domingo, 30 de noviembre de 2014
¡Hombre, si se es un “justo”…… pues ni tan mal!
Hace unos días y buscando información en la red sobre un tema del que trataremos en breve, nos apareció un video de Apologista Mario Olcese que se nos había pasado por alto y publicado el 11/11/14, bajo el título de “Si eres un justo de Dios, te sentarás en tu propio trono junto con otros reyes” y que en principio, si uno no está muy puesto en estas cosas, parece que no hay nada a objetar a tan tajante aseveración. Obviamente con dicho planteamiento, el autor mencionado se está refiriendo a aquellos (entre los que dice contarse) que en el momento actual, u séase en nuestros días, supuestamente tengan la condición de “justos” o “ungidos”, en todo caso de Hijos de Dios y que son los únicos que se pueden sentar en un trono al lado de Jesucristo en el reino milenario…… el problema está en que en la actualidad y desde la muerte del último apóstol al final del primer siglo, no existen en la tierra personas que ostenten dicha condición y eso por un espacio de tiempo de casi ¡2.000 años!
Extremo este que hemos mantenido siempre los autores de este blog y con la argumentación necesaria para probar veracidad de nuestro planteamiento, al que el Sr. Olcese (claro exponente de las disparatadas ideas que pululan por ahí acerca del tema en cuestión) no ha podido objetar nada en absoluto, como no sea el reafirmarse en sus postulados y apoyados estos en textos sacados totalmente de su contexto…… y así cualquiera ¡claro! Porque resulta que dicho personaje apoya su argumentación con pasajes sacados de las cartas paulinas (básicamente), cuando el caso es que los pasajes utilizados en esas misivas tenían destinatarios concretos y contemporáneos de los apóstoles, con distintas necesidades y distintas circunstancias a las actuales…… no obstante y para aquellos que deseen profundizar un poco más en este tema y comprobar la razón que nos asiste en nuestra afirmación, en el sentido de que actualmente no existen “justos”, “ungidos”, “Hijos de Dios” o como ustedes quieran llamarles, les recomendamos nuestro escrito del 17/09/14 titulado “Sin huevos…… no se pueden hacer tortillas” (sí, sí, ya sabemos que el “títulillo” tiene su aquél, pero les aseguramos que está muy bien traído para el tema que explicamos). Luego ya puestos, permitan que les demos una nueva razón por la que no es posible la existencia de esos personajes, no solo en los tiempos actuales, sino durante esos casi 2.000 años transcurridos desde la muerte del último apóstol (ocurrida aproximadamente en 99 E.C.)…… y razón señalada que tiene que ver con el siguiente pasaje:
“Porque él dice: “En un tiempo acepto te oí y en día de salvación te ayudé”. ¡Miren! Ahora es el tiempo especialmente acepto. ¡Miren! Ahora es el día de salvación.” (2 Cor. 6:2).
Entonces la pregunta sería a qué espacio de tiempo se refería Pablo con ese “ahora” es el tiempo o día de salvación, lo que nos lleva a preguntarnos y si eso es a lo que se estaba refiriendo dicho apóstol y que todo parece indicar que sí, cuándo empezó dicho tiempo y cuando terminó, en el supuesto de que terminará en algún momento de la historia y no haya estado vigente hasta el momento actual, como nos plantean los teólogos actuales e idea que los autores de este blog descartamos totalmente. Por lo tanto, habría que empezar por averiguar cuando inició dicho “tiempo de salvación” y en el bien entendido que por “salvación” se entiende lo que consiguen unos pocos que, participando de la llamada “primera” resurrección (Rev. 20:6), ya se levantan con la inmortalidad concedida (eso es la salvación) y reinan con Cristo en calidad de reyes y sacerdotes y por lo que ya son invulnerables al desafió de Satanás, en la mal llamada “prueba final” propiciada por la suelta de este al término de los mil años del reinado de Jesucristo (Rev. 20:7-10)…… y en la que todo aquél que no ande “fino” en ese momento, será destruido eternamente; por lo que continuando con lo que íbamos, veamos un pasaje que parece nos acerca al tiempo del que estaba hablando Pablo:
"Y ahora si ustedes obedecen estrictamente mi voz y verdaderamente guardan mi pacto, entonces ciertamente llegarán a ser mi propiedad especial de entre todos los demás pueblos, porque toda la tierra me pertenece a mí. 6 Y ustedes mismos llegarán a ser para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.” (Éxo. 19:5-6).
Estas palabras, dichas por Jehová a una nación de Israel recién liberada de Egipto, señalaban a un tiempo futuro en el que serían escogidos determinados miembros de dicha nación y que, junto a un también futuro personaje por aparecer (Jesús), tendrían que reinar durante un periodo de mil años sobre la humanidad…… luego el sentido común nos dice que hasta que no apareciera el personaje Jesús (se entiende que en el momento de iniciar su ministerio y que vino a sustituir al de Juan “el bautizante”, como se nos indica en Juan 3:30), no podían aparecer esos que según la promesa divina hecha por Dios más de 1.500 años atrás en el tiempo, tenían que acompañarle en su reinar; pero es que además, fue el propio Hijo de Dios el que nos dijo cuándo inició ese periodo de tiempo (y del que nos habla el apóstol Pablo) en el que se podía tener la oportunidad de alcanzar la “salvación” mencionada por el apóstol, cuando afirmó lo siguiente:
“Pero desde los días de Juan el Bautista (eso es, desde que este fue detenido y ejecutado, con lo que acabó su ministerio) hasta ahora, el reino de los cielos es la meta hacia la cual se adelantan con ardor los hombres; y los que se adelantan con ardor, se asen de él.” (Mat. 11:12). (Acotación nuestra).
Entonces lo que se nos está diciendo, es que antes de los días de Juan “el bautizante” no existía posibilidad alguna de pelear por la “meta” de formar parte del gobierno del reino de Dios y con ello el llegar a ser “salvo”, sino que esta inició a partir de la aparición de Jesús, pues esto es lo que leemos respecto de él:
“Vino a su propia casa, pero los suyos no lo recibieron. 12 No obstante, a cuantos sí lo recibieron, a ellos les dio autoridad de llegar a ser hijos de Dios, porque ejercían fe en su nombre.” (Juan 1:11-12).
Luego este pasaje no solo nos indica el momento en el que se abrió el camino a la “salvación”, sino que derriba por sí solo la esperpéntica “enseñanza” mantenida por ese “genio” de la interpretación bíblica Apologista Mario Olcese y a cuantos como él opinan, en el sentido que personajes como los Noé, Abrahán, David, Job y un larguísimo etc. de prohombres del AT, también heredar con Cristo el reino de Dios…… cuando el caso es que para hacerlo hay que ser Hijo de Este y queda claro que no lo pueden ser, pues fallecieron siglos (cuando no milenios) antes de que Jesús apareciera y les pudiera dar también a ellos la “autoridad” para adquirir dicha relación paterno/filial con el Altísimo. Tenemos por otra parte, que para alcanzar dicha condición se tenía que estar en posesión del bautismo de agua y del bautismo de espíritu santo (Juan 3:5), requisito del que ni Jesús pudo librase y algo que se deduce de las siguientes palabras:
“Entonces Jesús vino de Galilea al Jordán a Juan, para ser bautizado por él. 14 Pero este trató de impedírselo, diciendo: “Yo soy el que necesito ser bautizado por ti ¿y vienes tú a mí?”. 15 En respuesta Jesús le dijo: “Deja que sea, esta vez, porque de esa manera nos es apropiado llevar a cabo todo lo que es justo”. Entonces él dejó de impedírselo.” (Mat. 3:13-15).
De hecho, esa acción marcó un modelo a seguir y como quedó claro en Juan 3:5, pues continuemos observando lo que ocurrió durante el bautismo de Jesús y según nos lo cuentan las Escrituras:
“Después que Jesús fue bautizado, inmediatamente salió del agua; y, ¡mire!, los cielos se abrieron y él vio descender como paloma el espíritu de Dios que venía sobre él. 17 ¡Mire! También hubo una voz desde los cielos que decía: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado”.” (Mat. 3:16-17).
Si observamos la secuencia de los acontecimientos, vemos que Jesús primero recibió el bautismo de agua, a continuación el bautismo en espíritu santo que descendió en forma de paloma (en el caso de los apóstoles fue en llamitas o lenguas de fuego) y ya después, es cuando lo voz del Altísimo lo reconoce como Hijo Suyo…… y nada de eso ocurrió en el caso de los notables del AT mencionados, pues en sus días no existían tales bautismos. Como tampoco concurre en ellos el haber sufrido una muerte de sacrificio por defender su fe, como les es exigido a todos aquellos que tienen que reinar con Cristo:
“Y vi tronos y hubo quienes se sentaron en ellos y se les dio poder para juzgar. Sí, vi las almas de los que fueron ejecutados con hacha por el testimonio que dieron de Jesús y por hablar acerca de Dios y los que no habían adorado ni a la bestia salvaje ni a su imagen y que no habían recibido la marca sobre la frente ni sobre la mano. Y llegaron a vivir y reinaron con el Cristo por mil años.” (Rev. 20:4).
El hecho de que lo que le fue presentado en visión a Juan, tuviera que ver solo con personas “ejecutadas con hacha” o asesinadas por mantener su integridad a Dios, ya nos muestra que los que no hayan sido muertos de esa manera (como es en el caso de la totalidad de esos personajes mencionados del AT), no pueden alcanzar tan alto privilegio. Pero volviendo al tema que nos ocupa y ya conociendo el momento en que inició esa carrera para conseguir la “salvación”, solo nos resta por averiguar en qué momento cesó o finalizó dicha oportunidad, o si bien no cesó y ha continuado vigente hasta el día de hoy, como afirma la inmensa mayoría de dirigentes religiosos actuales y con el Sr. Olcese de abanderado; para ello nos tenemos que ir al contenido de Hechos de los Apóstoles, pues es allí donde se nos cuenta como era el paso para adquirir dicha condición de “salvo” (recuerden que hemos dicho que ello tiene relación con el ser resucitado uno en condición de inmortalidad) y que tenía que ver, como hemos señalado, con el ser bautizado, no solo en agua, sino también en espíritu santo y siguiendo los pasos de Jesús…… bautismo en espíritu santo que este recibió de su Padre Celestial, pero que en el caso de los apóstoles fue él quien lo impartió y eso después de su resurrección:
“Y estando reunido con ellos, les dio las órdenes: “No se retiren de Jerusalén, sino sigan esperando lo que el Padre ha prometido, acerca de lo cual oyeron de mí; 5 porque Juan, en verdad, bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en espíritu santo no muchos días después de esto”.” (Hech. 1:4-5).
Recordemos que ya antes y estando con vida, les había señalado a sus apóstoles la necesidad de que él muriera para que se lo pudiera enviar, con lo que queda claro que en vida no podía hacerlo:
“No obstante, les digo la verdad: Es para provecho de ustedes por lo que me voy. Porque si no me voy, el ayudante de ninguna manera vendrá a ustedes; pero si sigo mi camino, lo enviaré a ustedes.” (Juan 16:7).
