sábado, 17 de agosto de 2013
La segunda ley de la termodinámica ¿que confirma...... qué?
Hace unos días y buscando determinada información, nos topamos con un artículo publicado el 30/12/2009 bajo el título: “La segunda Ley de la Termodinámica, confirma el Salmo 102:25-26” y en la que su autor (por piedad cristiana omitiremos su nombre, pero que se lo pueden ustedes imaginar) nos explicaba su particular interpretación del salmo mencionado. Y en donde una vez más, queda constatado que la incorrecta lectura y subsiguiente nefasta interpretación de un texto bíblico, no solo puede dar lugar a un planteamiento con algunas inexactitudes y por aquello de ser suaves, sino al incorrecto entendimiento de la realidad existente y lo que es más grave, llevar a una visión distorsionada del contenido escritural a la persona de escasos conocimientos acerca del tema que desarrolla el citado autor y que pudiera en un momento determinado, acceder a la lectura del mismo…… y disparatado planteamiento al que dicho personaje, da inicio de la siguiente manera:
“En primer lugar, vamos a considerar la ciencia de la termodinámica: En el Salmo 102:25,26, leemos: “Desde el principio tú fundaste la tierra y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán, mas tú permanecerás, y todos ellos como una vestidura se envejecerán. Como un vestido los mudarás, y serán mudados.”
Vean ahora ustedes, la interpretación que hace dicho autor, del salmo en cuestión:
“De acuerdo con este documento, escrito alrededor de tres mil años antes del amanecer de la ciencia moderna (queremos suponer que se referirá al salmo mencionado), nos enteramos de que el universo es como un traje que se está agotando. En otras palabras, el universo se está acabando, deteriorando, constantemente volviéndose menos y menos ordenado.” (Acotación nuestra).
Ya después de haber metido al Altísimo en el gremio del “Corte y Confección”, seguidamente nos pasa a exponer el siguiente razonamiento, como apoyo al argumento presentado:
“La afirmación de que el universo es cada vez más aleatorio, menos ordenado, es una afirmación científicamente comprobable. El hecho de que el universo, en su estado actual se está deteriorando, ha sido plenamente comprobado por la ciencia moderna. Dondequiera que miremos, en la escala de las galaxias hasta la escala del átomo, nos encontramos con una tendencia natural universal de todos los sistemas para ir del orden al desorden, de la complejidad a la simplicidad. Así, cúmulos de galaxias se están dispersando mientras las galaxias se alejan unas de otras.”
Ahora bien, de entrada nos gustaría que se nos dieran las fuentes científicas en las que se apoya dicho autor, para hacer tales afirmaciones y que evidentemente, difieren totalmente de las que manejamos nosotros; pero veamos otra afirmación en apoyo del razonamiento anterior:
“La rotación de la Tierra se está desacelerando, el campo magnético de la Tierra está en decadencia. Cada estrella, como nuestro propio sol, está constantemente quemando miles de millones de toneladas de combustible cada segundo. Eventualmente, todas las estrellas en el universo, a menos que Dios intervenga (que estamos seguros que lo hará), agotará su combustible y se volverá oscuro y frío. El universo sería entonces frío y muerto, y, por supuesto, toda la vida habría dejado de existir mucho antes de la última agonía del universo. Incluso ahora, cada cierto tiempo ocurre una nova o supernova, y muy rápidamente una estrella se convierte en menos ordenada, en una gigantesca explosión.”
