miércoles, 10 de marzo de 2010

¿Reinará Abrahán con Cristo, en el reino de Dios?

Esta cuestión, ampliamente aceptada por la mayoría de estudiosos y entendidos que publican en Internet, no parece sin embargo estar muy de acuerdo con lo que dicen las Escrituras. Obviamente y aunque citemos en nuestro titular solamente de Abrahán, tengan en cuenta que en dicha pregunta damos por incluidos al entero conjunto de notables del AT, en los que por supuesto están los Noé, Isaac, Jacob, David, Daniel y como siempre decimos, todos los etc. que ustedes quieran añadirle.

Y el abordar ese tema en este momento, viene a cuento, por una afirmación que encontramos en la página del Sr. Mauro Apolo González y que recomendamos visitar por su calidad, direccionada en cristianismoverdadero.com y siendo dicha afirmación o declaración de intenciones, o como crean oportuno entenderla, como sigue:

Como miembro de la Iglesia de Dios fé de Abraham de Uruguay comparto plenamente el siguiente credo del Restoration Fellowship:…...

Y a continuación sigue la exposición de diez puntos básicos, en lo que pudiera ser considerado como el decálogo fundacional de ese grupo, organización o tendencia religiosa, detalle que desconocemos. Sin embargo, desde este blog y desde el que suscribimos plenamente los postulados expuestos en dicho decálogo, por ajustarse plenamente a nuestras creencias, no tenemos tan claro que podamos aceptar la creencia reflejada en el penúltimo de ellos y que dice así:

En la futura resurrección de los salvos de todas las eras para administrar la tierra renovada junto al Mesías en el Reino de Dios.” (Negritas nuestras).

Luego si lo entendemos bien, deberíamos meter en el mismo saco, coloquialmente hablando, a los Abrahán, Noé, Jacob, David, etc., etc., reinando con Cristo junto a los Pedro, Juan, Pablo, Timoteo, Bernabé, etc., etc. Y no lo tenemos claro, sencillamente, porque la Biblia no dice esto. Y eso fue lo que nos llevó, a escribir este comentario.

Es cierto que hay algunos estudiosos que afirman que a Abrahán ya le fue prometido el participar del gobierno del Reino, pero dicha circunstancia carece de cualquier apoyo bíblico. Lo que le fue prometido a Abrahán, fue “la tierra” de Canaán y el hecho de que mediante “su descendencia”, se bendecirían todas las familias de la tierra (Gén. 17:8; 22:18). La prometida descendencia, se materializó en la persona de Jesucristo, el cual y según promesa de Jehová al rey David, pasaría a convertirse en el futuro y permanente heredero de su trono (2 Sam. 7:16) y circunstancia ya apuntada proféticamente, mucho tiempo antes por boca del patriarca Jacob:

El cetro no se apartará de Judá, ni el bastón de comandante de entre sus pies, hasta que venga Siló; y a él pertenecerá la obediencia de los pueblos.” (Gén. 49:10).

La primera ocasión en que la Biblia hace mención del reino, tiene que ver con el pacto que Jehová estableció con el que iba a ser su pueblo Israel, a los pies del monte Horeb:

Y ustedes mismos llegarán a ser para mí un reino de sacerdotes y una nación santa’. Estas son las palabras que has de decir a los hijos de Israel.” (Éxo. 19:6).

Pero tengamos en cuenta, que eso, aunque una promesa inmutable del Altísimo, no pasaba en esos momentos de ser una mera declaración de intenciones, a cumplir en un futuro aún distante. Notemos que en ese intermedio, tenía que haber un tiempo de prueba y según el versículo anterior (5), en donde se muestra que dicho pacto estaba condicionado a mantener fidelidad a lo pactado:

Y ahora si ustedes obedecen estrictamente mi voz y verdaderamente guardan mi pacto, entonces ciertamente llegarán a ser mi propiedad especial de entre todos los demás pueblos, porque toda la tierra me pertenece a mí.”