Dicho esto, tenemos que a partir de ese momento y como los hechos narrados en las Escrituras nos demuestran, solo los apóstoles podían bautizar en espíritu santo y transmitir con ello a uno, la condición de Hijo de Dios…… ya otra cuestión es que este uno la perdiera por el camino, como resultado de una conducta incorrecta y como ocurrió con no pocos de ellos (1 Juan 2:19). Pero el caso, es que solo los apóstoles tenían la “autoridad” para impartir dicho bautismo y que era consustancial con el adquirir la condición de Hijo de Dios y los poderes inherentes a dicha condición, como queda claro en Hech. 8:1:20 y que sienta un precedente a seguir de cómo funcionaban las cosas en la primitiva congregación cristiana…… y que por tanto continúa siendo válido en nuestros días, pues nada en las Escrituras se nos dice en el sentido de que ello hubiera sido cambiado; por ello les rogamos, que presten mucha atención a lo que en dicho pasaje escritural se nos dice:
“En aquel día se levantó gran persecución contra la congregación que estaba en Jerusalén; todos salvo los apóstoles fueron esparcidos por las regiones de Judea y de Samaria. 2 Pero varones reverentes se llevaron a Esteban para sepultarlo, e hicieron gran lamentación sobre él. 3 Sin embargo, Saulo empezó a tratar atrozmente a la congregación. Iba invadiendo una casa tras otra y, sacando a rastras tanto a varones como a mujeres, los entregaba a la prisión.
4 No obstante, los que habían sido esparcidos iban por la tierra declarando las buenas nuevas de la palabra. 5 Felipe, uno de estos (recordemos que este personaje fue uno de los siete primeros que, según Hech. 6:3-6, recibió de mano de los apóstoles el bautismo en espíritu santo y con ello, el ungimiento como Hijo de Dios y condición que se ponía de manifiesto por la capacidad de llevar a cabo obras poderosas, lejos del alcance del hombre común), bajó a la ciudad de Samaria y se puso a predicarles al Cristo. 6 Las muchedumbres prestaban atención de común acuerdo a las cosas que Felipe decía, mientras escuchaban y miraban las señales que él ejecutaba. 7 Porque había muchos que tenían espíritus inmundos y estos clamaban con voz fuerte y salían. Además, muchos paralíticos y cojos fueron curados. 8 De modo que llegó a haber mucho gozo en aquella ciudad.
9 Ahora bien, en la ciudad había cierto varón, Simón por nombre, que, antes de esto, había estado practicando artes mágicas y asombrando a la nación de Samaria, mientras decía que él mismo era alguien grande. 10 Y todos ellos, desde el menor hasta el mayor, le prestaban atención y decían: “Este hombre es el Poder de Dios, que puede llamarse Grande”. 11 De modo que le prestaban atención porque los había asombrado durante mucho tiempo con sus artes mágicas. 12 Pero cuando creyeron a Felipe, que estaba declarando las buenas nuevas del reino de Dios y del nombre de Jesucristo, procedieron a bautizarse, tanto varones como mujeres. 13 Simón mismo también se hizo creyente y, después de bautizarse, atendía constantemente a Felipe; y quedaba asombrado al contemplar las señales y grandes obras poderosas que se efectuaban (obviamente por medio de Felipe).
14 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había aceptado la palabra de Dios, les despacharon a Pedro y a Juan; 15 y estos bajaron y oraron para que recibieran espíritu santo. 16 Porque todavía no había caído sobre ninguno de ellos, sino que solo habían sido bautizados (en agua y por un poderoso personaje como era Felipe) en el nombre del Señor Jesús. 17 Entonces se pusieron a imponerles las manos y ellos empezaron a recibir espíritu santo.
18 Ahora bien, cuando Simón vio que mediante la imposición de las manos de los apóstoles se daba el espíritu, les ofreció dinero, 19 diciendo: “Denme a mí también esta autoridad, para que cualquiera a quien yo imponga las manos reciba espíritu santo”. 20 Pero Pedro le dijo: “Perezca tu plata contigo, porque pensaste conseguir posesión de la dádiva gratuita de Dios mediante dinero. 21 No tienes tú ni parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto a vista de Dios.” (Acotaciones nuestras).
Luego está claro que solo los apóstoles tenían la “autoridad” para bautizar en espíritu santo y con ello transmitir la unción de uno como Hijo de Dios, pero dándose la circunstancia de que ya no era así en el caso de los que recibieron dicha unción de manos de estos y como queda patente en el caso de Felipe…… que si bien como poderoso Hijo de Dios que era podía llevar a cabo grandes obras milagrosas y más allá del alcance del ser humano común, además que estaba autorizado para bautizar en agua en el nombre de Jesucristo, ya no podía sin embargo impartir el bautismo en espíritu santo; la pregunta podría ser entonces ¿y cuándo recibieron dicha autoridad los apóstoles? Veámoslo:
“Y Jesús se acercó y les habló, diciendo: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y sobre la tierra. 19 Vayan, por lo tanto y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos…” (Mat. 28:18-19 a).
Entonces vemos que en función de la autoridad recibida por Jesucristo de su Padre Celestial, este podía delegar a sus apóstoles el “poder” para bautizar en espíritu santo y que él recibió cuando llegó al cielo, lo que se sustanció cuando lo derramó en Pentecostés de 33 E.C. sobre ellos…… recordemos que hemos leído en Juan 16:7 que solo si Jesús proseguía su camino al Padre, podría transmitirles dicho poder. Por lo tanto y volviendo al tema central de este escrito, puesto que nada en las Escrituras nos habla de un cambio en el procedimiento señalado en el relato considerado de Hech. 8:1-20, tenemos que aceptar el hecho de que con la muerte del último de los apóstoles, en este caso Juan y sobre el año 99 E.C., se acabó el poder impartirse el bautismo en espíritu santo y con ello la oportunidad de conseguir la adopción de uno como Hijo de Dios…… que conlleva la “salvación”, dado que estos participan de una resurrección que, como ya hemos señalado, lleva aparejada la inmortalidad (Rev. 20:6). Dicho esto, volvamos a ese tiempo señalado por Pablo en 2 Cor. 6:2 y pasaje que recordaremos por aquello de refrescar la memoria al “personal”, en el que uno podía alcanzar la “salvación”:
“Porque él dice: “En un tiempo acepto te oí y en día de salvación te ayudé”. ¡Miren! Ahora es el tiempo especialmente acepto. ¡Miren! Ahora es el día de salvación.”
Por lo tanto, solo es aceptable pensar que ese tiempo mencionado por Pablo y en el que se podía intentar alcanzar la “salvación”, tenía que ver con aquél que iba desde el momento del bautismo de Jesús, hasta el momento de la muerte del último de los apóstoles (unos sesenta y pocos años) y en donde estuvo en vigor el bautismo en espíritu santo…… ya después de los apóstoles, este desapareció de la tierra y con él, la posibilidad de alcanzar la condición de Hijo de Dios y los poderes sobrenaturales inherentes en ella. Luego si ello es así y así parece ser a tenor del registro escritural, no pueden existir a día de hoy personas “ungidas” o Hijos de Dios que estén pululando por estos andurriales “terrenos”, por lo que nadie puede esperar y a esto es a lo que anima disparatadamente el Sr. Olcese, a sentarse con otros reyes en el gobierno del reino de Dios; por lo que estaríamos hablando de una brutal distorsión del texto escritural (pues este no dice tal cosa ni por el forro), que puede hacer que muchas personas de buena fe y llevadas por un “subidón” emocional, lleguen a creerse “ungidas” y por tanto seguras candidatas a reinar con Jesucristo en el reino de Dios…… máxime si el que tal cosa enseña, afirma ser un “ungido” al que el espíritu santo le “sopla” al oído nuevos “descubrimientos bíblicos” y según nos contaba el autor en cuestión, en un artículo del 28/08/07 titulado “Consejos oportunos para miles de testigos de Jehová desanimados”, en el que nos hacía la siguiente y presuntuosa afirmación:
“Al contrario, soy un hombre muy feliz y dichoso, ya que por fin tengo la libertad que no gozan ellos para escribir y tener mi sitio web donde puedo exponer mis creencias personales y mis “descubrimientos” bíblicos según me lo revela el Espíritu de Dios. Sólo el Espíritu de Dios nos guía a la verdad.” (Negritas nuestras).
Luego lo que tendría que hacer el Sr. Olcese, en lugar de decir las “gilipolleces” que dice, sería tomar en seria consideración unas palabras que dijo Jesús en su momento y que es un aviso a “navegantes”:
“Pero cualquiera que haga tropezar (con enseñanzas que generen falsas expectativas) a uno de estos pequeños que ponen fe en mí, más provechoso le es que le cuelguen alrededor del cuello una piedra de molino como la que el asno hace girar y que lo hundan en alta mar.” (Mat. 18:6). (Acotación nuestra).
Nosotros ya sabemos que en su desquiciada e irreflexiva forma de ver las cosas dicho personaje, cree tener toda la razón en sus distintas “enseñanzas” a pesar de que es consciente de que nunca ha sido capaz de desbaratar nuestros planteamientos mediante el refutar los textos bíblicos que usamos en los mismos, pues a lo máximo que llega es a reafirmarse en sus disparates aunque para ello tenga que sacar textos de su contexto o apoyarse en determinada expresión que se cita en alguno de ellos y que dan pie a sus esperpénticas afirmaciones. Sin embargo, nos permitimos recordarle al Sr. Olcese que en el tema de los “millones, miles de millones” que tenían que reinar con Cristo en el gobierno milenario y defendido a lo largo de años (los mismos en los que nosotros se lo estuvimos rebatiendo), también uso cientos de textos bíblicos para apoyar dicho disparate para al final tener que reconocer, que no solo él no sabía si esto era así, sino que las Escrituras no dicen nada acerca de algo que nos pudiera llevar a sacar semejante conclusión…… luego está claro que su entendimiento o interpretación de dichos textos “demostrativos”, no podía ser más disparatada y alejada de la verdad.
Por lo tanto, mucha precaución con lo que dice determinado texto bíblico o el valor que se le da a determinada expresión, porque no es esto lo que determina lo razonable de una idea o planteamiento, sino lo que se dice en el contexto bíblico, tanto el más inmediato al pasaje del que se trate, como el general de las Escrituras…… y de esto el Sr. Olcese, nos demuestra en cada cosa que publica que no tiene ni puñetera idea de por dónde le sopla el viento. Por cierto ¿saben cuál es la novedosa forma del personaje en cuestión para rebatir nuestros planteamientos y sin que ustedes se enteren? Pues ¡asómbrense!: mandándonos correos en los que se nos remite a videos por él publicados y que son precisamente los que nosotros le estamos rebatiendo…… ¡no nos negarán que es un “genio” el tío!
MABEL
viernes, 28 de noviembre de 2014
¿Qué es, realmente, lo que se le prometió a Abrahán?
Uno de los aspectos más polémicos entre algunos autores bíblicos, ha sido y sigue siendo, el contenido de la promesa que Dios le hizo al patriarca Abrahán; de hecho, algunos “entendidos” y entre los que se encuentra el ínclito Apologista Mario Olcese, llegan a afirmar que la tal tenía que ver con el reinar con Cristo en el reino de Dios, de tal suerte que la misma se hacía extensiva a la descendencia de este; de hecho, el mencionado personaje publicó recientemente (22/11/14) un video titulado “El pacto abrahámico trastocado de los Testigos de Jehová” y en donde en la “entradilla” del mismo, nos decía lo siguiente:
“Dios hizo un pacto con Abraham que consistía en darle en herencia a él y a su prole la posesión de un gran terruño llamado mundo. ¿Pero podría Abraham ser un heredero desposeído de sus derechos, y no así su simiente (Cristo y su iglesia)?”
