martes, 15 de febrero de 2011

Resumiendo D. Javier…… ¡que estoy como una “chota”!

Y es que ya estarán ustedes al tanto, queridos lectores, que de vez en cuando y si el tiempo acompaña, el Dr. Javier Rivas Martínez me manda algún que otro correo (siempre en términos “amistosos y amigables”, por supuesto), coincidentes con el hecho de que desde esta página y casi siempre en respuesta a sus alusiones (como es el caso), publicamos algo que no le agrada. Y no porque se dé la circunstancia de que en nuestros escritos, en este caso míos, ya que es un servidor el que escribe todo lo que publicamos en este blog, se le agreda de manera alguna y ahí está el archivo de Internet para quién quiera comprobarlo. No, no…… la cuestión es otra y que veremos más adelante; de momento pasemos al contenido de sus últimos correos, recibidos el día 13 a las 6’47 el primero; a las 7’02 el segundo y a las 7’07, el tercero y último y de los que paso a mostrarles su contenido, en el mismo orden:

Comentario:
Armando, tu perfil es el de un furioso paciente que presenta una neurosis compulsiva muy pero muy grave; un amigo que es psiquiatra, ya pudo valorar tu personalidad por medio de lo que escribes, y en serio, tu problema es bastante grave. Comprendo que los TJ te hicieron mucho mal interno que no has resuelto aun. Ni modo, continua como quieras, y que Dios tenga misericordia de tu vida... que los lectores sean jueces de lo que ambos escribimos... tus inconsistencias y malignos comentarios me tienen sin cuidado; ya estamos acostumbrados a lidiar con personas de tu pelaje anticristiano.”


“Comentario:
-Satisfacción de forma correcta-, Armando? Caray, es asombroso que puedas creer todas las mentiras que escribes. Enredos y enredos Armando... eso es lo tuyo... Cuidado con el juicio divino. ”


“Comentario:
Sobre todo la -educación- que muestras para con nosotros al injuriarnos como solamente saben hacerlo los altaneros que se creen iluminados. Pobre!


Luego y resumiendo un poco, resulta que para D. Javier, soy un maleducado, un altanero, un anticristiano, un injuriador, un mentiroso, un creador de enredos, un asno, un estrafalario, un ser falto de pudor y decoro, un monigote manipulado por el diablo, mis artículos son una desabrida sopa de errores y blasfemias venenosas, excremento residual watchtoweriano, etc., etc., etc. Y ya encima, para redondear el asunto y por si se había quedado corto (más vale que sobre, que no que falte), me llama neurótico compulsivo como resultado, parece ser, del análisis que de mis escritos se han llevado a cabo por un profesional de la psiquiatría y del que se concluye que mi enfermedad es grave; y claro, hay que comprender mi posición, porque como yo no entiendo de medicina (iba para letras) y ya veo psiquiatras de por medio, no tengo más remedio que pensar que estoy como una “chota” (entiéndase cabra). Y lo peor no es eso, no se crean ustedes, sino que con ese “Dios tenga misericordia de tu vida”, tal parece que se me augura un lúgubre futuro, o sea, que voy a durar menos que un chupa-chup en la puerta de un colegio. Y luego, después de todo lo que acabamos de leer, resulta que yo soy el injuriador, el que insulto…… bien, bien. Pero dicho esto, vayamos al fondo del asunto.

Y es que el fondo del asunto, que tiene que ver con la cuestión de la que les he prometido hablar, es el siguiente: si yo soy todo lo que afirma y que me imagino lo dirá sin ánimo de ofender (¿), en el sentido que soy tan ignorante, tan estrafalario en mis planteamientos y que tanta mentira se contiene en los mismos ¿por qué es incapaz de rebatirme ni uno solo de ellos? ¿Por qué es incapaz, de desmotar mis “sopas de errores y blasfemias satánicas”, mediante textos bíblicos debidamente utilizados? No olvidemos, que un personaje de la talla de Jesús (¿le suena, D. Javier?), cuando fue sometido a tentación en el desierto (Mat. 4:1-11), desmontó argumentos satánicos apoyados en pasajes escriturales arteramente interpretados y con peor intención usados, con otros textos escriturales debidamente entendidos y correctamente aplicados; o sea, que en ningún momento, al menos que cuenten las Escrituras, se dirigió Jesús a ese personaje mentándole a su madre, ni diciéndole que estaba como un cencerro (sonado), ni que fuera un engendro del mal; sencillamente dejó que hablaran los escritos sagrados y consiguiendo con ello, que las cosas quedaran claras cómo el agua.

