viernes, 4 de mayo de 2012

El bautismo en agua…… ¿está aún vigente?

Vayan, por lo tanto y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, 20 enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado…” (Mat. 28:19-20).

Esta palabras, dichas hace casi 2.000 años, han condicionado hasta el momento actual al mundo llamado cristiano, al grado que la celebración de este acto, eso es, el bautismo en agua del recién iniciado, es el más importante en todas y cada una de las distintas denominaciones en las que está fragmentada la cristiandad y en franca contradicción, con la unidad de pensamiento y enseñanza, demandados en las Escrituras (1 Cor. 1:10). Y por lo que mientras unas bautizan por aspersión, eso es, derramando agua con un cuenco sobre la cabeza del que se bautiza, otras lo hacen mediante inmersión o sumergiendo totalmente el cuerpo del que se somete al bautismo en el agua; o mientras unas bautizan incluso a bebés recién nacidos, las otras lo hacen solo con personas ya en uso de razón y todas ellas, eso sí, usando (al menos, hasta donde nosotros sabemos) la misma fórmula bautismal que, aunque reflejada en el pasaje citado, eso es “en el nombre del Padre, del Hijo y del espíritu santo”, no parece de entrada, que fuera esta la fórmula que Jesús indicó debería de usarse…… y por lo que, como diría el castizo, “la primera, en la frente” o lo que es lo mismo, que peor no se podía empezar (si desean más información al respecto, pueden leer nuestro artículo del 15/03/10 “El bautismo ¿en nombre de quién…?”).

Pero en este artículo, vamos a dirigir toda nuestra atención a lo que consideramos el punto focal de dicha cuestión: la supuesta vigencia o no vigencia del bautismo en la actualidad; y siendo lo más probable, como ya nos ocurrió con el artículo que acabamos de citar y en otro que posteriormente publicamos “Pero…… ¿y quién nos bautiza?” (02/11/11), que cuando nos imaginábamos que nos dirían de todo menos “bonitos”, por nuestro atrevimiento al exponer tan “revolucionarias” ideas sobre el particular, nadie abrió la boca y lo cual demuestra, de manera inequívoca, que algo de razón tendríamos en ambos planteamientos. Por ello nos animamos en esta ocasión (y es que nos va la “marcha” ¡qué quieren ustedes!) y como ya hemos señalado, a poner en solfa o tela de juicio, la validez del bautismo en agua y sobre el cual, se han dicho verdaderos disparates.

Como máximo exponente de ello y a modo de ejemplo, tenemos la enseñanza de la que es abanderado Apologista Mario Olcese y compartida (todo hay que decirlo) por la inmensa mayoría de autores religiosos, así como por el entero conjunto de las citadas denominaciones cristianas, en el sentido de que cuando uno se somete a dicho bautismo en agua, ya de forma automática e inmediata, es aceptado como Hijo adoptivo de Dios, por tanto hecho hermano de Jesucristo y consecuentemente, coheredero con él en el reino de Dios en calidad de inmortal rey y sacerdote…… y con lo que el bautismo llega a convertirse de esta manera, en la figura principal o razón de ser del cristianismo. Porque si las cosas fueran tal como nos las cuentan esos señores, resultaría que dicho bautismo en agua, pasaría a ser consustancial con la “salvación” total del bautizado…… por lo que imagínese, querido amigo que nos lee, el descalabro que se produciría si resultara cierta nuestra afirmación, en el sentido que dicho bautismo como tal no tiene ninguna validez en nuestros tiempos. Pues ello significaría, que todos aquellos que afirman haber recibido el “ungimiento” como Hijos adoptivos de Dios (pues en eso consiste la “salvación”) a través de ese acto bautismal, no son más que unos falsos y simples impostores…… aunque en algunos casos, puede que vayan tan engañados que no sean conscientes de dicha situación.