Y hasta aquí no habría nada que objetar, pues esto es lo que se nos viene a decir en el relato de la promesa en cuestión, como no sea que el Sr. Olcese no sabe ni leer, pues veamos el contenido de dicha porción bíblica:
“Y Jehová dijo a Abrán después que Lot se hubo separado de él: “Alza los ojos, por favor, y mira desde el lugar donde estás, hacia el norte y hacia el sur y hacia el este y hacia el oeste, 15 porque toda la tierra que estás mirando, a ti y a tu descendencia la voy a dar hasta tiempo indefinido.” (Gén. 13:14-15).
Pero entonces ¿por qué decimos que dicho personaje no sabe ni leer, si resulta que el relato apoya su afirmación, en el sentido de que dicha promesa aplicaba tanto a Abrahán como a sus descendientes? Pues sencillamente, porque el Sr. Olcese ha enseñado hasta la saciedad y enseñanza en la que se repite en el video mencionado (algo de lo que los autores de este blog, siempre hemos discrepado), que dicha promesa hecha a Abrahán “y a su descendencia” tiene que ver con el reinar con Cristo durante el reino milenario en calidad de inmortales reyes y sacerdotes…… propuesta que nos plantea algunos problemas de difícil solución y a los que el personaje mencionado, ignorante donde los haya, no será capaz de responder, como por ejemplo este: si la promesa aplicaba solo a Abrahán y a sus “descendientes” ¿qué hacemos, entonces, con aquellos personajes anteriores a este y que por ser reconocidos como antepasados de Jesús, es obvio que mantuvieron también una buena relación con Dios, como los Abel, Set, Enós, Enoc, Jared, Matusalén, Noé, Sem y tantos otros hasta llegar a Abrahán? Porque es obvio que ellos no fueron descendientes de este, sino antepasados suyos y por lo que el pacto formalizado por el Dios Altísimo con Abrahán no les podía afectar, pues el pasaje señalado de Gén. 13:14-15 es suficientemente explícito: la promesa aplicaba solo a Abrahán y a sus descendientes; recordemos, por otra parte, que según el Sr. Olcese y eso está publicado en muchos de sus videos, el patriarca Noé también formaría parte de esos que tienen que reinar al lado de Cristo, a pesar de no ser descendiente de Abrahán…... a partir de ahí ya no sabemos que pensar, como no sea que la Biblia nos miente o que el “caballero” en cuestión está “más pallá que pacá” (vulgo “zumbao”) y no tiene ni puñetera idea de lo que está diciendo (opción esta por la que, conociendo como conocemos el “percal”, nos decantamos los autores de este blog).
Sin embargo y por aquello de que la fiesta no decaiga, he aquí una nueva cuestión y de tan difícil explicación como la que acabamos de mencionar, que es la siguiente: si la promesa de Jehová a Abrahán tenía que ver con el reinar con Cristo en el reino de Dios ¿por qué razón entonces, pactó Jehová de nuevo acerca de un “reino de sacerdotes” a sacar de entre los descendientes de aquellos que acababan de ser liberados de Egipto y ello, más de 400 años después de hecha la promesa a Abrahán?...... porque esto es lo que leemos en Éxo. 19:5-6:
“…… “Y ahora, si ustedes obedecen estrictamente mi voz y verdaderamente guardan mi pacto, entonces ciertamente llegarán a ser mi propiedad especial de entre todos los demás pueblos, porque toda la tierra me pertenece a mí. 6 Y ustedes mismos llegarán (noten que la expresión verbal está en tiempo futuro) a ser para mí un reino de sacerdotes y una nación santa”. Estas son las palabras que has de decir a los hijos de Israel”.” (Acotación nuestra).
¿Qué sentido tendría entonces, que Dios les ofreciera a aquellas personas un pacto (en todo caso un premio) y siempre condicionado a la obediencia que desde ese momento en adelante tendrían que observar, sobre algo que ya les correspondía por derecho al ser descendientes de Abrahán y según propia promesa del Altísimo? Pero es que las incongruencias de la enseñanza del Sr. Olcese no acaban aquí, porque en las Escrituras se nos habla de una “tercera” nueva promesa o pacto para un reino, que se produjo unos 1.500 años después del éxodo de Israel y ya en los tiempos de Jesús:
“Sin embargo, ustedes son los que con constancia han continuado conmigo en mis pruebas; 29 y yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, 30 para que coman y beban a mi mesa en mi reino y se sienten sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.” (Luc. 22:28-30).
Observemos, además, que en este pasaje se nos dice que el “pacto por un reino” había sido establecido previamente entre Jehová y Jesús y luego extendido por este a sus apóstoles…… luego si el pacto se estableció inicialmente entre el Altísimo y su hijo Jesús, ello solo pudo ocurrir a partir de la aparición de este en la tierra y coincidiendo con el momento de su bautismo, en donde no solo fue reconocido por Dios como su hijo amado, sino que recibió también el bautismo en espíritu santo y que acreditaba su condición de Hijo de Dios, por las obras que a partir de ese momento se le permitió hacer y que no pudo llevar a cabo antes de recibir dicho bautismo celestial:
“Después que Jesús fue bautizado, inmediatamente salió del agua; y, ¡mire!, los cielos se abrieron y él vio descender como paloma el espíritu de Dios que venía sobre él (eso es, el bautismo en espíritu santo). 17 ¡Mire! También hubo una voz desde los cielos que decía: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado”.” (Mat. 3:16-17). (Acotación nuestra)
Luego Jesús llegó a ser el primer miembro de ese “reino de sacerdotes” anunciado por Jehová Dios en las llanuras desérticas del Sinaí, más de 1.500 años antes y lo que significa que dicho pacto no pudo ser establecido con Abrahán, pues de lo contrario éste y no Jesús, habría sido el primer miembro de ese futuro reino de reyes/sacerdotes y que, recordemos, aún no ha aparecido en escena; todo considerado, queda claro que la promesa a Abrahán y a sus descendientes no podía tener nada que ver con el participar de una futura gobernación divina sita aquí en la tierra o algo que se le pareciera…… a menos que la Biblia fuera un cachondeo total y Jehová hubiera estado engañando al “personal” durante un montón de generaciones, algo de todo punto imposible. Por lo tanto, lo único que podemos pensar es que lo que el Sr. Olcese nos quiere “vender” no es más que otra chapuza infecta como “enseñanza” y algo a lo que nos tiene acostumbrados; porque si analizamos de nuevo la promesa de Dios a Abrahán, veremos que esta se produjo en términos distintos a los planteados por ese teólogo de “pizarrín” y que nada tienen que ver, por tanto, con lo que nos cuenta dicho “genio” de la interpretación bíblica:
“Y Jehová dijo a Abrán después que Lot se hubo separado de él: “Alza los ojos, por favor, y mira desde el lugar donde estás, hacia el norte y hacia el sur y hacia el este y hacia el oeste, 15 porque toda la tierra que estás mirando, a ti y a tu descendencia la voy a dar hasta tiempo indefinido”.” (Gén. 13:14-15).
Entonces está claro que lo que Jehová le prometió darle a Abrahán y descendientes como herencia, era la tierra que estaba contemplando y hasta donde sus ojos alcanzaban a ver…… luego nada que tuviera que ver, repetimos, con el sentarse en tronos para reinar sobre “el mundo” entero; y que esto es así como nosotros lo planteamos, queda demostrado por lo que de este personaje se nos dice en Hebr. 11:8 y cuyo autor, se supone que fue Pablo:
“Por fe Abrahán, cuando fue llamado, obedeció y salió a un lugar que estaba destinado a recibir como herencia; y salió, aunque no sabía adónde iba.”
Es obvio entonces, que lo que Jehová le prometió como herencia al personaje en cuestión y desde el punto de vista del mencionado Pablo (en todo caso, del autor de la carta a los hebreos y fuera quién fuera), no era un “trono” desde el que gobernar al mundo, sino un “lugar” o porción de terreno situada en este planeta y como es el caso de la tierra del Israel actual, aunque eso sí, según los límites fijados por el alcance de los ojos del patriarca receptor de dicha herencia en su momento y no según los actuales límites, que difieren negativamente en tamaño; por lo que aquí ya entramos en otro aspecto de la cuestión, pues a lo que se remite el Sr. Olcese para apoyar su teoría es a lo que el mismo Pablo escribió en Rom. 4:13 y en dónde se lee como sigue:
“Porque no fue mediante ley que Abrahán o su descendencia tuvieron la promesa de que él hubiera de ser heredero de un mundo, sino que fue mediante la justicia por fe.”
De estas palabras deduce el Sr. Olcese y pasando por alto el contexto escritural mencionado, que lo que se le estaba ofreciendo a Abrahán era el “reinar” sobre el mundo y lo que no solo es totalmente contrario a lo que hemos considerado hasta el momento, sino que además resulta que el “heredero del mundo” es, en todo caso el Hijo de Dios, Jesucristo y no Abrahán; pero observen con atención, que el pasaje transcrito según la versión TNM y que es la que se usa en este blog como referente, difiere totalmente de lo que se vierte en la mayoría de traducciones bíblicas, por ejemplo de la RV 1960 (la que usa el Sr. Olcese), por la de “heredero del mundo” y que es la que acabamos de citar, lo que cambia totalmente el sentido del pasaje señalado. Porque una cosa es que te hagan “heredero del mundo”, eso es, del mundo como planeta con todo lo que en él existe y que esto solo aplica a Jesucristo (como ya hemos señalado) y otra muy distinta, que te hagan “heredero de un mundo” y con lo que probablemente solo se le estaría señalando al patriarca en cuestión, que él estaría en una nueva tierra por venir de la que se nos habla en 2 Ped. 3:13 “en dónde la justicia habrá de morar” y en la que tomará posesión de la porción de tierra prometida y que, además, es desde la que se gobernará al “nuevo mundo” o nueva “sociedad humana” por venir por parte de Jesucristo y resto de gobernantes asociados, durante el periodo de mil años que durará el reino de Dios.
Sin embargo, para alcanzar un entendimiento más claro de lo que pretendemos explicar, nos tendríamos que plantear la siguiente cuestión ¿a qué se refería Pablo, con la expresión “mundo” en Rom. 4:13…… al “mundo” como globo terráqueo con todo lo que este contiene, o al conjunto de personas que lo habitan? Para averiguarlo, tenemos que tener en cuenta el idioma en que se escribieron originalmente los libros del llamado NT y que con la excepción del evangelio de Mateo, que primero se escribió en hebreo y luego se tradujo al griego, los restantes 26 libros de los que se compone dicha porción de la Biblia, se escribieron en el griego común, o “koiné” e idioma internacional de la época, de la misma manera que hoy lo es el inglés; de ahí que los autores cristianos, todos ellos judíos de nacimiento (Rom. 3:1-2), no escribieran sus libros en griego por mera casualidad o capricho personal, sino porque el contenido de sus escritos no era de carácter privado, pues iban a ser ampliamente distribuidos para que todas las congregaciones los leyeran y consideraran. Recordemos que dichos autores habían recibido el mandato divino de difundir las “buenas nuevas” hasta la parte más distante de la Tierra, incluidos lugares donde no se hablaba ni hebreo ni latín; siendo también el caso de que incluso en territorios cercanos a Palestina muchos gentiles que tenían el griego como su lengua vernácula, entraban a formar parte de las congregaciones y por lo que había de facilitárseles el camino, hasta el grado de que cuando en las distintas congregaciones o sinagogas se citaba de las Escrituras Hebreas o AT, sus dirigentes usaban mayoritariamente la Versión de los Setenta griega…… de hecho, cuando Jesús señaló que la profecía de Isa. 61:1-3 le aplicaba a él, lo hizo usando dicha versión.
