domingo, 7 de marzo de 2010

Don “erre que erre”.

Así se califica en español “castizo”, a aquellas personas de persistente contumacia y terquedad, a las que les es prácticamente imposible retroceder un palmo en sus planteamientos y a pesar de las numerosas evidencias en contra. Pues bien, tal parece ser, que dicho jocoso calificativo le viene al pelo a nuestro querido amigo Apologista Mario Olcese; permítannos explicarles el porqué.

El día 16 de Febrero del año en curso, publicamos un artículo titulado: “¿Resucitarán todos los muertos?”. Horas después de su publicación, recibimos un comentario de nuestro buen amigo Mario, en el sentido de que él entendía que dicho artículo, según su conclusión final y por supuesto, después de haber expuesto algunas de sus objeciones, adolecía “de algunos errorcillos serios”. Ahora bien, tenemos que señalar, que mientras que el artículo en cuestión, estaba perfectamente documentado y sobre todo y como en este blog es costumbre, apoyado por un sinnúmero de textos bíblicos, el Sr. Olcese no nos rebatía ni uno solo de ellos. Es más, en su comentario de réplica solo usó uno y para preguntar, según nuestra opinión, a quién aplicaba.

Una vez repasado y comprobado (por si acaso) que no habíamos cometido ningún error en dicho artículo y a la luz de las objeciones recibidas, ejercimos nuestro derecho de contrarréplica, mediante otro artículo titulado esta vez: “Respondiendo a una objeción”, de fecha 20/02/10 y de nuevo, con los consabidos textos de apoyo como, repetimos, es norma en nosotros y rebatiendo una a una, todas sus objeciones. Bien, en el momento de publicar este escrito que usted, querido lector ahora está leyendo, aún no hemos recibido ningún tipo de respuesta y con lo cual podríamos aplicar aquella máxima que dice “quién calla, otorga” y que de los citados “errorcillos”, pues nada de nada, todo se quedó en agua de borrajas, porque una cosa es opinar y otra muy distinta, demostrar. Llegados a este punto, permítannos una aclaración y en la que incidimos con mucha frecuencia. Cuando un escrito está apoyado por textos bíblicos, solo cabe analizar si los mismos están bien interpretados y en consecuencia, bien aplicados. Si eso es así, que la tal interpretación y su subsiguiente aplicación son correctas, lo expuesto en dicho escrito se ajusta a la verdad reflejada en las Escrituras; es más, en ese caso ya no es uno el que habla, sino que el que habla ya es Jehová mediante su Palabra. Porque lo único que hace uno, es colocar dichos textos bíblicos en orden y dentro de determinado argumento, nada más. Luego en consecuencia, todo comentario que no esté basado en textos bien interpretados y aplicados o en su defecto, señalando errores de interpretación y consecuente mala aplicación de algún otro escrito, carece absolutamente de validez, como es el caso que nos ocupa. Dicho esto, continuemos con nuestra exposición.

Decíamos que no hemos recibido hasta el momento, respuesta alguna a nuestro contra-argumento, sin embargo y de ahí el título de este comentario, sí hemos visto con sorpresa que nuestro buen amigo, acaba de publicar y en formato de artículo, exactamente el mismo bloque de objeciones que nos había presentado a nosotros: prácticamente casi letra por letra. O sea, que no nos responde a nuestra contra-réplica, evidentemente porque no ha podido refutar nuestros argumentos, de lo contrario ya lo habría hecho y sin embargo, continúa erre que erre en su planteamiento, en el artículo que lleva por título: “¿Resucitarán los injustos impenitentes?” (05/03/10) y planteando en el susodicho, las mismas objeciones que nos había formulado a nosotros. Uds. lo pueden comprobar visitando su página apologista.wordpress.com y buscando el comentario en cuestión, contrastarlo con dicho artículo publicado. Y sinceramente no lo entendemos, porque si uno no puede refutar un argumento, lo mínimo que se puede hacer, no decimos ya el reconocerlo públicamente y que eso se lleva muy poco en la Red, pero sí al menos y por mera precaución, no volver a tocar dicho tema. Porque de lo contrario uno se encuentra, como es el caso, que le dicen que las respuestas a sus preguntas u objeciones, se las dieron tiempo atrás y que no pudo rebatirlas, luego ¿para qué repetir y continuar en el mismo error?

