domingo, 20 de enero de 2013

La parábola de la “gran cena” 

Una de las características de las enseñanzas de Jesús, era el que estas se impartían en forma de parábolas o ilustraciones; de hecho y según el registro escrito “sin ilustración no les hablaba” (Mat. 13:34)…… ahora bien ¿qué es una parábola o ilustración y porqué enseñaba Jesús de esta manera? Podríamos decir que una “parábola” o ilustración y resumiéndolo al máximo, no es más una comparación o símil, en todo caso una narración corta, generalmente ficticia y de la que se puede derivar una verdad moral o espiritual…… y definición de la cual se deduce la razón por la cual el Hijo de Dios enseñaba de esta manera. Y es que al explicar una historia ficticia (algo parecido a un cuento corto) que obviamente contenía la enseñanza que él pretendía transmitir, obligaba a la gente a pensar y razonar por sí misma sobre aquello que le estaban contando, con lo que se conseguía que la idea se quedará más impresa en la mente de las personas…… y circunstancia que actuaba a la vez como elemento clarificador, acerca de quiénes realmente estaban interesados y quienes no: pues los que lo estaban, continuaban siguiendo a Jesús y cada vez más instruidos debido a su esfuerzo personal por entender y los que no lo estaban, cada vez entendían menos y en consecuencia se alejaban, en una clara manifestación de falta de interés por el mensaje divino; ello se confirma por la respuesta que este dio cuando sus apóstoles le preguntaron el por qué siempre enseñaba en parábolas o ilustraciones:

De modo que los discípulos se acercaron y le dijeron: “¿Por qué les hablas usando ilustraciones? (o parábolas)”. 11 En respuesta, él dijo: “A ustedes se concede entender los secretos sagrados del reino de los cielos, mas a aquellos no se les concede. 12 Porque al que tiene, más se le dará y se le hará abundar; pero al que no tiene, hasta lo que tiene le será quitado. 13 Por esto les hablo a ellos usando ilustraciones, porque, mirando, miran en vano y oyendo, oyen en vano, ni captan el sentido de ello; 14 y para con ellos se cumple la profecía de Isaías, que dice: “Oyendo, oirán, pero de ningún modo captarán el sentido de ello; y, mirando, mirarán, pero de ningún modo verán. 15 Porque el corazón de este pueblo se ha hecho indispuesto a recibir y con los oídos han oído sin responder, y han cerrado los ojos; para que nunca vean con los ojos, ni oigan con los oídos, ni capten el sentido de ello con el corazón y se vuelvan y yo los sane”.” (Mat. 13:10-15). (Acotación nuestra).

Y siendo aquí quizás y como una consecuencia colateral, en donde hallamos ya la primera enseñanza de dicha parábola en sí misma, en el sentido que solo el esfuerzo de uno en meditar y razonar en aquellas cosas que le hablan de Dios e intentar extraer de ellas su verdadera sustancia y siempre con una buena disposición de corazón, es como uno consigue alcanzar un entendimiento correcto de la enseñanza que tiene a su alcance; pero permítannos ponerles un pequeño ejemplo de lo que pretendemos decirles y que les rogamos no entiendan como petulante: en este blog nos centramos en la crítica razonada, sobre aquellas enseñanzas que entendemos no se ajustan al correcto sentido del contenido escritural (esa es la razón de ser de nuestro blog, tal como se muestra en nuestra declaración de intenciones al principio del mismo y por lo que no engañamos a nadie) y lo que nos lleva a tener que pronunciarnos en contra de determinados planteamientos de diversos personajes, como puedan ser Apologista Mario Olcese, Doug Batchelor, Rivas Martínez, David Diamond, Arturo Norero, Félix Guttmann, Dario Salas y algún que otro “despendolao” que se nos cruce por delante.