Partiendo de esta premisa, veamos qué expresión griega se usó para “mundo” y a qué aplicaba esta generalmente en las Escrituras Griegas Cristianas o NT; y con lo que nos encontramos que la palabra griega para “mundo”, es el sustantivo griego “kósmos” y que generalmente se usaba para referirse 1º, al conjunto de la humanidad, con independencia de su modo de vida o condición moral; 2º, las circunstancias en las que una persona nace y vive y 3º, a la humanidad en conjunto, excepto los siervos aprobados de Jehová (hay otras acepciones, pero que no vienen al caso). De modo que uno de los significados básicos de la expresión “kósmos” hace referencia a la humanidad en general, de ahí que en las Escrituras se lea que el “kósmos” (o “mundo”), es culpable de pecado (Juan 1:29) y por lo que necesita un salvador que le dé vida (Juan 4:42); por lo que estaríamos hablando de algo que no puede aplicar a la creación material inanimada como es el planeta Tierra, ni a la fauna y flora que lo habitan, sino solo a la humanidad responsable de su pecado…… este es el “mundo” (o “kósmos”) al que Dios amó tanto que “dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16-17). Y este es el “mundo” (o “kósmos”) de la humanidad, del que Juan en su primera carta nos dice como sigue:
“Y él es un sacrificio propiciatorio por nuestros pecados, pero no solo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo (o “kósmos”.” (Juan 2:2). (Acotación nuestra).
Por lo tanto, lo que le fue prometido a Abrahán es que él se levantaría en un “mundo” (“kósmos”) o sociedad ya limpiada del pecado y en donde él tomaría posesión de su heredad, eso es, la tierra que alcanzó a ver con sus ojos en su anterior estancia aquí en la tierra; pero es que además y al contrario de lo que afirma el Sr. Olcese y teólogos que están en su línea, lo que le fue dicho subliminalmente al bueno de Abrahán en ese pasaje en donde está registrada la promesa en cuestión (Gén. 3:14-15), es que él no estaría entre aquellos que tendrían que gobernar sobre la humanidad, porque veamos: la promesa tenía que ver con el heredar una plaza en un “mundo” o “kósmos”, en definitiva de una humanidad perfecta y fiel a Dios y en la que él tomaría posesión de determinada porción de tierra…… pero dicho lo cual, es cierto que de momento y solo con esta información que poseemos, tal parece que estamos ante una nebulosa que nos tapa la visión correcta de lo que lo que hay detrás de dicha información y que solo se puede despejar, si ampliamos nuestro horizonte de acuerdo con lo que se nos dice en las Escrituras. Para ello hay que empezar por entender, que aquellos que tienen que reinar con Cristo no forman parte de dicha humanidad, “mundo” o “kósmos” mencionado en Rom. 4:13 y por lo que no pueden contarse entre ella, como se nos señala en el siguiente pasaje:
“No obstante, a cuantos sí lo recibieron, a ellos les dio autoridad de llegar a ser hijos de Dios, porque ejercían fe en su nombre; 13 y ellos nacieron, no de sangre, ni de voluntad carnal, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” (Juan 1:12-13).
Entonces de lo que estaríamos hablando, es de criaturas que ya no son parte de la humanidad como tal y a las que Pablo identificó de la siguiente manera:
“Por consiguiente, si alguien está en unión con Cristo, es una nueva creación; las cosas viejas pasaron, ¡miren!, cosas nuevas han llegado a existir.” (2 Cor. 5:17).
Luego si estamos hablando de una “nueva creación”, es obvio que no estamos hablando de seres humanos a la usanza y según lo que entendemos por tal expresión, cuando miramos a nuestro alrededor; es cierto que esas personas en origen fueros seres humanos en todo iguales a nosotros, pero que en el momento de su muerte dejaron de existir como tales para ser levantados en una “primera” resurrección (Rev. 20:6) ya como seres inmortales, con lo que pasan a convertirse y como razonábamos en nuestro anterior escrito (22/11/14), en seres materiales de esencia divina o, dicho de forma más gráfica y para hacernos entender, en pequeñas porciones en forma humana de un Dios infinito…… por lo tanto nada que ver con ese “mundo” o “kósmos”, en definitiva el conjunto de seres humanos o nueva sociedad humana que poblará la tierra en su momento y en donde Abrahán, como parte de dicha sociedad restaurada, tomará posesión de su heredad o tierra prometida.
Entonces parece quedar claro, que con esa promesa divina lo que se le estaba diciendo al bueno de Abrahán y algo de lo que probablemente ni se enteró (pero sí aquellos que siglos después y ya con más información complementaria, leyéramos dicho relato), es que él no estaría entre aquellos que en su momento nos gobernarán para conducirnos a la perfección y con ello, a una total restauración de las relaciones personales con nuestro Supremo Hacedor y como tuvo en su momento, nuestro primer padre Adán…… y es que nosotros y según la terminología bíblica, somos el “mundo” o “kósmos” que conforma la humanidad en general y ellos, algo totalmente diferente y por lo que no pueden ser contados como seres humanos ni, por tanto, incluidos en el término “mundo” o “kósmos” que usó Pablo en Rom. 4:13, para identificar a esta. Como tampoco, por poner un ejemplo práctico a lo dicho y seguramente por todos aceptado, lo pueden ser los ángeles, pues aunque criaturas inteligentes y dotadas de libre albedrio como nosotros, son totalmente distintos a los seres humanos y por lo que cuando se habla de “la humanidad”, nadie entiende que en esta expresión se incluya a los ángeles…… y es que la humanidad (“mundo” o “kósmos” en la terminología bíblica), queridos amigos que nos leen, es una cosa, los ángeles son otra y esa “nueva creación” de 2 Cor. 5:17, algo radicalmente distinto, tanto de los unos como de los otros. Por lo que juntos, vale…… ¡pero no revueltos!
Resumiendo, nos encontramos en que si bien y ello por milenios, coexistieron la creación espiritual (los ángeles en sus distintas variantes) y la creación material a la que pertenece la especie humana, cada una en su respectivo plano de actividad, la cosa cambió con la resurrección de Jesucristo; pues como ya hemos señalado, con él inició una nueva especie de criaturas a las que las Escrituras identifican como una “nueva creación” que nada tienen que ver con los ángeles y mucho menos con el ser humano. De ellas se nos dice que “nacieron” de Dios (Juan 1:12-13) y por lo que son, no ya creaciones de Dios como los anteriores, sino Hijos de Dios de pleno derecho y por tanto inmortales…… lo que significa que son y como ya hemos señalado, esencia de un Dios infinito en formas humanas y como quedó claro por la apariencia física de Jesucristo en el momento de ser resucitado; exactamente igual a como serán sus hermanos cuando se levanten en la “primera” resurrección.
A partir de ese momento, en el espacio coexistirán tres formas de vida distintas como serán esos inmortales Hijos de Dios que gobernarán sobre la tierra por mil años, los ángeles que continuarán en su plano como hasta el día de hoy y por último, la humanidad descendiente de Adán y a la que continuará perteneciendo Abrahán y sus descendientes, que serán los herederos de un mundo nuevo o “nueva” sociedad humana y en la que el patriarca en cuestión tomará posesión definitiva de la porción de tierra que Jehová le prometió en su momento. Por lo que estas personas, así como el resto de seres humanos obedientes que estemos allí, seremos gobernados por mil años por esos reyes y sacerdotes de Dios encabezados por el Cristo y cuya estructura morfológica es totalmente distinta a la del ser humano (igual que a la de los ángeles), que según mandato divino nos tienen que “pastorear y guiar a fuentes de aguas de vida”(Rev. 7:17), eso es, que nos ayudarán a recobrarnos de la imperfección tanto espiritual como física que la humanidad ha venido arrastrando por milenios.
Solo añadir y para redundar en la cuestión, que en este caso analizado la expresión “kósmos” y de la que se traduce “mundo”, tiene que ver con la tercera de las acepciones que les hemos presentado al principio de este escrito sobre dicho término y en la que se señala que esta se refiere a “la humanidad en conjunto, excepto los siervos aprobados de Jehová” que no forman parte de ella y que son aquellos que tienen que reinar con Cristo sobre la humanidad en general, por las razones que les acabamos de exponer en este escrito…… escrito, por otra parte, que no tiene más pretensión que la de añadir una nueva visión acerca del tema debatido y que cada uno de ustedes tiene que evaluar si es ajustada a lo que se nos dice en las Escrituras, o si por el contrario es perfectamente rebatible ¡ustedes deciden!
MABEL
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sábado, 22 de noviembre de 2014
¿Qué es…… la “perfección”?
Recordarán ustedes, queridos amigos que nos leen, que no hace mucho (16/11/14) tuvimos un “rifirrafe” con Apologista Mario Olcese, acerca de lo que dicho personaje entendía por el significado de la expresión “perfecto” en las Escrituras, cuando esta es aplicada al ser humano; seguramente también es posible que recuerden, lo que planteaba el Sr. Olcese en su video del 26/10/14 y apoyándose en los pasajes de Job 1:8 y 2:3, que tenía que ver con un supuesto “perfeccionamiento” de dicho personaje (entre otros muchos) de corte absoluto en el plano espiritual, de tal suerte que en el momento del regreso de Jesucristo a la tierra, Job solo tendría que ser restaurado en el plano físico…… en fin, uno de los muchos disparates a los que el autor mencionado nos tiene acostumbrados. Pero la cuestión, es que no estaría de más y para una mayor comprensión de por dónde “van los tiros” en cuanto a este asunto, el averiguar la relatividad del término “perfecto” desde el punto de vista bíblico y que es más de la que un lector normal (no un estudioso de la Biblia y que a veces también) se podría imaginar.
Y es que para entender correctamente las Escrituras, en cuanto al sentido último de dicho término, no se debe incurrir en el error (bastante común) de pensar que todo aquello a lo que se le llama perfecto lo es en sentido absoluto, es decir, a un grado infinito o ilimitado, pues la perfección en sentido absoluto solo pertenece a nuestro Creador, Jehová Dios…… debido a esto, es por lo que Jesús pudo decir de su Padre Celestial aquello de “nadie es bueno, sino uno solo, Dios” (Mar. 10:18). Y con lo que resaltaba el hecho incontestable de que solo Jehová es incomparable en su excelencia, merecedor de toda alabanza, supremo en sus magníficas cualidades y poderes a tal grado, que “solo su nombre es inalcanzablemente alto” (Sal. 148:13); de hecho, Moisés alabó la perfección divina, diciendo lo siguiente:
“Porque yo declararé el nombre de Jehová. ¡Atribuyan ustedes grandeza, sí, a nuestro Dios! La Roca, perfecta es su actividad, porque todos sus caminos son justicia. Dios de fidelidad, con quien no hay injusticia; justo y recto es él.” (Deut. 32:3-4).
Y es que todas las disposiciones reglamentarias de Jehová, así como sus caminos, son tan perfectos y refinados que no tienen absolutamente falta o defecto alguno (2 Sam. 22:31), por lo que nunca nadie podría presentar una causa justa contra Él, criticar o censurar Sus obras y como se lee en el siguiente pasaje:
“¡Mira! Dios mismo obra sublimemente con su poder; ¿quién es instructor como él? 23 ¿Quién, pidiendo cuentas, ha señalado contra él su camino y quién ha dicho: “Has cometido injusticia”?” (Job 36:22-23).
Tan sublime e inmaculada es Su perfección, que esta y por decirlo de alguna manera le limita a Él mismo, pues es el único Ser en el Universo que no puede pecar...... hasta el grado de que acerca de Dios se nos dice lo siguiente:
“…… sobre la base de una esperanza de la vida eterna que Dios, que no puede mentir, prometió antes de tiempos de larga duración.” (Tito 1:2).
