, a la cena de conmemoración que había ordenado Jehová a su pueblo en Éxo. 12:24-27 y con lo que la tal ya cambió de signo; o sea, que desde ese momento en adelante ya no estaríamos hablando de la conmemoración de la salida de los judíos de Egipto, sino del sacrificio de Jesús para la redención de la humanidad: luego no se cambiaba la celebración como tal, sino la razón subyacente detrás de la misma…… pero veamos lo que ordenó Jehová Dios en el pasaje citado:

Y ustedes tienen que guardar esta observancia como disposición reglamentaria para ti y tus hijos hasta tiempo indefinido. 25 Y tiene que suceder que cuando entren en la tierra que Jehová les dará, tal como él lo ha declarado, entonces tienen que guardar este servicio. 26 Y tiene que suceder que cuando sus hijos les digan: “¿Qué significa este servicio para ustedes?”, 27 entonces tienen que decir: “Es el sacrificio de la pascua a Jehová, que pasó por alto las casas de los hijos de Israel en Egipto cuando plagó a los egipcios, pero libró nuestras casas”.”

Antes de continuar, sin embargo, permítannos un pequeño inciso para aclararles dos cosas: en primer lugar, que dicha cuestión y aunque en una primera instancia (como les hemos dicho) se dejó tal cual, no quita que ello despertó nuestra curiosidad, pues nunca habíamos reparado en semejante detalle y lo que nos llevó a investigar el tema y de ahí este escrito que ustedes están leyendo. En segundo lugar y siendo que ello nos llevó a considerar mucha información, que lo que ustedes van a leer, si bien es una conclusión personal de los autores de este blog y por tanto, susceptible de ser enmendada, no es más que el compendio de datos obtenidos de otros autores y por lo que todo el mérito de este escrito y si hubiere alguno, no es patrimonio de este blog sino de aquellos de los que hemos tomado las distintas informaciones…… y en el bien entendido que consideramos la idea que vamos a desarrollar, como una mera curiosidad que solo demuestra la inutilidad de la actual conmemoración de la llamada “Cena del Señor” como tal, ya que desde el punto de vista de este blog y que ustedes ya conocen, a día de hoy no existen “ungidos” sobre la tierra y por ello lo absurdo de dicha celebración, pues la tal implicaba solo a esa clase de personas. Aclarado lo cual, volvamos al pasaje que acabamos de transcribir y en donde de entrada, lo que queda claro de lo leído en el texto escritural, es que el acto fundamental de la Pascua tenía que ver, no tanto con la cena a celebrar en familia, sino en el sacrificio del cordero pascual y que fue realmente lo que llevó a la liberación del pueblo de Israel; y animal que tenía que ser guardado en custodia hasta el momento de su inmolación, según indicación clara del Altísimo:

Ahora Jehová dijo a Moisés y Aarón en la tierra de Egipto: 2 “Este mes será para ustedes el comienzo de los meses. Será para ustedes el primero de los meses del año. 3 Hablen a toda la asamblea de Israel y digan: “El día diez de este mes han de tomar para sí cada cual una oveja para la casa ancestral, una oveja por casa. 4 Pero si la familia resulta demasiado pequeña para la oveja, entonces él y su vecino próximo tienen que llevarla a su casa, según el número de almas; deben computar a cada uno en proporción con lo que come, en lo que toca a la oveja. 

5 La oveja debe resultar sana, macho, de un año de edad, para ustedes. Pueden escoger de los carneros jóvenes o de las cabras. 6 Y tiene que continuar bajo salvaguardia de parte de ustedes hasta el día catorce de este mes y toda la congregación de la asamblea de Israel tiene que degollarlo entre las dos tardes. 7 Y ellos tienen que tomar parte de la sangre y salpicarla sobre las dos jambas de la puerta y sobre la parte superior de la entrada de las casas en las cuales lo comerán”.” (Éxo. 12:2-7).

