lunes, 7 de febrero de 2011

Con permiso de los asnos…… ¿no D. Javier?

Y tan respetuoso título, tiene que ver con una nueva andanada que el citado caballero, D. Javier Rivas Martínez, médico internista e intensivista, erudito, investigador, evangelista, maestro bíblico y no sabemos cuántas cosas más (tanto título, para tan deficiente educación), ha dedicado a uno de los miembros de este blog y el que suscribe (Armando López Golart) y lo cual me obliga a responder a título personal. Y es que tan “laureado” caballero, en un reciente escrito titulado “El milenio literal de Cristo y su relación con la numerología bíblica” (¡qué tendrá que ver eso con un servidor!), resulta que en un momento del mismo y de forma sorpresiva, se descuelga con lo siguiente:

Estaremos muy pendientes y curiosos de todas las objeciones y “puntadas maromeras” de Armando López Golart en contra de este escrito bien intencionado. Con él, “todo se puede esperar, menos la verdad”. Si gusta el lector visitar su herética página para que vea la clase de pasmosas ficciones que argumenta con estrafalario desatino, y aprecie la manera en que nos ataca, con desespero y sin el menor pudor y decoro, como lo hacen los sectarios furioso y obstinados, con mucho gusto se las proporcionaré: www.labiblianodiceesto.blogspost.com: compare el amable lector que nos visita lo que un servidor escribe con lo que este raro señor plasma tan veleidosamente, conforme su tenebroso y engañado corazón. Armando López Golart, no merece que se le preste la más mínima atención a sus escritos. Todos juntos hacen una “desabrida sopa de errores y blasfemias venenosas”. Debatir con este siniestro monigote manipulado por el diablo, hijo encubierto de los T sin J, es como neciarles a las piedras y a los asnos para que hablen o canten, o como rogarles a las estrellas del firmamento para que extingan su luz ancestral... ¡Imposible esto!).” (Negritas mías)

Y aceptando que ese escrito sea todo lo bien intencionado del mundo, no parece ser así en las referencias a mi persona. Pero es que hay que entender a D. Javier: dada su manifiesta incapacidad para rebatir mis argumentos con textos bíblicos por delante, por ejemplo en el artículo que le dedicamos el 17 de Enero pasado “¡Y por fin apareció!”, de alguna manera tiene que desahogarse de su impotencia y en arreglo a las capacidades que le adornan, pues lo hace despotricando y lógicamente, poniéndose el mismo en evidencia. Y es que ya en su momento afirmó Jesús, que de la abundancia del corazón habla la boca (Mat. 12:34), aunque también es cierto aquello de que no ofende quien quiere, sino quién puede. Pero nobleza obliga y dado que D. Javier tan amablemente nos hace propaganda, recomendando nuestro blog a las personas que le leen y que no me cabe ninguna duda que son muchísimas, creo de obligado cumplimiento el responderle.

En primer lugar, afirmarle que no tiene porque preocuparse de nuestras, en este caso mías, “puntadas maromeras” porque no las habrá y es que sencillamente no entiendo nada, pero absolutamente nada de lo que dice en el escrito de referencia…… obviamente por mi falta de capacidad, faltaría más y lo cual lamento profundamente, pero es que no todos hemos nacido en la “calle mayor” y podemos ostentar títulos universitarios ¡qué le vamos a hacer! Por otra parte, decirle que quizás mi página podrá ser herética; o que mis escritos podrán ser pasmosas ficciones, argumentadas con estrafalario desatino; o que todos (mis artículos, claro) juntos componen una desabrida sopa de errores y blasfemias venenosas e incluso, hasta le acepto lo de monigote manipulado por el diablo en calidad de hijo encubierto de los TJ…… en fin, todo lo que quiera. Pero ¡hombre! compararme con los asnos, sin pedir disculpas a tan humilde y voluntarioso cuadrúpedo por la afrenta que dicha comparación significa para la noble familia equina, tendrá que reconocer que es intolerable y que le podría reportar un serio problema con la Sociedad Protectora de Animales, a poco que ese gremio (el de los asnos, por supuesto) se lo proponga.

Y en cuanto a lo del ataque desesperado y furibundo, sin el menor decoro y pudor, a la manera de un vulgar sectario furioso y desesperado, pues que quiere que le diga, como no sea el que ni usted podría llegar tan alto, ni yo caer tan bajo. Y es que prescindiendo del hecho que tengo nula experiencia en actitudes tan barriobajeras (reconozco mi franca desventaja con respecto a usted en ese campo), no preciso de las tales para descalificarle (por otra parte nada más lejos de mi intención), porque sencillamente se basta usted solo para conseguirlo de forma total y efectiva…… y como muestra que no deja lugar a dudas, pues ahí está esa parrafada que me acaba de dirigir. Y por ello me alegro infinito del detalle de dirigir a sus lectores a mi página, para que puedan establecer una comparación entre lo que usted escribe y lo que servidor plasma en mis veleidosos y tenebrosos argumentos, producto de un vil y engañado corazón, pero los cuales usted es incapaz de rebatir con una Biblia en la mano (y no solo sosteniéndola, que a eso sí quizás llegue).

