Respondiendo a una objeción
Hace unos días y después de publicar nuestro artículo: “¿Resucitarán todos los muertos?”, recibimos un comentario, que como mínimo nos sorprendió. Y puesto que no se trataba de un correo personal y sujeto por tanto a privacidad, sino de un comentario para exposición pública y de hecho, ahí está publicado en el apartado de comentarios del artículo en cuestión, pues entendemos que no hay ningún problema que le demos aquí de forma pública, la debida atención. Y como siempre, recomendamos al querido lector el leer dicho comentario citado, para así poder entender lo que nosotros vamos a replicar y de paso comprobar, si estamos en lo correcto o no.
En primer lugar, lo que nos queda claro es que nuestro artículo no ha sido leído con la atención debida, porque de lo contrario algunos argumentos de la réplica no se tendrían que haber producido, dado que están ampliamente explicados en nuestro escrito y con sus correspondientes textos de apoyo. Sin embargo nuestro amable objetante, inicia su escrito en los siguientes términos: “Querido Armando, creo que todos serán resucitados”, lo cual nos parece perfecto. Lo que ya no nos parece tan perfecto, es que no apoye dicha creencia con los oportunos textos bíblicos o en su defecto señalando en los usados por nosotros, algún posible error de interpretación o de aplicación. Porque resulta que si no hemos cometido los tales errores, nosotros tenemos la razón en lo que hemos publicado y nuestro comunicante está equivocado en su planteamiento, a pesar de lo que honestamente pueda creer. Y además, porque si concurre esta circunstancia de ausencia de error, tanto de interpretación como de aplicación, resulta que el que está hablando es Jehová y no nosotros, que solo nos limitamos a poner por escrito lo que entendemos que está reflejado en Su Palabra, la Biblia; así de sencillo. Porque veamos lo que se nos dice de los habitantes de Sodoma y Gomorra, por ejemplo:
“Así también Sodoma y Gomorra y las ciudades circunvecinas después que ellas de la misma manera como los anteriores hubieron cometido fornicación con exceso, he ido en pos de carne para uso contranatural, son puestas delante de nosotros como ejemplo amonestador al sufrir el castigo judicial de fuego eterno.”
Considerado esto así, Judas 7 significaría que la gente inicua de Sodoma y Gomorra fue juzgada y destruida para siempre, dado que en las Escrituras, el fuego es símbolo de destrucción total y permanente (Rev. 20:14-15).
No olvidemos tampoco de donde proceden los resucitados, según Rev. 20:13:
“Y el mar entregó los muertos que había en él y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos y fueron juzgados individualmente según sus hechos.”
O sea, los muertos que descansan en el fondo del mar y que por razones obvias no han podido ser enterrados y los que descansan en el Hades (Seol en hebreo), como símbolo del sepulcro común de la humanidad. Ahora bien, nada se nos habla sin embargo, de aquellos que Jehová no permitió que fueran sepultados, sino que ordenó quemarlos y que ya hemos visto lo que esto significa; veamos un ejemplo, en Jos. 7:15:
“Y tiene que suceder que el que sea escogido con la cosa dada por entero a la destrucción será quemado con fuego (evidentemente, después de ser lapidado), él y todo cuanto le pertenece, porque ha traspasado el pacto de Jehová y porque ha cometido una locura deshonrosa en Israel.” (Acotación nuestra).
Sin embargo, sorprendentemente, notamos que a otros delincuentes Él sí ordenaba enterrar:
“…... su cuerpo muerto no debería quedarse toda la noche en el madero; antes bien, sin falta debes enterrarlo ese mismo día, porque cosa maldita de Dios es el que ha sido colgado; y no debes contaminar tu suelo, que Jehová tu Dios te da como herencia.” (Deut. 21:23).
Y puesto que no entendemos que eso fuera un “caprichín” de Jehová, algo se nos tiene que querer decir, al significar tan notable diferencia. Circunstancia esta que cuando Jesús estuvo aquí en la tierra pareció señalar, al ser muy concreto en lo que dijo:
“No os extrañéis de esto: llega la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz….” (Juan 5:28).
Luego él no menciono nada en el sentido de que todos los muertos en general tenían que resucitar, ya que solo hizo mención a aquellos que estaban en los sepulcros. Pero claro, Jesús no podía estar refiriéndose a la literalidad de esa afirmación, dado que la inmensa mayoría de las personas que habían existido antes que él, ya no estaban en sus sepulcros literales porque sus cuerpos descompuestos se habían fundido con la tierra. Luego de lo que él estaría hablando, es de personas que en cualquier época hubieran recibido sepultura y con lo que evidentemente, se refería a aquellas que a lo largo de la historia de la humanidad han muerto, no como consecuencia directa de un juicio de Jehová, las cuales o bien son consumidas por el fuego destructor o dejadas como estiércol sobre la superficie de la tierra, en señal de perpetuo desprecio y que nunca recibieron sepultura:
“Y realmente los tenderán al sol y a la luna y a todo el ejército de los cielos, a los que ellos han amado y a los que han servido y tras los cuales han andado y que han buscado y ante los cuales se han inclinado. No serán recogidos, ni serán enterrados. Como estiércol sobre la haz del suelo llegarán a ser.” (Jer. 8:2).