Y aunque en este artículo objeto de análisis, hay más afirmaciones tendentes a fortalecer el punto de vista de ese “genio” de la interpretación bíblica, creemos que con las presentadas, hay más que suficiente para hacernos ver la idea que quiere desarrollar “el artista” en cuestión. Claro, cuando eso lo lee una persona de escasos conocimientos en esta materia, puede que quede impresionada y en su estupefacción, razone de la siguiente manera: “Pero ¿en qué “fregao” nos ha metido Dios?” Sin embargo, cuando eso lo leemos personas que sin ser profesionales del medio, conocemos algo de astronomía, sabemos el por qué las galaxias se están alejando unas de otras y que nada tiene que ver con el desorden, sino muy al contrario, pues al igual que puntitos de tinta marcados en la superficie de un globo, que al ser este hinchado más y más, se van separando unos de otros de forma gradual y ordenada, dicho alejamiento de las galaxias entre sí tiene que ver con el hecho de que estamos inmersos en un Universo en continua expansión; en cuanto a la desaceleración en la rotación de la Tierra, estudios bastante fiables nos hablan de un fenómeno cíclico, de unas pocas décadas entre ciclo y ciclo. Cierto es, por otra parte, que hay otros que afirman que en su día la Tierra giraba tan despacio alrededor de su eje, que los meses tenían nueve días y que la progresión ha sido, es y continuará siendo constante, que de “momento” está en las 24 horas…… y planteamiento formulado ¡asómbrense ustedes!, a partir del estudio del fósil de un cefalópodo llamado “Nautilus” (con la tira de años, 600 millones nada menos), contrastado con un ejemplar de la misma especie, existente hoy en día en el Pacífico ecuatorial; bien, en todo caso una teoría contraria a la desaceleración del globo terráqueo en su movimiento de rotación de la que nos habla el autor en cuestión y de ahí, el que nosotros lo dejemos y cada cual saque las conclusiones que le parezcan oportunas.
En cuanto a las “supernovas”, sabemos que son el resultado de una brutal explosión que se produce cuando una estrella más masiva que el Sol, colapsa sobre si misma al agotarse su combustible interior y lanzando al espacio interestelar en un descomunal estallido, colosales cantidades de elementos pesados que en su día sintetizó en dicho interior a partir de elementos más ligeros y de los cuales, llegan a formarse las inmensas nubes de gas y polvo que observamos con nuestros telescopios y que a la postre, servirán para formar nuevas estrellas…… como por ejemplo, la Nebulosa de Orión y que distante de la Tierra unos 1.500 años/luz, contiene en su interior según datos recogidos por el observatorio espacial Hubble, unas 3.000 estrellas, algunas de ellas aún en proceso de formación. De todas maneras, tomen el contenido de esos datos, como que más o menos la cosa va por ahí, pues es obvio que no somos expertos en el tema…… pero que aun sin serlo, tenemos claro que de desorden o caos en el Universo observable la cosa no tiene demasiada pinta, pues más bien lo que vemos es un perfecto orden y equilibrio en la leyes que gobiernan a este y contribuyen a su regeneración automática, basada en leyes universales perfectamente establecidas e inmutables. Y si como muestra vale un botón, solo el delicado y exquisito equilibrio entre las cuatro fuerzas fundamentales del Universo, la fuerza gravitacional, la electromagnética, la nuclear fuerte y la nuclear débil, muestran fuera de toda duda que lejos de ser un caos, la creación física es un todo armonioso perfectamente diseñado y eternamente perdurable, pues según su Supremo Hacedor, la Tierra (parte de esa creación), no fue creada “sencillamente para nada, sino que la formó aun para ser habitada” (Isa. 45:18); luego si eso es así, el Sol que la sostiene también tiene que permanecer, el sistema planetario al que pertenecemos tiene que permanecer y así en lógica repercusión, todo la creación física o material y que abarca el entero Universo, pues no olvidemos que para cuando el Altísimo terminó dicha obra, afirmó que todo lo creado era “muy bueno” (Gén. 1:31)…… entonces si era bueno a la vista de su Creador ¿sería razonable pensar que colapsara con el tiempo y que dicha creación quedara en nada?
