¡He dicho!
Más bien, ha dicho poco…… ¿no cree D. Mario? Aunque antes de entrar en materia, es de justicia agradecer la prontitud con que nuestra pregunta ha sido atendida y agradecimiento que obviamente manifestamos. Pero también tenemos que recriminarle algo a dicho caballero y que de honesto no tiene nada (no el personaje, sino el hecho), como es el que añada palabras a nuestro comentario que no constan en el texto original y en un intento de, como siempre y para “variar”, ir condicionando y “dirigiendo” mediante frases debidamente manipuladas, el punto de vista del lector. Porque en nuestro comentario original y que el Sr. Olcese transcribe, al final del mismo no aparece la frase: “…… así que no cabe la supuesta “degradación” de David a la condición de vasallo, tal como usted sostiene, porque él nunca tuvo un reino.” Y es que nosotros nunca hemos hecho semejante afirmación (al menos es ese contexto), pero que si por otra parte, esa frase nos la dirige él a nosotros, entonces está de sobra el artículo que publica, porque nos está dando la razón absoluta en todo nuestro planteamiento. Dicho lo cual, pasemos al tema que nos ocupa, porque si bien es cierto que nuestra pregunta ha sido, digamos en términos de temporalidad, atendida debidamente, no así en cuanto a su contenido: sencillamente el Sr. Olcese, no ha respondido a ninguna de las objeciones que, apoyadas en los correspondientes textos bíblicos, le formulábamos y lo que es más, no ha respondido a la pregunta que en concreto se le ha planteado.
Porque desde este blog. Sr. Olcese, no solo se ha ideado una salida “relativamente ingeniosa” como usted afirma, sino que ha sido sustentada por textos bíblicos y a los que ni siquiera hace mención, probando con ello que lejos de ser “poco efectiva”, lo ha sido lo suficiente como para que no pudiera rebatir ni uno solo de los citados textos. Porque se trata de eso D. Mario: que demuestre que los textos bíblicos en los que nos apoyamos son incorrectos y no que nos cuente acerca de lo que usted cree o no cree sobre el tema que tratamos; veamos:
Le citábamos de 1 Cró. 29:23, en donde se nos habla de que los diferentes reyes (incluyendo a David), que se sentaban en el trono de Jehová, gobernaban en su nombre, luego el reino sería de Jehová, no de los distintos reyes...... pero no nos dice nada del significado de ese texto.
Le hablábamos de que David no fue ungido como Hijo de Dios, como él con tanta vehemencia nos afirmaba y sobre el que apoya buena parte de su planteamiento, sino que solo fue “ungido” como rey de Israel, citándole de 1 Sam. 16:1 y del que tampoco nos dice nada. Al tiempo que le recordábamos que el primer ser humano reconocido como Hijo de Dios fue Jesús y que siendo eso así, es obvio que David, por no ser hermano de Jesús, no podía heredar el reino y con lo cual, el susodicho planteamiento queda desmontado: pues tampoco nos dice nada de esta razonable argumentación.
Y por supuesto, no responde a nuestra pregunta concreta y que se la repetimos: ¿Cómo debemos entender el Sal. 45:16, con relación a los antepasados de Jesús? y pasaje que nos dice lo siguiente:
“En lugar de tus padres serán tus hijos, a quienes harás príncipes en toda la tierra.”
Y salmo cuyo contenido, repetimos, ya de entrada excluye radicalmente a David de acceder a esa gobernación del reino, pero del que sin embargo el Sr. Olcese no nos dice ni mú…… y esa era la pregunta, D. Mario, o sea, ¿nos la podría responder o es que no sabe cómo hacerlo y por eso, está jugando al despiste? Y es que menos palabrería y más textos bíblicos, en estos asuntos es algo muy recomendable para aclarar las cosas. Porque dicho caballero, sí se enreda en una discusión semántica y liante que nada aclara y en donde nos dice por ejemplo, al inicio del quinto párrafo de su comentario de respuesta, lo siguiente y en un inútil intento de dar fuerza a sus endebles argumentos y negar lo innegable:
“¿Pero es que estoy loco cuando digo que el reino era de David? ¡No lo estoy! Y es que si bien es cierto que el reino es de Yahweh, también es verdad que David recibió y obtuvo la autoridad conferida de parte de Yahweh para su reinado, siendo previamente ungido por Samuel.” (Negritas nuestras).