O sea, que aquello que se dice de Él en el sentido de que puede “hacerlo todo”, es totalmente falsa, pues no solo no puede mentir, sino que tampoco y en Su suprema e infinita perfección, puede siquiera el tener un mal pensamiento y como algunos indoctos le atribuyen, entre ellos ese “genio” de la interpretación bíblica que es Apologista Mario Olcese, que en un corto artículo titulado “Si Dios sabía que íbamos a pecar ¿para qué nos creó?” (11/12/12) afirma que en el momento de la creación del primer hombre, Dios ya tenía previsto el que este pecara y con ello, obviamente, las consecuencias derivadas del pecado…… y dado que estas se han traducido en milenios de sufrimiento, amargura, dolor y muerte para el ser humano, ello sería tanto como decir que el mal se originó en la Mente Divina. Todo esto, según ese “entendido” en la materia y en un disparatado razonamiento, para que la humanidad conociera “cuánto” nos ama Dios…… dicho de una forma más gráfica y coloquial, que primero usted le parte las piernas a su vecino y después usted mismo le atiende y le cuida en su recuperación, para que este “alcance a ver” cuán buen vecino es usted y hasta dónde alcanza su “bondad” para con él.
Permítannos un inciso para hacerles una pequeña, pero necesaria aclaración: si hemos señalado el hecho de que nuestro Creador, Jehová Dios es el único Ser que “jamás” ha podido ni podrá pecar, se debe a que en el momento en que Jesucristo resucitó en inmortalidad (y como ocurrirá también con sus hermanos, cuando estos se levanten en la “primera” resurrección de Rev. 20:6), se convirtió en un ser que tampoco podía ya pecar a partir de ese momento, pues el ser declarado inmortal significa el pasar a ser esencia misma de Dios. Para mostrarles de manera práctica lo que pretendemos decirles, vean el ejemplo que nos propuso una lectora y amiga personal del que suscribe (nicaragüense ella) y que nos planteó de la siguiente manera: cuando uno se acerca a la orilla del vasto e inmenso mar y con un cuenco, coge un poco de agua, lo que tiene en el mismo es sencillamente una porción de mar, solo que en una proporción infinitamente más pequeña…… pero mar al fin y al cabo. Pues bien, eso es lo que ocurre con aquellos que en su momento fueron declarados Hijos de Dios y que pasan a convertirse en una “nueva creación” (2 Cor. 5:17), que apareció en escena al resucitar Jesucristo y que tendrá su continuación, cuando se levanten esos mencionados Hijos de Dios en la “primera” resurrección (Rev. 20:6), eso es, seres materiales con esencia divina o, dicho de forma más gráfica y para entendernos, pequeñas porciones en forma humana de un Dios infinito; dicho lo cual, continuemos con la Suprema perfección del Altísimo.
Continuando con el tema, solo nos resta decir que hasta el momento hemos visto uno de los tres tipos de perfección de los que nosotros entendemos que se nos habla en las Escrituras y que tiene que ver, con la perfección absoluta en el caso de nuestro Creador y del que se nos dice “Tú eres de ojos demasiado puros para ver lo que es malo; y mirar a penoso afán no puedes…” (Hab. 1:13)…… ¡cuánto menos, entonces, que el mal tuviera origen en Su mente prodigosa e inmaculada! Por lo tanto, pasemos ahora a considerar un segundo tipo de perfección y que no siendo absoluta, si tiene un alto grado y como puede ser la creación espiritual en general y que personalizaremos en Satanás antes de su transgresión contra Dios, en la que tuvo Adán y en última instancia, la que tuvo Jesús y en los distintos planos que dichos personajes ocuparon: el primero y como parece ser, el primer ser venido a la existencia de toda la creación espiritual, Adán como el primer ser de la creación material y, Jesucristo, como el único hijo del Altísimo nacido de una mujer y que eran depositarios los tres, del mismo grado de perfección y que estaba por debajo de la “absoluta” perfección divina y que le impide a Su Supremo Poseedor, el cometer pecado alguno…… y señalamos de nuevo dicha cuestión, porque si bien los personajes citados eran “perfectos”, a diferencia de su Creador sí podían pecar; veamos entonces, lo ocurrido con el primero de dichos personajes y del que, personificado en el rey de Tiro, se nos dice como sigue:
“Sellas un modelo, lleno de sabiduría y perfecto en hermosura. 13 En Edén, el jardín de Dios, resultaste estar. Toda piedra preciosa fue tu cobertura: rubí, topacio y jaspe; crisólito, ónice y jade; zafiro, turquesa y esmeralda; y de oro era la hechura de tus engastes y tus encajaduras en ti. El día en que fuiste creado fueron alistadas (por lo que deducimos que probablemente fue la primera de las criaturas celestiales creada por Dios). 14 Tú eres el querubín ungido que cubre y yo te he colocado a ti. En la montaña santa de Dios resultaste estar. En medio de piedras de fuego te paseabas. 15 Estuviste exento de falta en tus caminos desde el día en que fuiste creado hasta que se halló injusticia en ti.
16 Por la abundancia de tus artículos de venta llenaron el centro tuyo de violencia y empezaste a pecar. Y yo te pondré como profano fuera de la montaña de Dios y te destruiré, oh querubín que cubre, de en medio de las piedras de fuego. 17 Tu corazón se hizo altivo debido a tu hermosura. Arruinaste tu sabiduría por causa de tu radiante esplendor. A la tierra ciertamente te lanzaré. Delante de reyes ciertamente te colocaré, para que te miren.” (Ezeq. 28:12-17). (Acotación nuestra).
Luego tan ensalzado personaje y aunque perfecto en todos sus extremos, cayó en el pecado y se convirtió en Satanás el Diablo, el repugnante ser que hasta el momento ha gobernado a la humanidad (1 Juan 5:19). Veamos ahora, lo que ocurrió con Adán y del cual se dijo en el momento de su creación por el propio Jehová, aquello de que lo creado era “muy bueno”, eso es, “perfecto” y lo que en buen grado, le aplicaba personalmente, pues estaríamos hablando de la primera creación material inteligente (Gén. 1:31)…… sin embargo, consideremos lo que ocurrió con él y que ya de entrada se le dijo, que el día que “pecara” o transgrediera la orden recibida, moriría (Gén. 2:17); luego clara indicación de que aunque perfecto, si podía pecar y término que significa “errar” o no alcanzar, en cuanto a normas morales, el objetivo con respecto de su Creador. Por lo que ya tenemos a los dos primeros personajes, “perfectos” ambos, caídos en el pecado y que nos confirma, como hemos señalado al inicio de este escrito, lo “relativo” en cuanto al significado del término “perfecto”…… vayamos ahora al tercero de ellos y que por orden de aparición, es Jesús.
Es cierto que este no pecó, pero ello no significa que fuera más “perfecto” que los anteriores, pues se nos dice de él que llegó a ser el segundo o “ultimo Adán” y por aquello de respetar la fraseología bíblica…… en todo caso, un ser equivalente a Adán en cuanto a “perfección”; por lo que al igual que este, también podía pecar, pues recordemos que Satanás lo sometió a prueba en numerosas ocasiones y algo que no habría hecho, de saber que Jesús era invulnerable en este sentido. Luego con lo que nos encontramos al repasar la vida de esos tres dispares personajes, es con otra dimensión del término “perfecto” e infinitamente inferior a la perfección absoluta del Altísimo…… por lo que nos dirigiremos a lo que podríamos considerar como una tercera acepción del término “perfecto”, cuando este se usa con relación al ser humano, pues es público y notorio que lo podremos ser todo, menos “perfectos”. Sin embargo, muchos de ellos consiguieron que el propio Jehová Dios les reconociera como intachables, justos, íntegros o cabales en sus tratos con Él y llegando incluso a que en ocasiones se les calificara de “perfectos; para ello les mostraremos un pasaje y en cuyo contenido coinciden algunas traducciones bíblicas, que se encuentra en el Sal. 18:30-32:
“En cuanto al Dios verdadero, perfecto es su camino; el dicho de Jehová es refinado. Escudo es a todos los que se refugian en él. 31 Porque ¿quién es un Dios fuera de Jehová? ¿Y quién es una roca excepto nuestro Dios? 32 El Dios verdadero es Aquel que me ciñe apretadamente con energía vital y él otorgará, que mi camino sea perfecto.”
Notemos que la expresión “perfecto” se usa con relación a los caminos de Dios, pero también en cuanto a los caminos o actividad del hombre con respecto de Este, por lo que la pregunta es obligada ¿estamos hablando del mismo sentido del término “perfecto” en ambos casos? Tal parece no ser este el caso y por lo que esta cuestión conlleva una derivada, que es la siguiente ¿qué es, entonces, a lo que se refieren las Escrituras y desde el punto de vista de nuestro Creador, cuando en estas se relaciona la “perfección” con referencia a la actividad o comportamiento del ser humano?
Observarán que la información que se ha considerado hasta el momento, sienta la base para entender que hasta las criaturas “perfectas” que Dios ha creado, podían ser desobedientes y que a las tres mencionadas, podríamos añadir a los ángeles que se sumaron a Satanás en su acto de rebelión en contra del Dios Altísimo (Judas 6)…… y es que pensar que la desobediencia no podría darse en una criatura perfecta, presupone desconocer el significado del término y sustituyéndolo por un concepto personal que es contrario a los hechos conocidos, acerca de los que les estamos explicando. Luego para responder a las preguntas formuladas, tenemos que partir de la base que Dios ha facultado a las criaturas inteligentes con lo que se conoce como el “libre albedrío”, eso es, el privilegio y la responsabilidad al mismo tiempo, de decidir por sí mismas el proceder que deben seguir en un momento determinado y como queda claramente expresado en el siguiente pasaje;
“De veras tomo los cielos y la tierra como testigos contra ustedes hoy, de que he puesto delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la invocación de mal; y tienes que escoger la vida a fin de que te mantengas vivo, tú y tu prole, 20 amando a Jehová tu Dios, escuchando su voz y adhiriéndote a él; porque él es tu vida y la longitud de tus días, para que mores sobre el suelo que Jehová juró a tus antepasados Abrahán, Isaac y Jacob que les daría.” (Deut. 30:19-20).
Este fue y ya refiriéndonos al caso de la primera pareja humana, lo que hizo posible que pudieran ponerse a prueba en cuanto a su obediencia al mandato divino y por extensión, a su sujeción al Autor del mismo (Gén. 2:15-17; 3:2-3)…… y como su Supremo Hacedor, Jehová Dios, sabía con qué poderosas facultades les había dotado para afrontar cualquier situación por difícil que esta fuera (incluso hacer frente a un poderoso personaje, como era Satanás), permitió el que fueran probados y con tan grave castigo si escogían mal. La razón tras ello, tenía que ver con el hecho de que en las Escrituras se nos deja claro que su Creador deseaba una adoración y un servicio que emanaran de mentes y corazones movidos por amor genuino y no a una obediencia mecánica y como de autómatas, que es lo que serían si no se les hubiera dotado de la capacidad del libre albedrío, eso es, el derecho a decidir por sí mismos qué decisión tomar en cada momento…… tengamos en cuenta, por otra parte, que si nuestros primeros padres Adán y Eva no hubieran tenido dicha capacidad, no habrían satisfecho los requisitos de Dios, pues no habrían sido completos o perfectos y siempre según las elevadas normas de Este.
