Un “ejemplo” de solidez argumental
¿Y de qué va ahora, se preguntaran ustedes? Pues va a colación de un escrito de Apologista Mario Olcese que leíamos hace unos días y que giraba en torno a una enseñanza que, según el citado caballero, es patrimonio de los TJ y que bajo el título de “Los Hijos de Dios y los hermanos de Cristo: un enfoque realista del asunto” (11/02/11), el amigo Olcese y tomando como punto de partida el pasaje de Rom. 8:29, nos lo sustentaba partiendo de un asombroso razonamiento. Pero veamos primero el texto en cuestión y que dice así:
“…… porque a los que dio su primer reconocimiento también los predeterminó para que fueran hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito entre muchos hermanos.”
Y vean el comentario que sigue a continuación y en dónde ya se vislumbra el “enfoque realista” que D. Mario le da al asunto:
“Ahora bien, ¿Puede significar la frase “MUCHOS HERMANOS” tan sólo 144,000 personas fieles en el Señor como sostienen los Testigos de Jehová? Puede que sí, pero también puede significar más que ese número…y de hecho, puede abarcar aun a TODOS aquellos por los que Jesús murió en la cruz.” (Negritas nuestras).
Luego fíjense en que enfoque “tan realista” se apoya para estructurar su artículo: la expresión “muchos”, puede significar 144.000, enseñanza que atribuye a los TJ…… o por el contrario, pueden significar muchos más (o incluso todos): por ejemplo, los millones, miles de millones de co-gobernantes con Cristo que propone el Sr. Olcese y extraño planteamiento que tiene publicado, por lo cual, no es algo que nos inventemos nosotros. Luego y como “puede escoger”, pues nada, dicho caballero se decide por pensar que ese término “muchos” solo puede apoyar su teoría de los millones, miles de millones de personas que van a reinar con Cristo y que incluiría a todos los que antes y después de Jesús, han sido fieles a Dios. A partir de esa premisa citada, empieza a montar el argumento de su artículo y apoyado en textos en los que figura la citada expresión, por cierto, algunos muy lejos del sentido de lo nos está explicando y sobre todo, en una total confusión de conceptos. Y es que no es lo mismo y por ello no se debe confundir, el hecho de que el sacrificio propiciatorio de Jesús sea de general aplicación sobre la humanidad, con el que Jehová, ya en un primer momento y como parte de Su plan para rescatar a dicha humanidad, hubiera dispuesto o predeterminado que unos pocos y como primicias, fueran personas compradas de entre esa misma humanidad beneficiada, para llevar a cabo una determinada comisión, en este caso, formar parte del gobierno del reino de Dios (Rev. 14:4). Y es que son dos cosas totalmente distintas.
Pero que no siendo lo mismo, sin embargo el Sr. Olcese y en una clara muestra de su supina ignorancia de lo que dicen las Escrituras, confunde dichos conceptos en ese artículo que estamos analizando. Y es que se ponga como se ponga dicho autor y en contra de la línea de lo que afirman los TJ, un reino se compone de unos que gobiernan y necesariamente de otros, que son gobernados: luego dos clases como dicen los TJ y estructura de la que se componía el reino sobre el que fungió como rey en su día David y del que Jesús prometió su restauración. Ya otra cosa, es que esos señores (los TJ) digan que todo queda en casa, o sea, que los gobernantes de ese reino serán los miembros de su clase “ungida” y los súbditos del mismo, su otra clase conformada por las “otras ovejas” y lo cual, no deja de ser más que una interesada opinión para captar adeptos, luego nada que ver con la realidad. Por lo tanto haría bien Apologista, entendemos nosotros, en ser más riguroso y no mezclar conceptos, tendentes a confundir al personal…... y en un intento, obviamente, de arrimar el ascua a su sardina.
Pero volviendo al tema que nos ocupa, en primer lugar y para dilucidar si el término “muchos”, significa un número relativamente pequeño o uno extraordinariamente grande, sería bueno averiguar que nos dice la Biblia al respecto y no dejarnos llevar por lo que a cada uno se nos antoje en un momento determinado, como hace D. Mario al basar su argumento en el supuesto hecho de que la citada expresión hace referencia a una cantidad inmensa y sin más soporte que su interesado punto de vista; y que por lo cual, tanto valor tendría su punto de vista, como el de los TJ en su afirmación acerca de los 144.000: todo son puntos de vista y por lo que en consecuencia, tan diabólica podría ser la afirmación de los TJ (como con frecuencia la califica el Sr. Olcese), como la que él mantiene. Pero que no obstante, se da la circunstancia de que tiene muchísimo más apoyo bíblico la afirmación de los TJ en el sentido de que serán 144.000 los acompañantes de Jesucristo en ese reino, en todo caso una cantidad reducida de personas, en contraste con los millones, miles de millones que nos propone el Sr. Olcese y extremo, que probaremos más adelante. Y es cierto que dicho caballero usa como argumento probatorio en su artículo, bastantes textos que emplean la palabra “muchos”, pero hay que ver en qué contexto lo hacen, o sea, de qué o de quién se estaba hablando en ese momento, lo cual forma parte del contexto, obviamente. Porque la Biblia si es cierto que nos dice, que el sacrificio de Jesús sería de carácter universal y por usar una expresión que permita entendernos, por ejemplo en Juan 3:16-17:
“Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna. 17 Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para que juzgara al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de él.”
Luego de ese pasaje sí se puede conferir, que la expresión que estamos analizando “muchos”, implicaría una cantidad de orden mundial, indeterminada, pero en todo caso cuantiosa, ya que abarca a todos los que ejerzan fe…… los que sean. Sin embargo, en el texto de entrada a su artículo, Rom. 8:29, no se nos habla de lo mismo y por lo tanto en ese contexto (el que manda siempre es el contexto), la expresión “muchos”, no puede abarcar a todos de modo general: o sea, no puede ser usada para significar lo mismo, que si estuviera inserta en Juan 3:16-17. Pero veámoslo de nuevo, leyendo también el verso 30 y por aquello de que el contexto tiene su importancia:
“…… porque a los que dio su primer reconocimiento también los predeterminó para que fueran hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito entre muchos hermanos. 30 Además, a los que él predeterminó, también llamó; y a los que llamó, también declaró ser justos. Finalmente, a los que declaró justos, él también glorificó.”
Entonces lo que vemos, analizando con cuidado los dos pasajes, es que Rom. 8:29-30, nos está hablando de una cosa distinta de la que nos habla Juan 3:16, porque en su caso no estaríamos generalizando, sino dirigiéndonos a un grupo en concreto (un grupo de hermanos) y en claro contraste con otros que no serían hermanos y por lo tanto, separados unos de otros. Porque veamos: si esa idea del Sr. Olcese de que muchos se refiere en todos los casos a todos, incluyendo a los patriarcas del AT, o sea, todas aquellas personas que en un pasado fueron fieles a Dios ¿qué razón habría para esas palabras de Pablo, que no hacen sino distinguir a unos de entre otros? O sea ¿qué razón habría, para que Jehová predeterminara y llamara a unos (obviamente con respecto de otros, claro) para ser hechos a la imagen de su Hijo y hacerlos justos, si ya todos, según el Sr. Olcese y en virtud de su entendimiento de la palabra “muchos”, estaban incluidos de antemano? ¿Qué sentido tendría eso? Pero es que además, hay un “pequeño detalle” en ese texto inicial de Rom. 8:29 y sobre el que estamos comentando, que no es el más apropiado para avalar la idea que pretende desarrollar D. Mario, en el sentido que todos esos nobles personajes del AT gobernarán con Cristo, porque en el mismo se nos dice y palabras que él enfatiza mucho en su artículo, que “él (Jesús) fuera el primogénito de entre muchos hermanos”. Luego para que los David (“padre” de Jesús, como con tanto énfasis nos señala dicho caballero) y compañía pudieran gobernar con Cristo, tenían que ser declarados hermanos de Él (siempre según las palabras de Pablo, claro), sin embargo, eso no es lo que leemos en el Sal. 45:16:
“En lugar de tus padres serán tus hijos, a quienes harás príncipes en toda la tierra.”
Luego si sus padres (o antepasados), pasan a convertirse en sus hijos, no pueden ser sus hermanos y por lo tanto no pueden heredar el reino en calidad de reyes y sacerdotes. Entonces razonablemente tendríamos que concluir, que las citadas palabras de Pablo, solo pueden referirse a una parte escogida o separada de un todo, ya que vemos que unos han sido predeterminados para ser sus hermanos y que son una minoría, sobre otros que pasan a ser sus hijos y que obviamente, tienen que ser una mayoría. E idea que parece sustentar el Sr. Olcese, según leemos en la segunda parte del párrafo octavo del artículo sujeto de este comentario:
“En buena cuenta, Dios mandó a Su Hijo para redimir a TODOS los hombres, pero también en su omnisciencia Él supo que de TODOS los llamados sólo habría una minoría que finalmente caminaría por el sendero angosto, y que posteriormente serían glorificados con su Hijo. Estos justos que responden por voluntad propia a Su llamado son los predestinados para salvación, o lo que es lo mismo decir, para heredar el reino de Dios en la parusía del Rey (Mat. 25:31,34; Heb.9:28).” (Negritas nuestras).
Y siempre teniendo en cuenta, que la expresión “predestinó” no significa que Jehová determinara que específicamente fueran Pablo, Pedro, Mateo, etc., etc. y que como entes individuales, fueran apartados para salvación; lo que significa en ese contexto la expresión “predeterminó”, es el que en Su propósito de redención de la humanidad en general, tendría que haber unos pocos, que como grupo, asumirían por un tiempo determinado la responsabilidad de conducir a esa humanidad a la reconciliación con Él: entre ellos y como personaje prominente, figuraba el propio Jesucristo, tal como indicaban las distintas profecías. Las distintas individualidades que conformarían el citado grupo, estaban lógicamente por determinar, ya que de lo contrario no se entenderían las palabras de Jesucristo, en el sentido de que “los que venzan……” (Rev. 2-3), heredarían ese privilegio.
Por lo tanto el Sr. Olcese y como nos tiene acostumbrados, o mezcla los conceptos y si cuela, cuela…… o es que no se entera de la película y que no sabemos que sería peor, porque veamos: una cosa es que el sacrificio expiatorio de Jesús, aplicara por definición a todos los hombres, como afirma de entrada en ese párrafo transcrito (y en lo que estamos de acuerdo) y otra muy distinta, es que de entre aquellos “llamados” para gobernar en él reino y que no eran todos, solo una minoría aceptante sería elegida para heredar el reino, como el mismo Sr. Olcese afirma y situación que en su momento, el propio Jesús ya advirtió de ella cuando dijo aquello de que “muchos serían invitados, pero pocos escogidos” (Mat. 22:14). Luego no se puede meter en el mismo saco, a aquellos muchos que por definición son beneficiarios del sacrificio expiatorio de Jesús y que abarcaría a todos los que quisieran (Juan 3:16-17) y a aquellos que son “llamados” o “invitados” (que al final resultan una minoría), para una comisión en particular, pero que no son todos, porque de lo contrario, las palabras citadas de Pablo en Rom. 8:29,30 y tal como hemos dicho, no tendrían sentido y sobrarían.
Ahora bien ¿invitados a qué?...... pues a gobernar en el reino con él, ya que a eso vino Jesús: a seleccionar a aquellos que en un futuro tenían que formar parte de ese gobierno del reino. Y algo que no solo afirmamos nosotros, sino el mismo Sr. Olcese y que en un artículo anterior, tenemos que recordar que decía lo siguiente:
“Pero lo cierto es que Jesús vino a los Suyos para buscar herederos de su reino, y éstos, por supuesto, eran una manada pequeña comparados con los gentiles del mundo entero. Pero una vez que la mayoría de Su pueblo natural rechazó la oferta del reino, Jesús llamó a los gentiles a través del ministerio de Pablo, y a éstos, les dijo: “Si sufrimos, también REINAREMOS con él; Si le negáremos, él también nos negará” (2 Timoteo 2:12). Así que una participación activa en el reino también le fue ofrecida a una grande multitud de conversos gentiles.” (Negritas nuestras).
Y que si bien la oportunidad fue ofrecida a una “gran multitud de gentiles”, como dice D. Mario, ello no significa que fuera aceptada por todos. Luego si Jesús vino solo a buscar “herederos del reino” y en el anterior párrafo transcrito se nos dice que Dios en su omnisciencia sabía que de todos los llamados solo una minoría respondería adecuadamente…… pues blanco y en botella: los que con Cristo gobernarán en el reino de Dios, serían unos pocos y que ejercerían ese gobierno sobre los muchos (una inmensa mayoría) y a los que también les aplica el sacrificio redentor de Cristo. Y nos permitimos señalar que partimos de afirmaciones que ha formulado el mismo caballero y que para nada están sacadas de su contexto: lo que dice está clarísimo y además, perfectamente de acuerdo cada párrafo con el contexto de los artículos de los que se han tomado. Y es que hemos dicho antes que el amigo Olcese, suele usar textos para avalar determinadas ideas, que nada tienen que ver con lo que pretende decir, porque ¿de qué o de quienes estaba hablando Pablo en ese pasaje de su carta a los romanos? Pues del único tema del que habla el NT, excepción hecha de los cuatro relatos evangélicos y la Revelación: de los “llamados”, o “elegidos”, o “escogidos” por Dios para reinar con Cristo en el reino y de nadie más. O sea, Jesús vino a buscar a ese pequeño grupo de “predeterminados” por Jehová al inicio de los tiempos (fueran quiénes fueran), cuando puso en marcha el plan de rescate, por decirlo de alguna manera, que tenían que ser reflejo de su imagen y lo que implicaba, ser aceptados como Hijos de Dios, por tanto sus hermanos (siendo él el primogénito) y en lógica consecuencia, coherederos del reino en calidad de reyes y sacerdotes.
No se habla para nada en ese NT, de aquellos que en buena lógica, tienen que ser gobernados por esos altísimos dignatarios y que son el resto, en última instancia una gran muchedumbre que “ningún hombre podía contar” (Rev. 7:9-10), de aquellos que también se benefician del sacrificio de Jesús. Y es que esa clase gobernada, aparece como consecuencia de la gran predicación pendiente de Mat. 24:14 y que resulta en la “gran muchedumbre” citada de Rev. 7:9-10. Por ello el registro escrito comprendido en el NT, no nos habla de ellos: aún no habían aparecido en ese momento, ya que Jesús no vino a buscarlos a ellos, sino a aquellos que tenían que gobernarlos. Y prueba de que no se sabía nada de esos gobernados, se encuentra en de Rev. 7:13-17 y en donde queda claro, que en el momento de serle dada la revelación, Juan no tenía ni la más ligera idea sobre el tema.
Pero es que además y cuestión que siempre enfatizamos nosotros, como de vital importancia para el correcto entendimiento de un pasaje bíblico, es que el planteamiento que se formule, esté de acuerdo con el contexto general de las Escrituras. Y mientras que ese es el caso en la afirmación de los TJ con “sus” 144.000, no lo es en absoluto en el caso del Sr. Olcese y sus millones, miles de millones de co-gobernantes con Cristo. Porque en primer lugar, veamos que nos dijo Jesús en Luc. 12:32, acerca de los que conformarían ese gobierno del reino y texto del que D. Mario, huye como gato del agua caliente:
“No teman, rebaño pequeño, porque su Padre ha aprobado darles el reino.”
Luego queda claro, que aquellos a los que Jehová aprobó dar el reino, salieran de entre su pueblo o se tuviera que completar su cantidad (la que fuera) con gentiles, serían de todas maneras y si Jesús no nos mintió, o en su defecto entendemos correctamente el texto, un grupo reducido. Pero que en cualquier caso, estaríamos hablando de una cantidad concreta y determinada (repetimos, la que fuera), no nos lo inventamos nosotros: lo dice la Biblia:
“Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. 10 Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? 11 Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos.” (Rev. 6:9-11).
Luego si hay que completar un número, es que hablamos de un cantidad concreta y cerrada de miembros de ese gobierno del reino y número del cual ya nos da una pista Jesús, cuando nos dice que a Su Padre Celestial, le pareció bien que fueran un rebaño pequeño…… y ¡hombre! tampoco es asunto de ponernos a discutir ahora con Jehová ¿no le parece D. Mario? ¿Y en donde se nos da un número pequeño de gobernantes con Jesucristo, en el reino? Pues bien, aquí es donde entra en franca discrepancia el Sr. Olcese y que afirma sin lugar a dudas, que son los TJ los que sostienen una diabólica enseñanza, al decir que los que conformaran ese gobierno serán 144.000 (además de Jesucristo, por supuesto); y que una vez más, tenemos que recordarle a dicho caballero, que eso no es una enseñanza particular de los TJ, sino que eso es lo que dicen las Escrituras...... ya otra cosa es que él no lo entienda así:
“Y vi y, ¡miren!, el Cordero de pie sobre el monte Sión y con él ciento cuarenta y cuatro mil que tienen escritos en sus frentes el nombre de él y el nombre de su Padre. 2 (……) 3 Y están cantando como si fuera una canción nueva delante del trono y delante de las cuatro criaturas vivientes y de los ancianos; y nadie pudo dominar aquella canción sino los ciento cuarenta y cuatro mil, que han sido comprados de la tierra. 4 Estos son los que no se contaminaron con mujeres; de hecho, son vírgenes. Estos son los que van siguiendo al Cordero no importa adónde vaya. Estos fueron comprados de entre la humanidad como primicias para Dios y para el Cordero.” (Rev. 14:1-4).
Y es que para tratarse de una cantidad simbólica, como afirma el Sr. Olcese, se nos antoja que se dan muchos detalles específicos; pero es que además, tenemos que tener en cuenta que Juan estaba es ese momento viendo lo que se le estaba transmitiendo en visión por el propio Jesucristo (aunque intermediara un ángel), luego lo que se le mostró, era lo que tenía que ver y que significaba lo que significaba. Y es que es impensable, el que Jesucristo permitiera que Juan transmitiera una idea, que no era la que Él estaba dando: luego si a Juan se le hicieron ver a 144.000 junto a Jesucristo, es porque Jesucristo quería que Juan viera a 144.000 y en un claro contraste con la gran muchedumbre que “ningún hombre podía contar” de Rev. 7:9. Luego Jesús estableció de manera que no deja lugar a dudas, una indiscutible y perfecta diferencia entre lo que es una cantidad indeterminada y otra perfectamente cuantificada y cerrada. Pero es que además, esa visión mostrada a Juan y en una perspectiva de futuro, se ajustaba totalmente al contexto escritural y en cumplimiento del profético Sal. 2:5-6:
“En aquel tiempo les hablará en su cólera y en su ardiente desagrado los perturbará, 6 diciendo: “Yo, sí, yo, he instalado a mi rey sobre Sión, mi santa montaña.”
Entonces si tenemos que en esa imagen profética visualizada por Juan, todo es literal, como por ejemplo, la próxima instauración del reino, que es un hecho literal; la del propio Jesucristo ya entronizado como Rey, hecho que también es literal; el monte Sión de Jerusalén, desde dónde será ejercido es gobierno y como lugar también literal …… ¿cómo pueden ser los 144.000 que acompañan a Jesucristo como Rey ya ejerciendo y en la misma visión, una cantidad simbólica? ¿Qué argumentos nos dan las Escrituras, para desarrollar semejante idea? O en su caso ¿qué textos bíblicos puede presentar D. Mario, que avalen su afirmación de los “millones, miles de millones” co-gobenando con Cristo? Pues exactamente ninguno y por lo que la enseñanza que se convierte en diabólica es la de D. Mario, ya que no solo no puede presentar ningún texto que avale su afirmación o que siquiera lo insinúe, sino que tercamente se opone a lo que claramente dicen las Escrituras inspiradas…… y es que la Biblia, hasta donde nosotros sabemos, solo dice eso que nosotros hemos transcrito, nada más; a partir de ahí, cada uno que lo valore como quiera y saque sus propias conclusiones.