Ello nos ha llevado a recibir más de una crítica en el sentido que mejor sería que aprovecháramos nuestro tiempo, capacidad y recursos en ser más positivos a la vez que más constructivos, apartándonos por tanto de aquello que dichas personas no ven más que como simples enfrentamientos que a nada conducen, o como alguno ya nos ha dicho y parafraseando a Pablo, que son “cuestiones necias e ignorantes” (2 Tim. 2:23) que solo conducen a peleas y con lo que le estaríamos haciendo el “caldo gordo” a Satanás, con tantos “dimes y diretes”. Bien, estas son las personas que no entienden nuestros escritos y se alejan en busca de otra cosa que vaya más en línea con lo que ellas creen correcto y contra lo que, obviamente, no hay nada que objetar; pero que al igual que aquella persona que se va a una galería de arte para ver grandes cuadros y solo se fija en el marco que soporta las pinturas, nuestro decepcionado lector se ha fijado solo en el “marco” de circunstancias de nuestro escrito y que es el contexto en el que se halla inserto (una discusión con otro autor) y no en el lienzo o contenido del mismo y que es en donde está la razón de ser del escrito del que se trate: desbaratar una enseñanza que entendemos falsa, mediante rebatirla con la que nosotros entendemos que es la correcta y ajustada a las Escrituras, lo que permite al lector comparar y sacar lógicas conclusiones. Esto es y salvando todas las distancias, lo que hacía Jesús con los escribas y fariseos; y que no solo resultaba en transmitir mediante contraste con una falsa, una enseñanza verdadera, sino en desenmascarar a los “falsos maestros” (2 Ped. 2:1) y que es en definitiva, el objetivo que nosotros también perseguimos.

Sin embargo, afortunadamente, están aquellos que pasando por encima del hecho circunstancial, se centran en el fondo de la cuestión y no en la forma, captando por ello el correcto sentido del contenido de la información bíblica que subyace detrás de esas aparentes “peleas de gallos” y que lejos de ser la causa, no son más que la “excusa” para transmitir una enseñanza bíblica…… y estas personas son las que se quedan y cada día más, van ganando en capacidad de entendimiento, al tiempo que se ponen en guardia contra las “enseñanzas de esos falsos maestros y “que haberlos ahílos” como diría un gallego. Porque claro, habría que tener en cuenta que cuando rebatimos el planteamiento de determinado autor, no rebatimos a la persona, sino a la enseñanza tras ese planteamiento contenida y lo cual sirve de aviso para el lector, en el sentido de que cuando esa enseñanza en su momento rebatida, vuelva a aparecer ante él de nuevo y sin importar de quién proceda, sepa que es falsa y no se deje entrampar por ella…… y es que nosotros no rebatimos personas, sino contenidos (prescindiendo que de cuando en cuando, alguno nos saque de nuestras casillas y nos pasemos un par de “roscas” ¡pero qué quieren, la carne es débil!). Dicho lo cual, continuemos en donde estábamos y que era en el valor de la parábola o ilustración, como “instrumento” docente para el correcto entendimiento de la Palabra de nuestro Excelso Creador, Jehová Dios…… o Yahveh para otros, que en definitiva y ante la imposibilidad de saber cómo realmente se pronunciaba tan Majestuoso Nombre, no serían más que las dos caras de una misma moneda, eso es, el Único Soberano y Excelso Rey sobre todo el Universo.

Ya continuando con el tema propuesto, entre las parábolas que Jesucristo usó para transmitir enseñanzas y que es la que hoy nos ocupará, estuvo aquella que nos hablaba sobre cierto personaje que había preparado un banquete o “gran cena” para las muchas personas a las que había invitado; y que de acuerdo a las costumbres de la época, siempre a tenor de lo expuesto en el registro escrito, cuando todo estaba a punto se le notificaba al invitado, para que este pudiera acudir al mismo al tiempo apropiado para ello; dice así la parábola:

Cierto hombre daba una gran cena, e invitó a muchos. 17 Y a la hora de la cena envió a su esclavo a decir a los invitados: “Vengan, porque las cosas ya están listas”. 18 Pero todos a una comenzaron a rogar que se les excusara. El primero le dijo: “Compré un campo y tengo que salir a verlo; te pido: Excúsame”. 19 Y otro dijo: “Compré cinco yuntas de bueyes y voy a examinarlas; te pido: Excúsame”. 20 Uno más dijo: “Acabo de casarme con una esposa y por eso no puedo ir”. 21 De modo que el esclavo vino al amo y le informó estas cosas. Entonces el amo de casa se airó y dijo a su esclavo: “Sal pronto a los caminos anchos y a las callejuelas de la ciudad y trae acá a los pobres y a los lisiados y a los ciegos y a los cojos”. 22 Andando el tiempo, el esclavo dijo: “Amo, se ha hecho lo que ordenaste y todavía hay lugar”. 23 Y el amo dijo al esclavo: “Sal a los caminos y a los lugares cercados y oblígalos a entrar, para que se llene mi casa. 24 Porque les digo a ustedes: Ninguno de aquellos varones que fueron invitados gustará mi cena”.” (Luc. 14:16-24).

