¿Qué quiso decir el profeta?
Hace unos pocos días, una buena amiga de este blog puso en nuestro conocimiento una creencia que sostienen muchos “entendidos” en la materia, en el sentido que la profecía de Zac. 11:15-17 hace referencia al personaje “el Anticristo” y además, nos daba el detalle adicional, que dicho personaje y según la creencia mayoritaria de esas personas sería tuerto, eso es, que le faltaría visión en un ojo. Nosotros que no conocíamos nada del tema y que además, este pasaje profético tampoco es que lo domináramos mucho, lo primero que hicimos fue irnos al contenido del mismo y como tenemos por costumbre y a falta de otras “herramientas”, leerlo con mucha atención y razonar sobre lo leído con lógica y sentido común…… y eso es lo que se lee en dicho pasaje:
“Y Jehová pasó a decirme: “Toma todavía para ti los aperos de un pastor inútil. 16 Porque, mira, voy a dejar que se levante en la tierra un pastor.” A las ovejas a las cuales se rae no dará atención. A la joven no buscará y a la oveja quebrada no sanará. A la que se estacione no suministrará alimento y la carne de la gorda comerá y las pezuñas de las ovejas arrancará. 17 ¡Ay de mi pastor que nada vale, quien deja el rebaño! Una espada estará sobre su brazo y sobre su ojo derecho. Su propio brazo sin falta se secará y su propio ojo derecho sin falta se oscurecerá”.”
Y a nuestro entender, debidamente analizada, esta profecía obviamente no puede referirse al “Anticristo” por varias razones y siendo una de ellas, el que mientras Jehová anuncia en la misma la llegada de un “pastor inútil” sobre su pueblo Israel, pues se nos habla de que este atendería a Sus ovejas, el personaje “Anticristo” no es levantado para pastorear el pueblo de Israel, sino para dominar sobre el mundo y en el que puede haber de todo, menos “ovejas” de Jehová; y siempre en el bien entendido que nos referimos a una cantidad significativa de personas que realmente puedan ser consideradas como siervos de Este o en su defecto, genuinos seguidores de Jesucristo…… que lo digan, por supuesto que hay millones, pero que realmente lo sean ya es harina de otro costal.
Pero otra razón de bastante más peso que la expuesta, la tenemos en que ya Jehová levantó al “pastor excelente” Jesucristo en su momento y al que estos rechazaron, que mediante el registro bíblico ha continuado pastoreando excelentemente a los creyentes hasta el momento actual, algo que continuará haciendo hasta el final de los mil años y por lo tanto no ha lugar para otro pastor…… y menos si resulta ser un “pendón verbenero” como del que se nos está hablando; por lo tanto ¿quién es ese enigmático personaje, calificado también en el pasaje profético mencionado como “el pastor que nada vale”? Porque después de Jesús, ya no levantó el Altísimo a ningún otro pastor y por lo que queda confirmado que el venidero “Anticristo” no puede ser el “pastor inútil” mencionado en esta profecía de Zacarías. Luego la cuestión ahora, tiene que ver con el averiguar de quién se nos está hablando y que como única pista, solo tenemos el hecho que dicha aparición, tiene que ser anterior a la venida de Jesús a la tierra, pues él sustituyó a ese “pastor inútil” y como queda probado en el siguiente pasaje, según propia afirmación:
“Yo soy el pastor excelente; el pastor excelente entrega su alma a favor de las ovejas. 12 El asalariado, que no es pastor y a quien las ovejas no pertenecen como suyas propias, ve venir al lobo y abandona las ovejas y huye; y el lobo las arrebata y las desparrama, 13 porque es asalariado y no le importan las ovejas. 14 Yo soy el pastor excelente y conozco a mis ovejas y mis ovejas me conocen a mí, 15 así como el Padre me conoce y yo conozco al Padre; y yo entrego mi alma a favor de las ovejas.” (Juan 10:11-15).
Y en este pasaje, en el que Jesús se identifica como “el pastor excelente”, luego ya no hay lugar para el “pastor inútil”, vemos un detalle interesantísimo que nos delata claramente a quién se hacía referencia en la profecía de Zacarías, con susodicha expresión: el detalle tiene que ver, con el que Jesús relaciona a dicho personaje con un “asalariado” luego obviamente bajo la autoridad de un amo o dueño del rebaño (en esta caso, el Superlativo Amo del rebaño es Jehová Dios), mientras que él se identifica como “el Hijo” de este Amo…… luego ¿quién hasta el momento de la llegada del “pastor excelente” Jesús, ocupó el cargo de “asalariado” con la responsabilidad de cuidar o pastorear a las ovejas de la casa de Israel? ¿No fue acaso, el conjunto de dirigentes religiosos del pueblo judío, eso es, el sacerdocio y su máximo responsable al frente, el Sumo Sacerdote y conjunto que coloquialmente llamamos “los escribas y los fariseos”, sobre los que descansaba dicha asignación? Entonces al no ser estos hijos de Dios, como sí lo fue Jesús, como grupo conformaban la clase del “pastor asalariado” que temporalmente tuvo a su cargo dicha comisión hasta que llegara el “pastor excelente”…… pero que no cumplía con su obligación de salvaguardar los bienes de su Amo, eso es, las “ovejas” en cuestión y que representaban al pueblo de Israel.