La obediencia a este acto de marcar las jambas de las puertas con la sangre de dicho sacrificio, denunciando que en esa casa se había obedecido a Jehová al consumar tal sacrificio, fue lo que libró a la nación de Israel de la auténtica debacle que hubiera significado el quedarse sin primogénitos (Éxo. 12:12-13), dado el importante papel que dicha figura tenía dentro de la sociedad judía, así como el ser librados de la tiranía de Egipto y lo que hace de dicho sacrificio, la verdadera pascua o liberación para el pueblo de Dios, siendo por tanto ese el acto central de la conmemoración de dicho evento y no otro, como por ejemplo, la posterior cena y que daba inicio a otro acontecimiento relacionado con el primero y que tenía que ver con el comienzo de la “fiesta de las tortas no fermentadas”, que se abría con la cena de la carne del cordero sacrificado. Y todo lo cual, en conjunto era el tipo de un acontecimiento fututo: si bien el sacrificio del cordero prefiguraba el sacrificio de Cristo y que es el que nos libera del pecado y con ello de las garras de la muerte, la cena con la carne del cordero simbolizaba la participación en los beneficios del mencionado sacrificio, a aquellos que ejerzan fe en el mismo…… de ahí y como hemos señalado, la suprema importancia del sacrifico, sobre lo relativo de la cena (que abría otro período) pues sin el primero no podía existir la segunda. Luego podríamos concluir, que la Pascua con el sacrificio del cordero y como medio de liberación (día 14 de Nisán), era una cosa y “la fiesta de las tortas no fermentadas” (del 15 al 21 de Nisán) otra distinta, aunque consecuencia de la primera…… eso es, juntos pero no revueltos.

Pero fijémonos y por aquello de empezar a establecer los soportes de nuestra teoría en el sentido de que Jesús no comió dicha Pascua, que dicho sacrificio tenía que ser llevado a cabo entre “las dos tardes” del día catorce de dicho mes; y que para entender de qué estamos hablando, tenemos que partir de la siguiente base: en el judaísmo, el día no comenzaba y terminaba a la media noche como ocurre en el caso de nuestros días. Y es que la media noche no es un evento astronómico perceptible que pudiera servir de referencia (en esa época no existía el reloj moderno) y por lo que una hora específica de la noche no se podía calcular con precisión, mientras que una hora del día era fácilmente determinada al observar la localización o posición del sol, con respecto de las sombras que este proyectaba (recordemos el reloj de sol). Debido a ello, el día debía empezar con estándares fácilmente reconocibles y lo que significaba que el día debía ser contado, ya sea a partir del principio de la noche o al principiar el día; de ahí, que en el concepto judío del tiempo, el día empezaba con la puesta del sol en la noche y con la aparición de las primeras estrellas, seguido de la mañana y que empezaba con el amanecer o primeras luces del alba…… y lo que se ajustaba a lo repetido seis veces en el primer capítulo del Génesis de la siguiente manera: “Y llegó a haber tarde (o “noche”, según versiones) y llegó a haber mañana, un día primero”…… y así, hasta el sexto. De ahí que, bíblicamente, el día judío empezara al ponerse el sol o dominar la oscuridad sobre la luz y terminara con la aparición de las estrellas en la noche siguiente y momento en el ya que empezaba para ellos otro día…… de hecho y en la actualidad, recordemos que nuestro día empieza a partir de las doce de la noche y lo que no nos hace tan distintos (como no sea por la precisión de nuestros instrumentos de medición) de los judíos que hace 3.500 años salieron de Egipto; dicho lo cual, continuemos con nuestra investigación de qué es, realmente, lo que se celebraba en la cena que Jesús compartió con sus apóstoles.

