¿Se contradice la Biblia?
Una de las premisas de las que hay que partir cuando se entra en debate sobre asuntos bíblicos, es que la Biblia no se contradice. Luego cuando un asunto a debatir presenta distintos puntos de vista, no es la Biblia la responsable, sino nuestra incapacidad de analizar correctamente los textos empleados y nuestra torpeza en aplicarlos debidamente, dado que todos partimos de la misma base: las Escrituras. Esperamos que en este punto estemos de acuerdo y por lo tanto, que entendamos que cuando hay que rebatir alguna afirmación que posiblemente y a nuestro entender, no esté de acuerdo con las citadas Escrituras, lo que hay que hacer es poner inmediatamente bajo escrutinio, los textos empleados en la misma. No vale, el escribir un nuevo artículo reafirmándose uno en su planteamiento y usando otros textos distintos al del opositor en cuestión, sin haber siquiera mencionado u objetado los que ha usado dicho opositor y lo que llevaría a convertir dicha polémica, en el cuento de nunca acabar. Precisamente lo que les interesa, a aquellos que saben que no tienen razón y que no pueden desmontar los argumentos apoyados en textos bíblicos debidamente interpretados y aplicados. Veamos el por qué decimos esto.
El miércoles día 10 del mes en curso, publicamos en este blog un artículo titulado: ¿Reinará Abrahán con Cristo, en el reino de Dios? y que fue rápidamente respondido el mismo día, por nuestro buen amigo Apologista Mario Olcese con otro titulado: “Sentados a la mesa”: ¿Sabe usted lo que significa? Y conste, si nos permiten el inciso, que cuando decimos “un buen amigo” queremos decir exactamente eso: que es un buen amigo nuestro y al que le debemos mucho, lo cual no quita qué cuando hay una discrepancia de por medio, tanto el uno (Mario) como el otro (yo, Armando y responsable de lo que se escribe en este blog), nos demos en la cresta tanto como podamos, coloquialmente hablando, claro. Pero en definitiva, buenos amigos. Y rogando nos disculpen dicho inciso, continuemos con lo que estábamos diciendo.
En este artículo y aunque no haya alusiones directas (pero ya nos conocemos), pasa a discutirnos o por lo menos a intentarlo, el planteamiento que en nuestra citada publicación exponemos, pero eso sí, sin rebatirnos ni uno solo de los numerosos textos que utilizamos y como viene siendo costumbre por su parte. Y es que hace lo de siempre: escribe otro artículo/respuesta, reafirmándose en el mismo punto, usando para ello otros textos a nuestro entender erróneamente interpretados y continuar con la política citada del nunca acabar. Pero como a nosotros nos gusta ir de inmediato a la raíz del problema, sí vamos a cuestionar los textos por él usados; y para defender su posición, empieza citando lo siguiente:
“Hay algunos buenos cristianos que, influenciados por Charles Taze Russell, aún sostienen que los notables del AT (los patriarcas, los profetas, y todos los fieles y santos de ese periodo) no estarán con Cristo, lado a lado, en su reino sino sólo como súbditos. Es decir, que no reinarán con él en su reino, sino que serán meramente sus vasallos. Pero si esa tesis es verdad, ¿qué hacemos con la declaración de Jesús en Mateo 8:11? En este pasaje Jesús dice: “Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham, é Isaac, y Jacob, en el reino de los cielos”.”
Es obvio que agradecemos que nos considere buenos cristianos, con lo cual nos sentimos colocados a su misma altura. Ahora bien, permítasenos señalar, que por lo que estamos influenciados en nuestro punto de vista acerca de la idea mencionada, no es por el infausto personaje referido, sino por un correcto entendimiento de las Escrituras y que queda probado por el hecho de que hasta el momento, el Sr. Olcese no nos ha rebatido ni uno solo de los textos usados y que demuestran la veracidad de nuestra afirmación. Y por otra parte, el que solo serán súbditos y de ninguna manera reyes asociados gobernando con Cristo, no lo decimos nosotros sino la Biblia y que queda probado por los textos citados y que repetimos, no nos ha sido objetado ni uno solo, cosa que de haber sido posible, evidentemente ya se habría hecho. En cuanto al texto referido y con el que por lo visto, pretende desbaratar nuestro planteamiento, se presenta una pregunta: ¿acaso se dice en algún momento que los personajes citados en él, disfruten de una posición de gobernantes asociados en dicho reino? Pues no, no lo dice, entonces ¿qué le hace suponer a nuestro amigo que esto es así? Pero es que además ¿son ellos acaso el “máximo exponente” o los de mayor importancia en ese reino, al grado que no se cita en ese pasaje para nada de Cristo y de sus hermanos co-gobernantes, como referentes del mismo y citándose sin embargo como máximo galardón, simplemente el sentarse con Abrahán en dicho reino? ¿Tiene eso lógica?
