Respondiendo al Sr. Félix Guttmann
Hace unos días visitamos un sitio en Internet, cuya dirección caminoluz.org nos llamó la atención y siendo el autor de la misma (creemos) un tal Sr. Félix Guttmann, que tiene un curioso sistema de enseñanza a través de cortos videos y en los que va impartiendo sus enseñanzas y que, evidentemente, es un sistema muy ameno y que hace muy fácil el asimilar dichos estudios. Nos llamó la atención uno de ellos titulado “¿Qué es la salvación?” y en el que nos sorprendieron, dos de sus afirmaciones: una en el sentido que el gran Trono Blanco de Rev. 20:11, aparece al final del milenio (idea que él declara de forma enfática) y después de la destrucción física de Satanás en el lago de fuego y azufre y una segunda, en la que nos dice que los que son lanzados al lago de fuego y azufre al final de los mil años, no mueren sino que son mantenidos con vida eternamente y limitados a no participar de la creación y en franca contradicción, por lo tanto, con lo referido acerca del fin de Satanás, en el renglón anterior. Luego para él y en ese momento, de forma sorprendente, el lago de fuego y azufre ya no significa la muerte segunda, sino un lugar de reclusión eterna.
Nos dirigimos a dicho caballero manifestándole nuestras dudas acerca de ello y rogándole una aclaración, a la vez que le sugeríamos leer nuestro artículo “El Gran Trono Blanco” (reeditado el 29/01/12, bajo el título “El misterio del “gran trono blanco” ¿antes...... o después del milenio?”), para que pulsara nuestra opinión al respecto y que no sabemos si así lo hizo…… y de ser así, si entendió lo que en dicho artículo explicábamos y que a juzgar por lo que nos respondió, mucho nos tememos que no: con un dosier de variadas preguntas y algunas de las cuales, ya estaban respondidas en el citado artículo. Con lo cual, sorprendentemente, pasamos de ser los que pedíamos una pequeña aclaración, a ser nosotros los que tenemos que dar las explicaciones y que ya son narices, pero en fin, esa es la situación; por lo tanto y desde este blog, intentaremos cumplimentar dicho dosier, por aquello “del que no se diga”. No sin antes añadir, que ya es lamentable que cada vez que a uno se le ocurre señalar algo en lo que no está de acuerdo, la primera respuesta que recibe, es aquello tan clásico del “y tú más” y es que entendemos que la cosa ya está bien y que hay que empezar a llamar las cosas por su nombre: el Sr. Guttmann no parece tener muy claro, cual es el contenido de las Escrituras y si lo tenemos que juzgar por las preguntas que nos formula; sin embargo, ahí lo tienen dando clases de entendimiento bíblico y claro, luego así nos luce el pelo. Pero en fin, con esos mimbres parece que tenemos que hacer el cesto, por lo tanto, por nuestra parte intentaremos cumplir; de todas formas, no se pierdan el “nivel” de las preguntas, que ya tiene tela el asunto…… pero vamos a ello:
Armando & Manuel
Si es como ustedes lo creen, que el Trono Blanco aparece en el mismo inicio del Milenio y que él que se sienta sobre él es Jesucristo, entonces, primeramente, ¿qué entienden ustedes como el Trono Blanco?
Lo razonable sería que eso nos lo explicara usted, dado que nosotros hemos sido los primeros en preguntar ¿no le parece? Pero en fin, vamos a responderle: pues entendemos por el Trono Blanco, el trono donde Jesús se sentará para presidir el gobierno del Reino durante mil años y del que se nos habla en Mateo 25:31:
“Cuando el Hijo del hombre llegue en su gloria (evidentemente aquí en la tierra y en su segunda venida) y todos los ángeles con él, entonces se sentará (aquí en la tierra) sobre su glorioso trono.” (Acotaciones nuestras).
Y que esto es así, lo prueba el siguiente detalle: veamos como leemos en Rev. 4:2-3:
“Después de estas cosas, inmediatamente llegué a estar en el poder del espíritu: y, ¡miren!, un trono estaba en su posición en el cielo y hay uno sentado sobre el trono. 3 Y el que está sentado es, en apariencia, semejante a una piedra de jaspe y a una piedra preciosa de color rojo y alrededor del trono hay un arco iris de apariencia semejante a una esmeralda.”