Según hemos leído en las Escrituras, el acto fundamental de la verdadera Pascua judía tenía que ver con el sacrificio del cordero pascual y que prefigurando al sacrifico de Jesús (de ahí las palabras de Juan el bautizante en Juan 1:29 y en clara alusión a este), tenía que ser sacrificado “entre las dos tardes”. En la especial manera de medir el día que tenían los judíos, la “primera” tarde comprendería la franja horaria (los judíos ya dividían el día en aproximadamente 24 horas) que va de las 12 a las 15 horas, en términos siempre de horario solar y “primera tarde” que se conocía como la “hora sexta”…… y la “segunda” tarde, o la de la “hora nona”, corría de las 15 a las 18 horas. Por tanto el sacrificio del cordero se realizaba aproximadamente hacia las 3 de la tarde del 14 de Nisán; ahora bien, como la preparación del cordero, incluido su asado, duraba unas cuatro o cinco horas, la cena tenía lugar más o menos hacia las 7 ó las 8 de la tarde (siempre en horario solar), cuando ya anochecía y justo empezaba el nuevo día…… por lo que si bien el cordero se sacrificaba en el día 14, la cena ya se llevaba a cabo dentro del día 15 y con lo que se daba inicio a la “fiesta de las tortas no fermentadas”, eso es, que durante siete días se comía pan sin levadura, según leemos en Lev. 23:5-6:

En el primer mes, el día catorce del mes, entre las dos tardes, es la pascua a Jehová (eso es, el sacrifico del cordero). 6 Y el día quince de este mes, es la fiesta de las tortas no fermentadas a Jehová (o sea, cuando se comía el cordero y en la que ya no se comía pan con levadura, con lo que se iniciaba el ciclo de siete días). Siete días deben comer tortas no fermentadas.” (Acotaciones nuestras).

Ahora bien ¿por qué razón era fiesta nacional el 15 de Nisán y no el día 14, en que se celebraba el ritual de la Pascua entre la tarde y la noche, eso es, el sacrificio del cordero? Por la sencilla razón de que fue un 15 de Nisán cuando salieron de Egipto los israelitas y por lo que dicho día 15 era para Israel el día en que fue liberado de la dominación egipcia y por eso, conmemoraban esa fecha tal como las naciones que se emancipan conmemoran hoy el aniversario de su independencia. El día 15 de Nisán, por tanto, correspondía en el pueblo de Israel al primer día de la fiesta de los “panes sin levadura” y fiesta que duraba siete días, eso es, hasta el día 21 ambos inclusive; en esos siete días no se podía comer pan con levadura, sino únicamente “pan ácimo”, o sea, sin levadura. Tengamos en cuenta que el relato bíblico nos señala que el pueblo israelita salió de Egipto precisamente en el “primer día” de los panes ácimos, es decir, el día 15 de Nisán y por lo que la cena (en dónde se empezaba a consumir pan “ácimo” o sin levadura) no se pudo producir el día 14 anterior; veamos cómo se lee en el libro del Éxo. 12:15-17:

Siete días han de comer tortas no fermentadas. Sí, en el primer día (eso es, el día 15) han de quitar la masa fermentada de sus casas, porque el que coma lo leudado, desde el primer día hasta el séptimo, esa alma tiene que ser cortada de Israel (por lo que ello significaba de crasa desobediencia al Creador). 16 Y el primer día ha de efectuarse para ustedes una convocación santa y el día séptimo una convocación santa. (……) 

17 Y tienen que guardar la fiesta de las tortas no fermentadas, porque en este mismo día tengo que sacar de la tierra de Egipto a los ejércitos de ustedes. Y tienen que guardar este día durante todas sus generaciones como estatuto hasta tiempo indefinido. 18 En el primer mes, el día catorce del mes, por la tarde (inicio del día 15) han de comer tortas no fermentadas hasta la tarde del día veintiuno del mes.” (Acotaciones nuestras).

Tengamos en cuenta que esta salida aconteció pasada la madrugada del día 15 de Nisán, cuando aún había oscuridad…... recordemos, además, que el día en aquellos tiempos empezaba cuando oscurecía o se había puesto el sol y por lo que aún quedaban entre 10 u 11 horas de oscuridad hasta llegar las horas de luz; veamos como el relato inspirado nos confirma dicha circunstancia:

Que haya un observar del mes de Abib (o Nisán) y tienes que celebrar la pascua a Jehová tu Dios, porque en el mes de Abib Jehová tu Dios te sacó de Egipto de noche (eso es, en la madrugada del día 15).” (Deut. 16:1). (Acotaciones nuestras).