Y eso evidentemente implicaba tiempo. Pero vemos que los notables que habían vivido en siglos pasados, como Abrahán, Noé, Sem, Enoc, Isaac, Jacob, etc., no podían tener participación en el mismo, dado que vivieron antes de que se estableciera y por tanto, no pudieron estar presentes para aceptar o rechazar los términos del mismo, amén de que los pactos, por su especial singularidad, no tienen efectos retroactivos...... en consecuencia, no les aplica.

Pero la historia continúa y con ella, apareciendo más personas que gozaron del favor de Jehová: los mismos Moisés y Aarón o Josué; distintos jueces que gobernaron sobre Israel; también reyes, como David y otros, que también permanecieron fieles a su Creador o los distintos profetas, como Daniel, etc., etc. Sin embargo, durante la vida de esas personas tampoco se hizo realidad ese “hacer de ellos un reino de sacerdotes”. Luego ¿cuándo se sustanció dicho pacto? Pues en Pentecostés de 33 E.C., cuando Jehová mediante derramamiento de Espíritu Santo, empezó a recoger a aquellos que junto a su Hijo Jesucristo, tenían que gobernar con él en calidad de reyes y sacerdotes y que según palabras del mismo Hijo de Dios, tenían que conformar un “rebaño pequeño” (Luc. 12:32). Es a partir de ese momento que Jehová pone en marcha el cumplimiento de su promesa de Éxodo 19:6, antes citado y que a causa del general incumplimiento de las condiciones pactadas, por parte de la nación de Israel, fue extendido también a los no judíos hasta alcanzar el número completo designado por el Altísimo (Rom. 11:25) y fuere el que fuere. Que eso fue así, lo sabemos por las propias palabras de Jesús:

Pero desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos es la meta hacia la cual se adelantan con ardor los hombres y los que se adelantan con ardor, se asen de él.”

Luego vemos que Jesús nos da el momento en que se inició o mejor dicho, se abrió, la posibilidad de acceder a tan singular y maravilloso privilegio, y que para ese momento, los notables del AT ya hacía siglos que habían muerto, por lo cual no pudieron participar en ese esfuerzo por alcanzarlo. Por otra parte, tenemos que tener en cuenta que habiendo fallado la nación de Israel en cuanto a cumplir con los términos del pacto, como antes hemos señalado y solo haber sido hallados unos pocos de entre ella, como aptos para recibir el cumplimiento de la promesa del Reino, tal expectativa fue extendida hacia adelante y alcanzando a los gentiles y no hacia atrás, beneficiando a los notables del AT.

Y es que el libro de Revelación, ya nos indica la imposibilidad de que dichos personajes, pudieran acceder a dicho privilegio. Veamos qué características se tienen que dar, en aquellos que sí podrán acceder a él:

Y vi tronos, y hubo quienes se sentaron en ellos, y se les dio poder para juzgar. Sí, vi las almas de los que fueron ejecutados con hacha por el testimonio que dieron de Jesús y por hablar acerca de Dios y los que no habían adorado ni a la bestia salvaje ni a su imagen y que no habían recibido la marca sobre la frente ni sobre la mano. Y llegaron a vivir y reinaron con el Cristo por mil años.” (Rev. 20:4).

Luego notamos que los dos rasgos característicos, son el haber sufrido una muerte de sacrificio (ejecutados con hacha) y ello, por causadel testimonio que dieron de Jesús.” y circunstancias ambas que no se dan en el caso de dichos personajes, porque la mayoría de ellos murieron en la cama y de lo que damos en llamar como muerte natural, como dice concretamente de algunos de ellos la Biblia: “en buena vejez y satisfechos de días”. Por ejemplo, Abrahán, Isaac, David o Job (Gén. 25:8; 35:29; 1 Cró. 29:28; Job 42:17) y otros como Lot o la mayoría de los profetas como Daniel y tantísimos otros de los que nos habla el AT y que para nada se nos dice que murieran una muerte de sacrificio. Y muchísimo menos, como causa directa del testimonio que pudieran dar de Jesús, porque ese testimonio no pudieron darlo ninguno de ellos, dado que este apareció siglos después de que ellos fallecieran. Luego es evidente que no reúnen esos dos requisitos básicos, necesarios para acceder a la gobernación del Reino. Y que eso tiene que ser así, se deduce de las palabras de Pablo:

Porque si hemos sido unidos con él en la semejanza de su muerte, ciertamente también seremos unidos con él en la semejanza de su resurrección.” (Rom. 6:5).