Y lo que ocurre, es que de tratarse de una cantidad literal (como efectivamente lo es), a D. Mario y otros, no les cuadran los números en función de su absurda y disparatada interpretación de Juan 5:28-29 y de lo que ya hemos hablado con profusión en este blog. Por ello y como no pueden meter a los notables del AT, en la segunda resurrección citada en ese pasaje de Juan y que es para destrucción eterna, los tienen que colocar forzosamente en la primera y que solo es para aquellos que con Cristo han de gobernar. Claro, entonces no pueden ser solo 144.000 o en su defecto, un “rebaño pequeño” como afirmó Jesús, los que con él tienen que gobernar, porque las ecuaciones matemáticas no les cuadran a esos caballeros: solución…… la cantidad citada es simbólica y así en ella cabe todo el mundo, tanto los notables del AT, como los citados sobrevivientes de la gran tribulación y que según el Sr. Olcese, estos últimos son uno y un todo con esos 144.000 citados en Rev. 14:1. Y ésta más que discutible afirmación y por aquello de ser suaves, la pueden leer en los siguientes artículos:
“La muchedumbre incalculable de 144.000, viene de la Gran Tribulación.”
“¿Pueden ser los 144.000 de Apocalipsis 7 y 14, la misma grande muchedumbre? ¡Las evidencias muestran que sí!”
“Los 144.000 sellados de Apocalipsis, son una grande muchedumbre.”
Solo que esa barbaridad presenta algunos “pequeños” problemas y que cuando se los planteamos a D. Mario, lejos de respondernos encarando el asunto de frente y objetando a los textos escriturales que usamos (probablemente porque no puede) y que son muchos, no se da por enterado y continúa incidiendo en los mismos disparates, como si la cosa no fuera con él y quizás aplicando aquella máxima de que una mentira, repetida muchas veces, acaba por convertirse en una verdad. Pero es que además y ya es grave, no tiene siquiera la precaución de detenerse, aunque sea solo por un momento, a analizar las consecuencias que se pueden producir del desarrollo de sus incomprensibles ideas. Porque por ejemplo, esa disparatada conclusión acerca de los 144.000 y su supuesta relación con la gran muchedumbre de sobrevivientes de la gran tribulación, a la que nos lleva dicho autor, plantea una pregunta que aún no nos la ha respondido el caballero en cuestión: si los notables del AT, más los sobrevivientes de la gran tribulación de Rev. 7:9 y 14, forman todos parte de esa “simbólica” cantidad de 144.000 reyes y sacerdotes, co-gobernantes con Cristo…… ¿sobre quienes gobernarán entonces? Porque en la tierra y en ese momento, finalizada la gran tribulación, no hay nadie más, ya que el resto de la humanidad ha sido destruida, no lo olvidemos, precisamente durante ese juicio de parte de Jehová; luego no existen esas naciones que se saca de la manga en algunos de sus artículos, a menos…… que se refiera a la gran muchedumbre de sobrevivientes citada, como miembros de las tales naciones. Pero claro, entonces ya no son parte de esos 144.000 gobernantes y con lo cual y en ese mismo momento, ya tenemos sobre la tierra a las dos clases propugnadas por los TJ: la clase gobernante y la clase gobernada. Porque de lo contrario…… ¿sobre quiénes reinarán y derramarán sus benéficos servicios sacerdotales esos gobernantes y atributo (el de sacerdote) de la que el Altísimo les ha dotado y que nos imaginamos que para algo? ¿Sobre quiénes, por otra parte y de no ser así como afirmamos nosotros, se llevaría a cabo durante esos mil años de gobierno teocrático, la prometida restauración de todas las cosas y de las que Jehová habló, por boca de sus santos profetas (Hech. 3:21)?
Porque es obvio que sobre esos mismos gobernantes no, ya que ellos y por haber participado de esa primera resurrección (que es la que da acceso a reinar con Cristo, según Rev. 20:6) y en la que Jehová los ha levantado, ya como perfectos e inmortales Hijos de Dios, no precisan de ningún tipo de restauración. Pero es que yendo más allá en el absurdo, si los miembros sobrevivientes de esa gran tribulación y según D. Mario, son también convertidos en perfectos e inmortales Hijos de Dios ¿por qué se nos dice de ellos en Rev. 7:17, que “el Cordero, que está en medio del trono, los pastoreará y los guiará a fuentes de aguas de vida”? ¿Qué necesidad tendrían ellos de ser guiados a fuentes de aguas de vida, si ya se les ha hecho inmortales desde el mismo momento de su entrada en el milenio y tienen vida en sí mismos? Entonces ¿a quién, según D. Mario, son dirigidas esas palabras y que están en el contexto en el que se identifica a esa muchedumbre sobreviviente y siendo por lo tanto obvio, que se habla de ellos? ¿Cómo se come eso, D. Mario?
Y esas consecuencias tan disparatadas, son producto de esos “enfoques realistas” que nos dice llevar a cabo el Sr. Olcese y que se producen cuando un escrito se apoya en tan “sólidos argumentos”, como el de decidir en un momento dado y porque a uno así le sale, que el término “muchos” abarca a todos. Y si el contexto bíblico no apoya semejante suposición, pues nada, se buscan aquellos textos que incluyan dicha expresión, permita o no el contexto en el que están insertos que se refieran a lo mismo, se rechacen por otra parte, aquellos que dicen todo lo contrario y se retuercen otros, hasta hacerles decir aquello que no pueden decir, en función de su contexto y aquí paz…… y después gloria. Y si a alguien se lo ocurre decir: “Pero oiga ¡es que esto no es así!”, pues o bien no se le hace ni puñetero caso, continuando uno a su bola y engañando al personal (como D. Mario), o se le insulta y se le llama “hijo de la Watchtower” (y “piropo” que nos maliciamos iba en otra dirección), entre otras lindezas, como el ínclito Dr. Javier Rivas Martínez.
Y es que estos señores, lejos de ajustar su punto de vista a lo que dicen las Escrituras, en su altanería y presuntuosidad, pretenden ajustar aquello que dicen las mismas, a su particular forma de ver las cosas. Y como ejemplo de lo que decimos, ahí tenemos al citado Sr. Rivas y que no tuvo más ocurrencia ante el contenido de Rev. 21:1, que habla en el sentido de que “el cielo anterior y la tierra anterior habían pasado y el mar ya no existe”, que “interpretar” la siguiente burrada y rogamos disculpen tan equina expresión:
“«Y el mar ya no existía más», significa que la nueva creación no contará con océanos, con mares literales, habiendo sidos éstos eliminados como parte de la antigua creación, y porque esta fuente de inumerables y variadas riquezas dejará de tener una importancia vital.” (Negritas nuestras).
Sí, sí, como lo leen…… y aunque no se lo crean, eso lo tiene publicado en su blog el 24 de Julio de 2010, en el artículo “La nueva creación: cielos nuevos y tierra nueva” y con lo que quedó meridianamente claro, el “entendimiento” que dicho caballero tiene del registro sagrado. Bien, pues ese tipo de afirmaciones, las hacen caballeros que aseguran enseñarnos las “prístinas verdades” de la Biblia y que se presentan a sí mismos como “ungidos”, o sea, Hijos de Dios y en consecuencia, futuros gobernantes de ese reino milenario. Y lo cual nos lleva a nosotros a sugerir, que quizás y pensándolo bien, lo mejor sería que Jehová dejara las cosas como están, porque…… ¿para qué empeorarlas, no?
MABEL
miércoles, 23 de febrero de 2011
lunes, 21 de febrero de 2011
¡He dicho!
Más bien, ha dicho poco…… ¿no cree D. Mario? Aunque antes de entrar en materia, es de justicia agradecer la prontitud con que nuestra pregunta ha sido atendida y agradecimiento que obviamente manifestamos. Pero también tenemos que recriminarle algo a dicho caballero y que de honesto no tiene nada (no el personaje, sino el hecho), como es el que añada palabras a nuestro comentario que no constan en el texto original y en un intento de, como siempre y para “variar”, ir condicionando y “dirigiendo” mediante frases debidamente manipuladas, el punto de vista del lector. Porque en nuestro comentario original y que el Sr. Olcese transcribe, al final del mismo no aparece la frase: “…… así que no cabe la supuesta “degradación” de David a la condición de vasallo, tal como usted sostiene, porque él nunca tuvo un reino.” Y es que nosotros nunca hemos hecho semejante afirmación (al menos es ese contexto), pero que si por otra parte, esa frase nos la dirige él a nosotros, entonces está de sobra el artículo que publica, porque nos está dando la razón absoluta en todo nuestro planteamiento. Dicho lo cual, pasemos al tema que nos ocupa, porque si bien es cierto que nuestra pregunta ha sido, digamos en términos de temporalidad, atendida debidamente, no así en cuanto a su contenido: sencillamente el Sr. Olcese, no ha respondido a ninguna de las objeciones que, apoyadas en los correspondientes textos bíblicos, le formulábamos y lo que es más, no ha respondido a la pregunta que en concreto se le ha planteado.
Porque desde este blog. Sr. Olcese, no solo se ha ideado una salida “relativamente ingeniosa” como usted afirma, sino que ha sido sustentada por textos bíblicos y a los que ni siquiera hace mención, probando con ello que lejos de ser “poco efectiva”, lo ha sido lo suficiente como para que no pudiera rebatir ni uno solo de los citados textos. Porque se trata de eso D. Mario: que demuestre que los textos bíblicos en los que nos apoyamos son incorrectos y no que nos cuente acerca de lo que usted cree o no cree sobre el tema que tratamos; veamos:
Le citábamos de 1 Cró. 29:23, en donde se nos habla de que los diferentes reyes (incluyendo a David), que se sentaban en el trono de Jehová, gobernaban en su nombre, luego el reino sería de Jehová, no de los distintos reyes...... pero no nos dice nada del significado de ese texto.
Le hablábamos de que David no fue ungido como Hijo de Dios, como él con tanta vehemencia nos afirmaba y sobre el que apoya buena parte de su planteamiento, sino que solo fue “ungido” como rey de Israel, citándole de 1 Sam. 16:1 y del que tampoco nos dice nada. Al tiempo que le recordábamos que el primer ser humano reconocido como Hijo de Dios fue Jesús y que siendo eso así, es obvio que David, por no ser hermano de Jesús, no podía heredar el reino y con lo cual, el susodicho planteamiento queda desmontado: pues tampoco nos dice nada de esta razonable argumentación.
Y por supuesto, no responde a nuestra pregunta concreta y que se la repetimos: ¿Cómo debemos entender el Sal. 45:16, con relación a los antepasados de Jesús? y pasaje que nos dice lo siguiente:
“En lugar de tus padres serán tus hijos, a quienes harás príncipes en toda la tierra.”
Y salmo cuyo contenido, repetimos, ya de entrada excluye radicalmente a David de acceder a esa gobernación del reino, pero del que sin embargo el Sr. Olcese no nos dice ni mú…… y esa era la pregunta, D. Mario, o sea, ¿nos la podría responder o es que no sabe cómo hacerlo y por eso, está jugando al despiste? Y es que menos palabrería y más textos bíblicos, en estos asuntos es algo muy recomendable para aclarar las cosas. Porque dicho caballero, sí se enreda en una discusión semántica y liante que nada aclara y en donde nos dice por ejemplo, al inicio del quinto párrafo de su comentario de respuesta, lo siguiente y en un inútil intento de dar fuerza a sus endebles argumentos y negar lo innegable:
“¿Pero es que estoy loco cuando digo que el reino era de David? ¡No lo estoy! Y es que si bien es cierto que el reino es de Yahweh, también es verdad que David recibió y obtuvo la autoridad conferida de parte de Yahweh para su reinado, siendo previamente ungido por Samuel.” (Negritas nuestras).
Y por supuesto que de ninguna manera afirmamos que esté loco, D. Mario ¡nada más lejos de nuestra intención!...... solo decimos que se aclare un poco, por favor, porque ¿era el reino de Yahweh o era de David? Porque si el reino y como él mismo nos reconoce (luego nos da la razón en nuestras afirmaciones), es de Jehová, no puede ser de David, aunque solo fuera porque ese reino ya existía, no solo antes de que David ocupara el puesto de rey, sino antes de que el mismo David hubiera nacido. Y por supuesto que David recibió la autoridad de Jehová para gobernar sobre ese reino y siendo previamente “ungido”, faltaría más…… pero exactamente lo mismo que ocurrió con los demás reyes, no se le olvide: desde Saúl que le precedió y pasando por su hijo Salomón que le sucedió, en adelante…… luego ¿qué nos quiere decir con eso? En todo caso, hecho que solo nos prueba que David fue uno más en la lista de reyes de Israel. Y que el hecho en sí mismo de que Jehová le prometiera que un descendiente suyo, sería un rey prominente en el mismo, no hace de David nada especial, en todo caso el especial es el descendiente. Porque por ejemplo ya solo Salomón, fue más importante como rey que el mismo David (1 Cró. 29:25) y a quien Jehová no le permitió, recordemos, levantarle “una casa”, sino que delegó ese privilegio precisamente en Salomón. Y que no se entienda que pretendemos restarle méritos a David, que con todos sus defectos, que los tuvo, ocupó un lugar destacado en los afectos del Altísimo; sino que lo que pretendemos es desmitificar la cuestión y ver a David como lo que realmente fue: un eslabón más en la cadena de sucesos que tenían que llevar hasta el Mesías prometido. Ver más allá, es querer ver algo que de ninguna manera nos dicen las Escrituras.
Y por otra parte, claro D. Mario que hemos leído Mar. 11:10 y que usted toma coma base para hacer una afirmación, como mínimo objetable:
“¿Es que acaso el amigo Armando López Golart no ha leído esto? Los Judíos mismos llamaron al reino de Yaweh — “El reino de nuestro padre David”. Sí, ‘el reino de Dios’ o ‘el Reino de David’ significan lo mismo para los judíos.” (Negritas nuestras).
Y claro, como el reino de Dios y el reino de David, eran lo mismo para los judíos, fue por eso precisamente que cuando Jesús mandó a sus discípulos a predicar, les ordenó que explicaran a las personas que les escucharan que “el reino de David se había acercado”…… ¿no es eso? Y es que hasta donde nosotros sabemos, porque también lo hemos leído, no fue eso lo que dijo Jesús y que siendo un personaje que sí sabía lo que quería decir y sabía usar las palabras exactas para transmitir aquello que quería que sus oyentes entendieran, nos es mucho más creíble…… y Jesús, jamás mencionó a David con relación a ese reino que él proclamaba como ya cercano:
“Al ir, prediquen, diciendo: “El reino de los cielos se ha acercado”.” (Mat. 10:7).
O en su defecto y como otra variante:
“…… y curen a los enfermos en ella y sigan diciéndoles: “El reino de Dios se ha acercado a ustedes”.” (Luc. 10:9).
Y siendo el caso además, que cuando él mismo (Jesús) inició su predicación, lo hizo con estas palabras:
“Desde entonces (desde que Juan el Bautista, fue arrestado) Jesús comenzó a predicar y a decir: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado.” (Mat. 4:17).
Y nos imaginamos que si Jesús hubiera querido señalar “al reino de David” como un referente de algo, lo habría hecho sin duda alguna; luego cuando no lo hizo.….. por algo sería ¿no cree D. Mario? A lo mejor, pensamos nosotros, para que nadie en un futuro cayera en el error de pensar, al igual que usted, que la supuesta prominencia de David le podía llevar “por derecho” a gobernar también en el reino de Dios (que no de David). Pero veamos otra perla que nos ofrece el amigo Olcese:
“Así que el Sr. López Golart se equivoca crasamente, no sé si de mala fe, o por ignorancia, cuando afirma que el reino de Israel nunca fue de David, o que David nunca tuvo su reino. Si él fue Rey, entonces él tuvo su reino, y por eso el pueblo clamó: “Bendito el reino de nuestro padre David que viene”.” (Negritas nuestras).
Y la duda ofende D. Mario, porque si bien es cierto que por ignorancia podemos cometer muchos errores, no vamos a negarlo, nunca por mala fe. Pero es que visto lo visto, ni por ignorancia le podemos aceptar que los cometamos, porque de ser así, lo razonable es que usted pudiera desmontar fácilmente nuestros argumentos texto a texto…… y no es ese precisamente el caso. Porque permita que le señalemos que el que ha dicho que el reino no era de David sino de Yahweh, ha sido usted al inicio del quinto párrafo de su comentario de respuesta y con lo cual, nos da la razón en nuestra tesis. Y si como también usted afirma, que porque David fue rey, eso significa que ya tuvo un reino, no podemos olvidar que antes el mismo reino estuvo (por cuarenta años) en manos de Saúl, después pasó a manos del mismo David, de Salomón, de Rehoboam, posteriormente de Asá, o Jehosafat, o Jehú, etc., etc.…… y teniendo en cuenta que todos reinaban en nombre de Jehová y todos habían sido “ungidos” para ello ¿de cuál de ellos era el reino? ¿Cuál de esos reyes que ejercieron un reinado por delegación, podría reclamar la titularidad de ese reino?
¿O es que cuando Jesús entró en Jerusalén a lomos de un pollino, como rey de Israel y la gente gritaba “¡Salva rogamos, al Hijo de David!” (Mat. 21:9), eso lo convertía en hijo literal de David? Obviamente no, ya que Jesús continuaba siendo Hijo de Jehová y David su antepasado por línea materna, otra cosa es que desde la perspectiva del pueblo común, era hijo de David, o sea y matizando un poco: descendiente de su antepasado David. Sin embargo, eso no nos lleva a empezar a discutir de quién era hijo realmente Jesús, dijera lo que dijera el pueblo. Pues en el tema que nos ocupa, estaríamos en el mismo caso: a los ojos del pueblo, familiarmente era “el reino de David”, cuando en realidad lo apropiado era hablar del reino de Dios y ahí está el enfoque que Jesús dio al asunto, para certificar nuestra opinión de que eso es así. Jesús sencillamente era el heredero legal del trono de Jehová (1 Cró. 29:23) y que en su día habían ocupado otros, entre ellos David…… y no hay más historia.
Y ¡hombre D. Mario! en cuanto a su último párrafo en el sentido de que nuestra creencia de que esos soberanos del AT, no gobernarán con Cristo es watchtoweriana…… pues que quiere que le digamos, como no sea que ellos tienen razón y usted no. Y es que de tener usted razón en lo que afirma, Jesús nos tenía que haber mentido en Juan 3:3 y 5 y pasaje además, permítanos recordarle, del que usted tampoco nos ha sabido aclarar nada, cuando en algún artículo se lo hemos mencionado y a pesar de lo revelador que es en este asunto. Y siendo el caso más cercano, en el recientemente publicado “O sea, que Jesús nos mintió….. ¿no D. Mario?” y del que, para variar, no nos dice una sola palabra para negar lo argumentado en el mismo. Ni por supuesto, objetar sobre la aplicación de los textos bíblicos sobre los que nos apoyamos y que no nos queda ninguna duda, que de haberlo podido hacer, ya lo habría hecho. Sin embargo, paradójicamente, si se permite negarnos la mayor al afirmar que esos personajes sí pueden gobernar con Cristo, aunque sin ser capaz de desmontar las pruebas bíblicas que aportamos para sustentar nuestros argumentos en sentido contrario y que ahí continúan a su disposición.
Y es que usted D. Mario podrá “decir misa”, o sea, perderse en complicados vericuetos o largas parrafadas contándonos lo que usted cree y que nos parece muy respetable. Pero como no nos desmonte uno por uno los textos usados para apoyar nuestros planteamientos y no lo va a poder hacer, no puede probar que su afirmación es correcta y por mucho que se empeñe…... ya sabe, obras son amores y no buenas razones. Y permítanos que le digamos el porqué no lo va a poder hacer y que tiene que ver con la diferencia existente entre ambas partes, al momento de enfocar un asunto: usted desarrolla una idea y busca textos que la apoyen y nosotros, por el contrario, cogemos un texto, desarrollamos la idea que contiene y la explicamos sin añadir nada, buscando además, que el contexto corrobore la idea que tenemos del citado texto. Dicho de otra manera: usted parte de una idea e intenta como sea que el registro sagrado se ajuste a la misma y nosotros, partimos de un texto bíblico y ajustamos nuestra idea a lo que dice el mismo…… así de sencillo y por lo cual, nunca nos puede pillar en un renuncio y demostrar, que estamos equivocados. Porque permítanos señalarle, que aún es el momento en que nos haya podido demostrar que estamos equivocados en la interpretación y posterior aplicación de un texto escritural…… ¡recuérdelo!