Y ahora, aclarado y siempre según nuestro entender, quién era el “pastor que nada vale” de Zac. 11:16 y que en principio hemos visto que nada tiene que ver con el personaje “el Anticristo”, veamos otro aspecto y que tiene que ver con la afirmación de que el tal personaje será “tuerto”. Es cierto que puesto que hemos negado la mayor, eso es, que la profecía no se refiere a ese personaje por venir, podríamos finiquitar aquí el asunto; pero continuaremos adelante con el análisis, para más o menos mostrar cómo se lleva a cabo una investigación bíblica para averiguar la consistencia de determinada enseñanza que en un momento dado alguien nos quiera colar…… por lo que continuaremos con el verso 17 y que dice así:
“¡Ay de mi pastor que nada vale, quien deja el rebaño! Una espada estará sobre su brazo y sobre su ojo derecho. Su propio brazo sin falta se secará y su propio ojo derecho sin falta se oscurecerá”.”
Y para entender lo que se nos está queriendo decir, deberíamos de acudir a unas palabras que dijo Jesús en su famoso Sermón del Monte y que representan una incógnita para muchas personas, pero que conociendo su significado queda claro que nada tienen que ver esas palabras de la profecías de Zacarías, con esa afirmación de que determinado personaje, en este caso “el Anticristo” sería tuerto; y argumento que se cae por su propio peso si tenemos en cuenta que estaríamos hablando de una persona cuyo poder de persuasión sobre las partes firmantes del tratado de paz con el que iniciará, no solo su presencia, sino también la séptima semana profética de Dan. 9:27, es que será considerado como El Enviado de Dios tanto para musulmanes como para judíos (entre quienes se establecerá dicho pacto), bien sea que le llamen El Mahdi o El Mesías respectivamente…… por lo que empezaríamos bien, si de entrada este ya fuera tuerto. Y es que en España, cuando a uno le sale todo rematadamente mal, se le suele decir aquello de ¡oye hijo, es que parece que “ta mirao” un tuerto!...... pero dejemos esto como un simple comentario y pasemos a ver las palabras de Jesús:
“Ahora bien, si ese ojo derecho tuyo te está haciendo tropezar, arráncalo y échalo de ti. Porque más provechoso te es que uno de tus miembros se pierda y no que todo tu cuerpo sea arrojado en el Gehena. 30 También, si tu mano derecha te está haciendo tropezar, córtala y échala de ti. Porque más provechoso te es que uno de tus miembros se pierda y no que todo tu cuerpo vaya a parar al Gehena.” (Mat. 5:29-30).
¿Pero por qué concretó Jesús, precisamente en la mano derecha y sobre todo, en el ojo derecho pues fue lo que primero mencionó? Y a nuestro entender, solo habría una respuesta medio razonable que cuadrara con el sentido de lo afirmado en el texto 17 que hemos citado de Zacarías. Y es que hasta donde nosotros sabemos, todas las personas tenemos un ojo dominante o director, con una mayor agudeza visual y que es el encargado de dominar la visión de profundidad, eso es, los objetos situados en la distancia, mientras que el otro se encarga de la visión periférica y espacial principalmente, consiguiendo con ello hacer llegar entre ambos una imagen tridimensional a nuestro cerebro y ubicarnos correctamente en el espacio. En la inmensa mayoría de las personas, ese es el ojo derecho pues la inmensa mayoría de ellas somos diestras y siendo consustancial una cosa con la otra y circunstancia que se da también con aquellas que son zurdas y cuyo ojo predominante es el izquierdo (solo de manera excepcional, se da el caso que siendo la mano predominante la derecha, el ojo predominante sea el izquierdo y viceversa); de ahí que Jesús relacionara el ojo derecho con la mano derecha…… aparte por supuesto, de la importante enseñanza que estaba intentando transmitir.
Porque el que Jesús relacionara el ojo derecho con la mano derecha, tenía que ver con el hecho reconocido por el auditorio al que se dirigía, que si bien no sabía nada de esa característica de los ojos (pero algo conocido obviamente por Jesús), si sabían de la suma importancia que para una persona diestra tenía el que le faltara dicho miembro y solo le quedara la mano izquierda, con la que no sabía hacer absolutamente nada y lo cual, lo limitaba en gran manera para valerse por sí mismo…… pues lo mismo tenía que ver con perder el ojo derecho y quedarse solo con el izquierdo, lo que limitaría enormemente su capacidad de visión y por lo tanto, su capacidad operativa en todo aspecto de la vida; y es ahí en donde ya entramos en el verso 17 de Zacarías que estamos analizando. Porque recordemos que en este se nos dice que “su propio ojo derecho (eso es, el predominante o el que ve a lo lejos) sin falta se oscurecerá”.