¿O es que quizás Jesús le dio a ese pasaje, un sentido distinto del que le da D. Mario y de forma bastante interesada por cierto? Porque eso es lo que se deduce cuando uno analiza adecuadamente su contexto y en el cuál lo único que se resalta, es el contraste de la fe de unos, los gentiles, con la de otros, los judíos y que por ser el pueblo elegido de Dios y depositario de sus pactos y bendiciones, deberían de haberla tenido y por ello no haberlo rechazarlo a él, como enviado de Jehová. Luego lo que Jesús señalaba, era el hecho de que, a diferencia de los judíos, muchos gentiles sí pondrían fe en él y por ello serían considerados dignos de heredar el reino, pero en la misma condición de Abrahán y demás, o sea, como súbditos. Porque recordemos que para ese tiempo, aún no existía la idea de poder acceder al mismo en calidad de rey asociado, como lo muestra la pregunta que mucho más adelante, le formuló Pedro a Jesús y lo que este respondió:
“Entonces Pedro le dijo en respuesta: “¡Mira! Nosotros hemos dejado todas las cosas y te hemos seguido; ¿qué habrá para nosotros, realmente? 28 Jesús les dijo: “En verdad les digo: En la re-creación, cuando el Hijo del hombre se siente sobre su trono glorioso, ustedes los que me han seguido también se sentarán sobre doce tronos y juzgarán a las doce tribus de Israel.” (Mat. 19:27-28).
Y es aquí donde los apóstoles se enteran por primera vez de su galardón y lo cual nos muestra, que Jesús nunca antes, había hablado nada en ese sentido. Luego cuando Jesús cito las palabras de Mat. 8:11, estaba hablando de lo que ya conocían aquellos a los que se dirigía: la posibilidad de vivir de nuevo como súbditos, bajo un gobierno dirigido por Jehová, mediante un representante legal. En definitiva, la prometida restauración del reino de David, no otra cosa y que ellos entendieron perfectamente. Pero veamos otra afirmación:
“Lucas 13:29 se dice que los que vengan del oriente y del occidente se sentarán en la mesa en el reino de Dios. “Y vendrán del Oriente y del Occidente, del Norte y del Mediodía, y se sentarán A LA MESA en el reino de Dios”. De modo que si comparamos ambos textos con la debida atención, veremos que Abraham, Isaac, y Jacob estarán sentados a la mesa mesiánica, y no sólo ellos, sino también los profetas (ver Lucas 13:28).”
Muy bien ¿y qué? ¿Acaso en algún sitio de los citados hasta el momento y por mucha atención que le demos, nos dice que los tales personajes, junto a los profetas, “reinaran” con Cristo? Evidentemente no y no olvidemos que ese es el punto en cuestión: el que de ninguna manera pueden acceder ellos a la gobernación del Reino y por lo tanto, no participan de la primera resurrección y no otra cosa. Que esos personajes participarán de la mesa mesiánica, no lo ponemos en duda, porque de ella también participarán, los sobrevivientes de la gran tribulación y no por ello, son o serán miembros del gobierno del reino y que por cierto, nada de ese gobierno se nos habla en los textos citados, lo cual no deja de ser significativo. ¿Y esa es la “prueba evidente” de que nosotros estamos equivocados? Sencillamente nos parece un argumento muy endeble y como para cogerlo con pinzas; porque entre otras cosas ¿sabe lo que es y lo que significa participar de esa mesa mesiánica, el Sr. Olcese? Por su forma de argumentar parece ser que no, por lo que citaremos de un texto, que nos puede ayudar un poco. Veamos:
“Jehová de los ejércitos ciertamente hará para todos los pueblos, en esta montaña, un banquete de platos con mucho aceite, un banquete de vino mantenido sobre las heces, de platos con mucho aceite, llenos de médula, de vino mantenido sobre las heces, filtrado.” (Isa. 25:6).