Ahora bien, hemos señalado al citar de Juan 1:29, que este al identificar a Jesús como el “cordero que quita el pecado del mundo” prefiguró el papel que este tenía que representar y que era el de sustituir al cordero literal de dicha Pascua, con el sacrificio de su propio cuerpo en favor de la humanidad obediente, liberándola con ello de la esclavitud al pecado heredado. Obviamente una liberación mayor que la que se produjo en Egipto y por lo que también, se exigía un sacrificio mayor…… pero si bien se cambió el sujeto sacrificado (Jesús el lugar de un cordero), no así la disposición ordenada por Jehová y con lo que dicho sacrificio también tenía que llevarse a cabo “entre las dos tardes” del día 14 de Nisán y al que se tenía por el “Día de la Preparación” para la partida de Egipto y como así sucedió: Jesús murió cerca del comienzo de la hora nona (Mat. 27:46) de ese mismo día, más o menos a la hora en que se sacrificaba el cordero para la cena y por lo que es obvio que él no pudo celebrar la Pascua aquel año, pues él era el “cordero” a sacrificar. Luego la cena que observó con sus apóstoles la noche anterior, eso es, entre el final del día 13 y comienzo del 14 de Nisán, no pudo en modo alguno ser la de la Pascua judía, sino que se trató de una comida diferente; no pasemos por alto el dato, de que si la cena que celebró Jesús con sus apóstoles el día 14 se hubiera correspondido a la conmemoración de la Pascua, en lugar de los siete días preceptivos designados por Jehová para la celebración fiesta de las “tortas no fermentadas” y que terminaban al final del día veintiuno, nos encontraríamos con ocho días y no con los siete que dice el pasaje de Éxo. 12:15-17 ya leído.

Pero es que además, nos encontramos con otras cosas que no cuadran si estuviéramos hablando de la celebración por parte de Jesús de la Pascua judía y que tienen que ver con lo siguiente: en primer lugar, todos sabemos que en la tradicional cena de Pascua se comía pan sin levadura, mientras que en la cena de Jesús con sus apóstoles y según todos los indicios se usó pan corriente o con levadura. Porque hasta donde hemos podido averiguar, la palabra griega para “pan ácimo”, eso es, sin levadura es “azumon”, tal como indican los manuscritos griegos que contiene el pasaje de Luc. 22:1 hablando de la cena de Pascua; pero en los mismos manuscritos y cuando se habla de la cena de Jesús con sus apóstoles, se emplea el término “arton”, que significa pan normal o leudado en los pasajes de Luc. 22:19 y en 1 Cor. 11: 23. Luego todo parece indicar que el pan empleado en la cena de Jesús con sus apóstoles era pan corriente o con levadura y por lo que no podríamos estar hablando de la celebración de la Pascua judía…… de todas formas y dado que nosotros no hemos podido contrastar estos datos, nos limitamos a dejárselos como una simple sugerencia para aquellos que deseen profundizar más en el tema y tengan acceso a más información. Pero sí hay un detalle objetivo que daría veracidad a lo afirmado, pues mientras que el “pan ácimo” que se comía durante siete días, se empezaba a tomar tras el atardecer del 14 de Nisán, eso es, ya dentro del día 15 y durante la cena pascual que se celebraba con la carne del cordero sacrificado, es obvio que este tipo de pan no pudo ser usado por Jesús y sus apóstoles dos días antes.

Por otra parte, la cena de la Pascua judía y según indicación del propio Jehová, se celebraba cada cual en su hogar con su familia más directa o familiares cercanos que por alguna razón formaran parte de la casa; tanto ello es así, que en el caso de una familia reducida que no pudiera dar abasto a la cantidad de carne del cordero sacrificado, la norma a seguir era la siguiente:

Pero si la familia resulta demasiado pequeña para la oveja, entonces él y su vecino próximo (eso es, el más cercano y que se encontrara en las mismas circunstancias) tienen que llevarla a su casa, según el número de almas (eso es, quedarse cada casa con la porción correspondiente de una misma oveja); deben computar a cada uno en proporción con lo que come, en lo que toca a la oveja.” (Éxo. 12:4). (Acotaciones nuestras).