Y es que así quizás muchas de esas personas se darán cuenta, que lejos de ser cierta esa afirmación que hace en el sentido que de mí se puede esperar todo menos la verdad, mis planteamientos están sólidamente establecidos sobre textos bíblicos y prueba de ello, es que hasta el momento usted no ha podido rebatir ni uno solo, circunstancia fácilmente comprobable, solo comparando sus escritos con los míos. Y como palmaria muestra de que ello es así, ahí tiene usted una pregunta pendiente de responder y de indudable interés bíblico…… ¡sí, hombre, sí! ya sabe, aquella acerca de “en que resurrección colocaría a Juan el Bautista”, según la interpretación que usted hace del pasajes de Juan 5:28-29 ¿se acuerda, verdad? Y pregunto si se acuerda, porque de ello hace ya un año y que hasta un asno como yo (perdón a tan noble animal, por la comparación), entiende que tiempo para pensarlo ha habido de sobra; o también y continuando con su incapacidad manifiesta en entender las Escrituras, tenemos ese artículo que en su día publicó bajo el título de “La nueva creación: cielos nuevos y tierra nueva” (24/07/2010) y en donde afirmaba que sin lugar a dudas, el significado de Rev. 21:1 y que dice:

Y vi un nuevo cielo y una nueva tierra; porque el cielo anterior y la tierra anterior habían pasado y el mar ya no existe”, era el siguiente:

«Y el mar ya no existía más», significa que la nueva creación no contará con océanos, con mares literales, habiendo sidos éstos eliminados como parte de la antigua creación, y porque esta fuente de inumerables y variadas riquezas dejará de tener una importancia vital.”. (Negritas mías).

Y obviando el hecho de que el “choteo” ante tan “sesuda” afirmación, aún dura entre aquellos que algo entienden de la materia, seguramente recordará que el día 01/08/2010, un servidor publicaba un artículo en el que manifestaba lo dudoso de dicha conclusión, titulado “Cuando el absurdo supera los límites” y explicando con todo lujo de detalles y suficientes textos bíblicos probatorios (como tengo por costumbre), el verdadero significado de ese pasaje de Rev. 21:1 y para cuándo tiene su cumplimiento. Pues bien, sí sus lectores siguen su consejo y visitan mi blog para comprobar lo “blasfemo y venenoso” de mis escritos, observarán que en un artículo que publiqué unos días después, el día 10 del mismo mes, daba cuenta de su respuesta a ese artículo citado (un simple correo personal, fechado el día 2) y en el que lejos de responder contra argumentando con los textos bíblicos adecuados, a la amplia y pormenorizada información que le incluía en el citado artículo, se me dirigía en los siguientes términos:

Armando, que persona tan complicada y contradictoria eres, en serio. Me asombra que creas todos esos cuentos chinos inventados por tu alucinante mente descarriada y que escribes tan temerariamente. No vale la pena estar gastando letras para refutarte todas tus superfluas necedades. Para subir la barda, que no es muy alta, solamente se requiere una escalera chica y no un haz de luz para que logres encaramarte sobre ella. Te haces la vida muy pesada con tus ideas torcidas y personales. Bueno, sigue en tus locas convicciones, ya Dios te arreglara’. Como le platicaba a Mario, en lo cual acordamos, has dejado por fuera la WT. pero por dentro no la has dejado de venerar.
A pesar de todo lo que te hizo, no has tenido el valor de denunciarla. Muy raro el asunto; gato encerrado hay en esto.
Amor encontrado y enfermizo?
Yes!
Ay Armando, ay Armando
.” (Negritas mías)

Pero resulta que a pesar de tratarse de cuentos chinos inventados por mi alucinante mente descarriada, ha sido usted incapaz hasta el momento, de hacer ni la más pequeña mención siquiera a un mínimo argumento razonablemente sustentado en textos bíblicos y que rebatieran mis temerarios planteamientos citados en el artículo en cuestión. Y es que la conclusión D. Javier, es que por muy asno que yo sea, además de un monigote manipulado por el diablo, mis planteamientos van siempre debidamente acompañados por textos bíblicos y que usted no ha podido rebatir hasta el momento presente y por tanto dejando patente, cómo es lógico, sus escasos conocimientos bíblicos. Y ello me lleva a recordar cierto pasaje de las Escrituras, en que el propio Satanás uso pasajes de la Ley para entrampar al mismísimo Hijo de Dios y este, los rebatió sencillamente usando otras porciones del texto sagrado disponible en ese tiempo y no espetándole en la cara que era un monigote diabólico y engendro del mal (Mat. 4:1-11). Como puede ver, el propio Hijo de Dios usó textos sagrados para rebatir y desenmascarar al taimado hijo de la destrucción, dejando por supuesto un ejemplo a seguir. Sin embargo y por contra, tenemos que ver su total incapacidad para defender sus postulados mediante apoyo escritural y por lo tanto, recurrir al insulto y a la agresión verbal como único recurso sustitutorio a su total incompetencia en materia bíblica.

Y como prueba de ello, siempre aceptando de entrada todos eso “piropos” y considerándolos como minucias, así como su particular tarjeta de presentación, permítame recordarle de nuevo, que tiene un asunto pendiente de resolver, realmente interesante: ¿en qué resurrección nos coloca a Juan el Bautista, de las dos que, según usted, nos habla Juan 5:28-29? Y ya afirmo de antemano y para su vergüenza y descrédito personal como autor bíblico, que no va a ser capaz y después de pasado un año desde que le fue planteada, de responder a esa pregunta de completa implicación bíblica; aunque lo razonable y para mi desprestigio personal, cosa que esperaría todo el mundo, sería el que usted me pudiera tapar la boca con argumentos bíblicos que desmontaran mis afirmaciones “estrafalariamente desatinadas”. O sea y resumiendo ¿por qué no me pone en ridículo, explicando a los lectores en cuál de esas dos resurrecciones nos pone al bueno de Juan el Bautizante y demostrando su razonamiento bíblicamente y que yo estoy equivocado?...... ¡a que no es capaz!

Armando López Golart

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