Y considerado lo considerado, permítanos señalarle que aún no ha satisfecho la pregunta que le formulamos y que de nuevo le repetimos: ¿Cómo tenemos que entender, las palabras del Sal. 45:16, con relación a los antepasados de Jesús? ¿Serán hermanos o hijos de Jesús? Porque desde luego, si Jehová permitió su inclusión en el registro sagrado fue para decirnos algo, eso es obvio. Y permítanos señalarle, por aquello de que el que avisa no es traidor, el problema que se le plantea: si nos dice que serán hermanos, entonces se opone de manera frontal a lo dicho por el propio Jehová en su Palabra, pero si nos dice que serán hijos, borra de un plumazo a David de ser rey y sacerdote en ese gobierno milenario y lo convierte en súbdito…… usted mismo. Pero ¿podría por favor y para no perdernos, al contra argumentar a nuestros planteamientos, señalarnos concretamente en qué textos bíblicos nos hemos equivocado, bien sea en cuanto a su interpretación, o en su defecto, en su aplicación y que por lo tanto, no digan aquello que nosotros decimos que dicen? Porque de lo contrario es muy difícil el conseguir llegar a algún tipo de conclusión; por ejemplo: ¿cómo tenemos que entender el Sal. 45:16, con relación a David, por citar a alguien? Y es que ya nos disculpará usted, D. Mario, pero de cara a resolver el tema que nos ocupa, creemos que es mucho más relevante ese pasaje, que el que usted nos cita de Mar. 11:10…… en fin, nos parece.
Y ahora a modo de conclusión, queridos lectores, una pequeña aclaración: si nos enzarzamos en esa discusión semántica acerca de si el reino era de los cielos, si de Dios o si de David, no es por la importancia que dicho significado pueda tener en sí mismo y que, probablemente, a los ojos de aquellos primeros judíos a los que les fue predicado en su momento, tanto les daba que les daba lo mismo, ya que ellos entendían de qué se les estaba hablando. El problema está en que el Sr. Olcese, usa la expresión “el reino de David”, como argumento de peso para apoyo de su particular idea, de que el citado personaje de ninguna manera puede ser súbdito de su propio reino y por lo tanto, solo puede ser rey en el mismo. Porque tal parece ser, que a D. Mario le importa un pimiento que el contexto escritural diga todo lo contrario: y es que él coge un texto que diga lo que necesita, en este caso uno de tanta “relevancia” como Mar. 11:10 y en donde el pueblo clamó acerca “del reino de David” y obviando cualquier otra consideración, lo usa como base para establecer un argumento que se da de bofetadas con el entero contexto bíblico y asunto resuelto. Qué Jesús y que algo más sabría que el pueblo al que se dirigía, se hartó durante todo su ministerio de hablar solo del reino “de Dios” o del reino “de los cielos” ¿qué importa?...... ni mención a ese “pequeño detalle”. ¿O es que acaso Jesús era más que el pueblo? O dicho de otra manera: será que Jesús sabía más que D. Mario ¿no?...... ¡por favor!
MABEL
Más bien, ha dicho poco…… ¿no cree D. Mario? Aunque antes de entrar en materia, es de justicia agradecer la prontitud con que nuestra pregunta ha sido atendida y agradecimiento que obviamente manifestamos. Pero también tenemos que recriminarle algo a dicho caballero y que de honesto no tiene nada (no el personaje, sino el hecho), como es el que añada palabras a nuestro comentario que no constan en el texto original y en un intento de, como siempre y para “variar”, ir condicionando y “dirigiendo” mediante frases debidamente manipuladas, el punto de vista del lector. Porque en nuestro comentario original y que el Sr. Olcese transcribe, al final del mismo no aparece la frase: “…… así que no cabe la supuesta “degradación” de David a la condición de vasallo, tal como usted sostiene, porque él nunca tuvo un reino.” Y es que nosotros nunca hemos hecho semejante afirmación (al menos es ese contexto), pero que si por otra parte, esa frase nos la dirige él a nosotros, entonces está de sobra el artículo que publica, porque nos está dando la razón absoluta en todo nuestro planteamiento. Dicho lo cual, pasemos al tema que nos ocupa, porque si bien es cierto que nuestra pregunta ha sido, digamos en términos de temporalidad, atendida debidamente, no así en cuanto a su contenido: sencillamente el Sr. Olcese, no ha respondido a ninguna de las objeciones que, apoyadas en los correspondientes textos bíblicos, le formulábamos y lo que es más, no ha respondido a la pregunta que en concreto se le ha planteado.
Porque desde este blog. Sr. Olcese, no solo se ha ideado una salida “relativamente ingeniosa” como usted afirma, sino que ha sido sustentada por textos bíblicos y a los que ni siquiera hace mención, probando con ello que lejos de ser “poco efectiva”, lo ha sido lo suficiente como para que no pudiera rebatir ni uno solo de los citados textos. Porque se trata de eso D. Mario: que demuestre que los textos bíblicos en los que nos apoyamos son incorrectos y no que nos cuente acerca de lo que usted cree o no cree sobre el tema que tratamos; veamos:
Le citábamos de 1 Cró. 29:23, en donde se nos habla de que los diferentes reyes (incluyendo a David), que se sentaban en el trono de Jehová, gobernaban en su nombre, luego el reino sería de Jehová, no de los distintos reyes...... pero no nos dice nada del significado de ese texto.
Le hablábamos de que David no fue ungido como Hijo de Dios, como él con tanta vehemencia nos afirmaba y sobre el que apoya buena parte de su planteamiento, sino que solo fue “ungido” como rey de Israel, citándole de 1 Sam. 16:1 y del que tampoco nos dice nada. Al tiempo que le recordábamos que el primer ser humano reconocido como Hijo de Dios fue Jesús y que siendo eso así, es obvio que David, por no ser hermano de Jesús, no podía heredar el reino y con lo cual, el susodicho planteamiento queda desmontado: pues tampoco nos dice nada de esta razonable argumentación.
Y por supuesto, no responde a nuestra pregunta concreta y que se la repetimos: ¿Cómo debemos entender el Sal. 45:16, con relación a los antepasados de Jesús? y pasaje que nos dice lo siguiente:
“En lugar de tus padres serán tus hijos, a quienes harás príncipes en toda la tierra.”
Y salmo cuyo contenido, repetimos, ya de entrada excluye radicalmente a David de acceder a esa gobernación del reino, pero del que sin embargo el Sr. Olcese no nos dice ni mú…… y esa era la pregunta, D. Mario, o sea, ¿nos la podría responder o es que no sabe cómo hacerlo y por eso, está jugando al despiste? Y es que menos palabrería y más textos bíblicos, en estos asuntos es algo muy recomendable para aclarar las cosas. Porque dicho caballero, sí se enreda en una discusión semántica y liante que nada aclara y en donde nos dice por ejemplo, al inicio del quinto párrafo de su comentario de respuesta, lo siguiente y en un inútil intento de dar fuerza a sus endebles argumentos y negar lo innegable:
“¿Pero es que estoy loco cuando digo que el reino era de David? ¡No lo estoy! Y es que si bien es cierto que el reino es de Yahweh, también es verdad que David recibió y obtuvo la autoridad conferida de parte de Yahweh para su reinado, siendo previamente ungido por Samuel.” (Negritas nuestras).
Y por supuesto que de ninguna manera afirmamos que esté loco, D. Mario ¡nada más lejos de nuestra intención!...... solo decimos que se aclare un poco, por favor, porque ¿era el reino de Yahweh o era de David? Porque si el reino y como él mismo nos reconoce (luego nos da la razón en nuestras afirmaciones), es de Jehová, no puede ser de David, aunque solo fuera porque ese reino ya existía, no solo antes de que David ocupara el puesto de rey, sino antes de que el mismo David hubiera nacido. Y por supuesto que David recibió la autoridad de Jehová para gobernar sobre ese reino y siendo previamente “ungido”, faltaría más…… pero exactamente lo mismo que ocurrió con los demás reyes, no se le olvide: desde Saúl que le precedió y pasando por su hijo Salomón que le sucedió, en adelante…… luego ¿qué nos quiere decir con eso? En todo caso, hecho que solo nos prueba que David fue uno más en la lista de reyes de Israel. Y que el hecho en sí mismo de que Jehová le prometiera que un descendiente suyo, sería un rey prominente en el mismo, no hace de David nada especial, en todo caso el especial es el descendiente. Porque por ejemplo ya solo Salomón, fue más importante como rey que el mismo David (1 Cró. 29:25) y a quien Jehová no le permitió, recordemos, levantarle “una casa”, sino que delegó ese privilegio precisamente en Salomón. Y que no se entienda que pretendemos restarle méritos a David, que con todos sus defectos, que los tuvo, ocupó un lugar destacado en los afectos del Altísimo; sino que lo que pretendemos es desmitificar la cuestión y ver a David como lo que realmente fue: un eslabón más en la cadena de sucesos que tenían que llevar hasta el Mesías prometido. Ver más allá, es querer ver algo que de ninguna manera nos dicen las Escrituras.
Y por otra parte, claro D. Mario que hemos leído Mar. 11:10 y que usted toma coma base para hacer una afirmación, como mínimo objetable:
“¿Es que acaso el amigo Armando López Golart no ha leído esto? Los Judíos mismos llamaron al reino de Yaweh — “El reino de nuestro padre David”. Sí, ‘el reino de Dios’ o ‘el Reino de David’ significan lo mismo para los judíos.” (Negritas nuestras).
Y claro, como el reino de Dios y el reino de David, eran lo mismo para los judíos, fue por eso precisamente que cuando Jesús mandó a sus discípulos a predicar, les ordenó que explicaran a las personas que les escucharan que “el reino de David se había acercado”…… ¿no es eso? Y es que hasta donde nosotros sabemos, porque también lo hemos leído, no fue eso lo que dijo Jesús y que siendo un personaje que sí sabía lo que quería decir y sabía usar las palabras exactas para transmitir aquello que quería que sus oyentes entendieran, nos es mucho más creíble…… y Jesús, jamás mencionó a David con relación a ese reino que él proclamaba como ya cercano:
“Al ir, prediquen, diciendo: “El reino de los cielos se ha acercado”.” (Mat. 10:7).
O en su defecto y como otra variante:
“…… y curen a los enfermos en ella y sigan diciéndoles: “El reino de Dios se ha acercado a ustedes”.” (Luc. 10:9).
Y siendo el caso además, que cuando él mismo (Jesús) inició su predicación, lo hizo con estas palabras:
“Desde entonces (desde que Juan el Bautista, fue arrestado) Jesús comenzó a predicar y a decir: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado.” (Mat. 4:17).
Y nos imaginamos que si Jesús hubiera querido señalar “al reino de David” como un referente de algo, lo habría hecho sin duda alguna; luego cuando no lo hizo.….. por algo sería ¿no cree D. Mario? A lo mejor, pensamos nosotros, para que nadie en un futuro cayera en el error de pensar, al igual que usted, que la supuesta prominencia de David le podía llevar “por derecho” a gobernar también en el reino de Dios (que no de David). Pero veamos otra perla que nos ofrece el amigo Olcese:
“Así que el Sr. López Golart se equivoca crasamente, no sé si de mala fe, o por ignorancia, cuando afirma que el reino de Israel nunca fue de David, o que David nunca tuvo su reino. Si él fue Rey, entonces él tuvo su reino, y por eso el pueblo clamó: “Bendito el reino de nuestro padre David que viene”.” (Negritas nuestras).
Y la duda ofende D. Mario, porque si bien es cierto que por ignorancia podemos cometer muchos errores, no vamos a negarlo, nunca por mala fe. Pero es que visto lo visto, ni por ignorancia le podemos aceptar que los cometamos, porque de ser así, lo razonable es que usted pudiera desmontar fácilmente nuestros argumentos texto a texto…… y no es ese precisamente el caso. Porque permita que le señalemos que el que ha dicho que el reino no era de David sino de Yahweh, ha sido usted al inicio del quinto párrafo de su comentario de respuesta y con lo cual, nos da la razón en nuestra tesis. Y si como también usted afirma, que porque David fue rey, eso significa que ya tuvo un reino, no podemos olvidar que antes el mismo reino estuvo (por cuarenta años) en manos de Saúl, después pasó a manos del mismo David, de Salomón, de Rehoboam, posteriormente de Asá, o Jehosafat, o Jehú, etc., etc.…… y teniendo en cuenta que todos reinaban en nombre de Jehová y todos habían sido “ungidos” para ello ¿de cuál de ellos era el reino? ¿Cuál de esos reyes que ejercieron un reinado por delegación, podría reclamar la titularidad de ese reino?
¿O es que cuando Jesús entró en Jerusalén a lomos de un pollino, como rey de Israel y la gente gritaba “¡Salva rogamos, al Hijo de David!” (Mat. 21:9), eso lo convertía en hijo literal de David? Obviamente no, ya que Jesús continuaba siendo Hijo de Jehová y David su antepasado por línea materna, otra cosa es que desde la perspectiva del pueblo común, era hijo de David, o sea y matizando un poco: descendiente de su antepasado David. Sin embargo, eso no nos lleva a empezar a discutir de quién era hijo realmente Jesús, dijera lo que dijera el pueblo. Pues en el tema que nos ocupa, estaríamos en el mismo caso: a los ojos del pueblo, familiarmente era “el reino de David”, cuando en realidad lo apropiado era hablar del reino de Dios y ahí está el enfoque que Jesús dio al asunto, para certificar nuestra opinión de que eso es así. Jesús sencillamente era el heredero legal del trono de Jehová (1 Cró. 29:23) y que en su día habían ocupado otros, entre ellos David…… y no hay más historia.
Y ¡hombre D. Mario! en cuanto a su último párrafo en el sentido de que nuestra creencia de que esos soberanos del AT, no gobernarán con Cristo es watchtoweriana…… pues que quiere que le digamos, como no sea que ellos tienen razón y usted no. Y es que de tener usted razón en lo que afirma, Jesús nos tenía que haber mentido en Juan 3:3 y 5 y pasaje además, permítanos recordarle, del que usted tampoco nos ha sabido aclarar nada, cuando en algún artículo se lo hemos mencionado y a pesar de lo revelador que es en este asunto. Y siendo el caso más cercano, en el recientemente publicado “O sea, que Jesús nos mintió….. ¿no D. Mario?” y del que, para variar, no nos dice una sola palabra para negar lo argumentado en el mismo. Ni por supuesto, objetar sobre la aplicación de los textos bíblicos sobre los que nos apoyamos y que no nos queda ninguna duda, que de haberlo podido hacer, ya lo habría hecho. Sin embargo, paradójicamente, si se permite negarnos la mayor al afirmar que esos personajes sí pueden gobernar con Cristo, aunque sin ser capaz de desmontar las pruebas bíblicas que aportamos para sustentar nuestros argumentos en sentido contrario y que ahí continúan a su disposición.
Y es que usted D. Mario podrá “decir misa”, o sea, perderse en complicados vericuetos o largas parrafadas contándonos lo que usted cree y que nos parece muy respetable. Pero como no nos desmonte uno por uno los textos usados para apoyar nuestros planteamientos y no lo va a poder hacer, no puede probar que su afirmación es correcta y por mucho que se empeñe…... ya sabe, obras son amores y no buenas razones. Y permítanos que le digamos el porqué no lo va a poder hacer y que tiene que ver con la diferencia existente entre ambas partes, al momento de enfocar un asunto: usted desarrolla una idea y busca textos que la apoyen y nosotros, por el contrario, cogemos un texto, desarrollamos la idea que contiene y la explicamos sin añadir nada, buscando además, que el contexto corrobore la idea que tenemos del citado texto. Dicho de otra manera: usted parte de una idea e intenta como sea que el registro sagrado se ajuste a la misma y nosotros, partimos de un texto bíblico y ajustamos nuestra idea a lo que dice el mismo…… así de sencillo y por lo cual, nunca nos puede pillar en un renuncio y demostrar, que estamos equivocados. Porque permítanos señalarle, que aún es el momento en que nos haya podido demostrar que estamos equivocados en la interpretación y posterior aplicación de un texto escritural…… ¡recuérdelo!
Y considerado lo considerado, permítanos señalarle que aún no ha satisfecho la pregunta que le formulamos y que de nuevo le repetimos: ¿Cómo tenemos que entender, las palabras del Sal. 45:16, con relación a los antepasados de Jesús? ¿Serán hermanos o hijos de Jesús? Porque desde luego, si Jehová permitió su inclusión en el registro sagrado fue para decirnos algo, eso es obvio. Y permítanos señalarle, por aquello de que el que avisa no es traidor, el problema que se le plantea: si nos dice que serán hermanos, entonces se opone de manera frontal a lo dicho por el propio Jehová en su Palabra, pero si nos dice que serán hijos, borra de un plumazo a David de ser rey y sacerdote en ese gobierno milenario y lo convierte en súbdito…… usted mismo. Pero ¿podría por favor y para no perdernos, al contra argumentar a nuestros planteamientos, señalarnos concretamente en qué textos bíblicos nos hemos equivocado, bien sea en cuanto a su interpretación, o en su defecto, en su aplicación y que por lo tanto, no digan aquello que nosotros decimos que dicen? Porque de lo contrario es muy difícil el conseguir llegar a algún tipo de conclusión; por ejemplo: ¿cómo tenemos que entender el Sal. 45:16, con relación a David, por citar a alguien? Y es que ya nos disculpará usted, D. Mario, pero de cara a resolver el tema que nos ocupa, creemos que es mucho más relevante ese pasaje, que el que usted nos cita de Mar. 11:10…… en fin, nos parece.
Y ahora a modo de conclusión, queridos lectores, una pequeña aclaración: si nos enzarzamos en esa discusión semántica acerca de si el reino era de los cielos, si de Dios o si de David, no es por la importancia que dicho significado pueda tener en sí mismo y que, probablemente, a los ojos de aquellos primeros judíos a los que les fue predicado en su momento, tanto les daba que les daba lo mismo, ya que ellos entendían de qué se les estaba hablando. El problema está en que el Sr. Olcese, usa la expresión “el reino de David”, como argumento de peso para apoyo de su particular idea, de que el citado personaje de ninguna manera puede ser súbdito de su propio reino y por lo tanto, solo puede ser rey en el mismo. Porque tal parece ser, que a D. Mario le importa un pimiento que el contexto escritural diga todo lo contrario: y es que él coge un texto que diga lo que necesita, en este caso uno de tanta “relevancia” como Mar. 11:10 y en donde el pueblo clamó acerca “del reino de David” y obviando cualquier otra consideración, lo usa como base para establecer un argumento que se da de bofetadas con el entero contexto bíblico y asunto resuelto. Qué Jesús y que algo más sabría que el pueblo al que se dirigía, se hartó durante todo su ministerio de hablar solo del reino “de Dios” o del reino “de los cielos” ¿qué importa?...... ni mención a ese “pequeño detalle”. ¿O es que acaso Jesús era más que el pueblo? O dicho de otra manera: será que Jesús sabía más que D. Mario ¿no?...... ¡por favor!
MABEL
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sábado, 19 de febrero de 2011
Una pregunta para Apologista Mario Olcese
Continuando con nuestra decisión de imitar a otros que se dirigen a D. Mario a través de preguntas y son atendidos enseguida, vamos a formularle una que tiene que ver con una de sus clásicas afirmaciones tendentes a condicionar subliminalmente al personal.
En un reciente artículo titulado “¿Será el legendario rey David un mero súbdito de su reino?” y en donde ya de entrada, presenta una afirmación tendenciosa, porque David nunca tuvo un reino, sino que solo fungió como rey del reino de Jehová que un día estuvo aquí en la tierra, cosa muy distinta y que es en definitiva, del que Jesús anunció su restauración y del que será titular...... luego David no será súbdito de “su reino”, sino súbdito del reino de Dios, en manos del ensalzado Jesucristo y cuya gloria nada tiene que ver con la de David; por lo menos, en 1 Crón. 29:23, se nos dice lo siguiente:
“Y Salomón empezó a sentarse sobre el trono de Jehová como rey en lugar de David su padre y a hacerlo con éxito y todos los israelitas le fueron obedientes.”