Luego para resucitar de forma gloriosa y en inmortalidad como Él, hay que sufrir una muerte igual (de martirio) y que conlleva el ser uno probado al mismo extremo que lo fue Él, como lo expresó, el escritor del libro de Hebreos (se supone que Pablo):

Porque no tenemos como sumo sacerdote a uno que no pueda condolerse de nuestras debilidades, sino a uno que ha sido probado en todo sentido igual que nosotros, pero sin pecado.” (Heb. 4:15).

Y qué duda cabe que fue probado hasta la misma muerte. Pero existe otro argumento para probar nuestra afirmación, en el sentido de que los Abrahán y compañía no participarán en el gobierno del Reino y que entendemos como determinante; veamos: cuando Jesús estuvo aquí en la tierra, pronunció las siguientes palabras:

En verdad les digo: Entre los nacidos de mujer no ha sido levantado uno mayor que Juan el Bautista; mas el que sea de los menores en el reino de los cielos, es mayor que él.” (Mat. 11:11).

Básicamente lo que nos está diciendo aquí Jesús, es que Juan el Bautista no estará entre aquellos que formarán parte del gobierno del reino, dado que si el más pequeño de entre ellos, o sea el último de la fila, para entendernos, era mayor que Juan, obviamente es que él no estaría allí. Pero claro, es que de este pasaje bíblico, hay que sacar una derivada y que es la siguiente: si Juan el Bautista era mayor (entendemos que en orden de importancia) que el resto de los nacidos de mujer, entonces evidentemente los Noé, Abrahán, David, Daniel y resto de notables del AT, eran menores o estirando mucho la cosa, de igual importancia que el propio Juan, por lo que evidentemente, las palabras de Jesús se hacían extensivas también a ellos y por lo tanto, tampoco podrían participar con Él en el gobierno del Reino. Y entendemos nosotros, que ambos razonamientos, solo son asunto de pura lógica y sentido común; por otra parte y bien analizado dicho texto, se sobreentiende de él, que no era un asunto de aptitud sino de oportunidad: estar en el sitio adecuado, en el momento oportuno...... sencillamente eso. Y circunstancia que no se dio en Juan, que murió antes de que se formalizara o diera inicio el pacto: veamos los términos de dicho pacto Jesús:

Sin embargo, ustedes son los que con constancia han continuado conmigo en mis pruebas; 29 y yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, 30 para que coman y beban a mi mesa en mi reino, y se sienten sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.” (Luc. 22:28-30).

Palabras, por otra parte posteriores a la muerte de Juan, por lo cual no le aplicaban de ningún modo, ya que no estaba presente en ese crucial momento. No olvidemos por otro lado, un requisito añadido por el propio Jesús y sin el cual, se hacía totalmente imposible, acceder en calidad de miembro a ese gobierno:

“Jesús contestó: “Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.” (Juan 3:5).

Y sabido es, que dicho nacimiento, se produjo como consecuencia del derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés de 33 E.C., tal como ya hemos dicho y que llevo a sus participantes, a una nueva relación con Dios, en calidad de Hijos...... y circunstancia, que no se dio en Juan, así como tampoco, con los personajes citados del AT.

¿Y cuanta importancia tiene dicha cuestión en la vida de uno?, podría preguntarse nuestro querido lector; pues bien, según nuestra forma de ver las cosas, en lo siguiente: esa opinión generalizada de la participación de los notables del AT en una primera resurrección, para gobernar con Cristo, es producto de la errónea interpretación de Juan 5:28-29, en el sentido de que hay una primera resurrección de los justos para vida eterna y una segunda al cabo de mil años, para los injustos, de condenación o destrucción eterna. Y dado que los personajes citados, murieron en el favor de su Creador, no es posible incluirlos en esa segunda resurrección de juicio; luego y bajo el desenfocado punto de vista de tan errónea y absurda interpretación, solo hay la posibilidad de colocarlos en la primera resurrección para vida eterna y que Rev. 20:6, adjudica solo a aquellos que han de gobernar con Cristo. Entonces ¡hala, todos a gobernar con Cristo! Y lo cual no deja de ser una burrada, dicho sea con todos los respetos.