Tan solo nueve versículos (ya hemos señalado que los relatos son cortos), pero que encierran un mundo de información, siempre y cuando uno desee investigar y en un sincero deseo de aprender de su Creador, pues no olvidemos que estamos hablando de enseñanzas provenientes del propio Hijo de Dios; luego con esa finalidad de aprender, vamos a intentar averiguar, por medio de analizar dicha parábola por fracciones e ir extractando la información que cada uno de ellos pone a nuestro alcance, de qué se nos está hablando en la misma; veamos la primera de ellas:

Cierto hombre daba una gran cena, e invitó a muchos. 17 Y a la hora de la cena envió a su esclavo a decir a los invitados: “Vengan, porque las cosas ya están listas”. 18 Pero todos a una comenzaron a rogar que se les excusara. El primero le dijo: “Compré un campo y tengo que salir a verlo; te pido: Excúsame”. 19 Y otro dijo: “Compré cinco yuntas de bueyes y voy a examinarlas; te pido: Excúsame”. 20 Uno más dijo: “Acabo de casarme con una esposa y por eso no puedo ir”.”

¿Cuál es el significado de esta parte de la ilustración o parábola? En primer lugar y para averiguarlo, tendríamos que fijar primero qué elementos figuran en la parábola en cuestión como protagonistas de la misma y que serían por orden de aparición, un poderoso personaje (podía hacer grandes banquetes, con numerosos invitados), el esclavo de confianza en quién se apoyaba tan poderoso personaje y en tercer lugar, aquellos invitados que habría que suponer, también de noble condición, pues se relacionaban con dicho poderoso personaje, ya que recibieron la honra de ser invitados por este; también nos encontramos, adicionalmente, con otros invitados de más baja condición y de diferentes característica entre ellos y de los que también se nos habla. Por otra parte y puesto que todo lo que Jesús explicaba tenía que ver con el “reino de los cielos”, el “local” en donde se celebraría dicha simbólica “gran cena” no era otro que “el reino de Dios” y que obviamente estaría en relación directa con aquello que tiene que ver con los gobernantes del mismo; sabido es y aceptado por la inmensa mayoría de autores bíblicos, el que Jesús vino a la tierra a buscar a aquellos que tendrían que compartir gobierno con él.

Por lo tanto y ya reconocidos los distintos elementos que componen dicha ilustración en su conjunto, entremos en el análisis y desarrollo de la primera fracción objeto de estudio y en donde tenemos que el “cierto hombre” que proveyó la “gran cena” no podía ser otro que Jehová Dios, mientras que el “esclavo” por medio de quien notificó a los invitados que la “gran cena” estaba lista, lógicamente sería Jesucristo y quien extendió las invitaciones para participar en la misma, en nombre de su Padre Celestial; y finalmente, esos primeros “invitados” que no podían ser otros por su supuesta cercanía al Creador, que los líderes religiosos del pueblo Israel y que tenían a su cargo, la interpretación y posterior enseñanza de la Ley al resto del pueblo…… pero siendo esto así ¿qué representaban las invitaciones para participar de la simbólica “gran cena”? Pues, obviamente, representarían las oportunidades disponibles para aprovechar el ofrecimiento de tener una participación activa en el reino de Dios y que fue lo que Jesús, el “esclavo” de la ilustración, vino a extender en representación del Altísimo a todos aquellos que quisieran aceptar.

Ahora bien ¿cuándo se hizo efectiva por primera vez esta invitación para llegar a formar parte del reino de los cielos en calidad de inmortal rey y sacerdote y a quiénes? Jesús extendió esta invitación durante los tres años y medio que duró su ministerio y tiempo durante el cual, fueron los líderes religiosos sobre todos los demás, quienes tuvieron la primera oportunidad de llegar a aceptar dicho ofrecimiento, en función de que estaban más familiarizados con las Escrituras Hebreas que el resto de judíos y por lo tanto, partían en mejor posición para entender y apreciar dicha invitación, pues en ellas se hablaba de ese ofrecimiento. Que estos personajes partían como favoritos, parece probarlo el hecho de que Jesús le dijo a una persona a quien había curado, que no se lo dijera a nadie más, sino que se mostrara al sacerdote (Mat. 8:4). La circunstancia que parece corroborar que ello era así, eso es, que a dichos personajes iba dirigida en primer lugar dicha invitación, se desprende de las palabras de reprobación que Jesús dirigió a estos líderes religiosos en cierto momento, ya al término de su ministerio:

El reino de Dios les será quitado a ustedes (luego en principio a ellos había sido dirigida le entrada al mismo) y será dado a una nación que produzca sus frutos.” (Mat. 21:43). (Acotación nuestra).