Pero que en todo caso, lo planteado por el autor en cuestión y sin esos pequeños y rudimentarios conocimientos de los que hemos hecho gala, tal nos podría dar la sensación de que cuando El Altísimo creó el Universo, le quedaron algunos cabos sueltecillos por ahí y que ahora tendrá que ir haciendo alguna “chapucilla” para irlos solventando. Y dado que la idea no tiene demasiado sentido, razonablemente la pregunta que nos podríamos plantear es la siguiente: ¿Significa el Sal. 102:25-26, eso que nos explica el artículo presentado al inicio de este escrito y que da pie al mismo? Y lo que genera inmediatamente una derivada, porque ¿es de la creación física o material, de lo que realmente nos está hablando la Biblia en dicho salmo? Veamos en primer lugar, qué leemos en el mismo:
“Hace mucho tú colocaste los fundamentos de la tierra misma y los cielos son la obra de tus manos. 26 Ellos mismos perecerán, pero tú mismo quedarás en pie; e igual que una prenda de vestir todos ellos se gastarán. Igual que ropa los reemplazarás y ellos terminarán su turno.”
Es cierto que leído así tal cual pinta y sin profundizar en su lectura, tal pudiera parecer que el sentido de dicho pasaje va en línea a lo que, según nos ha explicado el autor al que estamos considerando, opina la clase científica de nuestros días de los hechos “conocidos” por ella hasta el momento; porque no es ningún secreto que cada día que pasa, más desconcertado está el mundo científico relacionado con la astronomía, con los nuevos datos recogidos de la observación del Cosmos y que constantemente les obliga a rectificar alguna teoría anterior, o que les deja totalmente a oscuras en planteamientos que ya daban por sentados. Pero en el supuesto que dicho salmo apoyara lo opinión general de los científicos de nuestros días, no es menos cierto que ello lo llevaría a estar en franca contradicción con el contexto general de las Escrituras, pues de entrada lo que leemos sobre la obra de Jehová, es que esta es “perfecta” (Deut. 32:4)…… y entendemos que una creación, en este caso el Universo, susceptible con el tiempo de irse desordenando, apagando y finalmente muriendo y que para evitarlo, necesitara temporalmente de unos pequeños retoques, no sería una creación perfecta; porque de ser así la situación, dicho Universo podría ser reflejo de cualquier cosa, menos de la gloria de Jehová:
“Los cielos están declarando la gloria de Dios; y de la obra de sus manos la expansión está informando.” (Sal. 19:1).
Luego ¿era un proceso degenerativo que lo llevara a convertirse en algo muerto e inservible, lo que el Creador de este infinito Universo esperaba de él? No, según el Sal. 148: 4-7:
“Alábenlo, cielos de los cielos y aguas que están sobre los cielos. 5 Alaben ellos el nombre de Jehová; porque él mismo mandó y fueron creados. 6 Y los tiene subsistiendo para siempre, hasta tiempo indefinido. Ha dado una disposición reglamentaria (o leyes que rigen el universo) y esta no pasará. 7 Alaben a Jehová desde la tierra, monstruos marinos y profundidades acuosas todas.” (Acotación nuestra).
Entonces aquí algo está fallando, porque o bien la Biblia se contradice, o bien la interpretación y posterior aplicación que hace el autor de este artículo del salmo en cuestión, es completamente errónea y rayana al disparate…… y dadas las circunstancias, lo razonable es quedarnos con la segunda opción, mal que le pese al escritor del artículo que estamos analizando; ahora bien, entonces y si eso es como afirmamos desde este blog ¿a qué se refiere el Sal. 102:25-26? Para poder entender correctamente dicho pasaje, deberíamos empezar por contrastar este salmo, con la opinión del propio Jehová acerca de este asunto y algo que quedó claro cuando en tiempos de Job, Elifaz el temanita, dijo de Dios lo siguiente:
“¡Mira! En sus santos él no tiene fe y los cielos mismos realmente no son limpios a sus ojos (o sea, que tenían defecto).” (Job 15:15). (Acotación nuestra).
Sin embargo, esto es lo que Jehová le respondió, tanto él como sus dos compañeros:
“Y aconteció que, después que Jehová hubo hablado estas palabras a Job, Jehová procedió a decir a Elifaz el temanita: “Mi cólera se ha enardecido contra ti y tus dos compañeros, porque ustedes no han hablado acerca de mí lo que es verídico, como mi siervo Job”.” (Job 42:7).