Con lo cual la papeleta que a Ud.se le plantearía, es la siguiente: o reinar con Cristo en el reino de Dios, gozando de la inmortalidad, lo cual y dicho sea de paso no está nada mal, o ser destruido al cabo de eso mil años de regencia del reino, en una segunda resurrección de juicio...... pero claro, si eso fuera así, se producen varias situaciones disparatadas. Una primera por ejemplo, es que la cantidad de gobernantes asociados con Cristo, sería casi infinita o como dicen algunos autores: “millones, miles de millones” y mandando con ello a freír espárragos, las palabras de Jesús en Lucas 12:32:

No teman, rebaño pequeño, porque su Padre ha aprobado darles el reino”.

Y por lo visto y al parecer, esos señores, saben más que Jehová y su Hijo, los dos juntos, acerca de cómo tienen que ser las cosas. Otra cuestión sería la siguiente ¿sobre quiénes gobernarían y ejercerían sus funciones sacerdotales durante ese período de mil años? U otra, que no es de menor importancia ¿sobre qué base se juzgaría para destrucción eterna a los que se levanten en una segunda resurrección al cabo de los mil años, si según Romanos 6:7, con la muerte ya han pagado sus pecados anteriores? Además, ¿en qué quedaría el propósito de Jehová, de restaurar todas las cosas a su principio original y perfecto? (Hech. 3:21).

Luego todas estas situaciones absurdas y de imposible solución, están producidas por una falsa enseñanza que no se ajusta a la verdad expresada en la Palabra de Dios:

Santifícalos por medio de la verdad; tu palabra es la verdad.” (Juan 17:17).

Entonces si lo que le enseñan no se ajusta a la palabra de Dios y con ello, ponen ante usted una falsa esperanza, lo cual es muy grave, pues sería una enseñanza diabólica y con el propósito de engañar, usted se vería perjudicado por las mentiras de personas que realmente son agentes de Satanás; pero veamos que dijo Jesús, al respecto:

Ustedes proceden de su padre el Diablo, y quieren hacer los deseos de su padre. Ese era homicida cuando principió y no permaneció firme en la verdad, porque la verdad no está en él. Cuando habla la mentira, habla según su propia disposición, porque es mentiroso y el padre de la mentira.” (Juan 8:44).

Luego creemos que le hemos dado bastante información, para que vea la gravedad de la situación: le están enseñando un evangelio distinto del que predicó Jesús y la aceptación del mismo, según Pablo, no conlleva nada bueno:

Porque si alguien viene predicando a otro Jesús al cual no hemos predicado, o si recibís otro espíritu que no habíais recibido, u otro evangelio que no habíais aceptado, ¡qué bien lo toleráis!

Por ello, nuestra constante recomendación de que no se crea todo aquello que le dicen acerca de Dios y del evangelio predicado por Jesús, venga de quién venga (nosotros incluidos), sino que Biblia en mano, haga su propio examen poniendo bajo escrutinio dichas afirmaciones, en un intento sincero de conocer la verdad contenida en las Escrituras. Que será ayudado por su Creador a entender, no le quepa ni la más pequeña duda, ya que fue Él mismo quien declaró como personas de noble condición, a unas que así lo hicieron:

Ahora bien, estos eran de disposición más noble que los de Tesalónica, porque recibieron la palabra con suma prontitud de ánimo y examinaban con cuidado las Escrituras diariamente en cuanto a si estas cosas eran así.”

Y si percibe que en algo nos hemos equivocado, le estaremos infinitamente agradecidos, si tuviera a bien hacérnoslo saber.

MABEL

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