Y es que tal da la sensación, que detrás de las rimbombantes expresiones de que lo que se persigue es el dar a conocer la verdad del evangelio, dicen unos; las verdades prístinas de la Biblia, dicen otros y vaya usted a saber qué, los de más allá, lo único que parece haber realmente detrás de todo ello, es el deseo de mantener un ego y un prestigio que se apoya en títulos universitarios varios y diplomaturas diversas de vete a saber que distintas disciplinas y no en una correcta enseñanza de las Escrituras. Por eso cuando uno entra en sus blogs, de lo primero que se entera es de los títulos o diplomas que la tal o cual persona detenta, amén del físico de la misma mediante fotografías en posturitas diversas. Y detrás de todo ello, evidentemente, está la búsqueda del reconocimiento personal y lejos del loable objetivo de dar la honra a nuestro Creador, como sería deseable. Por lo cual, cuando alguien sin tantos posibles intelectuales como ellos (como es nuestro caso) “se atreve” a corregirles acerca de alguna de sus afirmaciones, rápidamente giran hacia el insulto personal, caso Dr. Javier Rivas Martínez que nos llamó deshonestos por señalarle un error, o la descalificación de la persona, basándose por ejemplo, en antiguas militancias del objetor en cuestión. Porque nosotros, los autores de este blog y victimas de tan poca edificante actitud, podemos tener un pasado como TJ y que ciertamente hemos pagado muy caro, pero “la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero” y si mucho nos apuran, hasta si el que la dice es el mismo puerco. Luego si lo que nosotros afirmamos está sustentado por una correcta interpretación y posterior aplicación, de los textos bíblicos usados en nuestras objeciones, tenemos toda la razón del mundo, digan lo que digan los señores Mario Olcese y compañía y prescindiendo del pasado que hayamos podido tener: uno lo reconoce y tan amigos. Porque por mucho que uno insulte o en su caso pretenda desacreditar, si nosotros tenemos la razón, de ninguna manera con ello va a cambiar el sentido de las cosas.

Y eso nos recuerda, la peripecia del profeta Amos cuando fue enviado por Jehová y se plantó ante el rey Jeroboán II y el Sumo Sacerdote del reino norteño de diez tribus de Israel, Amasias y poniéndoles las peras al cuarto. Un poco más y se lo comen vivo, porque claro ¿quién era ese desharrapado cuidador de ganado y punzador de higos de sicómoro, para decir semejantes “barbaridades” ante el rey y “tan altos dignatarios”? ¡Hasta ahí podíamos llegar! Porque claro, de reconocer que lo que Amós denunciaba era sencillamente aquello que ocurría en su entorno cotidiano y que Jehová detestaba, nada de nada, antes se mataba al mensajero. Pues eso mismo es lo que está pasando en el caso que nos ocupa, que antes se descalifica al mensajero, que averiguar si tiene razón o no. Y que ya son narices, que tal actitud, proceda de personas que se auto-califican como ungidos y por tanto, aspiren en un futuro ser co-gobernantes con Cristo en su gobierno del Reino y que solo de pensar en tal posibilidad, a uno se le ponen los pelos como escarpias. Menos mal, que ni son ungidos, ni la mayoría tienen las debidas cualidades para ello, ni digan lo que digan, hay base bíblica para sustentar tal afirmación. Afortunadamente.

Pero es que por otra parte y en dicho artículo, una vez más se imputa erróneamente a los TJ, algo que no dicen ellos, sino que lo dice la Biblia. Porque es esta la que dice que no todos los muertos serán resucitados y no los TJ, que por otra parte, bastante tienen con andar buscando nuevas fechas para su particular fin del sistema de cosas y que algún día tendrán que acertar (suponemos). Para más información y basada en textos bíblicos que todavía no han sido refutados, pueden dirigirse a nuestros artículos: “¿Resucitarán todos los muertos?” (16/02/10) y en “Respondiendo a una objeción” (20/02/10), en donde está ampliamente explicado dicho tema.

Sin embargo, no nos resistimos a mostrarles los métodos un tanto dudosos (y no se entienda por favor, dicha expresión como ofensiva) que emplean para desacreditar a alguien y que en este caso es a los TJ. Fíjense Uds.: se toma un párrafo, solo un párrafo de un artículo de la publicación “¿Que enseña realmente la Biblia?”, de entre los 25 que conforman el capítulo en cuestión, concretamente el número 20 y sobre él, de forma sorprendente, ya se saca la siguiente conclusión:

La parte final de esta doctrina “Watchtoweriana” me llama mucho la atención porque sencillamente los Testigos de Jehová no presentan ningún texto bíblico para probar esa curiosa afirmación de que ningún impío impenitente e incorregible será resucitado.”