Luego si el trono era de Jehová, es obvio que el reino era de Jehová, no de David y que fue el segundo rey delegado del mismo, ya que esos reyes gobernaban en representación de Jehová. Ya otra cosa es que en un momento determinado, el Altísimo le prometiera a David que el heredero permanente del mismo, saldría de su línea sucesoria, pero en fin, ya entraríamos en otro tema; por lo que vamos a lo que nos ocupa y que trata del propio David. Porque en un momento del artículo de referencia y defendiendo el que tanto el citado personaje, como otros “padres” de Jesús (así como los profetas), reinarán con Cristo en el reino milenario, el Sr. Olcese nos dice lo siguiente:
“¿Pero acaso nos hemos olvidado que David fue un ungido de Dios, un hijo de Dios, y un rey destacable en Su reino (Sal.89:20)? Realmente nos parece perversa y torcida la enseñanza de los Testigos de Jehová, y de algunos ex Testigos de Jehová, que aún están cometiendo la burrada de propagar este craso error.” (Negritas nuestras).
Y afirmación que nos confunde un poco, porque hasta donde nosotros sabemos, David fue ungido solo como rey sobre Israel (1 Sam. 16:1) y no como Hijo adoptivo de Dios, ya que el primer ser humano ungido como Hijo de Dios, fue Jesús:
“Después que Jesús fue bautizado, inmediatamente salió del agua; y, ¡mire!, los cielos se abrieron y él vio descender como paloma el espíritu de Dios que venía sobre él. 17 ¡Mire! También hubo una voz desde los cielos que decía: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado”.” (Mat. 3:16-17).
Y si como nos dice Rom. 8:29, Jesús tenía que ser “el primogénito entre muchos hermanos”, nadie antes que él, podía haber sido declarado Hijo de Dios, de lo contrario no habría sido el primogénito de entre muchos hermanos. Pero claro, según la afirmación del Sr. Olcese en el párrafo transcrito, David al ser Hijo de Dios, sería hermano de Jesucristo y por lo tanto, sí podría heredar el reino en calidad de rey y sacerdote y que es a la conclusión que quiere llevarnos al amigo Olcese, mediante el retorcer las frases sibilinamente para que digan aquello que no es verdad. Porque si ello fuera como dice él dice, le rogamos que nos responda la siguiente pregunta: ¿cómo podemos entender entonces, lo que nos dice el Sal. 45:16?:
“En lugar de tus padres serán tus hijos, a quienes harás príncipes en toda la tierra.”
Porque si los que fueron sus padres (antepasados), pasan a ser sus hijos, que no sus hermanos, es que no eran Hijos de Dios, como D. Mario tan enfáticamente nos quiere dar a entender. Y si no eran hermanos, por no ser Hijos de Dios, no podían entonces heredar el reino en calidad de reyes y sacerdotes. Luego solo podrían estar en el reino en calidad de súbditos, cualificadísimos eso sí (príncipes), pero en todo caso, bajo la regencia y autoridad de Cristo y sus hermanos, o sea, dependientes de…...
¿Nos podría aclarar este punto, el Sr. Olcese?
MABEL
Continuando con nuestra decisión de imitar a otros que se dirigen a D. Mario a través de preguntas y son atendidos enseguida, vamos a formularle una que tiene que ver con una de sus clásicas afirmaciones tendentes a condicionar subliminalmente al personal.
En un reciente artículo titulado “¿Será el legendario rey David un mero súbdito de su reino?” y en donde ya de entrada, presenta una afirmación tendenciosa, porque David nunca tuvo un reino, sino que solo fungió como rey del reino de Jehová que un día estuvo aquí en la tierra, cosa muy distinta y que es en definitiva, del que Jesús anunció su restauración y del que será titular...... luego David no será súbdito de “su reino”, sino súbdito del reino de Dios, en manos del ensalzado Jesucristo y cuya gloria nada tiene que ver con la de David; por lo menos, en 1 Crón. 29:23, se nos dice lo siguiente:
“Y Salomón empezó a sentarse sobre el trono de Jehová como rey en lugar de David su padre y a hacerlo con éxito y todos los israelitas le fueron obedientes.”
Luego si el trono era de Jehová, es obvio que el reino era de Jehová, no de David y que fue el segundo rey delegado del mismo, ya que esos reyes gobernaban en representación de Jehová. Ya otra cosa es que en un momento determinado, el Altísimo le prometiera a David que el heredero permanente del mismo, saldría de su línea sucesoria, pero en fin, ya entraríamos en otro tema; por lo que vamos a lo que nos ocupa y que trata del propio David. Porque en un momento del artículo de referencia y defendiendo el que tanto el citado personaje, como otros “padres” de Jesús (así como los profetas), reinarán con Cristo en el reino milenario, el Sr. Olcese nos dice lo siguiente:
“¿Pero acaso nos hemos olvidado que David fue un ungido de Dios, un hijo de Dios, y un rey destacable en Su reino (Sal.89:20)? Realmente nos parece perversa y torcida la enseñanza de los Testigos de Jehová, y de algunos ex Testigos de Jehová, que aún están cometiendo la burrada de propagar este craso error.” (Negritas nuestras).
Y afirmación que nos confunde un poco, porque hasta donde nosotros sabemos, David fue ungido solo como rey sobre Israel (1 Sam. 16:1) y no como Hijo adoptivo de Dios, ya que el primer ser humano ungido como Hijo de Dios, fue Jesús:
“Después que Jesús fue bautizado, inmediatamente salió del agua; y, ¡mire!, los cielos se abrieron y él vio descender como paloma el espíritu de Dios que venía sobre él. 17 ¡Mire! También hubo una voz desde los cielos que decía: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado”.” (Mat. 3:16-17).
Y si como nos dice Rom. 8:29, Jesús tenía que ser “el primogénito entre muchos hermanos”, nadie antes que él, podía haber sido declarado Hijo de Dios, de lo contrario no habría sido el primogénito de entre muchos hermanos. Pero claro, según la afirmación del Sr. Olcese en el párrafo transcrito, David al ser Hijo de Dios, sería hermano de Jesucristo y por lo tanto, sí podría heredar el reino en calidad de rey y sacerdote y que es a la conclusión que quiere llevarnos al amigo Olcese, mediante el retorcer las frases sibilinamente para que digan aquello que no es verdad. Porque si ello fuera como dice él dice, le rogamos que nos responda la siguiente pregunta: ¿cómo podemos entender entonces, lo que nos dice el Sal. 45:16?:
“En lugar de tus padres serán tus hijos, a quienes harás príncipes en toda la tierra.”
Porque si los que fueron sus padres (antepasados), pasan a ser sus hijos, que no sus hermanos, es que no eran Hijos de Dios, como D. Mario tan enfáticamente nos quiere dar a entender. Y si no eran hermanos, por no ser Hijos de Dios, no podían entonces heredar el reino en calidad de reyes y sacerdotes. Luego solo podrían estar en el reino en calidad de súbditos, cualificadísimos eso sí (príncipes), pero en todo caso, bajo la regencia y autoridad de Cristo y sus hermanos, o sea, dependientes de…...
¿Nos podría aclarar este punto, el Sr. Olcese?
MABEL
martes, 15 de febrero de 2011
Resumiendo D. Javier…… ¡que estoy como una “chota”!
Y es que ya estarán ustedes al tanto, queridos lectores, que de vez en cuando y si el tiempo acompaña, el Dr. Javier Rivas Martínez me manda algún que otro correo (siempre en términos “amistosos y amigables”, por supuesto), coincidentes con el hecho de que desde esta página y casi siempre en respuesta a sus alusiones (como es el caso), publicamos algo que no le agrada. Y no porque se dé la circunstancia de que en nuestros escritos, en este caso míos, ya que es un servidor el que escribe todo lo que publicamos en este blog, se le agreda de manera alguna y ahí está el archivo de Internet para quién quiera comprobarlo. No, no…… la cuestión es otra y que veremos más adelante; de momento pasemos al contenido de sus últimos correos, recibidos el día 13 a las 6’47 el primero; a las 7’02 el segundo y a las 7’07, el tercero y último y de los que paso a mostrarles su contenido, en el mismo orden:
“Comentario:
Armando, tu perfil es el de un furioso paciente que presenta una neurosis compulsiva muy pero muy grave; un amigo que es psiquiatra, ya pudo valorar tu personalidad por medio de lo que escribes, y en serio, tu problema es bastante grave. Comprendo que los TJ te hicieron mucho mal interno que no has resuelto aun. Ni modo, continua como quieras, y que Dios tenga misericordia de tu vida... que los lectores sean jueces de lo que ambos escribimos... tus inconsistencias y malignos comentarios me tienen sin cuidado; ya estamos acostumbrados a lidiar con personas de tu pelaje anticristiano.”
“Comentario:
-Satisfacción de forma correcta-, Armando? Caray, es asombroso que puedas creer todas las mentiras que escribes. Enredos y enredos Armando... eso es lo tuyo... Cuidado con el juicio divino. ”
“Comentario:
Sobre todo la -educación- que muestras para con nosotros al injuriarnos como solamente saben hacerlo los altaneros que se creen iluminados. Pobre!”
Luego y resumiendo un poco, resulta que para D. Javier, soy un maleducado, un altanero, un anticristiano, un injuriador, un mentiroso, un creador de enredos, un asno, un estrafalario, un ser falto de pudor y decoro, un monigote manipulado por el diablo, mis artículos son una desabrida sopa de errores y blasfemias venenosas, excremento residual watchtoweriano, etc., etc., etc. Y ya encima, para redondear el asunto y por si se había quedado corto (más vale que sobre, que no que falte), me llama neurótico compulsivo como resultado, parece ser, del análisis que de mis escritos se han llevado a cabo por un profesional de la psiquiatría y del que se concluye que mi enfermedad es grave; y claro, hay que comprender mi posición, porque como yo no entiendo de medicina (iba para letras) y ya veo psiquiatras de por medio, no tengo más remedio que pensar que estoy como una “chota” (entiéndase cabra). Y lo peor no es eso, no se crean ustedes, sino que con ese “Dios tenga misericordia de tu vida”, tal parece que se me augura un lúgubre futuro, o sea, que voy a durar menos que un chupa-chup en la puerta de un colegio. Y luego, después de todo lo que acabamos de leer, resulta que yo soy el injuriador, el que insulto…… bien, bien. Pero dicho esto, vayamos al fondo del asunto.
Y es que el fondo del asunto, que tiene que ver con la cuestión de la que les he prometido hablar, es el siguiente: si yo soy todo lo que afirma y que me imagino lo dirá sin ánimo de ofender (¿), en el sentido que soy tan ignorante, tan estrafalario en mis planteamientos y que tanta mentira se contiene en los mismos ¿por qué es incapaz de rebatirme ni uno solo de ellos? ¿Por qué es incapaz, de desmotar mis “sopas de errores y blasfemias satánicas”, mediante textos bíblicos debidamente utilizados? No olvidemos, que un personaje de la talla de Jesús (¿le suena, D. Javier?), cuando fue sometido a tentación en el desierto (Mat. 4:1-11), desmontó argumentos satánicos apoyados en pasajes escriturales arteramente interpretados y con peor intención usados, con otros textos escriturales debidamente entendidos y correctamente aplicados; o sea, que en ningún momento, al menos que cuenten las Escrituras, se dirigió Jesús a ese personaje mentándole a su madre, ni diciéndole que estaba como un cencerro (sonado), ni que fuera un engendro del mal; sencillamente dejó que hablaran los escritos sagrados y consiguiendo con ello, que las cosas quedaran claras cómo el agua.
Porque, por otra parte, puede ser cierto que al estar yo como una “gaita”, según se deduce de las palabras de D. Javier, no sea capaz de reconocer mi error y en consecuencia, de aprovecharme de sus enseñanzas; pero es que en última instancia, su objetivo prioritario tendría que ser que sí lo hagan aquellos que le leen, que se darán cuenta y apreciaran sus correctos comentarios ante mis “disparatadas puntadas maromeras”, al tiempo que podrán constatar la solidez y veracidad de sus planteamientos. Luego, aunque solo fuera por sus seguidores, se tendría que esforzar un poco en despejar el camino de “malas hierbas” como un servidor. Pero es que además, se da la curiosa circunstancia, de que continuamente acude a ellos (los lectores que nos visitan a ambos) para que sean jueces de lo que escribimos, pero sin darles hechos sólidos a los que poder agarrarse para llevar a cabo su juicio. Porque lo único que están viendo, es que por mi parte le estoy demandando de manara continuada respuesta a una cuestión bíblica de muchísima importancia y no solo se niega a darla, dando a entender con ello que no tiene ni la más remota idea de lo que escribe, sino que recurre una y otra vez al insulto y a la descalificación personal, por ello…… ¡claro que a mí me interesa que los lectores tomen partido!
Porque no olvidemos, que frente a mi supina ignorancia (lo reconozco), dicho caballero contrapone no solo títulos universitarios (como mínimo afirma que es doctor en medicina), sino que se atribuye los de evangelista, erudito, investigador o estudioso de las Escrituras, maestro bíblico, experto en teología, etc., etc., además y cosa de no poca importancia, el auto declararse un “ungido” (Hijo de Dios) y elegido para gobernar con Cristo en el reino milenario. Sin embargo, con todo ese bagaje y de manera sorprendente, hasta el momento continúa siendo incapaz de rebatirle a un “soplagaitas” como yo y con una biblia en la mano, cualquiera de los planteamientos formulados en este blog. A lo máximo que llega y como ustedes van viendo, a medida que se los voy transcribiendo, es a escribirme correos personales en los que menos guapo me dice de todo; lo último, que estoy como para que me encierren…… pero eso sí, responder de manera argumentada para desmontar mis “disparatados y enredosos planteamientos”, usando textos bíblicos correctamente interpretados, ni hablar de ello ¿qué queda como “Cagancho” en Almagro? pues nada, me manda cuatro “piropos” más por correo y asunto arreglado.
E incapacidad, por otra parte y que ya es de bochorno ajeno, que llega al extremo de no poder defender ni siquiera sus propias enseñanzas o doctrinas y que ya tiene narices la cuestión. Porque de nuevo voy a recordarle y disculpen mi insistencia, que con motivo de su “entendimiento” del pasaje de Juan 5:28-29 y en el que recientemente (06/02/11) se ha ratificado y que del cual, hace más de un año se le dijo que el tal entendimiento era incorrecto, aún tiene una pregunta pendiente de responder; pero vean en qué términos de convicción planteaba la susodicha enseñanza:
La Biblia revela indiscutiblemente que habrá «dos resurrecciones»:
La primera: llamada «resurrección para vida».
La segunda: llamada «resurrección de juicio», «de condenación».
(Y el desarrollo de esta afirmación, lo pueden seguir en el artículo de referencia: “La Biblia si dice esto: que habrá dos resurrecciones”, publicado en su blog el 4 de febrero de 2010).
Pues bien, a tenor de esa afirmación en la que no estoy de acuerdo y que creo estar en mi perfecto derecho, máxime cuando demuestro bíblicamente que eso no puede ser así, el día 6 de Febrero de 2010 y de manera formal, le hice la siguiente pregunta: “Si esto es así, como usted afirma ¿en cuál de estas dos resurrecciones, colocamos a Juan el Bautista? ” y en un artículo titulado “Las dos resurrecciones de Dr. Rivas”. Pues bien, hasta ahora lo único que he recibido han sido descalificaciones (ahí están sus artículos para comprobarlo), pero de responderme a la pregunta en cuestión, ni hablar del peluquín y por lo tanto, aunque yo pueda ser un neurótico compulsivo, resulta que tonto no soy y con lo cual solo se me ocurre pensar, que no puede hacerlo…… porque de poder ya lo habría hecho ¿o qué opinan ustedes, queridos lectores? Y si me lo permiten, les sugiero que se dirijan a un artículo que publicamos el día 22 del pasado mes de Enero, titulado “Jehová…… y la lógica” y en donde mostramos las disparatadas situaciones que se producen, cuando se desarrolla semejante y esperpéntica idea. Y planteamiento (el nuestro) que no ha sido desmentido por el Sr. Rivas en ningún momento, con lo cual podríamos pensar que está de acuerdo con el mismo; así como tampoco nos desmintió en su día los argumentos con que le rebatíamos otra de sus “genialidades”, en el sentido de que los mares literales “desaparecerán” de la Tierra en un momento determinado, porque ya no serían útiles…… ¿qué no se lo creen? No se preocupen que les entendemos perfectamente, porque nosotros tampoco podíamos dar crédito a lo que estábamos leyendo pero…… lean, lean:
“«Y el mar ya no existía más», significa que la nueva creación no contará con océanos, con mares literales, habiendo sidos éstos eliminados como parte de la antigua creación, y porque esta fuente de inumerables y variadas riquezas dejará de tener una importancia vital.” (Negritas nuestra).
Y eso lo tiene publicado, el 24 de Julio de 2010, en el artículo “La nueva creación; cielos nuevos y tierra nueva” y que por el hecho de tampoco rebatir (como ya les hemos dicho) los argumentos que presentamos ante semejante despropósito, podríamos concluir también que está de acuerdo con nosotros, si no fuera…... que en ambos casos nos insultó: no que negara haber escrito en el sentido que nosotros entendimos, o que rectificara nuestras objeciones o que publicara, en su defecto, nuevos argumentos para ratificar su punto de vista, no, no, no…… directamente nos insultó. Ignoro cómo tipificaría el psiquiatra en cuestión, ese tipo de conducta.
Y es que se me ocurre a mí y que como he dicho, como una “regadera” podré estar pero tonto no soy, que la mejor forma de desacreditarme sería respondiendo a mis objeciones y demostrar públicamente mis errores, por ejemplo, respondiendo a la pregunta en cuestión. Y por ello de nuevo se la formulo: ¿En qué resurrección ponemos a Juan el Bautista?; porque hasta un indocumentado como yo, entiende que lo razonable es que cuando alguien imparte una enseñanza en los términos tan categóricos en que lo hace D. Javier, tiene que estar en condiciones, como mínimo, de poderla mantener y por supuesto, de dar las oportunas explicaciones a quién las demande y lo cual, sorprendentemente, no es el caso. En fin, continuaremos esperando.
Dicho esto, permítanme una pequeña reflexión: por supuesto que no conozco al psiquiatra que ha hecho el diagnóstico acerca de mi personalidad, apoyándose en mis escritos, pero me gustaría decirle y siempre que sus conclusiones coincidan, con lo que a mí me transmite D. Javier en el sentido de que mi “perfil es el de un furioso paciente que presenta una neurosis compulsiva muy, pero muy grave”, que podría ir pensando en cambiar de profesión, porque si todos sus diagnósticos son tan “certeros”, poco futuro tiene en la profesión. Y es que, ya me disculpará, pero el caso es que siempre me he caracterizado por ser una persona muy pacífica, muy poco amiga del alboroto, que me lo he pensado muy mucho, antes de elevar el tono de mi voz y que he preferido antes callar, que dar lugar a una disputa subida de tono y situación, en que poquísimas veces, si acaso alguna, me he visto envuelto (a lo mejor porque nunca las he provocado). Prueba de lo que digo y si para muestra vale un botón, ahí está mi continuada actitud para con ese desaforado caballero que está harto de insultarme y que solo hay que ver los últimos correos que de él he transcrito para comprobarlo. Sin embargo y por mi parte, no solo nunca le he respondido en el mismo tono, sino que nunca he apeado el tratamiento (lo sigo manteniendo), como groseramente él hizo desde un principio, iniciando un tuteo al que no había sido invitado; y que es más: cuando le llamé la atención al respecto, lejos de rectificar avergonzado de su grosero comportamiento, usó un tono burlesco y continuó como si la cosa no fuera con él. Pero claro, yo que soy de la vieja escuela y doy a las formas, su debida importancia en la relación entre personas, aun sin títulos universitarios, me tengo por una persona seria, correcta y educada y ese señor…… pues eso: ahí están esos correos como tarjeta de presentación.