Pongamos un ejemplo: si el cordero daba carne para dejar satisfechas a 20 personas y la familia en cuestión era de 12 miembros, antes del sacrificio se acordaba con la familia más cercana que tuviera solo 8 y todos juntos celebraban el sacrificio del cordero en la primera casa; luego, una vez limpiado el cordero y ya a punto de asar, la familia de 8 miembros recibía una parte proporcional del animal y que incluía la sangre, se volvían a su casa, pintaban las jambas de su puerta con la misma y se encerraban en su casa para asar la parte de animal que les había correspondido y con la que celebrar después, ya como familia, la comida ordenada por Jehová Dios…… de no ser así ¿qué necesidad habría de “computar”, o “repartirse” o “dividir” el cordero, según lo que cada uno comía? Tengamos en cuenta, además, el fundamental asunto de marcar la casa de cada uno con la sangre de dicho cordero, para que se respetara la vida del primogénito que hubiere en cada una de ellas.

Luego dado que el mandato divino era de una cena para celebrarla en familia, no se entendería que Jesús, fiel cumplidor hasta del último punto de la Ley, celebrara esa cena con sus apóstoles, en una vivienda extraña y además, sin incluir en la misma a su familia (en ese momento madre y hermanos que estuvieran a su cuidado, ya que Jesús era el cabeza de familia al no vivir ya José), por lo que es obvio que la cena en cuestión no podía ser la de Pascua…… circunstancia que también aplicaría a los apóstoles que tenían sus propias familias y que como cabezas de las mismas, no podían dejar de presidir dicha ceremonia y salvaguardar con ello la vida de sus primogénitos. Por lo tanto, es impensable que Jesús y resto de apóstoles, todos fieles cumplidores de la Ley, hubieran dejado a sus respectivas familias a un lado en un evento tan importante como era el sacrificio pascual y que debía ser llevado a cabo por el cabeza de familia, contraviniendo con ello el mandato dado por Jehová; por lo que solo podemos entender, que estaríamos hablando de otra cena, probablemente a modo de despedida de Jesús con sus discípulos, pues este era consciente que en la tarde del día 14, antes de la cena con la que daba inicio la llamada fiesta de las “tortas no fermentadas” a celebrar por siete días, iba a morir sacrificado en sustitución del cordero pascual…… de hecho, eso es lo que Juan 13:1 nos deja entrever:

Ahora bien, puesto que antes de la fiesta de la pascua sabía que había llegado su hora para irse de este mundo al Padre, Jesús, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.”

Entonces se sobreentiende que él sabía de antemano que tenía que morir antes del día 15 y que era el comienzo de la fiesta de las “tortas no fermentadas”, que iniciaba con dicha cena pascual y fiesta nacional judía, pues ese era el día en que habían salido libres de Egipto. No obstante, tenemos otro detalle que Jesús no habría pasado por alto y que nos prueba que la cena que celebró con sus apóstoles, nada tenía que ver con la celebración de la Pascua: después de celebrada la cena pascual preceptiva, las familias debían permanecer dentro en sus casas (so pena que el ángel de Jehová las exterminara) hasta la mañana siguiente (Éxo. 12:10) o 15 de Nisán, primer día de los panes sin levadura o memorial de la liberación de Egipto y en espera de la orden de partir de Egipto (Núm. 33:3). Sin embargo, Jesús “y como tenía por costumbre” (Luc. 22:39), terminada la cena salió junto con sus discípulos en dirección al monte de los Olivos, concretamente al huerto de Getsemaní y en donde se consumó la traición de Judas…… por lo tanto, paseo que estaría en franca contraposición con la orden dada por Dios; pero además y otro detalle a añadir al asunto, es que no podemos estar hablando de la cena pascual después del atardecer del 14 de Nisán la celebrada por Jesús, pues para ese entonces este ya había muerto.