¿Qué significó esto en la práctica, para aquel simbólico “pastor inútil” conformado por los dirigentes religiosos del tiempo de Jesús y como justa retribución, a su falta de respeto a la tarea que Dios les había encomendado, con respecto del cuidado amoroso de Sus “ovejas”, la casa de Israel? Pues que aunque lo tuvieron delante de sus mismas narices, no alcanzaron “a ver” o reconocer (su capacidad de percepción se oscureció o quedo falta de visión), el cumplimiento de las profecías que confluían en Jesús y que eran (según fuentes consultadas) más de trescientas, que mostraban indefectiblemente a Jesús como el Mesías prometido por Jehová y por tanto, su condición de Hijo de Dios; tan carentes de visión espiritual estaban, que llegaron al grado que acabar con la vida de este de forma ignominiosa y vil, eso es, ajusticiándolo como un vulgar criminal. Y no olvidemos, que dichos personajes eran los que tenían a su cargo el instruir o “pastorear” el rebaño de Dios (el pueblo judío) y por tanto, doctos en la Ley de Dios y que era en dónde estaban declaradas las profecías que apuntaban a Jesús como el Mesías enviado por Jehová, como acabamos de mencionar; pero veamos unas palabras que en este sentido, dirigió Jesús en su momento a esos presuntos entendidos en la Ley de Dios, los escribas y los fariseos:
“Ustedes escudriñan las Escrituras, porque piensan que por medio de ellas tendrán la vida eterna; y estas son las mismas que dan testimonio acerca de mí. 40 Y con todo, ustedes no quieren venir a mí para que tengan vida. 41 Yo no acepto gloria de parte de los hombres, 42 pero bien sé que no tienen el amor de Dios en ustedes. 43 Yo he venido en el nombre de mi Padre, pero ustedes no me reciben; si algún otro llegara en su propio nombre, recibirían a ese. 44 ¿Cómo pueden creer ustedes, cuando aceptan gloria unos de otros y no buscan la gloria que proviene del único Dios? 45 No piensen que yo los acusaré ante el Padre; hay quien los acusa: Moisés, en quien ustedes han puesto su esperanza. 46 En realidad, si creyeran a Moisés, me creerían a mí, porque aquel escribió de mí. 47 Pero si no creen los escritos de aquel, ¿cómo creerán mis dichos?” (Juan 5:39:47).
Pero en esa profecía de Zacarías y concretamente en su verso 17 ya mencionado, se perciben unos detalles que cuadran perfectamente con el hecho de esas palabras allí reflejadas, hacían referencia a esa clase dirigente del pueblo judío; luego volvamos a leerlo y señalemos estos aspectos del mismo:
“¡Ay de mi pastor que nada vale, quien deja el rebaño! Una espada estará sobre su brazo y sobre su ojo derecho. Su propio brazo sin falta se secará y su propio ojo derecho sin falta se oscurecerá”.”
El hecho de que se nos mencione que “una espada” estaría sobre el brazo de dicho “pastor inútil” así como sobre su ojo, es evidencia de lo que podríamos considerar como una maldición o castigo proveniente de Jehová y por tanto inevitable, debido a la mala actitud de este para con los intereses de su Amo…… y algo que se cumplió al pie de la letra. Recordemos que no solo no supieron identificar al verdadero Mesías enviado por Dios, pues su orgullo y altanería les nubló su capacidad de percepción de las cosas que ocurrían ante sus propios ojos, sino que su omnímodo poder sobre la nación judía fue totalmente desbaratado. Porque eso es precisamente lo que en términos bíblicos significa la expresión mencionada, cuando se aplica a alguna nación o a los inicuos (Jer. 48:25; Job. 38:15); y poder que les fue quitado, cuando en el año 70 EC Jerusalén fue destruida por las legiones romanas y lo que significo prácticamente la desaparición de Israel como nación, junto a sus poderosos gobernantes religiosos…… y lo que significó el fin del sistema de cosas judío, tal como se conocía en aquellos tiempos, para siempre.
Y esta queridos amigos, es la conclusión a la que hemos llegado sobre lo que nos quiere decir el pasaje analizado de Zac. 11:15-17, siempre partiendo de una atenta lectura del mismo, así como de un razonamiento lógico y con sentido común de lo leído, ajustado ello al contexto general de las Escrituras y que son en definitiva, las que se interpretan a sí mismas…… y algo que con una pequeña “ayudita” de Jehová, cualquiera de ustedes puede poner en práctica, si realmente muestra aprecio por las cosas de Este y así se lo propone.
MABEL
lunes, 14 de enero de 2013
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