Ya en uno de los últimos artículos publicados en este blog, titulado “Lo uno…… y lo contrario” (12/04/12), nos centrábamos en una afirmación de D. Javier Rivas Martínez contenida en su artículo “¿Salva el bautismo en agua ciertamente?” (31/03/12) y en el que dicho caballero nos venía a decir, que el bautismo en agua nada tiene que ver con la “salvación” de la persona que lo recibe, o lo que es lo mismo, que en nada contribuye dicho bautismo, a convertir en Hijo adoptivo de Dios a cualquier individuo. Luego planteamiento totalmente contrario a lo que D. Mario Olcese afirma con inusitado entusiasmo acerca del mismo y cuestión en la que por supuesto, desde este blog dábamos la razón al Sr. Rivas; pero veamos que nos decía el caballero en cuestión, en diferentes porciones de su artículo y empezando por la que abría dicho artículo:

Existen controversias “no muy nuevas” acerca de si el bautismo en agua salva o no. Demostraremos en este sencillo estudio que el bautismo en agua no está involucrado en lo más ínfimo en la «regeneración espiritual» del creyente, en su «conversión», en su «salvación».”

“En 1 de P. 3:21, no se proporciona o se sugiere la idea, y en ninguna otra parte, que el bautismo en agua logre salvar de un modo u otro
.”

El bautismo en agua, es un «antitipo» de la liberación de Noé y su familia del agua que anegaba el mundo pecador (1 P. 3:20). «Ahora os salva» (humas nun sözei, gr.), es un verbo simple que denota que la salvación, la que Pedro concibe precisamente, es tan sólo simbólica.” (Negritas nuestras).

Luego no quedan dudas acerca de lo que D. Javier nos quiere decir: en absoluto el bautismo en agua tiene relación alguna, con nada que tenga que ver con la “salvación” de la persona que lo recibe…… y uno no es “salvo” (recordémoslo), si no adquiere la condición de Hijo adoptivo de Dios y pasa a ser gobernante con Cristo en el reino milenario, en calidad de inmortal rey y sacerdote (Rev. 20:6). Porque si realmente y según nos afirma D. Mario Olcese, dicha condición de adopción de Hijo adoptivo de Dios, se recibiera a través del bautismo en agua…… y así reconoce haberla recibido dicho caballero, este sí tendría, obviamente, relación directa con la “salvación” mencionada. Pero algo que como hemos visto, nos niega tajantemente el Sr. Rivas, cuando nos dice en el primer párrafo transcrito de su artículo, que dicho bautismo en agua “no está involucrado en lo más ínfimo” (eso es, ni en lo más mínimo) en la “salvación” del individuo…… y afirmación que D. Mario Olcese aún no ha desmentido, a pesar que ya ha pasado más de un mes desde que fue realizada y por lo que habría que pensar, que estará de acuerdo con ella; pero claro, entonces…… ¿porque enseña lo contrario? Y es que dicho caballero, en la más que reprobable forma de actuar que le caracteriza, resulta que ni ha negado el planteamiento de D. Javier (tiempo ha tenido), ni ha rectificado su posición con respecto de dicha enseñanza y manteniéndose por tanto, en una indefinición impropia de la persona que afirma publicar en sus blogs, las “prístinas verdades” de la Biblia…… pero que nos deja en este caso, sin conocer cuál es la verdad acerca de dicha cuestión y algo que realmente es, como mínimo, curioso ¿no cree usted, amigo lector?