Y que esas personas estaban más interesadas en su búsqueda personal de prominencia y posesiones egoístas que en el reino de Dios, es algo que queda demostrado de forma palmaria, en la siguiente reflexión que en un momento determinado se hicieron dichos personajes y que los llevó a tomar una injustificable acción, como fue el atentar contra la vida del Hijo de Dios:

Si lo dejamos así (continuar el ministerio arrollador de Jesús), todos pondrán fe en él y los romanos vendrán y nos quitarán nuestro lugar así como nuestra nación (luego ya consideraban la nación como propiedad suya y no como propiedad de Jehová)”. 49 Pero uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: “Ustedes no saben nada 50 y no raciocinan que les es de provecho a ustedes (luego no a la nación) que un solo hombre (Jesús) muera en el interés del pueblo y no que la nación entera sea destruida (y de la que dependía su privilegiada posición).” (Juan 11:48-50). (Acotaciones nuestras).

De ahí, que en la primera parte que analizamos de dicha parábola, se muestren las inconsistentes excusas de esos primeros invitados y que con lo que no solo se manifestaba un total desprecio por el increíble privilegio que había sido puesto ante ellos, sino lo que es peor, para con el Magnífico Señor que les extendía semejante oportunidad y que no era otro que el propio Jehová Dios. Ya aclarado este primer aspecto del relato objeto en cuestión, continuemos avanzando en nuestro análisis y veamos que nos continúa diciendo la parábola de Jesús:

De modo que el esclavo vino al amo y le informó estas cosas. Entonces el amo de casa se airó y dijo a su esclavo: “Sal pronto a los caminos anchos y a las callejuelas de la ciudad, y trae acá a los pobres y a los lisiados y a los ciegos y a los cojos”.” (Luc. 14:21).

Luego solo era razonable que el “amo de casa” y que recordemos, prefiguraba al Altísimo, “se airara” en sobremanera ante semejante falta de respeto de aquellos privilegiados primeros invitados y que, rechazándolos, recabara de su “esclavo” y que como hemos dicho prefiguraba a Jesús, saliera a las “callejuelas de la ciudad” (eso es, aún dentro de los límites del pueblo judío) en busca de aquellos judíos de más baja condición, como serían los “pobres, lisiados, ciegos o cojos”, eso es, aquellos despreciados por dicha clase religiosa gobernante y que era el pueblo en general. Pero para entender estas palabras, primero sería oportuno conocer la opinión que de la gente normal tenían los engreídos dirigentes religiosos y que lejos de cumplir con el propósito que Jehová les había encomendado, eso es, cuidar de Sus “ovejas” de la casa de Israel, sencillamente no solo las habían abandonado y las utilizaban para su propio beneficio (Zac. 11:15-17), sino que encima las despreciaban:

Por lo tanto, los oficiales volvieron a los sacerdotes principales y fariseos y estos les dijeron: “¿Por qué no lo trajeron?”. 46 Los oficiales respondieron: “Jamás ha hablado otro hombre así”. 47 A su vez, los fariseos contestaron: “Ustedes no se han dejado extraviar también, ¿verdad? 48 Ni uno de los gobernantes o de los fariseos ha puesto fe en él, ¿verdad? 49 Pero esta muchedumbre (refiriéndose al pueblo llano que seguía a Jesús) que no conoce la Ley (o que no tenían el mismo conocimiento de la misma, que tenían ellos) son unos malditos.” (Juan 7:45-49). (Acotaciones nuestras).

Obviamente esos dirigentes religiosos pasaban por alto el hecho, que los que tenían la obligación de enseñar al pueblo por delegación directa de Jehová y por tanto, máximos responsables de semejante ignorancia, eran precisamente ellos y por eso, el que Este estuviera indignado con dichos dirigentes; pero en cualquier caso, el cumplimiento de la recolección de esos personajes de bajo relieve mencionados en esta segunda porción de la parábola que estamos analizando, comenzó en Pentecostés de 33 E.C. cuando espíritu santo proveniente del Soberano sobre todo el Universo, fue derramado sobre aquellos primeros invitados de entre los “despreciados” por la clase gobernante judía y que llegaron a ser los apóstoles y cabeza del grueso de judíos que se continuó añadiendo al grupo seguidor de Jesucristo, el “esclavo” enviado por su Excelso Amo y Padre, Jehová Dios. Y dándose la circunstancia que por unos tres años y medio después del Pentecostés, esta invitación del Reino se continuó ofreciendo entre los humildes de la nación judía; pero veamos que nos sigue diciendo la parábola:

Andando el tiempo el esclavo dijo: “Amo, se ha hecho lo que ordenaste y todavía hay lugar” (eso es, el aforo del local destinado al evento en cuestión, aún no había sido cubierto, pero que en todo caso se nos habla de un número limitado de asistentes). De modo que el amo le dijo a su esclavo: “Sal a los caminos y a los lugares cercados y oblígalos a entrar, para que se llene mi casa. 24 Porque les digo a ustedes: Ninguno de aquellos varones que fueron invitados (los dirigentes religiosos mencionados) gustará mi cena”.” (Acotaciones nuestras).