Luego Jehová no aceptaba, entre otras cosas de las dichas, esa declaración de unos cielos (o el firmamento que ellos contemplaban) con defecto alguno, como una afirmación verídica. Y serían defectuosos, si fuera verdad lo afirmado por el autor del escrito que estamos analizando, en el sentido de que se fueran deteriorando y desgastando con el tiempo; por otra parte, algo que nos ayuda a entender una posible finalidad de dicho Sal. 102:25-26, lo hallamos en Luc. 21:33, en donde Jesús afirma lo siguiente:
“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras de ningún modo pasarán.”
Dado que Jesús no podía estar diciendo aquí, llevando la contraria a su Padre Celestial, que el cielo y la tierra dejarían de existir en algún momento, obviamente él tenía que estar diciendo otra cosa; y ello parece confirmarlo, el hecho de que esta expresión parece tener el mismo sentido que las palabras de Mat. 5:18:
“En verdad les digo que antes pasarían el cielo y la tierra, que pasar de modo alguno una letra diminuta o una pizca de una letra de la Ley, sin que sucedan todas las cosas.”
Y que en Luc. 16:17, se vierte dicho pasaje de esta otra manera:
“Sin embargo, es más fácil que desaparezcan el cielo y la tierra, a que deje de cumplirse el detalle más insignificante de la Ley.”
Luego todo considerado, lo que aquí se nos está diciendo es que tan inmutable y permanente era esa creación de Jehová, los cielos y la tierra (Isaías 45:18), como inmutables y permanentes eran las palabras de Jesús. Luego en el Sal. 102:25-26 y siguiendo el patrón considerado, lo que se hace en una primera instancia, es poner de relieve el hecho de que Dios es eterno e imperecedero, mientras que los cielos y la tierra físicos sí son perecederos, es decir, podrían ser destruidos si ese fuese el propósito de Dios. A diferencia de la existencia eterna de Dios, la permanencia de cualquier parte de su creación, tanto material como espiritual, depende totalmente de Él; en la Tierra, por ejemplo, la creación material tiene que experimentar un proceso continuo de renovación y que depende de las leyes inmutables de Dios que intervienen en dicho proceso, para conservar su forma permanentemente. Volviendo al Salmo 148 y según otra versión (PDT), se indica que los cielos físicos como un todo (lo que incluye el planeta Tierra, por supuesto) dependen de la voluntad y el poder sostenedor de Dios; y que después de referirse al Sol, la Luna y las estrellas, junto con otras creaciones de Dios, el versículo 6 se expresa en el sentido de que Él “lo creó todo para que existiera para siempre; dio leyes que continúan para siempre”.
Por lo que es evidente que el planteamiento de ese autor es totalmente incorrecto y lo que nos lleva a la derivada de la que les hemos hablado antes, en el sentido de qué es realmente y ya en una segunda instancia, de lo que se nos habla en el Sal. 102:25-26; porque si no puede ser y tal como hemos comprobado, que se nos hable de los cielos y tierra literales, nos tiene que hablar de otra cosa y que tiene que tener su importancia para nosotros, pues se nos dice que estos “cielos” y “tierra” actuales serán “reemplazados” y que además, serán “cambiados”…… pero para refrescar nuestra mente, volvamos a leer dicho salmo en la traducción Palabra de Dios Para Todos, que lo vierte de la siguiente manera y al que le añadiremos los versos 27-28:
“Hace mucho tiempo, tú creaste el mundo; hiciste el cielo con tus propias manos. 26 La tierra y el cielo se acabarán, pero tú vivirás por siempre. La tierra y el cielo se desgastarán, como se desgasta la ropa. Y como se tira la ropa vieja, tú reemplazarás el cielo y la tierra; serán cambiados por completo. 27 Pero tú, Dios, nunca cambias; vivirás por siempre. 28 Somos tus siervos, nuestros hijos vivirán seguros aquí y los hijos de nuestros hijos, vivirán en tu presencia.”