O sea, que al autor de dicho artículo, lo que le “llama la atención” es el hecho de que dicha afirmación no esté apoyada por ningún texto bíblico, lo cual de entrada, ya es falso. Veamos el párrafo en cuestión:

20 ¿Quiere decir esto que resucitarán todos los seres humanos que han vivido? No. La Biblia dice que algunos están en “el Gehena” (Lucas 12:5). El Gehena debe su nombre a un vertedero que había fuera de la antigua ciudad de Jerusalén, en el que se quemaban cadáveres y basura. ¿Qué muertos arrojaban allí los judíos? Solo aquellos a los que consideraban indignos de ser enterrados y resucitados. Por tanto, el Gehena es un símbolo de destrucción eterna. Jesús tomará parte en juzgar a los muertos, pero el Juez Supremo es Jehová (Hechos 10:42). Y Dios no resucitará nunca a las personas que sabe que son malvadas y no quieren cambiar.”

Luego sí vemos un texto, apoyando una idea y luego una explicación del mismo y sus circunstancias. Luego nuestro querido autor, ya empieza por no ceñirse a la verdad. Pero es que además, en ese capítulo 7 de la publicación referida de la Watchtower, no se trata de ese tema: se habla de la resurrección en general y no específicamente de quiénes resucitaran y quiénes no, ya que solo es un comentario de pasada. Luego afirmar que porque en ese artículo en concreto no se citan textos de apoyo para defender tal doctrina, la misma puede ser puesta en duda, como mínimo es ser un poco tendencioso y de adolecer de falta de objetividad.


Porque nosotros, que hemos sido miembros de dicha organización por espacio de más de 30 años cada uno de los dos autores de este blog (hasta el momento de nuestra expulsión, hará de ello unos siete años) y que en consecuencia, algo sabremos de que va la película, le podemos señalar a nuestro amigo Mario Olcese, que también militó por años en dicha secta y no se entienda ello como un demérito hacia su persona, algunos artículos que tratando específicamente dicho tema, si están apoyados por los correspondientes textos bíblicos. Por ejemplo y por ser más significativo, un artículo de estudio de la Atalaya del 1 de Octubre de 1.982, titulado: “Supervivencia o destrucción, en la “grande tribulación”. Ignoramos si desde nuestra expulsión, han tratado el tema de nuevo y que podría darse el caso. Otra cosa y volviendo a lo que nos ocupa, es que los textos utilizados por sus autores se correspondan con lo afirmado o no, lo cual no es lo que se discute. Lo que se discute, es la ausencia de apoyo bíblico de una doctrina en concreto y que no es cierto.

Y de esta manera, algunos descontextualizan pasajes bíblicos o párrafos enteros de cualquier publicación si conviene, como es el caso, para que las cosas digan lo que ellos pretenden que digan en función de sus personales intereses y poder de esta manera, salirse con la suya. Luego parece que el fin, justifica los medios. Y aunque nuestro querido amigo Mario, nos tachará de recalcitrantes defensores de los TJ, lo cual y dicho sea con todos los respetos que nos merece dicho personaje, nos tiene sin cuidado, el caso es que no podrá probar que lo que decimos no es cierto y eso, queridos amigos, es lo que realmente importa: porque la verdad es la verdad, aunque la digan los Testigos de Jehová o el lucero del alba. Y si nosotros en nuestros artículos decimos la verdad, cosa que hasta el momento nadie ha podido negar, nada tiene que ver que en alguno de ellos nos hayamos apoyado en alguna de sus afirmaciones, como también nos hemos apoyado en la de otros autores, por ejemplo Mario Olcese, cosa necesaria por otra parte, porque nosotros no lo sabemos todo, más bien sabemos muy poco. Pero si decimos verdad, no hay nada en absoluto que objetar y todo lo demás, son gaitas.

Y en cuanto al comentario como noticia de último minuto, agregado a su artículo, pues que quieren que les digamos, si Mario entiende que dicho pensamiento añade peso específico a su planteamiento y es significativo de algo, pues en fin, para gustos dicen que están los colores. Por nuestra parte entendemos que en este mundo en el que estamos penando, descerebrados de esa calaña, pegas un puntapié a una piedra y debajo de ella, aparecen más de los que serían deseables.

MABEL


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