Pero volviendo a lo que estábamos, nosotros (“atrevidillos” que somos) lo que hoy pretendemos, es llegar un poco más allá de donde ha llegado el Sr, Rivas e intentar demostrar, que la práctica del bautismo en la actualidad no tiene el menor apoyo bíblico y siendo por tanto su celebración, una mera “patochada” y un ritual que no cuenta con el beneplácito de nuestro Creador…… pues de entrada, Él no ha comisionado a nadie actualmente para impartirlo, siendo por lo tanto una ceremonia tan engañosa y fraudulenta, como diabólica. Y que de ser eso así y siempre que nuestro análisis sea el correcto, de la citada afirmación de D. Mario Olcese y tantísimos otros, en el sentido que mediante dicho bautismo en agua, uno ya pasa a ser adoptado automática e inmediatamente como Hijo de Dios con todo lo que ello conlleva…… pues ¡nada de nada! Y lo cual significaría, que todos aquellos que actualmente afirman haber recibido dicha condición de Hijos adoptivos del Altísimo, a través de ese bautismo de agua (¡y que son legión!), no solo quedarían desenmascarados como unos mentirosos impostores, sino que tendrían que reconsiderar todas y cada una de sus creencias…… bien fuera como organización o colectivo, o a título individual en el caso de aquellos que van por libre, como el Sr. Olcese y algunos otros. Y tema que no es baladí, para todos aquellos que creen o “dicen” creer en Dios, sino importantísimo, pues en ello están envueltas las perspectivas de futuro de cada persona.

Por lo tanto, vamos a ver en primer lugar, que es lo que sabemos acerca de dicho bautismo y del que habría que empezar diciendo, que fue un requisito que tuvo un principio…… luego tal como tuvo un principio, razonablemente pudo tener un final. Y así parece ser, al menos si hacemos caso a determinados pasajes escriturales y razonando sobre ellos con la debida lógica y sentido común; porque el bautismo en agua tuvo efectivamente un principio, pues en tiempos precristianos no existía como tal y siendo su iniciador, el personaje bíblico Juan el Bautista y a instancias del propio Jehová, según declaración del propio Juan:

Ni siquiera yo lo conocía (refiriéndose a Jesús), pero El Mismo que me envió a bautizar en agua me dijo: “Sobre quienquiera que veas el espíritu descender y permanecer, este es el que bautiza en espíritu santo”.” (Juan 1:33). (Acotación nuestra).

Y así se inició la práctica del bautismo en agua y por una persona debidamente autorizada para ello, pues fue comisionada por el propio Dios Altísimo para llevar a cabo ese ritual o requisito; luego vemos que no fue una iniciativa del ser humano el dar inicio a dicha práctica, sino que fue el propio Jehová el que determinó su puesta en escena y señaló al personaje que tenía la autoridad para llevarla a cabo…… e interesante aspecto este (el estar uno autorizado para impartirlo) que no debemos olvidar a lo largo de este artículo, pues es un dato a tener muy en cuenta, para determinar si el bautismo en agua tiene o no, vigencia en nuestros días. Porque posteriormente, a Juan le tomó el relevo en dicha asignación, el propio hijo de Dios (Jesús) y circunstancia que el propio Juan ya había apuntado con anterioridad, al reconocer que mientras Jesús tenía que ir aumentando, él por contra tenía que ir menguando (Juan 3:30)…… y cuyo reconocimiento de tal hecho, queda confirmado en las siguientes palabras:

Ahora bien, cuando el Señor se dio cuenta de que los fariseos habían oído que hacía y bautizaba más discípulos que Juan, 2 aunque en realidad, Jesús mismo en ningún caso bautizaba, sino sus discípulos, 3 salió de Judea y partió otra vez para Galilea.” (Juan 4:1-3).

Y siendo cierto que los que materialmente bautizaban eran los discípulos, eso es, llevando a cabo el acto físico de sumergir a la persona en el agua, no es menos cierto que lo hacían bajo el amparo de la autoridad de Jesús; pero para cuando este murió, se tuvo que llevar a cabo otro arreglo y que implicó el delegar esa responsabilidad o autoridad de hacer discípulos y bautizarlos, ya en los propios apóstoles y con las palabras que abren este artículo, que recordaremos a continuación:

Y Jesús se acercó y les habló, diciendo: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y sobre la tierra. 19 Vayan, por lo tanto (luego eso era un mandato) y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre de……” (Acotación nuestra)

Luego queda claro que ya en ese momento, la comisión de bautizar y por mandato expreso de un Jesucristo resucitado y revestido de la máxima autoridad, quedaba oficialmente delegada en los apóstoles y circunstancia que se sustanció unos días después de ser dichas esas palabras, cuando recibieron (concretamente en el Pentecostés de 33 E.C.) el bautismo en espíritu santo prometido con anterioridad, por el propio Jesús:

Y estando reunido con ellos, les dio las órdenes: “No se retiren de Jerusalén, sino sigan esperando lo que el Padre ha prometido, acerca de lo cual oyeron de mí; 5 porque Juan, en verdad, bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en espíritu santo no muchos días después de esto”.” (Hech. 1:4-5).