Ha de recordarse, además, que en lo que tiene que ver con el hombre la perfección es relativa y está circunscrita al ámbito humano, porque si bien Adán fue creado perfecto, no podía traspasar los límites físicos que el Creador le había fijado; no podía, por ejemplo, comer tierra o madera, sin sufrir las consecuencias de una “mala digestión”; por otro lado y por poner otro ejemplo de perfección relativa, si intentaba respirar agua en lugar de aire, se ahogaría, pues no había sido preparado para eso. De manera similar y aquí es a donde queríamos llegar, si permitía que su mente y corazón se alimentaran con pensamientos incorrectos y eso es lo que ocurrió, llegaría a abrigar deseos insanos y, por último, pecaría y moriría…… y que también es lo que ocurrió (Sant. 1:14-15). Por tanto, está claro que los factores determinantes en el concepto de perfección en los seres inteligentes creados por Dios, son la voluntad y selección personales; porque si insistiéramos en la idea de que un ser “perfecto” (como los tres citados anteriormente) no puede adoptar un mal proceder cuando hay una cuestión moral de por medio, por la misma razón podríamos razonar también que una criatura imperfecta (como es en el caso de los descendientes de Adán) no podría adoptar jamás un proceder correcto, si tuviese que decidir sobre esa misma cuestión moral…… y con lo que ya nos metemos “de hoz y coz”, con lo que el término “perfecto” significa para el ser humano actual; dicho lo cual, veamos ahora si el razonamiento que acabamos de plantear, se ajusta a la realidad de lo que conocemos.
Porque lo que conocemos y según el registro bíblico, es que este nos habla de innumerables personas imperfectas que sí adoptaron en su momento un proceder correcto en asuntos morales que implican obediencia a Dios; y que hasta escogieron ser perseguidos antes que transigir de su fe (algunos mencionados en Hebr. 11:1-38, así como también los fieles seguidores de Jesús del I siglo, por ejemplo), mientras que al mismo tiempo hay quienes escogen hacer lo que saben que es incorrecto (como caso más “sonado”, tenemos el de Judas Iscariote) y partiendo de parecidas circunstancias. Por consiguiente, no todas las malas acciones pueden justificarse con base a la imperfección heredada, pues de nuevo los factores determinantes son la voluntad y la selección personal de cada uno y en función de sus valores, dependientes estos de lo que uno haya estado poniendo en su mente durante su vida: si uno se ha alimentado de cosas espirituales, actuará de una manera…… y si por el contrario, se ha alimentado de cosas mundanas, actuará de otra (luego ya tenemos aquí uno de los dos factores determinantes mencionados, eso es, el factor “selección”); así mismo, en el caso del primer hombre, la perfección humana por sí sola tampoco garantizaba una conducta recta, pues esta solo constataba el derecho al ejercicio del libre albedrío y la facultad de selección del implicado en la cuestión, e impulsados ambos por el amor a Dios y la voluntad de servirle.
De ahí, que del personaje Noé se nos diga que fue considerado un hombre “justo” y “exento de falta entre sus contemporáneos” (Gén 6:9), o del sufrido Job en el sentido de que era un hombre “sin culpa y recto” (Job 1:8), así como también se emplean expresiones similares al hablar de otros siervos de Dios. Sin embargo y como todos eran descendientes del pecador Adán y por consiguiente pecadores, es obvio que tales hombres se hallaban “exentos de falta y sin culpa” o eran “perfectos” (y aquí está el quid de la cuestión de la idea que pretendemos transmitirles) en el sentido de que estaban a la altura de lo que Dios requería de ellos y siendo que lo Este requería de esos personajes, estaba siempre ajustado a sus limitaciones e imperfección humanas…… y es que no podía haber un nivel de exigencia igual, entre lo que se le podía pedir al hombre perfecto Adán y lo que se les podía pedir a cualquiera de sus descendientes, contaminados ya con el pecado de este. Por lo tanto, Jehová y en su infinita misericordia y amor hacia Su creación humana, tiene en cuenta dicha circunstancia y no pide de vuelta aquello que sabe que el hombre no puede darle…… algo que se trasluce del contenido de Miq. 6:6-8:
“¿Con qué me presentaré a Jehová? ¿Con qué me inclinaré ante Dios en lo alto? ¿Me presentaré con holocaustos, con becerros de un año de edad? 7 ¿Se complacerá Jehová con miles de carneros, con decenas de miles de torrentes de aceite? ¿Daré mi hijo primogénito por mi sublevación, el fruto de mi vientre por el pecado de mi alma? 8 Él te ha dicho, oh hombre terrestre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que Jehová está pidiendo de vuelta de ti, sino ejercer justicia y amar la bondad y ser modesto al andar con tu Dios?”
Luego lo que nos está pidiendo de vuelta Jehová a criaturas tan imperfectas como los seres humanos, es algo tan simple que puede hacerlo cualquiera, pues depende de la voluntad y selección personal de cada uno, como es el obedecerle de corazón (eso significa el “ejercer justicia” para Dios), ser bondadosos con nuestros semejantes y humildes en nuestros tratos con Él…… algo, repetimos, al alcance de cualquiera y las Escrituras están llenas de ejemplos de ello. Y si la persona hace esto, eso es, que se ajusta a lo que Dios demanda de cada uno, es por lo que el Altísimo la considera justa, recta e intachable o integra, en todo caso “perfecta”, pues cumple con los requisitos por Él exigidos; porque al igual que un alfarero no puede esperar igual calidad, si moldea una vasija con barro común, que si la moldea con arcilla refinada, también los requisitos de Jehová Dios toman en consideración la fragilidad de los seres humanos imperfectos y como se expone perfectamente en el Sal. 103:10-14:
“No ha hecho con nosotros aun conforme a nuestros pecados; ni conforme a nuestros errores ha traído sobre nosotros lo que merecemos. 11 Porque así como los cielos son más altos que la tierra, su bondad amorosa es superior para con los que le temen.
12 Tan lejos como está el naciente del poniente (noten que están diametralmente opuestos), así de lejos ha puesto de nosotros nuestras transgresiones. 13 Como un padre muestra misericordia a sus hijos, Jehová ha mostrado misericordia a los que le temen. 14 Pues él mismo conoce bien la formación de nosotros y se acuerda de que somos polvo.” (Acotación nuestra).
Por lo que, aunque los hombres fieles de los que nos hablan las Escrituras cometieron errores e incurrieron en males debido a su condición imperfecta, no obstante manifestaron un “corazón completo” para con Jehová (2 Cró. 16:9) y que algunas versiones traducen como un corazón “perfecto”, o “que le es fiel”, o “que confía en Él”, o “completamente suyo”, o “totalmente comprometido con Él”, etc…… en todo caso, un corazón que dentro de las limitaciones impuestas por la imperfección, su devoción era completa, sin fisuras y que en diferentes circunstancias, satisfacía los requisitos divinos. Y puesto que el Juez Divino se complació y se complace en la adoración que le rindieron y le rinden actualmente personas de esa condición de corazón, ninguna criatura humana o celestial tenía ni tiene base para criticar el servicio de las tales a Dios, haciendo mención a su condición imperfecta…… no olvidemos que el punto focal del asunto está en el hecho de que, salvo en el caso de nuestro Creador, la perfección de cualquier otra persona o cosa es relativa, por tanto no absoluta; es decir, que una cosa es “perfecta” en relación con el propósito o fin para el que su diseñador o hacedor la designa, o el uso al que la destina su receptor o usuario. Dicho en términos cotidianos, un martillo es perfecto para clavar clavos, pero imperfecto para aserrar madera, mientras que un serrucho es perfecto para aserrar madera, pero imperfecto para clavar clavos; sin embargo, los dos cumplen a la “perfección” con la tarea para la que fueron diseñados…… más o menos esta sería la idea.
Por otra parte, tenemos que el mismo significado del término “perfecto”, requiere de alguien que decida cuándo algo está “completo”, eso es, que reúna las normas de excelencia, o requisitos que han de satisfacerse, así como los detalles que son esenciales, para merecer dicha calificación de “perfecto…… y ahí tenemos en última instancia, a nuestro Creador, Jehová Dios, como el Árbitro Supremo de lo que es la perfección, o sea, Aquél que fija las normas que debe reunir persona o cosa alguna para ser considerada “perfecta” de acuerdo con Sus propósitos y demandas justas exigidas a las mismas, siempre en función de sus personales capacidades o limitaciones; a este respecto, recordemos una parábola de Jesús en la que se lee lo siguiente y que refrenda la idea que les pretendemos transmitir:
“Porque es justamente como un hombre que, estando para emprender un viaje al extranjero, mandó llamar a sus esclavos y les encargó sus bienes. 15 Y a uno dio cinco talentos; a otro, dos; y a otro, uno, a cada uno según su propia habilidad (o “capacidad”, según versiones) y se fue al extranjero.” (Mat. 25:14-15). (Acotación nuestra).
Fíjense que en este pasaje de la conocida parábola “de los talentos”, se nos advierte del hecho de que en el momento de repartir responsabilidades, se tuvieron en cuenta las distintas capacidades de las personas que tenían que gestionar las riquezas del “hombre” de la parábola en cuestión.
Todo considerado y partiendo de la base de que el artículo que acaban de leer, queridos amigos que nos siguen, no es más que una reflexión personal de los autores de este blog puesta por escrito y compartida con todos ustedes, decir a modo de conclusión que en el registro sagrado el término “perfecto” tiene sus matices, pues hemos analizado hasta tres clases o grados de perfección y lo que nos lleva a la siguiente reflexión, en lo tocante al ser humano sujeto al pecado, luego a la imperfección: cuando en el texto sagrado se nos señala a determinada persona como integra, justa, cabal o intachable (en todo caso “perfecta”), ello solo significa que esta responde a lo que Jehová demanda de ella y siempre en función dicha demanda, de las limitaciones propias de la persona o personas envueltas en el asunto del que se trate, en este caso de la entera humanidad…… de ahí, a decir que Job (entre otros preclaros personajes del AT) ya había sido declarado “per-fec-to” en sentido espiritual y como nos quiere vender Apologista Mario Olcese, a tal grado de que en el momento del regreso de Cristo a la tierra, solo precisará dicho personaje del AT de ser perfeccionado en su componente física ¡pues que quieren que les digamos, como no sea que esto es lo más parecido a no tener ni puñetera idea de lo que se nos dice en las Escrituras!
MABEL
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miércoles, 19 de noviembre de 2014
¿Qué significan las “vestiduras blancas” de Rev. 7:13-14?
Una de las enseñanzas más sorprendentes con las que nos hemos topado, tiene que ver con aquella que afirma que las “vestiduras blancas” en la Biblia son clara evidencia de que sus poseedores pasarán a gobernar con Cristo en el reino de Dios; uno de los personajes que más se prodiga en tan discutible “enseñanza”, es el ínclito Apologista Mario Olcese y que recientemente (13/11/14) publicó un video bajo el título “Uyuyuy: ¡otra prueba contundente de que la grande muchedumbre reinará con cristo mil años!” y en cuya “entradilla” de presentación, nos decía lo siguiente;:
“Este vídeo les presentará varios pasajes bíblicos clave y luego escucharán mis comentarios sobre lo que nos quieren enseñar éstos, y que los convencerán de que la grande muchedumbre que sale de la gran tribulación, reinará con Cristo en su trono y en su reino.” (Negritas nuestras).