Vemos que este banquete o mesa de refrigerio, se sirve en la “montaña” de Jehová, luego ya dentro del milenio. ¿Qué lugar es ese? Es “la montaña de la casa de Jehová”, a la cual afluyen todas las naciones “en la parte final de los días”. Es la “santa montaña” de Dios, donde los fieles que lo adoran no hacen daño alguno ni causan ninguna ruina y que se extiende por “toda la tierra” (Isa. 2:2; Dan. 2:35). Y sabemos que en el contexto bíblico, a la expresión “montaña” se la suele asociar a un reino o un gobierno y desde donde o mediante él, Jehová ofrecerá a sus fieles un opulento festín de las delicias espirituales que resultarán en curación de las naciones de los aterradores efectos negativos del pecado adánico (Miq. 4:2). Prescindiendo por supuesto, de que tan generosa provisión se extenderá también en el campo de lo material o físico, cuando por toda la Tierra, se producirá esta milagrosa transformación:
“Llegará a haber abundancia de grano en la tierra; en la cima de las montañas habrá sobreabundancia.” (Sal. 72:16).”
Y que por otra parte, los integrantes de dicho gobierno, de ninguna manera necesitan sentarse a esa mesa de banquete, dado que ellos no necesitan ya de los efectos benefactores y reparadores de dicha provisión espiritual, porque ellos ya son perfectos e inmortales, desde el mismo momento de su resurrección y que ocurre antes de dar comienzo el milenio y extenderse la oportunidad de participar de ella, mientras que los Abrahán y compañía no y por ello necesitan sentarse en la mesa del reino y beneficiarse de las divinas provisiones en ella impartidas. Por eso entendemos y lo decimos con todas las cautelas del mundo, que no son mencionados dichos gobernantes en esos textos que señala el Sr. Olcese. Luego y para mostrarnos lo “importante” que es en su argumento, el hecho simple de sentarse a una mesa, nos cita de Mar. 6:22:
“Y entró la hija de la misma Herodías y danzó y agradó a Herodes y a los que con él estaban reclinados. El rey dijo a la jovencita: “Pídeme lo que quieras y te lo daré.”
Y que acompaña con el siguiente comentario:
“Así que aquí tenemos a los que danzaban para él, y los que estaban con él A LA MESA. Seguramente eran personas sumamente apreciadas por el rey, individuos de su plena confianza, y autoridades de su reino. Allí los tenemos a todos ellos sentados a la mesa.”
Muy bien ¿y qué? ¿O es que acaso nos dice o se sobreentiende de esta pasaje, que todos los que se sentaban en la mesa del rey eran miembros de su gobierno y que repetimos, es de lo que estamos discutiendo? Pues no, todo ello no pasa de ser más que una extraña e interesada conclusión, para conseguir que un texto, diga lo que no dice. Luego vamos a ver, querido Mario, si hablamos con un poco de propiedad y decimos las cosas como son; veamos un ejemplo de lo que pretendemos decir: en España y en fechas determinadas, la Casa Real ofrece una cena de gala en la que participa como anfitrión, Su Majestad el Rey Don Juan Carlos y real familia y la corporación del gobierno de la nación en pleno, pero además también, gran cantidad de invitados de los diversos campos de la sociedad española como escritores, deportistas, actores, periodistas, miembros de la judicatura, grandes empresarios, etc., todos de destacado y reconocido prestigio. Bien; ¿los convierte acaso el participar de la mesa del Rey, en miembros de su gobierno y con sus especiales privilegios? Evidentemente no, ya que eso es otra cosa...... sin embargo, sí están participando de la mesa común y lo cual nos puede hablar de una relación de cercanía y amistad, pero independiente de la posición o cargo que uno ocupe con respecto del anfitrión. Circunstancia por demás, que se da en la mayoría de las monarquías. ¿Va entendiendo nuestro amigo Mario, por dónde van los tiros? Pues eso es lo mismo; por otra parte es evidente que dichos personajes del AT, ocuparan posiciones de altísimo rango dentro del organigrama de ese gobierno, pero nunca en calidad de reyes asociados y hermanos de Jesucristo, sino de meros colaboradores o funcionarios de alto rango. Y ello es lo que exactamente, nos dice el Sal. 45:16:
“En lugar de tus antepasados llegará a haber tus hijos, a quienes nombrarás príncipes en toda la tierra.”