Por lo tanto, tenemos que estar hablando de la noche anterior, eso es, la del 13 de Nisán y situar en ella la cena que celebró el Hijo de Dios con sus apóstoles; de otro modo y volviendo al párrafo anterior, este no habría salido aquella noche al huerto de Getsemaní, como dice Lucas, según “era su costumbre”. Como prueba adicional para señalar la evidencia de que ello fue tal como les decimos, veamos un par de pasajes bíblicos que son claros al respecto y haciendo referencia el primero, al momento en que Jesús estaba ante la presencia de Pilatos y el segundo, al momento en que Jesús murió:

Juan 19:13-14: “Por eso Pilato, después de oír estas palabras, sacó fuera a Jesús y se sentó en el tribunal en un lugar llamado El Empedrado, pero, en hebreo, Gáb·ba·tha. 14 Era, pues, la preparación de la pascua; era como la hora sexta (eso es, sobre las 12 de la mañana, horario solar, del día 14 y día “de la preparación”). Y dijo a los judíos: “¡Miren! ¡Su rey!”.”

Juan 19:30-31: “Pues bien, cuando hubo recibido el vino agrio, Jesús dijo: “¡Se ha realizado!”, e, inclinando la cabeza, entregó su espíritu. 31 Entonces los judíos, puesto que era la Preparación (eso es, el día del sacrificio del cordero y la preparación de la cena pascual), a fin de que los cuerpos no permanecieran en los maderos de tormento en el sábado -porque era grande el día de aquel sábado-, solicitaron de Pilato que se les quebraran las piernas (con el fin de acelerar la muerte de los ajusticiados y que no llegara el día 15 conmemorativo y en el que no podían ser bajados ni enterrados, pues en ese día no se podía hacer ningún trabajo) y fueran quitados los cuerpos.” (Acotaciones nuestras).

Llegados a esto punto, permítannos un pequeño paréntesis para mencionar la existencia de una aparente discrepancia entre Mar. 15:25 y Juan 19:14, pues mientras que en el primero se nos dice que se colgó en un madero a Jesús sobre “la hora tercera”, en el segundo se nos indica que era “como la hora sexta” cuando terminó el juicio final de Jesús ante Pilato; y ahí lo dejamos solo como una anécdota, puesto que ya sería tema para otro debate.

Entonces y recuperando el hilo de donde estábamos, queda establecido que para cuando ocurrieron dichos respectivos eventos, pues Jesús murió entre las tres/cuatro de la tarde del día 14, aún estaba pendiente de llevar a cabo la observancia de la cena pascual. Y lo cual creó un problema en el cristianismo posterior al segundo siglo y desde ahí en adelante (la apostasía dentro de la congregación cristiana campaba ya por sus respetos), que tenía que ver con el conciliar la fecha de celebración de la cena de la Pascua judía (que acontecía después de la caída de la tarde del día 14, eso es, al iniciar el día 15) con la de la cena que Jesús celebró con sus apóstoles la noche anterior a la de Pascua, o sea, entre el día 13 y el día 14. Entonces y debido a que Jesucristo murió precisamente el día 14 al inicio de la “segunda” tarde y que comprendía desde las tres a la seis de la tarde (hora solar), aquellos cristianos comenzaron a razonar que la cena de la Pascua que celebraban los judíos tras el ocaso del sol del día 14 (luego ya dentro del día 15) y no del día 13, no se correspondía con lo hecho por Jesús. Claro, la cuestión que se les presentaba era que si Jesús, que profesaba el judaísmo y que había celebrado muchas Pascuas con su familia (algunas de ellas, incluso presidiéndolas después de la muerte de su supuesto padre José) murió el día 14, de ninguna manera pudo haber celebrado la cena de Pascua al atardecer de ese mismo día y lo cual, solo es obvio.