Luego vemos un detalle distintivo entre unos muertos y otros: los que murieron por causas humanas (por llamarlo de alguna manera) y que normalmente recibieron sepultura y aquellos que fueron destruidos a causa del juicio divino y que según leemos, no la recibieron.
Que eso es así, nos lo confirma un detalle que no suele tenerse en consideración, pero que ahí está...... y es que no olvidemos, que en la Palabra de Jehová un simple punto o coma tienen su importancia, por ello entendemos digno de mención dicho detalle; veamos: al inicio del párrafo anterior, hemos considerado Rev. 20:13, que nos habla acerca de que el mar y el hades, entregaron a sus muertos, pero ¿por qué se establece tal distinción? ¿Por qué no dice “…... y todos los muertos fueron levantados y fueron juzgados individualmente según sus hechos.”? Pues no puede decirlo, porque de ninguna manera esto es así, aunque nuestro querido objetor esté convencido de ello, pues solo resucitan aquellos que desde que el mundo es mundo, han muerto y sido sepultados y por lo tanto, repetimos, no los que a causa de un juicio adverso y directo de Jehová, han sido consumidos por el fuego o dejados como estiércol sobre la superficie del suelo y que en consecuencia, seguro que no han recibido sepultura. Por eso Rev. 20:13, necesita especificar que también los que están en el mar, son resucitados aunque no fueran literalmente enterrados y por tanto, no se pudiera afirmar, simbólicamente, que están en el sepulcro. Y para que quede claro y según entendemos, señalamos el hecho de que las Escrituras ponen el énfasis, no en el mero hecho físico del ser sepultado o no, sino en el hecho de haber muerto como víctima directa de un juicio adverso del Altísimo y que es lo que realmente priva a uno de la resurrección.
No sea que nos salga alguien diciendo que en la India continúan con la tradición de incinerar a sus difuntos en pilas funerarias o que en occidente se suele usar en algunos casos la cremación del cadáver para recoger sus cenizas en un jarrón y que en consecuencia, esas personas tampoco tendrían que resucitar, porque no han recibido literal sepultura...... y que tampoco sería así, debido que tanto en un caso como en otro, sí han recibido honras fúnebres a diferencia de los ejecutados directamente por Jehová y que es del punto que estamos tratando. Y es que además y en el sentido de que no todos resucitarán, tenemos el incontestable testimonio de Jesús en Lucas 20:35, cuando respondiendo a una capciosa pregunta de los saduceos dijo que habían aquellos “ …… que han sido considerados dignos de ganar aquel sistema de cosas y la resurrección de entre los muertos…...”, por lo cual se deduce, lógicamente, que también estaban, están y estarán, aquellos que no han sido considerados dignos de ganar la resurrección ni el sistema venidero, luego entonces de nuevo vemos, que no todos los muertos serán resucitados. Porque veamos unas palabras que nos confirman que en un futuro habrá muchas personas no consideradas dignas de una resurrección y que encontramos en una profecía a cumplir en nuestros días:
“Esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos: ‘¡Miren! Una calamidad va a salir de nación en nación, y una gran tormenta misma será levantada desde las partes más remotas de la tierra. 33 Y los muertos por Jehová ciertamente llegarán a estar en aquel día desde un extremo de la tierra hasta el mismísimo otro extremo de la tierra. No serán plañidos, ni serán recogidos ni enterrados. Quedarán como estiércol sobre la superficie del suelo.” (Jer. 25:32-33).
Y desde luego, de lo que menos se puede deducir de esas palabras, es de una futura resurrección como premio para tales personas...... ahora bien, si nuestro querido objetor desea continuar defendiendo su teoría, tiene todo el derecho. Pero nuestro amable objetor también nos plantea un supuesto y que tiene que ver con un personal giro radical de pasando de ser un creyente, a convertirse en un furibundo ateo y enemigo de la fe, siguiendo a continuación con el siguiente razonamiento:
“Bajo la perspectiva tuya, yo ya no tengo otro destino sino la condenación eterna en el gehenna cuando muera. Eso significaría que nunca resucitaré. ¿Entonces cuál es mi castigo por mi necedad? ¿Simplemente no resucitar, o no volver a la conciencia y permanecer destruido para siempre en el sueño eterno del Gehenna? ¿Cómo entonces, sabré yo que estuve errado y que Dios efectivamente existía y que es el Soberano del universo, si nunca más regresaré a mi conciencia? ¿Entonces a quien aplicamos Hebreos 10:31?”
Y después de matizarle que de ninguna manera estamos hablando desde una perspectiva personal, dado que cuando un argumento se sustenta sobre textos bíblicos y de los que por cierto, no nos ha rebatido ni uno solo, resulta que estamos hablando desde de la perspectiva de Jehová, pasaremos a responderle sus preguntas una a una.
¿Entonces cuál es mi castigo por mi necedad?