Luego si son hijos, no pueden ser hermanos y por tanto, no pueden formar parte del grupo de reyes asociados con Jesucristo y que está, única y exclusivamente, compuesto por los que sí son sus hermanos y por tanto Hijos de Dios. (Juan 20:17). Y lo cual nos prueba lo endeble y rebuscado de su razonamiento y que para nada tiene que ver con lo que nosotros estamos planteando. Pero veamos otra porción de su escrito.
“Jesús, hablando de la importancia de esta mesa mesiánica, dijo: “y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida. Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten A LA MESA, y vendrá a servirles. Y aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, si los hallare así, BIENAVENTURADOS son aquellos siervos” (Lucas 12:36-38). Así que aquí tenemos a Jesús sirviendo a los que se sienten a su mesa. Estos son los benditos del Señor, los bienaventurados.”
Pero vamos a ver, en este contexto ¿a quiénes de dirigía Jesús? ¿A los Abrahán, Isaac, Jacob y los profetas, o más bien a sus discípulos? Porque los contextos, queridos amigos que nos leen, están para algo, ¿no? Porque es que en ese mismo contexto y solo cuatro versículos antes, él había dicho lo siguiente, dirigiéndose precisamente a eso discípulos:
“No teman, rebaño pequeño, porque su Padre ha aprobado darles el reino.” (Luc. 12:32).
¿Y acaso Jesús incluía en ese rebaño pequeño, a esos notables del AT y que de ser así, de rebaño pequeño, nada de nada?; evidentemente y por lo razonado en el párrafo anterior, de ninguna manera, luego ¿le parece razonable tal idea a nuestro amigo Mario? Por otra parte, nosotros estamos de acuerdo en que esos citados en dicho pasaje son los benditos y los bienaventurados, a los que Jesús sirve, pero es que nosotros no estamos hablando de esos personajes, sino de los Abrahán y compañía y de los cuales, dicho texto no habla para nada. Luego aquí tenemos otro texto sacado de su contexto para que diga algo que no dice: que los notables del AT, gobernarán como reyes con Cristo en el Reino; pero veamos otro párrafo, tampoco demasiado bien traído.
“En Lucas 14:10, Jesús enseña que los que se sientan a la mesa son personas importantes y encumbradas, gente escogida y con gloria. Dice él: “Mas cuando fueres convidado, ve, y siéntate en el postrer lugar; porque cuando viniere el que te llamó, te diga: Amigo, sube arriba: entonces tendrás gloria delante de los que juntamente se asientan A LA MESA.”
O sea que ese pasaje bíblico tiene como objetivo enseñarnos lo que se apunta al principio del párrafo ¿no? ¿Está seguro de que Jesús lo que nos quiere enseñar en ese momento es eso, D. Mario? ¿O no será el caso, que nos quiere enseñar otra cosa y según lo que nos muestra el contexto? Porque dichas palabras tienen su origen en una observación que hizo Jesús, durante un banquete en el que fue invitado:
“Entonces pasó a decir a los invitados una ilustración, puesto que reparó en cómo escogían para sí los lugares más prominentes.” (Luc. 14:7).
Y luego aprovecho tal circunstancia para enseñar, cuál debe ser nuestra actitud ante nuestro Creador de plena humidad y que resumió con la siguiente conclusión:
“Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado.” (Luc. 14:11).
Luego nada que ver una cosa con la otra, sino un intento más de retorcer un texto para que diga aquello que no dice. Y veamos el último párrafo, que tampoco tiene desperdicio.