Y bautismo este último, en espíritu santo, que solo fue derramado sobre los apóstoles y a los que con anterioridad, se les había dicho lo siguiente:

Sin embargo, ustedes son los que con constancia han continuado conmigo en mis pruebas; 29 y yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, 30 para que coman y beban a mi mesa en mi reino y se sienten sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.” (Luc. 22:28-30).

Recordemos que en ese momento estaban con Jesús, solo once apóstoles, pues Judas ya se había ausentado y por lo que a los autores de este blog, se nos genera una pequeña duda acerca de lo que ocurrió posteriormente con el sustituto de Judas (Matías), pues no estuvo en esa última cena y por lo tanto no participó de dicho pacto…… pero ese ya sería tema para otro debate; por lo que continuaremos con lo que estábamos diciendo. Luego ese bautismo en espíritu santo, solo fue derramado sobre aquellas personas que habían entrado con Jesús en un pacto para un reino y bautismo en espíritu santo que los elevaba a la condición de Hijos adoptivos de Dios, por tanto hermanos de este y algo que se deduce de las palabras que el mismo Jesús pronunció, ya recién resucitado:

Jesús le dijo: “Deja de colgarte de mí. Porque todavía no he ascendido al Padre. Pero ponte en camino a mis hermanos y diles: Asciendo a mi Padre y Padre de ustedes y a mi Dios y Dios de ustedes”. 18 María Magdalena fue y llevó las nuevas a los discípulos: “¡He visto al Señor!” y que él le había dicho estas cosas.” (Juan 20:17-18).

Y que para información más exhaustiva sobre este tema, puede leer nuestro artículo “120 “ungidos”…… ¿o no?” (19/07/11). Pero volvamos a lo que íbamos y en donde vemos, que solo aquellos bautizados en espíritu santo entraban en ese pacto por un reino…… luego ya tenemos a los apóstoles, hechos Hijos adoptivos del Altísimo (y por tanto, coherederos del reino en calidad de gobernantes) y condición que llevaba inherente el poder desplegar los mismos poderes que Jesús tuvo en vida y a los que se añadía, el poder que este recibió después de su resurrección, eso es, la autoridad de poder bautizar en espíritu santo o lo que es lo mismo, el transmitir a otros el citado espíritu de adopción como Hijos de Dios:

A este Jesús lo resucitó Dios, del cual hecho todos nosotros somos testigos. 33 Por eso, debido a que fue ensalzado a la diestra de Dios y recibió del Padre el espíritu santo prometido, él ha derramado esto que ustedes ven y oyen.” (Hech. 2:32-33).

Luego a partir de ese momento, es cuando empezaron a coexistir sobre la tierra dos bautismos diferentes: el de agua y el de espíritu santo y algo que queda probado por las propias palabras que Jesús en su momento, le dijo a un tal Nicodemo y en dónde ya daba a entender tal circunstancia:

Jesús contestó: “Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca del agua (bautismo de agua) y del espíritu (bautismo en espíritu santo), no puede entrar en el reino de Dios.” (Juan 3:5). (Acotaciones nuestras).