Luego mientras que en este pasaje Juan nos habla del aspecto o la apariencia del que está sentado en el Trono del cielo y nos habla de un arco iris alrededor del mismo, que siempre caracteriza la presencia de la Majestuosa Persona de Jehová, en la visión del “gran trono blanco” parece que Juan nos está hablando de otra cosa; de entrada, no nos dice nada del aspecto o apariencia del que está sentado, sino que nos dice que a este sí le ve : “Vi un gran trono blanco y al que estaba sentado sobre él......” (Rev. 20:11) y lo que añade un factor diferencial importantísimo. Por otra parte, tampoco nos menciona del arco iris que aparece rodeando al primer Trono, lo cual nos lleva a concluir que estamos hablando de dos tronos diferentes: uno el del Cielo y en el que se sienta Jehová y el otro en la tierra, en donde tiene que sentarse Jesucristo, en su segunda venida…… y que hay que atender a esos dos detalles, lo muestra el hecho por todos reconocido de que en las Escrituras, hasta el más ínfimo de los detalles tienen su debida importancia. Tengan en cuenta además, que en cuanto a efectuar el juicio sobre la humanidad y labor que se efectúa desde dicho “trono blanco” como nos muestra el registro bíblico, el Altísimo delegó en Jesucristo dicha responsabilidad:
“Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha encargado todo el juicio al Hijo.” (Juan 5:22).
Luego sería solo razonable, que el que se sentara sobre el “trono blanco” de Rev. 20:11, fuera Jesucristo para llevar a cabo la comisión delegada de Jehová, de juzgar “a los vivos y a los muertos” (estos últimos, a partir de su resurrección), según 2 Tim. 4:1; información adicional sobre este punto, la pueden encontrar en nuestra última publicación: “Mantenella e no enmendalla” (04/03/10)…… pero continuemos.
Según la deducción de ustedes, de la presencia de Jesús, para el caso, ¿huirán la tierra y el cielo, y ningún lugar será hallado para ellos?
¿Podrían explicarnos de qué manera -durante el milenio- huirán la tierra y el cielo de la presencia de Jesús?
En la profecía bíblica, Sr. Guttmann (nos sorprende que usted no lo sepa) los cielos significan los poderes gobernantes y la tierra, el conjunto de súbditos gobernados por estos (Isa. 65:17). En consecuencia, los cielos y la tierra que huirán, no durante el milenio como usted apunta, sino en el mismo momento de tomar posesión Cristo y sus gobernantes asociados, serán los actuales gobiernos mundanos de características diabólicas (como cielos) y la inicua sociedad humana resistidora de la voluntad divina (como tierra) que habrán sido destruidos. Y que serán sustituidos por los nuevos cielos y nueva tierra de 2 Ped. 3:13 y que se corresponden con el nuevo sistema de gobierno mesiánico, auspiciado por Jehová (como nuevos cielos) y la nueva sociedad humana obediente, que habrá sobrevivido a la “gran tribulación” de Rev. 7:14 (como nueva tierra); pues esa fue la situación que experimentaron los repatriados de Babilonia, 70 años después de su cautiverio, según Isa. 65:17-19 y que nos sirve de ejemplo para aclarar lo que nos quiso decir Pedro…… conocido es que la Biblia, se caracteriza por interpretarse a sí misma y por lo que Pablo, nos dijo lo siguiente:
“Porque todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que mediante nuestro aguante y mediante el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza.” (Rom. 15:4).
Por lo que entendemos, lógicamente, que es del todo correcto el hacer uso de dicho ejemplo.
¿Cómo entonces podrá Jesús juzgar si la tierra y el cielo huirán de la presencia de Jesús?
Porque lo que Jesús juzgara, será a aquellas personas sobrevivientes de la “gran tribulación”, así como a los que irán resucitando de forma progresiva y durante el milenio, siempre según su conducta de acuerdo a los nuevos rollos o instrucciones que durante dicho período de tiempo serán abiertos y tendentes, a llevar a los seres humanos a la perfección final (Rev. 20:12)…… y que para este fin, es abierto un “libro de la vida”: todo aquel que no haya aprovechado los recursos espirituales impartidos para tal fin, eso es, la “restauración” del ser humano a las condiciones anteriores al pecado, no tendrá su nombre escrito en dicho libro de la vida y, en consecuencia, será destruido en el “lago de fuego y azufre” y que significa la muerte segunda (Rev. 20:14-15). Los gobiernos mundanos (como cielos anteriores) y la inicua sociedad humana (como tierra anterior), ya fueron destruidos en el “gran día de la ira de Jehová” (Rev. 6:16-17) al final de la “gran tribulación” y que culmina en la batalla de Armagedón; luego Jesucristo ya no tiene necesidad de juzgar a “esa tierra” y a “esos cielos”, pues ya lo hizo Jehová al manifestar Su ira sobre ellos.