Armando López Golart
Y es que ya estarán ustedes al tanto, queridos lectores, que de vez en cuando y si el tiempo acompaña, el Dr. Javier Rivas Martínez me manda algún que otro correo (siempre en términos “amistosos y amigables”, por supuesto), coincidentes con el hecho de que desde esta página y casi siempre en respuesta a sus alusiones (como es el caso), publicamos algo que no le agrada. Y no porque se dé la circunstancia de que en nuestros escritos, en este caso míos, ya que es un servidor el que escribe todo lo que publicamos en este blog, se le agreda de manera alguna y ahí está el archivo de Internet para quién quiera comprobarlo. No, no…… la cuestión es otra y que veremos más adelante; de momento pasemos al contenido de sus últimos correos, recibidos el día 13 a las 6’47 el primero; a las 7’02 el segundo y a las 7’07, el tercero y último y de los que paso a mostrarles su contenido, en el mismo orden:
“Comentario:
Armando, tu perfil es el de un furioso paciente que presenta una neurosis compulsiva muy pero muy grave; un amigo que es psiquiatra, ya pudo valorar tu personalidad por medio de lo que escribes, y en serio, tu problema es bastante grave. Comprendo que los TJ te hicieron mucho mal interno que no has resuelto aun. Ni modo, continua como quieras, y que Dios tenga misericordia de tu vida... que los lectores sean jueces de lo que ambos escribimos... tus inconsistencias y malignos comentarios me tienen sin cuidado; ya estamos acostumbrados a lidiar con personas de tu pelaje anticristiano.”
“Comentario:
-Satisfacción de forma correcta-, Armando? Caray, es asombroso que puedas creer todas las mentiras que escribes. Enredos y enredos Armando... eso es lo tuyo... Cuidado con el juicio divino. ”
“Comentario:
Sobre todo la -educación- que muestras para con nosotros al injuriarnos como solamente saben hacerlo los altaneros que se creen iluminados. Pobre!”
Luego y resumiendo un poco, resulta que para D. Javier, soy un maleducado, un altanero, un anticristiano, un injuriador, un mentiroso, un creador de enredos, un asno, un estrafalario, un ser falto de pudor y decoro, un monigote manipulado por el diablo, mis artículos son una desabrida sopa de errores y blasfemias venenosas, excremento residual watchtoweriano, etc., etc., etc. Y ya encima, para redondear el asunto y por si se había quedado corto (más vale que sobre, que no que falte), me llama neurótico compulsivo como resultado, parece ser, del análisis que de mis escritos se han llevado a cabo por un profesional de la psiquiatría y del que se concluye que mi enfermedad es grave; y claro, hay que comprender mi posición, porque como yo no entiendo de medicina (iba para letras) y ya veo psiquiatras de por medio, no tengo más remedio que pensar que estoy como una “chota” (entiéndase cabra). Y lo peor no es eso, no se crean ustedes, sino que con ese “Dios tenga misericordia de tu vida”, tal parece que se me augura un lúgubre futuro, o sea, que voy a durar menos que un chupa-chup en la puerta de un colegio. Y luego, después de todo lo que acabamos de leer, resulta que yo soy el injuriador, el que insulto…… bien, bien. Pero dicho esto, vayamos al fondo del asunto.
Y es que el fondo del asunto, que tiene que ver con la cuestión de la que les he prometido hablar, es el siguiente: si yo soy todo lo que afirma y que me imagino lo dirá sin ánimo de ofender (¿), en el sentido que soy tan ignorante, tan estrafalario en mis planteamientos y que tanta mentira se contiene en los mismos ¿por qué es incapaz de rebatirme ni uno solo de ellos? ¿Por qué es incapaz, de desmotar mis “sopas de errores y blasfemias satánicas”, mediante textos bíblicos debidamente utilizados? No olvidemos, que un personaje de la talla de Jesús (¿le suena, D. Javier?), cuando fue sometido a tentación en el desierto (Mat. 4:1-11), desmontó argumentos satánicos apoyados en pasajes escriturales arteramente interpretados y con peor intención usados, con otros textos escriturales debidamente entendidos y correctamente aplicados; o sea, que en ningún momento, al menos que cuenten las Escrituras, se dirigió Jesús a ese personaje mentándole a su madre, ni diciéndole que estaba como un cencerro (sonado), ni que fuera un engendro del mal; sencillamente dejó que hablaran los escritos sagrados y consiguiendo con ello, que las cosas quedaran claras cómo el agua.
Porque, por otra parte, puede ser cierto que al estar yo como una “gaita”, según se deduce de las palabras de D. Javier, no sea capaz de reconocer mi error y en consecuencia, de aprovecharme de sus enseñanzas; pero es que en última instancia, su objetivo prioritario tendría que ser que sí lo hagan aquellos que le leen, que se darán cuenta y apreciaran sus correctos comentarios ante mis “disparatadas puntadas maromeras”, al tiempo que podrán constatar la solidez y veracidad de sus planteamientos. Luego, aunque solo fuera por sus seguidores, se tendría que esforzar un poco en despejar el camino de “malas hierbas” como un servidor. Pero es que además, se da la curiosa circunstancia, de que continuamente acude a ellos (los lectores que nos visitan a ambos) para que sean jueces de lo que escribimos, pero sin darles hechos sólidos a los que poder agarrarse para llevar a cabo su juicio. Porque lo único que están viendo, es que por mi parte le estoy demandando de manara continuada respuesta a una cuestión bíblica de muchísima importancia y no solo se niega a darla, dando a entender con ello que no tiene ni la más remota idea de lo que escribe, sino que recurre una y otra vez al insulto y a la descalificación personal, por ello…… ¡claro que a mí me interesa que los lectores tomen partido!
Porque no olvidemos, que frente a mi supina ignorancia (lo reconozco), dicho caballero contrapone no solo títulos universitarios (como mínimo afirma que es doctor en medicina), sino que se atribuye los de evangelista, erudito, investigador o estudioso de las Escrituras, maestro bíblico, experto en teología, etc., etc., además y cosa de no poca importancia, el auto declararse un “ungido” (Hijo de Dios) y elegido para gobernar con Cristo en el reino milenario. Sin embargo, con todo ese bagaje y de manera sorprendente, hasta el momento continúa siendo incapaz de rebatirle a un “soplagaitas” como yo y con una biblia en la mano, cualquiera de los planteamientos formulados en este blog. A lo máximo que llega y como ustedes van viendo, a medida que se los voy transcribiendo, es a escribirme correos personales en los que menos guapo me dice de todo; lo último, que estoy como para que me encierren…… pero eso sí, responder de manera argumentada para desmontar mis “disparatados y enredosos planteamientos”, usando textos bíblicos correctamente interpretados, ni hablar de ello ¿qué queda como “Cagancho” en Almagro? pues nada, me manda cuatro “piropos” más por correo y asunto arreglado.
E incapacidad, por otra parte y que ya es de bochorno ajeno, que llega al extremo de no poder defender ni siquiera sus propias enseñanzas o doctrinas y que ya tiene narices la cuestión. Porque de nuevo voy a recordarle y disculpen mi insistencia, que con motivo de su “entendimiento” del pasaje de Juan 5:28-29 y en el que recientemente (06/02/11) se ha ratificado y que del cual, hace más de un año se le dijo que el tal entendimiento era incorrecto, aún tiene una pregunta pendiente de responder; pero vean en qué términos de convicción planteaba la susodicha enseñanza:
La Biblia revela indiscutiblemente que habrá «dos resurrecciones»:
La primera: llamada «resurrección para vida».
La segunda: llamada «resurrección de juicio», «de condenación».
(Y el desarrollo de esta afirmación, lo pueden seguir en el artículo de referencia: “La Biblia si dice esto: que habrá dos resurrecciones”, publicado en su blog el 4 de febrero de 2010).
Pues bien, a tenor de esa afirmación en la que no estoy de acuerdo y que creo estar en mi perfecto derecho, máxime cuando demuestro bíblicamente que eso no puede ser así, el día 6 de Febrero de 2010 y de manera formal, le hice la siguiente pregunta: “Si esto es así, como usted afirma ¿en cuál de estas dos resurrecciones, colocamos a Juan el Bautista? ” y en un artículo titulado “Las dos resurrecciones de Dr. Rivas”. Pues bien, hasta ahora lo único que he recibido han sido descalificaciones (ahí están sus artículos para comprobarlo), pero de responderme a la pregunta en cuestión, ni hablar del peluquín y por lo tanto, aunque yo pueda ser un neurótico compulsivo, resulta que tonto no soy y con lo cual solo se me ocurre pensar, que no puede hacerlo…… porque de poder ya lo habría hecho ¿o qué opinan ustedes, queridos lectores? Y si me lo permiten, les sugiero que se dirijan a un artículo que publicamos el día 22 del pasado mes de Enero, titulado “Jehová…… y la lógica” y en donde mostramos las disparatadas situaciones que se producen, cuando se desarrolla semejante y esperpéntica idea. Y planteamiento (el nuestro) que no ha sido desmentido por el Sr. Rivas en ningún momento, con lo cual podríamos pensar que está de acuerdo con el mismo; así como tampoco nos desmintió en su día los argumentos con que le rebatíamos otra de sus “genialidades”, en el sentido de que los mares literales “desaparecerán” de la Tierra en un momento determinado, porque ya no serían útiles…… ¿qué no se lo creen? No se preocupen que les entendemos perfectamente, porque nosotros tampoco podíamos dar crédito a lo que estábamos leyendo pero…… lean, lean:
“«Y el mar ya no existía más», significa que la nueva creación no contará con océanos, con mares literales, habiendo sidos éstos eliminados como parte de la antigua creación, y porque esta fuente de inumerables y variadas riquezas dejará de tener una importancia vital.” (Negritas nuestra).
Y eso lo tiene publicado, el 24 de Julio de 2010, en el artículo “La nueva creación; cielos nuevos y tierra nueva” y que por el hecho de tampoco rebatir (como ya les hemos dicho) los argumentos que presentamos ante semejante despropósito, podríamos concluir también que está de acuerdo con nosotros, si no fuera…... que en ambos casos nos insultó: no que negara haber escrito en el sentido que nosotros entendimos, o que rectificara nuestras objeciones o que publicara, en su defecto, nuevos argumentos para ratificar su punto de vista, no, no, no…… directamente nos insultó. Ignoro cómo tipificaría el psiquiatra en cuestión, ese tipo de conducta.
Y es que se me ocurre a mí y que como he dicho, como una “regadera” podré estar pero tonto no soy, que la mejor forma de desacreditarme sería respondiendo a mis objeciones y demostrar públicamente mis errores, por ejemplo, respondiendo a la pregunta en cuestión. Y por ello de nuevo se la formulo: ¿En qué resurrección ponemos a Juan el Bautista?; porque hasta un indocumentado como yo, entiende que lo razonable es que cuando alguien imparte una enseñanza en los términos tan categóricos en que lo hace D. Javier, tiene que estar en condiciones, como mínimo, de poderla mantener y por supuesto, de dar las oportunas explicaciones a quién las demande y lo cual, sorprendentemente, no es el caso. En fin, continuaremos esperando.
Dicho esto, permítanme una pequeña reflexión: por supuesto que no conozco al psiquiatra que ha hecho el diagnóstico acerca de mi personalidad, apoyándose en mis escritos, pero me gustaría decirle y siempre que sus conclusiones coincidan, con lo que a mí me transmite D. Javier en el sentido de que mi “perfil es el de un furioso paciente que presenta una neurosis compulsiva muy, pero muy grave”, que podría ir pensando en cambiar de profesión, porque si todos sus diagnósticos son tan “certeros”, poco futuro tiene en la profesión. Y es que, ya me disculpará, pero el caso es que siempre me he caracterizado por ser una persona muy pacífica, muy poco amiga del alboroto, que me lo he pensado muy mucho, antes de elevar el tono de mi voz y que he preferido antes callar, que dar lugar a una disputa subida de tono y situación, en que poquísimas veces, si acaso alguna, me he visto envuelto (a lo mejor porque nunca las he provocado). Prueba de lo que digo y si para muestra vale un botón, ahí está mi continuada actitud para con ese desaforado caballero que está harto de insultarme y que solo hay que ver los últimos correos que de él he transcrito para comprobarlo. Sin embargo y por mi parte, no solo nunca le he respondido en el mismo tono, sino que nunca he apeado el tratamiento (lo sigo manteniendo), como groseramente él hizo desde un principio, iniciando un tuteo al que no había sido invitado; y que es más: cuando le llamé la atención al respecto, lejos de rectificar avergonzado de su grosero comportamiento, usó un tono burlesco y continuó como si la cosa no fuera con él. Pero claro, yo que soy de la vieja escuela y doy a las formas, su debida importancia en la relación entre personas, aun sin títulos universitarios, me tengo por una persona seria, correcta y educada y ese señor…… pues eso: ahí están esos correos como tarjeta de presentación.
Armando López Golart
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lunes, 14 de febrero de 2011
Si ese es el camino……
Y es que estamos viendo queridos amigos, que Apologista Mario Olcese y no pudiendo (o no queriendo, que de todo hay en la viña del Señor) por lo visto, responder a nuestros argumentos contrarios a algunas de las tesis que plantea, se dedica a responder preguntas que “casualmente” se ajustan a aquellos temas que precisamente le planteamos nosotros. Si hace unos días, era la de un tal J.M.V. de Santiago de Chile (Rep. de Chile), en este caso es la de un tal A.P.S. de Managua (Nicaragua) y a la que rápidamente da respuesta y lo cual es muy de agradecer. Y de nuevo, permítannos el pequeño exceso de manifestar nuestra alegría por ver que continúa el aumento de nuestra audiencia por semejantes lares (¡ya tenemos dos!). Lo que ocurre, es que teniendo en cuenta la fecha en que nosotros publicamos la objeción a la que hace referencia la pregunta en cuestión y la fecha de respuesta de la misma, tal parece que llegó primero la pregunta, que nuestro artículo de objeción; pero en fin, no nos hagan mucho caso…… es que los que ya tenemos cierta edad, somos muy mal pensados.
Pero no podemos evitarlo ya que además, nos sorprende la idéntica formulación de las preguntas, porque la opinión del Sr. Olcese que demandan ambos caballeros (imaginamos), acerca de los temas que plantean, ya la tienen expuesta en los artículos de D. Mario, a los que nosotros desde este blog hemos dirigido la objeción y objeción de la que esos caballeros, hacen el objeto de su pregunta; por lo cual, la cosa como que no parece tener demasiado sentido y casi parece que dichas preguntas, han sido formuladas por la misma persona. Y cuestión que podríamos resumir, más o menos así: D. Mario en un momento dado escribe A y a lo que nosotros, posteriormente, le presentamos la objeción B; entonces viene el caballero preguntón, diciendo: ¿por qué, Sr. Apologista, hay algunos que dicen B?...... pues hombre, porque D. Mario antes escribió A. O sea, que si la persona que pregunta, se leyera previamente A, ya no tendría que preguntarle nada al Sr. Olcese ¿o no es así, D. Mario? De todas formas repetimos…… somos así de malpensados (¡cosas de la edad, qué quieren ustedes!). Pero la cuestión es que viendo la diferencia de trato (a esos señores se le responde enseguida y a nosotros ni se nos responde), hemos tomado una decisión: nos sumaremos al grupo de los que preguntan y a ver si tenemos más suerte. Y para ello, vamos a plantear el fundamento de nuestras preguntas.
La pregunta llegada “de Managua”, se expresa en los siguientes términos:
“He sabido de algunos sectarios que sostienen que los fieles de la pre cristiandad no entrarán en el reino de Dios como “reyes y sacerdotes” porque ninguno ellos nació otra vez de agua y del Espíritu. ¿Qué opina al respecto?”
Y la respuesta de D. Mario, más o menos la podríamos resumir y siempre transcribiendo de los párrafos de su escrito, de la siguiente manera:
“Creo que los que enseñan eso están equivocados, ya que Noé y su familia fueron simbólicamente bautizados por agua en el diluvio, e igualmente los israelitas que cruzaron a través del Mar Rojo (1 Cor. 10:1-2).” (Inicio del primer párrafo de su respuesta).
“Así que los pre cristianos fueron declarados justos por su fe, la cual quedó sellada por la circuncisión. En la Era Cristiana los fieles son declarados justos por su fe también, la cual queda sellada por el bautismo. Es decir, la circuncisión es sustituida por el bautismo, pero las dos señales son expresiones exteriores de una justicia interior.” (Tercer párrafo).
Y básicamente sobre este argumento (les recomendamos que lean el artículo completo para un mayor entendimiento de la idea de D. Mario), descansa la afirmación de que los antepasados de Jesús (los Abraham, Moisés, Noé, Isaac, David, Daniel, Isaías, etc., etc.), gobernarán en calidad de reyes y sacerdotes en el reino milenario junto a Jesucristo. Entonces y si todos los que decimos lo contrario (creemos que solo nosotros), estamos equivocados, permítanos Sr. Apologista, que con el máximo respeto, le hagamos tres preguntas muy simples:
1ª Si este es el caso, que ya desde antiguo existía la posibilidad de ser rey y sacerdote con Jesucristo y esos antepasados ya podían acceder al reino de Dios en calidad de gobernantes ¿por qué Jesús, hizo la afirmación de Juan 3:3, que dice como sigue?:
“En respuesta, Jesús le dijo: “Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca de nuevo, no puede ver el reino de Dios.”?
¿Qué sentido podría tener el establecer este requisito, por demás imprescindible, según el tono de las palabras de Jesús, si ya todo el mundo tenía acceso a dicho privilegio, sin necesidad del mismo?
2ª Si este es el caso, que ya desde antiguo existía la posibilidad de ser rey y sacerdote con Jesucristo y esos antepasados ya podían acceder al reino de Dios en calidad de gobernantes ¿qué necesidad había, de que Jesús estableciera con sus discípulos, el pacto por un reino y que se formuló en los siguientes términos?:
“Sin embargo, ustedes son los que con constancia han continuado conmigo en mis pruebas; 29 y yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, 30 para que coman y beban a mi mesa en mi reino y se sienten sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.” (Luc. 22:28-30).
Luego ¿qué tenía de extraordinario este “nuevo pacto” y alrededor del cual se sustenta todo el NT? ¿Qué necesidad había de él? ¿Y porqué Jesús lo circunscribió a sus discípulos, si ya todos sus antepasados tenían el mismo privilegio de gobernar con él y dándoles Jesús además, dicho pacto u ofrecimiento, como un premio o reconocimiento a su fidelidad mostrada?
3ª Si este es el caso, que ya desde antiguo existía la posibilidad de ser rey y sacerdote con Jesucristo y esos antepasados ya podían acceder al reino de Dios en calidad de gobernantes y a los que se sumarían los seguidores de Jesucristo, en virtud de su bautismo ¿sobre quiénes gobernarán esos reyes y sacerdotes? O dicho de otra manera ¿quiénes serán los súbditos de ese reino, en el bien entendido que un reino sin súbditos, puede ser cualquier cosa menos un reino? En fin, habría que pensar que Jehová tuvo en cuenta ese “pequeño detalle”, al montar todo el proyecto y propósito del reino milenario; pero que resulta muy difícil de conciliar con la idea de D. Mario, que nos lleva a la existencia de un reino sin súbditos, porque…… ¿de dónde los saca?
Y cuando nos responda esas preguntas y que esperamos de su amabilidad, lo haga con la misma atención y prontitud que la tenida con sus otros comunicantes, ya le formularemos otras, como por ejemplo ¿sobre quienes se tiene que llevar a cabo y en qué sentido, durante el milenio, la restauración de todas las cosas, de las que nos habla Hech. 3:20-21?:
“…… y para que él envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, 21 a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.”?