Luego en ese momento al menos y según esas palabras, el bautismo en agua que impartía el propio Jesús (por medio de sus apóstoles) no otorgaba el reconocimiento de uno como Hijo adoptivo de Dios y por tanto la “salvación” del individuo, sino que se precisaba la intervención de otro bautismo (y que aún estaba en el futuro), para poder entrar en el reino de Dios en calidad de gobernante. Y que eso es así, lo prueban las palabras que Jesús dirigió a sus apóstoles, momentos antes de ascender a la presencia de su Padre Celestial y que aunque ya las hemos citado, por su importancia para avalar nuestra afirmación de la coexistencia por primera vez de dos bautismos distintos, citaremos de nuevo:

Y estando reunido con ellos, les dio las órdenes: “No se retiren de Jerusalén, sino sigan esperando lo que el Padre ha prometido, acerca de lo cual oyeron de mí; 5 porque Juan, en verdad, bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en espíritu santo (luego un bautismo diferente y que, como ya hemos comentado, no existió hasta después de la resurrección de Jesús) no muchos días después de esto”.” (Hech. 1:4-5). (Acotación nuestra).

Por lo tanto un bautismo diferente y que tenía un propósito concreto, mucho más elevado que el bautismo en agua que impartieron tanto Juan, como posteriormente Jesús y que solo es entendible si partimos de la base (no olvidemos esta idea clave en este asunto), que lo que vino a buscar Jesús en su primera venida, fue a aquellos que según promesa divina, tenían que conformar junto a él un reino de “reyes y sacerdotes” (Éxo. 19:6). Que esa y no otra era su comisión, queda probado por el hecho de que posteriormente y en una respuesta que se proyectaba hacia un futuro distante, como acontecimiento que marcaría el fin de los tiempos, Jesús habló de otra predicación (Mat. 24:14) y cuyo único objetivo, obviamente, ya sería recoger a los súbditos del citado reino…… pero que en ese momento, su comisión consistía solo en buscar a aquellos que junto a él, gobernarían en el reino de Dios y dar así cumplimiento, a la promesa realizada por Jehová en su momento.

Por lo que volviendo a esos dos bautismos coexistentes, vemos que tenían finalidades distintas…… y es que otra cosa no se entendería: mientras el bautismo en agua, era la declaración pública de una decisión interior, en este caso la de comprometerse uno a ser un fiel seguidor de Jesucristo, el bautismo en espíritu y que recordemos, solo podían impartir los doce apóstoles mediante la imposición de manos (y detalle fundamental para entender hasta dónde llegó la vigencia del bautismo), tenía que ver con la aceptación explícita por parte de Jehová de la persona bautizada, como Hijo adoptivo Suyo y aceptación que quedaba patente, por la capacidad que a la misma le era dada para efectuar obras poderosas.

Y por lo que nos encontraríamos con la siguiente situación: ya en esos tiempos, el bautismo en agua no era más que la manifestación pública de una decisión personal del sujeto que se sometía al mismo, mediante el que se comprometía ante testigos, a seguir, obedecer y predicar de aquél, en nombre de quién se bautizaba…… por lo que dicho bautismo y por sí solo, no daba nada a la persona en cuestión y como bien nos planteaba el Dr. Rivas Martínez en su escrito mencionado. Porque para poder adquirir la condición de Hijo adoptivo de Jehová, era necesario someterse a otro bautismo distinto (según se deduce de Juan 3:5 y de Hech. 1:4-5, ya citados) , eso es, el de espíritu santo y que solo podía ser administrado por los apóstoles de Jesús…… y bautismo que no se daba, si previamente uno no había sido bautizado en agua; luego dicho bautismo en agua nunca convirtió a nadie en Hijo adoptivo de Dios, sino que solo era un requisito previo para poder acceder al otro bautismo, el de espíritu y que sí era el que le daba a uno dicha condición…… y algo que queda manifiestamente claro, en el caso de Felipe en Samaria, o en la situación que se encontró Pablo en Éfeso y cuyos relatos pueden encontrar en nuestro artículo (entre otros) “No es eso, Sr. Olcese…… no es eso” (14/09/10).