Y por supuesto que de ninguna manera afirmamos que esté loco, D. Mario ¡nada más lejos de nuestra intención!...... solo decimos que se aclare un poco, por favor, porque ¿era el reino de Yahweh o era de David? Porque si el reino y como él mismo nos reconoce (luego nos da la razón en nuestras afirmaciones), es de Jehová, no puede ser de David, aunque solo fuera porque ese reino ya existía, no solo antes de que David ocupara el puesto de rey, sino antes de que el mismo David hubiera nacido. Y por supuesto que David recibió la autoridad de Jehová para gobernar sobre ese reino y siendo previamente “ungido”, faltaría más…… pero exactamente lo mismo que ocurrió con los demás reyes, no se le olvide: desde Saúl que le precedió y pasando por su hijo Salomón que le sucedió, en adelante…… luego ¿qué nos quiere decir con eso? En todo caso, hecho que solo nos prueba que David fue uno más en la lista de reyes de Israel. Y que el hecho en sí mismo de que Jehová le prometiera que un descendiente suyo, sería un rey prominente en el mismo, no hace de David nada especial, en todo caso el especial es el descendiente. Porque por ejemplo ya solo Salomón, fue más importante como rey que el mismo David (1 Cró. 29:25) y a quien Jehová no le permitió, recordemos, levantarle “una casa”, sino que delegó ese privilegio precisamente en Salomón. Y que no se entienda que pretendemos restarle méritos a David, que con todos sus defectos, que los tuvo, ocupó un lugar destacado en los afectos del Altísimo; sino que lo que pretendemos es desmitificar la cuestión y ver a David como lo que realmente fue: un eslabón más en la cadena de sucesos que tenían que llevar hasta el Mesías prometido. Ver más allá, es querer ver algo que de ninguna manera nos dicen las Escrituras.
Y por otra parte, claro D. Mario que hemos leído Mar. 11:10 y que usted toma coma base para hacer una afirmación, como mínimo objetable:
“¿Es que acaso el amigo Armando López Golart no ha leído esto? Los Judíos mismos llamaron al reino de Yaweh — “El reino de nuestro padre David”. Sí, ‘el reino de Dios’ o ‘el Reino de David’ significan lo mismo para los judíos.” (Negritas nuestras).
Y claro, como el reino de Dios y el reino de David, eran lo mismo para los judíos, fue por eso precisamente que cuando Jesús mandó a sus discípulos a predicar, les ordenó que explicaran a las personas que les escucharan que “el reino de David se había acercado”…… ¿no es eso? Y es que hasta donde nosotros sabemos, porque también lo hemos leído, no fue eso lo que dijo Jesús y que siendo un personaje que sí sabía lo que quería decir y sabía usar las palabras exactas para transmitir aquello que quería que sus oyentes entendieran, nos es mucho más creíble…… y Jesús, jamás mencionó a David con relación a ese reino que él proclamaba como ya cercano:
“Al ir, prediquen, diciendo: “El reino de los cielos se ha acercado”.” (Mat. 10:7).
O en su defecto y como otra variante:
“…… y curen a los enfermos en ella y sigan diciéndoles: “El reino de Dios se ha acercado a ustedes”.” (Luc. 10:9).
Y siendo el caso además, que cuando él mismo (Jesús) inició su predicación, lo hizo con estas palabras:
“Desde entonces (desde que Juan el Bautista, fue arrestado) Jesús comenzó a predicar y a decir: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado.” (Mat. 4:17).
Y nos imaginamos que si Jesús hubiera querido señalar “al reino de David” como un referente de algo, lo habría hecho sin duda alguna; luego cuando no lo hizo.….. por algo sería ¿no cree D. Mario? A lo mejor, pensamos nosotros, para que nadie en un futuro cayera en el error de pensar, al igual que usted, que la supuesta prominencia de David le podía llevar “por derecho” a gobernar también en el reino de Dios (que no de David). Pero veamos otra perla que nos ofrece el amigo Olcese:
“Así que el Sr. López Golart se equivoca crasamente, no sé si de mala fe, o por ignorancia, cuando afirma que el reino de Israel nunca fue de David, o que David nunca tuvo su reino. Si él fue Rey, entonces él tuvo su reino, y por eso el pueblo clamó: “Bendito el reino de nuestro padre David que viene”.” (Negritas nuestras).