Y permítasenos una pequeña matización, con respecto a lo que D. Mario afirma en el primer párrafo de su respuesta y al inicio del mismo: “Creo que los que enseñan eso están equivocados……” Y es que vamos a ver, querido Mario: cuando se habla de las cosas de Jehová, asunto por otra parte muy serio y de máximo respeto, no basta con decir que uno cree que otro está equivocado, porque lo que hay que hacer es probarlo…… o en su defecto callarse. Porque poca o ninguna credibilidad puede tener uno, quien quiera que sea, cuando se mete a “orientador” de inexpertos, dando respuestas “iluminadoras” sobre asuntos en los que ha sido rebatido y a los que ha sido, aparentemente, incapaz de contra argumentar y por ello sencillamente ha preferido pasarlos por alto, porque él cree que es el otro el que está equivocado. Y por tanto desoyendo el consejo del apóstol Juan y por extensión, de Jehová, manifestado en los siguientes términos:
“Amados, no crean toda expresión inspirada, sino prueben las expresiones inspiradas para ver si se originan de Dios, porque muchos falsos profetas han salido al mundo.” (1 Juan 4:1).
Entonces, más que el creer o el no creer (lo cual siempre es muy subjetivo), lo procedente es probar, que lo que uno dice es lo correcto y que mejor manera, que saliendo a la palestra a defender uno sus postulados, frente a los que discrepan de los mismos. Porque la razón para hacer tal cosa y según el apóstol, es muy seria: “porque muchos falsos profetas han salido al mundo.” Y claro, lo que está por ver aquí, es quién es el falso profeta: si usted que cree y no prueba que nosotros estamos equivocados, o nosotros que sin creer nada, nos limitamos a probar nuestras afirmaciones con textos escriturales y a los que usted parece que no puede hacer frente…… de lo contrario ya lo habría hecho.
Hecha la matización, quedamos pendientes de sus amables y “acertadas” respuestas, no sin antes señalarle una “pequeña” contradicción, que comete ya en el mismo título que da nombre al artículo que estamos analizando y que vierte como sigue: “El nuevo nacimiento en el antiguo pacto” y en donde nos prueba que sus conocimientos en términos bíblicos, son manifiestamente mejorables, porque veamos las palabras de Pedro y que algo sabría del asunto:
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, porque, según su gran misericordia, nos dio un nuevo nacimiento a una esperanza viva mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos.” (1 Ped. 1:3).
Luego si a ellos se le dio un nuevo nacimiento, esto no podía existir en el antiguo pacto, de lo contrario no se les habría dado nada nuevo, sino la continuación de algo viejo ¿o no es así? Pero es que alrededor de ese nuevo nacimiento y del que Jesús le habló a Nicodemo, en los siguientes términos, gira todo el asunto:
“Jesús contestó: “Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.” (Juan 3:5).
Y es que en realidad, todo lo que conocemos como Nuevo Testamento gira alrededor de dichas palabras y por tanto deja perfectamente claro, que el tal nuevo nacimiento, de ninguna manera podía existir en el antiguo pacto y con lo cual se produce una derivada, que acaba de “arreglar” las cosas: si para ver el reino de Dios, era imprescindible el nacer de nuevo (Juan 3:3), eso significaría que esa posibilidad no existía aún en vida de Jesús, ya que el nuevo nacimiento y según el mismo Jesús, dos versículos más adelante (el 5), implicaba el nacer del agua y del espíritu, o sea, el ser bautizados en agua y en espíritu y que según Juan el Bautista, solo Jesús podía bautizar en espíritu:
“Y predicaba, diciendo: “Después de mí viene alguien más fuerte que yo; no soy digno de agacharme y desatar las correas de sus sandalias. 8 Yo los he bautizado con agua, pero él los bautizará con espíritu santo.” (Mar. 1:7-8).
Y cosa que Jesús no pudo hacer, sino hasta después de su resurrección:
“Y estando reunido con ellos, les dio las órdenes: “No se retiren de Jerusalén, sino sigan esperando lo que el Padre ha prometido, acerca de lo cual oyeron de mí; 5 porque Juan, en verdad, bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en espíritu santo no muchos días después de esto.” (Hech. 1:4-5).
Y por lo tanto, si según Jesús, para ver o entrar en el reino de Dios (Juan 3:3;5), era imprescindible el nacer de nuevo y ese nuevo nacimiento implicaba el bautismo en agua y en espíritu y solo él, podía bautizar en espíritu, como prueban los hechos, ese nuevo nacimiento no existía en el antiguo pacto y por tanto, todos esos antepasados de Jesús no pudieron nacer de nuevo y lógicamente, si las Escrituras no nos mienten, no podían ni ver ni entrar en el reino, en calidad de gobernantes. Y eso no nos lo inventamos nosotros: es sencillamente lo que dice la Biblia; luego vemos ya de entrada muy difícil su afirmación inicial en el sentido de que esos antepasados de Jesús, gobernarán con él en el reino de Dios, pero en fin…… quedamos a la espera de sus respuestas.
MABEL
Y es que estamos viendo queridos amigos, que Apologista Mario Olcese y no pudiendo (o no queriendo, que de todo hay en la viña del Señor) por lo visto, responder a nuestros argumentos contrarios a algunas de las tesis que plantea, se dedica a responder preguntas que “casualmente” se ajustan a aquellos temas que precisamente le planteamos nosotros. Si hace unos días, era la de un tal J.M.V. de Santiago de Chile (Rep. de Chile), en este caso es la de un tal A.P.S. de Managua (Nicaragua) y a la que rápidamente da respuesta y lo cual es muy de agradecer. Y de nuevo, permítannos el pequeño exceso de manifestar nuestra alegría por ver que continúa el aumento de nuestra audiencia por semejantes lares (¡ya tenemos dos!). Lo que ocurre, es que teniendo en cuenta la fecha en que nosotros publicamos la objeción a la que hace referencia la pregunta en cuestión y la fecha de respuesta de la misma, tal parece que llegó primero la pregunta, que nuestro artículo de objeción; pero en fin, no nos hagan mucho caso…… es que los que ya tenemos cierta edad, somos muy mal pensados.
Pero no podemos evitarlo ya que además, nos sorprende la idéntica formulación de las preguntas, porque la opinión del Sr. Olcese que demandan ambos caballeros (imaginamos), acerca de los temas que plantean, ya la tienen expuesta en los artículos de D. Mario, a los que nosotros desde este blog hemos dirigido la objeción y objeción de la que esos caballeros, hacen el objeto de su pregunta; por lo cual, la cosa como que no parece tener demasiado sentido y casi parece que dichas preguntas, han sido formuladas por la misma persona. Y cuestión que podríamos resumir, más o menos así: D. Mario en un momento dado escribe A y a lo que nosotros, posteriormente, le presentamos la objeción B; entonces viene el caballero preguntón, diciendo: ¿por qué, Sr. Apologista, hay algunos que dicen B?...... pues hombre, porque D. Mario antes escribió A. O sea, que si la persona que pregunta, se leyera previamente A, ya no tendría que preguntarle nada al Sr. Olcese ¿o no es así, D. Mario? De todas formas repetimos…… somos así de malpensados (¡cosas de la edad, qué quieren ustedes!). Pero la cuestión es que viendo la diferencia de trato (a esos señores se le responde enseguida y a nosotros ni se nos responde), hemos tomado una decisión: nos sumaremos al grupo de los que preguntan y a ver si tenemos más suerte. Y para ello, vamos a plantear el fundamento de nuestras preguntas.
La pregunta llegada “de Managua”, se expresa en los siguientes términos:
“He sabido de algunos sectarios que sostienen que los fieles de la pre cristiandad no entrarán en el reino de Dios como “reyes y sacerdotes” porque ninguno ellos nació otra vez de agua y del Espíritu. ¿Qué opina al respecto?”
Y la respuesta de D. Mario, más o menos la podríamos resumir y siempre transcribiendo de los párrafos de su escrito, de la siguiente manera:
“Creo que los que enseñan eso están equivocados, ya que Noé y su familia fueron simbólicamente bautizados por agua en el diluvio, e igualmente los israelitas que cruzaron a través del Mar Rojo (1 Cor. 10:1-2).” (Inicio del primer párrafo de su respuesta).
“Así que los pre cristianos fueron declarados justos por su fe, la cual quedó sellada por la circuncisión. En la Era Cristiana los fieles son declarados justos por su fe también, la cual queda sellada por el bautismo. Es decir, la circuncisión es sustituida por el bautismo, pero las dos señales son expresiones exteriores de una justicia interior.” (Tercer párrafo).
Y básicamente sobre este argumento (les recomendamos que lean el artículo completo para un mayor entendimiento de la idea de D. Mario), descansa la afirmación de que los antepasados de Jesús (los Abraham, Moisés, Noé, Isaac, David, Daniel, Isaías, etc., etc.), gobernarán en calidad de reyes y sacerdotes en el reino milenario junto a Jesucristo. Entonces y si todos los que decimos lo contrario (creemos que solo nosotros), estamos equivocados, permítanos Sr. Apologista, que con el máximo respeto, le hagamos tres preguntas muy simples:
1ª Si este es el caso, que ya desde antiguo existía la posibilidad de ser rey y sacerdote con Jesucristo y esos antepasados ya podían acceder al reino de Dios en calidad de gobernantes ¿por qué Jesús, hizo la afirmación de Juan 3:3, que dice como sigue?:
“En respuesta, Jesús le dijo: “Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca de nuevo, no puede ver el reino de Dios.”?
¿Qué sentido podría tener el establecer este requisito, por demás imprescindible, según el tono de las palabras de Jesús, si ya todo el mundo tenía acceso a dicho privilegio, sin necesidad del mismo?
2ª Si este es el caso, que ya desde antiguo existía la posibilidad de ser rey y sacerdote con Jesucristo y esos antepasados ya podían acceder al reino de Dios en calidad de gobernantes ¿qué necesidad había, de que Jesús estableciera con sus discípulos, el pacto por un reino y que se formuló en los siguientes términos?:
“Sin embargo, ustedes son los que con constancia han continuado conmigo en mis pruebas; 29 y yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, 30 para que coman y beban a mi mesa en mi reino y se sienten sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.” (Luc. 22:28-30).
Luego ¿qué tenía de extraordinario este “nuevo pacto” y alrededor del cual se sustenta todo el NT? ¿Qué necesidad había de él? ¿Y porqué Jesús lo circunscribió a sus discípulos, si ya todos sus antepasados tenían el mismo privilegio de gobernar con él y dándoles Jesús además, dicho pacto u ofrecimiento, como un premio o reconocimiento a su fidelidad mostrada?
3ª Si este es el caso, que ya desde antiguo existía la posibilidad de ser rey y sacerdote con Jesucristo y esos antepasados ya podían acceder al reino de Dios en calidad de gobernantes y a los que se sumarían los seguidores de Jesucristo, en virtud de su bautismo ¿sobre quiénes gobernarán esos reyes y sacerdotes? O dicho de otra manera ¿quiénes serán los súbditos de ese reino, en el bien entendido que un reino sin súbditos, puede ser cualquier cosa menos un reino? En fin, habría que pensar que Jehová tuvo en cuenta ese “pequeño detalle”, al montar todo el proyecto y propósito del reino milenario; pero que resulta muy difícil de conciliar con la idea de D. Mario, que nos lleva a la existencia de un reino sin súbditos, porque…… ¿de dónde los saca?
Y cuando nos responda esas preguntas y que esperamos de su amabilidad, lo haga con la misma atención y prontitud que la tenida con sus otros comunicantes, ya le formularemos otras, como por ejemplo ¿sobre quienes se tiene que llevar a cabo y en qué sentido, durante el milenio, la restauración de todas las cosas, de las que nos habla Hech. 3:20-21?:
“…… y para que él envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, 21 a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.”?
Y permítasenos una pequeña matización, con respecto a lo que D. Mario afirma en el primer párrafo de su respuesta y al inicio del mismo: “Creo que los que enseñan eso están equivocados……” Y es que vamos a ver, querido Mario: cuando se habla de las cosas de Jehová, asunto por otra parte muy serio y de máximo respeto, no basta con decir que uno cree que otro está equivocado, porque lo que hay que hacer es probarlo…… o en su defecto callarse. Porque poca o ninguna credibilidad puede tener uno, quien quiera que sea, cuando se mete a “orientador” de inexpertos, dando respuestas “iluminadoras” sobre asuntos en los que ha sido rebatido y a los que ha sido, aparentemente, incapaz de contra argumentar y por ello sencillamente ha preferido pasarlos por alto, porque él cree que es el otro el que está equivocado. Y por tanto desoyendo el consejo del apóstol Juan y por extensión, de Jehová, manifestado en los siguientes términos:
“Amados, no crean toda expresión inspirada, sino prueben las expresiones inspiradas para ver si se originan de Dios, porque muchos falsos profetas han salido al mundo.” (1 Juan 4:1).
Entonces, más que el creer o el no creer (lo cual siempre es muy subjetivo), lo procedente es probar, que lo que uno dice es lo correcto y que mejor manera, que saliendo a la palestra a defender uno sus postulados, frente a los que discrepan de los mismos. Porque la razón para hacer tal cosa y según el apóstol, es muy seria: “porque muchos falsos profetas han salido al mundo.” Y claro, lo que está por ver aquí, es quién es el falso profeta: si usted que cree y no prueba que nosotros estamos equivocados, o nosotros que sin creer nada, nos limitamos a probar nuestras afirmaciones con textos escriturales y a los que usted parece que no puede hacer frente…… de lo contrario ya lo habría hecho.
Hecha la matización, quedamos pendientes de sus amables y “acertadas” respuestas, no sin antes señalarle una “pequeña” contradicción, que comete ya en el mismo título que da nombre al artículo que estamos analizando y que vierte como sigue: “El nuevo nacimiento en el antiguo pacto” y en donde nos prueba que sus conocimientos en términos bíblicos, son manifiestamente mejorables, porque veamos las palabras de Pedro y que algo sabría del asunto:
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, porque, según su gran misericordia, nos dio un nuevo nacimiento a una esperanza viva mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos.” (1 Ped. 1:3).
Luego si a ellos se le dio un nuevo nacimiento, esto no podía existir en el antiguo pacto, de lo contrario no se les habría dado nada nuevo, sino la continuación de algo viejo ¿o no es así? Pero es que alrededor de ese nuevo nacimiento y del que Jesús le habló a Nicodemo, en los siguientes términos, gira todo el asunto:
“Jesús contestó: “Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.” (Juan 3:5).
Y es que en realidad, todo lo que conocemos como Nuevo Testamento gira alrededor de dichas palabras y por tanto deja perfectamente claro, que el tal nuevo nacimiento, de ninguna manera podía existir en el antiguo pacto y con lo cual se produce una derivada, que acaba de “arreglar” las cosas: si para ver el reino de Dios, era imprescindible el nacer de nuevo (Juan 3:3), eso significaría que esa posibilidad no existía aún en vida de Jesús, ya que el nuevo nacimiento y según el mismo Jesús, dos versículos más adelante (el 5), implicaba el nacer del agua y del espíritu, o sea, el ser bautizados en agua y en espíritu y que según Juan el Bautista, solo Jesús podía bautizar en espíritu:
“Y predicaba, diciendo: “Después de mí viene alguien más fuerte que yo; no soy digno de agacharme y desatar las correas de sus sandalias. 8 Yo los he bautizado con agua, pero él los bautizará con espíritu santo.” (Mar. 1:7-8).
Y cosa que Jesús no pudo hacer, sino hasta después de su resurrección:
“Y estando reunido con ellos, les dio las órdenes: “No se retiren de Jerusalén, sino sigan esperando lo que el Padre ha prometido, acerca de lo cual oyeron de mí; 5 porque Juan, en verdad, bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en espíritu santo no muchos días después de esto.” (Hech. 1:4-5).
Y por lo tanto, si según Jesús, para ver o entrar en el reino de Dios (Juan 3:3;5), era imprescindible el nacer de nuevo y ese nuevo nacimiento implicaba el bautismo en agua y en espíritu y solo él, podía bautizar en espíritu, como prueban los hechos, ese nuevo nacimiento no existía en el antiguo pacto y por tanto, todos esos antepasados de Jesús no pudieron nacer de nuevo y lógicamente, si las Escrituras no nos mienten, no podían ni ver ni entrar en el reino, en calidad de gobernantes. Y eso no nos lo inventamos nosotros: es sencillamente lo que dice la Biblia; luego vemos ya de entrada muy difícil su afirmación inicial en el sentido de que esos antepasados de Jesús, gobernarán con él en el reino de Dios, pero en fin…… quedamos a la espera de sus respuestas.
MABEL
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domingo, 13 de febrero de 2011
O sea, que Jesús nos mintió…… ¿no D. Mario?
Porque ¿ha leído usted querido lector, lo último que acaba de publicar dicho caballero, en respuesta a una supuesta pregunta, que un supuesto lector le ha dirigido? Lo tiene publicado en un escrito titulado “Una reflexión adicional sobre Juan el Bautista…….”, con fecha 12/02/11 y repetimos, como respuesta a una supuesta pregunta de un tal J.M.V. de Santiago de Chile (Rep. de Chile) y lo cual nos llena de alegría, porque ignorábamos que se nos leyera en esos lejanos y a la vez queridos países hermanos; y lo entendemos así, ya que nosotros en este blog y hasta donde sabemos, somos los únicos que nos pronunciamos en el sentido de la pregunta formulada. Y respuesta en la que D. Mario, se reafirma “erre que erre”, en su más que discutible conclusión de que Mateo 11:11, no dice aquello que hasta el tonto que asó la manteca entiende que dice (y dicho sea esto último como expresión puramente metafórica). Ello sin embargo y faltaría más, sin haber tenido la delicadeza de antes de reafirmarse en dicha opinión, rebatirnos (aunque solo fuera un poquito y para disimular) el planteamiento que le hicimos el día 6 en el tema titulado “¿Qué dice realmente, Mateo 11:11?” y cosa que de haber podido hacer, es obvio que ya habría hecho y lo cual nos da a entender, que nosotros tenemos razón…… perdón, la Biblia tiene razón.
Luego y siendo esto así, el problema al que se enfrenta el Sr. Olcese, es que en su insistencia por afirmar que Juan el Bautista sí estará en ese gobierno del reino, está llamando mentiroso a Jesús, porque le desmiente la afirmación que éste hizo en Juan 3:5:
“Jesús contestó: “Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.”
Y puesto que, según propia afirmación del Sr. Olcese, Jesús vino a buscar a aquellos que con él tenían que gobernar (ver nuestro artículo de referencia), esos dos requisitos, por demás imprescindibles, iban dirigidos precisamente a esos que en su momento formarían parte de ese gobierno. Y dado que los tales requisitos solo estuvieron accesibles, a partir del Pentecostés de 33 EC y que iniciaron con el derramamiento, o bautismo en Espíritu Santo sobre los apóstoles y tiempo después de la muerte de Juan el Bautista, este no pudo de ninguna manera acceder a los mismos y, en lógica consecuencia, no podía formar parte de ese gobierno del reino, porque no cumplía con esa exigencia de Jesús. Eso por supuesto y como hemos dicho, si Jesús no nos mintió y asunto que ha dejado perfectamente resuelto el Sr. Olcese: Jesús sí nos mintió…… o nos miente D. Mario, claro.
Y por cierto, quizás a D. Mario no le irían mal unas clases de lectura en lengua española, ya que se evitaría ponerse en evidencia como lo ha hecho en esta ocasión, al contrastar o relacionar directamente Efe. 3:8, con Mat. 11:11 y que, en realidad, están hablando de cosas totalmente distintas. Porque en ese pasaje de Efesios, el apóstol Pablo, se pronuncia en los siguientes términos:
“A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo.”
Y declaración que en sí misma de ninguna manera lo excluye de ese grupo de privilegiados, ya que lo que dice Pablo, es que él se consideraba el más pequeño entre los pequeños del grupo de los santos y por lo que esas palabras en boca del propio Pablo, no eran más que una manifestación de humildad e inducida probablemente, por su actitud anterior y que le llevó a perseguir a los seguidores de Jesús y hecho que reconoció en algunas ocasiones. Pero que repetimos, palabras que en sí mismas para nada lo excluían de ese grupo de “santos” y expresión que hacía referencia a los apóstoles de Jesús (como veremos más adelante), ya que el propio Pablo y como se da a entender en esta misma frase en cuestión, ya era apóstol, “enviado a anunciar entre los gentiles el evangelio”, luego miembro del grupo de los santos y encima, el más prominente de todos ellos, aunque su pasado de manera personal le afectara. Y eso se dice en la misma frase que D. Mario, usa para excluir a Pablo del reino y que ya son narices. Pero es que además, la veracidad de nuestra afirmación sobre cuál era el sentido de las palabras que Pablo dirigió a los efesios, queda de manifiesto y en apoyo de nuestro argumento, en el siguiente pasaje que leeremos y escrito unos cinco años antes de la carta a la congregación de Efeso y en la que Pablo, va exactamente en la misma línea:
“Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles y no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la congregación de Dios. 10 Mas por la bondad inmerecida de Dios soy lo que soy (o sea, apóstol). Y su bondad inmerecida que fue para conmigo no resultó ser en vano, sino que trabajé laboriosamente mucho más que todos ellos, pero no yo, sino la bondad inmerecida de Dios que está conmigo.” (1 Cor. 15:9-10).