¿Qué significa que ningún lugar será hallado para ellos?
Pues sencillamente que habrán desaparecido para siempre, sustituidos por los nuevos cielos y la nueva tierra y ya sin posibilidad alguna de volver a ser implantados.
¿Acaso no se trata de que Jesús precisamente ha de reinar a la tierra y a ese cielo durante ese milenio y que lo hará con “vara de hierro”?
No Sr. Guttmann, porque aquí no estamos hablando de cielos y tierra literales y que queda claro a través de las Escrituras que son inamovibles e imperecederos, sino que estamos hablando de cielos y tierra figurativos, como creemos haberle explicado; Jesucristo (y sus asociados) y en calidad de “nuevos cielos”, gobernará sobre la “nueva tierra” de 2Ped. 3:13 y como ya hemos comentado, porque el cielo anterior y la tierra anterior (los gobiernos y sociedad humana que conocemos actualmente), habrán sido destruidos:
“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron y el mar ya no existe más.” (Rev. 21:1).
Y en cuanto a gobernar con “vara de hierro”, eso y según el Salmo 2, no aplica durante el período milenial y, si hay algo de inflexibilidad, tendrá que ver en todo caso con aquellos resucitados inicuos e impenitentes y que rápidamente serán eliminados, dado que el registro inspirado nos dice que no tienen remedio o posibilidad de arrepentimiento:
“Aunque se muestre favor al inicuo, simplemente no aprenderá justicia. En la tierra de derechura (el milenio) actuará injustamente y no verá la eminencia de Jehová.” (Isa. 26:10). (Acotación nuestra)
Pero de ninguna manera ello eso significa que sobre personas obedientes y sumisas como fueron por ejemplo Abrahán, Jacob, David, etc., o personas de idénticas características y que hayan sido merecedoras de ser pasadas con vida a través de la “gran tribulación”, el que se las tenga que gobernar con “vara de hierro”, pues estas, evidentemente, no necesitarán ser tratadas con tal dureza. Nos sorprende y por el sentido de su pregunta, que usted no sepa que dicha expresión de “gobernar con vara de hierro” y en el Sal. 2, se coloca en un contexto de enfrentamiento entre Dios y las naciones al servicio de Satanás, como queda claro en el verso 9 de dicho salmo y refiriéndose a naciones opositoras, cuando dice que “las quebrarás con cetro de hierro, como si fueran vaso de alfarero las harás añicos” y lo que sitúa la acción en un contexto bélico de enfrentamiento brutal, eso es, en el momento de la batalla de Armagedón y no de una actitud que tenga que ver con alguna forma de gobernación durante el milenio.
¿Qué les significa eso de “estar de pie” tratándose de esos muertos, grandes y pequeños que estarán delante de ese trono?
Si entendemos su pregunta, significa la oportunidad que tendrán todas aquellas personas muertas que estén en el recuerdo de Jehová, de resucitar y recibir la oportunidad de poder ganar la vida eterna, prescindiendo de lo importantes (grandes) o insignificantes (pequeños) que hayan sido en su vida anterior.
De ser así, que los muertos entonces en ese milenio serán juzgados con base en las cosas escritas en los libros, y de acuerdo a sus obras, entonces, ¿qué sentido tiene que después del milenio sea suelto Satán?
Pues el mismo sentido que tuvo el hecho de que nuestro Creador permitiera que nuestros primeros padres, Adán y Eva, fueran también sometidos a prueba por dicho personaje…… ¿no le parece?
¿Cuándo serán juzgados aquellos que acepten las ofertas o propuestas de Satán, precisamente después del milenio?
Desde luego, Sr. Guttmann, que sus preguntas son sorprendentes y propias de un inexperto en temas bíblicos, porque ¿le parece a Ud. poco juicio, el ser consumidos de inmediato en el mismo momento de su rebelión, directamente por el fuego devorador de Jehová y lo que significará su destrucción eterna?
Revelacion 20:9, aclara que descenderá “fuego del cielo” que los devorará. ¿Qué tipo de fuego los devorará si ya fueron juzgados y enviados al lago de azufre y de fuego?
¿Y dónde lee Ud. en la Biblia, que aquellas personas que se adhieran a Satanás al final del milenio y después de alcanzar la perfección durante el milenio y como es el caso, ya han sido anteriormente juzgadas y enviadas al lago de fuego y azufre? De verdad que nos gustaría saberlo.