Pero que este era un arreglo temporal o lo que es lo mismo, que tenía fecha de caducidad (la vigencia de ambos bautismos), queda probado por una peculiaridad que existía en el caso de aquellos que recibían dicha adopción a través de la imposición de manos a cargo de algún apóstol: si bien podían desplegar los mismos poderes que estos, por ser al igual que ellos, Hijos adoptivos del Altísimo, ya no podían sin embargo, transmitir la unción como Hijo adoptivo de Dios a otros y por lo que en todo caso, solo podían bautizar en agua y requisito previo como hemos señalado, para poder recibir el otro bautismo en espíritu santo y algo reservado, como ya ha quedado claro, solo a los apóstoles de Jesucristo y a los que tiempo después, se añadió Pablo.

Luego dicha circunstancia lógicamente nos lleva a razonar, que con la muerte del último de los apóstoles se acabó la posibilidad de poder seguir añadiendo miembros a ese grupo de gobernantes, pues cesó la posibilidad de poder transmitir dicho espíritu de adopción como Hijo de Dios y por tanto, la posibilidad de heredar el reino en calidad de gobernante. Y con ello, razonablemente, finalizó el bautizar en agua, puesto que ya no era necesario como requisito previo para acceder al bautismo en espíritu, pues el tal ya había dejado de existir; y que si nos permiten el símil, al igual que en un espectáculo musical, si no hay estrella invitada, no hacen falta “teloneros”…… en el caso que nos ocupa, si ya no existía el bautismo en espíritu santo, pues no había quién pudiera impartirlo ¿qué falta hacía el requisito necesario para acceder al mismo, eso es, el bautismo en agua?

Ahora bien, si esto era así en el primer siglo y de lo que no hay ninguna duda, a tenor del registro escritural ¿dónde en las Escrituras se nos dice, que se cambiaba la fórmula para convertir a uno en un Hijo del Altísimo y que hoy los hay a “porrillo”, pues das una patada a un adoquín y te salen “tropecientos”? ¿En qué lugar del registro bíblico se nos dice, que a partir de tal o cual momento, cesaba la imposición de manos como elemento transmisor de la adopción de uno como Hijo de Dios y el bautismo en agua tomaba el relevo, pasando ya a ser consustancial con el inmediato reconocimiento de la persona bautizada, como escogido o elegido por Jehová, para su adopción como Hijo…… y lo impartiera quién lo impartiera? Porque al menos y hasta donde nos explican las Escrituras, hasta el final del primer siglo, eso se hizo mediante la imposición de manos por parte de aquellos que estaban autorizados para ello, eso es, los doce apóstoles más Pablo…… luego ¿dónde en las Escrituras, se nos comunica el cambio en el citado procedimiento?

La respuesta a esas preguntas, es que no lo dice en ningún sitio y por lo tanto, solo podemos recurrir al uso de la lógica y el sentido común, lo que nos lleva y como hemos señalado, a concluir que el bautismo en espíritu santo y que era mediante el que realmente se transmitía dicha adopción, acabo sus días con la muerte de los apóstoles…… y así hasta el día de hoy. Por lo tanto y a nuestro entender, desde ese mismo momento el bautismo de agua perdió toda su validez o razón de ser, pasando a ser una cosa totalmente obsoleta y por lo que actualmente, lejos de convertir a uno en seguidor de Jesús, lo que hace es acreditar la “ganadería” a la que se pertenece…… o dicho más finamente, identificarle a uno como seguidor de tal o cual denominación religiosa. Porque por ejemplo, si usted es católico y acepta la forma de religión de los Testigos de Jehová (por poner un caso y algo que no le recomendamos), por mucho que crea en Jesús, tiene que aceptar la doctrina de dicha organización y bautizarse de nuevo como miembro de esa secta; y si es TJ, pero desea aceptar la confesión Adventista (es un suponer), de nada le vale su bautismo anterior y por mucho que afirme ser fiel seguidor de Jesucristo y ejercer fe en él, usted será adoctrinado para que acepte los postulados de dicha confesión religiosa y en arreglo a los cuales, será usted de nuevo bautizado si en verdad quiere contarse como miembro de dicha denominación religiosa…… y así, vaya sumando usted una tras otra.