Luego queda claro que este pasaje no nos habla de ninguna ocurrencia futura en el Universo y concretamente en los elementos físicos tierra y cielo, sino que se nos está hablando de otra cosa y que tiene que ver directamente con la humanidad; porque veamos: se nos habla de unos cielos y tierra que se acabarán, que serán “reemplazados” por otros y (ojo al dato) “cambiados” por completo y en donde sus siervos (los de Jehová), los hijos de estos, así como de los hijos que de estos a su vez nazcan y así sucesivamente, vivirán “seguros” y en su “presencia”…… y que sepamos, en estos momentos en la tierra no se dan estas circunstancias. Por lo que, repetimos, se nos tiene que estar hablando de algo totalmente distinto a cuestiones de cambios astronómicos, porque la primera vez que en las Escrituras se nos habla de un cambio de estas características y se instalan “nuevos” cielos y una tierra “nueva”, es en la profecía de Isa. 65:17 y siendo altamente revelador, que las cuatro únicas veces que aparece esta expresión “nuevos cielos y nueva tierra” en el registro bíblico, su significado siempre es el mismo: el “cielo” representa soberanía o gobiernos humanos, mientras la “tierra” representa a súbditos bajo ese gobierno, eso es, hombres que son gobernados por otros hombres. Por ello, tomemos como punto de referencia el relato de los acontecimientos que se produjeron en el cumplimiento de esas palabras de la profecía de Isaías y en donde aparece por primera vez dicha expresión, cuyo cumplimiento sienta el precedente a partir del cual, se debe entender el significado del Sal. 102:25-28, en donde los cielos y tierra mencionados son “reemplazados” por otros “cielos” y otra “tierra”; y eso es lo que leemos en Isa. 65:17:
“Porque, ¡miren!, voy a crear nuevos cielos y una nueva tierra; y las cosas anteriores no serán recordadas, ni subirán al corazón.”
Dado que estas palabras fueron escritas unos 700 años a.E.C. y no hay registro alguno de esa época ni posterior a ella, que nos hable de un cataclismo tal que hubiera hecho necesario crear nuevos cielos y tierra físicos, evidentemente Jehová se estaba refiriendo a otra cosa…… ¿pero cuál cosa? Para averiguarlo, leamos ahora los dos versículos siguientes, el 18 y el 19:
“Pero alborócense y estén gozosos para siempre en lo que voy a crear. Porque, ¡miren!, voy a crear a Jerusalén una causa para gozo y a su pueblo una causa para alborozo. 19 Y ciertamente estaré gozoso en Jerusalén y me alborozaré en mi pueblo; y ya no se oirá más en ella el sonido de llanto ni el sonido de un lastimero clamor.”
Luego blanco y en botella: de lo que se nos está hablando aquí, no es de un cambio de elementos físicos literales, sino de un cambio de circunstancias personales, lo cual se llevó a cabo cuando los judíos regresaron a su tierra natal, después de su exilio de 70 años en Babilonia y pasaron a vivir en lo que se podía considerar un nuevo orden o sistema de cosas. Tuvieron un nuevo cuerpo de gobierno con Zorobabel, descendiente del rey David, como gobernador y Josué, hijo de Jehozadaq, como sumo sacerdote (Ageo 1:1, 12; 2:21; Zac. 6:11). Estos y sus lógicos colaboradores, constituyeron los “nuevos cielos” prometidos, pero ¿por encima de qué?...... pues por encima de una “nueva tierra”, o sea, la nueva sociedad limpia de personas que habían regresado a su antiguo país de procedencia, a fin de reconstruir Jerusalén y su templo, para el restablecimiento de la adoración pura a Jehová y que estaban en sujeción a esos “nuevos cielos” o gobierno que representaba a Jehová. Por tanto, verdaderamente hubo un “cambio” a unos “nuevos cielos y una nueva tierra” en cumplimiento de la promesa de Dios, en la que vivieron los judíos en seguridad en aquel tiempo y distintos de los “cielos” anteriores (el idolátrico gobierno babilónico) y de la “tierra” anterior (la pagana y extraña tierra de Babilonia) que por espacio de 70 años (Jer. 25:11), tuvieron que soportar; pero que todo apunta a un cumplimiento mayor de esa profecía, queda claro cuando leemos Rev. 20:11 y que nos habla del momento en que Cristo toma el control del mundo en su segunda venida e instaura el reino de Dios:
“Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. De delante de él huyeron la tierra y el cielo y no se halló lugar para ellos.”