Según ustedes, enseguida que regrese Jesús, el mar entregará a los muertos que están en él, y eso mismo lo harán la Muerte y el Hades, para ser juzgados, cada uno según sus obras.
Si así es, que al iniciar el milenio, la Muerte y el Hades serán lanzados al lago de fuego y en ese período se dará “la muerte segunda y el lago de fuego”, ¿para qué entonces será suelto Satán de su prisión y a quiénes de las naciones logrará engañar?
Durante el milenio, la muerte como causa directa del pecado, habrá desaparecido, pero no así, la muerte provocada por un juicio adverso de Dios y que es algo muy distinto; y permítanos señalarle, que “la muerte segunda y el lago de fuego”, no son dos entes distintos entre sí, como parece indicar en su escrito, sino que el lago de fuego significa la muerte segunda o destrucción eterna de parte de Jehová. Y en cuanto a que Satanás sea soltado de su prisión, no tiene más objetivo que el de poner a prueba la lealtad del ser humano, una vez alcanzada la perfección, como fue en el caso de nuestros primeros padres, Adán y Eva…… ¿y a quiénes logrará engañar? Pues nos imaginamos que a todos aquellos que durante el milenio se habrán dedicado a disfrutar de los beneficios materiales del mismo y sin prestar demasiada atención a las provisiones espirituales, contenidas en los “nuevos rollos” que se abrirán y destinadas a capacitar y fortalecer al ser humano para enfrentarse a dicha última prueba.
¿Es a partir del milenio que se dará ese juicio cuando se tendrá en cuenta que el que no se halle inscrito en el libro de la vida será lanzado al lago de fuego?
Y como no tenemos muy claro si su pregunta se refiere a partir del “inicio” o del final del mismo, tenemos que aclararle que es al final del mismo...... ¿o cuando, según Ud., se produce la resurrección citada por Pablo en Hech. 24:15 que aplica a dichas personas y que les dé tiempo suficiente para mostrar que son merecedoras de dicho castigo eterno? Pero no olvide, en todo caso, que estamos hablando de una “prueba” y no de un “juicio” al uso, tal como entendemos el significado de dicha expresión.
Revelacion 20:7-11 advierte que “cuando se cumplan los mil años, Satanás será soltado de su prisión y saldrá para engañar a las naciones que están sobre los cuatro puntos cardinales de la tierra.”
¿Cuándo será juzgado Gog y Magog?
A nuestro entender, dicho personaje citado en Ezeq. 38-39 y que aparece al término de los mil años, siendo el cabecilla visible de esas naciones engañadas por Satanás y de las que nos acaba de mencionar, será juzgado en el mismo momento que serán juzgados dignos de destrucción sus seguidores, eso es, inmediatamente después de su acto de rebelión y al descender sobre ellos el fuego devorador de la ira de Jehová, con lo cual serán destruidos eternamente.
Si ha de haber ese juicio del trono Blanco sobre las naciones a partir del milenio, ¿qué sentido tiene que Jesús reine con “vara de hierro”?
Esa pregunta ya ha sido respondida, por lo que nos remitimos a la respuesta dada.
Y en cuanto al comentario de pasar a vivir eternamente de forma física en el lado de fuego y azufre, y según Rev. 20:14, ¿nos podrían explicar qué muerte y qué Hades serán arrojados al lago de fuego?
En primer lugar, ese disparate de vivir eternamente de forma física en el lago de fuego y azufre, nos permitimos recordarle que es una afirmación de su propia cosecha, pues nosotros no hemos mencionado nada de ello. Luego el que nos tendría que explicar cómo es posible vivir física y eternamente en dicho lago de fuego y azufre y que simboliza la destrucción eterna de parte de Jehová, es usted ¿no cree, Sr. Guttmann? Porque eso es lo que nosotros le preguntábamos y aún no nos ha dado una respuesta; dicho esto, veamos ahora que nos dice Rev. 20:14, citado por usted:
“Y la muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esto significa la muerte segunda: el lago de fuego.”
En segundo lugar, la muerte que será arrojada al lago de fuego y como ya antes le hemos dicho, será la que sufrimos como consecuencia del pecado de Adán y en cuanto al “hades”, no es más que el sepulcro común de la humanidad y que también desaparecerá de la existencia, con lo cual ya no se verán nunca más, las tristes imágenes de los cementerios abarrotados de tumbas: eso es lo que será arrojado al lago de fuego y por tanto, destruido eternamente.