Observen que en dicho titular, ese “genio” de la teología nos señala que estaríamos hablando de una prueba “contundente” y en la entradilla mencionada, que determinados pasajes “nos convencerán” de que dicha multitud salida de tan catastrófico acontecimiento, efectivamente, reinarán con Cristo en el reino de Dios…… algo que los autores de este blog ya les aseguramos que es totalmente falso, como todo lo que sale de tan disparatada mente. Porque en el desarrollo de su planteamiento (y para ponerles en antecedentes de qué va la cosa), lo que hace el autor en cuestión es establecer una relación causa/efecto entre el ir cubierto con “vestiduras blancas” y para lo cual usa una serie de pasajes que tienen esa expresión como denominador común, con el reinar con Cristo en el reino de Dios y por lo que, dado que de aquellos que “salen de la gran tribulación” se nos dice que están vestidos de la “larga ropa blanca” (Rev. 7:9), resulta que dichas personas y siempre según el planteamiento del Sr. Olcese, también reinarán con Cristo junto a los participantes de la “primera” resurrección de Rev. 20:6.
Dicho lo cual y no perdiendo de vista el hecho, importantísimo en esta cuestión, que cuando estamos hablando de esos que “salen de la gran tribulación” estamos hablando de personas que “sobreviven” a la misma (luego no han muerto en ella), por lo que pasan con vida al reino de Dios y circunstancia esta que les inhabilita totalmente de participar en resurrección alguna, veamos ahora lo que las Escrituras nos dicen acerca del significado, más bien “simbolismo”, del estar uno vestido con ropajes blancos; de entrada tenemos que el color que más se menciona en la Biblia es precisamente el blanco y que fundamentalmente se utiliza como símbolo de justicia y limpieza espiritual ante Dios, eso es, se relaciona dicho color con el mantener uno una condición aprobada ante el Creador, como se infiere de los siguientes pasajes y referidos en este caso a ángeles:
“Cuando entraron en la tumba conmemorativa, vieron a un joven sentado a la derecha, vestido de una ropa larga blanca y se aturdieron.” (Mar. 16:5).
“María, sin embargo, se quedó de pie fuera, junto a la tumba conmemorativa, llorando. Entonces, mientras lloraba, se agachó para mirar dentro de la tumba conmemorativa 12 y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabeza y uno a los pies donde había yacido el cuerpo de Jesús.” (Juan 20:11-12).
“También, los ejércitos que estaban en el cielo le seguían en caballos blancos y estaban vestidos (los miembros de dicho ejército, no los caballos y por si hay algún “despistadillo” por ahí) de lino fino, blanco y limpio. (Rev. 19:14). (Acotación nuestra).
Sin embargo, ni los ángeles, ni los miembros del ejército celestial (ni los caballos, por supuesto) y aunque vayan ataviados con vestimentas de color blanco, tienen nada que ver con el reinar al lado de Cristo en el milenio; partiendo de dicha premisa, volvamos a los sobrevivientes de la “gran tribulación” y veamos la razón del porque se nos los muestra en Rev. 7:9, ataviados con “vestiduras blancas”, algo que se nos explica en los siguientes versos 13-14:
“Después de estas cosas vi y, ¡miren!, una gran muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos de largas ropas blancas; y había ramas de palmera en sus manos. (……)
13 Y, en respuesta, uno de los ancianos me dijo: “Estos que están vestidos de la larga ropa blanca ¿quiénes son y de dónde vinieron?”. 14 De modo que le dije inmediatamente: “Señor mío, tú eres el que sabe”. Y me dijo: “Estos son los que de la gran tribulación y han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero”.”
Y puesto que la ropa literal no se puede lavar y mucho menos, emblanquecer con sangre, tenemos que estar hablando de algo simbólico y que solo puede estar relacionado con una apariencia de justicia…… eso es, que por haber ejercido fe en el sacrificio de Jesucristo, dichas personas han adquirido una condición aprobada ante Dios (y que se simboliza presentándolos cubiertos de ropaje blanco), como se deduce del verso 15 en donde se lee como sigue:
“Por eso están delante del trono de Dios; y le están rindiendo servicio sagrado día y noche en su templo; y El que está sentado en el trono extenderá su tienda (en señal de protectora aprobación) sobre ellos.” (Acotación nuestra).
Que ello es así, queda constatado por lo que las Escrituras nos dicen de la “novia de Cristo”, al explicarnos el significado de sus inmaculadas prendas blancas de “lino fino y brillante” que reflejaban su pureza:
“Regocijémonos y llenémonos de gran gozo y démosle la gloria, porque han llegado las bodas del Cordero y su esposa se ha preparado. 8 Sí, a ella se le ha concedido estar vestida de lino fino, brillante y limpio (obviamente blanco), porque el lino fino representa los actos justos de los santos.” (Rev. 19:7-8). (Acotación nuestra)
No queda ninguna duda, por tanto, que el estar vestido de “largas ropas blancas” tiene que ver con una “condición” de la persona como tal y no como indicativo de una “posición” o cargo a ocupar en un momento determinado. Pero es que además, el que estas personas de las que estamos hablando y que son las que “salen” de la “gran tribulación” (luego sobreviven a ella) no reinarán con Cristo en el milenio, queda probado por lo que se lee en los versos siguientes y algo de lo que el Sr. Olcese parece no haberse dado cuenta…… cierto es, que después de la “genialidad” interpretativa de esta “figura” de la teología al afirmar que en Rev. 20:6 “no se dice por ningún lado” que aquellos que tomen parte de esa “primera” resurrección mencionada, son los únicos que reinarán con Cristo durante el periodo milenial, cualquier cosa se puede esperar de tan esperpéntico personaje; hecho este pequeño inciso, veamos ahora qué es lo que se nos dice en los versos 16-17 de ese capítulo 7 de Revelación o Apocalipsis:
“Ya no tendrán hambre ni tendrán más sed, ni los batirá el sol ni ningún calor abrasador, 17 porque el Cordero, que está en medio del trono, los pastoreará y los guiará a fuentes de aguas de vida. Y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos.”
Sí analizamos con atención este pasaje, veremos que estas personas “salidas” del trágico evento ocurrido sobre la tierra y causado por el juicio divino, serán “pastoreadas” y “guiadas a fuentes de aguas de vida” y ello durante el milenio (observemos que la acción transcurre con Jesucristo ya instalado en su trono y ejerciendo como rey)…… algo de lo que no precisan esos que acompañan a Jesucristo en su reinar (Rev. 14:1), pues al ser resucitados reciben la inmortalidad que les confiere el tener vida en sí mismos y por lo que no necesitan ni ser “pastoreados” ni “guiados” a fuentes de “agua de vida” alguna. Pero que además, al ser reyes y sacerdotes del Dios Altísimo y de Su Cristo, no solo no necesitan de ser “pastoreados” o dirigidos por nadie, sino que son ellos los que guían en su condición de reyes y pastorean en su condición de sacerdotes, bajo la dirección del Hijo de Dios, a esos miembros de la “gran muchedumbre” salidos de la “gran tribulación” (Rev. 7:9; 14), así como a aquellos que durante el milenio vayan resucitando.
Luego lo considerado hasta el momento, nos deja claro que esa gran multitud de la que se nos habla en Rev. 7:9 y que sobrevive a la “gran tribulación, lejos de reinar con Cristo lo que hacen es beneficiarse de la dirección y pastoreo de esos reyes y sacerdotes salidos de la “primera” resurrección, durante el milenio y junto con aquellos que vayan resucitando en el transcurso del mismo…… aparte del hecho incontestable, de que puesto que los miembros de dicha gran multitud pasan con vida al reino de Dios, no pueden participar de resurrección alguna y algo que por lo visto, es incapaz de entender ese “súmmum” de la lógica y el sentido común que es el Sr. Olcese. Pero veamos unos pasajes que dicho personaje menciona en el video mencionado y que nos dan la razón a nosotros (algo de lo que al parecer no se ha enterado el “caballero” en cuestión), en el sentido de que esa multitud de personas que sobrevive a la gran tribulación, puesto que no han muerto, no pueden acceder al gobierno del reino de Dios en calidad, también, de inmortales reyes y sacerdotes, pues esto es lo que leemos en Rev. 3:21:
“Al que venza, le concederé sentarse conmigo en mi trono, así como yo vencí y me senté con mi Padre en su trono.”
Fíjense ustedes, que la condición para sentarse junto a Cristo en un trono en el reino de Dios, era el “vencer” como él había vencido y algo que todos sabemos en qué consistió dicha victoria: aguantar hasta una muerte de martirio, en defensa de su integridad a Dios…… por lo que se espera que todos aquellos que deseen alcanzar dicho privilegio, tienen que pasar por ahí pues, según Pablo y en armonía con el texto que acabamos de considerar, para resucitar a la semejanza de Cristo, eso en gloria e inmortalidad, hay que morir a la semejanza de este sufriendo una muerte de sacrificio (Rom.6:5); ello nos lleva a considerar, otro de los pasajes que nos menciona el Sr. Olcese en su video que también va en línea con nuestra afirmación y que se encuentra en Rev. 6:9-11, donde se lee así:
“Y cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido degollados (o asesinados, en todo caso muertos) a causa de la palabra de Dios y a causa de la obra de testimonio que solían tener. 10 Y clamaban con voz fuerte y decían: “¿Hasta cuándo, Señor Soberano santo y verdadero, te abstienes de juzgar y de vengar (algo que no tendría sentido pedir, si hubieran muerto por causas naturales) nuestra sangre en los que moran en la tierra?”. 11 Y a cada uno de ellos se dio una larga ropa blanca (y por lo que vamos viendo hasta el momento, ello solo significaría que se les “reafirmó” en su condición de aprobados ante el Altísimo); y se les dijo que descansaran por un poco de tiempo más, hasta que se completara también el número de sus coesclavos y de sus hermanos que estaban a punto de ser muertos como ellos también lo habían sido (eso es, asesinados en defensa de su fe).” (Acotaciones nuestras).
Por lo que resulta que es el propio Jehová Dios, el que nos dice que aquellos que tengan que reinar en su reino, tienen que morir inexcusablemente una muerte de sacrificio en defensa de su integridad hacia Él…… y algo que no ocurre con aquellos que sobreviven a la “gran tribulación” y como la misma palabra nos indica: si “sobreviven” a ella, es que no han muerto; y que ello es como se lo explicamos nosotros, queda de nuevo confirmado por la visión que se le dio a Juan y en la que se nos muestra una característica como denominador común, entre aquellos que ocupan los tronos del reino, según Rev. 20:4:
“Y vi tronos y hubo quienes se sentaron en ellos y se les dio poder para juzgar. Sí, vi las almas de los que fueron ejecutados con hacha (o asesinados) por el testimonio que dieron de Jesús y por hablar acerca de Dios y los que no habían adorado ni a la bestia salvaje ni a su imagen y que no habían recibido la marca sobre la frente ni sobre la mano. Y llegaron a vivir y reinaron con el Cristo por mil años.” (Acotación nuestra).