Luego estas palabras de Pablo, dirigidas a los miembros de la congregación de Corinto, es obvio que nos aclaran lo que quiso decir cinco años después, en las palabras que dirigió a los efesios y que nos ha citado el Sr. Olcese. Sin embargo, en el caso de Mat. 11:11, estaríamos hablando de otra cosa, porque en esta ocasión Jesús estaba señalando que Juan, al ser menor que el más pequeño de los que formarían parte de ese gobierno del reino, obviamente no podía estar entre esos santos o elegidos. Porque a eso se refería Jesús y circunstancia que explicamos en nuestro anterior artículo “¿Qué dice realmente, Mateo 11:11?” y que por cierto, planteamiento del que el Sr. Olcese no nos dice ni mú. O sea, que podríamos resumirlo diciendo que Juan el Bautista, siendo cierto que fue el más grande profeta y el mayor entre los nacidos de mujer, era menor que el último de la fila en ese privilegiado grupo de Hijos de Dios.
Y es que prescindiendo de la importancia que hubieran tenido en vida y que por ejemplo, tenemos de entre los apóstoles a algunos de destacadísimos como Pedro o Juan y otros, de los que conocemos solo su nombre, como Tadeo o Simón y por no hablar de otros que les siguieron y que ni siquiera se nombran en las Escrituras, de lo que estaríamos hablando, es de que sin embargo todos ellos habían sido reconocidos como Hijos adoptivos de Dios, por tanto hechos hermanos de Cristo y en consecuencia, co-herederos del reino en calidad de reyes y sacerdotes de Dios. Y es que ellos habían recibido el espíritu de adopción como Hijos de Dios y Juan no, porque había muerto para antes de que el tal espíritu de adopción, empezara a impartirse…… aunque para D. Mario, eso quizás sea una minucia. Pero resulta que esa “minucia”, el haber recibido o no, ese reconocimiento como Hijo adoptivo de Dios y que daba acceso a reinar con Cristo, es lo que hacía al más humilde de entre ellos y prescindiendo de la prominencia que hubiera tenido en vida y con respecto de otros (Juan el Bautista, por ejemplo), infinitamente más grande que aquellos que no recibieron el tal reconocimiento y que en consecuencia, solo podían heredar el reino en calidad de súbditos del mismo. Y eso, que es lo que dice la Biblia, la lógica y el sentido común, es lo que quiso mostrar Jesús en Mat. 11:11.
Entonces y lejos de ser nosotros los que queremos torcer las palabras del apóstol, que en definitiva sería torcer el sentido correcto de las Escrituras y debido a prejuicios infundados o a doctrinas prefabricadas por sectarios (ya ven que hemos entendido la indirecta), es D. Mario el que en un alarde de analfabetismo bíblico, mezcla churras con merinas, relacionando una simple expresión de humildad del apóstol Pablo (aunque y poniéndose la venda antes que le inflijan le herida, niegue ese extremo en su último párrafo), con una clara afirmación de Jesús, en el sentido que Juan no estaría en ese gobierno del reino, para intentar hacernos creer algo que de ninguna manera refleja el texto sagrado; porque esos dos pasajes hablan de cosas totalmente diferentes. Pero que sin embargo y de forma, si se nos permite, un tanto obcecada, vean la “similitud” que encuentra D. Mario, entre Efe. 3:8 y Mat. 11:11, en la siguiente afirmación, transcrita de su artículo:
“Ahora observe la similitud: Pablo dice que es “…menos que el más pequeño de todos los santos” y de Juan Bautista se dice: “…pero el más pequeño EN EL REINO de los cielos, mayor es que él”.”
O sea, exactamente el mismo parecido que un huevo a una castaña, porque vamos a ver D. Mario: cuando Pablo menciona en Efe. 3:8, ser “menos que el más pequeño de todos los santos”, no se excluye de ninguna manera de ese grupo, sino que solo afirma y en un despliegue de modestia, ser eso: el más pequeño de entre los pequeños de ellos, puesto que Pablo ya era un apóstol (1 Cor. 15:9), luego ya formaba parte de ese grupo y designado además, directamente por Jesucristo, no lo olvidemos; luego sus palabras no pueden significar otra cosa. Mientras que las palabras de Jesús en Mat. 11:11 y dirigidas a Juan el Bautista, sí son exclusivas, ya que si el más pequeño en el reino, ya era mayor que él, solo el razonamiento lógico lo deja ya de forma automática, fuera del mismo. Porque imaginémonos y a título de ejemplo, a un señor que quiere entrar a formar parte de determinada sociedad u organización y que cuando se presenta a solicitar su admisión, le dicen lo siguiente y para entendernos: “Oiga, es que el más tonto de los que hay dentro, ya es mucho más listo que usted.” ¿Le queda alguna duda, querido lector, de que es lo que le han querido decir al caballero en cuestión? Pues que no tiene cabida en esa sociedad ¿o no es así?...... pues eso es exactamente, lo que Jesús dijo de Juan y no porque fuera un impío, D. Mario, sino porque Jesús sabía que moriría antes de que se pusieran en marcha los requisitos que él demandaba en aquellos que tenían que compartir su gobernación real; luego al no cumplir con las exigencias requeridas, quedaba fuera del gobierno del reino, al igual que los Abraham, Jacob, Moisés, Noé, David, Daniel y tantísimos otros, que tampoco las cumplían. Tan sencillo como eso, amigo Mario y por muchas vueltas que usted y el amigo Rivas, le den.
Y si bien es cierto, que Pablo, como Juan el Bautista, no anduvieron con Cristo durante todo su ministerio, ni fueron testigos presenciales de todo lo que Jesús hizo y dijo, como sí lo fueron el resto de sus apóstoles y que además, Pablo tenía en su contra, como hemos dicho, que había perseguido a los discípulos de Jesús y llevó a la muerte a algunos de ellos, no es menos cierto que Pablo sí fue bautizado en agua y en espíritu (los dos requisitos impuestos por Jesús en Juan 3:5), según nos relata Hech. 9:17-19 y por tanto, reconocido como Hijo adoptivo de Dios, hermano de Jesucristo y co-heredero del reino:
“Porque ustedes no recibieron un espíritu de esclavitud que ocasione temor de nuevo, sino que recibieron un espíritu de adopción como hijos, espíritu por el cual clamamos: “¡Abba, Padre!”. 16 El espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. 17 Pues, si somos hijos, también somos herederos: herederos por cierto de Dios, pero coherederos con Cristo, con tal que suframos juntamente para que también seamos glorificados juntamente.” (Rom. 8:16-17).
Y este no fue, obviamente, el caso de Juan el Bautista y resto de personajes citados. Pero es que además, Pablo fue escogido directamente por Jesucristo (a quién Pablo vio resucitado y experimentó personalmente los poderes de su manifestación) igual que había hecho mientras estuvo en esta tierra, en el caso de sus doce apóstoles:
“Pero Ananías contestó: “Señor, he oído de muchos acerca de este varón, cuántas cosas perjudiciales hizo a tus santos en Jerusalén. 14 Y aquí tiene autoridad de parte de los sacerdotes principales para poner en cadenas a todos los que invocan tu nombre”. 15 Pero el Señor le dijo: “Ponte en camino, porque este hombre me es un vaso escogido para llevar mi nombre a las naciones así como a reyes y a los hijos de Israel. 16 Porque le mostraré claramente cuántas cosas tendrá que sufrir por mi nombre”. (Hech. 9:13-16).
Y de nuevo, este no fue, el caso de Juan el Bautista, sino que más bien fue excluido de la carrera a la gobernación del reino, por el propio Jesús, según Mat. 11:11 y diga lo que diga el Sr. Olcese. Porque no entendemos que de difícil tienen esas palabras de Jesús y que entiende todo el mundo (menos D. Mario, por supuesto), que puedan inducir a una conclusión errada, acerca de ese pasaje de Mateo en concreto, como afirma dicho caballero en un momento de su artículo y en donde, según él, algunos hemos concluido que ese gran profeta de Dios no entrará al reino como rey o gobernante, cuando la realidad es que eso lo dice el entero contexto general de las Escrituras y como ya le hemos mostrado en anteriores artículos. Y por otra parte es absolutamente falso y si se refiere a nosotros, que hayamos dicho que Juan el Bautista no estará en el reino de Dios como súbdito del mismo, sino más bien al contrario: siempre hemos afirmado que sí estará y además, en una posición de privilegio. En cuanto a eso de “la mesa del reino”, le recomendamos que antes de repetir ese argumento de nuevo, se dé una vuelta por un comentario que publicamos acerca de esa cuestión, titulado “La “mesa” del reino de Dios”…… y si no está de acuerdo, pues nos lo dice y tan amigos, pero eso sí: si puede ser, con textos bíblicos por delante.
MABEL
Porque ¿ha leído usted querido lector, lo último que acaba de publicar dicho caballero, en respuesta a una supuesta pregunta, que un supuesto lector le ha dirigido? Lo tiene publicado en un escrito titulado “Una reflexión adicional sobre Juan el Bautista…….”, con fecha 12/02/11 y repetimos, como respuesta a una supuesta pregunta de un tal J.M.V. de Santiago de Chile (Rep. de Chile) y lo cual nos llena de alegría, porque ignorábamos que se nos leyera en esos lejanos y a la vez queridos países hermanos; y lo entendemos así, ya que nosotros en este blog y hasta donde sabemos, somos los únicos que nos pronunciamos en el sentido de la pregunta formulada. Y respuesta en la que D. Mario, se reafirma “erre que erre”, en su más que discutible conclusión de que Mateo 11:11, no dice aquello que hasta el tonto que asó la manteca entiende que dice (y dicho sea esto último como expresión puramente metafórica). Ello sin embargo y faltaría más, sin haber tenido la delicadeza de antes de reafirmarse en dicha opinión, rebatirnos (aunque solo fuera un poquito y para disimular) el planteamiento que le hicimos el día 6 en el tema titulado “¿Qué dice realmente, Mateo 11:11?” y cosa que de haber podido hacer, es obvio que ya habría hecho y lo cual nos da a entender, que nosotros tenemos razón…… perdón, la Biblia tiene razón.
Luego y siendo esto así, el problema al que se enfrenta el Sr. Olcese, es que en su insistencia por afirmar que Juan el Bautista sí estará en ese gobierno del reino, está llamando mentiroso a Jesús, porque le desmiente la afirmación que éste hizo en Juan 3:5:
“Jesús contestó: “Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.”
Y puesto que, según propia afirmación del Sr. Olcese, Jesús vino a buscar a aquellos que con él tenían que gobernar (ver nuestro artículo de referencia), esos dos requisitos, por demás imprescindibles, iban dirigidos precisamente a esos que en su momento formarían parte de ese gobierno. Y dado que los tales requisitos solo estuvieron accesibles, a partir del Pentecostés de 33 EC y que iniciaron con el derramamiento, o bautismo en Espíritu Santo sobre los apóstoles y tiempo después de la muerte de Juan el Bautista, este no pudo de ninguna manera acceder a los mismos y, en lógica consecuencia, no podía formar parte de ese gobierno del reino, porque no cumplía con esa exigencia de Jesús. Eso por supuesto y como hemos dicho, si Jesús no nos mintió y asunto que ha dejado perfectamente resuelto el Sr. Olcese: Jesús sí nos mintió…… o nos miente D. Mario, claro.
Y por cierto, quizás a D. Mario no le irían mal unas clases de lectura en lengua española, ya que se evitaría ponerse en evidencia como lo ha hecho en esta ocasión, al contrastar o relacionar directamente Efe. 3:8, con Mat. 11:11 y que, en realidad, están hablando de cosas totalmente distintas. Porque en ese pasaje de Efesios, el apóstol Pablo, se pronuncia en los siguientes términos:
“A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo.”
Y declaración que en sí misma de ninguna manera lo excluye de ese grupo de privilegiados, ya que lo que dice Pablo, es que él se consideraba el más pequeño entre los pequeños del grupo de los santos y por lo que esas palabras en boca del propio Pablo, no eran más que una manifestación de humildad e inducida probablemente, por su actitud anterior y que le llevó a perseguir a los seguidores de Jesús y hecho que reconoció en algunas ocasiones. Pero que repetimos, palabras que en sí mismas para nada lo excluían de ese grupo de “santos” y expresión que hacía referencia a los apóstoles de Jesús (como veremos más adelante), ya que el propio Pablo y como se da a entender en esta misma frase en cuestión, ya era apóstol, “enviado a anunciar entre los gentiles el evangelio”, luego miembro del grupo de los santos y encima, el más prominente de todos ellos, aunque su pasado de manera personal le afectara. Y eso se dice en la misma frase que D. Mario, usa para excluir a Pablo del reino y que ya son narices. Pero es que además, la veracidad de nuestra afirmación sobre cuál era el sentido de las palabras que Pablo dirigió a los efesios, queda de manifiesto y en apoyo de nuestro argumento, en el siguiente pasaje que leeremos y escrito unos cinco años antes de la carta a la congregación de Efeso y en la que Pablo, va exactamente en la misma línea:
“Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles y no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la congregación de Dios. 10 Mas por la bondad inmerecida de Dios soy lo que soy (o sea, apóstol). Y su bondad inmerecida que fue para conmigo no resultó ser en vano, sino que trabajé laboriosamente mucho más que todos ellos, pero no yo, sino la bondad inmerecida de Dios que está conmigo.” (1 Cor. 15:9-10).
Luego estas palabras de Pablo, dirigidas a los miembros de la congregación de Corinto, es obvio que nos aclaran lo que quiso decir cinco años después, en las palabras que dirigió a los efesios y que nos ha citado el Sr. Olcese. Sin embargo, en el caso de Mat. 11:11, estaríamos hablando de otra cosa, porque en esta ocasión Jesús estaba señalando que Juan, al ser menor que el más pequeño de los que formarían parte de ese gobierno del reino, obviamente no podía estar entre esos santos o elegidos. Porque a eso se refería Jesús y circunstancia que explicamos en nuestro anterior artículo “¿Qué dice realmente, Mateo 11:11?” y que por cierto, planteamiento del que el Sr. Olcese no nos dice ni mú. O sea, que podríamos resumirlo diciendo que Juan el Bautista, siendo cierto que fue el más grande profeta y el mayor entre los nacidos de mujer, era menor que el último de la fila en ese privilegiado grupo de Hijos de Dios.
Y es que prescindiendo de la importancia que hubieran tenido en vida y que por ejemplo, tenemos de entre los apóstoles a algunos de destacadísimos como Pedro o Juan y otros, de los que conocemos solo su nombre, como Tadeo o Simón y por no hablar de otros que les siguieron y que ni siquiera se nombran en las Escrituras, de lo que estaríamos hablando, es de que sin embargo todos ellos habían sido reconocidos como Hijos adoptivos de Dios, por tanto hechos hermanos de Cristo y en consecuencia, co-herederos del reino en calidad de reyes y sacerdotes de Dios. Y es que ellos habían recibido el espíritu de adopción como Hijos de Dios y Juan no, porque había muerto para antes de que el tal espíritu de adopción, empezara a impartirse…… aunque para D. Mario, eso quizás sea una minucia. Pero resulta que esa “minucia”, el haber recibido o no, ese reconocimiento como Hijo adoptivo de Dios y que daba acceso a reinar con Cristo, es lo que hacía al más humilde de entre ellos y prescindiendo de la prominencia que hubiera tenido en vida y con respecto de otros (Juan el Bautista, por ejemplo), infinitamente más grande que aquellos que no recibieron el tal reconocimiento y que en consecuencia, solo podían heredar el reino en calidad de súbditos del mismo. Y eso, que es lo que dice la Biblia, la lógica y el sentido común, es lo que quiso mostrar Jesús en Mat. 11:11.
Entonces y lejos de ser nosotros los que queremos torcer las palabras del apóstol, que en definitiva sería torcer el sentido correcto de las Escrituras y debido a prejuicios infundados o a doctrinas prefabricadas por sectarios (ya ven que hemos entendido la indirecta), es D. Mario el que en un alarde de analfabetismo bíblico, mezcla churras con merinas, relacionando una simple expresión de humildad del apóstol Pablo (aunque y poniéndose la venda antes que le inflijan le herida, niegue ese extremo en su último párrafo), con una clara afirmación de Jesús, en el sentido que Juan no estaría en ese gobierno del reino, para intentar hacernos creer algo que de ninguna manera refleja el texto sagrado; porque esos dos pasajes hablan de cosas totalmente diferentes. Pero que sin embargo y de forma, si se nos permite, un tanto obcecada, vean la “similitud” que encuentra D. Mario, entre Efe. 3:8 y Mat. 11:11, en la siguiente afirmación, transcrita de su artículo:
“Ahora observe la similitud: Pablo dice que es “…menos que el más pequeño de todos los santos” y de Juan Bautista se dice: “…pero el más pequeño EN EL REINO de los cielos, mayor es que él”.”
O sea, exactamente el mismo parecido que un huevo a una castaña, porque vamos a ver D. Mario: cuando Pablo menciona en Efe. 3:8, ser “menos que el más pequeño de todos los santos”, no se excluye de ninguna manera de ese grupo, sino que solo afirma y en un despliegue de modestia, ser eso: el más pequeño de entre los pequeños de ellos, puesto que Pablo ya era un apóstol (1 Cor. 15:9), luego ya formaba parte de ese grupo y designado además, directamente por Jesucristo, no lo olvidemos; luego sus palabras no pueden significar otra cosa. Mientras que las palabras de Jesús en Mat. 11:11 y dirigidas a Juan el Bautista, sí son exclusivas, ya que si el más pequeño en el reino, ya era mayor que él, solo el razonamiento lógico lo deja ya de forma automática, fuera del mismo. Porque imaginémonos y a título de ejemplo, a un señor que quiere entrar a formar parte de determinada sociedad u organización y que cuando se presenta a solicitar su admisión, le dicen lo siguiente y para entendernos: “Oiga, es que el más tonto de los que hay dentro, ya es mucho más listo que usted.” ¿Le queda alguna duda, querido lector, de que es lo que le han querido decir al caballero en cuestión? Pues que no tiene cabida en esa sociedad ¿o no es así?...... pues eso es exactamente, lo que Jesús dijo de Juan y no porque fuera un impío, D. Mario, sino porque Jesús sabía que moriría antes de que se pusieran en marcha los requisitos que él demandaba en aquellos que tenían que compartir su gobernación real; luego al no cumplir con las exigencias requeridas, quedaba fuera del gobierno del reino, al igual que los Abraham, Jacob, Moisés, Noé, David, Daniel y tantísimos otros, que tampoco las cumplían. Tan sencillo como eso, amigo Mario y por muchas vueltas que usted y el amigo Rivas, le den.
Y si bien es cierto, que Pablo, como Juan el Bautista, no anduvieron con Cristo durante todo su ministerio, ni fueron testigos presenciales de todo lo que Jesús hizo y dijo, como sí lo fueron el resto de sus apóstoles y que además, Pablo tenía en su contra, como hemos dicho, que había perseguido a los discípulos de Jesús y llevó a la muerte a algunos de ellos, no es menos cierto que Pablo sí fue bautizado en agua y en espíritu (los dos requisitos impuestos por Jesús en Juan 3:5), según nos relata Hech. 9:17-19 y por tanto, reconocido como Hijo adoptivo de Dios, hermano de Jesucristo y co-heredero del reino:
“Porque ustedes no recibieron un espíritu de esclavitud que ocasione temor de nuevo, sino que recibieron un espíritu de adopción como hijos, espíritu por el cual clamamos: “¡Abba, Padre!”. 16 El espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. 17 Pues, si somos hijos, también somos herederos: herederos por cierto de Dios, pero coherederos con Cristo, con tal que suframos juntamente para que también seamos glorificados juntamente.” (Rom. 8:16-17).