¿Qué diferencia hay entre la muerte y el Hades?
Pues que la muerte es la cesación de la vida en una persona y lo que, mediante destrucción orgánica la lleva a la desaparición física de la misma, mientras que el “hades”, como hemos dicho, es el sepulcro o sepultura común de la humanidad y lugar en el que acabamos todos. Y la expresión “hades”, adicional y distinta a la expresión “muerte”, tiene su importancia en el propósito de Jehová, de transmitirnos determinada idea relacionada con el tema de la resurrección y que nos imaginamos, usted deberá de saber.
¿Qué sentido tiene que todos los muertos justos e injustos resuciten si después los injustos han de sufrir – en dicho lago- la muerte eterna? ¿Volverán a morir?
Obviamente el sentido de dar a todas aquellas personas que han muerto a través de todos los siglos, excepción hecha de aquellos que han recibido condenación directa de Jehová (los habitantes de Sodoma y Gomorra, por ejemplo), la oportunidad de alcanzar la vida eterna en un futuro paraíso aquí en la tierra, pues recordemos que la muerte borra o exime a uno del pecado adámico (Rom. 6:7) y por lo que no puede ser juzgado por los pecados cometidos en su vida anterior; luego con su resurrección, se le ofrece dicha oportunidad. Y aquellos que no habrán apreciado dicha oportunidad, durante el milenio y por ello no consiguieron inscribir su nombre en el libro de la vida, pues sí Sr. Guttmann, volverán a morir (no por causa del pecado) y ya de forma definitiva, como por ejemplo, Adán y Eva que tampoco mostraron dicho aprecio y por lo que no serán resucitados, porque fueron condenados por Jehová a una muerte sin resurrección, eso es, de destrucción eterna.
Ustedes dicen que al final de los mil años “no parece” haber un juicio. Aquí los “pareceres” se pueden ir por el río de las interpretaciones o tergiversaciones. ¿Dónde dice que se tratará de “una prueba a la que someterá Jehová, por medio de soltar a Satanás, para extraviar a las naciones y los que le sigan, “numerosos como la arena del mar”, según el registro bíblico, serán automáticamente destruidos por fuego que baja del cielo (Rev. 20:9)?
Sr. Guttmann, si nosotros empleamos dicha formulación, es sencillamente para no parecer dogmáticos a los ojos de los que nos puedan leer, pero está más claro que el agua que de lo que nos habla la Biblia es de una “prueba” y usando el sentido común, máxime cuando tampoco se nos habla de que en ese momento se produzca resurrección alguna…… luego dejemos que sea el contexto el que nos diga qué ocurre en ese crítico momento. Para ello, notemos que antes de ser soltado Satanás al final del milenio, se tienen que haber producido “la restauración de todas las cosas” (Hech. 3:20-21), lo cual implicaría el hecho de que el ser humano ya habrá alcanzado la perfección de la que en su día gozaron Adán y Eva…… y sinceramente no creemos que haya necesidad de poner por escrito, que nuestros primeros padres cuando les fue propuesta la insidiosa oferta satánica, no se enfrentaban a un juicio, sencillamente porque aún no habían hecho nada malo, sino que a lo que se enfrentaron en aquel preciso momento, fue a una prueba acerca de su lealtad a su Supremo Hacedor y ante la que fracasaron miserablemente, circunstancia que les condujo al pecado y en consecuencia, ahora ya sí, a un juicio de condenación eterna…… y eso, discúlpenos usted, pero en España lo saben hasta los niños de primaria.
Y puesto que ya habían sido advertidos por su Creador, acerca de dicha posibilidad (Gén. 2:17), en el mismísimo momento de pecar ya fueron condenados a muerte; luego lo mismo ocurrirá, al final de los mil años y en donde la humanidad ya en estado de perfección, no tiene necesidad alguna de ser sometida a juicio, porque sencillamente la propia perfección significa el haber alcanzado también el favor de Dios. Por lo tanto y solo es de sentido común, que a lo que se van a enfrentar sea a una prueba permitida por Jehová, paralela y con idéntico propósito a la que fueron sometidos nuestros primeros padres en Edén: con la finalidad de poner de nuevo bajo escrutinio, luego nada que ver con un juicio y que es muy distinto, la lealtad del ser humano en ese entonces, a su Excelso Creador; eso es, que cada uno y responsablemente, decida que opción tomar por sí mismo y no como ahora, que somos víctimas de la decisión tomada por otros, en este caso, por nuestros primeros padres y por la que tenemos que responder nosotros. Y prueba que unos superarán para vida eterna y otros no, con lo que incurrirán en destrucción eterna y circunstancia de la que ya se nos está advirtiendo, más de mil años antes de enfrentarnos a dicho problema en Rev. 20:7-10.