Entonces lo que observamos es que dicha invitación, se extendió todavía aún más allá, eso es “a los caminos” o ya fuera de los límites de la ciudad de Jerusalén misma y lo que representaría que debido al general rechazo por parte del pueblo judío de aceptar dicha invitación, la misma fue ofrecida y en un intento de completar el aforo del lugar para la “gran cena” o lo que es lo mismo, completar el número de invitados que conformarían el conjunto de miembros que tomarían parte en el gobierno del reino de Dios, a personas no judías y que en las Escrituras se nos identifican como “gentiles” o “gente de las naciones” y de los cuales, Cornelio y su casa fueron los primeros que aceptaron dicho ofrecimiento (Hech. 10:1-48).

Por lo que resumiendo los hechos, tenemos que Jehová y en fiel cumplimiento de su promesa hecha al pueblo hebreo en el desierto de Sinaí, después de su liberación de la tiranía de Egipto y que tenía que ver con el sacar de entre ellos en un futuro aún lejano “un reino de sacerdotes”, eso es, reyes a la vez que sacerdotes (Éxo. 19:5-6), envió a Su Hijo Jesús a buscar de entre su pueblo, a aquellos que tendrían que colaborar con él en la gobernación del reino de Dios por espacio de mil años y privilegio que fue rechazado en primera instancia, por “aquellos varones que fueron invitados” (v.24) y que eran los dirigentes religiosos judíos en su calidad de máximos conocedores de la ley; en segunda instancia, por la inmensa mayoría del resto del pueblo de Israel y lo que obligó, ya en una tercera instancia, a extender a personas ajenas a la nación judía, o “gente de las naciones” dicho privilegio…… por lo que la pregunta que nos llevaría a la principal enseñanza de dicha parábola y captada por muy pocos, tiene que ver con el hecho de que si Jehová pactó con la nación de Israel de entre ellos sacar a los reyes y sacerdotes acompañantes de Su Hijo Jesucristo en el reino milenario ¿por qué extendió dicha invitación a personas que no pertenecían al mismo?

Y es que lo que hemos hecho hasta ahora, no ha sido más que identificar a unos personajes envueltos en determinada parábola o ilustración, en todo caso una historia ficticia y explicar una determinada relación de sucesos que tuvieron que ver con acontecimientos de la historia real…… pero la enseñanza fundamental de dicha parábola, que a nuestro juicio aún no ha sido contada (cuánto menos entendida) por tanto “ungido” que pulula por ahí, está directamente relacionada con la respuesta a la pregunta formulada: Jehová acudió a los gentiles para sacar futuros miembros de dicho gobierno del reino, porque el pueblo de Israel en su conjunto, no había proporcionado los suficientes candidatos para completar la cantidad predeterminada por el Altísimo en cuanto al número total de esos gobernantes; y que estaríamos hablando de un número limitado de individuos, fuere el que fuere, se sobreentiende de las siguientes palabras de Pablo en Rom 11:25 y dirigidas precisamente a “gentiles”:

Porque no quiero, hermanos, que ignoren este secreto sagrado, para que no sean discretos a sus propios ojos: que un embotamiento de las sensibilidades le ha sucedido en parte a Israel hasta que el número pleno de gente de las naciones haya entrado.”

Pasaje que nos señala, que estaríamos hablando de que solo un número determinado de “gente de las naciones” entraría a participar de dicha invitación, al efecto de poder completar el número total de gobernantes establecido por Jehová; y hecho que se entiende mejor en la interpretación que de dicho pasaje hace la versión Palabra de Dios para Todos:

Hermanos, quiero que sepan algo que les ayudará a no creerse sabelotodo. Así que les explicaré un secreto que Dios ha revelado: parte de Israel se ha puesto terca, pero sólo hasta que se complete el número de los que no son judíos que llegue a Cristo.”