Por lo que la práctica actual de dicho bautismo en agua, no es más que una “charlotada” en la que incurren todas las iglesias de la citada cristiandad, sea cual sea su denominación y con el único objetivo de aumentar su particular número de afiliados. Porque si tal y como dijimos en su día (ver nuestro artículo “Los problemas de la “falsa religión” ” del 07/09/11) y algo con lo que hasta el propio Apologista Mario Olcese estuvo de acuerdo con nosotros (que ya es decir), en el sentido que ninguna de las iglesias actuales tiene la aprobación de Dios ¿cómo puede ser posible que Jehová, aceptara adoptar como hijos Suyos a personas bautizadas dentro de esas falsas religiones y por medio de los apóstatas representantes de las mismas?…… pues ello equivaldría a darles carta de naturaleza y aceptarlas como buenas y verdaderas, algo que no es creíble por parte de nuestro Sumo Hacedor.

Y es que no podemos olvidar, un detalle que viene a corroborar nuestra tesis (luego que nadie se rasgue las vestiduras o se corte la venas a causa de nuestro planteamiento, pues de momento solo estamos exponiendo una simple teoría) y que vendría a negar la existencia actual de personas que tuvieran la citada condición de Hijo adoptivo de Dios y por tanto, certificar la no validez del citado bautismo. Porque recordemos que dicha enseñanza, eso es, que la adopción de uno como Hijo de Dios se consigue por medio del bautismo en agua, parte del supuesto que la actividad iniciada con los apóstoles, se hubiera mantenido sin interrupción a través de los siglos y hasta el día de hoy; pero suponiendo que ello fuera así y realmente la tierra estuviera actualmente plagada de supuestos Hijos de Dios (pues los integrantes de casi todas las distintas confesiones se declaran como tal), hay algo que se nos dice en las Escrituras, que no tendría demasiado sentido:

Y cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido degollados a causa de la palabra de Dios y a causa de la obra de testimonio que solían tener (según Rev. 20:4, por el testimonio de Jesús). 10 Y clamaban con voz fuerte y decían: “¿Hasta cuándo, Señor Soberano santo y verdadero, te abstienes de juzgar y de vengar nuestra sangre en los que moran en la tierra?”. 11 Y a cada uno de ellos se dio una larga ropa blanca; y se les dijo que descansaran por un poco de tiempo más, hasta que se completara también el número de sus coesclavos y de sus hermanos que estaban a punto de ser muertos como ellos también lo habían sido.” (Rev. 6:9-11). (Acotación nuestra).

Luego de lo que se nos está hablando aquí, es de la aparición en un momento determinado, de un “resto” de esos hermanos de Jesús, por tanto de Hijos de Dios y prefigurados en Rev. 11:3 por los “dos testigos”, que tendrán la comisión de predicar durante 1.260 días o tres años y medio, eso es, el llevar la delantera en la futura gran predicación de Mat. 24:14 y que aún no se ha iniciado (nada que ver con lo que hacen los TJ, los evangelistas de turno, etc. y que esta es otra)…… luego prueba evidente que ese resto de Hijos adoptivos de Dios, tampoco ha aparecido. Porque no olvidemos, por otra parte, que todos estos hechos dan inicio con el comienzo de la profética semana de Dan. 9:27 y que aún está en el futuro, pues se abre con la firma de un pacto de paz auspiciado por el personaje bíblico del “anticristo” entre varias partes; y personaje…… que también está por aparecer.

Entonces, si ello es así como afirmamos nosotros y a los hechos nos remitimos ¿quiénes son, esos que actualmente se identifican como Hijos adoptivos de Dios? ¿Por qué razón, si en la tierra constantemente hubieran habido personas que ostentaran esa relación paterno/filial con el Altísimo (según se nos afirma por parte de esos supuestos “ungidos” actuales), nos tendría que advertir Jehová, que en un momento en el futuro aparecerían sobre la tierra un “resto” de esos hijos Suyos? Obviamente eso no tendría ningún sentido…… pero es que además, esos personajes aún por aparecer y al igual que esos Hijos de Dios del primer siglo, estarán dotados de sobrenaturales poderes y según se nos dice en Rev. 11:5-6:

Y si alguien quiere hacerles daño, de la boca de ellos sale fuego y devora a sus enemigos; y si alguien quisiera hacerles daño, tiene que ser muerto de esta manera. 6 Estos tienen la autoridad para cerrar el cielo de modo que no caiga lluvia durante los días de su profetizar y tienen autoridad sobre las aguas para tornarlas en sangre y para herir la tierra con toda clase de plaga cuantas veces deseen.”