Porque, por otra parte, puede ser cierto que al estar yo como una “gaita”, según se deduce de las palabras de D. Javier, no sea capaz de reconocer mi error y en consecuencia, de aprovecharme de sus enseñanzas; pero es que en última instancia, su objetivo prioritario tendría que ser que sí lo hagan aquellos que le leen, que se darán cuenta y apreciaran sus correctos comentarios ante mis “disparatadas puntadas maromeras”, al tiempo que podrán constatar la solidez y veracidad de sus planteamientos. Luego, aunque solo fuera por sus seguidores, se tendría que esforzar un poco en despejar el camino de “malas hierbas” como un servidor. Pero es que además, se da la curiosa circunstancia, de que continuamente acude a ellos (los lectores que nos visitan a ambos) para que sean jueces de lo que escribimos, pero sin darles hechos sólidos a los que poder agarrarse para llevar a cabo su juicio. Porque lo único que están viendo, es que por mi parte le estoy demandando de manara continuada respuesta a una cuestión bíblica de muchísima importancia y no solo se niega a darla, dando a entender con ello que no tiene ni la más remota idea de lo que escribe, sino que recurre una y otra vez al insulto y a la descalificación personal, por ello…… ¡claro que a mí me interesa que los lectores tomen partido!

Porque no olvidemos, que frente a mi supina ignorancia (lo reconozco), dicho caballero contrapone no solo títulos universitarios (como mínimo afirma que es doctor en medicina), sino que se atribuye los de evangelista, erudito, investigador o estudioso de las Escrituras, maestro bíblico, experto en teología, etc., etc., además y cosa de no poca importancia, el auto declararse un “ungido” (Hijo de Dios) y elegido para gobernar con Cristo en el reino milenario. Sin embargo, con todo ese bagaje y de manera sorprendente, hasta el momento continúa siendo incapaz de rebatirle a un “soplagaitas” como yo y con una biblia en la mano, cualquiera de los planteamientos formulados en este blog. A lo máximo que llega y como ustedes van viendo, a medida que se los voy transcribiendo, es a escribirme correos personales en los que menos guapo me dice de todo; lo último, que estoy como para que me encierren…… pero eso sí, responder de manera argumentada para desmontar mis “disparatados y enredosos planteamientos”, usando textos bíblicos correctamente interpretados, ni hablar de ello ¿qué queda como “Cagancho” en Almagro? pues nada, me manda cuatro “piropos” más por correo y asunto arreglado.

E incapacidad, por otra parte y que ya es de bochorno ajeno, que llega al extremo de no poder defender ni siquiera sus propias enseñanzas o doctrinas y que ya tiene narices la cuestión. Porque de nuevo voy a recordarle y disculpen mi insistencia, que con motivo de su “entendimiento” del pasaje de Juan 5:28-29 y en el que recientemente (06/02/11) se ha ratificado y que del cual, hace más de un año se le dijo que el tal entendimiento era incorrecto, aún tiene una pregunta pendiente de responder; pero vean en qué términos de convicción planteaba la susodicha enseñanza:

La Biblia revela indiscutiblemente que habrá «dos resurrecciones»:

La primera: llamada «resurrección para vida».


La segunda: llamada «resurrección de juicio», «de condenación».

(Y el desarrollo de esta afirmación, lo pueden seguir en el artículo de referencia: “La Biblia si dice esto: que habrá dos resurrecciones”, publicado en su blog el 4 de febrero de 2010).