Luego obviamente de lo que estaríamos hablando, es que no solo de los gentiles un número determinado de ellos participaría del privilegio de reinar con Cristo, sino que existía un número global concreto y limitado, predeterminado por Jehová para el total de miembros de ese gobierno del reino. Y ello muestra el error de la inmensa mayoría, tanto de las organizaciones cristianas, como de autores de artículos bíblicos y que van supuestamente por libre (todos ellos se consideran “ungidos” ¡faltaría más!), que tienen la firme convicción y en ese sentido enseñan, de que cristianos de todos los tiempos (en función de su bautismo) y en número ilimitado, indiscutiblemente ya tienen su plaza en ese reino venidero, obviamente, como gobernantes en el mismo en calidad de inmortales reyes y sacerdotes; por ello y dando por buena dicha enseñanza, no se han preocupado en asegurarse que las Escrituras no digan algo en sentido contrario y que desbarate dicha expectativa, pues no contemplan siquiera dicha posibilidad.

Pero como en este blog no tenemos tan claro que esto sea así, es más, no nos lo creemos “ni hartos de vino” que diría el castizo, porque sencillamente no puede ser así, en función del contexto general de las Escrituras en donde, por ejemplo y en unos versos antes del citado por partida doble, concretamente del 17 al 21, Pablo y dirigiéndose a miembros de entre los “gentiles” que formaban parte del simbólico olivo que representaba al Israel de Dios (Gál. 6:16), dijo lo siguiente:

Sin embargo, si algunas de las ramas fueron desgajadas, pero tú, aunque eres acebuche, fuiste injertado entre ellas y llegaste a ser partícipe de la raíz de grosura del olivo, 18 no te alboroces en triunfo sobre las ramas. Pero, si te alborozas en triunfo sobre ellas, no eres tú quien soporta la raíz, sino la raíz a ti. 19 Dirás, pues: “Algunas ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado”. 20 ¡Está bien! Por su falta de fe fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. Cesa de tener ideas encumbradas; antes bien, teme. 21 Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, tampoco te perdonará a ti.”

Entonces lo que queda claro es que ese simbólico olivo que representa al Israel espiritual, contiene un determinado y concreto número de ramas (entiéndase miembros) y si bien estas pueden ser sustituidas por otras, de ninguna manera se puede ver alterado su número (el que sea); eso es, que estaríamos hablando de sustitución de unas ramas por otras y no de aumento ilimitado o disminución del número de ellas…… luego el gobierno del reino de Dios, tiene un número fijo de participantes que no puede sufrir alteración alguna a través del tiempo. Pero volviendo a lo que decíamos, como nosotros no compartimos esa creencia general, hemos encontrado en la parábola en cuestión un detalle, repetimos, pasado por alto por la mayoría de estudiosos del tema y que corrobora nuestro planteamiento, en el sentido de que no puede haber de manera alguna, un aumento ilimitado de miembros de dicho gobierno divino. Y es que si se presta atención al relato analizado, vemos que después de que debido a que como clase (individualmente hubo algunos que sí aceptaron) los gobernantes judíos rechazaran dicha oferta, esta fue ofrecida al resto de pueblo de Israel y el cual también, de manera mayoritaria rechazó, posteriormente fue ofrecida a los gentiles o gente de las naciones…… pero antes de que el esclavo de la parábola recibiera dicha orden de extender la invitación a la gente de las naciones, este se dirige a su amo con las siguientes palabras:

Andando el tiempo, el esclavo dijo: “Amo, se ha hecho lo que ordenaste (el recoger a los humildes que del pueblo de Israel aceptaron) y todavía hay lugar”. 23 Y el amo dijo al esclavo: ‘Sal a los caminos y a los lugares cercados y oblígalos a entrar, para que se llene mi casa.” (Luc. 14:22-23). (Acotación nuestra).

Luego dado que en las Escrituras no hay palabras superfluas, sino que hasta la última de ellas tiene su importancia, pues todas ellas tienen su propósito y razón de ser…… o de estar donde están ¿qué significaba ese “todavía hay lugar”? O lo que es lo mismo ¿qué información se nos está transmitiendo, por medio de esas tres palabras? Obviamente hay que entender de ellas, que nos estarían indicando que de un espacio limitado a cierto número de comensales, aún quedaban algunas bacantes para que todos los asientos del banquete estuviesen ocupados y con ello, completado el aforo del local en cuestión…… y puesto que ya hemos señalado que este no era otra cosa que el “reino de Dios”, pues de eso es de lo que estaba hablando Jesús, solo podemos deducir de ellas que el reino de Dios tiene un número determinado e inamovible de plazas, por lo que no pueden ni aumentar ni disminuir con el tiempo.