Y la duda ofende D. Mario, porque si bien es cierto que por ignorancia podemos cometer muchos errores, no vamos a negarlo, nunca por mala fe. Pero es que visto lo visto, ni por ignorancia le podemos aceptar que los cometamos, porque de ser así, lo razonable es que usted pudiera desmontar fácilmente nuestros argumentos texto a texto…… y no es ese precisamente el caso. Porque permita que le señalemos que el que ha dicho que el reino no era de David sino de Yahweh, ha sido usted al inicio del quinto párrafo de su comentario de respuesta y con lo cual, nos da la razón en nuestra tesis. Y si como también usted afirma, que porque David fue rey, eso significa que ya tuvo un reino, no podemos olvidar que antes el mismo reino estuvo (por cuarenta años) en manos de Saúl, después pasó a manos del mismo David, de Salomón, de Rehoboam, posteriormente de Asá, o Jehosafat, o Jehú, etc., etc.…… y teniendo en cuenta que todos reinaban en nombre de Jehová y todos habían sido “ungidos” para ello ¿de cuál de ellos era el reino? ¿Cuál de esos reyes que ejercieron un reinado por delegación, podría reclamar la titularidad de ese reino?
¿O es que cuando Jesús entró en Jerusalén a lomos de un pollino, como rey de Israel y la gente gritaba “¡Salva rogamos, al Hijo de David!” (Mat. 21:9), eso lo convertía en hijo literal de David? Obviamente no, ya que Jesús continuaba siendo Hijo de Jehová y David su antepasado por línea materna, otra cosa es que desde la perspectiva del pueblo común, era hijo de David, o sea y matizando un poco: descendiente de su antepasado David. Sin embargo, eso no nos lleva a empezar a discutir de quién era hijo realmente Jesús, dijera lo que dijera el pueblo. Pues en el tema que nos ocupa, estaríamos en el mismo caso: a los ojos del pueblo, familiarmente era “el reino de David”, cuando en realidad lo apropiado era hablar del reino de Dios y ahí está el enfoque que Jesús dio al asunto, para certificar nuestra opinión de que eso es así. Jesús sencillamente era el heredero legal del trono de Jehová (1 Cró. 29:23) y que en su día habían ocupado otros, entre ellos David…… y no hay más historia.
Y ¡hombre D. Mario! en cuanto a su último párrafo en el sentido de que nuestra creencia de que esos soberanos del AT, no gobernarán con Cristo es watchtoweriana…… pues que quiere que le digamos, como no sea que ellos tienen razón y usted no. Y es que de tener usted razón en lo que afirma, Jesús nos tenía que haber mentido en Juan 3:3 y 5 y pasaje además, permítanos recordarle, del que usted tampoco nos ha sabido aclarar nada, cuando en algún artículo se lo hemos mencionado y a pesar de lo revelador que es en este asunto. Y siendo el caso más cercano, en el recientemente publicado “O sea, que Jesús nos mintió….. ¿no D. Mario?” y del que, para variar, no nos dice una sola palabra para negar lo argumentado en el mismo. Ni por supuesto, objetar sobre la aplicación de los textos bíblicos sobre los que nos apoyamos y que no nos queda ninguna duda, que de haberlo podido hacer, ya lo habría hecho. Sin embargo, paradójicamente, si se permite negarnos la mayor al afirmar que esos personajes sí pueden gobernar con Cristo, aunque sin ser capaz de desmontar las pruebas bíblicas que aportamos para sustentar nuestros argumentos en sentido contrario y que ahí continúan a su disposición.