Noten que lo que se destaca en este pasaje, es que no es la clase de vestimenta que uno lleva la que determina si uno accede a reinar con Cristo o no, sino el hecho de haber sido “ejecutado con hacha”, eso es, el sufrir una muerte violenta o de martirio en defensa de su integridad a Dios y prescindiendo de cual haya sido el instrumento usado para tal fin, pues en dicho pasaje no se pone el énfasis en el instrumento usado para dar muerte, sino por la violencia en que esta se produce; por lo que una vez más se incide en las Escrituras, que solo se puede acceder al gobierno del reino en calidad de inmortal reye y sacerdote mediante el sufrir una muerte de martirio como la que acabó con la vida de Jesús…… y algo que no ocurre, repetimos, con aquellos que salen con vida de la gran tribulación y por lo que el término “sobrevivientes” se ajusta perfectamente a su situación. Lo que queda claro entonces, es que lo de las “vestiduras blancas” no es más que algo accesorio en todo este asunto y que se limita a señalar que uno tiene el favor de Dios en un momento determinado; pero claro, resulta que el Sr. Olcese, ignorante donde los haya en cuanto a conocimiento escritural y del dominio de su contexto (e incapaz, por otra parte, de leer con un mínimo de corrección cualquier texto que se le presente), apoya su versión de unos sobrevivientes de la “gran tribulación” reinando también con Cristo en el reino de Dios, en las palabras de Pablo contenidas en 1 Tes. 4:15-17 y en donde se lee como sigue:
“Porque esto les decimos por palabra de Jehová: que nosotros los vivientes que sobrevivamos hasta la presencia del Señor no precederemos de ninguna manera a los que se han dormido en la muerte; 16 porque el Señor mismo descenderá del cielo con una llamada imperativa, con voz de arcángel y con trompeta de Dios y los que están muertos en unión con Cristo se levantarán primero. 17 Después, nosotros los vivientes que sobrevivamos seremos arrebatados, juntamente con ellos, en nubes al encuentro del Señor en el aire; y así siempre estaremos con el Señor.”
Para entender lo que Pablo nos estaba queriendo decir con esa referencia a “nosotros los vivientes”, tenemos que acudir a lo que bíblicamente se entiende por dicha expresión y por lo que tendríamos que empezar por analizar unas palabras que en su momento pronunció Jesús, que se encuentran en Mat. 8:21-22:
“Entonces otro de los discípulos le dijo: “Señor, permíteme primero ir y enterrar a mi padre”. 22 Jesús le dijo: “Continúa siguiéndome y deja que los muertos entierren a sus muertos”.”
Veamos ahora, algo muy interesante que dijo el apóstol Pedro en su primera carta:
“De hecho, con este propósito las buenas nuevas fueron declaradas también a los muertos, para que fueran juzgados en cuanto a la carne desde el punto de vista de los hombres, pero vivieran en cuanto al espíritu desde el punto de vista de Dios.” (1 Pedro 4:6)
Pero dado que en Ecl. 9:5 se nos dice que “en cuanto a los muertos, ellos no tienen conciencia de nada en absoluto”, tenemos que preguntarnos de nuevo de qué clase de muertos se nos está hablando, que no solo podían enterrar a sus propios muertos, sino que además se les podían declarar las “buenas nuevas”…… y algo a lo que Pablo añade un poco de luz, cuando nos dice lo siguiente:
“Además, aunque estaban muertos en sus ofensas y en el estado incircunciso de su carne, Dios los vivificó junto con él (Jesucristo). Bondadosamente nos perdonó todas nuestras ofensas.” (Col. 2:13). (Acotación nuestra).
Luego tanto Jesús, como Pablo y, posteriormente Pedro, se estaban refiriendo a personas vivas y que a causa del pecado heredado, estaban en una condición de muertos ante su Creador; recordemos que en el caso de Adán, lo que se le dijo fue que en el día que comiera del árbol prohibido “moriría”…… sin embargo, después de haber montado la que montó, este vivió aún cientos de años antes de morir, luego ¿es que se equivocó Jehová? No, sino que lo que ocurrió es que en el preciso momento de caer en la desobediencia, Adán ya fue dado como muerto por su Creador Dios y dada la inmutabilidad de la sentencia divina, pues en este mismo momento le fue retirada su capacidad de vivir eternamente y su cuerpo empezó el declive celular, hasta llegar a la muerte física; partiendo de esta idea, veamos ahora lo que, por otra parte, también dijo Jesús acerca de aquellos que le seguirían:
“Muy verdaderamente les digo: El que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna y no entra en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida.” (Juan 5:24).
O lo que es lo mismo, que esas personas “muertas” que siguieron a Jesús y que recibieron la adopción como Hijos de Dios, pasaron a estar “vivas” ante el creador, aunque estuvieran dentro de un cuerpo físico aún imperfecto como el resto de su contemporáneos…… y ahora, teniendo esto en mente, veamos lo que pudo decir el apóstol Juan acerca de sí mismo y personas de su misma condición, como el apóstol Pablo, por ejemplo:
“Nosotros (eso es, aquellos que tenían la condición de Hijos de Dios, mediante el bautismo en espíritu santo) sabemos que hemos pasado de muerte a vida, porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en la muerte.” (1 Juan 3:14). (Acotación nuestra).
De ahí que Pablo pudiera decir aquello de “nosotros los vivientes (o que habían sido declarados “vivos” por Dios) que sobrevivamos hasta la presencia del Señor…” (1 Tes. 4:15) y en claro contraste con el resto de la humanidad, que estaba muerta a los ojos de Dios; ahora bien, dado que ni él ni sus compañeros sobrevivieron al primer siglo ¿a quiénes se estaba refiriendo, entonces, con esa mención a determinados personajes de su misma condición como Hijos de Dios (fíjense que Pablo dice “nosotros los vivientes”, luego refiriéndose a un grupo en particular) que estarían presentes en el tiempo del regreso de Jesucristo a la tierra? Pues sencillamente a aquellos que se nos cita en Rev. 11:3 y que prefigurados por los “dos testigos”, en definitiva un pequeño resto “ungido” aún por aparecer y que por espacio de 1.260 días anunciarán por toda la tierra el inminente regreso de Jesucristo para tomar el control de los asuntos de la tierra…… recordemos que en el pasaje leído de Rev. 6:9-11 y que se nos habla de la apertura del quinto sello, a aquellos que claman venganza a Jehová por el vil asesinato del que han sido objeto, se les dice que esperen un poco más “hasta que se completara también el número de sus coesclavos y de sus hermanos que estaban a punto de ser muertos como ellos también lo habían sido”.
Entonces estaríamos hablando de que en ese pasaje de Rev. 6:9-11 mencionado, se nos dice que aún está por completarse un pequeño grupo de poderosísimas personas (Rev. 11:5-6) aquí en la tierra y a la manera de los Pablo, Pedro, Juan y compañía, que a su vez, completarán el gran total de otro grupo de personas asesinadas por su integridad a Dios y que en conjunto, son las que reinarán con Cristo en el reino de Dios…… y ya que viene a cuento, decir que si se precisa de un determinado grupo de personas para completar una cantidad mayor, eso significa que el número de aquellos que tienen que reinar con Jesucristo es una cantidad cerrada y predeterminada. Y de la única que se nos habla en las Escrituras en clara referencia a aquellos que forman parte de dicho gobierno de hechura divina, la encontramos en Rev. 14:1 y cuando se nos muestra a Jesucristo ya en su posición de rey, circundado por 144.000 cogobernantes con él…… por otra parte, que estaríamos hablando de una cantidad cerrada de personas que reinarían con Cristo en el milenio, queda claro cuando en Rom. 11:17-19 y hablando de un olivo simbólico que representaba a Israel, Pablo señala que unas ramas podían sustituir a otras, por lo que hay que entender que el número de ellas no se podía ni disminuir, ni aumentar.
Y que si nos permiten el inciso, eso es precisamente lo que nos propone esa catástrofe intelectual andante que es Apologista Mario Olcese y también supuesto “ungido”, cuando afirma que todos los cristianos bautizados de todos los siglos y según han ido apareciendo e independientemente de su número, más los notables del AT, más los sobrevivientes de la “gran tribulación” y que según Rev. 7:9 es incalculable, todos ellos juntos formarán parte de ese reino de inmortales reyes y sacerdotes que se sentarán en tronos al lado de Jesucristo en el milenio y conformando con ello, una cantidad “cuasi” galáctica compuesta de “millones, miles de millones” de gobernantes en el reino de Dios…… y que como animalada, no está nada mal.
Hecho este inciso y volviendo al tema que nos ocupa, vemos que las palabras de Pablo en 1 Tes. 4:15-17 acerca de “nosotros los vivientes que sobrevivamos hasta la presencia del Señor”, nada tienen que ver con los sobrevivientes de la “gran tribulación”, pues estas personas poderosísimas por aparecer y a las que se refería Pablo, tenían que ser muertas “como ellos (los Pedro, Juan. Pablo y compañía) también los habían sido”, según Rev. 6:11…… hecho que se produce a los 1.260 días o tres años y medio de haber iniciado su comisión (Mat. 24:14) de anunciar al mundo la inminente venida del Hijo de Dios a la tierra, para tomar el control de la misma y que se nos relata de la siguiente manera:
“Y cuando hayan terminado de dar su testimonio, la bestia salvaje que asciende del abismo hará guerra contra ellos y los vencerá y los matará. 8 Y sus cadáveres estarán en el camino ancho de la gran ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también el Señor de ellos fue fijado en el madero. 9 Y los de los pueblos y tribus y lenguas y naciones mirarán sus cadáveres por tres días y medio y no permiten, que sus cadáveres sean puestos en una tumba. 10 Y los que moran en la tierra se regocijan sobre ellos y gozan y se enviarán regalos los unos a los otros, porque estos dos profetas atormentaron (con su predicación de la pronta llegada del Hijo de Dios y lo que ello significaba de juicio) a los que moran en la tierra.
11 Y después de los tres días y medio, espíritu de vida procedente de Dios entró en ellos y se pusieron de pie y gran temor cayó sobre los que los contemplaban (eso es, resucitaron a la vista de todo el mundo y con lo que se identifica el momento en que se produce la “primera” resurrección, según se deduce de lo afirmado por Pablo en 1 Tes. 4:16-17). 12 Y oyeron una voz fuerte procedente del cielo decirles: “Suban acá”. Y subieron al cielo en la nube y sus enemigos los contemplaron.” (Rev. 11:7-12). (Acotaciones nuestras).
Luego es correcto lo que dice Pablo en 1 Tes. 4:15-17, en el sentido de que los de su clase (“ungidos”) que “estemos vivos en aquél momento seremos arrebatados” de la tierra (al igual que lo fue Jesucristo); sin embargo, estas personas no se puede confundir y como de forma disparatada hace el Sr. Olcese, con los vivos que salen de la “gran tribulación”, pues los personajes citados estaban vivos después de ser resucitados de una muerte violenta en defensa de su lealtad a Dios…… y circunstancia que no concurre en el caso de los sobrevivientes de Rev. 7:9; 14.
Por lo tanto y ya para concluir, vemos que nada tiene que ver el vestir de blanco, gris merengo o verde oliva para reinar al lado de Cristo, pues ha quedado claro que los que salen de la “gran tribulación” y si bien se les ha dotado de una indumentaria de color blanco, eso es, de “largas vestiduras blancas” no pueden de ninguna manera reinar en el milenio sencillamente porque al no haber muerto, no pueden participar de resurrección alguna…… requisito indispensable para adquirir la inmortalidad y la condición de reyes y sacerdotes de Dios y del Cristo durante el milenio, según Rev. 20:6. Luego lo que el Sr. Olcese tendría que hacer antes de decir tantas “chorradas”, es aprender a leer correctamente los textos bíblicos y contrastarlos adecuadamente con el contexto escritural (y que para algo está), para ver si estos apoyan sus planteamientos o no; pero claro, para eso hay que saber y ese “genio” de la interpretación bíblica no tiene ni puñetera idea de lo que habla, pues tal parece que lo más cercano que ha visto parecido a una Biblia, es la hoja dominical de alguna iglesia del vecindario…… ¡y es que si no es así, tantas “meteduras de pata” no se entienden!
MABEL
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