Y algo que no era un asunto baladí, sino de vital importancia para los que se denominaban cristianos en ese momento y en franco enfrentamiento con el sector judío, pues significaba que si Jesús no había observado la cena de Pascua judía el año de su muerte, ello no hubiera podido significar la abolición de dicha celebración judía e instituyendo en su lugar una celebración distinta y algo que nos intentan vender algunas denominaciones “cristianas” en la actualidad. Pues si la cena de la Pascua se celebró la noche en que Jesús ya estaba muerto, dicha observancia pascual judía continuaría vigente y, por tanto, Jesús no habría inhabilitado al judaísmo, como se dice en Col. 2:14: eso es, que la Ley Mosaica que obligaba a dicho cumplimiento aún estaría vigente (de hecho el actual pueblo de Israel se rige por ella) y recordando que el mismo Jesucristo argumentó en su momento y en aparente contradicción de lo que después insinuó Pablo, que no había venido a derogar la Ley, sino a cumplirla y lo que significaba que el cristianismo en modo alguno habría sustituido al judaísmo, tal como pretendían las enseñanzas de Pablo. Claro, lo que pasaban por alto esas personas, es el que no era la cena el punto focal de la celebración pascual lo que conmemoraba la efeméride, sino el sacrificio del cordero y el cual fue sustituido por el propio Jesús como “cordero” simbólico y con lo que sí se cumplió la Ley divina del “alma por alma, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, marca candente por marca candente, herida por herida, golpe por golpe” (Éxo. 21:23-25), en lo que tiene que ver con la restauración del ser humano y que Pablo refleja con las siguiente palabras:

Así también está escrito: “El primer hombre, Adán, llegó a ser alma viviente”. El último Adán llegó a ser un espíritu dador de vida.” (1 Cor. 15:45).

O sea y según la propia Ley de Dios, si lo que se perdió por el pecado fue la vida de un hombre perfecto, solo la vida de un hombre perfecto podía darse en cambio y con ello devolver las cosas a su lugar, recuperando así de nuevo la posibilidad de vida eterna para el ser humano que ejerciera fe en dicho sacrificio redentor…… lo que nos llevaría a la pregunta del millón: ¿Qué se hizo, entonces, en esa última cena de Jesús con sus apóstoles? ¿Fue una simple despedida entre buenos amigos, de un maestro de sus discípulos o algo parecido…… o había algo más envuelto? Obviamente implicó algo más, pues resultó en algo muchísimo más importante y trascendental que una simple cena de despedida, ya que tenía que ver con el cumplimiento de la profecía de Jer. 31:31-35; pues dado que la nación de Israel había violado el anterior pacto celebrado en el desierto de Sinaí con Su Dios y Libertador, Este decidió establecer un “nuevo pacto” en un futuro y siendo Su propio Hijo el que lo llevó a cabo en ese acto celebrado con sus más allegados seguidores…… y circunstancia de la que se nos habla por boca del apóstol Pablo:

Porque yo recibí del Señor lo que también les transmití, que el Señor Jesús, la noche en que iba a ser entregado, tomó un pan 24 y, después de dar gracias, lo partió y dijo: “Esto significa mi cuerpo a favor de ustedes. Sigan haciendo esto en memoria de mí”. 25 Hizo lo mismo respecto a la copa también, después de haber cenado, al decir: “Esta copa significa el nuevo pacto en virtud de mi sangre. Sigan haciendo esto, cuantas veces la beban, en memoria de mí”.” (1 Cor. 11:23-25).

Y pacto que venía a la existencia, refrendado por Jesús en ese simbólico acto, pues el contenido del mismo ya se lo había explicado a sus apóstoles tiempo antes, cuando les dijo esto:

Sin embargo, ustedes son los que con constancia han continuado conmigo en mis pruebas; 29 y yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, 30 para que coman y beban a mi mesa en mi reino y se sienten sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.” (Luc. 22:28-30).

Por lo tanto, estaríamos hablando de una cena particular y con un motivo determinado y de incalculable alcance, celebrada el día antes de la “preparación” de la Pascua judía y de la que los apóstoles probablemente ya no participaron (y es solo una suposición de este blog), dado que ellos ya se encontraban dentro del “nuevo” pacto. En todo caso y sea como fuere, lo explicado hasta el momento no tiene más de lo que pudiera ser una simple anécdota, dado que en el momento actual no hay “ungidos” sobre la tierra y por lo tanto personas que tengan que observar el mandato de Jesús “sigan haciendo esto en memoria de mí”. Porque no podemos olvidar, que dicha observancia aplicaba solo a aquellos que mediante la acción del espíritu santo habían recibido la condición de Hijos de Dios; es cierto que cuando los apóstoles entraron en ese pacto con Jesús al participar del pan y del vino en la mencionada cena, aún no habían recibido el bautismo en espíritu santo que les otorgaría dicha condición…… pero no es menos cierto que 50 días después de la muerte de Jesús, solo sobre aquellos que habían participado en dicho pacto, fue derramado el bautismo en espíritu santo, eso es, en el pentecostés de 33 E.C. y declarados Hijos de Dios.