Y este no fue, obviamente, el caso de Juan el Bautista y resto de personajes citados. Pero es que además, Pablo fue escogido directamente por Jesucristo (a quién Pablo vio resucitado y experimentó personalmente los poderes de su manifestación) igual que había hecho mientras estuvo en esta tierra, en el caso de sus doce apóstoles:
“Pero Ananías contestó: “Señor, he oído de muchos acerca de este varón, cuántas cosas perjudiciales hizo a tus santos en Jerusalén. 14 Y aquí tiene autoridad de parte de los sacerdotes principales para poner en cadenas a todos los que invocan tu nombre”. 15 Pero el Señor le dijo: “Ponte en camino, porque este hombre me es un vaso escogido para llevar mi nombre a las naciones así como a reyes y a los hijos de Israel. 16 Porque le mostraré claramente cuántas cosas tendrá que sufrir por mi nombre”. (Hech. 9:13-16).
Y de nuevo, este no fue, el caso de Juan el Bautista, sino que más bien fue excluido de la carrera a la gobernación del reino, por el propio Jesús, según Mat. 11:11 y diga lo que diga el Sr. Olcese. Porque no entendemos que de difícil tienen esas palabras de Jesús y que entiende todo el mundo (menos D. Mario, por supuesto), que puedan inducir a una conclusión errada, acerca de ese pasaje de Mateo en concreto, como afirma dicho caballero en un momento de su artículo y en donde, según él, algunos hemos concluido que ese gran profeta de Dios no entrará al reino como rey o gobernante, cuando la realidad es que eso lo dice el entero contexto general de las Escrituras y como ya le hemos mostrado en anteriores artículos. Y por otra parte es absolutamente falso y si se refiere a nosotros, que hayamos dicho que Juan el Bautista no estará en el reino de Dios como súbdito del mismo, sino más bien al contrario: siempre hemos afirmado que sí estará y además, en una posición de privilegio. En cuanto a eso de “la mesa del reino”, le recomendamos que antes de repetir ese argumento de nuevo, se dé una vuelta por un comentario que publicamos acerca de esa cuestión, titulado “La “mesa” del reino de Dios”…… y si no está de acuerdo, pues nos lo dice y tan amigos, pero eso sí: si puede ser, con textos bíblicos por delante.
MABEL
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viernes, 11 de febrero de 2011
Pero, vamos a ver D. Javier…
… si conseguimos aclararnos: lo que nosotros desearíamos y ya a estas alturas, nos imaginamos que medio Universo, es que respondiera de una vez por todas, en que resurrección de las dos que usted interpreta que nos habla Juan 5:28-29, nos coloca a Juan el Bautista y si es capaz de ello…… vamos. Y le rogamos no se sienta molesto por nuestra insistencia, pero es que estamos hablando de una enseñanza bíblica por usted impartida y que a nuestro entender es falsa…… repetimos: es falsa ¿se entera de dónde está el problema? Y por supuesto, no se preocupe que no voy a alterar en absoluto los términos de los dos correos que me ha mandado, sino que como hago siempre, los voy a publicar tal cual.
Y es que el citado caballero, queridos amigos, de nuevo se ha descolgado en responder de manera personal y de incognito, mediante dos correos, al artículo que le dediqué hace unos días (el día 7) “Con permiso de los asnos…… ¿no D. Javier?” y en respuesta a un escrito suyo en el que me comparaba con tan noble animal, pero obviando por supuesto, el asunto de la nobleza. El primero de ellos, queridos lectores, lo he recibido hoy viernes, día 11, a las 9’34 y en los siguientes términos:
“Autor : Javicho Rivas (IP: 201.143.75.198 , 201.143.75.198.dsl.dyn.telnor.net)
Correo electrónico : javier_2400@hotmail.com
URL :
Whois : http://whois.arin.net/rest/ip/201.143.75.198
Comentario:
Eres una parodia de la verdad, en serio... no tienes cura Hijo de la Watchtower.... y no lo borres... dejadlo de esa manera, que yo no me escondo de nadie.”
Y menos mal que se ha quedado en hijo de la Watchtower, porque ya me imaginaba lo peor. El segundo correo, 16 minutos después y en el que se me decía lo siguiente:
“Autor : Javicho Rivas (IP: 201.143.75.198 , 201.143.75.198.dsl.dyn.telnor.net)
Correo electrónico : javier_2400@hotmail.com
URL :
Whois : http://whois.arin.net/rest/ip/201.143.75.198
Comentario:
Armando... consideras a los TJ como una secta?
Tienes los comentarios en apertura; tus seguidores, tal vez, quisieran saber que opinas de este grupo torcido religioso de donde te corrieron...no me los dijiste de ese modo? Esperamos tu respuesta.”
Y claro, a mí se me ocurre preguntarle a D. Javier, que si como dice en su primer correo, yo soy una parodia de la verdad ¿por qué no me desmiente y me deja en ridículo ante mis posibles lectores, mediante el responder a esa pregunta y de la que por cierto, huye como gato del agua caliente? Es más, acabo de publicar uno defendiendo mi punto de vista acerca de Mat. 11:11 y pasaje del que parto para sostener mi tesis de que Juan el Bautista no gobernará con Cristo en el reino y del que no dice ni pio. Pregunta además y volviendo a la misma, de total implicación bíblica y por lo tanto, entendemos que importante; sin embargo, el citado caballero parece más interesado en conocer mi opinión acerca de los TJ, que dar atención a la misma; en fin, para gustos dicen que están los colores. Pero que no se preocupe, que mis seguidores (suponiendo que los tenga y que ya es mucho suponer) ya conocen mi opinión sobre los TJ y que no hace mucho, dejé perfectamente clara en un artículo en el que mencionaba al Sr. Lavasori y en el que alababa la rigurosidad de la que siempre ha hecho gala al tratar sobre esa secta, organización o sociedad (como quiera llamarla D. Javier, que a mí me da igual) y en la que me pronunciaba de acuerdo casi al 100%, en sus denuncias. Y si no estaba de acuerdo en el 100% de las mismas, es sencillamente porque al momento de denunciar a esos señores, en las pocas veces que desde este blog lo hemos hecho, siempre hemos distinguido entre sus miembros de a pie y sus dirigentes, o sea, de anciano para arriba y circunstancia, que algunas veces pasaba por alto el Sr. Lavasori. Por lo demás, suscribo totalmente los contenidos de los videos o artículos del citado autor con referencia a esa organización y con lo cual, creo que mi posición, queda perfectamente clarificada…… ¿o no?
Y es cierto que no nos hemos dedicado a esa actividad de denunciar a los TJ, porque no es esta la finalidad de este blog, para eso ya está o estaba el citado Sr. Lavasori y otros. Nosotros lo que pretendemos, es mediante contrastar supuestas enseñanzas verdaderas, con lo que realmente dicen las Escrituras, explicar lo que nosotros entendemos como verdad: si estamos equivocados, pues se nos corrige y tan amigos; y si tenemos razón, pues alguien se beneficiará. La cuestión es que hasta el momento, ninguno de nuestros planteamientos ha sido rebatido de forma razonable y con fundamento, como por ejemplo, el que publicamos el día 6 y en el que le explicábamos a Apologista Mario Olcese, que efectivamente Mat. 11:11 si dice, que Juan el Bautista no estará en el gobierno del reino…… si Jesús no nos mintió en Juan 3:5, claro. Y al que, repetimos, el Sr. Rivas una vez más ha dado muestra de su incapacidad manifiesta para responder a objeciones serias…… para él parodias, pero a las que no puede responder, ya que de lo contrario, tengan por seguro que ya lo habría hecho.
Y con lo cual, continúa en pie nuestra afirmación en el sentido de que Juan el Bautista no formará parte de ese ya próximo gobierno del reino de Dios…… y el Sr. Rivas, preocupándose de si los TJ, son una secta o una organización folklórica, cuando lo que le estamos diciendo con eso, es que está impartiendo una enseñanza falsa. Porque la verdadera cuestión de fondo, es que dicho caballero es incapaz de responder a nuestras reiteradas demandas de respuesta a la pregunta en cuestión, no porque no conozca la respuesta a dicha pregunta, porque maleducado el personaje en cuestión podrá serlo, como fehacientemente a demostrado, pero tonto no y por lo tanto sabe que la respuesta correcta a la misma, le obliga a cambiar su enfoque acerca de las dos resurrecciones de Juan 5:28-29 y reconocer que está equivocado en su planteamiento; por eso y pasado un año, continúan sin ser atendidas nuestra pretensiones: ese es el verdadero problema. Pero lo gracioso (que maldita la gracia que nos hace), es que lejos de atender a esa cuestión de una vez por todas o de intentar en su defecto, objetar a ese artículo que recientemente hemos publicado sobre Mat. 11:11, defendiendo así (por lo menos intentarlo por aquello de si cuela, cuela) su postura, nos manda esos correos personales y en un claro reconocimiento de la tremenda ignorancia que en asuntos bíblicos tiene dicho caballero, así como de una demostrada incapacidad para afrontar en un momento dado una objeción, medianamente bien planteada.
Y lo que más nos sorprende, lo reconocemos, es que nadie de su entorno, absolutamente nadie, se ha descolgado en dar respuesta a esa pregunta que en su día (más de un año) le formulábamos al Sr. Rivas. Bueno, habría que hacer la salvedad de Mario Olcese, que por lo menos publicó un artículo en el que ponía en cuestión el sentido que nosotros le damos al pasaje de Mat. 11.11, o sea, que de manera un tanto indirecta, intentó salir en su defensa; pero los Sres. Dávila, Apolos, Buzzard, Morales, etc., no han dicho aún esta boca es mía. Y dado que estaríamos hablando de una posible enseñanza falsa, los citados personajes y en su condición de evangelistas y “ungidos” (así se definen), tendrían que salir a la palestra y poner un poco de orden en este gallinero. Pero no se preocupen que no parece que vaya a caer esa breva: dárselas de eruditos, evangelistas, conferenciantes, maestros bíblicos, o sea, ponerse galones….. los que quieran; pero poner esos supuestos conocimientos al servicio de Jehová y ocuparse de enseñar al personal, como que parece que les coge muy lejos.
Dicho esto y ya manifestada mi posición acerca de los TJ, que ni me interesan ni me importan y dicho sea, con todos los respetos (solo pretendo posicionarme), de nuevo me dirijo a D. Javier en el sentido de…… y de lo mío ¿qué? ¿En qué resurrección me mete a Juan el Bautista? y es que entiendo que como mínimo y por vergüenza torera, tendría que decir públicamente algo sobre el tema, aunque solo fuera por respeto a sus lectores y que asisten asombrados al espectáculo de cómo le ponen la cara roja de continuo, afeándole su falta de capacidad en responder a un tema bíblico; porque claro, para todo un estudioso de las Escrituras, evangelista, erudito, maestro bíblico y no sé cuantas cosas más (y conste que no me invento nada, ya que esa información la tiene en sus blogs), aquello que se dice demasiado bien, pues sinceramente no queda. Y no creemos que el insulto y la descalificación personal sea la salida más adecuada; ahora bien, cierto es que cada uno se defiende como puede y sabe.
Armando López Golart
… si conseguimos aclararnos: lo que nosotros desearíamos y ya a estas alturas, nos imaginamos que medio Universo, es que respondiera de una vez por todas, en que resurrección de las dos que usted interpreta que nos habla Juan 5:28-29, nos coloca a Juan el Bautista y si es capaz de ello…… vamos. Y le rogamos no se sienta molesto por nuestra insistencia, pero es que estamos hablando de una enseñanza bíblica por usted impartida y que a nuestro entender es falsa…… repetimos: es falsa ¿se entera de dónde está el problema? Y por supuesto, no se preocupe que no voy a alterar en absoluto los términos de los dos correos que me ha mandado, sino que como hago siempre, los voy a publicar tal cual.
Y es que el citado caballero, queridos amigos, de nuevo se ha descolgado en responder de manera personal y de incognito, mediante dos correos, al artículo que le dediqué hace unos días (el día 7) “Con permiso de los asnos…… ¿no D. Javier?” y en respuesta a un escrito suyo en el que me comparaba con tan noble animal, pero obviando por supuesto, el asunto de la nobleza. El primero de ellos, queridos lectores, lo he recibido hoy viernes, día 11, a las 9’34 y en los siguientes términos:
“Autor : Javicho Rivas (IP: 201.143.75.198 , 201.143.75.198.dsl.dyn.telnor.net)
Correo electrónico : javier_2400@hotmail.com
URL :
Whois : http://whois.arin.net/rest/ip/201.143.75.198
Comentario:
Eres una parodia de la verdad, en serio... no tienes cura Hijo de la Watchtower.... y no lo borres... dejadlo de esa manera, que yo no me escondo de nadie.”
Y menos mal que se ha quedado en hijo de la Watchtower, porque ya me imaginaba lo peor. El segundo correo, 16 minutos después y en el que se me decía lo siguiente:
“Autor : Javicho Rivas (IP: 201.143.75.198 , 201.143.75.198.dsl.dyn.telnor.net)
Correo electrónico : javier_2400@hotmail.com
URL :
Whois : http://whois.arin.net/rest/ip/201.143.75.198
Comentario:
Armando... consideras a los TJ como una secta?
Tienes los comentarios en apertura; tus seguidores, tal vez, quisieran saber que opinas de este grupo torcido religioso de donde te corrieron...no me los dijiste de ese modo? Esperamos tu respuesta.”
Y claro, a mí se me ocurre preguntarle a D. Javier, que si como dice en su primer correo, yo soy una parodia de la verdad ¿por qué no me desmiente y me deja en ridículo ante mis posibles lectores, mediante el responder a esa pregunta y de la que por cierto, huye como gato del agua caliente? Es más, acabo de publicar uno defendiendo mi punto de vista acerca de Mat. 11:11 y pasaje del que parto para sostener mi tesis de que Juan el Bautista no gobernará con Cristo en el reino y del que no dice ni pio. Pregunta además y volviendo a la misma, de total implicación bíblica y por lo tanto, entendemos que importante; sin embargo, el citado caballero parece más interesado en conocer mi opinión acerca de los TJ, que dar atención a la misma; en fin, para gustos dicen que están los colores. Pero que no se preocupe, que mis seguidores (suponiendo que los tenga y que ya es mucho suponer) ya conocen mi opinión sobre los TJ y que no hace mucho, dejé perfectamente clara en un artículo en el que mencionaba al Sr. Lavasori y en el que alababa la rigurosidad de la que siempre ha hecho gala al tratar sobre esa secta, organización o sociedad (como quiera llamarla D. Javier, que a mí me da igual) y en la que me pronunciaba de acuerdo casi al 100%, en sus denuncias. Y si no estaba de acuerdo en el 100% de las mismas, es sencillamente porque al momento de denunciar a esos señores, en las pocas veces que desde este blog lo hemos hecho, siempre hemos distinguido entre sus miembros de a pie y sus dirigentes, o sea, de anciano para arriba y circunstancia, que algunas veces pasaba por alto el Sr. Lavasori. Por lo demás, suscribo totalmente los contenidos de los videos o artículos del citado autor con referencia a esa organización y con lo cual, creo que mi posición, queda perfectamente clarificada…… ¿o no?
Y es cierto que no nos hemos dedicado a esa actividad de denunciar a los TJ, porque no es esta la finalidad de este blog, para eso ya está o estaba el citado Sr. Lavasori y otros. Nosotros lo que pretendemos, es mediante contrastar supuestas enseñanzas verdaderas, con lo que realmente dicen las Escrituras, explicar lo que nosotros entendemos como verdad: si estamos equivocados, pues se nos corrige y tan amigos; y si tenemos razón, pues alguien se beneficiará. La cuestión es que hasta el momento, ninguno de nuestros planteamientos ha sido rebatido de forma razonable y con fundamento, como por ejemplo, el que publicamos el día 6 y en el que le explicábamos a Apologista Mario Olcese, que efectivamente Mat. 11:11 si dice, que Juan el Bautista no estará en el gobierno del reino…… si Jesús no nos mintió en Juan 3:5, claro. Y al que, repetimos, el Sr. Rivas una vez más ha dado muestra de su incapacidad manifiesta para responder a objeciones serias…… para él parodias, pero a las que no puede responder, ya que de lo contrario, tengan por seguro que ya lo habría hecho.
Y con lo cual, continúa en pie nuestra afirmación en el sentido de que Juan el Bautista no formará parte de ese ya próximo gobierno del reino de Dios…… y el Sr. Rivas, preocupándose de si los TJ, son una secta o una organización folklórica, cuando lo que le estamos diciendo con eso, es que está impartiendo una enseñanza falsa. Porque la verdadera cuestión de fondo, es que dicho caballero es incapaz de responder a nuestras reiteradas demandas de respuesta a la pregunta en cuestión, no porque no conozca la respuesta a dicha pregunta, porque maleducado el personaje en cuestión podrá serlo, como fehacientemente a demostrado, pero tonto no y por lo tanto sabe que la respuesta correcta a la misma, le obliga a cambiar su enfoque acerca de las dos resurrecciones de Juan 5:28-29 y reconocer que está equivocado en su planteamiento; por eso y pasado un año, continúan sin ser atendidas nuestra pretensiones: ese es el verdadero problema. Pero lo gracioso (que maldita la gracia que nos hace), es que lejos de atender a esa cuestión de una vez por todas o de intentar en su defecto, objetar a ese artículo que recientemente hemos publicado sobre Mat. 11:11, defendiendo así (por lo menos intentarlo por aquello de si cuela, cuela) su postura, nos manda esos correos personales y en un claro reconocimiento de la tremenda ignorancia que en asuntos bíblicos tiene dicho caballero, así como de una demostrada incapacidad para afrontar en un momento dado una objeción, medianamente bien planteada.
Y lo que más nos sorprende, lo reconocemos, es que nadie de su entorno, absolutamente nadie, se ha descolgado en dar respuesta a esa pregunta que en su día (más de un año) le formulábamos al Sr. Rivas. Bueno, habría que hacer la salvedad de Mario Olcese, que por lo menos publicó un artículo en el que ponía en cuestión el sentido que nosotros le damos al pasaje de Mat. 11.11, o sea, que de manera un tanto indirecta, intentó salir en su defensa; pero los Sres. Dávila, Apolos, Buzzard, Morales, etc., no han dicho aún esta boca es mía. Y dado que estaríamos hablando de una posible enseñanza falsa, los citados personajes y en su condición de evangelistas y “ungidos” (así se definen), tendrían que salir a la palestra y poner un poco de orden en este gallinero. Pero no se preocupen que no parece que vaya a caer esa breva: dárselas de eruditos, evangelistas, conferenciantes, maestros bíblicos, o sea, ponerse galones….. los que quieran; pero poner esos supuestos conocimientos al servicio de Jehová y ocuparse de enseñar al personal, como que parece que les coge muy lejos.
Dicho esto y ya manifestada mi posición acerca de los TJ, que ni me interesan ni me importan y dicho sea, con todos los respetos (solo pretendo posicionarme), de nuevo me dirijo a D. Javier en el sentido de…… y de lo mío ¿qué? ¿En qué resurrección me mete a Juan el Bautista? y es que entiendo que como mínimo y por vergüenza torera, tendría que decir públicamente algo sobre el tema, aunque solo fuera por respeto a sus lectores y que asisten asombrados al espectáculo de cómo le ponen la cara roja de continuo, afeándole su falta de capacidad en responder a un tema bíblico; porque claro, para todo un estudioso de las Escrituras, evangelista, erudito, maestro bíblico y no sé cuantas cosas más (y conste que no me invento nada, ya que esa información la tiene en sus blogs), aquello que se dice demasiado bien, pues sinceramente no queda. Y no creemos que el insulto y la descalificación personal sea la salida más adecuada; ahora bien, cierto es que cada uno se defiende como puede y sabe.
Armando López Golart
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