Ahora bien ¿qué es lo que realmente huyó, de delante del trono y del que estaba sentado en él? ¿El cielo y la tierra literales? Evidentemente no, pues el reino de Dios es instaurado en este mismo planeta Tierra en el que vivimos y por lo que no puede desaparecer…… luego dejaremos que sea la Biblia la que se explique a sí misma; y para ello, acudiremos a unas palabras registradas en 2 Ped. 3:13:
“Pero hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según su promesa y en estos la justicia habrá de morar.”
Y de eso precisamente se nos habla y con referencia a nuestro futuro más inmediato, en las citadas palabras de Pedro sobre los nuevos cielos y una nueva tierra “que esperamos según su promesa” y que se corresponden al “nuevo cielo” y la “nueva tierra” de Rev. 21:1:
“Y vi un nuevo cielo y una nueva tierra; porque el cielo anterior y la tierra anterior habían pasado y el mar ya no existe.”
Por lo que preguntémonos: ¿Y cuáles son entonces, el “cielo” y “tierra” anteriores, así como “el mar” que habían pasado? Pues aquellos que huyeron de delante del “gran trono blanco” (Rev. 20:11) y que tienen que ver, con el actual sistema deficiente de gobernación de hechura humana (como “cielos”) y esta miserable sociedad de corrupción, maldad, vicio y violencia en la que nos esforzamos por sobrevivir (como “tierra”); y que también se menciona, como el conjunto de las masas turbulentas de la humanidad apartada de Dios (el “mar”) y de las que Pablo ya nos apuntó sus detestables actitudes en 2 Tim. 3:1-5 y que serán barridos todos ellos en la batalla de Armagedón, que precede al establecimiento del reino de Dios en manos de Cristo (Dan. 2:44-45). En su lugar, nos encontraremos (según Rev. 21:1) bajo un “nuevo cielo”, eso es, la nueva gobernación de hechura divina presidida por Cristo con sus colaboradores y en una “nueva tierra”, o lo que es lo mismo, con la nueva sociedad humana sobreviviente de la “gran tribulación” y en consecuencia, respetuosa y obediente a las disposiciones y propósitos de su Creador…… pues de no ser así, no habrían sobrevivido:
“De modo que le dije inmediatamente: “Señor mío, tú eres el que sabe”. Y me dijo: “Estos son los que salen de la gran tribulación y han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. 15 Por eso están delante del trono de Dios (lo que significa que el Altísimo les ha concedido su beneplácito); y le están rindiendo servicio sagrado día y noche en su templo; y El que está sentado en el trono extenderá su tienda sobre ellos.” (Rev. 7:14-15). (Acotación nuestra).
En otras palabras: han ejercido fe en Jesús como su Rescatador y gozan así de una buena conciencia por su conducta recta; así que están en condición limpia y aprobada a los ojos de Jehová y del Cordero…… luego una “nueva tierra” de donde habrá desaparecido el tumultuoso y embravecido “mar” de la humanidad opuesta a Jehová y seguidora de los designios de Satanás (Isa. 57:20), que estamos viendo cada día a nuestro alrededor. Todo considerado y según entendemos nosotros, este es el significado que se debe aplicar a esa porción bíblica que comprende el Sal. 102:25-26 y nada que tenga que ver con el Universo material, como intenta hacernos creer el autor del que estamos hablando…… pero a todo eso ¿qué dice la segunda ley de la termodinámica?