Y es que usted D. Mario podrá “decir misa”, o sea, perderse en complicados vericuetos o largas parrafadas contándonos lo que usted cree y que nos parece muy respetable. Pero como no nos desmonte uno por uno los textos usados para apoyar nuestros planteamientos y no lo va a poder hacer, no puede probar que su afirmación es correcta y por mucho que se empeñe…... ya sabe, obras son amores y no buenas razones. Y permítanos que le digamos el porqué no lo va a poder hacer y que tiene que ver con la diferencia existente entre ambas partes, al momento de enfocar un asunto: usted desarrolla una idea y busca textos que la apoyen y nosotros, por el contrario, cogemos un texto, desarrollamos la idea que contiene y la explicamos sin añadir nada, buscando además, que el contexto corrobore la idea que tenemos del citado texto. Dicho de otra manera: usted parte de una idea e intenta como sea que el registro sagrado se ajuste a la misma y nosotros, partimos de un texto bíblico y ajustamos nuestra idea a lo que dice el mismo…… así de sencillo y por lo cual, nunca nos puede pillar en un renuncio y demostrar, que estamos equivocados. Porque permítanos señalarle, que aún es el momento en que nos haya podido demostrar que estamos equivocados en la interpretación y posterior aplicación de un texto escritural…… ¡recuérdelo!
Y considerado lo considerado, permítanos señalarle que aún no ha satisfecho la pregunta que le formulamos y que de nuevo le repetimos: ¿Cómo tenemos que entender, las palabras del Sal. 45:16, con relación a los antepasados de Jesús? ¿Serán hermanos o hijos de Jesús? Porque desde luego, si Jehová permitió su inclusión en el registro sagrado fue para decirnos algo, eso es obvio. Y permítanos señalarle, por aquello de que el que avisa no es traidor, el problema que se le plantea: si nos dice que serán hermanos, entonces se opone de manera frontal a lo dicho por el propio Jehová en su Palabra, pero si nos dice que serán hijos, borra de un plumazo a David de ser rey y sacerdote en ese gobierno milenario y lo convierte en súbdito…… usted mismo. Pero ¿podría por favor y para no perdernos, al contra argumentar a nuestros planteamientos, señalarnos concretamente en qué textos bíblicos nos hemos equivocado, bien sea en cuanto a su interpretación, o en su defecto, en su aplicación y que por lo tanto, no digan aquello que nosotros decimos que dicen? Porque de lo contrario es muy difícil el conseguir llegar a algún tipo de conclusión; por ejemplo: ¿cómo tenemos que entender el Sal. 45:16, con relación a David, por citar a alguien? Y es que ya nos disculpará usted, D. Mario, pero de cara a resolver el tema que nos ocupa, creemos que es mucho más relevante ese pasaje, que el que usted nos cita de Mar. 11:10…… en fin, nos parece.
Y ahora a modo de conclusión, queridos lectores, una pequeña aclaración: si nos enzarzamos en esa discusión semántica acerca de si el reino era de los cielos, si de Dios o si de David, no es por la importancia que dicho significado pueda tener en sí mismo y que, probablemente, a los ojos de aquellos primeros judíos a los que les fue predicado en su momento, tanto les daba que les daba lo mismo, ya que ellos entendían de qué se les estaba hablando. El problema está en que el Sr. Olcese, usa la expresión “el reino de David”, como argumento de peso para apoyo de su particular idea, de que el citado personaje de ninguna manera puede ser súbdito de su propio reino y por lo tanto, solo puede ser rey en el mismo. Porque tal parece ser, que a D. Mario le importa un pimiento que el contexto escritural diga todo lo contrario: y es que él coge un texto que diga lo que necesita, en este caso uno de tanta “relevancia” como Mar. 11:10 y en donde el pueblo clamó acerca “del reino de David” y obviando cualquier otra consideración, lo usa como base para establecer un argumento que se da de bofetadas con el entero contexto bíblico y asunto resuelto. Qué Jesús y que algo más sabría que el pueblo al que se dirigía, se hartó durante todo su ministerio de hablar solo del reino “de Dios” o del reino “de los cielos” ¿qué importa?...... ni mención a ese “pequeño detalle”. ¿O es que acaso Jesús era más que el pueblo? O dicho de otra manera: será que Jesús sabía más que D. Mario ¿no?...... ¡por favor!
MABEL
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