Y que Jesús estaba hablando en esa parábola, del reino de Dios, queda claro por un detalle que así nos lo confirma; porque recordemos que dicho relato de Jesús, vino a cuento de un comentario que hizo una de las personas que estaban al lado de este, en una comida a la que había sido invitado:

Al oír estas cosas (las que estaba ensañando Jesús en ese momento), cierta persona de entre los convidados con él le dijo: “Feliz es el que coma pan en el reino de Dios.” (Luc.14:15). (Acotación nuestra).

Ello es lo que nos lleva a deducir, que la ilustración que estamos analizando tenía que ver con el reino de Dios y en el bien entendido, que este era el tema fundamental en el que se siempre se centró Jesús. Por lo que y continuando con lo que decíamos, queda claro que de los gentiles se tomó solamente la cantidad necesaria para que el número determinado de asistentes a la citada “gran cena”, quedara completo…… luego estaríamos hablando de un aforo, el que fuera, pero en todo caso perfectamente delimitado; de ello que en Rev. 14:1; 4, leamos lo siguiente:

Y vi y, ¡miren!, el Cordero de pie sobre el monte Sión y con él ciento cuarenta y cuatro mil que tienen escritos en sus frentes el nombre de él y el nombre de su Padre. (……) Estos son los que no se contaminaron con mujeres; de hecho, son vírgenes. Estos son los que van siguiendo al Cordero no importa adónde vaya. Estos fueron comprados de entre la humanidad como primicias para Dios y para el Cordero.”

Y ello nos quiere decir, que de la totalidad de seres humanos, 144.000 de entre ellos fueron apartados, comprados o redimidos, en todo caso separados del resto por el Altísimo, para que acompañaran a su Hijo Jesucristo en su tarea de gobernar al mundo por mil años; con ello no pretendemos afirmar que el aforo del local de la “gran cena” de la parábola tuviera capacidad para ese número de invitados, pues solo hacemos referencia al hecho concreto de que el acceso al mismo estaba limitado a determinado número de miembros y que no se podía sobrepasar. Aunque es cierto, que los que contemplan la absurda idea de que todos los cristianos bautizados tienen dicho privilegio (idea no contemplada en las Escrituras) y que aspiran a su cuota personal de poder, niegan tercamente la literalidad de dicha cantidad y a la que califican de simbólica, alegando para ello que el libro de Revelación o Apocalipsis está lleno de simbolismos y algo que es cierto; pero no es menos cierto, que ello no significa que todo lo que hay en dicho libro sea simbólico, sino que es el contexto de cada pasaje lo que determina su posible simbolismo…… y este no es el caso.

Ya de entrada, tenemos que dicha cantidad nos viene rebotada de Rev. 7:4-8 y es el resultado de una operación matemática: 12.000 miembros de cada una de las 12 tribus de Israel (este es otro tema de debate y del que algún día nos ocuparemos) y que multiplicando ambas cantidades entre ellas, dan la cifra en cuestión. Pero es que además, dicha cantidad se pone en directo contraste con otro grupo de personas de distinta procedencia y a las que se hace referencia como de una “gran muchedumbre que ningún hombre podía contar”…… luego una vez más, el marcado contraste entre esas dos cantidades tiene que querer decirnos algo, puesto que como ya hemos mencionado, en las Escrituras todo lo dicho en ellas tiene su sentido y nos transmite información: y la que se nos transmite en este caso, es la que nos lleva a razonar que si una cantidad por inmensa no se podía contar y había otra que sí se podía contar y que estaba cuantificada en 144.000 miembros, ello significa que nos encontramos ante un número absolutamente real y creíble…… a menos eso sí, que Jesucristo no hubiera entendido bien la revelación que le dio su Padre, o que el ángel que la transmitió no fuera “el más listo de la clase” o de que Juan hubiera estado pensando en las “musarañas” en el momento de recibir dicha información. Pero para añadir a nuestro planteamiento, en el sentido que se trata de que estaríamos hablando de una cantidad literal, tenemos el hecho de que esta visión de Juan no era más, que una parte del cumplimiento profético “de las cosas que tienen que suceder dentro de poco” (Rev. 1:1) y señalado en el Sal. 2:5-6:

En aquel tiempo les hablará en su cólera (Jehová) y en su ardiente desagrado los perturbará, 6 diciendo: “Yo, sí, yo, he instalado a mi rey sobre Sión, mi santa montaña”. (Acotación nuestra).

Por lo que contrastemos dicho salmo profético, con la visión de Juan en la Revelación y que se nos muestra en el ya citado Rev. 14:1:

Y vi y, ¡miren!, el Cordero (Jesucristo) de pie sobre el monte Sión y con él ciento cuarenta y cuatro mil que tienen escritos en sus frentes el nombre de él y el nombre de su Padre.” (Acotación nuestra).