Y poderes que ni por el forro, pueden desplegar esa patulea de “fantasmas” que falsa y altaneramente se arrogan una relación con Dios que no tienen; y con lo que está clarísimo, que si no pueden llevar a cabo esas obras poderosas mencionadas, obviamente no pueden ser tampoco esas personas de las que nos habla el pasaje citado y a las que estamos esperando…… ¿o sí? Y que esto es tal cual se lo contamos, en el sentido de que tales acontecimientos están en el futuro, lo prueban también las palabras del siguiente versículo, eso es, el 7:

Y cuando hayan terminado de dar su testimonio (al cabo de los 1.260 días), la bestia salvaje que asciende del abismo hará guerra contra ellos y los vencerá y los matará.” (Acotación nuestra).

Y “bestia salvaje” que no es otra cosa, que un gobierno mundial auspiciado por Satanás y que tampoco ha aparecido (aunque se está gestando) y del que se nos habla en Rev. 13:1-2:

Y se quedó de pie inmóvil sobre la arena del mar. Y vi una bestia salvaje que ascendía del mar, con diez cuernos y siete cabezas y sobre sus cuernos diez diademas, pero sobre sus cabezas nombres blasfemos. 2 Ahora bien, la bestia salvaje que vi era semejante a un leopardo, pero sus pies eran como los de un oso, y su boca era como boca de león. Y el dragón (Satanás) dio a la bestia su poder y su trono y gran autoridad.” (Acotación nuestra).

Y si todo lo citado está aún por acontecer ¿alguien nos podría decir, quiénes son entonces y de dónde salen, esos supuestos Hijos de Dios que tenemos a nuestro alrededor actualmente? Obviamente no son esos de los que nos habla la Biblia, eso es, los verdaderos y cuya aparición está aún en el futuro…… luego si no son los verdaderos y prueba de ello, es que no pueden realizar los portentos que Jehová nos dice que llevarán a cabo esos que han de venir, ello solo significa que son falsos “ungidos” y por tanto unos impostores.

Pero claro, eso nos lleva de nuevo al tema central que estamos tratando en este artículo…… porque ¿qué hay entonces de ese bautismo en agua, que “supuestamente” y según declaración de parte, les ha dado esa pretendida condición de Hijos adoptivos del Altísimo? Y es que si eso no ha sido así y ahí están los hechos que lo confirman, el citado bautismo en agua y del que han participado, no ha servido absolutamente para nada, pues Jehová no ha derramado a través del mismo, Su espíritu santo de adopción. Y algo que es evidenciado, por la incapacidad manifiesta de esos supuestos “ungidos”, para poder llevar a cabo esa capacidad de hacer obras poderosas o sobrehumanas, que desplegaron todos aquellos que lo recibieron y como prueba indisputable, de su verdadera condición de Hijos adoptivos de Dios…… lo cual nos muestra, que el Altísimo no tiene para nada en cuenta dicho bautismo, eso es, que para Él no tiene ningún valor. Y si esto es así desde el punto de vista de nuestro Creador, que nos expliquen esos personajes y las organizaciones a las que pertenencen, para que sirve dicho bautismo en agua.

Y ya sabe, amigo lector: no haga mucho caso de lo que le decimos nosotros, coja su ejemplar de la Biblia y compruebe por usted mismo y mediante contraste, si las cosas que le contamos se ajustan a la realidad escritural…… o no; y a partir de ahí, saque sus propias conclusiones y tome las decisiones que crea más oportunas.

MABEL

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