¿Necesita Yehovah -por medio de Satán- extraviar a las naciones que sobrevivieron al juicio del trono Blanco?
¿Por qué cree Ud., que Jehová lo permitió con Adán y Eva?
Si no han de “estar vivos físicamente en ningún lugar”, ¿para qué entonces los resucitaron, para morir otra vez?
Pregunta y ya nos disculpará usted. Sr. Guttmann, un tanto rocambolesca y que no entendemos, pues no sabemos a quiénes se refiere cuando nos habla de esos que no han de estar “vivos físicamente en ningún lugar”; por lo tanto nos vamos a aventurar, pensando y en función de la pregunta anterior, que nos habla de los que sobreviven a la “gran tribulación” final y a aquellos que son resucitados durante el milenio y que cómo le acabamos de explicar, para que tuvieran la oportunidad de decidir por sí mismos y con ello, la posibilidad de vivir eternamente ¿para qué iba a ser, si no? Otra cosa es que uno aproveche la ocasión o no: si uno la aprovecha tendrá vida eterna y si no lo hace, pues destrucción eterna; porque ¿no es eso lo que leemos en las Escrituras, Sr. Guttmann? Por otra parte ¿de dónde saca usted la disparatada idea, de que los que sean arrojados al lago de fuego, serán mantenidos físicamente vivos por una eternidad en dicho lugar? ¿No hemos quedado en que, según Rev. 20:14, dicho lugar significa “la muerte segunda” o destrucción eterna de parte de Jehová?
De ser asi, ¿dónde dejamos esta ley: “Entonces, tal como está establecido que los hombres mueran una sola vez, y después el juicio” (Heb. 9:27).
Esta Ley Sr. Guttmann se ha venido cumpliendo desde que el mundo es mundo, ¿o ha visto usted morir a alguien dos veces? Vamos a ver si somos un poco serios y sabemos realmente de qué estamos hablando: en ese contexto, el escritor de Hebreos está hablando de la muerte como consecuencia del pecado arrastrado desde Adán, el cual es expiado por el sacrificio de Cristo, precisamente para que tengamos mediante ese “día de juicio”, la oportunidad de acceder a la vida eterna; porque claramente nos dice Rom. 6:23, que “el salario del pecado es la muerte”, por lo tanto cuando uno ha muerto ya ha cancelado su deuda, como nos pone de manifiesto el siguiente pasaje:
“Porque el que ha muerto ha sido absuelto de su pecado.” (Rom. 6:7).
Luego cuando después de ser uno resucitado, se enfrenta a la muerte segunda o eterna, no es ya como consecuencia del pecado heredado, sino de su obstinación en no seguir el derrotero correcto y con lo que no muere dos veces por el mismo pecado y a eso se refiere Hebr. 9:27. Luego esta Ley continúa en vigor: uno muere una sola vez por el pecado adámico y después de su resurrección, se inicia un juicio de mil años en donde seremos todos ayudados por la capacidad sacerdotal de esos que nos gobernarán (Rev. 20:6) y que tanto puede ser de salvación, como de muerte eterna, dependiendo de la actitud de cada cual durante dicho período de tiempo, pero que ya es otra cosa.
Y hasta aquí hemos llegado, esperando haber dado satisfacción de forma correcta a todas y cada una de las preguntas formuladas y que, sinceramente, nos han parecido de un nivel bajísimo e impropias de un señor que está impartiendo enseñanza bíblica por ahí. Por cierto, continuamos sin saber, en que se funda el Sr. Guttmann para colocar el “gran trono blanco” de Rev. 20:11 al final de los mil años, así de cómo se lo monta para conseguir que los arrojados al lago de fuego y azufre y que significa la muerte segunda o destrucción eterna (Rev. 20:14), consigan mantenerse físicamente en vida eternamente dentro del mismo…… porque de eso y sobre lo que se basaban nuestras preguntas, no nos ha dicho ni palabra. En fin queridos amigos, visionen ustedes el video en cuestión y saquen sus propias conclusiones.
MABEL
(Artículo revisado el 07/10/13).
viernes, 5 de marzo de 2010
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