Luego si estamos ante la visión de un acontecimiento real a producirse en un futuro ya cercano, como es el reinado milenario de Cristo y nadie duda lo más mínimo de ello ¿por qué razón, los 144.000 personajes que aparecen flanqueando al Gran Rey Jesucristo, no tienen que ser tan reales como el número de ellos? Tengamos en cuenta que Juan no solo vio, sino que también oyó el número o cantidad en cuestión (Rev. 7:4), por lo que no puede quedar ninguna duda que esa es la cantidad de personas que acompañarán a Jesucristo en su gobierno mundial de hechura divina…… y cantidad, que aún no ha sido completada; veamos que se nos dice de ello en Rev. 6:9:11:

Y cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido degollados a causa de la palabra de Dios y a causa de la obra de testimonio que solían tener. 10 Y clamaban con voz fuerte y decían: “¿Hasta cuándo, Señor Soberano santo y verdadero, te abstienes de juzgar y de vengar nuestra sangre en los que moran en la tierra?”. 11 Y a cada uno de ellos se dio una larga ropa blanca; y se les dijo que descansaran por un poco de tiempo más, hasta que se completara también el número de sus co-esclavos y de sus hermanos que estaban a punto de ser muertos como ellos también lo habían sido.”

Recordemos, por otra parte, que en el pasaje de Pablo en Rom. 11:25, se nos señala el hecho que “parte de Israel se ha puesto terca, pero sólo hasta que se complete el número de los que no son judíos que llegue a Cristo”; y puesto que dicha “terquedad” tenía que ver con el hecho de no reconocer a Jesús como el Mesías enviado por Jehová y situación que se continúa manteniendo en nuestros días, ello significa que el número de esos 144.000 miembros gobernantes con Cristo en el reino de Dios, aún continúa por completar.

Entonces es obvio que al número de 144.000 elevados a la condición de Hijos adoptivos de Dios, hermanos por tanto de Jesucristo (Rom. 8:29) y consecuentemente, herederos con él del reino en calidad de inmortales reyes y sacerdotes, le quedan aún por incorporar para llegar a su total, algunos elementos y algo que nos confirma Rev. 11:3-6, al anunciarnos la próxima venida de “dos testigos” con grandes poderes a la manera de los Pedro, Juan, Pablo, etc. y que no es otra cosa, que la aparición de un pequeño resto “ungido” al que se le da la comisión y al igual que a los primeros apóstoles, de encabezar una predicación mundial ya anunciada por Jesús en Mat. 24:14…… y entonces es cuando viene el fin del actual sistema de cosas tal como lo conocemos; luego si solo son 144.000 los que reinan con Cristo y de los que se nos ha dicho que son comprados, redimidos o separados (Rev. 14:4) de entre la humanidad para tal comisión ¿qué hay entonces, de la inmensa cantidad restante de la humanidad y de la que en la actualidad todos formamos parte?

Pues muy sencillo, queridos amigos: con la venidera gran predicación, se le dará al personal la oportunidad de elegir, entre el venidero reino de Dios y el ya casi establecido Nuevo Orden Mundial y que estará regido en su momento por el llamado “Anticristo”; y para lo cual tendremos un plazo de 1.260 días (Rev. 11:3) o tres años y medio y que es la mitad de la 70 semana profética de Dan 9: 27, para fijar nuestra posición. Ya después de transcurrido dicho tiempo, aquellos que hayan confiado en Jehová y aceptado Su reino en manos de Jesucristo, serán protegidos u ocultados a la manera de Noé durante el diluvio…… mientras que aquellos que se hayan decantado por el gobierno satánico del Anticristo, se enfrentarán a la llamada “gran tribulación” y que por espacio de los restantes tres años y medio hasta completar los siete de la profética semana 70 mencionada, llevará a la destrucción eterna de todos aquellos que tan desatinada opción hayan escogido; de todas maneras y para una información más completa sobre este particular, nos permitimos sugerirles que lean nuestro artículo “¿Qué ocurrirá con nosotros, en la venidera “gran tribulación”?” del 08/12/12.

Y eso es todo, queridos amigos; ahora y si quieren seguir nuestra perenne recomendación, cojan su ejemplar de las Escrituras y comprueben por ustedes mismos si lo que les hemos contado se ajusta al contenido de las mismas: si es así, estupendo…… ya en caso contrario, les estaríamos muy agradecidos si nos lo señalaran, para con ello poder aprender un poco más; y ya saben: contarán con nuestro eterno agradecimiento.

MABEL

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