“Así que estamos llamados a participar de la mesa del Señor y a compartir de sus exquisiteces, en unión con los héroes de la fe del Antiguo y Nuevo Testamentos.”
Disculpen si hemos fraccionado el último en dos partes, pero lo hemos considerado necesario para poder responder correctamente a cada una de ellas. Porque fíjense ustedes, lo que se nos está diciendo aquí: el Sr. Olcese, que mantiene la idea de que cuando uno acepta a Cristo y se bautiza en su nombre, inmediatamente ya recibe el Espíritu Santo y por tanto es declarado ungido como Hijo de Dios, consecuentemente hermano de Jesucristo y por lo tanto, co-heredero en calidad de rey en el gobierno del Reino, nos viene a decir que todos los bautizados como cristianos, gobernaremos como reyes al lado de nuestro Hermano Mayor, Jesucristo. Y eso desde los tiempos de Jesús hasta nuestros días, por lo cual, hoy se declara ungido y con esos mismos derechos supuestamente adquiridos, hasta el lucero del alba. Luego si a esa cantidad resultante, hay que sumarle encima los notables del AT, ya nos dirán ustedes, a cuánto podría ascender la cantidad total resultante. Pero no se preocupen que el Sr. Olcese ya sacó los números: millones, miles de millones y si todo es, por supuesto, como afirma nuestro amigo. Bien, ¿qué les parece? Claro, cuando uno oye esto y recuerda las palabras de Jesús en Luc. 12:32, ya citadas en este artículo, es que se queda “pasmao” que diría el castizo. Pero recordemos sus palabras:
“No teman, rebaño pequeño, porque su Padre ha aprobado darles el reino.”
¿Hemos leído bien y realmente dice que se trata de un rebaño pequeño? Si querido amigo, usted ha leído correctamente, pues eso es lo que dicen todas la versiones consultadas y claro, la cosa no le cuadra en absoluto ¿verdad? Ahora bien, ante lo obvio, hay que pensar que Jesús decía la verdad y que nuestro buen amigo Mario y prescindiendo de lo sincero de su argumento, está diciendo una barbaridad como un templo. Sin embargo ¿a que no consiguen hacerle cambiar de opinión? Y si no ¿qué les parece si entre todos, le rogamos que nos escriba un artículo aclarándonos esta cuestión? ¿Vale? Pues venga amigo Mario, queda emplazado a explicarnos como se puede entender tal diferencia de opinión, entre la de Jesucristo y la suya y lo que es más ¿quién tiene la razón? Vamos ahora con la segunda parte de ese último párrafo y que dice así:
“El que diga lo contrario y enseñe que los salvos y resucitados se dividirán en dos categorías: los gobernantes y gobernados, no ha entendido el mensaje y la promesa de Cristo para sus seguidores.”
Y en cuanto a esa afirmación, si nos lo permite, le señalaremos que nadie ha dicho, al menos nosotros no, que haya dos categorías entre los que son salvos. Lo que decimos, es que los que son ya salvos en primera instancia y en el momento de su resurrección, son los que gobernaran sobre otros, que recibirán dicha definitiva salvación al cabo de los mil años y que es algo muy distinto. Pero cosa que se ajusta perfectamente a lo establecido por Jehová por medio de su Hijo: unos pocos gobernantes (Luc. 12:32) y una inmensa cantidad de gobernados (Rev. 7:9) que recibirán los beneficios restauradores de tal gobernación y a la que y de forma gradual, se irán añadiendo los que vayan resucitando durante el milenio. Y que sin ánimo de ofender, por supuesto, el que parece no entender demasiado el mensaje y la promesa de Cristo para sus seguidores es él, a juzgar por sus diversos y a la par, más que dudosos planteamientos. En fin, ahí nos quedamos esperando que nuestro buen amigo sea capaz de responder adecuadamente a la cuestión que le hemos dejado pendiente y también, si es capaz de demostrar que nos hemos equivocado en nuestra interpretación y posterior aplicación de los textos usados en nuestro artículo de referencia y objeto de este debate. Si eso no sucede, entonces nosotros tenemos razón y él estaría equivocado; porque la Biblia, queridos amigos...... no se contradice.
MABEL
viernes, 12 de marzo de 2010
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