Pues bien, a tenor de esa afirmación en la que no estoy de acuerdo y que creo estar en mi perfecto derecho, máxime cuando demuestro bíblicamente que eso no puede ser así, el día 6 de Febrero de 2010 y de manera formal, le hice la siguiente pregunta: “Si esto es así, como usted afirma ¿en cuál de estas dos resurrecciones, colocamos a Juan el Bautista? ” y en un artículo titulado “Las dos resurrecciones de Dr. Rivas”. Pues bien, hasta ahora lo único que he recibido han sido descalificaciones (ahí están sus artículos para comprobarlo), pero de responderme a la pregunta en cuestión, ni hablar del peluquín y por lo tanto, aunque yo pueda ser un neurótico compulsivo, resulta que tonto no soy y con lo cual solo se me ocurre pensar, que no puede hacerlo…… porque de poder ya lo habría hecho ¿o qué opinan ustedes, queridos lectores? Y si me lo permiten, les sugiero que se dirijan a un artículo que publicamos el día 22 del pasado mes de Enero, titulado “Jehová…… y la lógica” y en donde mostramos las disparatadas situaciones que se producen, cuando se desarrolla semejante y esperpéntica idea. Y planteamiento (el nuestro) que no ha sido desmentido por el Sr. Rivas en ningún momento, con lo cual podríamos pensar que está de acuerdo con el mismo; así como tampoco nos desmintió en su día los argumentos con que le rebatíamos otra de sus “genialidades”, en el sentido de que los mares literales “desaparecerán” de la Tierra en un momento determinado, porque ya no serían útiles…… ¿qué no se lo creen? No se preocupen que les entendemos perfectamente, porque nosotros tampoco podíamos dar crédito a lo que estábamos leyendo pero…… lean, lean:

«Y el mar ya no existía más», significa que la nueva creación no contará con océanos, con mares literales, habiendo sidos éstos eliminados como parte de la antigua creación, y porque esta fuente de inumerables y variadas riquezas dejará de tener una importancia vital.” (Negritas nuestra).

Y eso lo tiene publicado, el 24 de Julio de 2010, en el artículo “La nueva creación; cielos nuevos y tierra nueva” y que por el hecho de tampoco rebatir (como ya les hemos dicho) los argumentos que presentamos ante semejante despropósito, podríamos concluir también que está de acuerdo con nosotros, si no fuera…... que en ambos casos nos insultó: no que negara haber escrito en el sentido que nosotros entendimos, o que rectificara nuestras objeciones o que publicara, en su defecto, nuevos argumentos para ratificar su punto de vista, no, no, no…… directamente nos insultó. Ignoro cómo tipificaría el psiquiatra en cuestión, ese tipo de conducta.

Y es que se me ocurre a mí y que como he dicho, como una “regadera” podré estar pero tonto no soy, que la mejor forma de desacreditarme sería respondiendo a mis objeciones y demostrar públicamente mis errores, por ejemplo, respondiendo a la pregunta en cuestión. Y por ello de nuevo se la formulo: ¿En qué resurrección ponemos a Juan el Bautista?; porque hasta un indocumentado como yo, entiende que lo razonable es que cuando alguien imparte una enseñanza en los términos tan categóricos en que lo hace D. Javier, tiene que estar en condiciones, como mínimo, de poderla mantener y por supuesto, de dar las oportunas explicaciones a quién las demande y lo cual, sorprendentemente, no es el caso. En fin, continuaremos esperando.

Dicho esto, permítanme una pequeña reflexión: por supuesto que no conozco al psiquiatra que ha hecho el diagnóstico acerca de mi personalidad, apoyándose en mis escritos, pero me gustaría decirle y siempre que sus conclusiones coincidan, con lo que a mí me transmite D. Javier en el sentido de que mi “perfil es el de un furioso paciente que presenta una neurosis compulsiva muy, pero muy grave”, que podría ir pensando en cambiar de profesión, porque si todos sus diagnósticos son tan “certeros”, poco futuro tiene en la profesión. Y es que, ya me disculpará, pero el caso es que siempre me he caracterizado por ser una persona muy pacífica, muy poco amiga del alboroto, que me lo he pensado muy mucho, antes de elevar el tono de mi voz y que he preferido antes callar, que dar lugar a una disputa subida de tono y situación, en que poquísimas veces, si acaso alguna, me he visto envuelto (a lo mejor porque nunca las he provocado). Prueba de lo que digo y si para muestra vale un botón, ahí está mi continuada actitud para con ese desaforado caballero que está harto de insultarme y que solo hay que ver los últimos correos que de él he transcrito para comprobarlo. Sin embargo y por mi parte, no solo nunca le he respondido en el mismo tono, sino que nunca he apeado el tratamiento (lo sigo manteniendo), como groseramente él hizo desde un principio, iniciando un tuteo al que no había sido invitado; y que es más: cuando le llamé la atención al respecto, lejos de rectificar avergonzado de su grosero comportamiento, usó un tono burlesco y continuó como si la cosa no fuera con él. Pero claro, yo que soy de la vieja escuela y doy a las formas, su debida importancia en la relación entre personas, aun sin títulos universitarios, me tengo por una persona seria, correcta y educada y ese señor…… pues eso: ahí están esos correos como tarjeta de presentación.

Armando López Golart

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