Pues sencillamente perder la oportunidad de conseguir vida eterna.
¿Simplemente no resucitar, o no volver a la conciencia, y permanecer destruido para siempre en el sueño eterno del Gehenna?
Bueno, si considera simplemente el no resucitar y permanecer destruido para siempre como “peccata minuta”, pues en fin, nada que objetar.
¿Cómo entonces, sabré yo que estuve errado y que Dios efectivamente existía y que es el Soberano del universo, si nunca más regresaré a mi consciencia?
Es que eso ya se sabe antes de ser condenado, porque Jehová jamás ha destruido a nadie sin que este supiera quién era Él y el porqué de su condena, por ejemplo, el Faraón de Egipto. Todos sus juicios condenatorios para destrucción, han tenido que ver con enfrentamientos graves a Su Soberanía o disposiciones reglamentarias como, otro ejemplo, la altanera rebelión de Coré y compañía al enfrentarse a su representante legal, Moisés.
¿Entonces a quien aplicamos Hebreos 10:31?
Veamos que dice el texto: “Es cosa horrenda caer en las manos del Dios vivo.” Ya leído, vemos que aplica a aquellas personas que a diferencia de usted, amigo objetor, sí entienden como grave el no ser resucitado y por ello, condenados a destrucción eterna. Porque de lo que nos habla este texto, es de lo inapelable e inmutable del juicio de Jehová que “….es paciente para con ustedes, porque no desea que ninguno sea destruido.” (2 Ped. 3:9). Solo cuando Él ve (y en ultimísima instancia), que la condición de nuestro corazón no va a experimentar ningún cambio positivo, pasa a condenar para destrucción. Porque Él sabe positivamente, que ha habido, hay y habrán personas que bajo ninguna circunstancia, cambiarán para bien:
“Aunque se haga gracia al malvado, no aprende justicia; en tierra recta se tuerce y no teme la majestad de Yahveh.” Isa. 26:10.
Y ya en su último párrafo, nuestro buen amigo nos dice en primer lugar, lo siguiente:
“Según tu tesis, los apóstatas simplemente morirán y no resucitarán después de esta vida para enfrentar un juicio y así encontrarse con el Dios que negaron y se burlaron.”
Bien, de entrada tenemos que negarle la mayor: no es nuestra tesis, sino la de Pablo:
“Porque es imposible que los que fueron una vez iluminados, que gustaron del don celestial, que llegaron a ser participantes del Espíritu Santo, 5 que también probaron la buena palabra de Dios y los poderes del mundo venidero 6 y después recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento; puesto que crucifican de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y le exponen a vituperio. (……) 8 Pero la que produce espinos y abrojos es desechada, está cercana a la maldición y su fin es ser quemada.” (Heb. 6:4-8).
O sea, son destruidos en el momento de su muerte y sin esperanza de resurrección...... y ya finalmente su último pensamiento:
“Eso me parece muy cómodo y muy conveniente para los herejes, pues si no hay un juicio después de esta vida para ellos, sino simplemente el permanecer inconscientes en el Gehenna, ¿qué temor podrían sentir ellos por un futuro lúgubre y espantoso que consiste en enfrentar el juicio de Dios?”
En fin, no acabamos de entender el sentido de la comodidad y de la conveniencia, que parece tener nuestro objetor, por lo cual obviamos cualquier comentario; y en cuanto a la pregunta, responderle que el temor y la agonía ya lo sufren en el momento de ser conocedores de su destino, como en el caso de Judas que acabo suicidándose, antes de seguir aguantando tan grande y agónico sufrimiento. Porque él sabía qué había hecho y lo que en consecuencia le aguardaba.
Y probablemente como él dice para concluir su comentario, algunos errorcillos serios, tendremos en el artículo en cuestión o en algún otro, quién sabe; pero lo que sí es cierto, es que hasta el momento y nuestro objetor no ha sido la excepción, nadie nos ha podido probar la incorrecta interpretación o dudosa aplicación de un solo texto, de ninguno de los innumerables que hemos usado en nuestras publicaciones. Porque eso, queridos amigos y no otra cosa, es lo que hay que hacer para que una objeción tenga peso y sea considerada como seria pues no vale el dar uno su opinión, como simplemente ha hecho nuestro objetor y no probarla con un solo texto y para uno que se cita y a juzgar por el contenido del párrafo en el que está inserto, pues como que tenemos nuestras reservas acerca de su correcta interpretación.
Luego siendo que de momento, no hemos recibido ningún tipo de corrección, tenemos que entender que lo que nosotros hemos publicado es sencillamente correcto y ajustado a la Palabra de Jehová...... y en el bien entendido de que damos por supuesto, que tal circunstancia puede cambiar en cualquier momento, porque nosotros, también nos podemos equivocar. Y no podemos finalizar nuestra respuesta a nuestro amigo objetor, sin agradecerle la deferencia que nos ha mostrado al leernos y tomarse la molestia de presentar su discrepancia, así como la corrección con la que se ha expresado...... y es que así, da gusto.
MABEL
sábado, 20 de febrero de 2010
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