A partir de ese momento, dichos apóstoles quedaron obligados a dicha conmemoración anual, junto con aquellos que recibiendo el bautismo en espíritu mediante la imposición de manos de ellos y los únicos que podían administrarlo (excepto Pablo que recibió dicha autoridad directamente de Jesucristo y por lo tanto, también lo podía administrar), pasaron también a obtener la condición de Hijos de Dios. Y que había una “segunda hornada” de discípulos de Cristo y por decirlo de una manera que nos entendamos, después de los apóstoles, queda claro por lo que leemos en Juan 17:20-21:

Hago petición, no respecto a estos solamente (los apóstoles), sino también respecto a los que pongan fe en mí mediante la palabra de ellos (eso es, a los directos seguidores de dichos apóstoles); 21 para que todos ellos (o sea, los apóstoles, más sus inmediatos seguidores) sean uno, así como tú, Padre, estás en unión conmigo y yo estoy en unión contigo, que ellos también estén en unión con nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.” (Acotaciones nuestras).

Porque no podemos olvidar, que lo que Jesús vino a buscar en su primera estancia aquí en la tierra, fue a aquellos que con el tenían que reinar y grupo que aún no se ha completado, pues queda un pequeño “resto” por aparecer (Rev. 6:9-11; 11:3); y grupo que según Rev. 14:1 estará compuesto por 144.000 miembros, dado que la visión que tuvo Juan en ese momento se corresponde con el profético Salmo 2, concretamente con los versos 5-6. Por lo tanto, con la muerte del último apóstol se acabó el poder impartir el bautismo en espíritu santo y con ello, el transmitir a otros el ungimiento como Hijos de Dios (los que lo recibieron de manos de los apóstoles, ya no podían impartirlo a otros y siendo esta la diferencia existente entre los apóstoles y aquellos directos seguidores de ellos y de ahí, lo de “segunda hornada”)…… y que con la muerte de aquellos que de manos de los apóstoles lo habían recibido, se acabaron los “ungidos” de sobre la tierra y con ello, la celebración de dicha “conmemoración” de la muerte de Jesús por falta de “quórum”. Por lo que la celebración que hacen de ella las distintas denominaciones llamadas cristianas, no deja de ser una mamarrachada más de las que llevan a cabo para engañar al “personal” y poder continuar así, viviendo “del cuento” sus respectivos dirigentes y que “motu proprio” se declaran “ungidos” o Hijos de Dios y sin que Jehová por lo visto se haya enterado de ello, pues hasta donde sabemos nosotros, Este no les ha concedido los poderes inherentes a dicha condición y que sí desarrollaron todos los “ungidos” del primer siglo…… algo como mínimo sorprendente, a menos eso sí, que Dios tenga Hijos de primera (los del primer siglo) e Hijos de segunda o de tercera regional, si mucho nos apuran (eso es, los actuales).

Con todo y como hemos dicho, este escrito no pretende tener más relevancia que el de un simple relato a modo de curiosidad, que no solo nos puede ayudar a que no nos tomen el pelo en lo relativo a la llamada “Cena del Señor”, sino que nos sirva además y para cuando consideramos alguna porción bíblica, entender la necesidad el buscar todos los recovecos habidos y por haber que nos puedan llevar a una idea más clara de lo que estamos intentando averiguar y no quedarnos solo en lo superficial; dicho lo cual, nosotros ahí lo dejamos…… ¡y disculpen ustedes, por el “tocho” que les hemos soltado!

MABEL

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