En un sentido general, la segunda ley de la termodinámica afirma que las diferencias entre un sistema y sus alrededores tienden a igualarse; eso es, que las diferencias de presión, densidad y, particularmente, las diferencias de temperatura tienden a igualarse…… y lo cual significa, que un sistema aislado llegará a alcanzar una temperatura uniforme y consecuentemente dejará de funcionar. Teniendo en cuenta que una máquina térmica es aquella que provee de trabajo eficaz, gracias a la diferencia de temperaturas de dos cuerpos, cualquier máquina termodinámica requiere una diferencia de temperatura, pues ningún trabajo útil puede extraerse de un sistema aislado en equilibrio térmico, por lo que requerirá de la alimentación de energía desde el exterior. Luego puesto que la segunda ley de la termodinámica, requiere de la alimentación de energía del exterior para el correcto y continuo funcionamiento de cualquier máquina térmica (pongamos en este caso, el Universo, pues el principio sería el mismo), dicha segunda ley se usa a menudo como la razón por la cual no se puede crear una máquina de movimiento perpetuo…… y los científicos tienen razón, pues parten del hecho que el Universo vino a la existencia por medio de una singularidad, eso es, de una colosal explosión de energía y de la que aún se está beneficiando el cosmos; pero que en un momento dado dicha energía se acabará y sucediendo entonces, lo que el autor del artículo que estamos analizando nos ha explicado y que hemos reflejado al inicio de este escrito, en el sentido de que el Universo agotará su energía, se enfriará y todo signo de vida en él se extinguirá. Pero claro, una cosa es que eso lo digan los científicos (allá ellos con sus “inventos”) y otra muy distinta que lo diga un “teólogo” como es el caso que nos ocupa y que demuestra con ello la ignorancia que atesora acerca de Dios, porque veamos lo que nos dicen las Escrituras acerca de este Supremo Creador del Universo y de todo lo que este contiene:
“Levanten los ojos a lo alto y vean ¿quién ha creado estas cosas? Es Aquel que saca el ejército de ellas aun por número, todas las cuales él llama aun por nombre. Debido a la abundancia de energía dinámica, porque él también es vigoroso en poder, ninguna de ellas falta.” (Isa. 40:26).
O lo que es lo mismo, la explicación de la fórmula matemática de Einstein y que se refleja con la siguiente ecuación: E=MC2, donde E es la energía liberada, M la diferencia de masa o incremento y C es la velocidad de la luz…… y esta formulación significa, que no solo la masa se puede transformar en energía y esta a su vez, transformarse en masa, sino que cuando en un proceso se pierde masa, esta no desaparece sin más, sino que se transforma en energía; por lo que según dicha fórmula, una pequeña cantidad de masa, libera gran cantidad de energía, pues la masa multiplicada por la velocidad de la luz al cuadrado, resulta en una cantidad de energía extremadamente superior, en comparación con la masa transformada…… y siempre hasta donde nosotros hemos entendido, claro.
En todo caso, ahí tenemos reflejada en una simple fórmula matemática, la Excelsa e Inagotable fuente de energía “exterior” que hace que el majestuoso e imponente Universo que nuestros científicos apenas se acercan a comprender, exista y que continúe su existencia por una eternidad, para que como dice el Sal. 19:1, no cese de estar “declarando la gloria” de su Excelso Creador constantemente…… pero quede claro, que lo expuesto no pretende ser más que una mera reflexión personal de los autores de este blog y siendo el que la lee, el que debe valorarla debidamente. Por lo que como siempre, querido lector, le recordamos que a usted le corresponde hacer su particular indagación y averiguar, la veracidad de lo que se le ha intentado explicar, tanto por una parte como por la otra…… o lo que es lo mismo, el saber de quién se puede usted fiar y de quién no, cuando alguien le habla de las Escrituras.
MABEL
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